En el prólogo Cervantes describe al lector como "desocupado, carísimo, suave, ocioso o curioso" , lo que pone evidencia de "lector modelo" que deseaba a para obra. Piglia dice que la lectura es una representación espacial, es decir, que el lector es capaz de apropiarse de todo mediante la lectura, incluso de los papeles que encuentra en la calle, es es la condición material del lector moderno. También plantea que algunos son lectores puros, para ellos no solo es una practica sino una forma de vida. Teniendo en cuenta la conferencia de Borges en relación con "El Quijote" para el autor la literatura recobra vida en cada uno de los lectores. Entramos y salimos de nuestras propias lecturas, en una suerte de divertido juego. Nosotros al igual que Cervantes con su libro, formamos parte de un sueño que supone la lectura. Y la realidad, también forma parte de ese Buenas noches, al leer el material y reflexionar sobre las afirmaciones de Borges, puedo afirmar que es así como se siente leer un personaje tan complejo y a la vez tan simple como Don Quijote. Borges afirma: “(…) siempre hay placer, siempre hay una suerte de felicidad cuando se habla de un amigo. Y creo que todos podemos considerar a Don Quijote como un amigo. Esto no ocurre con todos los personajes de ficción (…)”. Y es así como al entrar al mundo de Cervantes nos adentramos primero como lectores despreocupados como lo describe el mismo en su prólogo, pero a medida que avanzamos y nos descubrimos desde la mirada del autor, le empezamos a buscar el sentido, esa perspectiva única que desde su narración nos adentra y nos lleva a un viaje inusual como el mismo Quijote. Y este viaje inusual es el que nos da ese sentimiento de felicidad, de amistad, que en la experiencia lectora vamos no solo conociendo la historia, al personaje y al autor, si no a nosotros mismos como participes lectores apasionados e imperfectos, pero encontrando dicha en la experiencia misma de leer.