CERVANTES EN ARGEL HISTORIA DE UN CAUTIVO BffiLIOTECA ROMÁNICA HISPÁNICA FUNDADA POR DÁMASO ALONSO 11. ESTUDIOS Y ENSAYOS, 446 C MARÍA ANTONIA GARCÉS ED!TORJAL GREDOS, 2005 Sánchez Pacheco, 85, 28002 Madrid www.editorialgredos.com C C Vanderbilt University Press Esta traducción, muy aumentada, de Cervantes in Algiers. A Captlve 's Tale, publicado en inglés en 2002, cuenta con la autorización de VUP Diseño gráfico e ilustración: Manuel Janeiro Depósito Legal: M. 39472-2005 ISBN 84-249-2783-4 lmpreso en España. Printed in Spain Encuadernación Ramos Gráficas Cóndor, S. A. Esteban Terradas, 12. Polígono Industrial. Legan~ (Madrid), 2005 MARÍA ANTONIA GARCÉS CERVANTES EN ARGEL IDSTORIA DE UN CAUTIVO BIBLIOTECA ROMÁNICA HISPÁNICA A Ja memoria de mi amado hijo Álvaro José Lloreda Garcés (29 de diciembre de 1962 - 17 de marzo de 1998) Farewell, thou child ofmy right hand andjoy! My sin was too much hope ofthee, lov'd boy. BEN JoNsoN, «On My First Son» PRÓLOGO A LA EDICIÓN ESPAÑOLA En el año 2002, apareció en los Estados Unidos mi estudio Cervantes in Algiers: A Captive 's Tale, publicado en la prestigiosa colección de hispanismo de la Vanderbilt University Press. Este libro examina el cautiverio de Cervantes en Argel entre 1575 y 1580, y además describe las secuelas de este suceso en su vida y en su obra. Aunque mi lengua materna es el español, mi trabajo fue originalmente escrito e~ inglés, idioma en el que normalmente escribo en mi país de adopción. La exploración del sofisticado mundo de Argel en Ja década de 1570, en la que el soldado Cervantes sufrió una larga esclavitud, al igual que mi examen del influjo de estos eventos en Ja producción de nuestro gran autor, han suscitado el interés de lectores cultos en los Estados Unidos y en otros países de habla inglesa. Acaso la innovación de mi trabajo consistió en haber ofrecido un análisis de los persistentes efectos de la experiencia traumática en la creación literaria cervantina. La reciente explosión de libros sobre el trauma en Norteamérica había derivado hacia el estudio de casos concretos del síndrome traumático, producidos por experiencias catastróficas personales o de guerra, o hacia los casos de producciones artísticas y literarias, compuestas en el siglo x.x. La inclusión de estas teorías en un libro dedicado a la investigación del complejo mundo fronterizo del Norte de África en el siglo xv1 ha tenido un eco muy notable en el mundo académico norteamericano. Fue así como en diciembre de 2003, por esta obra, me fue concedido el premio James Russell Lowell de la Modero Language Association of America (MLA). Éste es el más importante galardón que concede la MLA, y es uno de los diecisiete premios presentados en la Convención de Ja Asociación, que tiene Jugar en diciembre de cada año en diferentes ciudades de Jos Cervantes en Argel 10 Estados Unidos y del Canadá. El premio es otorgado anualmente a un libro excepcional, que sea bien un estudio literario o lingüístico, o una edición crítica de una obra importante, o una biografia crítica, escrito por un miembro de esta asociación. La MLA cobija a 30.000 estudiosos de todas partes del mundo en los campos de Ja historia literaria, de Ja literatura y de la lingüística, entre otras áreas de las humanidades. Fue ésta Ja primera vez que un autor hispano -en este caso una autora- y que un tema hispánico -Cervantes- conseguían este premio. Acababan de ocurrir los trágicos eventos del 11 de septiembre de 2002 en Nueva York y en la capital de los Estados Unidos. El tema de las relaciones entre el Islam y el mundo occidental -y en especial de los Estados Unidos- estaba en Ja palestra. El acta del jurado calificador que me concedió el premio de la MLA resalta los vinculos de mi estudio sobre Cervantes en Argel con las preocupaciones de un público académico que critica las pollticas internacionales estadounidenses: En la estela del 9/ 11 y de nuestra empresa militar en Ira.le, los norteamericanos estamos demandando respuestas mejor fundamentadas sobre las relaciones entre musulmanes y no musulmanes a través del orbe. Cervantes in Algiers: A Captive's Tale [Cervantes en Argel: Historia de un cautivo ] no sólo ofrece una magistral exploración del mundo sociopolltico del Norte de África en el siglo XVl, sino que asimismo examina la sorprendente porosidad de fronteras entre las sociedades musulmanas y cristianas en la época moderna. Este libro innovador estudia minuciosamente el cautiverio sufrido por Miguel de Cervantes en Argel durante cinco años asl como el impacto de esta experiencia traumática en su ficción. Como nos recuerda el mismo Cervantes en el Prólogo a la primera parte de Don Quijote, su gran novela «se engendró en una cárcel». Cervantes in Algiers reconsidera las conexiones entre el trauma y la creatividad al mismo tiempo que ilumina la larga y polémica historia entre el Islam y Occidente 1• 1 «ln the wake of 9111 and our mfütary enterprise in Iraq, Americans are asking moreinformed questions about the rclations between Muslims and non-Muslims across the globe. Cervantes in Algiers's magisterial exploration of the sociopolitical world of sixteenth-century North Africa maps the surprisingly porous frontiers between Muslim and Christian worlds in the early modern period. Tbis pioneering book minutely examines Cervantes's five-year captivity in Algiers and gauges the impact of this traumatic experience on bis fiction. As Cervantes himself reminds us in the prologue to part 1 of Don Quixote, his great novel was 'hatched in a prison.' Cervantes in Algiers rethinks tbe connections between trauma and creativity even as it enligbtens the long and vexed h.istory of Prólogo a la edición española 11 Poco después, el 11 de marzo de 2004, Madrid seria el centro ·de acciones terroristas contra ciudadanos indefensos. Estos sucesos dramáticos tuvieron eco en el mundo entero. Los comentarios críticos ocasionados por estos hechos, tanto de políticos como de estudiosos del Islam en España y en otros países de Europa, se volcaron hacia las relaciones contemporáneas entre musulmanes y cristianos -entre otros temas de índole politica. Más aún, en algunos casos estas críticas se remontaron hasta la invasión beréber de 711, o se presentaron como reflexiones sobre los conflictos entre el Islam y el Cristianismo en la España áurea, tema al que regresaré más adelante. El período que siguió a los atentados del 11 de marzo reveló otra dimensión de estos hechos: la de los efectos traumáticos de estos eventos en los sobrevivientes y familiares de las víctimas. Con motivo de los atentados, se pusieron en marcha diversos dispositivos para la atención a las victimas, a los familiares y a otros damnificados. La Oficina de Atención a las Víctimas del Atentado en Madrid coordinó el suministro de ayuda psicológica a través de varios Centros Municipales de Salud. El Servicio de Emergencias Médicas de Madrid (SUMMA 112) organizó, a su vez, los servicios brindados por otras centrales de los sectores sanitario, policial y de bomberos, entre otras. Asimismo, un grao número de psicólogos, de profesionales y de voluntarios, fue convocado por diferentes entidades, como la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid, el Instituto Madrileño de Salud, el Ayuntamiento de Madrid, SAMUR-Protección Civil, la Cruz Roja, el Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid, al igual que diversas ONG y asociaciones. No se trata de mencionar a todas las entidades que desarrollaron labores encomiables en estos campos, pero sí de resaltar la preocupación provocada por estos temas después de los atentados. Durante mi estancia en Madrid en el verano y en el otoño de 2004, escuché varios programas de radio y en la televisión española vi discusiones acerca de las secuelas del trauma en sus víctimas. Numerosas publicaciones y portales en la red, tanto en España como en otros países, están hoy dedicados a infonnar al público sobre los efectos del trauma en la psique, y a describir las ayudas que existen para estos casos. Pude confirmar relations between Islam and the West» (traducción mia). El jurado para este premio estuvo constituido por los profesores Margare! Cohen, de la Universidad de Nueva York; Emory Elliot, de la Universidad de Ca.lifomia, Riverside, jefe del comité de selección; BoMie Kime Scott, de la Universidad del Estado de San Diego (San Diego State University); Diana de Armas Wilson, de In Universidad de Denver, y Michael Wood, comparatista de la Universidad de Princeton. 12 Cervantes en Argel el interés suscitado por estos temas en una conferencia que dicté en julio de 2004, en la Universidad de Navarra, sobre los efectos traumáticos de la experiencia argelina en la vida y obra de Cervantes. Me fue posible comprobar, entonces, que la materia del trauma se habla convertido en un tema palpitante para el público joven reunido en esa ocasión, un público que ahora se identificaba con estos asuntos. En Jos Estados Unidos, también, es evidente el interés por los estudios del trauma. Este interés ha sido recientemente renovado como consecuencia del ciclo de violencia en los Balcanes y de otros sucesos trágicos ya mencionados. Es cierto que Jos siglos xx y XXI han presenciado acontecimientos traumáticos de índole indecible, entre los que se encuentran los causados en el mundo actual del Islam por la intromisión violenta de nuestro Occidente. La impronta del trauma entre los refugiados de otros países en los Estados Unidos, o en la misma sociedad norteamericana, ha llevado a la creación de centros para el estudio del trauma en varias universidades. El Programa Internacional para Estudios del Trauma de la Universidad de Nueva York es así el primero en combinar la investigación académica sobre el trauma con otros programas de salud mental desarrollados en tiempos de guerra. De igual manera, la Universidad del Estado de Florida ofrece ahora un programa de doctorado en traumatología sistémica, en el que se investigan métodos eficaces de valoración y de tratamiento de las relaciones interpersonales después de eventos traumáticos. A dichos programas se unen otros esfuerzos, como es el caso de los talleres mensuales de estudios de trauma para profesionales, académicos y supervivientes, patrocinados por la Universidad de Illinois en Cbicago, y el programa fundado por la Universidad de Yale para el estudio del Holocausto. Y más centros para el trauma se han abierto recientemente en los Estados Unidos y en España. En ellos se ofrece ayuda a los supervivientes y a las familias afectadas por los hechos catastróficos del 11 de septiembre y del 11 de marzo. El interés por los estudios del trauma, emprendidos desde una disciplina concreta o desde enfoques interdisciplinarios, explica en parte la atención concitada por Cervantes in Algiers en los Estados Unidos. Mi estudio sobre el cautiverio de Cervantes en Argel ha mostrado que las repeticiones traumáticas que dan cuenta de esta experiencia no se circunscriben a las obras compuestas después de la liberación del futuro autor, sino que atraviesan toda su producción literaria. El examen del corpus de Cervantes revela, en efecto, que los testimonios literarios del cautiverio argelino se repiten insistente- Prólogo a la edición española 13 mente a lo largo de toda su vida. No obstante, mi análisis de la recreación literaria cervantina de estas vivencias indica que la construcción literaria de la memoria no es una recuperación literal, sino una construcción de otro tipo. Asimismo, el estudio sistemático del universo literario de Cervantes desde el enfoque del trauma, junto con otros acercamientos interdisciplinarios utilizados en mi libro, destaca los vínculos entre el trauma y la creación en el autor. Acaso sea ésta una aportación que las teorías contemporáneas sobre el trauma deberían tener en cuenta. Por otro lado, Cervantes en Argel: Historia de un cautivo enfoca una época de conflictos y de efervescencia en el Mediterráneo de Felipe II, en un momento en que la contienda entre el Imperio Español y el Imperio Otomano estaba en pleno furor. A partir de la conquista de Granada, en 1492, y a lo largo de todo el siglo xvt, España habría de sacrificar miles de vidas y de recursos materiales en la continuación de la lucha contra el Islam en tierras africanas. Le correspondió a nuestro gran escritor, Miguel de Cervantes, dejamos un testimonio vital y literario de esos tiempos convulsos -que tanto se parecen a los nuestros. Su experiencia de cautivo en los baños argelinos, el hecho de no saber nunca si el día de mañana habría de llegar, su trato personal con musulmanes y con «turcos de profesión» - renegados- , su encuentro con culturas y religiones diferentes en esa ciudad multicultural a la que llegaban corsarios de diversos lugares del mundo, le brindaron la posibilidad de enfocar estos temas complejos desde una atalaya única. Juan Goytisolo ha sugerido que la experiencia del destierro fue fundamental para el autor alcalaíno: «Cervantes elaboró su compleja visión de España durante su prisión en tierras africanas, en contraposición con el modelo rival con el que contendía» 2• Ciertamente, como he mostrado en mi estudio, una de las reflexiones literarias de Cervantes se centra en el tema de la repatriación. La gran pregunta que subyace en estos textos es: ¿cómo se regresa a la patria después de una larga separación? Desde la publicación de mi Cervantes in Algiers en inglés, he tenido tiempo de repensar y de retinar muchos de los temas allí tratados. Nuevas lecturas especializadas y hallazgos adicionales, encontrados en el curso de recientes investigaciones en los archivos de Simancas, de Coimbra y de Malta, me han llevado a introducir cambios sustanciales en este libro. Por una parte, las modificaciones y las adiciones han sido a veces considerables, 2 Juan Goytisolo, Crónicas sarracinas. Barcelona: Ruedo Ibérico, 1982, p. 61. 14 Cervantes en Argel pues he tenido que sopesar no sólo los nuevos datos disponibles, sino igualmente las nuevas problemáticas que surgen de ellos. Secciones enteras de algunos capítulos han sido totalmente modificadas. Por otra parte, durante los tres largos años que separan esta nueva edición de su composición primera, la autora de aquellas páginas también ha cambiado. Nuevos intereses y nuevos enfoques me han llevado a alterar ciertos razonamientos, o a acentuar perspectivas que apenas había bosquejado en el primer libro. En muchos aspectos la versión española de la obra es, pues, diferente de la edición original inglesa, porque ha sido rigurosamente revisada y enriquecida. Entre las modificaciones más importantes, debo mencionar mi antigua hipótesis - al parecer, no suficientemente documentada- sobre la existencia de ciertos vínculos entre el doctor Antonio de Sosa y la Orden de San Juan de Jerusalén de Malta. A la luz de nuevos descubrimientos que paradójicamente han creado mayores incertidumbres, me be visto obligada a revisar aquella hipótesis. En esta versión española de mi estudio, he añadido infonnación sobre los cautivos cristianos en Berbería, fundamentada en publicaciones recientes y en documentos de archivo que amplían la comprensión de esa cruel experiencia. Algunos de estos hallazgos, por ejemplo, me han inducido a postular hipótesis adicionales acerca de las razones por las que al menos en dos ocasiones Hasan Pachá le perdonó la vida a Cervantes. El caso de dos hennanos al servicio del virrey de Sicilia, el duque de Terranova, ofrece otros indicios sobre casos similares. En 1575 los dos hermanos, de apellido Ansalón, se libraron de la tortura y de la muerte en Trípoli gracias al jugoso soborno pagado al beylerbey de esa ciudad por un renegado, amigo de los españoles. Esto mismo podría haber ocurrido con Cervantes, especialmente después de su última tentativa de evasión, cuando la decisiva intervención del renegado murciano, Morat (A]rráez, «Maltrapillo», le salvó la vida al cautivo. Como muestro en el capítulo 2, el propio Hasan Pachá utilizó sobornos a su favor, tanto en Argel como en Constantinopla. Aunque se trata de una hipótesis razonada, ella está basada en hechos históricos acaecidos en la misma época en que Cervantes estaba cautivo en Argel. Pienso, pues, que mi hipótesis puede ayudar a poner en contexto algunos hechos oscuros de ese cautiverio. De la misma manera, los pormenores del rescate del doctor Antonio de Sosa me han hecho estudiar otra modalidad de rescate usada entre los cautivos de elite. Esta modalidad la consideré muy tangencialmente en el libro anterior: me refiero al canje de prisioneros. He ilustrado estos casos de ínter- Prólogo a la edición española 15 cambio de cautivos, en particular mediante la historia del canje de 34 capitanes y gobernadores otomanos capturados en Lepanto en 1571. Los prisioneros fueron finalmente canjeados, en 1575, por 38 cautivos venecianos que no habían podido ser rescatados a pesar del tratado turco-veneciano de 1573. Entre estos cautivos de elite estaba el patricio milanés Gabrio Serbelloni (Gabrio Cerbellón), hecho prisionero por los turcos en la toma de Túnez de 1574. El lector recordará que, en La histon·a del cautivo, interpolada en la primera parte de Don Quijote, Cervantes ofrece su propio relato de la toma de Túnez y de La Goleta Le dedico la última sección del capítulo 4 a la versión cervantina de estos hechos históricos. En resumen, el libro que ofrezco a los lectores españoles es un libro cuidadosamente revisado y ampliado. Sigue vigente en este estudio mi interés por recrear el complejo mundo sociopolítico de la capital corsaria mediterránea en el siglo xvt, donde Cervantes pasó cinco años como cautivo. • • En el umbral de este libro, quiero expresar mi reconocimiento a los amigos españoles y a los de otros países que han hecho posible la presente edición en español de este estudio en la colección de la Biblioteca Románica Hispánica de la Editorial Gredas de Espafía. Mi reconocimiento se debe en primer lugar a esta importante editorial que tuvo a bien leer la edición inglesa de este libro y darle la bienvenida como versión revisada y ampliada del original. En segundo lugar, le hago llegar mis agradecimientos a María Soledad Carrasco Urgoiti, amiga y colega extraordinaria, por su interés continuo en los temas desarrollados en la presente obra. En el marco de nuestros maravillosos encuentros en Madrid, su simpatía por mi trabajo la animó a ponenne en contacto con la Editorial Gredas y con otras instituciones y amigos del mundo académico. En mi propio Departamento de Estudios Románicos en la Universidad de Comell, Estados Unidos, mi colega José María Rodríguez García ha tenido la gentileza de escucharme y de asesorarme con su gran erudición sobre materias de toda índole, desde el inagotable tema de las editoriales españolas hasta asuntos de la presentación del libro. Agradezco también, de manera muy especial, a Martín Oyata, también de Coroell, por su fina labor de edición y de revisión del manuscrito, así como por su meticuloso cotejo de las notas y de la bibliografia con ediciones españolas de di- 16 Cervantes en Argel versas obras. Su ayuda ha sido fundamental para la feliz tenninación de este proyecto. Otros amigos y estudiosos en Colombia y en los Estados Unidos han contribuido igualmente a la culminación de este libro. Anthony Sampson, psicoanalista y profesor en la Universidad del Valle, en Cali, ha estado presente desde la composición del texto original en inglés. Para la edición española, ha tenido la gentileza de verificar las citas psicoanalíticas del texto, en su traducción española, y de asesoranne en complejos temas del psicoanálisis. Su sólida amistad, y la de su esposa María Cristina Tenorio, así como nuestras cenas consuetudinarias en Cali, me han alentado y reconfortado constantemente. Gabriela Patifio Lakatos ha colaborado con eficacia en la labor de edición de dos capítulos de este libro, y ha ofrecido su traducción de los pies de fotos de las ilustraciones. Andrés Lema-Hincapié ha mejorado algunas páginas del manuscrito con sus detalladas recomendaciones estilísticas. A todos les agradezco el cariñoso apoyo que me han brindado durante la elaboración de este trabajo. Asimismo, deseo expresar mi reconocimiento a diversos amigos y a instituciones en España que han hecho posible la publicación de este libro. Una beca Fulbright, concedida en el año 2004, me permitió trabajar en Madrid durante el otoño pasado. Aunque esta beca me fuera asignada para un nuevo proyecto, el viaje a Europa me condujo al hallazgo de nuevos documentos que he incorporado en este libro. Agradezco la colaboración continua de Patricia Zahniser, Jefe de Programa de la Comisión de Intercambio Cultural, Educativo y Cientifico entre España y los Estados Unidos de América, Fulbright España. También le doy las gracias a María Jesús de Pablos, Directora de Fulbright España, por su concurso entusiasta. Los colegas del Departamento de Estudios Árabes del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, en Madrid, me ofrecieron un cálido rincón de trabajo y el uso de la estupenda biblioteca del CSIC. Como siempre, Mercedes García-Arenal estimuló mis investigaciones y abrió nuevos horizontes. Femando Rodríguez Mediano me acogió con cariño y con su proverbial buen humor. Anita Martin Gaite, generosamente, me alojó en su casa de Madrid durante el mes de agosto. Recuerdo con placer sus inolvidables comidas en el Boalo y sus detalles para conmigo. Las deliciosas tertulias en casa de Ray Green y de Pepe Teruel Benavente contribuyeron a mi bienestar intelectual y fisico en Madrid. A pesar de sus múltiples ocupaciones, María Jesús Viguera tradujo para mí un texto del árabe al español. Prólogo a la edición española 17 Emilio Sola, apasionado por la historia de <dos que van y vienen>> en el Mediterráneo de l período moderno, ha compartido sus textos e intereses conmigo, así como unas estupendas comidas en Madrid y en Alcalá de Henares. La antigua amistad de Ricardo Díaz Tuñón y de Chila Pérez, y el afectuoso recibimiento de Maida García de los Ríos y de sus hijos Manuel Mejla Garcla y Patricia, hicieron que mi estancia en Madrid fuese más que grata. Quiero agradecer también a los amigos de Valladolid por su hospitalidad: entre ellos, pienso en Luis Robot y en István Szászdi León-Borja. Jesús María Anguita me brindó su inestimable colaboración como latinista. Isabel Fuentes y José Menéndez me han acompañado con su amistosa y eficiente ayuda en éste y en otros proyectos en ciernes. Agradezco, en especial, a los archiveros del Archivo General de Simancas por su eficaz cooperación para localizar algunos documentos que cito en este libro. Le expreso mis agradecimientos a Isabel Aguirre por su experta asistencia en la Sala de Lecturas del Archivo de Siroancas. Me es grato expresar mi reconocimiento a Ignacio Arellano por su invitación a participar en el «Vl Curso Superior de Literatura Malón de Echaide» de la Universidad de Navarra, en el año 2004. El curso, dedicado a «Don Quijote y Cervantes», fue una conmemoración previa del Cuarto Centenario de la primera parte del Quijote. Esta gentil invitación me permitió intercambiar ideas con otros estudiosos españoles y extranjeros, especialistas en la obra de Cervantes. De igual manera, le agradezco a Emilio Martlnez Mata su invitación a intervenir como ponente en el Coloquio Internacional «Cervantes y el Quijote», que tuvo lugar en la Universidad de Oviedo, en octubre de 2004 -otro grato encuentro en tomo de la figura y la obra de Cervantes. Por último, quiero manifestar mis agradecimientos al Caballero de Malta Dom Ruy de Villas-Boas por su preciosa ayuda respecto de los Caballeros de Malta portugueses y los archivos de la Orden en Portugal. Todavía recuerdo nuestra grata cena en Lisboa, con su esposa Concei~ao. Asimismo, expreso mi reconocimiento a Ana Maria Leitao Bandeira, Asesora Principal de Arquivo en el Archivo de la Universidad de Coimbra, por su ayuda en la localización de documentos varios en esa institución. Todos estos amigos e instituciones han contribuido a llevar a buen puerto un largo trabajo que he preparado con cariño y dedicación. Me alegra que sea en este año 2005, celebrándose los cuatrocientos años de vida de Don Quijote, cuando aparece en España mi libro sobre Cervantes en 18 Cervantes en Argel Argel. Me complace igualmente que este libro haga posible la difusión de los trabajos de los hispanistas norteamericanos en el universo hispánico gracias al poder de divulgación del sello editorial de Gredos. Ithaca, Nueva York, a 10 de mayo de 2005 PRÓLOGO Este libro fue escrito durante el dificil período de duelo que siguió a la muerte de mi hijo Alvaro José, mi primogénito e interlocutor más cercano. Es irónico que un estudio sobre los avatares del trauma en Ja obra y en la vida de Cervantes -un estudio planeado antes del accidente que segó Ja vida de mi hijo--, terminara siendo compuesto en medio de Jo que acaso es el peor de los traumas para un ser humano: la muerte de un hijo. Entre otras alteraciones psicológicas, el trauma apunta al encuentro con la muerte, el cual marca los hechos catastróficos y las vicisitudes del sobreviviente. Él o ella se pregunta a menudo por qué no murió en lugar del otro - trauma adicional para la madre que se siente responsable del bienestar fisico y psicológico de sus hijos. Durante este largo periodo de aflicción, he recibido el apoyo de mi familia, especialmente de mis otros cuatro hijos. Son ellos quienes con frecuencia me han rescatado de Ja pena y me han brindado nuevas ilusiones. Los amigos más cercanos también me han alentado. La docencia me ha ayudado en Ja elaboración del duelo al ofrecerme alegrías y nuevos proyectos. No obstante, el recurso fundamental en este proceso de pérdida y de recuperación de la vida ha sido mi trabajo sobre la obra de Cervantes. Más que nadie y más que nada, Cervantes ha sido el gran maestro, el guia que me ha permitido atar de nuevo «el roto hilo de mi historia» mientras leía y estudiaba su creación literaria. La risa que acompaña Ja lectura de su obra maestra, las nuevas interpretaciones de esa misma obra -a menudo abordadas desde perspectivas diferentes- , as! como las preguntas que surgen de la lectura de los textos cervantinos, todo ello me ha llevado a sondear las complejidades de la psique, tanto en Cervantes como en mi misma. La admiración que 20 Cervantes en Argel siempre he sentido por Cervantes, en especial por su extraordinaria capacidad de invención, se ha intensificado mientras exploraba los procesos de renovación y de recreación reflejados por sus obras. Si el ingenio y el humor que se desprenden de la obra de Cervantes son un tributo fundamental a la vida, su extraordinaria capacidad de creación -la cual gira en tomo al vórtice del trauma- me ha enseñado que es posible convertir el trauma en canción. En primer lugar, debo agradecerle a Cervantes el haberme ayudado a convertir el proceso de duelo en un empeño creativo. Su afirmación lúdica del Eros, simbolizada por su máxima «¿Quién pondrá riendas a los deseos?», me ha permitido reconstituir los pedazos rotos de mí misma, junto con las expresiones de alegría y de dolor que reivindican la continuación de la vida . • • • Comienzo por expresar mis agradecimientos a mis cuatro hijos -Maria Lucía, Jorge Alberto, Felipe y Mariana Lloreda Garcés-, quienes me han brindado su afecto y su apoyo durante el proceso de composición de este libro, y desde el inicio de mi carrera académica como madre-estudiante. Ellos saben que los hijos son <<mitades del alma», como escribió Cervantes en su comedia La entretenida («Mitades son del alma / los hijos»). Les doy las gracias por el respeto no exento de humor con el que reconocen mis logros, y por el regalo de sus propios hijos. Su cercania geográfica le ha pennitido a mi hija Maria Lucía brindanne su cariño y sus sensatas reflexiones durante este proceso. Después de la muerte de Alvaro José, mi hijo Jorge Alberto se vio obligado a convertirse en el pilar de nuestro núcleo familiar. Desde entonces, nos ha ayudado a todos con su proverbial generosidad y me ha asistido, personalmente, con su apoyo y su afecto continuo. Mi rujo Felipe me ha alegrado la vida con su creatividad, su ingenio y su capacidad psicológica, que frecuentemente me ofrece una nueva visión de la realidad. Y mi hija Mariana me ha reconfortado con el entusiasmo con el que aborda todo lo que toma en sus manos, y con su amor de hija. Quiero agradecer especialmente a mi madre, Mariana Ramirez de Arellano de Garcés, por su apoyo incondicional en todas las etapas de mi carrera académica. Esta carrera, que ella ha promovido, me ha llevado a vivir en un país distinto del suyo - muy a su pesar. Deseo expresar mi admiración por la gracia y el valor con los que ha enfrentado la adversidad. Mis hermanos Jorge Prólogo 21 Adolfo y Ricardo Garcés Arellano me han alentado con su respeto y su afecto. Mi hermana, María Cristina Garcés Arellano, me enseña a diario cómo ser leal y generosa: su cariñoso apoyo ha sido una fuente de motivación. A mi padre, Jorge Garcés Giraldo, le hubiera gustado seguir este proyecto hasta su culminación. Su ayuda y su reconocimiento fueron esenciales en las etapas iniciales de mi carrera como estudiosa de la literatura. De igual manera, quiero manifestar mi profunda gratitud a mi nuera Carolyn Field Vélez por el amor que le brindó a mi hijo Álvaro José, y por los hijos que le dio, Alejandro y Juliana, que me han proporcionado grandes alegrías. Carolyn ha sido una hija para mí desde su matrimonio con Alvaro José; hoy nos une un profundo afecto, mediado por la experiencia compartida de la muerte. Le deseo mucha felicidad en las nuevas estaciones de su vida. Mi amiga y colega Diana de Armas Wilson, especialista en Cervantes y en la literatura comparada, me ha ayudado especialmente en la elaboración de este libro. Con su visión y su extraordinaria generosidad, ella me ha animado a formular mis hipótesis sobre Cervantes y sobre Argel, y a entretejer la historia literaria con las teorías del trauma. Le doy las gracias por su afectuosa amistad, que ha sido fundamental para la creación de una nueva vida en los Estados Unidos. Los siguientes colegas y amigos han leído capitulos de este libro, a menudo en sus versiones más incipientes, y han participado en cierta medida en la valoración de mi investigación. Debra Castillo leyó muestras de mi trabajo y me ofreció sus penetrantes apreciaciones. John Kronik revisó un manuscrito parcial con el cuidado que lo caracteriza y me prestó importantes orientaciones globales. Ciriaco Morón Arroyo leyó secciones más extensas del manuscrito inicial y me brindó valiosos comentarios, además de su ayuda para descifrar varios documentos del siglo xvt. El jefe del Departamento de Estudios Románicos de la Universidad de Comell, Mitchell Greenberg, me dio todo su apoyo, así como fondos especiales que me permitieron concluir la bibliografía a tiempo. La brillante lectura de dos capítulos en estado embrionario que hizo Mieke Bal fue fundamental para mi revisión del manuscrito. Max Hemández ha contribuido con sus eruditas explicaciones psicoanaJiticas. Kate Bloodgood, editora notable, ha mejorado muchos pasajes de este libro (en inglés) y me ha aclarado algunos aspectos del determinismo islámico. Andrés Lema-Hincapié me ayudó a poner en orden una bibliografía inmanejable. Mercedes Garcia-Arenal me ha alentado con su estímulo intelectual y con innumerables sugerencias bibliográficas sobre el Magreb del siglo 22 Cervantes en Argel xv1. A los dos lectores de mi manuscrito en Vanderbilt University Press también deseo expresarles mi agradecimiento, pues sus acertados comentarios me ayudaron a revisar este estudio en su totalidad. Por su apoyo, reciban mi agradecimiento todos estos lectores y amigos. Varios intercambios memorables con María Soledad Carrasco Urgoiti, Edward Dudley, Javier Herrero, Bob ter Horst, y con la recordada Ruth El Saffar, así como con Michel Moner y Augustin Redondo al otro lado del Atlántico, han enriquecido mis reflexiones sobre Cervantes. Algunos amigos y eruditos en Colombia me han brindado su asistencia inapreciable. Manifiesto mi gratitud a Carlos José Reyes, antiguo Director de la Biblioteca Nacional de Colombia, por invitarme a que dictara una conferencia en el ciclo «Cervantes y El Quijote», que tuvo lugar en Bogotá, en noviembre de 1997. Las páginas escritas para esa conferencia se convertirían en la semilla de este libro, e incluso llegarían a transformarse con posterioridad en varios capítulos sobre el mundo argelino de Cervantes. Anthony Sampson me ha apoyado con su amistad y con sus brillantes interpretaciones del psicoanálisis lacaniano. Montserrat Ordóñez, fallecida en 2001, compartió conmigo su trabajo y su pasión por la Literatura. Más temprano en mi carrera, mi muy querida y recordada amiga Maria Cristina Mera conversó muchas veces conmigo sobre Cervantes y sobre diversos autores. Francisco Piedrahita Plata, rector de la Universidad ICESI, en Cali, Colombia, me invitó a impartir un curso sobre Don Quijote durante el periodo que siguió a la muerte de mi hijo. Fue un cariñoso gesto que me forzó a volver a Cervantes en busca de inspiración. Mi interés por el psicoanálisis fue despertado por Libardo Bravo Solarte, quien ha sido un modelo de valores éticos. Les doy las gracias a todos ellos por su aliento. Quiero agradecer a Birgitte Bonning González-Espitia, Luis Cárcamo Huechante, Mary Jo Dudley, Nelly Furrnan, Juan Carlos González Espitia, Guillermo lzabal, Carol Kaske, Bill Kennedy, José Edmundo Paz-Soldán, Richard Klein, Betty Osorio de Negret, Angelika Rauch, María del Mar Ravassa Garcés y Maria Krystyna Nowakowska Stycos su amistad y su estímulo intelectual. Mis primas Elena Garcés Echavarría y Laura Garcés Sarolly me han reconfortado con su cariño tanto en épocas felices como en épocas de dificultad. Nicolás Wey-Gómez y Verónica Salles-Reese, compañeros de estudio de posgrado, hoy mis colegas, me han ofrecido su apoyo e inspiración durante años. Reconozco mi obligación especial para con ellos. Prólogo 23 En el curso de la investigación para este libro, numerosos bibliotecarios, estudiosos y amigos de todas partes del mundo me han brindado su colaboración. Agradezco al Comm. Frá John Edward Critien de la Orden de San Juan de Jerusalén de Malta, su búsqueda de algunos documentos en los archivos de la Orden de Malta, en Roma. También en Roma, mi querida amiga Liliana Tedesco De Dominicis tuvo la gentileza de hacer varias pesquisas relacionadas con la Orden de Malta. Maroma Camilleri, bibliotecaria principal de la Biblioteca Nacional de Malta, facilitó valiosas indicaciones con respecto a documentos de los Archivos de la Orden de Malta. Asimismo, expreso mi agradecimiento al historiador maltés Joseph Muscat por sus datos sobre la pérdida de la galera San Pablo de la Orden de Malta en 1577. La doctora Theresa M. Vann, conservadora Joseph S. Micallef del Centro para el Estudio de Malta en la Hill Monastic Manuscript Library de St. John's University, Collegeville, Minnesota, Estados Unidos, me suministró información sobre documentos de los archivos de esa orden. Concepción Lois Cabello, Directora del Departamento de Referencia de la Biblioteca Nacional de Madrid, obtuvo copias de cartas incluidas en dos libros del siglo xvn, conservados en ese recinto. Los funcionarios del Archivo General de Simancas de Valladolid localizaron varios documentos relacionados con la captura de la galera San Pablo de la Orden de Malta. Ana Echevarría buscó gentilmente algunos documentos en el Archivo General de Simancas. En mi propia institución, la Universidad de Comell, David Block, el bibliógrafo iberoamericano de la Biblioteca Olin, me ayudó haciendo el pedido de todos los libros necesarios para mi trabajo. Julie Copenhaguen y Caitlin Finlay, de los Servicios de Préstamos Interbibliotecarios, me ofrecieron su eficiente colaboración. Asimismo, Nicole Brown y los bibliotecarios de consulta de la Biblioteca Olin localizaron varios libros y grabados del siglo xv1. Agradezco a estos amigos, archiveros, bibliotecarios e instituciones su cooperación. La idea de este libro surgió durante mi periodo como becaria y miembro de la Sociedad para las Humanidades de la Universidad de Comell, durante el año académico 1997-1998. Ahí el tema de investigación colectivo -que cada cual abordara desde diferentes perspectivas- fue «Why Trauma, Why Psychoanalysis?» (¿Por qué el trauma, por qué el psicoanálisis?). Esta beca me permitió explorar algunas de las ideas desarrolladas en mi estudio sobre Cervantes en Argel e intercambiar conocimientos con estudiosos de muchas partes del mundo. Estoy especialmente agradecida a Dominick LaCapra, antiguo director de la Sociedad para las Humanidades, por su apoyo, así como 24 Cervantes en Argel a los demás becarios que compartieron conmigo vivas discusiones durante los seminarios de aquel año académico: Teresa Brennan (t), Tom Conley, Jonathan Elmer, Bruce Fink, Max Hemández, Ellis Hanson, Mary Jacobus, Biddy Martin, Tirn Murray, Petar Ramadanovic, Herman Rappaport, Annette Schwarz, Mark Seltzer, Suzanne Stewart-Steinberg y Lindsey Stonebridge. Mary Ah1 y el personal de la Society for the Humanities pusieron a mi disposición un magnífico ambiente de trabajo. Agradezco a todos ellos su colaboración. Quiero expresar también mis agradecimientos a mis maestros y mentores del pasado, que me encaminaron en mis estudios. Harry Sieber, especialista en el Siglo de Oro español, me guió por los complejos senderos de la historia de España y me reveló el valor de la investigación meticulosa. Eduardo González, estudioso de la literatura latinoamericana, me mostró cómo cruzar espacios culturales y geográficos y cómo establecer en el trayecto conexiones arriesgadas. Neil Hertz, crítico de literatura inglesa y francesa, y docto en psicoanálisis, me ha ofrecido su inspiración y su apoyo constantes a través de los años. La historiadora de las ideas Nancy Struever me motivó con su pasión por el trabajo y por la erudición impecable. En un pasado algo más lejano, el medievalista Michael E. Gerli me hizo descubrir el mundo de Cervantes y, acaso sin proponérselo, me reveló a su vez lo que luego habría de ser mi carrera académica. De muchas maneras, las enseñanzas y los estímulos de estos estudiosos han contribuido a este libro. Otros críticos literarios que sólo he conocido por sus obras han influido en la elaboración de este libro. Mi mayor deuda es con Jean Canavaggio, cuyos trabajos sobre Cervantes están citados a lo largo de todas estas páginas. Mi estudio acerca de Cervantes en Argel es una respuesta a su invitación a que otros tomasen el relevo en la continuación de sus investigaciones cervantinas. Igualmente, me he beneficiado del diálogo textual con historiadores y estudiosos de la literatura española, tanto en los Estados Unidos como en España: Juan Bautista Avalle-Arce, Daniel Eisenberg, Antonio Rey Hazas, Alberto Sánchez, Florencio Sevilla Arroyo, Henry Sullivan, Stanislav Zimic y la recordada Fran9oise Zmantar. Además de las clásicas obras de Femand Braudel sobre el Mediterráneo, que para mí han constituido una fuente inagotable de información, otros historiadores contemporáneos han dejado sus marcas en estas páginas. Emilio Sola y José Fernando de la Peña despertaron mi interés por Cervantes y Argel. Me referí anteriormente al impacto estimulante del trabajo de Mercedes García-Arenal sobre España y sus relaciones 25 Prólogo con el Magreb. Asimismo, los historiadores Bartolomé y Lucile Bennassar, Miguel Ángel de Bunes, Mikel de Epalza, Andrew Hess y Dahiru Yahya han influido en mi estudio sobre el Mediterráneo, comprendidos aqul Argel y el Magreb del siglo XVJ. Finalmente, reconozco mi deuda con teóricos y especialistas del trauma. Pienso en Cathy Caruth, Shoshana Felman, Dori Laub y Robert Jay Lifton. Sus significativas contribuciones al estudio del trauma y sus secuelas han iluminado mi estudio sobre el trauma del cautiverio en Cervantes. Como he indicado en mi dedicatoria, este libro está consagrado a la memoria de mi querido hijo Alvaro José Lloreda Garcés, quien fuera un entusiasta y amoroso partidario de mis esfuerzos académicos . • • • Varios capltulos de este libro contienen páginas que han aparecido en diversas publicaciones: «'Cuando llegué cautivo': Trauma and Testimony in El trato de Argel», en Cervantes para el Siglo XXI / Cervantes for the 21st Century, Commemorative Collection in Honor of Professor Edward Dud/ey, ed. Francisco LaRubia-Prado (Newark, Delaware: Juan de la Cuesta, 2001), pp. 79-105; «El cautiverio: meollo de la obra cervantina», en El Quijote en Colombia ayer y siempre, edición especial de Senderos, Revista de la Biblioteca Nacional de Colombia, 9 (1998), 1322-1335; «Cervantes's Veiled Woman.», en Miguel de Cervantes, The New Norton Critica/ Edition of Don Quijote, edición de Diana de Armas Wilson, traducción inglesa de Burton Raffel (Nueva York: Norton, 1998), 821-830; y «Zoraida's Veil: The 'Other' Scene of The Captive's Tale», en Revista de Estudios Hispánicos, 23 (1989), 65-98. Agradezco a los editores de estas publicaciones la autorización para incorporar secciones de estos ensayos en el presente estudio. La publicación de este libro ha sido posible gracias a una generosa subvención del Hull Memorial Publication Fund de la Universidad de Comell, y a otra subvención adicional concedida por el Programa para la Cooperación Cultural entre el Ministerio Español de Educación, Cultura y Deportes, y las Universidades Norteamericanas. INTRODUCCIÓN CERVANTES: TRAUMA Y CAUTIVERIO Desde entonces, esta agon.(a tomo a sentir, en hora incierta; y hasta finar mi extraña historia corazón adentro me quema. 1 CoLERIDOll, «La canción del viejo marino» Al regresar a España después de haber luchado en la batalla de Lepanto y otras campañas mediterráneas contra los turcos, el soldado Miguel de Cervantes fue capturado por piratas turco-berberiscos y llevado cautivo a Argel. Los cinco años pasados en los baños (prisiones) de Argel (1575-1580) dejaron una huella imborrable en su obra. Desde las primeras creaciones dramáticas y narrativas escritas después de su liberación, El trato de Argel (ca. 1581-1583) y La Galatea (1585), hasta su novela póstuma, Los trabajos de Persiles y Sigismunda ( 1617), la historia de esta experiencia traumática habla continuamente a través de la obra de Cervantes. En ella recurren las imágenes de cautiverio: jaulas de todos los tamaños, cautivos cristianos, galeotes y mujeres prisioneras, algunas de ellas usadas como traductoras, otras confinadas en celdas o cárceles especiales cruzan la ficción del autor alcalaíno. Todas estas figuras acompañan a los múltiples personajes cervantinos que literalmente sufren el dolor de la esclavitud. Incluso Don Quijote retorna a casa como prisionero en la Primera Parte de Don Quijote, y, en la Segunda, 1 Samuel T. Coleridge, La canci6n del viejo marino. trad. Otto de Greiff, Bogotá: El Áncora, 1997, p. 77. Agradezco a Gabriela Patiño Lakatos su ayuda en la edición y revisión de este capitulo. 28 Cervantes en Argel convertido en objeto de múltiples burlas sádicas, es prácticamente mantenido cautivo en el palacio de los duques. En la obra de Cervantes abundan las encarcelaciones figurativas, tales como la sufrida por Don Quijote, prisionero de su delirio, y por el erudito y trastornado Vidriera, prisionero de su cuerpo de vidrio -es decir, de su locura. Uno se pregunta si Cervantes hubiera podido convertirse en el gran creador literario que fue de no haber sufrido la experiencia traumática del cautiverio argelino. Varios escritores del período moderno, contemporáneos de Cervantes, así como otros a través de los siglos, han reconocido la influencia de sucesos catastróficos como punto de partida para su escritura. En la misma época del cautiverio de Cervantes en Argel, el clérigo portugués Antonio de Sosa, también esclavo en esa ciudad, compuso un tratado monumental sobre la historia y las costumbres argelinas titulado Topographia, e historia general de Argel (1612). Escribiendo desde su mazmorra, Sosa llegó a afirmar que escribía cada día para hacer saber al mundo «las grandes miserias, sufrimientos, tormentos y martirios sufridos por los prisioneros cristianos a manos de los moros y turcos, especialmente en Argel» 2• El aristócrata flamenco Emanuel d' Aranda, capturado en 1640 por corsarios turco-berberiscos en la costa de Bretaña y esclavizado por dos años en Argel, se convirtió en escritor después de su liberación, evocando una y otra vez sus infortunios y peripecias en Berbería, «desquels je confesserai ingénument avoir tiré autant ou peut-etre plus de profit en peu de temps que de mes études de plusieurs années» 3 . Cuarenta años después de su liberación, d' Aranda continuaba escribiendo sobre sus experiencias argelinas, presentando nuevas ediciones y traducciones ampliadas de su Relation de la captivité & liberté du sieur 2 La obra magna del doctor Antonio de Sosa, Topographia. e histon·a general de Argel, fue editada y publicada por fray Diego de Haedo, un sobrino del arzobispo de Palermo, Sicilia, del mismo nombre, en 16 12. Cf infra los capitulos 1 y 2 para información sobre Sosa y su amistad con Cervantes. 3 «(...] de los cuales tendrla yo que confesar ingenuamente que obtuve igual o quizás m~ beneficio en corto tiempo que de mis estudios de varios años». Emanuel d' Aranda, Relation de la captivité & liberté du sieur d 'Aranda, jadis ese/ave aAlger ( ... ), Bruselas: Chez Jean Mornmart, 1662. La obra ha sido recientemente reeditada como Les Captifs d'Alger, ed. Latifa Z'Rari, París: Editions Jean Paul Rocher, 1997; la cita proviene de la p. 23. Esta popular obra tuvo seis ediciones, así como varias traducciones al inglés y al flamenco en los siglos XVJI y xvm. Introducción 29 d'Aranda, obra que en ocasiones aborda problemas contemporáneos, aun cuando retoma constantemente a sus visiones de Berbería. En el siglo xx, varios autores han afinnado que un acontecimiento catastrófico los transfonnó en escritores. Primo Levi, sobreviviente de Auschwitz y cronista del Holocausto, declara: si yo no hubiera ido a Auschwit:z, probablemente no habría escrito, o habría escrito cosas completamente diferentes -tal vez artículos académicos sobre química. Ciertamente, yo poseía la capacidad para escribir, no puedo negar eso (...]. Pero, no habría tenido - ¿cómo lo puedo explicar?- la ' materia 4 bruta' para hacerme escritor • El poeta y novelista colombiano Alvaro Mutis dice algo similar con respecto a sus quince meses de encarcelamiento en la penitenciaria mejicana de Lecumberri: gracias a esa experiencia, tan profunda como real e incontrovertible, he logrado escribir siete novelas que reunl con el titulo de Empresas y tribulaciones de Maqroll el Gaviero. Hasta entonces sólo habla intentado andar los caminos de la escritura narrativa con algunas historias reunidas bajo el titulo de la mansión de Araucaima [ ... ). En los treinta años anteriores habla escrito sólo poesía 5. Mutis atribuye este cambio de género a su inmersión en el mundo de la prisión, donde el dolor y el horror se conjugaron con la más cálida solidaridad humana. Al enfatizar los efectos de su encarcelamiento en su ficción, agrega el escritor: «Jamás hubiera conseguido escribir una linea sobre las andanzas de Maqroll el Gaviero, que ya me había acompañado a trechos en mi poesía, de no haber vivido esos quince meses en el llamado, con singular acierto, 'El Palacio Negro'» 6. En 1997, mirando su vida retrospectivamente, Mutis le confiesa a Elena Poniatowska que su escritura últimamente ha tenido el carácter de testimonio. Rememorando aquellos tiempos de prisión, medita sobre el significado que tuvo esta dramática experiencia para su obra: 4 Risa Rodi, «An lnterview with Primo Levi», Partisan Review, 3 ( 1987), 366; traducción mía. 5 Alvaro Muús, Diario de Lecumberri, México: Alfaguara, 1997, pp. 10-11. 6 !bid. Cervantes en Argel 30 Sin Lecumberri no hubiera escrito mis siete novelas, ni nada de lo que ves. Realmente fue una experiencia muy enriquecedora. Lo he repetido muchas veces, pero vale la pena volverlo a decir, en la cárcel tú llegas al final de la cuerda. En la cárcel lo que sucede es verdad absoluta. Pierdes todos tus privilegios, nada te sirve para nada salvo la situación desnuda y brutal del encierro y eso es muy sano. Quienes han hecho la guerra dicen lo mismo en sus Memorias: 'En la trinchera nada es sino la verdad'. Estás frente a la muerte. En la cárcel estás frente a nada. [... ] Sin Lecumberri la Summa de Maqroll el Gaviero no existiría. Lo que te quiero decir es esto: mi primera novela, La nieve del Almirante, data de 1986. Cuando la terminé, empezó a destilarse una cantidad de material que se convirtió en otras seis novelas. Me di cuenta de que estas novelas, que son ficción pura, provenían de mi vida en la cárcel. De esto no me queda ninguna duda 7 • Podemos preguntamos si una transformación similar ocurrió en Cervantes tras su vivencia del trauma del cautiverio en Argel. Recordemos que en sus mocedades, antes de viajar a Italia en 1569, el joven Cervantes había escrito varios poemas. Cuando regresó a España once años más tarde, después de participar como soldado en las guerras mediterráneas contra los turcos y de soportar una prolongada esclavitud en Berbería, emprendió una carrera multi facética como escritor que abarcó todos los géneros literarios, desde el drama a la poesía y, desde luego, la prosa narrativa. A partir de las circunstancias dramáticas del cautiverio argelino de Cervantes, este estudio pretende explorar las secuelas del trauma en el autor, especialmente sus efectos sobre su producción literaria. La noción psicoanalítica de trauma refiere a una herida infligida a la mente, una herida causada por un suceso que ocurrió demasiado rápido, demasiado inesperadamente para ser plenamente conocido y que, por tanto, no está disponible para la conciencia sino a través de las pesadillas y acciones repetitivas que obsesionan al sobreviviente. El evento traumático del cautiverio de Cervantes se asemeja a las experiencias de guerra y a otros traumas descritos por Freud en Más allá del principio de placer. Freud enfatiza correctamente la temporalidad peculiar de la experiencia traumática: pese a haber ocurrido en el pasado, ella sigue irrumpiendo en el presente, reapareciendo en el sujeto como 7 Elena Poniatowska, Cartas de Álvaro Mutis a Elena Poniatowska, México: Alfagua- ra, 1998, pp. 124-1 25. Introducción 31 escenas retroactivas, sueños y representaciones del hecho catastrófico 8 • Tales procesos evocan las numerosas creaciones cervantinas que giran alrededor del tema del cautiverio, tanto en sus comedias como en narrativas que revelan sus nexos con la historia del Mediterráneo del siglo XVI y sus sangrientas guerras contra el Islam. Cervantes en Argel: historia de un cautivo examina la relación entre la ficción y la memoria, entre el discurso y la supervivencia en algunas de las obras más representativas de Cervantes. Centrándome en partes de la Galatea, en las comedias El trato de Argel, Los baños de Argel y El gallardo español, en la historia del cautivo, interpolada en la Primera Parte de Don Quijote, en La española inglesa y en su novela póstuma, el Persi/es, estudio las complejas relaciones entre el lenguaje figurativo y el testimonio en la obra del más grande escritor de la lengua española. No obstante, como nos recuerda Geoffrey Hartman, la construcción literaria de la memoria no es, obviamente, una recuperación literal, sino una construcción de distinto tipo 9 • En el caso de Cervantes, esta reconstrucción se relaciona con el momento negativo de la experiencia, con lo que en la experiencia no fue, o no pudo ser, adecuadamente experimentado. Paradójicamente, como sugiere Hartman, la experiencia traumática se vuelve algo «grabado a fuego en el cerebro» 10, en tanto que cicatriz indeleble que no siempre es recordada. Por lo demás, estas reconstrucciones ponen en entredicho las relaciones entre el trauma y la creación. Pese al prolongado interés académico por el cautiverio de Cervantes -<:autiverio que ha sido discutido por varios artículos y biografías del autor, si bien de manera fragmentaria- no existe un solo trabajo que proporcione un estudio comprensivo de la vida de Cervantes en Argel y, en particular, de los efectos persistentes de esta experiencia traumática en su creación literaria. Mi libro, entonces, examina el complejo mundo fronterizo del Norte de África, donde Cervantes pasó cinco años de su vida como esclavo. Esta investigación constituye el telón de fondo para el análisis de la incesante reaparición y recreación del suceso catastrófico en algunas de las ficciones más experimentales de la literatura española. Partiendo de la dinámica fron- ª Sigmund Freud, Mas allá del principio de placer, Obras completas, vol. XVIII, ed. James Stracey, trad. José Luis Etcheverri, Buenos Aires: Amorrortu, 1976, pp. 12-14. 9 Geoffrey Hartman, «On Traumatic Knowledge and Literary Studies», New Literary Hlstory, 26 {1995). 537-563; traducción mia. IO /bid.. p. 540. 32 Cervantes en Argel tera entre «la vida» y «la obra» en Cervantes, me propongo ampliar la formulación de Ja teoría del trauma mediante un análisis detallado de Jos textos compuestos por un notable historiador de la época moderna, el portugués Antonio de Sosa, quien escribió la más importante historia de Argel en el siglo xv1, y de la obra monumental de un historiador cultural moderno, Fernand Braudel, quien renovó la historia del Mediterráneo en la época de Felipe U. Mi lectura también entra en diálogo con historiadores contemporáneos que han proseguido el estudio de los complejos intercambios entre el Magreb y el Imperio Espafiol en los siglos XVI y xvn, tales como Bartolomé y Lucile Bennassar, Miguel Ángel de Bunes, Mercedes Garcla-Arenal y Andrew Hess, entre otros. Su trabajo estudia la intricada frontera hispano-musulmana, extendida, después de la calda de Granada, al Norte de África, donde dos sociedades colindantes, pero cada vez más antagónicas, entraron en conflicto y se entremezclaron a través de intercambios politicos, culturales y comerciales. Finalmente, este libro intenta continuar los estudios de Jean Canavaggio sobre Cervantes, que han abierto nuevas perspectivas respecto a la vida y obra del autor. Para resumir, Cervantes en Argel: historia de un cautivo relaciona la historia, la filología, los estudios culturales y los testimonios literarios con la crítica literaria psicoanalítica. Sin duda, ningún escritor en la literatura española parece exigir de manera tan insistente una aproximación psicoanalítica como Cervantes. Su profunda reflexión sobre la locura -tan central en Don Quijote y otras obras- lo convierten en un pionero en la exploración de la psique tres siglos antes de Freud, abriendo el camino para estudios de la locura tales como los llevados a cabo por Michel Foucault y Jacques Lacan en el siglo xx. Si la obra de Cervantes está concebida desde la otra orilla, como afirma Juan Goytisolo - agregando que Cervantes elaboró su compleja visión de Espafia mientras estaba cautivo en Berbería 11- , yo sostendría que el 11 Juan Goytisolo, Crónicas sarracinas, Barcelona: Ibérica, 1982, pp. 60-66. Cf. también el libro pionero de Diana de Annas Wilson, Cervantes, the Novel, and the New World, Nueva York: Oxford University Press, 2001. Wilson sostiene que «los contactos transculturales que Colón inauguró en las Indias --exploración, conquista y colonización-- resuenan a lo largo de las dos largas novelas de Cervantes, Don Quijote (1605, 1615) y el Persi/es (1617)». Wilson opina que las novelas de Cervantes fueron estimuladas por el entusiasmo geográfico suscitado por el descubrimiento de un nuevo mundo: «la creación de la novela moderna se da tras la incorporación de las lndias - Las Indias occidentales- a los mapas y documentos legales europeos» (Cervantes, the Novel, and the Introducción 33 interés explícito de nuestro escritor por la cuestión de la locura emerge de las situaciones limítrofes que soportó como prisionero, del encuentro con la muerte que lo transformó en sobreviviente. Su indagación de las fronteras entre la fantasía y la realidad surgiría, de este modo, del impacto de las experiencias catastróficas que crean otros yoes y otros nombres para Cervantes, en la inmensa rúbrica biográfica que vincula el trauma con Ja ficción en su obra. El interés renovado por Jos estudios del trauma, revivido después de Vietnam e intensificado por acontecimientos terroríficos tanto en los Balcanes como en Jos Estados Unidos y en Espafia -entre otros países europeos y del Medio Oriente que han sufrido el flagelo de las acciones terroristas-, explica Ja reciente aparición de libros sobre el trauma en el seno de diferentes disciplinas. Bastan dos ejemplos de nuevos estudios en inglés que demuestran el fecundo cruce entre el trabajo de campo, las perspectivas clínicas y la investigación académica en torno a estos temas: Unc/aimed Experience: Trauma, Narra ti ve, and History de Cathy Caruth ( 1996) y Testimony: Crisis of Witnessing in Literature, Psychoanalysis and History de Shoshana Felman y Dori Laub ( 1992) 12• En este sentido, mi libro se aproxima a Ja expe- New World. p. 3; traducción mia). Si, en efecto, las novelas de Cervantes fueron aguijoneadas por el interés geográfico por un nuevo mundo desconocido, los cinco años que Cervantes pasó como cautivo en Argel -ciudad multicultural, donde se hablaban veintidós idiomas, según el cautivo flamenco Emanuel d'Aranda- deben de haber abierto el esplritu de Cervantes a nuevas visiones, nuevas lenguas y nuevos mundos, mucho antes de que intentara partir para las rndias. 12 El interés revigorizado en los estudios del trauma, motivado por el ciclo de violencia en los Balcanes y otros eventos trágicos en los Estados Unidos, entre otros paises, ha llevado a la creación de centros de estudio del trauma en varias universidades norteamericanas, tales como el International Trauma Studies Program de la Universidad de Nueva York, el primero en combinar la investigación académica sobre el trauma con programas de salud mental desarrollados en tiempos de guerra. De manera semejante, la Universidad del Estado de Florida ahora ofrece un doctorado en traumatologla sistémica, que investiga métodos eficaces de valoración y tratamiento de las relaciones interpersonales después de sucesos traumáticos. Estos programas se unen a otros esfuerzos, como los talleres mensuales de estudios del trauma para profesionales, académicos y supervivientes, patrocinados por la Universidad de Illinois en Chicago, y el programa establecido por la Universidad de YaJe para el estudio del Holocausto. Recientemente se han abierto más centros para el trauma en los Estados Unidos y en España, por ejemplo, ofreciendo ayuda a los supervivientes y a las familias afectadas por los desastres del 11 de septiembre y el 11 de marzo. 34 Cervantes en Argel riencia humana y a las creaciones literarias de Cervantes desde la perspectiva de la autobiografia y de los estudios del trauma. Las creaciones cervantinas que giran en tomo al tema del cautiverio representan un medio poético de testimonio -de acceder a la realidad- cuando todas las otras formas de conocimiento han sido anuladas. Mi investigación sobre el trauma, asimismo, me obliga a explorar la frontera entre la vida y la muerte en Cervantes, entre las experiencias límite y las tardías y reiteradas representaciones de estos hechos traumáticos en su ficción. Asimismo, mi estudio demuestra que el trauma en Cervantes funciona como una fuente de creación: la reconstrucción de la experiencia traumática en sus obras generalmente produce una explosión de fantasía, un escape a otra realidad que circunda el suceso traumático mismo, incluso mientras funciona como un testimonio artístico del trauma. Algo similar se observa en la obra de nuestro contemporáneo Alvaro Mutis. El critico Michael Palencia Roth afirma que, mientras el Diario de Lecumberri retoma directamente las experiencias de Mutis en la prisión, a la manera de un Dostoievsky o de un Solzhenitsyn, «las historias publicadas a la par son claramente escapistas. Cada una exhibe exóticos contextos o escenarios: Sharaya transcurre en Ja India; Antes de que cante el gallo deriva su simbolismo de la traición de Pedro a su Maestro; lA muerte del estratega es situada en el Imperio Bizantino, después de la muerte de Constantino IV en el año 685» 13 • En Cervantes, sin embargo, los testimonios literarios del cautiverio argelino se reiteran insistentemente a lo largo de toda su vida, incluso, como ya he señalado, en la novela que termina a las puertas de la muerte, Persiles. En ese sentido, las repeticiones traumáticas que dan cuenta de la experiencia de Argel no sólo se circunscriben a las obras compuestas después de la liberación del joven soldado Miguel de Cervantes sino que atraviesan toda su producción literaria, desplegándose en imágenes fantásticas que abren la ventana de la creación. Este paradigma cervantino ilumina la máxima de Lacan de que «es en relación con lo real como funciona la fantasía. Lo real sostiene la u Michael Palencia Roth, «Álvaro Mutis (- 1923- )», trad. Alfredo Vanín en consulta con el autor, Poligramas, publicación de la Escuela de Estudios Literarios, Universidad del Valle, Cali, 19 (2003), p. 25. Este trabajo es una traducción del artículo que apareció en la enciclopedia Latin American Writers, Supplement 1, ed. Carlos A. Solé y Klaus MuJler-Bergh, Nueva York: Charles Scribner's Sons, 2002. Introducción 35 fantasía, la fantasía protege lo real» 14• Como el más elusivo de los tres órdenes, lo «real» lacaniano se refiere a lo imposible porque es imposible de imaginar e imposible de integrar en el orden simbólico -imposible de describir o de alcanzar de alguna manera. Tal característica de resistencia a la simbolización que confiere a lo real su carácter traumático esencial es Ja que nos permite identificar lo real con el trauma, tal como veremos en breve. En Cervantes, el tejido de repeticiones traumáticas y de fantasía lleva a una erotización de Jo imaginario, lo que he llamado una «erótica de la creación», que emerge de las representaciones del cautiverio argelino. Este testimonio poético no sólo interroga la relación entre el trauma y la fantasía, sino que también conduce a una pregunta básica respecto del testimonio en Cervantes, como la formulada por Hartman en su brillante artículo sobre el trauma y los estudios literarios: «¿Por qué la literatura, el relato, y no los eventos, la historia?» 15• La notable investigación de Cathy Caruth sobre el trauma y su afinidad con Ja historia proporciona uno de los marcos teóricos para mi libro 16• Siguiendo la lectura que hace Caruth de Moisés y la religión monoteísta como un drama del inconsciente de Freud, me pregunto: ¿cómo afecta el trauma -un suceso traumático en la vida del estudioso o estudiosa- a la crítica literaria misma, ya sea en las identificaciones inconscientes y la elección de los materiales, o en las aproximaciones e interpretaciones utilizadas en su trabajo? Esta indagación resulta crucial desde mi propia perspectiva de estudiosa de la literatura e historia litera.ria. En diciembre de 1982, fui secuestrada por un grupo guerrillero urbano en Cali, Colombia, durante las primeras campañas de secuestro que tomarían dimensiones masivas en Colombia en los años subsiguientes. Durante mi confinamiento de siete meses, permanecí encerrada en una diminuta celda sin ventanas, constantemente custodiada por guerrilleros armados. Mi amor por la literatura me mantuvo viva durante un largo período de inactividad física que estaría acoplada a una febril actividad 14 Jacqucs Lacan, El Seminario. Xi. Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, cd. Jacqucs-Alain Miller, trad. Juan Luis Delmoat-Mauri y Julicta Sucrc, Buenos Aires: Paid6s, 1987, p. 41 (traducción modificada). C/ también Dylan Evans, An Introductory Dictionary ofLacanian Psychoanalysis. Nueva York: Routledgc, 1966, pp. 159-161. 15 Hartman, op. cit.. p. 541 . 16 Cathy Carutb, Unc/aimed Experience: Trauma. Narrative. and History, Baltimore: Tbe Johns Hopkins University Press, 1996. 36 Cervantes en Argel mental. Un libro en particular me ayudó a sobrellevar esta terrible experiencia: El laberinto de la soledad, de Octavio Paz. Por medio de su estudio fundamental de la soledad como una experiencia humana esencial, Paz me incitó a buscar respuestas para este acontecimiento aterrador y una esperanza dentro del mismo, mientras intentaba pensar lo impensable. Mis reflexiones inmediatas acerca de esta experiencia sobrecogedora, entretejidas con mis reacciones a la espléndida meditación de Paz sobre México y América Latina, están registradas en una carta que le escribí al poeta mexicano algunos meses después de mi liberación 17 • Este suceso traumático partió mi vida en dos, marcando un punto de partida hacia otro continente y otras prácticas - las de una profesora de literatura y Estudios Hispánicos en una universidad norteamericana. Sin embargo, el éxodo doloroso que me forzó a dejar mi país después de mi libramiento del secuestro me liberó, paradójicamente, de las tradiciones y restricciones sociales que previamente me habían atado, abriendo nuevos horizontes en mi carrera como académica y estudiosa de la literatura. Sin duda, fue esta experiencia traumática la que despertó inicialmente mi interés por el cautiverio de Cervantes, un interés alimentado por mi fascinación por su obra toda y por mi profunda comprensión de los rigores del cautiverio humano, desde los sufrimjentos de los prisioneros de guerra de la Edad Moderna, como Cervantes y Antonio de Sosa, hasta los de las víctimas del secuestro y de otras actividades terroristas en los siglos xx y xx1, en diferentes partes del mundo. La dura prueba de ser una «prisionera de guemm -como me llamaban mis captores durante mi detención- en Colombia no sólo potenció mi capacidad para leer y escuchar a Cervantes con otro oldo, sino que también refinó mi habilidad para entender y responder a las complejidades de la teoria del trauma. Habiendo sido visitada por la muerte, habiéndola vivido de alguna manera durante esta inenarrable tribulación, soy también consciente de las vicisitudes sufridas por los sobrevivientes que tratan de relatar sus historias, dificultades elocuentemente discutidas por el psicoanalista y sobreviviente del Holocausto, Dori Laub, en varios artículos. Por otro lado, aunque he restringido la discusión de mi secuestro en este estudio, mis escritos sobre el cautiverio de Cervantes y sus ficciones correla17 Maria Antonia Garcés, «Carta a Octavio Paz, 28 de octubre de 1983», El laberinto de la soledad, Edición conmemorativa del 50 aniversario, vol. 11, ed. Enrico Mario Santi, México: Fondo de Cultura Económica, 2000, pp. 54-59. 37 Introducción cionadas me han ayudado indirectamente a elaborar mi propia experiencia en el interminable proceso humano de recuperación del trauma. rNCESANTES REPETICIONES Y RECREACIONES «Lo real», dijo Lacan, es «lo que siempre vuelve al mismo lugar -al lugar donde el sujeto en tanto que cogita, la res cogitans, no se encuentra con él» 18• Lacan se refería al concepto freudiano de la repetición (Wiederholung) y a su enigmática relación con lo real, especialmente en el caso de las neurosis traumáticas. Las líneas anteriores introducen la dificil e innovadora discusión emprendida por Lacan para explicar el encuentro con lo real, en Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, titulado Tyche y Automaton (<<Azar y espontaneidad»). Para ilustrar la diferenciación entre lo real y lo simbólico, en este capitulo, Lacan se refiere a la distinción aristotélica entre dos tipos de azar. Recordemos que, entre los tres órdenes contemplados por Lacan -lo simbólico, lo imaginario y lo real- , lo real alude al campo que cae completamente por fuera de la dimensión significante. Por consiguiente, lo real no sólo es lo opuesto a la realidad: es lo que cae por fuera del proceso simbólico. De ello resulta que, para Lacan, el azar, en el sentido de la pura contingencia, ocurre sólo en lo real. En el segundo libro de la Física, donde Aristóteles examina el concepto de causalidad, el filósofo explora el papel del azar, de la suerte y de la causalidad. Aristóteles distingue entre dos tipos de azar. automaton, que alude a los sucesos fortuitos del mundo en general, y tyche, que designa el azar en cuanto afecta a agentes que son capaces de acción moral. Lacan redefine el automaton como «la red de significantes», situándolo así en el orden simbólico. El término, en efecto, se refiere a aquellos fenómenos que parecen ser fortuitos, pero que son en realidad la insistencia del significante en la determinación del sujeto -me refiero, claro está, a los lapsus, los sueños, los síntomas, los actos fallidos, o la «psicopatología de la vida cotidiarum y las operaciones de la compulsión de repetición, que revelan el dominio del inconsciente sobre el sujeto. A su vez, Lacan sitúa lo real en el mismo campo de la tyche aristotélica, a la cual redefine como «el encuentro con lo real 11 Lacan, op. cit.. p. 57. Cervantes en Argel 38 (como por casualidad)» 19• Tyche se refiere, entonces, a la incursión de lo real en el orden simbólico, una incursión violenta y arbitraria que, en la ingeniosa explicación de Lacan, se asemeja a un golpe en la puerta que interrumpe un sueño 20 • En un nivel más doloroso, este encuentro violento es el trauma. El suceso traumático no sólo es arbitrario y completamente imprevisible para la víctima (de ahí, como por azar), sino que también, en la medida en que constituye un encuentro con lo real, es extrínseco a Ja significación. Como plantea Malcom Bowie, el trauma «es tan intratable y no simbolizable como los objetos en su materialidad» 21 • En el centro del texto de Lacan sobre la repetición está, en efecto, la reconstrucción del acontecimiento traumático en sí: «Lo que se repite, por tanto, es siempre algo que se produce - la expresión dice bastante sobre su relación con la tyche-- como el azar» 22 • Por esta razón, Lacan entiende la función de la tyche, de lo real, como un encuentro, mejor dicho, como un «encuentro fallido» (lo troumatique es el retruécano de Lacan), es decir, como un encuentro con el trauma. Lo real como encuentro (o como encuentro fallido) se nos presenta «bajo la forma de lo que tiene de inasimilable - bajo la forma del traum~m 23 • El trauma, en efecto, puede ser descrito como un choque sin mediación, una herida incomprensible, registrada más que experimentada. En «el seno mismo de los procesos primarios», asevera Lacan, vemos preservada la insistencia del trauma en llamar la atención sobre su existencia: «El trauma reaparece en ellos, en efecto, y muchas veces a cara descubierta. ¿Cómo puede el sueño, portador del deseo del sujeto, producir lo que hace surgir repetidamente al trauma - si no su propio rostro, al menos la pantalla que nos indica que todavía está detrás?» 24 • Este pasaje anuncia la relectura que hace Lacan del sueño del <<niño que se abrasa» analizado por Freud en el capitulo VII de la interpretación de los sueños . Lo que aparece como eminentemente real en este texto es el propio niño muerto, que reaparece en el sueño del padre como si estuviera dormido, 19 20 21 !bid., pp. 60-64; Evans, op. cit.. p. 24. Lacan, op. cit.. p. 64. Malcolm Bowie, Lacan, Cambridge, Mass.: Harvard University Press, 1991, pp. 9495 y 102- 113. La cita proviene de la p. 94. 22 Lacan, op. cit.. p. 62. 23 !bid.. p. 63. «Troumatique», juego de palabras con «trauma» y «trou» [hueco]. 24 /bid. Introducción 39 aún ardiendo de fiebre y gritando de dolor: «Padre, ¿entonces no ves que me abraso?». El desafortunado padre, recordémoslo, después de haber velado al hijo muerto por mucho rato, ha ido a descansar en la habitación contigua, dejando el cuerpo del niño al cuidado de un anciano. Preocupado, el padre se interroga: ¿estará éste a la altura de su tarea paterna? ¿Se quedará con los ojos abiertos? Fatigado, el padre se duerme finalmente y tiene un sueño: el hijo está de pie junto a su cama, le toma del brazo y le murmura en tono de reproche: «Padre, ¿no ves que me abraso?». En seguida, el padre es despertado por un golpeteo, «un ruido hecho para que vuelva a lo real», pero esto expresa en su sueño la realidad paralela de lo que está sucediendo: «la realidad misma de una vela que se ha caldo y que está prendiendo fuego al lecho en que reposa su hijo» 25 • El sueño traumático que reconstruye la escena de la muerte del niño y su grito: <<Padre, ¿no ves que me abraso?» repite con toda su brutalidad la confrontación del padre con la muerte de su propio hijo y correlativamente, como sugiere Freud, el remordimiento paterno por no haber sabido estar a la altura e intervenir de modo suficiente en y sobre la vida de su hijo. Pero más allá de estas demandas y de estas respuestas del orden de la necesidad y de la protección de la vida, se repite en este sueño el malentendido irreductible entre un padre y su hijo, una no-transmisión que sólo puede decirse de otra manera: «por la escenificación del sueño». En efecto, como sugiere Philippe Julien, la repetición en su automaton remite más allá de sí a lo imposible: al real de la cita para siempre fallida entre el padre como tal y el hijo» 26• El sueño y el reproche del niño: «Padre, ¿no ves que me abraso?», apunta, entonces, a la realidad fallida que causó la muerte del niño. En palabras de Lacan, «¿El sueño que prosigue no es esencialmente, valga la expresión, el homenaje a la realidad fallida? - la realidad que ya sólo puede hacerse repitiéndose indefinidamente, en un despertar indefinidamente nunca alcanzado» 27• Para Lacan, el encuentro, para siempre fallido, ha ocurrido entre el sueño y el despertar: «Y no es que en el sueño se afirme que el hijo aun vive. Sino que el niño muerto que toma a su padre por el brazo, visión atroz, designa un 25 /bid., p. 65. 26 Philippe Julien, El retorno a Freud de Jacques Lacan. La aplicación al espejo, trad. Raquel Capurro et al.. México: Sistemas Técnicos de Edición, S. A. de C. V., 1992, pp. 165-1 66. 27 Lacan, op. cit.. p. 66. 40 Cervantes en Argel más aJlá que se hace oír en el sueño» 28 . Este más allá es el del trauma, el cual no puede ser aprehendido por Ja conciencia, sólo repetido inexorablemente en sueños, alucinaciones u otros modos de repetición. Al estudiar esta escena, Bowie comenta que este sueño «es un accidente que repite un accidente, un fragmento irreductible de lo real que habla de una pérdida irrecuperable, un encuentro que es perentorio y brutal, y que, sin embargo, ya no puede nunca más, por fuera del sueño, tener Jugar» 29 • Como un ejemplo de repetición traumática, el sueño del niño que se abrasa señala el resurgimiento en la vida real del acontecimiento catastrófico mismo y, simultáneamente, la absoluta incomprensibilidad del suceso traumático. Otro caso de sueño traumático es presentado por Primo Levi, el cronista de la posguerra y testigo del Holocausto. En el poema que introduce Si esto es un hombre, Levi se encuentra primero en el mundo de la civilización después del Holocausto, pero posteriormente retorna al mundo del Lager a medida que el mundo civilizado se derrumba a su alrededor 30• En el campo de concentración, informa Levi, él soñaba con volver; con comer, con contar lo sucedido, hasta que era despertado por la cruel diana del amanecer: Wstawaé. El mundo último del sueño y el mundo último de Si esto es un hombre es la Wstawaé (alzarsi) polaca, la orden para levantarse acostumbrada en el Lager, y de la cual no podía escapar: La palabra extranjera cae como una piedra en el fondo de todos los ánimos. «A levantarse»: la ilusoria barrera de las mantas cálidas, la frágil coraza del sueño, la evasión nocturna, aun tormentosa, caen hechas pedazos en torno y nos encontramos despiertos sin remisión, expuestos a las ofensas, atrozmente desnudos y vulnerables. [...] Al Wstawaé se vuelve a poner en movimiento el remolino 31• A propósito de los sobrevivientes de los campos de concentración nazi y del Holocausto, el psicoanalista Dori Laub plantea que el sujeto del trauma «vive bajo su dominio y, sin darse cuenta, sufre sus incesantes repeticiones y 28 /bid., p. 67. 211 Bowie, op. cit., p. 106. 30 Primo Levi, Si esto es un hombre, trad. Pilar Gómez Bedatc, Barcelona: Muchnik, 1995, p. 11. JI fbid., pp. 67-68. Introducción 41 reapariciones» 32• Al haber ocurrido por fuera de los parámetros de la realidad «normal>>, el evento traumático anula los límites como la causalidad, la secuencia, el lugar y el tiempo. De ahí que el trauma sea un evento que <<DO [tenga) comienzo, ni final, ni antes, ni durante, ni después» 33 . Esta ausencia de categorías para delimitar el trauma no sólo le presta su «alteridad», sino también una preeminencia, una atemporalidad y una ubicuidad que lo sitúan por fuera del rango de la percepción, de la narración y del dominio. Los sobrevivientes del trauma, sostiene Laub, «no viven con recuerdos del pasado, sino con un acontecimiento que no podía avanzar, y que no avanzó, hacia su finalización, que no tiene fin; [este acontecimiento] no alcanzó su clausura y, por tanto, en lo que concierne a los sobrevivientes, continúa en el presente y es vigente en todo sentido» 34 • Esta descripción puede iluminar las visiones recurrentes del cautiverio en Cervantes, la continua representación de la experiencia traumática en su obra. En efecto, como se desprende de la lectura de un importante núcleo de obras de Cervantes, el autor parece estar obsesionado por las recreaciones y puestas en escena del hecho traumático del cautiverio, como si estuviera poseído por imágenes persistentes y por los «sueños» que asaltan al sobreviviente. Si las obras literarias del escritor hablan de la urgencia de relatar la historia de su terrible experiencia, las repeticiones de la escena del cautiverio señalan los esfuerzos del sobreviviente -<iel narrador- por asimilar el suceso impensable, por aprehender -pensar- , o incluso exorcizar, su experiencia de Argel. Tales procesos, sin embargo, no sólo giran alrededor del retomo reiterado del acontecimiento traumático, sino también en tomo del proceso terapéutico puesto en marcha por la reconstrucción de una narración, por la construcción de una historia y, esencialmente, por la re-exteriorización del suceso. Al referirse a los sobrevivientes del Holocausto, Laub indica que esta nueva exteriorización del evento puede ocurrir «sólo cuando uno puede articular y transmitir la historia, literalmente transferirla a otro yo exterior, y luego interiorizarla nuevamente». De este modo, la narración implica una reconfirmación del poder de la realidad y una nueva exteriorización del mal 31 Dori Laub, «Bearing Witness or the Vicissitudes of Listening>>, Testimony: Crises o/ Witnessing in literature, Psychoanalysis and History, ed. Shoshana Felman y Dori Laub, Nueva York: Routledge, 1992, p. 69; traducción mla. )J /bid.. pp. 68-69. ).4 !bid.. p. 69. Cervantes en Argel 42 que afectó y contaminó a la victima del trauma 35 • De nuevo, es Primo Levi, un escritor como Cervantes, quien ilumina estas cuestiones al recordar su compulsión desesperada de contar el sinnúmero de cosas que habla visto y sufrido en Auschwitz. Levi se sentia compelido a imponer su relato a todo transeúnte: «Conté mi historia a todos y a cualquiera, inmediatamente y sin hacenne de rogar, desde el administrador de la planta hasta el trabajador del depósito [de la fábrica de pinturas donde trabajaba] [ ...]exactamente como el Viejo Marinero» 36• En El sistema periódico, Levi cuenta que escribió <marraciones vertiginosas, tanto que poco a poco se constituyeron luego en un libro» 37 • En ese mismo libro, evoca su necesidad de alcanzar una liberación interior: «Me daba la impresión de que si lo contaba me purificarla (...]; cuando escribía, encontraba un breve lapso de paz y sentla que volvía a convertinne en hombre, un hombre como los demás» 38• UNJVERSOS CONCENTRACIONARlOS Es preciso aclarar mi comparación implícita de los baños de Argel en el siglo XVI con los campos de concentración del siglo xx. Braudel es el primero en equiparar las cárceles de esclavos del Mediterráneo moderno --cárceles dedicadas a la compra-venta y a la tortura de seres humanos, tanto por los musulmanes como por los cristianos- con «las miserias, horrores y grandezas propios de los universos concentracionarioS» 39 • No es fortuito que el mismo Braudel baya sido prisionero de guerra en dos campos de concentración alemanes entre 1940 y 1945, tiempo en el que, alejado de sus notas, y como un juego de memoria y de imaginación, elaboró el marco de su tesis doctoral y su teoría de los tres niveles de la historia. Que Braudel haya escrito el borrador de su Méditerranée de memoria, y como prisionero de guerra /bid. Rodi, op. cit.. p. 356; traducción mla. 37 Primo Levi, El sistema periódico, trad. Carmen Martln Gaite, Madrid: Alianza, 1988, p. 163. ll /bid. 39 Femand Braudel, El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de Felipe JI, vol. a, trad. Mario Monteforte Toledo, Wenceslao Roces y Vicente Simón, México: Fondo de Cultura Económica, 2001 , p. 287. lS 36 Introducción 43 en los campos de concentración de Mainz y de Lübeck. ilumina sus comentarios posteriores acerca de los esclavos musulmanes y cristianos encerrados en las mazmorras que poblaban el mundo mediterráneo del siglo XVI. Como veremos en el capítulo 3, donde discuto estos temas, el encierro forzado no sólo dejó sus huellas en Braudel sino que también Je pennitió escribir su gran obra. Lo confinna una carta de la época enviada a su mujer Paule: Captivité [est) voyage sinon au bout, du moins au marge de la vie. 11 y a des découvertes, des consolations que l'on n'aurait pas ailleurs, et que l'on n;aura plus ensuite. Malheur est que la jeunesse se passe ... Mon livre achevé oufl Tout de meme, sans cet1e claustration, il n'y aurait pas eu de livre 40• En efecto, sería en el Oflag Xc de Lübeck, al que fue bruscamente transferido en junio de 1942, donde el prisionero Braudel escribiría tres versiones nuevas de su gran historia del Mediterráneo, en Ja que desarrollaría el concepto de la Jongue durée. Por tanto, cuando Braudel compara las prisiones de esclavos del mundo Mediterráneo del siglo xv1 - incluidas Ja compraventa y las torturas de seres humanos llevadas a cabo tanto por musulmanes como por cristianos- con «las miserias, horrores y grandezas propios de los universos concentracionarios» sabe bien de lo que habla. Sin duda, no todos Jos campos de concentración nazis del siglo xx eran iguales. El término «campos de concentración>> se ha usado como una fonna genérica para designar los campos nazis, aunque no todos los campos eventualmente establecidos por tos nazis eran campos de concentración propiamente dichos. Su extensivo sistema de campos también incluía campos de trabajo forzado (Arbeits/ager}, campos de tránsito (Durchgangslager), campos de prisioneros de guerra {Kriegsgefangenlager) --como los dos campos en los que estuvo Braudel- y campos de extenninio (Vemichtungslager), como Auschwitz41. Cabe destacar que ta referencia de Braudel alude específicamente a Jos campos de concentración nazis, no a Jos de extenninio como tales, temas que estudiaré con mayor profundidad en el capítulo 3 de este libro. ~ «El cautiverio es un viaje, si no al fmal, al menos al margen de la vida. Hay descubrimientos, consolaciones que uno no tendria en otra parte, y que uno no tendrá más adelante. Lo malo es que la juventud pasa ... Mi libro acabado, ¡uíl De todos modos, sin este enclaustramiento, no habria habido libro»; cit. por Pierre Daix, Braude/, Parls: Flammarion, 1995, p. 164. 41 Falk Pingel, «Concentration Camps», The Encyclopaedia o/ the Holocaust. vol. 1, Nueva York: Macmillan, 1995, pp. 308-309. 44 Cervantes en Argel En El trato de Argel, Cervantes asocia las mazmorras de Argel con el Inferno de Dante, en tanto que, como Braudel, la estudiosa Louise FotbergillPayne ha equiparado los baños argelinos de fines del siglo XVJ con la realidad brutal de un campo de concentración 42 . En este libro, por tanto, seguiré la comparación hecha por Braudel con conocimiento de causa de los baños de Argel y otras prisiones de esclavos magrebies -<:omparación que abarca las cárceles cristianas de esclavos en el Mediterráneo- con las atrocidades y esplendores humanos de los universos concentracionarios del siglo xx. Estos términos nos llevan a preguntamos también por la identificación consciente o inconsciente del ex cautivo Braudel con los soldados y oficiales españoles presos en Berbería en la Edad Moderna, entre los cuales se hallaba el soldado aventajado Miguel de Cervantes. De hecho, Cervantes aparece a menudo a lo largo de El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de Felipe JI, ora para refrendar un punto específico esbozado por Braudel, ora para confirmar un detalle que quiere subrayar con una cita de las Novelas ejemplares, ora para explicar que la piratería en el Mediterráneo, «tan vieja como la historia», está en Boccaccio y, más tarde, en Cervantes, especfficamente en el Quijote, en la ilustre fregona, en El amante liberal y en La española inglesa, entre otras obras cervantinas leídas y citadas por Braudel con evidente deleite 43 • Para Cervantes, el proceso de reconstrucción y de reafirmación de la realidad histórica estuvo fundado en el largo testimonio que escribió para la Información de Argel, w1a indagación que tuvo lugar en 1580, después de su liberación. Recordemos que la Información era la relación que se bacía ante el <quez u otra persona del hecho de la verdad y de la justicia en algún negocio o caso», así como el memorial que daba información del caso -empleo Ja definición que ofrece Covarrubias en su Tesoro de la lengua castellana o española de 1611 . También se utilizaba el término para denominar la Jnfor2 • Cf Louise Fothergill-Payne, «Los tratos de Argel, Los cautivos de Argel y Los baños de Argel: tres 'trasuntos' de un 'asunto'», El mundo del teatro español en el Siglo de Oro: ensayos dedicados a John E. Varey, ed. José Maria Ruano de la Haza, Ottawa: Dovehouse, 1989, p. 181. El elevado número de cautivos cristianos, que constituia entre el veinte y el veinticinco por ciento de la población de Argel, calculada en aproximadamente 125.000 habitantes alrededor de 1570, evidencia el próspero negocio de los mercados de esclavos de la Berberia con su cruel tráfico en vidas humanas. 3 • Cf Braudel, op. cit .. p. 285; ésta es una de las veinte citas de Cervantes que recorren los dos volúmenes de El Mediterráneo. Introducción 45 maci6n que hacia «el juez tomando testigos y haciendo otras averiguaciones en una causa>>, de modo que éste era un documento legal. En el caso de Cervantes, como veremos más adelante en el capitulo 2, esta declaración en fonna de preguntas formuladas a doce testigos, que atestiguan de su experiencia argelina, parece ser la primera obra extensa en prosa escrita por el autor, obra organizada, por así decir, en episodios o en «capitulos» 44 • El proceso reconstructivo también está constituido por la misma indagación, que legitima los testimonios individuales y colectivos de los testigos. Ellos no sólo corroboran y amplían las declaraciones de Cervantes sino que, al mismo tiempo, testifican sobre sus propios sufrimientos en Berberia. A través de este testimonio inicial, Cervantes lleva a cabo un proceso de atestiguación de naturaleza similar al proceso psicoana\lrico mismo, en la medida en que constituye otro medio para proporcionarle a la víctima oyentes compasivos, otro medio para volver a exteriorizar y para historiar, as(, el suceso traumático, como afirma Laub aJ referirse a los sobrevivientes de los campos de concentración nazis 45 . No obstante, el trauma masivo impide que sea registrado. Los mecanismos de observación y registro de la mente humana están, por asi decirlo, vueltos añicos; no funcionan. La revelación de la narración que es escuchada -y oida- constituye, por tanto, el proceso y el lugar en el que la percepción, el «conocimiento» de lo sucedido es iniciado. En esta versión metafórica, explica Laub, el oyente es «participe de la creación de conocimiento de novo» 46. Seguidos por los innumerables testimonios legales y literarios que atraviesan su vida y su obra, esta primera testificación del cautiverio de Cervantes abre nuevas posibilidades expresivas, tales como las que inauguraría el autor con su obra dramática El trato de Argel. El capitulo 1 de este libro esboza la historia de la costa de Berbería, desde las conquistas españolas de las zonas costeras del Norte de África después de la caída de Granada, en 1492, hasta Ja llegada de los legendarios henna44 CarroU Johnson, «¿Cervantes coyote?», ponencia inédita, presentada en el Xlll Congreso de la Asociación Internacional de Hispanistas, Madrid, 11 de julio de 1998. Johnson sostiene, con razón, que la Información de Argel es la primera obra en prosa de Cervantes, un relato autobiográfico coherente «organizado en episodios o 'caplrulos'» (p. 5). Agradezco al profesor Johnson su gentileza al proporcionanne una copia de su ponencia. 45 laub, op. cit.. p. 80. 46 /bid., p. 57. 46 Cervantes en Argel nos Barbarroja, fundadores del Estado moderno de Argel. Más adelante, el capítulo enfoca la década de 1570, con la consolidación de la famosa ciudad corsaria como Ja capital del corso en el Mediterráneo del siglo xvt. Este capítulo también estudia el problema de la piratería musulmana y cristiana en el Mediterráneo, asi como los conflictos concomitantes entre el Imperio Habsburgo y el Otomano que culminarían en la batalla de Lepanto en 1571 . A la vez, el capítulo examina el papel del soldado Cervantes en esta batalla, que dejó cicatrices indelebles en su cuerpo y psique. La captura de Cervantes por los corsarios turco-berberiscos en 1575, su experiencia como esclavo en los baños de Argel y sus cuatro intentos de fuga, en los que a duras penas escapó de la muerte, son analizados a la luz de documentos de archivo e informes contemporáneos sobre el cautiverio de españoles e italianos en el Norte de África. Como mencioné antes, el más relevante de estos infonnes es la Topographia, e historia general de Argel (Valladolid, 1612), compuesta por el lusitano Antonio de Sosa, prisionero en las mazmorras de Argel entre 1577 y 1581. E l capitulo 2 se centra en la relación entre el doctor Antonio de Sosa y Cervantes en Argel. Sosa no sólo fue uno de los mejores amigos de Cervantes en el cautiverio, sino también su primer biógrafo y el testigo de más peso, por su estatus como teólogo y hombre de la Iglesia, en la Información de Argel de 1580. Como veremos más adelante, los posibles vínculos del clérigo portugués con algunos miembros portugueses de la Orden de San Juan de Jerusalén de Malta -una orden militar establecida en Malta en 1530, después de que cayera Rodas en manos de los otomanos- , han resultado ser meros vínculos de amistad, gestados entre conciudadanos, y no relaciones de pertenencia a esta orden. Mi interés por Antonio de Sosa se centra en su lectura y escritura, hechas dia a día durante su cautiverio, mientras que registraba obsesivamente cada trozo de infonnación obtenida de esclavos cristianos y de renegados en Argel. A la vez, Sosa relata que, durante casi cuatro años, Cervantes compartió con él numerosas conversaciones sobre poesía y literatura y que a menudo le enviaba sus composiciones literarias para que las leyera. Este capítulo también describe a algunos de los personajes más pintorescos de la Argel de Cervantes, tales como los beylerbey Ramadán Pachá y Hasán Veneciano y el futuro sultán 'Abd al-Malik de Marruecos, todos conocidos por Cervantes. igualmente he intentado recrear la atmósfera que rodeaba a los cautivos interesados en la creación literaria, como Cervantes y el doctor Sosa, entre otros esclavos que escribían poemas, cartas, e incluso Introducción 47 obras extensas, en los baños. El resto del capitulo 2 relata el rescate de Cervantes, en 1580, mediante la intervención de la Orden Trinitaria. Concluyo con los testimonios de varios testigos acerca de Cervantes, testimonios consignados en la Información de Argel, incluyendo sus propias declaraciones, que basta ahora constituyen el más largo texto escrito por el autor en Berberla. He querido leer el propio testimonio de Cervantes como un tipo fundamental de acción que permite al ex cautivo continuar el proceso de supervivencia después de su liberación. Mediante este testimonio, Cervantes -el sobreviviente- comienza la construcción de una narración, la reconstrucción de su propia historia. Por tanto, quisiera proponer que este primer acto de testificación sobre su experiencia traumática le permite a Cervantes recuperar su propia historia y escapar de su prisión emocional para empezar una nueva vida en Espafia. El capítulo 3 examina el primer testimonio literario de Cervantes sobre su experiencia argelina, la tragicomedia El trato de Argel, probablemente compuesta entre 1581 y l 583, poco después de su regreso a la Península. Si El trato de Argel inaugura la carrera de Cervantes como dramaturgo, también funciona simultáneamente como denuncia y testimonio colectivo acerca del cautiverio en Argel, ciudad representada en la obra como una verdadera mazmorra. En estas páginas estudio los episodios más relevantes de este drama junto con otras escenas de Los baños de Argel, comedia subsiguiente de Cervantes que dramatiza los sufrimientos de los esclavos cristianos en Berbería. Asimismo, comparo los testimonios proporcionados por El trato de Argel con los de otros prisioneros y sobrevivientes a través de los siglos, desde Antonio de Sosa, preso en una cárcel privada de Argel en el siglo xvt, hasta Primo Levi, confinado en el campo de Auscbwitz en el siglo x:x. De este modo, el capítulo 3 explora las complejas dimensiones autobiográficas de estas obras dramáticas de Cervantes, que ponen en escena por primera vez en España la verdadera experiencia del cautiverio en Berbería. Los tormentos y sufrimientos continuos de los prisioneros, que a menudo llevaban a la muerte, según describe El trato de Argel, transforman este drama en una tragedia colectiva. No obstante, más allá de simplemente representar asuntos autobiográficos e históricos en esta obra, Cervantes reinscribe, traduce y fundamentalmente reelabora la problemática que presenta. De igual manera, El trato revela por primera vez lo que llegará a ser un paradigma en la producción literaria del escritor alcalaíno: la puesta en escena de la experiencia traumática generalmente suscita una explosión de fantasía 48 Cervantes en Argel en la ficción de Cervantes. En tanto que texto fragmentado entre escenas vertiginosas que se encadenan febrilmente y sin descanso, El trato refleja el fracaso de la comprensión y el de las recreaciones literales de los sucesos traumáticos. Inaugurando un diálogo entre el individuo y la comunidad, estas escenas y discursos escindidos ofrecen un testimonio colectivo sobre el cautiverio en Argel. No deja de ser sugestivo que Cervantes hubiera elegido el teatro como medio para dar testimonio de su experiencia catastrófica. De acuerdo con Laub, el proceso de dar testimonio de la experiencia traumática siempre incluye a un oyente. Para que se produzca el proceso testimonial, tiene que haber un vinculo, «la presencia íntima y absoluta de otro ~n la posición del que escucha. Los testimonios no son monólogos; no pueden darse en la soledad. Los testigos le están hablando a alguien: a alguien a quien han estado esperando, durante mucho tiempo» 47 . El teatro, desde luego, facilita este encuentro entre el testigo y el espectador. La puesta en escena del drama de Cervantes hizo posible, de este modo, un encuentro entre el sobreviviente y el oyente (el público), de modo que pudiera llevarse a cabo un testimonio individual y colectivo. Más fundamental aún es La historia del cautivo, interpolada en Don Quijote 1 (37-41), que analizo en el capítulo 4. Este relato presenta una síntesis de la carrera de Cervantes como soldado en el Mediterráneo, a la par que proporciona una descripción extraordinaria de la vida de los esclavos cristianos en Berbería. Tal descripción apunta a la misteriosa frontera que atraviesa la vida y Ja obra de Cervantes. La historia del cautivo está doblemente signada, primero, por una fecha que permite situar la narración en 1589, y después, por el propio apellido de Cervantes, Saavedra. La aparición espectral del apellido «Saavedra>> en la recreación del propio cautiverio del escritor me lleva a incluir un análisis del nombre propio y de la firma en Cervantes. A caballo entre la autobiografia y la ficción, estudio la aparición del apellido «Saavedra» en Ja vida y la obra de Cervantes. Comenzando con El trato de Argel, donde este nombre aparece por primera vez, examino la asunción del apellido «Saavedra>> por parte del autor en documentos legales firmados en 1586, en La historia del cautivo (1589) y en el Memorial dirigido al presidente del Consejo de Indias en 1590, en el que el autor solicitaba un cargo en América. Aquí Cervantes incluye un informe detallado de su servicio a la '7 /bid .. pp. 70-71. Introducción 49 Corona, en el que hace énfasis en su cautiverio, bajo el nombre de «Miguel de Cervantes Saavedra». Los múltiples significados del apellido «Saavedra» en Cervantes sugieren que «Saavedra» encarna tanto la experiencia limítrofe del cautivo que sobrevivió al encuentro con la muerte, como el límite fluctuante entre la autobiografia y la producción literaria. Es bajo el nombre «Miguel de Cervantes Saavedra» como, quince años más tarde, el autor de Don Quijote alcanzaría el éxito y Juego la fama imperecedera. La asombrosa conjunción de trauma y fantasía en La historia del cautivo me lleva a cuestionar los nexos entre trauma y creación en Cervantes y, de manera correspondiente, la extraña carencia de estudios sobre estas complejas relaciones en la teoría del trauma. Si el nombre «Saavedra» simultáneamente delinea una firma, una geografla, un cuerpo y una cicatriz que sangra en este relato, también representa esa frontera o límite tenue entre la autobiografia y Ja ficción. Es precisamente después de la introducción del propio nombre de Cervantes (Saavedra) en el relato del Cautivo cuando surge en el texto la imagen de Zoraida, la mujer argelina que organiza la fuga del capitán cautivo y de sus amigos. Basta anotar que Ja peligrosa aproximación al vórtice del trauma -a la recreación del propio cautiverio de Cervantes en este relat~ engendra la fabulosa historia de Zoraida, una de las creaciones más sugestivas de la obra cervantina. Como mencioné anteriormente, la aparición conjunta de recuerdos traumáticos y de invenciones creativas constituye un patrón que cruza toda la obra de Cervantes. Este paradigma puede advertirse en otras creaciones literarias cervantinas, como en las comedias El trato de Argel y Los baños de Argel, en las Novelas ejemplares La española inglesa y El amante liberal, para citar sólo unas cuantas obras. El papel de la mora, cuya aparición está generalmente ligada a los recuerdos de Argel en la obra de Cervantes, es especialmente fascinante. Idealizada, como Zoraida en La historia del cautivo, o descrita ambiguamente, como Zahara y Fátima en Los tratos de Argel, la mora es a menudo la portavoz del autor, que utiliza estas voces y figuras fe. meninas para relatar acontecimientos críticos autobiográficos. A la par, el autor matiza mediante la presencia de estas mujeres las recreaciones de la experiencia traumática, indicando, de este modo, los nexos entre trauma y creación. En la segunda parte de este capítulo, estudio la figura de Zoraida como un «sintom:m del Cautivo -es decir, como una imagen mariana que funciona como un escudo contra la muerte, enfoque basado en el psicoanálisis freudiano y lacaniano y en las teorías de Julia Kristeva. De esta manera, 50 Cervantes en Argel muestro que La historia del cautivo representa un viraje en la creación literaria de Cervantes, una explosión de creatividad que abre el camino para la gran invención cervantina, Don Quijote. El capítulo 5, subtitulado «Anudando este roto hilo», explora el itinerario textual de las imágenes o tropos recurrentes que funcionan como testimonios de la experiencia traumática del cautiverio en Cervantes. Estas expresiones, que recrean el momento mismo de Ja captura, emergen inicialmente en La Galatea para cruzar otras obras cervantinas, como El trato de Argel, Los baños de Argel y La española inglesa, concluyendo con el Persiles, en el testimonio final que cierra Ja vida de Cervantes. Al reflejar una verdad imposible de asimilar, éstas son las historias de una herida que clama, que apela a nuestra comprensión mientras intenta expresar una realidad indescriptible. Pese a ello, la verdad del trauma en Cervantes evoluciona gradualmente hacia testimonios más cortos, que son cada vez más indistinguibles de su ficción. Esto se ve patentemente en La española inglesa, donde los recuerdos del cautiverio de Cervantes son reducidos a wias pocas líneas que inician una secuencia infinita de repeticiones lúdicas, dando pie, respectivamente, a nuevas aventuras. Con todo, en el Persiles, Jos fantasmas de Argel están relacionados con el problema del recuerdo y del olvido. La última alusión al cautiverio de Cervantes en esta novela inaugura un tipo de escritura que comienza con un «no me acuerdo» para poner de relieve, lúdicamente, la pérdida de Ja memoria sufrida por los que padecen desgracias. Es cierto que, en las obras posteriores de Cervantes, las reflexiones difuminadas de los fantasmas de Argel revelan tanto una familiarización con el escenario catastrófico, como un distanciamiento simultáneo del mismo por medio del trabajo de creación. La producción literaria de Cervantes se abre y se cierra, por tanto, con la vívida recreación de su más dolorosa experiencia. De esta fonna, mi estudio analiza Ja reelaboración compleja, continua, de los efectos del cautiverio en Cervantes, desde su liberación de la esclavitud hasta el momento de su muerte. Al final, Argel -«puerto universal de corsarios y amparo y refugio de ladrones», como Cervantes denomina la ciudad norteafricana en el Persi/es- sigue siendo la sustancia íntima, la textura de la obra cervantina. CAPÍTULO 1 LOS CORSARIOS BERBERISCOS Cuando llegué cautivo, y vi esta tierra tan nombrada en el mundo, que en su seno tantos piratas cubre, acoge y cierra no pude al llanto detener el freno. CERVAN'JCS, El trato de Argel 1. Numerosos críticos han aludido a las marcas dejadas por el cautiverio norteafricano en el pensamiento y obra de Cervantes. «Fue el más trascendental hecho en su carrera espiritual», conceptuó Américo Castro al referirse a esta experiencia catastrófica, mientras que Juan Bautista A valle-Arce ha indicado que la captura del joven soldado por piratas turco-berberiscos en 1575 «es el gozne sobre el que se articula fuertemente toda la vida de Cervantes» 2 • Ciertamente, la experiencia de la esclavitud en los baños de Argel es el centro fantaseado al que la escritura de Cervantes retorna sin cesar. Desde esta perspectiva resulta especialmente sugestiva la tesis de Juan Goytisolo, quien sostiene que, si el cautiverio argelino es uno de los aconteci1 Son palabras de Saavedra en El trato de Argel, 1.396-9. Américo Castro, El p ensamiento de Cervantes, Madrid: Imprenta de la Libreria y Casa Editorial Hernando, 1925, p. 386; Juan Bautista Avalle-Arce, «La captura de Cervantes», Boletín de la Real Academia Española (1968), 237-280. Luis Astrana Marín plantea que la «memoria fija» del cautiverio argelino retorna en varias obras de Cervantes, Vida ejemplar y heroica de Miguel de Cervantes Saavedra, vol. 11, Madrid: Instituto Edi· torial Reus, 1949- 1952, p. 465, n. 1; cf asimismo Alonso Zamora Vicente, «El cautiverio en la obra de Cervantes», Homenaje a Cervantes. ed. Francisco Sanchez-Castañer, vol. 11, Madrid: Mediterraneo, 1950, p. 239. 2 52 Cervantes en Argel mientos más opacos y misteriosos en la vida del autor, los «fantasmas de Argel» apuntan igualmente a la existencia de «un vacio - hueco, vórtice, remolino- en el núcleo central de la gran invención literaria» 3• Ese vórtice sin fondo, genialmente descrito por Goytisolo como tromba y vacío a la vez, confirma la presencia del trauma en la obra de Cervantes. Como nos recuerda Geoffrey Hartman, el trauma es, por un lado, antes registrado que experimentado, como si eludiera la percepción y la conciencia; por otro, reaparece como un tipo de memoria del suceso, «en la forma de un perpetuo tropo del mismo presentado por la psique soslayada o severamente escindida (severely split psyche)» 4 • En Cervantes, la tenebrosa experiencia del cautiverio retoma implacablemente, como un incesante ritual de ocultación e invención que agita de manera simultánea su producción literaria. Esas insistentes repeticiones temáticas -esos cautivos cristianos y esos corsarios argelinos que reaparecen sin cesar en sus textos - sugieren que el trauma no puede ser localizado en el acontecimiento violento situado en el pasado del sujeto, sino más bien en la forma en que retoma, sin ser asimilado, para obsesionar a la víctima. Hay algo más: como veremos a lo largo de este libro, la reaparición y reconstrucción del suceso traumático en la obra de Cervantes funciona como una fuente de creación para el escritor. Ya en 1915, Armando Cotarelo Vatledor anotaba que el tema del cautiverio había sido una fuente de inspiración para Cervantes: «Fue el primero en traer a la dramática española los asuntos de cautivos», confirmaba el crítico, añadiendo que Cervantes «aportó antes que nadie una fuente copiosísima de inspiración artística: la realidad» 5. Más recientemente, George Camamis ha demostrado convincentemente que La historia del cautivo es la primera novela moderna sobre el tema del cautiverio, texto que inaugura el nuevo género de la novela histórica en el siglo xv11. De igual manera, Camamis ha señalado la existencia de conexiones desconcertantes entre el cau3 Juan Goytisolo, Crónicas sarracinas. Barcelona: Ibérica, 1982, p. 60. Goytisolo alude aqul al clásico articulo de la desaparecida Fram;oise Zmantar, «Miguel de Cervantes y sus fantasmas de Argel», Quimera, 2 de diciembre de 1980, pp. 31-37. ~ Geoffrcy H. Hartman, «On Traumatic Knowledge and Literary Studies», New Literary History: A Journa/ o/Theory and lnterpretation, 26 ( 1995), 537. Sobre las configuraciones del trauma, cf también Cathy Caruth, Unclaimed Experience: Trauma, Narrative, and History, Baltimore, Maryland: Johns Hopkins University Press, 1996, pp. 3-4. s Annando Cotarelo Valledor, El teatro de Cervantes: Estudio crítico, Madrid: Tipografla de la Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, 1915, pp. 30-31. 53 Los corsarios berberiscos tiverio y la invención literaria en nuestro autor: «el cautiverio eri Cervantes viene a ser un mundo complejo de creación artística» 6• Tal parece ser, en efecto, un paradigma cervantino, patrón que este libro estudia en profundidad. Cervantes no sólo rastrea la trama del cautiverio a lo largo de casi toda su producción artística, sino que se preocupa intensamente por el tema relacionado de la libertad, de manera que podríamos decir que ella es un leitmotiv de su obra. Luis Rosales apoya esta apreciación: «La libertad [...] ocupa el centro del pensamiento antropológico cervantino», juicio que convalida la nueva biografia de Cervantes de Alfredo Alvar Ezquerra, titulada Cervantes: genio y libertad 1 • • • • El telón de fondo para Ja discusión del cautiverio de Cervantes en Argel es la historia de Berbería en el siglo xvt, desde las conquistas españolas de las costas norteafricanas después de la caída del reino de Granada en 1492, hasta Ja llegada de los legendarios hennanos Barbarroja, fundadores del moderno estado de Argel. Tales antecedentes llevarían a la consolidación de la famosa urbe en los afíos 1570 -época de la esclavitud de Cervantes- como la capital corsaria por antonomasia del Mediterráneo moderno. Estas páginas exploran las luchas entre los imperios otomano y español por el control del Mediterráneo, que desembocaron en la batalla de Lepanto en 1571, en la cual participó heroicamente el soldado Cervantes. Asimismo, el presente capítulo pasa revista a la captura de Cervantes por corsarios argelinos en 1575, a su experiencia como esclavo en los bafíos de Argel y a sus cuatro consecutivos intentos de 6 George Camamis, Estudios sobre el cautiverio en el Siglo de Oro, Madrid: Gredos, 1977, pp. 53, 57-59. Emilio González-López también ha señalado que la «Historia del cautivo» inauguró la novela histórica espafiola; cf «Cervantes, maestro de la novela histórica contemporánea: la Historia del cautivo», Homenaje a Casalduero, ed. Rizel Pincus Sigele y Gonzalo Sobejano, Madrid: Gredos, 1972, pp. 179-187. Mercedes Garcla-Arenal y Miguel Ángel de Bunes confirman que el tema del cautiverio, constante en Cervantes, es uno de sus grandes hal lazgos; cf Los españoles en el norte de África: s iglos XV-XVl/l. Madrid: Mapfre, 1992, pp. 103-104. 7 Luis Rosales, Cervantes y la libertad, vol. 11, Madrid: Sociedad de Estudios y Publicaciones, 1960, pp. 555-556; Alfredo Alvar Ezquerra, Cervantes: genio y libertad, Madrid: Temas de Hoy, 2004. Cervantes en Argel 54 fuga, en los que estuvo a punto de perder la vida, eventos que estudio junto con documentos de archivo e informes contemporáneos acerca del cautiverio de Cervantes en Berberia. De la misma manera, examino el cruel destino de los esclavos cristianos en Argel y Jos castigos perpetrados por sus runos turcoberberiscos en quienes trataban de escapar, historia que se complementa con un esbozo de la relación de Cervantes con los renegados -<:ristianos convertidos al Islam-- en esa ciudad. Los cinco años pasados por Cervantes en Argel, evocan un periodo en que la guerra de guerrillas lidiada por los hispanomusulmanes expulsados de Granada después de 1492, y posteriormente establecidos en el Magreb, guerra exacerbada por los conflictos entre las dos grandes potencias que combatían por el control del Mediterráneo, llevó a Ja captura por los turco-berberiscos de miles de cautivos cristianos, algunos de los cuales eran rescatados, mientras que otros permanecían para siempre en Berberia. Desde los albores del siglo XIX, la experiencia histórica del cautiverio y su expresión artística han atraído Ja atención de los biógrafos y estudiosos de Cervantes 8• En los últimos treinta años, entre otros estudios, Ja notable biografia del hispanista francés Jean Canavaggio ha emprendido Ja exploración de la carrera soldadesca de Cervantes en el Mediterráneo, de las tribulaciones del cautivo y del precio de su libertad 9• La biografia de Canavaggio, sin embargo, deja abiertas muchas preguntas acerca de la vida de Cervantes, especialmente en relación con su cautiverio en Argel. Abrumado por las lagunas que obscurecen esta etapa de la vida del autor alcalaíno, el critico destaca la cantidad de incertidumbres que aún quedan: «¡Cuántas oscuridades todavía!» 10 • Los decenios finales del siglo x:x y los primeros años del milenio han confirmado el interés de la crítica por esos cinco años (1575-1680) 8 La primera biografla que contiene infonnación acerca de Ja carrera militar de Cervantes y sobre su cautiverio en Argel es la de Martfn Femández de Navarrete, Vida de Miguel de Cervantes Saavedra, Madrid: Imprenta Real, 1819. 9 Jean Canavaggio, Cervantes: en busca del perfil perdido, 2.1 ed., Madrid: EspasaCalpe, 1992. Cf. también Ja extensa biografia de William Byron, Cervantes, A Biography. Nueva York: Doubleday, 1978, aunque Byron a menudo hace extrapolaciones de la obra de Cervantes para llenar los vacíos en la vida del autor. Cf. asimismo la reciente biografia de Alfredo Alvar Ezquerra, op. cit. Sobre el cautiverio de Cervantes, ej. la introducción de Donald P. Me Crory a su traducción inglesa de la «Historia del cautivo», Cervantes, The Captive's Tale (Historia del callfivo), Don Quixote, Part One, Chapters 39-41. Wanninster: Aris and Philips, 1994, pp. 1-58. 1 Canavaggio, op. cit.. p. JO. ° Los corsarios berberiscos 55 pasados por Cervantes en Argel 11 • Aunque éste es uno de los periodos más documentados de su vida, también es, paradójicamente, uno de los más enigmáticos. Al referirse a los testimonios de los hombres que compartieron Ja experiencia del cautiverio con el futuro autor, Canavaggio afmna: «Por preciosas que sean esas fuentes apenas nos dicen nada sobre lo que, a nuestros ojos, constituye lo esencial: la forma en que Cervantes vivió desde dentro esta experiencia; las relaciones que mantuvo con cristianos y musulmanes; la mirada que lanzó sobre una civilización diferente a la suya» 12• No obstante, mi estudio demuestra que estos mismos testimonios iluminan facetas y cualidades del esclavo Miguel de Cervantes, a la vez que reflejan el impacto de su personalidad y de su amistad en sus compañeros de cautiverio. Para completar datos, numerosos críticos han buceado en las proyecciones literarias cervantinas que se centran en esta dura experiencia. Las obras 11 Cf, entre otros, Ahmed Abi-Ayad, «El cautiverio argelino de Miguel de Cervantes», Notas y Estudios Filológicos 9 (1994), 12-17; Daniel Einseberg, «¿Por qué volvió Cervantes de Argel?», Ingeniosa invención: Essays on Golden Age Literature Presented to Geoffrey Stagg on his Eighty-fifth Blrthday. ed. Ellen Andcrson y Amy Williarnsen, Newark, Dclaware: Juan de la CUes~ 1998, pp. 241-253; Ottmar Hegyi, «Argelian Babel Reflected in Persiles», Ingeniosa invención, op. cit.. pp. 225-239; Michael Me Gaha, «Haeia la verdadera historia del cautivo de Cervantes», Revista Canadiense de Estudios Hispánicos, 20 ( 1996), 540-546; Helena Percas de Ponseti, «¿Quién era Belenna?», Revista Hispánica Moderna, 49 ( 1996), 75-92; y Zmantar, op. cit. Para un rico estudio del mundo turco-berberisco y su relación con Cervantes, cf Emilio Sola y José F. De la Peña, Cervantes y la Berbería: Cervantes. mundo rurco-berberisco y servicios secretos en la época de Felipe JI. Méx ico: Fondo de CUitura Económica, 1995. El interés por el cautiverio de Cervantes está comprobado por las actas de un coloquio titulado La huella del cautiverio en el pensamiento y en la obra de Cervantes, ed. Ángela Monleón, Madrid: Fundación Cultural Banesto, 1994. Cf igualmente el examen que hizo Alberto Sánchez de los estudios sobre el cautiverio de Cervantes, «Revisión del cautiverio cervantino en Argel», Cervantes, 17 (1997), 7-24; y, por el mismo autor, «Nuevas orientaciones en el planteamiento de la biografia de Cervantes», Cervantes, Madrid: Centro de Estudios Cervantinos. 