UNIVERSIDAD SAN PEDRO FACULTAD DE CIENCIAS DE LA SALUD ESCUELA ACADÉMICA PROFESIONAL DE TECNOLOGÍA MÉDICA ESPECIALIDAD DE LABORATORIO CLINICO Y ANATOMIA PATOLOGICA TEMA: ENTEROBACTERIAS BLEE JURADO EVALUADOR: - LIC. SILVIA CABELLO MARQUEZADO. - LIC. FERNANDO CARDENAS MEDICA. - LIC. DIANA INFANTE SOSA. AUTOR: HERRERA DE LOS SANTOS JILARIN. HUACHO – PERU 2018 RESUMEN La resistencia bacteriana es un problema antiguo, pero de gran actualidad, ya que en un marco de “austeridad” en cuanto al número de nuevas moléculas de antibiótico disponibles en el mercado, la presencia de microorganismos multirresistentes es cada vez más frecuente. E. coli es el microorganismo más frecuentemente implicado en bacteriemias nosocomiales y comunitarias, y el aislamiento de cepas productoras de BLEE se sitúa en torno al 10% en nuestro país. Las infecciones por E. coli con BLEE han experimentado importantes cambios epidemiológicos en los últimos tiempos y actualmente la atención se centra en el aumento de infecciones y colonizaciones en pacientes procedentes de la comunidad, sobre todo en relación con instituciones sanitarias, y la mayor incidencia de las CTX-M frente a otros tipos de BLEE. El papel de estas enzimas como factor de virulencia que aumente por sí mismo la mortalidad en los pacientes con bacteriemia por E. coli no queda claro. La principal repercusión clínica de las BLEE parece ser la mayor frecuencia con la que estos pacientes con infecciones graves reciben un tratamiento empírico inadecuado, de ahí la importancia de identificar qué factores predicen la presencia de una cepa con BLEE para poder ofrecer un tratamiento adecuado lo antes posible. En cuanto a las medidas de control de la diseminación de BLEE, la eficacia del aislamiento de contacto y la actuación frente a pacientes colonizados por E. coli con BLEE no están claras, pero es incuestionable la necesidad de implementar un uso correcto y responsable de los antibióticos para evitar la expansión de cepas resistentes. INTRODUCCION Las enterobacterias son el grupo más extenso y heterogéneo de bacterias gramnegativas con importancia clínica. Son organismos ubicuos que yacen en el suelo, el agua, y la vegetación; son el componente mayor de la flora normal intestinal, pero son poco frecuentes en otros sitios del organismo; algunos organismos se asocian siempre con enfermedad mientras que otros como Escherichia coli, Klebsiella pneumoniae y Proteus mirabilis forman parte de la flora comensal y pueden causar infecciones oportunistas en determinadas circunstancias. El género Escherichia puede infectar sistema nervioso central, tracto respiratorio bajo, torrente sanguíneo, tracto gastrointestinal y tracto urinario; mientras que el género Klebsiella puede infectar tracto respiratorio bajo, torrente sanguíneo y tracto urinario. Escherichia coli y Klebsiella sp son importantes como causa de infección intrahospitalaria y adquirida en la comunidad. La colonización del tracto gastrointestinal y/o de la orofaringe en pacientes hospitalizados es un mecanismo de infección por enterobacterias; también se transmiten a través de las manos del personal de salud y superficies húmedas. La producción de betalactamasas es el principal mecanismo de resistencia de las bacterias gram negativas frente a antibióticos betalactámicos, con grados distintos de resistencia. Las "nuevas betalactamasas" comprenden los grupos las betalactamasas de espectro extendido (BLEE), a enzimas betalactamasas cromosómicas AmpC y carbapenemasas. Las betalactamasas de espectro extendido (BLEE) confieren resistencia bacteriana a un amplio espectro de betalactámicos de uso común; entre ellos están todas las penicilinas (aminopenicilinas, carboxipenicilinas y ureidopenicilinas), todas las cefalosporinas incluyendo 3° y 4° generación, y los monobactams (aztreonam), con excepción de cefamicinas (cefoxitina). Los 9 únicos ß-lactámicos que mantienen actividad contra las BLEE son los carbapenems (imipenem, meropenem). Algunos casos tienen sensibilidad a las combinaciones de ß-lactámicos con inhibidores de ß-lactamasas (ácido clavulánico, tazobactam y el sulbactam). Desde los inicios (hace dos décadas) Escherichia coli y Klebsiella sp han presentado la mayor producción de BLEE a nivel mundial; éstas se encuentran muy asociadas al ámbito hospitalario y a infecciones adquiridas en la comunidad. La resistencia bacteriana tiene varias causas entre las que destaca el uso de antibióticos según la presión selectiva que éstos ejerzan sobre cepas resistentes (naturales ó adquiridas). Las causas de la resistencia antibiótica se hallan muy ligadas a las infecciones intrahospitalarias, en pacientes críticos con compromiso de la inmunidad, con exposición a cirugías durante la hospitalización y con exposición a métodos invasivos diagnósticos terapéuticos. Otra causa es un débil sistema de control de las infecciones intrahospitalarias. Se ha encontrado resistencia por BLEE asociada a los siguientes factores de riesgo: estancia hospitalaria prolongada, estancia en UCI, incremento del grado de severidad de enfermedad, uso de dispositivos invasivos diagnósticos o terapéuticos (catéter venoso central, catéter arterial, catéter urinario, soporte ventilatorio), ó procedimientos invasivos (tubo de gastrostomía, bolsa de yeyunostomía, hemodiálisis, cirugía