El Kalachakra y la Doctrina Secreta de H.P. Blavatsky, una nota sobre el origen de la humanidad Mandala del Kalachakra o Círculo del Tiempo En el nuevo libro del Dalai Lama, “El Universo en un solo átomo”, libro notable desde muchos aspectos, Tenzin Gyatso hace una descripción de cómo nació en la Tierra una primitiva humanidad, según las doctrinas del Abidharma budista, más especialmente, según los más viejos textos. Esto lo hace en el 5º capítulo, llamado, “La evolución, el karma y el mundo de los seres sensibles”. Varios capítulos antes menciona que para su formación tuvo que estudiar y memorizar textos del Kalachakra (asociados a Shamballah) que incluyen enseñanzas muy detalladas y asombrosas sobre cosmología, antropogénesis, medicina y fisiología esotérica (vinculando las diferentes partes y funciones del cuerpo, por ejemplo, con astros y poderes estelares). Y , aunque no lo dice, no nos es difícil pensar, dado el carácter de estas enseñanzas, que lo que comenta sobre esta primera humanidad en nuestra Tierra pertenezca también a este corpus semiesotérico de textos del Kalachakra (“El Círculo del Tiempo”, literalmente), más conocido en occidente por el mandala y el ritual de iniciación pública asociados. Dice así esta obra: “La evolución de la vida humana en la Tierra se entiende en términos de un «descenso» de algunos de estos seres celestiales, que han agotado su karma positivo, que les proporcionaba la causa y las condiciones para su permanencia en los ámbitos superiores. No hubo un pecado original que provocara la caída, se trata, sencillamente, de la naturaleza de la existencia no permanente, de la ley de causas y efectos, que ocasiona el cambio de estados del ser, su «muerte». Cuando estos seres experimentaron su primera «caída» y nacieron en la Tierra, aún poseían vestigios de sus glorias pasadas. Se cree que estos humanos de la primera era tenían cualidades divinas. Se dice que llegaron a la existencia por «nacimiento espontáneo», que tenían físicos atractivos, que sus cuerpos tenían halos, que poseían determinados poderes sobrenaturales, como la capacidad de volar, y que subsistían con el alimento de la contemplación introspectiva. También se consideran libres de muchas de las características que sirven de base para la discriminación de la identidad, a saber, el sexo, la raza y la casta. Con el paso del tiempo, cuenta la historia, los humanos empezaron a perder estas cualidades. Al ingerir alimentos materiales, sus cuerpos asumieron una corporeidad más basta, dando lugar a una gran diversidad de aspectos físicos. Esta diversidad, a su vez, condujo a actitudes de discriminación, especialmente, de enemistad hacia los que aparecían distintos y de amistad hacia los que eran similares, resultando en la emergencia de toda la gama de burdas emociones negativas. Asimismo, la dependencia de los alimentos materiales creó la necesidad de expulsar sus residuos del cuerpo y —no entiendo bien el razonamiento concreto— esta necesidad condujo a la formación de los órganos sexuales masculino y femenino en el cuerpo humano. La historia prosigue con una narración detallada del génesis de todo el espectro de actos humanos negativos, como el asesinato, el robo y las malas conductas sexuales.” Fotografía de Helena Petrovna Blavatsky, autora de la Doctrina Secreta Los lectores y estudiantes de la Doctrina Secreta sonreirán al ver la gran similitud de esta descripción con la que ofrecen las “Estancias del Dzyan” en que se basa Helena Petrovna Blavatsky en su tratado de Antropogénesis. Resumo y destaco: 1-Encarnación en la materia por una necesidad implícita en todo lo manifestado y temporal. No por un “pecado original” tipo “las religiones del libro” o por una casualidad evolutiva de las sustancias químicas que conforman la vida material y por lo tanto, los cuerpos físicos del ser humano. 