1995, pp. 19-40. Aee.rca de la relación entre «verdades» y ficciones relacionadas con la vida de Cervantes, cf Eduardo Urbina, «Historias verdaderas y la verdad de la historia: Femando Arrabal vs. Stephen Marlowe», Cervantes, 18 ( 1998), 158-169. Sobre Cervantes y los turcos, cf la clásica obra de Albert Mas, Les Turcs dans la littérature espagnole du Siécle d'Or, vol. I, Parls: Centre de Recherches Hispaniques, 1967, pp. 280-283; y Otmar Hegyi, Cervantes and the Turks: Historica/ Reality versus líterary Fiction In La Gran Sultana and El amante liberal, Newark, Delaware: Juan de la Cuesta, 1992. 12 Canavaggio, op. cit.. p. 89. Cervantes en Argel 56 de teatro El trato de Argel, Los baños de Argel y El gallardo español, así como La historia del cautivo, interpolada en Don Quijote, y El amante liberal, entre otras creaciones de Cervantes, ciertamente ofrecen una rica información sobre el destino de los cautivos cristianos en Berbería. Estas obras también revelan las impresiones personales del hombre que sufrió la amarga experiencia del cautiverio en tierras islámicas. Otros estudiosos han propuesto que el interés de Cervantes por lo marginal, que su apertura a otras culturas y su respeto por la diferencia surgen de su cautiverio argelino 13 • Juan Goytisolo ofrece una síntesis de estas ideas: «La summa cervantina [es] concebida desde Ja otra orilla - la de lo excluido y rechazado por España. [...] Cervantes elaboró su compleja y admirable visión de España durante su prisión en tierras africanas, en contraposición al modelo rival con el que contendia>> 14 • Por lo demás, propongo que la profunda reflexión acerca de la locura -sobre el significado de la insania- que atraviesa la obra de Cervantes, convirtiéndolo en un pionero de la exploración de la psique tres siglos antes que Freud, emerge de las situaciones límite que tuvo que soportar como cautivo, del encuentro con la muerte que lo transformó en un sobreviviente. Comencemos, entonces, por esbozar el trasfondo histórico del cautiverio de nuestro gran autor en el Mediterráneo del siglo xvi. LA COSTA DE BERBERÍA Esta sección esboza el surgimiento de Argel, en la costa de Berbería, como una formidable organización polltica, cuyo crecimiento y prosperidad en la Edad Moderna presagian el gradual declive de la frontera hispánica en el norte de África. La primera mitad del siglo xv1 en el Mediterráneo occidental puso de manifiesto la resurgencia del Islam bajo la rotunda expansión del Imperio Otomano en el Magreb central. Este evento dinámico llevó a España a dedicar enormes esfuerzos y a sacrificar muchas vidas para comball Cf ibid.. p. 108; Goytisolo, op. cit.; Me Gaha, «Don Quixotc as Arabesquc», Cervantes: Estudios en la vlspera de su centenario, vol. (, cd. Kurt y Roswitha Reichenberger, Kassel: Reichenberger, 1994, pp. 163-171 ; Sola y de la Peña, op. cit., pp. 187-275; Alberto Sánchez, «Libertad, humano tesoro», Anales Cervantinos, 23 (1994), 9-2 l; y Vicente Zamora, «El cautiverio», op. cit., pp. 239-256. 14 Goytisolo, op. cit., pp. 60-61 . Los corsarios berberiscos 57 tir el auge de otra amenaza a la Iberia cristiana desde África. Entre las muchas vidas perdidas o atrapadas en esos combates entre adalides cristianos y corsarios musulmanes se encuentra la del soldado Miguel de Cervantes, cuyo cautiverio en Argel debe ser estudiado dentro del marco de referencia de las guerras hispano-otomanas por el control del Mediterráneo. En 1519, Carlos J de España, nieto de los Reyes Católicos Femando e Isabel, se convirtió en Emperador del Sacro Imperio Romano en Europa. Carlos heredó una vasta sucesión de reinos geográficamente dispersos, cuyo único elemento de unión, aparte de sus derechos hereditarios, era una cohesión de creencias por la mayor parte de sus súbditos. Las posesiones de Carlos no sólo estaban distanciadas entre sí sino separadas por estados enemigos que frecuentemente declaraban la guerra para consolidar su propia posición ante el excesivo poder del Emperador. En estas circunstancias, la vida del Emperador Carlos V estaría agobiada por las luchas con los luteranos en los Países Bajos, los conflictos con Francia y la guerra con los turcos, que se desarrolló en dos frentes simultáneos: el Danubio y el Mediterráneo. El único estado capaz de confrontar a España en el siglo xv1 era el Imperio Otomano, gobernado por el formidable Solimán (Süleymiin) el Magnífico (1520-1566). Solimán acaudillaba un enorme y compacto imperio continental que se extendía desde el Mediterráneo en el occidente basta el Mar Negro y el Océano índico en el oriente, imperio gobernado con mano de hierro y unido por las creencias religiosas de sus súbditos. El expresivo título del viejo libro de Leopold Von Ranke, Die Osmanen und die Spanische Monarchie im 16. und 17 Jahrhundert (La monarquía otomana y española en los siglos XVI y XVII) (1837) señala el paralelismo en el ímpetu de estos dos monstruos políticos entre los que se jugaba el destino de la Cristiandad: al este del Mediterráneo, el Imperio Otomano; al oeste, el de los Habsburgo is. Mientras que Carlos estaba principalmente interesado en mantener sus fronteras y su patrimonio, Solimán luchaba por extender su imperio en todos los frentes. 15 Femand Braudel, «Imperio y monarqufa en el siglo xvrn, En torno al Mediterraneo, Barcelona: Paidós, 1997, p. 181. Esta es una compilación y traducción de varios articules de Braudel, tales como su clásico estudio «Les espagnols et l'Afrique du Nord 14921598», Revue Africaine, 69 ( 1928), 84-233 y 351-428. Cf también Leopold ven Ranke, Die Osmanen und die Spanische Monarchie im 16. und 17. Jahrhundert, 4.1 ed., 1837 (reed. Leipzig: Duncker, 1877); exjste traducción inglesa por Walter K. Kelly, The Ottoman and the Spanish Empires in the Sixteenth and Seventeenth Centuries. Londres: Wit· taker and Co, 1843. Cervantes en Argel 58 En 1519, cuando Carlos se convirtió en Emperador del Sacro Imperio Ro· mano, el debate relacionado con cuál de estos poderes dominaría a Europa estaba candente - y lo estuvo por mucho tiempo, como veremos, incluso hasta después de la batalla de Lepanto, en 1571 , durante el reinado de Felipe II. En los primeros años del gobierno de Carlos V, mientras que los ejércitos del Emperador batallaban contra el Turco en el Mediterráneo, Solimán tomaba Belgrado en 1521, destruía la armada húngara en 1526 y cercaba Viena en 1529. Al describir la toma de Belgrado, en 1521 , y la subsiguiente de· rrota del rey Luis de Hungría por el Turco en la batalla de Mohacs, en 1526, Francisco López de Gómara deja entrever el enorme potencial militar y la disciplina ejemplar del enemigo otomano, que llegaron a ser una amenaza vital para la Europa central y meridional 16• En las mismas décadas del siglo xvr, los descendientes exiliados de los moros de Granada estaban enfrascados en una guerra de guerrillas contra los cristianos en el Mediterráneo, especialmente contra España, su más odiado enemigo. Con la conquista de Granada en 1492 por los Reyes Católicos, Fernando e Isabel, el Estrecho de Gibraltar se convirtió en la frontera sur de España, ciertamente un límite insuficiente entre el reino cristiano de la Península Ibérica y el mundo islámico del norte de África. En este Far West mediterráneo, como sugirió Femand Braudel, las costas de España y de África están tan cerca que una hoguera encendida en una orilla puede verse desde la otra. Al comienzo del siglo XVI, pequeñas embarcaciones cruzaban este canal occidental a diario, haciendo travesías entre Vélez de la Gomera y Málaga o, si los vientos eran propicios, entre Valencia y Orán. La conquista de Granada no sólo les dio posesión a los Reyes Católicos de las ricas praderas que rodea· ban a la ciudad nazarí sino también del litoral sur de Andalucía con sus excelentes puertos y sus atalayas. ¿No era natural - pregunta Braudel- continuar Ja guerra contra los infieles en tierra africana, o incluso utilizar las enormes energías liberadas con Ja conquista de Granada en el Magreb, un teatro de expansión y de aventuras? 17 • 16 El ejército de Solimán, de 20.000 hombres, venció al del rey de Hungrla, de 25.000, en la famosa derrota de Mohacs, el 29 de agosto de 1526; Francisco López de Gómara, Annals of the Emperor Charles V. ed. Roger Bigelow Merriman, texto español y traducción inglesa, Oxford: Clarendon Press, 191 2, pp. 206 y 215. 17 Braudel, op. cit.. p. 46. «El Magreb» se usará a través de este estudio como nombre colectivo para la región norteafricana que se extiende actualmente desde Marruecos hasta el oeste de Egipto, región que hoy comprende los cuatro paises de Marruecos, Argelia, Los corsarios berberiscos 59 Desde fines del siglo xv, por tanto, los españoles se lanzaron a la captura de los pueblos costeros magrebíes. En 1494, el Papa Alejandro V1 dio su bendición a la cruzada africana y continuó el impuesto extraordinario, la cruzada, que cubriría los gastos de estas expediciones 18• La muerte de la reina Isabel en 1504 confirmó la dirección de Ja nueva campafia. Su testamento alentaba a los castellanos a dedicarse sin tregua a la conquista del África y a la guerra contra el Islam 19• En los años siguientes, instigados y financiados por el cardenal-guerrero Jiménez de Cisneros y capitaneados por el célebre marino Pedro Navarro, una armada de 10.000 hombres, más de quince veces del tamaño de la armada con la que Cortés conquistaría México, en 1518, se lanzó a la conquista de la costa norte de África 20 • Entre 1508 y 1510, los españoles conquistaron el inaccesible Peñón de Vélez ( 1508), Orán {1509), Bugia y Trípoli ( 151 O), donde construyeron presidios (ciudades amuralladas). El legendario Navarro - antiguo corsario conocido en otros tiempos como «Roncal el Salteador»- saqueó estas ciudades, distribuyendo el botín entre sus hombres y capturando a los habitantes, que fueron vendidos como escla- Túnez y Libia. Tambi~ me referiré a esos territorios como <<Berberla», nombre con que los europeos denominaban a esa región en los siglos xv1 y xvu. 11 Dos bulas de 1493 y 1494, promulgadas por el Papa Alejandro Vl, autorizaron la cruzada africana ofreciendo a España títulos legales de posesión; cf Braudel, op. cit., p. 49. El texto de la bula latina de 1494, con su traducción castellana, aparece en el Apéndice a José M. Dousinague, la política internacional de Fernando el Católico, Madrid: Espasa-Calpe, 1944, pp. 521-524. Sobre este tema, cj también John B. Wolf, The Barbary Coast: Algiers Under the Turks, 1500 10 1830, Nueva York: Norton, 1979, pp. 5-16. 19 Dousinague, op. cit., pp. 128-38 y ss.; y, por el mismo autor, Testamentaría de Isabel la Católica, ed. Antonio de la Torre y del Cerro, Valladolid: Instituto «lsabel la Católica» de Historia Eclesiástica, 1968, pp. 445-475. En agosto de 1505, seis meses después de la muerte de Isabel, Femando preparó una annada de 7.000 soldados y 190 navios para atacar a Mazalquivir «para hacer guerra a los moros»; cf Andrés Bemáldez, Memorias del reinado de los reyes católicos, Madrid: Real Academia de la Historia y Consejo Superior de Investigaciones Cientlficas, 1962, pp. 490-94. Cf asimismo Mobamed fbn Azzuz Hak.im, «El testame.nto de Isabel la Católica y sus consecuencias funestas sobre las relaciones hispano-marroquíes», Huellas comunes y miradas cruzadas: mundos árabe. ibérico e Iberoamericano, ed. Mohamed Salhi, Rabat: Facultad de Letras y de Ciencias Humanas, 1995, pp. 27-35. 20 Sobre las campañas norteafricanas españolas, cj Andrew C. Hess, The Forgo11en Frontier: A History of the Sixteenth-Century Jbero-African Frontier, Chicago: The Uni· versity ofChicago Press, 1978, pp. 26-43; los datos provienen de la p. 39. Cervantes en Argel 60 vos 21 • Los empeños de España en el norte de África estaban obviamente aguijoneados por algo más que la pasión de convertir a los musulmanes y de controlar las fronteras del Islam. El espíritu de la aventura y el señuelo de las riquezas percibidas en las tierras africanas tuvieron tanta influencia en los españoles del siglo XVI como su preocupación por la salvación eterna. Por otro lado, dominar las costas del Magreb ayudaba a controlar la piratería musulmana, el gran recurso de los puertos magrebíes. En Tánger, Orán, Argel, Bugla, Bizerta, y Túnez, para citar sólo algunos puertos importantes de las costas norteafricanas, los corsarios musulmanes armaban galeras y embarcaciones ligeras con las que atacaban a los navíos cristianos. El mismo López de Gómara, al narrar las primeras jornadas del Cardenal Cisneros y de Pedro Navarro en Berberia, justifica así la conquista española del norte de África: «Eran tantos los corsarios de Orán que corrían las costas e islas de España que el rey [Femando] deseaba proseguir la conquista de Berbería. Hizo 12.000 españoles y una gruesa flota en el año 1509 para contra moros» 22 . La pirateria no era nueva en el Mediterráneo. Durante siglos, los musulmanes y Jos cristianos la hablan practicado en forma paralela. En el siglo XVI, sin embargo, el corso musulmán se habla reforzado con la afluencia de moriscos españoles expulsados por la Reconquista. Sin duda, la invasión española del Magreb se produjo también por la necesidad de controlar las actividades corsarias de estos exiliados que habían huido de la Península Ibérica después de la caída de Granada en 1492. En respuesta a la persecución cada vez más acuciosa de los cristianos viejos, miles de refugiados de Granada 21 La negación de Navarro a invadir el interior del Magreb provocó serias imputaciones por parte del cardenal Cisneros, quien lo acusó de querer arrasar con las ciudades costeras del norte de África sin otro objetivo que el botin. Cf Cartas del Cardenal Don Fray Francisco Jiménez de Cisneros dirigidas a don Diego lópez de Aya/a, ed. Pascual Oayangos y Vicente de la Fuente, Madrid: Imprenta del Colegio de Sordomudos y de Ciegos. 1867, pp. 50-58¡ sobre las conquistas norteafricanas de Pedro Navarro, cf Cesáreo Fernández Duro, Armada española desde la unión de los Reinos de Castilla y de León, 14761664, 4 vols., Madrid: Establecimiento Tipográfico «Sucesores de Rivadeneira», 1895-1897, I, pp. 77-89; y Martín de los Heros, Historia del Conde Pedro Navarro, en Colección de documentos inéditos para la Historia de España (CODOIN], 112 vols., Madrid: Imprenta de la viuda de Calero, 1854, vol. 25, pp. 106-145. 22 Francisco López de Oómara, Guerras de mar del Emperador Carlos V. ed. Miguel Ángel de Bunes Ibarra y Nora Edith Jirn~nez, Madrid: Sociedad Estatal para la Corunemoración de los Centenarios de Felipe U y Carlos V, 2000, p. 76. Los corsarios berberiscos 61 optaron por «pasar allende» - incluyendo a Boabdil, el gobernante derrotado, y un importante sector de la nobleza granadina. En 150 l, el fracaso de los alzados en armas musulmanes en la primera revuelta de las Alpujarras, la región montañosa al sur de la Sierra Nevada y de Granada, mandó un nuevo grupo de exiliados hispano-musulmanes al norte de África. La emigración a África se convirtió, entonces, como sugiere Manuel Barrios Aguilera, en un goteo interminable de fugas más o menos masivas, que llevó a una disminución drástica de la población de Granada, reducida en un cincuenta por ciento en unos pocos años 23 • Establecidos en Berbería ~l nombre usado en el siglo xv1 para designar el área costera del norte de África, aproximadamente desde Trípoli hasta Marruecos- los emigrados se lanzaron a una Guerra Santa contra España. A la vez, la agresiva presencia ibérica en enclaves importantes de la costa africana estimuló la guerra de guerrillas librada por asaltantes musulmanes, muchos de los cuales eran moriscos renegados de Andalucía y de Valencia, que habían huido de la Península. Ayudados por otros mudéjares que todavía no habían emigrado, atacaban las costas españolas, saqueaban pueblos, iglesias y monasterios, y capturaban rehenes que eran convertidos en esclavos. Estas actividades corsarias tenían su contraparte en las de los piratas cristianos que lanzaban redadas contra las costas magrebíes. Un memorial dirigido al rey Femando alrededor de 1506 describe las prácticas de corsarios españoles, que operaban libremente desde Jerez y Ja Bahía de Cádiz, patrullando las costas africanas desde Bugia hasta el Atlántico, tanto en navíos solitarios como en escuadrones suficientemente poderosos para ocupar ciudades fortificadas y llevarse consigo entre 400 y 800 cautivos a Ja vez. La conquista hispánica de Melilla (1497) y de Mazalquivir (1505) culminó en grandes incursiones perpetradas por soldados y corsarios españoles, como los asaltos que Pedro Navarro y sus hombres llevarian a cabo al final de esa década. Basta un ejemplo: en 1507, después de saquear tres pueblos vecinos, una expedición española de Mazalquivir capturó a 1.500 moros, 4.000 cabezas de ganado y botín adicional, antes de toparse con una gran fuerza musulmana enviada desde Tremecén, que mató a 2.000 españoles y se llevó a 400 prisioneros. A pesar de las severas prohibiciones de Femando el Católico en contra del corso, que se remontan a 1489, los corsarios españoles acu23 Manuel Barrios Aguilera, Granada morisca. la convivencia negada, Granada: Comares, 2002, p. 32. 62 Cervantes en Argel dfan en gran número a las áreas costeras magrebles; y en 1498, aparte de la imposición de un veto estricto sobre el corso en aguas de Berbería, el rey Femando fue forzado a autorizar el acceso ilimitado de corsarios en el Mediterráneo 24• LOS LEGENDARIOS HERMANOS BARBARROJA El conflicto entre España y sus emigrados se intensificó con la llegada de los corsarios Arudj (Arüj) y Jeredin (Khair ad-Din) Barbarroja, fundadores del Estado de Argel en la región costera de Argelia. Es indispensable conocer la historia de los Barbarroja para situar históricamente el ascenso de Argel como Ja mayor ciudad corsaria del Mediterráneo. Esta urbe era, a la vez, Ja capital de una provincia otomana singularmente organizada, y paradójicamente conquistada por marineros del Este mediterráneo. Bajo el gobierno de Jeredín Barbarroja, Argel se convirtió en el poder marítimo dominante del Mare Nostrum occidental, más temido por las naciones cristianas y por sus gentes que su superior nominal, la Sublime Puerta. Los hermanos Barbarroja convirtieron a la provincia y a su capital, Argel, en la perdurable y bien organizada institución corsaria que conocería el cautivo Miguel de Cervantes en los años 1570. Concuerdan los historiadores en que los famosos Barbarroja vinieron de la isla de Mitilene - la antigua Lesbos- en Grecia, que se dedicaron aJ cor24 Femández Duro, Armada española desde la unión de los reinos de Castilla y Aragón, 1, pp. 65-66. La pragmática de Femando el Católico contra el corso, del 12 de enero de 1489, aparece en el A~ndice a Armada española 1, pp. 347-48. En órdenes sucesivas, firmadas en Zaragoza en junio de 1498, Femando autorizó a los pueblos vascos y guipuzcoanos para lanzar expediciones de corso, también pennitidas en los mares italianos; cf Armada española l, p. 64. Cf también Geoffrey Fischer, Barbary Legend, Oxford: Cla· rendon Press, 1957, pp. 30-33; y Enrique Otero Lana, Los corsarios españoles durante la decadencia de los Austrias: El corso español del Atlántico peninsular en el siglo XVII (1621-1697). Madrid: Editorial Naval, 1992. Asaltos similares eran efectuados por corsarios cristianos, como los Caballeros de Malta, en el Mediterráneo, de acuerdo con la clásica obra de Femand Braudel, El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de Felipe l/, trad. Mario Monteforte Toledo, Wenceslao Roces y Vicente Simón, México: Fondo de Cultura Económica, 2001 (La Médlterranée et le monde méditerranéen a /'époque de Phllippe l/, 2.0 ed., París: A. Colín, 1966). Los corsarios berberiscos 63 so y al comercio en las costas griegas, y que se vincularon a las luchas políticas de los otomanos en los primeros años del siglo xv125 . Arudj Barbarroja adquirió su talla politica en el contexto de la conquista ibérica de las ciudades costeras norteafricanas. Utilizando las banderas del Islam contra los españoles, Barbarroja obtuvo el apoyo de los seguidores de Mahoma entre los turcos y las tribus beréberes, incluyendo el de numerosas colonias moriscas de Valencia y de Aragón, que se habían establecido en esas regiones 26• En agosto de 1516, Arudj Barbarroja conquistó Argel, matando a su gobernante Selim ben Tumi. Varias tradiciones relatan el crimen de maneras distintas e igualmente asombrosas: el rey fue acuchillado, o estrangulado con su propio turbante, o asfixiado en el baño de vapor real por el propio Barbarroja, historias que dramatizaban la crueldad del corsario y que expandieron su fama a través del Mediterráneo. En la versión de López de Gómara, el jeque 25 Francisco Lópe.z de Gómara, Les corsarios Barbarroja. Crónica de los muy nombrados Oruch y Jaradín Barbarroja, Madrid: Potifemo, 1989, pp. 35-40. Escrita después de la derrota de Carlos V en Argel ( 1541 ), la crónica de López de Gómara no vio la luz sino hasta el siglo XIX. Hay copia de esta crónica en Memorial Histórico Español de la Real Academia de Historia, vol. VI, Madrid: Real Academia de Historia, 1853, pp. 331-439. Sobre la actividad de los hermanos Barbarroja en el Magreb, c/ Hess, op. cit., pp. 61-65. Cf también la detallada relación del gobierno de los hermanos Barbarroja compuesta por Antonio de Sosa, en Epítome de los reyes de Argel, incluido en Topographia, e historia general de Argel, ed. Diego de Haedo, Valladolid: Diego Femández de Córdova y Ovie· do, a costa de Antonio Coello, 1612; hay edición moderna de Ignacio Lauer y Landauer, vol. I, Madrid: Sociedad de Biblió filos Españoles, 1927-1929, pp. 213-277. Emilio Sola ofrece una rica visión de la carrera de los Barbarroja en el Mediterráneo en cuatro estudios consecutivos publicados en la revista Historia 16; cf Emilio Sola, «La saga de los Barbarrojim, Historia 16, 14 (1989), 8- 16, 82-90, 73-81, 9 1-98. Por el mismo autor, cf Un Mediterráneo de piratas: corsarios. renegados y cautivos. Madrid: Tecnos, 1988. Un manuscrito turco sobre la vida de Barbarroja, compuesto por Seyid Murad y titulado Gazavat-1 Hayreddin Pasa [La Guerra Santa de Hayreddin Pasha], fue encontrado en la galera capi· tana de los otomanos capturada en la batalla de Lepanto en 1571 . Conservada en la Biblioteca de El Escorial, la obra fue traducida al castellano en 1578 como Crónica del Gue"ero de la fe Hayreddin Barba"oja. Ha sido recientemente editada por Miguel Ángel de Bunes y Emilio Sola, con el título de La vida, y historia de Hayradin, llamado Barba"o· ja, Granada: Universidad de Granada, 1997. 26 Dos excelentes libros estudian la historia de estos emigrados y de su asentamiento en el norte de África: Mikel de Epalza, Les moriscos antes y después de la expulsión, Ma· drid: Mapfre, 1992; y Mercedes García-Arenal y Miguel Ángel de Bunes, Los españoles en el Norte de África: Siglos XV-XVIII, Madrid: Mapfre, 1992. Cervantes en Argel 64 argelino fue apuñalado por un turco en medio de una cena, por órdenes de Barbarroja 27 • Una carta escrita por el humanista italiano Pedro Mártir de Anglería desde la corte española, el 31 de agosto de 1516, revela la preocupación del séquito hispano-italiano de Carlos con los triunfos de Arudj Barbarroja: Cierto Aeneobarbo - vulgo barbarroja- de pirata se ha convertido en alborotador terrestre en África, cuya mayor parte costera está embaucando por medio de los morabitos, que son los sacerdotes de los moros. Gracias a ellos está convenciendo al pueblo. [...] Les hace la promesa de que si lo eligen por rey, él, como observante de la ley mahometana, los liberará del yugo de los cristianos y los conservará sanos y salvos. [ ...] Creyeron en Barbarroja los morabitos y en los morabitos creyó el pueblo. Muchos se entregaron a Barbarroja. Principalmente el distrito de Argel - no muy distante de Bugla que es Trabaca- lo ha proclamado Rey; por tanto, Barbarroja, ya se denomina rey en África 28. La brillante carrera de Barbarroja en el África del Norte y en el Mediterráneo fue cortada por los españoles en 1518. Sitiado en Tremecén por una compañía de soldados hispanos, resistió valientemente hasta la muerte, como relata Pedro Mártir en otra elocuente carta escrita desde Zaragoza, el 4 de julio de 1518. La vitalidad del pasaje que narra la huida y posterior caida de Barbarroja, y el ágil estilo latino del escritor, merece que lo citemos extensamente: Al amparo de la noche silenciosa, salió al descubierto [Barbarroja). (...] Emprendió la huida. La caballería del Rey de Tremecén, mezclada con los nuestros, a primeras horas del amanecer - pues antes no se dieron cuenta del engaño- salieron en su persecución, metiendo espuelas a los caballos, hasta cerca de cuarenta millas en continuo galope. Dieron, por fin, alcance a Barbarroja dentro de un bosque. (...) En algunos momentos, la lucha fue atroz en extremo. A cuatrocientos ascendla el número de nuestros jinetes. Llegó la infantería española. Abrumado por la mayoría, cayó por fin vencido Barbarroja. Mas nos dio una victoria demasiado cruenta. Dio muerte a la mayor parte [de nuestros soldados] e hirió a muchos. Todos los que iban en su persecución eran soldados escogidos y valientes. Los nuestros, después de matar has27 L6pez de G6mara, Guerras de mar del Emperador Carlos Y. op. cit., p. 95. Pedro Mártir de Anglcria, Epistolario, vol. 111, trad. José L6pez Toro, Madrid: Imprenta Góngora, 1956, pp. 344-345. 21 Los corsarios berberiscos 65 ta el último, se apoderaron del botín. La cabeza de Barbarroja, clavada en una pica, fue llevada a Tremecén con gran regocijo de los moros y alegría de los nuestros. Así terminó sus días Barbarroja, pirata de Sicilia, que, en su o rgullo, tuvo la osadía de acometer empresas inadecuadas a sus fuerzas 29. Arudj Barbarroja fue sucedido por su hennano Jeredin, quien tuvo la visión política de acogerse a la protección del sultán otomano para contrarrestar la amenaza de una invasión ibérica. A cambio de ayuda militar, Jeredín Barbarroja puso sus conquistas bajo el manto del Gran Turco. Argel se convirtió en una provincia otomana (sancak), con 2.000 jenízaros y 4.000 moros levantinos y corsarios que se alistaron en la milicia argelina. Asi, mientras que Carlos V preparaba su viaje a Italia para su solemne coronación por el Papa como Emperador del Sacro Imperio Romano, en 1929, Jeredin lanzó un ataque definitivo contra el Peñón de Argel, presidio español clavado en la isla del puerto de la ciudad, y lo capturó después de un bombardeo de veinte días. Hábil político y avezado comandante militar, Jeredín Barbarroja le impartió a la Regencia otomana de Argel su legítima existencia y su característica forma política a través de sus conexiones con la Sublime Puerta. En 1532, Solimán marchó contra Viena con un ejército de 400.000 hombres. López de Gómara, cronista de las guerras mediterráneas del Emperador Carlos V, describe la magnitud del ejército imperial que fue al encuentro del turco: <<El Emperador juntó a su costa y de su hermano, y del Papa, y de Alemania, 120.000 infantes como cuentan los que más, en que había 12.000 españoles, y otros tantos italianos, 30.000 hombres a caballo con 2.000 italianos y algunos españoles». Concluye Gómara: «No se ha juntado en nuestros días tanta muchedumbre de soldados en una tierra» 30• El Turco no osó acometer al imponente ejército de Carlos V y se retiró vergonzosamente. Su derrota en esta campaña lo indujo a invitar a Jeredín Barbarroja a Constantinopla para discutir la construcción de una gran annada otomana. Comandada por el kapudan pasha (gran almirante) Barbarroja, la colosal armada turca 29 !bid., pp. 322-23. El alférez García Femández de la Plaza, que mató a Barbarroja con una pica, fue premiado por Carlos V con un escudo de armas. Cj «Privilegio del Emperador concedido al alférez Garcla Hemández de la Plaza el que pueda llevar por escudo con la cabeza y corona de Barbarroja>>, reproducido en el Apéndice a la Crónica de los Barbarroja por López de Gómara, Memorial Histórico Español de la Real Academia de Historia, vol. VI, op. cit., pp. 487-488. 30 López de Gómara, Guerras de mar del Emperador Carlos V. op. cit., p. 242. 66 Cervantes en Argel compuesta por 80 galeones aproximadamente, y por unos 8.000 albaneses y otros soldados nativos de Anatolia, griegos y renegados, capturó a Túnez de manos de los españoles en 1534 31 • Al dejar a Argel por Constantinopla, Barbarroja se convirtió en uno de los hombres más ricos y poderosos de la Corte otomana. En los años siguientes, la Armada turca capitaneada por Barbarroja devastó las costas italianas y la fortaleza de Castilnovo (Nápoles), llevándose consigo a un gran número de cautivos. Entonces Carlos V intentó atraer al corsario a su lado. Al menos se conocen seis embajadas fonnales ante Jeredín, quien pudo haber iniciado las negociaciones 32• En el curso de estas negociaciones conducidas por Andrea Doria, gran almirante de la marina imperial, y por Fernando Gonzaga, Virrey de Sicilia, para la liberación de los cautivos españoles e italianos, el emperador ofreció reconocer a Barbarroja como rey de Argel y de Túnez si rompia su alianza con el Turco 33 • Incluso después de su aparatosa derrota en Argel, en 1541 , Carlos V insistía en granjearse la voluntad de Barbarroja, 31 Wolf, op. cit., p. 19. Los datos del número de navlos y tropas de Barbarroja provienen de un aviso enviado por un espía español, quien añade que el kapudan pasha llevaba 1.233 esclavos cristianos a bordo; ej. «Memoria de la orden que tiene la armada de Ba.rbarroja. Año 1534», incluida en el Apéndice a la Crónica de los Barbarroja de López de Oómara, Memorial Histórico Español de la Real Academia de la His toria, vol. VI, op. cit., pp. 521-523. A pesar de que Carlos V reconquistó Túnez en 1535, la memoria de las hazañas de Barbarroja permaneció entre los españoles por mucho tiempo. 32 Según la carta de acreencia y la instrucción del virrey de Sicilia, Femando Gonzaga, y del capitán general Andrea Doria, al contador gallego; cf carta de Alvaro de Alarcón al marqués de Alarcón, 20 de abril de 1537, Archivo General de Simancas (AGS), Nápoles, leg. 1027, 13. Alarcón fue liberado por Barbarroja para tratar con el Emperador; Barbarroja pide la ciudad de Argel, el Reino de Túnez y de Bona. Cf Tratados Internacionales de España, Carlos V. vol. 2. España-Norte de África, ed. P. Mariño, Madrid: Consejo Superior de Investigaciones Cientlficas, 1980, pp. clx.xvi-clxxix. 33 A pesar de ser negociaciones secretas, Gómara las menciona en su crónica. Cf las cartas escritas por Andrea Doria, por el virrey Femando Gonzaga y por el contador gallego al Emperador, en relación con estas negociaciones, as! como la respuesta de Barbarroja, compuesta en español, en el Apéndice a la Crónica de los Barbarroja de López de Gómara, Memorial Histórico Español VI, pp. 530-539. Un aviso enviado al Conde Andrea Doria por un espía español de Constantinopla indica que Barbarroja mantuvo al Sultán constantemente informado de las negociaciones con Carlos V. Cf E. WatJeb y Doctor Monnereau, «Négotiations entre Carlos-Quint et Keir-ed-din ( 1538-1540)», Revue Africaine, 15 (1871), 138-148. los corsarios berberiscos 67 manteniéndole en Argel como rey, como un intento de resolver el problema del Medjterráneo con el menos coste posible de hombres y de arrnas 34 • El mítico Barbarroja suscitó una biografia de su contemporáneo López de Gómara, también biógrafo de Hemán Cortés y conocido en la historiografia por su Historia general de las Indias y Conquista de Mexico (1541). Con todo, como anota Jacques Lafaye, el auténtico héroe de las Guerras de mar del Emperador Carlos V es el corsario de Argel, Jeredin Barbarroja, cuyas correrías por las islas y costas del Levante español, así como su captura de barcos, soldados y botín, se hicieron legendarios 35 • Es cierto que el cronista López de Gómara había titulado su obra originalmente: Historia de las guerras del mar: Historia de los Barbarrojas, pero se vio obligado a cambiar el título por sugerencia del doctor Juan Ginés de Sepúlveda, su mentor y arnigo 36. No obstante, Gómara cierra su nuevo tratado acerca de los hermanos Barbarroja con esta elocuente frase: «Haradin Barbarroja es el mayor corsario y mejor capitán de mar que jamás ha habido y que más y mejores cosas ha hecho sobre el agua» 37• Barbarroja cubrió de éxitos las aguas mediterráneas y convirtió a Argel en un nido inexpugnable de corsarios. Éstos llenaban sus filas con numerosos cautivos españoles e italianos que terminaban convirtiéndose al Islam para obtener su libertad y dedicarse al corso en Berbería. El moderno Estado de Argel fue entonces inaugurado por los hermanos Barbarroja, quienes establecieron los principios de organización de la provincia otomana. Poblada por innumerables refugiados de Granada y otras ciudades de Andalucía y de Valencia, así como por renegados que comenzaron a llegar de diferentes puntos del Mediterráneo, Argel se convirtió en un bastión invencible del Islam. La impugnable ciudad corsaria, conocida en la Europa cristiana como la «ladronera de la cristiandad>>, confrontó a Carlos V en 1541 con la peor derrota de sus guerras del Mar Mediterráneo. Este suceso catastrófico sería evocado cuarenta años más tarde por Saavedra, persona34 Sobre estas negociaciones, cf. los comentarios de Miguel Ángel de Bunes lbarra y Nora Edith Jiménez en su edición de López de Gómara, Guerras de mar del Emperador Carlos V, op. cit., p. 225, n. 435. 35 Jacques Lafaye, Sangrientas fiestas del Renacimiento. La época de Carlos V y de So/imdn (1500-1577), México: Fondo de Cultura Económica, 1999, p. 86. 36 !bid.. p. 87. 37 López de Gómara, Crónica de los muy nombrados Oruch y Jaradín Barbarroja, Memorial Histórico Español de la Real Academia de la Historia, op. cit.. p. 439. Cervantes en Argel 68 je del drama de Cervantes El trato de Argel, quien llora mientras compara su destino como esclavo en la urbe argelina con la del impotente Carlos V en esa triste ocasión. LA DERROTA DE CARLOS V EN ARGEL En 1541, Carlos V lanzó su tercer y último ataque contra Argel con un convoy fonnidable que prefiguraba a la Armada. Este asalto, sin embargo, se había venido planeando desde 1530, como consta en la correspondencia del Emperador sobre la campaña de Argel 38 . En sus Guerras de mar del Emperador, López de Gómara describe el fonnidable avance de la armada imperial 39 • Es muy posible que el fracaso inicial de las negociaciones entre Carlos V y el gran almirante turco Jeredín (1534-1546) haya llevado al Emperador a determinar el ataque a la ciudad norteafricana. López de Gómara, que estaba entre el séquito del Emperador junto con Hemán Cortés, el Conquistador de México, y sus dos hijos, justifica la ofensiva imperial: «Quiso [el emperador don Carlos] probar de tomar a Argel, que era cueva de corsarios y ladrones y lugar fuerte, de donde Barbarroja habla hecho tantos daños en España y fuera de ella» 40. Carlos V no ordenó un asalto inmediato sino que envió primero un arrogante ultimátum al gobernador de Argel, el renegado Hasan Agá, planteando que debla rendirse en seguida y volver a ser cristiano, pues era hijo de padres cristianos; y, con mayor razón, porque 38 La lista de canas del Emperador sobre esta campaña aparece en Carlos V. EspañaNorte de África, Tratados Internacionales de España, vol 2, ed. P. Mariño, Madrid: Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1980, p. ctxxvi. 39 Según fuentes españolas, las fuerzas del Emperador incluían 24.000 tropas alemanas, italianas y españolas, 12.000 marinos y más de 2.000 caballos, más cañones y equipo de sitio. La flota inclula 65 galeras y 450 navlos de transporte de todos los tamai\os; cj Wolf, op. cit., p. 27; Hess, op. cit., p. 74. Cj López de Gómara, Guerras de mar del Emperador Carlos V. op. cit., pp. 211 -223; y Prudencio de Sandoval, Historia de la vida y hechos del Emperador Carlos V. ed. Carlos Seco Serrano, vol. fll, Madrid: Atlas, 195 5, pp. 103-114. Como han demostrado Bunes lbarra y Jiménez en su introducción a la obra de Gómara, la relación de Sandoval de estas guerras se basa en la crónica inédita de Gómara que Sandoval manejó y copió a su gusto. 40 López de Gómara, Cr6nica de los muy nombrados, op. cit., p. 432. Los corsarios berberiscos 69 se lo pedla el Emperador de los cristianos y rey de las Españas 41 • Los argelinos, capitaneados por su bey se negaron orgullosamente a entregarse 42 • Después de dos días de confrontaciones con los turco-berberiscos en las mismas puertas de Argel, comenzó a llover reciamente con furioso viento y granizo, y tal frío, comenta López de Gómara, «que traspasaba los hombres». Finalmente, en la mañana del 24 de octubre de 1541, mientras las tropas cristianas se preparaban para atacar, se levantó una tempestad terrible que destruyó la armada imperial. López de Gómara informa que alrededor de 400 navíos mayores y menores, con cuanto iba dentro, salvo algunos caballos y hombres, fueron destrozados por el temporal. La misma fortuna sufrieron las galeras, que peleaban contra el viento, <(Sosteniendo al remo desde media noche hasta muy alto el día, con gran diligencia de los capitanes y cómitres y maestría de los pilotos. En fin, no pudiendo más, y por no perecer ahogados si se volcasen tan dentro en mar, izaron vela y embistieron en tierra algunas galeras» 43 • Hess calcula que la retirada de la costa magrebí le costó al Emperador 150 navíos, 12.000 hombres y una importante cantidad de equipo militar y de caballos 44• La magnitud del desastre es descrita por López de Gómara: Fue gran lástima, que los llantos no se oían con el ruido de las olas, que bramando quebraban en la costa y navlos trastumbados, ver cómo los alárabes lanceaban a los cristianos que sallan hechos agua sin armas y las manos juntas pidiendo misericordia. Encomendándose unos a esclavos de galera que con ajeno mal se rescataban. Otros se tomaban a la furiosa mar por miedo de las lanzas jinetas, y otros se ahogaban, no sabiendo ni pudiendo nadar, antes de conocer el mortal peligro de tierra 45 • Un cronista turco confirma que las tribus beréberes de Argel cayeron sobre las tripulaciones de los barcos y las masacraron a todas: ((Esta sola jornada vio a 12.000 Cristianos perecer al filo de la espada de los fieles, y se di1 López de G6mara, Guerras de mar del Emperador Carlos V, op. cit.. p. 216. Beylerbey [beylerbeyt1 o beglerbeg [beglerbegi] (comandante de comandantes) originalmente designaba a un «comandante en jefe del ejército», pero llegó a significar un gobernador provincial en la época de la Regencia de Argel. Usaré el término beylerbey al referirme a los «reyes» de Argel, como el doctor Sosa y otros cronistas contemporáneos llaman a los gobernadores de la provincia de Argel bajo el protectorado otomano. 41 López de Gómara, op. cit., p. 216 . .. Hess, op. cit., p. 74 . •, López de Gómara, op. cit., p. 219. • • 2 70 Cervantes en Argel jo que cuerpos de hombres y de caballos cubrían toda la región en la que se encuentra Argel, desde Dellis, al este, a Cherche!, al oeste». Otro historiador otomano asegura que los moros salían como hormigas y peleaban con los sobrevivientes de manera que «parecla que el mundo se venía abajo y que la ira de Dios había caído sobre los cristianos» 46 • Al escuchar las noticias, Solimán le envió a Hasan Agá una magnífica almalafa y un diploma, en el que le confería el título de visir (pachá) 47• Los estupefactos europeos, por su parte, deploraron agudamente la derrota de su Emperador. Lamentando la pérdida de los hermosos caballos españoles y genoveses que se ahogaron en alta mar mientras que sus amos observaban la escena con pesar, el cronista francés Chevalier de Brantome afinna que Carlos V maldecía a los cielos, mientras que él (Brantome) se pregunta «pourquoy Dieu ne l'eust-il favorisé en une si sainete, juste et chrestianne entreprise» 48 • La verdad es que Carlos V enfrentó de manera silenciosa y estoica esta derrota devastadora, supervisando personalmente el embarque de los sobrevivientes en los navíos que se salvaron, y forzando a los nobles a a.rrojar sus caballos al mar, para embarcar a los últimos soldados. Concluye López de Gómara: «el Emperador, como cristiano piadoso, antepuso la vida del hombre a la del caballo» 49• Un panfleto latino, compuesto por el caballero de San Juan de Malta, Nicbolas Durand de Villegagnon, testigo del desastre, evoca la elocuencia de la respuesta cristiana ante la derrota de Carlos V. Titulado Cario V Emperatoris Expeditio in Africam ad Algeriam, el panfleto fue inmediatamente tra· ducido a varias lenguas europeas. El subtítulo de la traducción inglesa, publicada in 1542, reza: «A lamentable and piteous Treatise verye necessary 46 Gazavat, ms. 942, Bibliotheque-Musée d' Alger, «L 'Expédition espagnole de 1541 contre Algern, Revue Africaine, 202 (1891), 184 y 194-195. 47 Wolf, op. cit., p. 29. ~ 8 «¿Por qué Dios no lo ayudó en una empresa tan santa, justa y cristiana?». Cf Brantóme, «Charles Le Quint», Oeuvres Completes de Pierre de Bourdeilles, Abbé et Seigneur de Brantóme, ed. Prosper Merimée, vol. l, París: P. Janet, 1858, pp. 132-133. Wolf ofrece una versión sucinta de la derrota del Emperador, pero atribuye la pregunta que supuestamente se hizo el mismo Brantóme a Carlos V (Wolf, op. cit., pp. 27-30). El sereno informe del desastre elaborado por el Emperador, y contenido en una carta al Cardenal Tavera, se encuentra resumido por José A. Vaque Laurel, «La expedición de Carlos V a Argel: El relato imperial>>, África. 199 ( 1958), 13-1 5. 0 López de Gómara, op. cit.. p. 222. Los corsarios berberiscos 71 for everie Christen manne to reade: wherin is contayned, not onely the high Entreprise and Valeauntness of th' Emperour Carlos the V. and his Anny (in his Voyage made to the Towne of Argier [sic] in Affiique, agaynst the Turckes, the Enemyes of the Christen Fayth ...) but also the myserable Chaunces of Wynde and Wether; with dyverse other Adversities, hable to move a stonye Hearte to bewayle the same, and to pray to God for his Ayde and Succon> 50• La derrota del emperador en Argel inauguró la larga, e intermitente lucha entre el Imperio mediterráneo de los Habsburgo gobernado por Carlos V y luego, por su hijo Felipe II, y el Imperio Otomano, situado en la frontera este de ese mar. Veinte años más tarde, un joven soldado llamado Miguel de Cervantes se encontraría en el centro de estas guerras mediterráneas. A la muerte de Carlos V en 1558, su hijo Felipe I1 controlaba Malta, Sicilia, Nápoles, y el fuerte de La Goleta en Túnez. La ascendencia española en el Mediterráneo, sin embargo, se veía severamente debilitada. Operando desde Argel, los corsarios turco-berberiscos navegaban por todo el Mediterráneo, e incluso por el océano Atlántico, en busca de botín humano, mientras que los otomanos avanzaban desde el Este, capturando a Trípoli de manos de los Caballeros de Malta en 1551 , y Ja isla de Djerba en 1560. Sin duda, los años 1550 fueron especialmente aciagos para los españoles en sus campañas norteafricanas. Los caballeros de Malta fueron echados de Trípoli por los turcos (1551), al-Madiya fue evacuada y el conde de Alcaudete, gobernador de Orán, pereció en el desastre de Mostaganem (1558). En la próxima década, la segunda revuelta de las Alpujarras (1568-1570) explotó en Granada, mientras que los líderes moriscos, incitados a la rebelión por la Pragmática del 1 de enero de 1567 que prohibía terminantemente leer y escribir en árabe, vestir «a la usanza de moros», circuncidar a los hijos varones y seguir otras costumbres moras, buscaron ayuda de los turcos. Entre 1569 y so «Un lamentable y lastimoso tratado que todo hombre cristiano debe leer: donde se contiene, no sólo la alta empresa y valentia del Emperador Carlos V y de su ejército -en su viaje a la ciudad de Argel, en África, contra los turcos, enemigos de la fe cristiana...sino también la miserable suerte de vientos y del mal tiempo, con diversas otras adversidades, capaz de mover un corazón de piedra a lamentarse, y a rezar a Dios en su ayuda y socorro»; cf Nicholas Durand de Villegagnon, Cario V Emperatoris Expedítio in Africam ad Algeriam, trad. Ricardus Grafton ( 1542). El panfleto está incluido en Harleian Miscellany: A Collection ofScarce, Curious, and Entertaining Pamph/ets and Tracts as Well as Manuscript and in Print. Se/ected from the Library of Edward Harley, Second Earl of Oxford, vol. IV, Londres: White and Co., 1809- 1813, pp. 532-543. Cervantes en Argel 72 1570, los alzados en annas reclutaron infantería otomana en Berbería, con la aprobación del sultán, y Alüj Ali Pachá, el bey de Argel -el Uchalí de Cervantes- , envió soldados y annas a los rebeldes de Granada 51• Aunque la insurrección de las Alpujarras fue violentamente aplastada en 1570 por don Juan de Austria y sus ejércitos, la conquista otomana de Chipre, el más distante puesto de avanzada de los venecianos, en el mismo año, agudizó la crisis en el Mediterráneo. Alannado por el avance del Islam, el papa Pío V instó a Venecia a convertirse en la punta de lanza de una confederación de estados cristianos. Después de un año de difíciles negociaciones, una Armada constituida por Venecia, España y la Santa Sede fue finalmente congregada. El entusiasmo popular suscitado por esta guerra contra los turcos provocó una leva en masa en Italia, donde cada pueblo estaba obligado a enviar un contingente, mientras que en España muchos hombres se alistaron bajo las banderas de don Juan de Austria. Finalmente en 1571, las fuerzas de la Santa Liga se reunieron en Mesina, bajo el mando del generalísimo don Juan de Austria. Entre los 200 soldados de la galera Marquesa, capitaneada por Diego de Urbina, estaba el arcabucero Miguel de Cervantes. Canavaggio evoca la coyuntura histórica que marcaría la vida de Cervantes: «Convertido en soldado de Felipe 11, el autor del Quijote penetra en los bastidores de la gran historüm 52 • LAS HERIDAS DE LEPANTO La impresionante armada de la Santa Liga, con más de 250 navíos y alrededor de 93.000 hombres a bordo, confrontó a la flota otomana en las aguas profundas del Golfo de Lepanto, el 7 de octubre de 1571 53 • Los turcos, 51 Hess, op. cit.. pp. 88-89. Sobre el problema de los moriscos, cf Antonio Domlnguez Ortiz y Bemard Vincent, Historia de los moriscos. Madrid: Alianza, 1984, especialmente pp. 23-33. 52 Canavaggio, op. cit., p. 53. 53 Para una descripción del papel de Cervantes en la batalla de Lepanto y de su carrera militar en el Mediterráneo, e/ Canavaggio, op. cit.. pp. 55-75. Sobre la batalla de Lepanto, ej. Braudel, El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de Felipe JI, vol. 11, op. cit., pp. 563-608; Ricardo Cerezo Martlnez, Las Annadas de Felipe JI (Historia de la Marina Española), Madrid: San Martín, 1988, pp. 102- 112; y John Lynch, Spain, 1516-1598: Los corsarios berberiscos 73 comandados por Alí Bajá, se presentaron con una flota de 230 galeras, 72.000 galeotas y fustas, y 92.000 hombres a bordo 54 • La Marquesa. en la que Cervantes lucharía hasta el último momento, pertenecía al contingente de galeras venecianas adscritas a la flota aliada. El testimonio de sus compañeros es notable: a pesar de estar enfenno con fiebre, el soldado se hizo presente en el puente antes de que comenzara la batalla, y, en respuesta a su capitán y a los amigos que lo instaban a meterse bajo cubierta puesto que estaba enfenno y en condiciones adversas para pelear, exclamó: «Que más queria morir peleando por Dios y por su Rey, que no meterse so cubierta, e que su salud». El mismo testigo afiade que Cervantes «peleó como valiente soldado, con los dichos turcos en la dicha batalla, en el lugar del esquife, como su capitán lo mandó» 55 • Como explica Canavaggio, el esquife, situado en la popa del navío, constituía, en caso de abordaje, un puesto de combate especialmente arriesgado 56 . No cabe duda acerca de la valentía de Cervantes en esta y en otras ocasiones. La batalla se convirtió en un combate cuerpo a cuerpo, en el que 60.000 soldados se enfrentaron entre sí en una salvaje carnicería: «La batalla fue en este punto t¡Ul sangrienta y horrible -escribe un testigo ocular-, que From Nation-State to World Empire, Oxford: Basil Blackwell, 199 1, pp. 327-341. Otros estudios recomendables son: Luciano Serrano, La Liga de Lepanto entre España, Venecia y la Santa Sede (1570-1573), vol. 1, Madrid: Imprenta de Archivos, 1918-1920, pp. 68-101 y 124- 142, y, por el mismo autor, España en Lepanto. Barcelona: Labor, 1935 (reimp. Madrid: Editora Nacional, 1975); Rafael Vargas-Hidalgo, La Batalla de Lepanto: según cartas Inéditas de Felipe!!, don Jua11 de Austria y Juan Andrea Doria e informes de embajadores y espías, Santiago de Chile: Ediciones Chile-América / Cesoc, 1998; otra serie de relaciones contemporáneas, algunas sin objetividad histórica, se encuentra en Colección de documentos inéditos para la historia de España (CODOIN), vol. 111, pp. 184-360. S4 Utilizo el excelente recuento de la batalla de Lepanto hecho por Bartolomé Bennassar en su biografia Don Juan de Austria: Un héroe para un imperio, 4. 1 ed., Madrid: Temas de Hoy, 200 1, pp. 107-139. ss Testimonio del alférez Mateo de Santisteban, compañero de Cervantes en Lepanto, en Madrid, 20 de marzo, de 1578. Cf Información de Miguel de Cervantes de lo que ha servido a S.M. y de lo que ha hecho estando captivo en Argel [...], transcripción de Pedro Torres Lanzas, Madrid: El Árbol, 1981, p. 29. Casi todos los documentos conocidos, relacionados con Cervantes, han sido recogidos e impecablemente editados por Kristov Sliwa, Documentos de Miguel de Cervantes Saavedra, Pamplona: Ediciones Universidad de Navarra, 1999. La cita procede de las pp. 50-51. 56 Canavaggio, op. cit.. p. 36. 74 Cervantes en Argel se hubiera dicho que el mar y el fuego no eran sino uno» 57 • Durante los repetidos ataques del enemigo, la Marquesa sufrió 40 muertos -incluyendo a su capitán- y 120 heridos. Cervantes recibió tres heridas de arcabuz: dos en el pecho y una tercera en Ja mano izquierda. Más tarde diría, al referirse a Ja mano perdida en Lepanto, que aunque esta herida de trabuco era fea, él la tenia «por hermosa, por haberla cobrado en la más memorable y alta ocasión que vieron Jos pasados siglos, [.. .] militando debajo de las vencedoras banderas del hijo del rayo de la guerra, Carlos Quinto, de felice memoriim 58• De esta manera nació el manco de Lepanto, en el mismo momento en que Jos aliados cristianos se alzaban con la victoria sobre las fuerzas otomanas, gracias a la potencia de los cañones venecianos y a la evidente superioridad de la infantería española 59 • Ricardo Cerezo Martinez calcula que, mientras la Annada de Ali Pachá contaba con 750 piezas de artillería principal, Ja de don Juan de Austria disponía de unas 1.200 60 • El saldo de las pérdidas otomanas fue impresionante: 11 O navíos destruidos, o hundidos; 117 galeras capturadas, 13 galeotas y fustas, 25.000 hombres muertos o heridos, 3.486 prisioneros de guerra y alrededor de 15.000 esclavos cristianos liberados. En cuanto a los aliados cristianos, 12.000 hombres se perdieron en el combate, incluyendo a los que murieron de sus heridas 61 • En su biografía de don Juan de Austria, Bartolomé Bennassar enumera el impresionante inventario de navíos, cañones y prisioneros, repartidos como botín en el puerto de Santa Maura (isla de Leucada) el 18 de octubre de 1571, en presencia de Marco Antonio Colonna, representante del Papa, y de los 51 !bid., p. 65. Miguel de Cervantes, Prólogo a las Novelas ejemplares, vol. 1, ed. Harry Sieber, Madrid: Cátedra, 1988, p. 51. 59 Braudel, El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de Felipe//, vol. Il, op. cit., pp. 602-603. 60 Cerezo Martlnez, op. cit., pp. 220-221. 61 Canavaggio, op. cit., pp. 54-59. El número de bajas difiere ligeramente en Braudel y Canavaggio, entre otros. Braudel asegura que los cristianos perdieron diez galeras y sufrieron 8.000 muertos y 21.000 heridos, cf Braudel, El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de Felipe //, vol. U, op. cit., p. 603; con todo, los testimonios españoles de la época generalmente minimizan las pérdidas sufridas por los cristianos; cf la relación de fray Miguel Servía, confesor de don Juan de Austria, Relación de los sucesos de la Armada de la Santa liga y entre ellos el de la Batalla de Lepanto, recogida en CODOIN, vol. XI, pp. 359-371 ; sobre estos datos cf Serrano, La Liga de Lepanto. op. cit., pp. 137- 138. 58 Los corsarios berberiscos 75 diputados de España y de Venecia 62 . A este botln habria que añadirle las capturas que hicieron los soldados y hombres de mar de los aliados en las galeras abandonadas por los vencidos: vestidos de seda, ricas telas y brocados finísimos, armaduras de oro, joyas de toda índole, bolsas repletas de monedas de oro, entre otros. El carácter absoluto de la victoria cristiana es ineludible. Los turcos perdieron toda su Armada, excepto la escuadra de Alüj Ali, que logró escapar, además de 25.000 hombres y toda su chusma, pues sus galeotes cristianos fueron liberados. Asimismo impresiona el número de caudillos, arraeces, capitanes o gobernadores turcos que perecieron en la batalla, entre ellos Ali Bajá, el generalísimo de la Armada del mar, y hasta treinta gobernadores de provincias otomanas, entre otros 63. Aunque algunos historiadores contemporáneos han insistido en que ésta fue una victoria que no llevó a ninguna parte, en la opinión del Cautivo, personaje de Don Quijote, un objetivo critico se había logrado: «Aquel día, que fue para la cristiandad tan dichoso, [.. .] se desengañó el mundo y todas las naciones del error en que estaban, creyendo que los turcos eran invencibles por la mar; [...]aquel día quedó el orgullo y soberbia otomana quebrantada» 64• Fernand Braudel, quien estudió el problema desde ángulos diferentes, coincide con el Cautivo. Según el historiador francés, esta victoria puso fin a «un estado de cosas lamentable, a un verdadero complejo de inferioridad por parte de la Cristiandad, y una primacla no menos verdadera por parte de los turcos. La victoria cristiana puso una barrera a un porvenir que se perfilaba muy sombrío». Pese a que el poder naval otomano no fue destruido, y que esta fue sólo una victoria maritima en ese «mundo líquido y circundado por tierras» continentales, fue el mito de la invencibilidad turca -concluye Braudel- el que se desbarató en Lepanto 65 • Desde entonces, soldados y aventureros de todas las naciones comenzaron a descender en bandadas hacia el sur en busca de empleo en el campo de batalla mediterráneo 66 . Otros 62 Bennassar, op. cit., pp. 130-132. /bid.. p. 133. 64 Miguel de Cervantes, Historia del cautivo, Don Quijote de la Mancha, vol. 1, ed. Luis Andrés Murillo, Madrid: Castalia, 1978, p. 477; de aquí en adelante citado en el texto por parte y capitulo, así «Don Quijote I, cap. 40)> es (DQ 1, 40). 65 Braudel, El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de Felipe JI, vol. 11, op. cit.• pp. 604-607. 66 Canavaggio aduce que la batalla de Lepanto supuso un triunfo engañoso: Europa fue incapaz de sacar provecho de esta victoria. La retirada de los turcos atribuida a Lepan63 76 Cervantes en Argel historiadores concuerdan con Braudel en cuanto a los efectos de esta victoria sobre los turcos. Después de Lepanto, arguye John Lynch, aunque Chipre continuó bajo el dominio turco, aunque el sultán logró reemplazar las pérdidas otomanas con una asombrosa rapidez, y aunque los corsarios argelinos seguían campeando por los mares, el hechizo del poder turco estaba roto; la Cristiandad finalmente ganó una victorill moral y logró liberarse de un viejo complejo de inseguridad 67 • Bennassar concluye que, en los años 1572-1573, la estrategia otomana fue sólo defensiva, rehusando el combate que le ofrecían los aliados. En efecto, en el decenio de 1570, ya no se produjeron las excursiones marítimas casi anuales de los turcos hacia el Mediterráneo del Oeste, que sufrían las costas cristianas del Adriático, de Calabria y de Sicilia, incluyendo la costa del Levante español. Para los cristianos, el enemigo seria ahora el contingente de corsarios de Túnez, Bizerta, Argel, Tetuán, o Salé, que asolaban las costas españolas e italianas y las islas mediterráneas. En cuanto al mal herido y afiebrado arcabucero Cervantes, éste se recuperó a bordo de la Marquesa y, luego, en el hospital de Mesina, Sicilia, donde permaneció por seis meses. En este tiempo, el soldado recibió cuatro ayudas de costa consecutivas <<para acabar de curar las heridas que sufrió en la batalla. Algunos de estos auxilios suplementarios fueron consignados en el libro de gastos secretos y extraordinarios de don Juan de Austria, como ayudas otorgadas a ciertas personas «por lo bien que le habían servido en la jornada del año pasado de mil quinientos setenta y uno» 68 . Pese a que Cervantes había perdido el uso de su mano izquierda, pronto se reintegró al servicio militar y, en los años siguientes, participó en la desastrosa campaña de Navarino (1572), capitaneada por don Juan de Austria, y en la fugaz toma de La Goleta y de Túnez por el mismo don Juan en 1573, puestos que pronto caerían de nuevo en manos de los turcos. Después de tres heridas recibidas en Lepanto, tres campañas contra los turcos y cuatro años de servicio militar, el soldado Cervantes decidió retornar a España. Promovido a soldado aventajado, obtuvo dos cartas de recomendación del duque de Sessa y de don Juan de Austria 69 • Durante la primera semana de septiembre de 1575, el to no ocurrió sino diez años despu~s. cuando el Imperio Otomano se volvió contra Persia; cf Canavaggio, op. cit., p. 67. 67 Lynch, op. cil., p. 336. 68 Astrana Marln, op. cit., vol. 11, p. 371 ; Sliwa, op. cil., pp. 42-43. 69 Su promoción a soldado avenrajado se menciona por primera vez en una orden de pago del 15 de noviembre de 1574, firmada en Palenno por el duque de Sessa, en la que le Los corsarios berberiscos 77 soldado aventajado Miguel se embarcó en Nápoles, en la galera Sol, con su hermano Rodrigo, soldado como él. Sol era uno de los cuatro navfos que confonnaban una flotilla española bajo el mando de don Sancho de Leiva. Ésta zarpó hacia Barcelona pero, unos días después, una tempestad dispersó las galeras hispanas. Mientras que tres de ellas finalmente llegaron a su destino, la última, Sol, no llegó a buen puerto. El 26 de septiembre de 1575, cerca de la costa catalana, la galera Sol fue atacada por corsarios turco-berberiscos y los sobrevivientes, tanto pasajeros como marinos, fueron capturados y llevados a Argel. El comandante de las tres galeras corsarias era un renegado albanés, Arnaut Mamí; su lugarteniente, de origen griego, se llamaba Dalí MamL Durante la enérgica resistencia que opusieron marinos y pasajeros, resistencia que duró varias horas, muchos españoles perecieron -incluido el capitán de la galera. Los sobrevivientes, amarrados de pies y manos, fueron trasladados a los barcos argelinos. Súbitamente, el resto del escuadrón de don Sancho de Leiva apareció en el horizonte, intentando dar caza a los corsarios que escaparon con su bocin a bordo. Las prestigiosas firmas de las cartas de recomendación que Miguel de Cervantes llevaba consigo, hicieron pensar a sus captores que era un personaje importante, digno de un alto rescate. Mientras que su hermano Rodrigo fue reservado a Ramadán Pachá, el beylerbey de Argel, como parte del botín asignado, Miguel cayó en manos de Dali Mamí, llamado El Cojo, quien fijó como precio de su rescate la exorbitante suma de 500 escudos de oro. La imagen de su llegada a Argel permanecería impresa para siempre en la memoria del futuro autor de Don Quijote: Cuando llegué cautivo, y vi esta tierra tan nombrada en el mundo, que en su seno tantos piratas cubre, acoge y cierra no pude al llanto detener el freno. Son palabras de Saavedra, personaje de la tragicomedia El trato de Argel 1º. Sus lágrimas evocan el shock inicial ante la cruel realidad del asignaba al soldado Cervantes un pago de veinticinco escudos; cj Canavaggio, op. cit., p. 65; Sliwa, op. cit., p. 44. 'º Miguel de Cervantes, El trato de Argel, Obra completa, vol. 11, ed. Florencio Sevilla Arroyo y Antonio Rey Hazas, Madrid: Alianza, 1996, vv. 396-9; en adelante citado en el texto como Trato mas el acto y número de verso (Trato 1.396-9). 78 Cervantes en Argel cautiverio sufrida por el joven Cervantes. Su experiencia fue la de numerosos hombres, mujeres y niños, tanto cristianos como musulmanes, que eran capturados por los corsarios turco-berberiscos o por los piratas cristianos en el Mediterráneo. EL CORSO: UNA GUERRA NO DECLARADA En aras de comprender el complejo mundo mediterráneo del siglo XVI, donde las campañas de corso -<:on sus cargamentos y guerra tácita- gobernaban los mares, es necesario elucidar la realidad del corso y de la piraterla en la época. De acuerdo con Braudel, desde 1574 a 1580 - alrededor del periodo del cautiverio de Cervantes en Argel- el corso funcionaba como un substituto para la guerra no declarada, llegando a dominar pronto la ahora menos espectacular historia del ~iterráneo. Las nuevas capitales de la guerra ya no eran Constantinopla, Madrid, y Mesina, sino Argel, La Valeta (Malta), Liorna y Pisa. Al distinguir los términos corso y piratería, Braudel indica que «el corso es una forma lícita de guerra, legalizada bien por una declaración de guerra formal, o bien por patente de corso, salvoconductos, misiones, órdenes» 71 . Ciertamente, los términos pirata y piratería no existían antes del siglo XVJI. En contraposición con los piratas, que lanzaban operaciones a motu propio, robando todo lo que apareciera en su horizonte, los corsarios estaban respaldados por cartas de presentación o pasaportes de un gobierno o estado particular, aunque zarpaban bajo su propio riesgo y beneficio. En palabras de Alberto Guglielmotti: «El corsario es propiamente un individuo que, como persona privada (autorizada con cartas o pasaportes de su gobierno), está al mando de un navío armado, y corre los mares contra los enemigos de su país, en tiempos de guerra, bajo su propio riesgo y ganancia». Al contrario, los piratas son <<un grupo de forajidos sin otra ley que sus apetitos, unidos para robar los mares, sin bandera o con un bandera falsa, sin respeto por la paz o por las treguas, sin papeles» 72 • 71 Braudel, El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de Felipe //, vol. 11, op. cit.. p. 286. n Alberto Guglielmotti, Storia de la marina pontificia, vol. íll, Roma: Tipografia Vaticana, 1886-1893, p. 49; citado por Salvatore Bono, /1 corsari barbareschi, Roma: EriEdizion Radiotelevisione Italiana, 1964, pp. 12-13. Los corsarios berberiscos 79 Como ha demostrado Braudel, en el siglo xv1 ya había una forma de Derecho internacional con sus propios protocolos y con «una cierta fuerza para obligar>>: El Islam y Ja Cristiandad intercambiaban embajadores, firmaban tratados y, a menudo, cumplían sus compromisos. No obstante, como el espacio mediterráneo era una arena de conflictos continuos entre dos civilizaciones adyacentes y fratricidas, la guerra era la única realidad, que explicaba y justificaba la piratería. El corso - una antigua forma de piratería originaria del Mediterráneo, con sus propias costumbres, compromisos y negociaciones- no pertenecía a un solo grupo o puerto: era «endémico». Todos -desde los más desgraciados hasta los poderosos, ricos y pobres, pueblos, ciudades y Estados- lo practicaban, enredados como estaban en una red de operaciones tendida de extremo a extremo del Mediterráneo 73 • La notable fortuna de Argel tiende a cegar a un gran número de historiadores occidentales sobre la actividad corsaria en el Mare Nostrum. El clásico libro de Godfrey Fisher, Barbary Legend, ilustra el chauvinismo de ciertas nociones que adscriben la caza del hombre, los robos, las torturas y las crueldades atroces a los corsarios argelinos solamente. Tanto Braudel como Fisher demuestran de manera convincente la miseria y horror de esas prácticas modernas a todo lo largo y ancho del mar Mediterráneo, donde todos se dedicaban a la cacería, captura, venta, prisión y tortura de otros seres humanos. En el Mediterráneo, los ponenfini -como eran llamados los corsarios occidentales en las aguas de Levante en la época moderna- robaban a turcos y cristianos por igual, capturando naves venecianas y francesas, o cualquier galera que apareciera en su camino. Los corsarios franceses y venecianos no sólo saqueaban navíos cristianos sino que también asolaban las costas de Nápoles, Génova y Sicilia, así como otras islas mediterráneas. En 1593 , el Príncipe Doria, comandante de la armada de Felipe 11, atacó y capturó un barco francés, el Jehan Baptiste, que llevaba todos sus papeles en regla, sólo para vender su carga y encadenar a Ja tripulación. Y Sancho de Leiva, el famoso comandante de numerosas flotas bajo Felipe 11 -el mismo capitán de la flotilla que transportaba a Cervantes cuando fue capturado- propuso en una carta de 20 de noviembre de 1563, zarpar con unas pocas galeras sicilia- 7 J Braudel, El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de Felipe 11, vol. JI, op. cit., pp. 286-287. 80 Cervantes en Argel nas a la costa de Berbería con el fin de capturar prisioneros para remar en las galeras: «Para ver si puede haber algunos esclavos» 74 • Unos años más tarde, el marqués de Santa Cruz, comandante de la Armada de Felipe II, zarpó en una «expedición de patrullaje» a lo largo de la costa de Túnez, misión que camuflaba un ataque pirata contra las islas Kerkenna. Se trataba de puro bandolerismo. Como sugiere Braudel, la piratería era simplemente otra forma de agresión, «de hacer la guerra, Ja inevitable guerra contra los hombres, las embarcaciones, las aldeas y los rebaños». Significaba «comerse los bienes del enemigo para estar más fuerte» 15• El corso en el siglo xv1 era usualmente instigado por una ciudad que actuaba bajo su propia autoridad. Por ejemplo, los grandes centros de actividad corsaria Dieppe y La Rochelle, en el Atlántico, lanzaban sus navios hasta el Mediterráneo. Los famosos caballeros de San Juan de Jerusalén de Malta -establecidos por Carlos V en esta pequeña isla en 1530, después de la toma de Rodas por los turcos- navegaban por el Mediterráneo en sus poderosos galeones, atacando a navíos levantinos y a puertos magrebíes bajo control otomano, y apresando un infinito número de esclavos y de riquezas que vendían en La Valeta. Su objetivo era abordar y capturar naves musulmanas y regresar con ellas para venderlas como presa: por los cautivos adinerados exigían un rescate, mientras que los demás eran vendidos como esclavos a los malteses u otros gobiernos europeos 76• Bajo la protección de la ma.rina de la Orden de Malta, el corso maltés se convirtió en una especie de «industria» que se organizó eventualmente como un negocio inscrito en un sistema moral, social y económico 77 • Estas actividades corsarias, desde 1 • /bid., p. 288. /bid.• p. 290. 76 El éxito de estas expediciones llevó al Gran Maestre Pietro del Monte (1568-1 572) a otorgar licencias para annar barcos corsarios bajo la bandera de la Orden, sujetos a un impuesto del 9 por ciento sobre el boún capturado; cf Paul Cassar, Medica/ History of Malta, Londres: Welcome Historical Medica! Library, 1965, p. 141. La actividad corsaria en Malta incluía un complejo s istema de distribución que reservaba el 11 por ciento del botín apresado para el capitán victorioso, el 10 por ciento para el Gran Maestre de la Orden de Malta, y así, hasta llegar a una pequeña porción para las monjas de Santa Úrsu.la en La Valeta. 77 H. J. A . Sire, Tl1e Knighrs of Malta, New Haven, Connecticut: Vale University Press, 1994, p. 90. 75 Los corsarios berberiscos 81 luego, eran representadas como una lucha heroica contra los enemigos de la fe cristiana 78 • Los corsarios cristianos frecuentemente operaban en naves muy pequeñas, bergantines, fragatas, incluso a veces en barcos de pesca diminutos, en precarias operaciones que no han sido debidamente registradas por los historiadores. Entre los relatos que aparecen en Diálogo de los mártires de Argel, Antonio de Sosa pinta las hazañas de un corsario valenciano, Juan Cañete, dueño de un bergantín de catorce bancas de remo, basado en Mallorca. Cazador asiduo de la costas de Berbería, Cañete se habla hecho famoso por haber penetrado en las mismas puertas de Argel, durante la noche, y por haber capturado a gente que dormla bajo las murallas de la ciudad. En la primavera de 1550, aventurándose otra vez en este puerto, Juan Cañete intentó pegarle fuego a las galeras argelinas pobremente vigiladas. Fue capturado nueve años más tarde, y ejecutado en los baños 19 • Una historia similar ilustra la manera en que los gobiernos modernos europeos apoyaban a sus corsarios. Otro corsario valenciano, Juan Gaseo, se puso bajo la protección del rey de España y ofreció lanzar expediciones corsarias contra Argel. En 1567, resucitó el plan de Cañete, pegándole fuego a varios barcos anclados en el puerto de Argel. Gaseo fue capturado posteriormente en alta mar por Dall Mam[, el futuro amo de Cervantes, quien le encontró patentes de corso firmadas por Felipe Il. Los documentos autorizaban a Gaseo a salir en expediciones corsarias, a la vez que ordenaban a los virreyes de Valencia y de Mallorca apoyar al corsario en sus excursiones. Traído a Argel, Gaseo fue torturado y colgado de un gancho de carnicería por el talón del pie junto con las cartas 71 Acerca de los Caballeros de San Juan de Malta, cf Joseph Attard, 11re Knights of Malta, San Gwan, Malta: Publishers Enterprise Group, 1992; Peter Earle, Corsairs of Malta and Berberla, Annapolis, Maryland: United States Naval lnstitute, 1970; Ettore Rossi, Storia della Marina dell 'Ordine di S. Giovanni di Gerusalemme di Rodi e di Malta, Roma: Societa Editrice D' Arte Illustrata, 1926; Jaime Salvá, la Orden de Malta y las acciones contra turcos y berberiscos en los siglos XVI y XVII, Madrid: Instituto Histórico de la Marina, 1944; Sire, op. cit .. ofrece una buena información; Ubaldino Morí Ubaldini, la marina del Sovrano Militare Ordine de San Giovanni de Gerusalemme di Rodl e di Malta, Roma: RegionaJe Editrice, 1971; Joseph M. Wismayer, The Fleet of the Order of St. John J530-1798. La Yaleta: Midsea Books, 1997. 79 Antonio de Sosa, Diálogo de los mártires de Argel, ed. Emilio Sola y José Maria Parreño, Madrid: Hipe.rión, 1990, pp. 94-98; cf también Diálogo de los mártires de Argel, Diego de Haedo, Topografía e historia general de Argel. ed. Ignacio Bauer y Landauer, vol. 111, Madrid: Sociedad de Bibliófilos Españoles, 1927-1929, pp. 48-55. Cervantes en Argel 82 firmadas por Felipe U. Aunque fue rescatado por Dall Maml y otros arraeces que argumentaban que, como corsario, Gaseo estaba sujeto a las leyes de la guerra que excusaban sus acciones, fue finalmente empalado por unos moriscos que pidieron su cabeza al gobernador de Argel 80• Los más atrevidos corsarios cristianos a mediados del siglo XVI eran los Caballeros de San Juan de Jerusalén de Malta, también llamados Caballeros de la Orden de Malta, capitaneados por el Gran Maestre Jean de la Valette entre 1557 y 1568, y por el famoso Caballero Romegas, quien se convertirla en general de las galeras de la Orden en los años 1570. En segundo lugar estaban los florentinos, que pronto desafiaron la supremacía de los Caballeros de San Juan. Además de La Valeta, Liorna y Pisa, habla otros centros corsarios del lado cristiano, como Nápoles, Mesina, Palermo y Trapani, Malta, Palma de Mallorca, Alrnería, Valencia, Segna y Fiume. Tres ciudades, sin embargo, sobresallan entre los centros corsarios: La Valeta, fundada por los Caballeros de Malta en 1566; Liorna, fundada de nuevo por Cosimo de' Medici; y finalmente, y por encima de todas, la asombrosa ciudad de Argel, que funcionaba como la apoteosis del corso. Esta fascinante urbe norteafricana dejaría su huella indeleble en Cervantes. LA APOTEOSIS DEL CORSO Al llegar Cervantes a Argel, en 1575, encontró un próspero centro urbano de cerca de 125.000 habitantes, entre hombres libres y esclavos, una ciudad quizá más populosa que Palermo o que Roma 81• Custodiada por las formidables construcciones militares erigidas por Jeredín Barbarroja y por las fortificaciones luego construidas por los turcos, Ja ciudad era también un centro bien trazado que aprovechaba su posición natural y su entorno para proveer a sus cosmopolitas residentes de notables servicios públicos. El geógrafo francés Nicholas de Nicolay describió sus impresiones de la ciudad al desembarcar en Argel en 1551 : Quant aux édifices, outre le palais royal, il y a plusieurs belles maisons des particuliers, davantage grand nombre de bains et cabarets publiques. Et y 80 81 Sosa, Diálogo de los mártires de Argel, ed. Sola y Parreño, op. cit., pp. 123-128. Wolf, op. cit.. pp. 97-98. Los corsarios berberiscos 83 son les places et rues si bien ordonnées que chacune a ses artisans Apart; il y peu bien avoir trois mille feux. Au bas de la ville que regarde la tramontane, joignant les murailles (... ], en une grande place, est par singulier artifice et superbe architecture édifiée leur principale et maitresse mosquée. [...] Cette cité est fort marchande A cause qu'elle est située sur la mer, et si est par ce moyen merveilleusement peuplée pour sa grandeur 82• Las cifras dadas por el francés Nicolay fueron, sin duda, captadas a vuelo de pájaro, mientras observaba las bulliciosas calles y mercados de la ciudad. A principios de siglo, sin embargo, León Africano afirmaba que la población de Argel era de 4.000 hogares -unas 20.000 personas, si asumimos un factor multiplicador de cinco 83 • A fines de los 1570, el clérigo portugués Antonio de Sosa declaraba que la población de la urbe turco-berberisca era de 12.000 casas urbanas, unas 61 .000 personas, a las que habría que añadirle los miles de esclavos cristianos encerrados en los baños o prisiones privadas de la ciudad y la población flotante rural de moros y beréberes que se aglutinaba en sus calles 84• Por tanto, si comparamos las cifras reportadas por León Africano con las posteriores, podemos afirmar que la población de Argel se había triplicado en más de medio siglo bajo el poder otomano. Este impresionante crecimiento de la urbe corsaria fue confirmado por el embajador marroquí at-TamgrütI, quien pasó por el puerto otomano de camino hacia 82 «En cuanto n los edificios, fuera del palacio real, hay varias bellas casas de particulares, as! como un gran número de baños y restaurantes públicos. Y sus plazas y calles son tan bien ordenadas que cada una tiene sus anesanos aparte; pueden haber alrededor de veinte mil fuegos (hogares]. Abajo de ta ciudad, que mira sobre la tramontana, cerca de las murallas, hay una gran plaza donde, con singular anificio y arquitectura, está edificada su principal y mayor mezquita ... Esta ciudad es fuertemente mercantil ya que está situada sobre el mar, y por ello se ha poblado maravillosamente gracias a su grandeza»; cf «La description de la vitle d' Algen>, en Nicholas de Nicotay, les navigations, p érégrinations et voyagesfaits en la Turquie, Lyon, 1567, recientemente publicado como Dans l'Empire de Soliman le Magnifique, ed. Marie-Christine Gomez-Géraud y Stéphane Yérnsimos, París: CNRS, 1989, pp. 64-65. 83 Jean Léon l 'Africain, Description de 1'Afrique, ed. Alexis Épaulard et al., trad. Alexis Épaulard, vol. ll, París: Librairie d'Arnérique et d'Orient Adrien-Maisonneuve, 1956, p. 467. Sigo en este párrafo el texto de Hess, op . cit., p. 165. " Antonio de Sosa ha sido identificado como el autor de la Topographia, e historia general de Argel. atribuida a Diego de Haedo ( 1612); cf Diego de Haedo, op. cit., vol. 1, p. 46. 84 Cervantes en Argel Estambul a fines de siglo, y describió la ciudad como la más rica del Magreb 85. En 1575, cuando Cervantes arribó a Argel, ese sofisticado conglomerado urbano era habitado por un grupo multiétnico constituido por musulmanes argelinos, moriscos exiliados, beréberes, turcos, renegados cristianos de todos los países de Europa y judíos 86• Como la capital corsaria por excelencia del Mediterráneo, en la que corsarios de todas partes del mundo encontraban asilo y provisión de productos y servicios, Argel le debía su pasmosa prosperidad al corso. Cada año recibía miles de cautivos y riquezas enonnes, tomados en los asaltos a los navíos cristianos y a las costas de Espafia e Italia. Fuentes contemporáneas aducen que a fines de la década de 1570 había alrededor de 25 .000 cristianos cautivos en Argel 87• Un infonne compuesto por unos cautivos españoles que huyeron del centro corsario en una galeota, en 1563, arroja la cifra de 10.350 cautivos cristianos para esa fecha 88• De ser ciertos los cálculos de Antonio de Sosa, para los años 1577 a 1581 , el número de cautivos en Argel habla aumentado en más del doble en unos quince años. Otros datos revelan que, entre 1520 y 1660, aproximadamente 500.000 a 600.000 esclavos cristianos fueron vendidos en esa próspera ciudad, considerada por los turcos sus «Indias y Perú» 89 • Este botín de guerra era intercambiado en el concurrido mercado de ese centro comercial abierto a caravanas y a barcos otomanos, a navíos que traían rescate para los cautivos cristianos y a galeones mercantes europeos - franceses, catalanes, valencianos, corsos, italianos, ingleses, u holandeses. En efecto, los ra 'is o arraeces 85 Et-Tamgrouti, Kitab An-Najha al Miskiya Fi s-Sifara at-Turkiya 1581-1591 [Relation d '11ne ambassade marocaine en Turq11ie (1589-91) ], trad. Henry de Castries, París, 1929, pp. 75-78; citado por Hess, op. cit., p. 165. 86 Cuando los navíos cristianos anclaban en Argel, los corsarios solían imponer severas restricciones en la ciudad, especialmente a sus esclavos, por miedo a que intentaran escapar. Prueba de esto es la sobrecogedora descripción que hace Nicolay de la persecución hecha a sus naves y a su séquito en 1551 , por los argelinos, que acusaron al francés de haber escondido a un número de esclavos cristianos a bordo; Nicolay, op. cit.. pp. 61-64; cf también Bono, op. cit., pp. 340-41. 87 Antonio de Sosa aduce que en la década de 1570 había ml\s de 25.000 esclavos cristianos en Argel; cf Haedo, Topografía I, p. 47. 88 AGS, Estado 487: «El designo de Argel que dieron unos cautivos que se huyeron con la galeota, 1563»; el mapa de Argel pintado por los fugitivos incluye un listado de esclavos presos en diversos baños de la ciudad. 89 Wolf, op. cit., p. 151 ; la segunda cita procede de Topografía 11, p. 88. los corsarios berberiscos 85 ~ de cada nación - musulmanes o semimusulmanes, incluso nórdicos, a veces- atraídos por la afluencia de la ciudad, se instalaban en Argel, trayendo con ellos sus galeras o ágiles veleros corsarios 90• La amplia composición racial y cultural de esta sociedad, en la que cada aventurero encontraba su lugar, es descrita por el cautivo Antonio de Sosa, quien sufrió cuatro años de esclavitud en Argel a fines de la década de 1570. Este clérigo portugués, capturado en 1577 en la galera San Pablo de la Orden de Malta, ha sido identificado como el verdadero autor de Topographia, e historia general de Argel (Valladolid, 1612), atribuida a fray Diego de Haedo, quien publicó Ja obra después de la muerte de Sosa. George Camamis ha demostrado contundentemente que el doctor Antonio de Sosa compuso esta obra monumental entre 1577 y 1581 , mientras estaba cautivo en Argel. Fray Diego de Haedo era el sobrino del famoso arzobispo de PaJerrno, también llamado Diego de Haedo, aJ parecer, conocido por asistir a los cautivos después de su liberación 91 . Si hemos de creer a fray Diego en Ja dedicatoria que dirige a su tío, el primero recibió del obispo Haedo (el Haedo mayor) unos borradores inconclusos sobre el cautiverio en Argel, basados en informes suministrados por ex cautivos. Fray Diego (el joven Haedo) afirma que se limitó a pulir estos borradores, dándoles «SU última forma y esencia» 92 • Es muy poco probable, sin embargo, que el arzobispo Haedo haya compuesto este tratado con informaciones aportadas por cautivos cristianos recién liberados. Topografía e historia general de Argel cubre cientos de páginas con detalles infinitos sobre la Argel del siglo xv1 - incluyendo su geografía, sus costumbres, su historia y las terribles experiencias de los cautivos cristianos- mientras que su autor habla en múltiples ocasiones como un testigo 90 Braudel, El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de Felipe JI, vol. 11, op. cit., p. 292. Ra 'is [turco re'is] quiere decir «cabeza, o llder de un grupo reconocido». Era el nombre dado al capitán de una pequeña nave y, en Argel, a un corsario que fuese dueño de varios navlos. Sobre la actividad corsaria de los argelinos, cf el clásico articulo de H.-D. de Grammont, en dos partes: «La course, l' esclavage et la rédemption a Algen>, «Premiere Partie: La course», Revue His1oriq11e, 26 (1884), 1-42; y «Scconde Partie: L'esclavage», Rev11e Hlstoriq11e, 27 ( 1884), 1-44; cf asimismo Hipólito Sancho de Sopranis, «Cédiz y la pirateria turcoberberisca en el siglo xvm. Archivos del lnstit1110 de Estudios Africanos, 26 (1953), 7-77. 91 Camamis, op. cit.. pp. 124-150, y en esp. 140- 143. 92 Dedicatoria, Topograjia 1, pp. 10· 11 . Cervantes en Argel 86 ocular que ofrece su punto de vista personal. Como anota Cama.mis, los historiadores franceses Ferdinand Denis y H.-D. de Grammont fueron los primeros en detectar algo sospechoso en la forma en que la obra fue confeccionada 93 . Ya en 1902, en sus anotaciones a una carta escrita al papa Gregorio XIII por varios cautivos, Cristóbal Pérez Pastor sugirió que «el Doctor Antonio de Sosa, clérigo portugués, grande amigo de Cervantes, cautivado en 1577 y rescatado en 1581, [es el] autor de este Memorial y de los apuntamientos que sirvieron al Arzobispo Haedo para escribir la Historia general de Argel» 94• Luis Astrana Mario también estableció en 1949 que los tres Diálogos que constituyen la tercera parte de la Topografia, publicada por Haedo - Diálogo de los mártires de Argel, Diálogo de la cautividad y Diálogo de los morabutos- fueron compuestos por el doctor Antonio de Sosa 95 • Camamis ha demostrado finalmente que no hay ninguna mención de los Haedo en la Topografia y, más importante aún, que los cautivos recién liberados que llegaban a Sicilia venian de Constantinopla, no de Argel. Resulta que Ja Topograjia e historia general de Argel fue compuesta en las mismas mazmorras de esa urbe, entre 1577 y 1581 , cuando Antonio de Sosa estaba preso en la urbe turco-berberisca. El primer libro de este tratado, Topografia, está dedicado a una minuciosa descripción de la ciudad de Argel, de su geografía y de sus costumbres, mientras que el segundo, Epítome de los reyes de Argel, es una crónica de su historia más reciente, desde la fundación del Estado turco-berberisco hasta las últimas décadas del siglo xv1. La tercera parte de esta obra contiene tres Diálogos acerca del cautiverio y otros temas teológicos, en Jos que el doctor Antonio de Sosa surge como el verdadero protagonista. Al leer estos pasajes, uno adquiere la certeza de que Sosa es el autor de toda la obra, incluyendo su imponente primera 9l Camamis, op. cit., pp. 132-1 34. El historiador Ferdinand Denis, quien supuso que Haedo habla viajado a Argel en 1605, encontró dudoso que este tratado tan elaborado pudiera haber sido compuesto con informaciones suministradas por antiguos cautivos; cf su articulo «Haedo», Nouvelle Biographie générale, Paris: Firmin Didot, 1853. Cf también H.-0. de Grammont, Hisroire d'Alger sous la dominarion rurque 1515-1830, París: Ernest Leroux, 1887, obra que le debe mucho a la Topograjia. De Gramrnont tradujo el Epítome de los reyes de Argel al francés, como Hisroire des Rois d 'Alger, Argel: Adolphe Jou.rdan, 1881 (reed. Saint-Denis: Bouchene, 1998). 94 Cristóbal Pérez Pastor, Documentos cervantinos hasta ahora inéditos, vol. !, Madrid: Establecimiento Tipográfico de Fortanet, 1897- 1902, p. 235, n. 1. 95 Astrana Mario, op. cit.. U, p. 468. Los corsarios berberiscos 87 parte 96. Ciertamente, Sosa insiste frecuentemente en que, desde que llegó cautivo a Argel, ha estado escribiendo dia a dfa lo que ocurría en la ciudad: «Donde el primer día que entré en Argel, tengo escrito con otras cosas, el número de cuantos [moriscos] vinieron y aun en qué mes, en qué semana, en qué dla y hora vinieron, y cómo vinieron» 97 . Los tres Diálogos contenidos en la tercera parte de Topografia representan el testimonio elocuente de un testigo ocular que vivió la dramática experiencia sufrida por los esclavos cristianos en Berberia. Si esta empresa tipifica los esfuerzos del autor por documentar los sufrimientos y tonnentos de los cautivos cristianos en el norte de África, especialmente en Argel, el subtítulo de la Topografia e Historia general de Argel corrobora la unidad del tema que atraviesa toda la obra: «Do se verán casos extraños, muertes espantosas, y tormentos exquisitos que conviene se entiendan en la Christiandad». Los hechos que rodean a la creación de la Topografia deben ser esclarecidos, primero, porque a Antonio de Sosa le fue escamoteada la autoría del más importante tratado historiográfico del siglo xv1 sobre Argel, tratado caracterizado por un historiador moderno como «el más extensivo y más exacto de los documentos» acerca de los primeros setenta años de Argel bajo el gobierno otomano 98 • La segunda razón por la que la obra de Sosa debe ser restituida a su verdadero autor tiene que ver, como veremos e n el capitulo 2, 96 Sobre Antonio de Sosa, cf Emilio Sola, «Antonio de Sosa: un clásico inédito amigo de Cervantes (Historia y Literatura)», Actas del Primer Coloquio lntemacional de la Asociación de Cervantistas, Alcalá de Henares, 29-30 de noviembre I 1-2 de diciembre de 1988, vol. 1, Barcelona: Anthropos, 1990, pp. 409-412; y, por el mismo autor, «Miguel de Cervantes, Antonio de Sosa y África», Actas del Primer Encuentro de Historiadores del Valle de Henares, Guadalajara: Institución de Estudios Complutenses / Fundación Marqués de Santillanas I Centro de Estudios Cervantinos, 1988, pp. 617-623; cf también las dos introducciones por Emilio Sola y José M. Parreño a Antonio de Sosa, Diálogo de los mártires de Argel, ed. Sola y Parreño, Madrid: Hiperión, 1990; Parreño, pp. 9-23, y Sola, pp. 26-52; así como Sola y de la Peña, Cervantes y la Berberfa. op. cit., pp. 277-279. 97 Topografia 111, p. 253. 98 De Grammont, op. cit., p. iii; H.-D. de Gramrnont, trad., Histoire des rois d 'Alger, Argel: A. Jourdan, 1881 . Esta traducción había aparecido por entregas en Revue africaine ( 1880-188 1). De Grammont arguye que Epitome de los reyes de Argel es «la obra capital de Haedo, y [que) su conocimiento es indispensable... ya que es el único libro que da in· formación sobre los sucesos que ocurrieron durante el siglo xv1. Sin esta obra, reinarla la noche más oscura sobre este periodo»; Histoire des Rois d'Alger, Saint-Denis: Bouchene, 1998, p. 15 (traducción mla). Cervantes en Argel 88 con la vida de ese cautivo en Argel y con sus múltiples conexiones con Cervantes 99. «TURCOS DE PROFESIÓN» Según el cronista Antonio de Sosa, más de la mitad de los habitantes de Argel en los 1570 eran «turcos de profesión>>, es decir, renegados: «Los turcos de profesión son todos los renegados que, siendo de sangre y de padres cristianos, de su libre voluntad se hicieron turcos. [... ] Estos y sus hijos, por sí solos, son más que todos los otros vecinos moros, turcos y judlos de Argel>> 100• El extraordinario mosaico de la sociedad berberisca es sugestivamente descrito por Sosa en este largo pasaje que merece ser citado por entero: No hay nación de cristianos en el mundo de la cual no haya renegado y renegados en Argel. Y comenzando de las remotas provincias de Europa, hallan en Argel renegados Moscovitas, Roxos, [...) Búlgaros, Polacos, Húngaros, Bohemios, Alemanes, de Dinamarca y Noruega, Escoceses, Ingleses, Irlandeses, Flamencos, Borgoñones, Franceses, Navarros, Vizcaínos, Castellanos, Gallegos, Portugueses, Andaluces, Valencianos, Aragoneses, Catalanes, Mallorquines, Sardos, Corsos, Sicilianos, Calabreses, Napolitanos, Romanos, Toscanos, Genoveses, Savoyanos, Piamonteses, Lombardos, Venecianos, Esclavones, Albaneses [... ], Griegos, Candiotas, Cretanos, Chipriotas, Surianos y 99 La propuesta de Daniel Eisenberg de que Cervantes es el autor de la Topografía es insostenible; cf «Cervantes, autor de la Topografía e historia general de Argel, publicada por Diego de Haedo», Cervantes. 16 (1996), 32-53. Eiscnbcrg argumenta que la obra fue escrita en España porque no habla acceso a libros en Argel, tesis que no tiene en cuenta los comentarios del doctor Antonio de Sosa en sus Diálogos sobre los textos que está escribiendo y rescribiendo continuamente, y los libros que está leyendo o citando de memoria en su mazmorra argelina. Asimismo, las diatribas del doctor Sosa contra los musulmanes, su fanatismo religioso y su obsesión con las torturas impuestas a los esclavos cristianos son incompatibles con las actitudes de Cervantes hacia el mundo de Argel. Finalmente, la fomüdable erudición del doctor Sosa, quien se pasea por los Clásicos y por los Padres de la Iglesia, no es consistente con el trasfondo intelectual de Cervantes. 100 Topograjia 1, p. 52. Los corsarios berberiscos 89 de Egipto y aun Abejinos del Preste Juan y Indios de las lndfas de Portugal, del Brasil y de Nueva España 101 • No cabe duda de que ninguna otra ciudad europea o mediterránea en la época podla reivindicar un conglomerado tan muJticultural como el anterior, un conjunto de habitantes que incluso comprendía a indios de la India y a amerindios del Brasil y de Nueva España (México). Sosa alega que casi todos los «renegados» cristianos que abandonaban el verdadero camino de Dios para convertirse al Islam lo hacían por una de dos razones: ora porque rechazaban el trabajo de esclavos ora porque preferian una vida de libertad, marcada por los placeres de Ja carne. Evidentemente, Jos cautivos, soldados y mercenarios que se convertian aJ Islam eran una piedra en el zapato de los cristianos, particulannente en el de los españoles, que los veían como claros representantes de una moral acomodaticia. Estos hombres y mujeres no sólo rompían con su credo religioso sino también con casi todas las categorias mentales y culturales de su sociedad. Las complejidades de estas conversiones han sido recientemente exploradas por varios estudios historiográficos, como la sugestiva obra compuesta por Bartolomé y Lucile Bennassar, Los cristianos de Alá: la fascinante aventura de los renegados, que examina 1.550 casos de renegados juzgados por Ja Inquisición española y portuguesa entre 1550 y 1700. Otro estudio excelente es el libro escrito conjuntamente por Mercedes Garcia-Arenal y Miguel Ángel de Bunes, Los españoles en el norte de África: siglos XV-XVlll 1 2• Tanto las confesiones de numerosos renegados como las deposiciones de los testigos que atestiguaban a su favor expresan sin ambages la atracción que ejercía el Islam sobre muchos cristianos en Ja época moderna, incluso aunque no llegasen a apostatar. Berbería surgía, entonces, como una tierra de promisión. Muchos renegados juzgados por la Inquisición confesaron que querian hacer su fortuna con los moros, puesto que en Berbería se podía vivir mejor y con mayor abundancia 103 • º 101 Topografia 1, pp. 52-53. C/ la discusión sobre cautivos y renegados en la época moderna, en Garcla-Arenal y de Bunes, op. cit., pp. 209-225. 103 Bennassar, Bartolomé, y Lucile Bennassar, Les Chrétiens d'Allah. L 'histoire extraordinaire des renégats. XVI et XV!! siécles, París: Perrin, 1989. Versión castellana de José Luis Aristu, Los cristianos de Alá. La fascinante aventura de los renegados. Madrid: Nerea, 1989, p. 419. 102 90 Cervantes en Argel En efecto, mediante su apostasía y su conversión al Islam, los que eran meros números en los diferentes estratos sociales de distintas naciones accedían a una sociedad más igualitaria en Argel, donde un individuo era valorado por la riqueza adquirida y por sus cualidades personales. Como veremos más adelante, la pérdida de toda esperanza de ser rescatados y de regresar al mundo cristiano, era el móvil más poderoso para la conversión al Islam de los esclavos cristianos. «Hacerse turco», como se decía en la época, abría la vía para el retomo a la libertad - aunque no de inmediato- y para una vida más fácil en Berberfa. Aunque a regañadientes, el propio Sosa se ve obligado a conceder que estos apóstatas podían tener razones más intricadas para convertirse al Islam que los pecados de la carne a los que se refiere constantemente. El cronista plantea que algunos turcos y renegados tenían diez, doce, quince, veinte o más de estos renegados cristianos, «a los cuales llaman y tienen por hijos». Cuando estos individuos se convertían a la religión musulmana, sus amos generalmente les ofrecían cartas de crédito y les daban esclavos y dinero. Y más adelante, «muriendo [los turcos] sin herederos reparten con ellos sus bienes y hacienda como sus hijos y generalmente a todos los que aún no eran libres los dejan libres antes que mueran» 104 • Muchos de estos hombres de origen muy humilde llegaron a ocupar altísimas posiciones políticas y gubernamentales, como el pobre pescador calabrés Alüj Ali (Euch Alí), que se convirtió en gobernante de Argel y luego en kapudan pasha de la Armada turca; el grumete Hasan Veneciano, dos veces beylerbey de Argel, último amo de Cervantes; y Osta Morat, originario de Levante, en Liguria, exitoso capitán corsario y armador de navíos en Túnez, conocido como Turco Genovés 105, entre otros. Los ascensos meteóricos de estos hombres del común llevarán a Sosa a decir que los renegados no tienen valoran la honra: «¿Cómo será posible que entre tan vil gente como estos turcos, jenízaros y renegados se baile honra o primor (...]? Además de que en todo el imperio turquesco no se hace profesión de valor o de honra y los renegados [... ] [son] toda la inmundicia y vileza de la cristiandad, ¿habéis visto en todos ellos, no digo hombre hidalgo y noble, pero bien nacido y de padres medianos?» 106. Para un hombre de la mentalidad del clérigo Sosa, acostumbrado a medrar en los altos clrculos de la Iglesia italoespañola, el hecho de que ru 104 Topografia 1, pp. 53-54. ios Bono, op. cit., pp. 350-358, 360-368. 106 Topografia II, pp. 114-115. Los corsarios berberiscos 91 no hubiera <<preeminencia de honra» entre los corsarios turco-berberiscos, en el sentido democrático de <mo preciarse uno más que otro de ser hijo de turco, o de renegado, o de moro, o de judío, o de cristiano», y de que <<tan bueno es Pedro como su amo, y no vale ninguno más de lo que tiene», significaba que, entre estos individuos, tampoco podía haber <<Virtud» 107• Los renegados o turcos de profesión constituían 6.000 de los 12.000 hogares calculados en Argel para el periodo contado entre 1577 y 1581, cuando Sosa dirigió su lúcida mirada sobre la ciudad. Más de la mitad de ellos eran corsarios que se dedicaban al corso en el Mediterráneo. Según los cálculos de Braudel, éstos sumaban unos 10.000. No deja de ser notable que de los 35 ra 'is que vivían en Argel en 1581, cuidadosamente enumerados por Sosa, diez eran turcos, tres eran hijos de renegados, uno era un judío convertido al Islam, y los otros eran renegados cristianos, entre los que habla una docena de italianos 108• La proporción es significativa. Hasta finales del siglo xv1, cuando marinos y renegados del norte de Europa comenzaron a llegar a Argel, la mayoría de los corsarios argelinos era viejos cristianos de Italia, España y de las islas mediterráneas, tanto del Mare Nostrurn occidental como oriental. No es fortuito que, después de 1568, Jos gobernantes de Argel fueran todos «nuevos musulmanes». Algunas de estas figuras desempeñaron posiciones importantes en el período del cautiverio de Cervantes, como los ya citados Alüj Ali (el Uchalí de Cervantes, a menudo mencionado en Don Quijote}, el corso Ramadán Pachá, amo de Rodrigo Cervantes, y el veneciano Hasan Pachá (el cruel Hasan Agá, descrito por Sosa y por Cervantes), personajes que discutiremos en el próximo capitulo. Las elaboradas ceremonias, religiosas y sociales, que rodeaban a la actividad corsaria en Argel son minuciosamente detalladas por Sosa. El cronista describe la construcción de los navíos, propiedad privada de los diferentes ra 'is, quienes usaban a sus propios esclavos y a los que eran propiedad comunal ·de la ciudad en la fabricación de sus naves. Asimismo ilustra las grandes fiestas y celebraciones que acompañaban el retomo de una expedición, cuando los ra 'is de Argel mantenían sus puertas abiertas, en sus residencias urbanas o en las villas que tenían fuera de la ciudad, donde los jardines eran los más bellos del mundo 109 • Después de unos pocos días o 107 108 109 fbid., pp. 167-68. Topografía 1, pp. 89-91 . /bid., pp. 79-89. Cervantes en Argel 92 semanas en alta mar, los felices y afortunados corsarios retomaban a Argel, «cargados de infinitas riquezas y cautivos», botln que podía multiplicarse fácilmente ya que zarpaban tres y cuatro veces al año o más, en busca de presas humanas: «Navegan todo el verano y invierno, y tan sin temor se pasan por todos los mares de Poniente y Levante burlándose de las galeras cristianas [ ... ] como y ni más ni menos si anduviesen a caza de muchas liebres y conejos, matando aquf uno y allí otro» 110 • No obstante, Sosa encomia el arte de los ra 'is, «tan pláticos y tan ejercitados», y la excelencia de sus naves, «tan listas, tan en orden, tan ligeras», contrastando implícitamente la destreza de los corsarios argelinos con Ja incompetencia de los marinos cristianos, que quedaban rezagados debido a su falta de iniciativa y a sus pesados y voluminosos galeones 111 • Por boca de Ginés de Pasamonte, en Don Quijote, Cervantes corrobora esta opinión. En su memorable encuentro con don Quijote, aduce el encadenado Ginés de Pasamonte que le han echado de nuevo a galeras, pero que allí tendrá tiempo suficiente de acabar su libro, porque «en las galeras de España hay más sosiego del que sería menesten> (DQ 1, 22). La información suministrada por el doctor Antonio de Sosa ha podido ser corroborada por algunos historiadores contemporáneos, que describen las dinámicas actividades de los corsarios turco-berberiscos en el Mediterráneo, e incluso en el Atlántico del norte, en donde capturaban a cientos de marineros franceses, portugueses e ingleses, que terminaban en los baños de Argel. El peligro estaba en todas partes, como sugiere Sosa. Algunas de las zonas más peligrosas incluían las islas o archipiélagos de Madeira y de las Azores, las Islas Canarias y la ruta Lisboa-Madeira, desde donde los corsarios turco-berberiscos escudriñaban el horizonte en busca de flotas provenientes de las Indias y del Brasil. Había, sin embargo, dos zonas negras en este gran mapa de riesgos: primero, el complejo del Estrecho de Gibraltar -situado entre dos lineas imaginarias, Cartagena-Orán al este y Cap San Vicente-Mazagán al oeste- ruta obligatoria para los navlos españoles y portugueses que llevaban provisiones a los presidios de Orán, Melilla, Ceuta, Larache y Mazagán, entre otros. Esta ruta también era de tránsito forzado para los barcos que cruzaban el Atlántico hasta el Mediterráneo. Casi una tercera parte de los l .500 renegados estudiados por los Bennassar fueron llO 111 /bid.. p. 84-85. /bid. Los corsarios berberiscos 93 capturados en esa zona. La segunda área de peligro era el complejo de Sicilia, incluyendo el estrecho entre la costa norte de Sicilia y la costa sur de esta isla. Corsarios de Argel, Túnez, Bizerta y Trípoli, entre otros centros, dominaban el mar de Sicilia, a menudo capturando barcos pesqueros próximos a las sitios mencionados, e incluso aventurándose en la vecindad de los puertos de Trapani, de Palermo y de Nápoles. UN CAUTfVO LLAMADO CERVANTES Como otros cautivos, Miguel de Cervantes estaba preso en el baño 112 -prisión o corral de esclavos- del «rey» (gobernador) de Argel. El Cautivo cuenta que en esos baños: «Encierran los cautivos cristianos, asi los que son del rey como de algunos particulares, y los que llaman del almacén, que es como decir cautivos del consejo, que sirven a la ciudad en las obras públicas [ ...], y estos tales cautivos tienen muy dificultosa su libertad» (DQ 1, 40). Igualmente, ciertos ciudadanos privados encerraban a sus prisioneros en estos baños, especialmente a los cautivos de rescate, porque allí los tenían seguros basta que llegara el dinero con el que comprarían su libertad (DQ 1, 40). Antonio de Sosa amplia esta información: Jos esclavos del común, asignados a la ciudad y destinados a las obras públicas en Argel, estaban confinados en el Baño de la Bastarda, en el que 400 ó 500 individuos eran mantenidos en sórdidas condiciones. Los cautivos de rescate, por otro lado, estaban encerrados en el baño real ubicado en la calle del Soco, donde en la época de Cervantes habia entre 1.500 y 2.000 cautivos cristianos que pertenecían al bey Hasan Veneciano. Esta gran prisión tenía la forma de un rectángulo de 70 pies de largo por 40 pies de ancho - aproximadamente 33, 5 metros de largo por 19 metros de ancho- y dos plantas de alto, con infinidad de pequefias cámaras abovedadas y, en el centro, una cisterna con agua fresca. Sosa describe el oratorio cristiano o capilla, localizada a un lado, bajo 112 El término turco era banyol, que quiere decir prisión real. Hay discrepancias en el origen de este término. En su Tesoro de la lengua castellana o española (1611), Covarrubias plantea que su fuente es el latln balneum, que traduce como «corral». Era en estos (<corrales» donde los argelinos mantenían a sus prisioneros de rescate. 94 Cervantes en Argel las galerías, donde se celebraba misa todos los dias. En esta capilla predicaban frecuentemente sacerdotes, con una asistencia tan considerable de esclavos que los domingos o días de fiesta, como la Pascua de Resurrección, la misa se trasladaba a un patio abierto para que todos los cristianos pudieran asistir, después de pagar una entrada a Jos guardias turcos y moros 113 • Emanuel d' Aranda, cautivo flamenco en Argel entre 1640 y 1642, asegura que oyó hablar veintidós lenguas en baño, «la meilleure université [... ] pour apprendre le monde a vivre» 114. Los esclavos de la ciudad asignados al «almacén» tenlan más libertad que Jos de rescate porque se les permitia andar por la ciudad arrastrando sus cadenas, cuando no estaban ocupados en las obras públicas. En cambio, los 2.000 mil cautivos recluidos en el baño real «están todos encerrados siempre y a buen recaudo, con sus porteros continuos a las puertas y guardas que día y noche a cuartos los velan y guardan» 11 s. De acuerdo con fray Melchor de Zúñiga, quien describió estas prisiones de Argel en la década de 1630, las puertas de los baños se cerraban a las 6 de Ja tarde en el verano, y a las 5 en el invierno. Desde la mitad del patio, un guardia daba voces, anunciando el cierre de los portones de la prisión, para que los visitantes se fueran. Una vez cerradas, estas puertas no volvían a abrirse sino basta la mañana siguiente 116• En cuanto a los cautivos, afirma el Cautivo que los «del rey que son de rescate no salen al trabajo con la demás chusma [gente de servicio en la galera], si no es cuando tarda su rescate; que entonces, por hacerlos que escriban por él con más ahínco, les hacen trabajar e ir por leña con los demás, que es un no pequeño trabajo» (DQ l, 40). Como el Cautivo, el soldado Cervantes fue ubicado al lado de los caballeros - los aristócratas, los hidalgos y los letrados. La mayor parte de los nobles, hidalgos, sacerdotes y capitanes de navios que iban a ser rescatados eran tratados con cierta consideración. A los cautivos de elite se les exoneraba también de servir en las galeras. Cervantes, no obstante, era un soldado. Si su brazo lisiado lo salvó de ser convertido en galeote, remando en las galeras corsarias, las cartas de 113 Topograjla 1, p. 195. «La mejor universidad... para enseñar al mundo a vivir»; E. d' Aranda, Les Captifs d 'Alger, op. cit.. p. 152. 115 Topografia I, pp. 195- 196. 116 Fray Melchor de Zúñiga O. S. F., «Descripción de la República de la ciudad de Argel>>, Biblioteca Nacional, Madrid, ms. 3227, fol. 136 v -141 r. 114 Los corsarios berberiscos 95 recomendación de don Juan de Austria lo marcaron para un largo, quizá eterno cautiverio. En palabras del Cautivo: Yo, pues, era uno de los de rescate; que como se supo que era capitán, puesto que dije mi poca posibilidad y falta de hacienda, no me aprovechó nada para que no me pusiesen en el número de los caballeros y gente de rescate. Pusiéronme una cadena, [... ) y así pasaba los días en aquel baño, con otros muchos caballeros y gente principal, señalados y tenidos por de rescate (DQ 1, 40). Sin duda, el trasfondo autobiográfico de este pasaje es llamativo. Aunque Cervantes nunca fue ascendido a capitán, sus descripciones del baño en La historia del cautivo, incluyendo la de Jos prisioneros que compartieron su destino con él, coinciden con su testimonio acerca de su propio cautiverio. Varios testigos afirman que Cervantes soportó el tratamiento estándar dado a Jos cautivos de elite durante las negociaciones en torno al rescate que inauguraban el cautiverio en Berbería. Primero tratado con cortesía, el cautivo era luego amenazado, mientras que se le informaba que su verdadera identidad habla sido descubierta -que era un grande de España, hijo de un duque, primo del rey, o incluso obispo, si era sacerdote. Finalmente, era encadenado, a veces golpeado e incomunicado en prisión, y cargado de cadenas. Asl ilustra Antonio de Sosa el sistema utilizado por los carceleros argelinos en su Diálogo de los mártires de Argel 117• Sus declaraciones sobre el tratamiento dado a los cautivos de elite son corroboradas por varios testigos en la colección de testimonios recopilada por Cervantes después de su liberación, en 1580, y conocida como la Información de Argel. Aqui Cervantes afirma que su amo, Oall Mamí «arraez, renegado griego, le tuvo en lugar de caballero principal y como tal le tenía encerrado y cargado de cadenas» 118 • Este testimonio es avalado por Hemando de Vega, aún esclavo de Dalí Mamí cuando atestigua en 1580, quien asegura que, porque su amo tenía una altísima opinión de la valla y reputación de Cervantes, «de ordinario, lo tuvo aherrojado y cargado de hierros y con guardas, siendo vejado y molestado, todo a fin de 117 Dialogo de los mártires de Argel, Topografia ll, pp. 138-243. Miguel de Cervantes, Pregunta IV, Información de Miguel de Cervantes de lo que ha servido a S.M. y de lo que ha hecho estando captivo en Argel, y por la certificación que aqui presenta del duque de Sesa se verá como cuando le captivaron se le perdieron muchas informaciones, f ees y recados que tenía de lo que había servido á S.M.. op. cit., p. 50; he enmendado la ortogratia; obra citada en adelante como Información de Argel. 118 96 Cervantes en Argel que se rescatase y le diese buen rescate». Vega reitera que sabe muy bien lo que declara porque pertenecía al mismo amo y estaba presente en ese tiempo 11 9• El propio Antonio de Sosa testifica que Cervantes se quejaba a menudo de la buena opinión que tenía su amo de él, creyendo que era uno de los principales caballeros de España, «por esto lo maltrataba con más trabajos, y cadenas y encerramiento» 120• En estas circunstancias, sabiendo que nadie en su familia tenía acceso a la suma de dinero establecida para su rescate, y pese a las dificultades y riesgos comprendidos, Cervantes intentaría evadirse cuatro veces durante sus cinco años de cautiverio en Argel. PRIMER INTENTO DE FUGA, 1576 Apenas cuatro o cinco meses después de su captura, en enero o febrero de 1576, Cervantes trató de alcanzar el presidio español más cercano, en Orán, caminando unos cuatrocientos kilómetros a través del desierto, evasión evocada en su comedia El trato de Argel. Fugarse por tierra era extremadamente peligroso, como lo ilustra la huida desesperada de un grupo de cautivos en esta obra dramática. Las tribus nómadas hostiles que cazaban a los fugitivos como si fuesen botín, las bestias salvajes - tales como los leones, las hienas y las chitas que abundaban en el desiert<>- y la falta de comida y de agua convertla esta fuga en una pesadilla. Per Álvarez, esclavo fugitivo en El trato de Argel, describe la terrible experiencia que lo llevó a retomar a sus captores: Tanto pasar de breñas y montañas y el bramido contino de fieras alimañas, me tienen de tal suerte, que pienso de acabarle con mi muerte. (Trato IV.1950-5) No cabe duda, la fuga por tierra estaba marcada por una alta tasa de fracaso. El paso de un individuo desconocido, o de un grupo de individuos no 119 120 Testimonio de Hemando de Vega, lnformaci6n de Argel, p. 95. Testimonio de Antonio de Sosa, Jnformaci6n de Argel, p. 156. Los corsarios berberiscos 97 adscritos a un destacamento militar, era inmediatamente percibido por los habitantes, que reaccionaban generalmente de manera cruel. Muchos fugitivos caminaban de noche, lo que suponía un conocimiento superior del terreno, y se escondían durante el día. Torturado por el miedo, el hambre y la insufrible sed, el fugitivo de Cervantes exclama: Ya la hambre me aqueja, ya la sed insufrible me atonnenta; ya la fuerza me deja; ya espero de esta afrenta salir con entregarme a quien de nuevo quiera cautivanne. (!'rato IV. 1962-5) Los funestos pensamientos del fugitivo en este drama apuntan al doble aprieto representado por la esclavitud en Argel: si la fuga a través del desierto significaba la muerte para cualquier esclavo, ora devorado por las bestias salvajes, ora asesinado por las tribus beréberes que capturaban a los fugitivos, ora torturado basta la muerte por sus amos argelinos si era capturado de nuevo, quedarse en Argel como cautivo también podía terminar en el asesinato o en la pérdida de la vida, como veremos. Mientras que Per Álvarez - personaje que recrea la fuga de Cervantes- es milagrosamente salvado en esta comedia, otro fugitivo en El trato es muerto a garrotazos, mientras que el pachá observa y ordena aun peores tormentos: «¡Abridle, desolladle y aun matadle!» (Trato IV. 2346-53). La escena recuerda algunas torturas relatadas por el doctor Sosa en su Diálogo de la captividad en Argel: el caso de Juan, vizcaíno, capturado mientras huía hacia Orán, y el de otro mozo español, natural de las Montañas, preso por los beréberes en la misma ruta, ambos muertos a palos en el mismo aposento de Hasan Pachá 121 • Estos casos ocurrieron en diciembre de 1579 y enero de 1580, mientras Cervantes estaba preso en esa ciudad. Otros casos similares aparecen en Diálogo de los mártires de Argel, como Ja captura de un joven renegado italiano buido a Orán, en 1568, torturado y muerto por empalamiento, y la de dos esclavos españoles que se evadieron también por tierra hacia ese presidio, en 1572, muertos a garrotazos a manos del mismo beylerbey 122 • 121 122 Topograjia a, p. 110. Sosa, Diálogo de los mártires de Argel, ed. Sola y Parreño, pp. 135-36 y 145. Cervantes en Argel 98 El primer intento de evasión de Cervantes es sucintamente relatado por varios testigos en Ja Información de Argel. Asi, el alférez Diego Castellano, natural de Toledo, declara que: [Estando] siempre encerrado, cargado de cadenas, [...] [Cervantes], deseando hacer bien y dar libertad a algunos cristianos, buscó a un moro que a él y a ellos los llevase a Orán, por tierra, y los sacó de Argel; y habiendo caminado algunas jornadas el moro los desamparó; por lo cual le fue necesario volverse para Argel al propio encerramiento que de antes estaba, y desde entonces fue muy más maltratado que de antes de palos y cadenas 123• Juan de Balcázar, también esclavo de Dalí Mami, y capturado con el Manco de Lepanto en 1575, recuerda los nombres de algunos de los compañeros de Cervantes en esta primera fuga: «Don Francisco de Meneses, capitán que fue en la Goleta por su majestad, y el otro [...]que se decia don Beltrán, y el alférez Ríos, y el sargento Navarrete, y otro caballero que se decía Osorio, y otro hidalgo que se decía Castañeda>>, entre otros 124 • Felizmente para Cervantes, su vida le fue perdonada en esta ocasión. El futuro escritor sólo dice que, tras su retorno a la prisión, «[fue] muy maltratado de su patrón, y de allí en adelante tenido con más guardia, y cadenas, y encerramiento» 125 • Esta pena, en efecto, no puede ser comparada con las torturas y muertes sufridas por los esclavos recapturados, torturas gráficamente representadas en El trato de Argel de Cervantes y en la Topografía de Antonio de Sosa 126• AJ hablar de ofensas similares durante el gobierno del bey Hasan Veneciano, Sosa afirma que, en un año, entre octubre de 1577 y octubre de 1578, el pachá le cortó las orejas a trece cristianos que trataron de escapar a pie hacia Orán, mientras que a otro esclavo de Mallorca le hizo cortar las orejas y la nariz porque fue descubierto construyendo una barca en el jardín de su amo 127 • La muerte de un prisionero de elite, sin embargo, implicaba una enorme pérdida de dinero. Canavaggio propone que a Cervantes 123 Testimonio del alférez Diego Castellano, lnfonnación de Argel. p. 75. Testimonio de Juan de Balcázar, Información de Argel, p. 102. 12 ' Cervantes, Pregunta IV, /nfom1ación de Argel. p. 50. 126 Topograjia 11, pp. 91-92, 101-106, 123-125, 173-187 y ss. Las horribles torturas sufridas por los cautivos cristianos son descritas por Antonio de Sosa en su Di61ogo de los m6rtires de Argel, ed. Sola y Carreño, op. cit.; la obra está también incluida en Topograjia 111, pp. 27- 192. 117 Topograjia ll, p. 113. 