abdominal de emergencia), colonización intestinal y uso previo de antibióticos oxymino ß lactámicos u otro antibiótico. ANTECEDENTES Durante los últimos años se ha observado una alta frecuencia de bacterias productoras de BLEE en los reportes de los cultivos de pacientes hospitalizados con infección intrahospitalaria o adquirida en la comunidad. En nuestro país el Instituto Nacional de Salud presenta reportes sobre infecciones intrahospitalarias asociadas a resistencia antibiótica, pero no hay información específica sobre cepas productoras de BLEE. Un reporte realizado el año 2008 por la Oficina de Epidemiología y Salud Ambiental sobre causas de infección intrahospitalaria destaca al uso de la sonda urinaria y soporte respiratorio. Según el "Informe de la resistencia antimicrobiana en bacterias de origen hospitalario en Lima - 2008" elaborado por INS-MINSA de Perú en base a datos de 5 hospitales limeños, se reportaron frecuencias para Escherichia coli de 22% y Klebsiella pneumoniae de 9,9%. Se ha descrito clásicamente que las enterobacterias son productoras de la mayoría de enzimas BLEE reportadas desde los inicios hasta la fecha. La primera BLEE fue descrita en una cepa de Klebsiella ozaenae en Alemania en 1983. Desde entonces se ha publicado una gran cantidad de brotes epidémicos de enterobacterias con BLEE. Durante los 80 y principios de los 90, la inmensa mayoría de las BLEE encontradas eran TEM o SHV. Estas enzimas han sufrido en un corto tiempo una gran diversificación evolutiva esencialmente por presión selectiva de antibióticos. En 1989 se describió un nuevo tipo de BLEE, las cefotaximasas o CTX-M, de forma simultánea en una cepa de E. coli en Alemania y una cepa de Salmonella en Argentina. Las BLEE más frecuentes en Latinoamérica y resto del mundo son Klebsiella pneumoniae, y Escherichia coli. Hay reportes sobre Klebsiella oxytoca como la tercera bacteria más frecuente asociada a BLEE en países no pertenecientes a Latinoamérica. Otros organismos son Citrobacter sp., Enterobacter sp., Proteus sp., Salmonella sp., Serratia sp., Morganella morganni, Serratia marcescens, Shiguella dysenteriae, Burkholderia cepacia, Carnocytophaga ochracea; y organismos no entéricos como Acinetobacter baumannii y Pseudomona aeruginosa. En los últimos años se han visto cambios en la epidemiología de las BLEE. La especie Klebsiella pneumoniae que en décadas anteriores era la más asociada con las BLEE está siendo desplazada actualmente, aunque con menor carácter epidémico, por la especie Escherichia coli. Es cada vez más frecuente el aislamiento de E. coli con BLEE, fuera del ámbito hospitalario, particularmente como causa de infección urinaria en atención primaria. Un estudio sobre cepas de K. pneumoniae aisladas entre 1997-1999 reportó un alto porcentaje para Latinoamérica con 45,4% frente a 22,6% en Europa con y 7,6% en USA; y para E. coli un 8,5% en Latinoamérica. Se han identificado a las clínicas y asilos como reservorios potenciales de E. coli y K. pneumoniae. JUSTIFICACIÓN E IMPORTANCIA La consecuencia más importante de la resistencia bacteriana es el fracaso de la terapia antimicrobiana que incrementará las probabilidades de mayor comorbi-mortalidad, mayores costos debido al tratamiento alternativo y el incremento de la estancia hospitalaria, que termina afectando la calidad de vida del paciente y de toda la comunidad. Por ello la resistencia bacteriana en infecciones de origen intrahospitalario ó adquiridas en la comunidad constituye un severo problema médico. Es interesante conocer si las evidencias halladas en otros países sobre los factores de riesgo de bacterias productoras de BLEE explican también la patogenia de nuestro medio. Los resultados hallados pueden favorecer la adopción de prácticas preventivas al conocerse los factores asociados. Una terapéutica correcta puede controlar progresivamente la resistencia bacteriana, sobre todo intrahospitalaria, y con ello en un futuro se podría aspirar a la erradicación de cepas emergentes productoras de BLEE. DESARROLLO Las Enterobacterias son una familia heterogénea y amplia de bacilos gram negativos que residen en el colon del hombre sin causar enfermedad aunque con frecuencia son causantes de un número considerable de infecciones, tanto en pacientes con inmunidad conservada como en inmunodeprimidos ya que en el paciente hospitalizado las enterobacterias colonizan el tubo digestivo, la orofaringe, el aparato genitourinario y la piel mientras que en el ambiente hospitalario pueden aislarse del agua, catéteres, sondas, sueros, antisépticos, equipos de respiración mecánica, etc., nichos ambientales con los que pueden entrar en contacto los pacientes hospitalizados y debido a su ubicuidad dentro y fuera del cuerpo a menudo causan infecciones oportunistas, siendo causa frecuente de infecciones nosocomiales. Como grupo, las Enterobacterias son las responsables de una tercera parte de los aislamientos en las bacteriemias, de dos tercios de los aislamientos en gastroenteritis, y de tres cuartas partes de los aislamientos en infecciones del tracto urinario. Habitualmente colonizan las diferentes mucosas, especialmente las del tracto gastrointestinal y urinario, por lo que las infecciones suceden a partir de estas localizaciones. Diferentes factores han contribuido al incremento