Partamos de la condición de Riqueza y Pobreza del creyente en el cristianismo, estos han sido tema de controversia siempre. Algunos interpretan que la riqueza concepto materialista y opuesto a la doctrina cristiana, incluso llevar una vida acomodada es visto como una ofensa a la fe. Sobre la Pobreza, a veces es vista como un castigo, y a menudo enaltecida como un valor, algunos hacen votos de pobreza en algunas religiones, incrementado la mendicidad, opción que la prefieren los pobres evitando así, cualquier oportunidad de prosperidad monetaria. Esto estrechamente vinculado al concepto cristiano del trabajo. El papel espiritual (no secular) de la iglesia, es conducirnos a que sea revelada en nosotros “la palabra de Dios” y entender que, lo que es dejado (el dinero) en la iglesia como parte del sueldo del creyente el llamado “diezmo”. La biblia dice: en Hebreos 7, …1 Porque este Melquisedec, rey de Salem, sacerdote del Dios Altísimo, que salió a recibir a Abraham que volvía de la derrota de los reyes, y le bendijo, 2 a quien asimismo dio Abraham los diezmos de todo; (Genesis 14.17-20) cuyo nombre significa primeramente Rey de justicia, y también Rey de Salem, esto es, Rey de paz… Abraham luego de la guerra, le entregó al sacerdote el 10% del botín obtenido, como cosa revelada. Destacando que, en este tiempo no se había establecido la ley. También dice en el: Génesis 28:22 …Y esta piedra que he puesto por señal (altar), será casa de Dios; y de todo lo que me dieres, el diezmo apartaré para ti… Así mismo, en Malaquías 3:10 dice: …Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde… El cristiano cree, a partir del diezmar, o sea dejar el 10%, (dejar parte del sueldo en los templos) que recibirá del cielo toda bendición hasta que “sobre” y “abunde” en su vida. Y esto involucra también las bendiciones económicas. Por ello Abraham fue próspero en todo. Solo la revelación y la convicción de este principio puede romper con todo argumento que vaya en contra de esto.