12 ' Los corsarios berberiscos 99 no Jo mataron o torturaron severamente después de esta infracción debido a las ganancias que su amo Dalí Mamí esperaba obtener del rescate pagado por un protegido de don Juan de Austria 128• De hecho, dos de sus compañeros de evasión, Castañeda y Antón Marco, escaparon también al suplicio 129 • Debían de ser hombres ricos, porque en el mes de marzo de 1576 conseguían su rescate y partían para España. Aunque Cervantes no perruó la vida en ésta u otras ocasiones, los insultos, torturas y crueldades perpetradas contra los cautivos cristianos que intentaban fugarse de Berbería eran atroces. Si las condiciones del cautiverio - incluidas las que sufrían los esclavos musulmanes en Europa- eran terribles, la brutalidad de muchos esclavistas turcos o argelinos con sus cautivos, encadenados y frecuentemente cargados de grilletes, era auténtica. Desde luego, los esclavos más humildes que estaban en poder de los turcos, o adscritos a la municipalidad de Argel, eran quienes más sufrían. El peor destino, sin embargo, era el de los galeotes o forzados destinados a las galeras: encadenados a sus bancos, estos hombres morían frecuentemente de hambre y de sed, o como resultado de las golpizas y torturas infligidas por muchos corsarios 130• De hecho, desde el punto de vista de los musulmanes y, especialmente, desde la perspectiva de los cristianos, ser enviado a galeras significaba una sentencia de muerte. Para probarlo, basta citar las estadísticas recogidas en el estudio de los galeotes asignados a los escuadrones mediterráneos de Luis XIV: uno de cada dos esclavos moría durante el viaje, mientras que dos tercios de los remeros forzados perecían antes de completar tres años de servicio en las galeras 131 • Para muchos esclavos, la vida en Argel era un verdadero infierno, en palabras de Cervantes: «Purgatorio en la vida / Infierno puesto en el mundo» (Traro l. 5-6). Cincuenta años mas tarde, el sacerdote francés Pierre Dan, un rescatador de cautivos, confirmaría esta aseveración: «S'il y a quelque lieu daos le monde que puisse avec raison etre appelée l'Enfer des Chrétiens 128 Canavaggio, op. cít.. p. 95. !bid. uo Topograjia 11, pp. 90-93. 129 lll André Zysberg, <1Les galeres de France sous le regne de Louis XIV. Essai de comptabilité globale», Les Marines de guerre européennes (XV/e-XV/J/e siécles). ed. Martine Acerra, José Merino y Jean Meyer, Paris: Presses de l'Université de Paris-Sorbonne, 1985, pp. 403-436. Para una excelente síntesis de esta cuestión, e/ García-Arenal y de Bunes, op. cit., pp. 220-245. 100 Cervantes en Argel c' est assurément la malheureuse contrée des Turcs et de ceux de Barbarie» 132• Sosa afinna que las peores crueldades eran infligidas por los renegados quienes, con el fin de probar su genuina conversión al Islam y su lealtad hacia sus caciques musulmanes, torturaban a los cristianos con todo tipo de atrocidades 133 • En tanto que testigo que profesa conocer y anotar dla a dla lo que ocurría en Argel, Sosa afinna que: «Todo Argel y todas sus plazas, las casas, las calles, los campos, las marinas y sus bajeles no son menos que unas herrerías propias y naturales del demonio». En este infierno, añade el cronista, uno no oye continuamente sino «golpes, tormentos y dolores[...) de inhumanos y enteles tormentos para matar cristianos» 134 • Es necesario matizar estas declaraciones. Si la anterior mise en scene es ciertamente impresionante, debemos recordar que Sosa habla desde la perspectiva de un cristiano que sufre las miserias y tribulaciones del cautiverio en Argel, es decir, desde el infierno. Por otro lado, desconocemos la magnitud de aflicciones personales que pudo tener el clérigo Sosa en Berbería, incluyendo las experiencias que pudieron haberlo marcado de manera especial. Eso si, sabemos que su encarcelamiento en la mazmorra privada de un renegado y funcionario público de Argel fue suprema.mente duro, como veremos en el capítulo 2. Más aún, Sosa era un hombre apasionadamente religioso y comprometido con Ja causa de una cruzada sagrada contra los turcos. Su intención, por tanto, era la de mover a los príncipes y gobernantes europeos a erradicar el azote del cautiverio en Berbería. Desde luego, Jos sufrimientos de los galeotes cristianos en el norte de África fueron resaltados por ta mayoría de los europeos que describían sus tribulaciones. Algunas de las relaciones más dramáticas de tas desdichas de estos individuos provenlan de miembros de las órdenes redentoras, que necesitaban tocar el corazón y el bolsillo de sus feligreses para aumentar las colectas conducentes a los rescates. Con todo, no es mi propósito aducir que las descripciones de estas terribles experiencias son exageradas. Es evidente que hubo corsarios que le cortaban los brazos a algunos de sus remeros para intimidar a los demás a ll2 «Si hay algún lugar en el mundo que pueda llamarse con razón el lnfiemo de los Cristianos es sin duda el malhadado pals de los turcos y de los de Berbería>l; Pierre Dan, Histoire de Barbarie, et de ses corsaires. Des royavmes. et des vil/es d'Alger, de Tvnis, de Salé, & de Tripo/y. Divisée en six livres.... 2.ª ed., París: P. Rocolet, 1649, p. 411 (traduc- ción mia). 133 134 Topografía 11, p. 94. fbid., p. 125. Los corsarios berberiscos 101 remar más rápidamente, así como cómitres de galeras que les cortaban las orejas a la tripulación por mera diversión, pero éstos eran generalmente casos aislados. Como indican García Arenal y de Bunes, pese a su abundancia en la época moderna, los cautivos eran mercancías caras, y sus amos necesitaban mantenerlos vivos por el mayor tiempo posible para recuperar el costo de su inversión 135• Un estudio cuidadoso de Jos tres Diálogos de Sosa revela que casi todas las torturas y ejecuciones impuestas a los cautivos cristianos en Berberia ocurrieron por un número de razones concisas: a) en respuesta a una rebelión general, a un levantamiento en Ja ciudad, en un navío, o en cualquiera de los cuarteles argelinos; b) como represalia contra corsarios cristianos, como ocurrió en los casos de Cañete o de Gaseo, descritos anteriormente; c) como castigo aplicado a los cautivos cristianos que intentaban escapar, pena que invariablemente significaba la muerte si el fugitivo era un cristiano renegado; d) como sentencia de muerte aplicada por infracciones religiosas, como en el caso de musulmanes que se convertían al cristianismo. No obstante, para el doctor Sosa y otros clérigos y cronistas de la época, el mundo de Berberfa era un universo apocalíptico lleno de torturas, ejecuciones y derramamientos de sangre descritos con tanto detalle que uno se siente tentado a comparar los Diálogos con un tratado a la Sade. No es de extrañar, entonces, que su interlocutor, Ramírez, en Diálogo de los mártires de Argel, cierre su coloquio con la siguiente exclamación: «¡Qué tormentos tan exquisitos! ¡Y qué crueldades tan horrendas, tan fieras y tan inhumanas!» 136• Aunque Cervantes no alcanza nunca los excesos de horror desplegados por Sosa en su descripción de estas torturas, el Cautivo, al referirse a Hasan Pachá, bey de Argel, corrobora la pintura de Sosa de estas horripilantes experiencias: Y aunque la hambre y desnudez pudiera fatigamos a veces, y aun casi siempre, ninguna cosa nos fatigaba tanto como olr y ver a cada paso las jamás vistas ni oídas crueldades que mi amo usaba contra los cristianos. Cada día ahorcaba el suyo, empalaba a éste, desorejaba aquél; y eso, por tan poca ocasión, y tan sin ella, que los turcos conocían que lo hacían más por hacerlo, y por ser natural condición suya ser homicida de todo el género humano (DQ 1, 40). 135 136 Garcla-Arenal y de Bunes, op. cit., p. 230. Sosa, Diálogo de los mártires de Argel, op. cit., p. 201 . Cervantes en Argel 102 Ante estas palabras, no deja de asombramos que, después de su primer intento de fuga, Cervantes no haya sufrido ninguno de los castigos acostumbrados e impuestos a los fugitivos comunes. Pero como vimos antes, otros dos cautivos adinerados se libraron también de la muerte en esa ocasión y lograron salir rescatados a poco tiempo. Debido a esa experiencia, quizá, al aludir a las crueldades de Hasan Pachá, beylerbey de Argel, el Cautivo, actuando como vocero de Cervantes, afirma que: Solo libró con él un soldado español llamado tal de Saavedra, el cual, con haber hecho cosas que quedarán en la memoria de aquellas gentes por muchos años, y todas por alcanzar la libertad, jamás le dio palo, ni se lo mandó dar [...]; y por la menor cosa de muchas que hizo temíamos que había de ser empalado, y as( lo temió él más de una vez (DQ 1, 40). Estas proezas que serían recordadas durante años son referidas por Antonio de Sosa, en su relación del segundo intento de fuga de Cervantes. Hay algo más: entre las treinta historias que constituyen el Diálogo de los mártires de Argel compuesto por el doctor Sosa -historias que Emilio Sola ha llamado con razón un «martirologio berberisco», porque describen la entereza de los cautivos cristianos frente a la muerte en Berbería- sólo una no termina con la ejecución del inculpado principal 137• Se trata de la Narrativa 25, que relata el segundo intento de evasión de Cervantes, a la vez que sintetiza los esfuerzos del cautivo por organizar cuatro fugas colectivas de esclavos cristianos de los baños argelinos. SEGUNDO INTENTO DE FUGA, 1577 Las palabras anteriores del Cautivo son asombrosamente similares a aquellas escritas por Sosa en su descripción del segundo intento de fuga puesto en marcha por Cervantes en 1577, episodio incluido en Diálogo de los mártires de Argel 138 • En esta ocasión, Cervantes tomó a catorce de los 137 Emilio Sola, «Renacimiento, Contrarreforma y problema morisco en la obra de Antonio de Sosa>>, Antonio de Sosa, Diálogo de los mártires de Argel. ed. Sola y Parreño, op. cit.. pp. 32-33 y 35. IJI Cf la Narrativa 25, incluida en Diálogo de los mártires de Argel, pp.178-181 . Esta es la primera biografia de Cervantes en Argel, que incluye una detallada descripción de su Los corsarios berberiscos 103 principales cautivos cristianos de Argel y, con la ayuda de un jardinero cristiano navarro, los escondió en una cueva en las afueras de la ciudad. El amo de Cervantes, Dalí Maml, se encontraba entonces en una expedición corsaria. Los cautivos presumiblemente pasaron cinco meses escondidos en la cueva, cuidados y alimentados por Miguel de Cervantes 139• Rodrigo Cervantes acaba de ser liberado en agosto de 1577, gracias a un préstamo de 60 ducados concedido a la madre de los hermanos Cervantes, y a dineros obtenidos con Ja venta de casi todos los bienes familiares más esenciales. Pese a ello, los fondos reunidos no fueron suficientes para pagar el rescate de los dos hermanos, por lo que Miguel convenció a los frailes mercedarios que habían llegado a rescatar cautivos de comprar la libertad de Rodrigo primero. Los hermanos planearon cuidadosamente la fuga de Miguel. Un marino experimentado de Mallorca llamado Viana -un buen conocedor de las costas de Berbería- habla sido recientemente liberado. Viana prometió regresar en unos días a rescatar a otros cautivos. Al llegar a España, Rodrigo debía obtener ayuda de las autoridades y contactar con algunos ma.rineros intrépidos, de aquellos que cruzaban el Estrecho de noche para rescatar cautivos en Berbería. Pero, escuchemos el propio testimonio de Cervantes en la In- formación de Argel: Deseando servir a Dios y a su Majestad y hacer bien a muchos cristianos principaJes, caba.lleros, letrados, sacerdotes, que al presente se hallaban cautivos en Argel, [Miguel] dio orden como un hermano suyo que se llama Rodrigo de Cervantes, que deste Argel fue rescatado el mes de Agosto del mesmo año de los mismos dineros del dicho Miguel de Cervantes, de su rescate, pusiese en orden y enviase de la plaza de Valencia y de Mallorca y de Ibiza, una fragata armada para llevar a España los dichos cristianos 140• El plan tenia importantes mediadores. Don Antonio de Toledo y don Francisco de Valencia, Caballeros de San Juan de Malta, también cautivos en Argel en el baño de Hasan Pachá, Je dieron a Rodrigo cartas para los virreyes de Valencia y de Mallorca, en donde les rogaban ayudar en este negocio 141 • segundo intento de fuga y una síntesis del resto de sus tentativas de evasión, recapituladas por Sosa en su Diálogo de los mártires de Argel. 139 Sosa, op. cit.. p. 178. •'<> Cervantes, Preguntas V y VI, Información de Argel, pp. 50-5 l. 141 Cervantes, Pregunta V, lnfomiación de Argel. pp. 50-51 . 104 Cervantes en Argel Cuatro semanas más tarde, en Mallorca, Viana armó una fragata con todas las de la ley, designándose a sí mismo como capitán de Ja misma. En la noche del 28 de setiembre de 1577, Viana debía venir por los cautivos, pero nunca apareció. Durante dos noches, los fugitivos esperaron en vano. Mucho más tarde llegarían a saber que los marineros mallorquines que vinieron a recogerlos hablan sido descubiertos por algunos ojos avizores y, forzados a levar ancla. Un testigo declara que «la dicha fragata vino confonne a la orden que el dicho Miguel de Cervantes le había dado, en el tiempo señalado para venir; y llegó una noche al núsmo puesto, y por faltarles el ánimo a los marineros y no saltar en tierra a darle aviso a los que estaban escondidos, no hubo efecto el dicho negocio» 142 • Sosa aduce una tercera razón para este fracaso: «Yo mismo hablé después y lo supe de marineros que con la núsma fragata vinieron, que cautivaron después, y me contaron por extenso como vinieron dos veces, y la causa de su temom 143 • Aparentemente, pues, los marineros mallorquines que intentaron rescatar a los fugitivos fueron descubiertos y finalmente capturados por los corsarios argelinos. En el intervalo, los preocupados hombres escondidos en la cueva no sabían lo que estaba pasando. A la vez, un renegado español apodado El Dorador, un intermediario y abastecedor de bienes para los cautivos españoles desaparecidos, perdió su compostura y delató a los fugitivos ante el nuevo beylerbey de Argel, Hasan Pachá. Ocho o diez turcos a caballo, y otros veinticuatro guardas de a pie, annados hasta Jos dientes con escopetas, cimitarras y espadas, rodearon el jardin y forzaron a los fugitivos a salir de Ja cueva. Sosa resume el caso en su Diálogo de los mártires de Argel: «Y los prendieron a todos, y particularmente maniataron a Miguel de Cervantes, un hidalgo de Alcalá de Henares, que fuera autor deste negocio, y era, por lo tanto (el] más culpado» 144 . De acuerdo con los principales testigos, Miguel demostró un valor impresionante. En el momento mismo de la captura, le dijo a sus compañeros que lo culparan de todo, prometiéndoles que se entregarla a los argelinos para salvarlos. En seguida, mientras que Jo ataban, Miguel de Cervantes exclamó en voz alta, para que los turcos y moros lo oyeran: «Ninguno de estos 142 Testimonio del alférez Diego Castellano, Información de Argel, p. 77. Testimonio del doctor Antonio de Sosa, Información de Argel. p. 158. 144 Sosa, Diálogo de los mártires de Argel, op. cit., pp.178-81; cf. también Topografia 111, pp. 162-163. 143 Los corsarios berberiscos 105 cristianos que aquí están tienen la culpa en este negocio, porque yo solo he sido el autor dél y el que los ha inducido a que se huyesen» 145. Estas son las propias palabras de Cervantes en la Información de Argel. Llevado ante Hasan Pachá, se declaró el único culpable en este intento de fuga para librar al resto de los fugitivos del castigo. Y pese a las múltiples «amenazas de muerte y tormentos» pronunciadas por el pachá, Cervantes afirmó «que él era el autor de todo aquel negocio y que suplicaba a su alteza, si había de castigar a alguno, que fuese a él solo, pues él solo tenía la culpa de todo; y por muchas preguntas que le hizo, nunca quiso nombrar a ningún cristiano» 146 • Llama la atención el valor de Cervantes, especialmente si consideramos la reputación de Hasan como un individuo especialmente cruel, dado a administrar terribles tormentos a los esclavos recapturados en Berbería. Hubo una víctima, empero. El 3 de octubre de 1577, el jardinero cristiano navarro, llamado Juan, fue colgado por el pie de un gancho de carnicería y torturado en presencia de los fugitivos, hasta que murió ahogado en su propia sangre 147 • Uno de los dibujos incluidos en este libro ilustra ese tormento. En cuanto al cautivo Cervantes, se libró de ser ejecutado otra vez. Esposado y cargado de cadenas, fue encerrado en el baño real por cinco meses. Sosa concluye su narración con una alusión a los cuatro intentos de fuga abortados de Cervantes, afirmando que algunos de los cristianos «estuvieron encerrados sin ver luz[...] por más de siete meses, [ ...] sustentándolos Miguel de Cervantes con gran riesgo de su vida, la cual cuatro veces estuvo a pique de perderla -empalado o enganchado, o abrasado vivo- por cosas que intentó por dar libertad a muchos» 148 • Podemos preguntamos qué pensaría Cervantes cuando leyó la descripción hecha por el doctor Sosa de su segundo intento de fuga de los baños argelinos, descripción incluida en Topographia, e historia general de Argel, publicada por fray Diego de Haedo. Hemos mencionado que la obra apareció en Valladolid en 1612, ciudad en la que Cervantes había vivido durante tres años, entre 1604 y 1607, y donde todavía tenía amigos y conocidos. La Primera Parte de Don Quijote habla sido publicada en 1605, y Cervantes ya era celebrado, tanto en España como en otros países de Europa. Viviendo en 14 ~ Cervantes, Pregunta IX, Información de Argel. pp. 52-53. 146 147 148 Cervantes, Pregunta X, información de Argel. p. 53. Sosa, Diálogo de los mártires de Argel, op. cit., p. 180. Jbid., p. 180; Topografta 111, pp.160-165. 106 Cervantes en Argel Madrid desde 1607, donde visitaba salones literarios y, sin duda, librerías, el escritor debió de tener noticia de la publicación de un nuevo libro acerca del cautiverio en Argel. El ex cautivo sabía de marras que la Topografia había sido compuesta por su amigo el doctor Antonio de Sosa en su casa-prisión argelina, prisión que Cervantes visitó a menudo, y donde probablemente leyó partes de la obra que Sosa estaba entonces componiendo. En 1612, empero, Antonio de Sosa llevaba muerto veinte años o más. Por tanto, Cervantes presumiblemente decidió no oponerse a las declaraciones del abad benedictino de Frómista, fray Diego de Haedo, quien le asignó la obra a su tlo y homónimo, antiguo Inquisidor en Sicilia y luego, arzobispo de Palermo. Camarnis sugiere que, dada la enorme reputación del arzobispo como santo varón, y ya que el sobrino le había adjudicado la paternidad de este tratado, nadie en España se hubiera atrevido a acusar la probidad y honestidad moral de un ilustre prelado que había sido conocido por sus cualidades humanas 149• Como el arzobispo Haedo murió en 1608 y Cervantes mantuvo silencio al respecto, el verdadero autor de esta obra espléndida fue ignorado durante siglos. Y sin embargo, en Inglaterra, un siglo más tarde, la historia del segundo intento de fuga de Cervantes suscitó una curiosa respuesta del historiador John Morgan, autor de una obra titulada A Complete History of Algiers, publicada en Londres en 1731 , obra que le debe mucho a la Topografia publicada por Haedo. El hecho es que Morgan se muestra fascinado por el pasaje en Diálogo de los mártires de Argel que describe el segundo intento de fuga de Cervantes, sección que el historiador inglés traduce con gran cuidado. Cuando llega al pasaje que reza «del cautiverio y hazañas de Miguel de Cervantes se pudiera hacer una particular historia», sin reconocer en el héroe de esta a ventura al propio autor de Don Quijote -un best seller en Inglaterra desde 16 12, cuando Ja traducción de Shelton apareció en Londres-, Morgan exclama: «lt is a Pity, methinks, that Haedo is here so succinct in what regards this enterprising captive» 15º. 149 Camamis, op. cit.. pp. 148-149. El hecho de que la obra no se hubiera publicado sino hasta 1612, aunque fray Diego de Haedo babia obtenido la licencia de publicación en 1602, sugiere que éste esperó a la muerte de su tío en 1608 para publicar la monumental crónica compuesta por el doctor Sosa, y hacerla pasar como una obra escrita mancomunadamente entre tío y sobrino. 1 'º «Es una pena, creo yo, que Haedo se muestre aquí tan sucinto en relación con (la historia de] este cautivo tan emprendedor»; cj John Morgan, A Complete History of Al- Los corsarios berberiscos 107 La relación de Sosa del segundo intento de fuga de Cervantes, asl como su breve alusión a los cuatro intentos de fuga fallidos del cautivo alcalaino, impllcitamente resalta la disparidad entre los castigos usualmente dispensados a Jos esclavos que trataban de huir y la indulgencia mostrada por Hasan Pachá hacia Cervantes. Más allá de Ja codicia suscitada por su rescate, podemos aducir que el insólito valor del cautivo español y su fortaleza ante las amenazas de tortura y de muerte proferidas por el bey deben haber impresionado al renegado veneciano Hasan. Sosa sugiere algo parecido en su epílogo a esta odisea cervantina: «Decla Rasan Baxá, rey de Argel, que como él tuviese guardado al estropeado español tenía seguros sus cristianos, bajeles y aun toda ta ciudad. Tanto era lo que temía las trazas de Miguel de Cervantes» tSI . TERCER INTENTO DE FUGA, 1578 Considerando el monto de su rescate, y la absoluta imposibilidad de obtener este dinero, Ce.rvantes, como su alter ego el Cautivo en Don Quijote, se dedicó a pensar solamente en cómo escapar: «Pensaba en Argel conseguir otros medios de alcanzar lo que buscaba, porque jamás me desamparó la esperanza de alcanzar la libertad>> (DQ 1, 40). Cinco meses después, en marzo de 1578, Cervantes intentó fugarse otra vez. Mientras estaba en prisión, todavía cargado de cadenas y de hierros, como castigo por su anterior proyecto de fuga: envió a un moro a Orán secretamente, con carta al Sr. Marqués don Martín de Córdoba, general de Orán y de sus fuerzas, y a otras personas principales, sus amigos y conocidos de Orán, para que le enviasen algún espla o esplas, y personas de fiar que con el dicho moro viniesen a Argel y le llevasen a él y a otros tres caballeros principales que el Rey en su baño tenla 152 • giers: To Wlrich Is Pref1Xed, an Epitome of the General History of Barbary, from the Earliest Times: lnterspersed with Many Curious Remarks and Passages, Not Touched on by Any Writer Whatever, Londres: J. Benenham, 1728-1729, p. 566. 151 Sosa, Diálogo de los mártires de Argel. op. cit.• p. 181. Desde luego, existen otras interpretaciones de estos episodios cervantinos que estudio en el capitulo 2 de este libro. 152 Cervantes, Pregunta XI, Información de Argel, p. 54. Cervantes en Argel 108 Don Martin de Córdoba, gobernador de Orán, seguramente hubiera simpatizado con el plan del esclavo Cervantes. Ex cautivo él mismo, don Martín había sido capturado en la batalla de Mostaganem (1558) con alrededor de 8.000 soldados españoles -éste fue el desastre en que su padre, el conde de Alcaudete, gobernador de Orán, perdió la vida. Un año después, don Martln de Córdoba trató de organizar un levantamiento de esclavos cristianos en Argel. Fue delatado y muchos cautivos, ejecutados. Sosa confinna que su rescate costó la enonne suma de 23.000 escudos de oro 153 • No obstante, en esta ocasión, el gobernador de Orán no tuvo noticias del prisionero Cervantes. El moro que llevaba las cartas fue apresado en las mismas puertas de Orán por otros moros espías al servicio de Hasan Pachá. Al encontrar los mensajes que llevaba consigo, lo capturaron y lo trajeron de vuelta a Argel. Después de examinar la epístola con el nombre y firma de Miguel de Cervantes, el bey hizo empalar al moro. Cervantes afirma que murió valientemente, sin revelar nada. En cuanto a sí mismo, añade lacónicamente que Hasan «al dicho Miguel de Cervantes mandó dar dos mil palos» 154 • Dos mil palos ciertamente implicaban una sentencia de muerte. AJ cautivo rebelde lo encadenaban de pies y de manos y le daban una golpiza con palos en la barriga y plantas de los pies para matarlo. El testigo Alonso Aragonés confinna que estuvo presente cuando empalaron al moro que llevaba Ja carta y que Hasan Pachá, «se indignó mucho contra el dicho Miguel de Cervantes, viendo que le quería llevar a sus caballeros; y asl, le mandó dar dos mil palos y echarlo de entre sus cristianos, y si no le d ieron, fue porque hubo buenos terceros» 155 • Otro testigo, el alférez Diego Castellano, viejo amigo de Cervantes, confirma que si no le dieron los dos mil palos fue porque «muchos rogaron por él» 156 • La cruel sentencia, por tanto, no se ejecutó y no se levantó una mano contra el indisciplinado cautivo. Cervantes muestra reserva al hablar de este episodio, tanto en su deposición jurada como en su ficción. Al mencionar a «un soldado español llamado tal de Saavedra>>, el cautivo solo afirma que «con haber hecho cosas que quedaran en la memoria de aquellas gentes por muchos años, y todas por alcanzar la libertad, [Hasan Pachá] jamás le dio palo ni se lo mandó a dan> (DQ 1, 40). 153 Sosa, Diálogo de los mártires de Argel, pp. 96-97. Cervantes, Preguntas XI y XII, Información de Argel, pp. 54-55. tss Testimonio de Alonso Aragonés, Información de Argel, p. 66. 156 Testimonio de Diego Castellano, Información de Argel. p. 80. " 4 Los corsarios berberiscos 109 Se ha conjeturado mucho acerca de esta sentencia de muerte y acerca del motivo por el cual no fue ejecutada. Algunos han querido ver en el episodio una posible intervención de Dalí Mamí, ahora gran almirante de Ja Armada turca, y adverso a permitir que el beylerbey sacrificara a un esclavo valioso. Otras interpretaciones más imaginativas, que siguen Ja historia de amor de Zoraida y del Cautivo en Don Quijote, han hablado de una posible relación amorosa entre Cervantes y una mujer mora, quien habría intercedido ante el pachá 157 • Canavaggio ha ofrecido la explicación más plausible para este episodio, basada en las conexiones de Cervantes con uno de los principales personajes de Argel, Agi Morato (Hajji Murad o Hliyyi Murad), el famoso Agi Morato de La historia del cautivo y otras obras cervantinas. Un renega~o eslavo de Ragusa, en la costa de Dalmacia, Agi Morato era uno de los hombres más ricos de Berbería. A su prestigiosa posición como un hadji (el que ha hecho la peregrinación a la Meca) se añadía su influencia sobre el Gran Turco, que lo empleaba como chaouch, o enviado diplomático. Su hija, inmortalizada por Cervantes en La historia del cautivo, casó con el aspirante al trono de Manuecos, ' Abd al-Malik, exiliado en Argel por una conspiración palaciega fraguada por su hermano. En el capitulo 2, estudio a este fascinante personaje, junto con otros importantes magnates de Argel. 'Abd al-Malik se apropió del trono de Marruecos en 1576, sólo para perecer dos años más tarde en la famosa batalla de Alcazarquivir contra el rey Sebastián de Portugal. Después de su muerte, su viuda se casarla nada menos que con Hasan Veneciano. En dos ocasiones por lo menos, en marzo de 15 73 y en agosto de 1577, Agi Morato, actuando como emisario del Gran Turco en Argel, promovió las primeras tentativas de acercamiento a España, preludio de las negociaciones de Constantinopla que concluirían con la gran paz hispanoturca de 15791580. Los archivos españoles revelan los contactos secretos adelantados por Felipe 11 a través de varios intermediarios: los hermanos Gasparo Corso, mercaderes y agentes valencianos; fray Rodrigo de Arce, un monje rescatador de cautivos conocido por Cervantes; el virrey de Valencia, envuelto por Rodrigo en el segundo intento de fuga de 1577; y finalmente, don Martín de 17 ) Canavaggio, op. cit.. pp. 98- 100; cf asimismo Francisco Navarro Ledesma, Cervantes, trad. Don y Gabriela Bliss, Nueva York: Charter-House, 1973, pp. 93 y 108; y Mi· chael MacGaha, «Hacia la verdadera historia del Cautivo», entre otros. 110 Cervantes en Argel Córdoba 158• En su sugestivo estudio sobre Cervantes, el mundo turco-berberisco y los servicios secretos en la época de Felipe 11, Cervantes y la Berberia, Emilio Sola y José F. de la Peña confinnan que don Martín de Córdoba habla estado involucrado el año anterior en transacciones secretas para Ja Corona española en Argel. Bajo el velo de negociaciones de rescate de varios cautivos, el gobernador de Orán envió a un espía a Argel, fray Miguel de Fresneda, quien llegó el 17 de agosto de 1577. En el curso de varios dlas, Fresneda se reunió con el beylerbey Ramadan Pachá, en presencia de Agi Morato, siempre asistente a estos encuentros, después de lo cual Ramadiin Pachá zarpó para Constantinopla el 22 de agosto de 1577, llevándose consigo a Agi Morato. Éste le declaró a Fresneda que «se espantaba» de ver que el rey de España no apoyaba a su yerno 'Abd alMalik contra su sobrino y opositor. Como veremos, 'Abd al-Malik había estado ejerciendo presión en la Corte española para obtener ayuda contra los turcos. Según Agi Morato, el desconocimiento mostrado por Felipe 11 hacia 'Abd al-Malik tendría consecuencias sobre las futuras acciones del sultán, porque él (Agi Morato) se consideraba el alter ego del Gran Turco. El avezado politico argelino añadió que viajaba a Constantinopla a buscar una annada para descender sobre Orán y Mazalquivir, ciudades norteafricanas controladas por los españoles, y destruirlas. No obstante, Agi Morato insistía ante el fraile Fresneda en su deseo de obtener un salvoconducto para viajar a España y negociar directamente en la Corte en nombre de su yerno. A la vez, amenazó al rey español con un levantamiento de los moriscos de Valencia y «de todos los otros moriscos que están en España», listos como estaban a apoyar a su yerno. En todas las reuniones que Agi Morato sostuvo con Fresneda, sin embargo, jamas aludió a un entendimiento directo entre 'Abd al-Malik y Felipe U contra los turcos, hablando más bien de un acuerdo general entre los tres poderes. Para mantener Ja ambigüedad, sugirió que acompañaba a Ramadan Pachá a Constantinopla para evitar que el gobernador saliente tuviera un efecto perjudicial sobre los asuntos de su yerno en Constantinopla, ya que Ramadan Pachá aparentemente había sido depuesto por solicitud del anterior 159. Enjulio de 1578, Agi Morato fue enviado de nuevo a Estambul por i.sa Canavaggio, op. cit., p. 1OO. De nuevo en Orán el 2 de octubre de 1577, Fresneda contó que había sido capturado en el mar pero luego soltado y llevado a Argel, cuando descubrieron que era un negois9 Los corsarios berberiscos 111 Hasan Pachá con un regalo para el sultán y con las noticias de la invasión portuguesa de Marruecos. A fines del verano, la correspondencia diplomática francesa lo situaba en la Corte otomana, organizando su regreso a Argel con la promesa de retomar inmediatamente a Estambul con noticias frescas 160 . Entre amenazas y alusiones ambiguas, Agi Morato surge como la figura clave de Ja arena política argelina en los 1570, personaje central en importantes negociaciones polfticas con la Sublime Puerta. El segundo intento de fuga de Cervantes --descrito minuciosamente por Sosa, recién llegado a Argel en Ja galera San Pablo de la Orden de Maltay la entrevista entre el nuevo bey Hasan Veneciano y Cervantes, tuvo Jugar el 30 de septiembre de 1577, en la estela de las anteriores negociaciones. Este episodio no puede entenderse, como argumentan Sola y de la Peña, a menos que tengamos en cuenta la atmósfera enrarecida creada por el «delirio negociador» de los espías españoles en la Argel de 1577 161 • En cartas enviadas a la Corte española desde Argel y Marruecos en esos meses, los hermanos Gasparo Corso, mercaderes y agentes de la Corona hispana, hablan de conversaciones con el recién llegado Hasan Pachá y de la posibilidad de reclutarlo para el servicio de España, con regalos de dinero, tierras y honores 162• En este ambiente caldeado de espías y de agentes secretos, el episodio de la cueva posiblemente contribuyó a acrecentar el prestigio del cautivo Cervantes entre los esclavos cristianos y los renegados argelinos. No es improbable, plantea Canavaggio, que Cervantes, protegido por sus altos contactos, reales o imaginarios, haya sido llamado al sanctasanctórum del chaouch para confirmar los avisos de los informantes oficiales 163• Sola y De la Peña también creen que Cervantes, considerado en Argel como un personaje que ciador enviado por Don Martín de Córdoba. Sobre las conversaciones entre Fresneda y Agi Morato, cf Don Martln de Córdoba «3 Felipe lh>, 9 y 10 de octubre de 1577, cartas cifradas incluidas en Les Sources inédites de l 'Hisroire du Maroc, ed. Chanta) de la Véronne, Premiére série, Dynastie saadien11e (1539-1560). Archives et bibliorlzéques d'Espagne, vol. lll, Parls: Paul Geutlmer, 1961 (1560-1578), pp. 327-335. 160 Sola y De la Peña, Cervantes y la Berbería, op. cit., pp. ll 9- 120. 16 1 /bid. 162 Castries, Henry de, et al., eds., Les Sources inéditas de l'Jzlstoire du Maroc de 1530 d 1845, Premiere série, Dynastie saadie11ne (1530-1660). Archives et bibliotlzeques d'A11gleterre, vol. 1, París: Emest Leroux, 1905-1908, pp. 257-260. 163 Canavaggio, op. cit., p. 1OO. 112 Cervantes en Argel tenía altos contactos en España, podría haberse convertido en un «infonnador oficioso» de Agi Morato 164 • Recordemos que las cartas de recomendación que Cervantes llevaba consigo cuando fue capturado podían ser leídas de maneras diferentes por musulmanes y cristianos. Como sugiere Carroll B. Johnson, en el contexto imperial español, estas cartas hablaban de un «soldado heroico». En el mundo de Berberia, sin embargo, posiblemente significaban «espía de valom o <<mercancía valiosa» 165 • Estas interpretaciones pueden explicar la valía del cautivo Cervantes para los argelinos. Los comentarios de Hasan Pachá acerca del cautivo Miguel de Cervantes, relatados por Antonio de Sosa, pueden iluminar estos problemas. Como se ha visto, el gobernante renegado no sólo temía las conspiraciones y el valor de Cervantes sino que también había declarado en público que, para Ja seguridad de sus esclavos, de los corsarios y de la propia ciudad de Argel, convenía mantener al cautivo estrechamente vigilado y recluido 166 • Al mismo tiempo, la petición hecha por Cervantes a don Martín de Córdoba, en su carta de marzo de 1578, para que mandara unos «espías» a Argel, sugiere que el cauti vo podía haber sabido de las negociaciones secretas que tuvieron lugar el año anterior entre el enviado de don Martín y el depuesto Ramadan Pachá, en presencia de Agi Morato. La alusión a ciertos personajes notables de Orán, conocidos de Cervantes, y la importancia del plan que involucraba a otros tres caballeros principales españoles, presos en el baño del bey, indican que esta fue una intriga cuidadosamente planeada y dirigida a los más altos círculos de influencia en Orán. Estos datos refuerzan la posibilidad de que Cervantes y sus amigos - todos cautivos de elite- hubieran estado infonnados de las negociaciones secretas que tuvieron lugar en 1577 en Argel. Mis investigaciones refuerzan las conjeturas avanzadas por Canavaggio y otros críticos en relación con las conexiones de Cervantes en Argel. Un informe escrito por dos miembros de la Orden de Malta que se embarcaron en una expedición militar de espionaje de las costas de Berbería, en 1587, revelan que Agi Morato tenía estrechas relaciones con fray Gerónirno Caraffa, un caballero de San Juan de una ilustre familia napolitana, que había estado 164 Sola y De la Peña, op. cit.. p. 236. Carroll 8 . Johnson, «¿Cervantes coyote?», XUI Congreso de la Asociación Internacional de Hispanistas, Madrid, 11 de julio de 1998, inédito, p. 15. 166 Diálogo de los mártires de Argel, p. 181. 165 Los corsarios berberiscos l 13 cautivo en Argel muchos años. Caraffa alegaba que Agi Morato, «que es el suegro de Maluc [' Abd al-Malik], antes rey de Fez, ahora muerto, [ ... ] es el jefe de los moros [de Argel] y es amado y adorado por todos». Caraffa creía que sería posible llegar a un acuerdo con Agi Morato para ayudar a los Caballeros de Malta a tomar a Argel, especialmente porque el renegado quería liberarse del yugo de los turcos y tenia el apoyo de los moros. Agi Morato aparentemente hablaba abiertamente con Caraffa en muchas reuniones, repitiendo el mismo cuento sobre Felipe 11 y afirmando que estaba maravillado de que el rey de España, conociendo la autoridad y el poder que él, Agi Morato, tenía en la región, nunca se había fijado en él. El hecho de que Caraffa aluda a la muerte de 'Abd al-Malik. que ocurrió en 1578, sugiere que sus conversaciones con Agi Morato tuvieron lugar después de esa fecha, incluso quizá mientras Cervantes estaba cautivo en Argel. Estas declaraciones también insinúan que Agi Morato hablaba libremente con algunos cautivos de elite --en este caso, con un napolitano- sobre cuestiones de política y otros asuntos privados 167 . Estos sentimientos antiturcos posterionnente crearían reacciones nacionalistas contra la Sublime Puerta en Marruecos, unificando a los jefes regionales dispersos bajo las banderas de sus líderes religiosos 168 • En Argel, la infonnación suministrada por varios espías y esclavos cristianos en relación con los sentimientos íntimos de Agi Morato hacia los turcos sugiere la existencia de sentimientos nacionalistas similares, y la posibilidad de que este hábil político fuera el centro de actividades encubiertas antiturcas en la Regencia de Argel, especialmente después de la muerte de su yerno 'Abd alMalik en 1578. Dos años más tarde, como sabemos, la hija de Agi Morato se casaría con Hasan Veneciano, sellando asl una alianza con Alüj Ali, el poderoso almirante de la Annada turca y protector de Hasan Pachá en Constantinopla. ¿Es posible sugerir, como hace Canavaggio, que este clima candente 167 El infonne, escrito por el comandante fray Fran~ois L3nfreducci y por fray Jean Othon Bosio, ha sido publicado como «Costa e Discorsi di Barbería», Rapport maritime, Militaire et Politlq11e sur la Cote d'A/riq11e, depuis le Ni/ j11squ'a Cherche// par deux membres de/' Ordre de Malte (I" Septembre 1587). trad. francesa de Pierre Granchamp, Revue A/rlcaine, 66 ( 1925), 419-549. 161 Auguste Cour, L 'Etablissement des dynasties des chérifs au Maroc: et leur rivalité avec les turcs de la rége11ce d'A lger. 1509-1830, París: Ernest Leroux, 1904; y Mercedes García-Arenal, «Mahdi, murabit, sharif: l'avénement de la dynastie sa'dienne», Studia Islam/ca, 71 (1990): 77-114 . Cervantes en Argel 114 de espías y de agentes secretos en la Argel de 1577 y 1578 ayudó a Cervantes, como a Caraffa, a tener acceso al recinto privado de Agi Morato, a su sanctasanctórum? Esto explicaría los efectos mediadores de «buenos terceros» ante el renegado Hasan Veneciano, mediaciones que aparentemente le salvaron la vida a Cervantes en dos ocasiones. CUARTO fNTENTO DE FUGA, 1579 En su cuarto intento de fuga, realizado en septiembre de 1579, Cervantes persuadió a un renegado español llamado Girón para que comprara una fragata annada a través de un mercader valenciano que se encontraba en Argel en ese tiempo. Pero oigamos al propio Cervantes describir esta hazaña un año más tarde: [Miguel de Cervantes] deseando servir a Dios y a su Majestad y hacer bien a cristianos, muy secretamente dio parte de este negocio a muchos caballeros, letrados, sacerdotes y cristianos que en este Argel estaban cautivos [...] con intención de hacerlos embarcar a todos y llevar a tierra de cristianos, que serla hasta número de sesenta cristianos, y toda gente la más florida de Argel 169 . El plan era una variación de Ja estratagema tramada dos años antes, con la ayuda de su hermano Rodrigo. Esta vez, sin embargo, las maquinaciones de Miguel eran más ambiciosas. El mercader valenciano Onofre Exarque debla suministrar 1.300 doblas para la compra de una nave armada con doce bancas, que seria conducida por un renegado andaluz de Granada, que se había cambiado el nombre a Abderramán cuando apostató. Esta era una oportunidad de perlas para Girón-Abderramán, que deseaba regresar a España y al seno de la Iglesia. En los primeros días de octubre de 1579, cuando todo estaba listo para la partida, los rebeldes fueron delatados por un segundo renegado de origen florentino, quien fue a ver a Hasan Pachá y le informó del plan de evasión. Sus revelaciones fueron confirmadas por el verdadero autor de la traición, el dominico español, Doctor Juan Blanco de Paz. Nacido en Extremadura, de padres judeomoriscos, este dominico parece haber ac169 Cervantes, Pregunta XIV. Información de Argel, p. 56. Los corsarios berberiscos 115 tuado por envidia, o por resentimiento de no haber sido aceptado como parte del contingente de fugitivos 170• Cervantes, que aparentemente disfrutaba entonces de cierto grado de libertad para caminar por la ciudad, se ocultó en un sitio proporcionado por su amigo Diego Castellano 171 • Hasan promulgó un edicto de muerte para el que encubriera aJ fugitivo. En eJ entreacto, Exarque, temeroso de que Hasan usara la tortura, y de que «Miguel de Cervantes, como el más culpado de todos, manifestara que eran en el negocio, y el dicho Onofre Exarque perdiese la hacienda, la libertad y la vida>> 172, ofreció rescatar a Cervantes con su propio dinero y sacarlo de Argel en la primera embarcación que saliese para España. Con su coraje usual, Cervantes rechazó esta propuesta. La escena la relata el mismo Cervantes en su deposición. Asumiendo la responsabilidad total de este negocio para librar de la muerte a los cristianos que lo habían escondido, le dijo a sus compañeros «que no tuviesen miedo, porque él tomaría sobre sí todo el peso de aquel negocio, aunque tenía cierto de morir por ello» 173 • Inmediatamente se presentó ante Hasan Pachá, quien amenazó torturarlo «con muchos tonnentos, [para que] le descubriese la verdad de aquel caso y qué gente llevaba consigo». Más aun, para intimidarlo, Hasan le hizo creer a Cervantes que sería ajusticiado: «Mandándole [ ... ] poner un cordel a ta garganta y atar las manos atrás, como que le querían ahorcar» 174 • Negándose a delatar a sus compañeros, Cervantes le dijo al pachá que él solo era el culpable de aquel negocio, junto con otros cuatro caballeros que acababan de ser liberados y que ya hablan salido de Argel. Aunque Cervantes y otros testigos aseveran que Hasan «se indignó mucho contra él», el pachá, después de amenazarlo de muerte, le perdonó la vida otra vez. Esta vez Hasan Veneciano encarceló a Cervantes en una prisión para delincuentes moros que había en su propio palacio, poniéndolo, según relata el propio Cervantes, con gran rigor a buen recaudo, «con cadenas y grillos, donde pasó muchos trabajos» 175• Allí permaneció el cautivo por cinco meses. Las duras condiciones de esta y otras cárceles argelinas para delincuentes son descritas por Sosa, quien aduce que todos los presos estaban °Canavaggio, op. cit., p. 105. 17 171 172 Cervantes, Pregunta XVI, Información de Argel, p. 57. Cervantes, Pregunta XVI, !11formoción de Argel, pp. 55-56. 17) !bid. 174 /bid. 17 s Cervantes, Pregunta XVII, Información de Argel. p. 58. 116 Cervantes en Argel juntos, «mezclados y revueltos, turcos, moros, judíos y cristianos, sin diferencia, y tendjdos todos en el suelo, y casi todos, o con los pies en algunos cepos metidos, o con grillos y cadenas» 176• Cuando Dalí Mamí regresó a Argel, Hasan Pachá le compró su esclavo al precio fijado por el jefe corsario, 500 escudos de oro. El relato que hace Cervantes de su cuarto intento de fuga es, una vez más, como anota Canavaggio, especialmente lacónico 177 • Muchos de los testigos que atestiguaron luego en la Información de Argel estaban implicados en este plan, puesto que habían sido invitados a embarcarse en la nave: Alonso Aragonés (50 años, de Córdoba), Diego Castellano (36 afios, de Toledo), Rodrigo de Chaves (29 afios, de Badajoz), Domingo Lopino (46 años, de Sicilia), Femando de Vega (40 años, de Toledo), Cristóbal de Villalón (45 años, de Valladolid), Luis de Pedrosa (37 años, de Osuna y residente en Marbella) - uno de los organizadores del complot- , el fraile carmelita Feliciano Enriquez, que «para algunas prevenciones [provisiones] dio [ ...] algunos dineros», y el doctor Antonio de Sosa, pues Cervantes «me convidó a ser uno de los que en la fragata debía de irn 178. El alférez Diego Castellano y Rodrigo Chaves afinnan que el corsario Morat Raez, renegado de Murcia, apeló por la vida de Cervantes. Castellano atestigua que éste «se puso en las manos de un arráez muy grande amigo del rey, que se dice moro Atarráez [sic. Morat Arráez] Maltrapillo, renegado español, para que le entregase al rey porque le viniese menos daño» 179• ¿Podemos asumir, como Canavaggio, que existió una intervención por parte de Agi Morato, que estaba a punto de convertirse en el suegro del gobernante Hasan Pachá? 180 . En cuanto a Morat Arráez Maltrapillo, no cabe duda de que se trata del mismo personaje que reaparece en La historia del Cautivo, el renegado español que traduce la carta de Zoraida, escrita en caracteres arábigos, al pie de la letra. El Cautivo asegura: «En fin, yo me detenniné de fiarme de un renegado. natural de Murcia, que se había dado por grande amigo mio, y puesto prendas entre los dos que le obligaban a guardar el secreto que le encargase» (DQ l, 40; énfasis mío). 176 Topografia 1, p. 208. Canavaggio, op. ci1.. p. 105. 178 Testimonios de fray Feliciano Enriquez y del doctor Antonio de Sosa, Información de Argel, pp. 148, 162. 179 Testimonio de Diego Castellano, lnfonnación de Argel, p. 82. 180 Canavaggio, op. ci1.. p. 105. 177 Los corsarios berberiscos 117 Poco sabemos del renegado Morat Arráez Maltrapillo fuera de las alusiones a su nombre en las crónicas del doctor Sosa. En 1581, Maltrapillo era uno de los principales corsarios de Argel, dueño de una pequeña galeota de veintidós bancos 181• Sosa llama a Maltrapillo «un gran traidor» por haber estado involucrado en la ejecución de un residente griego de Cádiz, llamado Niccolo - un esclavo quemado a muerte en Argel en 1574, en represalia por la ejecución de un corsario argelino en Cádiz 182 • En 1577, Morat Arráez Maltrapillo participó en la captura de la galera San Pablo de la Orden de Malta, en la que el doctor Sosa fue apresado, junto con muchos comendadores y novicios de la Orden de Malta que iban para Valeta desde Barcelona. En este ataque, el corsario Maltrapillo adquirió como parte de su botín al Caballero de San Juan de Malta, Antonio González de Torres, un aristócrata portugués que se convirtió en su esclavo, as! como otros cautivos 183 • El histórico personaje González de Torres es el interlocutor del doctor Sosa en su Diálogo de la captividad en Argel, obra en la que el primero ofrece información de primera mano sobre su amo Maltrapillo. Varios «chacales» o campesinos turcos, recién llegados de Constantinopla y en camino hacia Fez, aparentemente se encontraron en la casa de Maltrapillo, junto con otros corsarios y bogadores de la galeota de su amo. Según González de Torres, los visitantes afirmaban que, tanto en Turquía como en Romania, Anatolia y Siria, «todos hablan de Argel, como nosotros acá de las Indias de Castilla y Portugal» 184 • Al comparar esta anécdota con otros relatos del doctor Sosa sobre la vida corsaria en Argel, podemos presumir que la casa de Maltrapillo era un lugar de encuentro para corsarios, renegados y mercaderes extranjeros que pasaban por la ciudad. Como uno de los principales ra 'is de Argel, su casa era probablemente lo suficientemente grande como para albergar a sus propios esclavos, así como a los renegados que se hablan convertido en sus socios en el negocio del corso. En 1577, Morat Arráez Maltrapillo se negó a vender a los moriscos de Argel a un sacerdote valenciano que era su esclavo, también capturado en la galera San Pablo de la Orden de Malta. Los moriscos clamaban por el sacerdote con el fin de quemarlo junto con otro sacerdote que ya tenían listo para 181 Topografla 1, p. 89. Sosa, Diálogo de los mártires de Argel, op. cit., p. 154. 183 Topografla 11, p. 86. 184 !bid.. p. 88. 112 118 Cervantes en Argel este suplicio. Se trataba de vengar la muerte de un morisco llamado Alicax., que había sido quemado por la Inquisición en Valencia. Cuenta Sosa que Maltrapillo no quiso entregar a su esclavo, ya sea porque tenía ya casi acordado su rescate, o por otros motivos. En estas dificiles circunstancias, el Padre Jorge Olivar, comendador de la Orden Mercedaria de Valencia, recién llegado a Argel a rescatar cautivos, le rogó a Maltrapillo no acceder a las peticiones de los moriscos y, aparentemente, fue escuchado, sea por motivos económicos, o por alianzas con sus coterráneos 185 • Con todo, los datos derivados de la Información de Argel y de los diálogos de Sosa sugieren que el renegado Morat Arráez Maltrapillo ocupaba una situación importante en los círculos de poder argelinos. Su influencia pudo haber inducido al Pachá a perdonarle la vida a Cervantes en 1579. Existe otra posibilidad no contemplada antes por los críticos: el soborno. Una información compuesta por el espía Scipión Ansalón, enviado por el virrey de Sicilia, Cario d'Aragona, duque de Terranova, a Trípoli en 1575, en una misión secreta, puede iluminar esta hipótesis. Ansalón cuenta que viajó a Trípoli en febrero de 1575 a concertar con el renegado Caytu Ferrato la entrega de la ciudad a las fuerzas del rey Felipe 11. Al parecer, Caytu Ferrato era el llder de un grupo de renegados que conspiraba para tumbar al bajá de Trípoli. Éste mandó encarcelar «a ocho personas de las más principales de esa ciudad, entre ellos a Cayto Ferrato», quien logró evadirse de la prisión y escapar a Constantinopla. Así que, cuando Ansalón llegó a Trípoli, encontró que su contacto estaba fuera. Detenido en esa urbe, Ansalón estaba todavía alli cuando llegó una galeota fletada de Túnez con una carta del bajá de esa provincia en la que informaba al de Trípoli de la presencia de un mercader llamado Scipión Ansalón en la ciudad, donde también residía un hermano, llamado Luis. La carta certificaba que los hermanos Ansalón iban a organizar un levantamiento de los renegados de la ciudad para entregarla a don Juan de Austria. Ante estas acusaciones, el bajá de Trípoli puso en cadenas a los hermanos Ansalón, «con el fin de darles tormento». La tortura fue obviada, sin embargo, gracias a la intervención de Caytu Afsan, «amigo y de los servidores de su Majestad», quien remedió el problema «con 800 escudos de oro, que repartió» en buenas manos. Posiblemente, debido a estos sobornos, Luis Ansalón logró también escapar de la prisión y llegar hasta Túnez, donde logró que el bajá le diera por libre gracias a ta «intercesión de l8S Sosa, Diálogo de los mártires de Argel, op. cit., pp. 166-167. Los corsarios berberiscos 119 muchos amigos»; estos mismos amigos lograron que el bajá de Túnez <<II1andase a librar a su hermano» en Trípoli. Los problemas de los hermanos Ansalón se remediaron finalmente con el regreso del renegado Caytu Ferrato a Trípoli, de quien se decía que habla recibido grandes favores del Gran Turco, como <da gobernación de una parte del reyno de Túnez y de otra parte del de Trípoli» 186 • Sin embargo, en su informe del caso al virrey de Sicilia, Scipión Ansalón relata que su hermano ha quedado en Trípoli, «porque debía a diversas personas 2.200 escudos de oro, en oro, de los cuales corren los intereses que por las desgracias que les han sucedido en este viaje, han venido a tanta necesidad» 187 • Cabe preguntamos si estos 2.200 escudos de oro, que debía Luis Ansalón, correspondían también a dineros dados como soborno para salvar la vida, o a otros gastos de los espías. La información del espía Ansalón deja entrever cómo funcionaban los círculos de poder en las provincias turcas de Berbería. La libranza de los hermanos Ansalón de la tortura y de su prisión en Trípoli - así como quizá también de la muerte- se debió, primero, a un sustancioso soborno repartido con pericia, y, en segunda instancia, a las intercesiones de amigos influyentes ante el bey de Túnez, quien, a su vez, intervino ante el de Trípoli para salvar a los agentes sicilianos. Vemos aquí dos tipos de soluciones, que bien pudieron haber sido usadas en el caso de Cervantes. Ante Ja contingencia, en la que un cautivo español de calidad - real o imaginada-, como Cervantes, estaba a punto de perder la vida, podemos preguntamos si el renegado murciano Maltrapillo pudo acentuar su influencia y prestigio ante el pachá Hasan Veneciano mediante un jugoso soborno. El propio Hasan habla uti lizado sobornos en su favor, tanto en Argel como en Constantinopla, especialmente en 1580 , cuando los j enízaros de Argel enviaron una embajada ante el Sultán con acusaciones graves contra Hasan Veneciano. La embajada surtió efecto y fue nombrado el húngaro Jaffer Bajá, como gobernador de Argel, en reemplazo de Hasan. Sin embargo, éste organizo rápidamente una contraembajada - «sobornando a algunos alcaides y otros turcos y moros de los principales de Argel», dice Sosa-quienes enviaron afirmaciones favorables sobre su gobierno. A su vez, los 186 El duque de Terranova a Felipe 11, 11 de septiembre de 1575; AGS, Estado Sicilia, leg. 1.144, 137: Relación de Scipión Ansalón sobre su misión en Trípoli (AGS, Estado Sicilia, leg. 1.144, 136). 187 !bid. Cervantes en Argel 120 sectores adictos a su patrón Alüj Ali, en Estambul, se movieron velozmente y, a través de sobornos otorgados a la madre del Gran Turco, obtuvieron una rectificación del nombramiento. Cuenta Sosa que «Ochali se dio tan buena mafia que hizo cómo la Sultana, madre del Turco, mandase a Jaffer Bajá que en todo caso disimulase con el Asán Bajá; y, para más obligarlo, el mismo Ochali presentó al mismo Jaffer Bajá veinte mil escudos para los gastos de camino» 188 • Este ejemplo ilustra los conflictos internos de los grupos de poder en la Regencia turco-berberisca de Argel y sus operaciones en la misma Argel y ante la Sublime Puerta. Los sobornos, pues, alcanzaban incluso los aposentos privados de la Sultana madre, quien movía sus fichas y sus tinglados políticos. El doctor Sosa describe a Hasan Veneciano como codicioso en extremo, hasta el punto de que, a su llegada a Argel en 1577, se apropió de todos los cautivos de elite en poder de arraeces, corsarios, turcos y moros, incluso apoderándose de los esclavos de su antecesor Ramadan Pachá. Hay más: Hasan Veneciano forzó entonces a los arraeces y renegados turcos y moros a que le pagasen uno de cada cinco esclavos capturados, cuota anteriormente fijada en uno de cada siete. No contento con esto, obligó a los particulares a llevarle los cautivos que iban a ser vendidos o rescatados, con el fin de revenderlos por un mayor precio. Entre otras maniobras efectuadas por Hasan Veneciano para incrementar su patrimonio, Sosa nos cuenta que acaparó el trigo, el aceite, la miel y las legumbres que se vendían en las boticas de la ciudad; que batió y fundió plata y moneda en su palacio, convirtiéndolas en ásperos de Turquía; que se adueñó de las mercancias que llegaban a Argel, a menudo sin pagarlas; y que subió los tributos de los moros y alarbes (árabes) y de las tribus beréberes vecinas. Volveremos a estos temas en el capitulo 2, en el que estudio la figura de este gobernante. Por lo pronto, cabe presumir que a Hasan se llegaba fácilmente por la vía del dinero 189• Y quizá el renegado Maltrapillo, solidario con su compatriota y amigo Cervantes, y cercano a la vez al bey Hasan, utilizó esta ruta de acceso con el gobernante veneciano. Tales tratos entre cautivos y renegados eran, por lo demás, bastante comunes. Bono plantea que, pese a su apostasía y a su adopción de un nombre islámico, muchos renegados mantenían relaciones con la patria de origen, es decir, con familiares y amigos: enviaban subsidios y regalos, se preocupaban 118 119 Epítome de los reyes de Argel, Topografta 1, pp. 386-387. Topografia, I, pp. 377-379. Los corsarios berberiscos 121 por los intereses de la parentela, intervenlan con su autoridad a favor de cualquier familiar o camarada, y usufructuaban de su conocimiento de las tierras cristianas para desarrollar negocios y obtener ganancias comerciales 190 . En el tiempo de Osta Morat, renegado de Liguria, convertido en bey de Túnez (1595- 1610), muchos de sus parientes se mudaron a la ciudad berberisca y, en conjunto con otros paisanos que vivían en la Cristiandad, hicieron excelentes negocios 191 • En cuanto a la fama de Argel entre los puertos y conglomerados del Mediterráneo del Este, las opiniones de los visitantes en la reunión que tuvo lugar en casa de Maltrapillo son acertadas desde un punto de vista histórico. González de Torres verifica que innumerables bienes y mercancías importados a Argel «han hecho y hacen a esta ciudad la más rica de cuantas hay hoy en Levante y Poniente» 192 • A través de su portavoz González de Torres, Sosa nos dice que, más allá de los bienes obtenidos en Jos ataques corsarios, los mercaderes judíos y moros de Argel hacían negocios con Trípoli, Túnez, Bona, Constantina, Tremecén, Fez, Marruecos, y otras ciudades magrebles, incluso llegando con sus mercancías hasta Constantinopla y Londres, mientras que los mercaderes traían sus mercaderías de todas partes del Mediterráneo, incluyendo a Marsella y a Valencia, Génova, Nápoles y Sicilia 193 . LOS «CRlSTIANOS DE ALÁ» La mediación del corsario murciano Morat Arráez Maltrapillo ilumina las relaciones de Cervantes con los renegados cristianos. Canavaggio subraya que: «El número de renegados que aparecen en su obra, los papeles que les presta, la imagen matizada que de ellos da, muestran que no fue movido sólo por una curiosidad ilustrada, sino que sintió profundamente el drama de estos millares de hijos perdidos, divididos entre dos civilizaciones» 194 • Numerosos renegados hablan sido capturados de nifíos, tanto en el mar como en las islas mediterráneas y en las costas del Levante español. Llamados los 190 Bono, op. cit., p. 6. lbid., pp. 362-368. 192 !bid. 193 Topografia I, pp. 93-97. 194 Canavaggio, op. cit., p.103. 191 122 Cervantes en Argel «cristianos de Alá» por Bartolomé y Lucile Bennassar, estos individuos de la cuenca mediterránea optaban por una vida más lucrativa, y frecuentemente más exitosa, como corsarios, artesanos, traductores, o secretarios de los gobernantes del Magreb 195• Juan de Balcázar, testigo de la Información de Argel y esclavo de Dalí Mamí, ofrece una visión de las relaciones de Cervantes con los renegados españoles e italianos. Balcázar manifiesta que Cervantes animó, reconfortó y ofreció consejos ingeniosos a cinco jóvenes renegados que pertenecían a algunos de los más famosos corsarios argelinos, con el fin de que desertaran al llegar a territorios cristianos, durante los viajes de corso con sus amos. Dos de estos muchachos pertenecían al capitán de los corsarios argelinos, Amaut Manú, famoso por su crueldad, mientras que los otros dos eran esclavos de Dalí Mamí, el amo de Cervantes y de Balcázar. El ardid aparentemente funcionó porque Balcázar añade que «si no fuera por la mucha industria y ánimo del dicho Miguel de Cervantes, los dichos muchachos se estuvieran todavía en Argel y fueran moros y prosiguieran en su mala inclinación y sucedieran en los oficios de sus amos» 196• La anécdota revela la simpatía existente entre los esclavos y los renegados cristianos, quienes, como hemos visto, a menudo mantenían estrechos vínculos regionales con sus paisanos en sus terruños, e incluso con otros conciudadanos cautivos. Por otro lado, el relato de Balcázar pone en evidencia que los «renegados» ayudados por Cervantes eran adolescentes, muchachos que probablemente habían sido capturados cuando niños. En su libro Los cristianos de Alá, Bartolomé y Lucile Bennassar examinan los casos de miles de renegados, capturados cuando niños y forzados a convertirse al Islam. Entre 978 casos estudiados por los esposos Bennassar, la mitad de 195 Bennassar y Bennassa.r, op. cit. Cf también Miguel Ángel de Bunes lbarra, «Reflexiones sobre la conversión al Islam de los renegados en los siglos XVI y xvm>, Hispania Sacra, 42 (1990), 181-198; Mercedes Garcla-Arenal, «les conversions d 'Européens a l'lslam dans !'historie: esquisse générale», Social Compass, 46 (1999). 273-281 ; Bartolomé Bennassar, «la vida de los renegados españoles y portugueses en Fez (hacia 15801615)», Relaciones de la Península Ibérica con el Magreb, siglos XJ/l-XVI. Actas del Coloquio (Madrid, 17-18 diciembre de 1987). ed. Mercedes García-Arenal y Maria J. Viguera, Madrid: CSIC, 1988, pp. 665-667; y Bemard Rosenberg, «Mouriscos et Elches: Conversions au Maroc au début du xv1• siecle», Relaciones de la Península Ibérica con el Magreb, op. cit.. pp. 621-677. 196 Testimonio de Juan de Balcázac, /nformación de Argel, pp. 105-106. Los corsarios berberiscos 123 estos nuevos musulmanes tenia menos de quince años cuando fueron capturados por los corsarios turco-berberiscos, y un cuarto, entre quince y diecinueve años. La proporción es importante. Aunque algunas de estas estadísticas están todavía incompletas, aclaran el fenómeno de la conversión de niños cristianos al Islam en los tiempos modernos. Estas levas respondían, como han demostrado los estudiosos Bennassar, a una voluntad deliberada de incorporar a niños cristianos, convertidos en musulmanes, a un sistema social que estaba listo a recibirlos 197 . De esta manera se constituyeron las sociedades cosmopolitas de las ciudades corsarias magrebles, lugares de encuentro de todas las razas y religiones, donde los ciudadanos autóctonos compartían el poder con la población exógena. Esta historia cervantina relacionada con cinco jóvenes renegados sirve para ilustrar este punto. Como revela Cervantes en El trato de Argel y en otras obras dramáticas y narrativas, la tentación de apostatar y de convertirse al Islam era constante para los cautivos. Muchos esclavos optaban por apostatar cuando su esperanza de ser rescatados se derrumbaba y cuando encaraban la perspectiva de una eterna esclavitud en Berbería. Las incitaciones a convertirse al Islam eran continuas para aquellos cautivos que eran soldados de artillería y capitanes, pilotos o administradores, quienes frecuentemente eran incorporados a los ejércitos magrebíes, a las flotas corsarias y a la administración urbana. Acerca de Cervantes, Canavaggio conjetura: «No hay duda de que aquellos de quienes era infonnador secreto le invitaran a unirse a ellos con la perspectiva, como precio de su conversión al Islam, de una brillante carrera: así ocurría a menudo en casos semejantes» 198. Daniel Eisenberg ha explorado este asunto en un sugestivo ensayo titulado «¿Por qué volvió Cervantes de Argel?» 199 . El critico norteamericano supone que Cervantes fue frecuentemente inducido por renegados españoles o italianos, turcos o moros, a obtener su libertad, asi como un alto prestigio mediante su adopción del Islam. Sin embargo, estima Eisenberg, quedarse en Argel como renegado hubiera significado primero, para Cervantes, ganarse la vida de manera directa o indirecta a través del comercio con otros seres humanos, una empresa parásita que odiaba, y segundo, abandonar sus actividades literarias -su lengua, su poesía, 197 191 199 Bennassar y Bennassar, op. cit.. p. 320. Canavaggio, op. cit.. p. 91; la traducción ha sido ligeramente modificada. Daniel Eisenberg, «¿Por qué volvió Cervantes de Argel?», op. cit.. pp. 249-250. Cervantes en Argel 124 sus libros- y la bulliciosa vida intelectual de la España del siglo XVI en la que se sumergiría inmediatamente después de su retorno a Ja Península 200• El trato de Argel pone en escena un diálogo iluminador entre un personaje autobiográfico llamado Saavedra y un cautivo español llamado Pedro, quien ha decidido apostatar y convertirse en «turco». En un tono calmado, marcado por una genuina comprensión e incluso, por compasión, Saavedra persuade al tornadizo Pedro de no renunciar a su fe cristiana: «Un falso bien te muestra aquí aparente, / que es tener libertad, y, en renegando / se te irá el procurarla de la mente» (Trato, IV. 2159-61). En el capítulo 3, donde estudio El trato de Argel y otras obras cervantinas, examino la controversia que enfrenta a estos dos personajes, así como el conflicto intimo del cautivo Aurelio -que es tentado a apostatar para ganar su libertad y una mejor vida en Argel. Este enfrentamiento posiblemente nos habla de un auténtico debate interior en el corazón del futuro autor Cervantes, un debate desgarrador que se proyectaría más tarde en la escena. En este recorrido histórico por el Mediterráneo del siglo XVI, hemos explorado los conflictos entre Jos Imperios Habsburgo y Otomano, que llevaron a la constitución de la Regencia turco-berberisca de Argel en el Magreb y, más adelante, a Ja consolidación de esa ciudad como la más temida urbe corsaria del Mare Nostrum. El «azote de Ja Cristiandad», como era llamada Argel, amenazaba a Ja Europa cristiana, especialmente a la costa del Levante ibérico, que era constantemente atacada por los corsarios del norte de África. Las confrontaciones entre Carlos V y el sultán otomano Solimán y luego, entre Felipe 11 y el sucesor de Solimán en la Puerta, exacerbadas por la guerra de guerrillas impulsada por los corsarios turco-berberiscos, culminaron en la Batalla de Lepanto, en la que el soldado Miguel de Cervantes peleó heroicamente contra los turcos. En el presente capítulo, hemos pasado revista a la captura de Cervantes por corsarios argelinos y a su encarcelamiento en Ja sofisticada ciudad magrebí en donde pasó cinco años de su vida. Asimismo, hemos examinado sus cuatro intentos de fuga, en los que estuvo a apunto de perder la vida, junto con documentos de archivo y testimonios contemporáneos acerca de estas hazañas. Los intentos de evasión de Cervantes y las reacciones de las autoridades argelinas hacia sus infracciones han sido estudiadas en el contexto del agitado clima político de la década de 1570 en Argel. Dicho clima frecuentemente se inflamaba por la presencia de 200 /bid. Los corsarios berberiscos 125 espías y de agentes secretos españoles que entablaban negociaciones clandestinas con los turcos y con los moros. He analizado también en este capítulo las relaciones de Cervantes con algunas figuras pollticas clave e influyentes renegados de la Argel del siglo XVI, como el importante diplomático otomano Agi Morato, quien puede haberle salvado dos veces la vida al cautivo. El reconocimiento del doctor Antonio de Sosa como el autor de la Topografia e historia general de Argel, tratado atribuido a fray Diego de Haedo durante siglos, es una de las primicias de este capitulo. Se infiere que el doctor Sosa no sólo fue el mejor cronista de Argel en el tiempo del cautiverio de Cervantes, sino también, uno de sus mejores amigos durante su esclavitud en Berbería. En el próximo capítulo recreo el ambiente de Argel en la segunda mitad de los 1570, especialmente para los cautivos de elite por los que los corsarios cobraban altos rescates, a la vez que estudio las opiniones de otros esclavos cristianos y clérigos que conocieron a Cervantes, muchos de los cuales fueron sus amigos durante su periplo argelino. Cervantes en Argel 126 Vista aérea de Argel Capital corsaria por excelencia, grabado elaborado por los alemanes Georg Braun y Franz Hogenbcrg. El plano está basado en un grabado de Antonio Salamanca (ca. 1500-1562), editor romano de mapas, quien parece haberse inspirado en la infructuosa expedición de Carlos V en 1541. El texto del margen izquierdo describe el lugar de desembarco y la ruta seguida por Carlos V cuando se dispuso a asediar la ciudad. El dibujo muestra los macizos muros de la ciudad, varias fortificaciones sobresalientes y, en el centro de la ciudad, diversos edificios públicos y mezquitas, incluidas las viviendas de los ciudadanos, que están ordenadas de fonna más bien esquemática. Entre los edificios representados se aprecian el Baño [prisión] de los esclavos cristianos (30), el Baño de la Bastarda (32), el Baño cede los leones y otros animales» (el zoológico), el palacio principal del rey ( 14) y el palacio de «Luchiali» (Alüj Ali Pasha} <<quien en este momento es rey de Argel» ( 16). La figura de la izquierda representa a Alüj Ali Pasha. El texto del margen superior alude a la hija del conde don Julián, La Cava, de quien se dice que está enterrada en una de las colinas. Según la leyenda, el rey godo Rodrigo violó a La Cava y, en venganza., Julián unió fuerzas con los moros, que conquistaron España. FuENTE: Algerii Saracenonim vrbi.s fortisslmae, in Numidia Africae Provinciae structae... imago, por Georg Braun y Franz Hogenberg (1574). Reproducido con la autorización de la Colección de Mapas de la Biblioteca Olin, Universidad de Comell. 127 Los corsarios berberiscos El asalto de Carlos V En esta vista fantástica del asalto de Argel, comandado por Carlos V en 1541, las tropas del Emperador están representadas a la derecha con sus cañones, cuando, en realidad, el desembarco se produjo por el lado opuesto. Argel es representada como una ciudad europea medieval, rodeada por cuatro fuertes; es de apreciar que las islas de Córcega y Cerdeña, asi como la bota de Italia, parecieran estar muy cerca del Norte de África. FUENTE: Meso di Algeri, A.S. [Antonio Salamanca] Excud. 154 1 (Bibliotheque Nationale, Paris). Tomado de Gabriel Esquer, lconographie historique de l'Algérie depuis le XV/e siéc/e jusqu'a 1871 (Parls: Pion, 1929), vol. 1, plancha 1, mi m. 14. Cervantes en Argel 128 El asedio de Carlos V El canógrafo Sebastian Münster sólo habla recorrido Alemania meridional, Suiza y Alsacia. Por tanto, a menudo solicitaba información y vistas de ciudades, de principes extranjeros. A juzgar por la inexactitud de este grabado, la información que recibia era obsoleta e incompleta. La ciudad de Argel aparece en el grabado mucho más pequeña de lo que era en realidad hacia 154 1. El peñón de Argel es denominado «Ivlia Cesarea lnsula», pese a que Cherchen (Julio Caesarea) está ubicado en la costa, 96 kilómetros al suroeste de Argel. Además, el Pei\ón aparece separado de Argel, aunque desde 1529 lo unfa a la ciudad un dique. El clamor de la batalla es representado por disparos de cañón y soldados armados a la derecha de los muros de la ciudad, y por la armada imperial a la izquierda. Arriba, sobre «Giardini» aparecen varios jardines cerClldos y, a la izquierda, dos hombres ahorcados. FuENTE: Argel: Asedio de Carlos V, por Sebastian Münster, Cosmographer oder Beschreib1mg aller Liinder..., Basilea, 1541 (Bibliotheque Nationale, Parfs). Tomado de Gabriel Esqucr, /conographie historiq11e de l 'Algérie depuis le XV/e siécle jusqu 'a J87 J (París: Pion, 1929), vol. 1, plancha VI, núm. 17a. Los corsarios berberiscos 129 Plano de la ciudad de Argel Este plano fue elaborado por unos cautivos que huyeron de Argel en una galeota, en 1563. En la parte de atrás del mismo hay una «Lista de los cautivos y galeotes que ay en Argel y de los [...] renegados y de los mudéjares, todo sacado del original del maestro Raymond del reyno de Argel)). El dibujo representa las fuertes murallas que rodean la ciudad, las casas que descienden hacia la tramontana, y las puertas de Argel: a la derecha, «la Puerta de Babazon>>y «la Puerta Nueva de la Alcai;aba»; a la izquierda, <da Puerta de Babaluete»; y a/frente, «la Puerta del Arenal» y «la Puerta del Muelle». Asimismo, el plano señala la ubicación del soco, de la mezquita y de «la casa del Rey», y da indicaciones, arriba, sobre la situación del «Castillo de la ciudad», que «no es fuerte». Muy interesante es la representación de una serie de esclavos cristianos y de galeotes que cargan remos, figuras que se muestran caminando por el dique que conectaba la ciudad con el Peñón de Argel. FUENTE: Plano de la ciudad de Argel: El designio de Argel que dieron unos calllil'OS que se huyeron en la galeota (1563), Archivo General de Simancas, Estado 487, MPD Vll-131 . Reproducido con la autorización del Archivo General de Simancas. Cervantes en Argel 130 El puerto y la ciudad de Argel Vista de l puerto y de la ciudad de Argel que refleja su carácter islámico, especialmente por la manera cómo las viviendas descienden desde lo alto hasta el centro de la ciudad, cerca del muelle. Las concisas convenciones topográficas identifican una galeota de guardia en el puerto (2), el fuerte de Babazón (5) y la puena de Babazón ( 15) a la Izquierda, las barracas de los jenfzaros (6) y, a la derecha, unos esclavos acarreando piedras ( 11 ). FUENTE: la ciudad de Argel (ca. 1700), Biblioteca Nacional Madrid, Sec. África. N.A. Reproducido con la autorización del Servicio de Publicaciones de la Agencia Española de Cooperación Internacional, de Planos y mapas hispánicos de Argelia: siglos XVI-XVI// I Plans et canes hispaniques de/ 'Algérie. XV/e-XVI/e siec/es, eds. Mikcl de Epalza y Juan Bauústa Vilar, 2 vols. (Madrid: Instituto Hispano-Árabe de Cultura, 1988), 1: 324, mapa 412. Los corsarios berberiscos 131 Araideno (Khair ad-Din) Barbarossa Nacidos en la isla de Mitilene, Grecia, los hermanos Arudj y Jeredín (Khair ad-Din) Barbarroja eran ya famosos piratas mediterráneos cuando el jeque de Argel pidió a Arudj apoyo para atacar a los españoles, quienes controlaban el Peñón de Argel, presidio construido sobre un islote enfrente de la ciudad. Arudj asesinó al jeque, se proclamó sullán y consolidó su poder mediante un reinado de terror. Desputs de su muene en 151 8, lo sucedió su hermano Jeredln, fundador del Estado moderno de Argel, quien puso a la ciudad y su provincia bajo el manto del Imperio Otomano. FuENTE: Araideno Borborossa, por Capriolo, Rirraui di cento capltani ilustri... (Roma, 1596, fol. 113 verso). Tomado de Gabriel Esquer, /conographie historique de / 'Algérie depuis /eXV/esiec/ejusqu'a 1871 (París: Pion, 1929), vol. I, plancha 11, núm. 4. CAPÍTUL02 LA ESCRITURA DE ARGEL: AMOS, ESCLAVOS Y RENEGADOS No hay en la tierra, conforme a mi parecer, contento que se iguale a alcanzar la libertad perdida. CERVANTES, Historia del cautivo (DQ l, 39) «Del cautiverio y hazañas de Miguel de Cervantes se pudiera hacer una particular historia>>. Son palabras de Antonio de Sosa en su Diálogo de los mártires de Argel 1• Y, sin duda, esta historia merece ser escrita. El presente libro, que explora el cautiverio de Cervantes y sus efectos sobre el proceso de creación que desatara ulteriormente y que sólo habría de culminar con su muerte, intenta llenar este vacío. En este capítulo examino la esclavitud de Antonio de Sosa en Berbería, y la manera cómo éste lidió con su tormento, siempre leyendo y escribiendo - motivando así interminables conversaciones con otros cautivos, especialmente Cervantes- . Me propongo evocar de este modo la situación de los cautivos cristianos de elite (i.e. los rescatables) en Argel hacia 1570, recreando, por así decirlo, una visión de ese pasado. La experiencia de Sosa como esclavo de un importante oficial municipal de Argel, el renegado judio Maba.med, arroja cierta luz sobre el papel de los renegados en las sociedades de fronteras abiertas del Magreb, donde rápidamente se hacían fortunas en Ja pugna por el poder. En esta sección me ocupo asimismo de algunos de Jos personajes más vistosos de Ja Argel de Cervantes, como los gobernantes Ramadlin Pachá, Hasan Veneciano y 'Abd al-Malik de Marruecos, o los mercaderes corsos y 1 Antonio de Sosa, Diálogo de los mártires de Argel, ed. Emilio Sola y José María Parreño, Madrid: Hiperión, 1990, p. 180. [A escritura de Argel: amos. esclavos y renegados 133 agentes secretos Francisco y Andrea Gasparo Corso, todos conocidos por Cervantes. Mi estudio de la actividad cultural e intelectual en el Imperio Otomano y en el Magreb tiene como propósito reconstruir la atmósfera que rodeó a los cautivos dedicados a quehaceres literarios, tales como Cervantes y Sosa, entre otros que compusieron poemas, piezas dramáticas breves u obras extensas, ya fuere en prisiones particulares, ya fuere en los baños. Concluyo el capitulo con un examen del rescate y de la liberación de Cervantes por intervención de Ja Orden Trinitaria en 1580, y del documento conocido como Información de Argel - una indagación oficial que Cervantes organizara tras su liberación con el fin de aclarar los ponnenores de su cautiverio en esa ciudad. Desde Ja doble perspectiva de la historia literaria y de Ja teoría del trauma, yo leo en la Información de Argel un testimonio fundamental que permitió al sobreviviente seguir viviendo después de su liberación. SOSA Y CERVANTES: UNA «HISTORIA PARTICULAR» No sabemos casi nada de los estados emocionales del cautivo Cervantes en Argel, de sus sentimientos más intimos toda vez que afrontaba la derrota y el confinamiento. En una carta escrita al humanista y poeta siciliano Antonio Veneziano el 6 de noviembre de 1579, durante su última reclusión en Ja prisión para moros de Hasan Pachá, Cervantes jura como cristiano «que son tantas las imaginaciones que me fatigan, que no me han dejado cumplir como queria estos versos que a V.M. envío» 2• Conocido como el padre de la poesía siciliana, Antonio Veneziano fue capturado en abril de 1578, camino a España desde Palermo. Su fama como poeta y estudioso, célebre por sus traducciones de epigramas latinos en elegante prosa itaUana, ciertamente atrajo a Cervantes. Asi, pese a sus muchas cadenas y a «las imaginaciones» que lo agobiaban, Cervantes se las ingenió para escribir dos tristes octavas en respuesta al largo poema de Veneziano que canta el amor de éste por «Celia». En ellas expresa su esperanza de un «tiempo de más sosiego», ya que el actual tiene a su amigo «tan sin contento en esta tierra, de la cual Dios 2 Luis Astrana Marin, Vida ejemplar y heroica de Miguel de Cervantes Saavedra, vol. lll, Madrid: Instituto Editorial Reus, 1949-1952, p. 60; énfasis mio. 134 Cervantes en Argel nos saque» 3• En octubre de 1580, Sosa testificó que, por los pasados tres años y ocho meses, habla mantenido una cercana amistad y «conversación estrecha» con Cervantes 4 • A lo largo de este tiempo, el soldado cautivo «se ocupaba muchas veces en componer versos en alabanza de Nuestro Señor y de su bendita Madre[ ... ) y otras cosas santas y devotas, algunas de las cuales comunicó particularmente conmigo y me las envió que las viese» 5• Esta faceta de Cervantes, amante de la poesía, es confirmada por otros poemas que compusiera en Argel, en fecha tan temprana como 1576, y que dedicara a su compañero de cautiverio, el jurista italiano Bartolomeo Ruffino di Chiambery. Años más tarde, Cervantes habría de corroborar su afición por la poesía: «Desde mis tiernos años amé / el arte dulce de la agradable poesía» 6• La vida y la obra de Antonio de Sosa están entretejidas con las de Cervantes a tal punto que parece necesario bosquejar una semblanza de este fascinante personaje, quien no sólo fue uno de los amigos más cercanos de Cervantes en Argel, sino también su primer biógrafo. Como recordaremos, Sosa relata la historia del segundo intento de fuga de Cervantes -el episodio de la cueva- en la historia 25 de su Diálogo de los mártires de Argel. Estos datos, descubiertos en 1752 por fray Martín Sarmiento -quien identificó al héroe de la historia con el autor de Don Quijote- , llevaron a Agustín Montiano y Luyardo a buscar los registros bautismales de Cervantes en Alcalá de Henares 7• Gracias a la obra de Sosa, pues, el lugar de nacimiento de Cervantes se conoció finalmente en la España del siglo xvm. Ahora bien, si es cierto que la relación de Sosa reveló un episodio desconocido del pasado de Cervantes, no menos cierto es que parte de nuestro conocimiento sobre Antonio de Sosa emerge de los testimonios recolectados por Cervantes en 1580, 3 !bid. Sobre Antonio Veneziano, cf Salvatore Bono, I corsari barbareschi. Roma, Eri-Edizion Radiotelevisione Italiana, 1964, pp. 392-396; Gaetano Millunzi, «Antonio Veneziano», Archivio storico siciliano, XIX, Palenno: Tipografía «Lo Statuto», 1894, pp. 18- 198; y Eugenio Mele, «Miguel de Cervantes y Antonio Veneziano», Revista de Archivos, Bibliotecas y Mu.seos. 29 ( 1913), pp. 82-90. 4 Testimonio del doctor Antonio de Sosa, Información de Argel, p. 156. s Testimonio del doctor Antonio de Sosa, Inf ormación de Argel, pp. 162- 163. 6 Miguel de Cervantes, Viaje del Parnaso, Poeslas completas, vol. I, ed. Vicente Gaos, Madrid: Castalia, 1974, p. 103. 7 Astrana Marln ofrece un detallado recuento de estos hallazgos que coinciden con la obra de Juan Antonio Pcllicer, Noticias literarias para la vida de Cervantes, vol. 1, Madrid: D. Gabriel de Sancha, 1800, pp. 217-223. La escritura de Argel: amos, esclavos y renegados 135 en la Información de Argel 8• Este documento muestra al doctor Sosa como el testigo más autorizado entre todos los que declararon en favor de Cervantes, un testigo que cierra su testimonio con la viva afirmación, antes citada, sobre la poesía y la literatura. Que esta indagatoria fue extremadamente importante para Sosa es indudable, pues tuvo que vencer dificultades enonnes para prestar su declaración. Afirmó que había leído todas y cada una de las preguntas detalladas en la información, y declaró que no había podido rendir su testimonio en persona «por el continuo y estrecho confinamiento» al cual lo tenía sujeto su amo 9• En vista de ello, el 22 de octubre de 1580, cuando la investigación ya había sido formalmente cerrada por fray Juan Gil, Sosa logró hacerle llegar un testimonio escrito de su propia mano. Ello forzó a fray Juan Gil a reabrir la investigación con el fin de anexar el nuevo atestiguamiento, según puede deducirse de la posdata en la cual afinna reconocer la letra y Ja rúbrica del doctor Antonio de Sosa, con las que está efectivamente familiarizado: porque familiarmente le tracto y converso todo el tiempo que a [sic] que estoy en Argel; y sé que es de tanta onra y tal qualidad que, en todo lo arriba dicho, no diría sino la pura verdad, como quien es; y esta escríptura es de su propia mano, y esta firma arriba puesta es la suya propia 10• El doctor Antonio de Sosa, eclesiástico portugués posiblemente vinculado a la Iglesia hispano-italiana, fue teólogo y seguramente también doctor en derecho canónico 11 • Apoyo esta presunción en el tenor jurídico de los Diálogos de Sosa, en especial los pasajes concernientes al estatuto legal del esclavo, a quien Sosa considera un «cuerpo muerto» ~s decir, un ser jurídicamente muerto-- durante el período de su cautiverio 12 • El titulo de doctor, a Información de Argel. en Información de Miguel de Cervantes de lo que ha servido á S.M. y de lo que ha hecho estando captivo en Argel (...] (Documentos). transcripción de Pedro Torres Lanzas, Madrid: El Árbol, 1988, pp. 47- 170. 9 Testimonio del doctor Antonio de Sosa, lnfo m1ación de Argel, p. 155. 10 Testimonio de fray Juan Gil, Información de Argel. p. 166. 11 Ocasionalmente me referiré a Antonio de Sosa como el doctor Sosa, en especial cuando mencione cartas o documentos legales de este periodo, que siempre incluyen su titulo. 12 Diego de Haedo [sic Antonio de Sosa], Diálogo de la captividad, Topografla e historia general de Argel. ed. Ignacio Lauer y Landauer, vol. 11, Madrid: Sociedad de Bibliófilos Españoles, 1927-1929, pp. 19-20 ss. 136 Cervantes en Argel otorgado a los graduados en derecho o derecho canónico (en Salamanca el título equivalente para Jos teólogos era el de maestro), constituía por aquel entonces una rara distinción en España y en Portugal. En términos estrictamente académicos, el título de doctor no constituía un grado superior al de licentia docendi, pues no precisaba de estudios adicionales, sino más bien un título honorifico conferido a algunos licenciados. Sin embargo, muy pocos eran los letrados que se hacían doctores en derecho 13 • Podemos presumir que el doctor Sosa estudió en la Universidad de Salamanca, institución favorecida por los estudiantes portugueses, y en la de Coímbra, Portugal, que también ofrecla instrucción en derecho civil y derecho canónico. En efecto, en el Archivo Histórico de la Universidad de Salamanca se encuentra el grado de bachiller en Leyes (licenciado en derecho civil) de un tal Antonio de Sosa, portugués, 31 de agosto de 1535; su padrino fue el doctor Antonio Gomes y sus testigos, dos estudiantes portugueses: Joíio Gon~alves y Henrique de Morales (Morais) 14• En diciembre de 1538, aparece también un Antonio de Sosa, natural de Semancelhe en la frontera entre Portugal y España, matriculado en Cánones en la Universidad de Coimbra. Es posible que sea el mismo personaje, porque en ese mismo mes de diciembre el famoso Martín de Azpilcueta, conocido como el doctor Navarro, vino a 13 Katherine EUiot Van Liere, «Humanism and Scholasticism in Sixteenth-Century Academe: Five Student Orations from the University of Salamanca», Renaissance Quarterly, 53 (2000), S7- 107. Son abundantes las referencias literarias a los costos prohibitivos de un titulo doctoral de Salamanca; cj Juan Huarte de San Juan, Examen de ingenios para las ciencias, ed. Ouillenno Serés, Madrid: Cátedra, 1989, p. SS 1 y ss. Las universidades que conferían títulos en derecho civil y canónico en España y Portugal en los albores de Ja Edad Moderna eran Salamanca, Valladolid, Coimbra y el Colegio Español en Boloña. Sobre Salamanca, cj Antonio Garcla y García, «Los dificiles inicios (Siglos xm-xrv)» y «Consolidaciones del siglo XV», la Universidad de Salamanca. H istoria y Proyecciones, vol. 1, ed. Manuel Femández Álvarez et al., Salamanca: Universidad de Salamanca, 1989, pp. 13-34 y 3S-S8. Sobre la Universidad de Salamanca en el siglo XVI, cj el notable articulo de Manuel Femández Álvarez, «Etapa Renacentista», la Universidad de Salamanca. op. cit.. pp. S9- l Ol. 1 • Archivo de la Universidad de Salamanca, AUSA S68, f. 6S v.; los datos sobre este Antonio de Sousa (o de Sosa) los confirma Joaquím Veríssimo Serrao, Portugueses no estudio de Salamanca, Lisboa, 1962, pp. 294, 30S. Un fray Antonio de Sosa, portugués, aparece entre los estudiantes teólogos y bachilleres matriculados en la Universidad de Salamanca en octubre de 1S47; AUSA 270, Libros de Matrículas, 1546- 1S47, folio 3lr-32r35v. No creo que se trate de este personaje, porque el doctor Sosa no era "fray". La escritura de Argel: amos, esclavos y renegados 137 Coímbra desde la Universidad de Salamanca a establecer los estudios de Cánones en esa institución. Ante la crisis de la Escuela de Leyes de Coímbra el rey don Joao lII había optado por atraer al célebre doctor Navarro, quien se había distinguido en las universidades de Cahors y de Toulouse, y quien venía ocupando la Cátedra de Decreto en Salamanca desde 1532. Éste obtuvo un penniso especial de Carlos V para ausentarse de su cátedra salmantina por un período de tres años, comenzando sus lecturas académicas en Coimbra el 17 de diciembre de 1538 15. Podemos presumir que el estudiante portugués Antonio de Sosa siguió a su maestro hasta Coímbra para completar su grado in utroque iure: «en uno y otro derecho», es decir, en el derecho civil y en el canónico. Un título en derecho, especialmente el de doctor in utroque iure, ofrecía numerosas posibilidades de empleo en ta pujante burocracia del Estado moderno, hecho que explica ta elevada matrícula en Ja facultad de derecho canónico en Salamanca y el significativo número de estudiantes españoles y portugueses en esta facultad 16 • Más aún, el 27 de febrero de 1541, aparece un tal Antonio de Sosa recibiendo su grado de Bachiller en Artes en la Universidad de Cofmbra. Este Sosa fue discípulo del Maestro Luis Alves Cabra! y los testigos de su grado fueron: o el doctor Navarro, o el doctor Prado, o el doctor Nicolau Lopes, y/o el Rector de la Universidad 17 • Ciertamente, para obtener un grado en teologia se necesitaba el Bachillerato en Artes. A pesar de estos datos, es dificil saber si se trata del mismo doctor Antonio de Sosa, que fuera preso en Argel entre 1577 y 1581, puesto que el nombre Antonio de Sosa (o de Sousa) era muy común en Portugal en la época y hubo varios eclesiásticos con ese nombre. No obstante, la edad del bachiller en Leyes de Salamanca y del ulterior estudiante en Cánones de Coimbra correspondería a ta del doctor Antonio de Sosa, cautivo en Argel en los 1570, ya que en 1577 Sosa era ya un hombre viejo y con achaques, que frisaba en Jos 60 años más o menos. Aho15 Veríssimo Serriio, op. cit., pp. 104- 105. Para la primada del derecho en Salamanca, especialmente del derecho canónico, cf Garc!a y García, op. cit., p. SS; Mariano Peset y Enrique González González, «Las facultades de leyes y cánones», La Universidad de Salamanca, vol. 11, op. cit., pp. 9-61. Sobre los estudiantes portugueses en Salamanca en los siglos xv1 y xvn, cf Ángel Marcos de Dios, «Área Lusa», en «Estado de la cuestión: trayectoria histórica», La Universidad de Salamanca, vol. l, op. cit., pp. 425-444. 17 Arquivo de Universidade de Coimbra, Livro de Actos e Pravas de Curso, 1437-1550, f. 171 v. (cota A.U.C.-IV-1. ·o-t-1-3). 16 138 Cervantes en Argel ra bien, como veremos enseguida, las pistas se complican, porque entre los Caballeros de San Juan de Malta que tomaron órdenes entre 1540 y 1580 había al menos dos Antonio{s) de Sosa. Tras embarcarse en Barcelona con rumbo a La Valeta, Malta, Antonio de Sosa (o de So usa) fue capturado en abril de 1577 junto con otros 290 pasajeros a bordo de la galera San Pablo de la Orden de Malta 18 • En los últimos días de marzo de 1577 esta galera había zarpado rumbo a La Valeta desde Barcelona, separándose debido a una tempestad de otras dos galeras de la Orden de San Juan que por su cuenta siguieron hacia La Valeta. Algunos de los marineros que lograron escapar en el momento del ataque corsario hablan de vientos cada vez más recios y de mares violentos que azotaron la galera sin tregua, al punto que la tripulación tuvo que arrojar al mar los remos, las velas y numerosas armas de fuego 19 • El 1 de abril de 1577, la galera San Pablo fue atacada por un escuadrón de doce galeotas argelinas (pequeñas naves) 20 comandadas por Amaut Mami -el mismo capitán corsario que había capturado a Cervantes- cerca de la isla de San Pedro, frente a la costa de Cerdeña. La San Pablo fue retenida como botín tras una feroz batalla en la que pereció su capitán, así como numerosos Caballeros de San Juan y miembros de la tripulación. Los pasajeros sobrevivientes, entre ellos Andreas de Sosa (presunto hermano de Antonio de Sosa), varios caballeros de San Juan y otros tantos que iban a ordenarse de caballeros novicios en La Valeta, fueron llevados cautivos a Argel 21 • No dejan de ser llamativas las coin18 Topograjia l , p. 370; hay varias referencias a esta captura a todo lo largo de la obra de Sosa; cf Diálogo de la captividad, Topograjia 11, p. 85 y ss. 19 El piloto Pedro Griego y algunos de los marineros y soldados que escaparon arrojándose desde la borda afirmaron que los corsarios cayeron sobre el barco con tal rapidez que in.mediatamente fueron sometidos por los atacantes; Archivo General de Simancas (AGS), Estado, leg. 1073, 82-83. Una versión adicional es proporcionada por el galeote Domingo Sponto, quien escapó de las galeotas argelinas en el momento del ataque (AGS, Guerra Antigua, leg. 83, 84). Sobre estas cuestiones, cf infra el capitulo 5. 20 La galeota, fabricada en Argel, veloz y de 14 a 25 bancos, era una nave m!s pequeña que una galera. Ligera y redondeada por proa y popa, tenia un desempeño superior al de las galeras. Mientras que las galeras cristianas empleaban de 6 a 8 remeros por banco, a menudo reclutados en las prisiones, las galeotas argelinas tenian 1O remeros por banco, todos experimentados hombres de mar. Cf Moulay Belhamissi, Histoire de la marine algérienne (1516-1830). Argel: Entreprise Nationale du Livre, 1983, p. 60. 21 Algunos de estos caballeros, como fray Antonio de Toledo y fray Francisco de Valencia, fueron confinados en el baño del beylerbey. Cervantes los menciona en El trato de La escritura de Argel: amos, esclavos y renegados 139 cidencias con la captura de Cervantes, cuya nave fue también azotada por una tonnenta y luego asaltada por corsarios turco-berberiscos. Zabara, Ja heroína mora de Cervantes, describe en El trato de Argel el mistral, o viento fuerte del noroeste, que forzó a la San Pablo a buscar refugio en la isla de Sao Pedro, en donde Juego fue asaltada por corsarios argelinos, bfatoria que dice haber oído de un esclavo cristiano que ahí perdió «la dulce I y amada libertad» (Trato, 11.1256-60). Este cristiano anónimo no es otro sino el doctor Antonio de Sosa, quien vuelve en la obra de Cervantes por boca de una mujer argelina. La cautiva Silvia completa la infonnación: La galera que dices, según creo, se llamaba San Pablo, y era nueva y de la sacra religión de Malta. Yo en ella me perdí... (I'rato, 11.1284-6). Mientras que los capturados en Ja galera fueron distribuidos entre los capitanes corsarios, y vendidos en el mercado de Argel, la galera secuestrada fue a parar, como parte del botín, a poder del beylerbey Ramadiin Pachá: «Todos los Bucos y cascos de navíos que se toman, tocan a los reyes de Argel» 22 • ANTONIO DE SOSA Y LA TOPOGRAFIA E HISTORIA GENERAL DE ARGEL Ya en el primer capítulo nos referimos a la monumental obra de Antonio de Sosa, editada y publicada por fray Diego de Haedo, quien dijo haber recibido el manuscrito de su tío, el arzobispo de Palenno, Diego de Haedo 23• Presumo con Camamis que, tras su liberación en 1581, Sosa se detuvo en Sicilia, y le dejó su manuscrito al obispo Haedo. Es probable que Sosa muriera a los pocos años y su trabajo quedó entonces en poder de los Haedo, tío y Argel. Sobre la captura de la San Pablo, cf Fra Bartolomeo Dal Pozzo, Historia della Sacra religione di Malta, vol. 1, Verona, 1702, p. 130. Hay registro de Ja pérdida de la galera San Pablo en el Liber conciliorum Magni Magistri Johannis Levesque de la Cassiere, Ann. 1574-77, ff. 4v. y 5, en Records of the Order of St. John of Jerusa/em of Malta, National Library ofMalta, Archives 95-96. 22 Topografla 1, p. 370. 23 Topograjla 1, pp. 10- 11 . 140 Cervantes en Argel sobrino. Y, sin embargo, pasó largo tiempo antes de que el libro apareciera. Fray Diego de Haedo obtuvo la primera licencia para su publicación en octubre de 1604, pero transcurrió más de un año antes de que firmara la dedicatoria a su tío, el 25 de diciembre de 1605 24 . Misterio extraordinario: tras la licencia del superior dada en 1604, la aprobación de Antonio de Herrera sólo se firma en 1608, la del rey, en 1610, y la última aprobación y tasa de la obra en 1612. En su dedicatoria «Al ilustrísimo y reverendisimo don Diego de Haedo, Arzobispo de Palenno, Presidente y Capitán General del Reino de Sicilia por el Rey Felipe 11, nuestro Señon>, fray Diego de Haedo se presenta a sí mismo como coautor de la obra presuntamente escrita por su tío Haedo con información recibida de diversos cautivos 25. Así que el papel de fray Diego de Haedo habría consistido en editar la obra de su tío. Como sugerí antes, Topograjia e historia general de Argel fue finalmente publicada en 1612, luego de la muerte del arzobispo Haedo en 1608. Pasaron pues treinta años desde que Sosa hubo confiado su manuscrito al arzobispo de Palerrno 26• No sin ironía cervantina, el manuscrito perdido del historiador Antonio de Sosa finalmente vio Ja luz -quizás fraude mediante- bajo el nombre de otro. Hasta ahora, mucho de lo que sabemos de Sosa procede, paradójicamente, de los tres diálogos que actualmente constituyen los volúmenes segundo y tercero de la moderna edición de Topograjia e historia general de Argel, firmada por fray Diego de Haedo (1927-1929) 27• Estos coloquios, titulados Diálogo de la captividad, Diálogo de los mártires de Argel y Diálogo de los morabutos, traslucen una condena categórica de la cultura y la religión musulmanas, en particular de las crueldades cometidas por los turcos y los renegados contra los cautivos cristianos. En este sentido el último diálogo, el de los santones musulmanes, es una discusión teológjca que resalta los errores del Islam en comparación con las excelencias de la fe cristiana. El doctor Sosa es el protagonista y el interlocutor permanente de estos diálogos, en los 24 Topograjia l, pp. 9, 13. Topograjia l, pp.10-11. 26 Georges Carnamis estudia estas incongruencias en su libro, Est11dios sobre el ca11tl· verio en el Siglo de Oro, Madrid: Gredos, 1977, pp. 140-149. 27 Los tres diálogos de Sosa aparecen en los volúmenes 11 y 111 de Diego de Haedo, Topografia e historia general de Argel, op. cit. Cf asimismo Antonio de Sosa, Diálogo de los mártires de Argel, ed. Emilio Sola y José M. Parreño, op. cit. Me referiré a ambas ediciones de Diálogo de los mártires: la de 1990, mencionando a los editores, y la obra incluida en Topograjia 11. 25 La escritura de Argel: amos, esclavos y renegados 141 cuales aparece con su propio nombre, «Antonio de Sosa». En Diálogo de la captividad -el más largo y complejo desde una perspectiva filosófica- Sosa le confla a su interlocutor, el caballero de San Juan fray Antonio González de Torres, que ha empezado un estudio serio y profundo del cautiverio, no sólo a partir de los autores clásicos, sino también de «las memorias de diversos casos» de esclavitud y martirio cristianos en Berbería 28• El segundo coloquio, titulado Diálogo de los mártires de Argel, contiene los más relevantes de estos casos, que Sosa estaba aparentemente «limpiando y corrigiendo» mientras escribía el primer diálogo. Una vez más, con ironía cervantina, el segundo coloquio incorpora los ahora corregidos «papeles», llamados «Memorias de algunos martirios y otras crueles muertes [...) que algunos cristianos han recibido[ ...) en Argel». Aunque la breve introducción a esta obra es un diálogo, la segunda parte está formada por dichas «memorias», ahora leidas por el nuevo interlocutor de Sosa, el capitán Jerónimo Ramírez, quien, como el licenciado Peralta en El coloquio de los perros de Cervantes, lee estos papeles a la vez que los leemos nosotros 29 • La obra de Haedo/Sosa fue conocida en Francia e Inglaterra durante los siglos xvo y xvtu. Sus partidarios elogiaron la primera parte de Topograjia «por la escrupulosa exactitud del historiador español>>3º. Otro erudito francés, Henri-Delmas de Grammont, elogió de Haedo/Sosa la información mnuy clara y generalmente muy exacta». El historiador - señala De Grammont- «rara vez narra un suceso de cierta importancia sin invocar Ja autoridad de testigos oculares» 31• Mas no faltó quien considerara los tres Diálogos de Sosa tediosos y repletos de opiniones religiosas fanáticas. El historiador inglés John Morgan, cuya History of Algiers {1728) le debe mucho a la To28 Di61ogo de la captividad. Topograjia JI, pp. 11 8-19. Sosa, Diálogo de los mártires, ed. Sola y Parreiio, op. cit., p. 73; Topograjia Ill, p. 27. 30 Diego de Haedo, Topographie et histoire générale d'Alger, trad. Dr. Monnereau y A. Berbrugger, Revue Africaine, 14 (1 870), 365; se trata de una traducción francesa de al· gunos apartes del primer tratado de Sosa/Haedo. JI Diego de Haedo, Histo{re des rois d 'Alger, trad. Henri-Delmas de Grammont, SaintDenis: Bouchene, 1998, pp. 15-16. En su versión francesa de Epitome de los reyes de Ar· gel, De Grammont advierte que después de 1581, «cuando Haedo dejó Argel, la Historia (1 'Histolre) es reemplazada por anécdotas sobre el cautiverio y la pirateria»; la razón de esto seria que, «por este tiempo Haedo retomó a Messina, con su tio, el Obispo de esta ciudad [... ]. Pero ello no desdice del elevado valor histórico de este libro, cuyos alegatos siempre concuerdan con los documentos oficiales», Histoire des rois d 'Alger, p. 230, n. 1; traducción mía. 29 142 Cervantes en Argel pografia, atacó estos Diálogos: «excepting a few good Passages and Remarks, [... ] his [Haedo's] three tedious Dialogues. in particular, conceming Captivity, Martyrs, and Morabboths, or Mohammedan Santons, are silly enough, replete with nauseous Cant, and, in many Cases, insufferably partiai» 32. Con todo, más adelante Morgan reconsidera su opinión y reconoce su deuda con el autor ibérico: «An author of whom 1 have made very good Use, and consequently must acknowledge my self very much his Debtor. In severa! parts of this History, 1 have delivered my real Sentiments conceming this very-often most impartial Spaniard» 33 • La mayoría de historiadores europeos se ha ocupado entonces, básicamente, de la primera parte de Topografia y del Epítome de los reyes de Argel, pasando por alto los Diálogos siguientes, que contienen prolija información sobre las vidas de los cautivos y los renegados cristianos en Argel en el siglo xvn 34 • Es en estos Diálogos, que llevan la marca personal de su protagonista Antonio de Sosa, donde hallamos la información más preciosa sobre el carácter y el cautiverio del au)l «Salvo po r unos pocos pasajes y comentarios buenos, sus tres tediosos Diálogos, en particular los relacionados con la Captividad, los Mártires y los Morabutos, o Santones Mahometan os. son bastante necios, repletos de moraleja nauseabunda y, en muchos casos, insufriblemente parciales»; cf John Morgan, A Complete History ofAlgiers: To Which Is Prefixed, an Epitome of the General History of Barbary, from the Earliest Times: lnterspersed with Many Curious Remar/es and Passages. Not Touched on by Any Writer Whatever, Londres, J. Benenharn, 1728- 1729, Prólogo, p. vii; traducción mía. )) «Un autor del cual be hecho muy buen uso y de quien, por lo tanto, debo reconocerme deudor. En muchos lugares de esta Historia, he declarado mis genuinos sentimientos acerca de este muy imparcial español», Morgan, op. cit., p. 613; traducción mfa. ~ Diego de Haedo, Topographia, e historia general de Argel. repartida en cinco tratados, do se veran casos estraños, muertes espantosas. y tormentos exquisitos, que conviene se entiendan en la Christiandad [...]. En Valladolid, Por Diego Femández de Córdoba y Oviedo, a costa de Antonio Coello, 1612. La obra fue editada por Ignacio Lauer y Landauer, Topograjia e historia general de Argel, Madrid: Sociedad de Bibliófilos Españoles, 1927- 1929, 3 vols. Ambas, la edición prlncipe y la reimpresión de 1927- 1929, son extremadamente dificiles de encontrar. Con urgencia se precisa, pues, una edición critica de estas obras. Topografla fue traducida al francés por el doctor Monnereau y publicada por entregas en la Revue Africaine, 82-90 ( 1870-187 1). El Epítome de los reyes de Argel fue traducido por H.-D. de Grammont, Hístoire des Rois d 'A lger, Revue Africaine ( 1880188 1), y más tarde apareció en un volumen individual: Diego de Haedo, Histoire des Rols d'Alger, Argel: Adolphe Jourdan, 1881 . Ambas obras han sido reimpresas en fecha reciente: Diego de Haedo, Histoire des Rois d'Alger (1998) y Topographie et histoire générale d 'Alger, Saint-Deois: Bouchene, 1998. La escritura de Argel: amos, esclavos y renegados 143 tor. Como ya se mencionara, no es nueva la atribución de estos coloquios a Sosa. En fecha tan temprana como 1904, Cristóbal Pérez Pastor sugería que el doctor Antonio de Sosa había sido el autor de las notas que ayudaron a Diego de Haedo a componer su Topografla 3s. En varios pasajes de Epítome de los reyes de Argel y de sus Diálogos Sosa vuelve a referirse a determinadas secciones de Topografta, a tal punto que se ha sugerido la existencia de marcadas correspondencias y referencias cruzadas entre estas obras 36. En Epítome de los reyes de Argel, Sosa alude claramente a la obra que escribió primero; por ejemplo, cuando menciona el castillo construido por Alüj Ali (Ochall), y añade: «Como referimos en la Topographia, o descripción de Argel»; o, cuando se refiere a las fortificaciones de la ciudad: «Cuya fortificación escribimos por sus partes en Ja Topographia de Argel, a do remitimos lal lectom 37• Asimismo, Sosa juega con el problema de Ja autoría, proponiendo un posible autor de la obra integra. En Diálogo de la captividad, cuando (Antonio de) Sosa y su interlocutor fray Antonio (González de Torres) discuten los tormentos infligidos a los esclavos cristianos por los argelinos, et segundo Antonio sugiere que él es el autor de Topografia e historia general de Argel: Anto nio [González de Torres]: Otra cosa hacen [los crueles habitantes de Argel] muy digna de notar como dijimos más largamente en la Topographia 38• El pasaje prosigue con la descripción del odio sentido por los argelinos, especialmente los renegados, hacia los sacerdotes cristianos, llamados «papaces» por el pueblo, «contra los cuales más que contra todos los demás tienen terribillsimo odio y aborrecimiento increíble, y, por tanto, de muy mejor gana y más comúnmente los escogen y compran para quemam 39• El texto citado alude a una sección titulada «Descripción de Argel», comprendida en la primera parte de Topografta, donde explica que la muerte en España de un renegado morisco, convicto por Ja inquisición, usualmente se paga en Argel con el sacrificio de un esclavo cristiano, de preferencia un sacerdote o papaz, 35 Cristóbal Pérez Pastor, Documentos cervantinos hasta ahora inéditos, vol. 11, Madrid: Establecimiento Tipográfico de Fortanet, 1897- 1902, p. 235, n. 6. 36 Sobre este tema, cf Mohamed Mounir Salah, «El Doctor Sosa y la Topografia e Historia general de Argel». tesis doctoral, Universitat Autónoma de Barcelona, 1991. l7 Epítome de los reyes de Argel, Topografia I , pp. 350 y 384. is Diálogo de la captivldod. Topografia 11. p. 124; énfasis mio. J9 /bid. Cervantes en Argel 144 «a los cuales infinitamente aborrecen y quieren mal» 40• Las correspondencias entre estos textos no sólo alternan a lo largo del enorme tratado de Sosa, enlazando los Diálogos con la «Descripción de Argel», sino que además confirman Ja existencia de un único autor de estas obras. El pasaje ya mencionado también aborda la cuestión de la autoría, sugerida por el plural mayestático: «Como dijimos más largamente en la Topografia». Esta frase puede tener diversos significados, desde la afirmación de que el hablante Antonio González de Torres es el autor de la obra íntegra, hasta la divertida insinuación contenida en el plural «dijimos», que acaso sugiere que ambos Antonios (De Sosa y González de Torres) son autores conjuntos de Topografia e historia general de Argel. EL ALCAIDE MAHAMED, AMO DE SOSA Sosa permaneció en Argel durante cuatro años y medio como esclavo del alcaide Mahamed, «renegado» judío y funcionario de la ciudad. Este renegado se habla convertido del Judaísmo al Islam y después al Cristianismo, todo para retomar finalmente al Islam. Sus conversiones evocan las de múltiples individuos de las islas y costas mediterráneas en la Edad Moderna, que vivían a caballo entre dos mundos, adaptándose a la realidad social que encontraran y cambiando de lealtades según las circunstancias en las que les tocara vivir. Con respecto a las apostasías de Mahamed, Antonio González de Torres le confia a Sosa: «He oído decir públicamente y platicar a muchos moros y turcos por todo ese Argel, que este alcaide Mabamet, el judío su patrón a ningún Dios reconoce, ni teme, ni adora; ni es moro o turco, ni judío, ni cristiano» 41 • El alcaide Mahamed estaba, pues, a cargo de la emisión de la moneda, y al parecer la acuñaba falsa: «Lo que todos dicen de su vida y costumbres más que gentílicas [es] [ ...)que no es [hace] otra cosa sino ocuparse días y noches en revolver moneda, contar moneda, pesar moneda, trafagar moneda, atesorar moneda, y hundir oro, plata, alquimia y hacer a ascondidas falsa moneda» 42 • Como sugiere este pasaje, Mahamed podría haber estado 40 «Descripción de Argel», Topograjia 1, p. 175. Diario de la caprividad. Topografia Il, p. 4. 42 Diario de la captividad, Topograjia JI, pp. 1-4, 85. 41 La escritura de Argel: amos, esclavos y renegados 145 involucrado también en Ja usura. Se sabe, si, que los judíos de Argel se encargaban de acuñar moneda, fabricándola de oro, plata o bronce. Sosa afinna que a menudo falsificaban dinero usando aleaciones, dinero falso que proliferaba a lo largo de Argel y de las provincias otomanas 43 • Los alcaides en Argel eran quienes gobernaban las tierras y los pueblos sujetos a la Regencia otomana de Argel, con sus distritos, aunque el título era conservado por los que administraban estos distritos por algún tiempo. Dicho título era también otorgado a quienes ejercían un cargo público en el ayuntamiento de la ciudad o en la casa del pachá. Comprado o subastado al mejor postor, el cargo de alcaide comprendla la muy lucrativa actividad de recolectar impuestos en las jurisdicciones territoriales, lo cual explica porqué los funcionarios públicos que asumían estas labores solían hacerse muy ricos 44. A Cayde Maharned se lo cita entre los veintitrés alcaides más importantes de Argel, en 1581 , trece de los cuales eran renegados de todas partes del Mediterráneo 45. Mahamed solía narrar con cinismo la historia de su conversión al Cristianismo, tras su captura por un corsario genovés por el tiempo del ataque de Carlos V a Argel ( 1541 ). Con risa sarcástica afirmaba que habla vivido quince años con tal hipocresla y disimulo que los cristianos «le tenían por un santo» 46• El hecho de que los judíos estuvieran situados en el nivel más bajo de la escala social, aun por debajo de los esclavos cristianos en Argel y en la mayoría de ciudades del Magreb, como señalan tanto Sosa como otros autores 47, puede explicar la decisión de Mahamed de convertirse al Islam. El maltrato a los judíos en Manuecos y en el Magreb es descrito en el siglo xv1 por el viajero y escritor granadino Luis de Mármol Carvajal: «Son los Judíos en Affrica muy vituperados de los Moros y por doquiera que van les escupen en la cara y los aporrean, y no les consienten traer 9apatos, sino son algunos privados del rey, o de los alcaydes, todos los otros traen alpargatas de esparto» 48. 43 Topografia 1, pp. 111-112. Topograjia 1, pp. 56-57. 45 Topografía J, p. 58. 46 Diario de la captlvidad, Topografía 11, p. 4. 47 Topograjia 1, pp. 111-14. 41 Luis de Mánnol Carvajal, Descripción General de África, vol. íl, Granada, 1573, fol. 91. Sosa ofrece una descripción detallada de los judios en Argel en el siglo xv1; Topograjia 1, pp. 111-114. Acerca de los barrios judlos en Argel en el siglo xvn, e/ Pancracio 44 146 Cervantes en Argel En los siglos xv1 y xvu, las fronteras, aunque demarcadas con claridad, eran fluidas y traspasadas en todas las direcciones, especialmente por quienes tenían múltiples identidades, como los judíos, los moros y los renegados de diversos lugares del Mediterráneo. Por la época del cautiverio de Cervantes y de Sosa en Argel, los judíos vivían en dos barrios que contaban alrededor de 150 familias, lo que -en una estimación conservadora de cuatro a cinco personas por familia- arroja una población de aproximadamente 750 judíos entre 1577 y 1581 . Algunos de ellos, según Sosa, enseñaban a sus hijos a escribir en hebreo, así como «en morisco», lo que probablemente refiere a Ja aljamía arábigo-española -en lengua castellana con la cursiva arábiga característica del Magreb 49 • Las declaraciones de Isaac Almosino, judío de Fez, ante los tribunales inquisitoriales de Gaos y de Lisboa, entre l 617 y 162 1 sugieren que los judíos de buena familia en Fez solían estudiar Ja lengua castellana y Ja arábiga, como todos los judíos que descendían de los emigrados de España, además de la lengua hebraica y el arameo 50• En efecto, tras la expulsión de l 492, muchos judíos españoles emigraron al Magreb, asentándose en Fez, Marrakech, Orán y Tetuán, entre otras ciudades norteafricanas 51 • Dos comunidades judías coexistían en estas ciudades, y cada una mantenía su lengua -árabe o español- , sus rituales, sus tradiciones jurídicas y sus sinagogas. De igual manera, numerosos exiliados habían traído consigo sus bibliotecas y otros objetos preciosos. En Fez, cuya población de judíos rondaba las 4.000 personas hacia la mitad del siglo xv1, los meghorashim («expulsados» de España) eran más numerosos que los toshabim o baldiyin (nativos del país) 52 . Almosino y su yerno, el rabí Jacob Pariente, Celdrán Gomariz, <<La juderla de Argel según un manuscrito inédito del primer tercio del siglo xvu: el 3227 de la Biblioteca Nacional de Madrid», Se/arad, 42 ( 1982), 327-355. Sobre los judíos de Marruecos, cf Enrique Gozalbes Gravioto, «Los j udlos de Marruecos en el siglo xvu según los viajeros europeos de la época», El siglo XVII HispanoMarroquí, ed. Mohammed Salhi, Rabat: Facultad de Letras y Ciencias Humanas, 1997, pp. 293-310. 49 Topograjia l, p. 112. so Mercedes Garcla-Arenal, «Los hermanos Almosino, judlos de Few, Passar as Fronteiras, coord. R.M. Loureiro y S. Gruzinski, Lagos, 1999, pp. 313-338. si Mercedes García-Arenal y Gerard Wiegers, Entre el Islam y Occidente. Vida de Samuel Palache,judio de Fez, Madrid: Siglo Veintiuno, 1999, pp. 38-44, 54-59. si Sobre el diálogo sociocultural judeo-musulmán en el Magreb, especialmente en Fez y Argel, cf Haim Zafrani, Juifs d 'Andalousie et du Maghreb, Paris: Maisonneuve et Larose, 1996; y también, Michel Abitbol, ((}uifs d' Afrique du Nord et expulsés d'Espagne La escritura de Argel: amos, esclavos y renegados 147 por ejemplo, utilizaban la aljamía hebraico-española para escribirse. Los testimonios de las personas implicadas en el proceso contra Almosino en Lisboa revelan que muchas familias judias hablan conservado los saberes que habían desempeñado tradicionalmente al servicio de las cortes castellana y aragonesa como escribanos, funcionarios del tesoro y de la fiscalidad, agentes comerciales y diplomáticos; sólo que a partir del siglo xv1 habían puesto sus saberes a disposición de los gobernantes del Magreb. Como afirma Abraham Adrutiel en sus suplementos al Safer Ha-Qabbalah de Rabad, el sultán de Marruecos, Mohammed Al-Shaykh Al-Watassi ( 1472-1505), habla recibido con hospitalidad a los refugiados judíos en su reino de Fez, «conduciéndose con amabilidad hacia el pueblo de Israel» s3• Con sus lealtades así enfrentadas, el alcaide Mahamed ejemplifica el caso de los renegados judíos o cristianos que hallaron en el Magreb una sociedad en plena expansión, donde las fortunas podían amasarse rápidamente y un hombre podla acceder a posiciones políticas o sociales impensables en Europa. La conversión a otro credo devino así un tipo de <<pasaporte» para aquellos cuyas circunstancias los forzaban a vivir, literalmente, en el limite. Antonio González de Torres comenta que el alcaide Mahamed inspiró un proverbio común en Argel, dicho de los hombres astutos y engañadores: «Malicioso y astuto como el alcayde Mahamet, el judío» 54 • Tales diatribas en contra del amo de Sosa, sin embargo, pronunciadas con cautela por su amigo, son parte de la propia obra de Sosa. La posición de Cayde Mahamed en Argel es confinnada por la siguiente anécdota, que narra Sosa. Como se mencionó en el primer capítulo, tras ser nombrado beylerbey en 1577, Hasan Veneciano procedió a gobernar agresivamente con el propósito exclusivo de incrementar sus caudales. Junto con el aumento en el porcentaje de su parte del botín corsario del cinco al siete por ciento, Hasan decretó también una enonne alza de los impuestos e incautó de sus amos a la mayoría de los cautivos que eran retenidos por un rescate. Estos actos finalmente condujeron a una rebelión de los jenlzaros, quieapres 1492», Revue de /'Histolre des Religions, ( 1993), 49-90. Numerosas ordenanzas (Taqqanot) de los sefardíes en Fez y Alg iers fueron redactadas en español. Cf Simón Levy, «Arabófonos e hispanófonos (b:ildiyin y 'azmiyin') en la Judería de Fez, dos siglos después de la expulsión>>, El siglo XVIJI Hispano-Marroquí, op. cit., pp. 333-351 . 