BLOQUE 7. LA RESTAURACIÓN BORBÓNICA: IMPLANTACIÓN Y AFIANZAMIENTO DE UN NUEVO SISTEMA POLÍTICO (1874-1902) 7.1. LA RESTAURACIÓN BORBÓNICA (1874-1902): CÁNOVAS DEL CASTILLO Y EL TURNO DE PARTIDOS. LA CONSTITUCIÓN DE 1876. a) ESQUEMA - Introducción. Las raíces de la Restauración; Cánovas y el partido alfonsino; abdicación de Isabel II (1870); el manifiesto de Sandhurst (1-12-1874) y el pronunciamiento de Sagunto (Martínez Campos, 29-12-1874). - Tema: - Cánovas del Castillo y el turno de partidos: liberalismo, orden y estabilidad. - La “dictadura canovista” (1875-1881): legislación básica de la Restauración (moderada; rey moderador y rey-soldado; limitación de derechos – universidad, imprenta, reunión, asociación, electoral-; centralismo). - El turno pacífico y el fin de los pronunciamientos y Juntas. - Fundación, ideología y composición social de los Partidos: - Conservador (1875 por antiguos moderados y miembros de la unión liberal; conservadores; clases altas y terratenientes). - Liberal Fusionista (1879 por antiguos progresistas y demócratas moderados; liberales reformistas; clases medias, medias altas y profesionales liberales). - La consolidación del turnismo: el Pacto de El Pardo (noviembre de 1885) y el “gobierno largo liberal” (1885-1890): reformas (Ley de asociaciones, 1887; Ley del jurado, 1888; Código civil, 1889; Ley de sufragio universal, 1890) - Caciquismo: el encasillado. Los niveles del falseamiento electoral: Ministerio de Gobernación, gobernadores civiles, alcaldes y caciques. - La Constitución de 1876: - Redacción (comisión desde 1875 presidida por Alonso Martínez) y aprobación (30-61876). - Principios: - Brevedad e indefinición en puntos controvertidos (leyes orgánicas). - Soberanía compartida. - La cuestión religiosa: Estado confesional, pero libertad religiosa privada. - División de poderes: - Ejecutivo: Rey (turnismo). - Legislativo: Rey y Cortes bicamerales (Congreso electivo y Senado parcialmente electivo). - Judicial: tribunales independientes. - Derechos liberales, regulados por leyes orgánicas. - Estado centralista. - Conclusión: la lenta crisis del sistema canovista. Desconexión con los problemas y división de los partidos de notables. b) TEMA El sistema de la Restauración (1875-1923) debe mucho a la actuación de Cánovas del Castillo durante el Sexenio democrático, al incorporar las clases medias y altas al partido alfonsino, bajo la promesa de “paz y orden”. Dinásticamente el príncipe quedó legitimado tras la abdicación de su madre en él (1870). Su programa político apareció en el Manifiesto de Sandhurst (1-12-1874), redactado por el propio Cánovas. Finalmente, sería un pronunciamiento (el del general Martínez Campos en Sagunto el 29-12-1874) el que le devolvería el trono (ante la pasividad del Gobierno de Serrano). Rubén Mayoral. IES Joan Miró. 7.2 Rubén Mayoral y Marian Llera 1 Cánovas del Castillo y el turno de partidos Cánovas del Castillo y los conservadores asumieron el poder durante un largo período (“dictadura canovista”, 1875-1881), redactando la legislación básica de la Restauración, además de poner fin a los dos conflictos abiertos: la guerra carlista (1876, con la abolición fueros vascos) y la guerra colonial de Cuba (por Martínez Campos a través de la Paz de Zanjón, 1878). Las bases del sistema enlazaban con el mooderantismo y su obsesión por el orden y limitación de las libertades para evitar su “abuso” por las clases bajas y opositores: control de la universidad (1876, debiendo jurar fidelidad sus profesores); libertades limitadas de asociación (1875), de imprenta (1879) y de reunión (1880); sufragio censitario (1878, sólo 850.000 electores); y centralismo en la gestión municipal. Además, el rey gozaba de un gran poder moderador (al nombrar los gobiernos, disolver las Cortes y sancionar las leyes). Como novedad, asumía la jefatura del ejército (con lo que pretendía reducirse la actuación de los posibles espadones, como así sucedió). En segundo lugar, para evitar el descontento político (y los pronunciamientos y las Juntas) Cánovas imitó el turnismo bipartidista inglés. Para eso fomentó la creación de dos partidos (de notables) que coincidían en lo esencial y que integraron a la mayor parte del espectro político: - Partido Conservador, liderado por él mismo y creado en 1875 por antiguos moderados y miembros de la unión liberal. Agrupaba a todos los conservadores (excepto los carlistas) y tenía gran apoyo entre las clases altas y terratenientes. - Partido Liberal Fusionista (o simplemente Liberal), dirigido por Sagasta y fundando en 1879 por la convergencia de antiguos progresistas y demócratas moderados. Su ideología era un liberalismo reformista (sufragio universal, libertad de imprenta, libertad religiosa, etc.) y agrupaba a las clases medias, medias altas y a los profesionales liberales. Sagasta ocupó el poder entre 1881 y 1883, ampliando la libertad de imprenta (1883). Sin embargo, la temprana muerte de Alfonso XII (25-11-1885) puso en riesgo todo el sistema canovista (pues el rey era una pieza clave del mismo). Sin embargo, Cánovas y