Subido por Carmen Diaz

COCINA MOLECULARRiesgopara la salud

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COCINA MOLECULAR ¿UN RIESGO PARA LA SALUD?
Gelatina de Cerveza
La alta cocina no deja indiferente a nadie. Ni siquiera a los propios cocineros. Hace unos años,
tuvo lugar una polémica que hoy en día sigue vigente sobre los ingredientes que se utilizan en
las nuevas tendencias gastronómicas: la cocina tecnoemocional y la gastronomía molecular.
Estos dos términos hacen referencia a las creaciones de chefs que van un poco más allá de la
cocina tradicional o la de vanguardia. Chefs atrevidos y curiosos, mentes inquietas que no solo
se conforman con mostrar sus cualidades, sino que además pretenden desafiar las leyes de la
física.
¿Qué es la cocina tecnoemocional? ¿Y la gastronomía molecular? Pues bien, estos dos términos
van de la mano ya que la cocina tecnoemocional es el fruto que ha dado la gastronomía
molecular, que es la mezcla entre física y técnicas culinarias, con las que los grandes chefs
mundiales elaboran sus platos más distinguidos. Procedimientos como esferificaciones, aires,
espumas, deconstrucciones, espesamientos… todos y cada uno de ellos son el resultado de una
estrecha relación entre la física y la cocina.
La cocina que utiliza este tipo de técnicas es la llamada cocina tecnoemocional, en la que se
mezclan tanto la tecnología de los alimentos, como los cinco sentidos del comensal. A través de
ella se expresa algo más que una experiencia gustativa y es que el término “comer más por los
ojos que por la boca” se hace realidad en este tipo de cocina.
Pongamos un ejemplo, ¿Cómo se puede lograr un caviar de melón, o unas esferas perfectas de
tomate? La esferificación es la propiedad que nos da la física para gelificar un líquido y en este
estado utilizarlo como componente de un plato. Así pues, la física abre nuevas rutas para los
genios de la gastronomía.
Pero como toda revolución, la de la gastronomía también tiene dos vertientes. Los que están a
favor de la utilización de estas nuevas técnicas y los que están en contra.
Liderando los dos bandos se encuentran Ferran Adrià con su Fundación Alícia (Alimentación y
Ciencia) y en el lado opuesto Santi Santamaria (el Racò de Can Fabes) con su lucha contra los
ingredientes perjudiciales reflejada en su libro La Cocina al Desnudo en el que tacha a los
grandes chefs de “dar de comer a sus clientes platos que ni ellos mismos comerían”.
Pero no son los únicos profesionales que han tomado parte en esta polémica sobre si la ciencia
en la gastronomía debería estar presente. Otros afamados personajes, ya no solo del mundo de
la cocina también han opinado sobre el tema.
El debate comienza cuando la nueva tendencia gastronómica, conocida como cocina molecular,
necesita de aditivos para realizar las innovadoras técnicas con las que se elaboran platos para
jugar con los cinco sentidos del comensal. Estos aditivos, no solo son elementos innecesarios
para determinados alimentos, sino que pueden llegar a ser perjudiciales al ser ingeridos por las
personas.
La gran mayoría de las recetas de los mejores chefs del mundo utilizan estos aditivos para
proporcionar formas espectaculares, texturas innovadoras y construcciones llamativas para que
la cocina pase a ser más que un simple placer gustativo, un gran espectáculo.
Veamos algunos ejemplos, según el libro Cocina Molecular del periodista gastronómico
argentino Eduardo Casalins.
La utilización de aditivos como el citrato de sodio (E 331), utilizado para las esferificaciones, en
cantidades no recomendadas puede tener consecuencias graves para la persona que lo haya
ingerido, así como ser muy peligroso para los alérgicos al moho, pues en su fabricación se
emplean mohos del tipo Aspergillus niger.
El empleo del E 400 (ácido algínico) que se da para elaborar caviares de frutas, raviolis esféricos
de mango o raviolis esféricos de té entre otros, no es absorbido por el cuerpo, y en grandes
cantidades puede impedir la absorción de oligoelementos. Por ello, es un aditivo prohibido en
la alimentación de lactantes y niños pequeños.
Otro aditivo problemático es el E 407 (carragenatos) utilizado en los grandes restaurantes para
gelatinizar. Este ingrediente se expulsa sin digerir y podría afectar a la absorción de nutrientes.
El Comité Científico para la Alimentación de la Comisión Europea recomienda reducir al máximo
el contenido de este aditivo.
Por último, un aditivo más. El E 415, también conocido como Xantana. Éste sirve como
espesante en recetas como la sangría blanca en suspensión o la crema de jamón ibérico. El
aditivo E 415 puede tener efectos laxantes o dar lugar a reacciones cutáneas o reacciones
alérgicas de las vías respiratorias.
La gastronomía molecular emplea de estos ingredientes que, aunque son prescindibles para
cualquier receta, son muy necesarios para los resultados tan llamativos que tienen las grandes
elaboraciones.
En la disputa sobre el uso de estos aditivos, grandes cocineros españoles como Juan Mari Arzak,
Carlos Arguiñano, Pedro Subijana o Sergi Arola defienden al impulsor de la cocina
tecnoemocional, Ferran Adrià acusando a Santi Santamaria de “tenerle envidia por su exitosa
carrera“. Pero esta polémica se agudizó más aún cuando en 2011 Santi Santamaria falleció de
un infarto de miocardio. Esta noticia acongojó al mundo de la gastronomía y suscitó las
opiniones de algunos afines a la defensa de la gastronomía sin añadidos.
Pero en el mundo de la gastronomía molecular no solo los cocineros son quienes toman
partido. Científicos, nutricionistas y críticos gastronómicos también tienen mucho que decir
sobre este tema.
