1 Manuel Antonio Jurado Ordóñez Qco. Por la simplicidad de sus orígenes y la eficacia de sus resultados, pocos fármacos pueden contar en su haber con una historia tan llena de éxitos tan amplia por todo el mundo, una continuada permanencia durante tantos años como fármaco esencial para el tratamiento del dolor y una versatilidad que lo haga tan útil en nuevas enfermedades que asegura que éste tenga un puesto de honor entre los medicamentos que más beneficios están rindiendo a la humanidad. Mucho tiempo tuvo que transcurrir para que los científicos alemanes sintetizaran el principio activo del sauce: el ácido salicílico. En 1888 los químicos de la compañía Bayer, en aquel entonces importante industria de los tintes, a partir del paranitrofenol, sustancia de desecho de los tintes, sintetizan la fenacetina, primer fármaco de Bayer y un verdadero éxito para la compañía. Los nuevos laboratorios farmacéuticos de Bayer se llenaron con más de 90 químicos investigando a tiempo completo y se asignó la tarea de investigar variantes del ácido salicílico a un joven químico de 29 años, Félix Hoffman, cuyo padre padecía de reumatismo crónico tratado con ácido salicílico, el cual había destrozado su estómago y así fue como el 10 de Octubre de 1987, Hoffman describe la forma pura y estable del ácido acetil salicílico. Los tres enemigos de todo ser vivo, la muerte, el dolor y la enfermedad, han intentado ser vencidos por la fuerza de la inteligencia hoy y en todos los tiempos; la unión entre la inteligencia y la naturaleza tienen en la aspirina el ejemplo de un resultado de innegable utilidad. Aspirina es un nombre propio y también el nombre genérico del ácido acetilsalicílico, sintetizado a partir de ácido salicílico en 1897 mediante un procedimiento que, por primera vez, permitía generar a mayor escala un producto más estable y puro que los métodos precedentes. El nombre Aspirina y el de su homónimo químico, el ácido acetilsalicílico, llevan las huellas de su origen: Ya en la medicina china y en Egipto se difundieron los efectos antipiréticos y analgésicos de la corteza del sauce blanco, una salicilácea llamada Salix alba. 2 En 1828 se aísla el principio activo del extracto de Salix alba, un glucósido del ácido ohidroxibencílico y se lo denomina Salicina que es un precursor del ácido salicílico. Entre 1828 y 1835 se mejora el método de aislamiento de salicina de la corteza de sauce y se oxida la salicina para dar ácido salicílico; la síntesis del ácido salicílico en el laboratorio hizo más accesible al precursor de la aspirina y coincidió con el auge de la síntesis química en Europa, sin embargo, aunque estaba bien probada su eficacia analgésica, el problema que suscitaba la administración del ácido salicílico a pacientes, además de su gusto amargo, era la erosión del epitelio gastrointestinal con lesiones que restringían su uso. En 1897 se encomienda a Félix Hoffman un químico del laboratorio Bayer retomar los ensayos previos de Von Gherhardt para la síntesis de un derivado acetilado del ácido salicílico y, en un manuscrito fechado en octubre de 1897, queda documentada la síntesis del ácido acetilsalicílico con la firma de Hoffman Entre 1898 y 1899 se realizaron estudios en animales de experimentación para demostrar sus propiedades farmacológicas y luego ensayos clínicos en los que se demostró que este derivado acetilado era igualmente efectivo para tratar el dolor y la fiebre que su precursor, el ácido salicílico, pero mejor tolerado por los pacientes. Una vez probada su eficacia clínica, Bayer solicita la patente del procedimiento de síntesis de la aspirina –ya que el compuesto sintetizado no era un compuesto nuevo- y en 1899 bautiza a la recién llegada con el nombre aspirina, según cuenta la historia a por acetil y spirin por spirea, una de las primeras fuentes de su precursor salicílico y el sufijo in usado en otras drogas de la época. El desarrollo de la aspirina se entrama en la estrategia de desarrollo de fármacos más característica de la época, esto