Identidad y luchas feministas ¿Qué es la identidad? ¿Dónde nace? son preguntas importantes que requieren viajar a través de siglos de historias. Existen diversas formas de abordar la identidad, y ella misma se encuentra en debate. ¿Es posible afirmar que los pueblos originarios y precolombinos se denominaran a sí mismos a partir de la connotación actual que adquiere la idea de identidad?¿cuándo surge la idea de identidad?¿qué significa?¿por qué autoras como Aguilar (2017) consideran que la identidad sólo se reconfigura y que “nadie en el mundo puede quedarse sin identidad” ?¿cuándo las mujeres comenzamos a ser mujeres? si esto no es un hecho natural. ¿Hubo alguna vez alguien sin identidad?, la historia de la identidad Según autores como Robert Kurz (s.f.), que citan al Diccionario de la lógica, la identidad se define como “la igualdad de un objeto o un fenómeno para consigo mismo”, algo, que en el río que corre y que Aguilar menciona para referirse al flujo sonoro de los actos de habla, es imposible. Aguilar, que se reconoce como una-lingüista-mixe-indígena, menciona que al acto de delimitar los fonemas en unidades “concretas” llamadas palabras pre-existe un sistema lingüistico mental (2017, p. 19). A diferencia de Aguilar, que considera que la identidad sólo puede reconfigurarse considero que la identidad realmente no existe: “En los mismos ríos entramos y no entramos, pues somos y no somos los mismos”(Cleantes, 1996, p. 279) . La identidad es entonces motivo de debate porque es imposible que las personas se mantengan en igualdad continua para consigo mismas, no es concreta, definible y permanente, pero además proviene de un determinado tipo de lógica y ocurre en condiciones materiales específicas. Es durante la modernidad que la identidad comienza a configurarse como hoy la conocemos y adquiere su cariz particular, por lo que un último aspecto por el que la identidad puede ser motivo de debate es su reificación, producto de la ontologización y el tratamiento transhistórico que recibe dicha categoría. Tal vez lo que sí es por el momento imposible, es explicar la identidad como un fenómeno aislado de la forma sujeto de la modernidad1. Entonces, se vuelve importante destacar que la identidad es una categoría funcional para la reproducción de la forma sujeto de la modernidad que deriva del proceso de la valorización del valor, del que también la colonización ha formado parte. En dicho 1 En el entendido de que la modernidad dió inicio con la colonización. proceso las identidades se constituyen en la forma sujeto de la modernidad, en su racionalidad y en sus modos de relación específicos, mismos que no deben entenderse solamente como económicos, sino también como modos de relación en lo cognoscitivo y con lo material, es decir, que abarcan el cuerpo, los afectos, las palabras, las razones, las maneras en que entendemos el mundo y le damos sentido, y los modos en los que nos relacionamos con otras personas y con todo lo existente incluyendo la idea de tiempo. Cuando se vuelve impensable que otros modos de relación sean posibles, también pensarse sin identidad es imposible. ¿Por qué se piensa en la identidad como algo concreto? A pesar de la aceptada tendencia a considerar la identidad como algo inherente del ser humano, e incluso algo que cada persona debe desarrollar individual y colectivamente, la identidad es sobre todo un ideal. Cuando Yásnaya Aguilar piensa en que es indígena y mixe, frente a su abuela que se nombra mixe, puede experimentar la falta de delimitación de ambas identidades, tal vez es las dos, tal vez ninguna, la incertidumbre se hace presente. No existe forma en que ella pueda cumplir por entero la expectativa del concepto, con todo lo que significa desde la cosmovisión mixe o para otras maneras de entender el mundo y sus relaciones. Además, la categoría indígena dentro de la que ella se nombra posee una profunda relación con la historia de la colonización, nadie fue indígena antes de esto. ¿Juega el ser mixe en su propia cosmovisión un papel similar al de ser mujer cuando esto se piensa como una identidad?¿cómo son las relaciones entre lo existente dentro de cada cosmovisión?