de las infecciones por enterobacterias en nuestros hospitales. Entre los factores de riesgo que se estima pueden tener influencia en la colonización y/o infección se encuentran: la edad y la gravedad del paciente; la duración de la hospitalización y de la estancia en la UCI, el uso cada vez mayor de técnicas diagnósticas y terapéuticas agresivas (catéteres intravasculares, urinarios, de gastrostomía o yeyunostomía, endoscopias, la intubación orotraqueal y la ventilación mecánica; la hemodiálisis y en general cualquier prueba o tratamiento invasivos), la nutrición parenteral total; el desarrollo de úlceras por presión; la malnutrición; la procedencia de una residencia asistida; el empleo de potentes inmunosupresores, las estancias hospitalarias prolongadas, ciertas enfermedades predisponentes como enfermedades hematológicas, neoplasias, cirrosis, insuficiencia renal crónica, diabetes y en los neonatos, el haber nacido con bajo peso. Se caracterizan, desde el punto de vista microbiológico por ser bacterias no esporuladas con crecimiento en aerobiosis y anaerobiosis ósea, son anaerobios facultativos; que reducen los nitratos a nitritos salvo algunas excepciones; que fermentan la glucosa con o sin formación de gas; muestran negatividad a la prueba de la oxidasa; no aumenta su crecimiento en un medio hipertónico y pueden ser móviles, dependiendo de la presencia o no de flagelos perítricos, o inmóviles. Son organismos gram negativos que poseen una membrana interna (citoplasmática), una cubierta de peptidoglicano que la rodea, y una compleja membrana externa (pared celular) que comprende la cápsula y que contiene lipopolisacáridos y porinas (canales para la penetración de antibióticos y nutrientes). Poseen además una serie de factores de virulencia que son esenciales para la producción de los diferentes síndromes clínicos. Como la casi totalidad de las bacterias gram negativas disponen en su superficie de centenares de fimbrias, organelas indispensables para poder adherirse a las superficies mucosas y para la colonización bacteriana. Otro factor de virulencia en las enterobacterias es su capacidad de producir toxinas, que es una característica propia de las cepas patógenas de este grupo, dentro de ellas está la hemolisina que potencia la acción de las fimbrias, una amplia variedad de citotoxinas (entre ellas la toxina enteropatogénica) y de enterotoxinas causantes de los diferentes síndromes diarreicos. Las enterobacterias tienen la capacidad de adquirir rápidamente resistencia a los antibióticos. Dicha resistencia puede estar mediada por plásmidos o ser cromosómica. La mayoría de las enterobacterias poseen plásmidos, que son unidades de ADN extracromosómico que se autorreplican y que transportan su propia estructura de replicación, los plásmidos R tienen un papel fundamental en la resistencia antibiótica de las enterobacterias y aunque la multirresistencia antibiótica de estos microorganismos es con frecuencia mediada por plásmidos, ciertas especies de Citrobacter, Enterobacter, Proteus indol-positivo, Providencia o Serratia poseen un gen cromosómico que codifica una Betalactamasa de Amplio Espectro, inducida por la presencia de algunos betalactámicos. En los últimos años un porcentaje cada vez mayor de estas bacterias, especialmente Klebsiella spp. y Enterobacter spp. se han hecho resistentes incluso a las cefalosporinas de tercera generación debido al desarrollo de Betalactamasas de Espectro Ampliado. Por otro lado, el desarrollo de resistencia a quinolonas es cada vez más preocupante y está relacionado con el consumo indiscriminado de estos antibióticos en el ámbito extrahospitalario. Aunque la resistencia a los betalactámicos está definida por distintos mecanismos (producción de enzimas, alteraciones de la permeabilidad, alteración de la diana y, presumiblemente, expresión de bombas de eliminación activa), el principal mecanismo de resistencia a betalactámicos en Enterobacterias es el enzimático, por producción de las betalactamasas aunque debe considerarse también que en algunos casos la resistencia obedece a la asociación de distintos mecanismos de resistencia. Un ejemplo de esta última situación lo constituyen las cepas de Enterobacter, Escherichia Coli y Klebsiella Pneumoniae con sensibilidad disminuida o resistencia a carbapenemasas. En estos casos se observa una disminución de la permeabilidad asociada a una hiperproducción de la betalactamasa cromosómica en el primero y a una betalactamasa plasmídica de clase C en los otros dos.Por supuesto, la adquisición de multirresistencia puede llevar a la ineficacia de la mayoría de los antimicrobianos utilizados en la práctica clínica. La familia Enterobacteriaceae consta de varios géneros: Escherichia, Shigella, Klebsiella, Enterobacter, Hafnia, Serratia, Proteus, Morganella, Providencia, Salmonella, Yersinia, Edwardsiella, Citrobacter. Foco de origen de la bacteriemia Bacterias gramnegativos más frecuentes Vías urinarias Escherichia Coli, Klebsiella, Enterobacter, Serratia, Proteus Tubo digestivo Escherichia Coli, Klebsiella, Enterobacter, Serratia, Salmonella Vías biliares Escherichia Coli, Klebsiella, Enterobacter, Serratia Aparato genital femenino Escherichia Coli Aparato circulatorio Serratia, Erwinia, Enterobacter Cloacae Piel y tejidos blandos Serratia Aparato