En cuanto a la creación literaria, de formularon preguntas sobre el proceso creativo de algunos de sus libros. Guadalupe contó la siguiente anécdota sobre su obra Después del invierno: le tomó más de diez años terminarlo, no sólo porque fue el tiempo que tardó en planearlo, escribirlo e investigar sobre lo que desconocía culturalmente que era importante para el texto, sino que realizó interrupciones para escribir otros de sus libros. Por esto, se refirió al proceso de escritura como la serie de cambios en el texto que permiten crear un producto final, pues el texto siempre se puede convertir en otra cosa. Hacer literatura, dijo, es importante por los beneficios que aporta a uno mismo cuando se tiene algo que se quiere expresar; y como “la literatura necesita vida”, hay que entregarse por completo para poder conectarse con los lectores. Son estos textos, los que tienen una carga emocional, los que más gustan pues cuando uno habla de lo que tiene que contar se puede hacer una conexión íntima con los lectores. Sin importar el lugar de donde provenga el libro o el lector, la identificación personal es posible, pero es esencial que el autor y el lector tengan la apertura necesaria para lograrlo. Para Guadalupe Nettel lo real y lo imaginario confluyen, y aunque el texto sea de ficción, hay verdad en las emociones que se le imprimen. Se debe decidir qué es lo que se va a contar, y puso de ejemplo El cuerpo en que nací, en donde ella quiso contar sobre la marginalidad desde diferentes ángulos (el físico, el extranjero, el de otra lengua).