COLEGIO CONCEPCIÓN CHIGUAYANTE DEPTO. DE HISTORIA Y FILOSOFÍA SUBSECTOR HISTORIA Y CS. SOCIALES PROF. DANIELA OYARCE ORREGO. Repaso Historia de Chile: Periodo Colonial-Independencia de Chile Objetivos: Los alumnos(as) reconocen las principales características de la vida social, política y económica durante el periodo colonial; distinguen causas y contexto del proceso independentista en nuestro país. Nombre: Curso: La Colonia En Chile, este período se sitúa entre principios del siglo XVII y principios del siglo XIX. En esta fase se fue asentando una sociedad nueva y se afianzó la institucionalidad del reino, delimitándose una frontera en el río Biobío, donde por siglos convivieron de manera pacífica, bélica y alternada españoles y mapuches. Esta zona fronteriza se convirtió en un área de particular mestizaje, donde se fundieron tradiciones españolas e indígenas. El primer gobernador de la colonia es Alonso de Ribera, quien llega a nuestro país en 1601 y que, al contactarse con la situación local, se da cuenta de que no se puede seguir combatiendo con las milicias vecinales, sino que es necesario organizar un ejército permanente. Para tal efecto pide autorización al rey, quien ordenó – en 1604– enviar, desde las cajas reales de Perú, un real situado para poder pagarles a los 1.500 hombres que conforman este ejército. Considera, además, un esfuerzo inútil fundar ciudades y fuertes dentro del territorio mapuche y propone establecer una línea fronteriza fortificada. La economía chilena de la época se organizó, por una parte, en torno al desarrollo de las riquezas mineras del virreinato del Perú, cuyo símbolo fue Potosí. Chile enviaba mulas para el transporte y productos como cereales, frutas secas, vino, aguardiente, telas, ponchos, frazadas, lona, cuerdas, maderas, cueros, vellones, charqui y sebo como materia prima para elaborar velas y jabón. El Norte Chico fue el centro de la minería del cobre que se enviaba a España y regresaba convertido en bronce o en cañones. A fines del siglo XVII, la producción de trigo adquirió importancia, sobre todo en la exportación al Perú, pues los cultivos de este país se vieron afectados primero con un terremoto que destruyó las instalaciones de las haciendas y las obras de regadío de los distritos productores de cereales cercanos a Lima y, luego, con la plaga del polvillo negro que arruinó las cosechas por varios años. Se cultivó trigo en la zona central del país y en regiones como La Serena y Concepción. Con el dinero que se obtenía de la exportación se compraba a los comerciantes limeños azúcar, cacao, tabaco y también las manufacturas españolas y europeas como papel, hierro, géneros, quincallería, alhajas, espejos, muebles y armas, que consumían los grupos más adinerados de la población. Así –a medida que transcurre el siglo XVII–, las faenas agropecuarias van teniendo mayor importancia, ya que anteriormente el papel principal lo había ocupado la explotación minera. La tenencia de la tierra es cada vez más importante, pues entrega no solamente bienestar material, sino también poder político y prestigio social. La mano de obra, luego del enorme descenso sufrido por la población de los pueblos originarios, se obtenía alquilándola a los encomenderos o contratando también a nativos libres, cuyos derechos estaban estipulados en un documento llamado asiento de indios. Se recurrió también a la compra de esclavos, que se obtenían por medio de los prisioneros de guerra, la compra de siervos negros, cuya presencia había aumentado considerablemente en las primeras décadas del siglo XVII, y a los mestizos, que se habían convertido en peones asalariados. La moneda casi desapareció, pues los yacimientos de oro y de plata explotados en Copiapó no pudieron sustituir a los lavaderos de oro perdidos en el sur. Se dificultaron las transacciones externas y la circulación interna, por lo que se utilizó el trueque. La escasa moneda que circulaba era la que se acuñaba en Perú. Frente a esta situación, la corona ordenó que el situado se enviara en dinero. Los intereses que giraban a su alrededor hicieron que sus remesas se demoraran haciendo más complicada la economía chilena. La manifestación artística del mestizaje en este siglo fue el barroco con inspiración religiosa. En Chile se construyeron espléndidos templos, pero se ha conservado solamente el de San Francisco en Santiago, cuya edificación se comenzó en el siglo XVI. Se destacó el peruano Juan Zapaca Inga, que fue el único