Neurociencia de la educación En este ensayo veremos cómo se fusionan los conocimientos sobre neurociencia, psicología y pedagogía para mejorar el aprendizaje, la neurociencia permite estudiar cómo aprende el cerebro y aplicarlo al día a día de la educación para mejorar la forma en que se enfoca el proceso de enseñanza y aprendizaje del saber y su relación con el facilitador como herramienta para construir conocimiento y su forma de ser difundido, las investigaciones de la Neurociencia han cobrado cada vez más interés en el mundo docente, dado que esta disciplina permite dilucidar cómo aprende, recuerda y olvida el cerebro, procesos importantes en la construcción de enseñanza y aprendizaje, según expertos en la materia. Los docentes también son conscientes de su relevancia. El 83,9% de los encuestados en un estudio del grupo de Investigación y Desarrollo Educativo Inclusivo (IDEI) de la Universidad de Málaga, sobre una muestra de más de 100 estudiantes de carreras docentes y profesores, piensa que la Neurociencia debe ser incluida en el currículo de la formación inicial, según ha informado María Jesús Luque Rojas, Doctora en Psicología especializada en Neurociencias y Psicobiología, en declaraciones a Educaweb. Neurociencia, Neurociencia educativa y Neurodidáctica: sus diferencias La Neurociencia investiga el funcionamiento del sistema nervioso y en especial del cerebro, con el fin de acercarse a la comprensión de los mecanismos que regulan el control de las reacciones nerviosas y su comportamiento. Las investigaciones en esta área han revelado, por ejemplo, que la curiosidad y la emoción juegan un papel relevante en la adquisición de nuevos conocimientos. Por su parte, la Neurociencia educativa es "una disciplina que pretende integrar los conocimientos neurocientíficos acerca de cómo funciona y aprende el cerebro en el ámbito educativo", explican Anna Carballo Márquez y Marta Portero Tresserra, psicólogas y doctoras en Neurociencias en su libro 10 ideas clave. Neurociencia y educación. Aportaciones para el aula (2018). La Neurociencia aplicada a la educación o Neurociencia educativa es denominada también como Neuroeducación. No obstante, algunos investigadores en este ámbito prefieren evitar este último término. La Neurociencia educativa "nos ayuda a saber cómo funciona el cerebro y cómo intervienen los procesos neurobiológicos en el aprendizaje, para favorecer que éste sea más eficaz y óptimo. La Neurodidáctica toma todo este conocimiento para aplicarlo didácticamente al aula", explica por su parte Anna Forés, Doctora en Filosofía y Ciencias de la Educación, profesora en la Universidad de Barcelona, en declaraciones a Educaweb. Aporte de la Neurociencia a la educación. La Neurociencia educativa puede ayudar a los docentes a entender cómo aprenden sus alumnos y alumnas, así como "las relaciones que existen entre sus emociones y pensamientos, para poder así ejecutar la enseñanza de forma eficaz", añade Forés. También aporta conocimientos acerca de "las bases neurales del aprendizaje, de la memoria, de las emociones y de muchas otras funciones cerebrales que son, día a día, estimuladas y fortalecidas en el aula", explica Luque Rojas, quien también es profesora en la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Málaga y de la Universidad Internacional de la Rioja. Para la experta, la investigación desde la Neurociencia debe servir para ayudar a diseñar mejores métodos de enseñanza, currículos más ajustados y mejores políticas educativas. "Debemos conseguir que el aprendizaje sea más útil, más creativo, más rápido, más intenso, más ameno, y cada vez tenemos más información sobre cómo hacerlo", asegura. Los hallazgos de la Neurociencia, como los que se mencionan a continuación, deberían tenerse más en cuenta en la práctica docente. El cerebro tiene una capacidad de adaptación durante toda nuestra vida, conocida como plasticidad cerebral, responsable de que este órgano se remodele y adapte continuamente a partir de las experiencias que vivimos y de lo que aprendemos. Factores como la alimentación, la calidad del sueño, el entorno socioeconómico y cultural, las lesiones cerebrales, la genética y los aprendizajes previos consolidados ejercen influencia en el cerebro y por ende la manera que aprende. El estrés, la tristeza, la soledad o una mala condición física pueden perjudicar el buen funcionamiento de la corteza prefrontal del cerebro, responsable de las llamadas funciones ejecutivas (control inhibitorio, memoria de trabajo y flexibilidad cognitiva), que son fundamentales para el desarrollo académico y personal del alumnado. Cómo mejorar el proceso enseñanza-aprendizaje, según la Neurociencia: Provocar emociones en el alumnado y despertar su atención. Neurociencias y emociones: Se ha demostrado científicamente que la emoción es el motor del aprendizaje, no se consigue un conocimiento al memorizar, ni al repetirlo una y otra vez, sino al hacer, experimentar y, sobre todo, emocionarse, por ello, los docentes deben emocionar a sus estudiantes en sus clases y despertar su atención y curiosidad, dado que sin ellas no hay aprendizaje. Un ejemplo sería que los docentes interrumpan su intervención en clase cada 15 minutos con anécdotas emotivas, acertijos, materiales audiovisuales, juegos, etc. que llamen la atención del alumnado, la atención es un recurso muy limitado que es imprescindible para que se dé el aprendizaje, por lo que puede resultar útil fraccionar el tiempo dedicado a la clase en bloques con los respectivos parones, en la práctica, queremos que el nivel de activación del estudiante sea el adecuado. Los extremos son perjudiciales, tanto el defecto (dormidos), como el exceso (ansiosos o sobreestimulados)", explica Guillén. "Hay que tener en cuenta al alumnado y sus intereses, favorecer su autonomía en el aprendizaje, que su trabajo tenga sentido pero que, sobre todo, ellos sean conscientes y lo reconozcan. Hay que trasladar e instaurar la premisa de emocionar para aprender", recomienda por su parte Luque Rojas. Conclusión Es en definitiva imperativo implementar todas las herramientas sugeridas en este ensayo para la construcción del conocimiento, rescatar la forma de aprendizaje con la cual pudimos conocer los tamaños, las formas, profundidades, volumen las advertencias, por citar algunas, esas formas que estimulan las ganas de saber más sobre un tema en particular, utilizar las herramientas audiovisuales y ayudar a que nuestros alumnos se motiven a buscar más al profesor y que este sea más participe de la clase y no un reproductor del conocimiento adquirido, a que sea más humano, es por ello que exhorto a la comunidad docente a ser multiplicadores de la neurociencia de la educación a implementar sus distintas variantes para así ser el instrumento perfecto que modele mejor el acicate del saber. Bibliografía Neurociencia, ¿una aliada para mejorar la educación? Mayra Bosada, Redacción de Educaweb Internet 10/01/2019 Jorge Luis López García 14.915.296