53 Citado por Zaim Zafarani, Juift d 'Anda/ousie et du Magreb, París: Maisonneuve et Larose, 1996,p. 216. 54 Diálogo de Ja captividad, Topograjia 11, p. 5. Cervantes en Argel 148 nes pidieron al sultán que retirara a Hasan del cargo ss. El renegado Mahamed fue el único ciudadano argelino que mostró resistencia a las medidas arbitrarias de Hasan, rehusándose categóricamente a entregar a sus tres esclavos cristianos - uno de los cuales era el doctor Sosa. Aunque incapaz de apoderarse de los esclavos de Maharned, Hasan Pachá tomó represalias. La insubordinación de Mahamed les costó a estos esclavos «cuatro años y medio del más terrible cautiverio que en todo Argel y en toda Berbería ha habido» só. Puede conclufrse que Hasan incrementó el precio de los cautivos, forzando a Maharned a pagarle una considerable cuota de su rescate. Al mismo tiempo, la desconfianza pública profesada hacia el alcaide Mabarned en Argel muestra el recelo social que, paradójicamente, mantuvo a los renegados acorralados. Mercedes García-Arenal sostiene que, en el Magreb, los renegados constituían una «casta>> con un importante papel político y militar. Pese a ello, se mantenían en un espacio social y político muy cerrado que era el suyo propio, espacio particularmente ajeno al resto de Ja sociedad musulmana. Este lugar se definía en términos de relaciones de clientela o de relaciones familiares con amos y soberanos 57• Como acabo de sugerir, el cautiverio del doctor Sosa en la casa de Mahamed constituyó una durísima experiencia de prisión. Cuidándose de vituperar directamente contra su amo, el cautivo hace que Antonio González de Torres describa los horrores de su confinamiento. Confirmando que ni siquiera los ladrones o los conspiradores contra el rey eran retenidos en condiciones semejantes, González de Torres pregunta si es posible que a un hombre cuya única culpa es haberse vuelto esclavo de un bárbaro se lo tenga «tan desnudo, tan hambriento, tan cargado de traviesas, atado a una piedra, encerrado tanto tiempo, solo, ascondido [sic] y soterrado en tan remoto frio, tan húmido y obscuro aposento; ¿hay crueldad o maldad como ésta?». El vocero de Sosa describe así el agujero oscuro y húmedo en el cual el clérigo portugués fue tres veces arrojado, encadenado, y del cual a duras penas salió con vida 58 . El modo en que se trataba a los cautivos dependía, en efecto, de quiénes fueran sus amos. Algunos propietarios en Argel mantenían a sus cautivos 55 Para los abusos cometidos por Hasan Veneciano durante su primer gobierno, cf Epitome de los reyes de Argel, Topografia 1, pp. 377-390. 56 Sosa, op. cit.• Topografia 1, p. 377. 51 Mercedes Garcla-Arenal, «les conversions d 'européens Esquisse générale», Social Compass. 46 (1999), 277. 53 Diario de la captividad, Topografia 11, pp. 3-4. a !'islam dans l'histoire: La escritura de Argel: amos, esclavos y renegados 149 engrilletados en calabozos; otros consideraban a sus esclavos como miembros de sus familias y su modo de vida dependía del estatus que tenían en la casa. La historiadora Helen G. Friedman cuenta que don Miguel de Sosa (no relacionado con Antonio de Sosa), quien fuera capturado cerca de Barcelona en 1586, pasó catorce años como esclavo de un renegado portugués llamado Morato, que era corsario de Tetuán. Durante su cautiverio, Miguel de Sosa fue retenido en un pequeño calabozo en casa de su amo, todo el tiempo encadenado, y fue puesto a trabajar en un molino de harina que su amo mantenia en su celda. No se le permitía hablar con nadie, ni ser visto de «cristianos, judíos ni moros», y cuando finalmente fue rescatado por los mercedarios en 1609, salió «tan cargado de cadenas y desgracias y privaciones, que todos los presentes se conrnovieron» 59 • Otros casos semejantes fueron vistos en Argel, tales como el de una corsa cuyo amo la golpeaba continuamente; éste la mantuvo durante siete meses encadenada en un calabozo subterráneo, donde era forzada de día y de noche a operar un molino de brazo 60• En el capitulo 3, dedicado a El trato de Argel, abordaremos con detalle los sufrimientos de los cautivos cristianos, especialmente sus pesares espirituales. Mediante una referencia tácita al maltrato de Mahamed, Sosa declara que la mayoría de los judíos trataba bien a sus cristianos, excepto los apóstatas, «quienes eran peores que los moros y los turcos)>. Muchos renegados, en efecto, se mostraban crueles con sus esclavos para probar que eran buenos musulmanes. Ello explicaría la excesiva brutalidad en las galeras, pues los corsarios eran en su mayoría renegados. En cambio, el Cautivo en Don Quijote habla del famoso renegado Uchali (Alüj Ali), quien había apostatado tras ser galeote durante catorce años, siendo almirante y más adelante gobernador de Argel: «Moralmente fue hombre de bien, y trataba con mucha humanidad a sus cautivos, que llegó a tener tres mil» (DQ 1, 40). Sosa también afirma que los judíos no solían maltratar a sus esclavos cristianos pues temían que éstos se quejaran del abuso al beylerbey, en cuyo caso el gobernador se los decomisaría. Ahora bien, si el juclio se había convertido al Islam, el beylerbey no podía apropiarse de sus cautivos, lo cual explica la incapacidad de Hasan Pachá de apropiarse de los esclavos de Mahamed 61• Mas, a pe59 Helen G. Friedman, Spanish Caprives in North A/rica in rhe Early Modem Age, Madison, The University of Wisconsin Press, 1983, pp. 7 1-72. 60 Diálogo de los morabutos. Topograjia 111, pp. 249-50. 61 Topograjia 1, p. 114. Cervantes en Argel 150 sar de las cadenas y el maltrato, el encierro de Sosa en la espaciosa casa de un funcionario municipal de Argel tan importante como Mahamed Je ofreció una visión particularmente rica de Ja sociedad argelina en las postrimerías del siglo xv1. La posibilidad de hablar con diversos renegados, entre ellos el yerno de Mahamed, Amud, un kulughi o descendiente de renegados que fue uno de los interlocutores frecuentes de Sosa, permitió al clérigo elaborar un cuadro meticuloso de las prácticas sociales de Argel, así como de Jos sucesos de la ciudad. Su afirmación «cuanto pasa en Argel sé, y aun Jo escribo todo, día por día>>62 es quizás el testimonio más explicito de Ja atenta compilación de datos acometida por Sosa para la composición de sus textos. LA ORDEN DE MALTA Como ya se ha mencionado, el doctor Antonio de Sosa fue capturado en la galera San Pablo de la Orden de Malta con 290 personas a bordo, entre ellas varios Caballeros de San Juan, como fray Antonio González de Torres. Es posible que Sosa estuviera relacionado con la Orden de Malta. Una entrada en los registros del Consejo de la Orden de Malta, fechada el 9 de julio de 1577, revela que «Antonius de Sosa et Andreas de Sosa, fratres, qui capti fuerunt cum triteme S. Paolo nuncupata et captivi sunt apud infideles, in gradum militum Prioratus Portugaliliae recepti sunt>> 63• En el capítulo J tratamos de la Orden de San Juan de Jerusalén, orden militar establecida en Malta en 1530 por Carlos V, tras la pérdida de Rodas ante los otomanos. Desde esta isla los caballeros cristianos surcaban todo el Mediterráneo occidental en busca de navíos musulmanes -galeras otomanas o galeotas argelinas- que capturaban y llevaban de vuelta a La Valeta. La Orden de San Juan de Malta estaba dividida en tres estamentos: caballeros, capellanes y sargentos de armas o hermanos de servicio (hombres religiosos mas no sacerdotes) que servían a los caballeros ya fuere en la guerra ya en los hospitales. Había asimismo siete lenguas o Langues en la Orden, que en orden de importancia eran las de Provenza, Auvemia, Francia, España, Italia, Inglaterra y Alemania. Estas Langues constituían la base de Ja vida 62 63 Diálogo de los morabutos. Topografía lll, pp. 246 y 253. Liber Conci/iorum, Archives 95, f. 4v. La escritura de Argel: amos. esclavos y renegados 151 comunal y de la organización militar de la Orden 64 . El ingreso en la Orden de San Juan como caballero novicio era precedido por la presentación de pruebas de nobleza, cuyo examen daba lugar a una pesquisa judicial 65• Tras la pesquisa, el noble era admitido en la Orden de Malta como «caballero de mayoría>>, ingresando al noviciado a una edad entre los dieciséis y Jos veinte. Después de un noviciado de doce meses, los caballeros hacian votos simples, sallan de caravana (expediciones de al menos seis meses en los navíos de la orden) y podían hacer votos solemnes a la edad de veintiuno. El caballero promedio pasaba años en Malta sirviendo en las diversas congregaciones que administraban Ja orden y, ante todo -si podía afrontar el gasto que esto representaba- , tratando de obtener el cargo de comandante de una galera o navío, que era el título más concluyente de todos 66• El fragmento en latín antes citado alude a la promoción de los hennanos Sosa Coutinho, después de su captura en Ja galera San Pablo, a las dignidades de la Orden de San Juan en calidad de caballeros adscritos al priorato de Portugal. Ello significa que los hennanos Sosa eran portugueses, pues, a fin de pertenecer a un priorato cualquiera de la orden, uno tenía que haber nacido en la nación sede. Varias entradas del Líber Conciliorum del Gran Maes64 Cada Langue estaba dividida en varios Grandes Prioratos y éstos, a su vez, en Comandancias conformadas por caballeros sometidos a la autoridad de los Comandantes. 6' H. J. A. Sire, The Knights of Malta, New Haven, Connecticut: Vale University Press, 1994, p. 92. 66 Sire, op. cit., p. 83. Tras la épica victoria de los caballeros de San Juan de Malta en el terrible sitio de la isla por la armada otomana ( 1564-1 565), la popularidad de estos caballeros se esparció por toda Europa. Diversas obras inglesas dan fe de su importancia histórica, tales como The Jew of Malta (1589) de Marlowe; Solema11 a11d Perseda (1590) de Kyd; The Whlte Devil (1612) y The Devil 's Law Case (1617) de Webster, y The Knight of Malta (1618) de Fletcher, en colaboración con Massinger y Field. Cf Peter F. Mullany, «The Knights of Malta in Renaissance Drama», Neuphilologische Mitteilungen, 2 ( 1978), 297-310. En España, Lope de Vega, entre otros, escribió varias piezas acerca de los caballeros de Malta, como La pérdida honrosa y caballeros de San Juan, y El valor de Malta; cf Ch. Faliu y J. P. Lasalle, (('El Valor de Malta' de Lope de Vega: Traitement dramatique et référent historique», las órdenes militares en el Mediterráneo occidental (siglos Xll-XV/ll), Coloquio Las Órdenes Militares en el Mediterráneo Occidental, Madrid, 4-6 de mayo de 1983, Madrid: Casa de Velázquez, 1989, pp. 34 1-358; también Juan Manuel Rozas, «Lope de Vega y las Órdenes Militares (Notas sobre el sentido hjstórico de su teatro)», Las 6rdenes militares en el Mediterráneo occidental (siglos XII-XVII/), op. cit., pp. 359-367. En 1626, Lope solicitó la admisión en la Orden de San Juan de Malta al papa Urbano VIII, obteniendo el titulo de fraile y de doctor en su vejez. 152 Cervantes en Argel tre Jean J'Evéque de Ja Cassiere, en el periodo de 1577 a 1581, mientras que Antonio de Sosa estaba cautivo en Argel, revelan las deliberaciones del Capitulo General de la Orden sobre la nobleza de Antonio y Andreas de Sosa, así como la del caballero Antonio González de Torres «penes infidelis detentorum» (detenidos en manos de infieles) 67 • Ello sugiere que Antonio de Sosa y su hennano Andreas se habían encaminado a Malta para ingresar como novicios en la Orden de San Juan cuando fueron capturados. Sin embargo, puede que haya un error en estos datos. Si bien Andreas de Sosa Coutinho fue oficialmente admitido como caballero de San Juan el 21 de agosto de 1580, tras ser liberado de su cautiverio, su hermano Emanuel de Sosa Coutinho, también capturado en la San Pablo, nunca fue recibido como caballero de Malta 68 • Todavía más, los hermanos Sosa Coutinho aparentemente no tenían otro hennano llamado Antonio. El Antonio de Sosa de estos documentos pareciera ser entonces Emanuel de Sosa Coutinho, más tarde conocido como fray Luis de Sosa, quien se hiciera famoso como escritor. En efecto, Emanuel de Sosa Coutinho estuvo prisionero por un año, tras el cual obtuvo permiso de Hasan Pachá para viajar a España a recolectar el dinero para su rescate, dejando a su hermano Andrés como rehén en Argel 69• Cervantes cuenta este episodio en El trato de Argel. Recuerda que los hermanos 61 Liber Conciliorum Jean / 'Evéque de la Cassiere, Cotalog o/ the Order o/ St. John, compilado por el Rev. J. Mizzi, 2 vol., 11, Pan 5, Archives 95-96, Valeta, Malta National Library, 1979, folios 4v, 5, 31 f. 32v, 74, 166 v, 243 r. y 282 r., pp. 782, 783, 796-97, y 830. Antonio González de Torres, «captivi et in manibus infidelium» [cautivo y en manos de infieles], estaba aún en Argel en 1582, cuando Andreas de Saosa [sic) (Sosa or Sousa). liberado en marzo de 1581, se hizo su curador en Valeta. C/ Liber Conciliorum Jean /' Evéque de la Cassiere, Catalog o/ the Order o/ St. John, compilado por el Rev. J. Mizzi, vol. 11, Part 5, Archives 95-96, La Valeta: Malla National Library, 1979, folios 4v, 5, 31 f. 32v, 74, 166 v, 243 r. y 282 r. 68 Frei André o Andreas de Sousa fue admitido como caballero de San Juan el 21 de agosto de 1580 o quizás antes. Cf Frei D. Manoel Pinto da Fonseca Teixeira de Souza, Pello Cavalheiro, and Joao Fereira de Sa Sarrnento, Procurador anciano do lllm. Priorado de Portugal, lista / Alfabetica, /e Memoria / dos I Nomes, E Appellidos dos Cavalheiros / Portugueses, que se a chao descritos no anti- I go Livro de Rodes, que principiou nadi- / ta //ha, e Convento aos 3o de Novem- I bro de J503, e acabou nesta de Malta / aos 27 de Novembro de 1599, Malta, 1747. Sobre los hermanos Sosa Coutinho, cf Manoel José da Costa Felgueiras Gayo, Nobiliário de Família de Portugal: TÍ/11/0 de Souza, 12 vol. , Braga, Carvalhos de Basto, 1989-1938; fac. da 1 ed., IX. 2, p. 244. 69 Astrana Marín, op. cit., vol. !11, pp. 575-581. La escritura de Argel: amos, esclavos y renegados 153 Sosa -<:on quienes compartió prisión en el baño del beylerbey- se rescataron a sí mismos bajo palabra de honor, y mantuvieron su palabra de caballeros pagando puntualmente su rescate a Hasan Pachá 70• El escritor convertiría más tarde a Emanuel (Manuel) de Sosa Coutinho en un personaje portugués en el Persiles, haciéndolo morir de amor no correspondido. Surgen entonces dos posibilidades en cuanto a las relaciones de Antonio de Sosa con la Orden de Malta. Un individuo llamado frei Antonio de Sosa (o de Sousa) fue admitido como caballero de San Juan el 22 de diciembre de 1540. Este hombre puede haber sido el amigo de Cervantes y el autor de la Topografia. Su profesión como caballero en 1540, cuando habría tenido de 21a24 años de edad, haría que tuviera entre 58 y 61 años de edad en 1577, Jo que correspondería con la edad del doctor Sosa por esos años, y con el respeto con que era visto por los cautivos cristianos de Argel. Esta conjetura, sin embargo, resulta problemática, ya que el doctor Sosa nunca es mencionado en documento alguno como caballero de San Juan; los frailes y los esclavos españoles siempre se refieren a él como el «doctor Sosa» - título que alude a su condición de doctor en teología y en las dos leyes - in utroque. Sosa era asimismo llamado «papaw por el yerno de Ahmed, Ahmud, lo cual alude a la condición de Sosa como eclesiástico. La consideración con que era visto por los sacerdotes y los eclesiásticos españoles se revela en las palabras, parcialmente citadas, de fray Juan Gil en la Información de Argel, cuando acusa recibo del testimonio manuscrito del doctor Antonio de Sosa en favor de Cervantes: Digo yo, fray Juan Gil, de la orden de la Santlsima Trinidad y redentor de captivos por su Magestad en este Argel, que yo conosco al Dr. Antonio de Sosa, al presente captivo en este Argel, porque familiarmente le tracto y converso todo el tiempo que a [sic] que estoy en Argel; y que sé que es de tanta honra y de tal calidad, ~ue en todo lo arriba dicho [Sosa] no diría sino la pura verdad, como quien es 7 • De modo que, con los datos actualmente disponibles, no es posible confinnar si el doctor Sosa fue un eclesiástico vinculado a la Orden de San Juan 10 Trato, IV.2362-5. Testimonio de fray Juan Gil, Información de Argel, p. 166; Krzystov Sliwa, ed., Documentos de Miguel de Cervantes Saavedra, Pamplona: Ediciones Universidad de Navarra, 1999, p. 111. 11 Cervantes en Argel 154 de Malta. Por consiguiente, hasta que se encuentren más documentos en los archivos espafioles y portugueses, debemos fiarnos de la rica infonnación autobiográfica que se obtiene en los tres Diálogos de Sosa, de su testimonio a favor de Cervantes, consignado en la Información de Argel, y de un puñado de documentos adicionales, tales como una carta escrita en latín en 1578 al papa Gregorio III y a otras autoridades, solicitando el rescate del fraile mercedario fray Jorge de Olivar 72• Los tres Diálogos de Sosa, en particular, muestran una gran erudición, que abarcaba los clásicos, desde Platón basta Plinio y Cicerón, entre otros, las Sagradas Escrituras, y los padres de la Iglesia, desde San Pablo y San Jerónimo hasta San Agustín, por nombrar sólo a algunos. Obviamente conocía bien el griego y el latín, y estaba familiarizado con el hebreo, lengua que también lefa y escribía, según cuenta él mismo 73 • INTERCAMBIOS DE CAUTIVOS En cuanto a la liberación de Sosa, parece ser que en 1580 se dirigió a la Corte española una petición, por la cual se solicitaba el intercambio de un corsario renegado llamado Arnaut, recluido en Cast:ilnovo (Nápoles), por el doctor Antonio de Sosa, cautivo en Argel. Sola y de la Peña conjeturan que Cervantes -quien había sido liberado en octubre de ese año, y quien habla permanecido en Madrid desde diciembre de 1580- pudo haber llevado la solicitud a la Corte. El intercambio de cautivos cristianos por esclavos musulmanes, o por renegados presos en cárceles europeas, se practicaba con frecuencia. Constituía una fonna de liberación aceptable para el cautivo en Berbería, si éste lograba ubicar a un esclavo musulmán en manos de cristianos, que quisiera rescatarse de este modo. Ahora bien, el esclavo debía ser de la misma comunidad donde el cautivo cristiano se encontraba recluido. 72 Esta misiva, escrita por el doctor Antonio de Sosa, fue firmada por el doctor Sosa y otros veintiocho cautivos, entre ellos Miguel de Cervantes Saavedra. Aparece en fray Bernardo de Vargas, Cronica Sacri et Mililaris Ordinis B. Mariae de Mercede. Redemptionis captivorum. Panormi, 1622, 11, pp. 106-09. La versión castellana figura en fray Francisco de Ncyla, Gloriosa Fecundidad de María en el Campo de la Católica Iglesia, Barcelona, Rafael Figueró, 1698, pp. 190-95. Para una versión moderna de este memorial, cj Cristóbal Pérez Pastor, op. cit., vol. 11, pp. 379-80. 73 Diálogo de los morabutos, Topografía Ul, p. 196. La escritura de Argel: amos, esclavos y renegados 155 Una carta del virrey de Nápoles Juan de Zúñiga a Felipe 11, de agosto de 1577, informa que el teniente general de artillería Juan de Bolafios, capturado en la galera Sol en 1575 - la misma galera en la que fue apresado Cervantes-, estaba cautivo en Argel en poder de una mujer «cuyo hijo es Caramami turco». Este «turco» estaba detenido por orden del rey en la prisión de Castilnovo, en Nápoles. Comoquiera que Bolaños no había logrado rescatarse de ningún modo, ni ofreciendo dineros por su rescate, había rogado al virrey que le canjearan por el turco Caramami, única forma de obtener su libertad. El virrey certifica que Caramami es «hombre de más de sesenta años, casi ciego, y tullido de los pies» y recomienda que se lleve a cabo el negocio para lo cual espera las órdenes del rey 74 • Nueve meses después, sin embargo, no se había finiquitado el trato debido a la confusión entre las identidades de dos turcos presos en Castilnovo, uno de los cuales era el corsario Amaut mencionado anteriormente en relación con el doctor Sosa. En mayo de 1578, Zúñiga volvía a escribir al rey sobre el canje del cautivo Bolaños, aclarando que el «dicho Amaut y Caramami» son personas diferentes: Caramami es «hombre de sesenta años, tullido de las piernas, y que anda con muletas» mientras que el arráez Arnaut es «hombre sano, de buen arte [y) de edad se cincuenta y cinco años» que, por ser «gran corsario» debe estar «a muy buen recaudo» 75 • Por tanto, informa que ha dado orden al castellano de Castilnovo que entregue «de la parte del dicho Bolaños al dicho Caramami». Como sugiere la carta de Zúñiga, Amaut era un corsario peligroso que los españoles no querían ver libre. Uno de los más famosos casos de intercambio entre presos cristianos y musulmanes fue el de algunos notables personajes otomanos capturados por los cristianos en la Batalla de Lepanto, en 1571, quienes fueron canjeados por capitanes cristianos detenidos entre los infieles, después de esta batalla y en la derrota sufrida por los españoles en Túnez, en 1574. Por los prisioneros de mayor conto los vencedores podían esperar un elevado precio de rescate o cualquier otra contrapartida. Ahora bien, los vencedores de Lepanto se habían repartido los esclavos de ordinaria condición, mas no se habían puesto de acuerdo sobre el destino de los prisioneros de alta calidad, quienes finalmen74 Zúñiga al Rey, 1° de agosto de 1577 (AGS, Estado, leg. 177, 7); cf también la carta del alférez Juan de Bolaños, capturado con Cervantes en la galera Sol, y cautivo en Argel, a 14 de diciembre de 1577, en la que ruega se le canjee por el turco Caramami (AGS, Estado, leg. 1077. 9 y 1O). 75 Zúiliga al Rey, 15 de mayo de 1578 (AGS, Estado, leg. 177, 66). 156 Cervantes en Argel te quedaron en manos del papa Pío V. En Roma, pues, se juntaron en 1572 unos 40 esclavos destacados, de los cuales tenemos una lista detallada: el más joven, Mustafá de Calata, tenía unos doce años; el más viejo, Cara Mahamut, de lstanbul, -«mediocris staturae, subniger, barbae canae»-- tenla 66 años. El personaje más influyente era Mahamet Bey, gobernador de la Eubea, de 40 años, «mediocris staturae, barbae castaneae rarae, oculorum nonhihil straborum»; le segula, en la jerarqula de valores, el hijo de catorce años de Ali Pachá, comandante de la flota turca en Lepanto, un joven «pulcher facie, albis, rubens» 76• Era costumbre de ambas partes tratar cortésmente a los prisioneros de calidad y no someterlos a burdas incomodidades o agravios. De hecho, se comentaba que el Papa: «li tenne in Roma molto umanamente, ma sotto buona guardia, nel palazzo dell'Aquila, in Borgo», muy cerca del palacio vaticano. Pío Y, sin embargo, se negó a dar la libertad a este elenco de cautivos otomanos, y el 21 de diciembre de 1571 , emitió una bula prohibiendo su liberación 77 • Mas el nuevo pontífice Gregorio XIII, electo papa en mayo de 1572, movido a compasión por las solicitudes de los prisioneros cristianos en manos de los turcos, decidió negociar el intercambio de los capitanes otomanos en su poder, con miras también a ponerle fin a su costoso mantenimiento en Roma. Los candidatos cristianos eran 38 venecianos, que no hablan podido ser rescatados a pesar del tratado turco-veneciano de 1573. Entre estos cautivos de rescate estaba el patricio milanés Gabrio Serbelloni (Gabrio Cerbellón), mencionado en La historia del cautivo, interpolada en Don Quijote, quien había sido hecho prisionero por los turcos en la toma de Túnez de 1574, como veremos en el capítulo cuatro. A pesar de la renuencia de Felipe 11 de llegar a un acuerdo en este caso, el Papa negoció el canje de prisioneros a comienzos de 1575: el intercambio se llevó a cabo en Ragusa (hoy Du- 76 Salvatore Bono, Schiavi musulmanl nell'ltalia moderna. Galeotti, vu ' cumpra ', domestici, Nápoles: Edizioni Scientifiche ltaliane, 1999, pp. 432-433; sigo el texto de Bono en estos párrafos. n «Los tiene en Roma muy humanamente, pero bajo buena guardia, en el palacio del Águila en la ciudad»; citado por Bono, op . cit.. p. 433 . La bula del 2 1 de diciembre de 1571, fue titulada Turcae, qui in bello contra eos peracto captivi sunt effecti, durante bello non dimittantur neque distrahantur; cf M. Rosi, «Alcuni documenti relativi alla libcrazione dei principali prigionieri turchi presi a Lepanto», Archivio della Societa romana di storia patria. 21 ( 1898), 142-146. La escritura de Argel: amos, esclavos y renegados 157 brovnik), Croacia, en julio de 1575. Un testigo de Ragusa describe así el impresionante canje de cautivos: Li schiavi tratti quindi, et quelli di Cipri, furono condotti a Rausa, et menati nella sala del gran consiglio in presenza di Gorgio Bobali all'hora rettore di Rausa, et di tutto il senato, con molto popolo ragunato per vedere le cerimonie, si fece per mezo del secretario della repubblica pronunciare ad alta voce la loro liberta, cioe di Gabrio Cerbellone milanese con molri altri personaggi christiani da una parte, et dall'altra all'incontro di questi d'un sangiaco con molti altri turchi principali 78. Los musulmanes liberados en este canje fueron 34, comenzando por el gobernante Mahamet Bey, llamado aquí «Sangiaco» (de sanca/e, provincia); otros, de hecho, hablan muerto durante esos años; mientras que el hijo de Ali Pachá babia sido rescatado. Los que más se beneficiaron de este canje propiciado por el Pontífice fueron los venecianos, quienes habían abandonado la alianza con los cristianos y, establecido la paz con los turcos. En otras ocasiones, sin embargo, los esclavos o presos musulmanes que podían servir para un canje por cautivos cristianos no eran específicamente identificados. Paolo Tartanella, de Trapani, esclavo en Biserta, le escribió a su padre desde esa localidad el 26 de julio de 1598, rogándole que tratara de reunir los fondos para su rescate con la limosna de parientes y amigos; a la vez, le pedía que averiguara si «il signor Cesare d' Aragonesi sapesse se imbarcato sulle galere si trovasse qualche moro o turco che volesse riscattarsi, e se fosse di Biserta o di Tunisi o delle vicinanze» 79• Por el pobre esclavo siciliano pedía su patrón 300 escudos de oro, suma que, evidentemente, la familia de Tartanella no poseía. Los intercambios entre esclavos musulmanes 78 «Los esclavos traidos aqui, y los de Chipre, fueron conducidos a Ragusa, y llevados a la sala del gran consejo en presencia de Giorgio Bobali, entonces rector [gobernador] de Ragusa, y de todo el senado, con mucho pueblo reunido para ver la ceremonia, que se hizo por medio del secretario de la república quien pronunció en voz alta su libertad; es decir, la de Gabrio Cerbellón milanés con muchos otros personajes cristianos de una parte, y de la otra, en el encuentro de éstos con un gobernador de una provincia otomana (Mahamet Bey) y muchos otros turcos principales>l; citado por Bono, op. cit., p. 433. 79 «Si el señor Cesar d'Aragonés sabe si en las galeras se encuentra embarcado cualquier moro o turco que quiera rescatarse y que sea de Biserta o de Túnez, o de alguna vecindad [cercana]»; cf Giuseppe Bonomo, Schiavi siciliani e pirati barbareschi, Palermo, Flaecovio Editore, 1996, pp. 76-78. 158 Cervantes en Argel y esclavos cristianos se llevaban a cabo mediante la intervención de parientes o amigos, o de un intennediario, generalmente un renegado. Casos similares de trueques humanos aparecen consignados en los estudios de Giuseppe Bonaffini, La Sici/ia e i Barbareschi, y de Giuseppe Bonomo, Schiavi sici/iani e pirati barbareschi 80• En cuanto a la liberación del doctor Sosa, en febrero de 1581, la Corte escribió al virrey de Nápoles, Juan de Zúñiga, solicitándole que investigara el asunto del intercambio del doctor Antonio de Sosa, cautivo en Argel, por el corsario Amaut y que aconsejara sobre la conveniencia de aceptar trato semejante. Amaut, desde luego, es el mismo corsario nombrado en el caso anterior del cautivo Bolaños. Zúñiga le respondió al rey el 9 de junio de 1581, con información detallada sobre Amaut, un renegado genovés que había estado encarcelado en Castilnovo de Nápoles quince años. No debe liberarse a este renegado, adujo el virrey de nuevo, por ser gran corsario y marino conocedor de las costas italianas; por tanto, presume el virrey que el corsario volvería a sus andanzas 8 1• La solicitud de Sosa a la Corona española fue, pues, denegada. No obstante, el doctor Sosa habría de ser liberado hacia fines de 1581. En efecto, al parecer el doctor Sosa fue rescatado antes de octubre de 1581; lo podemos suponer porque la infonnación consignada en la Topografia pierde entonces, como han aseverado algunos críticos, su marca característica, a saber, su obsesión «con el detalle y la exactitud» 82 • Los datos ofrecidos en la historia de la sanción de Hasan contra el alcalde Mahamed y sus esclavos confirman estas fechas, pues Sosa afirma que el desafio de Mahamed les costó a estos pobres esclavos cuatro años y medio del más duro cautiverio, coincidentes con el período comprendido entre los meses de abril de 1577 y octubre de 1581. Es más: existen varios documentos notariales que localizan a Antonio de Sosa en Madrid entre diciembre de 158 1 y febrero de 1582. En el primero de ellos figura como «vecino de Madrid», mientras que en el tercero, con fecha 80 Giuseppc Bonaffmi, LA Sicilia e i Barbareschl: Incursione corsare e risca/fo degli schiavi (1570-1606), Palermo: Renzo Mazzone, 1983. 81 Zúñiga al Rey, Nápoles, 9 de junio de 158 1, AGS, Estado, lcg. 1.084; Emilio Sola y José F. de la Peña, Cervantes y la Berberfa: Cervantes, mundo turco-berberisco y servicios secretos en la época de Felipe 11. México, Fondo de Cultura Económica, 1995, p. 182. 82 Camamis, op. cit.. pp. 89, 133-34; Sola, «Renacimiento, Contrarreforma y problema morisco en la obra de Antonio de Sosal>, en Antonio de Sosa, Diálogo de los mártires de Argel, ed. Sola y Parneño, op. cit.. p. 32. La escritura de Argel: amos, esclavos y renegados 159 3 de febrero de 1581, parece que simplemente está en la ciudad: «estante en Madrid» 83 • Es probable que durante estos meses en la ruidosa ciudad viera a su amigo Cervantes, quien estaba de vuelta de su viaje de reconocimiento a Orán, realizado en 1581 en servicio secreto de Felipe U. Existen varios testimonios, suscritos en diciembre de 1581 y en enero y febrero de 1582, que muestran al doctor Sosa en el proceso de reconocerle un pago de 1.320 reales a María Ramlrez por el rescate de su hija Mariana, cautiva en Argel, y obligándose a contribuir en esta gestión basta por encima de la suma recibida. Maria y Mariana Ramírez estaban relacionadas con el capitán Jerónimo Ramírez de Alcalá de Henares, interlocutor de Sosa en Diálogo de los mártires de Argel. El capitán Ramírez figuraba entre los capturados en 1577 en la galera San Pablo, junto con su hermana viuda y su sobrina 84 • La hermana del capitán Ramírez al parecer había sido liberada después de tres años o más de cautiverio, mientras que la muchacha seguía presa en Argel. Después de febrero de 1582, le perdemos la pista al doctor Sosa. Acaso murió al poco tiempo, pero su obra monumental, encomendada al arzobispo Haedo, apareció treinta años después bajo el nombre de Diego de Haedo. LA ARGEL DE SOSA Y DE CERVANTES Al margen de su estrecha relación con Cervantes, mi interés por el cautivo Antonio de Sosa apunta a las condiciones de su cautiverio en Argel, y a su insistencia en leer y escribir pese a las dificultades existentes. Aunque sus respectivos cautiverios fueron distintos, hubo puntos de contacto entre Sosa y Cervantes, por ejemplo, su común amor por los libros y por las letras, y las numerosas conversaciones que mantuvieron sobre asuntos literarios. Tanto Sosa como Cervantes fueron cautivos de elite, retenidos por rescates exorbitantes, el primero, por ser un eclesiástico respetado, vinculado a los clrcuJos de poder de la Iglesia hispano-italiana; el segundo, por haber sido erróneamente tomado por un personaje importante, cercano a don Juan de Austria. Sosa, como sabemos, era esclavo del renegado Mahamed, quien lo mantuvo encadenado en un cuarto y alguna vez lo alquiló al Ayuntamiento de Argel 83 Pére.z Pastor, op. ci1.. 1, pp. 235-237. 11-4 !bid., I, pp. 235-237. 160 Cervantes en Argel para trabajos de construcción. El clérigo tuvo dos compañeros de cautiverio -otro eclesiástico y un Caballero de San Juan de Malta, ambos anónimos ss. Cervantes, por su parte, inicialmente propiedad del corsario Dalí Mamí y luego del renegado veneciano Hasan Pachá, parece haber contado con algunos períodos de relativa libertad entre uno y otro encierro, no ya engrilletado ni encadenado. Un documento suscrito el 18 de diciembre de 1580 en Madrid, tras su liberación, revela que durante su cautiverio Cervantes fue forzado a tomar prestados más de 2.000 reales de varios mercaderes cristianos que llegaron a Argel, «para comer y otras cosas para pasar su cautiverio, porque el moro que le tenia cautivo no le daba de comer en todo el tiempo en que fue cautivo» 86• Años después, Emanuel d' Aranda, un flamenco cautivo en Argel entre 1640 y 1642, confirmaría que su amo AH Piccinino no lo alimentaba, pero que a los esclavos se les pennitia reservarse tres o cuatro horas diarias para ganarse el sustento 87 • D'Aranda también consiguió dinero prestado de varios mercaderes y, tras su liberación, les retribuyó con elevados intereses 88 • ¿Estuvo Cervantes obligado a valerse por sí mismo, como otros cautivos? ¿Se ganó la vida trabajando como secretario, transcribiendo documentos o escribiendo cartas para otros cautivos? Astrana Marín creía que Cervantes pudo haber hecho las veces de mensajero o sirviente doméstico para su amo Dalí Mamí 89. Por los Diálogos de Sosa y por la Información de Argel sabemos que, a pesar de las severas restricciones impuestas por el renegado Mahamed, a algunos visitantes se les permitía visitar a Sosa en su celda. El nombre y la identidad de algunos de ellos, muchos de los cuales eran esclavos cristianos que informaban a Sosa de los diarios acontecimientos en Argel, así como los frecuentes desplazamientos de estos cautivos, entre ellos Cervantes, evocan un universo en el cual las comunicaciones eran aparentemente fluidas y las 15 Epítome de los reyes de Argel. Topograjia 1, p. 377. Pérez Pastor, op. cit., 1, p. 67; también Sliwa, op. cit., p. 114. 17 Emanuel d'Aranda, Relation de la captivité et liberté du Sievr Emanuel d 'Aranda, iadis esclaue a Alger [...]. París: Compagnie des Librairies du Palais, 1665; reeditado como Emanuel d'Aranda, Les captift d'Alger. cd. Latifa Z'Rari, Pa.ris: J.-P. Rocber, 1997; la cita proviene de la p. 36. Hubo numerosas ediciones y traducciones de esta obra. Cf la versión inglesa, The History of Algiers and its slavery [... ), wrillen by the Sieur Emanuel d 'A randa, sometime a slave there [.. .].Londres, Printed for John Starkey, 1666. 88 Emanuel d'Aranda, Les captift d'Alger, pp. 39-40. 89 Astrana Marín, op. cit.. vol. 11, pp. 476-77. 86 La escritura de Argel: amos, esclavos y renegados 161 conversaciones y los encuentros entre los bandos musulmán y cristiano, bastante libres. Las consecuencias de dichas interacciones no deben ser subestimadas en relación con la vida y la obra de Cervantes. Esta gran fluidez en la información y la circulación de seres humanos constituye un elemento esencial para comprender los albores de la Edad Moderna y sus actores en Argel. La mención de algunos de los hombres que participaron de este complejo mundo fronterizo norteafricano, tales como los que visitaban a Sosa en su prisión particular, puede iluminar este aspecto. Entre los frecuentes visitantes del eclesiástico cautivo, podemos enumerar a los siguientes individuos o grupos humanos: a) una serie de galeotes anónimos que narraban sus sufrimientos al cronista con lágrimas en sus ojos 90 ; b) el Caballero de San Juan fray Antonio González de Torres, esclavo del renegado Maltrapillo e interlocutor de Sosa en Diálogo de Ja captividad; c) el capitán Jerónimo Ramírez, esclavo de un renegado morisco e interlocutor de Sosa en Diálogo de los márrires de Argel; d) un enviado (mensajero) del monje mercedario fray Jorge Olivar, quien le envió a Sosa un hábito y algunos ornamentos cristianos para que los escondiera tras el incidente de la cueva que involucró a Cervantes 91; e) el yerno de Mahamed, Amud, que es interlocutor de Sosa en Diálogo de los morabutos 92 ; f) el maestro Cristóbal de VillaJón, cautivo en Argel y visitante frecuente, quien le narró a Sosa la increíble historia de la muerte consecutiva de los ocho hijos de su amo, todos ahogados por demonios93; g) el renegado Girón, conocido como «El Doradom, que visitó al clérigo por la época del segundo intento de fuga de Cervantes, jurando ante Sosa y su amo Mahamed que no había traicionado a los fugitivos 94 ; h) el dominico destituido Juan Blanco de Paz, quien intentó hacerse pasar ante Sosa como funcionario de la Inquisición española 95; i) un grupo de cautivos 90 Diálogo de la captividad. Topograjia 11, p. 96. Testimonio del doctor Antonio de Sosa, Información de Argel. p. 159. 92 Diálogo de los morabutos, Topograjia 111, pp. 193-273. 91 Diálogo de los morabutos. Topograjia m, p. 219. Este personaje no ha de ser confundido con Cristóbal de Villalón, autor de El Crotalón y del Diálogo de las transformaciones de Pitágoras, quien nació en 1505; cf Astrana Marin, op. cit.. vol. 111, pp. 48-51 . El maestro Cristóbal de Villalón, cautivo en Argel, quien testifica en favor de Cervantes en 1580, afinna que nació en 1535 y que conoce a Cervantes desde 1576; su título revela que era doctor en teología. 94 Testimonio del doctor Antonio de Sosa, /nfom1aci6n de Argel, p. 158. 95 /bid.• p. 164. 91 Cervantes en Argel 162 cristianos furiosos que proponían apuñalar a Blanco de Paz por su traición en el último intento de fuga planeado por Cervantes 96 ; j) el mercader valenciano Onofre Exarque, que infonnó a Sosa de su intención de rescatar a Cervantes y enviarlo a España, tras la fallida iniciativa de evasión de septiembre de 1579 97 ; k) fray Juan Gil, comendador de la Orden de la Santísima Trinidad y jefe de la misión de rescate trinitaria, quien no sólo trataba a Sosa «con fam iliaridad» sino que se comunicaba a menudo con él cuando estaba en Argel 98; l) el mismo Cervantes, quien visitó a Sosa y discutió de poesía y otros temas con é l, cuando no estaban planeando fugas conjuntas 99 • Aún más que estas conversaciones, debemos recordar que Sosa compartió su suerte con otros dos esclavos cristianos, quienes seguramente vivían también en los cuarteles de Mahamed. En su Diálogo de los morabutos, Sosa menciona a diversos habitantes de esta vivienda que al parecer también acomodaba a algunos de los renegados de Mahamed. Además de un renegado romano llamado Jaffer, a quien un morabuto o santón musulmán Je estaba enseñando a leer y escribir en árabe, había otros huéspedes: un renegado francés llamado Mustafá, que murió hacia 1579; un renegado griego llamado Baluco Baxf Farat; una cautiva anónima de Córcega, cuyo primo era también esclavo en Argel; un viejo esclavo español llamado Pere Jordán, portero del complejo de viviendas, y un esclavo anónimo que era compañero de Sosa 100 • A la diversidad de esta animada casa debemos añadir los cautivos cristianos que continuame nte visitaban a Sosa. Aun cuando estas visitas se extendieron por un período de cuatro años, podemos concluir que eran representativas de la vida de los cristianos de elite en Argel al final del siglo xv1. Esos múltiples encuentros de Sosa con hombres de todas las clases sociales y procedencias, desde el más humilde galeote cristiano hasta e l Caballero fray Antonio González de Torres y el trinitario fray Juan Gil, entre otros, brindan un retrato de las relaciones entre los esclavos cristianos, así como entre los cautivos y los renegados, los turcos y Jos judíos de Argel. Sosa no sólo da fe de su cercana amistad con Cervantes; también, como hemos visto, confirma sus conversaciones familiares durante el tiempo de su cautiverio en Argel: «Todo el tiempo que a [sic] que estoy captivo en Argel, 96 97 91 99 100 /bid.. pp. 160-61 . /bid., pp. 161-62. /bid., p. 166. lbid .. pp. 157, 160, 163. Diálogo de los morabutos, Topografía lll, pp. 234, 243-249. La escritura de Argel: amos, esclavos y renegados 163 que son tres años y ocho meses, lo conozco [a Cervantes] y he tratado y comunicado muy a menudo y familiarmente [con él]» 101 • Al menos en dos ocasiones Cervantes invitó a Sosa a participar en una fuga. Recordemos el segundo intento de fuga de Cervantes de 1577 -el episodio de la cuevanarrado por Sosa en Diálogo de los mártires de Argel, un plan que ambos discutieron con frecuencia: «Yo fui uno de Jos que con el dicho Miguel de Cervantes comunicó muchas veces y en mucho secreto el dicho negocio; y que para el mismo negocio fui muchas vezes convidado y ex.hortado, y no se hizo cosa en el tal negocio que particularmente no se me diese dello parte». Sosa incluso atestigua que, mientras los fugitivos se ocultaban en la cueva, Cervantes Jo visitó para hacerle saber Jo que estaba pasando, «importunándome muchas veces que yo también me encerrase con los demás en la dicha cueva; y el día que se fue él [a] encerrar en ella se vino despedir de mh» 102 • El testimonio del clérigo apunta asimismo a la sorprendente movilidad de Cervantes en Argel, que le permitia visitar a otros cautivos, renegados y mercaderes extranjeros, cuando no estaba encadenado en el baño por haber intentado escapar. Desde luego, algunas de estas salidas se dieron en ausencia del amo, tales como las idas y venidas vinculadas con el episodio de Ja cueva, entre abril y septiembre de 1577, cuando Dalí Mami estaba en el mar realizando correrías de corso 103 • La relativa libertad de Cervantes en las calles de Argel es especialmente enfatizada por el recuento de Sosa de la conspiración de septiembre de 1579, en la que el clérigo español desempeñó un papel relevante. Sosa no sólo era uno de los que planeaban abordar la fragata de 60 bancos «porque el dicho Miguel de Cervantes comunicó muchas vezes el negocio conmigo, dándome relación de lo que hacia y ordenaba [... ]y me convidó a ser uno de los que en dicha fragata hablan de in>. También fue uno de los maquinadores de la fuga: «Y asi, no se trató cosa alguna sobre este negocio [la evasión] que él [Cervantes] y los dichos mercaderes no tratasen y consultasen conmigo, y tomasen mi parecer y consejo sobre ello» 104 • Además de subrayar la profunda amistad y la afinidad que relacionaban a Antonio de Sosa y Miguel de Cervantes, estas afirmaciones también revelan el profundo respeto que los cautivos cristianos sentían por el eclesiástico portu101 IOl 103 104 Testimonio del doctor Antonio de Sosa, Información de Argel, p. 156. !bid., p. 157. Topograjia 1, pp. 85-86. Testimonio del doctor Antonio de Sosa, Información de Argel, p. 160. Cervantes en Argel 164 gués, figura central en la comunidad de esclavos de Argel. Como he mostrado en estas páginas, esclavos y renegados de todos los estratos y condiciones sociales visitaban continuamente al doctor Antonio de Sosa y lo consultaban sobre asuntos cruciales que a menudo involucraban temas de vida y muerte. «ARMAS Y LETRASl> EN ARGEL Más de un crítico ha sugerido que fue en Argel donde Cervantes comenzó a bosquejar su comedia El trato de Argel, la cual culmina con una plegaria a la Virgen María recitada por un coro de cautivos. Otros aducen que fue en el cautiverio donde compuso algunos de los poemas repartidos a lo largo de La Galatea: estas dos posibilidades no pueden ser pasadas por alto. Las constantes referencias de Sosa a su propia vida como esclavo en Berberia pueden abrir nuevas perspectivas sobre las actividades intelectuales del cautivo Cervantes. Pese a que estaba encadenado a una roca en su celda en casa de Mahamed, Sosa cuenta que tenía libros a su disposición y con regularidad obtuvo provecho de su encierro solitario leyendo obras pías y serias 105• Particularmente reveladoras son las primeras lineas de Diálogo de los mártires, en las que el capitán Jerónimo Ramirez saluda a Sosa con esta pregunta: «De manera que ¿siempre que acá vengo le he de hallar ocupado en los libros?». La respuesta de Sosa confirma que pasaba mucho tiempo leyendo: «En una soledad como ésta y en un encerramiento tan apartado de toda plática y conversación en que este bárbaro de mi patrón me tiene, ¿qué mejor ocupación que leer libros santos y buenos?» 106• El libro que Sosa estaba leyendo entonces narra la vida de San Paulino, obispo de Nota, amigo de San Agustín. En el siglo 1v San Paulino gastó toda su fortuna rescatando cautivos y, finalmente, se ofreció a sí mismo a cambio de un joven esclavo, retenido por el rey vándalo Genserico en Cartago 107 • A lo largo de su diálogo con el capitán Ramírez, de forma constante alude Sosa a San Agustín y a San Gregorio, y a otros tantos autores griegos y romanos a quienes probablemente cita de memoria. En otro revelador pasaje de Diálogo de los morabutos, Sosa muestra ios Sosa, op. cit.. pp. 1-4; Topograjia III, pp. 1, 13-16. 106 Sosa, op. cit.. p. 55; Topograjia ru, p. 1. 107 Sosa, op. cit.. p. 65; Topograjia lll, pp. 15-19. La escritura de Argel: amos. esclavos y renegados 165 a su amigo, el renegado Amud, una copia de Descripción del África, de Juan León Africano, libro que está estudiando y que le fuera prestado por un musulmán de Granada dejado en Fez 108• Más aún, aunque cautivo, Sosa se dedicó a estudiar la sociedad argelina y a hablar con diversos renegados quienes le contaron la historia del Magreb en el siglo XVI. De ninguna otra forma hubiera podido escribir las detalladas descripciones de la vida y las costumbres argelinas consignadas en Topografía, o la historia de los gobernadores turco-argelinos narrada en Epítome de los reyes de Argel. Sabemos que, desde el primer día de su llegada a Argel, Sosa continuamente escribió y consignó innumerables datos, entre otros, sobre el número de moriscos exiliados de Granada, Valencia y Aragón que arribaban a la ciudad y la manera cómo venlan 109 • En Diálogo de los morabutos, el renegado Amud expresa su admiración por la prodigiosa memoria de Sosa a propósito de los remedios que un santón musulmán había prescrito para curar a su hermana, quien estaba poselda por los malos espíritus. Le pregunta a Sosa: «¿Mas cómo tienes esas cosas en la memoria? Es cierto que estudias en ellas todos los dlas y noches» 110 • En efecto, el meticuloso Sosa recordaba todas y cada una de las medicinas prescritas por el morabuto, que comprendian un gallo rojo, cocido de manera particular, y luego colocado en una olla especial cerca del río, con cabeza, plumas y entrañas. El pasaje le da a Sosa la oportunidad de denunciar la medicina argelina, a la que estima como mero fraude. Estas anécdotas iluminan detalles que ayudan a explorar el complejo tejido cultural de Argel en la década de 1570. La existencia de este tejido cultural es confirmada por las frecuentes alusiones de Sosa al tiempo que pasó leyendo y escribiendo, pero también conversando sobre asuntos literarios con otros esclavos, especialmente con Cervantes. Sus referencias a los copiosos datos etnográficos que recogió durante su cautiverio enfatizan su interés por las costumbres y usos multiculturales de los habitantes de Argel. Todo ello plantea numerosos interrogantes acerca de la vida y las actividades intelectuales de Cervantes en Argel. Asf las cosas, la introducción al Diálogo de los mártires de Sosa constituye un himno al libro, una exaltación de las tradiciones clásicas y cristianas de las que es tributario el clérigo Sosa. La discusión sobre los libros que abre °' Diálogo de los morabutos. Topograjia 111, p. 20 l. 1 109 Topograjia III, p. 253. llO lbid., p. 213. Cervantes en Argel 166 esta obra no sólo se hace eco del elogio de los libros hecho por Don Quijote, sino que también sugiere que la lectura de libros gentiles puede causar la locura. Como alegoría de la lectura, Sosa narra la historia del saqueo de Pavía, en Lombardla, por el general de los ejércitos de Francisco 1, Monsieur de Lautrech, en 1528, en represalia por haber sido preso su rey Francisco unos años antes, bajo los muros de esa ciudad. Después de un formidable asalto, los soldados franceses tomaron la ciudad de Pavía, «matando a todos, robándola y destruyendo la tierra». Algunos soldados gascones entraron por fuerza en casa de un boticario y echaron mano «de algunas cosas dulces y conservas de azúcar» (letuarios) que había en Ja botica. Enloquecidos, agarraron «muchos vasos, redomas y ollas vidriadas que estaban en sus puestos» y se tomaron todos aquellos licores y medicinas; pero «a poco perdieron unos el juicio, otros el sentido, otros enfermaron terriblemente» 111 • El mensaje es claro: Sosa sugiere que la lectura de libros paganos o cuestionables puede causar la locura y aun la muerte. Su estilo, con todo, no puede ser más radi- · calmente opuesto al de Cervantes, pues el clérigo suele sazonar sus argumentos con un enfadoso listado de citas de «toda la caterva de filósofos», como más tarde diría Cervantes en su prólogo a Don Quijote. De todas maneras, las conexiones literarias entre el erudito Sosa y el joven Cervantes no pueden pasarse por alto. Para Sosa, como para Cervantes, «es imposible que de todo libro [... ]no se saque algún fruto y provecho» 112 • Éste es, por supuesto, un tópico renacentista particularmente explotado por los escritores del Siglo de Oro español. Los libros son maestros especialmente dotados: «si el que trata con ellos antes era bueno, hácese con ellos mejor; el prudente, muy más sabio; el discreto, muy más entendido» 113• Muchas de las frases de Sosa, en efecto, evocan formulaciones populares cervantinas, por ejemplo la noción de que la ficción es un jardín que nutre el espíritu. En palabras de Sosa, «aquellos [libros] que enseñan y nos muestran el bien vivir en cualquier modo, forma, estilo, y artificio que sea, todos y cada uno de ellos[ ...) no son menos que unos lindos y ricos jardines; en los cuales el juicio, paseándose y discurriendo con atención, va cogiendo lindas y suavlsimas flores» 114 • Este texto evidente- 11 1 Sosa. op. cit., p. 59. Sosa, op. cit., p. 57. 11 > Sosa, op. cit., p. 59; Topografía Ul, p. 5. 11 2 114 /bid. lA escritura de Argel: amos, esclavos y renegados 167 mente recuerda el prólogo a las Novelas ejemplares, en el que Cervantes propo!'le por medio de una alegoría que la ficción ofrece a la psique humana una muy preciosa pausa espiritual: «Horas hay d e recreación donde el afligido espfritu descanse. Para este efecto se plantan las alamedas, se buscan las fuentes, [...]y se cultivan, con curiosidad, los jardines» 115• Nunca es Sosa más elocuente en su elogio de los libros y la lectura que en el siguiente pasaje de su Diálogo de los mártires de Argel: «La lectura es donde la memoria se renueva, el juicio se despierta, la voluntad se inflama y todo el hombre toma aliento y recibe fuerzas animosas para proseguir el bien y pasar más adelante» 116 • Al margen de su afición por las citas clásicas, la prosa de Sosa es el castellano claro y entero del Siglo de Oro escrito en un tono personal. Sus ideas en tomo de la sabiduría son expresadas en el famoso adagio: «Tres cosas hacen a un hombre sabio, prudente y discreto: o tratar con los que son tales, o peregrinar muchas tierras, o leer muchos libros de filósofos». Afios después, Cervantes escribiría en el Persiles: «El ver mucho y el leer mucho aviva el ingenio de los hombres» 11 7• Aunque Jos libros eran probablemente escasos en la Argel del siglo xv1, pese a los numerosos volúmenes capturados de los navíos y galeones cristianos, muchos cautivos españoles e italianos eran hombres de letras, como presumiblemente lo era el morisco educado en Fez que leia a León Africano. Sosa confirma estos hechos: <<Hartos bue nos ingenios y aun doctisimos en todas buenas artes y ciencias tenemos cautivos hoy en día en Argel, y que cautivan cada día los corsarios desta tierra» 11 8• Dando fe de la presencia de una gran multitud de cautivos instruidos --eclesiásticos, religiosos, sacerdotes, abogados y juristas, doctores, maestros y predicadores de diversas lenguas y naciones- , Sosa contó un total de 62 esclavos cristianos cultivados en Argel en 1579: «¡Cosa jamás vista en Berbería!» 119• En otro lugar, el cronista lamenta la notable ausencia de intelectuales refinados en la advenediza sociedad argelina, modelada por renegados corsarios de todo e l mundo, por turcos y por moros: «Tratamos con gente muy diferente, muy agreste y bes115 Miguel de Cervantes, Prólogo, Novelas ej emplares, vol. 1, ed. Harry Sieber, Madrid: Cátedra, 1988, p. 52. 116 Sosa, op. cit., p. 57. 117 Miguel de Cervantes, Los trabajos de Persiles y Sigismunda, ed. Juan Baulista Avalle-Arce, Madrid: Castalia, 1970, p. 187. 111 Diálogo de la captividad, Topograjia 11, p. 80. 119 Sosa, op. cit.. p. 71 ; Topografia lll, p. 24. Cervantes en Argel 168 tial, que ni saben qué cosa sea culto y ornamento de ingenio, ni de otra cosa hacen caso, sino de Ja crápula y lujuria, y de vivir como animales del campo» 120. Semejante visión es, por supuesto, la de numerosos europeos de la Edad Moderna que representaban a los turcos y a los moros como Ja encamación de Ja lujuria y la ignorancia bárbara. Esta creencia puede ser relacionada con otro aspecto del estereotipo occidental, la presentación de sarracenos, moros y turcos como encarnaciones del mal. El estereotipo del moro diabólico o del turco cruel fue a menudo empleado por los europeos para demostrar las iniquidades del Islam y retratar a Jos musulmanes como agentes de Satán 121 • Un ejemplo típico es el del padre Pierre Dan, trinitario francés y redentor de cautivos en Argel entre 1634 y 1635, cuya Historia de Argel abunda en curiosas historias de canibalismo -cadáveres devorados-, horrendas torturas e indescifrables horrores. Su título habla por si solo: Histoire de la Barbarie, et de ses corsaires. Des royavmes, et des vi/les d 'Alger, de Tvnis, de Salé, & de Tripoly [...]Ovil est traité de levr gowernement, de leurs moeurs, de leur cn1autez, de leur brigandage, de leurs sorti/eges [... ] 122• Sin embargo, hubo otros europeos que vieron al Islam bajo otra luz. Como Jo confinnan las obras literarias de Cervantes, dificil era para los europeos instruidos que habían vivido en estrecho contacto con los musulmanes satanizar al Islam de una manera tan cruda. El flamenco Emanuel d' Aranda, a quien ya hemos encontrado en el curso de estas páginas, fue cautivo del renegado veneciano AH Piccinino en Argel en 1640. D'Aranda describe a Jos turco-berberiscos como afables y humanos, nada dados a alternancias irracionales entre la ge120 121 Diálogo de la captividad, Topografía ll, p. 8. Para la representación del Otro islámico, especialmente en Inglaterra, cf la obra clásica de Samuel C. Chew, The Crescent and the Rose. islam and England during the Renaissance, Nueva York: Oxford University Press, 1937; y William Montgomery Watt, Muslim-Christian Encounrers: Perceptions and Misperceprions. Londres: Routledge, 1991. Daniel J. Vitkus proporciona una excelente slntesis de la satanización occidental de los turcos en su Introducción a Three Turk Plays from Ear/y Modern England: Selimus, A Christian Tumed Turk, and The Renegado, Nueva York: Columbia University Press, 2000, pp. 1-53. 122 «Historia de la Berberla y de sus corsarios. De los reinos, y de las ciudades de Argel, de Túnez y de Salé, & de Trípoli. Dividido en seis libros. Donde se trata de su gobierno, de sus costumbres, de su crueldad, de sus robos, de sus sortilegios y de los crueles tonnentos que sufren los cautivos cristianos entre esos infieles)); cf Pierre Dan, Hisroire de Barbarie, et de ses corsaires [... ]. Parls: P. Rocolet, 1649. La escritura de Argel: amos, esclavos y renegados 169 nerosidad y Ja crueldad y, como recordaremos, llegó a afirmar que su estancia en Argel fue educativa: «la meilleure université [... ] pour apprendre le monde A vivre» 123 . El caso de Antonio de Sosa es especial. Si bien es cierto que su cautiverio fue uno de Jos peores de Argel en los últimos años de los 1570, Sosa fue también un fanático religioso, decidido a probar los males del Islam y las torturas perpetradas por los argelinos contra sus esclavos cristianos. A pesar de esto, su Epítome de los reyes de Argel, que presenta la historia de los gobernantes de Argel desde su fundación hasta los últimos años del siglo XVI, es una ecuánime obra de investigación que muestra en acción a un cuidadoso e imparcial historiador. En cuanto a la existencia de intelectuales musulmanes en la Argel del siglo xvt, no muchos hombres instruidos aparecen en las obras de Cervantes ni en las descripciones de Sosa de esta pujante sociedad, distinguida por su mestizaje cultural y por su híbrida lengua franca, mezcla de todas las lenguas mediterráneas. Una excepción a esta regla era el caso del beylerbey Ramadiin Pachá, amo de Rodrigo Cervantes, quien gobernó Argel entre los años 1574 y 1577. Descrito por Sosa como un hombre justo, honorable, pacifico y generoso, que llevaba una vida familiar ordenada, este gobernador era extremadamente dedicado a sus libros: «Hombre de buen gobierno[ ... ], y muy aficionado a la licción [lectura] de libros arabescos y turquescos y de su ley. En los cuales, de continuo, ocupaba el tiempo que los negocios le vacaban>>. Su descripción fisica completa este retrato: «Ramadan Pachá era un hombre de cincuenta y cinco años, de piel oscura, abundante barba y cabello negro, la cara redonda y ligeramente bizco de ambos ojos». Asimismo, Sosa asevera que este hombre gobernó por tres años con tal equidad y tal justicia que nadie tuvo nunca queja: «En este tiempo estuvo Argel en mayor tranquilidad y sosiego que nunca» 124 • Hasan Pachá fue también descrito como un hombre cultivado, aunque ni Cervantes ni Sosa mencionan este detalle. Ya hemos visto a este personaje en relación con Jos últimos tres intentos de fuga de Cervantes. La carrera de Hasan es otro ejemplo de éxito meteórico en la sociedad corsaria turcomagrebl. Hasan Veneciano, cuyo nombre cristiano era Andreta, fue capturado en su juventud en una nave esclavona o ragucea, donde era asistente del 123 «La mejor universidad (...) para enseñar al mundo a vivim; cf Aranda, op. cit., p. 152. 12 ' Epftome de los reyes de Argel, Topografla 1, pp. 370 y ss. 170 Cervantes en Argel escriba de a bordo 125 • Conducido a Trípoli, se convirtió en esclavo de un soldado de galera, quien lo hizo apostatar. Luego de que su amo muriera, devino propiedad del corsario Dragut y, a la muerte de éste en el sitio de Malta ( 1565), pasó al famoso corsario Alüj Ali, llamado Euchalí o Uchalí -o, aun, Ochalí- por los españoles. Prosperando bajo el patrocinio de Alüj Ali, pronto Hasan fue promovido a recolector de impuestos, funcionario contable y tesorero durante el gobierno argelino de Alüj Ali (1568-1571). Sosa atribuye estos rápidos avances a las cualidades de Hasan: «Siempre fue astuto, entremetido, audace [audaz], atrevido y desenvuelto». Estos rasgos fueron mejorados por «otras bellaquerías de turcos», que lo hicieron «muy querido de Ochali», frase que alude a la reputación de Hasan de gustar de la diversidad sexual. Cuando Alüj Ali fue hecho kapudan pasha de la flota otomana, Hasan fue con él a Estambul 126• En junio de 1577, Hasan Veneciano retomó a Argel como nuevo beylerbey nombrado por el sultán otomano. Su arribo fue recibido con optimismo por los principales agentes españoles en la ciudad. En una carta a Felipe II escrita en octubre de 1577, el mercader valenciano e informante del rey Francisco Gasparo Corso llama a Hasan «muy grande amigo mío y de Andrea mi hermano». Añade que Hasan «es un hombre muy leido y sabe muy bien escribir y contar en nuestra lengua, que es la más principal cosa que pueda tener, ansí para reconocerse el error grande en que está, como para poderle tratar en cartas y avisos secretos». Se presume que, en sus conversaciones con Gasparo Corso, Hasan afirmó que él <<no creía en la religión de Mahoma», siendo «más cristiano que moro», y que esperaba retomar pronto a su patria 127 • Los hermanos Gasparo Corso eran importantes mercaderes corsos que dirigían una agencia dedicada a actividades diplomáticas y mercantiles entre los estados mediterráneos septentrionales y los países musulmanes. Sus cuarteles generales estaban en Valencia, un punto de encuentro para diplomáticos y emisarios a través del Mediterráneo. La agencia se especializó en tram !bid., p. 374. 126 !bid., pp. 374-375. les Sources inédites de l 'histoire du Maroc de 1530 a 1845, Premiére série, Dynastie saadienne (1530-1660), Archives et bibliothéques d 'Angleterre. vol. J, cd. Henry de Castries et al., Parls: Emest Leroux, 1905-1908, p. 258; Jaime Oliver Asin, «La hija de 127 Agi Morato en la obra de Cervantes», Boletín de la Real Academia Española, 21 ( 19471948), 285-286. La escritura de Argel: amos, esclavos y renegados 171 ducir despachos para diversas cortes y en negociar transacciones comerciales entre Europa y el mundo islámico. Aunque Francisco residía en Valencia, Andrea, el más famoso de los hermanos, administraba la oficina argelina, donde se hizo consejero Intimo del exiliado aspirante al trono marroqul 'Abd al-Malik, de quien brevemente hiciéramos mención en el capítulo l. Cuando 'Abd al-Malik accedió al trono en 1576, Andrea lo siguió a Marrakech y se hizo agente del sultán con los gobiernos español y portugués 128 • Los tres hennanos Oasparo Corso restantes se instalaron, respectivamente, en Argel, Marsella y Barcelona, puntos desde los que administraban los negocios familiares 129 • En cuanto al «muy leído» Hasan Pachá, su lengua materna era la toscana, hecho que explica por qué se comunicaba tan bien con Francisco y Andrea Gasparo Corso, el último de los cuales tuvo contactos con Cervantes. ¿Podríamos inferir que, en sus encuentros con Cervantes, Hasan se sirvió también de la lengua toscana, que Cervantes conocía por sus viajes y estadías en Italia? Aunque sus «letras» quizás sólo abarcaban el dominio de la correspondencia oficial con diversos jefes de gobierno, Hasan se desempeiló muy bien en esta área, como de ello da fe una cortés misiva escrita en abril de 1579 a Enrique HI de Francia, en la que Hasan firmemente deplora no poder aceptar al nuevo cónsul enviado para reemplazar al capitán Maurice Saurou, cónsul francés en Argel, «la chose répugnant a l'esprit des marchands, du peuple, et de tous» 130 . El asunto de la crueldad de Hasan con los cautivos es discutido en otros capítulos de este libro. La presente aproximación al gobernante renegado se centra más bien en aspectos de su trasfondo cultural y su relación con los turcos y europeos influyentes. Sea como fuere, 121 Chantal de la Véronne, <<Les freres Gasparo Corso», Les Sources inédites de / 'histoire du Maroc de 1530 1845, Premiére série, Dynastie saadienne (1539-1560), Archives et bib/iothéques d 'Espagne, vol. llJ: 1560-1578, ed. Cbantal de la Véronne, París: Paul Geuthner, 1961, pp. 157- 166 y ss. Las fascinantes labores de los Gasparo Corso en el Magreb y España son descritas por Dahiru Yahya, Morocco in the Sixteenth Century: Prob/ems of Patterns in African Foreign Policy, Atlantic Highlands, Nueva Jersey: Humanities Press, 1981 , pp. 46-55. 129 Sobre los hermanos Gasparo Corso, cf también Mercedes García-Arenal, «Textos españoles sobre Marruecos en el siglo xv1: Fray Juan Bautista y La Crónica [ ...)de Mu/ley Abde/melec», Al-Qantara, 2 (1981), 168- 169; y Sola y de la Peña, op. cit.. p. 110. 130 «Cosa que repugna el espfritu de los mercaderes, del pueblo y de todos»; Correspondance des deys d'Alger avec la cour de France, 1579-1833, vol. 1, ed. Eugene Plantel, París: F. Alean, 1889, pp.1-2. a Cervantes en Argel 172 Cervantes ofrece dos retratos muy distintos del renegado veneciano que salvó su vida al menos dos veces: el primero aparece en Don Quijote, cuando el cautivo lo llama «homicida de todo género humano» (DQ I, 40), visión que se corresponde con la que pintan Sosa y la mayoría de los cronistas cristianos de la Edad Moderna 131 . La segunda imagen, inserta en Los baños de Argel, es una percepción más moderada de Hasan Pachá, aquí representado como un hombre indulgente capaz de administrar justicia y de ordenar que ningún daño se le haga a Tristán, un personaje cómico acusado por un judío: «No le bagan mal a este cristiano» 132 . 'ABO AL-MALIK DE MARRUECOS Otro personaje de la Argel de Cervantes, conocido por su cultura y su sofisticación, era el famoso 'Abd al-Malik de Marruecos (1541-1579), llamado Muley Maluco por los españoles. 'Abd al-Malik estuvo exiliado en Constantinopla y Argel durante el reinado de su hermano, el sultán ' Add AJlah al-GaJib bi-llah (1557-1574), quien tenla predisposición a despachar a sus hermanos. Alrededor de 1574, 'Abd aJ-Malik contrajo matrimonio con la hija del poderoso funcionario otomano Agi Morato en Argel -ella fue Ja belleza histórica que inspiró los personajes cervantinos de Zoraida y Zahara en La historia del cautivo y Los baños de Argel 133 • Fray Luis Nieto, testigo ocular de la batalla de Alcazarquivir o batalla de los Tres Reyes, en la que don Sebastián de Portugal, ' Abd al-Malik de Marruecos y su sobrino Abu ' Abd Allah Mubammad perdieron la vida, afinna que ' Abd al-Malik «hablaba nuestro español muy claro, y lo escribía; sabia también la lengua italiana muy escogidarnente, y la lengua turquesca la hablaba mejor que ninguna, de131 En El trato de Argel, el anónimo «rey» (beylerbey) de Argel aparece como un hombre codicioso e irascible que ordena la muerte a bastonazos de un cautivo cristiano sorprendido mientras intenta fugarse; Trato, IV. 2338-53. 132 Miguel de Cervantes, Los baños de Argel, Obra completa, ed. Florencio Sevilla Arroyo y Antonio Rey Hazas, vol. XTV, Madrid: Alianza, 1998; acto IH, v. 2536; en adelante citado en el texto. m La rutilante boda es descrita por Cervantes en Los baños de Argel. lll. Sobre las relaciones entre el personaje de Zoraida y Lo historia del cautivo y Los baños de Argel de Cervantes, cj el clásico articulo de Oliver Asln, op. cit. La escritura de Argel: amos, esclavos y renegados 173 jado su lenguaje natural, que era arábigo, en el cual era muy singular poeta» 134 • Es probable que Cervantes conociera a este famoso miembro de la dinastía saadí durante sus primeros meses de cautiverio en Argel, cuando •Abd- al Malik estaba reclutando tropas para su invasión de Manuecos 135• ¿Podemos suponer, como alguno de los biógrafos de Cervantes, que, enterado del don del cautivo para escribir o recitar poesía, 'Abd al-Malik lo invitó a su palacio 136? En todo caso, Cervantes presenta una imagen muy positiva de este personaje en su comedia Los baños de Argel, a través del cautivo Osorio: Muley Maluco [...] El que pretende ser rey de Fez, moro muy famoso y en su secta y mala ley es versado y muy curioso. Sabe la lengua turquesca, la española y la tudesca, italiana y francesa, duerme en alto, come en mesa sentado a la cristianesca. Sobre todo es gran soldado, liberal, sabio, compuesto, de mil gracias adornado. (Baños, III.2595-607) u• Cf la relación de fray Luis Nieto acerca de los conflictos entre los jerifes, Relación de las Guerras de Berberfa (1578), ed. José Sancho Rayón y Francisco de Zabálburu, Madrid: Imprenta de Rafael Marco y Vinas, 1891, pp. 411-458. La anónima traducción francesa del manuscrito, titulada Hi.stoire véritable des demieres guerres advenues en Barbarie, fue publicada en París en 1579 y reimpresa en Les Sources inédites pour l 'histoire du Maroc de 1530 1845, Premiére série, Dynastie saadienne (1530-1660). Archives et bib/iothéques de France, vol. 1, ed. Henry de Castries et al., op. cit.. pp. 436-505. a m 'Abd al-Malik salió de Argel en diciembre de 1575, con 6.000 unidades de infanterla turcas, 1.000 soldados súbditos del rey de Kuko (Kebylia), 800 unidades de caballerfa, y a él se sumaron 60.000 beréberes y moros adheridos a su causa; cf Epítome de los reyes de Argel, Topografla 1, p. 368. 116 Francisco Navarro Ledesma, Cervantes, the Man and the Genius, trad. Don y Gabriela Bliss, Nueva York: Charter-House, 1973, pp. 92-93. 174 Cervantes en Argel Nótese que esta imagen de 'Abd al-Malik corresponde a 1575 6 1576, durante los primeros años de cautiverio de Cervantes en Argel, cuando el pretendiente al trono saadí vivía aún en la ciudad y alistaba adeptos para su invasión de Marruecos y de Fez («el que pretende ser rey / de Fez»). La vivida descripción del futuro sultán sugiere que Cervantes puede haber conocido a este famoso personaje en Argel. Su retrato de 'Abd al-Malik concuerda con el que ofrece fray Luis Nieto: «Un muy ingenioso y sabio hombre, discreto en todo» 137 . Como lo sugiere Cervantes, las costumbres europeas de 'Abd al-Malik deben de haberle resultado extrañas a la población turca y mora de Argel, que generalmente dormía en pieles de animal o colchones dispuestos en el suelo, y comía en mesas muy bajas, sin sillas. En 1577, el embajador inglés en Marrakech, Edmund Hogan, aludía al amor del sultán por la música europea, que le hacia traer músicos ingleses a Marruecos 138. Fray Luis Nieto confirma que 'Abd al-Malik «sabía tocar varios instrumentos y bailar muy graciosamente» 139 . A gusto en diversas culturas, 'Abd al-Malik tuvo cuidado de pulir su imagen ante los europeos, según revelan sus relaciones con Isabel 1 de Inglaterra, Enrique 111 de Francia y Felipe 11 de España, entre otros gobernantes. Un panegírico que celebraba el ascenso de 'Abd al-Malik al trono en julio de 1576 fue publicado en Valencia por diligencia del virrey Vespaciano Gonzaga Colonna y de Andrea Gasparo Corso, en noviembre de ese mismo año 140. El texto, compuesto en español por un dominicano que estaba al servicio del sultán, muestra que 'Abd al-Malik ejercla presión en los círculos de poder de la Corona española. Ciertamente la personalidad cautivadora de 'Abd al137 Nieto, op. cit., p. 454. El médico francés Guillaume Bérard, quien salvó la vida de 'Abd al-Malik durante una epidemia en Constantinopla, se hizo más tarde su amigo. Cuando 'Abd al-Malik accedió al trono, Bérard fue nombrado cónsul de Francia en Marruecos. Cf ((Provisions de l'office de consul de France au Maroc en faveur de Guillaume Bérarcb>, Les Sources inédites pour l'Histoire du Maroc de 1530 a 1845, Premiére série, Dynastie saadienne (1530-1660), vol. 1, ed. Henry de Castries et al., op. cit., pp. 367-369. 138 Oliver Asín, op. cit., pp. 258-59. 139 Nieto, op. cit., p. 455. 140 Cf García-Arenal, «Textos españoles sobre Marruecos en el siglo xvm, op. cit., pp. 168-192. Para la temprana carrera y corto reinado de 'Abd al-Malik, cf Yahya, op. cit., pp. 46-91 ; sobre el exilio de 'Abd al-Malik en Argel, cf Sola y de la Peña, op. cit.. pp. 100-134. Varios documentos y cartas del sultán marroquí han sido editados por Chantal de la Véronne, Les Sources lnedites pour l'Histoire du Maroc de 1530 a 1845, Premiére série, Dynastie saadienne (1530-1660), Espagne, vol. lll: 1560-1578, op. cit., pp. 166-189. La escritura de Argel: amos, esclavos y renegados 175 Malik y sus hábiles maniobras diplomáticas con los estados e iglesias europeos parecen haber impresionado a numerosos observadores. Ello no obstante, sus súbditos tendían a verlo como un revisionista islámico, y sus patrocinadores otomanos -de quienes estaba tratando de liberarse él mism~ lo veían como un activista en favor de Ja Jihlid (Guerra Santa) 141 • Los gobernantes hasta ahora descritos sirven para ilustrar el carisma que irradiaba de ciertos personajes cultivados en Argel en tiempo del cautiverio de Cervantes. Es complejo el asunto de los libros y de las letras en esta ciudad multiétnica, especialmente por la falta de infonnación confiable sobre el tema. Por lo tanto, puestos a comparar la atmósfera literaria y musical de la mayoría de ciudades magrebles importantes en el siglo xv1, particulannente Argel, con el ambiente intelectual y el amor por los libros existente en el Imperio Otomano, hemos de admitir que Constantinopla era la más destacada de las capitales otomanas. Estos temas, especialmente relevantes desde la perspectiva de las experiencias de Cervantes en Berbería, son explorados en la siguiente sección. LIBROS Y MANUSCRITOS EN EL IMPERIO OTOMANO De acuerdo con Sosa, en la Argel del siglo xv1, ciudad principalmente comprometida con las actividades corsarias y mercantiles, el aprendizaje estaba probablemente limitado a las escuelas primarias en las que los niños aprendlan de memoria el Corán. En efecto, muchos de los famosos ra'is argelinos procedían de orígenes humildes, generalmente de hogares de campesinos o pescadores de alrededor del Mediterráneo. En contraste, varios de los almirantes turcos adjuntos a la Sublime Puerta eran conocidos por sus logros científicos y sus actividades literarias. Tal fue el caso de Piri Re'is y Sidi 'Ali Re'is, dos de los comandantes de los escuadrones con los que Solimán conquistó muchas ciudades en las costas de Arabia, Persia y el noroeste de India. Piri Re'is fue el autor de un deslumbrante mapamundi que comprendía el nuevo continente americano, basado en uno hecho por Colón y en varias cartas de navegación portuguesas, as! como de dos excepcionales tratados geográficos, uno en el Egeo y el otro en el Mediterráneo. Sidi 'Ali Re' is fue 141 Yahya, op. cit., pp. 72-73. 176 Cervantes en Argel poeta y marinero y, además de sus composiciones en verso, redactó una descripción de su viaje por tierra hasta Constantinopla desde Guzerat (Gudjariit), donde su flota había sido dañada. Fue autor de varios tratados matemáticos y náuticos, y de una valiosa obra titulada Muhit, sobre la navegación del océano índico, que tomó de las mejores autoridades árabes y persas de su tiempo 142• La literatura otomana floreció en tiempo de Solimán el Magnifico (15201566), llamado «la Edad de Oro del Imperio Otomano», o incluso «el siglo de Solimán», titulo que enmarca el gobierno de este Sultán educado e ilustrado que era asimismo un poeta brillante. Su reinado, efectivamente, se distinguió por una explosión de las letras y, sobre todo, de las artes. Esta brillantez se debió, en gran parte, a las actividades del mismo Solimán, que estimuló a los literatos, a los arquitectos y a los artistas, acción facilitada por el hecho de que los recursos financieros del Imperio eran entonces considerables, gracias a las conquistas hechas en Persia, en Siria, en Egipto, en Irak, en el Norte de África y en la Europa central 143• Aunque sólo una pequeña minoría de la población otomana podía leer, casi todos componían poesía y participaban en concursos públicos recitando sus composiciones. El más grande de los poetas líricos otomanos, Mahmmüd •Abd al- Biiki el Inmortal, cantó durante el reinado de Solimán, al igual que otros nueve famosos poetas que competían con •Abd al- Bald por el favor del sultán. Ciento cincuenta finos poetas adornaban este reino literario en Constantinopla. Trescientos más iluminaban las distantes provincias del Imperio. Habla excelentes historiadores, como el ministro de asuntos exteriores Feñdürn Beg y el persa Lari, quien escribió varias historias de las campañas otomanas y compiló un conjunto de papeles de Estado que contenía 840 documentos de los once sultanes otomanos hasta Selim 11(1566-1574) 144 • 142 Sobre los extraordinarios logros de Piñ Re 'is como cartógrafo y científico navegante, cf The Encyc/opedia o/Islam, vol. VUI, Leiden, E.J. Brill, 1995, pp. 308-309. Pueden hallarse copias de los mapamundi de Piñ Re 'is en Ja biblioteca del palacio Topkapi en Estambul; cf The Encyclopedia o/Islam, op. cil.. vol. IX, pp. 535-536. 13 • Robert Mantran, lstanbul au siecle de So/iman le Magnifique, Par!s: Hachette, 1994, pp. 239-254. ,.. The Encyc/opaedia o/ Islam, op. cit., vol. 1, pp. 832-842; cf asimismo «Sulciman the Magnificent», en Will Durant, The Story of Civilization, vol. VI: The Reformation: A History of European Civilizatlon from Wyclif! to Calvin: l 300-IJ64. N ueva York: Simon and Schuster, 1957, p. 714. La escritura de Argel: amos, esclavos y renegados 177 La Constantinopla de la Edad Moderna, más aún, mostraba una cultura libresca y un próspero comercio de libros del que, pese a la ausencia de imprenta, participaban coleccionistas de manuscritos ricamente iluminados. Muchos de estos libros eran mantenidos en las bibliotecas religiosas adjuntas a las mezquitas o en las bibliotecas imperiales fundadas por los sultanes y su entorno. En 1534, el kapudan pasha Jeredln Barbarroja, a quien hemos estudiado en el capítulo l, fundó una biblioteca privada al servicio de los lectores, a quienes legó veinte libros 145• Los coleccionistas privados o bien pertenecían a la clase militar -<!n la cima de la jerarquía social- o bien eran miembros de la magistratura 146• De paso por Estambul entre 1589 y 1590, el embajador marroquí Abu-1-Hasan 'Ali b. Muhhamad al-Tamghrfiti afirmó: «Hay cantidades enormes de libros en Constantinopla. Las bibliotecas y mercados desbordan de ellos. A la ciudad llegan libros de todos los paises del mundo. De ellos hemos tomado un gran número llenos de interés» 147• Los «cafés» o kahvehané, que abrieron en Estambul en 1555 con éxito inmediato, muestran esta afición otomana por la cultura libresca. Al describir estos cafés, cuyo número ascendía a 50 hacia el final del reinado de Solimán ( 1566), el historiador Ibrahim Pe9evi observó: «Ciertos hombres sollan reunirse en grupos de veinte o treinta en cada uno de los kahvehané. Algunos leían libros y elegantes tratados, otros jugaban al backgammon y al ajedrez. Otros llevaban sus poemas raramente terminados y se embarcaban en discusiones sobre arte» 148• La existencia y circulación de libros excepcionales, as! como la evocación de los lugares donde se fomentaba la lectura pública en 145 Faruk Billici, «Les bibliothéques vakif-s A lstanbul au xv1• siecle», Livres et lec111res dans le monde Ottoman, ed. especial de Revue des mondes musulmans et de la Méditerranée 87-88, ed. Frédéric Hitzel, 1999, pp. 39-59; la cita de Billici proviene de la p. 49. IC6 Lale Ulu.;, «Ottoman Book Collecting and lllustrated Sixteenth Century Shiraz Manuscripts», Livres et lecwres dans le monde Ouoman, op. cit., p. 86. En el siglo xvn, se abrieron bibliotecas públicas en Turquía, casi al mismo tiempo que en Inglaterra, Francia e Italia, con financiamiento permanente y libre acceso al público; e/ Frédéric Hitzel, «Manuscrits, livres, et culture libresque a lstambul», Livres et lectures dans le monde Ottoman, op. cit.. pp. 24-25. 1 " Ibrihim Pevevi, Pe9evi Tarihi, ed. Murat Uraz, Estambul: Nesriyat Yrudu, 19681969; citado por Hit.zel, op. cit.. p. 20; traducción mla. Hitzel aborda la literatura leída por la sociedad otomana desde el siglo xv1 hasta el siglo x1x, comprendida la poesía popular que coexistió con la literatura clásica y «cultivada». 148 Citado por Hitzel, op. cit.. p. 31; traducción mía. 178 Cervantes en Argel Estambul, dan fe de la fuerte actividad asociada con los quehaceres literarios en la sociedad otomana durante la segunda mitad del siglo xv1. En el Magreb, el siglo XVI trajo consigo guerras internas entre gobernadores agresivos. Las ciudades más importantes, como Fez, Marrakech, Tlemcen, Argel y Túnez, se constituyeron en territorios independientes, mientras que el campo quedó en manos de las tribus beréberes y árabes que sollan atacar a los viajeros. Como ya se discutió, el cambio de siglo trajo también la primera oleada de conquistadores españoles y portugueses en la región. Los conflictos creados por estas incursiones permitieron a los turcos otomanos -que posaban de defensores de las tierras islámicas en contra de las banderas invasoras del cristianismo-- afianzarse en la costa magrebí e imponerse como gobernantes de los estados Hafsíes y Zayyanles. En Marruecos, la amenaza portuguesa llevó a que accediera al poder la dinastía de Jos jerifes, la de los Saadíes. La intervención de Jos corsarios musulmanes y cristianos agravó Ja anarquía que reinaba en estos territorios. Como resultado, la vida intelectual en la región sufrió enormemente. La esclerosis de las actividades intelectuales se reveló en el abandono general de las ciencias profanas, mientras que, en las religiosas, la base rigida de los morabutos (santones) y sus seguidores reflejaba el esplritu de intolerancia que se generalizó en la región hacia el final del siglo xv, el cual duraría hasta el siglo xvm con las guerras entre corsarios musulmanes y cristianos 149 • A pesar de sus diatribas contra los argelinos y los habitantes de Berbería, Sosa reconocia la valoración de las ciencias humanas en el Islam y el trabajo de los filósofos, doctores y astrólogos originarios de la España musulmana, tales como Averroes (fbn Rushd), Rasis (el rustoriador Ahmad ar-Razi, el Moro) y Avempace (el filósofo lbn-Baja). Asimismo, citaba las obras del médico y filósofo Avicena (lbn Sina), la de Metué y la del astrólogo alFiirgiii, vertida por Juan de Sevilla (11 34) y Gerardo de Cremona 150 . Las alusiones de Antonio de Sosa a estos estudiosos y filósofos árabes clásicos, sumadas a sus parciales comentarios sobre la cultura argelina, paradójicamente apuntan a un continuo que relacionó a al-Andalus con el Magreb durante siglos, afirmando la solidaridad cultural y los continuos intercambios entre las 149 Jamil M. Abun-Nasr, A History o/ the Maghrib in the lslamic Period, Cambridge, Inglaterra: Cambridge University Press, 1987, pp. 142- 143. iso Liber A/fragani in q11ib11sdam co/lectis scientias astrorum, Ferrara, 1493; Nuremberg, 1537; y París, 1546; sobre las ciencias islámicas en Europa, cf Juan Vemet, Lo que E11ropa Je debe al Islam, Barcelona: El Acantilado, 1999. La escritura de Argel: amos, esclavos y renegados 179 dos costas mediterráneas. Con cada repliegue del Islam en España, el Magreb reclutaba un buen número de intelectuales andaluces. La caída de Granada en 1492 acentuó esta participación espiritual e histórica, la que irónicamente es resaltada por el libro que Sosa estaba leyendo en 1579, Della descrizione de/l'Africa (1550), compuesto por Juan León Africano ISI. La obra de Juan León Africano figura en la colección de relaciones de viaje publicada por Giovanni Ramusio, titulada Del/e navigationi e viaggi (1554) IS2. La descripción del África de Juan León fue un best seller inmediato, prontamente traducido al francés e italiano, entre otras lenguas europeas. Juan León el Africano -Leo Africanus, como fue llamado por el papa León X tras su conversión al Cristianismo- nació en Granada entre 1489 y 1495, con el nombre de al-Hasan b. Mubammad al Wazzán al-Fasi (el hombre de Fez), también conocido como al-Gbamatbi (el Granadino). Tras la conquista de Granada, su familia emigró a Fez, que entonces era sede de la ensefianza árabe. Por aquel tiempo abundaban los intelectuales árabes en Fez que no sólo estudiaban a los mejores escritores en su propia lengua, sino también a los autores griegos y romanos debidamente traducidos. Juan León estudió letras árabes en una de las dos escuelas de la ciudad que describe en su obra, además de teología coránica, gramática, retórica, poética, leyes, fílosofia e historia. Sus constantes alusiones a recónditos escritores árabes, y también a los clásicos latinos, hicieron que su traductor inglés, John Pory, afümara en 1600 que Juan León «was not meanely but extraordinarily leamed» 153 • Hacia 151 O, León pasó a formar parte del entorno del sultán Muhammad al-Burtughali (1505-1524), gobernador de Fez. Gran parte Diálogo de los morab11tos, Topograjia lll, pp. 20 1-204. Originalmente publicada en italiano como Della descritione dell'Africa et del/ cose notabili che q11ivi sono per Giovan11i Lio11i Africano (Venecia, 1550), la obra de Juan León Africano fue nuevamente reeditada en 1554 por Giovanni Baptista Rarnusio en su Navigazioni e viaggi. Cf Jean-Léon l'Africain, Description de /'Afrique, trad. y ed. Alexis Epaulard et al., París: Librairie d' Amérique et d'Orient Adrien-Maisonneuve, 1956, 2 vols.; y asimismo la edición facsimilar de Giovanni Batista R.amusio, Navigazioni e viaggi, Venecia, 1563-1606, introd. R. A. Skelton, ed. George B. Parks, Amsterdam: Theatrum Orbis Terrarum, 1967-1970. m «No era mediana sino extraordinariamente instruido»; The History ami Description of A/rica and of the Notable Things Therein Contalned, written by Al-Hassan lbnMohammed Al-Wezaz Al-Fasi, I a Moor, Baptlsed as Giovam1i Leone, but Better Known as Leo Africanus [...], ed. Robert Brown, trad. John Pory (1600), Londres: Hakluyt Society, 1846, p. 5. IJ I IJl Cervantes en Argel 180 de su errancia por el Magreb, y por Constantinopla, Egipto, Arabia, Babilonia, y partes de Persia, tuvo lugar mientras desempeñaba misiones diplomáticas en nombre del sultán. De regreso a Manuecos por mar, fue capturado por corsarios sicilianos y presentado al papa León X, Giovanni de' Medici, quien lo catequizó y bautizó tiempo después. Durante su estancia e n Italia, Juan León enseñó árabe en Boloña y escribió otras obras académicas. Sus descripciones geográficas y etnográficas de primera mano de las tierras visitadas a inicios del siglo xv1 hacen de él uno de los más citados geógrafos de la Edad Moderna 154 • La representación de los viajes de Juan León por el Magreb proporciona un panorama cultural de la región para la primera parte del siglo XVI. Su descripción de Ja gran ciudad de Fez es de Jo más encantador en su obra. Dotada de agua corriente que fluía abundantemente a Jo largo de Ja estilizada urbe, Fez estaba también adornada por casas de dos o tres pisos, numerosos baños públicos con agua fría y caliente, hospitales y hoteles, así como más de 700 mezquitas y oratorios. En la imponente mezquita de al-Karawiyyin, uno de los más reverenciados centros de la enseñanza religiosa musulmana, renombrados profesores enseñaban ley islámica al pueblo desde el alba hasta el ocaso 155 • Había once escuelas de teología en tiempos de Juan León, algunas dotadas de aulas de cien hileras para los estudiantes, tales como la exquisita Medersa Bou Anania, construida por el sultán marinide Abu ' Inan entre 1350 y 1357 156• Juan León Africano lamenta que las guerras permanentes que estragaron el Magreb durante el primer cuarto del siglo redujeron el número de escuelas, limitando en gran medida el estipendio de los estudiantes, de modo que la vida intelectual definitivamente declinó desde su partida del África septentrional, no sólo en Fez, sino en todas las ciudades del Magreb 1s1. En el tránsito al siglo xvr, había aproximadamente treinta librerías en Fez, entre los múltiples establecimientos que circundaban la gran mezquiIS4 Description de l 'Afrique, vol. 1, pp. v-ix; cf también Encyclopaedia of Tslam, 11, pp. 723-725. Description de/ 'Afrique. vol. 1, pp. 182-185. En tomo de estas facultades de teología erigidas alrededor de la mezquita de alKarwiyyin, en esta ciudad de culto y aprendizaje, floreció lo que Jacques Berque ba llamado «Escuela de Fiis>l; cf su artículo <<Yille et Université. Aper~u sur l'histoire de l'École de Fiis>>, en Revue lristorique de Droitfranfais et étranger (1949), 64- 117. IS? Leo Africanus, Th e History and Description ofA/rica, vol. 1, pp. 186- 187. IS! IS6 La escritura de Argel: amos, esclavos y renegados 181 ta 158• Con respecto a Marrakech, León Africano deplora que las 200 librerías de viejo que alguna vez existieron alrededor de la mezquita de Kutubiya (mezquita de las bibliotecas) desaparecieran con las guerras civiles, de manera que «en este momento, no queda ya un solo librero en la ciudad toda» •s9 _ Aunque los almohades construyeron escuelas y bibliotecas, y trajeron de España a Marrakech a los más ilustres intelectuales, filósofos y médicos, tales como Ibn Rushd (Averroes), quien murió en Fez en 1198, estas grandes tradiciones no sobrevivieron a la dinastía. A inicios del siglo xvt, la biblioteca del palacio de los almohades era usada como corral y la madraza construida por los marinides estaba en ruinas. El famoso gramático flamenco Nicholas Clénard (Clenardus), quien pasó un año en Fez en 1541, aprendiendo árabe e intentando adquirir libros, cuenta que, aun cuando habla muchos hombre de letras, no vio librerías en la ciudad, únicamente quioscos instalados los viernes por los alrededores de la Gran Mezquita. Ahí, cada semana, después de la plegaria se realizaba una subasta de libros y manuscritos antiguos. Esta mercadería era muy disputada, y todos trataban de subastarla a los precios más elevados. En cuanto a los cristianos y los judíos, Clénard afirma que no podían entrar en este lugar a menos que quisieran morir lapidados, tan escrupulosamente «celosos son Jos musulmanes de los manuscritos en relación con quienes no practican la religión de Mahoma» 160• El comentario de Clénard explica la paliza sufrida por Antonio de Sosa, veinticinco años después en Argel, cuando intentó tocar un bello libro que resultó ser el Corán, anécdota que discutiremos en breve 161 • Con todo, pese a las guerras civiles que asolaron a Marruecos durante el siglo x:v1, los libros siguieron siendo muy apreciados por sus gobernantes, Jbid., p. 192. Jbid., (, p. 102. 160 Nicholas Clénard «a Jacques Latomus», 9 de abril de 154 1, Correspondance de Nicolas Clénard, ed. y trad. Alphonse Roersch, vol. 1, Bruselas, Palais des Académies, 1946, pp. 171 -182; para la traducción de esta eplstola latina, e/ Correspondance 111, pp. 118- 131. 161 Los sentimientos de alerta respecto de los textos coránicos aún primaban en 1846, cuando John Brown, el editor de The History and Description o/A/rica de León Africano, afinnó que las autoridades de Fez y otras ciudades de Marruecos «incluso objetan a que a los viajeros cristianos se les pennita adquirir objetos en los bazares que acaso contengan la inscripción de algún verso del Corán», The History and Description o/ A/rica. lll, p. 508; traducción m(a. ISI IS9 182 Cervantes en Argel como lo revela el robo de la biblioteca del sultán de Marruecos a comienzos del siglo xvn. En 1612, debido a los triunfos de su oponente, el líder religioso Ibn Abi Mahalli, el sultán Muley Zidan tuvo que dejar Safi, refugiándose en Sus, al sur de Marruecos. Alquiló el navío del capitán provenzal y cónsul francés Jean Phillipe de Castelane, y pidió a Castelane que transportara sus pertenencias a Santa Cruz de Cabo de Gué, Agadir, donde el sultán lo encontraría con sus allegados. Castelane partió más bien hacia Francia con sus tesoros. En la ruta a Francia, el español don Pedro de Lara atacó y capturó la nave, llevándose el botín a España. La mayor parte de este botín estaba conformada por la biblioteca privada del sultán, que contenía cerca de 4.000 libros y exquisitos manuscritos coleccionados por su padre. En 1614, los libros fueron depositados en El Escorial, donde hasta la fecha permanecen y constituyen uno de los más importantes tesoros árabes de Europa 162• Es indispensable mencionar en este contexto la producción intelectual de los últimos musulmanes de al-Andalus y de sus descendientes en el Magreb, que constituyen un corpus de cerca de 200 textos, de los cuales veinte pertenecen al período magrebí, después del exilio de los moriscos españoles. En este período, Mikel de Epalza destaca a diez autores conocidos: uno en Argel, tres en Marruecos, cinco en Túne.z, más otro que trabajaba en Marruecos inicialmente y luego en Egipto y en Túnez 163• A estas obras habría que añadir las obras polémicas de renegados o moriscos convertidos al Islam, estudiadas por Gerard A. Wiegers, como el texto de Juan Alonso, quien escribió una compleja obra teológica en Tetuán, entre 1602 y 1612; el de Ahmad b. 'Abd Alliih al-Hayti al Maruni, llamado «el Biscaíno», quien compuso una obra controvertida que envió al príncipe Mauricio de Nassau en Holanda, alrededor de 16 11, obra sólo conocida en su versión latina; y los autores anónimos del Evangelio de Bamabás, al parecer traducido al español en Istanbul, por un morisco conocido como Mustafii de Aranda, y que por consiPara el robo de la biblioleca del sultán, cf. García-Arenal y Wiegers, op. cit., p. 112. Mikel de Epalza, «La vie intellectuelle espagnole des morisques au Magreb (xvu• siecle)», La vie intellectuelle dans les provinces arabes a/'époque ottomane, Actes du /JI Symposium !11ternatlonal d'Etudes Ottomanes. vol. III, ed. Abdeljelil Temimi, Zagouan, Publications du Centre d'Études et de Recherche Ottomanes, Morisques, 1990, pp. 73-78; cf asimismo Recuei/ d'études sur les Moriscos andalous en Tunisie, ed. Miguel de Epalza y Ramón Petit, Madrid: Dirección General de Relaciones Culturales / Instituto HispanoÁrabe de Cultura, 1973; y L. P. Harvery, The Literawre ofthe Moriscos (1492-1609), tesis doctoral , Oxford, 1952. 162 163 La escritura de Argel: amos, esclavos y renegados 183 guiente circulaba entre grupos de moriscos. Hubo también otros textos polémicos compuestos en español por renegados y moriscos exiliados en el Magreb 164 • Desde la perspectiva de las conversiones individuales y comunitarias al Islam, estas obras compuestas por renegados iluminan las relaciones intelectuales entre los conversos particulares y los grupos de inmigrantes moriscos en las sociedades norteafricanas, especialmente en Túnez, en Ja primera mitad del siglo xvn. Conviene destacar los dos últimos períodos de esta producción literaria morisca: a) a partir de 1502, en Granada, y de 1525, en la Corona de Aragón, etapa marcada por la obligación de convertirse al Cristianismo o de emigrar - y ampliamente documentada, en cuanto a las emigraciones tardías de los años 1570, por el doctor Sosa-; y b) el ciclo magrebi, a partir de las expulsiones, entre 1609 y 1614. Ahora bien, como ha señalado Epalza, el uso de la lengua española por parte de los escritores hispano-musulmanes magrebíes constituye un rasgo de creatividad y de confianza en el poder del Islam, puesto que muchas obras religiosas fueron compuestas en aljamiado, siguiendo el carácter poliglota del Imperio Otomano. Hacen falta, desde luego, más estudios sobre las obras de estos hispano-musulmanes, así como sobre la cultura en el Magreb del periodo moderno. Para resumir, nuestra excursión literaria por Constantinopla y por parte de Marruecos ilumina la compleja situación cultural del Magreb durante el siglo XVI . El ocaso intelectual de la región tratado por Juan León Africano y otros autores explica la posible escasez de libros y de intelectuales musulmanes en la Argel de Cervantes y de Sosa. «EN LAS MANOS UN LIBRO GENTILMENTE ENCUADERNADO» Las lineas anteriores abordan uno de los problemas presumiblemente encontrados por los cautivos cristianos en Berbería. Es probable que los libros 164 Gerard A. Wiegers, «European Converts to Islam in the Maghrib and the Polemical Writings of the Moriscos», Conversions islamiques. ldentités religieuses en Islam médilerranéen / Jslamic Conversions: Religious Jdentlties in M edlterranean Islam, ed. Mercedes Garcia-Arenal, París: Maisonneuve et Larose, 2001 , pp. 207-223; este ensayo ofrece una amplia bibliografia sobre el tema. 184 Cervantes en Argel hallados en la región fueran en su mayoría tratados religiosos islámicos que estaban vedados a los cristianos. Estos libros estaban escritos en árabe, una lengua que la mayoría de Jos cristianos no sabía leer. Muy pocos esclavos cristianos, de hecho, tenían la disposición de aprender turco o árabe. Puede mencionarse el caso de Jean de Ja Valette Parisot, el famoso caballero de San Juan que se hizo Gran Maestro de la Orden de Malta en la década de 1560 ( 1557-1568). Durante su temprano cautiverio en Berberia, La Valette aprendió árabe y turco, lenguas que, según Brantome, hablaba con fluidez: «[La Valette] estoit un tres bel homme, [...] parlant tres bien en plusieurs langues, comme Je [... ] frarn;:ais, l'espagnol, grec, arabe, et turc [ ...]. Je l' ai vu parler toutes ces Jangues sans aucun truchement» 165• El padre Jerónimo Gracián de Ja Madre de Dios, confesor de Santa Teresa, también refiere que, durante su cautiverio en Túnez, se hizo amigo de un renegado español que empezó a enseñarle a leer y escribir en turco, un lenguaje que el renegado conocia bien 166• Pero estos casos parecen haber sido raros. Es cierto que los renegados eran conocidos por su conocimiento de diversas lenguas y culturas, y por cruzar barreras geográficas y religiosas, sirviendo de traductores, secretarios o agentes de varios gobernadores magrebíes o europeos. Tal fue el caso del judío Samuel Palacbe, aventurero que se desplazaba entre Marruecos y España sirviendo a diversos amos, y que finalmente coronó su carrera en Amsterdam, alrededor de 1610, como agente del sultán de Marruecos 167• Otros judíos se dedicaron a ser correos e informantes de los capitanes de las fronteras hispano-portuguesas: su poliglotismo y conocimiento del árabe y del castellano los convertía en valiosos servidores de estas plazas, asl como de los gobernantes turco-berberiscos. Podemos recordar que, en La historia del cautivo de Cervantes, el protagonista Ruy Pérez de Viedma es forzado a recurrir a un renegado de Murcia, familiarizado con el árabe, a fin de leer las 165 «Era un hombre muy apuesto, [... ] que hablaba muy bien varias lenguas, como el [ ... ) francés, el italiano, el español, el griego, el árabe y el turco [...). Todas estas lenguas lo he visto hablar sin necesidad de intérprete»; Oeuvres completes de Pierre de Bourdeilles, Abbé et Seigneur de Brantóme, ed. Prosper Merimée, vol. VI, París: P. Janet, 18581895, p. 248. 166 Jerónimo Gracián de la Madre de Dios, Tractado de la redempción de captivos [ ...), Roma, 1597, p. 67. 167 García-Arenal y Wiegers, op. cit., p. 169. La escritura de Argel: amos, esclavos y renegados 185 cartas enviadas por la mora Zoraida y contestarle en árabe 168. Al mismo tiempo, no cabe duda de que, mientras Jos libros europeos, escritos en español, italiano, francés o latín, eran probablemente raros en Argel, sólo un puñado de los cautivos y renegados cristianos era capaz de leer y escribir en árabe o en turco. El mismo Sosa se lamenta ante el renegado Mahamud, su interlocutor en Diálogo de los morabutos, de no saber árabe, aunque ha intentado estudiarlo: «Confieso que no soy arábigo, de lo que me pesa no poco, y quisiera que no dexaras (como habías comenzado) de mostranne esta lengua>>169. El amor de Sosa por los libros y sus conversaciones literarias con varios letrados cautivos, así como los esfuerzos de otros por componer obras poéticas o crónicas durante el cautiverio, me llevan a concluir que algunos de los esclavos cristianos educados intentaban adquirir los raros libros existentes en Argel, sea comprándoselos a los corsarios, sea, como Antonio de Sosa, obteniéndolos prestados de otros cristianos o musulmanes educados. La obsesión con Jos libros en Argel es sugerida por Ja ya mencionada anécdota que involucra a Sosa. Durante sus primeros días como esclavo, abatido y desconsolado, Sosa pudo divisar, al otro lado de la calle, a un esclavo negro moro de la casa del bey Ramactan Pachá, que llevaba «en sus manos un libro gentilmente encuadernado». Pensando que era uno de los volúmenes tomados de la galera San Pablo, donde había sido capturado, Sosa cruzó la calle, llamando al esclavo con excitación, e intentó examinar el libro, que no era otro sino el Corán, audacia por la que fue golpeado «con un gran porrazo en la cabeza» e insultado con los peores insultos de Argel 170 • Al parecer, comenta Sosa, los argelinos creían que permitirle a un esclavo cristiano tocar el Corán, siquiera con un dedo, era un grave pecado, y que leerlo ante él, de modo que pudiera oir lo que el sagrado texto decía, era un crimen aun peor. ¿Cómo puede un cristiano que no sabe morisco (árabe), pregunta Sosa, entender lo consignado en este libro? 171• A pesar de estas dificultades, las discusiones mencionadas claramente sugieren que el doctor Sosa era capaz de conseguir libros, así como tinta, 168 En Los baños de Argel, que repite este argumento, don Lope es capaz de leer la misiva enviada por la mora Zahara - la obra no precisa si la carta está escrita en español o en árabe. 169 Di61ogo de los morabutos. Topografla 111, p. 263. l70 171 /bid. /bid., p. 236. 186 Cervantes en Argel pluma y papel en cantidades suficientes para consignar la monumental infonnación histórica y etnológica contenida en Topographia, e historia general de Argel, incluidos sus Diálogos sobre el cautiverio. Otro amigo de Cervantes, el jurista Bartholomeo Ruffino de Chiambery, se las ingenió para escribir, mientras estaba confinado en el baño del beylerbey, una voluminosa historia de Ja caída de La Goleta y Túnez, dedicada al duque de $aboya Filiberto Emanuel. La obra fue comenzada en 1575 y mantenida en secreto hasta que se Ja envió al Duque en febrero de 1577. El pobre cautivo ansiaba hallar un clima favorable para su rescate con esta obra 172. Doctor in utroque, Ruffino de Chiambery fue capturado en el ataque a los fuertes de La Goleta y Túnez por los turcos en septiembre de 1574. Aunque su posición como auditor de Jos ejércitos italianos en Túnez y La Goleta lo libró de acabar como galeote, fue sin embargo recluido en el baño del beylerbey y obligado a cumplir trabajos forzados en Ja excavación de las zanjas defensivas de Argel 173 • Como veremos en el capítulo 4, Cervantes escribió los poemas laudatorios para la obra de este compañero de cautiverio. Dichos encuentros con los libros, la pluma y el papel, proponen nuevos interrogantes en relación con las experiencias cotidianas del cautivo Cervantes. ¿Fue él, como su amigo Sosa, capaz de escribir y de conseguir libros, o, como el mencionado Sosa y Ruffino de Chfambery, capaz de adquirir tinta, pluma y papel para sus composiciones? Las revelaciones del doctor Sosa sobre las composiciones literarias de Cervantes, que compartieron y discutieron en el curso de tres años y ocho meses, y la mención de otros escritos cervantinos, sugieren que en efecto lo fue. Es posible asumir que, a pesar de las dificultades, un cautivo que, entre otras proezas, era capaz de escribir y de sacar de contrabando una carta del baño del beylerbey, o de componer varios poemas y cartas aun encadenado en prisión - un escritor que más tarde 172 Astra.na Marln, op. cit.. vol. U, p. 527. La relac.ión de Bartholomeo Ruffino de Chiambery sobre la derrota de La Goleta y Túnez a manos de los turcos, titulada Sopra la desolatione della Go/el/a eforte di Tunisi. lnsieme la conquista/atta de Turchi, de Regni di Fezza, e di Marocco, permanece inédita. La obra fue dedicada al duque de Saboya Filiberto Emanuel con fecha 3 de febrero de 1577, y Cervantes escribió los sonetos laudatorios de la misma; c/ Astrana Mar!n, op. cit., vol. II, pp. 527-528. Hay una traducción al francés por Paul Sebag, «Une relation inédite sur la prise de Tunis par les turcs, en 1574», Cahlers de la Tunisie 16-18 (1968- 1970), 8250. Para los sonetos de Cervantes, c/ Miguel de Cervantes, Poesías completas, ed. Vicente Gaos, vol. 11, Madrid: Castalia, 1981, pp. 336-337. 173 La escritura de Argel: amos. esclavos y renegados 187 diría «soy aficionado a leer aunque sean los papeles rotos de las calles» (DQ I, 9}-, debió de encontrar muchas soluciones posibles para un «problema menom como éste, en una ciudad cosmopolita como Argel. HOMBRE DE GRAN VALOR Y CONSTANCIA La estrecha amistad de Sosa y Cervantes, así como sus relaciones sociales y religiosas en Argel, me llevan a explorar otra dimensión de la vida de Cervantes, a saber, sus afinidades con otros cautivos. La Información de Argel, con sus doce testigos procedentes de todas las clases sociales, oficios y educación, ofrece un vasto retrato, desde diversos ángulos, de Ja personalidad de Cervantes y de sus relaciones sociales. La presentación de una información, o de una relación notarial que se hacía ante el <rj uez u otra persona del hecho de la verdad y de Ja justicia en algún negocio o caso» 174 , era un expediente común para los cristianos que volvian de la esclavitud en Berbería. Cuando un cautivo español en Argel u otra ciudad musulmana era rescatado, preparaba una información de su vida y hábitos durante el cautiverio, no sólo acerca de sus servicios personales, sino como justificación adecuada ante las autoridades civiles y ante Ja Inquisición de haber mantenido Ja fe católica y no haber renunciado a ella entre los infieles. Recordemos que los hombres y mujeres que salían de su Jugar originario para adentrarse en territorios musulmanes, voluntaria o involuntariamente, ya sea como renegados o como cautivos, eran vistos con recelo a su regreso a su viejo mundo. Muchos de ellos eran interrogados por las autoridades civiles o religiosas que no aceptaban desviación alguna de la ideologia oficial. La información, entonces, era un «pasaporte» que permitía la repatriación y reintegración social del cautivo liberado. A menudo escritas en el mismo Argel, como el testimonio de Cervantes, otras Informaciones eran formalizadas ante un notario al regresar a España. Tales fueron las relaciones presentadas por Alonso de Contreras y por su padre, Juan de Contreras, quien permaneció en Argel como rehén de don Martín de Córdoba en 1572; por Jerónimo de Agujar, quien firmó una Relación en Biserta, donde estuvo cautivo (1574); por Sebastián 174 Sebastián de Covarrubias Orozco, Tesoro de la lengua castellana o española, ed. Felipe C. R. Maldonado, Madrid: Castalia, 1994, p. 668. 188 Cervantes en Argel de Santiago, cautivo en Argel, documento presentado en 1575; por el capitán Miguel de Mutillón, quien sirvió durante 53 años en Tremecén, Mostagán, Orán y otras plazas españolas, expediente suscrito en 1588, y por Luis Díaz, cautivo durante catorce años en Argel y Constantinopla, quien se fugó junto con otros 400 esclavos cristianos durante un motín ( 1590) 175• La Información de Argel de Cervantes está así alineada con las relaciones o memoriales comúnmente rubricados por los cautivos cristianos luego de su liberación 176• Sin embargo, la Información de Argel es mucho más que esto. Comprende una copiosa colección de testimonios ensamblados por Cervantes como defensa en contra de la campaña difamatoria iniciada por el doctor Juan Blanco de Paz, el ex fraile dominico que traicionara al grupo involucrado en el último intento de fuga de Cervantes de Argel 177• Abordamos en el capítulo 1 el sabotaje del cuarto intento de fuga de Cervantes montado por el cautivo Blanco de Paz. Se cree que este fraile expulsado de su orden traicionó al grupo de fugitivos movido por el resentimiento de no haber sido invitado, o aceptado, como parte del grupo 178 • Así las cosas, Blanco de Paz envió a un renegado florentino llamado Juan a informar a Hasan Pachá sobre el complot. Después de la traición, Blanco de Paz aparentemente diseminó rumores viciosos sobre Cervantes, e insinuó estar elaborando un informe sobre éste y otros temas para la Inquisición española, a la cual afirmaba representar en Argel. Recordemos que Blanco de Paz visitó a Antonio de Sosa en su celda, m Sobre esta costumbre, cf Agustfn G. de Amezúa, «Introducción» a Luis de Mánnol Carvajal, Descripción general de África (J573-1599), vol. 1, Madrid: Consejo Superior de Investigaciones Cientlficas, 1953, pp. 14-15. De los casos anterionnente citados se trata en Noticias y documentos relativos a la historia y literatura recogidos por don Cristóbal Pérez Pastor, vol. 10 de Memorias de la Real Academia Española, vol. X, Madrid: imprenta y Estereotipia de Rivadeneira-lmpreota de Ja Revista de Legislación, 1870-191 O, pp. 353354, 356-357, 366-368. 176 Los renegados que volvían a su país de origen, sea por voluntad propia o capturados por cristianos, tenían que abrir una información ante Ja Inquisición y brindar una relación de su conversión al Islam y de su vida en Berberia. Cf Bennassar y Bennassar, op. cit. 177 Carroll B. Johnson ve las afinnaciones de Cervantes en la Información de Argel como uoa construcción en la que se halla «el primer personaje inventado por Cervantes». Cf «La construcción del personaje en Cervantes», Cervantes, 15 (1995), 8-31 . 171 Jean Canavaggio, Cervantes: en busca de un perfil perdido, Madrid: Espasa Ca.lpe, 1992, p. 105. La escritura de Argel: amos, esclavos y renegados 189 haciéndose pasar como funcionario de la Inquisición, y que no había sido capaz de proporcionar pruebas de su investidura cuando Sosa las solicitó 179. Los motivos para difamar a Cervantes y a los otros parecen haber procedido de Ja personalidad irascible de Blanco de Paz y de su temor por la represalia del organizador del complot, Miguel de Cervantes. Sea como fuere, hay consenso unánime acerca de Blanco de Paz en los testimonios que conforman la Información de Argel. Dos cautivos que se hicieron amigos de él antes de la traición, Rodrigo de Chaves de Badajoz y Domingo Lopino de Cerdeña, retratan a un individuo colérico y violento que una vez abofeteó a dos clérigos e incluso les dio furiosos puntapiés 180• Hombre vengativo y resentido, Blanco de Paz aparece como un estafador -varios testigos hablan de sobornos ofrecidos para urdir informes maliciosos- y como un mentiroso, pues desvergonzadamente acusó al cautivo doctor Domingo Becerra de haber traicionado a los cristianos con Hasan Pachá 181 • Blanco de Paz tenla mucho que obtener de su traición, la cual podía ganarle el favor del gobernador argelino. No obstante, Alonso Aragonés afirma que la recompensa recibida por Blanco de Paz por su traición fue un escudo de oro y una olla de grasa 182 • Los doce testigos de la Información de Argel claramente presentan una visión maniquea de los dos antagonistas: mientras que Blanco de Paz emerge en estos testimonios como una figura maligna, capaz de traición y de otras bajezas, Miguel de Cervantes aparece como un cautivo amigable y generoso, siempre dispuesto a ayudar a sus camaradas. Debemos recordar, sin embargo, que los hombres que atestiguaron en esta infonnación estuvieron en su mayoría involucrados en el intento de fuga organizado por Cervantes. La traición, entonces, podía haberles acarreado graves consecuencias, entre ellas la sentencia de muerte. Algunos de estos cautivos incluso hablaron de «matarle y darle de puñaladas» a Blanco de Paz, en venganza por su perfidia, pero de esto los disuadió el doctor Sosa 183 • Su resentimiento y su rabia contra este Judas son así comprensibles. Como afirma claramente el doctor 179 Testimonio del doctor Antonio de Sosa, Información de Argel, pp. 160- 16 1. Cervantes, Pregunta 24, y testimonios de Rodrigo de Chavcs y de Domingo Lopino, Información de Argel, pp. 62, 88-90, y 125-126. 181 Testimonio de Rodrigo de Chaves, Información de Argel, pp. 88-90. 182 Testimonio de Alonso Aragonés, Información de Argel, p. 69. 183 Testimonio del doctor Antonio de Sosa, Información de Argel, p. 161. 180 190 Cervantes en Argel Sosa, «el dicho Juan Blanco tenía por enemigos a todos los que entraban en este negocio y eran dél participantes» 184 • En fonna semejante, si hubo algún consenso general entre estos hombres acerca de Blanco de Paz, hubo también un raro acuerdo, que trascendía la mera amistad y obligaciones contraídas con el cautivo Miguel de Cervantes. El alférez Diego Castellano de Toledo, quien conocía al mutilado soldado desde diez años atrás, aun antes de que éste llegara a Argel, afinna que «[Cervantes] ha vivido con mucha limpieza y honestidad de su persona y que no ha visto en él ningún vicio que engendre escándalo a su persona y costumbres» 185 • Algunos de los testigos obviamente aseveraron que Cervantes era un buen cristiano que se confesaba y recibía la comunión en las fiestas en que los cristianos estaban obligados a hacerlo, que siempre defendía la fe católica y que alentaba a muchos esclavos para que no se hicieran renegados 186 • No dudo de las creencias religiosas de Cervantes, que eran probablemente sinceras. Dejando de lado el tema de la religiosidad de Cervantes - y de las declaraciones que varios críticos han visto como obligatorias en el contexto de un grupo que temía el poder de la Inquisición- , quisiera centrarme más bien en las dimensiones humanas de estos testimonios. Remando de Vega, de 58 años, esclavo de Dalí Maml y cautivo durante mucho más tiempo que Cervantes, declara que el soldado «fue tenido en mucha reputación y corona [... ] respecto de haber sido hombre de mucho ánimo y constancia». Vega añade que: por ser el dicho Miguel de Cervantes persona natu.ral y lustrosa, demás de ser muy discreto y de buenas propiedades y costumbres, todos se holgaban y huelgan tratar y comunicar con él admitiéndole por amigo [...), así los muy reverendos padres Fray Jorge de Olivar, redentor de la corona de aragón como el señor fray Juan Gil de la corona de castilla, como los demás cristianos, asi caballeros capitanes, religiosos, soldados 187• Testigo sensible que retrata la visión de los sectores populares de esclavos en Argel, Hemando de Vega habla de otros hombres del común que, como él, se hicieron amigos de Cervantes: «Gentes de la comunidad, que lo ISA iu 186 117 /bid. Testimonio del alférez Diego Castellano, Información de Argel. p. 81 . Testimonio de Alonso Aragonés, Información de Argel. pp. 70-71 . Testimonio de Hemando de Vega, lnfonnacfón de Argel. pp. 98-99. La escritura de Argel: amos, esclavos y renegados 19 1 quieren y aman y desean por ser, de su cosecha, amigable y noble y llano con todo el mundo» 188 • Juan de Balcázar, natural de Málaga, afirma que el valor de Cervantes al estimular la fuga de varios renegados «merece premio y galardón», anécdota de la cual hemos tratado en el capítulo 1. Balcázar concluye que «cabaJleros, letrados, y sacerdotes huelgan de tratar con el susodicho Cervantes» 189• Fernando de la Vega, natural de Toledo (sin relación con Hemando), afirma que Cervantes «es de buen trato y conversación» 190• Otros testigos insisten en las continuas asociaciones del cautivo con hombres educados: «Le he visto tratar y conversar con los más principales cristianos de esta esclavitud, sacerdotes, magistrados, religiosos, caballeros, y capitanes y otros criados de su majestad, con mucha familiaridad», asevera Alonso Aragonés 191 . El alférez Luis de Pedrosa, residente de Marbella que contaba 37 años, se presenta como un admirador entusiasta de Cervantes: «En todo Argel, [aunque] [ ...] haya otros caballeros tan buenos como él, [... ] en extremos tiene especial gracia en todo, porque es tan discreto y avisado que pocos hay que le lleguen» . Pedrosa está especialme nte impresionado por las relaciones de Cervantes con «caballeros, letrados, comendadores y capitanes relig iosos». Confinna que fray Juan Gil, j efe de la misión de rescate trinitaria, entonces en Argel, no sólo gustaba de conversar con Miguel de Cervantes sino que a menudo lo invitaba a su mesa; por ejemplo, el 14 octubre de 1580, «este testigo ha sabido que hoy, en este dicho día, le convidó a comen> 192 • El é nfasis del testigo («hoy, en este dicho día») sugiere cuánta e ra su sorpresa por la invitación. c<UNO MUY CABAL, NOBLE Y VIRTUOSO» El episodio de la cena de Cervantes con fray Juan de Gil fue también resaltado por otro testigo, el recién llegado y ya rescatado Diego de Benavides, hombre de 28 años, natural de Baeza. Benavides había venido de Constanti188 189 190 191 192 !bid. Testimonio de Juan de Balcázar, Información de Argel. p. 106. Testimonio de Fernando de la Vega, Información de Argel, p. 123. Testimonio de Alonso Aragonés, Información de Argel, p. 70. Testimonio del Alf~rez Luis de Pedrosa, Información de Argel, p. 142. 