que firmó sus obras. También la crónica siguió siendo el género literario preferido y sus temas principales eran fundamentalmente las prolongadas guerras de conquista. Una obra que puede destacarse en este período fue la Historia General del Reino de Chile, Flandes Indiano del jesuita Diego de Rosales, quien recorrió todo el país y logró hacer un acabado cuadro de la vida chilena de su tiempo. La Sociedad Colonial La Guerra de Arauco que revisáramos anteriormente, fue un factor importante para la configuración de la estructura social en Chile durante el período colonial. Como veíamos, la Guerra Ofensiva en busca de mano de obra indígena, hizo disminuir considerablemente el número de población nativa, lo que sumado a la rápida conquista de los territorios al norte del río Biobío, provocó una verdadera catástrofe demográfica en los grupos originarios; a ello hay que sumarle las enfermedades traídas por los conquistadores, los trabajos forzosos a los que fueron sometidos los indígenas y la propia composición de la hueste conquistadora, la cual formada casi en su totalidad por hombres, fue uno de los factores determinantes que explican el intenso mestizaje. El paso del siglo XVI al XVII marcó además, una selección del contingente militar que venía al territorio chileno (Ejército Profesional) y la liberalización de labores militares para los descendientes de los primeros conquistadores, quienes pudieron dedicarse a otras labores en los territorios ya conquistados. Durante la Colonia, la sociedad en los territorios conquistados, estuvo jerarquizada en base al color; de esta manera la población blanca ocupaba un lugar preponderante en la sociedad, distinguiéndose en ella dos grupos; por un lado existió un grupo minoritario de población blanca venida directamente desde España para ocupar los cargos políticos en la administración colonial (gobernadores, oidores de a Real Audiencia, etc), estaban de paso y recibían el nombre de peninsulares. El otro grupo correspondía a los hijos de los conquistadores nacidos en América, los cuales recibían el nombre de criollos. Este grupo, que con el tiempo se fue haciendo de la propiedad de las tierras, podía también participar políticamente en su órgano de representación; este era el Cabildo. Esta Aristocracia terrateniente era la que además se dedicaba a las actividades comerciales y podía acceder a las instituciones de educación, lo que le daba un importante prestigio cultural. Bajo este grupo, se encontraba la población mestiza, la cual se constituyó en el grupo más numeroso de la sociedad colonial. Como veíamos anteriormente, fueron mayoritariamente el resultado de la mezcla del hombre blanco con la mujer indígena debido a la composición de la hueste conquistadora. Durante la Colonia, los mestizos fueron la principal fuente de mano de obra, la cual a través del sistema de inquilinaje o peonaje se dedicaba a las labores agrícolas y ganaderas en las Haciendas. La principal dificultad de los grupos mestizos se daba por su origen bicultural, lo que no les permitía ser aceptado en ninguno de los grupos de origen, y además, en una sociedad jerarquizada, tendían a ser despreciados, lo que llevó a mucho de ellos a “blanquearse”; es decir, tratar de asemejarse al padre blanco (en cuanto a lenguaje, costumbres, etc) abandonando las costumbres indígenas. La población indígena había disminuido considerablemente según lo que hemos explicado y su mayor número se encontraba en el territorio al sur del Biobío. Con respecto a los otros grupos que se ubicaban en la parte inferior de la estructura social, los mulatos y zambos también correspondían a mezclas raciales; en el primer caso entre blancos y negros, y en el segundo entre indígenas y negros. Estos grupos ocupaban la base de la pirámide social junto con la población negra que llegó al país como mano de obra esclava, no siendo muy significativos en términos numéricos debido a su alto costo (al tener que adquirirlos en las ferias comerciales en el Caribe) y a que no eran tan necesarios debido a la gran cantidad de mano de obra mestiza existente. La independencia de Chile Chile formaba parte del contexto americano a comienzos del siglo XIX, por lo tanto, experimentó los mismos eventos históricos. Aquí también los jóvenes criollos lucharon por obtener la libertad y la autonomía política y económica frente a España. Se podría decir que las causas de la independencia de Chile son bastante similares a las de los demás países