¿pensarán los mixes en identidades?. Un punto para ahondar en esto lo podemos encontrar en Oyěwùmí (2017), cuando describe las formas de organización social de los yorùbá, misma sobre la que no podríamos aplicar las identidades hombre o mujer, puesto que carecen de similitud. Para empezar, esto se explica en que entre los yorùbá las diferencias corporales no determinan los roles sociales, pero además tampoco han (o no habían) creado instituciones sociales como las que tuvieron lugar en las regiones colonizadas del mundo y en Europa, en los yorùbá tampoco se puede aplicar con exactitud la idea de orientación sexual, para ellos esto no juega un papel determinante en sus roles sociales. Lxs yorùbá han conocido el género sólo a través de la colonización epistemológica lograda por la presencia de universidades en África. Puede decirse entonces que los yorùbá sólo se han denominado como hombres o mujeres sólo en la medida en que se han incorporado a los modos de relación “occidentalizados”. El que el género no existiera antes en la historia de los yorùbá, tal como seguramente no existía en lo que hoy llamamos latinoamérica, o como seguramente tampoco existió antes de que ciertos modos de relación ocurrieran en lo que hoy es Europa, y tal como no existe en diversas regiones del mundo, no quiere decir que determinadas formas de presentarse en sociedad y relacionarse no tengan antecedentes o historia, de hecho tienen la propia y esta nunca es independiente de los sucesos que van configurando las relaciones sociales. Pero recapitulando, si esto ha sucedido en África ¿qué ocurría en su momento con lo que hoy llamamos latinoamérica? ¿cuál fué su proceso de transformación? ¿en qué momento las indias comenzaron a ser indias? ¿cuándo comenzaron a ser indígenas?¿cuándo las mestizas comenzamos a nombrar y saber que lo somos? ¿por qué ahora somos mujeres? ¿y por qué sería esto una identidad? ahí radica la importancia de volver a la historia para comprender que la identidad o identidades son parte del proceso de la modernidad y que l colonización es un momento clave para que estas se configuren a la par de otros modos de relación que tuvieron inicio en ese momento histórico, por lo menos en esta región del mundo. Ya que estos otros modos de relación social y sus modos cognoscitivos no quedan por fuera del proceso de la valorización del valor que motivó a los colonizadores a desplazarse desde su continente en busca de otros, las identidades que surgen a partir de ahí son funcionales a su lógica, crean jerarquías, reparten funciones sociales, estructuran formas de operar en función de. Esto explica cómo se originó la raza (Quijano, 2000), y cómo se pasó de los roles sexuales al género (Oakley, 1972)(Lugones, 2008), estas categorías son de especial importancia para las luchas feministas, pero no son las únicas, también las categorías trabajador, proletario, capitalista, burgués, hombre, trabajo, salario y mercado van a hacerse ahí, no como palabras, sino como realidad. Así es como se observa la relación —claramente social— de la identidad con los procesos históricos. Se piensa en la identidad como algo concreto porque la identidad opera en función de los modos de relación social de la valorización del valor, se trata como algo concreto porque permite cierta homogeneidad controlable y funcional. Hoy día las identidades se diversifican y homogenizan según la misma lógica que presenta a la totalidad como un conjunto de fragmentos aparentemente aislados. La identidad en las luchas feministas Ahora bien, las luchas feministas están inspiradas en crear modos de relación que permitan el pleno despliegue de las capacidades humanas de aquellas a quienes se ha denominado mujeres y de aquellas que nos reconocemos así. La identidad mujer, que agrupa a mujeres de distintas características y condiciones, es conflictiva tanto para las propias luchas feministas como para las propias mujeres y lo es también para aquellas que se encuentran fuera del marco de relaciones sociales donde este término se ha constituido histórica y políticamente y que sin embargo reciben la denominación “mujer”. Hasta el momento sólo algunos de los aspectos de la complejidad de la identidad han sido abordados por las luchas feministas, aunque muchas autoras han establecido puntos de referencia imprescindibles, en