Sagasta acordaron el mantenimiento del turnismo y el respeto a la labor legislativa del contrario (Pacto de El Pardo, noviembre 1885). La viuda de Alfonso XII, María Cristina de Habsburgo-Lorena, juró la Constitución como Regente (diciembre 1885). La reina estaba embarazada, dando a luz en 1886 a un varón, Alfonso XIII. Como consecuencia del Pacto de El Pardo, la Regente encargó el gobierno a Sagasta, que ocupó el poder hasta 1890. Durante estos años el Partido Liberal aprovechó para desarrollar su programa político, con las leyes de asociaciones de 1887 (que las autorizaban y regulaban por primera vez desde el Sexenio), la del jurado de 1888 (que introducía esta figura en los juicios de alguna serie de delitos, incluyendo los de imprenta) y la de sufragio universal de 1890 (que dio el derecho a voto a varones de mayores de 25 años, lo que suponía unos 5 millones de personas). Además aprobaron el primer Código Civil (1889). Sin embargo, como complemento de todo el sistema turnista, Cánovas fomentó el tradicional falseamiento electoral y el llamado caciquismo con el fin de asegurar mayorías parlamentarias que diesen estabilidad al gobierno. Para eso el Ministerio de Gobernación realizaba el encasillado, que los gobernadores civiles y alcaldes, y en última instancia los caciques, se ocupaban de hacer cumplir mediante censos adulterados, sobornos, presiones, violencia o directamente pucherazos. La Constitución de 1876 Una de las piezas clave del sistema fue la Constitución de 1876. Su redacción se inició en 1875 por una comisión de expertos (dirigida por Alonso Martínez, pero con muchas aportaciones del propio Cánovas) y fue aprobada por las Cortes constituyentes (elegidas en enero de 1876 por sufragio universal) el 30 de junio. Rubén Mayoral. IES Joan Miró. 7.2 Rubén Mayoral y Marian Llera 2 Sus principios eran una modernización de los de 1845: orden y estabilidad. Sin embargo, los aspectos donde había más diferencia con los progresistas quedaron abiertos para ser desarrollados en leyes orgánicas posteriores, como el tipo de sufragio y la regulación de la libertad de imprenta (así como la mayor parte de los derechos). Un ejemplo es la solución de compromiso en cuanto a la religión: el Estado era confesional (catolicismo), pero se admitía la libertad religiosa a nivel privado. De esta manera, se volvía a adoptar la Soberanía compartida, que dotaba de gran poder al Rey: elegía al ejecutivo (aunque ahora siguiendo los principios del turnismo), co-legislaba y sancionaba las leyes y disolvía las Cortes. Las Cortes eran bicamerales, con un Congreso de los Diputados electivo y un Senado no electivo en su mayor parte (los senadores eran elegidos por el Rey o por los electores más ricos o algunas corporaciones, como Universidades; o bien entraban directamente tras servir como altos funcionarios). Al igual que defendían los moderados, se mantenía el poder judicial independiente, se protegía especialmente el derecho a la propiedad, mientras que se abolía la autonomía local, volviendo al centralismo. Conclusión Desde 1890, la alternancia se siguió basando en el encasillado y el caciquismo, cada vez más denunciados y criticados. Las Cortes estuvieron cada vez más desconectadas de la España real y sus problemas, especialmente tras el auge de los movimientos obreros y nacionalistas y el empeoramiento de las condiciones de vida tras la necesidad de importar grano desde 1882 o la persistencia de la mala situación de los jornaleros (en parte por el caciquismo). En esta década también se hicieron más patentes las divisiones dentro de los partidos del sistema, que seguían funcionando como agrupaciones de notables (acentuado por el caciquismo). Una vez realizado su programa, el Partido Liberal careció de elementos comunes y diversas figuras (Sagasta, Martínez Campos, Gamazo, partidario del proteccionismo, y Moret, más librecambista) empezaron a actuar con independencia. Sin embargo, la crisis fue mucho mayor entre los conservadores, con una división entre los partidarios de Cánovas, Romero Robledo (más conservador) y Silvela (más reformista). Como remate, Cánovas fue asesinado en 1897, mientras que Sagasta sufrió el desprestigio de la derrota española de 1898 ante los Estados Unidos. c) VOCABULARIO - Debate sobre el sistema de la Restauración: Los principales defensores actuales del sistema de la Restauración elogian el establecimiento de un turno pacífico, que dotó de gran estabilidad al país, base del desarrollo económico posterior. Minimizan el falseamiento electoral como un mecanismo empleado a lo largo del siglo XIX (y con peores resultados para la estabilidad), que no resultaba discordante del panorama europeo contemporáneo (caracterizado por los sistemas bismarckianos y un liberalismo conservador obsesionado por el orden) y que esconde, no una explotación, sino unas relaciones clientelares que beneficiaban a todos sus participantes. En realidad, el caciquismo paralizó el desarrollo de España en un momento en el que estaba cerca de igualarse con las principales naciones europeas. La deliberada