192 Cervantes en Argel nopla junto con el sucesor de Hasan Veneciano, Jaffer Pachá, un eunuco y cortesano húngaro privilegiado por el apoyo del sultán turco. AJ haber llegado en agosto de 1580, Benavides únicamente podía atestiguar sobre Cervantes como persona, ya que no le constaban los hechos de su cautiverio. Afirma que, al pisar Argel, negoció su rescate y procedió a rescatarse él mismo. Tan pronto como se vio libre, preguntó a otros cristianos por los nombres de los caballeros y personas principales con los que podía comunicarse: Y le respondieron que principalmente estaba uno muy cabal, noble y virtuoso, y era de muy buena condición y amigo de otros caballeros, lo cual se dijo por el dicho Miguel de Cervantes. Y as! este testigo Jo buscó y procuró y hallado Juego el dicho Miguel de Cervantes, usando de sus buenos ténninos, se le ofreció con su posada, ropa y dineros que le sirviese; y asl, lo llevó consigo y lo tiene en su compañía, donde comen de presente juntos y están en un aposento donde Je hace mucha merced. En lo cual este testigo halló padre y madre, por ser nuevo en la tierra, hasta que Dios sea servido que haya navlos para irse a España ambos dos, él y dicho Miguel de Cervantes que también está rescatado y franco 193 • Cervantes, por supuesto, era un hombre ya libre por la época de la investigación conducida en su nombre, como sostiene Benavides en su testimonio. Ello pennitió a Cervantes ayudar a Benavides con vestido y dinero y ofrecerle su hospitalidad. Como sugieren Sola y De la Peña, no es posible ver una más emocionante historia de amistad y de solidaridad entre dos cautivos que la narrada por el joven Diego de Benavides 194 • Sin embargo, la más conmovedora declaración sobre Cervantes procede de los estratos populares de los esclavos cristianos en Argel. Pertenece al capitán sardo Domingo Lopino, de 46 años, que había tratado a Cervantes durante cuatro años, incluso desde que Lopino llegó de Constantinopla como cautivo. El capitán Lopino alega haber sido un «participante en el negocio» de la fuga por barco planeada para el otoño de 1579, «de lo cual, por no venir a la obra, perdió su libertad, que la esperaba y tenía por momentos por cierta» 19s. Si a menudo parece que Lopino está luchando con las palabras, en 193 Testimonio de Diego de Benavides, Información de Argel, pp. 133- 135. Sola y De la Peña, Cervantes y la Berbería, p. 253. Sigo en estas páginas la sugestiva lectura hecha por Emilio Sola y J. F. De Ja Peña de los testimonios consignados en la Información de Argel; cf Sola y De la Peña, op cit., pp. 227-259. 19 ~ Testimonio del capitán Domingo Lopino, Información de Argel, p. 110. 194 La escritura de Argel: amos, esclavos y renegados 193 tanto que rara vez confinna lo que se le pregunta y habla un crudo lenguaje compuesto de frases hechas, la situación cambia, como han sugerido Sola y De la Peña, cuando son tocados el honor y la apreciación de su propia valía. Entonces, el rudo capitán de Cerdeña, que ha sido cautivo durante años en Constantinopla y Argel, rompe en un increíble monólogo henchido de fuerza dramática, que merece una cita extensa: Este testigo, por ser persona de calidad y que ha servido a su majestad treinta años ocupado en cosas de su real servicio, como ha sido de capitán y de pesquisidor en el reino de Cerdeña, que son ocasiones honrosas y calificadas, por donde este testigo debe ser inclinado a tener mucha reputación en frecuentar y comunicar con los semejantes. Y, así, [... ) este testigo dese[a]va y procuraba de allegarse y juntarse con el dicho Miguel de Cervantes, respecto de que, de ordinario[ ...) este testigo le[ ...] vela tratar con caballeros, capi· tanes, comendadores y letrados y religiosos y otros criados de su majestad. Porque el susodicho veía este testigo que de todos éstos que dicho tiene era querido, amado, reputado, y estimado. Y cuando veía tan notoriamente, a este testigo le daba cierta especie de envidia en ver que cuán bien procedia y sabía proceder el dicho Miguel de Cervantes [...]. Porque cierto, el susodicho ha tratado muy virtuosa e hidalgamente; y no solamente todos los que he dicho, [ ... ] mas los padres redentores que han venido a hacer rescate, como fue el padre Fray Jorge de Olivar, y el muy reverendo padre Fray Juan Gil de la Corona de Castilla. Los cuales le han admitido, ansí en conversación como en haberlo sentado a su mesa, de lo cual tomaban contento. Y visto por este testigo, holgaba de tener por amigo al dicho Miguel de Cervantes y alcanzar de su buen trato y conversación, porques [sic] cierto de quererlo y amarlo, por merecerlo 196• Este elocuente testimonio evoca la imagen del hablante, un valiente, algo rústico hombre de armas que presta una importancia desusada a su imagen pública. Probablemente a causa de sus orígenes humildes en la isla de Cerdeña, el capitán Lopino se muestra fascinado por el mundo de los hombres influyentes, al cual quisiera acceder. Su embeleso con las jerarquías recorre la ampulosa presentación de sí mismo como capitán con una distinguida carrera al servicio del Rey, y su ingenua confesión acerca de ta envidia que sentla por el éxito de Cervantes entre la elite de los cautivos y sacerdotes en Argel. 196 Testimonio del capitán Domingo Lopino, información de Argel, pp. 11 2- 113. 194 Cervantes en Argel Aun más importante, el testimonio del capitán Lopino ilustra la urbanidad de Cervantes y la innata gracia que le permitió lidiar con hombres de todas las capas sociales, desde los frailes trinitarios y mercedarios en misiones de rescate en Argel, quienes lo invitaban a comer, hasta los cautivos ilustres, como el Caballero de San Juan fray Antonio de Toledo -<iuien ayudó a Cervantes en el segundo intento de fuga- , a los letrados y poetas, como el doctor Sosa y Antonio Veneziano, y los galeotes cristianos y renegados de diversos paises del Mediterráneo. Como revelan muchas afirmaciones, este grupo de hombres dispares coincidió en su respeto, en su amistad y hasta en su amor por el cautivo Cervantes. El hecho de que los testigos brindaran su testimonio por petición de Cervantes de ningún modo invalida sus declaraciones. Una lectura cuidada de estos textos, como la que he intentado hacer en estas páginas, abre los documentos legales de la Información de Argel a los matices y revelaciones ofrecidos por cada declarante. En efecto, las concepciones eclécticas y multiculturales de los doce testigos que atestiguaron en esta información iluminan distintas facetas de la personalidad de Cervantes y presentan un retrato caleidoscópico del cautivo. Sobre todo, estas perspectivas nos llevan a colegir que la conversación y el tacto de Cervantes cautivaban a hombres de todas las clases y condiciones. ¿No podríamos decir que esta conversación reflejaba las cualidades y el estilo del cautivo Cervantes, cualidades que sus propias novelas reflejan? «El estilo muestra al hombre» (stylus virum arguit) reza un adagio romano, reiterado en la bien conocida expresión francesa <<Le style est l' homrne meme». El estilo que emerge en estos testimonios a favor del ex cautivo Cervantes hablan de una inteligencia clara, de un ingenio y una determinación especiales, de una amabilidad natural, de una conciencia critica y de una comprensión de la fragilidad humana, entre otras cualidades. Ciertamente, la imagen que emerge de la Información de Argel enfatiza, por un lado, la valentía de Cervantes, la indomable resolución y la energía sin límite que lo condujeron a participar de empresas extremas - tales como los cuatro intentos de fuga en los cuales casi pierde la vida- . Por otro lado, estos testimonios subrayan su generosidad y su consideración por sus compañeros de cautiverio, su tacto y su cortesía genuinos, y, finalmente, su amor por la poesía y por la literatura. Este amor por la poesía y la literatura se percibe en las relaciones de Cervantes con poetas, estudiosos y hombres de letras en Argel, tales como el doctor Sosa y otros amigos suyos de los baños. la escritura de Argel: amos, esclavos y renegados 195 EL RESCATE DE MIGUEL DE CERVANTES Hasta ahora me he centrado principalmente en el mundo argelino en que Cervantes vivió durante cinco años, dejando de lado el universo burocrático de la Península Ibérica al que la familia de Cervantes tuvo que recurrir, entre 1575 y 1580, para gestionar la liberación de sus seres amados. Astrana Marin y Canavaggio, entre otros investigadores, han resaltado los incesantes esfuerzos del cirujano Rodrigo de Cervantes y de su esposa Leonor de Cortinas para rescatar a sus hijos, vendiendo sus pertenencias e intentando conseguir subsidios del Consejo de Castilla y del Consejo Real, todo en vano. La madre de Cervantes, haciéndose pasar por viuda, solicitó un préstamo del Consejo de la Cruzada. El 15 de diciembre de 1576 recibió un préstamo de 60 ducados para el rescate de sus hijos Miguel y Rodrigo 197 • Ya hemos examinado el rescate de Rodrigo en 1577 y la intervención de Miguel en este asunto mediante su solicitud a los frailes mercedarios para que rescataran primero a su hermano. Rodrigo dejó Argel el 24 de agosto de 1577 con un contingente de 106 cautivos rescatados 198• En marzo de 1578, Rodrigo padre presentó ante el Consejo de Castilla un nuevo recurso para un subsidio, apoyado por una declaración en Ja que varios testigos daban fe de los servicios militares de Miguel, su heroismo en la batalla de Lepanto y su cautiverio en Argel 199 • Aparentemente esto no surtió efecto. Un año después, la madre de Cervantes solicitó al Consejo de la Cruzada que se aplazara el pago de los 30 ducados que tenia asignados para el rescate de su hijo Miguel, así como un subsidio adicional de 500 ducados, por ser yo pobre y no poderse allegar el dicho dinero hasta agora que la Trinidad envia a rescatar captivos y ha de llevar este rescate[... ] y si V.S. no me hace esta limosna será causa para que el dicho mi hijo no se rescate porque ninguna posibilidad tengo por haber vendido cuantos bienes tengo para rescatar a Rodrigo Cervantes, mi hijo, que j untamente fue captivo con el dicho Miguel de Cervaotes 200• 197 Astrana Mario, op. cit., vol. ll, pp. 519-521; Pérez Pastor, op. cit., ll, pp. 33-37¡ SHwa, op. cit., pp. 45-48. 198 Canavaggio, op. cit., p. 97; Pérez Pastor, op. cit., 11, p. 41-46. 199 Sliwa, op. cit., pp. 49-55. 100 Pérez Pastor, op. cit.. vol. 11, p. 72. Cervantes en Argel 196 Como revelan estas elocuentes palabras, es la madre de Cervantes, Leonor de Cortinas, la que emerge como herolna de las gestiones para el rescate del hijo cautivo. En los testimonios vertidos entre 1575 y 1580 -el período de cautiverio de sus hijos Miguel y Rodrigo-, Leonor apareció diez veces ante diferentes notarios públicos, seis veces ignorando a su marido y cuatro veces haciéndose pasar por viuda 201 • Rogando a los burócratas, resucitando a su marido cuando lo necesitaba, demostrando un gran ingenio y celo en sus gestiones, como sugiere la solicitud que presentó al Consejo de Guerra de que le fuera permitido exportar a Argel mercancias por 8.000 ducados desde Valencia. En noviembre de 1578, recibió un permiso del Rey por sólo 200 ducados en exportaciones «para el rescate del dicho Miguel de Cervantes» 202 • Es probable que, a pesar de sus contactos con las autoridades valencianas y con el mercader Hemando de Torres en Valencia, no consiguiera dar con el garante que precisaba para su empresa. En julio de 1579, Leonor de Cortinas, haciéndose pasar nuevamente por viuda, Je hizo llegar a fray Juan Gil, procurador general de Ja Orden de la Santa Trinidad, Ja suma de 250 ducados por el rescate de su hijo Miguel, «que es de edad de 33 años, manco de la mano izquierda y barbirrubio» 2 3. La hermana de Miguel, Andrea de Cervantes, contribuyó con 50 ducados en el rescate de su hermano, lo cual elevó la suma recibida por los trinitarios a 300 ducados 204 • Esto fue todo lo que Leonor de Cortinas y su familia pudieron conseguir en estos años pese a sus arduos esfuerzos. La Orden de la Santa Trinidad gestionaba el rescate de cautivos cristianos con dinero de la caridad así como con financiamiento privado y público. En consecuencia, el 4 de septiembre de 1579, Felipe 11 ordenó que el tesorero de Ja Cruzada diese a fray Juan Gil 190.000 maravedíes, suma que debla gastar y distribuir «en rescatar cauti vos cristianos naturales destos reinos y que fueron cautivos en servicio de su Majestad» 2 5. Ciertamente, Miguel de Cervantes era tan º º 201 El papel de Leonor de Cortinas en estos desplazamientos por la burocracia española ha sido destacado por Krzystov Sliwa, en «La dualidad de Leonor de Cortinas, madre de Miguel de Cervantes Saavedra, genio de la literatura española», Actas del XIII Congreso de la Asociación Internacional de Hispanistas, vol. l., ed. florencio Sevilla y Carlos Alvar, Madrid: Castalia, 1998, pp. 758-763. 202 Sliwa, Documentos de Miguel de Cervantes Saavedra, op. cit.. p. 57. 20) /bid., pp. 63-64. 204 /bid., pp. 63-65. 205 Pérez Pastor, op. cit., JI, pp. 63-69, y 383. La escritura de Argel: amos, esclavos y renegados 197 acreedor como el que más a ser rescatado con este dinero, o a obtener parte del mismo para ello, pues era natural de Castilla y había sido capturado estando «al servicio de su Majestad». El 29 de mayo de 1580, los trinitarios llegaron a Argel con éstos y otros dineros y órdenes del Consejo Real para rescatar a selectos cautivos españoles. 7.000 cristianos estaban entonces en alta mar con sus amos, los corsarios argelinos. Los demás habían renegado o hablan muerto. Hasan Pachá, que había sido depuesto por el sultán otomano en favor de un nuevo gobernador, estaba preparando su retomo a Constantinopla 206. Durante los meses de junio y julio de 1580, los trinitarios lograron rescatar a 108 esclavos cristianos, que regresaron a España en agosto 207 • En los dos meses siguientes, fray Juan Gil consiguió rescatar a siete cautivos importantes de Hasan, entre ellos a Diego de Benavides, cuyo testimonio leimos anteriormente -el acta notarial de su rescate fue firmada por Cervantes y puede leerse en los documentos recogidos por Sliwa 208• Y, sin embargo, pese a sus infinitas gestiones, fray Juan Gil no logró negociar el rescate de Cervantes. Hasan afirmó que, puesto que él tenía a los cautivos más selectos, no soltaría a ninguno de estos caballeros por menos de 500 escudos de oro, en oro español 209. El 19 de septiembre de 1580, Hasan se aprestaba a zarpar hacia Constantinopla con cuatro galeras rebosantes de esclavos y de renegados, y siete más de la flota otomana. Entre las galeras turcas estaba la San Pablo, capturada de la Orden de Malta, que llevarla a Ramadiin Pachá -quien acompañaba a Hasan a la Sublime Puerta 210• Miguel de Cervantes estaba en uno de esos galeones «con dos cadenas y unos grillos» 211 • Fray Juan Gil decidió añadir fondos destinados para los cautivos que aún no hablan aparecido a los 280 escudos aún en su poder del dinero enviado por la familia de Cervantes. A cambio de Jerónimo de Palafox, cuyo precio había sido fijado en 1.000 escudos de oro, fray Juan Gil ofreció 500 escudos por Miguel de Cervantes. Hasan aceptó tras múltiples «ruegos e importunaciones», pero a condición de que los 500 escudos fueran pagados en oro español. Mientras las galeras 206 207 201 209 Topografía l, pp. 372, 377-379. Astrana Mario, op. cit.. vol. Ill, p. 67. /bid.. p. 85; Sliwa, op. cit. !bid.. p . 73. 210 Los datos son confirmados por Sosa en Epitome de los reyes de Argel. Topografía 1, pp. 373-374, 388; Astrana Marin, op. cit.. vol. 111, pp. 85-86. 211 Son palabras de Alonso Aragonés, Información de Argel, p. 69. 198 Cervantes en Argel se preparaban para zarpar, el monje corrió a comprar el oro espafiol de los mercaderes judíos, volviendo justo a tiempo para liberar a Cervantes. Ese mismo ilia Hasan zarpó para Constantinopla 212 • Sosa afinna que, si fray Juan Gil no hubiera rescatado a Cervantes ese mismo día, quizás el cautivo «nunca tuviera libertaci» 213 • Algo similar ilice Cervantes indirectamente en La española inglesa, a través del protagonista Recaredo, quien rememora su temor, durante su cautiverio en Argel, de ser llevado a Constantinopla, porque «de presentarme al Gran Señor [el Sultán] redundara no tener libertad en mi vida» 214 • Sin duda, en el caso de los cautivos españoles, la transferencia a Constantinopla u otras ciudades del Imperio Otomano suponía un confinamiento perpetuo. Las Órdenes Redentoras no llegaban al Mediterráneo oriental, y las misiones de mercaderes peninsulares o italianos que a menudo ayudaban a liberar a los esclavos cristianos no eran siquiera frecuentes ahí, de modo que estos cautivos probablemente nunca volvían a ver a sus familias 215 • Garcla-Arenal y De Bunes estiman que el tiempo promedio de cautiverio de un esclavo de rescate en el Magreb era de cuatro a siete años 216 • Cervantes afinnaría más tarde en el Persiles que «[la Fortuna] no es otra cosa sino un firme disponer del cielo» 217 • El momento de la liberación es especialmente complejo para cualquier cautivo. Los sentimientos de dicha quedan usualmente entumecidos por el shock de estar vivo y libre nuevamente. Pasmados por sus terribles experiencias, los prisioneros liberados suelen ser incapaces de sentir alegría ante la abrumadora noticia de su liberación. Muchos días y tal vez semanas pasarán antes de que el ex cautivo advierta que él o ella está realmente vivo y, finalmente, libre. Una psicóloga clínica que trata a víctimas de secuestro en la Colombia de nuestros días ilustra este aspecto: aunque puede pensarse que un secuestro o periodo de cautiverio tennina cuando el secuestrado o secues212 Testimonios de Alonso Aragonés y del doctor Antonio de Sosa, Información de Argel, pp. 69 y 162; Astrana Marín, op. cit.• vol. 111, p. 87. 213 Testimonio del doctor Antonio de Sosa, Información de Argel, p. 162. 214 Cervantes, La española inglesa, en Miguel de Cervantes, Novelas ejemplares, vol. l, op. cit.. p. 282. m Garcla-Arenal y de Bunes, op. cit.. p. 226. Rodrigo Chaves, esclavo en Constantinopla y en Argel durante seis años, afirmó en Madrid, en 1580 que, debía 2.300 reales a ciertos mercaderes de Argel que financiaron su rescate; Sliwa, op. cit., pp. 115-116. 216 Garcla-Arenal y De Bunes, op. cit., p. 226. 217 Persiles IV, p. 474. lA escritura de Argel: amos, esclavos y renegados 199 trada retoma a casa -retomo celebrado por una reunión familiar, quizás por una cena especial, y mucha alegria- «en realidad, la mente de la persona secuestrada sigue estando secuestrada por un largo período de tiempo» 218• Éstos son algunos de los efectos traumáticos del cautiverio, que más adelante trataremos en relación con Cervantes. Años después, por medio de su vocero Ruy Pérez de Viedma, Cervantes evocaría el sabor de la libertad: «No hay en la tierra, confonne a mi parecer, contento que se iguale a alcanzar la libertad perdida» (DQ 1, 39). De vuelta en Argel, fray Juan Gil redactó el acta del rescate, de la manera rutinaria: En la ciudad de Argel, a diecinueve días del mes de Septiembre [de 1580] en presencia de mi el dicho notario, el muy reverendo fray Juan Gil, redentor susodiého, rescató a Miguel de Cervantes, natural de Alcalá de Henares, de edad de 31 años [sic], hijo de Rodrigo de Cervantes y de doña Leonor de Cortinas, vecino de la villa de Madrid, mediano de cuerpo, bien barbado, estropeado del brazo y mano izquierda, cautivo en la galera del Sol, yendo de Nápoles a España, donde estuvo mucho tiempo en servicio de Vuestra Majestad; perdióse a veinte seis de Septiembre del afio de mil y quinientos y setenta y cinco. Estaba en poder de Hasan Bajá, rey. Costó su rescate quinientos escudos de oro, en oro. No lo quería dar su patrón, si no le daban escudos de oro, en oro de España, porque si no, le llevaba a Constantinopla [...]. Fue ayudado con la limosna de Francisco de Caramanchel, [ ...] con cincuenta doblas. Y de la limosna general de la orden fue ayudado con otras cincuenta. Las demás restantes, a cumplimiento de las mil y trecientas y cuarenta, hizo obligación de pagarlas a la dicha Orden, por ser maravedls para otros cautivos, que dieron deudos en España para su rescate, e por no estar al presente en este Argel no se han rescatado. [...) En fe de lo cual lo firmaron con sus nombres, testigos: Alonso Verdugo, Francisco de Aguilar, Miguel de Malina, Rodrigo de Frías, cristianos. Fray Juan Gil. Pasó ante mí, Pedro de Rivera, notario apostólico 219. Canavaggio estima que los 500 escudos de oro pagados por la liberación de Cervantes podían haber sido equivalentes, en 1989, a 17.000 dólares ameri211 Marta Lucia Aristizábal, «Aspectos psicológicos del secuestro», Bogotá: Fundación País Libre, 23 de noviembre de 1994, inédito. 219 Libro de la Redemp~ion, fol. 157 v-158 v; citado por Astrana Marln, op. cit.. vol. !U, pp. 89-91; he enmendado la ortografia. El acta del rescate se conserva en el Archivo Histórico Nacional, Madrid, AHN, Libro de la redemp,ion, fols. 182 v-183 r. 200 Cervantes en Argel canos 220• Esta suma se elevarla a aproximadamente 26.500 dólares para el año 2005 221• Tres semanas más tarde, el 1O de octubre de 1580, Miguel de Cervantes Je pidió a fray Juan Gil, en representación del Rey de España en Argel, que abriera una información de su cautiverio, vida y hábitos para ser presentada, de ser requerida, ante el Consejo Real para la concesión de mercedes. Como hemos visto, éste era un procedimiento rutinario para los cautivos que regresaban de Berbería. En presencia del trinitario fray Juan Gil y de Pedro de Rivera, notario apostólico en Argel, doce testigos, entre ellos el doctor Antonio de Sosa y Diego de Benavides, ratificarían y ampliarían las declaraciones proporcionadas por el ex cautivo Cervantes. El lector ya está familiarizado con esta investigación conocida como Información de Argel, texto que hemos citado extensamente en el presente capítulo. Como sugiere Canavaggio, antes de dejar Argel, Cervantes intentaba «saldar sus cuentas» 222• No sólo tenla que explicarles a las autoridades los cinco años que pasó en Argel como cautivo, sino que también debía encarar la campaña difamatoria montada por el doctor Blanco de Paz, quien habla diseminado en la ciudad viciosos rumores sobre él. No conocemos el contenido de estos alegatos, que el carmelita Feliciano Enríquez describió como «cosas viciosas y feas» 223 • ¿Fue acusado Cervantes de tratos oscuros con Agi Morato, o de relaciones inmorales con Hasan Pachá, conocido por su homosexualidad? Sean cuales fueren las imputaciones, es perceptible el peligro procedente del difamador Blanco de Paz, quien aparentemente estaba en guardia contra una posible represalia de Cervantes, o de otros cautivos, porque afirmó ante un testigo: «yo Je prometo que a quien mi me picare e me hiciese mal, como dicen que me han de hacer, que le tengo que dañar e perjudicar en cuanto pudiere, aunque sea contra mi propio padre; porque aquí en Argel a trueque de poco hallare testigos por cada paso» 224• En una época en que Ja reputación y Ja honra valían más que la vida, y donde una de las venganzas favoritas consistía en atacar al enemigo por me220 Jean Canavaggio, Cervantes. trad. J. R. Jones, Nueva York: Norton, 1989, pp. 315316 (la versión castellana no contiene estos cálculos). 221 The Jnjlation Calculator, ed. S. Morgan Friedman, Statistical Abstracts of the United States, <http://www.westegg.com/inflationl>. 222 Canavaggio, op. cit.• p. 107. 223 Testimonio de fray Feliciano Enriquez, Información de Argel, p. 150. 224 Testimonio de Domingo Lopino, Información de Argel. p. 116. la escritura de Argel: amos, esclavos y renegados 201 dio de la difamación o del libelo infamante, la amenaza de Blanco de Paz debía ser tomada en serio. Un notable estudio de Femando Bouza sobre la circulación de manuscritos en los escenarios sociales y políticos de la España de los siglos XVI y xvu muestra el impacto que tenía en esa sociedad la divulgación de libelos infamantes y de otros vejámenes, como las memorias de cornudos y diversos libelos que dieron pie a numerosos procesos judiciales por injurias verbales 22s. Recordemos en este contexto el proceso llevado a cabo contra Lope de Vega por sus libelos contra Elena Osorio y toda su parentela, proceso que le valieron cárcel y destierro por ocho años de la corte en 1588 226• Luis de Zapata describe con horror en su Miscelánea los alcances del llamado «libelo famoso» que «mata la honra y fama del próximo, y para siempre, porque las cosas por escrito y agudamente dichas tienen vida larga, y casi es imposible la restitución» 227 • Esta frase parece describir la larga vida de los rumores infamantes contra Miguel de Cervantes que un dia echara a rodar Juan Blanco de Paz en la ciudad de Argel. En fecha reciente ciertos críticos han insinuado la presunta homosexualidad de Cervantes. Entre las razones aducidas para esta suposición están los dos encuentros de Cervantes con Hasan Pachá, en 1577 y 1579, y el modo inexplicable en que la vida del cautivo fue perdonada dos veces. Acerca de este asunto, Canavaggio ha sostenido que es dificil probar la homosexualidad de alguien que no dejó nada escrito sobre su vida intima, especialmente cuando son raros los testimonios directos 228 • Concuerdo plenamente con esta observación. Cervantes, según hemos visto, era excesivamente discreto sobre su vida privada, aun en su obra de ficción. No tenemos cartas personales ni textos que mencionen asuntos confidenciales, tales como sus sentím femando Bouza, Corre manuscrito. Una historia cultural del Siglo de Oro, Madrid: Marcial Pons, 2002, pp. 109-135. 226 Cf los documentos recogidos por Atanasio Tomillo y Cristóbal Pérez Pastor, Proceso de l ope de Vega por libelos contra unos cómicos, Madrid: fortanet, 1901; el mejor resumen critico corresponde al cap. 11, titulado «Lope and Elena Osorio», de Alan S. Trueblood, Experience and Artistic Expression in lope de Vega, the Making o/La Dorotea, Cambridge, Mass.: Harvard University Press, 1976. 227 El propio Cervantes confirmarla más tarde, en Rinconete y Cortadillo, que la práctica del escarnio y de la infamia, incluyendo el redomazo y la publicación de libelos, eran actividades que se encomendaban a menudo a los delincuentes. 228 Jean Canavaggio, «Cervantes en su vivir: ¿Un arte nuevo para una nueva biografia?», Miguel de Cervantes. la invención poética de la novela moderna: Est11dios de su vida y obra, Anthropos, 98199 (1989), 46-47. 202 Cervantes en Argel mientos por su esposa Catalina de Salazar, o sus reacciones ante las desventuras y caprichos de su bija Isabel de Saavedra. Por lo mostrado en este estudio, la estrecha amistad de Cervantes con Antonio de Sosa - su interlocutor, crítico literario y consejero frecuente durante su cautiverio- fue especialmente importante para el futuro escritor. Y, sin embargo, no hallamos alusiones directas a Antonio de Sosa en Ja producción literaria de Cervantes, donde aparecen numerosos personajes históricos y literarios. En cambio, los dos hermanos Sosa Coutinho, que fueron capturados con el doctor Antonio de Sosa en Ja galera San Pablo, son mencionados en El trato de Argel junto con otros caballeros de Malta 229, en tanto que Manuel (Emanuel) de Sosa Coutinho reaparece como personaje en el Persiles. A propósito de Jos grandes vaclos en la vida de Cervantes, Bias Matamoro propone que el enigma cervantino ha de ser visto en términos barrocos: «Las gentes de este periodo eran gentes enmascaradas, fugitivas, adictas a Ja ficción y el disfraz. La obra maestra de estos manejos es el personaje de don Quijote, cuya ascendencia desconocemos, así como su verdadero apellido, y ni siquiera podemos tener por cierto si es loco o cuerdo» 230 • A fin de examinar Ja cuestión de Ja presunta homosexualidad de Cervantes, centrémonos brevemente en el mundo musulmán del siglo XVJ, ferozmente criticado por los europeos. Los diálogos de Sosa, asl como otras obras de Ja Edad Moderna sobre el cautiverio en Berberfa, ilustran cómo el universo fronterizo del Magreb era satanizado por Jos frailes redentores y los eclesiásticos que denunciaban los peligros que rondaban a Jos jóvenes esclavos y esclavas cristianos. En efecto, los cautivos cristianos y Jos renegados encontraban en Berbería una gran indulgencia en asuntos sexuales por parte de la sociedad argelina que claramente abría nuevos horizontes para ellos 231 . En primer Jugar, el matrimonio no era un sacramento que durara de por vida. Un hombre podía tener varias esposas, pero podía también repudiar a su mujer, de acuerdo con la ley islámica. En segundo Jugar, mientras que la ética cristiana condenaba los pecados de la carne, Ja ley musulmana invita al creyente a satisfacer sus instintos sexuales. «Vuestras mujeres son campo labrado para vosotros. ¡Venid, pues, a vuestro campo como queráis! », recomienda el 129 Trato, IV.2365. Bias Matamoro, «Sombras cervantinas», Vuelta, febrero de 1997, 49. 231 Bennassar y Bennassar, op. cit., p. 478. 130 La escritura de Argel: amos, esclavos y renegados 203 Corán (Sura 2: 223) 232 • Si muchos renegados sacaban provecho de la recién descubierta libertad sexual, impensable en la Europa cristiana, algunos de ellos se convertían al Islam por sus concepciones acerca de las prácticas sexuales. Un renegado juzgado in absentia por la Inquisición en 1648, el alcaide Morat, alias Miquell Coll de Majorca, quien vivió en Argel en la década de 1630, tenía cuatro esposas: una mora, una turca que había enviudado del primer amo de Morat, y otras dos mujeres. Próspero funcionario de la ciudad corsaria, babia conseguido pleno beneficio del mandato coránico233 _ Asimismo, mientras que en la Europa de la Contrarrefonna la «fornicación» constituía pecado mortal, en el mundo de Berbería la libertad sexual era amplia y comprendía, entre los placeres asequibles, los que los mancebos ofreclan 234 • Tal era la infamia que la opinión pública en Europa atribula a los turcos y turco-berberiscos, una opinión sustentada en las relaciones de los religiosos y embajadores que viajaban a Berbería. Cervantes mismo describió y condenó estas prácticas sexuales en su obra, especialmente en El trato de Argel. Numerosos cautivos jóvenes, generalmente adolescentes, eran regularmente tentados o forzados por sus amos, se tratara de turcos o renegados, a participar en prácticas sexuales pasivas. Muchos jóvenes aceptaban estas condiciones, que les ofrecían compensaciones ventajosas. La sexualidad abierta de Argel hizo que el clérigo portugués Antonio de Sosa afinnara hacia el final de la década de 1570: «Cuando considero aquello que el apóstol San Juan escribió en sus revelaciones, que vio una bestia con siete cabezas y con diez cuernos y todos ellos coronado con unas coronas, se me representa Mahoma y su ley, y que veo a esta bestia en Argel, adorada públicamente, con los siete vicios mortales o capitales» 235 • Por su parte, el sacerdote francés Pierre Dan alegaba en la década de 1630 que la ciudad era la reencarnación de la Babilonia del Apocalipsis, urbe que comparaba, como Sosa: «A esa mujer lasciva del Apocalipsis, que montada sobre la bestia de dos cabezas, y teniendo una copa en la mano, embriaga con la dulzura de sus encan- m El Corán, ed. y trad. Julio Cortés, Barcelona: Herder, 1999. 233 Benassar y Benassar, op. cit., pp. 432-433 y 475. !bid., p. 478. Cf asimismo De Bunes, la imagen de los musulmanes y del Norte de · África en la España de los siglos XVI y XVJ/J, op. cit.; y García-Arenal y De Bunes, op. cit., p. 249. 2JS Topografia 1, pp. 165-166. 134 204 Cervantes en Argel tos a todos los pueblos de la tierra>>236. Es cierto que el padre Dan atribuía a los encantos del vicio la concurrencia a las ciudades de Berbería de tantos hombres de todas partes del mundo, ora musulmanes, ora malos cristianos que abandonaban el verdadero culto de Dios para hacerse renegados. En esta atmósfera de satanización, poco cuesta ver que Argel, la tierra de la liberación sexual, era vista como dominio de Satán por los eclesiásticos europeos. Emilio Sola y José F. De la Peña se han ocupado del tema de la supuesta homosexualidad de Cervantes en un capítulo de su libro Cervantes y la Berbería 231. Como ya hemos visto, en el accesible mundo fronterizo del Magreb, donde se podía hacer fortuna con rapidez, la adquisición de bienestar iba a menudo aparejada con determinados tratos convenientes desde una perspectiva moral, religiosa o política. Sola y De la Peña relacionan las abiertas prácticas sexuales (bisexuales) de los renegados corsarios con asuntos de poder en el Magreb. El trato de la propiedad personal en Argel, donde los bienes privados podían ser heredados por los renegados, o acabar en el tesoro público si no había herederos, y el mestizaje cultural de una sociedad constituida por hombres y mujeres del mundo entero, dio origen a estructuras de poder correlacionadas 238 • Antonio de Sosa cuenta que muchos corsarios tenían «garzones» a quienes vestían pródigamente y llevaban en sus expediciones 239 . En las celebraciones que tenían lugar después de una incursión corsaria exitosa, «acostumbran los arraeces y leventes vestir muy ricamente a sus garzones -que son sus mujeres barbadas- y presumir y contender de quien más número de garzones tiene, más hermosos y más bien vestidos» 240 . Dichas relaciones entre los corsarios renegados y sus esclavos son tratadas por Cervantes cuando se refiere a Alüj Ali y a Hasan Veneciano: «Le cautivó el Uchali, y le quiso tanto que fue uno de los más regalados garzones suyos y [...] el más cruel renegado que jamás se ha visto» (DQ I, 40). 236 «[... ) acette paillarde de l'Apocalypse, qui montée sur la beste a deux testes, et tenant un coupe a la main, eoyure para la douceur de ces charmes tous les peuples de la terre»; Pierre Dan, Histoire de Barbarie, et de ses corsaires [...], Parls: P. Rocolet, 1636, p. 78. m Sola y De la Peila, op. cit.. pp. 218-275. 238 /bid., pp. 219-221. 239 Topograjia 1, pp. 60-72. 2 0 ~ lbid., pp. 88-89. La escritura de Argel: amos, esclavos y renegados 205 Hasan, como sabemos, llegó a ser un hombre muy poderoso, con miles de esclavos, al igual que su amo Alüj Ali. Sosa retrata a Hasan en 1580 como un hombre casado con dos hijos - un hijo muerto muy joven, y una niña de tres años de edad 241 . Como el famoso Jeredin Barbarroja, a quien el cronista fray Prudencio de Sandoval llamó «lujurioso en dos maneras» 242, Hasao era aparentemente bisexual, como muchos otros renegados en Berbería. Ahora bien, las diatribas de los eclesiásticos europeos siempre hacen alusión a Ja juventud de Ja mujer como del garzón y del deseable barda} -esto es, el calamita o agente pasivo en la relación sexual-. En consecuencia, las relaciones de poder entre los corsarios renegados y sus esclavos estaban llamadas a cambiar cuando el cautivo se hiciera hombre, y arráez o levente (soldado de a bordo), gracias a Jos favores de su amo. Con el cambio de posición y Ja adquisición de un nuevo poder, según sostienen Sola y De la Peña, es probable que el barda} se hfoiera bujarrón - agente activo o sodomita- en otra relación, si lo deseaba. Al mismo tiempo, seria promovido de favorito del corsario a corsario, o a soldado de a bordo y amo de otros «garzones» 243. La condición de barda} en la relación con un amo corsario, entonces, era probablemente fugaz, al igual que otros sufrimientos que el esclavo tenla que soportar mientras duraba su cautiverio. Sin duda, estos complejos comportamientos sexuales son dignos de un estudio más profundo. Las acusaciones contra Cervantes por parte del doctor Juan Blanco de Paz han de leerse en el contexto de la cultura española del libelo, infonnada por la percepción de Argel como una «tierra de escándalo», Ja nueva Babilonia vista por numerosos eclesiásticos españoles y franceses. Al mismo tiempo, las posibles insinuaciones de Blanco de Paz no pueden ser entendidas fuera de las complejas relaciones de poder existentes en Argel entre los corsarios renegados y sus esclavos conversos. A propósito de la erotización de los dos dramáticos encuentros de Cervantes con Hasan Veneciano, el primero en octubre de 1577, cuando fue apaleado, y el segundo en 1579, luego de su último intento de fuga, Sola y de Ja Peña adelantan que el mutilado esclavo -demacrado, mal alimentado y mal vestido- debía de haber presentado 241 Epítome de los Reyes de Argel, Topograjia 1, p. 388. Fray Prudencia de Sandoval, Historia de la vida y hechos del Emperador Carlos V. 3 vol., Madrid: Atlas, 1955-56, libro XXV, cap. 32, III, p. 208. 241 Sola y De la Peña, op. cit.. p. 227. 242 Cervantes en Argel 206 una apariencia lastimosa y difícilmente conducente a la atracción sexual 244 • «El estropeado español», como lo llamó Sosa, con las manos atadas y una soga alrededor del cuello, probablemente ofrecía una imagen dolorida que más llamaba al rechazo que a la atracción sexual, aun para un amante de «garzones» y de bardajes como Hasan Veneciano. Más aún, por el tiempo de esos encuentros Cervantes distaba de ser un muchacho o un adolescente, grupo predilecto de los turcos y renegados que favorecían estas prácticas sexuales. Sola y De la Peña prefieren centrarse en el encuentro de dos hombres con bagajes fundamentalmente distintos en situaciones radicalmente diferentes, el uno poderoso en extremo, el otro un esclavo, ambos de aproximadamente la misma edad en el momento de su segundo encuentro - Hasan de 34 años y Cervantes de 32. Los críticos exploran la admiración que el renegado Hasan puede haber sentido por el mutilado cautivo español distinguido por su valentía y solidaridad con los otros esclavos. Algo de esto asoma, en verdad, en el relato más temprano de Sosa acerca de los comentarios de Hasan con ocasión del segundo intento de fuga de Cervantes. Asimismo, si Cervantes participó alguna vez en las discretas negociaciones que Canavaggio sugiere, ello podría haber elevado su estatus a los ojos de los argelinos. Finalmente, estaba el motivo económico de fondo, que explica la «misericordia» de Hasan. La mayoría de esclavos fugitivos que fueron torturados o drásticamente castigados por sus infracciones eran plebeyos, no cautivos de elite que pudieran motivar un cuantioso rescate 245• La obra de Sola y De la Peña traza la evolución de una conjetura infundada, desde la lectura de la ambigüedad sexual de ciertos personajes cervantinos y de «fantasmas» de Argel en dos comedias de cautivos de Cervantes, emprendida por Franc;:oise Zmantar, hasta la «incertidumbre del deseo» postulada por Louis Combet para toda la obra del autor alcalaíno, «incertidumbre» que se transforma primero en «diversidad sexual» y luego, en «homosexualidad» - al menos «de pensamiento», según Rosa Rossi 246 • Sola y De 244 4 l S 146 !bid.. p. 26 1. /bid., p. 262. Franc;oise Zmantar, «Cervantes y sus fantasmas de Argel», Quimera, 2 de noviembre de 1980, pp. 31-37; también de Zmantar, «Qui es-tu Azán, Azán ou es-tu?», Les personnages en question. IV Colloque du S.E.L, Toulouse, 1-3 Décembre 1983, Université de Toulouse-Le-Mirail, 1984, pp. 165- 173; Louis Combet, Cervantes eJ las incertitudes du désir, Lyon, Presses Universitaires de Lyon, 1980; Rosa Rossi, Escuchar a Cervantes. Un La escritura de Argel: amos, esclavos y renegados 207 Ja Peña demuestran que esta presunción no está fundada en evidencia documental o testimonial, ni en estudios académicos sobre la vida y obra de Cervantes, ni siquiera en estudios históricos que examinen Ja vida en Argel durante el siglo xv1 247• Más aún, de la Información de Argel de 1580 sólo se toman los comentarios del cannelita Feliciano Henrlquez respecto a las «cosas feas y viciosas» de las que hablaba Blanco de Paz, hablillas que se dan como concluyentes. En cuanto a estas prácticas infamantes, cabe señalar que los pronunciamientos de Blanco de Paz deben estudiarse dentro del marco de Ja cultura del libelo difamatorio, del escarnio y del agravio verbal o escrito en el Siglo de Oro, prácticas que dieron pie a múltiples procesos judiciales por injurias verbales y malos tratamientos en la época, como ha demostrado acertadamente Bouza. Por otro lado, si bien las prácticas sexuales de una sociedad determinada deben ser examinadas -como lo hacen Sola y De la Peña en su sugerente libro--, estas prácticas, sostienen ellos, no deberían convertirse en Ja base de una propaganda que reitera las percepciones de Argel que hacían circular clérigos e inquisidores durante la Edad Moderna. Sola y De la Peña concluyen su análisis con la siguiente reflexión: «Últimamente, así como en el siglo XIX los estudiosos cervantinos intentaron hallarle novias napolitanas o berberiscas a Cervantes, hoy en dia pareciera ser que se ha puesto de moda buscarle novios» 248 • Termino esta discusión con las declaraciones del más autorizado testigo del cautiverio de Cervantes, Antonio de Sosa, acaso el crítico más categórico de las prácticas sexuales alternativas en Argel en el siglo xv1. El doctor Sosa afirma en su testimonio: «En tres años y ocho meses que a [sic] que conozco al dicho Miguel de Cervantes no he notado o visto en él ni vicio ni cosa de ensayo biográfico, Valladolid, Ámbito, 1988; y también, Su/le trace di Cervantes: profilo inedilo del/'autore del Chisciotte, Roma, Editori Riunti, 1997; así como Fernando Arrabal, Un esclavo llamado Cervantes, Madrid: Espasa-Calpe, 1996. Eduardo Urbina reseña el libro de Arrabal en «Historias verdaderas y la verdad de la historia: Fernando Arrabal vs. Stephen Marlowe», Cervantes, 18 (1998), 158-169. Adrienne Martin aborda los «esplendores y miserias» de las biografias de Cervantes publicadas después de la de Canavaggio ( 1986), en particular las de Arrabal (1996) y Rossi ( 1988), en <\Hacia el Cervantes del siglo que termina», Estudios de litera111ra española de Jos siglos X1X y XX: Homenaje a J11an Maria Diez Taboada, Madrid: Consejo Superior de Investigaciones Cientlficas, pp. 617-622. 247 Sola y De la Peña, op. cit., pp. 258-259. 18 ' Sola y De la Peña, op. cit.. p. 227. 208 Cervantes en Argel escándalo; y si tal fuera, yo tampoco no le tratara ni comunicara, siendo cosa muy notoria que es de mi condición y trato no conversar sino con hombres y personas de virtud y bondad» 249. Viniendo del más severo juez de la diversidad sexual entre Jos turco-berberiscos, esta declaración en favor de Cervantes constituye una afirmación categórica. No es preciso añadir nada más sobre el tema. LA INFORMACIÓN DE ARGEL: UN ACTO DE TESTIMONIO En las últimas páginas hemos apreciado el impacto testimonial de la Información de Argel, así como Ja enorme riqueza de los testimonios consignados por Cervantes y sus compañeros de todas las condiciones sociales y culturales. Para esta pesquisa instituida a solicitud suya, Cervantes compuso veinticinco preguntas o declaraciones que constituyen el más largo de los textos conocidos escritos por él en Argel acerca de su carrera militar y su cautiverio en Berberia. Más importantes que estas declaraciones, sin embargo, son las emociones suscitadas y las heridas infligidas en Cervantes por la experiencia del cautiverio, efectos traumáticos no necesariamente apreciados a primera vista en este temprano testimonio de su sufrimiento. Las obras literarias de Cervantes hablan de la desesperación sentida por esos hombres o mujeres separados de sus familias, abandonados a su suerte en Ja inexpugnable Argel, una ciudad completamente rodeada por el mar y el desierto, de donde escapar era virtualmente imposible. Con cuatro intentos de fuga a cuestas, mediados por peligrosos complots en los que estuvo a punto de perder la vida, confinado una vez y otra en el baño del beylerbey, engrilletado, a menudo sujeto con hierros y encadenado, amenazado con torturas terribles e incluso con una falsa ejecución, viviendo cada día como si el mañana no fuese a llegar, Cervantes soportó uno de los tormentos más grande que un ser humano puede afrontar. Desde una perspectiva existencialista, Ciriaco Morón Arroyo ha propuesto que ser un cautivo «es vivir con toda la plenitud la experiencia de que no debes contar jamás con el próximo instante» 250 . 249 Testimonio del doctor Antonio de Sosa, Información, p. 163. so Ciriaco Morón Arroyo, Nuevas meditaciones del Quijote. Madrid: Gredos, 1976, p. 2 139. La escritura de Argel: amos. esclavos y renegados 209 La experiencia del cautiverio rompe la continuidad de la vida, o si se prefiere, la experiencia de la continuidad que uno tiene, hecho al que Cervantes mismo se refiere como «roto hilo». Si bien el retomo a la «vida>> plantea el problema de Ja sutura del desgarro causado por el suceso catastrófico, propone además el interrogante de cómo seguir viviendo luego del encuentro con la muerte. Quisiera sugerir que, más allá de las formalidades prescritas para quienes retornaban de Berbería, la extensa Información escrita por Cervantes sirvió para restablecer una continuidad con su pasado «anudando este roto hilo», como más adelante dirá el escritor en su Prólogo al Persiles. escrito en su lecho de muerte. Desde esta perspectiva, el memorial presentado por el cautivo recién liberado trasciende los esfuerzos de asegurarse una futura posición con la Corona tras su retorno a España, y trasciende los intentos de limpiar su nombre de la campaña difamatoria montada contra él por Juan Blanco de Paz. Este primer testimonio de Cervantes después de su liberación permitió que el sobreviviente continuara el proceso de supervivencia tras su liberación. El trauma masivo, sin embargo, excluye su registro; los mecanismos de observación y de registro de la mente humana están, por así decir, destruidos, anulados, como sugiere Dori Laub 251• A pesar de la abrumadora realidad de la experiencia traumática, la narrativa de la victima -el proceso mismo de dar testimonio del trauma masivo- empieza con alguien que atestigua una ausencia, un hecho que no ha sido registrado, que ha sido demol ido, digámoslo así, de la psique. Aunque la evidencia histórica del suceso catastrófico que constituye el trauma puede ser copiosa, el trauma -<:orno acontecimiento conocido y no simplemente como shock abrumador- no ha sido verdaderamente presenciado aún, no ha sido realmente aprehendido por la mente de la victima. La irrupción de la narrativa a la que se está escuchando -y oyendo- es, en consecuencia, el proceso y el Jugar en donde se inicia la aprehensión, el «conocimiento» del suceso en sí. En este parto metafórico, explica el psicoanalista Laub, el oyente es «un participante en la creación de conocimiento de novo. El testimonio del trauma comprende así al oyente, quien es, por así decirlo, la tabla rasa sobre la cual el evento pasa a ser inscrito por vez primera». Por extensión, afirma Laub, el oyente del 25 1 Dori Laub, «Bearing Witness or the Yicissitudes of Listening», Testlmony: Crises of Wltn essing in literature, Psychoanalysis and Hlstory, ed. Shoshana Felman y Dori Laub, Nueva York: Routledge, 1992, p. 57. Cervantes en Argel 210 trauma pasa a ser un participante y copropietario del acontecimiento traumático: por medio de su escucha, pasa a compartir la experiencia del trauma. La relectura de la Información de Argel desde la perspectiva de las teorías del trauma me hace ver la extensa declaración compuesta por Cervantes tras su liberación como un testimonio significativo del trauma del cautiverio. En esta primera composición en prosa, una narrativa completa con secciones o «Capítulos», Cervantes da fe por vez primera del trauma que experimentó durante sus cinco años de esclavitud en Argel. Los oyentes y los lectores de estas declaraciones -fray Juan Gil y los doce testigos llamados por Cervantes- no sólo compartieron literalmente la experiencia traumática de Cervantes: también fueron de nuevo participes del suceso al prestar ofdo al testimonio de Cervantes y al corroborar estos hechos en sus declaraciones. Es mediante Ja escucha de las declaraciones del ex cautivo, leídas en voz alta, y mediante la confirmación o expansión del testimonio de Cervantes, como emerge una verdad a la vez subjetiva e histórica. «Es el encuentro y la concordancia del sobreviviente y el oyente lo que hace posible algo así como la re-apropiación del acto de testimonian>, afirma Laub. «Esta responsabilidad conjunta es la fuente de la verdad que vuelve a emerge0> 252• En este encuentro entre el sobreviviente, Cervantes, y el oyente, fray Juan Gil, y entre Cervantes y todos y cada uno de los testigos que respondieron a la pesquisa, se reconstituye una verdad histórica: «El testimonio constituye, de esta manera, un avance conceptual, al igual que un hecho histórico por derecho propio, una recuperación histórica» in. Si no hay testigos - testimonios- , no existiría esta verdad fundamental. En consecuencia, la pérdida de la capacidad de ser testigo de uno mismo es, de acuerdo con Laub, «el verdadero significado de la aniquilación, pues cuando la propia historia es abolida, deja de existir la propia identidad» 254 • El imperativo de dar testimonio, de testificar sobre la propia experiencia no puede ser llevado a cabo durante el cautiverio. En situaciones catastróficas, la mente humana no puede realmente entender lo que está ocurriendo: las dimensiones y las consecuencias del suceso trascienden nuestra habilidad para aprehender, imaginar y transmitir. Del mismo modo, como ya hemos sugerido, es posible adelantar que durante su cautiverio Cervantes no tuvo la m /bid., p. 85; traducción mla. l.13 254 !bid. !bid., pp. 82, 85. la escritura de Argel: amos, esclavos y renegados 211 posibilidad de asimilar el acontecimiento traumático, de integrarlo en su psique. En un universo de experiencias límite, la supervivencia consiste en una capacidad de rápida adaptación a circunstancias en permanente transformación, es decir, en la capacidad de recrear nuevos vlnculos sociales y nuevas respuestas ante los asaltos de la realidad que pueden ser avasalladores. No hay fuerzas, entonces, para pensar en la experiencia concreta, sólo para sobrevivir. El testimonio fue la manera elegida por Cervantes -el sobreviviente, el testigo-- para iniciar la construcción de una narrativa, la reconstrucción de su propia historia. Creo que este primer acto de testimonio de su experiencia traumática permitió a Cervantes reclamar su propia historia y escapar de su confinamiento emocional para iniciar una nueva vida en España. Poco después en Madrid, el 18 de diciembre de 1580, Cervantes abrió personalmente una segunda información, en la cual volvió a dar fe de su cautiverio y de su rescate, y reconoció su deuda financiera con la Orden Trinitaria que lo habla rescatado. Fueron sus testigos dos ex cautivos que compartieron su suerte en Argel, Rodrigo de Chaves de Badajoz y Francisco de Aguilar de Aguilar, de Portugal 255 • Mientras que Chaves, que había estado recluido con Cervantes en Argel, ya habla testificado por él en la Información de Argel - recordemos sus declaraciones acerca de Blanco de Paz-, Aguilar confirmó el hecho del rescate de Cervantes -es posible que también regresara a España junto con los otros dos ex cautivos. Podemos suponer que este nuevo testimonio y las declaraciones de sus testigos facilitaron el proceso de aprehensión del suceso traumático y la reconstrucción de una dimensión histórica para el mismo. Por medio de estos testimonios, y por medio de su propia palabra y de su escritura, Cervantes no sólo componía otra narrativa del acontecimiento sino que rompía el circulo vicioso de las cadenas de Argel. Tales testificaciones, sin embargo, son documentos oficiales, compuestos en el terso estilo de la información legal. Las declaraciones más elocuentes del cautiverio de Cervantes son, a decir verdad, los testimonios literarios insertos en su obra, empezando por La Ga/atea y El trato de Argel, un documento de fundamental importancia desde la perspectiva del testimonio personal y colectivo. En el siguiente capítulo abordaremos estas importantes cuestiones a partir de los testimonios literarios. 1'' Pérez Pastor, op. cit.. vol. 1, pp. 65-68; Sliwa, op. cit.. pp. 113-1 15. Cervantes en A rgel 212 Un esclavo cristiano es azotado Uno de los castigos que los argelinos infligían a los esclavos cristianos consistía en golpear a la victima con palos en la planta de los pies, hasta que ésta se pusiera negra y azul. FueNTE: Así se azota a los esclavos cristianos en Argel, de un grabado incluido en Emanuel d' Aranda, The History o/Algiers and lts Slavery: With Many Remarkable Particu/arities o/ Africk. .. (Londres: John Starkey, 1666). Reproducido con la autorización de la Colección de Libros y Manuscritos Raros y Curiosos de la Biblioteca Car! A. Kroch, Biblioteca Olin, Universidad de Comell. La escritura de Argel: amos, esclavos y renegados 213 Esclavo cristiano francés en Argel La leyenda reza: «.Este esclavo es un caballero francés muy erudito y muy sabio, quien soportó crueles sufrimientos durante quince años con tres amos diferentes, hasta que finalmente fue vendido a otro, más razonable, quien lo empleó en el hilado y tejido de paño de algodón, del cual se hacia camisas y atuendos. Fue capturado en las islas Djerba en 1670 y rescatado en 1685». FUENTE: Ese/ave Chrestien Fran~ois a Alger, por Leroux et Jolla (Bibliothcque Nationale, Parls). Tomado de Gabriel Esquer, lconographie historique de l 'Algérie dep11is le XV/e siécle jusqu 'a 1871 (París: Pion, 1929). vol.!, plancha XV, núm. 39. Cervantes en Argel 214 Capitán corsario argelino El grabador alemán Andreas Matthiius Wolffgang viajó a Inglaterra con su hermano en la década de 1610; de regreso a Alemania, fue capturado por corsarios argelinos, llevado a Argel como esclavo y, posteriormente, rescatado por su padre. Al parecer pudo pintar mientras estuvo en cautiverio. A su regreso, publicó una serie de grabados sobre la vida argelina, en blanco y negro y también en color. Este capitán corsario exhibe un mostacho, as( como los zaragüelles y los zapatos turcos de cuero colorado o amarillo que se usaban en Argel. Lleva una ba"etilla o toca enrollada de grana que apenas le cubre media cabeza. Está annado con una cimitarra y un cuchillo damasquino. Los ra !s, capitanes de navlos corsarios de Argel, formaban una poderosa corporación {Taifa) que a menudo se oponla a los beylerbeys de Argel. Fuente: Un Ra !s: capitán corsario argelino, por Andreas Matthiius Wolffgang, Auguste Vindel sculp. (Bibliotheque Nationale, París). Tomado de Gabriel Esqucr, lconographie historique de /'Algérie depuis le XV/e sieclejusqu'a 1871 (Paris: Pion, 1929), vol. 1, plancha XII, núm. 33. La escritura de Argel: amos, esclavos y renegados 215 Almirante de la flota argelina Este almirante de la flota corsaria está vestido con un tafetán, a manera de sotana de clérigo, abierta por delante y con botones en el pecho. Por encima, lleva unjalaco o jubón de lana de manga corta que pcrrnitfa el lavado de manos y brazos exigido por la tradición islámica. Asimismo, viste con los zaragüelles de lino que vestlan los turcos argelinos. Tiene puesta una cuzaca o faja de seda tejida muy elaborada, que sujeta la ornamentada daga damasquina, usada por la mayoria de los argelinos, y una cimitarra. FUl!NTE: Almirante de la flota argelina, por Andreas Matthiius Wolffgang, Auguste Vindel sculp. (Bibliothéque Nationale, Paris). Tomado de Gabriel Esquer, /conographie historique de l'Algérie depuis le XV/e sieclefusqu'a 1871 (Parls: Pion, 1929), vol. 1, plancha XII, núm. 73. Cervantes en Argel 216 Judío de Argel De confonnidad con la descripción que hace Sosa de los judíos a.rgelinos, este personaje lleva puesta una camisa blanca, un sayo negro largo como sotana, que le llega hasta las rodillas, y chinelas con tacones. A los judíos de Argel no se les pennitla usar zapatos, sólo chinelas ne· gras. El tocado negro, que cae como una media calza o media manga detrás de la cabeza, identi· fica a este judío como miembro de la casta francesa, italiana o mallorquina. FUENTE: Judío de Argel, por Andreas Matthiius Wolffgang, Auguste Vindel sculp. (Bibliotheque Nationale, Parls). Tomado de Gabriel Esquer, lconographie historlque de l'Algérie depuis le XV/e siécle jusqu 'a 1871 (Parls: Pion, 1929), vol. 1, plancha XXIX, núm. 77. CAPÍTUL03 CAUTIVO EN LA ESCENA: EL TRATO DE ARGEL Para borrar o mitigar la saña de lo real, buscaba lo soñado 1• JoRoB LUIS BoRoES, «Un soldado de Urbina» Según vimos en el capítulo anterior, es posible leer la Información de Argel trascendiendo las dimensiones sociales y legales de sus doce testimonios. Este memorial puede verse como un testimonio fundamental que le permitió al sobreviviente proseguir su vida tras la liberación. De la misma manera, el testimonio constituye un suceso histórico en si mismo, un suceso que señala el inicio de un repunte histórico de efecto terapéutico para el sobreviviente. Con este temprano testimonio compuesto en Argel, Cervantes empezó a crear narrativas de creciente complejidad que emergen de su cautiverio norteafricano, y asi libró su arte a la posibilidad de hablar de la experiencia-límite del cautiverio humano. El presente capítulo explora la relación entre el drama y la historia, entre el habla y la supervivencia, en El trato de Argel de Cervantes, obra que da fe de los padecimientos de los cautivos cristianos en Argel. Con frecuencia mi interpretación pasará por Los baños de Argel, comedia subsiguiente de Cervantes que reconstruye la mayoría de temas presentes en El trato. A estas obras las estudio junto con los testimonios de otros cautivos, como el doctor Antonio de Sosa, esclavo en Argel en el siglo xv1, y el escritor Primo Levi, 1 Éste es uno de varios poemas que Borges dedica al soldado/creador Cervantes; «Un soldado de Urbina>>, en El otro, el mismo, Jorge Luis Borges, Obra poética 1923-1977. ed. Carlos V. Frias, Buenos Aires, Emecé, 1977, p. 193. 218 Cervantes en Argel prisionero en Auschwitz en el siglo xx. Tanto el cautiverio de Sosa en la Argel de la Edad Moderna como la supervivencia de Levi en el Lager, asf como sus ulteriores escritos acerca de dichos eventos, pueden iluminar las experiencias argelinas de Cervantes. Al examinar el modo en que las obras dramáticas de Cervantes reinscriben y, fundamentalmente, reelaboran aspectos biográficos e históricos, me propongo estudiar los complejos vínculos que el escritor español tiende entre la poesía y el testimonio, el trauma y la creación. «EN MI MOCEDAD SE ME IDAN LOS OJOS TRAS LA FARÁNDULA» La vocación dramática de Cervantes y su pennanente devoción por el teatro se manifiestan claramente a lo largo de su vida. Él habría sido, en efecto, quien primero representó en la España del siglo XV1 las duras experiencias de los cautivos en Berberia, entre otras innovaciones que hicieron de él un pionero del teatro español. A propósito de la indiscutible afición de Cervantes por las artes escénicas, Alberto Sánchez sostuvo que «el cultivo del teatro fue su ocupación activa en algunas temporadas y su preocupación constante durante toda su vida» 2 • Queda evidencia de este llamado natural en numerosas obras de Cervantes. En Don Quijote, El licenciado Vidriera, el Persi/es, el Prólogo a sus Ocho comedias. y Pedro de Urdemalas. entre otras obras, Cervantes acomete una acuciosa critica del teatro espafiol de su época, que comprende desde Jos fundamentos del drama hasta las cualidades deseables en un actor 3• Sin duda Cervantes descubrió una nueva manera de enlazar la vida y la literatura, disimulando su presencia detrás de máscaras y delegando sus poderes en presuntos narradores, como Cide Hamete Benengeli. Aun así, no siempre pennanece Cervantes tras bastidores. En el célebre episodio en que don Quijote se encuentra con la compañia de actores, dirigida por Angulo el Malo -<:<>m2 Alberto Sánchez, «Aproximación al teatro de Cervantes», Cervantes y el teatro, número especial de Teatro: Cuadernos, 7 (1992), 15. 3 Son prueba del entusiasmo de Cervantes por el teatro el debate entre el cura y el canónigo de Toledo en Don Quijote l, 48, el Canto IV de Viaje del Parnaso, el diálogo entre Cervantes y Pancracio de Roncesvalles en Adjunta al Parnaso, y, sobre todo, el Prólogo a las Ocho comedias y entremeses ( 16 15). Cautivo en la escena: «El trato de Argel» 219 pañfa itinerante que viaja de pueblo en pueblo representando el auto Las cortes de la muert~, podemos descubrir una clara referencia a los pensamientos y sentimientos del autor, expresados mediante las palabras de don Quijote 4• Es claro que las palabras de don Quijote no siempre coinciden con las de Cervantes, pero en este caso su significado es iluminador: «Desde muchacho fui aficionado a la carátula y en mi mocedad se me iban los ojos tras la farándula» (DQ 11, 1 !). Que esta mocedad es la del propio Cervantes lo corrobora un pasaje simétrico, compuesto afios más tarde por el autor 5 • El pasaje en cuestión se halla en la Adjunta en prosa al Viaje del Parnaso (1614), que, a su vez, es un festivo poema mitológico repleto de referencias autobiográficas 6 • En la mencionada escena de la Adjunta al Viaje del Parnaso, el falso poeta Pancracio de Roncesvalles le pregunta al ya famoso novelista: «Y vuestra merced, sefior Cervantes, ¿ha sido aficionado a la carátula? ¿Ha compuesto alguna comedia?» (énfasis mio). El escritor responde: SI, [...] muchas; y a no ser mías, me parecieran dignas de alabanza, como lo fueron L-Os tratos de Argel, La Numancia, La gran Turquesca, La Batalla Naval, La Jerusalém. La Amaranta o la del Mayo, El Bosque Amoroso. La Única, y La biza"ª Arslnda. y otras muchas de que no me acuerdo 7 . 4 La compañia de Angulo el Malo, llamada «Angulo y los Corteses», se presentó en Madrid en noviembre de 1582. Cervantes debe de haber conocido a este empresario teatral durante sus primeras incursiones en los escenarios. Ha de distinguirse a Angulo el Malo, originario de Córdoba, de Angulo el Bueno, a quien se cita en El coloquio de los perros y que era un actor («representante»), «el más gracioso que entonces tuvieron y ahora tienen las comedias»; cf. Miguel de Cervantes, Novelas ejemplares, vol. II, ed. Harry Sieber, Madrid: Cátedra, 1988, p. 353; sobre estos temas, ej. Luis Astrana Marln, Vida ejemplar y heroica de Miguel de Cervantes Saavedra, vol. llI, Madrid, Instituto Editorial Reus, 19491952, pp. 299-300. ' Sánchez, op. cit.. p. 15. 6 Vicente Gaos, «Introducción», Mjguel de Cervantes, Viaje del Parnaso, en Poesías completas. vol. 1, ed. Vicente Gaos, Madrid: Castalia, 1973, pp. 38-42; cf. asimismo Elias L. Rivers, Suma cervantina, ed. Juan Bautista Avalle-Arce, Londres: Tamesis, 1973, pp. 424-26, y también por Rivers, «Cervantes's Journey to Parnassus», Modern Language Notes. 85 (1970), 243-48; sobre los aspectos autobiográficos y burlescos de Viaje del Parnaso, cf. Jean Canavaggio, «La dimensión autobiográfica del Viaje del Parnaso», Cervantes, 1(1981),29-41. 7 Cervantes, Adjunta en prosa a Viaje del Parnaso, op. cit., pp. 182-183. El dramaturgo portugués Juan de Matos Fragoso (1608-1669) menciona la obra La bizarra Arsinda «del ingenioso Cervantes» en su drama La corsaria catalana; citado por Manuel Serrano 220 Cervantes en Argel Si la importancia de estos pasajes simétricos es de por sí explícita, el catálogo de obras dramáticas compuestas por Cervantes y escenificadas previamente confirma su compromiso con el teatro en las fases tempranas de su carrera. Sin embargo, nuevos vientos soplaban el verano de 1614 cuando Cervantes escribfa estas líneas, y el viejo novelista, que nunca habla abandonado el teatro, tuvo que admitir con cierta melancolía que «las comedias tienen sus sazones y tiempos, como los cantares» 8 • En tanto que esta frase admite la fugaz condición de las obras de teatro, cuyo éxito depende de las cambiantes tendencias sociales, también revela la desazón de Cervantes por su fracaso ante un público adoctrinado en la comedia de Lope de Vega. Por lo demás, el diálogo con el ficticio Pancracio de Roncesvalles brinda al escritor la oportunidad de anunciar la inminente publicación de sus obras no estrenadas: «seis [comedias] tengo con otros seis entremeses» 9• Estas comedias aparecerían con otros entremeses en el otofio de 1615, seis meses antes de su muerte, con el título de Ocho comedias y ocho entremeses nunca representados. La revolucionaria decisión de Cervantes de publicar sus piezas no estrenadas, expresada en su «Prólogo al lectorn, amerita una cita extensa: Algunos años ha que volvl yo a m i antigua ociosidad, y, pensando que aún duroban los siglos do nde corrían mis alabanzas, volví a componer algunas comedias; pero no hallé pájaros en los nidos de antaño; quiero decir que no hallé autor que me las pidiese, puesto que sab!an que las tenía; y as!, las arrinconé en un cofre, y las consagré y condené al perpetuo silencio. En esta sazón me dijo un librero que él me las comprara, si un autor de título no le hubiera dicho que de mi prosa se podía esperar mucho, pero que del verso, nada[...). Tomé a pasar mis ojos por mis comedias, y por alg unos entremeses que con ellas estaban arrinconados, y vi no ser tan malas ni tan malos que no mereciese salir de las tinieblas del ingenio de aquel autor [... ). Abunime y vendíselas a l librero, que las ha puesto en la estampa ' º· y Sanz, Apuntes para 11na biblioteca de escritoras españolas desde el año 1401 al 1883, vol. I, Biblioteca de Autores Espafioles 268-27 1, Madrid, M. Rivadeneira, 1975, p. 169. Ya que Matos Fragoso solfa reelaborar obras anteriores, puede que baya visto el texto del drama de Cervantes u oído de él por personas que lo vieron en escena. 8 Cervantes, Adjunta al Viaje del Parnaso, op. cit., p. 183. 9 !bid. 10 Miguel de Cervantes, <<Prólogo», Ocho comedias y ocho entremeses nunca representados, Miguel de Cervantes, Obra completa, ed. Florcncio Sevilla Arroyo y Antonio Rey Hazas, vol. XIV, Madrid: Alianza, 1998, p. 15. Cautivo en la escena: «El trato de Argel» 221 Como señalan Florencio Sevilla Arroyo y Antonio Rey Hazas, esta inusual publicación en una época en que los dramaturgos no compilaban ni publicaban sus obras sino años después de su respectivo montaje supone una protesta por parte de Cervantes contra el sistema comercial del teatro español y sus estereotipados códigos dramáticos, afianzados por Lope de Vega 11• Esta recopilación de obras no sólo confirma Ja duradera pasión de Cervantes por el teatro: igualmente revela su confianza en la incuestionable calidad de su producción dramática. PIONERO DEL TEATRO ESPA~OL El trato de Argel es quizás la primera obra que Cervantes concibió después de su liberación y retomo a España. Geoffrey Stagg afmnaba que el drama había sido escrito en 1577, durante el cautiverio de Cervantes en el Norte de África, en tanto que Franco Meregalli sitúa su escritura en 1580, año de retomo del autor a España 12 • Es probable que Cervantes no escribiera esta comedia durante su cautiverio, mas puede que algunos de los poemas incluidos en ella hayan sido creados en Argel. Hemos mencionado en el segundo capítulo los sonetos que Cervantes compusiera en 1577 y 1579 y que dedicara a los cautivos Bartolomé Ruffino de Chiambery y Antonio Veneziano, prueba de que Cervantes escribió poesía durante su confinamiento. Antonio de Sosa corrobora que Cervantes «Se ocupaba muchas veces de componer versos en alabanza de Nuestro Señor y de su bendita Madre y[... ] 11 Florencio Sevilla Arroyo y Antonio Rey Hazas, «lntroduccióm>, El trato de Argel, Miguel de Cervantes, Obra completa, vol. 11, op. cit., p. iii. 12 Geoffrey Stagg, <ffhe Date and Form of El Trato de Argel». Bulletin of Hispan/e Studies. 30 (1953), 181 -192; Franco Meregalli, «De Los tratos de Argel a Los baños de Argel», en Homenaje a Casalduero, ed. Rizel Pincus y Gonzalo Sobejano, Madrid, G~ dos, 1972, pp. 395-409. Sobre la composición de El trato en 1583, cf Astrana Marin, op. cit., vol. VII, pp. 778-779. Sobre la datación de las obras de Cervantes, Bruce Wardropper ha sostenido que «cada cervantista tiene sus teorías predilectas, casi nunca verificables»; cf B. Wardropper, «Comedias», en Juan Bautista Avalle Arce y Edward C. Riley, ed., Suma cervantina, Londres: Tamesis, 1973, p. 152. 222 Cervantes en Argel otras cosas santas y devotas, algunas de las cuales comunicó particulannente conmigo, y me las envió que las viese» 13 • Tras volver a España en noviembre de 1580, Cervantes se dedicó durante meses a diversas actividades extraliterarias, como sus gestiones legales para hacer constar sus servicios a la Corona y dar fe de su rescate y liberación; su viaje a Portugal y su posterior misión a Orán, para los servicios secretos de Felipe 11 entre mayo y junio de 1581 14• Durante ese año en Portugal, Cervantes planeó igualmente su primer viaje a las Indias, alrededor de diciembre de 158 1 15 • De vuelta a Madrid, el 17 de febrero de 1582, Cervantes le escribió una carta al «ilustre don Antonio de Eraso, miembro del Consejo de las Indias, en Lisboa>>, en la que le agradecía el apoyo y lo hace sabedor de su mala suerte: «El oficio que pedia no se provee por su Magestad y ansi es for9oso que aguarde a Ja caravela de auiso [de las Indias] por ver si tray alguno de alguna vacante que todas las que aca havia estan ya proveydas» 16 • A pesar del apoyo de Eraso, Cervantes no había podido conseguir ningún puesto en las Indias, como tampoco había encontrado trabajo en Madrid. En su carta, Cervantes también Je confia a Eraso que está a punto de terminar su novela La Gala tea. Desplazamientos, intrigas y requerimientos poblaron el año 1582, pero sobre todo una intensa actividad literaria del emergente escritor. Cervantes reanudó relaciones con un círculo de poetas que incluía a su antiguo amigo de Italia, Pedro Laynez; a Gabriel López Maldonado, quien a la sazón estaba componiendo un Cancionero; a Luis Gálvez de Montalvo, quien habría de componer la novela bucólica El pastor de Fflida ( 1582), elogiada en Don Quijote; a Juan Rufo, quien estaba a punto de publicar su épica La Austríada 11 Declaración del doctor Antonio de Sosa, en Información de Argel, Información de Miguel de Cervantes de lo que ha servido á S.M. y de lo que ha hecho estando caplivo en Argel( ... ), ed. Pedro Torres Lanzas, Madrid, El Árbol, 198 1, p. 163; en adelante citada como Información de Argel. 14 Astrana Marfn, op. cit., vol. IIl, pp. 142-143; K.rzystov Sliwa, ed., Documentos de Miguel de Cervantes Saavedra. Pamplona, Ediciones Universidad de Navarra, 1999, pp. 120-22; Jean Canavaggio, Cervantes: En busca del perfil perdido, 2.• ed., trad. Mauro Armiño, Madrid: Espasa-Calpe, 1992, pp. 109-11 6. is Cf los testimonios presentados en Madrid el 19 de diciembre de 1580, en Sliwa, op. cit., pp. 114-1 15; y Cristóbal Pérez Pastor, Documentos cervantinos hasta ahora inéditos. vol. I, Madrid: Establecimiento Tipográfico de Fortanet, 1897-1902, pp. 65-73. 16 Sliwa, op. cit., pp. 124-25; Canavaggio, op. cit., p. 115- 11 6. Cautivo en la escena: «El trato de Argel» 223 (1583), y a Pedro Padilla, quien acababa de editar un Thesoro de varias poeslas (1580). Hacia fines de 1582 Cervantes compuso el soneto preliminar que adornó la épica de Rufo y colaboró en el Romancero de Padilla 17 • A partir de 1583, los libros publicados por estos poetas estarían en su mayoría adornados por algún soneto de Cervantes. Estas actividades, según Canavaggio, sitúan la composición de El trato de Argel entre 1581 y 1583, cuando Cervantes probablemente descubría el teatro de Juan de la Cueva y escribla La Galatea, cuyo lenguaje tanto recuerda el de El trato 18 • Por añadidura, durante un año entero, del 28 de octubre de 1580 al 30 de noviembre de 1581, los teatros en Madrid estuvieron cerrados como señal de duelo por la muerte de Ana, esposa de Felipe II 19 • La composición de El trato de Argel coincidió así con la aparición de una verdadera industria del espectáculo que fomentó la construcción de nuevos corrales en Madrid, tales como El Corral de la Cruz, abierto en 1579, y El Corral del Principe, inaugurado en 1583 20• En el prólogo a sus Ocho comedias, Cervantes se refiere a ese temprano período de escalada de la actividad teatral en España: «Se vieron [entonces] en los teatros de Madrid representar Los tratos de Argel, que yo compuse; La destruición de Numancia y La batalla naval» 2 t. Aunque esta última obra se ha perdido, puede razona11 Astrana Mario, op. cit.. vol. lll, pp. 133, 218. Jean Canavaggio, Cerva111es dramaturge: Un théátre naitre, Parls: Presscs Uoivcrsitaircs de France, 1977, pp. 20-21. 19 Astrana Mario, op. cit., vol. IJ, pp. 293-297. 10 Astrana Mario, op. cit.. vol. Ill, p. 301 . Sobre el temprano teatro espai!ol, ioclujdo el de Cervantes, cf Manuel Sito Alba, «El teatro en el siglo xvm, Historia del teatro e11 España, ed. José Maria Borque et al.. vol. 1, Madrid: Tauros, 1983, pp. 341-366; J. E. Varey, «El teatro en la época de Cervantes>>, Cosmovisión y esce11ografia: El teatro español en el Siglo de Oro, Madrid: Castalia, 1987, pp. 205-216, y Bruce Wardropper, «Cervantes's Theory ofthe Drama», Modern Philology, 52 (1955), 212-221. Sobre los corrales, cf John J. Allen, «El corral de la Cruz: hacia la reconstrucción del primer corral de comedias de Madrid>>, El mundo del teatro español en el Siglo de Oro: Ensayos dedicados a John E. Varey. ecl José Maria Ruano de la Haza, 011awa Hispan/e Studies, 3, Ottawa: Dovehouse, 1989, pp. 21-34, y, especialmente, la clásica obra de J. J. Allen, El Corral del Príncipe: 1583-1744, Gainesville, Florida: University Presses ofFlorida, 1983. 21 Ce.rvantcs, «Prólogo», Ocho comedias y ocho entremeses nunca representados, Miguel de Cervantes, Obra completa, ed. Florencio Sevilla Arroyo y Antonio Rey Hazas, vol. XN, Madrid: Alianza, 1998, p. 12; en adelante citado en el texto como OC, seguido por indicación de volumen y número de página. Cf asimismo Viaje del Parnaso. Cervan11 a 224 Cervantes en Argel blemente asumirse que las que conservamos, El trato de Argel y la Numancia, eran parte de las veinte o treinta comedias que fueron aparentemente montadas y discretamente elogiadas por el público de los corrales: «Que todas ellas [mis comedias] se recitaron sin que se les ofreciese ofrenda de pepinos ni de otra cosa arrojadiza; corrieron su carrera sin silbos, gritas, ni barahúndas» 22. Ciertamente floreció en Espafia durante esos años un entusiasmo ferviente por el teatro. Entre 1582 y 1587, treinta empresarios teatrales trabajaban en Madrid montando obras que eran generalmente representadas dos o tres días, o, si su popularidad lo ameritaba, ocho o diez 23 • Que El trato de Argel fue una de las obras iniciales de Cervantes se prueba por el hecho de que el escritor siempre la menciona primero: en el ya citado pasaje de la Adjunta al Viaje del Parnaso, Cervantes enumera diez comedias, encabezadas por los tratos de Argel. De modo semejante, el dramaturgo Agustín de Rojas menciona los tratos entre otras piezas tempranas en su novela El viaje entretenido (1603) 24• La comedia El trato de Argel, también conocida como los tratos de Argel, inaugura así Ja carrera de Cervantes como dramaturgo 2s. El autor inicia su nueva carrera con un retomo al escenario de su cautiverio, la ciudad de Argel, «gomia y tarasca de todas las riberas del mar Mediterráneo, puerto universal de corsarios, y amparo y refugio de ladrones», como llamaría a la 1es, Poesías completas, vol. 1, ed. Vicente Gaos, pp. 182-183. El drama de Cervantes la Jerusalén es probablemenle la obra litulada la conquista de Jerusalén por Godo/re de Bullón, hallada por Stefano Arata; cj su «Edición de textos y problemas de autoría: el descubrimiento de una comedia olvidada>>, La comedia, ed. Jean Canavaggio, Madrid: Casa de Vel!zquez, 1995, pp. 51-75. La obra fue editada y publicada por Arata en Criticón, 54 (1992). 9-112. 22 Cervantes, «Prólogo», Ocho comedias y ocho entremeses, OC, XJV, p. 12. 23 Astrana Marín, op. cit., vol. 111, pp. 314-317. 2 ' «Sus Tratos de Argel I Cervantes / hizo»; Agustín de Rojas, El viaje entretenido, ed. J. Ressot, Madrid: Castalia, 1972, p. 152. 2 ' La obra es mencionada como El trato de Argel y como Los tratos de Argel. El manuscrito que se conserva en la Biblioteca Nacional de Madrid se titula Comedia llamada trato de Argel hecha por Miguel de Cervantes [...] (MS 14630, BN). El texto hallado por Antonio Sancha, incluido en su edición de Viaje del Parnaso (1784), también se titula El trato de Argel. Cf Jean Canavaggio, «Á propos de deux 'Comedias' de Cervant~s: quelques remarques sur un manuscrit récemment retrouvé», Bulletin Hispanique, 68 (1966), 5-29. Cautivo en la escena: «El trato de Argel» 225 capital corsaria en el Persiles 26• Los sufrimientos del cautiverio, aun frescos en la mente de Cervantes, fueron recreados por primera vez en el escenario español en un drama que funciona como denuncia y testimonio colectivo de los pesares del cautiverio humano. George Camamis ha vindicado la gran originalidad de El trato, que dio al público español «el primer montaje realista de las vidas de los cautivos». Estas innovaciones, reelaboradas años después en La historia del cautivo, harían de esta historia «la primera novela moderna sobre el tema del cautiverio» 27 • Ello hace de Cervantes un pionero del drama español, como en fecha reciente han sostenido Sevilla Arroyo y Rey Hazas: Cervantes «inauguró, as!, una suerte de minigénero teatral, las comedias de cautiverio, berberiscas o turquescas, que él mismo perfeccionó y enriqueció» 28• Incluso Lope de Vega imitó el drama de Cervantes en Los cautivos de Argel, obra compuesta alrededor de 1599, el año de la boda de Felipe Ilf 29. Así, las futuras obras de cautiverio de Cervantes, Los baños de Argel, El gallardo español y La gran sultana, publicadas treinta años después en sus Ocho comedias, «abrieron nuevos senderos espaciales, temporales, estructurales y semánticos» para el teatro español 3º. La valoración fundamental de la producción dramática de Cervantes alcanzó su punto de viraje con Joaquín Casalduero, cuyo clásico estudio Sentido y forma del teatro de Cervantes (1966) abrió nuevos horizontes críticos. 26 Miguel de Cervantes, Los trabajos de Persiles y Sigismunda, ed. Juan Bautista Avalle-Arce, Madrid: Castalia, 1970, libro m, cap. 1O, p. 344; en adelante citado por libro, capitulo y número de página, conforme a esta edición; cf también la excelente edición del Persiles por Carlos Romero Muñoz, Los trabajos de Persiles y Sigismunda. Madrid: Cátedra, 1997. 27 Georges Camamis, Estudios sobre el cautiverio en el Siglo de Oro, Madrid: Gredos, 1977, p. 53. 21 Sevilla Arroyo y Rey Hazas, «Introducción>>, Cervantes, Ocho comedias y ocho entremeses, oc. n. p. xi. 29 Sevilla Arroyo y Rey Hazas, «lntroduccióro>, Cervantes, Los baños de Argel, OC, XIV, p. xv. Para la relación entre Cervantes y Lope, cf Louise Fothergill-Payne, 1<Los tratos de Argel, Los cautivos de Argel y Los baños de Argel: tres 'trasuntos' de un 'asunto'», El mundo del teatro español en el Siglo de Oro: Ensayos dedicados a John E. Varey, Ottawa Hispanic Studies 3, ed. José María Ruano de la Haza, Ottawa: Dovehouse, 1989, pp. 177-196. JO Sevilla Arroyo y Rey Hazas, <<lntroducción», Cervantes, El trato de Argel, OC, 11, p. xi. 226 Cervantes en Argel Casalduero, en efecto, advirtió la fuerza dramática del teatro de Cervantes, «su pasión, su alegria, su ingenio e inventiva, su acción conmovedora, sus bromas, y el arte de su composición», cualidades que hacen que el lector o el espectador «se Je rindan sin reserva, totalmente» 31 • Bruce Wardropper por su parte afinnó que «Cervantes en su tiempo fue tan experimental como en el suyo lo fueron Brecht, Ionesco o Arrabal. Que estos dramaturgos hayan sido recibidos con un mejor entendimiento se debe al hecho de que en nuestro período de transición la tradición literaria pesa menos que en el de Cervantes» 32. Por último, en su estudio de la producción dramática de Cervantes, titulado Cervantes dramaturge: un théátre anaitre, Jean Canavaggio postula que el drama de Cervantes descubre «una extrema diversidad que revela al mismo tiempo una profunda unidad. La riqueza de los elementos autobiográficos, históricos, literarios y folklóricos que este teatro pone en escena impregna su ficción» 33 • Para Canavaggio, el teatro de Cervantes, desacreditado durante siglos e incluso considerado «abortado» por algunos, es «Un théiitre a naltre», un teatro por nacer, a Ja espera de nuevas lecturas e interpretaciones 34 • Tales elogios son confinnados por el extraordinario éxito de varias comedias de Cervantes, recientemente montadas en España y en otros países. Los baños de Argel fue adaptada en 1980 por el dramaturgo Francisco Nieva y montada con enonne éxito en Madrid, en tanto que La gran sultana fue representada por primera vez en 1992 por la Compañía Nacional de Teatro Clásico de España. Dirigida por Adolfo Marsillac, con adaptaciones textuales de Alberto de Cuenca y lujosa escenografía de Carlos Cytrynowski, la obra fue inaugurada en Sevilla en 1992, y Juego presentada en con gran éxito en Madrid, Barcelona, Almagro y otras ciudades, asl como en Londres y Ciudad de México, hasta el año 1994 35 • La modernidad de Cervantes fue 31 Joaquín Casalduero, Sentido y forma del teatro de Cervantes, Madrid: Gredos, 1966, p . 26. 32 Wardropper, op. cit., p. 158. 33 Canavaggio, Cervantes drama/urge, op. cit., n. 18. ~ [bid., pp. 448-450. 35 Sobre la adaptación y el montaje de los baños de Argel de Francisco Nieva, cf. los art!culos incluidos en los baños de Argel de Miguel de Cervantes, un trabajo teatral de Fra11cisco Nieva, música de Tomás Marco, ed. José Monleón, Madrid: Centro OramAtico Nacional, 1980. Para la producción y recepción de La gran sultana, cf el Apéndice a Cervantes y el teatro, edición especial de Cuadernos de Teatro Clásico, 7 ( 1992), 197-231 ; Cautivo en la escena: «El trato de Argel» 227 elogiada por el director MarsiJlac: «Esta obra nos fascina [... ) por lo extraordinario del mundo que presenta, por el irónico romance amoroso de la pasión desbordada y enloquecida, [... ) por el perfume de una civilización sensual y miniaturista y, sobre todo, porque este texto -este hermosisimo y refrescante texto- es un canto arrebatado a la toleranci;m 36• LAS PUESTAS EN ESCENA DEL SIGLO XVI El prolijo montaje contemporáneo de las obras de Cervantes, con el vibrante aplauso de su público posmodemo, nos lleva a explorar las maneras en que estas comedias fueron montadas y producidas en la época del autor. Una síntesis de las prácticas dramáticas en la España del Siglo de Oro puede iluminar estos temas. El modo en que las obras eran escenificadas en los teatros españoles de fines del siglo xv1 es tema muy debatido. Una vez que la obra era vendida a un empresario teatral, éste tenía la libertad de montarla de acuerdo con las necesidades de su compañia o con las condiciones de los escenarios disponibles. Las instalaciones de un corral en Madrid o de un teatro en Sevilla no eran las mismas, por ejemplo, que las de una plaza pública o un pueblo, un convento, una residencia privada o un palacio. En algunos espacios dramáticos, la puesta podía acudir a ornamentos, ventanas y balcones; en otros se limitaba más bien a la decoración verbal, como en las transmisiones radiales contemporáneas de un drama. Ahora bien, Canavaggio afirma que durante la época de Lope de Vega y de su generación la gente iba «a olr asimismo Luciano Garcla Lorenzo «la gran sultana de Miguel de Cervantes: adaptación del texto y puesta en escemm, Cervantes: estudios en la víspera de s11 centenario, vol. 11, Kassel: Reichenberger, 1994, pp. 401-432, y Susana Hemández Araico, «Estreno de La gran sultana: teatro de lo otro, amor y humorn, Cervantes, 14 (1994), 155-165. Manuel Muñoz Carabantes estudia los montajes de las obras de Ce.rvantes realizados durante el siglo xx en «El teatro de Cervantes a la escena española entre 1939 y 1991 », Cervantes y el teatro, edición especial de Cuadernos de Teatro Clásico, 7 ( 1992), 140-195. Sobre La gran sultana, cf asimismo el excelente articulo de George Mariscal «la gran sultana and the lssue ofCervantes 's Modemity», Revista de Estudios Hispánicos, 28 ( 1994), 185-211. 36 Adolfo Marsillac, «Introducción», Cervantes, La gran sultana, en Cervantes y el teatro, Cuadernos de teatro clásico, 7 (1992), 201-202. 228 Cervantes en Argel y no a ver la comedia» 37• El uso común en el Siglo de Oro de la frase «0lr la comedia» implica que, en el inconsciente del Renacimiento, los verbos «oír» y «ver» coincidían en parte --es decir, estaban traslapados. Los «espectadores» de la época no sólo eran «escuchas» sino «auditores atentos», como sugiere Julie Stone Peters en su monumental estudio sobre el «Teatro del libro» en Europa entre 1480 y 1880 38• El frontispicio de la obra Le Théatre (1626) del francés Alexandre Hardy muestra a Melpómene llevando un estandarte que exhibe una colección de ojos y de oídos, mientras que el subtítulo le recuerda al lector el poder de la voz para resucitar a los muertos: «Aux charmes de sa voix la grave Melpomoene I De l'obscur du Tombeau les vertueux rameine» 39 • Asimismo, los libros en la Europa del siglo xv1 existían para ser «leidos y escuchados», como se desprende de muchos textos de la época, tales como La Celestina y La Lozana Andaluza. En la España del peóodo moderno, el verbo «0in> y sus derivados tuvieron numerosos significados, uno de los cuales refería a la visión; así lo ilustra la famosa aventura de los leones en la segunda parte de Don Quijote, que más adelante discutiremos. Mientras se prepara para enfrentarse a un enonne león de Orán, al cual intenta liberar de su jaula, don Quijote le dice al Caballero del Verde Gabán, don Diego de Miranda: «Si vuestra merced no quiere ser oyente desta que a su parecer ha de ser tragedia, pique su tordilla, y póngase en salvo» (DQ ll, 14; énfasis mio). Obviamente, don Quijote está aludiendo a la visión de una posible tragedia, y no a que Don Diego preste oídos a esta escena. En el Prólogo a sus Ocho comedias y ocho entremeses, Cervantes alude a cierto Navarro de Toledo, un escenógrafo que fuera sucesor de Lope de Rueda: «[Navarro] levantó algún tanto más el adorno de las comedias [... ] [e] inventó tramoyas, nubes, truenos, y relámpagos, desafios y batallas; pero esto no llegó al sublime punto en que está ahora>>40• Estas palabras, escritas en 1615, indican que los teatros españoles de inicios del siglo dependían de los diseños y de la escenografia para montar las obras. Estudios recientes sobre el montaje hispánico de la Edad Moderna, tales como el de José Maóa Ruano de la Haza, entre otros, enfatizan la dimensión visual de la comedia. 37 Canavaggio, Cervantes: En busca del perfil perdido. op. cit., p. 130. Julie Stone Peters, Theatre of the Book 1480-1880: Print, Te.xt, and Performance in Europe. Nueva York: Oxford University Press, 2000, p. 151. 19 «Con los encantos de su voz, la grave Melpómene I de la oscuridad de la tumba, retrae a los virtuosos», citado por Peters, op. cit.. p. 152. 40 Cervantes, «Prólogo», Ocho comedias, OC, XIV, p. 12. 18 Cautivo en la escena: «El trato de Argel» 229 Ruano de la Haza indica que las técnicas de representación en la comedia española eran simples pero extremadamente flexibles, como las del teatro experimental moderno, en el que ciertos objetos daban al público una idea clara de dónde se estaba desarrollando la acción 41 • Por otro lado, el análisis de Tberesa Kirshner de una obra temprana de Lope de Vega, Los hechos de Garcilaso de la Vega y el moro Tarje (1579-1583)-obra representada en el mismo período que El trato de Argel de Cervantes- demuestra que Lope empleó elementos básicos de escenografía. tales como grandes lienzos que retrataban la ciudad de Santa Fe con sus torres iluminadas de velas y lámparas, mientras que las indicaciones escénicas precisaban toques de clarín y campanas en el trasfondo. Kirsbner muestra asimismo la importancia de la escenografía, aunque rudimentaria, en doce obras de Lope montadas entre 1579 y 1606 42• Desde luego, este montaje elemental de los años 1580 y 1590 no puede compararse con la escenografía y el diseño artistico adoptados por Ja comedia a partir de 1630, que generarían las espectaculares representaciones al aire libre en el Palacio del Buen Retiro. Con todo, estudios como el de Kirsbner, entre otros, muestran que, por la época de las primeras incursiones de Cervantes en el teatro, ya existía un vivo interés y un desarrollo singular de la escenografía en el teatro español, como afirma Cervantes. Podemos suponer entonces que la puesta de El trato de Argel fue elemental, pese a ta sorprendente innovación planteada por Ja aparición de un león en escena, como veremos en breve, y por la del demonio que Ja sirvienta mora Pátima invoca. La acción de esta obra se desarrolla en la más imprecisa decoración, apenas sugerida por ciertas alusiones. La escasez de las indicaciones escénicas, sin embargo, no da pie a colegir la ausencia de escenografla. Los poetas en la España de la Edad Moderna solian ser frugales en sus 1 • Cf el excelente estudio de José Maria Ruano de la Haza, La puesta en escena en los teatros comercia/es del Siglo de Oro. Madrid: Castalia, 2000, p. 31 . 42 Teresa J. Kirschner, «Desarrollo de la puesta en escena en el teatro histórico de Lo- pe de Vega», Revista Canadiense de Est11dios Hispánicos, 15 ( 1991), 453-463. Cf asimismo, Yictor Dixon, «La comedia de corral de Lope como género visual», Edad de Oro, 5 (1986), 35-58; Aurora Egido, ed., La escenografla en el teatro barroco. Salamanca, Universidad de Salamanca, 1989; José Lara Garrido, «Texto y espacio escénico en Lope de Vega (La primera comedia: 1579-1597)», Egido, ed., op. cit.. pp. 91-126; J. E. Varey, Cosmografla y escenografla: el teatro español en el Siglo de Oro, Madrid: Castalia, 1987, e Ignacio Arellano, Convención y recepción: Estudios sobre el teatro del Siglo de Oro. Madrid: Gredos, 1999. 230 Cervantes en Argel anotaciones, pues sablan que Ja puesta de una escena particular dependía de los recursos a disposición de los empresarios teatrales 43 . La compleja representación de La Numancia, entre otras obras cervantinas que a un tiempo proponen un elaborado montaje e indicaciones escénicas, ilustra el interés de Cervantes por estos temas. La Numancia (ca. 1583), como ha demostrado J. E. Varey, requiere la presencia de muros y de una torre, así como efectos dramáticos especiales, por ejemplo Ja irrupción de un demonio desde el trasmundo (una puerta falsa) entre otros artefactos pirotécnicos y fuegos artificiales 44. Tomado como emblema El retablo de las maravillas de Cervantes, en el que el mundo engendra una visualización fantasiosa y todas las cosas muestran una mera presencia verbal, Ignacio Arellano sugiere que «todo escenario del Siglo de Oro es un retablo de maravillas que se ofrecen, con Ja esencial ayuda de la palabra, al enajenado espectador para su instrucción y emocionado deleite» 45 • Las observaciones de Arellano, que acentúan la importancia de la palabra -en especial la poesía- en la comedia, son especialmente válidas para Jos versos dramáticos y los retablos de El trato de Argel. Además evocan la poderosa poesía de El trato, que por primera vez da testimonio de los padecimientos de los cautivos cristianos en Berbería. «PINTURA vrv A DE LOS SUFRJMIENTOS DEL CAUTIVERJO» Las comedias El trato de Argel y Los baños de Argel ocupan un lugar central en la producción dramática cervantina. Ambas son tragicomedias, más próximas a la concepción trágica del drama que otras obras del autor. Ambas evocan la experiencia profundamente traumática del cautiverio de Cervantes. Como sostiene Antonio Rey Hazas, estos dramas de Cervantes «son el resultado literario de una experiencia vital insoslayable, imposible de olvidar, que habla marcado para siempre su biografía y su quehacer litera0 Ruano de la Haza, op. cit., pp. 28-29. Los monólogos o diálogos dramáticos de Cervantes suelen permitir que el actor sepa dónde se supone que está en cada momento, como ilustra el fugitivo Per Alvarez en El trato de Argel: «Entre estas matas quiero I asconderme, porque es entrado el dla» (Trato, IV.1986-7). 44 Varey, op. cit., p. 213. 45 Arellano, op. cit., p. 202. Cautivo en la escena: «El trato de Argel» 231 rio» 4ó. A través de su portavoz Aurelio, Cervantes caracteriza El trato como «trasunto de la vida de Argel», imagen en lo sucesivo adoptada por los críticos que han estudiado la dimensión autobiográfica de esta obra. Definido por Cotarello Valledor como «relación o pintura viva de los sufrimientos del cautiverio» (188), el drama ha sido también llamado por Astrana Marín «relación viva, doliente y trágica de las torturas del cautiverio de Argel» 47, y definido por Zamora Vicente como «presencia viva de una memoria dolorida» 48. Dichos juicios, sin embargo, plantean el interrogante de cómo es elaborada la experiencia traumática en una obra literaria. En este sentido, la definición que inadvertidamente toca la perturbadora esencia del trauma es la de Alonso Zamora Vicente, «presencia viva de una memoria dolorida>>. Esta frase convoca la naturaleza ominosa del trauma, que retoma sin tregua a perturbar al sobreviviente. Asimismo, como ha confirmado la historiografía moderna, El trato contiene detallados cuadros de la vida en Argel, incluido un gran número de personajes históricos ---corsarios, cautivos y frailes redentores- que intervienen en la acción. La detallada descripción con la que se evocan los padecimientos de los cristianos esclavos en Berbería - las incursiones corsarias, la subasta de seres humanos en el mercado de esclavos de Argel, los tonnentos y las torturas, los sufrimientos y las tribulaciones de los cautivos cristianos, sus líos amorosos, sus apostasías, sus escapes ora exitosos ora fallidos, sus rescates-, compone un vasto retrato de la vida en el Magreb, cuya veracidad ha sido generalmente subrayada por los críticos. Más aún, la percepción que emerge de El trato coincide con los testimonios de los compañeros de Cervantes en la Información de Argel (1580) y, especialmente, con la infonnación histórica y etnográfica contenida en la Topo46 Antonio Rey Hazas, ((Las comedias de cautivos de Cervantes», Los Imperios orienta/es en el teatro del Siglo de Oro, Actas de las XVI Jornadas de Teatro Clásico, Almagro, julio de 1993, ed. Felipe B. Pedraza Jiménez y Rafael González Cañal, Almagro: Universidad Castilla-La Mancha y Festival de Almagro, 1994, p. 34. 41 Astrana Marin, op cit.. vol. lll, p. 32. 48 Armando Cotarello y Valledor, El teatro de Cervantes: estudio crítico, Madrid: Tipografia de la Revista de Archivos. Bibliotecas y Museos, 1915, p. 188; Astrana Marln, op. cit., vol. Ill, p. 32; Alonso Zamora Vicente, «El cautiverio en la obra de Cervantes», Homenaje a Cervantes, ed. Francisco Sflnchez-Castañcr, vol. 11, Madrid: Mediterráneo, 1950, p. 247. Sobre Los tratos, cf asimismo la Introducción de Francisco lnduráin a Obras completas de Cervantes, Madrid: Atlas, 1962, p. xxiii. Cervantes en Argel 232 graphia, e historia natural de Argel ( 1612), compuesta por Antonio de Sosa. Pero la verdad y la aparente verosimilitud de la obra de Cervantes plantean la cuestión de la representación en relación con el trauma, específicamente, ¿qué tipo de representación es la que genera el trauma? Tal es Ja pregunta que intentaré responder en este capítulo. Canavaggio ha mostrado las profundas complejidades de El trato de Argel y Los baños de Argel, dos dramas que describen realidades especificas del mundo argelino mientras juegan con un intricado sistema de referencias históricas y literarias 49 • Se entiende que dichos juegos cervantinos de ocultamiento y revelación pueden asimismo relacionarse con las elaboraciones del trauma. Cabe preguntar por qué Cervantes se sintió impelido a lanzar su carrera dramática con una obra que específicamente representa en la escena sus propios sufrimientos como cautivo. ¿Acaso no es el teatro la mejor encarnación de esa «otra escena», el inconsciente? Como nos recuerda André Green, de las tres grandes obras de literatura que Freud analiza en relación con el parricidio - Edipo Rey, Hamlet y los hermanos Karamazov--, dos de ellas son obras de teatro 50. En efecto, la teoría freudiana le debe más al drama que a cualquier otra forma de arte por la afinidad entre el teatro y el sueño. El teatro no sólo es esa «otra escena»: «Es además un escenario cuyo borde material representa el quiebro, la línea de separación, la frontera en la que la conjunción y la disyunción pueden cumplir sus funciones entre el auditorio y el escenario al servicio de la representación>>51 • Ya que la textura de la representación dramática no es igual a la del sueño, cabe compararla con la fantasia, un tipo de «teatro» en el que un narrador describe una acción que transcurre en un lugar determinado donde no participa directamente pero donde está presente, aunque separado. En el sueño, además, «hallamos la misma cualidad, de iure si no de facto, que reina entre los varios protagonistas que comparten el espacio del escenario» 52 . Más apropiado seria entonces afinnar, grosso modo, que el teatro puede ser situado entre el sueño y la fantasía. Esta localización del drama entre el sueño y la fantasía me lleva a cuestionar su relación con las experiencias traumáticas de Cervantes. Aqui la elección del teatro como forma de ostensión de los su•9 Canavaggio, Cervantes dramat14rge. op. cit.. pp. 64-70. so André Green, Un Oeil en trop: le comp/exe d 'Oedipe dans la tragédie, Parls: Mi- nuit, 1969. si !bid., Sl p. 1; traducción mla. /bid., p. 2. Cautivo en la escena: «El trato de Argel» 233 frimientos de los cautivos cristianos es crucial, según mostrará mi interpretación de la obra cervantina desde Ja lente del trauma. Recordemos brevemente la trama de El trato de Argel. La obra presenta diversas vifietas sobre los tonnentos y las complejas experiencias de los esclavos cristianos en Argel. Entre los capturados por los corsarios argelinos, hay dos jóvenes amantes, ambos españoles; una familia de Cerdeña, compuesta por una pareja y sus tres hijos, el menor aún lactante; un soldado español llamado Saavedra, y otros esclavos de diferentes edades y condiciones sociales. En el primer acto, el esclavo Aurelio se lamenta por sus aflicciones, mientras su ama Zahara intenta en vano seducirlo. Aparecen otros cautivos, como Saavedra, quien exhorta a Felipe lI a atacar a los piratas desde Argel; Leonardo, que se ha convertido en amante de su ama mora, y Sebastián, que narra el martirio de un sacerdote valenciano quemado en la hoguera en la ciudad norteafricana. En el segundo acto, el renegado español Ysuf confiesa a Aurelio su pasión por una esclava española recién llegada, llamada Silvia. Pero descubrimos que Silvia, capturada al igual que Aurelio en una incursión a las costas levantinas españolas, es la amada de Aurelio. Otra escena muestra el mercado de esclavos de Argel, donde una familia española es separada y sus miembros vendidos a los mejores postores. Toda esta intriga se complica por una doble historia de amor: el desdichado relato de los cautivos cristianos Silvia y Aurelio, quienes están sujetos a las pasiones de sus amos, Ysuf y Zahara. En lo que sigue se dramatizan los sufrimientos de Aurelio mientras lucha contra los avances amorosos de Zahara; los intentos de fuga de dos esclavos, uno de los cuales es milagrosamente salvado, como en su momento veremos, y la inminente liberación de Aurelio y Silvia, finalmente soltados por el «rey» de Argel, Hasan Pachá. En la escena final, un coro de esclavos ora a la Virgen Maria y pide por la llegada de un navío con frailes redentores dotados del dinero suficiente para liberar a varios cautivos. No obstante, el final no es feliz. Si bien Aurelio y Silvia son liberados, otros cautivos habrán de quedarse, como el esclavo anónimo que afirma: «No tengo bien, ni Je espero / ni siento en mi tierra quien I me pueda hacer algún bien>> 53 . '3 Miguel de Cervantes, El trato de Argel, Obra completa, ed. Sevilla Arroyo y Rey Hazas, vol. 11, Jornada rv, vv. 2482-4; en adelante citado en el texto como Trato, seguido por las indicaciones de la jornada (acto) y verso (Trato, IV.2482-4). 234 Cervantes en Argel Así, desde el inicio El trato de Argel sumerge al auditorio y al lector en La ciudad de Argel, presentada por el título de la obra como una auténtica mazmorra: Comedia llamada trato de Argel, hecha por Miguel de Cervantes questuvo (sic) cautivo en él siete años. Ya que los títulos de las comedias eran usualmente exhibidos en la puerta de los corrales, en carteleras escritas a mano o dibujadas sobre el muro en rojo ocre, puede concluirse que el palpitante objeto del drama de Cervantes debió de atraer una concurrencia numerosa. Este público empezaba a reunirse frente a las puertas de los corrales antes del mediodía, mientras leía los anuncios de las obras que habrían de representarse. Había un sentido de gran anticipación y, por lo común, había casa llena siempre que se anunciaba una «comedia nueva» 54 • El público español era, en efecto, muy aficionado al teatro: con Ja excepción del Miércoles de Ceniza y de Ja Semana Santa, se representaban comedias casi todos los días del año en Madrid; es más, durante las festividades del Corpus Christi se escenificaban continuamente autos u obras religiosas alegóricas 55 • El trato de Argel se ocupa de las vidas de los cautivos en Argel: Ja palabra «trato» significa «modo de vida». Pero el término se aplica también a un acuerdo comercial, específicamente a la negociación; en este caso, al horrendo comercio de seres humanos, comprados y vendidos como esclavos en Argel. Cervantes alude dos veces a este trato en su obra, con las palabras «trato mísero intratable» y «trato feo» (I'rato, 1.15; IV.2535; énfasis mío). Esta era Ja actividad central de Argel, la capital corsaria por excelencia en el mundo mediterráneo de la edad moderna. Aún hoy, en castellano, el término <<trato» refiere al comercio de animales, y «tratante» es la persona que participa de este negocio. En la última escena de la obra, el gobernante Hasan Pachá confirma cínicamente los intereses económicos que yacen tras este trato inhumano: «De pérdida y ganancia es este juego» (I'rato, TV .2382). La leve exageración representada por la mención de siete años de cautiverio, en lugar de los cinco que en realidad padeció el autor, puede leerse como un exceso deliberado. En Ja tradición islámica - y en la cristiana y en la judía- el siete es el número de la totalidad cósmica. Así, la alusión a los siete años de cautiverio puede haber evocado el simbolismo religioso ligado s- Ruano de la Haza, op. ci1., p. 38; las representaciones comenzaban a las dos de la tarde entre el 1 de octubre y el 31 de marzo, y a las cuatro de la tarde el resto del año; duraban hasta el final de la jornada. ss Astrana Marín, op. cit., vol. lll, pp. 293-294. Cautivo en la escena: «El trato de Argel» 235 al número siete, tan poderoso en el Antiguo y en el Nuevo Testamento -por ejemplo, los siete ai'íos de buenas cosechas y de hambruna profetizados por José al Faraón (Gen. 41:1-36), y los setenta años de cautiverio que predice Jeremías al pueblo de Judea (2 Cron. 36:22-23). En teoría, la legislación islámica afirmaba que un cautivo no podía ser retenido por más de siete años, pero, como indican Sosa y otros viajeros, los turcos no cumplían con esta regla s6 • La importancia atribuida al número siete se repite en las Siete partidas de Alfonso el Sabio. El prólogo a este tratado comprende un Septenario que da cuenta del simbolismo bíblico y doctrinal de ese número, por ejemplo, los planetas más importantes, los cielos, los dias de la semana, las partes de la tierra y las artes. La enumeración es seguida por una descripción de las siete partes en las que se divide el tratado s7• Sin embargo, los siete años de cautiverio del titulo de Cervantes también aluden al séptimo círculo del Infierno de Dante, donde se castigan todas las formas de violencia. Todas estas cadenas de asociaciones, sugeridas por la mención de los siete años de cautiverio en el titulo de la comedia de Cervantes, pueden haber promovido el vivo interés del público en este drama. De seguro había, entre Ja concurrencia, ex cautivos o familiares de cautivos en Berbería. El largo titulo del drama de Cervantes, con su referencia a la experiencia personal del autor (Comedia llamada trato de Argel, hecha por Miguel de Cervantes questuvo [sic} cautivo en él siete años), probablemente despertó la solidaridad de los asistentes a la obra, e incluso una identificación con ese español que había estado preso en Berbería por siete largos años. La prolongada naturaleza de este sufrimiento, realzada por la creencia de que el número siete era el símbolo del S6 Antonio de Sosa, Diálogo de los morabutos, en Diego de Haedo, Topograjia e historia general de Argel, ed. Ignacio Bauer y Landauer, vol. íll, Madrid: Sociedad de Bibliófilos Españoles, 1927-1929, p. 238. El autor anónimo de Viaje de Turqu fa (ca. 1550) confinna que sólo los turcos muy celosos de sus creencias observaban esta ley. CJ la excelente edición critica de Viaje de Turquía, ed. Marie-Sol Ortola, Madrid: Castalia, 2000, así como la edición revisada de Viaje de Turquía, ed. Femando García Salinero, Madrid, Cátedra, 2000. 57 Alfonso X el Sabio, las siete partidas, ed. Santos Alfaro y Lafuente, Madrid: Imprenta de La Ley, 1867, pp. 14-15. Cf asimismo J. E. Cirlot, Diccionario de símbolos tradicionales, Barcelona: L. Miracle, 1958; y, sobre el número como sistema filosófico, Vincent Foster Hopper, Medieval Number Symbolism, Nueva York: Columbia University Press, 1938. 236 Cervantes en Argel dolor, pone de relieve las concepciones en tomo del Purgatorio y el Infierno en la tierra que la obra de Cervantes proyecta desde sus primeras líneas. HERRERÍAS DEL DEMONIO Al inicio de El trato de Argel, el cautivo Aurelio aparece solo en el escenario. Está encadenado. Sus lamentos evocan el absoluto aislamiento y desolación de la vida de los esclavos en Argel, y comparan los inconcebibles sufrimientos del cautivo con un purgatorio y con un infierno en la tierra: ¡Triste y miserable estado! ¡Triste esclavitud amarga, donde es la pena tan larga cuán corto el bien y abreviado! ¡Oh purgatorio en la vida, infierno puesto en el mundo, mal que no tiene segundo, estrecho do no hay salida! (Irato, 1.1-9) Las redondillas en este soliloquio acentúan el inicio de cada verso. El primero, «¡Triste y miserable estado!», nos introduce en el lamento, cuyo coherente desarrollo mantiene la intensidad de la queja apasionada. La lamentación de Aurelio protesta vivamente contra la indescriptible realidad de la vida en Argel para los esclavos cristianos. Ciertamente, no pareciera haber escape de las experiencias-limite que el cautivo evoca. La alusión de Aurelio a un purgatorio y un infierno puesto en el mundo recuerda los siete años de cautiverio mencionados en el título de la obra, que, a su vez, remiten a imágenes contemporáneas del purgatorio, con sus siete niveles o montañas. En su interpretación de la segunda parte de Don Quijote como alegoría del purgatorio, Henry Sullivan sostiene que la posibilidad de un «purgatorio en la vida>> fue celosamente promovida por la Contrarreforma en el periodo en que Cervantes escribía su gran novela 58• Más aún, desde el siglo xv1 los je58 Henry Sullivan, Grotesque Purgatory: A Study of Cervantes 's Don Quijote, Part //, University Parle, Pennsylvania: Pennsylvania State University Press, 1996, pp. 67-101 , obra que contiene una útil síntesis de las doctrinas sobre el purgatorio propias de la Baja Cautivo en la escena: «El trato de Argel» 237 suitas acometieron una intensa elaboración de las doctrinas católicas sobre el purgatorio tanto en España y Portugal como en el resto de Europa. Sobre el tema, hay importantes tratados o edictos del cardenal Robert Bellannine, S. J. (1588), del padre Jerónimo Martinez de Ripalda, S. J. (1591), de Manuel de Sá, S. J. ( 1599), de Francisco Suárez, S. J. ( 1603), y del jesuita francés Guillaume Baile, entre otros 59• A decir verdad, el lamento de Aurelio actúa por medio de alusiones al séptimo círculo del infierno retratado en la Divina Commedia de Dante. En su sugestivo análisis de El trato, Stanislav Zimic propone que las escenas representadas en Jos actos de la obra de Cervantes corresponden a las cuatro esferas del lnferno de Dante: Incontinencia, Violencia, Fraude Ordinario y Fraude Traicionero, con sus respectivos clrculos 60• Las escenas dramáticas de El trato de Argel ciertamente recuerdan en parte «la verticalidad abismal de un Infierno», simbólicamente representado por esta ciudad rodeada por el desierto y el mar, un infierno también sugerido por los eternos sufrimientos y castigos de los cautivos 61• Asimismo, los versos de Aurelio revelan lo inadecuado del lenguaje para la expresión de sucesos catastróficos y su incapacidad para articular lo indecible. Los versos «purgatorio en la vida» e «infierno puesto en el mundo» conjuran no sólo Jos tormentos descritos en el Infierno de Dante, sino también otros, aun más horrendos males, pues los condenados de Argel no sufren en pago de sus pecados, malas acciones o debilidades. Sufren por trágicos accidentes en sus vidas, signadas por un destino incomprensible: «dura, inicua, inexorable estrella» (Trato, I.339). Casi cuatro siglos después, Primo Levi habría de evocar el Infierno de Dante, esta vez como respuesta al horror del Lager, donde miles de hombres, mujeres y niños fueron muertos con cianuro y reducidos a cenizas. Su memoria novelada de Auschwitz Se questo rm uomo [Si esto es un hombre], escrita poco después de su retorno a ltalia en 1946, presenta l 'univers con- e Edad Media y del Renacimiento. Sullivan prueba la preocupación de Cervantes por el purgatorio hacia el final de su vida, a partir de Don Q11ijote, 11. 59 !bid.. p. 79. 60 Se ignora si Cervantes leyó o no a Dante. Al margen de las alusiones al Infierno de Dante en El trato de Argel, hay una escueta referencia al «famoso Dante» en la sección 6 de la Galatea, y Fricdrich halla «un préstamo distintivo del lnfiemo (o de la Eneida)» en Don Quijote, íl, 69; citado por Sullivan, op. cit.. p. 75. 61 Stanislav, Zimic, «Los tratos de Argel», El teatro de Cervantes. Madrid: Castalia, 1992, p. 41. 238 Cervantes en Argel centrationnaire de manera conmovedora y convincente 62 • Al inicio del segundo capitulo Levi, el prisionero 174517, reconoce que debe de estar en el infierno: «Hoy, en nuestro tiempo, el infierno debe de ser así[ ... ] hemos llegado al fondo [ ... ]. No tenemos nada nuestro» 63 • En alguna ocasión alrededor de 1944, el joven judío italiano Primo Levi recitó el canto XXVI del Infierno a un joven judío francés, Jean Samuel, mientras caminaban por Auschwitz. Esta escena es encrucijada de las memorias de Levi como sobreviviente, cuyo titulo Si esto es un hombre responde a los versos de Dante: «Considerad», seguí, «vuestra ascendencia: para vida animal no habéis nacido, sino para adquirir virtud y ciencia» (In/) En la pesadilla del Lager, los versos «Considerad vuestra ascendencia», aprendidos de memoria en la escuela, cobran una dimensión apocalíptica y golpean al prisionero Levi «como un toque de clarín, como la voz de Dios» 64 • Los versos de Dante «Considerad vuestra ascendencia / para vida animal no habéis nacido» señalan la realidad absoluta del mal y la deshumanización del hombre -del perpetrador y de la víctima. Estos versos proclaman la singularidad de la raza humana y la posibilidad de salvación ofrecida por la cultura, incluso en el infierno de Auschwitz. Con todo, si la poesía de Dante es silenciada por la Solución Final, la reinterpretación de Levi de «El Canto de Ulises» del Infierno de Dante ofrece una respuesta a los horrores indecibles del Holocausto. El Infierno que Cervantes convoca en El trato de Argel es el infierno medieval de la Divina Comedia, articulado en círculos concéntricos de violencia, tortura y muerte, donde la esperanza de salvación no existe para el esclavo común. Zimic sugiere que todas las formas de violencia contenidas en el séptimo círculo del infierno de Dante están minuciosamente representadas en las escenas de cautiverio en Argel : tiranía, homicidio, suicidio, bias62 Primo Levi, Si esto es un hombre, trad. Pilar Gómez Bedate, Barcelona: Muchnik, 1995; trad. de Se questo eun uomo, Turín, Einaudi, 1958; sobre Primo Levi, cf Susan R. Tarrow, ed., Reason and Light: Essays on Primo levi, Western Societies Program Occasional Paper N. 0 25, lthaca, Nueva York: Center for Jntemational Studies, Comell University, 1990; y Myriam Anissimov, Primo Levi; Tragedy of an Optimist. trad. Steve Cox, Woodstock, Nueva York: Overlook, 1999. 63 Lcvi, op. cit .. pp. 23-28. 