respiratorio Klebsiella, Enterobacter, Serratia Las formas clínicas dependen del contexto epidemiológico en que se produce cada infección. Fuera de las UCI y en los casos esporádicos tanto intra como extrahospitalarios, producen fundamentalmente infecciones urinarias y de las heridas quirúrgicas. Las manifestaciones producidas por la bacteriemia debida a estos microorganismos son muy similares entre unos y otros. La bacteriemia puede ser transitorias y acontecer tras diferentes manipulaciones (por ejemplo de las vías urinarias) o por factores locales predisponentes (por ejemplo diverticulitis, enfermedad prostática) la cual puede confundirse con un síndrome gripal y puede no tener mayor trascendencia o ser más prolongada dando lugar incluso a una sepsis por gram negativos con un cuadro clínico mucho más grave acompañándose de fiebre que puede llegar a 41 °C (que puede faltar en los ancianos y en los pacientes urémicos o tratados con glucocorticoides), cefalea, malestar general, artromialgias, náuseas y vómitos. En ocasiones las primeras manifestaciones de la bacteriemia o sepsis por enterobacterias pueden consistir en ansiedad, taquipnea y taquicardia. En los ancianos no es raro que la bacteriemia por gram negativos se manifieste sobre todo por confusión mental, estupor, delirio o agitación. Posteriormente es posible que se presenten signos de hipoperfusión de otros órganos, oliguria y finalmente hipotensión, shock séptico y falla multiorganica. En contraste con el plazo relativamente largo de varios días que precede al shock de otras infecciones, el de la sepsis por gram negativos suele presentarse al cabo de sólo 4-10 h de las manifestaciones iniciales. En la bacteriemia por enterobacterias puede producirse tanto leucocitosis como leucopenia, que casi siempre cursa con trombopenia. La aparición de shock conduce a la insuficiencia renal por necrosis tubular. Los estudios de hemoquímica traducirán afectación en cada órgano disfuncional o en falla, como aumento de bilirrubina sérica y de las enzimas hepáticas, trastornos hidroelectroliticos y del equilibrio acido/ base, evidencia de injuria pulmonar en la gasometría, entre otras. En todos los pacientes con sospecha de infección bacteriémica por bacilos gram negativos y especialmente en aquellos con enfermedades predisponentes (enfermedad hematológica, postoperatorio de cirugía abdominal, pacientes con catéteres intravenosos) hay que extraer precozmente hemocultivos. En el contexto clínico de una infección grave, el aislamiento de estas bacterias en muestras válidas (sangre, esputo, orina) suele ser suficiente para hacer el diagnóstico etiológico. Más problemático resulta el aislamiento de un microorganismo BLEE (+) en una herida, por ejemplo en una úlcera por presión, sin que haya signos aparentes de infección intra o perilesional y donde puede ser un mero contaminante. Nos vamos a referir aquí a las Enterobacterias más frecuentes en nuestra práctica clínica: Echerichia Coli, Klebsiella, Enterobacter, Serratia y Citrobacter cuya presencia conlleva a una elevada morbimortalidad en nuestros pacientes. Infecciones por Escherichia Coli: La Echerichia Coli es un comensal normal del tubo digestivo pero puede causar infecciones en determinadas circunstancias. La puerta de entrada más común es la urinaria, pero no es la única que permite el acceso de este germen a la circulación. En presencia de hepatopatía crónica se producen una serie de anastomosis portosistémicas que permiten su acceso a la circulación general sin pasar por el filtro hepático, lo que puede originar una bacteriemia y facilita el desarrollo de peritonitis espontánea del cirrótico aunque la quimioprofilaxis diaria con fluorquinolonas, después de un primer episodio, reduce de forma sustancial las frecuentes recidivas de esta infección en la cirrosis hepática, otra vía es alcanzar el pulmón desde la faringe, mediante microaspiraciones de secreciones. En los últimos años, Echerichia Coli está considerada como la causa más frecuente de gastroenteritis bacteriana asociada con los viajes a países de riesgo (diarrea del viajero). Es el agente causal más frecuente de las infecciones desarrolladas durante la estancia hospitalaria de los enfermos. La forma habitual de contagio es la fecal, aunque en infecciones hospitalarias puede existir una transmisión a través de los fómites. Los portadores sintomáticos o asintomáticos, madres y personal de las guarderías, son los que transmiten la enfermedad en la mayoría de los casos de diarreas infantiles en estos centros. Las infecciones más frecuentes debidas a Echerichia Coli son las urinarias, que se produce por el paso del microorganismo a la zona periuretral y con posterioridad a la vejiga a través de la uretra, aunque son muchos los síndromes clínicos que pueden estar causados por ella. La Echerichia Coli es una de las etiologías más frecuentes de las infecciones de la vía biliar, ocasionando episodios de colecistitis, colangitis o incluso abscesos hepáticos múltiples por colonización ascendente. La existencia de litiasis en el árbol biliar o las manipulaciones previas del mismo, por endoscopia o cirugía, son los factores de riesgo más importantes para el desarrollo de las infecciones a dicho nivel. Puede producir abscesos en cualquier localización. No son infrecuentes