elección de la corrupción (pues eso es el uso de los mecanismos del Antiguo Régimen, como el clientelismo, en un sistema liberal), cuando no de la pura coacción violenta, como elemento clave del sistema y la exclusión de las nuevas fuerzas políticas en formación favoreció que el país se mantuviese sin cambios, como deseaban las clases más poderosas, que vieron consolidado su poder a costa de que no se produjese ninguna innovación (como la creación de un auténtico mercado nacional, la reforma de la explotación agrícola o el desarrollo de una industria de bienes de equipo). Como consecuencia, pronto la economía se estancó, cuando no retrocedió (como consecuencia de la pérdida de las colonias en 1898), haciendo fracasar definitivamente la primera revolución industrial en España. Los propios españoles eran Rubén Mayoral. IES Joan Miró. 7.2 Rubén Mayoral y Marian Llera 3 conscientes del falseamiento electoral, lo que les convertía, bien en cómplices (dando origen a una cultura permisiva con la corrupción que, a través del franquismo, ha llegado hasta nosotros), bien en contrarios. Dentro de este grupo, algunos optaron por el cinismo y la pasividad (y que se manifestó en lo descrito por Silvela en su “España sin pulso”), mientras otros, incapacitados para participar, optaron por el viejo sistema del pronunciamiento y las Juntas, sembrando las semillas para la inestabilidad de las primeras décadas del siglo XX. - Cacique: persona de gran poder (principalmente sobre una base económica: era un gran propietario agrario) que era la última pieza de todo el entramado del falseamiento electoral. Su nombre provenía de los líderes indígenas americanos que basaban su posición por su carácter de intermediarios con los conquistadores españoles. Los caciques canovistas habían construido una amplia red clientelar basada en las relaciones personales y en su riqueza y posición de fuerza que podía extenderse a nivel local o incluso provincial. A cambio de favores (cargos públicos, exenciones, ayudas, etc.) ponían esta red a funcionar para lograr que se cumpliese el encasillado, de ahí que todo el sistema recibiese el nombre de caciquismo. - Encasillado: designación por parte del Ministerio de Gobernación del candidato que debía ser elegido en cada circunscripción electoral (“casilla”), como parte del proceso de falseamiento electoral. Estos encasillados se hacían llegar a las autoridades provinciales y locales (gobernadores civiles y alcaldes, todos elegidos por el Gobierno), que ponían en marcha sus redes clientelares, contactos, medidas administrativas (como adulterar los censos mediante la inclusión de fallecidos, dado que los ayuntamientos elaboraban los censos por la ley electoral de 1878) o de coacción (actuación de las fuerzas de orden público, “partidas de la porra”, amenazas económicas, etc.) para que se cumpliesen. - Pucherazo: falseamiento electoral consistente en cambiar las urnas (o el recuento de las mismas) por otras adulteradas para que los resultados sean los deseados. - Reconversión de la deuda de 1882: Medida adoptada por el gobierno de Sagasta con el objetivo de sanear la deuda pública (aumentada durante el Sexenio revolucionario). Consistió en cambiar los títulos de deuda por otros nuevos cuyo valor y sistema de pago era más favorable a los intereses del Gobierno. Como medida adicional a la restructuración de la deuda, los liberales crearon el sistema actual de emisión de moneda, que pasó a depender en exclusiva del Banco de España (anterior Banco de San Carlos). En realidad, lo que hacía el gobierno era vender su deuda pública al Banco de España, que emitía a cambio dinero que recibía el Gobierno para completar su presupuesto. En esa época (y hasta la década de 1970) el dinero emitido por los bancos centrales era canjeable por su valor en oro de las reservas de dicho banco, por lo que actuaban realmente como un “vale” (en este caso por la deuda pública del Estado). - Sandhurst: Academia militar inglesa para oficiales del ejército de tierra. Alfonso XII estaba formándose allí en 1874 por sugerencia de Cánovas del Castillo, convirtiéndose así en el primer monarca español con formación militar, con la idea de que asumiese la jefatura del ejército, al tiempo que aprendía los usos militares en Gran Bretaña, tomada como modelo por Cánovas por su estabilidad y su liberalismo conservador. Desde entonces todos los reyes han pasado por academias militares como parte de su formación. 