la mayoría esto ha sucedido sin concretar o buscar su crítica. Casi siempre se refiere la categoría mujeres como una identidad o una categoría transhistórica y se le reivindica. A pesar de esto, podemos encontrar la crítica de Talpade (2008) quien señaló que no existe “la mujer” como un monolito, sino “las mujeres”; y las investigaciones sobre el papel de las mujeres de Mies(2019) y Federicci (2010) que se aplican en formas particulares de patriarcados en distintas regiones del mundo y la relación con los procesos de acumulación a escala mundial; en este mismo punto también se puede mencionar a Vonwerlholf (2014) con su teoría crítica del patriarcado en donde dilucida el origen de la lógica patriarcal-capitalista a partir de la negación de las mujeres, mientras que Scholz (2013) es de especial importancia para comprender el surgimiento de las relaciones de género en el capitalismo. También se puede encontrar a Paredes (2017) y Cabnal (2010) y los conceptos de patriarcado originario ancestral2 y entronque patriarcal3 que permiten entender la posición e historia de lo que hoy llamamos mujeres en latinoamérica. Todas ellas, aunque faltan muchas, permiten encontrar una respuesta a qué es ser mujeres, quienes hemos sido las mujeres y cómo hemos vivido las mujeres, sin que esto necesariamente deba estar suscrito afirmativamente a la racionalidad en que se origina. Introducirse en la historia de tal manera que se pueda observar la ontologización y el tratamiento transhistórico de la categoría identitaria mujeres, entre otras, es de vital importancia para evitar reproducir los modos de relación que le dieron origen con lo que esto ha significado en la experiencia de quienes somos mujeres. En pocas palabras, esto es necesario para lo que se suele llamar “luchas feministas”4. La importancia de pensar en la identidad, — no cómo algo inherente a la humanidad, sino también como parte de un proceso histórico, social y polítco —, desde la historia de las mujeres y desde el afán feminista por la liberación de las mujeres, requiere de abordar estos aspectos para poder cumplir los objetivos que dieron lugar al feminismo. Conocer y re-conocer la historia de las mujeres es imprescindible para una memoria que pueda dar pie a una perspectiva donde otros modos de relación social sean 2 El patriarcado originario ancestral es la organización patriarcal pre-existente a la colonización El entronque patriarcal es el acuerdo entre patriarcados que ocurre durante la colonización entre el patriarcado colonial y el patriarcado originario ancestral 4 Los esfuerzos de las mujeres por liberarse de las condiciones que las omprimen no siempre son luchas feministas, en Feminismos desde Abya Yala, Gargallo (2013) menciona por ejemplo a las que se nombran como “mujeres que luchan”, y otros grupos de mujeres que no se nombran a sí mismas como feministas, que sin embargo buscan su liberación o la erradicación de las condiciones que padecen. 3 posibles, esto difícilmente podría entenderse si no se comprende primero quienes hemos sido las mujeres y por qué hemos sido las mujeres en quienes se ha encarnado históricamente la violencia patriarcal-capitalista contra la vida y la forma en que esto opera en distintas culturas. Bibliografía Aguilar, Y. (2017). Ëëts, atom. Algunos apuntes sobre la identidad indígena. En Dossier Identidad. Revista de la Universidad, (pp. 17-23). Cabnal, L. (2010). Acercamiento a la construcción de la propuesta de pensamiento epistémico de las mujeres indígenas feministas comunitarias de Abya Yala. En ACSUR-Las Segovias. Feminismos diversos: el feminismo comunitario (p. 10-25). ACSUR-Las Segovias. Federici, S. (2010). Calibán y la bruja. Traficantes de sueños. Gargallo, F. (2013). Feminismos desde Abya Yala, Ideas y proposiciones de las mujeres de 607 pueblos en Nuestra América. Editorial Corte y Confección. Kurz, R. (s.f.). Identidade zero. Recuperado de: http://www.obeco-online.org/rkurz439.htm. Lugones, M. (2008). Colonialidad y género. Tabula Rasa, 9, 73-101. Oakley, A. (1977). La mujer discriminada. Editorial Debate. Oyěwùmí, O. (2017). La invención de las mujeres. Una perspectiva africana sobre los discursos occidentales del género. 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