a nivel del tejido celular subcutáneo secundarios a la infección de las heridas operatorias, a isquemia arterial de las extremidades inferiores o a lesiones repetidas por inyecciones subcutáneas. Así mismo ocasiona de forma excepcional un gran número de infecciones como artritis sépticas, endoftalmitis, tiroiditis supurativa, abscesos cerebrales, endocarditis, osteomielitis, prostatitis, sinusitis y tromboflebitis séptica. Infecciones producidas por Klebsiella: El género Klebsiella está formado por un grupo de bacterias con dos especies que producen enfermedades en el hombre la pneumoniae y la oxytoca las cuales colonizan el tracto gastrointestinal del hombre y son responsables de infecciones de las vías urinarias, respiratorias y síndrome de sepsis. La mayoría de estas infecciones son nosocomiales y generalmente se observan en pacientes debilitados por enfermedades crónicas. La transmisión de paciente a paciente por medio del contacto con el personal sanitario es el principal mecanismo de diseminación de estas epidemias. Los factores de virulencia de Klebsiella son la cápsula, presente en todas sus especies, que es capaz de evitar la fagocitosis y la migración de los leucocitos al área de la infección y la endotoxina propia de las bacterias gram negativas y se diferencia de Enterobacter y de Serratia por ser inmóviles. Infecciones producidas por Enterobacter: En el género Enterobacter se incluyen 5 especies causantes de infecciones en humanos, denominadas Enterobacter aerogenes, Enterobacter Cloacae, Enterobacter Agglomerans (anteriormente denominada Erwinia Agglomerans), Enterobacter Gergoviae y Enterobacter Sakazakii. Se encuentran de forma primaria como colonizantes en pacientes hospitalizados, en especial si previamente han estado tratados con antibióticos. Otros factores de riesgo para su adquisición son los procedimientos invasivos diagnósticos o terapéuticos y la utilización de catéteres. Por lo tanto, se consideran patógenos oportunistas que raramente causan infecciones primarias en el hombre. Infecciones producidas por Serratia: Existen un gran número de especies en este género, aunque la gran mayoría de las infecciones en el hombre están causadas por Serratia Marcescens y de forma infrecuente se diagnostican infecciones por Serratia Liquifaciens, Serratia Rubidaea y Serratia Odorífera. Infecciones producidas por Citrobacter El género Citrobacter tiene tres especies, C. amalonaticus, C. diversus y C. freundii y producen casi de forma exclusiva infecciones hospitalarias. Las neumonías y las infecciones del tracto urinario son las localizaciones más frecuentes aunque en neonatos se han relacionado con meningitis y abscesos cerebrales. Se han descrito casos de endocarditis y bacteriemia nosocomiales en pacientes con importantes enfermedades de base o en el postoperatorio inmediato. La resistencia a diversos antibióticos es habitual en las especies de Citrobacter, por lo que es usual que la elección del tratamiento se base en los estudios de sensibilidad antimicrobiana. ANTIBIÓTICOS BETALACTÁMICOS Los antibióticos betalactámicos constituyen el principal grupo de antibióticos y el más utilizado para el tratamiento de las infecciones humanas. En 1928 Fleming observó el efecto inhibidor del Penicillium, un hongo filamentoso, sobre el crecimiento de bacterias en una placa de cultivo, pero fue en la década de los 40 cuando se consigue la producción industrial de la penicilina gracias a los estudios de Florey y Chain. (Joklik 1996) Estos antibióticos presentan como estructura básica el anillo betalactámico, formado por la condensación de alanina y betadimetilcisteína. Los antibióticos betalactámicos tienen acción bactericida, actúan impidiendo la síntesis de la pared bacteriana, inhibiendo la síntesis del peptidoglicano, que es el componente que confiere estabilidad y rigidez a la bacteria, protegiéndola de la rotura osmótica. Estos antibióticos se unen a lo que se denomina genéricamente como proteínas ligadoras de penicilinas (PBP), cuya función es catalizar una serie de reacciones de transpeptidación y carboxipeptidación necesarias para la síntesis del peptidoglicano de la pared bacteriana. Los betalactámicos actúan también activando una autolisina bacteriana endógena que destruye el peptidoglicano. ESTRUCTURA QUÍMICA DE LOS INHIBIDORES DE LAS BETALACTAMASAS Dentro de los inhibidores de las betalactamasas con una estructura betalactámica se encuentran el sulbactam, el ácido clavulánico y el tazobactam. El sulbactam es una sulfona semisintética del ácido penicilánico. El tazobactam posee un grupo triazol en posición 3. El ácido clavulánico tiene un núcleo similar al ácido penicilánico de las penicilinas pero se sustituye el átomo de azufre por uno de oxígeno y carece de la cadena lateral acilamino en posición 6. ESPECTRO ANTIBACTERIANO Los betalactámicos son activos frente a bacterias gram-positivas, gramnegativas y espiroquetas. El espectro antimicrobiano de la penicilina G va desde los cocos gram-positivos y gramnegativos hasta bacilos gram-positivos, tanto facultativos como anaerobios, y algunos bacilos gram-negativos. La obtención de derivados semisintéticos del ácido 6-aminopenicilánico permitió disponer de preparados activos por vía oral, los cuales presentan mayor resistencia a las betalactamasas y mayor