7.2. LA RESTAURACIÓN BORBÓNICA (1874-1902): LOS NACIONALISMOS CATALÁN Y VASCO Y EL REGIONALISMO GALLEGO. EL MOVIMIENTO OBRERO Y CAMPESINO. a) ESQUEMA - Introducción: la bases del desarrollo de los nacionalismos periféricos y el movimiento obrero y campesino (los cambios socioeconómicos de la restauración -latifundismo e industrialización-; la cuestión nacional para el liberalismo - pluralidad de la españolidad- ; y los límites del sistema canovista). - Tema: - Los nacionalismos catalán y vasco y el regionalismo gallego. - Nacionalismo catalán. - Bases: Reinaxença, federalismo, desarrollo industrial. Rubén Mayoral. IES Joan Miró. 7.2 Rubén Mayoral y Marian Llera 4 - Tendencias: izquierdista (Almirall) y conservador (Prat de la Riba, las Bases de Manresa-1892). - La Lliga Regionalista (1901). - Nacionalismo vasco: - Bases: carlismo, cuestión racial e industrialización. - Sabino Arana y el Partido Nacionalista Vasco (PNV, 1895). - Otros nacionalismos: Galicia, Valencia, Andalucía. - Galicia: O Rexurdimiento, Brañas, Murguía y la Asociación Regionalista Gallega. - El movimiento obrero y campesino. - Precedentes: ludismo (Bonaplata); asociaciones de auxilio mutuo. - Difusión: la AIT y envío delegados (Fanelli, Lafargue) durante el Sexenio. - Corrientes: - Anarquismo: Congreso de Barcelona (1870), FTE, FTRE (1881). Propaganda por el hecho, anarcosindicalismo. Levante, Andalucía y Aragón. - Socialismo: PSOE (1879, Pablo Iglesias), UGT (1888). Madrid, Asturias, País Vasco. Minoritario. - Sindicalismo católico (Doctrina Social de la Iglesia, 1891). - Conclusión: la lenta erosión de la legitimidad del sistema canovista y el desarrollo del nacionalismo y movimientos obreros en el siglo XX (tras el Regeneracionismo). b) TEMA El sistema canovista dotó de orden y estabilidad a España. Hasta el siglo XX no hubo grandes conflictos, lo que fomentó el desarrollo industrial, apoyado por el Gobierno mediante aranceles proteccionistas y la exclusividad del mercado colonial. Estas industrias tendieron a concentrarse en algunas zonas (principalmente Barcelona y desde la década de 1880 Bilbao). Por otro lado, los procesos desamortizadores y el caciquismo reforzaron y consolidaron el latifundismo y la oligarquía, especialmente en Andalucía y en la meseta sur. Por otro lado, el liberalismo español presentó una peculiaridad con respecto al francés y en general al Europeo: no pretendió la homogeneidad cultural al tiempo que lograba la legal. Los liberales no buscaron la eliminación de las lenguas y las culturas de la Península (si bien, al ser el castellano la lengua de la administración por continuar la tradición borbónica, se las relegaba a un segundo plano), en parte por su fracaso para iniciar un sistema de instrucción pública generalizado. Pero las Historias de España estudiaban y reconocían la variedad de reinos medievales (puesto que situaban como origen de nuestra historia común el Reino visigodo de Toledo) y los diputados de las Cortes de Cádiz usaron el ejemplo de las Cortes del Reino de Aragón como justificación de su legislación y soberanía. Por último, los límites del sistema canovista (caciquismo, progresiva desconexión de la realidad) fomentaron la creación de de unos movimientos nacionalistas y sociales que permitiesen la representación de regiones especialmente ricas por su industrialización y la solución de los problemas de sectores numerosos (jornaleros) y agrupados (obreros fabriles), que fueron ganando poco a poco conciencia. Los nacionalismos catalán y vasco y el regionalismo gallego Sobre el nacionalismo, destaca el surgimiento de unos movimientos que no buscan la independencia, sino la defensa de la propia cultura y dotarse de dosis de autogobierno para hacer frente a sus problemas propios, que se sienten no atendidos por el sistema. De hecho, entroncaron con el republicanismo federalista (que pretendían la implantación de un sistema parecido al de los Estados Unidos). Rubén Mayoral. IES Joan Miró. 7.2 Rubén Mayoral y Marian Llera 5 El nacionalismo más importante fue el catalán. Sus bases estuvieron en la recuperación de la cultura catalana, especialmente del uso del catalán como lengua literaria y científica, durante la segunda mitad del siglo XIX (Renaixença), la tradición republicana federalista (con gran implantación en Cataluña) y el enorme desarrollo industrial en el entorno de Barcelona (que creó una auténtica clase burguesa habituada a organizarse para hacer valer sus intereses ante el Gobierno). La cristalización en un movimiento político se estableció a través de dos vías: - La republicana federalista e izquierdista, que representó Valentí Almirall, con la celebración en 1880 del Congreso Catalanista y la creación del Centro Catalá (1882, que integraba a la otra corriente). Su principal logro fue el memorial de Greuges de 1885. - La conservadora y burguesa de Prat de la Riba, agrupados en torno a la Unión Catalanista (1891), que formuló su programa en las Bases de Manresa (1892). Esta opción fundó en 1901 la Lliga Regionalista, partido político que fue capaz de romper con el encasillado en Cataluña. El otro gran nacionalismo fue el vasco. Resultó mucho más tardío y peculiar, ya que su base estaba en el carlismo (que integró en su seno los rasgos culturales vascos). Por eso, frente a la integración con autonomía en España, defendía abiertamente la independiencia (desligándose del sistema liberal y la industrialización). Su figura principal fue Sabino Arana, fundador del Partido Nacionalista Vasco (PNV, 1895). Partiendo de la defensa de los fueros (como forma tradicional de autonomía), el catolicismo y la sociedad rural tradicional (propios del carlismo), añadió un elemento racial a la