64 /bid., pp. 120-12 J. Cautivo en la escena: «El trato de Argel» 239 femia, sodomía y usura 65 • Las aflicciones individuales, tanto flsicas como espirituales, evocadas por el personaje de Aurelio --<<necesidad increíble, muerte palpable, trato mísero, pena del cuerpo y del alma» (Trato, l. 13-6)fueron descritas en la misma época por otro escritor, Antonio de Sosa. En su Diálogo de los mártires de Argel, cuyo protagonista lleva su nombre, Sosa retrata las torturas impuestas sobre los esclavos cristianos por sus amos argelinos. Conviene volver a citar su climática descripción de estos padecimientos, que hacen de Argel una imagen del infierno. La ciudad entera, afirma Sosa, incluidas sus plazas, sus calles, sus áreas rurales, su puerto y sus naves, pueden compararse con «unas herrerías propias y naturales del demonio», donde continuamente no se «oye nada más que golpes, tormentos y llanto» causados por las torturas ideadas para matar cristianos 66 . Estas imágenes del infierno, que tanto recuerdan el Infierno de Dante, nos remiten a las descripciones y denuncias de los tormentos que proporcionan Cervantes y Sosa. «CÓMO, ¿NO ACABAN DE MORJR ESOS PERROS?» Ya hemos examinado pasajes de la vida de Antonio de Sosa como prisionero en Argel. Una narración completa de su largo confinamiento es presentada a lo largo de su obra por el propio narrador o por medio de sus portavoces. El clérigo portugués afirma que durante cuatro años ha estado encerrado en un calabozo, encadenado y engrilletado a una piedra 67 ; que lo han forzado a cargar rocas y arena, y a mezclar cal, siempre encadenado, sin recibir alimento basta la noche 68 ; que ha pasado hambre, pues, mientras estuvo enfermo, su amo retuvo su ración de pan pensando que iba a morir 69 • Mientras escribe estas palabras, Sosa, junto con su amigo Antonio González de Torres, ve a cuatro o cinco escuálidos esclavos portugueses, casi desnudos y consumidos por la fiebre, 6 s Zimic, op. cit., p. 45. Las líneas que recita Aurclio en su soliloquio sobre la Edad de Oro ([raro, 111. 1331-6) parecen aludir al Infierno de Dante. Mientras el canto XI del Infierno se ocupa de los usureros, los cantos X.Xl-XXlll giran en tomo del pecado de Fraude, que Cervantes describe en estos versos. ~ Diálogo de la captividad de Argel. Topografia 11, p. 125. 67 Diálogo de los mártires de Argel, Topograjia lll, p. 213. 68 Diálogo de los mártires. Topograjia, Ill, p. 176. 69 Diálogo de la captividad. Topograjia U, p. 103. Cervantes en Argel 240 quienes han estado tirados durante semanas a la intemperie, en la misma entrada de la casa de su amo. Al pasar, el amo cínicamente pregunta: «Cómo, ¿no acaban de morir esos perros? ¿Aún viven?» 70• La narrativa de Sosa pone de relieve otro aspecto de este infierno, a saber, la impotencia de ver a otros cautivos torturados hasta la muerte o golpeados cuando están enfermos. El horror de la maquinaria argelina impedía a los cautivos experimentar lo que Angel Loureiro ha llamado, en su interpretación de las memorias de Jorge Semprún, una «fraternidad en la muerte»; en las conmovedoras palabras de Semprún: «Ser con el otro en la muerte que se avecinaba» 71 • Las tortuosas imágenes de Argel hacen que Sosa diga de su prisión que es un gran favor de Dios, pues le ahorra la visión de semejantes crueldades 72• En Los baños de Argel, comedia compuesta entre 1589 y 1590, Cervantes confronta a su auditorio con una nítida representación de estas torturas. Informan las indicaciones escénicas: «Sale un cautivo cristiano, que viene huyendo del Guardián, que viene tras él dándoles palos» 73 • La escena representa las torturas infligidas a un débil y ensangrentado esclavo, a quien un guardián descubre en su escondite. Mientras lo golpea, el guardián exclama: «¡Oh chefere! ¿Desta suerte / siempre os habéis de esconder?». El cautivo alega que ha estado enfermo con una fiebre muy alta que por poco lo enloquece los últimos dos días. Aun así, el guardián sólo atina a golpearlo más mientras le grita: «¡Perro, camina!» (Baños, l. 280-91). Al observar la escena, otro cautivo, Vivanco, comenta: ¿No es un notable desatino que está un cautivo vecino a la muerte y no le creen? Y cuando muerto le ven, Dicen: «iGualá [¡Por Alá!], que el mezquino Estaba malo, sin duda!» (Barios. 1.297-302) 70 /bid., pp. 104- 105. 71 Angel G. Lourciro, The Ethics of A11tobiography: Replacing the Subject in Modern Spain, Nashville, Tennessee: Vanderbilt University Press, 2000; Jorge Sempnín, l 'Écriture et la vie. París: Gallimard, 1994, p. 34. 72 Sosa, op. cit.. p. 84. 73 Miguel de Cervantes, los baños de Argel. Obra completa, vol. XlV, ed. Florencio Sevilla Arroyo y Antonio Rey Hazas, Madrid: Alianza, 1998, Jornada J, p. 35. En adelante citado en el texto. Cautivo en la escena: «El trato de Argel» 241 Las palabras de Vivanco acentúan la pasividad e indiferencia de los turco-berberiscos hacia sus esclavos enfermos o agonizantes. Esta escena dramática se hace eco de un pasaje semejante en el Diálogo de la captividad de Sosa, en el que éste y su interlocutor González de Torres discuten las prácticas de los argelinos. Valiéndose de la lengua franca de Argel, González de Torres bosqueja una situación en la que los esclavos desfallecientes, <<todos descoloridos y desfigurados de la enfermedad y de dolores», son golpeados por los capataces para que trabajen: [a estos cristianos] los llevan delante de si y por detrás los van aguijando a palos y aun con aguijones de hierro y puntas de palo, picando más que a bestias. Y como el pobre cristiano, lastimado del aguijón es forzado a moverse [ ...], vanle detrás diciendo: «así, asl, ahora estar bueno, mira cane como hacer malato», y asl con grandes risas y palos y aguijones, lo llevan medio muerto a la viña o jardín, y a palos Je hacen luego echar mano del azadón y cavar hasta la noche 14 . No todos los esclavos estaban sujetos a torturas semejantes. Los cautivos dotados de habilidades especiales, como los artesanos, los técnicos, los carpinteros o los constructores de navíos, generalmente eran bien tratados. Además de alimentarlos bien, se les pagaba con dinero u obsequios de tela y seda cuando se completaba un navío 1 s. Sosa cuenta de un esclavo catalán, conocido como Maestro Pedro, que había estado cautivo durante muchos años y se habla convertido en maestro de galeras. Tenía una casa propia en Argel, que contenía una pequeña capilla donde regularmente se oficiaba misa con una considerable asistencia de cristianos esclavos, especialmente de mujeres, pues ni los árabes ni los turcos frecuentaban este oratorio. Sin embargo, su posición privilegiada no disuadió a Pedro ni a otros seis maestros de galeras de apoderarse de una nave y partir para Valencia en 1582 76• Muchos cautivos administraban negocios, especialmente las tabernas instaladas en los baños, que eran frecuentadas por otros esclavos al cabo de una dura jornada de trabajo, y por los propios musulmanes, a pesar de la prohibición islámica de consumir bebidas alcohólicas. Estos taberneros pagaban un porcentaje de sus ganancias a sus amos y al Estado. El sacerdote 7 • Sosa, op. cit.. p. 105. n Topografia 1, pp. 80-8 1. 76 Topografia 1, pp. 196-197. 242 Cervantes en Argel francés Pierre Dan, redentor de esclavos en Argel entre 1634 y 1635, afirmaba que los cautivos cristianos mantenían numerosas tabernas y restaurantes en Argel, donde se vendía pan, vino y carne de todo tipo. De acuerdo con el padre Dan, los turcos y los renegados rondaban estas tabernas y, aunque el uso del vino les estaba prohibido por su ley, algunos beodos trataban insolentemente a los cautivos cristianos, llegando hasta golpearlos 77 • Sosa, en efecto, afinna que nunca en Sevilla, Lisboa o Cádiz vio tantos ebrios como en Argel: «No irá ninguno en cualquier tiempo por una calle que no tope destos borrachos, y muchos dellos alcaydes muy principales, Arraeces y hombre ricos» 78 . Emanuel d' Aranda, flamenco cautivo en Argel hacia 1640, a quien ya hemos visto, añade que, al pagar por una botella de vino, a uno se le servía una comida sin costo alguno 79 • Los cautivos ricos que podían darse el lujo de sobornar a los guardianes de los baños eran a menudo capaces de comprar privilegios especiales. Esto lo ilustra Cervantes en Los baños de Argel. En la obra, el guardián baji (guardián en jefe del baño) llama al trabajo a los cautivos: Guardiáo: Esclavo: Guardián: Esclavo: Guardián: 77 ¡Hola; al trabajo, cristianos! No quede ninguno dentro; así enfermos como sanos, [ ...] Que trabajen todos, quiero Ya (pa)paz ya caballero ¡Ea, canalla soez! (...] [...). ¿Donde irán los caballeros? Déjalos hasta manana, Que serán los primeros. ¿Y si pagan? Cosa es llana Que hay sosiego do hay dineros (Baños, 1.227-56) Pierre Dan, Histoire de la Barbarie et de ses corsaires. París: P. Rocolet, 1649, pp. 98-99. 78 79 p. 39. Topograjia 1, p. 178. Emanuel d' Aranda. Les captifs d 'Alger. ed. Latifa Z' Rari, Paris: J. P. Rocher, 1998, Cautivo en la escena: «El trato de Argel» 243 El pasaje resalta la naturaleza del trabajo forzado en los baños, donde a numerosos cautivos, incluidos los enfermos y los sacerdotes {papaces), se los enviaba a cumplir duras faenas en las canteras, en los caminos de la Regencia, en las granjas estatales, o en el arsenal y en el astillero de la ciudad. Asimismo, los esclavos solían ser alquilados por sus amos al municipio de Argel, como ocurrió con el doctor Sosa, o a los arraeces que requerían remeros para sus expediciones de corso; el propietario de la galeota pagaba al dueño del esclavo doce escudos de oro por cada viaje que éste hiciera 80• El destino de los cautivos de elite, sin embargo, dependía de su influencia y habilidad para sobornar a los guardianes de la prisión. Dichos cautivos podlan ser mantenidos como prisioneros por muchos años si su rescate no se materializaba. En el primer capítulo analizarnos las negociaciones iniciales que fijaban el precio del rescate del nuevo esclavo. Este precio era estipulado conforme a los intereses económicos de sus dueños. En La historia del cautivo, interpolada en el Quijote l, el Cautivo afinna que a muchos caballeros se los destinaba a trabajos forzados para obligarlos a escribir a sus familias y solicitar el dinero de su rescate. En el activo mercado de esclavos de Argel, en el que una modesta inversión podía luego brindar un beneficio inmenso, muchos prisioneros, como el propio Cervantes, cambiaron de dueño varias veces antes de ser rescatados. Las obras de Cervantes ofrecen vividas imágenes de estos feos tratos que regulaban la venta y distribución de los cautivos cristianos en Berbería. Estas obras plantean asimismo interrogantes acerca del lenguaje usado para captar esta dura realidad. LA LENGUA FRANCA DE DERBERIA El uso de la lengua franca de Berbería por parte de Cervantes y de Sosa suscita algunos interrogantes acerca del lenguaje y el trauma. Tanto Cervantes como Sosa sugieren que el lenguaje es desbordado por la realidad del mal en Argel. Como ya se vio, los lamentos de Aurelio por los sufrimientos de los cautivos cristianos revelan Jo inadecuado del lenguaje para describir el infierno de los baños. El silencio puede ser la mejor respuesta para lo insoportable: «Cállese aquí este tormento, I que, según me es enemigo, / no lle80 Topograjia 1, p. 82. 244 Cervantes en Argel gará cuanto digo /a un punto de lo que siento» (!'rato, 1.21-4). A propósito de las crueldades cometidas en contra de los galeotes, brutalmente golpeados por los corsarios, rotos sus brazos y espaldas, cortadas sus narices y orejas, entre otras horribles torturas usadas en ciertas ocasiones para obligarlos a remar más aprisa, Sosa afirma: «No basta lengua humana para decirlo, ni pluma para declararlo» 81• Cuatro siglos más tarde, Theodor Adorno lanzarla su crítica a la literatura del Holocausto con la célebre afirmación de que, tras el Holocausto, hacer poesía sería un acto de barbarie 82• Gran parte del debate contemporáneo en tomo del Holocausto se ha centrado en lo inadecuado del lenguaje para transmitir un horror que excede la comprensión de la imaginación humana. Primo Levi no se hacía ilusiones sobre las imperfecciones del lenguaje. La gravidez del tema lingülstico destaca en su libro sobre Auschwitz: «Al lenguaje le faltan palabras para expresar esta ofensa, la demolición de un hombre» 83 • Levi enfatiza la incapacidad del lenguaje para expresar estos sucesos: Del mismo modo que nuestra hambre no es la sensación de quien ha perdido una comida, así nuestro modo de tener frío exigirla un nombre particular. Decimos «hambre», decimos «cansancio», « miedo» y «dolorn, decimos «i nvierno», y son otras cosas. Son palabras libres, creadas y empleadas por hombres libres que vivlan, gozando y sufriendo, en sus hogares. Si el Lager hubiese durado más, un nuevo lenguaje áspero habría nacido 84 . 81 /bid., p. 86. Theodor Adorno, Prismas. La critica de la culwra y de la sociedad, trad. Manuel Sacristán, Barcelona: Ariel, 1962. Otras voces se unen a Adorno, resaltando distintas lineas de pensamiento, entre ellas, Elie Wiesel: «No hay cosa tal como literatura del Holocausto, ni puede haberla>>, A Jew Today, trad. Marion Wiesel, Nueva York: Random House, 1978, pp. 197- 198. Entre otras exégesis de la observación de Adorno, cf lrving Howe, «Writing and the Holocaust», 1ñe New Republic, 27 de octubre de 1986, pp. 28-30; Sander Gilman, Jewish Se/fHatred, Baltirnore, Maryland: The Johns Hopkins University Press, 1986, p. 319; Sidra DeKoven Ezrahi, By Words Alone, Chicago, Illinois: The Chicago University Press, 1980, p. xi; Emst van Alphen, Caught by History: Holocaust Effects in Contemporary Art, Literarure, and 1ñeory, Stanford, California: Stanford University Press, 1997; y Berel Lang, Holocaust Representa/ion: Art within the Limits of History and Ethics. Baltimore, Maryland: The Johns Hopkins University Press, 2000. u Levi, Si esto es un hombre, op. cit., p. 32. u /bid.. pp. 130- 131. 82 Cautivo en la escena: «El trato de Argel» 245 Sus palabras evocan el áspero idioma de Argel, la lengua franca hablada en esa ciudad mediterránea que muchos cautivos describieron como el infierno mismo. Las investigaciones cuantitativas emprendidas por varios historiadores, tales como Bartolomé y Lucile Bennassar, Robert C. Davis y Ellen Friedman, refuerzan la impresión de una continua ofensiva norteafricana contra las costas de España y de las islas mediterráneas, que se extendió desde el siglo xv1 hasta el xvm 8s. En efecto, el infierno norteafricano duró hasta bien entrado el siglo XVlU, a pesar de los esfuerzos de los europeos por destruir esta ciudad-prisión fortificada. Mi comparación del Argel del siglo xv1 con los campos de concentración modernos puede parecer inapropiada para algunos lectores. Sin embargo, las descripciones del cautiverio en Argel ofrecidas por Cervantes y Sosa, entre otros, me penniten establecer ciertas analogías entre estos universos concentracionarios separados por la geografla y por el tiempo: los baños de esclavos del siglo xv1 a lo largo del Mediterráneo, y los del siglo x:x en Alemania y otros países europeos. En su obra magna sobre el Mediterráneo, Femand Braudel describió los baños y mercados de esclavos de Malta, Liorna y Argel, entre otros centros cristianos y musulmanes dedicados a la «captura, prisión, venta y tortura del hombre», como lugares que multiplicaban en ese mar «las miserias, horrores y grandezas propios de los universos concenrracionarios» 86. Como vimos en la Introducción a este estudio, Braudel hablaba con conocimiento de causa, pues fue prisionero de guerra en dos campos de concentración alemanes entre 1940 y 1945. Su experiencia en los campos de concentración de Mainz y de Lübeck ilumina sus comentarios posteriores acerca de los esclavos musulmanes y cristianos encerrados en las mazmorras que poblaban el mundo mediterráneo del siglo xv1. Como mencionamos en la Introducción, el térm ino «campos de concentración» se ha usado como una forma genérica para designar los campos naas Cf Ba.rtolomé y Lucile Bennassar, Los cristianos de Alá. la fascinante aventura de los renegados, trad. José Luis Aristu, Madrid: Nerea, 1989; Robert C. Davis, Christian Slaves, Muslim Masters: White Slavery in the Medite"anean, the Barbary Coast, and Ita/y, 1500-1800, Hampshire: Palgrave, 2004; y Helen G. Friedman, Spanish Captives in North A/rica in the Early Modern Age, Madison, Wisconsin: University of Wisconsin Press, 1983. 16 Femand Braudel, El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de Felipe 11, vol. 11, irad. Mario Monteforte Toledo, Wenceslao Roces y Vicente Simón, México: Fondo de Cultura Económica, 2001 , p. 287. 246 Cervantes en Argel zis, aunque no todos los campos organizados por los nazis eran campos de concentración propiamente dichos. Su prolijo sistema de campos también incluis campos de trabajo forzado (Arbeitslager), campos de paso (Durchgangslager), campos de prisioneros de guerra (Kriegsgefangenlager) ~mo los campos en los que estuvo Braudel- y campos de extenninio (Vernichtungslager), como el de Auschwitz, entre otros. Tanto la comparación de Braudel como la mla, en este estudio, refiere específicamente a los campos de concentración nazis, no a los campos de extenninio como tales. Los turco-berberiscos en la Edad Moderna no recurrieron, en efecto, a la solución final como regla institucionalizada para exterminar a sus «prisioneros de guerra». Sin embargo, para apuntalar las semejanzas entre los centros esclavistas argelinos y los campos de concentración del siglo xx, es forzoso aclarar que las condiciones de vida en los campos de concentración fueron distintas en los diferentes universos concentracionarios, y que variaron de un período a otro. Por ejemplo, en el primer periodo del establecimiento de los campos ( 1933-1936), la vivienda, la comida y las condiciones de trabajo de los detenidos eran tolerables, en comparación con los períodos subsiguientes. En el segundo período (1936-1942), la rata de mortalidad se elevó como resultado del maltrato, de los trabajos forzados asignados a los prisioneros, de las condiciones más primitivas de trabajo, de la labor durísima en las canteras, y del efecto de la malnutrición y del hacinamiento en las barracas 87 . A partir de 1943, y en el último período de los campos de concentración (1944-1945), las condiciones de vida mejoraron ligeramente en casi todos los campos de concentración nazis y las diferencias entre ellos se hicieron menos pronunciadas. Esto se debió a la necesidad de explotar la mano de obra potencial de los prisioneros de manera más racional, necesidades industriales que llevaron a los nazis a mejorar el tratamiento de los prisioneros de guerra y a proveerles de una más adecuada nutrición . Dichas mejoras, sin embargo, sólo se aplicaron en lugares donde el trabajo de los prisioneros requería conocimientos técnicos y destrezas correlacionadas; en los proyectos de construcción, por ejemplo, no hubo descenso en la rata de mortalidad de los prisioneros. Igualmente, en Auschwitz-Birkenau, campos que contenían un gran número de prisioneros judíos, la rata de mortalidad 87 Falk Pingel, «C-0ncentration Camps», 771e Encyclopaedia of the Holocaust, vol. 1, Nueva York: Macmillan, 1995, pp. 308-317. Cautivo en la escena: «El trato de Argel» 247 siguió siendo muy elevada. Por lo demás, en la fase de Liquidación de los campos, la rata de mortalidad subió de nuevo a alturas increíbles 88 • Los trabajos forzados impuestos a la mayoría de los cautivos en Berberfa, la escasa alimentación recibida de sus amos, la falta de vestido, las sórdidas condiciones de vida en los baños y a bordo de las galeotas argelinas, y, por último, las torturas perpetradas en muchos esclavos por sus dueños turco-berberiscos penniten establecer paralelos entre los centros esclavistas del periodo moderno y los campos de concentración del siglo xx. De manera generalizada, entonces, es posible equiparar «las miserias, horrores y grandezas propias de los universos concentracionarios» con las penurias y atrocidades de los campos de esclavos que se multiplicaron en el Mediterráneo del siglo XVI, tanto en Malta y Liorna como en Argel y otros centros magrebies, como afirmara Braudel. Sin duda, hay que insistir una vez más en que los argelinos no eran los únicos en dedicarse a estas sórdidas prácticas centradas en la compra-venta y tortura de seres humanos. Señalados estos puntos, reitero que el enfoque de este libro es el estudio de los baños de Argel, en los que Cervantes y Sosa, así como miles de otros cautivos cristianos, sufrieron cadenas de gran dureza y penuria. Asimismo, como muestra este capítulo, la magnitud de las torturas y las horrendas muertes deparadas a los cautivos cristianos en Berberia convertían el cautiverio en una despiadada prueba en la que la vida estaba constantemente en juego. Más aún, los cautivos de los turco-berberiscos no eran prisioneros de guerra en el sentido tradicional, sino más bien hombres, mujeres y niños que vivían y trabajaban en las costas levantinas españolas y en las islas y zonas costeras mediterráneas. También soy consciente de que el número de esclavos prisioneros en Argel no puede compararse con la abrumadora cifra de prisioneros en los campos de concentración nazis. Sosa nos recuerda que la población esclava cristiana de Argel se elevaba a cerca de 25.000 personas en las últimas décadas del siglo xvi, siglo considerado como el pico de la captura de esclavos en esa ciudad turco-berberisca. Crónicas ulteriores arrojan datos parecidos: en 1640, Emanuel d' Aranda calculaba que los esclavos en Argel ascendían a aproximadamente 30.000 ó 40.000 almas, cifra que se mantiene a lo largo sa Casi todas las victimas de estos campos fueron polacos, rusos y judios, pero los llamados «luchadores españoles» - hombres que hablan peleado del lado de la República en la Guerra Civil Española- también murieron en gran número entre 1940 y 1942, especialmente en Mauthausen; ej. Pingel, op. cit., pp. 308-3 17. 248 Cervantes en Argel del siglo xvn, pues, en 1683, el francés Pétis de la Croix afirmaba que habla entre 25.000 y 30.000 esclavos en esa urbe 89. No obstante, si tomamos la cifra de 25.000 esclavos, dada por Sosa para fines de los 1570, como válida, podemos afirmar que la proporción de Ja población esclava contra el total de habitantes de Argel -estimado para la época en aproximadamente 125.000 personas- era exorbitante: los esclavos cristianos constituían entre el veinte y el veinticinco por ciento de la población de la ciudad. Desde la perspectiva de la demografía española, este ingente número de esclavos podría haber equivalido al dos por ciento de Ja población de Andalucia, calculada en alrededor de 12.000.000 de personas a fines del siglo xv1. Se tiene también que, entre 1520 y 1660, en un período de 140 años, cerca de 600.000 cautivos fueron comprados y vendidos en el mercado de esclavos de Argel 90. Estas cifras representan cerca del diez por ciento de la población total del reino de Castilla, estimada en cerca de 6.000.000 de personas entre los siglos XVJ y xvn 9 1• A estas estimaciones debemos añadir el gran número de esclavos confinados en fétidos calabozos subterráneos en Túnez y Trípoli, entre otros puertos magrebíes 92• La proporción del número de esclavos retenidos en el Norte de África respecto de la población de varias provincias españolas a lo largo de los siglos XVI y xvn me permite pues establecer estas inquietantes comparaciones entre la Argel de la Edad Moderna y los campos de concen89 O' Aranda, op. cit.. p. 99; Fran~ois Pétis de la Croix, «Description abrégée de la ville d 'Algem, M. Merit, ed ., e<Une Mémoire sur Alger par Pétis de la Croix ( 1695)», Annales de /'lnstih1t d 'Études Orientales. 11 (1953), 1-24. Muy útiles resultan las tablas cuantitativas sobre esclavos en Argel y otras ciudades de Berberla, siglos xv1-xvm, incluidas en Davis, Christian Slaves, Muslim Masters, op. cit., pp. xiv-xxiii. 90 John B. Wolf, The Barbary Coast: Algiers under the Turks, 1500 to 1830, Nueva York: Norton, 1979, p. 5 1. 91 Juan F. Sanz Sarnpleyano, «La demografi a histórica en Andalucia>>, Demograjia histórica en España. ed. Vicente Pérez Moreda y David-Sven Reber, Orán: El Arquero, 1988, pp. 18 1- 19 1; para la población de los reinos de Castilla y Arag6n, cf los artlculos en este volumen; cf también Jordi N adal , La población española (Siglos XVI a XX). Barcelona: Ariel, 1984 ; A. Moliné-Bertrand, Au Siec/e d'Or: l 'Espagne et ses hommes. La population du Royaume de Castille au XV/e siecle. París: Economica, 1985; l. A. A. Thompson y Bartolomé Yun Casalilla, eds., The Castilian Crisis of the Seventeenth Century: New Perspectives on the Economic and Social History of Seventeenth-century Spain, Cambridge, Inglaterra: Cambridge University Press, 1994. 92 Las tablas de Davis arrojan un número de 2.000 esclavos para Túnez y Trípoli en 1572, y de cerca de 8.000, en estos centros magrebíes, en 1654 ; cf Davis, op. cit., p . xxi. Cautivo en la escena: «El trato de Argel» 249 tración del siglo xx. De igual modo, quisiera sugerir que el horror del cautiverio argelino, con su denigración de Ja vida humana, se trasladó al lenguaje, como vimos en el ejemplo previo de lengua franca de Berbería. Esto me lleva a explorar la nueva realidad semántica creada en los baños. En Don Quijote, el Cautivo define la lengua franca como la «lengua que en toda Berbería, y aun en Constantinopla, se halla entre cautivos y moros, que ni es morisca, ni castellana, ni de otra nación alguna, sino una mezcla de todas las lenguas, con lo cual todos nos entendemos». Más adelante el Cautivo habla sobre «la bastarda lengua» que era usada en Berbería (DQ I, 41) 93• Esta lengua franca era en realidad una mezcla de varios idiomas, básicamente italiano y español, con algo de portugués 94 • Semejante confusión de palabras fue acrecentada por la mala pronunciación y aun peor gramática de los turcos y los moros, quienes no sabían conjugar los verbos españoles o italianos ni modificar sus tiempos. Como nos dice Sosa, esta gennanía constituía «el hablar franco de Argel, casi una jerigonza o, a lo menos, un hablar de negro bo<;al traído a España de nuevo» 95 . No deja de ser intrigante la analogía entre la lengua franca de Berbería y la devaluada habla negra o «habla guinea» empleada por los escritores espafioles y portugueses del período moderno para caracterizar el dialecto de los esclavos africanos. Un habla tal no constituía un vehículo de comunicación sino un signo de diferencia y de inferioridad. Así, además de simbolizar la esclavitud en Ja Europa del siglo xv1, el cuerpo negro connotaba inferioridad en la escala de la humanidad - para los europeos 96 • Al comparar el habla de los argelinos con la de los esclavos negros de España, Sosa sugiere que, al igual que los negros, los habitantes de Argel eran moralmente inferiores. Aun cuando la lengua oficial de la Regencia era el turco otomano, él mismo una fusión de vocablos árabes, persas y turcos, la afluencia de esclavos del mundo entero hizo que todos en Argel - turcos, árabes, mujeres y niños por 93 Constan otras alusiones de Cervantes a la «lengua franca» de los turco-berberiscos en El amante liberal y en la comedia La gran sultana; cf. Miguel de Cervantes, El amante liberal, Novelas Ejemplares, vol. 1, ed. Harry Sieber, Madrid: Cátedra, 1998, pp. 135-188; y Miguel de Cervantes, La gran Sultana. Obra completa, vol. XV, ed. Florencio Sevilla Arroyo y Antonio Rey Hazas, Madrid: Alianza, 1997. 94 Topografia 1, pp. 115-116. 9 j /bid., p. 116. 96 Cf. Baltasar Fra Molinero, La imagen del negro en el teatro del Siglo de Oro. Madrid: Siglo Veintiuno, 1995. Cervantes en Argel 250 igual- usaran la lengua franca, hecho que, a su vez, obligó a los cristianos a emplear esta jerga 97 • Recordemos la temprana representación de la lengua franca de Berberia que hace Sosa, por medio de González de Torres: «As!, así, ahora estar bueno, mira cane como hacer malato». Los castigos infligidos en varios esclavos enfermos eran acompañados por esta frase, a medida que se los golpeaba y hostigaba con afiladas varas. En la Jornada tercera de El trato de Argel, las indicaciones escénicas consignan que dos niños moros han de aparecer cantando una tonada en lengua franca ante dos esclavos cristianos para acosarlos: «Joan, o Juan, non rescatar, non fugir. Don Juan no venir; acá morir, perro acá morir; don Juan no venir, acá morim (Trato, p. 65). La tonada, que alude a la muerte de don Juan de Austria, quien muriera prematuramente el 1 de octubre de 1578, anuncia claramente que no hay esperanza para los cautivos: ni esperanza de rescate ni esperanza de fuga de Argel, donde finalmente habrán de morir. Esta temprana manifestación del interés de Cervantes por los dialectos e idiolectos se centra en la híbrida frontera del mundo habitado por musulmanes y cristianos, un mundo periférico que poblaría las futuras obras del escritor. Una variación de esta tonada en lengua franca aparece en los baños de Argel, cuando varios niños moros acosan a dos esclavos cristianos repitiendo el canto bárbaro: «¡Rapaz cristiano,/ non rescatar, non fugir; / Don Juan no venir; / acá morir, perros, acá morir!» (Baños, Il.121721 ). Con la reiteración de la muerte de don Juan de Austria, el cruel canto que entonan en un español distorsionado vuelve a informar a los cautivos que habrán de morir en Argel como perros. Es significativa que esta frase en lengua franca se repita en dos piezas cervantinas mediadas por varios años. Aparece en los textos de Cervantes como un leit motif que inexorablemente retoma. Estos ejemplos de lengua franca de Argel trascienden lo que Leo Spitzer llamara «perspectivismo lingüístico» para revelar un sustrato siniestro. Tanto Cervantes como Sosa acentúan los contextos vulgares en los que fue explotada la lengua franca. La nueva realidad semántica creada en las mazmorras de Argel, o en sus alrededores, sugiere que la supresión de las leyes y la materia lingüisticas tiene como consecuencia la erosión de categorías enteras de pensamientos y emociones. En efecto, las palabras turcas usadas por Cervantes en sus comedias de cautivos parecen estar casi siempre relacionadas con 97 /bid. Cautivo en la escena: «El trato de Argel» 251 la violencia, como la que muestran los gritos que el guardián bají o que el mismo pachá dirigen a varios esclavos cristianos, según veremos en este capítulo 98 • A esta confusión de lenguas, con sus macabras connotaciones, podríamos aplicar las palabras de Primo Levi acerca del Lager: «Se está rodeado por una perpetua Babel, en la que todos gritan órdenes y amenazas en lenguas que nunca se han oído» 99• En la Argel del siglo xv1, la torre de Ba.bel retoma como símbolo de la destrucción del hombre y la concomitante destrucción del lenguaje. Primo Levi retomaría más adelante el tema del lenguaje en tanto fenómeno politizado en Los hundidos y los salvados 100 • A propósito del alemán usado en el Lager, Levi afínna no haber advertido sino hasta mucho después que ésta era una lengua aparte: «Era una variante, particulannente bárbara, de lo que el filólogo judío alemán Klemperer había llamado Lingua Tertii Jmperii, la lengua del Tercer Reich [... ]; es evidente que donde al hombre se inflige violencia también se la inflige al lenguaje» 101 . Concluyo esta sección acerca de las connotaciones de la lengua franca de Berbería con un pasaje del Diálogo de los morabutos de Antonio de Sosa. El interlocutor de Sosa, el renegado Ahmud -el yerno de Ahmed, amo de Sosa- da inicio al diálogo sobre los santones musulmanes con un discurso en lengua franca: «Como estás Papaz? [...]. Dio grande no pigliar fantesia. Mundo cosi cosi. Si estar scripto in testa, andar, andar. Sino acá morin> 102 • Estas frases mutiladas, hechas de verbos españoles e italianos en infinitivo 98 Leo Spitzer, «Perspcctivismo lingülstico en el Quijote», lingüística e historia lite1 ~5- 1 87. Spitzer repara en la diferencia entre las palabras turcas y Arabes en Cervantes, estas últimas casi siempre relacionadas con «cosas religiosas» y, especialmente, con «cosas cristianas» (pp. 170-17 1). Albert Mas destaca el contraste entre las representaciones de musulmanes de Cervantes y las de otros autores de la Edad Moderna que lanzaron virulentos ataques contra el Islam. Cervantes rechaza el Islam mas nunca lo describe en términos indignos. No obstante, a los turcos los retrata en forma cruda, criticando, en particular, su atracción por los mozos; cf Albert Mas, l es Turcs dans la /i11érature espagnole du Siecle d 'Or, vol. 1, París: Centres de Recberchcs Hispaniques, 1967, pp. 319, 334-335. 99 Levi, SI esto es un hombre, op. cit., p. 40. 100 Primo Levi completó/ sommersi e i salvati (Turín: Enaudi, 1986), poco antes de su trágica muerte; hay versión castellana: Primo Levi, los hundidos y los salvados. trad. Pilar Gómez Bcdate, Barcelona: Muchnik, 1995. 101 Levi, Los hundidos y los salvados, op. cit., p. 97. 102 Diálogo de los morabutos. Topografía 111, p. 193. raria, Madrid: Gredos, 1968, pp. 252 Cervantes en Argel mezclados con varias palabras de ambos idiomas, acentúan la visión del mundo de Ahmud, en particular su determinismo islámico, que ve al destino (mekteb) como un destino ya «escrito». Es cierto que numerosos versos coránicos aluden a la inexorabilidad de lo que ha sido escrito por el «Cálamo del Destino», como se lo llama en el mundo islámico. En un espléndido articulo que estudia el cálamo de Cide Hamete Benengeli en el Quijote, Luce-López Baralt ha mostrado que este cálamo primordial, asociado con el Texto Sagrado del Creador y su Supremo Intelecto, escribe sobre la «Tablilla Preservada» (/awh al-mafaz), también de estirpe corá.nica 103 • La inexorabilidad del destino escrito sobre la Tablilla Preservada se expresa en una sola palabra: maktiib, cuyo significado es «está escrito». Tal es el sentido de la frase que resalta en la observación de Ahmud en el Diálogo de los morabutos de Sosa. En su germanía, el renegado no hace sino decirle al doctor Sosa que no debería fantasear con la idea de su liberación: si Dios lo ha decretado -esto es, si ha sido escrito en su cabeza por el Cálamo del Destino- será liberado; en caso contrario, morirá prisionero en Argel. Pese a que la actitud de Ahmud hacia el doctor Sosa no es cruel, lo que aflora en este pasaje es la naturaleza ineluctable de la muerte como un destino concreto para los cautivos de Berbería, un destino especialmente acentuado por esta demostración de la lengua franca. Dichos ejemplos de la lengua franca de Argel, con su mezcla de verbos no conjugados tomados de diversos idiomas, y sus frases truncas que enfatizan la tortura, la violencia y la muerte, ilustran Ja manera en que el lenguaje fue también distorsionado y explotado en la Argel del siglo XVI, una ciudad que dependía para su subsistencia del sórdido comercio de seres humanos. 103 Luce López Baralt, «El cálamo supremo (al-qalam al- 'Ala) de Cide Hamete Benengeli», Mélanges Maria Soledad Carrasco Urgoili, ed. Abdeljelil Temimi, vol. ll, Zagouan, Foundation Temimi pour la Recherche Scientifique et l' Infonnation, 1999, pp. 343-361. Por su parte, Annemarie Schimmel explica que «un tema central de la mitologia coránica es el concepto de la lawh al-mafaz, la Tablilla Preservada, sobre la que ha sido grabado el destino de los hombres desde el inicio de los tiempos»; A. M. Schimmel, Mystical Dimensions of Islam, Chapel Hill, Nonh Carolina: The University of North Carolina Press, 1975, p. 414. Cautivo en la escena: «El trato de Argel» 253 «NO MÁS QUE UN CUERPO MUERTO)) Los padecimientos fisicos del cautivo, sin embargo, no pueden compararse con su aflicción espiritual, como muestran las palabras de Sosa: <<Aquella profunda, terrible, y continua desolación que en todos sus trabajos le acompaña, la cual (... ] es uno de los mayores [... ] tonnentos que un hombre de carne puede sentir» 104• La desesperación sentida por muchos cautivos es también ilustrada por el confesor de santa Teresa, fray Jerónimo Gracián de la Madre de Dios, cautivo en Túnez entre 1593 y 1595, quien recuerda sus primeros dlas como esclavo a bordo de una fragata corsaria: El bizcocho se habla acabado, el agua era muy hedionda, el calor y hedor de aquel lugar, grande, y así la turbación, la hambre, la sed, el calor, la estrechura y las quejas y gemidos de los cautivos, todo daba pena [...]. Era necesario que el Padre acudiera a consolar a sus compañeros, que perdlan la paciencia, a confesar algunos heridos que estaban a la muerte, consolar y acudir a otros que le pedían pan y agua llorando, que parcelan como si él tuviera alll una gran despensa, o que fuera su padre o madre, y no cautivo como ellos; a reprimir a algunos que blasfemaban por verse esclavos, reprender a otros que concedían ya con los turcos en tratos nefandos, principalmente algunos mozos desbarbados [...]; animar a otros que estaban ya tentados y trataban ya renegar la fe 5• '° La vivida descripción que hace el padre Gracián de sus primeros días de cautiverio en un galeón tunecino, en medio del horrendo calor y la fetidez de la atiborrada nave, habla por si sola. Mientras algunos cautivos lloraban y gemían, otros aguardaban la inminente muerte de los heridos en el ataque 104 Diálogo de la captividad, Topografía ll, p. 159. ios Jerónimo Graci!n de la Madre de Dios, Peregrinación de Anastasio, Escritos de Santa Teresa, añadidos e ilustrados por Don Vicen te de la Fuente, ed. Vicente de la Fuen- te, vol. 11, Madrid: M. Rivadeneyra, 1861-1862, p. 457. Jerónimo Graci!n de la Madre de Dios fue confesor y cercano colaborador de santa Teresa. Capturado por corsarios berberiscos durante un viaje a Italia, permaneció cautivo en Ttínez dos años (1593-1595). Narra su cautiverio en Peregrinación de Anastasia, pp. 452-474. Cf asimismo Robert Ricard, «Le Pere Jéromc Graticn de la Mere de Dicu et sa captivité aTunis (1593-1595)», Revue Africaine, 89 (1945), 190-200. 254 Cervantes en Argel corsario, y otros, incluso, daban rienda suelta a la variada gama de respuestas humanas asociadas con semejante catástrofe. Si la conducta del sacerdote en estas condiciones vulgares es ejemplar, su franco retrato del pasmo y la desesperación sentidos por los marineros y pasajeros del galeón capturado revela las reacciones más comunes de los hombres y mujeres sometidos a esta terrible experiencia. En este pasaje emerge de manera distintiva la desesperación sentida por los cautivos, que hizo que algunos maldijeran a Dios, que otros renunciaran a su fe, y que otros tantos aceptaran las propuestas sexuales de los corsarios, quizás con la esperanza de salvarse. Tanto el personaje de Aurelio en El trato como el propio Sosa, autor y protagonista de sus tres Diálogos, insisten en los sentimientos de aislamiento y de miseria absoluta que invadían a los cautivos en este infierno en que la muerte se confrontaba a diario. Para Aurelio, el cautiverio representa la suma de toda miseria en el mtmdo, un lugar de congoja sin fm, casi imposible de retratar: «¡Cifra de cuanto dolor / se reparte en los dolores,/ daño que entre los mayores I se ha de tener por mayor!» (I'rato, 1.9-12). Sus versos en seguida aluden al encuentro con la muerte, en otras palabras, a la vida como muerte, o a la muerte que invade la vida, en especial la vida del espíritu: «¡Necesidad increíble,/ muerte creible y palpable,/ trato mísero intratable, I mal visible e invisible!» (Trato, 1.10-6). La muerte evocada en estos versos no es la del Otro, sino una muerte personal, tangible, y anticipadamente experimentada por el cautivo. De abl la incapacidad de las palabras para expresar Ja propia muerte, y la significativa gama de adjetivos que se amontonan unos sobre otros, dando cuenta de la imposibilidad de pensar este horror (increíble, creíble, palpable, visible, invisible). Sándor Ferenczi, el gran clínico de las experiencias-limite, afirma que, para los seres humanos, el dolor traumático es la experiencia más cercana a la muerte 106 • Con el dolor traumático un pedazo de uno mismo se pierde irrecuperablemente, tal como parece sugerir Cervantes por medio de su personaje Aurelio. En efecto, Aurelio afirma más adelante que el pobre cautivo que se halla a si mismo entre Ja plebe argelina, sujeto a cierto daño, puede pedir a Dios por su libertad o «contarse viviendo ya por muerto» (Trato, ll.1352-5). 106 Sándor ferenczi, «Réflexions sur le traumatisme», Oewres completes de Sándor Ferenczi. vol. IV: 1927-1933, Psychanalyse 4. trad. Coq Héron eral., Parfs: Payot, 1982, pp. 139-147. Cautivo en la escena: «El trato de Argel» 255 Sosa se hace eco de las palabras de Aurelio cuando afinna que el estatuto legal del esclavo es el de un «Cuerpo muerto». En varios pasajes de sus Diálogos. el doctor Sosa afinna que, durante el periodo de su cautiverio, el esclavo es una entidad <tjurídicamente muerta»: «Pues la honra, el título y el ser que el derecho da a un esclavo es que le llamó y declaró por no más que un cuerpo muerto o sin ser, mas antes es el mismo nada y como si no fuera en el mundo» 107 • Aun hoy ésta es una experiencia común, en especial para las víctimas de secuestro y otras acciones terroristas. Durante mi propio cautiverio en Colombia a manos de la guerrilla en los años ochenta, confinada en una celda sin ventanas, me sentí como un «cuerpo muerto» apartado de los otros seres vivos del mundo exterior. Este encuentro con la muerte hizo que comprendiera la muerte como «no estar ahí mientras la vida continúa>>. Aunque separados por cientos de años, los esclavos en la Argel del siglo XVl y los cautivos de los regímenes fascistas y las organizaciones terroristas en las eras moderna y posmodema padecen la brutal experiencia de ser repentinamente despojados de todo cuanto había dado sentido a sus vidas. Sosa da con una metáfora para esta experiencia atroz: «Con mucha razón llamó la escritura divina a la esclavitud, escoba que de una mano y en un momento todo barre, sin dejar cosa o bien alguno» 108 • Lo que esta escoba barre, como sugiere Sosa, es la capacidad de proyectarse -<le crear proyectos- que estructura la vida. La idea del cautivo como un «ser muerto» aparece también en Calderón y en otros autores del Siglo de Oro. En El trato, según hemos visto, Aurelio afinna que el hombre que pierde su libertad «puede [... ] contarse, viviendo, ya por muerto». Es Calderón, como sugiere Camamis, quien más insiste en esta definición. Su tragedia El príncipe constante alude a un suceso histórico, el cautiverio del príncipe Fernando de Portugal y su muerte en Fez en 1443. Fernando, el menor entre los hijos del rey Juan de Portugal, participó junto con su padre y sus dos hennanos en la conquista de Ceuta, África, en 1415. Años después, Enrique El Navegante y su hennano Femando organizaron una expedición militar a Tánger, en la que sufrieron una brutal derrota. Fernando, junto con otros nobles, fue hecho rehén y dejado en Fez, donde murió. En el drama de Calderón, el principe Don Femando compara su prisión con la muerte: 107 108 Diálogo de la captívidad, Topograjia 11, p. 20. lbid.• p. 1o. Cervantes en Argel 256 Morir es perder el ser. Yo lo perdí en una guerra Morí, luego ya no es cuerda Hazaña, que por un muerto Hoy tantos vivos perezcan 109• Sosa lleva esta confrontación con la muerte aún más lejos, hasta el quiebro total de las creencias o fonnas previas de vida que empuja al alma hacia el borde del precipicio. Sosa evoca Ja perniciosa enfermedad del alma que lleva al cautivo a perder la esperanza, a descreer de la misericordia de Dios, de la piedad, de la compasión, aun de la bondad, y que lo convence, por último, de que Dios no es el mismo que alguna vez fue. En esta experienciallmite de desesperación que conduce al cristiano a dudar incluso de la existencia de Dios, «se vuelve la desventurada alma loca, desatinada, sin juicio y tan trastornada, que [...] al último se despeña, y viva se arroja en el infierno» 110. Las palabras de Sosa no sólo captan la honda tristeza del abandonado cautivo cristiano: también aluden, lateralmente, al suicidio cometido por muchos esclavos. Suelen hallarse menciones al suicidio en los textos compuestos por algunos prisioneros o por esclavos que remaban durante parte de su cautiverio. Antonio González de Torres refiere el abatimiento que sintió al ver a los galeotes trabajando hasta que caían muertos por el cansancio u otros tonnentos, desplomándose ya sobre sus remos, ya sobre sus bancos. Otros «desesperados» se ahorcaban «con alguna soga que atan al banco, de la cual echandose a Ja mar quedan colgando, como hicieran ahora dos, uno [ ... ] que era de nación napolitano, y otro español en la [galeota] de Jaffer arráez, renegado ginovés» 111 • Eran comprensibles estos suicidios, pues con frecuencia los galeotes comenzaban a delirar por la falta de sueño o morían de sed o cansancio 112 . Si bien Ja ideología o las consideraciones religiosas de la España del siglo xv1 no permitían la mención explicita del suicidio, como vemos en la cita anterior, a menudo éste queda implícito en los intentos suicidas de fuga 109 Pedro Calderón de la Barca, El príncipe constante, ed. Alberto Porqueras Mayo, Madrid: Espasa-Calpe, 1975, 11. 1371-6; la obra fue montada en Madrid alrededor de 1629. "ºDiálogo de la caprividad, Topografia n, p. 162. 111 Ibid.. p. 95. 112 /bid., pp. 95-97; Friedman, op. cit.. pp. 66-67. Cautivo en la escena: «El trato de Argel» 257 emprendidos por varios esclavos cristianos, según muestra El trat~. En este drama, un cautivo decide huir por tierra desde Argel, pero un compañero le advierte de los peligros: «¡Dificultosa empresa, cierto, emprendes!». El cautivo Per Álvarez responde sin turbarse: «¿Pues qué quieres que haga, dime, hermano?». Su amigo insiste: ¿Caminarás de noche? (...] Por montañas, por riscos, por honduras? Te atreves a pasar, en las tinieblas de la cerrada noche, sin camino ni senda que te gu(e adonde quieres? ¡Oh libertad y cuánto eres amada! (!'rato, IIl.1543 y 1590-4) Las implicaciones son claras: la empresa es suicida. Para el cautivo Per Álvarez, en manos de un amo que pide un rescate enonne, dejado de todos, muertos sus padres y a merced de un hermano miserable, quien lo ha despojado de su herencia, no hay otra esperanza de recobrar su libertad: «Y la insufrible vida que padezco, / de hambre, desnudez, cansancio y frío, / determino morir antes huyendo, / que vivir una vida tan mezquina» (I'rato, Ill. 1557-60). Zimic ha observado con acierto que la decisión de Per Álvarez de huir representa una de las trágicas alternativas a este dilema - «morir huyendo» 113 • La otra es morir en cautiverio. La insistente presencia de la muerte en estas escenas me lleva a abordar el problemático tema del trauma como muerte ya experimentada. El término «experiencia>>-del latín ex-periri- debe ser estrictamente entendido como el acto de atravesar un peligro 114• En la experiencia catastrófica, podemos acotar más este significado a fin de incluir el de haber «atravesado la muerte». El sobreviviente de un campo de concentración y escritor Jorge Semprún da fe de este «cruce». En sus poéticas memorias L 'Ecriture ou la vie, Jorge Semprún afirma que, tras su liberación, tuvo una súbita intuición, una revelación, <<no la de haber escapado de la muerte, sino, más bien, la de ha113 Stanislav Zimic, «Los tratos de Argel», El teatro de Cervante$, Madrid: Castalia, 1992, p. 47. 114 Philippe Lacouc-Labarthe, La Poésie comme expérience, Parls: Bourgois, 1986, p. 30; cf su ctimologia de expérience, del latin experiri, «atravesam; el radical es periri. que uno encuentra en p eri/, «peligro», y se relaciona con per, «atravesar» (p. 30, n. 6). Cervantes en Argel 258 ber atravesado la muerte, la de haber vivido en ella. de algún modo» 115• Marcado por Ja «impronta de la muerte», el sobreviviente es el que continúa viviendo luego de su incursión corporal o psiquica en la muerte. El problema es cómo abordar la verdad en el trauma, toda vez que esta verdad es la de un encuentro con la muerte, una experiencia indecible. De nuevo es Jorge Semprún quien aclara este aspecto. Al referirse a la posibilidad de contar la experiencia del Lager, afirma: «Sólo arribarán a esta sustancia [de un posible relato], a esta densidad transparente, quienes sepan hacer de su testimonio un objeto artístico, un acto de creación» 116• Cervantes prefigura a estos escritores modernos del siglo xx cuando nos muestra que la única manera de abordar el trauma es la figuración. Sus testimonios literarios revelan que únicamente el artificio de una narrativa magistral es capaz de transmitir, aunque parcialmente, Ja verdad del testimonio. LOS DOBLES DE CERVANTES La dificultad de describir el horror absoluto, de enunciar la verdad de los sucesos catastróficos ha sido abordada por numerosos creadores, críticos literarios, psicoanalistas e historiadores 117• Freud mismo tuvo que tomar un atajo por la literatura para ilustrar cómo la experiencia del trauma se repite inexorablemente en los actos inconscientes del sobreviviente, contra su propia voluntad. La historia de Tancredo y Clorinda, del poema épico de Tasso Gerusalemme Liberata ( 1580-1581 ), le permite a Freud explicar la repetíSemprún, op. cit.. p. 24 ; énfasis mio. /bid.. p. 23. 117 La lista es extensa, pero entre otros, cf Robert J. Li"on, The Broken Connection: On Death and the Continuity of Lije. Nueva York: Basic Books, 1983; Roger S. Gotlieb, ed., Thinldng the Unthinkable: Meanings of the Holocaus t, Nueva York: Paulist Press, 1990; Geoffrey H. Hartman, «On Traumatic Knowledge and Literary Studies», New Literary History (1 995), 537-563; Cathy Caruth, ed., Trauma: Explorations in Memory, Baltimore, Maryland: The Johns Hopkins University Press, 1995; y también de Caruth, Unclaimed Experience: Trauma, Na" ative, and History, Baltimore, Maryland: The Johns Hopkins University Press, 1996; Shoshana Felman y Dori Laub, Testimony : Crises of Witnesslng in Literature, Psychoanalysis. and History, Nueva York: Routledge, 1992; y Dominick LaCa pra, Writing History, Writing Trauma, Baltimore, Maryland: The Johns Hopkins University Press, 2001 . ll S 11 6 Cautivo en la escena: «El trato de Arge/)) 259 ción traumática, si bien sugiere que el trauma es una voz que da testimonio de una verdad desconocida, la verdad que el propio Tancredo no puede conocer plenamente. En otras palabras, así como la voz de Clorinda, en el poema de Tasso, de improviso grita desde un árbol la segunda vez que es herida (inconscientemente) por Tancredo, así el trauma es una herida que clama, expresando una realidad que no siempre está al alcance de la victima. De manera brillante Cathy Caruth plantea: «Si Freud se vuelve hacia la literatura para describir la experiencia traumática, ello es porque la literatura, como el psicoanálisis, está interesada en la compleja relación entre el conocer y el no conocer. Y es, en efecto, en el punto específico en que el conocer y el no conocer se cruzan, en el que el lenguaje de la literatura y la teoría psicoanalítica de la experiencia traumática se encuentran 118 • La imposibilidad de decir, entonces, está además habitada por la radical otredad de la experiencia traumática, el hecho de que el trauma no es plenamente registrado mientras ocurre. En consecuencia, el trauma a menudo retoma en fragmentos desencajados en la memoria del sobreviviente, fragmentos a veces demasiado intensos y tumultuosos para ser expresados mediante la voz o la escritura, como demostraré en mi aproximación a la obra dramática de Cervantes. Semejante fragmentación se da también en la psique. Freud reconoció las formas más severas de escisión ya avanzada su carrera 119 • Melanie Klein, por su parte, halló muy pronto en su trabajo con niños la ocurrencia de la escisión del yo 120• Estos primitivos mecanismos de defensa subyacen en las defensas neuróticas (normales). En el caso del sobreviviente de una experiencia catastrófica, la escisión, o la creación de dobles a quienes se pone a cargo de la experiencia, permite que el sujeto se aproxime a lo que no puede experimentar ni revivir directamente. Este desdoblamiento puesto al servicio de la supervivencia se observa con nitidez en la obra El trato de Argel. 111 Caruth, Unc/aimed Experience. op. cit., p. 3. Sobre Ja escisión del yo, cf de Sigmund Freud, «fetichismo» ( 1927), Obras completas, vol. XXl, ed. James Strachey, trad. José L. Etcheverry, Buenos Ai.res: Amorrortu, 1976, pp. 147-152; «La escisión del yo en el proceso defensivo» (1940), Obras completas, vol. XXIII, op. cit., pp. 27 1-278, y Esquema del psicoanálisis ( 1940), Obras completas, vol. XX1ll, op. cit., pp. 141 -207. C/ asimismo Jean Laplanche y J.-B. Pontalis, eds., Diccionario de psicoanálisis, Barcelona: Paidós, 1996. 12 Cf. Melanie K.Jein, «Notes on sorne Schizoid Mcchanisms» (1946), 1ñe Selected Melanie Klein, cd. Juliet Mitchell, Nueva York: The Free Press, 1986, pp. 175-200. 119 ° 260 Cervantes en Argel Como vimos en el primer capítulo, la huida de Per Álvarez recrea el primer intento de fuga de Cervantes, acometido cuatro o cinco meses después de su captura, en enero o febrero de 1576. En un intento por alcanzar el más próximo de Jos presidios españoles, en Orán, el cautivo planeaba caminar cerca de 400 kilómetros a través del desierto. Ya hemos aludido a las tribus beréberes que cazaban a los fugitivos por una recompensa; a Ja fauna salvaje, como los leones, hienas y chitas que solían atacar a los caminantes, y a la escasez de agua y comida que hacía de semejante fuga una pesadilla. En El trato, el fugitivo Per Álvarez evoca las tribulaciones que lo inducen a retomar a su confinamiento en Argel. En medio de Ja desolación, afligido por «el aullido continuo de las bestias», y turbado por el hambre y la sed -«he perdido el tino>>-, el fugitivo apenas piensa en la muerte o en volver al cautiverio: «Ya espero de esta afrenta/ salir con entregarme / a quien de nuevo quiera cautivarme» (Trato, IV .1951-2 y 1962-7). Si bien Per Álvarez es milagrosamente salvado en la obra, otro fugitivo en este drama es apresado y apaleado hasta la muerte mientras el pachá observa y ordena más y más golpes: «¡Oh y uraja caur! [jefe cristiano]. DadJe seiscientos / palos en las espaldas muy bien dados, I y luego le daréis otros quinientos/ en la barriga y en los pies cansados» (Trato, IV.2346-54). A pesar de estas amenazas, el desdichado cristiano osa cuestionar la ley que castiga a los fugitivos con tal rigor: «¿Tan sin razón ni ley tantos tormentos / tienes para el que huye aparejados?» El «rey» de Argel que encama a Hasan Pachá contesta furioso y ordena a sus guardianes que intensifiquen las torturas: «¡Cito citufi breguedi! [¡A callar judío rápidamente!] ¡Atalde, / Abrilde, desollalde y aun matilde [sic] !» (!'rato, IV.2346-53). El insulto turco (cito citufi breguedi) que señala al cristiano como un judío confirma el lugar de los judíos en el último peldaño de la sociedad argelina, aun por debajo de los esclavos cristianos, según se vio en el segundo capítulo. La violencia se recrudece entonces en la escena, pues en seguida atan al cristiano con cuatro cordeles de pies y manos, mientras varios de los criados del pachá tiran cada uno de su parte y otros, a la vez, Je están dando a Ja víctima. En tanto, el gobernante dice con cólera en lengua turquesca: «L[a]guedi denicara. bacina/,· ¡a la testa, a la testa!» [¡Ha cornudo cristiano, a Ja cabeza, a la cabeza!) 121 • 121 Las acotaciones a esta escena dan cuenta de estos datos; cf El trato de Argel, OC. TI, p. 98. Cautivo en la escena: «El trato de Argel» 261 La escena remite a un episodio verdadero, ocurrido entre abril y mayo de 1578, cuando Cervantes y Sosa estaban presos en Argel. Cuenta Sosa que un castellano llamado Cuéllar, antiguo soldado huido de Orán, organizó una fuga con otros tres cautivos cristianos del baño del bey de Argel. Delatado por otro esclavo que fue torturado, Cuéllar fue llamado a presencia de Hasan Pachá, quien lo interrogó con grandes amenazas. El castellano, «que no era nada necio ni cobarde», confesó abiertamente su culpa y su participación en la intriga, atreviéndose a argumentar ante el berleybey «cuan justa cosa es que un esclavo procure su libertad, y más con medios tan honrosos y honestos como él y los demás habían tomado». Enfurecido con esa respuesta Hasan le mandó dar en su presencia «infinitos palos», hasta que sus chauces [porteros] y criados se cansaron de apalear al esclavo. Y con todo, el bey no cesaba de exclamar ferozmente: «¡Dad, da a ese perro, matadle, matadJe!» 122• Una vez más, Cervantes pone en escena sucesos autobiográficos e históricos, creando ficciones desde la misma vorágine del trauma. En un iluminador artículo consagrado a los aspectos autobiográficos de El trato, la desaparecida Franyoise Zmantar sostuvo que este drama escenifica dos mundos antagónicos: el de Ja Argel musulmana y el de ta Cristiandad española en la ciudad. Asimismo Ja obra está estructuralmente organizada mediante la representación de parejas invertidas y complementarias que con frecuencia se reflejan mutuamente en un cristal distorsionado. La vida en Argel es situada, de manera semejante, en una escena doble: en la privacidad del bogar y en la calle. Aurelio representa la figura del cautivo confinado en una residencia privada. Saavedra, su doble y complemento, pertenece a la calle. Cada uno cuenta con un doble invertido en la obra, encamado por otro personaje 123 • Una de las parejas representadas en El trato la constituye Per ÁJvarez, el esclavo que consigue escapar a Orán, y el anónimo español que fracasa en la misma empresa. Capturado hacia el final, este hombre es Uevado ante Hasan Pachá quien, como ya vimos, lo castiga con la tortura y la muerte. 122 Diálogo de los mártires de Argel. Topografía lll, pp. 170-175: cf también Antonio de Sosa, Diálogo de los mártires de Argel, ed. Sosa y Parreño, Madrid: Hiperión, 1990, pp. 186-189. 121 Fran9oise Zmant<!r, «Saavedra et les captifs du Trato de Argel de Miguel de Cervantes», L 'autobiographie dans le monde hispanique. Acles du Col/oque lnternational de la Baume-/es-Aix, 11-13 Mai 1979, Aix-en-Provence: Université de Provence, 1980, pp. 192- 193. 262 Cervantes en Argel Per Álvarez lleva un antiguo nombre hispano, equivalente a Pedro, un nombre que puebla el Cantar de Mio Cid, y que es completado por un patronímico igualmente rancio, ÁJvarez. El segundo cautivo, sin embargo, permanece anónimo. A pesar de su anonimato, Cervantes le da a este esclavo una identidad invertida, medieval e histórica, en la persona de Per Álvarez, el único personaje de la obra que cuenta con un patronímico y que carga con la identidad del otro. Como sugiere Zmantar, este anónimo cautivo evoca la imagen de Cervantes, quien fracasó en sus cuatro intentos de fuga y apareció en dos ocasiones, esposado y encadenado, ante Hasan Pachá, el gobernante que le perdonó la vida 124• Este desdoblamiento también se refiere al trauma, específicamente a su construcción de una realidad nueva consistente en dos representaciones antagónicas carentes de conexión. Alude asimismo a las dificultades del escritor alcalaino para recordar y revivir la experiencia traumática. En cuanto al primer intento de fuga de Cervantes, vale recordar que el testigo Diego Castellano afirmó que Cervantes y un grupo de seis esclavos cristianos huyeron de Argel guiados por un moro que iba a conducirlos hasta Orán. Tras caminar varios días, el moro desertó, de modo que Cervantes tuvo que «volver a Argel, a la misma prisión donde había estado» 125• Perdonado por su primer amo Dalí Mami, Cervantes fue sin embargo maltratado y mantenido en severo confinamiento, cargado de grilletes y de cadenas 126• Si bien Cervantes fue indultado, acaso por las ganancias que Dall Maml esperaba conseguir con su rescate, la mayor parte de los esclavos que intentó fugarse de Argel enfrentó la tortura y a menudo la muerte. A propósito de infracciones análogas durante el gobierno de Hasan Veneciano (1577-1580), Sosa afirma que, en sólo cinco meses, entre el 15 de septiembre de 1577 y el 14 de febrero de 1580, el pachá mandó cortarles las orejas a diecinueve cautivos cristianos de diferentes nacionalidades que hablan tratado de fugarse de Argel; algunos de ellos también habían intentado escapar por tierra hacia !bid. Declaración del alférez Diego Castellano, en Información de Argel, p. 75. Juan de Balcázar recuerda los nombres de algunos de los compañeros de Cervantes en esta empresa: «Don Francisco de Meneses, capitán que fue en La Goleta por su Majestad», y otros, como uno «que se decía don Beltrán, y el alférez Ríos, y el sargento Navarrete, y otro caballero que se decla Osorio, y otro hidalgo que se decía Castañeda»; Cf declaración de Juan de BalcAzar, Infonnación de Argel, p. 102 {ortografía modernizada). 126 Miguel de Cervantes, Pregunta IV, Información de Argel, p. 50. 124 125 Cautivo en la escena: «El trato de Argel» 263 Orán 127• Entre otros, hubo asimismo un esclavo genovés que fue muerto a flechazos y arcabuzazos por tratar de tomar el control de una galeota enviada por Hasan Pachá a Bona para aprovisionarse de trigo y de manteca t 28• El gobernante argelino, sin embargo, no era el único que incurría en semejantes prácticas. El corsario Arnaut Mami, célebre por su crueldad, tenia su casa y sus navíos repletos de esclavos cristianos mutilados, cuyas orejas y narices hablan sido cortadas por no remar tan aprisa como él deseaba 129• Entre 1577 y 1579, otro capitán corsario, el turco Cadi Rais (Arráez), ex gobernador de Biserta, les cortó las orejas a cinco de sus cautivos que habían intentado huir. Sosa llega a describir escenas aun más horripilantes: afirma que muchos capitanes corsarios, no contentos con cortarles las orejas y narices a sus esclavos fugitivos, «se las hacen comer por fuerza corriendo dellas la sangre fresca (... ],y tras de esto, so pena de muerte, les hacen beber una taza de vino, que celebran con gran gusto y contento» 130• Basta con estos ejemplos. La lista de torturas impuestas a los cautivos cristianos, en especial por intento de fuga, es interminable, y Sosa cuenta de estas atrocidades en detalle 131 • No se piense que estos castigos eran exclusivos de los argelinos; conviene recordar que el período aquí estudiado no era, por decirlo así, humanitario. Muchas naciones europeas también se servían de la fuerza física para elevar la productividad de los esclavos y forza rlos a trabajar, medidas que se acompañaban de una extrema crueldad en el castigo de las ofensas. En Espafia, por ejemplo, según un informe elaborado por Mateo Alemán, las condiciones en las minas de plata en Almadén hacia 1590 eran atroces. Los prisioneros o esclavos que explotaban la mina, la mayorla de ellos esclavos musulmanes o moriscos, solían ser azotados, aun si estaban enfermos, cuando no podían cubrir su cuota de trabajo. Otros esclavos mineros enfermaban de envenenamiento por mercurio, que solía llevarlos a ta demencia o a la 127 Diálogo de la captividad, Topografia ll, pp. 11 3-114. /bid. /bid.. p. 11 5. l)O !bid., pp. 166-167. 131 Para otros casos horripilantes, e/ Diálogo de la captivldad, Topografia 11, pp. 9192, 101 -106, 123-125, 173-187. La tercera parte de la Topografia e historio general de Argel, titulada Diálogo de los mártires de Argel, describe las torturas sufridas por los cautivos cristianos a manos de los argelinos; e/ Antonio de Sosa, Diálogo de los mártires de Argel, cd. Sola y Parreño, y la misma obra incluida en Topografia IIJ, pp. 27-192. 128 129 Cervantes en Argel 264 muerte 132 • Los esclavos en la Valencia de los siglos xv1 y xvu, incluidos los cautivos norteafricanos, no Jo pasaban mejor. Pobremente alimentados, vestidos y alojados, se les azotaba frecuentemente para que trabajaran más duro 133 • En cuanto a las brutales mutilaciones ya descritas, pareciera ser que eran rutinarias en el Bajo Medioevo y en el período moderno. En su relación del segundo viaje de Colón a las Indias (1493), Miguel de Cuneo refiere la pena impuesta a ciertos hombres que practicaban en secreto el trueque de oro con los indios: <<A unos se les cortaron las orejas y a otros la nariz, que daba pena verlos» 134• Dicho castigo siguió vigente hasta 1648, cuando los franceses decretaron que a los criminales sentenciados a muerte se les canjeara esta pena por la mutilación de sus orejas y narices, siendo condenados al remo en las galeras. La disposición llevó a que los remeros tuvieran tal dificultad para respirar que no podlan ser empleados como galeotes por largos periodos m . Estas ilustraciones de las penas y tratos deparados a los esclavos en la Edad Moderna, en el África septentrional, en Europa y en América, nos remiten a la realidad absoluta de Argel, que Cervantes evoca en su obra. EL MILAGROSO LEÓN Vale preguntarse cómo se representa la verdad del trauma, cuestión planteada por varias escenas de El trato de Argel. Como se dijo anteriormente, acaso la única manera de expresar verdades indecibles sea mediante la figuración, a la manera de Cervantes y de otros sobrevivientes. En El trato, el 132 El «informe secreto» de Mateo Alemán sobre el trabajo forzado en las minas de Almadén, ed. Germán Bleiberg, Londres: Tamesis, 1985; y por el mismo autor, «Mateo Alemán y los galeotes», Revista de Occidente, 39 (1966), 330-363. lll Ellen Friedman, op. cit., p. 75; cf también Vicente Graullera Sanz, La esclavitud en Valencia en los siglos XVI y XVII, Valencia: Instituto Valenciano de Estudios Históricos, 1978. Cf asimismo Luis Femández Martín, S. J., Comediantes, esclavos y moriscos en Valladolid, Siglos XVI y XVII. Valladolid: Universidad de Valladolid I Caja de Ahorros y M. P. de Salamanca, 1988. 134 Relación de Miguel de Cuneo, Cartas de particulares a Colón y Relaciones coetáneas, ed. Juan Gil y Consuelo Varela, Madrid, Alianza, 1984, p. 245. m Friedman, op. cit.. p. 74; Baul Bamford, Fighrlng Ships and Prisons:The Medilerranean Gal/eys of France in the Age of Louis XIV. MineApolis, Minnesota: University of Minnesota Press, 1973, p. 178. Cautivo en la escena: «El trato de Argel» 265 escritor se sirve de la figuración para describir una realidad intolerable --especlficamente en la escena en la que el exhausto y medio enloquecido fugitivo Per Álvarez es salvado de la muerte por un milagroso león. Ocupémonos, pues, de la escena que presenta a Per Álvarez a punto de morir de fatiga y de sed en el desierto. Ahora el cautivo ofrece una plegaria desesperada a la Virgen Maria, quizás uno de los poemas que Cervantes compuso en Argel: ¡Virgen bendita y bella, mediadora del linaje humano sed Vos aqul la estrella que en este mar insano mi pobre barca gule y de tantos peligros me desvle! ¡Virgen de Montserrate, [ ... ] enviadme rescate, sacadme de este duelo. (IV.1974-1991) No cabe duda sobre la dimensión autobiográfica de estos versos. Desde una perspectiva estética, sin embargo, estos pobres versos trizados no pueden compararse con algunas de las composiciones poéticas que adornan El trato de Argel. Tras encomendarse a la Virgen, el fugitivo se recuesta a dormir entre unos arbustos. Mientras duerme, aparece un león que se le acerca y se echa a su lado dócilmente. La calma es rota por la llegada de otro esclavo fugitivo que también se oculta entre los arbustos. Lo descubre un niño moro que grita: «¡Nizara! , ¡Nizara!» [¡Cristiano!, ¡Cristiano!] (!'rato, IV.85). A su grito, aparece otro moro que apresa al cautivo, golpeándolo mientras salen de ta escena. Estos gritos de protesta despiertan a Per Álvarez, quien encuentra al león recostado a su lado. Horrorizado, se pregunta si la fiera procederá a devorarlo, acabando así con sus pesares, mas reconoce que «tanta mansedumbre / no se ve ansi fácilmente I en animal tan valiente» (Trato, IV.20324). Puede que este león haya sido enviado por los Cielos para guiarlo a Orán: «sin duda es divina cosa». Casos semejantes se han visto: «otro león ha llevado / a la Goleta a un cautivo I que le halló en un monte esquivo I huido y descaminado» (Trato, lV.2042 y 2048-51 ). Varias anécdotas acerca de leones y esclavos son tratadas por Luis de Mármol Carvajal, ex cautivo en Fez y viajante en el Magreb, en su Descrip- 266 Cervantes en Argel ción de África ( 1573), obra que Cervantes pudo haber leído. Las leyendas sobre cautivos que encontraban un león en el desierto y que no se turbaban solían multiplicarse entre la población de esclavos del norte de África. Estas historias -posiblemente inspiradas por la fábula de Séneca sobre el benévolo león que salva la vida del esclavo Androcles- afinnaban que el cautivo no seria atacado si caminaba con calma y valentia. La fiera esperaría una ocasión favorable, a menudo siguiéndolo hasta la ciudad más próxima. Como anota Mármol con ironía, muchos concluían entonces que el león guiaba al fugitivo a través del desierto 136• Los leones eran muy populares en la España del Siglo de Oro. Aparecían entre otros animales, tales como caballos, osos, tigres y aun hidras, en la temprana literatura española y también en escena. Los leones en la literatura eran desusadamente amistosos, probablemente por su simbolismo como <<rey de las bestias», un señor por naturaleza, también asociado con los evangelistas, en particular con San Marcos. Hay algo más: el león medieval representaba un arquetipo de la moralidad cristiana, en otras palabras, era un slmbolo de Cristo. Identificado con el héroe de Ja tradición heroica caballeresca, el león solla acompañar a los caballeros, como sugiere la obra de Chrétien de Troyes, Chevalier au /ion. El primer libro de caballerías escrito en español, El caballero Cifar (ca. 1350) presenta una leona que lleva a un niño en sus fauces, y una obra posterior, Palmerín de Inglaterra (1547), libro harto elogiado por el cura en Don Quijote, muestra a un salvaje que caza con dos leones sujetos por las riendas. Que yo sepa, el primer león del teatro español fue el que introdujo Cervantes en El trato de Argel. Después de esa maravillosa escena, la comedia española, bajo la égida de Lope de Vega, siguió presentando leones y otros anímales, especialmente caballos, en los corrales. Los leones aparecen en val:J6 Luis del Mánnol Carvajal, Descripción general de África (Granada, 1573), vol. 1, ed. facsimilar, Madrid: Consejo Superior de Investigaciones Cientlficas, 1953, p. 23. La historia de Androcles según Aulo Gelos es contada por Séneca, De beneficiis 2.19.1 ; cf Séneca, Wor/c.s. English & latin Se/ections, vol. 111, trad. John W. Basore, Loeb Classical Library, Cambridge, Mass.: Harvard University Press, 1928- 1935. Pedro Mexla narra otras leyendas clásicas sobre leones en su Silva de varia lección, vol. 1, ed. Antonio Castro, Madrid: Cátedra, 1989, pp. 541-551. La Silva 11 de Pedro Mex!a probablemente inspiró la historia de amor en la comedia de Cervantes Les baños de Argel, cf Dámaso Alonso, «les baños de Argel y la Comedia del degollado», Revista de Filología Española, 24 (1937), 213-218. Cautivo en la escena: «El trato de Argel» 267 rías comedias de Lope, tales como El hijo de Reduán y El Cardenal de Belén, por citar sólo dos. Calderón pone un león en el escenario en El mayor encanto amor, proeza repetida en La aurora de Copacabana, en la que un león y un tigre se materializan en Sudamérica, pese al faux pas geográfico 137 • El modo en que se montaban estas obras ha intrigado a generaciones de críticos, desde Menéndez Pida! hasta el novelista Thomtoo Wilder, todos interesados en saber si en la comedia del Siglo de Oro se estilaba llevar a escena animales vivos. Como ha mostrado Ruano de la Haza, por lo común los caballos vivos hacían una mágica entrada en los corrales, aunque generalmente no se los llevaba a escena. La sugerencia de Thomton Wilder de que probablemente el empresario teatral Baltasar de Pinedo era dueño de un león, quizás una <q>obre bestia vieja y desdentada» usada en tres obras de Lope de Vega entre 1599 y 1606, parece así errónea. Ruano de la Haza ha mostrado que los leones en las comedias de la España áurea eran generalmente representados por comediantes cubiertos con pieles de león 138 . La sorprendente presencia de un león en la primera producción dramática de Cervantes subraya las innovaciones del dramaturgo. Este logro, a su vez, nos recuerda la reaparición del león de Orán en Don Quijote 11, esta vez como una parodia de la fantástica escena pintada en El trato. En efecto, treinta años más tarde el viejo león de Orán reaparece en las llanuras de La Mancha, encontrando, no a un esclavo fugitivo, sino a don Quijote, un loco de edad madura. La recreación de esa escena primaria permite a Cervantes satirizar los libros de caballerías mientras se mofa de sus antiguas tramas y creaciones. En este jocoso episodio, don Quijote, de pie y con espada y escudo en mano, trata de liberar a la formidable bestia de su jaula para combatir con ella. Abierta la puerta de la jaula por el Caballero de la Triste Figura, el enorme león africano lo mira fieramente, luego bosteza muy lentamente, y por último, despliega una lengua de casi medio metro de largo. Entonces, para consternación del caballero, «el generoso león, más comedido que arrogante [... ], volvió las espaldas y enseñó sus traseras partes a don Quijote, y 137 Sturgis E. Leavitt, «Lions in Early Spanish Literature and on the Spanish Stage», Hispania, 44 ( 196 1), 272-276. 131 C/ el excelente capítulo de Ruano de la Haza sobre «Los animales en los corrales de comedias», La puesta en escena de los teatros comercíales del Siglo de Oro, op. cit., pp. 271-285. 268 Cervantes en Argel con gran flema y remanso se volvió a echar en la jaula» (DQ Il, 17) 139 . Después de esta ridícula aventura, don Quijote será llamado «El Caballero de los Leones». El episodio del león de Don Quijote puede iluminar la escena paralela de El trato de Argel. Ciertamente, los espectadores de la obra de Cervantes habrían asociado la escena del manso león con la historia bíblica de Daniel, arrojado a la fosa de los leones. Como símbolo de peligro mortal, los leones desempeñan un papel importante en la Biblia. Ellos dispensan el castigo divino, estragando a los transgresores y recalcitrantes 140• Únicamente los hombres excepcionales pueden vencer a un león, como los divinamente inspirados Sansón y David. Sin embargo, los leones de la tradición de Daniel son de una raza distinta. Son las únicas bestias feroces en la narrativa bíblica que se transforman en animales dóciles. Tales imágenes evocan el visionario león de Isalas que en una edad futura «Comerá heno como el buey» 141 • En consecuencia, los leones de Daniel anuncian una era de paz universal que restituirá las fortunas de Israel así como sus victorias sobre sus enemigos históricos 142 • Como se desprende de estas frases, las alusiones bíblicas resuenan en la comedia de Cervantes. Que un fiero león aparezca ante un cautivo que lleva un nombre medieval español, Per Álvarez, no es fortuito. Tanto su nombre como la presencia de la bestia le habrian recordado al auditorio la famosa aventura en que el dunniente Cid encuentra un león que ha huido de su jaula. Mientras los yernos del héroe corren a esconderse, el Cid se yergue y encara al león, que humildemente se arrodilla y depone sus garras 143• Lo esencial del episodio, reiterado en varias crónicas y romances, era parte de un corpus de tradicio139 Cervantes sabia de la presencia de leones en la literatura caballeresca, como lo prueba la «Aventura de los leones» en Don Quijote 11, 17. Su alusión a la leyenda de Manuel de León refuerza esta idea. El Manuel de León histórico se hizo famoso en tiempos de los Reyes Católicos por entrar en la jaula de un león para recoger el guante arrojado por una dama, proeza mencionada en Don Quijote 1, 49, y retomada en baladas diversas, como la Rosa gentil ( 1573) de Juan de Timoneda. 1Reyes 13:24-28, 20:36; 2 Reyes 17:24-26; Jr. 50: 17. 141 Isa. II: 6-9, 65:25. 142 Isa. 11: 1 1- 16; Cf asimismo, Shemaryahu Talmon, «Daniel», The Literary Guide to the Bible, ed. Robert Alter y Frank Kermode, Cambridge, Harvard University Press, 1987, pp. 343-346. 143 Poema de Mio Cid, 111.2278-2300. "º Cautivo en la escena: «El trato de Argel» 269 nes que más adelante reaparecería en el Cantar de Mio Cid. Aun más importante, en la época medieval se suponía que el león donnía con los ojos abiertos, como aduce San Isidoro de Sevilla: «Cum donnierint, vigilant oculi». Por consiguiente, la figura del león estaba asociada con la visión, con la vigilia constante, una idea relacionada con la imagen del cristiano que ha de mantenerse siempre alerta contra el enemigo. En el episodio del dunniente Cid, el león encama Jos valores morales del héroe, en este caso el Cid Campeador, quien, al final, es el verdadero león 144 • Estas conexiones intertextuales hacen de Per ÁJvarez un nuevo Cid, un piadoso cautivo español que representa ejemplarmente los valores encamados por el Cid. El héroe de Cervantes - un esclavo cristiano vencido- triunfa espiritualmente precisamente debido a su fracaso humano, a su cautiverio. Recompensado por la Virgen a quien ha pedido por su rescate, Per Álvarez ilustra la creencia de que sólo la fe conducirá a la libertad. Estas imágenes de salvación por la fe asocian la escena del león en el drama de Cervantes con la historia bíblica de Daniel, quien sale ileso de la guarida del león. Están pensadas para presagiar, además, por medio del héroe cristiano de Cervantes, el triunfo de la Cristiandad sobre el Islam. Dada la función primordial de la escena del león en El trato de Argel, y el lugar central que ocupa en este capítulo, podemos preguntamos si este episodio es algo más que una fabulosa aventura arbitrariamente incluida por el poeta para dar variedad a su drama. En otras palabras, ¿por qué acude Cervantes a la alegoría para evocar su fallido escape a través del desierto? La alegoría, como se sabe desde Quintiliano, consiste en alienar a las palabras de su significado: «La alegoría [...) presenta o una cosa en palabras y otras en significado, o incluso algo muy distinto» 145 • Tal es Ja definición ofrecida 144 San Isidoro de Sevilla, Etimologías, ed. bilingüe, trad. José Oroz Reta y Manuel-A. Marcos Casquero, vol. 11, Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos, 1993, XII, 2, 5; cf asimismo Cesáreo Bandera Gómez, «El sueño del Cid en el episodio del león», en Ef «Poema de Mio Cid»: poesía. historia. mito, Madrid: Gredos, 1969, pp. 82- 114. 145 La clásica definición de la alegoría de Quintiliano procede de sus /11st1tuciones oratorias. trad. Ignacio Rodríguez y Pedro Sandier, Madrid: Libreria de la Viuda Hemando y Cia, 1887, Vlll, vi, 44; Sebastián de Covarrubias sigue la definición de Quintiliano en su Tesoro de fa lengua casre((ana o española, Madrid: L. Sánchez, 1611 , p. 4 1; cf también Heinrich Lausberg, Manual de retórica literaria: fundamentos de una ciencia de la literatura. trad. José Pérez Rico, vol. 11, Madrid: Gredos, 1980, § 895, 285. Para la alegoría en 270 Cervantes en Argel por los retóricos durante el Medioevo y el Renacimiento. En términos más sencillos, sostiene Angus Fletcher, «la alegoría dice una cosa y quiere decir otra>>. Una buena alegoría, para usar las palabras de Edwin Honig, «cautiva al lector mediante un intercambio continuo de objeto y sentido en la narración y la narrativa» 146 • Sin duda, la escena del león en la obra de Cervantes obliga al lector a hallar otros significados para la aparición milagrosa de la bestia en medio de una fuga dramática. Esta escena no sólo apunta a los dos mensajes opuestos de la alegoría, sino que además sindica a la alegoría como una figuración escapista. El episodio del león ofrece entonces una fuga del espacio autobiográfico recreado por el casi demente y medio muerto Per Álvarez, una evasión que puede asimismo leerse con una fantasía delirante de realización (wish-fu/filment). El otro como salvador (la Virge n, el león) abre un espacio en el que el sujeto seria capaz de sanar, por así decirlo, todas las heridas impuestas por la experiencia traumática. Al igual que los sueños y las fantasías, la alegoría generalmente emerge en períodos de pérdida, como corrobora Stephen Greenblatt, «períodos en los que la desaparición amenaza la poderosa autoridad teológica, polftica o familiar» 147• Esta desaparición de todo parámetro político de autoridad es claramente evidente en la melodramática escena que conjura el primer intento de fuga de Cervantes de Argel. Más aún, como plantea Mieke Bal en su espléndido estudio Reading Rembrandt, «la alegoría es un modo de lectura que sustrae al suceso representado de su propia historia para colocarlo en otra distinta» 148 • Esto es justamente lo que hace Cervantes con la historia de Per Álvarez. Lo que el escritor revela en su recreación de un evento autobiográfico es la imposibilidad de representar la verdad del trauma. Reescribir la escena en clave alegórica, meterla en una historia distinta, inventar dobles -<:orno el fugitivo Per Álvarez y el anónimo esclavo que se reparten la carga de reviv ir el acontecimiento traumático--, y proporcionar un « final feli w a lo que de otra manera sería un relato horrendo, todo ello ofrece un escape del la tradición española, cf Louise Fothergille-Payne, La alegoría en los autos y f arsas anteriores a Calderón, Londres, Tamesis, 1977. 146 Edwin Honing, Dark Conceit: The Making of Allegory. Londres: Faber and Faber, 1959, p. 5. 147 Stephen J. Greenblatt, ed., Allegory and Representation, Baltimore, The Johns Hopkins University Press, 198 1, p. ix. 148 Mieke Sal, Reading Rembrandt: Beyo11d the Word-lmage Opposition. Cambridge, Inglaterra: Cambridge University Press, 1991, p. 83. Cautivo en la escena: «El trato de Argel» 271 sufrimiento que implica revivir la experiencia traumática. Pero, justamente, éste sería el privilegio del escritor, como sugiere Freud en su artículo sobre «El creador literario y el fantaseo»: hacer desaparecer lo trágico, presentar un mundo intacto, que no ha sufrido los estragos de la experiencia traumática 149 • Mi pregunta inicial acerca de Cervantes y la alegoría puede ser contestada ahora con otra pregunta: «¿Por qué», escribe Paul de Man sobre la alegoría, «será que las verdades de mayor alcance acerca de nosotros mismos y acerca del mundo tienen que ser expuestas de un modo tan deficiente, y referencialmente indirecto?» 150• En Cervantes, «las verdades de mayor alcance» sobre si mismo, las verdades que tienen que ver con el trauma, deben ser afirmadas metafóricamente, en este caso mediante una metáfora extendida. TRAUMA Y CREACIÓN El episodio del león destaca asi la asociación entre el trauma y Ja creación en la obra literaria de Cervantes. Como resultado, la recreación de la experiencia traumática en esta obra suele producir una explosión de fantasía. En el deus ex machina presente en El trato, podemos apreciar cómo opera esta confluencia de trauma y creación. La reminiscencia y representación literal del primer intento de fuga de Cervantes en Argel parece empujar al testigo -el escritor Cervantes- cada vez más hacia el vórtice del trauma, en la medida en que el ex cautivo revive su padecimiento, evocando la angustia causada por su extravío en el desierto, presa de las fieras, habitando nuevamente su hambre, su cansancio y su terror fisico, y, finalmente, reviviendo su deseo de morir. La escena culmina con la desesperada plegaria recitada a la Virgen -el atroz poema ya citado. Recordar el suceso traumático --diciéndolo- puede en efecto volverse brutalmente traumatizante si el precio de hablar es revivir la experiencia catastrófica. Los poetas y los escritores Sigmund Freud, <~El creador literario y el fantaseo», Obras completas, vol. IX, op. cit., pp. 123-135. Para las relaciones entre el trauma y el articulo de Freud «El creador literario y el fantaseo>>, cf Monique Sclmeider, Le trauma et la filiation paradoxale, París: 19 • Ramsay, 1988, p. 58. El notable estudio de Schneider ha influido en mi interpretación del trauma a lo largo de estas páginas. •so Paul de Man, <<Pasca.l's Allegory of Persuasion», Allegory and Representation, ed. Stephen J. Greenblatt, Baltimore, Maryland: The Johns Hopkins University Press, 1981, p. 2. 272 Cervantes en Argel que han roto este silencio pueden haber pagado con su vida por semejante trasgresión (Paul Celan, Jean Améry, Primo Levi y Bruno Bettelheim todos se suicidaron). En la obra de Cervantes, a medida que el poeta toca el dolorido centro del trauma, aparece una visión fantástica en la imagen del león que la Virgen envía en auxilio de Per Álvarez. En el trauma, el abismo al que la ansiedad nos ha impulsado se convierte en el espacio en que se erige la fantasía de la omnipotencia -éste es el espacio de la fantasía, de las construcciones oníricas, y, como Freud ha demostrado, de la creación. La ansiedad, en efecto, parece abrir el camino de la simbolización. En su notable análisis de la ansiedad, J.-B. Pontalis afirma: «Tengo angustia, soy dolor. La angustia puede incluso decirse, amonedarse en formaciones de síntomas, modularse en representaciones y fantasmas, o descargarse en la pura actividad. [... ] El dolor sólo refiere a sí mismo. La angustia puede ser comunicable, como llamado indirecto al otro» 151 • Ciertamente, la desarticulada, casi fragmentada oración a la Virgen en El trato de Argel constituye un llamado extremo al otro, a la Madre, M(other), representada en la obra por la mujer más ensalzada e idealizada de la Cristiandad, Ja Virgen María. En el contexto del cautiverio, este llamado a la madre nutriente resalta el trauma como disrupción del vinculo entre el yo y el otro afectuoso, un vinculo inicialmente establecido por la expectativa de una mutua respuesta en el vinculo madre-hijo. Como han ilustrado Dori Laub y Nanette Auerhahn en un agudo ensayo, Ja experiencia esencial del trauma consiste en «desatar Ja relación entre el yo y el otro nutriente (la madre), el tejido mismo de la vida psíquica» 152 • Hay en el trauma, entonces, una ausencia metafórica de la madre, a saber, la ausencia de una función materna que conciUaría necesidades y prevendría un suceso catastrófico. La plegaria a la Virgen en Cervantes confirma y a la vez intenta corregir esta falta. 151 J.-B. Pontalis, Entre le réve et la douleur. Parls: Gallimard, 1977, pp. 261-262. C/ asimismo Michele Bertrand, la Pensée et le trauma. Entre psyclranalyse et philosophie, Parls: L'Hannattan, 1990; traducción mia. 152 Dori Laub y Nanette Auerhahn, «Knowing and Not Knowing: Massive Psychic Traumatic Memory>>, FortunofT Video Archives for Holocaust Testimonies, Vale University, Bulletin Trim estriel de la Fondation Auschwitz, 44145 ( 1994), 69-95. La incapacidad de las víctimas para dar fonna a narrativas de la experiencia traumática es estudiada por Jodie Wigren, «Narrative Completion in the Treatment of Trauma>>, Psychotherapy, 3 1 ( 1994). 41 5-423. Cautivo en la escena: «El trato de Argel» 273 El previo análisis del simbolismo asociado con el león en la literatura medieval y renacentista abre la senda para otra interpretación de Ja glorificada bestia en El trato. En esta escena casi onírica, el león, simbolo del África, es «domado» por la Virgen ~I Cristianismo. La disminuida fiera evoca una también vencida figura paterna al servicio de la madre primordial. En un curioso texto escrito al final de su vida, Sándor Ferenczi ilumina el concepto de escisión del yo, ya mencionado en este capítulo. Sándor Ferenczi muestra que, después del trauma, puede desarrollarse una forma muy peculiar de intelecto como efecto secundario permanente de la supervivencia: la escisión del yo produce una desconexión entre la parte afectiva de la psique, brutalmente destruida, y otra parte que lo sabe todo mas no siente nada 153 • En esta escisión narcisista del yo, se da una división en la persona que hasta entonces era capaz de sentir y un otro u otra que sabe. Aquí, la distinción freudiana entre afecto y representación se radicaliza, ya que la parte afectiva es destruida, y el sujeto es amputado de esa parte de sí mismo. La otra parte, apartada de todo afecto, emocionalmente indiferente, deviene una suerte de saber puro, que ve la escena desde arriba. En esta brusca transición de una relación objeta!, que deviene imposible, a una relación narcisista, explica Ferenczi, «el hombre abandonado por los dioses huye totalmente de la realidad y crea para sí otro mundo en el que, ya libre de las cargas terrestres, puede conseguir todo lo que desea» 1S4. Abandonado por los dioses, el ex cautivo Cervantes escapa de la realidad creando para sí otro mundo en el que está a salvo. Casi infantil en su simplicidad, la fantasía de ser salvado por el león anuncia un patrón recurrente en Cervantes: la recreación del suceso traumático usualmente genera una explosión de fantasla en su producción literaria. En un estudio del «sueño del niño que se abrasa», analizado por Freud en la Interpretación de los sueños, Lacan aborda las conexiones entre trauma y fantasía. «El lugar de lo real», afirma Lacan, «que va del trauma a la fantasia ~n tanto que la fantasía nunca es sino la pantalla que disimula algo absolutamente primero, determinante en la función de la repetición- ; esto es lo que ahora nos toca precisan> 155 • Lacan prosigue afirmando que lo real hay Ferenczi, op. cit., pp.139-147. SAndor Ferenczi, «Notes et Fragments», Oeuvres completes de Sándor Ferenczi, vol. IV: 1927-1933, Psyclranalyse 4, op. cit., pp. 287-289. 155 Jacques Lacan, El Seminario, XI: los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, trad. Juan Luis Delmont-Mauir y Julieta Sucre, Buenos Aires: Paidós, 1987, p. 68 (traducción modificada). isJ 154 Cervantes en Argel 274 que buscarlo más allá del sueño -o de Ja fantasía- en Jo que el sueño ha recubierto, «envuelto, escondido, tras la falta de representación de la que sólo hay en él lo que hace sus veces, un lugarteniente» 156• El trato es la primera obra cervantina que revela Ja dolorosa intrusión del hecho traumático como tal oculto tras la imposibilidad de representación, si bien revela las claras conexiones entre el trauma y Ja fantasía en Cervantes. La escena onirica de Ja salvación de Per Álvarez no es la única señal de este paradigma en el drama. Consideremos, por ejemplo, el primer soliloquio de Aurelio sobre el cautiverio, ya examinado antes. Este soliloquio convoca Jos dolorosos recuerdos del ex esclavo Cervantes, recuerdos que generan en Ja obra los motivos interdependientes del cautiverio y del amor 1S7. En el momento de mayor desesperación de Aurelio -<<bañado en lloros>>- la imagen del Amor (Silvia) acude en su rescate: «mi cuerpo está entre moros, / mi alma en poder de Amor» (Frato, 1.27-8). La escena, ahora, se desplaza bruscamente de Ja prisión literal de Aurelio («mi cuerpo está entre moros») a la metafórica imagen de las cadenas del amor («mi alma en poder de Amor»), desarrollando así las asociaciones simbólicas que funcionan como vía de escape. Hay otra escena en Ja obra que ilustra, de manera conmovedora, este patrón cervantino. Se trata del pasaje en el que la mora Zahara relata el incidente de Ja tormenta que hizo naufragar Ja galera San Pablo de la Orden de Malta, y el subsiguiente ataque de los corsarios en que el doctor Antonio de Sosa fue apresado. En el momento más critico de su soliloquio, cuando Zahara relata la muerte del capitán del navío y de los pasajeros, y menciona a Jos esclavos capturados por los turcos, Ja portavoz de Cervantes se embarca en otra realidad: El robo, las riquezas, los cativos que los turcos hallaron en el seno de la triste galera me ha contado 11n cristiano que allí perdió la d11/ce y amada libertad, para quitarla a quien quiere rendirse a su rendido. /bid. Para este doble motivo en El trato, cf Edward Friedman, «Cervantes's Dramatic Development: From Los tratos de Argel to l os baños de Argel», The Unifying Concept: Approaches ro the Structure o/ Cervantes 's Comedias. York, South Carolina: Spanish Literature Publication Company, 1981 , pp. 61-79. IS6 157 Cautivo en la escena: «El trato de Argel» 275 Este cristiano, Silvia, este cristiano; este cristiano es, Silvia, quien me tiene fuera del ser que a moras es debido, fuera de mi contento y alegría, fuera de todo gusto, y estoy fuera. que es lo peor, de todo mi sentido (I'rato, II.1256-67; énfasis mio) El soliloquio alude a una trama doblemente autobiográfica en Cervantes: la historia de la captura del doctor Sosa, que da cuenta de su esclavitud en Argel y a sus cuatro años de estrecha amistad con el caut.ivo Cervantes, y la escena de la captura del propio Cervantes, acaecida año y medio antes y revivida por la historia de la toma de la galera San ~ablo. El relato de Zahara recrea aquí los dos lados de la historia que entreteje las vidas de Sosa y de Cervantes. Su soliloquio, además, está punteado por insistentes y vehementes repeticiones, tales como la iteración del término «cristiano»: «un cristiano que allí perdió la dulce y amada libertad» y «este cristiano», término insistentemente reiterado por los versos de Zahara. Es claro que la frase «este cristiano» no sólo se refiere a Antonio de Sosa, quien debió narrar su terrible experiencia a Cervantes, sino al mismo Cervantes, el escritor que evoca la pérdida de su propia libertad mediante su portavoz Zahara, la protagonista mora que narra la historia de la captura de Sosa por los corsarios turcoberberiscos. De igual modo, la repetición del sintagma «fuera de» -<<faera del sern, <<faera de mi contento», «fuera de todo gusto», «estoy fuera [... ]de todo mi sentido»-- revela que el proceso de testimonio es una lucha sin tregua que a menudo pone a prueba al testigo. En este sentido, hay un peligro en el centro del trauma, una pesadilla, una fragilidad que desafía toda cura. En estos procesos imaginarios de atestiguamiento, erráticos y continuos, conscientes o inconscientes, lo que importa en última instancia no es el simple establecimiento del evento traumático, sino Ja vivencia misma del testimonio, el hecho de dar testimonio. Las estrategias de evasión de Cervantes -apartarse de la pesadilla de la realidad para inventar un mundo quimérico ajeno al atroz mundo de cautiverio en Argel- dan testimonio, testimonio ficticio o artístico, a la manera de una crisis que enlaza narrativa e historia. Cervantes en Argel 276 LA APOSTASÍA: «DAR EL ÁNIMA A SATANÁS» El trato muestra otros efectos del cautiverio, en los precisos términos de Saavedra: «Cómo se echa a perder aquí un cristiano, / y más, mientras más va, va [em]peorando» (Trato, IV.2126-8). A lo largo de su esclavitud en Argel, los pobres cautivos cristianos que creían que Dios los protegería de sus enemigos padecían una profunda crisis espiritual y se hacían preguntas para las que parecia no haber respuesta. A medida que pasaban los años en el baño, sin liberación a la vista, aumentaba la desesperación, y, si el rescate no se materializaba, el cautivo comenzaba a pensar en la única posibilidad abierta: la apostasía. Sosa rememora los desolados pensamientos de los cautivos cristianos abandonados por todos: «Este mesmo desdeño, este desamparo, este olvido de Dios[ ...] [es lo] que más cuotidianamente siente y experimenta un desdichado cautivo en todo su cautiverio» 158• Según Sosa, no hay instante de reposo en ese tormento que ocupa días, semanas, meses o años de cautiverio para muchos esclavos en Argel o Constantinopla. Sufrimientos semejantes pueden compararse con los de Job clamando a Dios en vano: «Llamo señor con clamores, ¿no me oís? Aposta me pongo delante de vuestros ojos, ¿no me queréis?». Privados de Dios -«para solo el mal afortunado cautivo parece que no hay Dios» is9_ , muchos veían una solución en la conversión al Islam. Las primeras alusiones de Sosa a la desesperación que llevaba al cautivo a dejarse caer en un precipicio y arrojarse a los infiernos también referían, entonces, a las múltiples apostasías de los esclavos cristianos, que acababan por convertirse al Islam a fin de librarse de sus cadenas. Cervantes, por su parte, define <(J'enegam en El trato como «[dar] el ánima a Satanás» (Trato, lll.1810-1). Recordemos que, en la década de 1570, más de la mitad de los habitantes de Argel estaba constituida por «turcos de profesión», es decir, por renegados. En su mayoría estos apóstatas, nacidos y criados en la fe cris- 151 IS9 Diálogo de la captividad, Topografia 11, p. 163. /bid., pp. 163· J64. Cautivo en la escena: «El trato de Argel» 277 tiana, habían renegado por voluntad propia. El número de estos renegados aparentemente excedía el de los moros, turcos y judíos de Argel 160• Como revela Cervantes en Los tratos de Argel y en otras obras, la tentación de renegar y hacerse musulmán era una constante para los cautivos. El personaje de Saavedra ilustra esta afirmación: «Cautivo he visto yo que da de mano / a todo aquello que su ley le obliga, / y vive a veces vida de pagano» (Irato, IV.2129-31). Es posible que las distintas escenas de la obra que aluden a la tentación de volverse turco, para lograr una buena vida en Berberia, hablen de un auténtico debate interno en el futuro autor, un drama crucial más tarde proyectado en el escenario. Mencioné en el primer capítulo la pregunta hecha por Daniel Eisenberg: «¿Por qué volvió Cervantes de Argel?». Al igual que Canavaggio y Sola, el crítico asume que Cervantes fue invitado a convertirse al Islam con el aliciente de obtener la libertad y acceder a los círculos de poder de la ciudad 161 • Ello es ciertamente concebible, pues así lo sugieren las relaciones de Cervantes con importantes figuras políticas de Argel. Sin embargo, hacerse renegado podría haber significado, para Cervantes, adaptarse al comercio de seres humanos que él despreciaba, y abandonar su escritura, su poesía y sus libros, actividades intelectuales que mantuvo vivas durante su cautiverio a pesar de todas las dificultades 162 • A este respecto, El trato presenta un diálogo iluminador entre un personaje autobiográfico de apellido Saavedra y un cautivo español significativamente llamado Pedro, quien ha decidido volverse turco y adoptar el nombre deMamí. Saavedra: ¿Renegar quieres? Pedro: SI quiero, mas entiende de qué hechura. Saavedra: Reniega tú del modo que quisieres, que ello es muy gran maldad y horrible culpa, y correspondes mal a ser quien eres. 160 TopograjFal,p . 52. 161 Daniel Eisenberg, «Por qué volvió Cervantes de Argel?», Ingeniosa invención: Essays on Golden Age Literature Presented to Geojfrey Stagg on His Eighty-Fiflh Birthday, ed. Ellen Anderson y Amy Williamsen, Newark, Delaware: Juan de la Cuesta, 1998, pp. 249-250. 162 Sobre el renegado en Cervantes como figura fronteriza marginal asociada con la desviación sexual, cf. Paul Julian Smith, «The Captive 's Tale: Race, Text, Gendern, Q11i:xo1ic Desire: Psychoanalytic Perspectives on Cervantes, ed. Ruth El Saffar y Diana de Armas Wilson, Jthaca, Nueva York: Comell University Press, 1993, pp. 227-235. Cervantes en Argel 278 Pedro: Bien sé que la conciencia ya me culpa, pero tanto el salir de aquí deseo, que esta razón daré por mi disculpa. Ni niego a Cristo, ni en Mahoma creo: con la voz y el vestido seré moro, por alcanzar el bien que no poseo. Si voy en corso, séme yo de coro, que, en tocando la tierra de cristianos me huiré, y aun no vacío de tesoro (l'ra/o, lY.2142-215) En tono afable, marcado por una profunda compasión y comprensión, Saavedra disuade al incierto Pedro de abandonar su fe cristiana: «Un falso bien te muestra aqul aparente, I que es tener libertad, y, en renegando I se te irá el procurarla de la mente» (Trato, IV.2159-61). Otra escena de El trato resalta dramáticamente las poderosas fuerzas de la necesidad y la ocasión en relación con los conflictos religiosos y morales de los esclavos cristianos. En esta escena de la tercera Jornada dos figuras alegóricas, Necesidad y Ocasión, sostienen un debate con el cautivo Aurelio. Cervantes nos dice en su Prólogo a las Ocho comedias que estas figuras representan «las imaginaciones y los pensamientos escondidos del alma» 163 • Su función esencial, como propone Edward C. Riley, consiste en exteriorizar el conflicto en curso en la mente del héroe. Ambas son invisibles para Aurelio -para todos salvo los espectadores-, y se insinúa asl que la batalla dramática, representada por medios externos, es en realidad interna 164• Debilitado por estas luchas, Aurelio vacila entre su deseo por la sensual Zahara y su amor por la casta Silvia. El cllmax de la escena se da cuando Aurelio prácticamente se rinde ante la seducción de Zabara: «Sígueme, Aurelio, agora que se ofrece / la ocasión de no estar Yzuf en casa». Ya que la Ocasión misma se encama en la circunstancia de que el esposo de Zahara, Ysuf, no esté en casa, Aurelio acepta la invitación de Zahara: «Si seguiré señora; que ya es tiempo I de obedecerte, pues soy tu esclavo» (I'rato, III.1764-7). La sugerente alusión a Ja palabra «esclavo», aquí invocada en un 163 Cervantes, «Prólogo», Ocho comedias. OC, IX, p. xii. Edward C. Riley, «Los pensamientos escondidos and figuras morales of Cervantes». Homenaje a Wil/iam L. Fitcher, ed. A. David Kossov y José Amor y Vázquez, Madrid: Castalia, 1971 , p. 624. 1 ~ Cautivo en la escena: «El trato de Argel» 279 sentido a la vez literal y figurativo, desplaza el enunciado a otro ambiente, a la vez «otro» y cercano, un ambiente que convoca el ámbito del deseo. A través del uso metafórico del término «esclavo», Aurelio está resaltando claramente Ja naturaleza de las cadenas que lo atan a Zahara. Con estos versos, como observa Casalduero, la sensualidad se apodera de la acción 165 • Pero mientras Zahara aguarda al esclavo en su dormitorio, y Necesidad y Ocasión aplauden la inminente rendición de Aurelio («¡Ya se rinde!»), el cautivo se cuestiona: Aurelio, ¿dónde vas? ¿Para dó mueves el vagaroso paso? ¿Quién te gula? ¿Con tan poco temor de Dios te atreves a contentar tu loca fantasla? [...] ¿Tan presto has ofrecido y dado al viento las justas, amorosas fantasías, y ocupas la memoria de otras vanas, inhonestas, infames y livianas? ¡Vaya lejos de m1 el intento vano! ¡Afuera, pensamiento malnacido! (Trato. líl.1775-9, 1787-92) Este cuestionamiento da cuenta de la naturaleza del combate que escinde a Aurelio en dos. Su atracción por Zahara se plantea como una transgresión de su fe y de su amor por Silvia. Dicha trasgresión se extiende a la prohibición musulmana del amor entre una mora y un esclavo cristiano, como él mismo reconoce: «Al cristiano no es lícito dé gusto / en cosas de amor a mora alguna» (J'rato, II.1275-6). Sosa refiere que el adulterio de una mora con un cristiano era penado con Ja hoguera o con la irremisible apostasía. Dichas leyes, sin embargo, no siempre eran observadas por los argelinos. En su relación sobre la ciudad de Argel, compuesta a inicios del siglo xvu, fray Melchor de Zúñiga relata que las moras solian entrar en los baños disfrazadas de cautivos, o de noche, trepando las murallas, obviamente asistidas por los sobornos que distribuían entre Jos guardias 166 • 165 Casalduero, op. cit.. p. 245. Fray Melchor de Zúiliga, O. S. F. Descripción de la República de la ciudad de Argel. ms. 3227, fol. l 36v-l 4 l r., Biblioteca Nacional, Madrid; reproducido en Judeoconversos y moriscos en la literatura del Siglo de Oro, Actas del «Grand Séminalre» de Neuchá166 280 Cervantes en Argel Muchas apostasías se daban in extremis, cuando un cristiano era sorprendido en la cama con una mora o una turca. Al culpable se le daba entonces la opción de convertirse al Islam y de contraer nupcias con la mujer enseguida o de ser empalado 167 • Como nos informan Bartolomé y Lucile Bennassar, el adulterio era frecuente entre cristianos y musulmanas. Un esclavo griego de Patrnos, llamado Juan, sedujo a una mujer casada en la Argel del siglo xvu, siendo sorprendido en el lecho con ella por el marido. En la lucha que siguió, el amante mató al marido. El propietario «turco» del esclavo mandó que circuncidaran al cautivo, tras lo cual hizo que se casara con la mujer 168 • Sosa confirma que, la primera vez que eran sorprendidas con un cristiano, las adúlteras eran azotadas públicamente y expuestas ante toda la localidad, y la segunda vez eran arrojadas al mar con una roca atada al cuello 169 . A pesar de estos castigos horrendos, el significativo número de conversiones al Islam, aceptadas in extremis por los cautivos para evitar la muerte luego de involucrarse sexualmente con moras y ser descubiertos por sus maridos, padres o hermanos, habla de cierta libertad en el interior de las casas de estas mujeres. Como sugieren los esposos Bennassar, es de apreciar la autonomía que las moras aparentemente tenían: luego de enviudar, muchas mujeres tomaban a sus esclavos por maridos 170 • El análisis de las relaciones amorosas entre las moras y sus esclavos cristianos nos remite de nuevo a Aurelio y a su enamorada ama Zahara en la obra de Cervantes. El dilema de Aurelio entre la sensual Zahara y la casta Silvia está asociado con el conflicto entre el Islam y el Cristianismo y sus respectivos modos de vida. La dimensión sensual del mundo musulmán de Zahara, entonces, está estrechamente conectada con el atractivo de la apostasía, relacionada, como aquí he mostrado, con las trasgresiones sexuales de los cautivos. Estos peligros y tentaciones del Islam ofrecen una nueva dimensión a la escena del león en El trato. El león, recordemos, es símbolo de vigilancia, la vigilancia constante recomendada al cristiano, quien debe guardarse siempre del enemigo. Una relectura de la escena del león desde la pers- tel. Neuchátel, 26-27 de mayo de 1994. ed. Irene Andres-Suérez, París: Diffusion Les Selles Lettres, 1995, 184-186. 167 Bennassar y Bennassar, op. cit.. p. 384. 168 169 !bid. Topograjia l, p. 166. 170 Bennassar y Bennassar, op. cit., p . 477. Cautivo en la escena: «El trato de Argel» 281 pectiva de las tentaciones sensuales de Argel imparte un nuevo y rico significado a la imagen inicial. De hecho, Sosa corrobora en una de sus diatribas contra los renegados, citada en el primer capitulo, que la apostasía no sólo comprendía la obtención de libertad y una cómoda vida de renegado, sino también el acceso a placeres sensuales en las abiertas sociedades del Magreb 171 • En el segundo capitulo examinamos la dimensión sensual de este mundo, que revelaba sus seducciones a un gran número de cristianos y renegados. Mientras muchos se beneficiaban de una libertad sexual inconcebible en Europa, otros se convertlan al Islam para disfrutar de las abiertas prácticas sexuales de Argel u otros centros musulmanes. Más aún, la integración en una sociedad nueva mediante el matrimonio usualmente representaba un buen negocio para el cautivo que no sólo conseguía su libertad sino, en muchos casos también, compensaciones financieras adicionales. A menudo dichas compensaciones inclulan el acceso al estatus social del suegro, quien solía ser, asimismo, un renegado 172 • La sirvienta mora Fátima establece estas conexiones mientras trata de inducir a Aurelio a aceptar el amor de su ama: «Libertad se te promete; / los hierros se te quitarán, I y después te vestirán» (Trato, 1.189-91 ). Con sus llagas aún sangrantes, Cervantes intentaba mostrar los efectos dañinos de un largo cautiverio en hombres y mujeres que sin tregua hablan sido tentados a renunciar a su fe y colaborar con el enemigo. El triunfo final de Aurelio sobre su conflicto espiritual -«¡Cristiano soy, y [he] de vivir cristiano!» - subraya en consecuencia la victoria de la voluntad cristiana en este drama (Trato, Ill.1795). No obstante, el dramático rechazo del Islam y de sus atractivos por parte de Aurelio evoca, justamente, las atracciones de este universo, asl como las vicisitudes de los esclavos que resistían un largo cautiverio en Berberia. Este cautiverio no sólo era perturbador por los constantes castigos y amenazas de muerte, sino también por las tentaciones de fuga al mundo islámico, deseado a la par que rechazado, como agudamente muestra Cervan171 Sobre las conversiones al Islam, cf Mercedes García-Arenal, «Les conversions d'Européens a !'islam dans l'histoire: Esquisse générale», Social Compass, 46 (1999), 27328 1; Miguel Ángel de Bunes !barra, «Reflexiones sobre la conversión de los renegados en los siglos XVI y xVTm, Hispania Sacra, 42 ( 1990), 181-198; y Lucetta Scaraffia, Rinnegati. Per una storia del/' indentita occidentale. Roma: Laterza, 1993. Sobre la homosexualidad en las obras argelinas de Cervantes El trato de Argel y Los baños de Argel, cf Adricnne Martin, ((Images of Deviance in Cervantes's Algiers>l, Cervantes. 15 (1995), 5- 15. 172 Bennassar y Bennassar, op. cit.• p. 472. Cervantes en Argel 282 tes. Las palabras de Aurelio explicitan las cicatrices dejadas por el cruce de estas fronteras. UN TESTIMONIO COLECTIVO Los tormentos y sufrimientos continuos de Jos cautivos, incluida la muerte, dramatizados en varias escenas de El trato, convierten a este drama en una tragedia colectiva. Ésta, empero, no es una tragedia en el sentido tradicional, es decir, clásico. Franco Meregalli, entre otros críticos, defendió la unidad de esta obra contra Ja rígida crítica de estirpe neoclásica y decimonónica que severamente ha fustigado su forma dramática y, en especial, su «falta de unidad»: «¿Qué mayor unidad que la comunidad de cautivos, cada uno de los cuales [... ] contribuye a caracterizar su destino individual, pero con una voz que forma parte de un coro: y es el coro el protagonista y la diversidad es una manifestación de la unidad?» 173 • Otros críticos han advertido que la unidad de la obra revela una técnica semejante a la empleada en La Numancia, cuyo protagonista es un grupo conectado por un destino único, una catástrofe que Jos envuelve a todos 174• Esto convierte a El trato de Argel en una tragedia en el sentido contemporáneo, posterior al Holocausto. El trato no es sólo el primer testimonio dramático de Cervantes acerca de su experiencia traumática: es también un testimonio colectivo de cautiverio, expresado en la poesía del escritor y mediante las voces y actuaciones de un sorprendente número de personajes m. En el segundo capítulo desarrollé la idea de que el proceso testimonial es por naturaleza semejante al proceso psicoanalítico, en tanto que es también otro medio que proporciona un oyente al trauma, otro medio, como afirma Dori Laub, de re-exteriorización - y 173 Franco Mercgalli, «De Los tratos de Argel a los baños de Argel», Homenaje a Casalduero, ed. Rizel Pincus y Gonzalo Sobejano, Madrid: Grcdos, 1972, p. 403. 17' Casalduero habla de la «unidad espiritual» de la obra en su Sentido y forma del teatro de Cervantes, op. cit.. p. 220. 175 Enrique Femánde.z ha estudiado recientemente los aspectos testimoniales y terapéuticos de la obra de Cervantes, cf su articulo «Los tratos de Argel: Obra testimonial, denuncia politica y literatura terapéutica», Cervantes, 20 (2000), 7-26. Cautivo en la escena: «El trato de Argel» 283 por tanto de historización- del suceso 176• A propósito de Jos testimonios históricos registrados en el Video-Archivo de Testimonios del Holocausto en la Universidad de Yale, Laub, él mismo sobreviviente del Holocausto, sostiene que, pese a las inconciliables diferencias entre estas dos perspectivas, el proceso puesto en marcha por la práctica psicoanalítica y por el testimonio es «esencialmente el mismo», tanto en el narrador como en el analista o entrevistador -en tanto que es oyente. Ahora bien, dar testimonio del trauma es un proceso que compromete al oyente: «Para que el proceso testimonial tenga Jugar, debe haber un vinculo, la presencia Intima y total de un otro en la posición del escucha. Los testimonios no son monólogos; no pueden darse en solitario. Los testigos le hablan a alguien: a alguien a quien han estado esperando por un largo, largo tiempo» 177 • El teatro, por supuesto, hace posible este encuentro entre el testigo y el oyente. En su obra Lire le théotre, Anne Ubersfeld nos recuerda que la «comunicación» teatral no es un proceso pasivo, sino que asimismo indica una práctica social 178 • Más que cualquier otra actividad, el teatro requiere trabajo de parte del espectador, una completa inmersión, voluntaria o involuntaria, en el proceso dramático. Dos elementos compiten entre sf en la actividad del espectador: por un lado la reflexión y, por otro, el contagio apasionado, el éxtasis, la danza, y todo lo que procede del cuerpo del actor que despierta emociones en el cuerpo y la psique del espectador. El espectador de la ceremonia teatral es así estimulado por los signos (las señales) a padecer emociones que, sin ser necesariamente las emociones representadas, entran en una determinada relación con él 179• Bertolt Brecht subraya Ja ley fundamental del teatro que convierte al espectador en participante, en un actor decisivo que no tiene necesidad de intervenir en ninguna acción 180• Asimismo, como ya he mencionado, puede inferirse que, entre el público que observaba Ja puesta en escena de El trato de Argel, había ex cautivos y familiares de otros hombres y mujeres confinados en Berberfa, espectadores que habrían empatizado profundamente con el emocionante testimonio pre176 Dori Laub, «Bearing Witness or the Vicissitudes of Listcning», Shoshana Felman y Dori Laub, eds., Tesrimony: Crises of Wirnessing in Lirerature, Psychoanalysis, and Hisrory, Nueva York: Routledge, 1992, p. 70. 177 !bid. 178 Anne Ubersfeld, Lire le rhéárre, vol. 1, París: Berlin, 1996, p. 41. 179 !bid.. pp. 41-42. 180 Bertolt Brecht, «Petit Organon.» §77, cit. por Ubersfeld, op. cit.. p. 34. 284 Cervantes en Argel sentado por la obra de Cervantes. El problema de los cautivos en el Norte de África fue un fenómeno que rápidamente invadió la Península Ibérica e influyó en Ja percepción de Ja vida de los españoles. Recordemos que el número total de cautivos en Argel a fines del siglo XVl era aproximadamente equivalente al diez por ciento de Ja población del reino de Castilla en ese tiempo, hecho extraordinario que afectaba a casi todos los españoles. Desde las grandes campañas comandadas por los frailes redentores que recaudaban fondos para liberar a los cautivos, hasta las procesiones que se celebraban cuando éstos volvían a casa rescatados, pasando por las cadenas y grilletes que pendían de iglesias y edificios públicos como signos de liberación, Ja cruel realidad del cautiverio en Berbería estaba siempre presente para los españoles. El drama de Cervantes no sólo representaba por primera vez en el escenario español los sufrimientos de los cautivos, sino que su puesta en escena hacía posible un encuentro entre el sobreviviente y el oyente (el espectador), para que pudiera tener lugar un testimonio individual y colectivo. El teatro no sólo produce un despertar de fantasías; produce asimismo un despertar de Ja conciencia. Y ambos despertares están mutuamente entrelazados, como afinna Brecht, en Ja asociación del placer y de la reflexión. En esta recreación del suceso en presencia de un testigo, el espectador, a Ja manera del analista o del entrevistador, asume la responsabilidad del testimonio. A través del teatro, Ja historia traumática del ex cautivo Cervantes es por fin expresada, transmitida, escuchada. Laub enfatiza que «es el encuentro y Ja concurrencia entre el sobreviviente y el testigo» lo que hace posible algo como «la recuperación del acto de atestiguar. Esta responsabilidad conjunta es la fuente de la verdad que emerge de nuevo» 181 • A propósito del film de Claude Lanzman Shoah, Nelly Funnan escribe que Ja película es justamente eficaz porque «nos fuerza ante todo a oír, a escucharn, desafiando así nuestras nociones de los hechos y «nuestra comprensión de Ja historia» 182 • Algo semejante debió de haber ocurrido con la obra de Cervantes, el primer drama español que confrontó al espectador con la aterradora realidad del cautiverio en Berbería. 