2-Naturaleza asexuada, etérea y radiante (luminosa), y en cierto modo inmortal de la primera humanidad, que no especifica hace cuantos cientos millones de años habría encarnado. En la Doctrina Secreta sí lo hace, dice que fue hace 300 millones de años. 3-El que no necesitasen alimento material, pues carecían de cuerpos que “pesasen” sobre la Tierra, siendo hijos o alimentados por una introspección meditativa (“Hijos del Yoga” los llaman las Estancias del Dzyan) 4-Que la necesidad de alimento y el sexo y la muerte de los organismos están directamente asociados con una fase de la encarnación en la materia de esta humanidad primitiva. O sea, que, inicialmente los primeros seres semihumanos, semidivinos, semiinconscientes eran inmortales, carecían de sexo ni de cuerpos carnales. 5-El nacimiento espontáneo –la Doctrina Secreta lo especifica más como partenogénesis al principio y por brotación y esporas, más adelante- y la capacidad de estas primeras “razas” de volar. Doctrina Secreta Veamos ahora las Estancias del Dzyan que según H.P. Blavatsky formaban parte del corpus budista tibetano, al menos en las escuelas Gelug, aunque con un carácter discreto, no público (tampoco secreto, pues lo realmente secreto e iniciático, dice la autora, eran los Comentarios a las mismas, en una relación, dice ella, como lo es la Kábala primitiva al Génesis del Pentateuco): “Podía estar de pie, andar, correr, reclinarse o volar, sin embargo, no era aún más que un chaya, una sombra sin entendimiento” (Estancia IV) “Producid Hombres, Hombres de vuestra naturaleza. Dadles las Formas internas. Ella [la Tierra, su Madre] les dará las vestiduras externas [o sea, los cuerpos materiales] Es interesante el comentario que hace la autora, por ejemplo, a la sloka o versículo 6: “…se refiere a las cualidades locomotivas de los cuerpos etéreos primitivos de los hombres, que podían volar lo mismo que andar, pero que fueron destruidos porque no eran perfectos, esto es, no tenían sexo”. Pues en aquel estadío la evolución impulsaba hacia fuera, hacia la materia, hacia lo sexuado, como luego, poco a poco, lo hará en dirección contraria, hacia lo espiritual y asexuado, hacia el interior, al menos en el ser humano. La evolución primero es centrífuga y descendente hacia la materia y luego centrípeto y ascendente hacia el espíritu. Y refiere HPB en relación con estas capacidades de ser etéreos y volar: “Ténganse presentes las razas aladas de Platón y las relaciones del Popol Vuh acerca de la primera raza humana, la cual podía andar, volar y percibir los objetos, por muy distantes que estuviesen”. Esquema de sucesión de razas o humanidades desde una primera de tipo astral En el año 2013, conmemorando el 125 Aniversario de la Doctrina Secreta, David Reigle escribió un extenso artículo resumiendo más de treinta años de trabajo sobre la relación o identidad entre los Libros del Kyu Te y los Tantras o Libros Secretos Budistas, del cual, el más importante y primero es el corpus del Kalachakra, especialmente el Mulla (Raíz) Kalachakra. Aporta evidencias circunstanciales (como él mismo llama), pero por desgracia, aún no han salido a la luz, o no han sido traducidos, y si lo han sido, no han sido suficientemente divulgados estos textos del Mulla Kalachakra, que insisto, H.P.Blavatsky decía que cualquier lama gelug de cierto nivel podía acceder a ellos, mientras que los 14 Libros de Comentarios al mismo, realmente esotéricos, sólo eran accesibles a los verdaderos Iniciados, cuyos labios estaban sellados por un juramento inviolable. Estos Comentarios, con mayúsculas, fueron revelados, textualmente por vez primera en la Doctrina Secreta de H.P.Blavatsky, habiendo ella sido autorizada. Sólo algunos fragmentos de estos Comentarios. O sea, que no nos referimos al Vimala Prabha (Luz Inmaculada) un comentario al Kalachakra del siglo XI d.C. aproximadamente, muy estudiado en el Vajrayana y hoy día de fácil acceso. Relación entre los Principios Humanos y Cósmicos en uno de los esquemas de la Doctrina Secreta de H.P.Blavatsky La explicación del Dalai Lama sobre el origen de la humanidad y su exacta semejanza con las explicaciones de la Doctrina Secreta de H.P.Blavatsky quizás sean un hilo de Ariadna que nos permitan salir de este laberinto. Jose Carlos Fernández