defensa de las tradiciones vascas (al considerar al vasco como una raza diferente y superior al castellano). También se opuso a la rápida industrialización del País Vasco durante la Restauración (centrada en Bilbao y que supuso la quiebra de las tradiciones). Compartió por tanto los mismos apoyos sociales que el Carlismo. Fue moderando su ideología para atraer a más sectores conservadores. En otras zonas, como Galicia, Valencia y Andalucía, surgieron otros movimientos regionalistas, aunque de difusión entre intelectuales y centrados en la recuperación de la cultura. De entre ellos, sólo el gallego lograría crear un movimiento político fuerte, pero ya en el siglo XX, con las Irmandades de Fala (1916). Durante esta etapa se trató de un movimiento de intelectuales que buscó en primer lugar recuperar y revalorizar la cultura gallega (O Rexurdimiento) y posteriormente solucionar los problemas (aislamiento, atraso rural y del interior, caciquismo, minifundismo) de la región. Cabe destacar la Asociación Regionalista Gallega (Brañas, Murguía - 1890). El movimiento obrero y campesino Lo más novedoso fue la consolidación de un movimiento obrero, cuyas reivindicaciones eran la mejora de las condiciones de vida de obreros industriales y campesinos (derechos de asociación y de huelga, regulación de la jornada laboral y el trabajo infantil, etc.). Su forma de actuación fue principalmente a través de asociaciones, bien coordinadoras de su acción (sindicatos, partidos), bien de ayuda mutua; y a través de huelgas. Los antecedentes del movimiento obrero están en el ludismo (como el incendio de la fábrica barcelonesa de Bonaplata en 1835). Más tarde, en el reinado de Isabel II, se crearon sociedades de auxilio mutuo (ayudaban a los afiliados en paro, enfermos o a sus viudas), pero carecían de orientación política Durante el Sexenio revolucionario, las dos facciones de la Primera Internacional (fundada en 1864) enviaron delegados a España, aprovechando la libertad de imprenta y de asociaciones. Fue el comienzo de la organización del movimiento obrero y campesino moderno. Dentro de dicho movimiento hubo dos corrientes, tal como había sucedido con la AIT: - Los anarquistas: por influencia de Fanelli, delegado por la AIT (llegó en 1868, aprovechando el estallido de la Revolución). En 1870 un Congreso en Barcelona organizaba la Federación Regional Rubén Mayoral. IES Joan Miró. 7.2 Rubén Mayoral y Marian Llera 6 Española (FRE), siguiendo el modelo anarcosindicalista: organización de sindicatos y uso de la huelga para alcanzar el programa de transformación social. La Restauración dificultó su acción, por lo que en 1881 tuvo que transformarse en la Federación de Trabajadores de la Región Española (FTRE). A pesar de la Ley de Asociaciones (1887), fue disuelta en 1888. Sin embargo, esto no fue su final, ya que era el movimiento más numeroso, especialmente entre el campesinado andaluz (el socialismo tardó en desarrollar un programa propio para ellos), pero también en el principal centro industrial (en Barcelona) y en Levante. Además de continuar con la formación de sindicatos (anarcosindicalismo), otros militantes optaron por la “propaganda por el hecho” (asesinato de personajes políticos destacados). - Los socialistas: Marx encargó a Lafargue la difusión de sus ideas por España en 1872, con gran éxito, especialmente en Madrid, donde Pablo Iglesias fundaba en 1879 el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), tras haber sido espulsado de la FRE. De nuevo, su actuación estuvo muy limitada hasta la Ley de asociaciones de 1887, que permitió la fundación del sindicato socialista, la Unión General de Trabajadores (UGT, 1888). Durante esta época, la afiliación fue escasa y agrupada en las áreas industriales no catalanas: Madrid, Vizcaya y Asturias. En un primer momento (siguiendo las ideas de Marx), no prestaron apenas atención a la situación de los campesinos, lo que explica en parte su escasa implantación en el campo (frente a los anarquistas). Por último, a raíz de la encíclica del Papa León XIII De Rerum Novarum (1891), la Iglesia comenzó a fijarse en las condiciones de vida de obreros y campesinos en el nuevo contexto de la industrialización, dando comienzo al desarrollo de su “Doctrina social”. Eso llevó a la formación de sindicatos y asociaciones obreras (“Círculos Obreros Católicos”, como los iniciados por el padre Vicent en Alcoy) y campesinas inspiradas por dicha Doctrina, especialmente en el País Vasco. Siempre fueron minoritarios y mucho menos combativos y reivindicativos, limitándose a la ayuda mutua (incluyendo la instrucción) y a apelar los sentimientos cristianos de los empresarios con la mediación de la Iglesia para mejorar sus condiciones laborales. El Gobierno se hizo eco de las reivindicaciones y la situación de obreros y campesinos al fundar la Comisión de Reformas Sociales en 1883. En un primer lugar, se limitó a estudiar las condiciones de vida y trabajo, sin ninguna medida importante hasta el cambio de siglo. Conclusión No será hasta el siglo XX cuando tanto el nacionalismo como