181 Laub, op. cit., p. 85. 182 Nelly Funnan, «The Language of Pain in Shoah» , Auschwitz and Afler: Race, C11/ture. and the Jewish Question ín France, ed. Lawrence D. Kritzman, Nueva York: Routledge, 1995, p. 299. Cautivo en la escena: «El trato de Argel» 285 Como testimonio de cautiverio en Argel, El trato ilustra las operaciones y secuelas del trauma: sus escenas episódicas, inconexas, que amenazan con volverse demasiado intensas duplican la manera en que el trauma ronda la memoria del sobreviviente. Al igual que los recuerdos súbitos o las escenas traumáticas que retornan insistentemente -reviviendo a cada momento Ja realidad del acontecimiento traumático-, la recreación traumática transmite, para usar las palabras de Caruth, «tanto la verdad de un evento, como la verdad de su incomprensibilidad» 183 • El trato refleja tanto el desplome del entendimiento como la dificultad de recrear los sucesos traumáticos. Fragmentado, quebrado al infinito, el texto de este drama se despliega entre las vertiginosas escenas que se suceden unas tras otras y los diversos destinos presentados al espectador. Como acertadamente advirtió Zmantar en su artículo sobre Saavedra y El trato de Argel, incluso la dimensión autobiográfica de la obra está fragmentada en el núcleo, dramatizada por los múltiples personajes que describen diferentes facetas o experiencias del cautivo Cervantes 184 • Ello, en efecto, no es nada nuevo para el teatro, especialmente si se considera la escena como un área cerrada donde los elementos del yo escindido se confrontan entre si. Paul Claudel afirmó, en relación con su drama L 'Echange, que los cuatro protagonistas eran cuatro partes de sí mismo, y Victor Hugo describe así la descomposición de su <<moi» (su yo) en una de sus obras «Mon moi se décompose en Olympio: la lyre, Herman: l' amour, Maglia: Je rire, Hierro: le combat» iss. La escisión del yo, sin embargo, deviene sobredetenninada cuando la obra recrea una historia de trauma colectivo. Los críticos han observado que Aurelio y Saavedra en El trato de Argel representan dos partes de Cervantes. La realidad de la escisión revelada por Aurelio-Saavedra ciertamente se impone como una figuración poética autobiográfica. Pero la idealizada noción propuesta por Casalduero 186, que vio a Aurelio como el núcleo poético de Cervantes, y a Saavedra como el sentimiento religioso e histórico en el escritor, ha de ser superada. Antes bien propongo que, más allá de la escisión Saavedra-Aurelio, Ja experiencia traumática de Cervantes es reescrita y vuelta a escenificar por los 38 personajes 183 Cathy Caruth, «Recapturing the Past», Trauma: Explorations in Memory. ed. Cathy Carulh, Baltimore, Maryland: The Johns Hopkins University Press, 1995, p. 153. 114 Zmantar, op. cit., p. 35. 5 " «Mi yo se descompone en Olympio: la lira, Herman: el amor, Maglia: la risa, Hierro: el combate»; cit. por Ubersfeld, op. cit.. p. 26. 116 Casalduero, op. cit., p. 238. 286 Cervantes en A rge/ que encaman el sufrimiento del cautiverio argelino. En efecto, muchos personajes, incluido el cautivo Saavedra -alter ego del escritor, quien reaparece en la historia del cautivo y en El gallardo español- representan Ja fragmentada subjetividad de Cervantes. De conformidad con lo ya sugerido, tanto Per Álvarez como el esclavo anónimo que en vano trata de escapar a Orán dramatizan el propio intento de fuga de Cervantes y reiteran el testimonio ofrecido por el ex cautivo en la Información de Argel de 1580. En esta dramática reconstrucción del suceso catastrófico, el «yo» del discurso narrativo está por doquier, asumido por todos Jos personajes. El trato de Argel describe así una colección de imágenes fragmentadas, figuras invertidas reduplicadas en los espejos de la obra, como inasibles jirones de la vida en Argel. Los diversos testimonios y perspectivas representados en El trato - la discusión de varios personajes que debaten la posibilidad de convertirse al Islam para ganar la libertad, el conflicto de Aurelio entre su atracción por Zahara y su amor por Silvia, la quema en la hoguera de un sacerdote valenciano en Argel, la historia de los esclavos que intentan un escape suicida a través del desierto- involucran una fragmentación del testimonio y de la voz narrativa. Estas escenas y discursos fragmentados, casi inconexos en sus secuencias turbulentas, inician un diálogo entre lo individual y lo colectivo, entre el espectador y los personajes, produciendo de esta manera un testimonio colectivo del cautiverio en Argel. «CUANDO LLEGUÉ CAUTIVO» Concluiré este tercer capítulo con Saavedra, el personaje que lleva el significativo nombre finalmente adoptado por Cervantes - Miguel de Cervantes Saavedra-, quizás como testimonio dramático de su experiencia argelina o como cicatriz de su encuentro con el trauma. Como veremos en el capitulo cuatro, Cervantes adoptó oficialmente el apellido Saavedra a partir de 1586 y 1587, en documentos relacionados con su matrimonio con Catalina de Salazar 187 • La adición del apellido Saavedra al nombre y firma de Cer187 Para estos documentos, cf Sliwa, op. cit.. pp. 143- 146. Para un estudio anterior del nombre Saavedra en Cervantes, cf mi ensayo «Los avatares de un nombre: Saavedra y Cervantes», Revista de Literat11ra, LXV (2003), 351-374. Asimismo, cf Francoise Zman- Cautivo en la escena: «ELtrato de Argel» 287 vantes, así como las implicaciones de esta acción respecto de la experiencia traumática del escritor, son exploradas en el cuarto capitulo, que trata sobre La historia del cautivo. Por ahora conviene recordar que el trauma extremo crea un segundo yo. Robert lay Lifton plantea que «en una conexión o relación extrema, como en el trauma extremo, el sentido que uno tiene de su yo se altera radicalmente. Y se crea un yo traumatizado». Lifton insiste en que éste no es un yo totalmente nuevo; es el yo que uno trajo al trauma en tanto que es afectado significativa, dolorosa, confusamente, por él: «Es una forma de desdoblamiento de la persona traumatizada. Y al desdoblarse [... ], tiene que haber elementos en conflicto en los dos yoes, incluidas las contradicciones éticas» 188 • El proceso de escisión, en efecto, mantiene las dos actitudes (o yoes) simultáneamente sin que medie entre ellas relación dialéctica alguna. Este desdoblamiento no sólo aclara la relación entre Aurelio y Saavedra en El trato -con todas sus Intimas diferencias-, sino que también ilumina las otras parejas refractarias de este drama. Saavedra, en efecto, aparece por toda la obra, asomándose a la escena y retirándose de ella, esforzándose heroicamente por convencer a los otros cautivos de mantener su fe pese a las amenazas y seducciones. Su obsesiva prédica da pie al irónico comentario del cautivo Leonardo: <<Amigo Saavedra, si te ar[r]eas / de ser predicador, ésta no es tierra / do alcanzarás el fructo que deseas» (!'rato, l.366-8). En tanto que representa el modelo épico del cautivo que mantiene su fe y su patriotismo aun frente a la muerte, Saavedra posiblemente da cuenta de una imagen del yo creada durante el cautiverio y puesta al servicio de la supervivencia. Quizás incluso representa esos aspectos del yo ideal de Cervantes, poseído por todo lo vaJioso que pudiera ayudarlo a resistir su cautiverio. Esta imagen, proyectada sobre el escenario español, encama los valores de la España de Felipe ll. Es Saavedra quien recita algunos de los versos más bellos en El trato de Argel, versos que condensan el testimonio de Cervantes: tar, «Miguel de Cervantes y sus fantasmas de Argel», Quimera, 2 de noviembre de 1980, 31 -37; y el ya citado articulo por esta autora, «Saavedra et les captifs du Trato de Argel de Miguel de Cervantes». 188 Cathy Caruth, «An lnterview with Robert Jay Lifton», Trauma: Explorations in Memory, ed. Cathy Caruth, Baltimore, Maryland: Thc Johns Hopkins University Press, 1995, pp. 128-147; sobre el trauma y la escisión del yo, cf asimismo Robert Jay Lifton, «Survivor Experience and Traumatic Syndrome», Th e Broken Connection: Death and the Conilnuityof Life, Nueva York: Basic Books, 1983, pp. 163-178. Cervantes en Argel 288 Cuando llegué cautivo y vi esta tierra tan nombrada en el mundo, que en su seno tantos piratas cubre, acoge y cierra, no pude al llanto detener el freno que a pesar mío, sin saber lo que era me vi el marchito rostro de agua lleno. (Trato, 1.396-403) El poema dramatiza la experiencia del ingenuo cautivo que es súbitamente confrontado con la abrumadora realidad de su esclavitud en Argel. La elocuencia de los tercetos invoca para el espectador y el lector la experiencia vital del cautivo preso en las mazmorras de Argel. Ciertamente, el poder de la evocación reside en las palabras, en la poesía misma, más que en la declamación y los ademanes de los actores encargados de encarnar el texto. Trascendiendo así el abismo histórico y geográfico del que procede la letra, el poema alcanza al espectador, al oyente. La violencia y las imágenes traumáticas que recorren la escena inciden, asimismo, en el influjo de la obra sobre el espectador o el lector. Más importante, sin embargo, es el hecho de que el poema evoca la escisión del yo producida por el trauma. Los versos de Saavedra convocan la imagen de un Narciso invertido, cuya autoalienación no le permite encarar el dolor traumático sentido por su cuerpo. En verdad, el cuerpo de Saavedra, separado de su yo, siente dolor y llora por si solo. Sus lágrimas parecen vertidas por otro ser. La versión de Ferenczi de la escisión traumática puede aclarar este pasaje cervantino. En otro contexto, en sus notas clínicas sobre un caso particular, Ferenczi afirma: «Esta historia puede interpretarse de dos maneras: por un lado, revela la resistencia pasiva que el paciente opone contra las agresiones de un mundo externo; por otro, representa la escisión de la persona en una parte sensible, brutalmente destruida, y en otra, que todo lo sabe, mas nada siente» 189 • Los versos de Saavedra parecen decir: «Yo no sufro, a lo sumo una parte de mi cuerpo llora>>. Este pasaje muestra la naturaleza paradójica y esencialmente velada del trauma psiquico, a saber, la circunstancia de que la posibilidad de conocimiento traumático sólo pueda aparecer dentro del acto mismo de su negación. Como se ha visto, la vigorosa poesía de Cervantes que da testimonio de su experiencia traumática en El trato de Argel debe de haber conmovido a 189 Ferenczi, «Réflexions sur le traumatisme», op. cit., p. 106. Cautivo en la escena: «El trato de Argel» 289 muchos espectadores que se identificaron con el sufrimiento de los cautivos en Berbería. Dirigiéndose ahora a Felipe ll, Saavedra evoca la historia de la derrota de Carlos V en Argel (1541), que describimos en el primer capitulo: <<Esas cosas, volviendo en mi memoria, I las lágrimas trajeron a los ojos» (Trato, 1.409-10). Estos versos son un homenaje a Garcilaso de la Vega, el gran poeta a quien Cervantes admiraba sobre todos 190• Las lágrimas de Saavedra fluyen dos veces en este poema: primero, cuando el cautivo llega a Argel y, luego, cuando retoman los recuerdos de la trágica derrota de Carlos V, que revelan el inexorable destino del cautivo y la imposibilidad de salvación en esta invencible ciudad amurallada, circundada por el desierto y por el mar. Los versos de Saavedra rememoran la terrible tempestad que destruyó la Armada Imperial de Carlos V en 1541, donde se perdieron cerca de 150 navíos, junto con 12.000 hombres que se ahogaron o fueron masacrados por las tribus beréberes, al tocar tierra sin armas. En una lectura bastante idealizada de las lágrimas de Saavedra, Casalduero afirmó: «Son las primeras lágrimas vertidas por la historia de España. Saavedra no llora por él, llora por la historia de España» 191 • Yo sugiero más bien que Saavedra llora por sí mismo y, a Ja vez, por Espafia. No son éstas las únicas lágrimas vertidas hacia 1580 a causa de la política de Felipe 11, política que permitió la existencia de Argel, una ciudad vista por Cervantes como una inmensa mazmorra repleta de cautivos cristianos. Estas lágrimas hablan, sobre todo, de una identificación de Cervantes/Saavedra con la imagen del vencido Carlos V y, en forma coincidente, con la percepción de una España derrotada. Las imágenes de devastación dominan las palabras de Saavedra: sólo una catástrofe como la derrota de Carlos V puede compararse con el cataclismo experimentado por el cautivo. Las lágrimas de Saavedra (o de Cervantes) dan testimonio de la inconmensurabilidad del suceso traumático, cuyo impacto desbordante puso a prueba los limites del testigo y de su testimonio. Aunque en última instancia Saavedra desaparece de la escena, sus versos y sus lágrimas resuenan en los cantos y lágrimas de los cautivos que ruegan a la Virgen por su liberación: «¡Vuelve, Virgen Santlsima María, I tus ojos que dan luz y gloria al cielo, I a 190 Sobre la admiración de Cervantes por Garcilaso, cf José Manuel Blecua, «Garcilaso y Cervantes», Sobre Poesía de la Edad de Oro, Madrid: Gredos, 1970, pp. 1S1- 160. 191 Casalducro, op. cit.. p. 225. 290 Cervantes en Argel los tristes que lloran noche y día I y riegan con sus lágrimas el suelo!» (I'rato, IV.2548-601). Estas lágrimas que con insistencia vuelven al texto marcan el testimonio colectivo de los cautivos aunque es argelino el suelo que mojan. El trato de Argel da cuenta por un lado de la imposibilidad de dar testimonio del trauma, pero representa por otro la liberación del testimonio por medio del drama y de la poesía. A la manera de un coro de testimonios y actuaciones, este verdadero «trasunto de Argel» inaugura tanto la producción dramática de Cervantes como sus testimonios literarios, mediante una poética que revela los vínculos entre trauma y creación en el escritor. Las últimas palabras en El trato de Argel las tiene Aurelio, el héroe que ha traspasado la muerte y que ahora se dirige al auditorio en nombre del autor, el sobreviviente: «Si ha estado mal sacado este trasunto / de la vida de Argel y trato feo, / pues es bueno el deseo que ha tenido, I en nombre del autor perdón les pido» (I'rato, IV.2534-7). Si los vínculos entre Saavedra y Cervantes han sido ya establecidos, Auretio cierra la obra como ese otro yo del autor que puede traer de vuelta a su gente un conocimiento de la muerte y, por consiguiente, un conocimiento de Ja vida, un conocimiento nuevo y profundo que a la vez desafía y apela a nuestro entendimiento. Cautivo en la escena: «El trato de Argel» 291 Las torturas en Argel El autor flamenco Olfert Dapper (1639-1689) publicó una serie de libros sobre África. Este dibujo describe la «tortura del gancho» en Berberia: la victima era colgada del cadalso con dos cadenas sujetas con ganchos de camiceria a una de las manos y uno de los talones de la victima. FuENTE: Torturas en Argel, por Olfert Dappcr, Eigentliche beschreibung der insulen in A/rica ... (Amsterdam, 1671), pág. 167. Reproducido con la autorización de la Colección de Libros y Manuscritos Raros y Curiosos de la Biblioteca Carl A. Kroch, Biblioteca Olin, Universidad de Comell. 292 Cervantes en Argel La Puerta de Bah Azón La ilustración representa el intenso tráfico ante la célebre Puerta de Babazón en Argel, con camellos repletos entrando a la ciudad. Arriba a la derecha: las convenciones topográficas identifican las casas de las gentes que viven bajo las murallas (D) y los ganchos usados para las torturas, sujetos a ambos lados de la Puerta del Muelle sobre las murallas de la ciudad (B). A la derecha: un esclavo sentenciado a muerte cuelga de los ganchos. FUENTE: El portal de Bab Azoun en Argel, por Olfert Dapper, Eigent/iche beschreibung der insulen in A/rica ... (Amsterdam, 167 1), p. 241. Reproducido con la autorización de la Division of Rare and Manuscript Collections, Karl A. Kroch Library, Comell University Library. Cautivo en la escena: «El trato de Argel» 293 Morabito argelino Henri Bonnart ( 1642-1711 ), pintor y grabador francú, publicó 135 ilustraciones de atuendos. La leyenda de este grabado reza: «Santo sacerdote musulmán: Este morabito mahometano I aparece majestuosamente ataviado en su Ley I y con mAs celo por el Corán I que un cristiano por sus Evangelios». Reverenciados por turcos y moros, los morabitos estaban a cargo de las mezquitas en Argel. Algunos enseñaban en escuelas coránicas, mientras que otros eran eremitas. Su traje abrochado con alamares y ceñido al cuerpo se complementa con mangas largas y estrechas. Por encima lleva una serja o capa a la veneciana que le llega hasta media pierna. El traje de los morabitos variaba según la moda fuese turca o morisca. Fv ENTI!: Morabito de Argel, por Henri Bonnart (BibliotMque Nationale, París). Tomado de Gabriel Esquer, /conographie historique de l'Algérie depuis le XY/e slecle jusqu 'a 1871 (París: Pion, 1929). vol. 1, plancha XXIX, núm. 78. 294 Cervantes en Argel Soldado turco de Argel La leyenda dice: «Este turco cuyo semblante es tan altivo I es un verdadero corsario de Argel / quien, por llenar su bolsa, / no teme el conflicto ni el peligro». La milicia turca de Argel [Odjack] era reclutada primordialmente entre los turcos del Asia Menor. La Odjack tenla una función poHtica en Argel, e influla frecuentemente en el nombramiento o la destitución de los beylerbeys. Este jenlzaro lleva el tradicional vestido de los turcos argelinos: el llamado tafetán, a manera de sotana de cl~rigo sin cuello, con botones por delante, y una serja o capa de mangas cortas. Tiene puestas manguillas falsas abrochadas, confeccionadas en tafetán o seda, que podían quitarse para el lavado ritual de manos y brazos antes de la plegaria. Ostenta una toca blanca enrollada en tomo de la cabeza y borceguies o botas de cuero amarillo, anaranjado o rojo, calzadas en Argel durante el invierno. FUENTI!: Soldado turco de Argel, por Henri Bonnart (Bibliotheque Nationale, Paris). Tomado de Gabriel Esquer, lconographie historique de / 'Algérie depuis le XV/e siéclejusqu'a 187J (París: Pion, 1929), vol. 1, plancha XXVll, núm. 75. CA.PiTUL04 UNA ERÓTICA DE LA CREACIÓN: LA HISTORIA DEL CAUTIVO De todos los sucesos sustanciales que en este suceso me acontecieron, ninguno se me ha ido de la memoria, ni aún se me irá en tanto que tuviere vida. CERVANTES, La historia del cautivo (DQ 1, 40) Éste quizás sea el lugar para reconsiderar los vlnculos misteriosos que asocian la mazmorra - la prisión- con la invención literaria en Ja obra de Cervantes. Recordemos que, en el Prólogo a Don Quijote de 1605, el autor afinna que su libro fue engendrado «en una cárcel, donde toda incomodidad tiene su asiento». Algunos críticos han interpretado esta frase como una declaración simplemente simbólica, ignorando el hecho incontestable de la prisión argelina de Cervantes y de las continuas imágenes de cautiverio que brotan en su obra. Es cierto que años después de su regreso de Argel, durante sus viajes andaluces, Cervantes sufrió un breve encarcelamiento en Castro del Río, en 1592, y otro más largo en la cárcel real de Sevilla, en 1597. La razón de este encierro: haber depositado unos dineros del Estado con un mercader que desapareció después de haber caldo en la bancarrota. Como sugiere Jean Canavaggio, el encarcelamiento sevillano, por la gracia de un juez inicuo, debió de haber revivido en el ex cautivo la amargura que sintió durante su largo cautiverio en los baños de Argel 1• No obstante, así como la experiencia argelina nutrió la creación literaria de Cervantes, la cárcel real de Sevilla se convirtió también en una fuente de inspiración para el autor. Su 1 Jean Canavaggio, Cervantes: En busca del perfil perdido, 2.0 ed., trad. Mauro Armi· iio, Madrid: Espasa-Calpe, 1992, p. 197. 296 Cervantes en Argel encuentro con el mundo abigarrado del hampa en la enorme cárcel de Sevilla le permitiría crear los auténticos rufianes, los criminales, los delincuentes, los mendigos y los locos que pueblan sus novelas. En cuanto a la afirmación de que esa «cárcel, donde toda incomodidad tiene su asiento» era una cárcel metafórica para Cervantes, seria extraño pensar, como sugirió Emilio Orozco Díaz, que un escritor que estuvo dos veces recluido en las cárceles de Castro del Río y de Sevilla - precisamente en la cárcel de Sevilla, donde pasó siete meses entre 1597 a 1598- estuviera aludiendo en un sentido alegórico al mundo como prisión, como si fuera un escritor mistico 2 • ¿Por qué no admitir, pregunta Orozco Díaz, que haya sido precisamente allí, «en ese abigarrado mundo de incomparable miseria moral y material, de violencia y picaresca, de tragedia y burla de la cárcel de Sevilla», donde tuvo su génesis la historia de Don Quijote? 3• ¿No es factible suponer que Cervantes, como Antonio de Sosa en Argel y Fray Luis de León en las cárceles de Valladolid, pudo haber usado ese «obligado ocio» --como llamó Fray Luis a sus años de prisión- para reflexionar y para escribir? Recordemos que Cervantes compuso poemas y cartas mientras estaba confinado en los baños de Argel y que algunos de sus compañeros en esa prisión turco-berberisca también escribieron relaciones históricas, poemas y otros textos en prosa. Ahora bien, aun si decidiéramos que Don Quijote fue engendrado en una cárcel metafórica, los efectos del cautiverio en Cervantes no se pueden negar. Las marcas de la prisión no sólo inauguran la obra magna de Cervantes sino que además reaparecen en su novela póstuma el Persi/es, surgida literalmente de una mazmorra: «Voces daba el bárbaro Corsicurbo a la estrecha boca de una mazmorra» son las primeras palabras de la novela. Si el héroe de esta obra emerge de la cárcel subterránea donde los bárbaros mantienen a sus cautivos, la novela entera brota de esa mazmorra que recuerda las prisiones subterráneas de Túnez y otros centros esclavistas magrebies. La cueva de la que surge el héroe Periandro -«antes sepultura que prisión de muchos cuerpos vivos que en ella estaban sepultados» 4- sin duda evoca el angustioso mundo carcelario de los baños de Argel. Entre otras creaciones litera2 Emilio Orozco Díaz, Cervantes y la novela del barroco. ed. José Lara Garrido, Granada: Universidad de Granada, 1992, pp. 120-12 J. l !bid.. p. 122. • Miguel de Cervantes, Les trabajos de Persiles y Sigismunda. ed. Juan Bautista Avalle-Arce, Madrid: Castalia, 1970, p. 5. Una erótica de la creación: «La historia del cautivo» 297 rías, las novelas El amante liberal y La española inglesa retoman obsesivamente al tema del cautiverio. Comenzando con la captura de los protagonistas, ambas obras representan ataques corsarios en el Mediterráneo, as( como nombres de personajes históricos que corresponden al mundo argelino de Cervantes. Como una mezcla paradójica de historia y de ficción, estas novelas avanzan por el fito de la frontera en la que se encuentran la vida y la creación. Parafraseando a John J. Allen, Cervantes hace literatura basándose en su propia vida. Don Quijote crea una vida basada en la titeratura 5. Esta alianza entre la vida y la obra de Cervantes, entre el conocimiento traumático y la creación literaria, me llevan a examinar el límite entre la autobiografla y la ficción en Cervantes, especialmente en su más famoso relato autobiográfico, La historia del cautivo, interpolado en ta primera parte de Don Quijote. Usando un término sobredeterminado cuyas ramificaciones se esclarecerán más adelante, propongo llamar este tejido de trauma y de ficción una «erótica» de la creación. LA PUESTA EN ESCENA DE FIRMAS 6 El filósofo Jacques Derrida nos ofrece avenidas especialmente fecundas para aproximamos a estos temas. En su libro Otobiographies (J 984), dedicado al estudio del Ecce Horno de Nietzsche, Derrida pregunta qué es lo que un autor arriesga cuando pone su nombre en un trabajo escrito. Jugarse el nombre (con todo lo que éste conlleva), poner en escena firmas, crear una inmensa rúbrica biográfica con todo lo que uno ha escrito es, como afirma Derrida, «un hecho de vida y de muerte» 7. El nombre, que debe distinguirse 5 John J. Allen, «Autobiografia y ficción: el relato del Capitán Cautivo (Don Quijote 1, 39-41 )»,Anales Cervantinos. l 5 (1976), 149-155. 6 Para una versión inicial de este capírulo, ej. Maria Antonia Garcés, «Los avatares de un nombre: Saaveára y Cervantes>>, Revista de Literatura, LXV (2003), 35 1-374. 7 Jacques Derrida, Otobiographies: L 'enseignement de Nierzsche et la politique du 11om propre, París: Galilée, 1984. La traducción inglesa, titulada The Ear o/ the Other, contiene las discusiones de dos mesas redondas sobre autobiografla y traducción: Tñe Ear o/ the Other. Otobiography, Transference, ed Christie Me Donald, trad. Peggy Kamuf, Lincoln, Nebraska: University of Nebraska Press, 1988; en las páginas siguientes sigo los lineamientos trazados por Derrida. 298 Cervantes en Argel siempre de quien lo ostenta, apunta invariablemente a la muerte 8• Derrida regresa a los vínculos entre el nombre propio y la muerte en varios textos, específicamente en su emocionado adiós al ensayista y crítico literario Roland Barthes, donde el filósofo francés sugiere que el nombre propio solo y en sí mismo «dice muerte, todas las muertes en una. Dice muerte incluso cuando el que lo ostenta está aún viviendo [ ... ). La muerte se inscribe precisamente en el nombre» 9• En su ameno y esclarecedor diálogo intertextual con Derrida, Geoffrey Bennington explica esta articulación entre el nombre propio y la muerte: «Mi propio nombre me sobrevive. Después de mi muerte, será posible nombranne y hablar de mf. Como todo signo, incluyendo el 'yo', el nombre propio incluye la necesaria posibilidad de funcionar en mi ausencia, de desprenderse de su portadorn. De esta suerte, debemos llevar esta ausencia «a un tipo de absoluto que llamamos muerte» 10• El nombre, la firma, es ya «el nombre de la persona muerta, la memoria anticipada de una partida» 11. Como veremos más adelante, estas reflexiones sobre el significado del nombre propio iluminan el sentido del apellido «Saavedra» en la vida y obra de Cervantes, así como sus vínculos con la muerte y la supervivencia, es decir, con la muerte vivida de antemano por el esclavo Miguel de Cervantes durante su cautiverio argelino. En le segundo capitulo de Otobiographies, Derrida enfoca la dynamis del limite entre la «obra>> y la «vida>> del filosofo alemán Nietzsche, especialmente en su Ecce Horno. Esta poderosa y móvil frontera -de ahí, la referencia a una dinámica- no es una fina linea divisoria, ni tampoco una traza visible o invisible que se encuentra entre el espacio de los filosofemas, de un lado, y la vida del autor identificado con un nombre, por el otro. Este límite divisible atraviesa dos «cuerpos», el cuerpo de la obra y el del sujeto real, de acuerdo con leyes que apenas comenzamos a vislumbrar 12• Estos cruces intertextuales entre el corpus y la vida del autor se aclaran en el brillante ensayo de Derrida sobre Más allá del principio del placer de Freud, ti8 Denida, op. cit., p. 7 . Jacques Denida, «The Dcaths of Roland Barthes», The Work o/ Mourning, ed. y trad. Pascale-Anne Brault y Michael Naas, Chicago, lllinois: University of Chicago Press, 2001, p. 34. 10 Geoffrey Bennington y Jacques Derrida, Jacques Derrida, trad. Geoffrey Bennington, Chicago, lllinois: Thc Univcrsity ofChicago Press, 1999, p. 148. 11 /bid. 12 Derrida, Otobiographies, op. cit .• pp. S-6. 9 Una erótica de la creación: «La historia del cautivo» 299 tulado «Coming into One's Own», texto que estudia numerosos episodios de «la vida» (de Freud) para interpretar, descifrar e iluminar «la obra>> (de freud) 13 • Pero lo hace, como demuestra Christopher Norris, deconstruyendo estas categorías, y negándose a reconocer una distinción entre ellas, entre «la vida» por un lado, y «la obra» por otro, obra que incluye las diversas actividades de la teoría, de Ja especulación, y de las suposiciones biográficas que Freud y sus seguidores avanzan 14 • Al final, arguye Derrida, no podemos establecer una linea divisoria entre las teorías presentadas por el texto de Freud y el complejo de motivos «autobiográficos» que incidió en su composición 15 • Emulando su propia lectura de Nietzsche, antes citada, los textos de Derrida acerca de Ja obra de Freud sugieren que el hecho que un autor inscriba ciertos detalles de su propia historia en un texto científico as! designado no es motivo para concluir que el documento en cuestión no tiene validez, es decir, que no tiene «valor como ciencia o como filosoffa» 16• En cambio, su valor puede radicar específicamente en su poder para romper esta oposición ilusoria y para inaugurar una lectura atenta a los varios puntos de intercambio en un texto, al tejido de la vida y de la obra. Hablando de Más allá del principio del placer, Derrida afirma: «Este texto es autobiográfico pero de un modo completamente diferente de lo que se crefa antes [... ], se abre un campo en que la 'inscripción' de un sujeto en su texto es también una condición necesaria para la pertinencia y Ja función del texto, para su valor más allá de lo que se llama subjetividad» 17 • La discusión que lleva a cabo Derrida sobre estos encuentros intertextuales esclarece, como veremos, mi propia lectura de la obra de Cervantes. El presente capítulo estudia Ja frontera que atraviesa los cuerpos de Cervantes (el corpus y el cuerpo del hombre Cervantes). Me propongo examinar en estas páginas un espacio que podemos llamar autobiográfico, o mejor, otobiográfico, para darle un ligero sesgo al término y deslizarlo, al mismo 13 Derrida, «Coming into One's Own», Psychoanalysis and the Question of the Text, ed. Geoffrey Hartman, Baltimore, Maryland: The Johns Hopkins University Press, 1978, pp.144-148. 1' Christopher Nonis, Derrida, Cambridge, Mass.: Harvard University Press, 1987, p. 211. u Derrida, «Coming into One's Owro>, op. cit.. p. 15. 16 /bid.. p. 141. 17 !bid., p. 135. 300 Cervantes en Argel tiempo, hacia las líneas de pensamiento sugeridas por Derrida. Mi examen de la paradójica frontera entre Ja vida y la obra de Cervantes - una línea poco clara que está también dividida, dislocada, por así decir!~ incluirá necesariamente, entonces, un nuevo análisis del nombre propio y de Ja firma en la vida y la obra de Cervantes. Como el problema del nombre propio está forzosamente conectado con la muerte, como hemos visto, mi estudio explora el encuentro con la muerte que marca el nombre y la finna de Cervantes, Saavedra. Examinar la vida y la obra de Cervantes desde estas perspectivas presupone un reto enonne porque, como sabemos, Cervantes avanza camuflado detrás de máscaras, nombres y seudónimos con los que intenta disimular sus marcas en el texto. El hecho de que las creaciones cervantinas estén tan profundamente entrelazadas con la vida del autor me lleva a acercarme a estos temas de Ja misma manera, en un zigzag que se moverá de la vida a la creación, y viceversa, a través de la compleja trama de vida y ficción en Cervantes. En cuanto a la noción de lo otobiográfico, enfatizada por la lectura que lleva a cabo Derrida del «tercer oído» en el Ecce Homo de Nietzsche, mi propia experiencia como cautiva, secuestrada por la guerrilla colombiana entre diciembre de 1982 y julio de 1983, me lleva a leer y a escuchar a Cervantes con otro oído, incluso quizás con el «tercer oído» psicoanalítico propuesto por Teodoro Reik para otros menesteres. Habiendo sufrido la terrible experiencia del secuestro que despoja a la victima de su humanidad y marca a los sobrevivientes con la impronta de la muerte, escucho y leo a Cervantes con la comprensión de aquella que sabe que la creación literaria puede ser la mejor forma de expresar sentimientos casi inexpresables, de aceptar lo que está en los limites de lo soportable. La historia del cautivo, interpolada en la primera parte de Don Quijote, ofrece un campo ideal para el estudio de las fronteras entre la vida y la creación en Cervantes. Este relato no sólo presenta un resumen de la carrera militar de Cervantes en el Mediterráneo, que se amplía con una extraordinaria representación de la vida de los cautivos cristianos en Berbería, sino que también desvela uno de los más hennosos textos de la obra de Cervantes, la historia de la conversa argelina Zoraida. El relato del Cautivo mantiene una ambigua relación con las historias que lo enmarcan basta el punto de que funciona a la vez como un vínculo y como frontera entre los episodios que lo preceden y los que lo siguen en Don Quijote. Más importante aún: el famoso discurso de Don Quijote sobre las Armas y las Letras (DQ I, 37-38) y la Una erótica de la creación: «La historia del cautivo» 301 dramática historia contada por el capitán Ruy Pérez de Viedma están conectados de varias maneras. De hecho, el discurso de Don Quijote se anuncia con la llegada a la venta de Juan Palomeque de una extraña pareja: un hombre recientemente liberado del cautiverio en Berberla y una m isteriosa dama velada, vestida a la morisca, cuyo nombre es Zoraida. Por lo demás, el discurso de Don Quijote proporciona el marco ideológico para las vidas que el capitán y su hennano el oidor (juez), van a dramatizar con iron!a en el texto 18. De la misma manera, desde el momento en que el Cautivo aparece en escena, el tema del cautiverio ronda el texto de Cervantes: muy pronto, el mismo Don Quijote será literalmente secuestrado, convertido en prisionero y llevado a su casa en una jaula, sucesos que llevarán a Cide Hamete Benengeli a llamarlo varias veces «el enjaulado» (DQ l, 46). El discurso de Don Quijote sobre las Annas y las Letras y el relato del capitán Pérez de Viedma apuntan, entonces, a la móvil y misteriosa frontera que atraviesa el corpus y el cuerpo en Cervantes. A caballo entre la historia y la leyenda, La historia del cautivo nos interroga desde el doble registro de la autobiografia y de Ja ficción. El relato está fechado por una frase y por hechos históricos particulares que nos permiten situar la narración del Cautivo en 1589: «Este hará veinte y dos años que salí de la casa de mi padre» (DQ 1, 39), dirá Ruy Pérez al comenzar su narración. Como Ruy Pérez de Viedma salió de España con el duque de Alba, quien asumió la gobernación de Flandes en septiembre de 1567 -y como el Cautivo presenció las ejecuciones de los condes de Egmont y de Horn, el 5 de junio de 1568-, debemos concluir que su relato en la venta manchega tiene lugar entre 1589 y 1590. Dada la costumbre de Cervantes de indicar la fecha de composición en su propia ficción, los críticos han supuesto que La historia del cautivo fue compuesta en 1589 e incluida posterionnente en Don Quijote 19• Desde esta perspectiva es muy sugesti va la tesis avanzada por 18 Francisco Márquez Villanueva, Personajes y temas del Quijote, Madrid: Taurus, 1975, pp. 98-99. 19 Sobre estas fechas, cf Allen, op. cit.; as! como los comentarios de Francisco Rodríguez Marin en El ingenioso hidalgo Don Q11ijote de la Mancha. vol. Jfl, ed. Francisco Rodríguez Marin, Madrid: Atlas, 1947-1949, p. 171, nota 3; Luis Astrana Marln, Vida ejemplar y heroica de Miguel de Cervantes Saavedra, vol. 11, Madrid: Instituto Editorial Reus, 1949- 1952, pp. 387-388; y Francisco Ayala, <<la invención del Quijote», l os ensayos. Teoría y crítica literaria, Madrid: Aguilar, 1972, p. 654. Sobre la historia del ca11tivo, cf Allen, op. cit. ; Edward C. Riley, «Episodio, novela, y aventura en Don Quijote», Anales 302 Cervantes en Argel Luis Andrés Murillo, quien propuso que La historia del Cautivo fue redactada como un cuento autónomo en los años 1589-1590 y luego incluida en Don Quijote. El relato narrado por el capitán Ruy Pérez de Viedma sería entonces un prolegómeno (prólogo) a la novela, un Ur-Quijote, como indicó Murillo 20• Sus correspondencias con la novela serán analizadas más adelante. Fechar es firmar, como nos recuerda Derrida, y fechar desde un sitio particular es también identificar el lugar de la firma 21 • Varias fechas y firmas cruzan La historia del cautivo, marcando puntos críticos en la narración autobiográfica de Cervantes. Aunque la primera fecha identifica a La Mancha como el lugar originario de la signatura, el relato del Cautivo se desliza en seguida hacia el Mediterráneo, para retomar, una vez más, a los baños de Argel. Y es en la recreación de Ja propia esclavitud argelina donde reaparece una firma significativa, esta vez como la contraseña del propio nombre de Cervantes: «Un soldado español, llamado tal de Saavedra» (DQ I, 40; énfasis mío). Encarnado en esta firma -Saavedra- el cuerpo de Cervantes surge como una aparición fantasmal en la puesta en escena de su propio cautiverio. Como he sugerido en el capitulo 3, «Saavedra» no era el apellido de Cervantes, ni tampoco un patronímico que llevaran sus antepasados cercanos. El autor adoptó este apellido algunos años después de su retomo de Argel. Un pariente lejano, Gonzalo Cervantes Saavedra, seguramente influyó sobre Cervantes en su elección de un segundo nombre. Poeta y escritor, Gonzalo tuvo que abandonar su Córdoba natal en 1568 después de un duelo, una historia similar a la del joven Cervantes, quien quizás escapó de Madrid por motivos similares en 1569 22 • Gonzalo se había embarcado en las galeras Cervantinos. 5 ( 1955-1956), 209-230; Márquez Villanucva, op. cit., pp. 92- 140; Jucrgen Hahn, «El capitán cautivo: The Soldier's Truth and Literary Precept in Don Quijote, Part 1», Journal of Hispan/e Philology, 3 (1979), 269-273; y Luis Andrés Murillo, «Cervantes's Tale of the Captive Captain», Florilegium Hispanicum: Medieval and Golden Age Srudies Presented ro Dorothy Clotel/e Stark. ed. J. S. Geary et al.. Madison, Wisconsin: Hispanic Seminary of Medieval Studies, 1983, pp. 229-243. Jaime Oliver Asln discute la historicidad de La historia del cautivo en su clásico ensayo «La hija de Agi Morato», Boletín de la Real Academia Española, 27 ( 1947-1948), 245-339. 20 Luis Andrés Murillo, «El Ur-Q11ijore: nueva hipótesis», Cervantes. 1 (1981), 43-50; y también por Murillo, «The Chronology of Compositioro>, Th e Golden Dial: Temporal Conflguration in Don Quijote, Oxford: The Dolphin Book Co, 1975, pp. 72-98. 21 Derrida, Otobiographies, op. cit., p. 11 . 22 Astrana Marin, op. cit.. vol. l, pp. 23-25. Una erótica de la creación: «La historia del cautivo» 303 de don Juan de Austria y, por tanto, posiblemente peleó también en Lepanto. Miguel debió de haberlo conocido personalmente, ya que incluyó el nombre de Gonzalo Cervantes Saavedra entre los poetas cordobeses elogiados en el «Canto de Calíope» de La Galatea ( 1585). Arruinado después de una vida soldadesca disipada, Gonzalo zarpó para las Indias en 1594, pero pereció en un naufragio cerca de La Habana 23 . Le hubiese servido de modelo o no este Gonzalo, lo cierto es que Cervantes revela su fascinación con el nombre «Saavedra», como veremos a continuación. El apellido «Saavedra>> aparece por primera vez en El trato de Argel. drama compuesto por Cervantes después de su regreso de Berberia. Saavedra, el soldado cautivo que funciona como portavoz del autor, emerge en esta obra en medio de un gran número de personajes históricos y de ficción. Al representar el modelo épico del cautivo cristiano que afinna su fe y patriotismo incluso frente a la muerte, el personaje Saavedra sugiere una imagen idealizada del yo creada por Cervantes durante el cautiverio con miras a afianzar su propia supervivencia psíquica. Como ha planteado Ciriaco Morón Arroyo, «Cervantes tuvo la experiencia más dura y más enriquecedora que puede tener el hombre: el cautiverio. Estar cautivo es vivir intensamente la experiencia de que no debes contar jamás con el próximo instante» 24 • El encuentro con la muerte marca radicalmente El trato de Argel, obra que inaugura la insistente repetición de testimonios literarios cervantinos sobre su experiencia argelina. Este drama no sólo representa un testimonio personal y colectivo sobre las vicisitudes de la esclavitud en Argel sino que surge, simultáneamente, en Cervantes como un fruto del trauma del cautiverio. Como he planteado en estas páginas, el trauma implica haber sido traspasado por la muerte, haberla vivido de alguna manera. Es Saavedra, un alter ego de Cervantes, quien recita uno de los más hermosos versos de indudable sabor autobiográfico en esta obra dramática: Cuando llegué cautivo y vi esta tierra tan nombrada en el mundo, que en su seno 21 /bid., pp. 26-27. Francisco Rodríguez Marín plantea que Miguel de Cervantes pudo haber ido a la escuela en Córdoba con Gonzalo Cervantes Saavedra; cf. su ensayo «Los Cervantes cordobeses que no son parientes del autor del 'Quijote,' lo son en grado lejano», Estudios cervantinos, Madrid: Atlas, 1947, pp. 158-164. 24 Ciriaco Morón Arroyo, Nuevas meditaciones del Quijote. Madrid: Gredos, 1976, p. 139. Cervantes en Argel 304 tantos piratas cubre, acoge y cierra, no pude al llanto detener el freno que a pesar mío, sin saber lo que era me vi el marchito rostro de agua lleno 25 • Si Saavedra encama los valores de la Espaiia de Felipe 11, también representa claramente al ex cautivo Miguel de Cervantes, incluso quizás encama los atributos que le permitieron soportar su largo cautiverio. Cervantes le otorga de nuevo el nombre «Saavedra>> al héroe de El gallardo español, una comedia histórica probablemente escrita entre 1597 y 1606, en la época en que el escritor estaba componiendo su obra maestra. Esta comedia dramatiza el ataque turco-berberisco al presidio espaiiol de Orán, en 1563, por las tropas de Hasan Pachá, el hijo de Barbarroja (c. 15171570}- un homónimo del renegado veneciano Hasan Pachá-. Recordemos que unos meses después de su liberación, entre mayo y junio de 1581 , Cervantes viajó a Orán en una misión realizada para los servicios secretos de Felipe 11 26• AJlí se entrevistó con el Gobernador de Orán, don Martín de Córdoba, a quien el excombatiente de Lepanto debió de haberle contado su largo cautiverio en Argel, así como sus dos intentos de fuga hacia Orán, el primero en 1576, y el segundo en 1578 -éste sería el tercer intento de fuga de Cervantes de su prisión argelina. En su segunda tentativa de evasión, planeada en 1578, Cervantes le envió una carta al gobernador de Orán, en la que le solicitaba ayuda para escapar del baño del bey (gobernador) de Argel, Hasan Pachá, junto con varios caballeros cristianos. El moro amigo que lleva la carta fue apresado a las puertas de Orán, devuelto a Argel a manos de Hasan Pachá y, finalmente, empalado. Por su parte, el cautivo Cervantes estuvo a punto de perder la vida en este episodio 27• Don Martín de Córdoba conocía bien el baño del bey de Argel, pues años atrás habla sido prisionero 2 ' Miguel de Cervantes, Obra completa, vol. Il, El trato de Argel. ed. Florencia Sevilla Arroyo y Antonio Rey Hazas, Madrid: Alianza, 1996, Jornada 1, vv. 396-403; en adelante citado por acto o jornada y versos. 26 Krzystov Sliwa, ed., Documentos de Mig¡¡el de Cervantes Saavedra. Pamplona: Ediciones Universidad de Navarra, 1999, pp. 120- 12 1; sobre esta misión a Orán, cf Jean Cazanave, «Cervantes a Oran, 158 1», Société de Géographie et d 'Archéologie d'Oran, 43 ( 1923), 215-242. 27 Canavaggio, op. cit.. pp. 98-99. Una erótica de la creación: «La historia del cautivo» 305 de los argelinos 28 • A su vez, don Martín debe de haberle relatado a Cervantes la historia de la heroica resistencia española en el presidio de Orán durante el asedio de 1563 (I'rato, 1.396-403), resistencia evocada por el futuro autor en su drama El gallardo español, cuya acción tiene por telón de fondo la intrépida defensa de la ciudad contra los turcos. De hecho, don Martín de Córdoba habla sido uno de los héroes de esta épica resistencia contra los ejércitos otomanos. PASAJES, MÁRGENES, FRONTERAS Más allá de la experiencia común del cautiverio vivida con veinte años de distancia aproximadamente, el soldado de Lepanto y el héroe del sitio de Orán parecen haber tenido otros puntos de contacto. El gobernador de Orán era un hombre de frontera, esa opresiva frontera entre la España cristiana y el mundo musulmán que, con la conquista del reino de Granada por los Reyes Católicos, en 1492, se desplazó hacia las costas africanas. La toma de Granada parece ser retrospectivamente el último episodio de una larga saga. Sin embargo, la Reconquista de la Peninsula Ibérica se prosiguió en la conquista del Norte de África. El estrecho de Gibraltar no se contemplaba como una frontera natural sino como un lazo entre dos zonas que habían estado unidas durante mucho tiempo. Así, desde fines del siglo xv, los españoles se dedicaron a la conquista de los pueblos costeros africanos. La visión de un mundo hispano-cristiano más allá de la Península surge claramente en el testamento de la reina Isabel la Católica (1504), quien alienta a sus súbditos a continuar la lucha contra el Islam conquistando el norte de África 29 . Gracias 28 Capturado en la trágica derrota de Mostaganem (1558), en la que su padre, el conde de Alcaudete y gobernador de Orán, perdió la vida, Don Martin de Córdoba fue apresado junto con miles de soldados españoles. Poco después, intentó organizar una rebelión entre los esclavos de Argel. Fue delatado y miles de cautivos fueron ejecutados. Su rescate costó la enorme suma de 23.000 escudos de oro; cf Diego de Haedo [sic Antonio de Sosa], Topografía e historia general de Argel, vol. 11, Ed. Ignacio Bauer y Landauer, Madrid: Sociedad de Bibliófilos Españoles, 1929, pp. 96-97, en adelante citada como Topografia . 29 Cf el capitulo 1 de este estudio para un resumen de estos temas. Cf también el notable estudio de M. J. Rodríguez Salgado, Un imperio en transición: Carlos V. Felipe 11 y su mundo, 1551-1559, Barcelona: Crítica, 1992, pp. 476-486. 306 Cervantes en Argel a la financiación de aristócratas destacados, del clero y de las ciudades, que también aportaron la mayor parte de los recursos humanos constituidos generalmente por voluntarios, los españoles lograron adueñarse de pueblos costeros en Ja costa del Magreb, adonde construyeron presidios: Melilla (1497), Mazalquivir (1505), Peñón de Vélez (1508), Orán (1509), Mostaganen, Tremecén, Peñón de Argel y Bujía ( 151 O). Estas plazas se consideraban como bases para la conquista del interior. La frontera hispánica mediterránea se desplazó, por tanto, en el siglo xv1 hasta el Norte de África. En la década de 1570, esta frontera político-religiosa estaba constituida por la misma cuenca mediterránea y, en particular, por los presidios españoles norteafricanos. El más importante de estos presidios era el de Orán, que se erguía como una isla en medio de Jos territorios enemigos de las costas norteafricanas. Heridos de muerte en virtud del poco apoyo e interés mostrado por Carlos V y posteriormente por Felipe Il, los presidios norteafricanos irían cayendo paulatinamente ante el empuje de los musulmanes. A mediados del siglo xv1, de las conquistas originales españolas sólo quedaban Melilla, Mazalquivir, Orán y Bujía. Entre estos bastiones del poder hispano-cristiano, Orán se había erigido en la nueva frontera en la cruzada española contra el Islam. Una relación sobre un desafio entre moros y cristianos, publicada en Sevilla en 1554, efectivamente aclara que los caballeros cristianos tienen que pelear continuamente «en Orán porque es frontera» 3 En su Tesoro de la lengua castellana .o española, Covarrubias define el ténnino «frontera» como «la raya y término que parte dos reinos, por estar el uno frontero del otro». De la misma manera, el adjetivo «fronterizo» se usaba en el siglo xv1 para calificar a los individuos que servlan en las fro nteras, especialmente a los soldados que guardaban estos territorios. La oposición y contigüidad evocadas por estas definiciones hallaban un eco en la vida de los presidios norteafricanos, donde los soldados españoles establecían relaciones con sus vecinos beréberes o moros y, a la vez, peleaban contra estos enemigos. Si por un lado, los gobernadores de Orán habían cultivado cuidadosamente la amistad de las tribus locales de Tremecén, creando una red de alianzas que constituían una frontera o estado tapón a su alrededor, por otro, por º. 30 Citado por Augustin Redondo, «Moros y moriscos en la literatura española de los años 1550-1580», Judeocon versos y moriscos en la literatura del Siglo de Oro, Actas del «Grand Séminaire» de Neuchátel, Neuchátel, 26-27 de mayo de 1994, ed. Irene AndresSuárez, Parts: DifTusion Les S elles Lettres, 1995, p. 59. Una erótica de la creación: «La historia del cautivo» 307 medio de las constantes razzias y expediciones de castigo al otro lado de estos limites, se habían convertido en una fuerza importante en la política del Magreb. Como su padre y hermanos, don Martín de Córdoba fue un «soldado fronterizo». Esto lo asocia con el protagonista de El gallardo español de Cervantes. El héroe de la comedia El gallardo español, don Femando de Saavedra, es un hombre de frontera que fluctúa entre el enclave español de Orán y el aduar en el que vive la bella mora Arlaxa. Como típico hombre de frontera, don Femando responde al reto lanzado por un moro y cruza al campo enemigo, donde fraterniza con el adversario e incluso se viste de moro. Pese a ello, durante el ataque a Orán, el héroe se vuelve contra los moros y defiende heroicamente el presidio cristiano amenazado (Trato, I.396-403). Su ambigua situación es acentuada por la pregunta que se repite sin tregua en Orán: «¿Que sea moro, don Femando?», pregunta que se responde con una afirmación: <<Así lo van pregonando / los niños por la ciudad» 32• La comedia de Cervantes recalca la inquietante realidad de estos hechos históricos. Desertar y cambiar de bando, «volviéndose moro», era muy común en los presidios norteafricanos, donde los soldados españoles sufrían terribles privaciones 33 • Cansados de una existencia llena de sacrificios, en la que el dinero, los alimentos y la ropa escaseaban, los soldados de estas guarniciones optaban frecuentemente por desertar y llegar hasta Argel, donde se convertlan frecuentemente al Islam. Unos datos históricos iluminan el doloroso panorama de estas plazas en el siglo xv1. En 1556, el conde de Alcaudete y gobernador de Orán informaba a la Corona de que la falta de dinero y de provisiones había provocado una deserción masiva entre sus hombres. Más aún, la guarnición l 2 Miguel de Cervantes, El gallardo espa1iol, Obra completa, vol. XIII, ed. Florencio Sevilla Arroyo y Antonio Rey Hazas, op. cit., vv. 1280-3. Cf también Jean Cazenave, «El gallardo español de Cervantes ( I)», Langues Néo-ÍAtines, 126 (1953), 5-17, y «El gallardo español de Cervantes (2)» Langues Néo-Latines. 127 (1953), 3-14. María Soledad Carrasco Urgoiti estudia el problema fronterizo en la obra: «El gallardo español como héroe fronterizo», Actas del Tercer Congreso lnternacionol de Cervantistas, Gala Galdana. Menorca. 20-25 de oc111bre de 1997. Palma: Universitat de les Jlles Balears, 1998, pp. 571-581. JJ Garcla Arenal y de Bunes, Las españoles en el Norte de África: Siglos XV-XVIII, pp. 238-55; cf también el importante libro de Beatriz Alonso Acero, Orán-Mazalquivir. 1589-1639: una sociedad española en la frontera de Ja Berbería, Madrid: Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 2000, pp. 421-432. 308 Cervantes en Argel se estaba desintegrando: el Estado español debía entonces más de 130.000 ducados en salarios atrasados a los defensores de Orán 34 . Basado en el histórico don Femando de Cárcamo, quien defendió heroicamente la fortaleza de Mazalquivir durante el sitio de Orán de 1563, don Femando de Saavedra también recuerda al valiente cautivo de los romances de «Río-verde» que concluyen la primera parte de las Guerras civiles de Granada de Ginés Pérez de Hita. El «Romance de Sayavedra» alude a la histórica figura de Juan de Sayavedra, capturado por los moros de Granada en 1448, durante una expedición cerca de Marbella 35. Es significativo que este héroe haya sido igualmente un hombre de frontera que se movía en los márgenes permeables a la cultura del otro. Como plantea María Soledad Carrasco Urgoiti, la tregua era la condición más frecuente de la frontera hispánica medieval, donde se llevaban a cabo tratos, intercambios comerciales, visitas oficiales de dignatarios e incursiones clandestinas. En ellas, se intentaba a menudo pasar desapercibido usando el vestido, los gestos, y la lengua misma del estado vecino 36• Surge ahora una consideración importante en relación con las resonancias que Cervantes logra suscitar a través de los nombres de sus personajes. La familia que encamaba la cultura de la frontera durante varios siglos en la España medieval no era la de los Mendoza, ni la de los Fajardo, ni la de los Narváez. Era la familia Saavedra 37• Originalmente de Galicia, los Saavedra se establecieron en Sevilla alrededor de 1351 y en el siglo xv se hablan convertido ya en uno de los linajes más influyentes de la ciudad, conocidos tanto por su defensa de la frontera con el reino de Granada como por sus correrías a través de estos territorios. Marcados por una intensa atracción hacia la frontera, los Saavedra hicieron su fortuna viviendo literalmente en el filo de estos linderos. Ser un Saavedra, como lo intuyó quizás Cervantes, era ser parte de un destino simultáneamente trágico y glorioso, un destino muchas veces sellado por Ja muerte. De hecho, Juan de Sayavedra, el héroe del ro34 Asimismo, el Estado español tenía una deuda de 600.000 ducados con las guarniciones africanas en concepto de salarios atrasados, entre los que no se cuentan los salarios adeudados a los defensores de Orán; cf Rodríguez Salgado, op. cit.. pp. 411 y ss. lS Romancero viejo, ed. Mercedes Díaz Roig, Madrid: Cátedra, 1988, p. 75; Ginés Pérez de Hita, Guerras Civiles de Granada, Primera parte, ed. Shasta M. Bryant, Newark, Delaware, Juan de la Cuesta, 1982, pp. 308-311 . 36 Carrasco Urgoiti, op. cit., p. 572. 37 /bid.. p. 575. Una erótica de la creación: «La historia del cautivo» 309 manee medieval, era un miembro de los famosos Saavedra (o Sayavedra) de Sevilla. Como vimos antes, Sayavedra fue derrotado y capturado por los moros de Granada en una expedición de 1448, en la que casi todos sus hombres fueron masacrados. Llevado a Granada como cautivo, se le fijó como rescate la enonne suma de 12.000 doblas 38• Anotemos de pasada que las similitudes con la captura y el cautiverio de Cervantes son asombrosas. Los romances aparecidos en Ja frontera con Granada durante el siglo xv retomaron algunos de los incidentes históricos más relevantes, interpretando o comentando la vida pública contemporánea. De hecho, las refriegas fronterizas y la constante posibilidad de cautive.rio a manos del enemigo le otorgaba una calidad aventurera a Ja existencia de soldados y lideres en los territorios de la frontera. Como sugiere Carrasco Urgoiti, este ambiente se intensifica en Jos romances fronterizos, basados en los antiguos romances tradicionales e influidos por un nuevo sentido de lo dramático que se interesaba por el destino individual, sujeto a súbitos cambios de fortuna 39 • Es así como la captura de Juan de Sayavedra en la frontera con Granada dio pie a la creación de varios romances cuyo tenor afectivo subraya el impacto del incidente en la comunidad afectada por estos hechos 40• Como ocurriría posteriormente en la Berbería del siglo xvi, el Saavedra del Romancero es tentado a apostatar y a pasarse al lado enemigo. En el «Romance de Sayavedra>>, el rey de Granada intenta convencer al cautivo con ofertas tentadoras: «Calles, calles, Sayavedra, / cese tu melancolía; / tómate moro si quieres / y verás qué te daría:/ darte he villas y castillos I y joyas de gran valía» (vv. 26-28). Dentro de la tradición difundida por estos romances, el heroísmo de Sayavcdra consiste en mantener su fe cristiana a pesar de estas promesas. El Romancero lo consagrará a la fama, haciéndolo morir en una emboscada. 31 Rafael Sánchez Saus, «Los Saavedra y la frontera con el reino de Granada en el siglo xv», Estudios sobre Málaga y el Reíno de Granada en el V Centenario de la Conquista, Málaga: Servicio de Publicaciones, Diputación Provincial de Málaga, pp. 163-182. 39 Maria Soledad Carrasco Urgoiti, The Moorish Novel: «El Abencerraje» and «Pérez de Hita», Boston: Twayne, 1976, pp. 43-46. 40 Aunque el hecho histórico de los romances de «Rio Verde» se remonta a 1448, estos romances fueron compuestos años más tarde, después de la muerte de don Alonso de Aguilar a manos de los moriscos insurgentes en Granada, en 1501; cf Luis Seco de Lucena, Discurso de apertura. Universidad de Granada: curso 1958-1959, /nvestigaciones sobre el romancero: Estudio de tres romances fronterizos. Granada: Universidad de Granada, 1958. Cervantes en Argel 310 La reaparición del nombre «Saavedra» en la comedia El gallardo español de Cervantes, obra que destaca la dramática atracción de la frontera en relación con su héroe, sugiere que Saavedra es una encarnación de la frontera. Como hemos visto, Saavedra evoca los linderos culturales y geográficos entre Jos territorios cristianos y musulmanes. El problema de la frontera y de los individuos que vivían en esas zonas fronterizas, ni aquí ni allá -o aquí y allá a la vez- , recuerda el período de marginación, o período liminar, descrito por el antropólogo Victor Turner en su estudio de los ritos de pasaje• 1• Tumer ha definido este período liminar como una situación interestructural que constituye una transición entre estados. El término estado se define aquí como «una condición relativamente fija o estable», que incluye un estatus legal, una profesión, un rango, o un grado; pero, también, un estado mental o emocional en que puede encontrarse un individuo o un grupo, en un tiempo particular. Muchos ritos de pasaje tienen períodos liminales bien desarrollados. Este estado de transición es un proceso que supone una transformación 42. El estado de cautiverio, así como la situación de los soldados que vivían en los límites entre dos culturas, transformaba a estos individuos en seres transicionales «O personas liminales», cuyo estatus recuerda el período liminar intrínseco a casi todos los ritos de pasaje. Como la persona liminar en los ritos de pasaje, que «ya no es clasificada y que, a Ja vez, no ha sido todavía clasificada» 43, tanto Jos cautivos como los soldados fronterizos en el Norte de África habían sido arrancados de un punto en una estructura social fija para entrar en un período ambiguo o zona liminar. Como arguye Turner, la persona liminar no está ni viva ni muerta desde un punto de vista, y está, a la vez, viva y muerta, desde otro, definición que se asemeja a las descripciones de Cervantes y de Antonio de Sosa acerca del cautivo como un ser jurídica y socialmente <(llluerto». Igualmente, los seres liminales no tienen nada: no tienen un estatus, ni una propiedad, ni una insignia, ni ropa secular, ni un rango, ni una posición, etc. Como los cautivos, la persona liminar está caracterizada por su total privación, por su penuria extrema. 41 Víctor Turner, «Bctwixt and Between: The Liminal Period in Rites of Passagc», Tire Forest of Symbols: Aspects of Ndembu Ritual. Ithaca, Nueva York: Cornell University Prcss, 1967, pp. 93-95. 42 /bid.. p. 95. 43 /bid., p. 96. Una erótica de la creación: «la historia del cautivo» 311 Estas conexiones subrayan la importancia de lo liminar y, concomitantemente, de los estados fronterizos o estados límites en la obra de Cervantes. Sus relaciones con los renegados argelinos, desde los más pobres hasta los personajes más importantes de la ciudad, así como el significativo papel que estos individuos tienen en su ficción, han sido discutidos en capítulos anteriores de este estudio. La fascinación y la preocupación de Cervantes por aquellos que vivían a caballo entre dos mundos, siendo partícipes de diversas culturas, es una constante en su obra. Otros personajes cervantinos, como Zoraida en La hístoria del cautivo, se mueven en esas zonas periféricas, abiertas a varias culturas. La frontera es un motivo histórico relevante y estructural en El amante liberal y en La española inglesa, entre otras obras cervantinas que enfocan el cruce de límites geográficos y culturales, incluyendo la oscilación entre lenguas diferentes. ¿No podríamos asociar esa fijación con los límites con la condición de Don Quijote, que encama Ja frontera entre la locura y la sanidad mental, y que se mueve de uno a otro lado con sólo escuchar una frase, situación que aterra a sus amigos y enemigos por igual? Como sugieren estos lineamientos, quiero proponer que el cautiverio de Cervantes lo colocó durante varios años en la posición liminal del cautivo, del renegado, del soldado fronterizo, o de la persona liminal que no es esto ni aquello -«ni chicha ni limonada>>, para utilizar el refranero colombiano- y que, sin embargo, es ambas cosas a la vez. Esto explicaría su identificación con Aurelio, un personaje fronterizo en El trato de Argel, y su rechazo simultáneo de la posición oscilante de este personaje a través de Saavedra, el doble de Aurelio (y de Cervantes) en esta obra. Desde esta perspectiva, podríamos pensar en el cautiverio de Cervantes -e incluso, en los efectos traumáticos del mismo-, como un rito de pasaje, un tipo de pasaje transicional a través de las fronteras del Imperio Español y de los confines geopolíticos y culturales del Mediterráneo, transición que le permitió al sujeto Cervantes «crecem y convertirse en otra persona. La frontera, así, tiene un lugar privilegiado en la compleja red de slmbolos de nuestro autor, como lo confirman los personajes que ostentan el nombre o apellido «Saavedra>> en su producción literaria. «Saavedra» también apunta a otra frontera en Cervantes, a saber, la línea que cruza el corpus y el cuerpo del escritor y, más concretamente, el simbólico apellido que adoptó después de su retomo de Berberia 44• 44 Cervantes pudo haber usado el apellido Saavedra en Argel, en una carta en Jatin escrita por el doctor Antonio de Sosa al papa Gregorio Xlll y a varios gobernantes europeos. Cervantes en Argel 312 UN SEGUNDO NOMBRE A partir de 1586, aproximadamente seis años después de su regreso de Argel, Cervantes comenzó a aftadir el apellido Saavedra a su nombre, en documentos relacionados con su matrimonio con Catalina Palacios Salazar. Todo indica que «Saavedra>>fue un nombre libremente escogido por Cervantes después de su liberación, y que esta elección apunta a una compleja red de significantes, en particular a problemas de identidad derivados del trauma del cautiverio. Así, el 9 de agosto de 1586, en Esquivias, Miguel de Cervantes Saavedra firmó una carta dotal en la que reconoce haber recibido la dote asignada a su esposa, Catalina de Palacios Salazar, y en la que promete administrar adecuadamente estos bienes. En una segunda escritura firmada el mismo día, su suegra Catalina de Palacios nombró a Miguel de Cervantes Saavedra «administrador absoluto de toda su hacienda>> 4 s. Ocho meses después, en T~ledo, el 28 de abril de 1587, Miguel de Cervantes Saavedra le concedió un poder general a su mujer Catalina Palacios Salazar con plena autoridad para hacer negocios en su nombre y para representarlo legalmente 46. Al no haber logrado una posición en Castilla, Cervantes se aprestaba a viajar a Andalucía, donde trabajaría durante diez años aproximadamente como nuevo comisario general de abastos para las galeras de Felipe n. En casi Entre las veintinueve firmas de cautivos de varias naciones está la de Miguel Cervantes Saavedra. Este memorial, que atestiguaba sobre el comportamiento heroico del rescatador de cautivos Jorge de Olivar, fue reproducida por Cristóbal Pérez Pastor, Documentos cervantinos hasta ahora inéditos, vol. ll. Madrid: Establecimiento Tipográfico de Fortanet, 1897-1902, pp. 379-380; ej. Antonio de Sosa «a Gregorio Xlll», Fray Bernardo de Vargas, Cronica Sacri et militare Ordinis B. Mariae de Mercede, redemptionis captivorvm [... ], Panonni: Apud IoaMem Baptistam Maringum, 1622, pp. 107-109; la carta fue incluida en Fray Francisco de Neyla, Gloriosa fecundidad de la Virgen Maria en el campo de la Católica Iglesia [... ], Barcelona: Rafael Figueró, 1698, pp. 191- 195. Ambas obras fueron editadas tras el apogeo de Cervantes en 1605, cuando el autor era ya conocido como Miguel de Cervantes Saavedra, por lo que es posible que et apellido Saavedra haya sido añadido a su finna. •s Sliwa, op. cit., pp. 138- 143; Pérez Pastor, op. cit.. p. 98 y ss. '6 Sliwa, op. cit., pp. 143-146. Una erótica de la creación: «La historia del cautivo» 313 todas las cartas y documentos finnados en Sevilla y en otras villas andaluzas después de 1587, su nombre aparece como Miguel de Cervantes Saave- dra 47. La adición de un segundo nombre -un apellido que no correspondía a la familia inmediata- resulta significativa en un hombre que acababa de cumplir los cuarenta años y que se habla casado con una mujer casi veinte afios menor -el matrimonio de Cervantes se celebró el 12 de diciembre de 1584. La importancia de esta acción debe ser señalada, aunque Ja adopción de un apellido distinto al del propio padre no constituía un hecho demasiado estrambótico en Ja España del siglo xv1. Los criminales cambiaban a menu· do de nombre y de apellido, de la misma manera que Jos conversos procesados por la Inquisición -cuyos nombres se fijaban a los sambenitos colgados de los muros de las iglesias- se veían obligados a adoptar nuevos apelativos. La costumbre general que permitía a un individuo asumir un apellido diferente al de su padre es puesta de relieve por numerosas novelas y comedias del Siglo de Oro. En Ja misma línea que Cervantes, el escritor y dramaturgo Vélez de Guevara (1579-1644), cambió su nombre de bautizo, Luis Vélez de Santander, por el de Luis Vélez de Guevara, nombre por el cual es hoy conocido 48 • Vale añadir que el cambio de apellido en Vélez de Guevara obedece también a una experiencia traumática de su juventud. La transmisión de patronímicos en Ja nobleza o baja nobleza castellana seguiría cursos complicados y a menudo imprevisibles hasta incluso más allá del siglo xvm. En general, el apellido paterno se reservaba para el primogénito y los demás hijos mayores, mientras que el resto de Ja prole recibfa otros apellidos del linaje, como los de la madre y parientes cercanos. Magdalena, Ja propia hermana de Cervantes, asumió como adulta los apellidos Pimentel de Sotomayor en vez del patronímico Cervantes que le había sido otorgado 47 Sobre Saavedra, cf Francoise Zmantar, «Miguel de Cervantes y sus fantasmas de Argeb>, Quimera, 2 de noviembre de 1980, 31-37; y, por la misma autora, «Saavedra et les captifs du Trato de Argel de Miguel de Cervantes», l 'autobiographie dans le monde hispanique, Actes du Col/oque lnternational de la Baume-les-Aix, I 1-13 Mai 1979, Aix-enProvcncc: Université de Provence, 1980, pp. 185-203. 48 Cervantes alude con afecto a Vélez de Guevara, a quien llama «quitapesares»: «Topé a Luis Vélcz, lustre y alegría/ y discreción del trato cortesano,/ y abracéle, en Ja calle, a medio día>>, Viaje del Parnaso, v. 394-ó, en Cervantes, Poesías completas, op. cit.. vol. I, p. 175. 314 Cervantes en Argel en el bautizo 49 • A su vez, la madre de Cervantes, Leonor de Cortinas, adoptó el patronímico de su propia madre, quien, por su parte, tomó el de su padre. Para ilustrar estas complejidades, consideremos el caso del noble Nicolás de Ovando, amante de Andrea de Cervantes, hermana de Miguel. Nicolás recibió el ilustre patronímico de su madre, María de Ovando, en vez del de su padre, Luis Carrillo, pese a ser el primogénito. El apellido de la madre era más prestigioso so. El resto de la prole recibió diferentes apellidos: algunos se llamaron Carrillo, otros Ovando, y el tercer hijo se llamó Berna! Francés de Zúñiga, en honor del abuelo paterno, un famoso capitán de los Reyes Católicos si . El nombre del arquitecto Juan de Herrera puede servir de otro ejemplo: sus padres eran don Pedro Gutiérrez de Maliaño y María Gutiérrez de la Vega, y su abuelo se decla Ruy Gutiérre.z de Maliaño de Herrera 52• Notemos, sin embargo, que estas prácticas nobiliarias relacionadas con el otorgamiento de apellidos no explican el uso del apellido Saavedra por parte de Cervantes en su vida y en su ficción . Hay algo más. El apellido Saavedra parece reivindicar nuevas paternidades, como la que asumió Cervantes en su Prólogo a las Novelas ejemplares: «Estas [novelas] son mías propias [ ... ]; mi ingenio las engendró y las parió mi pluma, y van creciendo en los brazos de la estampa»s3• Desde una perspectiva vital y biológica, sin embargo, «Saavedra» es también el nombre que Cervantes le otorgó a Isabel, la hija natural que tuvo con la actriz Ana Franca. En los documentos recogidos por Pérez Pastor, la niña es llamada Isabel de Saavedra. Ella debió esperar hasta 1608, año de su segundo matrimonio, para que los dos apellidos de su padre le fueran finalmente conferidos, como lo confirma la carta de pago de su dote, donde aparece como «Isabel de Cer- ~9 Curiosamente, Sotomayor era un apellido de la rama de los Cervantes Saavedra de Córdoba: le pertenecía a Alonso Cervantes de Sotomayor, un hennano de Gonzalo Cervantes Saavedra. 50 Ovando era descendiente del famoso gobernador de Indias en la Española, Nicolás de Ovando ( 1502-1509), quien introdujo el régimen de encomienda de los indios. si Astrana Marin, op. cit., vol. 11, pp. 44-45. sl Ángel de los Ríos, Ensayo histórico, etimológico y filológico sobre los apellidos castellanos desde el siglo X hasta nuestra Edad, Madrid: Imprenta de M. Tello, 1871, p. 60. jJ Miguel de Cervantes, Novelas ejemplares, vol. I, ed. Hany Sieber, Madrid: Cátedra, 1988, p. 52. Una erótica de la creación: «La historia del cautivo» 315 vantes y Saavedra, [... ] hija legitima de Miguel de Cervantes Saavedra» 54 • De paso, notemos que la composición y puesta en escena de El trato de Argel (ca. 1581-1583) coincide aproximadamente con el nacimiento de Isabel de Saavedra - alrededor de 1584. Cervantes contrajo matrimonio con Catalina de Salazar en diciembre de ese año. Para resumir: el lustro ocurrido entre 1581 y 1586 fue crucial para Cervantes. Marcó su regreso a España después de su misión secreta a Orán en 1581; su re inserción en la sociedad española después de una ausencia de doce afios, cinco de los cuales transcurrieron en los baños de Argel; la composición y puesta en escena de El trato de Argel y La Numancia, además de otras comedias aplaudidas por el público madrilefio; y la publicación de su primera novela La Galatea (1585). Tres sucesos cruciales cruzaron la intensa actividad literaria de este período: el nacimiento de su hija natural Isabel, que sin duda mantuvo en secreto; su matrimonio con Catalina de Salazar, en 1584; y la muerte de su padre, Rodrigo de Cervantes, en 1585. La muerte del padre, como afinnó Freud, es «el acontecimiento más importante, la pérdida más desgarradora en la vida de un hombre» ss. Ciertamente, la muerte del padre sumergió a Freud en un intenso período de duelo que lo llevó a realizar un auto-análisis y a escribir un libro sobre los sueños 56• En un articulo esclarecedor sobre la muerte y la crisis del mediodia, Elliot Jaques ha demostrado que, alrededor de los cuarenta años, se produce una crisis enonne causada por la realización de que no hay suficiente tiempo de vida, crisis acentuada por la muerte de los padres, que usualmente ocurre en esta época s1• En ciertos individuos especialmente dotados, esta crisis resulta en una liberación de posibilidades que permite que aquel o aquella que era meramente creativo o creativa se convierta finalmente en un creador o creadora, y que Ja persona que ya era un genio cambie de inspiración e, incluso, de géneros de producción. Para crear, como aduce Didier Anzieu, es siempre necesario matar a alguien de una manera imaginaria o simbólica. El 54 Pérez Pastor, op. cit., vol. 1, pp. 131 -137, 147-155; énfasis mío. ss Sigmund Freud, Prólogo a la 2.1 edición de La interpretación de los sueños, Obras completas, ed. James St:racbey, trad. José L. Etcheverry, vol. IV, Buenos Aires: Amorrortu, 1976, p. xxvi. l6 Didier Anzieu, El autoanálisis de Freud: descubrimiento del psicoanálisis. trad. Ulises Guiíiazú, México: Siglo Veintiuno, 1980. 51 Elliot Jaques, «Death and the Mid-Life Crisis», lntemational Journal of PsychoAnalysls, 46 (1965), 502-514. Cervantes en Argel 316 proceso se facilita si alguien acaba de morir, porque podemos matar a esa persona sin culpa 58 . No sabemos si el proceso de duelo por la muerte del padre puso en marcha en Cervantes un trabajo de intensa elaboración psíquica que tuvo efectos liberadores para su creación. Su adopción del apellido Saavedra, sin embargo, se dio en esta agitada etapa de su vida. Podemos asumir, en consecuencia, que más allá de la compleja red simbólica que el patronímico «Saavedra» invoca en Ja obra del escritor alcalaíno, su adopción por parte de Cervantes se encuentra vinculada tanto a Ja muerte del padre, como al nacimiento de nuevas ilusiones. Me explico mejor: la adición del apellido Saavedra surgió durante un fértil período de producción literaria -como indican las veinte o treinta comedias puestas en escena por Cervantes en las fases iniciales de su carrera y la publicación de La Galatea (1585}-. Más especificamente, Saavedra emergió en el contexto de dos empresas inaugurales: es el nombre del héroe en la primera obra dramática de Cervantes, y también el nombre otorgado a su primera y única hija, Isabel. Los primeros documentos que llevan los dos apellidos --<<Cervantes» y «Saavedra»- aparecieron en 1586, aproximadamente un año después de la muerte del padre y en el contexto de su matrimonio con Catalina de Salazar. El nuevo apellido, asociado con la creación, parece erigirse como una defensa contra la muerte, una afinnación de la vida que apunta a la inmortalidad. Esta afirmación de la vida en tomo a la continuidad biológica, una búsqueda que reivindica una especie de inmortalidad simbólica, se ve frecuentemente en los sobrevivientes de acontecimientos catastróficos. Más importante aún: la tarea general del superviviente supone un trabajo de fonnulación, mejor dicho, de «re-formulación» del sentido de la vida. Como afinna Robert Jay Lifton, esta tarea consiste en «desarrollar nuevas formas internas que incluyen el suceso traumático, lo que, a la vez, requiere que uno encuentre un sentido o significado en ello, de manera que el resto de nuestra vida pueda tener también un sentido y un significado» 59• De todas maneras, la lucha por encontrar modos resurgentes de inmortalidad simbólica es crucial para el sobreviviente, como lo comprueban las respuestas artísticas de Cervantes a los tremendos desafios de su vida. Es precisamente a través de los testimonios 8 Oidier Anzieu, Le Corps de l 'oeuvre, Paris: Gallimard, 1981, pp. 30-31 . Robert Jay Lifton, The Broken Connection: On Death and the Continuity of life, Nueva Yorlc Basic Books, 1983, p. 176; traducción mia. , ,9 ·I Una erótica de la creación: «la historia del cautivo» a literarios que recrean su experiencia de Argel, y mediante la creación de grandes obras de arte, como Cervantes responde a estos enormes retos. Varios años más tarde, en la historia del cautivo, interpolada en la primera parte de Don Quijote ( 1605), Cervantes asume el nombre de Saavedra. ya no como una identidad camuflada que reivindica el heroísmo de los cauúvos cristianos en Berbería, sino como una segunda identidad que habla de su experiencia trawnática en Argel. Recordemos que Saavedra, en este relato, es el nombre del esclavo cristiano cuya valerosa actuación frente al gobemador de Argel Hasan Pachá suscita la admiración del protagonista Ruy Pérez de Viedma, un alter ego de Cervantes. Con todo, apenas comienza a narrar las hazañas heroicas del soldado llamado «tal de Saavedra», el Cautivo se retira de este escenario: «Y si no fuera porque el tiempo no da lugar, yo dijera ahora algo de lo que este soldado hizo, que fuera parte para entretenemos y admiraros harto mejor que el cuento de mi historia» (DQ 1, 40). Su breve mención del individuo llamado «tal de Saavedra», alias Miguel de Cervantes, demuestra tanto un deseo de revelar como una necesidad de encubrir. Estas lineas tratan implicitarnente de la memoria y del olvido, de la remembranza y de la omisión, es decir, de la amnesia (voluntaria o involuntaria). En ese sentido, el pasaje citado muestra las marcas del trawna. De igual manera, la frase del Cautivo descubre una disociación radical entre el autor y sus personajes. Más aún, la referencia onomástica en boca del Cautivo abre un abismo entre el cautivo Ruy Pérez de Viedma y el fantaseado Saavedra, cuyo nombre revela la presencia de Cervantes en la recreación de su propio cautiverio. Recapitulemos: más allá de la escisión del sujeto sugerida por Jos desdoblamientos que surgen en estos pasajes cervantinos, el nombre «Saavedra» señala el umbral entre la vida y la muerte, a través de sus conexiones con el trauma y con la muerte del padre de Cervantes. No obstante, «Saavedra>> también invoca el límite entre el mundo cristiano y el musulmán, entre el heterogéneo universo de Jos «Cristianos de Alá» y el espacio ambiguo de los que retomaban a España «manchados» por un largo cautiverio en Berbeóa. Esta es Ja zona liminal, o zona intersticial, definida por Mary Douglas como el sitio de Jo impuro, de lo sucio y «contaminado» 60. Como espectros que literalmente volvlan a la vida, Jos hombres y mujeres que retornaban de Ber- ·s 1, 1, " s e ) ) J 1 J ~ t i 60 317 Cf Mary Douglas, Purity and Danger: An Analysis of Concepts of Pollution and Taboo. Nueva York, Praeger, 1966. Cervantes en Argel 318 bería eran vistos con recelo por sus compatriotas, considerados por los demás españoles como «contaminados» o, incluso, mancillados. No es fortuito entonces, que «Saavedra» designe a un hombre de frontera tanto en la historia de las guerras fronterizas con Granada, en las que brillaba el legendario Saavedra, como en la comedia El gallardo español de Cervantes. Como vimos anterionnente, el protagonista de este drama, don Femando de Saavedra, oscila entre varios nombres e identidades, incluso llegando a ostentar un turbante y ropajes moriscos para impedir la captura de la bella mora Arlaxa por los cristianos. Más tarde, al hablar con un personaje que lo cree moro, el mismo Femando (disfrazado de moro) alude a don Femando de Saavedra como «su otro yo» 61. «SU OTRO YO» En El trato de Argel, el personaje Saavedra implícitamente revela el mismo tipo de deslizamiento entre las fronteras cristianas y musulmanas. En el capitulo 3 examinamos las dos caras de este héroe. Si Saavedra es el heroico soldado cristiano que mantiene su fe hasta el final, también se yergue, a la vez, como el doble invertido del cautivo Aurelio, que casi sucumbe a las tentaciones del Islam. El mismo tipo de desdoblamiento se aprecia en La historia del cautivo: Ruy Pérez de Viedma y Saavedra representan dos lados del ex cautivo Miguel de Cervantes Saavedra. Esta escisión del sujeto en el trauma extremo no es accidental, como hemos visto. «Crear dobles es un proceso psicológico activo, una fonna de adaptación a una situación límite», escribe Lifton 62. En el caso de Cervantes, esta adaptación a las situaciones límite se re-escribe constantemente en tanto que el escritor inventa imágenes que recrean la experiencia catastrófica, incluyendo sus verdades insoportables, a su vez revividas por el yo que está siendo creado. La escisión del héroe en estas obras no es accidental. El trauma extremo a menudo crea un segundo yo. El trauma altera radicalmente el sentido propio del yo, incluso hasta crear un otro yo, que aparece como un doble de la per61 Cervantes, El gallardo español, v. 2581 . Robert Jay Lifton, The Future of lmmortaliry and Other Essays for a Nuclear World. Nueva York: Basic Books, 1987, p. 200. 62 Una erótica de la creación: «La historia del cautivo» 319 sona traumatizada. La escisión del yo en el trauma severo es un proceso psicológico activo, una forma de adaptación a una extrema vicisitud, corno plantea Robert Jay Lifton. Éste arguye, en The Broken Connection, que el sobreviviente sufre una forma reversible de muerte para evitar una muerte permanente, física o psicológica 63 . En el corazón del síndrome traumático, por tanto, se encuentra la capacidad disminuida de sentir, o la anestesia psíquica. Esta anestesia o insensibilización psíquica que se da en respuesta a la forma más aguda del trauma se caracteriza por una severa escisión del yo, de manera que varios yoes separados o contradictorios parecen coexistir en el sujeto. Con todo, esta desintegración disociadora, en el sentido de la escisión de componentes cruciales del yo, es parcial y, en gran medida, temporal - un proceso que intenta evitar una desintegración psíquica más total y perdurable 64. Ahora bien: como ilustra Sándor Ferenczi, la escisión del yo en el trauma mide, por así decirlo, Ja extensión o importancia del daño, a la vez que indica Ja parte del yo que el sujeto puede tolerar, permitiendo el acceso a la percepción de sólo Jo que puede ser soportado 65 • Como sugieren estas líneas, Ja ficción cervantina se entreteje con Ja propia vida y con los propios procesos psicológicos del sujeto Cervantes, en un complejo juego de espejos que resulta, a menudo, reiterativo. Enfoquemos ahora el apellido «Saavedra» y Ja manera en que Cervantes pone en escena firmas y ficciones que surgen de la frontera donde la vida y Ja obra se yuxtaponen. Así, el 2 1 de mayo de 1590, Cervantes le dirigió un memorial al Rey por medio del Presidente del Consejo de Indias, solicitando un puesto en América. La petición parece haber sido redactada en el mismo período en que Cervantes cornpon!a La historia del cautivo, porque tiene asombrosas coincidencias con este relato. En este memorial: Miguel de ~ervantes sahauedra dice que ha seruido a V.M. muchos años en las jornadas de mar y tierra que se han ofrescido de veinte y dos años a esta parte, particularmente en la Batalla Naval, donde le dieron muchas heridas, de las quales perdio vna mano de vn arcabu~aco - y el año siguiente fue a Nauarivo y despues a a la de Tunez y a la goleta; y viniendo a esta corte con cartas del señor Don Joan y del Duque de <;e~ para que V.M. le hi~iese 6l 64 Lifton, The Broken Connection. p. 70. 6' Sándor Ferenczi, «Réílexfons sur le traurnatisme», trad. Coq Héron et al., Oeuvres /bid.. p. 175. completes de Sándor Ferenczi, 1927-1933. Psychanalyse 4, vol. 4, París: Payot, 1982, pp. 144-146. 320 Cervantes en Argel merced, fue cautivo en la galera del Sol él y vn hermano suyo, que tambien ha seruido a V.M. en las mismas jornadas, y fueron llevados a argel, Donde gastaron todo el patrimonio que tenian en Rescatarse y toda la hazienta de sus padres 66. La declaración de Cervantes de que ha servido a «Vuestra Majestad muchos años en las jornadas de mar y tierra que se han ofrescido de veinte y dos años a esta parte» reitera la afirmación del capitán cautivo: «hace veinte y dos años que sall de la casa de mi padre» (DQ l, 39; las cursivas son mías). El documento oficial pasa a enumerar los servicios de Cervantes a la corona, incluyendo su cautiverio en Argel, bajo el nombre de Miguel de Cervantes Saavedra. Los paralelos del memorial con La historia del cautivo son extraordinarios. El tiempo, pues, no parece haber pasado para el ex cautivo Cervantes. Al enumerar sus servicios a la Corona y esbozar su carrera militar en el Mediterráneo, especialmente su cautiverio, Cervantes regresa al período de sus primeros poemas en Madrid (1567), antes de haber viajado Italia y de haberse alistado en las armadas de Felipe ll. Cervantes de hecho refrenda su firma dos veces en este memorial: al comienzo, cuando formula su petición al Rey bajo su nuevo nombre y en la signatura que clausura el documento, donde aparece la firma «Miguel de Cervantes Saavedra». Como vimos, los paralelismos entre este memorial y La historia del cautivo son notables. El primero parece ser un bosquejo o pre-texto del relato que desarrolla el Cautivo, también firmado con el nombre de «Saavedra». En relación con la firma de los dos apellidos -Cervantes Saavedra- que comenzó a darse partir de 1586, quiero proponer que, a lo largo de estos años, el escritor se había venido recuperando de las secuelas del trauma, juntando el apellido «Saavedra>> a su propio patronímico Cervantes, y soldando as! los yoes escindidos que aparecen como entidades separadas en su ficción. Esta operación recuerda la adopción de un nuevo nombre por parte del contemporáneo de Cervantes, el Inca Garcilaso de la Vega, un individuo que Cervantes pudo haber conocido durante sus excursiones andaluzas 67 • En una serie 66 Sliwa, op. cit., pp. 225-226; Astrana Marin, op. cit., vol. IV, pp. 455-456. Entre 1587 y 1590, el trabajo de Cervantes lo llevó a lugares cercanos a Córdoba y Montilla, donde pudo haber conocido al Inca Garcilaso. En septiembre de 1587, cumpliendo órdenes de la Corona, el comisario de los suministros de las galeras del Rey, Miguel de Cervantes Saavedra, cogió el trigo y el grano que pertenecía a algunos canónigos prebendados de Ja iglesia de Écija, por lo que fue excomulgado; cf Canavaggio, op. cit., 67 el Una erótica de Ja creación: «La historia del cautivo» :n de cambios de nombres ocurridos a lo largo de varios años, el Inca Garcilaso se despojó de su nombre de bautizo Gómez Suárez de Figueroa y adoptó el nombre de su padre Garcilaso de la Vega. Luego añadió el gentilicio de los parientes de su madre, Inca, de manera que, al final de su vida, se había convertido en el Inca Garcilaso de la Vega, famoso autor de los Comentarios reales de Jos Incas. Max Hemández ha esbozado la compleja red de substituciones y restituciones que llevaron al Inca Garcilaso a asumir sus orígenes, adoptando un nombre y un patronímico escogidos por si mismo 68• De manera similar, la adopción del apellido Saavedra por parte de Cervantes está inscrita en un horizonte de memorias, de esperanzas y de deseos. Es bajo el nombre de Miguel de Cervantes Saavedra con el que el autor de Don Quijote legaría su creación a la historia, con la obra maestra que lo consagrarla ante la posteridad. le JS 1>S y ). a, lS r1- ;:l 321 le le :u '),º ,_ :o n >- s, !l IS :a )- SAAVEDRA: UN GRITO DE GUERRA Antes de concluir esta sección, quisiera sustentar mis argumentos mediante el esbozo de algunos puntos sobre la constitución de los nombres y patronímicos en la España moderna, discusión con la que pretendo iluminar el problema del segundo apellido adoptado por Cervantes. A fines del siglo ex en España y otros países europeos, el nombre propio ya no era suficiente para distinguir a unos individuos de otros. Los patronímicos aparecieron durante este período, bajo la forma de un adjetivo terminado en ius, o de un genitivo del nombre del padre, costumbre posiblemente derivada de la tradición judía o musulmana: Femández, hijo de Femando, Sánchez, hijo de Sancho, Rodríguez, hijo de Rodrigo, etc. En el siglo xru estas denominaciones eran cada vez más comunes, por lo que se comenzó a añadir al patronlmico 1- e y \· i>S pp. 162-163. Por la misma época, el Cabildo de Montilla se habla opuesto al envio de otro comisario de Córdoba, quien debla reclutar hombres para la Armada. El 19 de julio de 1587, el Cabildo eligió a Garcilaso de la Vega para representarlos ante el rey, y prohibió al comisario entrar en la ciudad de MontiUa; ej. Raúl Porras Barrenechea, El Inca Garcilaso en Montilla (1561-1614), Lima: San Marcos, 1955; y John Vamer, El Inca: The Llfe and Times ofInca Garcilaso, Austin, Texas: Texas University Press, 1968, pp. 292-294. 68 Max Hemández, Memoria del bien perdido: conflicto, identidad y nostalgia en el Inca GarcUaso de la Vega, Lima: instituto de Estudios Peruanos, 1993, pp. 99-111 . 322 Cervantes en Argel un apodo o sobrenombre, como un nombre adicional que evocaba una cualidad moral o física, un defecto, un origen geográfico, o un oficio. En las familias aristocráticas, este apodo era generalmente reemplazado por el apellido que se originaba en el nombre del solar o casa ancestral que pertenecía al jefe de la familia 69. El verdadero solar aristocrático era una gran extensión de terreno, un tipo de latifundium poblado de vasallos que cultivaban la tierra, en cuya parte más prominente se asentaba una casa fuerte o mansión donde habitaba el señor 70• En su entremés El retablo de las maravillas, Cervantes se refiere jocosamente al solar inexistente de un pobre músico, mediante el refrán que definla a la más rancia nobleza en España: «hidalgo de solar conocido» (énfasis mio) 71• Tales casas ancestrales, en efecto, conferían sus apellidos a sus dueños a través de un sobrenombre que se legaba a la descendencia. La pequeña nobleza en la España medieval y moderna ostentaba su nombre de bautizo, seguido por el patronímico y por el apellido -el nombre del solar o casa ancestral- , una denominación similar a la tria nomina nobi/iarum de los romanos. Estos tres apelativos son claramente distinguibles en el aristocrático nombre de Pedro Téllez de Girón, duque de Osuna: Pedro es su nombre individual, Téllez, su patronímico, y Girón, su apellido o sobrenombre, un verdadero apodo que funcionaba como el cognomen romano, es decir, como un sobrenombre individual. El término «apellido» que todavía designa a cada nombre de familia en España y en algunas partes de América Latina tiene, por tanto, un origen aristocrático y, como veremos, guerrero. En efecto, para Covarrubias, «apellido» viene del latín appe/lo -hablar, apostrofar, invocar. El apellido era el grito de guerra o de mutuo reconocimiento de los cristianos durante el período de la Reconquista. Este grito servía para convocar a los guerreros, para darse valor mutuamente durante el combate, para reconocer a los compañeros de armas, para pedir ayuda y para 69 Ángel de los R!os, Ensayo histórico, etimológico y filológico sobre los apellidos castellanos desde el siglo X hasta nuestra Edad. Madrid: M. Tello, 1871, pp. 44-49. 70 /bid., pp. 47-49. Cuando algunos de estos solares se convertian en pueblos o ciudades, las familias cuyos apellidos venlan de ellos tenlan cuidado en establecer la antigüedad del solar en relación con la ciudad; cf Alonso de Ercilla: <dos anchos muros del solar de Ercilla; solar antes fundado que villa», La Araucana, ed. Marcos Morinigo e !salas Lemer, vol. 11, Madrid: Castalia, 1987, Canto 27, p. 228. 71 Miguel de Cervantes, «El retablo de las maravillas», Miguel de Cervantes, Entremeses. ed. Eugenio Asensio, Madrid: Castalia, 1980, pp. 176-182. Una erótica de la creación: «la historia del cautivo» 323 cantar victoria. El apellido podía ser el nombre de un santo (¡Santiago!) o el de un señor. A la vez, cada señor o amo se distinguía gracias al apellido que aludía a su solar ancestral y linaje, apellido que tanto él mismo como su clan invocaban con orgullo. Estas conexiones entre el solar ancestral y el apellido son destacadas por Cervantes en su novela el Persiles, en un pasaje que describe el regreso del exiliado Antonio a su patria chica, cerca de Ocaña: «Por ventura -pregunta el peregrino- ¿este lugar no se llama el Quintanar de la Orden [de Santiago], y en él no vive un apellido de unos hidalgos que se llaman Villaseñores?» 72 . Asimismo, las estructuras de parentesco construidas en tomo al apellido son evocadas por Mauricio, otro personaje cervantino, en el mismo Persiles, al referirse a su propio nombre: «Tuvo principio mi linaje, tan antiguo, bien como aquel que es de los Mauricios, que en decir este apellido le encarezco todo lo que puedo» 73 • Cervantes también alude al verbo apellidar en el sentido de dar un grito de guerra, específicamente en la dramática escena de su novela El amante liberal, que describe el asalto de una galera turca por varios cautivos cristianos. Éstos se alzan en armas contra sus opresores y les cortan el cogote: «Saltaron en crujía, apellidando 'Libertad, libertad', y ayudados de las buenas boyas, cristianos griegos, con facilidad y sin recibir herida, los degollaron a todos» 74 • Resulta muy significativo que en este escenario de cautiverio, el grito «¡Libertad!» se convierte en el grito de guerra o apellido de los cautivos. La última acepción del término es la que subraya Covarrubias en su Tesoro: «Apellidar, aclamar tomando la voz del rey, como: 'Aquí el rey, o Viva el rey' ; y entre las parcialidades, declarándose a voces por una de ellas [ .. .].Y así los del apellido se juntan y llegan a su parcialidad. Y de aquí los nombres de las casas principales se llamaban apellidos, porque los demás se allegaban a ellos, y unos eran Oñez y otros Gamboa». Como lo revela esta definición, el apellido se refería a las huestes convocadas por el grito de un mismo sobrenombre. Más allá de un linaje aristocrático que aludía a un lugar geográfico, el apellido a menudo rememoraba una hazaña heroica o reconocida. En otras palabras, el apellido también funcionaba como un sobrenombre o apodo liten Persiles lll, 9, p. 334. Por las relaciones topográficas de Felipe 11, se sabe, efectivamente, que una de las familias de hidalgos con ejecutoria en Quintanar de la Orden de Santiago eran los Villaseñores; Astrana Marin, op. cit.. vol. Vll, p. 438. 73 Persiles1. 12, p. 111. 74 Miguel de Cervantes, El amante liberal, Novelas ejemplares, vol. 1, op. cit., p. 181. 324 Cervantes en Argel ral. Éste es el caso del sobrenombre Machuca, otorgado al legendario Diego Pérez de Vargas por haber «machacado» a varios moros con un pesado tronco que arrancó de una encina, historia relatada por Don Quijote en el episodio de los molinos de viento (DQ l, 8). Desde entonces, como Don Quijote le explica a Sancho, Vargas y sus descendientes llevaron el nombre Vargas y Machuca 75 • Una leyenda similar surgió en tomo al apellido «de la Vega>>, ostentado por el poeta Garcilaso de la Vega y sus ancestros. Este apellido posiblemente se originó en una proeza realizada por un tal Gonzalo Ruiz de la Vega, quien se hizo famoso por haber matado a un moro que desafió a los cristianos al colgar de la cola de su caballo una cinta con la inscripción «Ave María». La historia legendaria se reincorporó al ciclo de romances emanados de la conquista de Granada por Jos Reyes Católicos y recogidos por Ginés Pérez de Hita en sus Guerras Civiles de Granada. El Romancero revivió asf tanto el mítico triunfo sobre el moro desafiante como la historia del apellido que quizás proceda de esta hazaña: «Garcilaso de la Vega/ desde allí se ha intitulado, / porque en la Vega hiziera / campo con aquel pagano» 76• Para Cervantes, sin embargo, el apellido Saavedra no remite a un solar ancestral en una gran propiedad o extensión de terreno, sino más bien a la experiencia catastrófica del cautiverio argelino, experiencia que también incluyó proezas heroicas, como las realizadas por el fabuloso Saavedra del Romancero. Por consiguiente, a través de sus vínculos con un nombre legendario que evoca la valentía y audacia de los soldados fronterizos, el apellido Saavedra proclama la pertenencia de Cervantes al clan de los Saavedra, a la vez que bosqueja un linaje simbólico que asocia al ex cautivo con el héroe de las guerras fronterizas con Granada. El celebrado Saavedra del Romancero fue un soldado aprehendido en franca lid, como Cervantes; más significativo aún, fue un cautivo que resistió las amenazas y las tentaciones 75 Diego Pérez de Vargas fue un personaje histórico que vivió en la época de Femando lll el Santo (1199- 1252). La anécdota aparece en Diego Rodríguez de Almela, Valerio de las historias escolásticas y de España. y en un romance de Lorenzo de Sepúlveda; cf Don Quijote de la Mancha, ed. Luis Andrés Murillo, 1, p. 131, n. 12; Gustave Doré ilustró de manera encantadora este episodio, cf Miguel de Cervantes Saavedra, L 'ingénieux hidalgo don Quichotte de la Manche, trad. Louis Yiardot, avec des déssins de Gustave Dorée, gravés par H. Pisan, Pa.ris: Librairie de L. Hachette et cie., 1863, 2 vols. 76 Ginés Pérez de Hita, Historia de los zegríes y abencerrajes (Primera parte de las guerras civiles de Granada), ed. de Paula Blanchard-Demouge, estudio preliminar e índices de Pedro Correa, Granada, Universidad de Granada, 1999, p. 283. Una erótica de la creación: «La historia del cautivo» 325 del Islam, incluso frente a la muerte. Al adoptar el apellido Saavedra, Cervantes esbozaba un gesto de reconocimiento a un destino compartido. «Saavedra>>, entonces, encarna una experiencia limítrofe: tanto la vivencia del cautivo que sobrevivió al encuentro con la muerte, como la experiencia de vivir a caballo entre las fronteras geográficas y culturales que separaban a cristianos y musulmanes. En el siglo XVT, estas fronteras eran cruzadas por incontables individuos de las islas y costas mediterráneas, renegados que encontraban en tierras musulmanas nuevos horizontes y una vida más lucrativa como corsarios, artesanos, traductores o secretarios de los gobernantes de Berbería. Al adoptar el apellido Saavedra, Cervantes estaría asumiendo la secuencia de tres nombres reservada para la pequeña nobleza castellana: Miguel de Cervantes Saavedra. En esta nueva apelación, «Miguel» es su nombre de bautizo, «Cervantes» su patronímico y «Saavedra>> su apellido -su linaje. Por estas razones, propongo que «Saavedra>> es un apellido en el sentido medieval explicado por Covarrubias: funciona como un clamor o grito de guerra que identifica a Cervantes con las huestes unidas por el sobrenombre Saavedra. Si este apellido aclama los hechos heroicos de Lepanto y de Argel, tanto a titulo individual como colectivo, también atestigua y lamenta simultáneamente la experiencia traumática del cautiverio argelino. El apellido Saavedra esboza, pues, de manera simultánea, una firma, una línea divisoria, una herida sangrante y una geografla en Cervantes. A la vez, este nombre representa el limite fluctuante entre la biografía y la ficción, una frontera en la que lo biológico y lo biográfico se entrecruzan. «Saavedra>> encarna la experiencia limite desde la que la vida es recitada, la oscilante frontera entre el cuerpo y el corpus literario que de ahí surge. En fos confines entre lo biológico y lo biográfico, el apellido Saavedra parece reivindicar nuevas paternidades, como las que asume Cervantes en el Prólogo a sus Novelas ejemplares, un pasaje que ya hemos citado: «Estas [novelas] son mias propias [ ... ]; mi ingenio las engendró y las parió mi pluma» 77• No creo que exista una frase que ilustre mejor la espinosa cuestión de la frontera entre lo biológico y lo biográfico en Cervantes. 77 Cervantes, «Prólogo», Novelas ejemplares, op. cit.. vol. l. p. 52. Cervantes en Argel 326 CUERPOS: REALES E IMAGINADOS... La cuestión de Ja frontera entre lo biológico y lo creativo ha sido puesta en entredicho por el psicoanalista Didier Anzieu, quien ilumina las conexiones entre el cuerpo y sus creaciones. Anzieu arguye que crear es dejarse trabajar por los pensamientos conscientes, pre-conscientes e inconscientes, pero también, por el propio cuerpo, o por lo que podríamos llamar nuestro «yo corpóreo», así como por su siempre problemática conjunción y disociación. El cuerpo real, imaginado o fantaseado del artista está siempre presente a través de su obra. Él o ella traza este cuerpo, o sus figuras, en la trama de su creación. Las metáforas del trabajo del sueño y del duelo hablan de una contraparte analógica y complementaria a las actividades corporales en el registro psíquico 78• Hay en la labor de creación de una obra de arte -<:orno afirma Anzieu- un trabajo de parto, de expulsión, de defecación, de devolución, en la medida que el creador o la creadora se engarza en un combate cuerpo-a-cuerpo con el material que ha escogido. La creación también hace sufrir al artista, Je extrae confesiones, lo desarticula fisicamente. En estas relaciones entre el cuerpo y sus creaciones, hay, finalmente, lo que la jerga popular llama «la tarea» (la besogne). A la vez, el placer del texto en Jos lectores responde al goce sentido por el autor (o autora) mientras entabla una relación amorosa con su propia creación 79• Estas lineas son particularmente apropiadas para examinar Ja relación del autor con sus obras. Numerosas ficciones cervantinas, como el episodio de Dorotea en Don Quijote, la historia de la bella Zoraida, que estudiaremos enseguida, la escena del león de Orán, narrada en Ja segunda parte de Don Quijote, y Ja novela la Gitani/la, para citar sólo algunas obras, están animadas por una alegria especial que infecta a Jos lectores. Esta alegría sugiere la existencia de una verdadera historia de amor entre Cervantes y sus creaciones 80 • 78 Didier Anzieu, Le Corps de l 'oeuvre, París: Gallimard, 1981 , p. 44; versión castellana: El cuerpo de la obra: ensayos psicoanallticos sobre el trabajo creador, México: Siglo Veintiuno, 1993. 79 /bid., p. 44. 80 Para un estudio de la naturaleza poética y festiva del lenguaje de Cervantes en La Gitanillo, cf mi ensayo «Poetic Language and the Dissolution ofthe Subject in La Gitanillo y El licenciado Vidriera», Calíope. 2 (1996), 85-104. Una erótica de la creación: «La historia del cautivo» 327 Las relaciones entre el libro y el cuerpo, el cuerpo y sus ficciones han sido estudiadas por Derrida en su emotivo panegírico de Sarah Kofman: «Un libro siempre toma el lugar del cuerpo, en la medida en que siempre ha tendido a remplazar al propio cuerpo, y al cuerpo sexuado, a convertirse incluso en su nombre, y a ocupar su lugar, a servir en lugar de este ocupante [...],siguiendo su deseo paradójico, su imposible deseo» 81• Las conexiones entre estos términos ya habían sido claramente establecidas por el castellano del Siglo de Oro. Lo ilustra la escena del escrutinio de los libros en la primera parte de Don Quijote, cuando, al entrar en la biblioteca del caballero, el ama, la sobrina, el cura y el barbero se topan con «más de cien cuerpos de libros». La metáfora adquiere un sel}tido todavía más ominoso en el momento en que los pobres inocentes - los «cuerpos»- son entregados «al brazo seglar del ama» (DQ 1, 6), parodiando así las quemas de cuerpos humanos realizadas por la Inquisición. Las relaciones entre el libro y el cuerpo, el cuerpo y sus ficciones evocan el radiante cuerpo de la mora Zoraida, que aparece por primera vez en la venta de Juan Palomeque, acompañada por un ex cautivo, recién llegado de Berbería. Recordemos la escena: Un hombre vestido con el traje de los cristianos que volvían de las cárceles de Argel ingresa en la venta, interrumpiendo la conversación de Don Quijote con los demás huéspedes. Lo escolta una mujer velada, vestida a la usanza morisca y montada en un jumento. Recién venida de Argel, «su patria y su tierra», como explica el Cautivo, la embozada aún no ha sido bautizada. No obstante, cuando oye pronunciar su nombre como lela Zoraida, exclama acongojada: «¡No, no Zoraida: Maria, Maria!», frase que remata con una nueva afirmación: «Sí, sí, Maria; Zoraida macange» -que en árabe quiere decir «de ninguna manera»- (DQ I, 37). Más tarde nos enteraremos de que la bella argelina ha decidido abandonar su religión y su cultura para adoptar una nueva identidad en España bajo el apelativo de Maria. Asediado por el público de la venta, el Cautivo cuenta entonces su larga y «peregrina» historia, en la que destaca el radiante cuerpo de la bella mujer argelina, Zoraida. Este cuerpo aparece en la tercera parte del relato de Ruy Pérez de Viedma, que describe sus experiencias como esclavo e n los baños de Argel, donde permaneció por espacio de varios años. Es necesario resaltar, en el contexto de este estudio sobre el apelativo «Saavedra>> en Cervan11 Derrida, «Sarah Kofman», The Work of Mourning, op. cit., p. 169. 328 Cervantes en Argel tes, que la presencia de Zoraida se anuncia inmediatamente después de la intrusión de «tal de Saavedra» en La historia del cautivo. Los signos de la inminente aparición de Zoraida surgen después de esta irrupción del nombre de Cervantes en la puesta en escena de su propio cautiverio, como si la peligrosa cercanía al vórtice del trauma - representado por la aparición de Saavedra en el escenario del cautiverio de Cervantes- engendrara la fabulosa historia de Zoraida, una de las hennosas creaciones de la novelística cervantina. Por otro lado, la mención de Saavedra en recreación de la esclavitud de Cervantes introduce la tercera parte del relato, presidido por la fantasía. De tal manera, arguye Michel Moner, La historia del cautivo comienza como un cuento y tennina como una leyenda: entre estos fantásticos extremos, como en un sándwich, yace una tajada de vida («une tranche de vie»), anota el hispanista francés 82. Su lectura de las relaciones entre la autobiografia y la ficción en La historia del cautivo inadvertidamente apunta a las configuraciones del trauma y, específicamente, a la manera en que Cervantes engendra ficciones desde la propia vorágine de su cautiverio. Estos lineamientos nos llevan a examinar al personaje de Zoraida, cuya aparición corta en dos la sección histórica del relato del Cautivo. Después de señalar los puntos de contacto entre La historia del cautivo y Don Quijote, me centraré en el próximo apartado en los aspectos legendarios del primer relato, incluyendo su erotismo encubierto. Sin duda, tales cuestiones se relacionan con la noción de la frontera, discutida en la primera parte de este capitulo. Pero hay algo más. Estos asuntos no sólo aluden a la frontera entre la historia y la ficción sino, más decisivamente, a la frontera entre Ja vida y la muerte. En las próximas páginas, entonces, me propongo demostrar que el encuentro con la muerte marca el relato del Cautivo. La muerte aparece aquí bajo la figura del velo, velo que también distingue a la conversa musulmana Zoraida. 12 Michel Moner, «Du conte merveilleux a la pseudo-autobiographie: Le Récit du Captif (Don Quichotte, 1, 39-41)», Ecrire sur soi en Espagne: Modeles et écarts. Actes du XII Col/oque lnternational d 'Aix-en-Provence (4-6 Décembre 1986), Aix-en-Provence: Université de Provence, 1988, pp. 57-7 1; sobre este tema, cf asimismo, Márquez Villanueva, op. cit., pp. 92- 140. Una erótica de la creación: «La historia del cautivo» 329 LA MUJER VELADA DE CERVANTES Pasemos revista de nuevo al momento critico de la «conversión» de Zoraida en la venta de Juan Palomeque, cuando «la embozada» afirma angustiada que su nombre no es lela Zoraida, sino María. Su gesto recuerda otros cambios de nombre y de identidad en el corpus literario de Cervantes, patrón que podrlamos ilustrar ad infinitum, pero que en el contexto del relato del Cautivo pone de relieve la adición del apellido Saavedra por parte del propio Cervantes. Ciertamente el cambio de nombre y de identidad es un paradigma recurrente en la ficción cervantina. A riesgo de recalcar lo que todo el mundo sabe, recordemos que, en la obra magna de Cervantes, el hidalgo Alonso Quijada, o Quesada, se convierte en Don Quijote de la Mancha; luego en el Caballero de la Triste Figura, y, finalmente, en el Caballero de los Leones. Muchas Novelas ejemplares giran asimismo en tomo a la adopción de un nuevo nombre: Tomás Rodaja se transforma en el licenciado Vidriera en la novela que lleva ese titulo; Carriazo y Avendaño se tornan en Lope el Asturiano y Tomás Pedro, en La ilustre fregona; Pedro del Rincón y Diego Cortado son bautizados por el hampón Monipodio con los sobrenombres de Rinconete y Cortadillo en la obra con ese nombre; don Juan de Cárcamo se transforma en Andrés Caballero, y la gitana Preciosa se convierte en doña Constanza de Meneses, en La gitani/la 83 . Es posible ilustrar ad infinitum esta obsesión con los cambios de nombres y de identidades en Cervantes, incluso en el Persiles, donde los protagonistas alteran sus nombres en el mismo comienzo de la novela. A la vez, podríamos preguntamos si en estas continuas mudas de nombres no hay una huella del mundo de Argel, donde los renegados adoptaban insólitos nombres y patronímicos turcos o árabes, junto con una nueva identidad, al convertirse al Islam. No obstante, hay otra conversión en Don Quijote que virtualmente refleja la de la bella mora Zoraida. Se trata de la anterior metamorfosis de la encantadora Dorotea, quien se transforma gracias a la intervención del cura y 83 Otro ejemplo de transfonnación de nombres y de identidades: en la comedia El rofián dichoso, Cristóbal de Lugo se convierte en el Padre de la Cruz después de tomar votos religiosos, mientras que su criado Lagartija se torna en Fray Antonio. 330 Cervantes en Argel al artificio de su propio relato en la Princesa Micomicona, «heredera por línea recta de varón, del gran reino de Micomicón» (DQ I, 29-30). Paradójicamente, es este personaje cambiante quien cuestiona la identidad de Zoraida al preguntar: «Esta señora, ¿es cristiana o mora? Porque el traje y el silencio nos hace pensar que es lo que no querríamos que fuese» (DQ l, 37). La respuesta del Cautivo señala la ambigüedad de la postura de Zoraida: «Mora es en el traje y en el cuerpo; pero en el alma es muy grande cristiana, porque tiene grandísimos deseos de serlo» (DQ 1, 37). Que el ex cautivo ubique a la mora dentro de un marco de referencia cristiano es entendible desde un contexto histórico. Su propio estatus como cristiano podría verse cuestionado por sus experiencias en Berbería. Recordemos que, en el Mediterráneo, los limites culturales eran fluidos y permeables en cada dirección, especialmente para aquellas personas que tenían identidades múltiples, como los judíos, los moriscos y los renegados de diferentes puntos del Mare Nostrum, que se instalaban en Argel y otros puertos magrebíes. No era extraño que los que retomaban a España después de un largo cautiverio en paises islámicos fueran interrogados por la Inquisición y, vistos con recelo por haber pasado al «otro lado». Se trataba de comprobar que no hubieran traicionado ni su fe cristiana ni a su Rey, adoptando las creencias y costumbres del enemigo84. Tanto la pregunta de Dorotea como la respuesta por parte del Cautivo, por tanto, recalcan la problemática cuestión del cruce de fronteras entre códigos culturales y religiosos diferentes. El carácter de Zoraida en La historia del Cautivo y sus designios en relación con el Cautivo han preocupado por largo tiempo a Ja crítica. Resumiré brevemente aqui las perspectivas más relevantes adoptadas por algunos estudiosos. En cuanto a este personaje cervantino, los críticos están generalmente divididos en dos campos: por un lado, los partidarios de una «historia de arnorn y, por otro, los que proponen una conversión cristiana. Ciriaco Morón Arroyo asevera, por ejemplo, que esta es una auténtica historia de amor entre el Cautivo y una conversa, cuya conversión justifica la ruptura de los lazos familiares 85 . Al contrario, Leo Spitzer afinna que este es «un dra84 Cf el notable estudio de Bartolomé y Lucile Bennassar acerca de los renegados que regresaban al seno de la Iglesia, Los cristianos de Alá. la fascinan te ave11tura de los renegados, trad. José Luis Aristu, Madrid: Nerea, 1989. 85 El carácter de Zoraida ha suscitado numerosos estudios: Américo Castro y Ciriaco Morón Arroyo apoyan la idea de una «historia de amorn entre el Cautivo y una conversa; cf Castro, El pensamiento de Cervantes, Barcelona: Noguer, 1972, p. 143; Ciriaco Morón Una erótica de la creación: «La historia del cautivo» 331 ma de la Gracia divina» donde «la religión es el meollo, el amor la envoltura>> 86. El comportamiento de Zoraida hacia su padre ha sido severamente cri- ticado por Spitzer y otros críticos 87 • Entre ellos, Louis Combet relaciona a Zoraida con Ja mujer fria y severa, de sesgo maternal, que surge como una figura intermediaria entre Ja hetaira y las hero[nas sádicas de Sader-Masoch. A la vez, Helena Percas de Ponsetti ha acentuado la ambigüedad del carácter de Zoraida y el encanto de su «demonio femenino», mientras que Allison Weber interpreta este relato cervantino como una reflexión sobre la dolorosa disolución de los lazos afectivos y endogámicos que ligan a Zoraida y a su padre 88• En otro lugar, he estudiado la representación de Zoraida por el cautivo Ruy Pérez de Viedrna y la metáfora del velo desde perspectivas psicoanallticas y de género 89 • Para apuntalar los argumentos de este capitulo, resumiré, pues, mi anterior estudio de las conexiones entre la historia de Zoraida y Don Quijote. Arroyo, <<La historia del cautivo y el sentido del Quijote», lberoromania, 18 (1983), 9 1105. Cf. asimismo Ruth El Saffar, Beyond Fiction: The Recovery o/ the Feminine in the Novels o/ Cervantes. Berkeley, California: University of California Prcss, 1984; Emilio González López, «Cervantes, maestro de Ja novela histórica contemporánea: la Historia del Cautivo», Homenaje a Casalduero, ed. Rizel Pincus Sigele y Gonzalo Sobejano, Madrid: Gredos, 1972, pp. 183-184; y, más recientemente, E. Michael Gerli, «Rewriting Myth and History: Discourses ofRace, Marginality and Resistaoce in The Captive's Tale (Don Quijote l, 37-42)», Refiguring Authority: Reading and Writing, and Rewriting in Cervantes, Lexington, Kentucky: The University Press ofKcntucky, 1995, pp. 40-60. 86 Leo Spitzcr, «Pcrspcctivismo lingülstico en Don Quijote». Lingüística e historia literaria, Madrid: Gredos, 1968, p. 174. 17 Cf. G. Cirot, «Le Cautivo de Cervantes et Notre Dame de Liesse», Bulle/in Hispanique, 38 (1936), 381-382. Para criticas adversas del personaje, cf. Márquez Villanueva, op. cit. ; y Louis Combct, Cervantes ou les incertitudes du désir, Lyon: Presses Universitaires de Lyon, 1980. 18 Helena Percas de Ponseni, Cervantes y su concepto del Arte, vol. I, Madrid: Gredos, 1975, pp. 243-257; Alison Weber, «Padres e hijas: una lectura intertextual de La historia del cautivo». Actas del Segundo Coloquio Internacional de la Asociación de Cervantistas. Alcalá de Henares, 6-9 de noviembre de 1989 (11-CIAC), Barcelona: Anthropos, 1991, pp. 425-431. 