acción sobre bacterias gram-negativas (aminopenicilinas, penicilinas anti-pseudomonas y penicilinas antiestafilocócicas). Mientras que las cefalosporinas de primera generación son muy activas frente a los cocos grampositivos, las sucesivas generaciones son más activas frente a los bacilos gram-negativos. Los carbapenémicos son dentro del los betalactámicos los que presentan mayor espectro. El aztreonam posee una muy buena actividad frente a bacterias gram-negativas aerobias y facultativas, pero carece de actividad frente a gram-positivos y anaerobios. Por último, los inhibidores de las betalactamasas, presentan una elevada afinidad frente a las betalactamasas a las que se unen de manera irreversible protegiendo de esta manera a los betalactámicos de su acción. Aisladamente poseen poca actividad antibacteriana, se utilizan asociados a otro betalactámico, siendo su función fundamental permitir a éste recuperar su actividad sobre microorganismos que se han hecho resistentes por producción de betalactamasas. MECANISMOS DE RESISTENCIA BACTERIANA Las bacterias a lo largo del tiempo han producido una amplia variedad de mecanismos de resistencia, con el fin de contrarrestar el efecto de los antibióticos. La eficacia de los antibióticos betalactámicos esta en continuo reto debido a la emergencia de cepas bacterianas resistentes. Entendemos por resistencia bacteriana la condición microbiológica caracterizada por la capacidad natural o adquirida por parte de una cepa bacteriana de permanecer refractaria a los efectos bactericidas o bacteriostáticos de un antibiótico. La resistencia puede estar mediada por genes cromosómicos o material extracromosómico (DNA plasmídico). La resistencia cromosómica aparece por mutación, por el contrario los plásmidos y transposones pueden ser autotransferibles entre bacterias. La transferencia de este material genético se realiza a través de diversos mecanismos como son la transformación, conjugación y transducción. La resistencia de los bacilos gram-negativos a los antibióticos betalactámicos puede ser debida a varios mecanismos, que en ocasiones se asocian: 1. Alteraciones de la permeabilidad: La membrana externa en las bacterias gram-negativas dificulta el paso de sustancias hidrofílicas, como los antibióticos β-lactámicos, los cuales necesitan los poros proteicos (porinas) para tal fin. Generalmente por mutaciones que afectan a las porinas, se produce una disminución de la concentración del antibiótico en el interior de la célula. 2. Producción de enzimas: Hidrólisis del antibiótico por las betalactamasas, la producción de betalactamasas es el mecanismo de resistencia más importante frente a los antibióticos betalactámicos. Son enzimas de naturaleza proteica cuya síntesis está controlada por un gen, bien cromosómico o bien transferido por plásmidos. Las betalactamasas se unen al grupo carboxilo y rompen el enlace amídico del anillo betalactámico lo cual hace que se pierda la capacidad de unión a las PBP. En las bacterias gram-negativas estas enzimas se encuentran en el espacio periplásmico y atacan al antibiótico antes de que este alcance su receptor. Su producción puede ser constitutiva (se producen siempre) o inducible (sólo en presencia de un betalactámico). La producción de betalactamasas cromosómicas puede ser constitutiva (se producen siempre) o inducible (se producen sólo en presencia de un betalactámico). Las betalactamasas plasmídicas en los bacilos gram-negativos son constitutivas y su grado de producción esta en relación con el número de copias del plásmido.) Las modificaciones en la estructura de la enzima por sustitución de aminoácidos presenta una fuerte correlación con cambios en su función; asimismo, estudios cristalográficos demuestran que la estructura de algunas betalactamasas presenta una gran similitud con las PBP. 3. Alteraciones en el lugar de acción Como los betalactámicos deben unirse a las PBP para ejercer su acción cualquier alteración a este nivel reduce la afinidad del antibiótico por su diana. 4. Expresión de bombas de eliminación activa: Son bombas de flujo que bombean al antimicrobiano al exterior. Como ya hemos comentado, el mecanismo de resistencia más frecuente es la producción de betalactamasas tanto de codificación cromosómica como plasmídica. Este problema, en un principio, fue solventado clínicamente por la introducción de nuevos betalactámicos con cadenas laterales que protegiesen el anillo betalactámico: cefamicinas, cefalosporinas de tercera generación y monobactames por la utilización de combinaciones de los betalactámicos existentes con lo nuevos inhibidores de betalactamasas. Pero las bacterias rápidamente adquirieron resistencia a estos antibióticos por los siguientes mecanismos: • Algunas especies por hiperproducción de enzimas, cefalosporinasas inducibles de clase C, que además, pueden dar lugar a mutantes con desrepresión estable de su síntesis. • Hiperproducción de betalactamasas clásicas. • Aparición de nuevas betalactamasas, codificadas por plásmidos, mutantes de las tipo TEM y SHV, ahora capaces de hidrolizar las cefalosporinas de tercera y cuarta generación: BLEE • Producción de cefamicinasas mediada por plásmidos. • Producción de betalactamasas resistentes a la acción de los inhibidores: IRT El mecanismo de resistencia a los inhibidores