los movimientos obreros ganen fuerza, gracias a la evidente crisis del sistema canovista, incapaz de atender las demandas de la periferia y de obreros y jornaleros, cuyo número aumentaba sin variar en lo fundamental su situación. Pero también reforzó a estos movimientos los términos en los que se realizó el Regeneracionismo tras la crisis del 98: centralidad de Castilla en la definición de la españolidad y la acción del Gobierno (lo que excluía a los nacionalistas e incluso los consideraba como el enemigo interno, y los fue acercando hacia posiciones independentistas); y desarrollo de una legislación reformista en lo social (que alentó la acción sindical) y en lo electoral (intentando reducir el caciquismo), lo que abrió el parlamento a nacionalistas y socialistas. c) VOCABULARIO - Asociación Internacional de Trabajadores (AIT): Asociación creada en 1864 con la pretensión de unir internacionalmente a los trabajadores, con la intención de coordinar sus reivindicaciones y el modo de realizarlas. Funcionó como una serie de Congresos anuales realizados en diversos países europeos donde la libertad de reunión y asociación permitiese su celebración, con una estructura institucional mínima. Los delegados se representaban a sí mismos, sin llegar a establecer un sistema de representación por países. Dentro de la AIT surgieron dos corrientes: - los anarquistas (liderados por Bakunin), que defendían la abolición del Estado y sus sustitución por comunidades libres y autogestionadas y como forma de actuación el asociacionismo y Rubén Mayoral. IES Joan Miró. 7.2 Rubén Mayoral y Marian Llera 7 los instrumentos que pudiesen utilizarse en cada momento, lo que no excluía las reivindicaciones del campesinado; y - los socialistas (cuyo ideólogo fue Marx), que sostenían la conquista del Estado por los proletarios y su uso como elemento transformador que aboliese el sistema liberal-burgués y lo sustituyese por un sistema socialista. Por tanto, su actuación se dirigió a la participación en política y la formación de sindicatos que, bajo una dirección coordinada, lograsen mejoras para la clase obrera (entendiendo como tal principalmente a los obreros industriales) y en última instancia la llegada al poder. Las diferencias (incluso personales) entre ambas corrientes llevaron a la expulsión de Bakunin y los suyos (que fundaron una internacional anti-autoritaria, con delegados rusos, italianos y españoles, principalmente). La Comuna de París (primera revolución con un fuerte componente obrero y socialista) en 1871 dificultó la actuación de la AIT, por lo que en 1872 se trasladó a Nueva York, para disolverse en 1876. En 1889, los socialistas fundaron una nueva Internacional en la que los delegados se organizaron en secciones nacionales, representando al socialismo de su país. - Bases de Manresa: nombre con el que se conoce a las Bases para la Constitución Regional Catalana, elaboradas en 1892 por la Unión Catalanista en Manresa, donde se celebraba su asamblea. Las Bases planteaban los principios que deberían regir el autogobierno de Cataluña (apelando a las instituciones tradicionales, incluyendo la representación corporativa) dentro de España (no pretendían la independencia). La Unión había sido fundada en 1891 por los integrantes de la Lliga Catalanista, que representaban los sectores más conservadores dentro del nacionalismo y que terminarían creando la Lliga regionalista. - Memorial de Greuges (agravios): forma tradicional en el que las instituciones catalanas elevaban al monarca sus peticiones. Este fue el nombre que adopto Almirall para el documento que presentó ante Alfonso XII con las peticiones catalanas (uso del catalán, protección de la industria catalana, etc). 7.3. EL PROBLEMA DE CUBA Y LA GUERRA ENTRE ESPAÑA Y ESTADOS UNIDOS. LA CRISIS DE 1898 Y SUS CONSECUENCIAS ECONÓMICAS, POLÍTICAS E IDEOLÓGICAS. a) ESQUEMA - Introducción: las colonias españolas - Cuba, Puerto Rico, Filipinas e islas Carolinas, Marianas y Palaos. - Régimen colonial: monopolio comercial de la metrópolis; centralismo. - La sociedad cubana: españoles, criollos, campesinos, mulatos, negros (esclavitud hasta 1886). Descontento. - Tema - El problema de Cuba y las guerra entre España y Estados Unidos. - Precedentes: la Guerra Grande (1868-1878). - La Guerra de Independencia Cubana (1895-1898) - José Martí, el Partido Revolucionario Cubano y el inicio de la guerra (febrero 1895). - Fase de avance cubano (febrero 1895-enero 1896). Guerrillas rurales y pacifismo Martínez Campos. - Reacción española: Weyler y las reconcentraciones (enero 1896-octubre 1897). - Concesiones de Sagasta sin éxito (octubre 1897-abril 1898). - La Guerra con los Estados Unidos (abril – diciembre 1898). - Intervencionismo previo de los Estados Unidos. - Hundimiento del Maine (febrero 1898). Derrotas de Cavite (mayo 1898) y Santiago de Cuba (julio 1898). Rubén Mayoral. IES Joan Miró. 7.2 Rubén Mayoral y Marian Llera 8 - El Tratado de París (10 de diciembre de 1898). Tratado hispano-alemán de 30 de febrero de 1899. - La crisis de 1898 y sus consecuencias