El capítulo trece de la obra de James F. Brennan se denomina “El movimiento de la Gestalt”, y en este presenta tanto el significado de Gestalt, como sus representantes y principales planteamientos. El autor inicia desde la premisa de que Gestalt se refiere a “una configuración o forma unificada y suele indicar una figura u objeto que es diferente de la suma de sus partes” (Brennan, 1999). Además, Brennan inicia con la mención de que “la Gestalt expresa la premisa fundamental de un sistema de psicología que ve los acontecimientos psicológicos como fenómenos organizados, unificados y coherentes” (1999). Partiendo de este punto, Brennan describe los antecedentes , los representantes, los principios básicos y las implicaciones de la psicología de la Gestalt (1999). Los psicólogos de la Gestalt se basaron en el legado de la escuela de Würzburg y la fenomenología alemana. Lo más influyente de Würzburg fue la definición de” la actividad humana en términos de una conciencia no sensorial” y las predisposiciones de la mente a ordenar los hechos según diversas dimensiones (Brennan, 1999). Por parte de la fenomenología alemana, lo más importante es el uso de las observaciones agudas, en lugar de controles experimentales rígidos (Brennan, 1999). Este movimiento alemán puso en duda “la psicología estructural de Wudnt” y “pretendía ofrecer una alternativa al modelo analítico y reduccionista de las ciencias naturales propuesto por Wudnt” (Brennan, 1999). Además, “la corriente de la psicología de los actos de Brentano y Stumpf” (Brennan, 1999). Además menciona que: “en la base de la psicología de la Gestalt se hallaba la propuesta innatista de que la organización de la actividad mental predispone al individuo a relacionarse con el medio de ciertas maneras.” (Brennan, 1999) De modo que los objetivos de la Gestalt eran “investigar la organización de esta actividad y determinar la naturaleza exacta de las relaciones entre la persona y el entrono” (Brennan, 1999). Este movimiento intelectual tuvo un “triunfo efímero”, según señala Brennan, debido al nazismo y su esterilidad intelectual. Por causa de las persecuciones, los representantes huyeron a EEUU, pero la Gestalt no tuvo el mismo éxito que en Alemania. Los fundamentos de la psicología de la Gestalt surgen de “la premisa de la organización inherente de las relaciones entre persona y entrono”, y fueron originados “de la investigación de Wertheimer sobre el movimiento aparente –el fenómeno phi- ” (Brennan, 1999). Además de Wertheimer, Köhler y Koffka fueron personajes importantes en el surgimiento de la Gestalt. Con sus aportes se llegó a una psicología que destacaba “la organización y la unidad de sus datos, definidos como fenómenos” (Brennan, 1999). Además, la exanimación de “la totalidad y la unidad de las experiencias en términos de formas” (Brennan, 1999). También analizaba la experiencia mediata e “incluía la investigación de los objetos y su significado” (Brennan, 1999). Y por último, reconocía la libertad de emplear métodos variados que no influyeran en la integridad de los fenómenos (Brennan, 1999). Brennan indica que “los principios de la psicología de la Gestalt surgieron de la investigación de los procesos sensoriales y perceptuales”, y que luego los principios se extendieron a otras actividades psicológicas, como el proceso de aprendizaje (1999). Con respecto a esto último del aprendizaje, “la psicología de la Gestalt ofreció una alternativa al aprendizaje por ensayo y error de Thorndike” (Brennan, 1999). Además, se generaron conceptos relacionados con respecto a las relaciones entre persona y entorno como: “campo perceptual”, “cerradura”, “constancia de objeto” e “isomorfismo” (Brennan, 1999). Seguido de esto, se exponen las implicaciones de la psicología de la Gestalt. El autor muestra que como movimiento europeo, “la Gestalt remplazó las formulaciones estructurales de Wudnt” (Brennan, 1999). Los psicólogos, a partir de la Gestalt, estudiaron el cómo, y no el qué; además ampliaron la base empírica para la psicología (Brennan, 1999). Sumado a esto, se señaló que la conciencia y el comportamiento debían verse juntos (Brennan, 1999). Este movimiento se vio distorsionado por los nazis y luego de la Segunda Guerra Mundial regresó, pero ya habían aparecido otros modelos de la psicología (Brennan, 1999). Las implicaciones como movimiento estadounidense fueron igual de importantes. En el momento en el que los psicólogos de la Gestalt se refugiaron en EEUU, el conductismo era el movimiento que predominaba, por lo que su movimiento no coincidió con el predominante. Brennan menciona que aunque no pudo competir con el conductismo, la Gestalt cumplió un papel importante en la redefinición del conductismo (Brennan, 1999). Uno de los conductistas que tuvo un importante papel en este proceso fue Edward C. Tolman (Brennan, 1999). Se dieron diversos estudios sobre el aprendizaje, pero Brennan menciona que quizá el más importante “proceda de aquellas investigaciones, que comenzaron con los informes de Köhler sobre los procesos superiores de aprendizaje de los chimpancés, que se ocuparon de la solución de problemas y el insight” (Brennan, 1999). También Brennan hace una apartado sobre “la teoría de campo”, denominación utilizada para “una aplicación derivada de la teoría de la Gestalt que comprendía una imagen de las actividades sociales y la dinámica de la personalidad” (1999). Con respecto