latinoamericanos. En el caso de nuestro país, la lucha por la autonomía política fue un proceso que duró diez años. Durante esta década hubo momentos en que los criollos lograron victorias frente a las tropas realistas y otros, en cambio, en que sufrieron derrotas, como por ejemplo durante la reconquista, en que fueron sobrepasados por la fuerza de los españoles, quienes se negaban a terminar con la larga tradición monárquica en América. ¿Cómo se desarrolló este proceso? ¿Qué protagonistas hombres y mujeres son los íconos de la independencia de Chile y qué lugar ocupan dentro de nuestra memoria colectiva? El ambiente en Chile a comienzos de 1810 podría ser definido como de profunda expectación y desorientación. Nadie sabía qué hacer exactamente. Habían llegado noticias acerca de un ataque de los ingleses a Buenos Aires, la lógica indicaba que el próximo ataque podría ser a Valparaíso o Santiago. Los ánimos no eran del todo positivos. En medio de esta situación el cabildo llamó a los vecinos de más renombre a discutir las futuras acciones frente a las noticias que llegaban del extranjero. Es importante que tengamos claridad sobre las ideas que estaban en juego en el proceso independentista. Detrás de cada acción individual y colectiva, tanto de los criollos como de los españoles (también llamados realistas), había un objetivo. Los jóvenes criollos defendían la idea de la autonomía popular. Entendían que los gobiernos debían ser elegidos por la mayoría de las personas, aunque sus conceptos de mayoría no significan lo mismo que hoy en día. Para ellos solamente los ciudadanos cultos y preparados debían conducir los destinos del país. Celebración de la independencia en los primeros años de la república según Claudio Gay. Por otra parte, estaban los que defendieron hasta el final los derechos de la corona española en Chile. La mayoría de ellos creía en el poder divino de la monarquía, por lo que les parecían impropios y peligrosos los pasos que se estaban dando en América Latina con respecto a la lucha por la libertad. La Iglesia Católica, aliada moral y legalmente a la monarquía, estaba a favor de los realistas. De hecho, luego de la independencia de Chile, las relaciones con el Vaticano estuvieron interrumpidas durante más de 20 años. Solamente en la década de 1830 se reestablecieron. En la mayoría de los protagonistas de la Independencia están presentes estas diversas motivaciones. Lo que cambia es el grado de compromiso y convencimiento que cada uno y cada una tenía. Por ejemplo, los historiadores que han estudiado el tema definen a ciertos grupos como los “exaltados”, los “moderados”, los realistas, y, seguramente, para otros estos hechos no tenían mayor importancia. Otro aspecto importante es el que se refiere a la participación de las mayorías en este proceso. Después de muchas investigaciones al respecto, se ha concluido que el pueblo común y corriente, o sea, campesinos, mestizos, peones, labradores y otros, no tuvieron una participación masiva en los sucesos. A ello hay que agregar que la mayor parte del pueblo era analfabeta y carecía de conciencia política. Un gran número de historiadores e historiadoras coincide al concluir que la independencia fue un proceso en el cual la elite participó mayoritariamente, puesto que eran sus intereses los que estaban en juego. Estos intereses eran económicos (luchaban por la libertad comercial y proponían una autonomía política donde ellos serían los principales protagonistas que ocuparían el poder). Así, es fácil imaginar el grado de entusiasmo que muchos de estos criollos miembros de la elite mostraron en dicho proceso histórico. En este contexto, la junta de gobierno de 1810 es considerada como el primer paso en la lucha por la libertad. Los historiadores e historiadoras dividen este proceso en cuatro grandes etapas: Patria Vieja, Reconquista, Patria Nueva y Organización de la República. Patria Vieja (1810 – 1814) Los criollos tomaron colectivamente el poder en nombre del rey, sin una clara intención de independizarse. En nuestro país, durante esos años, se arraigaron las nuevas ideas liberales, tales como los principios de soberanía popular, el principio de gobierno representativo, el constitucionalismo y el “laisser faire”. Reconquista (1814 – 1817) En 1814, Fernando VII recuperó su trono y se encontró con que los gobiernos provisionales de las colonias españolas habían realizado una serie de cambios con los cuales no estaba de acuerdo. Ordenó