económicas, políticas e ideológicas. - Crisis económica, mercado nacional y retorno de capitales. - El desprestigio internacional. - La crisis del sistema canovista. - El Regeneracionismo - Cambio de gobierno (Silvela-Polavieja, marzo 1899) - El regeneracionismo intelectual - Joaquín Costa - La generación del 98: Unamuno, Baroja, Machado, Azorín, ValleInclán, Maeztu, Blasco Ibáñez. - La Institución Libre de Enseñanza - Conclusión: el regeneracionismo político de Maura y Canalejas y la supervivencia del sistema. El regeneracionismo de Miguel Primo de Rivera, Ortega y Gasset y la II República. b) TEMA Tras la independencia americana, España sólo conservó algunas colonias en el Caribe (Cuba, Puerto Rico y temporalmente Santo Domingo) y en el Pacífico (Filipinas, Carolinas, Marianas y Palaos). Las más rentables e importantes fueron las primeras, principalmente por el monopolio comercial impuesto por la metrópoli (que benefició especialmente a la industria textil catalana) y el régimen centralista que beneficiaba a los españoles en el desempeño de los cargos públicos y obtención de beneficios económicos a través del comercio (entre ellos el de esclavos) y las plantaciones (indianos). Las colonias (principalmente Cuba) se consideraban como una parte de España (y, por tanto, no abiertas a la autononomía, como cualquier otra parte del país). Cuba fue la más importante y la que más reivindicó su independencia. La sociedad cubana estaba formada por españoles (numerosos por las emigraciones, pero concentrados en las ciudades), criollos (que controlaban la mayor parte de las plantaciones de tabaco y azúcar, explotadas con mano de obra esclava, que deseaban exportar a Estados Unidos) y un campesinado empobrecido, especialmente los mulatos y negros (descendientes de los esclavos y muchos de ellos esclavos). Tanto criollos (oposición al proteccionismo y régimen comercial; a la exclusión de la administración; y a la abolición de la esclavitud de 1886) como campesinos (discriminados) estaban descontentos. El problema de Cuba y la guerra entre España y Estados Unidos Este descontento (especialmente por los proyectos abolicionistas del nuevo Gobierno revolucionario) estalló el 10 de octubre de 1868 en una declaración de independencia (Grito de Yara) a la que siguió la Guerra de los Diez Años (o Guerra Grande, 1868-1878). El general Martínez Campos acabó con la rebelión con la firma de la Paz de Zanjón (10 de febrero de 1878), donde se comprometía a atender alguna de las demandas de los rebeldes. La negativa del gobierno español a adoptar cambios o hacerlo tardíamente llevaron a los autonomistas criollos a unirse a los independentistas (representados por el Partido Revolucionario Cubano, fundado en 1892 por José Martí en el exilio, y por guerrilleros que no aceptaron el acuerdo de Zanjón). Se inició la Guerra de Independencia cubana (1895-1898) con un levantamiento armado del propio José Martí (febrero 1895). La guerra atravesó tres fases: - En un primer momento (febrero 1895-enero 1896) los independentistas cubanos (a pesar de la muerte de Martí en mayo) llevaron la iniciativa, con una guerra de guerrillas, especialmente en el campo. Martínez Campos intentaba llegar a un acuerdo con ellos. - En enero de 1896 Weyler asume la capitanía general de la isla e inicia una campaña contra los cubanos. Confina a la población en reconcentraciones (campos de concentración) cerca de las ciudades y derrota a los guerrilleros poco a poco. Rubén Mayoral. IES Joan Miró. 7.2 Rubén Mayoral y Marian Llera 9 - En octubre de 1897 es sustituido Weyler. El gobierno de Sagasta intenta llegar a un nuevo acuerdo (concediendo la autonomía) sin éxito. En abril de 1898 Estados Unidos declaraba la guerra a España. Ya había intentado comprar varias veces la isla a España, para luego apoyar a Martí y desde 1895 enviar armas y dinero a los independentistas. Luego impuso un bloqueo sobre las Filipinas y Cuba. En febrero de 1898, el acorazado estadounidense Maine estallaba y se hundía en la Habana, lo que precipitó el inicio de la Guerra, que se extendió a Filipinas y Cuba. Los Estados Unidos enviaron sus flotas a Filipinas (donde había estallado una rebelión tras la ejecución del líder independentista José Rizal en 1896; y donde hundieron la flota española en Cavite en mayo de 1898), a Puerto Rico (donde desembarcaron las tropas con poco éxito) y a Cuba (donde derrotaron a los españoles en la zona de Santiago, forzando a la flota española a salir a mar abierto y ser hundida en julio). A través del embajador francés en Estados Unidos, España inició la negociación de la paz, que llegó con el Tratado de París (10 de diciembre de 1898), cediendo Cuba (aunque formalmente independiente), Puerto Rico, Filipinas y Guam. El resto del imperio fue vendido por el Tratado hispano-alemán de 30 de febrero de 1899 a este país. La crisis de 1898 y sus consecuencias económicas, políticas e ideológicas Económicamente, la industria textil se resintió del final del monopolio, pero pronto la producción se orientó hacia el consumo interior, avanzando hacia la