de betalactamasas y sus combinaciones comerciales (amoxicilina- clavulánico, ampicilina-sulbactam, ticarcilina-clavulánico, cefoperazona-sulbactam y piperacilina-tazobactam) puede ser debido a diferentes mecanismos, como son la producción de betalactamasas cromosómicas como en el caso de AmpC de Enterobacter, Citrobacter, Serratia, Morganella y Pseudomonas aeruginosa o metalo betalactamasas de Stenotrophomonas maltophilia que son resistentes a la acción de los inhibidores. En otros casos la hiperproducción de betalactamasas como por ejemplo AmpC en E.coli o SHV-1 en K.pneumoniae puede reducir la acción de los inhibidores (Livermore 1995) La hiperproducción de betalactamasas TEM-1 y SHV1 puede producir también una disminución de la sensibilidad a la acción de los inhibidores. Por ultimo, la presencia simultanea de BLEE y betalactamasas de amplio espectro reduce la susceptibilidad frente a los inhibidores. Betalactamasas Las betalactamasas o penicilin amido-beta-lactamhidrolasas han sido definidas por el Nomenclature Committee of the Internacional Unión of Biochemistry como “enzimas que hidrolizan amidas, amiditas y otras uniones C-N” . Estas enzimas están ampliamente distribuidas en bacterias tanto grampositivas como gram-negativas, constituyendo el mecanismo mas común de resistencia en contra de los antibióticos betalactámicos. Las betalactamasas son la mayor defensa de las bacterias gram-negativas frente a los antibióticos betalactámicos. Son enzimas responsables de la mayor parte de los fracasos terapéuticos debido a que hidrolizan el anillo betalactámico inactivándolo. En las bacterias gram-negativas, las betalactamasas plasmídicas son constitutivas y su grado de producción está en relación con el número de copias del plásmido, mientras que las betalactamasas cromosómicas, pueden ser constitutivas o inducibles. CLASIFICACIÓN DE LAS BETALACTAMASAS Tanto la clasificación como la nomenclatura de las betalactamasas constituyen un problema, debido a que cuando se introducía en la práctica clínica un nuevo antibiótico betalactámico aparecía, prácticamente al tiempo, una nueva betalactamasa que lo hidrolizaba, de manera que ha aumentado enormemente su número lo que requería y requiere nuevas clasificaciones y constantes actualizaciones. Es por ello que hayan sido propuestos numerosos esquemas de clasificación de estas enzimas. El primero de ellos fue clasificarlas en penicilinasas y cefalosporinasas que hidrolizan penicilinas y cefalosporinas respectivamente. Más adelante, estas enzimas han sido clasificadas de acuerdo a su perfil de sustrato, punto isoeléctrico, peso molecular, reacción con los inhibidores y otros criterios bioquímicos, así como por su origen cromosómico o plasmídico. CLASIFICACIÓN MOLECULAR DE AMBLER (Ambler 1980) En base a su estructura primaria han sido propuestas cuatro clases moleculares (de la A la D) es la clasificación molecular de Ambler. La clase A (serinpenicilinasas), clase B (metaloenzimas), clase C (serin-cefalosporinasas) y clase D (serin-oxacilinasas). La clasificación molecular reconoce tres clases de serinenzimas y una de metaloenzimas. • Clase A Estas enzimas se encuentran tanto en bacterias gram-positivas como gramnegativas. Puedes ser de origen cromosómico o plasmídico. Estudios cristalográficos han demostrado que la estructura de la proteína es homologa. . El peso molecular de estas enzimas es alrededor de 25,000 daltons. • Clase C A este grupo pertenece la enzima ampC, la cual es una serin-cefalosporinasa con una estructura diferente a las serin-penicilinasas y serin-D-alanina carboxipeptidasas. Son proteínas de gran tamaño, el peso molecular de estas enzimas es alrededor de 39,000 daltons. Estas enzimas confieren resistencia a las oximinocefaloporinas, 7-αmetoxicefalosporinas y no son afectadas por los inhibidores. (Gupta 2007) que además de la serina contienen en el centro activo DD– transpeptidasas/carboxypeptidasas (conocida como penicilin-binding proteins PBPs). • Clase D A este grupo pertenecen las serin-oxacilinasas especialmente activas frente a oxacilina. Oullette y cols demostraron en 1987 la relación entre la betalactamasa OXA-1 y otras secuencias de betalactamasas. El peso molecular de estas enzimas es alrededor de 30,000 daltons. • Clase B Estas enzimas difieren de las otras betalactamasas en que usan el ión zinc, para unir el residuo histidina o cisteína con el grupo carboxilo de la unión amida de la mayoría de las penicilinas, cefalosporinas y carbapenemas. La segunda gran familia, la B, es más heterogénea, y en ella se distinguen tres grupos diferentes de metalo- betalactamasas, B1, B2 y B3. B1 y B3 englobarían enzimas con amplio espectro de acción que actuarían frente a la mayoría de los betalactámicos excepto monobactámicos, mientras que B2 son Carbapenemasas las cuales presentan poca acción frente a penicilinas y cefalosporinas. Mientras que B1 y B3 presentan su máxima actividad cuando tienen dos átomos de Zn; B2 se inactiva cuando incorpora otro átomo de Zn. De acuerdo con la revisión de Frére y cols, la clasificación de Ambler está bien establecida y se puede mantener con unas observaciones. Las betalactamasas se pueden englobar en dos superfamilias: en la primera estarían incluidas la serin- betalactamasas, a este grupo pertenecen las clases A, C y D, siendo