a esto, Lewin “argumentaba que la personalidad debe verse en el contexto del campo dinámico o topología de las relaciones del individuo con el medio” (Brennan, 1999). “El modelo de Lewin es una sitema motivacional que pretende un equilibrio de fuerzas en el espacio vital” (Brennan, 1999). Capítulo 14 El siguiente capítulo se titula “Psicoanálisis”, y trata sobre el “más conocido de todos los sistemas de psicología” fundado por Sigmund Freud (Brennan, 1999). Este movimiento, según indica Brennan, “introdujo el estudio de los procesos inconscientes que influyen en las actividades de los hombres (1999). Este movimiento “concordaba con el modelo alemán de actividad mental, que se remonta a las obras de Leibniz y Kant” (Brennan, 1999). Importa mencionar también que “ el psicoanálisis destacó la meta del equilibrio homeostático de las energías inconscientes de la personalidad” (Brennan, 1999). El autor menciona que la influencia del psicoanálisis en el pensamiento occidental se vio “ en la literatura, la filosofía y las artes” (Brennan, 1999). Los antecedentes del surgimiento del psicoanálisis fueron la mente activa, el estructuralismo de Wudnt, la psicología de la Gestalt; y los avances en el tratamiento de las enfermedades mentales (por ejemplo el hipnotismo), en el cual se vio incluido Freud (Brennan, 1999). Sigmund Freud, rechazó la hipnosis y adoptó como forma de tratamiento la catarsis o asociación libre (Brennan, 1999). Además, argumentaba que “la psicología de todo el mundo, no sólo de quienes padecían síntomas neuróticos, se entiende en términos de fuerzas inconscientes que hay que resolver (Brennan, 1999). Algo de suma importancia es que Freud veía en la agresión y la sexualidad, el principal impulso motivador, y que luego amplió el psicoanálisis “a un marco teórico para toda la personalidad y las motivaciones humanas” (Brennan, 1999). En sus trabajos, Freud describe la personalidad como un modelo homeostático “en términos de un sistema energético que busca un equilibrio de fuerzas”, “determinado por el intento constante de identificar los medios apropiados para descargar las energías instintivas originadas en las profundidades del inconsciente” (Brennan, 1999). También “postuló tres estructuras de la personalidad – el ello, el yo y el superyó- (Brennan, 1999). Su principal diferencia con los demás modelos de psicología se basó en que él no era un metodólogo, y tampoco “elaboró una teoría que produjera hipótesis que pudieran probarse ni otras implicaciones empíricas” (Brennan, 1999). Además, su legado radica en que según su teoría, “la personalidad está formada en esencia, a los siete años” (Brennan, 1999). Teniendo en cuenta que Sigmund Freud fue el más reconocido dentro del psicoanálisis, ahora mencionaremos a algunos de sus discípulos. Sin embargo, es importante rescatar que en 1930 “el movimiento se fragmentó en posturas rivales”, y debido a esto se redefinieron y reinterpretaron los principios del psicoanálisis (Brennan, 1999). Mas, aún quienes “se apartaron de las especulaciones freudianas conservaron el modelo básico que concebía a la personalidad como un sistema de reducción de energía” (Brennan, 1999). Entre ellos encontramos a Alfred Adler, Carl Jung y Karen Horney (Brennan, 1999). A Adler y a Horney se les reconoce por incluir las necesidades sociales y a Jung por incluir las influencias culturales al modelo freudiano (Brennan, 1999). Por otro lado, encontramos a los representantes del psicoanálisis social; influenciados por los aportes de Adler y Horney, que “señalaron una tendencia al examen del contexto social de las experiencias humanas” (Brennan, 1999). Ellos fueron Sullivan, quien integró al modelo “planteamientos de campo” y Fromm, quien integró “premisas existenciales” (Brennan, 1999). El psicoanálisis no ha sido un movimiento dejado en el olvido, sino que es actualmente utilizado, y como tal, tiene repercusiones contemporáneas. El autor menciona que “como movimiento contemporáneo, el psicoanálisis ejerce una influencia considerable en la psiquiatría y la psicología clínica, aunque se encuentra fragmentado por la falta de acuerdos metodológicos” (Brennan, 1999). Además, continúa siendo una importante influencia en las artes, la literatura y la filosofía; y según Brennan, “esta influencia refleja el principal aporte de Freud: su análisis general del inconsciente” (Brennan, 1999). El autor concluye que el psicoanálisis es el sistema de la psicología más conocido de todos, fundado por una de las personalidades más famosas, Sigmund Freud (Brennan, 1999). Este modelo, según señala Brennan, ha sido de importante influencia en las artes, la literatura y la filosofía; por lo que va más allá de un simple movimiento psicológico (Brennan, 1999). Además, también se le agregaron influencias y necesidades sociales por parte de los discípulos de Freud. Sin embargo, muestra también que está fragmentado por “la falta de acuerdos metodológicos” (Brennan, 1999). Y termina con una frase que muestra la distinción del psicoanálisis de los demás modelos de psicología: “ el psicoanálisis se apartó de los fundamentos empíricos de nuestra ciencia y comparte poco con unos otros sistemas que dependen de esos planteamientos metodológicos” (Brennan, 1999). Bibliografía: Brennan, James F. Historia y Sistemas de la Psicología. Editorial Prentice Hall. Quinta Edición. México. 1999. pp. 213-245. Silvia Elena Valverde Coto A96419