La nutricionista Irene García, especialista en tecnología de los alimentos, da su opinión sobre el
uso de aditivos de este tipo en la alta cocina. Y es que “los aditivos tienen efectos perjudiciales
conocidos y científicamente probados, sin embargo, pueden admitirse como ingredientes
porque en muy pequeñas cantidades, el efecto perjudicial es mínimo”.
Al fin y al cabo, el utilizar aditivos como ingredientes en recetas elaboradas por grandes
cocineros, no tiene por qué significar un atentado contra la salud del cliente. La alta cocina es
una experiencia gastronómica, por lo que no es habitual en la dieta diaria de una persona. Por
lo tanto, la ingesta de estos elementos poco recomendados no supone un problema cuando se
hace ocasionalmente y bajo manos expertas. Los grandes chefs no están solos ante las
investigaciones científicas que se llevan a cabo para dar lugar a recetas nunca antes vistas. Todo
su equipo, constituido por nutricionistas, técnicos en alimentos, físicos y cocineros hacen una
gran labor de investigación antes de someter al comensal a cualquier riesgo.
Aditivos para uso doméstico
El verdadero peligro viene cuando la industria pone a disposición del público este tipo de
ingredientes ya que para elaborarlos se necesita un conocimiento a fondo sobre ellos. La venta
de “polvos mágicos” para llevar a casa las técnicas culinarias más llamativas de la alta cocina es
realmente el problema que se debería evitar, ya que según Irene García, “la manipulación de
estos ingredientes en manos inexpertas no está recomendado porque no solo contaminan
productos o recetas que podrían ser más naturales sino porque en grandes cantidades su uso sí
puede ser perjudicial”.
Y es que la industria sabe venderlo todo. Gracias al marketing el cocinillas de estar por casa
puede aventurarse a crear sus propias esferificaciones, emulsiones, espumas, aires… pero sin
caer en la cuenta de que un mal uso de estos ingredientes puede ser perjudicial tanto para él
como para aquellos que degusten sus platos.
La gastronomía molecular en manos expertas permite al comensal vivir una experiencia nueva y
única gracias a las texturas, aromas, sabores y construcciones que se dan en esta nueva
revolución gastronómica, por lo que es muy recomendable disfrutar de la cocina
tecnoemocional al menos una vez en la vida.
El peligro del nitrógeno líquido
Nitrógeno líquido Restaurante El Cielo
Los grandes chefs, padres de la gastronomía molecular como Ferran Adrià o Pierre Gagnaire
utilizan en sus elaboraciones más preciadas el nitrógeno líquido como técnica de instantánea
congelación.
El nitrógeno líquido es un gas incoloro e inodoro que se condensa en forma de líquido para
utilizarse en la cocina. Su punto de ebullición es de -196 grados centígrados.
Su uso en pequeñas cantidades, con una extrema precaución y un detallado estudio no supone
ningún peligro para el cliente, ya que si se deja el plato reposar lo suficiente para que
desaparezca cualquier rastro de este gas, no llegará al estómago del comensal y no le causará
ningún daño interno.
La alarma salta en su manipulación. Los expertos hacen hincapié en las normas de uso para
evitar accidentes en la cocina. Según un estudio llevado a cabo por el Instituto de Investigación
del Hospital La Paz (IdiPaz), cualquier persona que manipule este elemento debe tener en
cuenta las lesiones que puede sufrir, como por ejemplo las quemaduras por frío o congelación
por contacto directo, ya que nunca se deberá manipular el nitrógeno líquido con las manos
desnudas.
En este estudio también se pueden advertir la peligrosidad de cualquier salpicadura en el ojo si
se trabaja muy de cerca con este gas, lo que provocaría un congelamiento de la membrana de
los ojos y graves quemaduras.
Otro riesgo que se corre en una cocina en la que se trabaja con nitrógeno líquido es la posible
asfixia al desplazar el oxígeno del aire. Es decir, la simple inhalación de este gas no es tóxica
pero debe hacerse en espacios abiertos en los que este elemento no pueda desplazar el
oxígeno necesario para la respiración.
El nitrógeno líquido da resultados espectaculares como en el caso de algunas recetas de Ferran
Adrià que mostramos en el siguiente vídeo, pero es un elemento que debe ser manipulado por
expertos y en las condiciones adecuadas.
Ciao a la cocina molecular
Cocina Italiana
El Ministerio de Sanidad italiano prohíbe la utilización de algunos aditivos en los restaurantes
del país y varios elementos químicos que son necesarios para llevar a cabo la cocina molecular.
Cualquier técnica que incluya elementos que puedan poner en riesgo la salud del comensal
queda prohibida en los locales de alta cocina italiana. Según la secretaria de Estado, Francesca
Martini, “con esta ley el gobierno italiano quiere garantizar la seguridad de los alimentos que se
suministran en los restaurantes”.
Sanidad no prohíbe la gastronomía molecular por completo, pero sí que tacha de ilegales
algunos elementos utilizados en ella como el caso del nitrógeno líquido.
Esta ley también obliga a los chefs a avisar al cliente en sus cartas de los aditivos empleados
que están admitidos por el Consejo Sanitario de la UE, para así poder dar a elegir al comensal si
quiere o no ingerir un ingrediente que puede ser perjudicial para su salud.
Esta medida ha causado un gran revuelo en la atmósfera gastronómica italiana, y es que
grandes chefs como Ettore Boccia (Grand Hotel Villa Serbelloni, Belagio) reclaman que “eliminar
elementos como el nitrógeno líquido sería dar cien pasos hacia atrás en la cocina”.
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