a sus funcionarios que anularan todos los cambios e intensificó las medidas para recuperar los dominios reales que corrían peligro. A Chile llegaron tropas desde el Perú, las que lograron una victoria sobre los patriotas en la Batalla de Rancagua (1814) e instauraron una fuerte represión. Los patriotas atravesaron la cordillera de los Andes y con la ayuda de José de San Martín comenzaron a preparar el Ejército Libertador. Patria Nueva (1817 – 1823) Las fuerzas patriotas cruzaron los Andes y se enfrentaron a los españoles en Chacabuco, al norte de Santiago, el 12 de febrero de 1817. Luego, tras la huida de los españoles, un cabildo abierto elige como Director Supremo a José de San Martín, quien no acepta y propone a Bernardo O´Higgins, que sí acepta. Mientras tanto, los realistas se reorganizaban en el Sur. El 12 de febrero de 1818 se proclama formalmente la Independencia de Chile, en las cercanías de la ciudad de Talca. El documento, firmado entre otros por Miguel Zañartu, Hipólito de Villegas y Bernardo O’Higgins, era un intento por registrar este hecho de trascendental importancia en el logro de nuestra identidad autónoma con respecto a España. Pero no todo estaba logrado: el ejército patriota fue sorprendido en Cancha Rayada (Talca): O´Higgins quedó herido y San Martín se replegó hacia Santiago. Finalmente, en el actual Maipú, el 5 de abril de 1818, las fuerzas patriotas derrotan a Mariano Osorio. Las fuerzas realistas se van hacia el Sur, especialmente a Chiloé, donde años después fueron expulsadas por las tropas al mando de Ramón Freire. Gobierno de O´Higgins Para O’Higgins las cosas no fueron del todo fáciles. Las preocupaciones del llamado “Libertador de Chile” se centraron en consolidar los logros que había alcanzado. Guiado y asesorado por San Martín, libertador de Argentina, O’Higgins consolidó la independencia venciendo en la “guerra a muerte” a un militar traidor de los patriotas: Benavides. Este hombre, junto a los españoles e indígenas, se mantenía en batalla y prácticamente se apoderó de la zona correspondiente a las actuales séptima y octava regiones. Se organizó la expedición libertadora del Perú, para lo cual se contrató a Lord Cochrane, un destacado marino inglés. El objetivo era entorpecer cualquier iniciativa de invadir nuevamente nuestro país, pero, además, se buscaba recuperar el mercado peruano para los agricultores chilenos. Entre otras obras de tipo urbano, O’Higgins creó el cementerio de disidentes, con lo que muchos fervientes partidarios de la Iglesia se molestaron, pues desde ese momento cualquier persona podía ser enterrada en lo que hoy es el Cementerio General de la ciudad de Santiago. En sus días de administración, O’Higgins echó a andar una serie de adelantos: proyectó la construcción de la Alameda de las Delicias, que hoy lleva su nombre; reabrió el Instituto Nacional y la Biblioteca Nacional, que habían sido fundados por José Miguel Carrera durante la Patria Vieja; abrió el actual mercado Central, en reemplazo de uno antiguo que existía en el barrio Mapocho y continuó con las obras de canalización de dicho río; se preocupó por la educación, abriendo colegios e implementando una de las primeras reformas educativas de Chile; trajo desde Inglaterra el sistema Lancasteriano, entre otros. O’Higgins dirigió los proyectos constitucionales de 1818 y 1822, en los cuales se estableció una particular concentración del poder en manos del Director Supremo, cargo homólogo al de Presidente de la República (este último cargo lo ocupó por primera vez Manuel Blanco Encalada). Seguramente una de las medidas más polémicas fue la abolición de los títulos de nobleza y el intento por terminar con los mayorazgos, para terminar con el excesivo poder que la aristocracia mantenía desde los tiempos de la Colonia. En 1823 O’Higgins abdicó, presionado por los sectores relacionados con la aristocracia tradicional presentes en el Congreso Nacional. Partió al Perú, donde murió en 1842. Lea comprensivamente el texto y subraye las ideas principales, luego complete en su cuaderno lo siguiente: -Refiérase a las características sociales, económicas y políticas de Chile durante el periodo colonial. -¿Cuál fue la situación de los indígenas durante este periodo?. -Contexto nacional en que se lleva a cabo el Proceso de Independencia. -Nombre y explique las etapas de la Independencia de Chile. -Refiérase a la importancia de Bernardo O’higgins en la consolidación del Proceso de Independencia.