formación de un mercado nacional. El retorno de capitales invertidos en Cuba (y la imposibilidad de invertir más allí) ayudó también al crecimiento económico, a pesar de que España tuvo que asumir el pago de la deuda de la isla. El desastre del 98, la humillante derrota, que dejó sin flota a España y sin colonias, supuso el descrédito total del país en el plano internacional. La falta de una política exterior durante la Restauración (las únicas alianzas fueron con Alemania para integrarse en los sistemas bismarckianos) habían dejado al país aislado (sólo Francia y Alemania intercedieron para que el desastre no fuera mayor). La clase política vivía en la ensoñación de que España era una potencia autosuficiente que contaba en el concierto europeo, pero esta idea (fundada por la Unión Liberal y su acercamiento a Napoleón III en la década de 1860) se derrumbó. España era el nuevo “enfermo de Europa” y tuvo que reinventarse como una potencia de segunda que sólo podía aspirar a la neutralidad para ayudar a mantener el equilibrio europeo. El desastre fue también entendido como un fracaso del sistema canovista, que fue puesto en cuestión por el regeneracionismo. En primer lugar, hubo un cambio de gobierno: Sagasta fue sustituido por Silvela y Polavieja en marzo de 1899 (conservadores ambos y críticos con el legado de Cánovas), que intentaron algunos cambios sin éxito. El regeneracionismo se extendió entre los intelectuales y los movimientos de oposición al sistema (republicanos, movimientos obreros y nacionalistas principalmente). Hoy el más valorado es Joaquín Costa, que vinculó la decadencia directamente con el régimen oligárquico y el caciquismo. Sin embargo, su movimiento político (la Unión Nacional) tuvo poco éxito. Otros intelectuales regeneracionistas fueron conocidos como la generación del 98: Unamuno, Maeztu, Baroja, Machado, Azorín, Valle-Inclán, Blasco Ibáñez, muchos de ellos con conexiones con la Institución Libre de Enseñanza. En general: - Denunciaron la distancia entre la España real (humillada) y la España imaginada por la Restauración, con cierto pesimismo. Rubén Mayoral. IES Joan Miró. 7.2 Rubén Mayoral y Marian Llera 10 - Buscaron el “Ser de España”, en su mayoría recurriendo a Castilla y su pasado (lo que, cuando fue asumido desde el Gobierno, que además vio a los nacionalistas como un enemigo interno a abatir, llevó a estos a radicalizar sus posturas). - Intentaron modernizar la literatura introduciendo la filosofía europea del momento y situaciones y vocabulario verosímil, hablado por la gente. - Aunque sus soluciones variaron, en general coincidieron en la importancia de la educación. Estas ideas e intelectuales se mantuvieron e inspiraron a una nueva generación de lideres políticos del sistema (principalmente Maura y Canalejas), que aplicaron una serie de cambios que permitió al sistema canovista mantenerse unos años más y acabar de desarrollar el nacionalismo español. Los ecos del Regeneracionismo llegan hasta el dictador Miguel Primo de Rivera (1923-1929) por un lado, pero por otro lado a los intelectuales (como Ortega y Gasset) que se unieron a los republicanos y a la proclamación de la II República (14 de abril de 1931) para lograr las reformas que España necesitaba. c) VOCABULARIO - Indianos: Personas que volvían enriquecidas de América (principalmente Cuba) para restablecerse en sus lugares de origen. Son típicas sus casas, inspiradas por la arquitectura colonial. - Institución Libre de Enseñanza: Organización educativa fundada en 1876 por Giner de los Ríos e inspirada por el krausismo, con sede en Madrid. Siguiendo las ideas de Krause, defendia la libertad de cátedra y la necesidad de educar en el laicismo, la experimentación y el contacto con la realidad y la naturaleza. Estuvo abierta también Tuvo una gran importancia en la educación de las elites intelectuales que renovaron la literatura y ciencias españolas durante el primer tercio del siglo XX, así como en las medidas regeneracionismas y republicanas del mismo período (como la Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas – JAE – fundada en 1907 y dirigida por Ramón y Cajal). Muchos de estos intelectuales se unieron a los republicanos y celebraron la proclamación de la II República como un nuevo régimen que pondría fin al atraso secular de España. - Regeneracionismo: movimiento cultural animado por el desastre del 98, que partió de una visión negativa de la situación de España (y de gran parte de su pasado reciente) pero que pretendía (de diversas maneras) su recuperación. Había desde intelectuales que se unieron a las filas republicanas (Machado) hasta otros que evolucionaron hacia posiciones reaccionarias (Maeztu), pasando por políticos del propio sistema (Silvela) o que defendían soluciones autoritarias temporales (el cirujano de hierro de Costa, que luego modificó). Se extendió a toda la esfera cultural y algunas de sus ideas fueron adoptadas por políticos de los partidos monárquicos: Maura (conservador) y Canalejas (liberal). Rubén Mayoral. IES Joan Miró. 7.2 Rubén Mayoral y Marian Llera 11