MAESTROS CONSTRUYENDO IDENTIDAD SINDICAL CONMEMORAMOS, NO FELICITAMOS EN EL DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER El 8 de marzo es el resultado de varias luchas y esfuerzos que las mujeres de finales de siglo XIX y XX dieron por el reconocimiento de los derechos y la dignidad del sexo femenino en el mundo laboral y el escenario político, principalmente. Inicialmente se trata de un proceso de lucha y exigencia de las mujeres del siglo XIX por el reconocimiento de los derechos laborales ya que en las fábricas eran sometidas a interminables horas de trabajo, pagas miserables, condiciones precarias y de desventaja con relación a los hombres. Posteriormente, a inicios del siglo XX, miles de obreras salen a las calles norteamericanas. A su vez, se plantea la necesidad de establecer una fecha conmemorativa del día de la mujer, propuesta que manifestó Clara Zetkin en la conferencia internacional celebrada en Copenhague en el año de 1910. Hacia el año de 1911 se conmemora el día internacional de la mujer en varios países del mundo. Las marchas y las manifestaciones en la calle, principal escenario de lucha, continúan y son acalladas por la fuerza pública de forma represiva a través de encarcelamientos. De toda esta represión, existe un evento que marcaría la historia del momento y podría representar el carácter violento e inhumano de quienes no aceptan una sociedad más justa. Se trata del incendio de la fábrica Triangle Shirtwaist en Nueva York, el 28 de febrero de 1911; suceso en el cual mueren 123 mujeres y 23 hombres. Lo anterior, acompañado de la lucha enarbolada por la mujer trabajadora y campesina del contexto de la revolución rusa, en 1917, abren camino a la creación de nuevas fuerzas feministas que, finalmente, posibilitan la promulgación de las Naciones Unidas, del 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer. Todo este recuento de sucesos puede parecer trajinado y, de hecho, lo es. Sin embargo, son el referente histórico que permite tener claridad frente a cómo, detrás de una conmemoración siempre encontraremos una lucha dada por aquellos que se han atrevido a no pensar desde la individualidad, sino desde las conquistas colectivas. El colectivo Maestros Construyendo Identidad Sindical (MACIS), es un escenario integrado por trabajadores de la educación. Hombres y mujeres unidos que desde su práctica pedagógica y sindical reconocen la importancia de ganar en el posicionamiento de las mujeres en diferentes espacios de participación, como también en la injerencia que deben tener en el empoderamiento, la conquista de la libertad, la autonomía, el poder de MAESTROS CONSTRUYENDO IDENTIDAD SINDICAL decisión y liderazgo que identifican la lucha. Como colectivo en construcción, se enmarca y enarbola las banderas de la lucha feminista, reconoce los esfuerzos de las maestras en la lucha pedagógica, sindical y política. Considera que el esfuerzo de miles de mujeres por la reivindicación de sus derechos no es exclusivo de las compañeras, por el contrario, debe obedecer a la sinergia que se va construyendo entre hombres y mujeres como parte del género humano, a la hora de luchar conjuntamente por una sociedad justa socialmente e incluyente. Acción que debe pasar por el filtro de la empatía, la unidad, el reconocimiento y concientización de las dificultades y obstáculos que representan los machismos existentes en todos los escenarios y la imposición de un modelo político económico que no garantiza la dignidad humana. La lucha sindical, el movimiento pedagógico deben involucrar el enfoque de género y la superación de un sistema que es contrario a la dignidad humana: el Patriarcado. Mujeres y hombres docentes, deben asumir un papel activo, dinámico y subversivo frente a la actual situación de las compañeras docentes; ejercer una actitud empática y sonora frente a las dinámicas que viven a nivel laboral y por qué no, personal y familiar. Es imperativo el acompañamiento y respaldo de unas a otras; pero también se debe ejercer una posición transformadora de los paradigmas sociales que atraviesan estudiantes y madres de familia; contribuir a través de la educación en el derribe gradual de sus propias actitudes machistas y a veces misóginas que terminan definiendo las relaciones con los demás, su futuro académico, laboral e incluso sentimental. La acción pedagógica, en el marco de la libertad de cátedra, debe incorporar un discurso antipatriarcal, que promueva la paridad. Generar procesos de formación en las relaciones sean horizontales y se borre ese imaginario en el cual el sexo femenino es considerado inferior, incapaz y necesariamente sumiso. El papel de los y las docentes en la transformación de paradigmas pasa por el replanteamiento de las propias prácticas sexistas y debe constituirse en una lucha constante. El ejercicio docente debe contribuir a la sanación de los cuerpos y las heridas del alma de las mujeres; fomentar el poder de la resiliencia. Esto significa trascender el ejercicio educativo y comunitario, en procura de la transformación de las condiciones que el patriarcado nos ha impuesto. Hay mucho trabajo por hacer y esto implica un papel activo, no pasivo ante la realidad. Yuly Lorena Osorio Comisión pedagógica sindical MACIS Referente bibliográfico https://www.ngenespanol.com/traveler/la-dolorosa-historia-detras-del-dia-internacionalde-la-mujer/