las clases A, C las más comunes. La otra superfamilia es la clase B que a su vez tendrá tres subfamilias de metaloenzimas: B1, B2 y B3. En la figura 5 se puede ver un diagrama de la clasificación de Ambler y el esquema propuesto por Frére. CLASIFICACIÓN DE BUSH, JACOBY Y MEDEIROS Las betalactamasas se pueden clasificar sobre la base de su espectro de acción y respuesta a los inhibidores en un gran número de grupos funcionales es la clasificación funcional de Bush, Jacoby y Medeiros. Esta clasificación es la mas útil pues supone mas ayuda para el medico o microbiólogo en su diagnostico de laboratorio debido a que considera los inhibidores de betalactamasas y los sustratos de los betalactámicos. En la tabla 3 se representa un esquema de esta clasificación. • Grupo 1 Las enzimas de este grupo se correlacionan con la clase molecular C. Pertenecen a este grupo cefalosporinasas que no son inhibidas por el ácido clavulánico o sulbactam, pero son inhibidas por el aztreonam y cloxacilina. Su peso molecular suele ser superior a 30,000 daltons y su punto isoeléctrico es básico. La mayor parte de ellas son de origen cromosómico e hidrolizan fundamentalmente a cefaloridina y cefalotina. • Grupo 2 Son penicilinasas, cefalosporinasas y betalactamasas de amplio espectro que son sensibles a la acción de los inhibidores de betalactamasa y se correlacionan con las clases A o D de la clasificación molecular de Ambler. En este grupo se incluyen varios subgrupos debido a la alta diversidad de sustratos encontrados. o Grupo 2a Son penicilinasas que se encuentran fundamentalmente en bacterias gram- positivas. Pertenecen a la clase molecular A. o Grupo 2b Estas betalactamasas son de amplio espectro actuando sobre penicilinas y cefalosporinas y son inhibidas por el ácido clavulánico. Pertenecen a la clase molecular A y son de origen plasmídico. Las enzimas TEM-1 TEM-2 y SHV-1 pertenecen a este grupo. o Grupo 2be A este grupo pertenecen las BLEE, betalactamasas que son capaces de hidrolizar antibióticos βlactamicos de espectro extendido y son fuertemente inhibidas por el ácido clavulánico como por ejemplo TEM-3, CAZ-1, SHV-2, SHV-3 y betalactamasa cromosómica K1 debido a su acción sobre el aztreonam. Estructuralmente derivan del grupo 2b y son de espectro extendido. o Grupo 2br Dentro de este grupo se encuentran las enzimas mediadas por plásmidos con acción disminuida frente a amino-, carboxy- y ureido-penicilinas. Derivan de TEM-1 y TEM-2 y son las denominadas IRT (Inhibitor- resistant TEM). Se encontraron inicialmente en E.coli pero en la actualidad se han informado casos en otras Enterobacterias o Grupo 2c Son carbenicilinasas que presentan mayor acción sobre penicilinas que sobre cefalosporinas, son sensibles a la acción del ácido clavulánico, con punto isoeléctrico neutro y pertenecen a la clase molecular A. En este grupo se encuentran las betalactamasas PSE-1, PSE-3, PSE-4, CARB-3 y CARB-4 presentes en P. aeruginosa, AER-1 en Aeromonas hydrophila, BRO-1 en P. mirabilis y B. catarrhalis. o Grupo 2d Este grupo incluye betalactamasas que hidrolizan cloxacilina y son generalmente inhibidas por el ácido clavulánico. Son oxacilinasas con punto isoeléctrico que oscila en el rango de 6.1-7.7 y pertenecen a la clase molecular D. Pertenecen a este grupo OXA-1, OXA-4 y OXA-7 muy frecuentes en E. coli y PSE-2 en P. aeruginosa. De este grupo se puede separar el siguiente. o Grupo 2de Pertenecen a este grupo oxacilinasas de espectro extendido de clase D, con inhibición moderada por el ácido clavulánico. Se han descrito en P.aeruginosa y Acinetobacter baumannii. (Vila, Navia et al. 1997) o Grupo 2e Pertenecen a este grupo cefalosporinasas que son inhibidas por bajas concentraciones de ácido clavulánico lo que las diferencia de las betalactamasas del grupo 1, como por ejemplo cefalosporinasas inducible en Proteus descritas por Sawai y cols la cefalosporinasa L2 de P. maltophilia descrita por Saino y cols y la cefalosporinasa FEC-1 descrita en E.coli y Proteus. o Grupo 2f Son serin-Carbapenemasas que son inhibidas débilmente por el ácido clavulánico pero no por el EDTA. • Grupo 3 Son metalo-betalactamasas que hidrolizan penicilinas, cefalosporinas, y carbapenemes. Son pobremente inhibidas por los inhibidores clásicos excepto EDTA y pcloromercuribenzoato (pCMB). Son las únicas betalactamasas que pertenecen a la clase B. En este grupo esta incluida la betalactamasa L1 de P. maltophilia con fuerte acción hidrolítica frente a Imipenem y la betalactamasa II de Bacillus cerus • Grupo 4 Son penicilinasas que no son inhibidas por el ácido clavulánico. Hasta el momento no se han podido englobar en ninguna clase molecular. En la tabla 4 podemos ver la interrelación entre estas dos clasificaciones. ANEXOS BIBLIOGRAFIA: 1. Cue B.M, Morejon S.M: Antibacterianos de acción sistémica Rev. Cub. Med. General Integral 14(4) 1998 347-67 2. Galí Navarro ZC: Epidemiología de la sepsis por microorganismos en la terapia intensiva de cirugía cardiovascular del Hospital “Hermanos Ameijeiras”de mayo 2006 a mayo 2007.tesis presentada en opción al título de master en enfermedades infecciosas. 3. Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene. Estudio de Prevalencia de las Infecciones Nosocomiales en España, 2006. 4. 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