COMPOSICIÓN FÍSICA DE LA MATERIA VIVA Las variaciones morfológicas, estructurales y químicas que, de un modo cíclico, ofrecen todos los protoplasmas vivientes, vegetales o animales, unicelulares, o pluricelulares, son tan peculiares y exclusivas de la materia viva, que es preciso considerarlas siempre en primer término en todo trabajo de investigación de su estructura. Prescindiendo de los determinados por modificaciones de los núcleos atómicos, las ciencias distinguen hoy, como estados especiales de la materia, el gaseoso, el líquido, el amorfo, el cristalino y el coloidal. Hay también un, verdadero estado iónico. En cada uno de ellos la materia ofrece propiedades particulares, superpuestas ó adicionadas a las generales y comunes. Dentro de tal clasificación, la materia viviente resulta incluida en el estado coloidal. Pero es evidente que, además de los caracteres generales propios de tal estado, ofrece constantemente otros especiales, típicos, que determinan una separación radical del conjunto de los coloides ordinarios. Por tanto, se trata de un estado, el viviente, que algunos han llamado eucoloidal, el cual no se presenta en coloide alguno aislado, sino únicamente en la asociación natural, compleja y armónica, de los diversos materiales protoplásmicos. Esta asociación nunca ha podido ser realizada artificialmente en los laboratorios. Los distintos coloides reunidos en el complejo coloidal viviente adoptan una estructura dinámica, propia y exclusiva de la materia viva, y que implica su heterogeneidad. Cada uno de los constituyentes la ofrece en tanto está asociado con los restantes del conjunto vivo, pero la pierde en el momento que aquella asociación es rota. El mantenimiento de esta estructura dinámica eucoloidal sólo es posible dentro de condiciones físicas y químicas muy concretas. Cualquier variación en aquellas condiciones que exceda de ciertos y marcados límites, determina inmediatamente la destrucción de estructura tan inestable y la consiguiente muerte del protoplasma, que, entonces, sólo presenta las características de los coloides inertes. Hemos dicho antes que la estructura microscópica del protoplasma varía de un modo continuo, siguiendo un ciclo irreversible y que, por tanto, su representación sólo podría hacerse cinematográficamente. Ello es inevitable consecuencia de la estructura dinámica, fundamental de su materia; ésta no puede ser concebida ni representada del modo cómo lo hacemos en una sustancia cristalina, en una molécula celulosa o en un micela de proteína. Probablemente, en el' conjunto del Cosmos los protoplasmas representan un estado especial de la materia, al cual podemos llamar dinámico, en sentido intrínseco, es decir, autodinámico. Y como sucede con todos los estados que la materia adopta, sólo, puede presentarse dentro de determinadas condiciones físicas y químicas, tanto intrínsecas como extrínsecas, y tan limitadas en este caso, que únicamente en la estrecha zona llamada Biosfera de nuestro planeta se manifiesta; Hasta hoy, ningún indicio permite suponer la existencia de materia viva en "otros planetas, ni en astro alguno fuera de la Tierra. Las ideas actuales sobre la estructura de la materia viva tienen su punto de partida en los datos físicos y químicos, conocidos y comprobados, de los sistemas coloidales. Como se deduce de lo anteriormente expuesto, estas modernas teorías no pasan de la categoría de hipótesis de trabajo. Pero, en sus líneas generales, están bien fundamentadas.