Queridos jóvenes... "Al desearles de corazón Feliz Pascua de Resurrección Les grito nuevamente "ha resucitado Cristo mi Esperanza". Qué bueno gritar hoy, otra vez, a los jóvenes: "No tengan miedo, Cristo ha resucitado, Cristo vive y sigue haciendo camino con nosotros". Seamos, queridos jóvenes, verdaderos testigos de la Esperanza. Eso exige creer de veras. Pero para poder proclamar la resurrección de Cristo, hay que tener una especie de experiencia de Cristo de la Pascua, del Cristo resucitado. Queridos amigos, esta vida nueva nos impone un estilo de amor nada común, heroico, generoso, alegre y servicial. La esperanza es comunión, es caminar juntos. No sólo caminar juntos con el Cristo que va haciendo camino con nosotros, sino caminar juntos con aquel que Dios ha puesto a nuestro lado. Qué bueno mirar a la luz de la fe todo lo que ocurre, y saber que si bien la peregrinación es larga es bueno caminar en la vida dándonos las manos! Pero esto exige un cambio interior, exige que vivamos de veras nuestra vida con Cristo, en Dios. Que vivamos la construcción positiva del amor en la fecundidad de la entrega generosa a los hermanos. Hoy es el día de la esperanza, pero también es por esencia el día del compromiso en el amor. Queridos jóvenes la única fuerza que puede cambiar el mundo es el amor, la única forma de cambiar las estructuras y construir un mundo nuevo, es con el amor. Pascua, día del amor, día de la esperanza. La esperanza es caminar juntos. Qué bueno, mis queridos jóvenes, si hoy sentimos que alguien a nuestro lado nos dice: "no tengas miedo, no estás solo caminamos juntos!. Qué bueno si nos acercáramos a alguien que vacila en su fe, a alguien a quien el dolor oscurece el camino y le decimos: " No tengas miedo yo también voy caminando a tu lado". Queridos jóvenes, amigos, quiero gritarles nuevamente "ha resucitado mi Esperanza". Una esperanza que es seguridad, que es comunión y compromiso. Que nuestra Señora de la Esperanza, Virgen del silencio y la espera, Virgen que sufrió la cruz y por eso supo lo que era esperar, encienda en el corazón de ustedes, mis queridos en el corazón de nuestros hermanos, en mi corazón, la luz inextinguible de una esperanza que tiene que ser contagiosa para cambiar al mundo. Que así sea". Cardenal Eduardo Pironio.