es: la demostración del efecto terapéutico de un extracto vegetal, el aislamiento de un principio activo y, en muchos casos, la identificación de una molécula precursora con ese mismo efecto, que luego es sintetizada y modificada para mejorar su relación eficacia/inocuidad, relación demostrada por ensayos en animales de experimentación y luego en ensayos clínicos. La estrategia de búsqueda de compuestos candidatos en fuentes naturales para usarlos o modificarlos químicamente se sigue usando en la actualidad, mediante el relevamiento por la industria química de miles de compuestos provenientes de distintas fuentes como plantas, microorganismos u organismos marinos. La aspirina es el fármaco analgésico más utilizado, siendo también un potente agente antipirético y antiinflamatorio. Aunque se conocen numerosos compuestos con propiedades analgésicas. Por esta razón, la aspirina se usa en muchas preparaciones y conjuntamente con un gran número de otros medicamentos. El propio ácido salicílico es un analgésico. En realidad, es éste el producto que puede extraerse de varias plantas medicinales capaces de aliviar el dolor. Inicialmente, el fármaco se administró en forma de sal sódica. Sin embargo, el uso del salicilato sódico producía molestos efectos secundarios, y pronto se buscó una modificación del fármaco que retuviese las terapéuticas de este compuesto, sin presentar los efectos secundarios indeseables. Por tratamiento del ácido salicílico con anhídrido acético se obtiene el ácido acetilsalicílico, un compuesto tan eficaz como el salicilato sódico, pero de reducidos efectos secundarios. El mismo tipo de estrategia se empleó más tarde para la modificación de otro potente analgésico, la morfina. En este caso el problema consistía en su capacidad de crear adicción y, con la idea de solventarlo, se acetiló la morfina, obteniéndose la diacetilmorfina o heroína. No hay que decir que, en este caso, la estrategia no tuvo el mismo éxito que con el ácido salicílico. Es interesante observar que, aunque las estructuras de la aspirina (ácido acetilsalicílico) y de la esencia de gaulteria (salicilato de metilo) son muy similares, la primera es un analgésico mientras que la segunda se emplea principalmente como agente aromatizante. El ácido acetilsalicílico es un éster de ácido acético y ácido salicílico (este último actúa como "alcohol"). Aunque se pueden obtener ésteres de ácido por interacción directa del ácido acético con un alcohol o un fenol, se suele usar un sustituto del ácido acético, anhídrido acético, como agente acetilante. Éste permite producir ésteres de acetato con velocidad mucho mayor, que por la acción directa del ácido acético. La reacción de esterificación que tiene lugar se indica a continuación: Ácido salicílico Anhídrido acético Ácido acetilsalicílico En la práctica, aunque el ácido salicílico puede extraerse de plantas como el sauce, suele obtenerse por síntesis mediante la carboxilación del fenol. En la reacción se transforma un fenol en un ácido fenólico por la acción de una base y del dióxido de carbono. A escala industrial es una reacción muy eficaz. El fenol puede prepararse a partir de diversos compuestos aromáticos (como el benceno, el clorobenceno o el isopropilbenceno) procedentes del petróleo. De este modo, el precio del petróleo puede determinar, en última instancia, el coste y disponibilidad de fármacos como la aspirina. REFERENCIAS Pérez Leirós, Claudia (2010). La aspirina y los caminos diversos del desarrollo de nuevos fármacos. Química Viva, 9(2),65-75.[fecha de Consulta 3 de Mayo de 2020]. Disponible en: https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=863/86314868003 Ramírez Labrada, Félix A, Plana Ramírez, Annia, Ferrandiz Ramírez, Dania, Ramírez, Ariel, & Ramírez Milán, Obdulia. (1999). La aspirina. El medicamento del siglo. Revista Archivo Médico de Camagüey, 3(3) Recuperado en 03 de mayo de 2020, de http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S102502551999000300011&lng=es&tlng=es. 3