89 Maria Antonia Garcés, «Zoraida's Veil: The 'Other' Scene of The Captlve 's Tale», Revista de Estudios Hispánicos, 23 (1989), 65-98; cf también una versión revisada de este ensayo: «Cervantes's Veiled Womaru>, The New Norton Critica/ Edition o/Don Quijote, cd. Diana de Armas Wilson, trad. Bunon R.affel, Nueva York: Norton, 1998, pp. 821-830. 332 Cervantes en Argel El relato del Cautivo está dividido en tres partes, la última de las cuales se centra en las fantásticas aventuras del esclavo español y de su salvadora mora Zoraida y, finalmente, en su liberación y feliz arribo a tierras hispánicas. La historia de Zoraida revela una organización similar, también tripartita: enmarcada por la descripción de Cide Hamete sobre la llegada de la pareja a la venta, se cierra con su comentario acerca de la resolución de los episodios intercalados de la novela (DQ l, 46). De hecho, estos episodios están figurativamente suturados por La historia del cautivo. En otros ensayos he propuesto que el cuerpo de una mujer mora - un texto foráneo, leído por un soldado cristiano- se encuentra explayado entre las observaciones preliminares y concluyentes del historiador arábigo Cide Hamete Benengeli 90• Desde esta perspectiva, la historia de Zoraida, e incluso, la protagonista de esta historia, pueden verse como una frontera, un lindero entre el universo de los cristianos y el de los musulmanes. Zoraida no sólo es una mora recluida tras las celosías de la casa de su padre: ella es también una escritora, que ha recapitulado la historia de su vida en las tres cartas dirigidas al capitán español, esclavo de Hasan Pachá. Estas cartas, compuestas en la lengua árabe --que el Cautivo no puede leerson finalmente descifradas por un renegado español de Murcia, quien ofrece traducirlas al pie de la letra (DQ l, 40). Como vimos en el capítulo 2, este personaje puede evocar la histórica figura de Maltrapillo, o Morat Ra 'is, un renegado de Murcia que era uno de los principales corsarios de Argel en 1580. Fue seguramente Maltrapillo quien le salvó la vida a Cervantes después de su cuarto intento de fuga, al interceder por él ante el bey Hasan Veneciano. Por otro lado, el patrón de traducciones y re-traducciones que surgen en La historia del cautivo en relación con el árabe y el bilingüismo del traductor subrayan las conexiones entre la historia de Zoraida y la del manuscrito de Don Quijote. La estructura de esta historia no sólo recuerda la de Don Quijote sino que funciona también como una anticipación del famoso paradigma cervantino, a saber, el topos de la traducción. Los críticos han señalado la conspicua repetición de la frase inaugural de Don Quijote de la Mancha -«en un lugar de>>- al comienzo de La historia del cautivo (I, 39). La famosa frase surge de nuevo en el contexto del Oidor, en el episodio que sigue al de los fugitivos Pérez de Viedrna y Zoraida (1, 42) 91• Esta 90 91 !bid.. p. 67. Karl-Ludwig Selig, «Cervantes; 'En un lugar de...'», MLN. 86 (1971), 266-268. Una erótica de Ja creación: «La historia del cautivo» 333 significativa iteración señala el lugar central de esta narrativa entre las creaciones de Cervantes. Recordaremos que varios estudiosos han propuesto que La historia del cautivo fue compuesta entre 1589 y 1600, e incorporada luego en Don Quijote. Si así fuera, serla Ja «semilla» de Don Quijote, el UrQuijote como lo llamó Luis Andrés Murillo. La aseveración de Murillo resulta relevante desde la perspectiva de este estudio, pues el relato que evoca el cautiverio de Cervantes en Argel constituiría el corazón (el meollo) de la novela cervantina. No obstante, los paralelos entre el relato del Cautivo y la novela donde se inserta se extienden aun más, porque la historia de Zoraida recuerda la compleja estructura de Don Quijote. La historia de la mora se presenta como la traducción de un texto arábigo, vuelto a contar por el capitán Cautivo como parte del <<Verdadero discurso» de su vida, modelo que sin duda repite el patrón de traducciones e interpretaciones que constituyen Don Quijote. En el caso de Zoraida, algunas leyendas cristianas narradas por varios autores, como Ja esclava cristiana que enseñó a la niña mora a rezar, son Juego recolectadas y reconstruidas en árabe por Ja propia Zoraida, quien compone las cartas que envía al cautivo cristiano. Sus mensajes son, a Ja vez, descifrados y vertidos al castellano por un renegado español bilingüe - una inversión de Don Quijote l, 9- y luego reinterpretados y editados por el ex cautivo Pérez de Viedma. Éste, finalmente, presenta Ja biografia de Zoraida, entretejida con su propia historia, ante la audiencia de Ja venta. Tal vez el poliglotismo subyace en una de las modalidades de la ficción cervantina: el uso de Ja traducción. Pero más allá de este paradigma, señalemos que las similitudes entre el relato del Cautivo y la gran novela de Cervantes también parecen insinuar el lugar que esta historia de cautiverio tenía en los afectos del autor. El Cautivo comienza la historia de su milagrosa salvación inmediatamente después de mencionar la presencia de «un soldado español, llamado tal de Saavedra» en la recreación del cautiverio de Cervantes (1, 40). Los primeros atisbos de Zoraida en el relato del Cautivo surgen, entonces, a continuación de esta intrusión del autor, como si la misma mano que finnara el apellido de Cervantes en el texto se transformara como por arte de magia en la enigmática mano femenina que aparece y desaparece detrás de las celosías que abren sobre el baño de esclavos del bey Hasan Pachá, en Argel. Al evocar esa ventana en Ja Argel de sus años mozos, el escritor parece acceder a un mirador sobre el escenario de su cautiverio berberisco; esta vista funciona simultáneamente como una fuga fantástica hacia el mundo de la ficción . La 334 Cervantes en Argel ventana de la que surge Zoraida emerge, entonces, como una metáfora de la ficción, como parece desprenderse de los versos finales de Los baños de Argel: «Dura en Argel ese cuento / de amor y dulce memoria [... ] / Y aún hoy se hallarán en él [en Argel] / la ventana y el jardín» 92 . Con todo, incluso antes de que aparezca de cuerpo entero en el relato, Zoraida se yergue como una frontera entre la historia y la ficción, entre las culturas española y magrebi, por lo que Ja pregunta inicial de Dorotea al Cautivo -«Esta sefiora, ¿es cristiana o mora?>>-- resulta más que pertinente. Esta es Ja interrogación que subyace en el texto de Cervantes, interrogación que se desprende de los símbolos que anuncian la presencia de la mora enclaustrada en la ventana indiscreta. Dichos símbolos -<;orno la cruz hecha de cañas, que aparece y desaparece detrás de las celosías, y los diez cianiís (monedas usadas en Berbería) que caen en un lienzo a los pies del capitán cautivo (DQ l, 40)-- coexisten en el texto como imágenes de sistemas pollticos y culturales en conflicto. De modo que el texto mismo enfatiza la vacilación entre etnias y culturas divergentes, como insinúa la descripción de la blanca mano vislumbrada tras las celosías. Esa mano que parece ser primero la de una esclava cristiana luego resulta ser, de acuerdo con sus ajorcas, Ja de una mujer argelina. Tal incertidumbre se traslada a la primera carta que recibe el Cautivo, escrita en caracteres arábigos pero firmada con una cruz. La oscilación en el filo de esos linderos llega a su ápice en el momento en que la mora Zoraida, ya en tierra cristiana, se convierte en María. A caballo entre códigos culturales diferentes, y fluctuando entre Ja lengua árabe y la castellana - recordemos las menciones de Alá, Lela Marién y la «zalá cristianesca», que Zoraida recita en árabe-, el texto se construye en la frontera entre los mundos cristiano y musulmán. El episodio que mejor ilustra la función de Zoraida como emblema de lealtades cambiantes es la escena en el jardín de Agi Morato, donde el Cautivo alcanza a ver por primera vez cara a cara a la bella mujer argelina (DQ l, 41 ). En este escenario rural, en el que su padre opera como intérprete, Zoraida le habla al Cautivo en la lingua franca de Argel, utilizando, a la vez, la comunicación por señas (DQ l, 41 ). Su voluble conversación con el español, en presencia de su padre, revela sus habilidades discursivas que dejan entre92 Miguel de Cervantes, los ba1ios de Argel. Obra completa. vol. XíV, ed. Florencio Sevilla Arroyo y Antonio Rey Hazas, op. cit., Jornada 111, vv. 3086-91 ; énfasis mio; en adelante citado por título de la obra, más jornada y versos. Una erótica de la creación: «La historia del cautivo» 335 ver la pericia con la que navega por las frases de doble sentido con las que interroga al Cautivo sobre sus planes para salir de Berbería. En este contexto, hay que destacar la respuesta teatral de Zoraida cuando el padre la sorprende abrazando al Cautivo -recordemos que, en ese punto, ya Zoraida ha organizado su fuga de Argel con el Cautivo. LA HIJA DE AGI MORATO En su primera carta al Cautivo, Zoraida cuenta que, de niña, su padre tuvo una esclava que le enseñó a rezar la <<Zalá cristianescim [oraciones cristianas] en árabe y a tener devoción por Lela Marién [la Virgen Maria], a quien quiere ver en España. Los antecedentes del caso de Zoraida, descritos en sus cartas, me llevan a examinar a los personajes históricos que inspiraron el famoso relato de Cervantes. La figura de Agi Morato, cuyo jardin en los alrededores de Argel sirve como escenario del primer encuentro entre los amantes, amerita ser más estudiada. En el capitulo 1, nos aproximamos al histórico Agi Morato, o Hajji Muriid, al discutir el tercer intento de fuga de Cervantes, una aventura que involucraba sacar una carta del baño de Hasan Pachá, dirigida al gobernador de Orán, don Martín de Córdoba. Como recordaremos, el moro que llevaba la epístola fue capturado en las mismas puertas de Orán por unos espías del bey de Argel y fue devuelto a Hasan Pachá, quien lo hizo empalar. Hasan entonces ordenó que a Cervantes le dieran 2.000 palos, lo que sin duda significaba una sentencia de muerte. La intervención de un misterioso y poderoso mediador en este momento crucial le salvó la vida a Cervantes, experiencia terrible que se rememora en La historia del cautivo. Ante este telón de fondo, resulta significativo que la alusión al personaje llamado «tal de Saavedra» surja precisamente en el contexto de las crueldades que Hasan Bajá, gobernante de la Regencia turco-berberisca de Argel, cometia contra los esclavos cristianos: Cada día ahorcaba al suyo, empalaba a éste, desorejaba a aquél; y esto, por tan poca ocasión [ ...], que los turcos conocían que lo hacia no más por hacerlo, y por ser natural condición suya ser homicida de todo el género humano. Solo libró bien con el un soldado español, llamado tal de Saavedra. el cual, con haber hecho cosas que quedarán en la memoria de esas gentes por muchos años, y todas por alcanzar la libertad, jamás le dio palo ni se lo 336 Cervantes en Argel mando a dar, ni le dijo mala palabra; y por la menor cosa de muchas que hizo, temíamos todos q11e había de ser empalado, y así lo temió él más de una vez (DQ l, 40; énfasis mío). Aunque este pasaje evoca de manera general los cuatro intentos de fuga de Cervantes, sin duda alude, especialmente, a las dos últimas iniciativas de evasión, en las que el cautivo estuvo a punto de perder la vida. En efecto, en el pasaje anterior hay una alusión velada al tercer intento de fuga de Cervantes, ocurrido en marzo de 1578. Ella surge en la afinnación de que, pese a su crueldad, el amo de Saavedra, Hasan Agá, <rjamás le dio palo [a Saavedra), ni se lo mandó dar, ni le dijo mala palabra». Si la frase anterior reconstruye un momento crítico del cautiverio de Cervantes, la que sigue apunta veladamente a la terrible muerte sufrida por el moro amigo capturado en Orán y ajusticiado: «Por la menor cosa de muchas que hizo [Saavedra) temíamos todos que había de ser empalado, y así lo temió él más de una vew (DQ I, 40). Según Antonio de Sosa, el empalamiento consistía en atravesar a la victima «con un agudo palo del fundamento hasta la cabeza» hasta que, «quedando espetado como un tordo», se le dejaba a la intemperie hasta que morfa 93• Ésta fue la tortura impuesta al moro que llevó la carta de Cervantes al gobernador de Orán, en 1578,, tortura que quizás Cervantes presenció, puesto que confirma que el moro murió valientemente, «con mucha constancia, sin manifestar cosa alguna>> 94• Sosa y otros autores cristianos aseveran que el empalamiento constituía la pena capital por excelencia en la Regencia turcoberberisca de Argel, y muchos informes europeos sobre el cautiverio en Berbería describían gráficamente tales torturas. Es precisamente en este momento cuando la bella Zoraida emerge en la narración, seguida por su padre Agi Morato, quizás de la misma manera en que el histórico Agi Morato intervino en un momento crítico para salvarle la vida a Cervantes. Conjeturo, con Jean Canavaggio y algunos historiadores del mundo turco-berberisco de Argel, que el influyente Agi Morato, enviado diplomático del Gran Turco, pudo haberle salvado la vida a Cervantes en esta ocasión 95 • Sabemos que el renegado Agi Morato era uno de los alcaides 91 Topograjia 1, p. 320. Miguel de Cervantes, Pregunta X!, Información de Argel, p. 54. 9 ' Canavaggio, op. cit., p. 88; c/ también Emilio Sola y José F. de la Peña, Cervantes )' la Berberla: Cervantes, mundo turco-berberisco)' servicios secretos en la época de Felipe /J, México: Fondo de Cultura Económica, 1995, p. 236. 94 Una erótica de la creación: «La historia del cautivo» 337 más ricos y respetados de Argel en la tercera parte del siglo XVI, y que estuvo envuelto en negociaciones secretas con Felipe 11, en 1573 y 1577, para establecer la tregua con el Turco que se concluiría en 1579-1580 96• En el capitulo 2, discutimos la posibilidad de que Cervantes haya actuado como informante no oficial ante Agi Morato, quien mantenía una relación ambigua con el gobierno de la Península Ibérica. Es de suponer que Agi Morato pudo haber intervenido ante el Pachá para salvarle la vida a un cautivo que tenía amigos importantes en Orán, un individuo que, presumiblemente también, tenla conexiones entre los círculos de poder de la Corte española. Un renegado de Ragusa (hoy Dubrovnik), Agi Morato era uno de los alcaides mas respetados de Argel en la época del cautiverio de Cervantes y de Sosa en la ciudad 97• Cabe recordar que los alcaides eran los gobernadores de los territorios o jurisdicciones vinculadas a la provincia de Argel, y que su riqueza derivaba de los tributos recaudados de los moros rurales y los alarbes (tribus beréberes) sujetos aJ beylerbey de Argel 98• Sosa confinna que Agi Morato era el primero y más rico de los alcaides que vivían en Argel en 1581; de hecho, su casa era la más lujosa de la ciudad 99• Como hemos mencionado, a partir de 1572, en las postrimerías de Lepanto, Agi Morato habla participado en negociaciones secretas con los españoles con miras a establecer la paz con el turco. Un año más tarde, cuando el agente español Juan Pexón viajó a Argel para entrevistarlo, Agi Morato tenía alrededor de 50 años, y era un «hombre muy principal entre ellos, y rico, y de quien se hace mucha cuenta en Argel». Asimismo, añade Pexón que «es tenido por hombre de buen juizio y de muy buena manera a su modo dellos» 100• El Cautivo nos dice que Agi Morato era «riquísimo por todo estremo» y que tenla «una sola hija, heredera de toda su hacienda». De hecho, «era común opinión en toda la ciudad» que ella era «la más hermosa mujer de la Berbería» (DQ l, 40). En Los baños de Argel, el renegado Hazén repite estos 96 Jean Canavaggio, «Le 'vrai' visage d' Agi Morato», Hommage ci louis Urrutia. les Langues Néo-latines, 239 (1980), 23-38. 97 Acerca de Agi Morato (Hajji Murad) y su hija, cf el relevante estudio de Asln, «La hija de Agi Morato», op. cit. 98 99 Topograjia 1, p. 57. Topograjlal,pp. 57-58, 194. 100 Citado por Jean Canavaggio, «Agi Morato entre historia y ficción», Cervantes: Entre vida y creación, Alcalá de Henares: Biblioteca de Estudios Cervantinos, 2000, p. 40; Archivo General de Simancas (AGS), Estado, leg. 487. 338 Cervantes en Argel epitetos, confinnando que Agi Morato era «rico en estremo grado», pero, sobre todo, «le ha dado / el cielo una hija tal I que de belleza el caudal I todo en ella está cifrado» 10 1• El mismo renegado afirma que Agi Morato es <run moro de buena masa, / principal y hombre de bien» 102 • Llama la atención esta descripción de Agi Morato, ora en palabras de un renegado arrepentido, ora en las de un ex cautivo que sufrió los rigores de la esclavitud en Argel. Como apuntamos anterionnente, otros informes de esclavos cristianos y de ex cautivos en los afios 1570 y 1580 confirman que Agi Morato mantenía relaciones amistosas con algunos cautivos de elite, así como con diplomáticos extranjeros y mercaderes, tales como los famosos hermanos Gasparo Corso mencionados en el capítulo 2. Sus íntimas convicciones en relación con los turcos y con la religión islámica, expresadas en privado a varios cautivos, así como su liderazgo de la facción mora de Argel, posiblemente consiguieron para Agi Morato el respeto de los esclavos cristianos y el de los renegados, que lo consideraban un <<hombre de bien». Su hija, inmortalizada por Cervantes en La historia del cautivo, reaparece en Los baños de Argel con el nombre de Zahara 103 • Como vimos antes, Zoraida cuenta que, siendo niña, una esclava cristiana en casa de su padre le enseñó las oraciones cristianas y Je inculcó una profunda devoción por la Virgen María, o Lela Marién (DQ I, 40). En Los baños de Argel. Ja doble de Zoraida, Zahara, expande estos detalles: Ja esclava cristiana no sólo amamantó a Zahara («me dio leche») sino que le enseñó también todo lo relacionado con los cristianos, incluyendo «las cuatro oraciones» -es decir, el Ave 101 Baños. J.427-31. Baños, lll.425-6. 103 Mientras que Oliver Asín y Márquez Villanueva consideran que la comedia Los baños de Argel fue compuesta en 1588, como un borrador de La historia del cautivo, otros, como Astrana Marin, Aldo Ru.ffinato y Canavaggio, sitúan esta pieza después de 1608, porque sigue a la comedia de Lope, Los cautivos de Argel (1599) e incluye hechos ocurridos entre 1601 y 1608; cj lean Canavaggio, Cervantes dramaturge: Un théátre d naítre, París: Presses Universitaires de France, 1977, pp. 2 1-23. Acerca de la cautiva cristiana en las comedias de cautivos de Cervantes, cj Jean Canavaggio, «La captive chrétienne, des Tratos de Argel aux Baños de Argel: Traditions et récréation cervantine», lmages de lafemme en Espagne au XYe et XYl/e siéc/es: des traditions aux renouvellements et a l'émergence d 'images nouvelles, Col/oque lnternational (Sorbonne et Collége d 'Espagne, 28-30 septembre 1992), ed. Augustin Redondo, París: Publications de la Sorbonne, 1994, pp. 213-225. 102 Una erótica de la creación: «La historia del cautivo» 339 Maria, el Padre Nuestro, el Credo, y la Salve Regina- 104 • La niñera de Zabara es luego identificada como Juana de Rentería, una matrona que había sido muy estimada en Argel por su piedad y por su caridad proverbial. El apuntalamiento histórico de estas ficciones cervantinas resulta, sin duda, asombroso. Antonio de Sosa relata que Ja abuela de la hija de Agi Morato -a esta última sólo la conocemos con el nombre de Zoraida- era una esclava cristiana capturada en el ataque de Barbarroja contra el Peñón de Argel, en 1529. Dos de las valientes mujeres que sobrevivieron a este sangriento asalto estaban todavía vivas en Argel, alrededor de 1580, cuando Sosa componía su notable crónica sobre la vida y costumbres de la ciudad. Comenta Sosa que una de estas matronas de Mallorca «es Ja suegra de Agi Morato, y agüela de la mujer de Muley Maluco (Abd' al-Malik), Rey que fue de Fez y de Marruecos» ios. La bella mujer argelina que inspiró dos de las más hennosas creaciones de Cervantes era, en efecto, nieta de cristianos tanto por el lado del padre como por el de la madre. Otras esclavas en Berberís, incluyendo las esposas de algunos gobernantes magrebíes, eran conocidas por su piedad y por su fe cristiana. Fray Jerónimo Gracián de la Madre de Dios, el confesor de Santa Teresa, refiere que, durante su cautiverio en Túnez entre 1593 y 1595, conoció a muchas esclavas y renegadas que practicaban su religión en secreto. Las cautivas del harén del pachá, por ejemplo, incluyendo la madre y Ja suegra del propio pachá, le mandaban al padre camisas limpias de lino, pan fresco y otros regalos, tales como dinero. Con frecuencia, el sacerdote celebraba misas clandestinas para las mujeres del harén y para muchos renegados, tanto varones como hembras 106 • En Argel, como ratifica Sosa, algunas renegadas, tales como las regaladas esposas de algunos ricos hombres de la ciudad, demostraban un intenso sentimiento religioso, porque «de continuo, se encomendaban a Nuestro Señor Jesucristo y a su bendita madre», dando en su nombre «muchas limosnas», haciendo «decir muchas misas» y enviando a los oratorios cristianos «aceites para las lámparas, y candelas para Jos altares» 107• Estos infonnes contemporáneos parecen indicar que las conversiones al Islam eran 104 Cervantes, los baños de Argel, op. cit., p. 47. Topografia 1, p. 257. 106 Jerónimo Gracián de la Madre de Dios, «Peregrinación de Anastasio», Escritos de Santa Teresa, añadidos e ilustrados por Don Vicente de la Fuente, vol. fl., ed. Vicente de la Fuente, Madrid: M. Rivadeneyra, 1861- 1862, pp. 460-62. 107 Topografia 1, p. 165. 105 340 Cervantes en Argel a menudo superficiales y de conveniencia, y que la huella de la cultura cristiana no se borraba tan fácilmente en las mujeres de profundo arraigo religioso. En este ambiente, parece que la verdadera hija de Agi Morato se crió con una abuela cristiana, y que quizás tuvo también una madre cristiana, entre otras esclavas a su alrededor, que eran probablemente cristianas. Recordemos que los gobernantes de Argel permitían la práctica de la religión cristiana, de modo que, en Jos baños, se celebraban regularmente misas, además de otras ceremonias y ritos cristianos. En las lineas anteriores, he intentado evocar, a partir de datos históricos, la posible atmósfera de la casa de Agi Morato en Argel. Cervantes sabía muy bien quien era Agi Morato; sin embargo, al recrear las aventuras del cautivo Ruy Pérez de Vied.ma, reconstruyó su dramática experiencia de Argel dentro de un marco semilegendario, cuyos efectos se exploran en este capitulo. Examinemos ahora la manera en que Cervantes reinscribe los sucesos históricos que marcaron sus experiencias en Argel. La hija de Agi Morato casó primero con el aspirante al trono de Marruecos, Abd'al-Malik, quien vivió varios años como exiliado en la Argel de los años 1570. En el capítulo 2, estudiamos la fascinante figura de este sofisticado sultán que estableció relaciones diplomáticas y amigables con varios gobernantes europeos. Aunque la hija de Agi Morato ya se había desposado con Abd' al-Malik en 1574, un año antes del arribo de Cervantes a Argel, el escritor se refiere a Abd' alMalik en los baños de Argel como apenas comprometido con Zahara 108 • En esta comedia que sigue de cerca la trama de la historia del cautivo, Cervantes separa a Abd'al-Malik de su novia Zahara y hace que ella se niegue a aceptar a tan importante pretendiente el mismo día de la boda. Ésta se celebra a bombo y platillo en el drama, pero la mujer velada que aparece en hombros, desfilando en el cortejo nupcial, no es la hija de Agi Morato sino su amiga, la casada Halima. La lujosa representación de este casamiento permite a Cervantes representar las costumbres matrimoniales de Argel, costumbres que coinciden con la detallada información que proporciona el doctor Sosa sobre estas fiestas nupciales 109 • Sea como fuere, la alteración histórica en los baños de Argel permite el desarrollo de la trama, incluyendo los 'ºª Su único hijo, llamado Muley lsma'il, nació en mano de 1575. Las noticias llegaron a la corte de Felipe 11 gracias a una carta de Gasparo Corso, del 23 de marzo de 1575, donde Gasparo Corso infonnaba que 'Abd al-Malik acababa de tener un hijo; e/ Asín, op. cit., p. 265. 109 Topografia1, pp. 11 8-124. Una erótica de la creación: «La historia del cautivo» 341 amores entre Zahara y el cautivo cristiano Lope, con quien ella se escapa finalmente. Por último, es importante sefialar que, cuando Abd'al-Malik accedió al trono de Marruecos en 1576, su esposa y su hijo se quedaron en Argel como rehenes de los turcos argelinos. Estos temían que el sultán saadí estuviera envuelto en negociaciones secretas con los españoles. Cervantes puede haber conocido a la legendaria belleza argelina en estos tiempos, durante sus salidas de los baños o durante sus visitas al recinto privado de Agi Morato. Después de la muerte del sultán en la Batalla de Alcazarquivir, en 1578, la hija de Agi Morato casaría nada menos que con el gobernante Hasan Pachá, quien se convertiría, un año más tarde (1579), en el amo de Cervantes. Por consiguiente, estos personajes históricos no sólo estaban conectados entre sí mismos sino peculiarmente asociados con el cautivo Cervantes. Bajo el trasfondo de la polltica hispana-magrebí, los personajes de Zoraida en La historia del cautivo, y de su doble Zahara en Los baños de Argel están apuntalados por hechos históricos. Ciertamente, una de las tramas viene a ser una reelaboración de la otra. Tanto en el relato como en la comedia, el cautivo cristiano es salvado por una bella mora argelina criada en la fe cristiana, una muchacha que ha sido identificada como la hija del personaje histórico Agi Morato. Al inscribir este relato sobre el telón de fondo de las guerras mediterráneas contra los turcos, y al reconstruir su más grande vicisitud en tomo a una enigmática figura, cuyo propio nombre evocaba el ambiente de concesiones mutuas entre la cruz y la media luna en Argel, Cervantes le confirió un ambiente seductor, mas todavía convincente, a su ficción. «NUESTRA ESTRELLA» Si Agi Morato juega un papel importante en Lo historia del cautivo, es Zoraida, después de todo, quien está en el corazón de este relato: ella es tanto su heroína legendaria como un maravilloso símbolo de la libertad. Cuando el capitán cautivo evoca la escena primaria del jardín en Argel, cuando se topa por primera vez con «la más bella mujer de Berberfa.>>, acentúa la naturaleza inconmensurable de la belleza de Zoraida, cuyo exceso se representa por medio de la cascada de joyas que la adorna. El aura casi mítica que se desprende de esta representación merece una lectura cuidadosa del pasaje en ciernes: 342 Cervantes en A rge/ Demasiada cosa sería decir yo agora la mucha hennosura, la gentileza, el gallardo y rico adorno con que mi querida Zoraida se mostró a mis ojos. Solo diré que más perlas pendían de su hennoslsimo cuello, orejas y cabellos que cabellos tenía en la cabeza. En las gargantas de los sus pies, que descubiertas a su usanza, trala, trala dos carcajes (que así se llamaban las mantillas o ajorcas de Jos pies en morisco) de purísimo oro, con tantos diamantes engastados, que ella me dijo después que su padre los estimaba en diez mil doblas, y las que trala en las muñecas de las manos vallan otro tanto. Las perlas eran de gran cantidad y muy buenas porque la mayor gala y bizarría de las moras es adornarse de ricas perlas y aljófar( ...]; el padre de Zoraida tenía fama de tener muchas y de las mejores que en Argel habla, y de tener asimismo más de doscientos mil escudos españoles, de todo lo cual era señora ésta que ahora lo es mía (DQ 1, 41). Lo que primero se aprecia en esta visión espectacular de la mujer mora es su belleza casi indescriptible, y el resplandor casi enceguecedor que emana de ella, tema al que regresaré enseguida. No cabe duda, el dinero surge como una imagen obsesiva y dominante en este texto. La descripción del Cautivo convierte a Zoraida en una mercancía y una ganancia neta detallada: las joyas que la cubren se tasan en ténninos de su valor comercial en la España del siglo XVI. Los meros diamantes en los carcajes de oro que adornan los tobillos de Zoraida se aprecian en 10.000 doblas, suma duplicada por la valla de las ajorcas que acicalan sus muñecas. Incluso los diamantes que engalanan los tobillos de Zoraida y las pulseras que embellecen sus muñecas son aforados por el cautivo de acuerdo con su valor mercantil aproximado. Esta avalancha de riquezas, sin embargo, también se extiende al padre de Zoraida. Agi Morato aparentemente poseía la mejor colección de perlas en Argel -sin hablar de la perla más preciosa de todas, Zoraida- así como más de 200.000 escudos de oro en efectivo. En una época en que el efectivo era escaso y su valor adquisitivo, mucho mayor que su valor verdadero, estas sumas debían parecer astronómicas. Más allá de la descripción de las joyas de Zoraida, sin embargo, cabe señalar la obsesión con el dinero en este relato. Monedas y unidades monetarias de toda lndole, tanto españolas como argelinas, cruzan el texto, mientras que el narrador se la pasa contando sumas de dinero, sumándolas, restándolas, dividiéndolas. Más aún, al lector no se le escamotean detalles en relación con las meticulosas transacciones conectadas con la herencia de los tres hermanos, en Ja fase preliminar del relato. A la vez, apenas capturado el capi- Una erótica de la creación: «La historia del cautivo» 343 tán, surge el candente asunto de su rescate, que se mantendrá en el trasfondo de Ja narración, reapareciendo insistentemente mientras Jos protagonistas pasan de una a otra aventura. Sabemos que Zoraida aporta los fondos para el rescate del Cautivo por medio de los <<milagrosos» paquetes repletos de monedas que deja caer a sus pies desde Ja ventana. El conteo de las monedas incluidas en estos paquetes, así como las cifras detalladas que da el Cautivo con respecto a su rescate, y en relación con la compra de la nave que transportará a los fugitivos a Espafia, suscita preguntas inquietantes acerca del papel del dinero en este relato. ¿Es necesario evocar en este contexto el rescate de Cervantes, fijado en 1580 en 500 escudos de oro? Consideremos, una vez más, los largos y angustiosos esfuerzos de los padres de Cervantes para recoger, mediante diferentes préstamos, la exorbitante suma que obtendría la liberación de su hijo. Como vimos en el capítulo 2, esta suma fue finalmente recogida después de cinco años con la ayuda de los frailes trinitarios, quienes, en el último momento, adelantaron 220 escudos de oro de los fondos generales de la Orden para efectuar el rescate del esclavo Cervantes 110 • Sin duda, es dificil ofrecer equivalentes precisos, de acuerdo con los precios de hoy, para las monedas españolas del siglo XVI mencionadas en el texto. No obstante, hay algo claro: tanto Zoraida y su padre Agi Morato son extraordinariamente ricos. La obsesión con el dinero en este relato, y su compleja relación con Ja dramática experiencia del ex cautivo Cervantes, apuntarían una vez más a los cruces intertextuales entre la vida y la creación en el autor. No obstante, la insistente materialidad de la primera representación de Zoraida se ve pronto eclipsada por las continuas reiteraciones del Cautivo respecto a su belleza indescriptible y al efecto de su hermosura sobre sus sentidos. Al recordar su primera visión de la bella mujer argelina, el Cautivo manifiesta que Zoraida: «Llegó en todo estremo aderezada y en todo estremo hermosa o, a lo menos a mí me pareció serlo la mas que hasta entonces había visto; y con esto, viendo las obligaciones que me había puesto, me parecía que tenia delante a una deidad del cielo, venida a la tierra para mi gusto y 11 ° Canavaggio, Cervantes: En busca del perfil perdido, op. cit., pp. I 06- 108. En la edición inglesa de su obra, Canavaggio calcula que los 500 escudos de oro pagados por la liberación de Cervantes podían equivaler, en dineros de 1989, a unos 17.000 dólares americanos; cf Jean Canavaggio, Cervantes, trad. 1. R. Jones, Nueva York: Norton, 1990, pp. 315-316. Esta suma serla equivalente a aproximadamente 26.500 dólares americanos del año 2005; cf The /nflation Calculator: <http://www.westegg.com/inflation/infl.cgi>. 344 Cervantes en Argel para mi remedio» (DQ I, 41). Asl, el Cautivo asciende a Zoraida al rango de una divinidad, en este pasaje. La radiante e inexpresable fuerza de este ensueño recuerda la frase de Romeo «Julieta es el sol», metáfora de amor que transfiere a Julieta el fuego que Romeo siente en su estado enamorado. De la misma manera, el intento del Cautivo de describir a «la más bella mujer de Berbería» evoca una imagen de brillantez sorprendente que habla de la naturaleza irrepresentable del deseo. Esa visión radiante nos remite al simbolismo del nombre de Zoraida: pléyade, núcleo de estrellas. A lo largo de su relato, en efecto, el Cautivo se refiere a Zoraida ora como «la estrella de la caña», ora como «nuestra estrella» (DQ l , 41 ), metáfora que se usa asimismo en Los baños de Argel para aludir a Zahara. Aquí el término metáfora no debe ser entendido en el sentido del tropo clásico de la retórica (como figuración) sino más bien, siguiendo a Julia Kristeva, como «una congestión infinita de rasgos semánticos que [ ... ] se superponen unos sobre otros, un significado puesto en escena» 111 • Recordemos aquí las conexiones que establece Freud entre un slntoma y un símbolo --esto es, su descubrimiento de que el sintoma es una metáfora, en otras palabras, una condensación de fantasía 112 • Sus argumentos me llevan a examinar la figura de Zoraida como una fantasía, un concepto que exploro en Ja próxima sección. c<UNA MUJER VESTIDA DEL SOL» La brillante cadena de metáforas utilizadas por el Cautivo para describir a la mujer que lo libera del cautiverio establecen las conexiones entre Ja representación de Zoraida y la imagen de María, Reina de los Cielos en el Apocalips\s: «Una gran señal apareció en el cielo: una Mujer vestida del sol, con la luna bajo sus pies, y una corona de doce estrellas sobre su cabeza» (Ap. 12: 1). Esta visión de la Virgen, adornada con oro, perlas y piedras preciosas, fue especialmente popular en la España de la Contrarreforma, donde 111 Julia Kristeva, ccFreud and Love: Treatment and its Discontents», Tales of Love, trad. Leon Roudie.z, Nueva York: Columbia University Press, 1987, p. 37; traducción mia. 112 Sigmund Freud, «Una relación entre un símbolo y un slntoma», Obras completas. vol. XIV, op. cit., pp. 346-347. Una erótica de la creación: «La historia del cautivo» 345 emergía una nueva forma de veneración de la Inmaculada Concepción de María 113 • Como asevera Marina Warner, Ja Virgen, al igual que Atena en los siglos pasados, presidía sobre la paz y la guerra. Desde el siglo VI, su imagen se desplegaba frecuentemente en las batallas contra los herejes, t.anto turcos como calvinistas 114 • A título de ejemplo, tras la conquista de Orán por el cardenal Cisneros en 1509, la antigua mezquita de la ciudad había sido consagrada al Cristianismo con el nombre de Nuestra Señora de la Victoria 115 • Más aún, en 1573, el papa Pío V instituyó la fiesta de Nuestra Señora de la Victoria para celebrar la derrota de las armadas otomanas por parte de la Santa Liga en la Batalla de Lepanto ( 1571 ), hechos que ilustran estas nociones sobre los poderes de la Virgen María. Las asociaciones entre el culto de Ja Virgen y la victoria de Lepanto por las armadas cristianas evocan las numerosas referencias a Ja Virgen que cruzan La historia del cautivo y El trato de Argel, entre otras obras de Cervantes. Recordemos, en este sentido, la desesperada súplica dirigida a la Virgen María por el fugitivo Per Álvarez, y las oraciones y cantos recitados por un coro de cautivos cristianos en la última escena de El trato. Igualmente llaman la atención las const.antes alusiones a Lela Marién o a la Virgen María que recorren La historia del cautivo, especialmente en relación con la belleza y las cualidades cristianas de Zoraida. En efecto, si tomamos en cuenta el cuadro de la pareja que llega a la posada - a saber, la mujer mora, montada en un asno, y el Cautivo a su lado, haciendo el papel de San José- podriamos sugerir que la identificación de Zoraida con la Virgen María surge incluso antes de que el Cautivo inicie su relato. Tal identificación es confirmada por la propia Zoraida cuando pronuncia su nuevo nombre: Maria. Zoraida se transforma luego en la misma encarnación de la Virgen cuando el Cautivo Ja Uama «señora de nuestra libertad» (DQ I, 41 ). Esta denominación evoca uno de los títulos dados a María como protectora de los cautivos en poder de los turcos: «Nuestra Señora de Ja Libertad». La descripción del Monasterio de Guadalupe que aparece en el Persiles con113 Marina Warner, Alone ofali herSex: The Myth and Cu/t ofthe Virgin Mary, Nueva York: Knopf, 1976, pp. 236-254. Los pintores en la España áurea, tales como Velázquez, El Greco, Zurbarán y Murillo, dan prueba de sus esfuerzos por representar a María como la aparición celestial que trasciende la muerte, asl lo ilustra la pintura de Velázquez, La Inmaculada Concepción. l I' /bid.. pp. 303-308. '"Alonso Acero, op. cit.. pp. 27-28. 346 Cervantes en Argel finna mi afirmación: sus paredes encierran a «la santísima imagen de la emperadora de los cielos; la santísima imagen, otra vez, que es libertad de los cautivos, lima de sus hierros y alivio de sus pasiones» 116• Esta declaración no sólo conecta a «la santísima imagen» de la Virgen con la libertad de los cautivos, sino que acentúa esta conexión a través de la cópula otra vez, que reitera insistentemente los vínculos entre la Virgen Maria y los pobres cautivos. De la misma manera, en Los baños de Argel, el niño cautivo Francisquito asocia a la Virgen Maria con el cautiverio: «Tengo yo el Ave Maria/ clavada en el corazón, y es la estrella que me guía /en este mar de aflicción» 117 • De nuevo, en estos versos, la Virgen aparece como una estrella que gula al niño cautivo. Ninguna otra criatura en el mundo cervantino, excepto la mítica Dulcinea, ha sido representada en términos tan elevados, con tanta brillantez como Zoraida. La exaltación de su imagen en la historia del cautivo subraya su transformación simbólica en un bastión de la pureza, tan alejado del mundo terreno como su nombre poético: «estrella». Por estas razones propongo que la figura de Zoraida evoca a la de la misma Virgen Maria, tesis que puede ser corroborada por los numerosos «milagros» que asedian el relato del Cautivo, tales como el «milagro de Ja cafia» (DQ I, 42), que llevaría a Ruy Pérez de Viedrna a la libertad. Es el hermano del Cautivo, el Oidor, quien usa la frase «el milagro de la cafüm al referirse a la manera fantástica en que su hermano fue liberado del cautiverio. Igualmente, cuando los cautivos llegan a Vélez Málaga después de su espeluznante fuga de Berberia, uno de los jinetes que los descubre, quien resulta ser el tío de unos de los fugitivos, alude a su liberación en términos de «milagrosa libertad» (DQ l, 41 ). Los vínculos de Zoraida con el mundo de la fantasía, y su milagrosa intervención en aras de la libertad de los cautivos, me llevan a sugerir, parafraseando a Jacqueline Rose en otro contexto, que, como el Jugar en que se 116 Persiles Ill, 5, p. 305; énfasis mío. Sobre la devoción especial de Cervantes a la Virgen, cf Américo Castro, El pensamiento de Cerva111es, pp. 245-328; Agustín G. de Amezúa y Mayo, Cerva111es: creador de la novela corta española, vol. I, Madrid: Consejo Superior de Investigaciones Cientificas, 1957, pp. 122-126; Alban Forcione, Cervantes and 1he Humanist Vision : A Study of Four Exemplary Novels, Princeton, Nueva Jersey: Princeton University Press, 1982, pp. 327-333; y Ángel Valbuena Prat, «Cervantes, escritor católico», Estudios de literatura religiosa española, Madrid: Gredos, 1964, pp. 127- 142. 117 Baños, 11.1922-5. Una erótica de la creación: «La historia del cautivo» 347 proyecta la carencia, y mediante el cual ella es denegada, Zoraida es un «síntoma» para el Cautivo 118• LA SENDA DEL DESEO La extraña presentación de Zoraida como objeto de la fantasía -fantasía que encuentra su subtexto en el registro del imaginario- nos remite al reino del deseo. La descripción fantasmagórica de Zoraida, y su inscripción dentro de una iconografla legendaria que evoca la imagen de Ja Virgen Maria, ubica la construcción fantástica del Cautivo en el terreno del inconsciente. Que existe otra escena del lenguaje mediante la cual nos identificamos y nos reconocemos comúnmente es una de las premisas del psicoanálisis freudiano 119. Sin duda, el deseo está en el corazón del aparato psíquico y del psicoanálisis, que trata de dar cuenta de sus procesos misteriosos. El deseo aparece en las construcciones de la fantasla, del síntoma y del conflicto, y el país de Jos sueños, como Freud ha ilustrado, atestigua sus operaciones. A la vez, el concepto del deseo es crucial en las teorías de Lacan acerca de la sexualidad. Lacan consideraba que la incapacidad de comprender sus implicaciones llevaba a una reducción de la sexualidad al ámbito de la necesidad - algo, por tanto, que puede ser satisfecho-. Contra estas ideas, citaba la afirmación de Freud: «Por extraño que suene, habría que ocuparse de la posibilidad de que baya algo en la naturaleza de la pulsión sexual misma desfavorable al logro de Ja satisfacción plena» 120• Siguiendo a Lacan, apelo a una noción de la sexualidad que encuentra su registro en la compleja red de fantasías y simbolizaciones que constituyen al sujeto humano 121• 111 Jacqueline Rose, «Feminine Sexuality-Jacques Lacan and the ~cole freudienne», Sexua/ity in the Field o/ Vision, Londres: Verso, 1986, pp. 49-81 y 72. 119 Sobre el papel del Otro en la constitución del sujeto, cf Bruce Fink, The lacanian Subject, Princeton, Nueva Jersey: Princeton University Press, 1995, pp. 1-23. izo Sigmund Freud, «Sobre Ja más generalizada degradación de Ja vida erótica», Obras completas, op. cit., vol. XI, p. 182. 121 Sobre el estatus de la mujer como fantasia en relación con el deseo del varón, cf Jacques Lacan, Encore, Feminine Sexuality, ed. Juliet Mitchell y Jacqueline Rose, trad. Jacquelioe Rose, Nueva York: Nonon, 1983, pp. 136-48 y 149-161. Hay traducción espa- 348 Cervantes en Argel La representación de Zoraida como un objeto del deseo que evoca el cuerpo virginal de María Regina - la Virgen Madre elegida por Ja Cristiandad para encarnar el poder supremo en la tierra- alude al reino del Otro, el lugar imaginario de la «identidad» y de la «totalidad>>. En su clásico ensayo «Stabat Mateo>, Kristeva señala que la Virgen María representa una «totalidad hecha de la mujer y de Dios», una concepción de la madre humana que encama la negación de la muerte - María no muere sino que es transportada hacia el otro mundo en una Asunción 122 • Paradójicamente, aunque la Cristiandad postula que la irunortalidad es principalmente Ja del nombre del Padre, depende de la representación femenina de una biologla inmortal para imponer su revolución simbólica. Gracias a las numerosas variaciones del Stabat Mater, interpretadas por Ja fascinante música de Palestrina, de Pergolesi, de Haydn y de Rossini, Ja Cristiandad nos transmite este tema 123 • Tanto los hombres como las mujeres, aduce Kristeva, logran vencer lo impensable de la muerte postulando el amor materno en su lugar -en el lugar de la muerte y del pensamiento 124 • Este amor materno, del cual el amor divino es apenas un pálido reflejo, surge psicológicamente como una probable huella de las más tempranas identificaciones, es decir, del refugio primario que aseguraba Ja supervivencia del recién nacido. En los adultos, este amor generalmente aparece en una oleada de angustia, y en el mismo momento en que la identidad del cuerpo viviente se desploma 125• A través del culto de la Virgen María, como lo demuestra Cervantes a través de su obra, Ja imagen de Ja madre se preserva como el escudo final contra la muerte. Ilustremos estas hipótesis: en la comedia El trato de Argel, la terrible situación del cautivo que está al borde de la locura y de la muerte suscita la desesperada oración recitada a la Virgen Maria, oración que, a su vez, invoca la fantasía del milagroso león. Esta fantasía de salvación, como se ha visto, permite al escritor escaparse de la escena del trauma mediante la figuración. Antes sugerí que Zoraida es una figura de la Divina Madre. Ella es, en efecto, la maravillosa iniciadora y la guía que, desde el inicio, tiene las llaves de la libertad. Igualmente, Zoraida aparece como un escudo defensivo contra ñola de Encore, Jacques Lacan, El Seminario, XX: Aun, trad. Diana Rabinovich, Barcelona: Paid6s, 1985. 112 Julia Kristeva, «Stabat Matem, Tales oflove, op. cit., pp. 234-263. 123 !bid.. pp. 251-252. m !bid. l l.! !bid. Una erótica de la creación: «La historia del cautivo» 349 la muerte: ella surge en el mismo momento en que el Cautivo relata las peores experiencias de su cautiverio en Argel, a saber, las crueldades que su amo Hasan Pachá (el último amo de Cervantes) infligía en sus esclavos cristianos. Como afinna el Cautivo, el hambre y la falta de alimentos no eran nada en comparación con las torturas de Hasan: «Cada día ahorcaba el suyo [el de CJlda día], empalaba a éste, desorejaba a aquél» 126 • Como vimos anteriormente, en ese mismo pasaje de la historia del cautivo, Cervantes evoca los tormentos y terrible muerte del moro que fue empalado por intentar ayudarlo en su tercer intento de fuga del baño del bey de Argel. Recordemos este pasaje que analizamos unas paginas atrás. Después de rememorar las torturas de Hasan Pachá, a quien el Cautivo describe como «homicida de todo el género humano», añade el capitán: Solo libró bien con el un soldado español, llamado tal de Saavedra, el cual, con haber hecho cosas que quedarán en la. memoria de esas gentes por muchos años, y todas por alcanzar la libertad, jamás le dio palo ni se lo mando a dar, ni le dij~ mala palabra; y por la menor cosa de muchas que hizo, temíamos todos que había de ser empalado, y así lo temió él más de una vez (DQ 1, 40; énfasis mio). Estas líneas divulgan la presencia de terribles imágenes de muerte, encamadas en la frase «había de ser empalado». Dicha frase retiene Ja imagen del empalamiento del moro amigo y, a la vez, de los sentimientos de culpa asociados con él, revelando que esta horrible muerte no puede ser puesta en escena, ni tampoco dejada de lado: la muerte regresa en la frase «había de ser empalado». La frase ominosa no sólo invoca el terror del ex cautivo ante el prospecto de ser empalado sino que también remite a la sentencia de muerte decretada sobre Cervantes a través de los dos mil palos ordenados por Hasan Bajá. El relato del Cautivo igualmente pone de manifiesto las maniobras del narrador (Cide Hamete -+ el Cautivo -+ Cervantes) al recrear los tormentos impuestos por Hasan Pachá a sus esclavos: del mismo modo en que el texto se acerca y se distancia inmediatamente del escenario de muerte el horrendo suceso es simultáneamente evocado y renegado. La huella de la 126 Este pasaje autobiográfico reitera el testimonio de Cervantes en La Información de Argel: «El rey Hasan era tan cruel que por sólo huirse un cristiano, y porque alguno le en- cubriese o le favoreciesen en la huida, mandaba ahorcar un hombre, o por lo menos cortarle las orejas y las narices»; Información. p. 53. 350 Cervantes en Argel muerte subyace entonces en el pasaje que rodea al nombre de Saavedra en la historia del cautivo. A partir de estos delineamientos, quiero proponer que Zoraida es un «síntoma>>para el Cautivo: ella es Ja milagrosa aparición que transforma esta escena de muerte en una fantasía de fuga. En ese sentido, Zoraida representa un amparo contra la muerte, una protección maternal contra la horrenda amenaza que irrumpe en la frase «había de ser empalado». En tanto que síntoma para el Cautivo, Zoraida encama el lugar donde se proyecta la carencia y a través del cual esta carencia se reniega simultáneamente. Lo que se proyecta y se deniega a la vez en este pasaje es la realidad de la experiencia horripilante que retoma como una pesadilla, pesadilla que no puede ser narrada ni tampoco rechazada. La escisión del sujeto, representada por el desdoblamiento de Ruy Pérez de Viedrna y de Saavedra, se repite en este tablado mediante la simultánea evocación y denegación del tormento del cautiverio, cuya otra cara es la fantasía de salvación encamada por Zoraida. El hecho de que Zoraida sea un síntoma para el narrador - una metáfora, una condensación de fantasía- aclara estas hipótesis. Sabemos, desde Lacan, que el síntoma es una pantalla a través de la cual se vislumbran Jos efectos de la signifiance (el proceso de formación y de-formación de significado en el sujeto). Estos efectos se combinan y se expanden en el sujeto hablante como taJ 127 • La visión de Lacan del slntoma como una mampara que esconde los procesos de la significación ilustra la función de Zoraida en este relato: ella es la pantalla que vela la escena de muerte en la puesta en escena de la experiencia traumática por parte de Cervantes. Como he anotado anteriormente, el impulso de atestiguar en el sobreviviente está conectado con la necesidad de recrear las imágenes traumáticas, o también con la de crear otras imágenes que puedan ayudar en la simbolización y reelaboración el suceso catastrófico 128• En estas repeticiones, existe 127 Kristeva, «Freud and Love: Treatment and its Discontents», op. cit.. p. 23. En Más allá del principio de placer. Freud sugiere que en la neurosis traumática, la compulsión de repetición surge por una temprana incapacidad de experimentar el sentimiento que debía haber correspondido al trauma. Los sueños repetitivos o las recreaciones repetitivas del trauma buscan recuperar el dominio (Bewiiltigung) sobre el estímulo por medio de un desarrollo de angustia cuya omisión causó la neurosis traumática»; c/ Freud, Más allá del principio de placer, Obras completas, op. cit., vol. XVIIl, p. 31 ; esto es lo que Lifton llama «la recreación fallida», una incapacidad de sentir lo que debió ser, pero no fue, experimentado; Lifton, op. cit.. p. 174. 128 Una erótica de la creación: «La historia del cautivo» 351 también la posibilidad de encontrar, por as( decirlo, algo parecido a una representación alterna para las imágenes que nos atormentan, y de sufrir una transfonnación personal alrededor de esas imágenes. Esto es lo que hace Cervantes a través de su creación, que es asimismo un acto de testimonio. Como metáfora, Zoraida representa una agencia unificadora, un punto de identificación en el grado cero de subjetividad del narrador, el Cautivo, y del autor, Cervantes. La metáfora debe ser entendida aquí como un movimiento hacia lo discernible, un viaje hacia lo visible, como postula Kristeva en su ensayo «Freud y el amor» 129 • Y ciertamente, esta visión maravillosa que deslumbra y enamora al Cautivo es también un objeto de amor para Cervantes. El objeto de amor es una metáfora para el sujeto: es su metáfora constitutiva, su «rasgo unitario», que permite al sujeto representar una parte o característica de la amada (o del amado) dentro del orden simbólico del que esa misma característica forma parte 130 • Al bosquejar la cristalización de la fantasía, como hemos visto con la imagen de Zoraida, el objeto metafórico de amor esboza la naturaleza poética del discurso amoroso. Por ello podemos hablar de una erotización del imaginario en La historia del cautivo, a saber, de una «erótica de la creación» en Cervantes. Esta erótica de la creación es invocada por la seductora representación de Zoraida en el relato, por la extraordinarias invención que se desata en el texto, como una cadena de fantasías, y finalmente, por la alegria y lajoie de vivre -el amor- que impregna la narrativa en que se mueve Zoraida. La aparición de Zoraida, entonces, no sólo apunta a la re-presentación y re-elaboración de la experiencia traumática en la ficción de Cervantes sino también a la producción de imágenes fantásticas y salvadoras que abren la ventana de la creación. Por estos motivos, Zoraida merece ser llamada «Señora de nuestra libertad», como la llama el Cautivo, porque ciertamente ella es la figura velada, la fabulosa invención que emancipa al ex cautivo Cervantes de las cadenas del cautiverio. Sin lugar a duda, esta imagen fue liberadora de varias maneras para Cervantes: lo sugiere la visión de la doble de Zoraida, Zahara, en Los baños de Argel. En esta puesta en escena de la historia del cautivo, don Lope declara que Zahara representa la libertad de sus cadenas: «de mi prisión libertad, / de mi muerte alegre vida» 131 , frase que 129 Kristeva, op. cit.. p. 30. 130 /bid. 11 1 Baños. 111.2667-8. Cervantes en Argel 352 confirma el rol de Zahara/Zoraida como defensa contra Ja muerte. Por estas razones, propongo que La historia del cautivo representa un momento decisivo en la producción literaria de Cervantes, un testimonio del momento crucial en que el ex cautivo se convierte en un verdadero creador. A caballo entre Ja vida y la literatura, esta mezcla extraordinaria de autobiografía y de ficción abre el camino para la gran invención de Cervantes, Don Quijote. Siguiendo a Luis Andrés Murillo, quien consideró La historia del cautivo como el Ur-Quijote, quiero sugerir que este relato ya contiene la fabulosa imaginería y la maestría artística que caracterizan a Ja gran novela. Al final, Zoraida pennanece velada, como una metáfora que oscila perpetuamente entre uno y otro significado en la cadena del deseo. Al igual que la «estrella de la caña» que señala su llegada a la ventana de la casa de Agi Morato, Zoraída no sólo habita la trémula frontera entre la autobiografia y Ja ficción: ella encama el lindero entre el mundo cristiano y el musulmán, que constituiría una fuente inagotable de inspiración para Cervantes. En tanto que puente entre la Cristiandad y el Islam, en tanto que figura salvadora que simboliza el diálogo entre ambas culturas, ella estaría invocando una fantasía de paz -es decir, una fantasía que pondría fin a la guerra entre cristianos y musulmanes. Asimismo, como he sugerido en otra parte, Zoraida representa la «otra escena»: el lugar donde eso habla (f a parle) 132• Ella es una fantasla que apela a las operaciones inconscientes del deseo. Como hemos visto en este capítulo, la figura idealizada de Zoraida no sólo evoca la estampa de Ja madre como pilar del amor y de Ja vida sino también la identificación del autor-narrador con ese amor. Por consiguiente, no es fortuito que Cervantes haya representado a Ja mora Zoraida bajo la metáfora del velo. La proyección del amor materno, simbolizado por la presencia de Zoraida en esta historia, funciona como un velo sobre la muerte. Y si el relato del Cautivo enfatiza la riqueza semántica del «velo», sin duda, evoca asimismo sus intimas relaciones con la muerte, como se verá en la próxima sección de este capitulo, donde estudio los sonetos a la calda de Túnez y de La Goleta, incluidos en esta historia autobiográfica. 132 Garcés, «Zoraida's Veil>>, op. cit., p. 89. Una erótica de la creación: «La historia del cautivo» 353 LA CAÍDA DE TÚNEZ Y DE LA GOLETA Retomo ahora la primera parte de esta historia que enfoca las batallas mediterráneas entre el Imperio Español y el Otomano, en las que participó el soldado Cervantes. Esta sección de La historia del cautivo describe los hitos principales de estos conflictos, comenzando con la Batalla de Lepanto, en 1571, y terminando con la relación hecha por el capitán Ruy Pérez de Viedma sobre la toma de Túnez y La Goleta por los turcos, en 1574. Es así como el relato del Cautivo está enmarcado por los sucesos históricos que inauguraron y clausuraron la propia carrera militar de Cervantes en el Mediterráneo. En 1574, después de haber participado en la Batalla Naval (Lepanto) y en otras campañas mediterráneas contra los turcos, el «soldado aventajado» Miguel de Cervantes comenzaba a preparar su retomo a España. Dicho retorno, como sabemos, se vería frustrado por su captura en la galera Sol, en septiembre de 1575, por los corsarios turco-berberiscos. En este contexto, la versión que ofrece Cervantes de la caída de Túnez y La Goleta se inscribe dentro del marco de sus experiencias personales como soldado en las annadas de Felipe 11, armadas que intentaban controlar las acciones bélicas de moriscos, otomanos y berberiscos en tas fronteras mediterráneas. Así las cosas, el recuento que lleva a cabo el Cautivo de la toma de los fuertes de Túnez y de La Goleta a manos de los turcos evoca una constelación de aniquilación y de muerte que se acrecienta en los sonetos compuestos por el soldado Pedro de Aguilar, e insertos en La historia del cautivo. Hemos visto que la muerte subyace en la narración del Cautivo; asimismo, ella reaparece en los sonetos que alaban el valor de los soldados que dieron sus vidas por Felipe 11 en Túnez y La Goleta. La alusión al soldado-poeta Pedro de Aguilar interrumpe el soliloquio del Cautivo, introduciendo otra voz que rompe la secuencia narrativa de este episodio en Don Quijote. En efecto, los sonetos de Pedro de Aguilar, recitados por uno de los huéspedes de la venta manchega, inauguran un nuevo capitulo de la novela, que incluye las reminiscencias de la vida en Argel narradas por el Cautivo. Este capitulo está marcado por el apellido Saavedra y por la aparición de Ja legendaria belleza argelina, Zoraida, en el texto (DQ 1, 40). Los poemas que lamentan la calda de Túnez y de La Goleta en La historia del cautivo aluden asl a la 354 Cervantes en Argel frontera entre la autobiografía y la ficción, frontera acentuada por la ruptura e n la narrativa. Tal cisura pone de manifiesto también el corte en el hilo de la vida, «corte» que parte la vida en dos, d ejando al sobreviviente con el sentimiento de estar marcado por la muerte. Representado por la na.rrativa y por los poemas que lloran la calda de Túnez y de La Goleta, este encuentro con la muerte está conectado con la metáfora del velo que sirve como emblema de Zoraida en este episodio. Repasemos estos acontecimientos históricos, narrados con precisión por el Cautivo. En julio de 1574, la Armada otomana se presentó ante el puerto de La Goleta y el presidio de Túnez, en el Norte de África, con una fuerza de 250 a 300 navíos, con unos 70.000 soldados a bordo . Los turcos, capitaneados por Siniin Pasha y Alüj Ali, se juntaron con el contingente de tropas dirigido por los gobernadores de Argel, de Trípoli y de Túnez, que avanzaba por tierra. La impresionante Armada otomana, constituida por una fuerza aproximada de 100.000 hombres, lanzó ataques simultáneos desde la tierra y desde el mar, contra Túnez y La Goleta, capturando el presidio de La Goleta, defendido por 7.000 soldados españoles e italianos, el 24 de agosto de 1574 133 . Situada en la ensenada que lleva ese nombre, La Goleta era la fortaleza que protegía el puerto de Túnez, considerado inexpugnable desde que Carlos V tomó esa ciudad en 1535. Después de repetidos asaltos, los soldados cristianos que quedaron en el pequeño fuerte al frente de Túnez se rindieron el 13 de septiembre de 1574 134 • Luchando heroicamente mientras esperaban a que llegaran refuerzos de Italia y de Sicilia, estos soldados pelearon en vano. Pese a las insistentes peticiones de ayuda de don Juan de Austria al Cardenal Granvela para el socorro de Túnez y de La Goleta, el Rey no estaba en condiciones de brindar asistencia, debido a la crisis financiera que afectaba a España. No obstante, don Juan intentó acudir en socorro de La Goleta con un contingente de galeras y tropas de Nápoles y de Sicilia, al mando de don Alvaro de Bazán y de Gil de Andrade, pero estas flotas fueron repetidamente desviadas de las costas de África por tempestades que las forzaron a regresar a Trapanj, en Sicilia. El 31 de agosto de 1574, cuando don Juan llegaba a Palerrno con la intención de zarpar hacia Túnez, deterrrunado a socorre r a los m Las fuerzas árabes y beréberes fueron calculadas en unos 400.000 hombres por Cervantes, sin duda un error. Por su parte, Sosa afirrna que, en julio de 1574, Ramadan Pachá le envió al kapudán pachá Alüj Ali nueve galeras repletas de tropas, artillerla y municiones para el asalto de Túnez y La Goleta; Topografia l, pp. 367-368. 134 Hess, op. cit., p. 95. Una erótica de la creación: «La historia del cautivo» 355 sitiados contra viento y marea, La Goleta ya se había rendido, después de una resistencia heroica en que miles de hombres murieron o fueron capturados por los turcos m. La flemática respuesta de Felipe U a este nuevo desafio llegado de Berberia se explica por la guerra en Flandes, que había agotado el tesoro español, y por el enonne costo de mantener una marina de guerra mediterránea, hechos que sumieron a España en la bancarrota un año más tarde, el l de septiembre de 1575. En 1574, sin embargo, gracias a que Túnez estaba demasiado lejos de España, las fuerzas otomanas devastaron las plazas imperiales e, incluso, retomaron posterionnente, como nos cuenta el Cautivo, para destruir la fortaleza de La Goleta (DQ I, 40). En una lacónica referencia a estos eventos, incluida en su Memorial de 1590 al Consejo de Indias, Cervantes manifiesta que, después de Navarino (1572), estuvo presente en Túnez y La Goleta 136 • El sentido exacto de esta frase será aclarado enseguida. Es en La historia del cautivo. sin embargo, donde el escritor se muestra más elocuente que nunca, contándonos lo que pasó entre la anterior expedición de don Juan de Austria a Túnez, en octubre de 1573, en la que participó como soldado Cervantes, y la catástrofe de agosto y septiembre de 1574. Hay algo más: Cervantes Je dedica dos sonetos a la caída de los presidios de Túnez y La Goleta, llorando las grandes pérdidas sufridas por los hombres que defendieron las plazas imperiales. Gracias a la detallada narración de estos sucesos por parte del Cautivo, podemos deducir que el soldado Cervantes desembarcó con las tropas cristianas en La Goleta en octubre de 1573, cuando don Juan tomó el fuerte y la ciudad de Túnez, colocando a un gobernador indígena, Muley Muhammad, hermano del antiguo rey Muley Harnida, como gobernador de Ja población mora y berébe.r - algo equivalente a un protectorado 137 • Años después, en El viaje del Parnaso. Cervantes corroborarla su participación en estas acciones bélicas. Al describir su llegada al puerto de Cartago, en ese viaje ficticio al Parnaso, rememora la heroica hazaña de don Juan de Austria: n. IH Astrana Marin, op. cit.. vol. pp. 411 -4 15; Femand Braudel, El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de Felipe 11, vol. 11, trad. Mario Monteforte Toledo, Wenceslao Roces y Vicente Simón, México: Fondo de Cultura Económica, 2001, pp. 660661; Relación del sargento Go. Rodríguez de la Goleta, 26 de julio de 1574 (AGS, Estado 1063, 46). 136 Sliwa, op. cit.. pp. 225-226. 137 Braudel, op. cit., p. 645. 356 Cervantes en Argel Donde con alta de soldados gloria y con propio valor y airado pecho, 138 Tuve, aunque humilde, parte en Ja victoria • En la saqueada Túnez, sin embargo, don Juan pennaneció sólo ocho días, ordenando la construcción de un enonne fuerte que dominara y señoreara la ciudad 139• Ese fuerte no se tenninaria, lo que ayudó a la toma de Túnez por los turcos un año después. Desde la conquista de Túnez por Carlos V, en 1535, el fuerte de La Goleta habla pennanecido bajo el control imperial. Afortunadamente el soldado Cervantes no quedó entre los 8.000 hombres de la guarnición dejada en La Goleta después de la ofensiva de don Juan de Austria en 1573. Antes bien se embarcaría con los soldados de don Lope de Figueroa y probablemente pasaría parte del invierno en Cerdeña. Esta movida lo salvarla de un encuentro aciago con la muerte. Por medio de las palabras del Cautivo, Cervantes aplaude la heroica defensa de Túnez y La Goleta por parte de sus soldados, al mismo tiempo que denuncia al Estado español por no acudir en ayuda de los sitiados. Aludiendo impllcitamente a la critica surgida en España en respuesta a esta chocante derrota, el Cautivo se pregunta: «Si en La Goleta y en el fuerte apenas había siete mil soldados, ¿cómo podía tan poco número, aunque más esforzados fuesen, salir a la campaña y quedar en las fuerzas contra tanto como era el enemigo? ¿Y cómo es posible dejar de perderse fuerza que no es socorrida, y más cuando la cercan enemigos muchos y porfiados, y en su mesma tierra?» (DQ I, 39). La intrépida resistencia de los soldados que defendían estos presidios españoles es reivindicada por Cervantes, quien afinna que, en veintidós asaltos otomanos contra el fuerte de Túnez, un pequeño contingente de tropas españolas e italianas·logró matar a 25.000 enemigos; sólo 300 hombres en este fuerte sobrevivieron el ataque de los turcos (DQ I, 39) 140. Cer- lll Miguel de Cervantes, Viaje del Parnaso, Obras completas, ed. Ángel Valbuena Prat, vol. I, Madrid: Aguilar, 1975, p. 74. 139 /bid.; cj Carta de don Juan a Granvela, La Goleta, 18 de octubre de 1573 (AGS, Estado, leg. 1063, 114). 140 La alta cifra de muertos entre los turcos es plausible. Una carta de un agente genovés afirma que, en esa expedición, los turcos perdieron «15.000 remeros y soldados muertos de enfermedades, además de los 50.000 que han perecido en La Goleta y Túnew, rumores posiblemente exagerados, aunque no carentes de toda verdad; cj Braudel, op. cit., p. 653. Una erótica de la creación: «La historia del cautivo» 357 vantes estaba entre las tropas de don Juan de Austria que intentaron llegar en vano con refuerzos para salvar a Jos hombres acorralados de La Goleta. La información que brinda el Cautivo acerca de estas batal las mediterráneas es exacta, hasta en la descripción de la guerra de trincheras empleada por los turcos y Jos nombres de los personajes más importantes en estas campañas. Del lado imperial: don Juan Zanoguera, un valiente capitán de Valencia; don Pedro Portocarerro, el general de La Goleta que murió de pena camino de Constantinopla, donde lo llevaban cautivo; y Gabrio Cervellón (Cerbelloni), el general del Fuerte de Túnez, «valentísimo soldado». Al mencionar las grandes pérdidas sufridas por los lideres militares de alta alcurnia, el Cautivo destaca Ja muerte de Pagán Doria --caballero de San Juan de Malta y hermano del almirante Juan Andrea Doria- decapitado a traición por los árabes y beréberes que lo ayudaban a escapar 141 • Entre los que se perdieron o fueron capturados en este desastre, cuenta el Cautivo, estaba un soldado llamado don Pedro de Aguilar, que era galeote como él en una galera turca. Originario de un pueblo de Andalucía, don Pedro de Aguilar «habla sido alférez en el fuerte [de Túnez], soldado de mucha cuenta y de raro entendimiento; especialmente tenía especial gracia en lo que llaman poesía>> (DQ l, 39). Este esclavo aparentemente componla poemas mientras remaba y el Cautivo, que compa.rtía su banco como galeote, se había aprendido de memoria dos de estos sonetos dedicados a la derrota de Túnez y La Goleta. La posibilidad de que un galeote escribiera poemas, diarios o narraciones autobiográficas a bordo no es, de hecho, inverosímil. Aurelio Scetti, un galeote florentino que peleó en la Batalla de Lepanto, dejó un manuscrito sobre sus experiencias, entre 1565 y 1576, en las galeras del Gran Duque de Toscana. Éstas eran las galeras de la Orden Militar de San Esteban, una orden militar de corsarios cristianos fundada por Cosimo de' Medici, y construida de acuerdo con el modelo de la Orden de los Caballeros de San Juan de Mal- 141 Cf la carta de don Juan de Austria al cardenal Granvela, 3 de agosto de 1574, lamentando la pobre defensa de estas plazas por don Pedro Puertocarrero, asl como la relación de don Juan de Zanoguera sobre la derrota de Túnez y de La Goleta; documentos reproducidos por Francisco Rodríguez Marin en «La pérdida de la Goleta y el fuerte», Apéndice XVIU, El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, vol. IX, ed. Rodríguez Marln, Madrid: Al.las 1949, pp. 240-261; AGS, Estado, leg. 450. 358 Cervantes en Argel ta y de las órdenes militares españolas 142 . Sus metas eran las de liberar a Jos cristianos cautivos en Berbería, extender la fe cristiana y, sobre todo, mantener una dinámica presencia naval italiana en el Mediterráneo, donde Jos piratas navegaban a sus anchas. Scetti fue condenado a muerte por un crimen cometido en 1565; su sentencia, empero, fue conmutada por la de galeote en las galeras de la Orden de San Esteban. Durante doce años, entonces, el músico y galeote Scetti fue componiendo una narración autobiográfica que envió a francisco I de' Medici, en 1577, con miras a ser perdonado y liberado del remo en las galeras toscanas. Como narrativa de su triste odisea marítima, las memorias de Scetti son ante todo una rica y vívida historia de las actividades de la flota toscana en un momento fascinante de la lucha entre Jos poderes mediterráneos. Sus veinte capítulos, probablemente escritos mientras los galeotes descansaban en los puertos durante el invierno 143, cubren la historia de las guerras mediterráneas entre 1565 y 1576, desde la perspectiva de las galeras toscanas y de sus aliados en guerra con los musulmanes. De hecho, Scetti se halló presente en la fugaz toma de Túnez por don Juan de Austria, en octubre de 1573, asalto sin consecuencias en el que también participó el soldado Cervantes. Hablando del pillaje de la ciudad por la soldadesca italiana y española, el florentino Scetti se permite una critica a sus compatriotas: «Los españoles estuvieron mucho mejor que los italianos, ya que los últimos continuaban saqueando la ciudad mientras que los primeros 142 The Journal of Aurelio Sce//i, a Florenríne Galley S/ave ar Lepanto (1565-1577). ed. y trad. de Luigi Monga, Temple, Arizona: Arizona Center for Medieval and Renaissance Studies, 2004; cf también la edición italiana de este tex10, edilada por Luigi Monga, Galee toscane e corsari barbareschi: il diairo di Aurelio Scetti, galeotto florentino (15651577), Fornacette, Pisa: CLD, 1999. l•l Los galeoies ten!an cierta libertad de movimiento en algunos puertos, especialmenle en el invierno. En Toulon, por ejemplo, se les permitía moverse por la ciudad, encadenados de dos en dos, y vender los artículos que confeccionaban en su tiempo libre: bolsos de mano, cintos de cuero, mondadientes, medias de seda o de lana. A menudo, se les daba permiso de trabajar para empresarios privados o de tocar instrumentos musicales en las ventas locales por unas monedas. Para una conmovedora descripción de la vida a bordo de una galera de Toulon a Civitavecchia en el invierno de 1630, cf Jean-Jacques Bochard, «Voyage de Paris a Rome», Oeuvres Completes, vol. I, ed. E. Kancel, Turin: Giapellí, 1976, pp. 39-135; para las descripciones anteriores, cf las pp. 80-83 y 99- 117. En Argel, los galeotes descansaban del remo durante la temporada de invierno, pero eran asignados a trabajos forzados en las canieras, en el campo, o en las obras de construcción de la ciudad. Una erótica de la creación: «La historia del cautivo» 359 se organizaron, preparándose para cualquier eventualidad» 144 • Como Cervantes, Scetti menciona las figuras más importantes de estas guerras: don Juan de Austria, don Álvaro de Bazán, Marcoantonio Colonna, Juan Andrea Doria, Cosimo y Francisco de Medici, Ali Pasha y Alüj Ali, entre otros 14s. Su narrativa traza los movimientos de varios grupos de corsarios cristianos en el Mediterráneo de mediados del siglo xvt a la vez que ilumina los datos que ofrece La historia del cautivo sobre estos conflictos. Como el diario del florentino Scetti, La historia del cautivo de Cervantes se construye sobre el telón de fondo de las guerras mediterráneas de los 1570 contra los turcos, de modo que las reminiscencias del Cautivo resultan rigurosamente históricas. Astrana Mario y Oliver Asín han identificado a Pedro de Aguilar como un auténtico soldado que peleó en Túnez, en 1574. Como lugarteniente en la compañía comandada por el capitán Lope Hurtado de Mendoza, Pedro de Aguilar aparece en un registro de «[la] gente que se perdió en el fuerte de Túnew -el registro se refiere a los que murieron, o a los que fueron capturados y hechos esclavos en ese ataque 146 • Puesto que la infonnación anónima sobre la caída de La Goleta también incluye una colección de poemas, Pascual de Gayangos se la atribuyó al soldado Pedro de Aguilar, mencionado por Cervantes en su relato. Sea como fuere, los poemas incluidos en La historia del cautivo fueron sin duda compuestos por el pro- 144 The Journal ofAurelio Sce1ti, op. cit., p. 141. Otros cautivos y galeotes españoles e italianos escribieron sus memorias, como consta en la monumental obra de Albert Mas, Les turcs dan.s la /iuérature espagnole du Siecle d 'Or. París: Centre de Recherches Hispaniques, 1967, 2 vols. Entre estas obras, vale citar la de Diego Galán: Relación del cautiverio y libertad de Diego Galán, natural de la villa de Consuegra y vecino de la ciudad de Toledo, ed. Miguel Ángel de Bunes y Mallas Barchino, Toledo: Diputación Provincial de Toledo, 2001 ; hay otra edición, basada en un manuscrito posterior reelaborado por Galán, que se conserva en la Biblioteca Pública de Toledo; cf. Diego Galán, Cautiverio y trabajos de Diego Galán, natural de Consuegra y vecino de Toledo (1589-1601), ed. Manuel Serrano y Sanz, Madrid: Sociedad de Bibliófilos Españoles, 1913. 146 Astrana Marín, op. cit .. vol. 11, p. 41 9; Asín, op. cit.. p. 309. El nombre de Pedro de Aguilar aparece en un listado inserto en las Memorias del cautivo en la Goleta de Tiínez, ed. Pascual de Gayangos, Madrid: Sociedad de Bibliófilos Espaiioles, 1875. Astrana Marín menciona a otros individuos con este nombre, tales como un cierto Pedro de Aguilar, testigo del último testamento de Isabel de Cervantes o Isabel de Saavedra, el 19 de septiembre de 1652. 145 360 Cervantes en Argel pío Cervantes y adscritos a un alter ego, siguiendo la costumbre inaugurada por la aparición de Cide Hamete Benengeli en sus textos. Ahora bien: la lírica descripción que hace el Cautivo de la pérdida de Túnez y de La Goleta está marcada por la insistente repetición del verbo perderse, que acentúa la dimensión sobrecogedora de estas derrotas: Perdióse, en fin, La Goleta, perdióse el fuerte [ ... ). Perdióse primero la Goleta, tenida hasta entonces por inexpugnable, y no se perdió por culpa de sus defensores [... ]. Y ¿cómo es posible dejar de perderse fuerza que no es soconida? [... ). Perdióse también el fuerte [ ...). Rindióse a partido un pequeño fuerte o torre que estaba en mitad del estaño (DQ l, 39). Hay una intima relación entre este pasaje ominoso y la frase con la que el Cautivo introduce posteriormente al supuesto autor de los sonetos dedicados a la capitulación de La Goleta: <<Entre los cristianos que en el fuerte se perdieron fue uno llamado don Pedro de Aguilar». El verbo perderse se aplica, por tanto, tanto a los soldados caídos en la guerra como a los que fueron hechos prisioneros por los turcos, cautivos que estaban juridica y espiritualmente muertos, como afirman Cervantes y Sosa en otras obras. De la misma manera, como ocurre con el anterior informe en prosa sobre la pérdida de Túnez y de La Goleta, la figura fantasmagórica de Pedro de Aguilar parece estar empañada por la imagen de la derrota y de la desaparición -es decir, por la marca de la muerte. Al referirse al episodio de La Goleta en La historia del cautivo, Américo Castro comenta: «De cerca vio entonces nuestro gran escritor la desgracia y la desventura» 147• La descripción que ofrece Cervantes de la pérdida de Túnez y de La Goleta, y sus denuncias de la desidia del Estado español ante estas derrotas, están evidentemente inspiradas por las experiencias personales del autor, que deben de haber tocado sus más íntimas fibras. Aunque Cervantes no fue testigo ocular de la derrota de los fuertes de Túnez y de La Goleta, su cercanía geográfica a estas plazas, tanto antes como después de la expedición turca de 1574, sus probables relaciones con algunos de los soldados que perdieron sus vidas allí, y su amistad con un número de sobrevivientes de este desastre explican su impulso de dar testimonio sobre aquellas muertes escandalosas. Su respuesta a ellas, nos llevan a preguntamos, con Caruth, si el trauma es el encuentro brutal con la muerte o la experiencia .recurrente de haber 147 Américo Castro, Cervantes, Paris, 1931, p. 18; cit. por Oliver Asin. Una erótica de la creación: «La historia del cautivo» 361 sobrevivido -el choque, la culpa de haber sobrevivido 148• Caruth encuentra una especie de «doble relato» en el meollo de estas narrativas de trauma: la oscilación entre <<Wla crisis de muerte y la correlativa crisis de vida». Esta oscilación se mueve entre «la historia de la naturaleza insoportable del suceso y la historia de la naturaleza insoportable de haberlo sobrevivido» 149• Por lo demás, vale considerar la identificación de Cervantes con los soldados que guardaban los presidios espafioles del norte de África, soldados que, como el ex cautivo, pelearon en las annadas de Felipe Il, defendiendo la causa de la Cristiandad a Jo largo y ancho del Mediterráneo. Estos hechos, así como la culpa de haberse librado de la muerte -de haber sobrevivido por milagro- en la dramática pérdida de La Goleta, llevarlan a Cervantes a cuestionar las razones de Estado que podían haber justificado esas muertes. El autor, por consiguiente, saca una amarga lección de las operaciones fallidas de Túnez y La Goleta. Ciertos individuos, nos dice, creen todavía que la defensa de La Goleta fue mal planeada y que habría sido posible defender et fuerte, incluso si no hubiera recibido ayuda de España: Pero a muchos les pareció, y asf me pareció a mi, que fue particular gracia y merced que el cielo hizo a España en permitir que se asolase esa oficina y capa de maldades, y aquella gomia o esponja y polilla de la infinidad de dineros que allá sin provechos se gastaban, sin servir de otra cosa que de conservar la memoria de haberla ganado la felicisima del invictisimo Carlos Quinto, como si fuera menester para hacerla eterna, como lo es y será, que aquellas piedras le sustentaran (DQ 1, 39). La reacción de Cervantes ante las muertes inútiles de miles de soldados españoles e italianos en estas plazas es comprensible. Como antiguo soldado y como ex cautivo también, el escritor probablemente se identificó con esos hombres enviados a los presidios del norte de Áfiica, individuos que sufrían casi tanto como los cautivos en Berbería. Como ellos, los «soldados fronterizos» eran personas liminales, caracterizadas por sus dramáticas penurias. Virtualmente excluidos de las rutas comerciales del Magreb, los presidios, como ya se vio, eran fortalezas inhóspitas, rodeadas de territorios enemigos, donde apenas se podía aspirar a quedar vivo. Braudel nos recuerda que la vida en es141 Catby Caruth, Unclaimed Experie11ce: Trauma, Narrative, and Hlstory, Bahimore, Maryland: The Johns Hopkins University Press, 1996, p. 7. 149 /bid. 362 Cervantes en Argel tas guarniciones era miserable, tan cerca del agua que las raciones se pudrían con la humedad, mientras que las gentes eran diezmadas por las fiebres 150• Como los cautivos en Berbería, los soldados de los presidios tenían hambre todo el año. Las provisiones venían por el mar, usualmente en el invierno, cuando los corsarios estaban presumiblemente acorralados en sus guaridas. Orán era Ja excepción a la regla, ya que obtenía carne y grano de la campiña fuera de la ciudad amurallada. Pero aun allí era dificil hacer llegar las provisiones, ya que el mar estaba infestado de piratas. En invierno, si el corso daba tregua, podían despacharse hacia Orán, con suerte, dos o tres barcas y hasta uno que otro galeón marsellés o veneciano requisado, al que se exigia transportar los comestibles o las municiones. Más de una vez las barcas caían en manos de las galeras de Tetuán o de Argel y, con un poco de suerte, podía rescatárselas con dinero, antes de que los corsarios regresaran a sus guaridas 151 • El destino de La Goleta, desde luego, no era diferente a la de otros presidios norteafricanos, pese a su ubicación favorable cerca de las abundantes provisiones de pan, vino, queso y garbanzos de Nápoles y de Sicilia. Según Braudel, cuando don Alonso Pimentel tomó el mando de La Goleta en 1569, Ja plaza estaba viviendo de sus reservas de queso - no habla ni pan ni vino 152 . En estas plazas, los soldados obtenían sus raciones de los comerciantes al precio fijado en las facturas de envío de las mercancías, y la mayor parte de las veces a crédito, por lo que las tropas solían acumular deudas espantosas, ya que, además, compraban a crédito de los mercaderes en tránsito. El problema se agravaba por el hecho de que la paga de los soldados de Felipe lI era más baja en los presidios norteafricanos que en Italia -razón de más para no dejarles saber su destino cuando se embarcaban tropas con ese rumbo y, una vez allí, para no repatriarlas jamás. Diego Suárez pasó veintisiete años en Orán, pese a varios intentos de fuga como polizón en las galeras 153 • Sólo los enfermos, aunque no siempre, podían escapar del horror de los presidios del norte de África, al ser enviados a hospitales de Sicilia o de España 154. iso Braudel, op. cit.• p. 278. tsl /bid.. p. 279; sigo el texto de Braudel en estas páginas. ISl /bid., p. 280. is3 Diego Suárez, 28 de julio de 1571 , Biblioteca Nacional, Madrid, cap. 34; cit. por Braudel, op. cit., p. 280. is.i Una carta del marqués de Pescara, virrey de Sicilia, a Felipe 11, con fecha 24 de diciembre de 1570, afirma que Jos hospitales de Palermo estaban repletos de enfermos de La Goleta (AGS, Estado 1133); Braudel, op. cit., p. 278. Una erótica de la creación: «La historia del cautivo» 363 Para resumir, los presidios eran virtualmente plazas de deportación, hecho que Cervantes conocía requetebién. Sus soldados, como lo intuyó quizás Cervantes, tenian un destino similar al de los cautivos en Berbería. Como los cautivos encarcelados en los centros esclavistas magrebíes, estos soldados vivían a caballo entre dos mundos, a menudo ganándose el sustento, o arreglándoselas para vivir, a los dos lados de la frontera. Hemos visto en este capitulo que la opresiva vida de Jos presidios, la baja paga y las deudas insoportables de la soldadesca llevaba a múltiples fugas de soldados españoles que desertaban y se pasaban al Islam. Como ha planteado Beatriz Alonso Acero, estos soldados encontraban en la deserción el alivio para la vida de penuria que hablan llevado en su estancia en el presidio: como renegados en la Regencia de Argel, muchos individuos conseguían mejorar Ja situación que los había llevado a abandonar sus puestos en la defensa de Orán y de otras plazas 155 • Si se integraban en el ejército otomano de jenízaros, «los soldados recibían su paga y sus panes diarios así como gratificaciones en muchas circunstancias» 156• Si por el contrario, optaban por alistarse en Ja flota corsaria, a ellos les correspondía parte del botín conseguido en los asaltos a las naves cristianas, o a las islas y costas mediterráneas. A Ja vez, los soldados y la población civil que quedaban atrapados en el servicio del doble presidio de Orán-Mazalquivir podían caer en cualquier momento en manos de los berberiscos, ya sea cuando se dedicaban a labores agrícolas en los alrededores de esas plazas, o cuando salían de ellas para otras actividades o para efectuar razzias o ataques sobre aduares de moros 157 • Entonces se iniciaba la penosa experiencia del cautiverio en Argel, de gran dureza y miseria, como hemos visto. Sin duda, la obra de Cervantes revela su simpatía y su preocupación por la situación de los «soldados fronterizos» destinados a los límites del Imperio Español. Quizás porque éstas eran plazas de exilio y de destierro, el autor se muestra comprensivo con el sino de esos hombres que ponían su vida en juego por Ja Corona española. Los presidios, en efecto, eran lugares de expatriación, como Jo confirma el hecho de que los nobles y los ricos hombres condenados por la justicia eran enviados a esas plazas. Ese fue el caso del nieto de Cristóbal Colón, Luis Colón, arrestado en Valladolid por trigamia. 155 " " Alonso Acero, op. cít.. p. 428. 6 /bid. 1 Alonso Acero, op. cit., p. 249. 364 Cervantes en Argel Condenado a diez años de destierro, llegó a Orán en 1563, donde moriría el 3 de febrero de 1573 iss. Por otro lado, recordemos que Cervantes compartió su cautiverio en los baños de Argel con Bartholomeo Ruffino de Chiambery, un sobreviviente de la toma de Túnez y La Goleta, que compuso una relación de este desastre en su prisión argelina. Chiambery había sido auditor del batallón de infantería capitaneado por el infortunado Pagán Doria, cuya muerte fue descrita por Cervantes en La historia del cautivo. Es de suponer que Cervantes leyó el largo informe compuesto por Chiambery en los baños, ya que escribió los sonetos laudatorios que adornan esta obra: «Verdad, orden, estilo claro y llano, I qua! a perfecto historiador conviene, I en esta breve summa está ~ifra­ do» --estos son algunos de los versos dedicados por el soldado-poeta Cervantes aJ historiador de La Goleta 159• Podemos presumir asimismo que entre estos cautivos que compartían un destino común en las cárceles argelinas, muchos de los cuales habían sufrido también un encuentro con la muerte, tuvieron lugar luengas conversaciones sobre estos temas. De la misma manera, Cervantes fue amigo de otros sobrevivientes de Túnez y La Goleta, igualmente cautivos en Argel, tales como Gabriel de Castañeda y Francisco de Meneses, quienes atestiguaron en su favor en la Información de Argel de 1580. Entre la lista de cautivos rescatados por la Orden trinitaria en 1580 -lista que menciona al esclavo «Miguel de Cervantes, de edad de 3 1 afios [sic] , natural de Alcalá de Henares>>-- aparecen trece sobrevivientes del asalto al fuerte de Túnez y nueve de La Goleta, quienes seguramente fueron compañeros del futuro escritor en el baño de Hasan Pachá. Si bien es cierto que habían logrado sobrevivir tras estas sangrientas bataJlas, habían permanecido cautivos seis años en Constantinopla o en Argel y otros centros turcoisa Braudel, op. cit.. p. 280. Entre otros famosos desterrados, podemos mencionar a Felipe de Borja, hennano natural del Maestro de Montesa; el duque de Veraguas, Almirante de las lndias, y don Gabriel de la Cueva (1555), todos mencionados por Diego Suárez en sus memorias de Orán. 119 Astrana Marin, op. cít.. vol. lll, p. 528. La relación de la pérdida de Túnez y La Goleta, compuesta por Bartholomeo Ruffino de Cbiambery, y titulada Sopra la desolatione della Gole11a e forre di Túnezi. Jnsieme la conquista falla de Turchi, de Regni di Fezza. e di Marocco, no fue publicada en italiano. La obra, sin embargo, fue traducida al francés y publicada por Paul Sebag como: «Une relation inédite sur la prise de Túnez par les turcs, en 1574», Cahiers de la Túnezie, 16-18 (1968-1 970), 8-250. Los sonetos que Cervantes dedica a esta obra están incluidos en Miguel de Cervantes, Poesías completas, vol. 11, ed. Vicente Gaos, Madrid, Castalia, 1981 , pp. 336-337. Una erótica de la creación: «La historia del cautivo» 365 berberiscos. Entre estos hombres liberados se hallaban otros amigos de Cervantes: don Diego de Benavides, de 28 años, natural de Baeza, y Rodrigo Chaves, de 31 afios, natural de Badajoz, quienes declararon a favor del ex cautivo Cervantes en 1580 160• Como estos soldados españoles, Chiambery fue capturado en la toma de Túnez, llevado a Constantinopla como cautivo, y finalmente transferido a Argel. Su largo periplo por los baños turcos y argelinos sin duda se asemeja al del Cautivo en Don Quijote. Es posible presumir que su amistad con Cervantes y sus probables conversaciones con él en el baño de Hasan Pachá -así como otras que pudo haber sostenido el futuro autor con otros sobrevivientes de esa derrota- pueden haber inspirado los poemas dedicados a la pérdida de La Goleta y del fuerte de Túnez, adscritos por Cervantes a Pedro de Aguilar. «EL MORTAL VELO» Los dos poemas atribuidos al soldado-poeta Pedro de Aguilar son fundamentales en la estructura de La historia del cautivo. Recordemos que el discurso del Cautivo en la venta de Juan Palomeque es un largo soliloquio cortado por una sola interrupción, causada por la mención del nombre de don Pedro de Aguilar, autor de dos sonetos que lamentan la pérdida de Túnez y de La Goleta. AJ escuchar este nombre, don Femando, uno de los huéspedes de la venta, interrumpe el relato del Cautivo para revelar que Aguilar es su hennano, recientemente liberado, quien ahora vive en su ciudad natal con su familia. Los sonetos son entonces recitados por don Fernando, quien se los sabe de memoria. Con el cambio de voz narrativa, otro narrador se apropia de la escena, confinnando así con su intervención la veracidad del discurso del Cautivo. A la vez, otro tipo de género literario - la poesla heroica- se introduce en la narrativa. Los poemas de Pedro de Aguilar se mencionan en el capítulo 39 y aparecen literalmente en el 40 de la primera parte de Don Quijote, inaugurando un nuevo capítulo en la novela. Con esta «doble exposición» que gira en tomo a los poemas citados, Cervan160 «Memorial del P. Fr. Juan Gil al Rey pidiendo limosna para hacer una redención, ac-0mpañando la Relación de los cautivos, criados y oficiales de S.M. rescatados en el año de 1580», Pérez Pastor, op. cit.. vol. 11, pp. 79-86. 366 Cervantes en Argel tes junta a dos pares de hermanos en la escena: por un lado a don Femando y a don Pedro de Aguilar, de Andalucla; y, por otro, a Ruy y a Juan Pérez de Viedma, de León. Estos grupos de hermanos representan la pareja armas y letras, que esta narrativa autobiográfica claramente invoca. La irrupción de los sonetos dedicados a la toma de Túnez y La Goleta en el curso del recuento que lleva a cabo el Cautivo sobre las campañas mediterráneas de los 1570 no sólo prefigura la intrusión del nombre Saavedra en este relato sino que ejemplifica el «corte» producido por la presencia de Ja muerte en la ficción de Cervantes. Ambos sonetos lloran las enonnes pérdidas humanas ocurridas en estas derrotas, a la vez que revelan los pensamientos personales del escritor sobre estos sucesos. De manera apropiada, el Cautivo llama a estos poemas «epitafios», porque son realmente epitafios literarios, dedicados a los soldados que dieron sus vidas por su Rey en el norte de África. El cuarteto preliminar del soneto a la caída de La Goleta reza asl: Almas dichosas que del mortal velo Libres y esentas, por el bien que obrastes, Desde la baja tierra os levantastes, A lo más alto y lo mejor del cielo. (DQ 1, 40) La primera linea del soneto esboza explícitamente la conexión entre el velo y Ja muerte. Aquí el velo mortal cubre la faz de «la muerte», separando al hombre (mortal) de la «otra escena». Pero el mortal velo alude simultáneamente a la fragilidad de la vida humana, a su patética vulnerabilidad, ya que lo humano precisamente se caracteriza por su vinculo inextricable con el atributo que invoca a Ja muerte: mortal velo. Este significado se acentúa en el último terceto del soneto, que veremos en seguida, donde lo mortal se vincula a la «triste calda», a la muerte. Surgiendo como separador, el velo del primer poema insinúa ese corte entre la vida y la muerte. Un verso de El trato de Argel, que evoca la muerte de don Juan de Austria, alude al corte que siega la vida: «quiso el hado cortar el hilo de su dulce vida / y arrebatar el alma al alto cielo» (Trato, Ill.1517-9). El personaje Marandro, en La Numancia, afirma también «que la estambre / de mi vida corta el hado» 162 • 162 Miguel de Cervantes, La N11mancia, Obra completa, vol. l, ed. Florencio Sevilla Arroyo y Antonio Rey Hazas, op. cit., vv, 1842-3. Una erótica de la creación: «La historia del cautivo» 367 Como veremos en el próximo capítulo, estas referencias al hilo cortado de la vida reaparecen a menudo en la obra de Cervantes. En tanto que epitafio de los «soldados fronterizos» que perdieron su vida en esos baluartes españoles afincados en tierras africanas, el soneto apunta a la huella de la muerte que marcó al sobreviviente Cervantes. Los últimos tercetos ponen en escena un encuentro simbólico con la muerte que rememora lo que esta experiencia conlleva: Primero que el valor faltó la vida en los cansados brazos, que, muriendo, con ser vencidos, llevan la victoria. Y esta vuestra mortal, triste calda entre el muro y el hierro, os va adquiriendo fama que el mundo os da, y el cielo gloria. (DQ l, 40) El segundo soneto, dedicado a la derrota del fuerte de Túnez, enfatiza la patética muerte de 3.000 soldados españoles que dieron su vida en vano por su Patria y por su Rey: De entre esta tierra estéril, derribada Destos terrones por el suelo echados Las almas santas de tres mil soldados Subieron vivas a mejor morada, Siendo primero, en vano, ejercitada La fuerza de sus bra.zos esforzados, Hasta que al fin, de pocos y cansados, Dieron la vida al filo de la espada. V arios críticos, entre ellos Clemencln, han censurado a Cervantes con saña por estos sonetos que son, francamente, endebles. Al comentarlos, Francisco Rodríguez Mario sugiere que los poemas podian haber sido efectivamente compuestos por Pedro de Aguilar, <<persona, al parecer, tan real como Zanoguera, Puertocarrero, Gabrio Cervellón y Pagán Doria, mencionados, lo mismo que Aguilar, en el relato rigurosamente histórico que acaba de hacer el cautivo» 163 • Es incluso posible que el mismo Cervantes haya compuesto 163 Miguel de Cervantes Saavedra, El ingenioso hidalgo Do11 Quijote de La Mancha. vol. Ill, ed. Francisco Rodriguez Mario, Madrid: Atlas, 1947-49, pp. 185-86, n. 10. 368 Cervantes en Argel estos sonetos durante sus primeros ejercicios literarios en los baños de Argel, entre 1575 y 1580, junto con algunos de los flojos poemas de El trato de Argel. Esto explicaría su flaca calidad poética Así, los sonetos dedicados a la toma de Túnez y de La Goleta podían haber hecho parte de la serie de poemas compuestos durante los años de Argel, poemas enviados al doctor Antonio de Sosa, como ya vimos, para sus comentarios. Sea como fuere, ora compuestos por el cautivo Cervantes, ora por Pedro de Aguilar, ora por Cide Hamete Benengeli, los poemas revelan los íntimos sentimientos del ex soldado Cervantes en relación con estos trágicos sucesos. Cabe señalar en este sentido que los poemas lamentan las pérdidas humanas de Túnez y de la Goleta, mas no las de las plazas españolas en el norte de África. Rememorando un tópico que le es caro a Cervantes, ejemplificado en El trato de Argel y, especialmente, en La Numancia, el primer soneto intenta probar que la victoria le pertenece a los vencidos. La muerte emerge aquí como el sino ineluctable de esos soldados cristianos, atrapados entre las murallas y las espadas, los arcabuces y los cañones de las huestes enemigas. No obstante, aunque el poema pretende justificar las fútiles muertes de estos combatientes en nombre de la fama y de la inmortalidad, Cervantes había condenado unas líneas más arriba la existencia de los presidios norteafricanos. Asimismo, en el segundo soneto dedicado a la derrota del fuerte de Túnez, aparecen unos tercetos insidiosos que insisten en la misma linea de crítica ofrecida por el autor: «Y este es el suelo que continuo ha sido / De mil memorias lamentables lleno / En los pasados siglos y presentes» (DQ l, 40). El autor alude, sin duda, a la captura y saco de Túnez por el emperador Carlos V, en 1531, y tres siglos antes, a la muerte del rey Luis IX de Francia, en esa ciudad, mientras participaba en la Séptima Cruzada. Más atrás, desde luego, está la historia de Cartago, «émula del imperio romano», como afirma Cervantes en La Galatea, al referirse a las guerras púnicas y la destrucción de la ciudad por los romanos (siglo 1 a. de C.). De hecho, Cervantes evoca a menudo la historia mítica de Cartago y la presencia de sus ruinas en las inmediaciones de Túnez y La Goleta: en La Galatea indica que las antiguas ruinas se manifestaban a la par de «los derribados muros de La Goleta» 164. En efecto, las ruinas de Cartago están cerca de la actual Túnez. Como capital 164 Miguel de Cervantes, La Ga/atea, Obras completas, ed. Ángel Valbuena Prat, vol. JI, Madrid: Aguilar, 1975, pp. 843 y 850. Una erótica de Ja creación: «La historia del cautivo» 369 del África romana y del África cristiana, Cartago habla sido arrasada por los árabes en 698. Las «mil memorias» de ese suelo en los pasados y presentes siglos son, pues, lamentables, desde la visión del ex soldado Cervantes. La crítica de Cervantes a las fortalezas de Túnez y de La Goleta, erigidas como monumentos al orgullo del Estado español, comporta una censura adicional a la falta de criterio por parte de sus gobernantes, e implícitamente, a su indiferencia crasa ante la suerte de los soldados que defendían las fronteras del Imperio Hispano en el siglo xv1. A pesar de estas contradicciones, los poemas a la derrota de Túnez y de La Goleta representan una recreación por parte del superviviente de terribles escenas de muerte, que incluyen su confrontación con verdades muy dolorosas. A la vez, el testimonio de Cervantes sobre las muertes de amigos y compañeros de annas lleva a una renovación de las imágenes, en otras palabras, a la emancipación de sus sentimientos hacia esos compañeros caídos en las guerras mediterráneas. Esta liberación abre las puertas de la creación. Para resumir: el velo que surge en las primeras líneas del soneto a la caída de La Goleta está conectado con la frontera entre la vida y la muerte en Cervantes, vale decir, con la tenue linea divisoria que separa la autobiografia de la ficción en el autor. Ésta es la zona fronteriza desde donde Ja vida es recitada, la línea oscilante donde las heridas de Lepanto, las cicatrices del cautiverio y la finna de Cervantes se juntan para aclamar los hechos heroicos de la Batalla Naval y, a la vez, para lamentar las experiencias catastróficas de Argel. El encuentro con la muerte, evocado por el relato del Cautivo y por los sonetos a la calda de Túnez y La Goleta por los turcos, prepara el camino para la imposible recreación de la muerte, que surge junto con el nombre de Saavedra en este texto. Revelando el impacto de sucesos traumáticos que la historia no puede asimilar o integrar como conocimiento, los sonetos a la calda de Túnez y de La Goleta, insertados en La historia del cautivo, anuncian el encuentro con lo real que sigue retomando a través del ritmo y de la cadencia, a través de la poesía y de la creación literaria. De esta manera, tanto la narrativa del cautiverio en Argel como los poemas dedicados a los trágicos sucesos de Túnez y de La Goleta abren el camino para una «erótica de la creación» en Cervantes, una explosión de creatividad personificada por la imagen de Zoraida en este relato. En tanto que síntoma para el Cautivo, como he sugerido, Zoraida es la pantalla que vela la escena de la muerte en la recreación del episodio traumático por parte de Cervantes. Este velo, sin embargo, también alude al advenimiento del deseo, 370 Cervantes en Argel representado por Ja figura emblemática de Zoraida en la narración autobiográfica, cuyas imágenes fantásticas despejan los caminos de Ja creación. Por consiguiente, como narrativa testimonial, La historia del cautivo ilustra un momento decisivo en la producción literaria de Cervantes, el momento crucial del salto mortal que transporta al ex cautivo a través del abismo del trauma y lo convierte en un verdadero creador. A caballo entre Ja fantasía y la historia, el relato que presenta a Ja mora/ cristiana Zoraida apunta a ese vacío indescriptible, a ese vórtice o remolino simbolizado por el apellido Saavedra en Cervantes. Una erótica de la creación: «la historia del cautivo» 371 Mujer argelina en traje de casa La leyenda reza: «Este traje de casa es cómodo I y muy apropiado para el hogar; I dado que es la moda del país, I estoy plenamente de acuerdo con su estilo». Este retrato intimo de una mujer argelina y su hijo la muestra vestida con un canesú de manga corta y gonila (almilla) y con la elegante falda bordada, confeccionada de lana, seda o sat.ín, que lucían las mujeres turcas y renegadas en Argel. Su tocado es un tejido de seda roja, amarilla o verde, y lo corona una delgada trenza de tela fina cuyas puntas rematan en un borde de oro. Aunque solían andar descalzas en casa, también podía darse que las argelinas calzaran zapatillas de piel dorada. A la derecha: la mujer lleva una bandeja humeante de cuscús. De acuerdo con Cervantes y con Sosa, las argelinas no se cubrian el rostro en presencia de los esclavos cristianos. FUENTI!: Henri Bonnan : Femme d'Alger en déshabil/é (Bibliothéquc Nationale, Paris). Tomado de Gabriel Esquer, lconographie hlstorique de I 'Algérie depuis le XV/e siecle j11sq11 'a 1871 (París: Pion, 1929), vol. 1, plancha XXX, núm. 80. Cervantes en Argel 372 Mora de Granada La leyenda dice: «Las moriscas lucen asl en las calles de Granada». El grabador e ilustrador alemán Cristoph Weiditz viajó a España entre 1529 y 1532. Fue uno de los primeros europeos que dibujó a las moras de Granada. Tras la calda del reino nazarl, ellas se hablan visto obligadas a abandonar el tradicional velo usado en la calle. Sin embargo, como muestra este dibujo, dieron en sustituirlos por una almalafa amplia con la que les era posible cubrir sus rostros totalmente. La mujer ostenta una cinta blanca sobre la frente, y lleva una almalafa blanca adornada con guarniciones u orillas. Podemos apreciar las medias arrugadas que les hacian ver las piernas gordlsimas. FUENTE: Mora de Granada (ca. 1529-1532), por Cristoph Weiditt, Das Trachtenbuch des Cristoph Weiditz von seinen Reisen nach Spanien (1529), plancha 54, reproducido de la edición facsimilar de Theodore Hamper (Berlín: W. de Gruyere & Co., 1927). Agradezco al Metropolitan Museum of Art de Nueva York por el gentil préstamo de este libro. Una erótica de la creación: «La historia del cautivo» 373 Argel: siglo XVII Esta vista, enmarcada por una estilizada pareja que se mira de frente, destaca las sólidas fortificaciones y el aspecto militar de Argel. El mapa muestra dos mezquitas altas y el Peñón de Argel, unido a la ciudad por un dique. Tres galeras corsarias están ancladas en el puerto. El hombre de alto rango lleva el alquicel o manto que usaban algunos moros de Berberla, de manera que cubría un hombro y dejaba el otro descubierto, envolviendo el cuerpo. La mujer viste un elaborado tocado turco y prendas ornamentadas con mangas muy holgadas y perlas. F UENTE: Argel (siglo xvu). Carolus A/lord Excudit cum privilegio ordinum Hol/andie et Weslfrisie N... udiger fecit (BibliotMque Nationale, Algiers). Tomado de Gabriel Esquer, Jconographie historique de / 'A /gérie depuis le XV/e siecle jusqu 'a J87 J (Paris: Pion, 1929), vol. 1, plancha XXXI, núm. 81 . CAPÍTULO 5 «ANUDANDO ESTE ROTO HILO» El tiempo vendrá, quizá, donde, anudando este roto hilo, Diga lo que aquí me falta y lo que se convenía. CERVANTES, Prólogo al Persiles En un libro publicado un año antes de su muerte, Primo Levi comenta que «ha sido observado por los psicólogos que los sobrevivientes de sucesos traumáticos se dividen en dos grupos claramente delimitados: aquellos que reprimen su pasado en bloque, y aquellos cuya memoria del suceso catastrófico persiste, como si estuviera tallada en piedra, prevaleciendo sobre toda experiencia previa o posterior. «Ahora>>-<lice Levi-, «no por elección, sino por naturaleza, yo pertenezco al segundo grupo» 1• El escritor agrega que, de sus dos años en el Lager, no ha olvidado nada: «Sin un esfuerzo deliberado, la memoria sigue trayéndome acontecimientos, rostros, palabras, sensaciones, como si en esa época mi mente hubiera atravesado un período de receptividad exaltada, durante el cual ningún detalle se perdió» 2. Encontramos una frase similar en La historia del cautivo, interpolada en Ja primera parte de Don Quijote, cuando, al referirse a Jos acontecimientos extraordinarios de su cautiverio en Argel, el capitán cautivo declara: «De todos Jos sucesos sustanciales que en este suceso me acontecieron, ninguno se me ha ido de la memoria, ni aún se me irá en tanto que tuviere vida>> (DQ I, 40). Como Levi, Cervantes pertenece al grupo de sobrevivientes para quienes la memoria del evento catastrófico retoma hasta el final. Comenzando con la 1 2 Primo Levi, Momenrs ofReprieve, Nueva York: Summit, 1986, pp. 10-11 . /bid., pp. 10-11 . «Anudando este roto hilo» 375 Información de Argel, presentada en esa ciudad en 1580, el escritor inició un imperioso proceso testimonial que se repetiría inexorablemente hasta su muerte. Ahora bien, Cervantes reelaboró insistentemente su experiencia argelina a través de una asombrosa diversidad de medios, desde el drama y la poesía, pasando por los documentos oficiales que alteraron su nombre y su identidad, basta las cada vez más complejas ficciones en las que entretejió la historia del Mediterráneo del siglo XVI con imágenes y fantasías del trauma. El apellido Saavedra tiene un lugar fundamental en el contexto de la vida y la obra del escritor, pues inauguró su (pro)creación: tanto su progenie literaria como su descendencia biológica, representada por su hija Isabel de Saavedra. No obstante, «Saavedra>> también simboliza la experiencia limite del sobreviviente - la cicatriz, el vórtice del trauma, la huella de la muerte-, incluso cuando señala el comienzo de un proceso curativo que llevaría a la sutura de los yoes escindidos por el trawna. El apellido Saavedra, plenamente asumido por Cervantes en La historia del cautivo {1589) y en el Memorial en el que solicitaba un cargo en las Indias en 1590, es la rubrica biográfica del hombre que luchó en Lepanto y sufrió el trauma del cautiverio en Argel. Al parecer, la adopción del apellido Saavedra -acontecimiento relacionado con otras experiencias cruciales que entonces marcaron la vida de Cervantes- tuvo efectos liberadores sobre la actividad creativa del escritor. Después de 1589, cuando fue compuesta La historia del cautivo, Cervantes inició un periodo de productividad extraordinaria que terminaría sólo en su lecho de muerte, con la conmovedora despedida de sus lectores que presenta en el Persiles. Al referirse a las víctimas del Holocausto, el psicoanalista Dori Laub ha afirmado que «los supervivientes no sólo necesitaban sobrevivir para poder contar sus historias; también necesitaban contar su historia para sobrevivir» 3. Laub babia del imperativo de contar que existe en cada sobreviviente, de la necesidad de conocer su propia historia, que puede convertirse en la absorbente tarea de toda una vida. Sin embargo, ninguna relación o narración parece resultar suficiente para apaciguar esta compulsión interior: «Nunca hay suficientes palabras o las palabras exactas, y nunca hay suficiente 3 Dori Laub, «Trauma and Testimony: The Process and the Struggle», Cathy Caruth, ed., Trauma: Explorations in Memo1y, Baltimore, Maryland: The Johns Hopkins University Press, 1995, p. 63. Reconozco mi deuda con Dori Laub, cuyo trabajo me ha conmovido profundamente. Además, este estudio demuestra la influencia de la obro de Calhy Carulh, Unclaimed Experience: Trauma, Narrative, and History, Baltimorc, Maryland: The Johns Hopkins University Press, 1996. 376 Cervantes en Argel tiempo para la escucha, o la escucha apropiada para articular una historia que no puede ser plenamente capturada por el pensamiento, la memoria y el lenguaje» 4 • Otros escritores, como Primo Levi, han hablado de esta vehemente obsesión por contar la historia traumática. Levi recalca este punto en un pasaje conmovedor de Si esto es un hombre, en el que describe su necesidad de narrar su historia a «los demás», de hacerlos participar en ella; esta necesidad habla asumido entre nosotros, antes de nuestra liberación y después de ella, el carácter de un impulso inmediato y violento, hasta el punto de que rivalizaba con nuestras demás necesidades más elementales; este libro lo escribl para satisfacer esta necesidad; en primer lugar, por lo tanto, como una liberación interiors. Podemos leer a Cervantes a través de esta lente. Desde su más temprano testimonio del cautiverio, redactado en Argel en 1580, hasta su novela póstuma el Persiles - firmada 35 años después, en su lecho de muerte-, los escritos de Cervantes revelan su necesidad de alcanzar una liberación interior por medio del testimonio y de la recreación de su experiencia traumática. Si su primer testimonio puede ser leído como una forma de acción que tuvo que ser emprendida para continuar el proceso de supervivencia después de su liberación, la producción literaria subsiguiente de Cervantes - la colección de comedias, entremeses, novelas, poemas y ficciones breves que poblaron su larga vida- apunta a una erótica de Ja creación que brota del vórtice mismo del trauma. A Ja vez, el tema del cautiverio ocupa un lugar central en Ja ficción del autor alcalaíno. El presente capítulo recorre el itinerario textual trazado por ciertas imágenes y figuras que reaparecen obsesivamente en el universo literario de Cervantes, desde las primeras obras escritas después de su rescate, tales como El trato de Argel (1581 -1583) y La Gala/ea (1585), su novela la española inglesa, su comedia Los baños de Argel y su obra póstuma Los trabajos de Persiles y Sigismunda ( 1617). Con todo, como demuestra este estudio, los testimonios de la experiencia traumática en Cervantes tienden a volverse más difuminados con el tiempo, y a entretejerse cada vez más con su ficción. Al centrarme en estos atestiguamientos literarios pretendo explorar Ja rela• !bid., p . 63. s Primo Levi, Si esto es un hombre, trad. Pilar Gómez Bedate, Barcelona: Muchnik, 1995, p. 10; versión castellana de Se ques to e un uomo, Turin, Einaudi, 1958. «Anudando este roto hilo» 377 ción entre las palabras y el trauma en Cervantes. Examinar «la herida>>del trauma con la ayuda de la literatura me permitirá explorar las relaciones entre el trauma y el quehacer artístico, especificamente, los efectos terapéuticos que la creación literaria parece haber tenido para Cervantes. LA TORMENTA RECURRENTE En un esfuerzo por estudiar estos problemas tan complejos, deseo trazar la historia de un itinerario textual en el corpus de Cervantes, marcada por imágenes y temas que se reiteran insistentemente a lo largo de su obra. En el capítulo 4, consideramos algunas de las complejidades de La historia del cautivo, tales como la extraordinaria creación autobiográfica que danza en tomo al apellido Saavedra y que se desplaza, como en un zigzag, entre el cuerpo y el corpus de Cervantes. Al tiempo, esta invención esboza el ondulante hilo que conecta la representación del suceso traumático con los caminos del deseo en Cervantes. Este capítulo examina diversas obras de ficción del autor alcalaíno que reviven la captura por los corsarios argelinos en la galera Sol y Ja aterradora tormenta asociada con esa experiencia, escena repetida como una fuga con sus variaciones en una secuencia de ficciones de Cervantes. El pasaje inicial proviene de La Galatea (1585), la primera novela publicada por Cervantes después de su liberación y retomo a España. Timbrio, un caballero de Jerez cuya vida no tiene nada en común con Ja de los pastores que aparecen en esta novela pastoril, recrea la terrible tormenta que inauguró sus aventuras cuando zarpó de Nápoles camino a España. Su relato detallado, así como los pormenores de la tormenta que reaparece en otros textos, justifica que citemos el pasaje casi entero: Salí de la ciudad, y al cabo de los pocos días llegué a la fuerte Gaeta, donde hallé una nave que quería desplegar las velas al viento para partirse a España. Embarqueme en ella [ ... ]; mas apenas los diligentes marineros zar· paron los ferros y descogieron las velas, (... ] cuando se levantó una no pensada y súbita borrasca, y una ráfaga de viento imbistió [embistió] las velas del navío con tal furia, que rompió el árbol del trinquete y la vela mesana se abrió de arriba a bajo [ ... ).La borrasca crecla, y la mar comenzaba a alterarse, y el cielo daba muestras de durable y espantosa fortuna( ... ]. Era el maes- 378 Cervantes en Argel tral el viento que soplaba, y con tan grande violencia, que fue forzoso poner la vela del trinquete al árbol mayor y amollar, como dicen, en popa, dejandose llevar donde el viento quisiese. Y así comenzó la nave, llevada de su furia, a correr por el levantado mar con tanta Hgereza, que en dos ilias que duró el maestral, discurrimos por todas las islas de aquel derecho, sin poder en ninguna tomar abrigo 6. La historia de la embarcación arrastrada mar adentro por una tormenta violenta evoca la propia travesía de Cervantes al zarpar en la galera Sol rumbo a Barcelona en septiembre de 1575. En un clásico artículo titulado «La captura de Cervantes», Juan Bautista Avalle-Arce ha cotejado las fuentes que disponemos acerca de este suceso y mostrado que Cervantes zarpó de Nápoles el 6 ó 7 de septiembre de 1575 7 • Poco después, el 18 de septiembre, la flotilla compuesta por cuatro galeones españoles, que había estado bordeando las costas de Italia y de Provenza, fue dispersada por una tempestad en las inmediaciones de Port-de-Bouc. La galera Sol probablemente fue llevada hacia Córcega y otras islas mediterráneas por un fuerte mistral, acaso igual al que describe Timbrio en este pasaje de La Galatea: «Y así comenzó la nave, llevada de su furia, a correr por el levantado mar con tanta ligereza, que en dos días que duró el maestral, discurrimos por todas las islas de aquel derecho, sin poder en ninguna tomar abrigo». El 26 de septiembre, mientras la galera se aproximaba a la costa catalana, no lejos de Cadaqués o de Palamós, fue atacada por una escuadra de corsarios turco-berberiscos. Después de una fuerte resistencia, en la que el capitán y muchos miembros de la tripulación encontraron la muerte, los pasajeros sobrevivientes fueron amarrados y llevados a Argel como prisioneros 8. En seguida Timbrio describe los detalles de la tormenta y las acciones de los desesperados marineros para contrarrestarla, hasta que al fin se vieron obligados a navegar a la deriva, pasando por las islas de Lipari, Zimbrano, Lampedusa y Pantelleria, sin poder tomar albergo en ninguna. La minucia de su narración y los términos náuticos, sólo conocidos por un soldado-marino 6 Miguel de Cervantes, La Galatea, ed. Francisco Estrada y Maria Teresa López Garcfa-Berdoy, Madrid: Cátedra, 1995, pp. 484-485. 7 Juan Bautista Avalle-Arce, <<La captura de Cervantes», Boletín de la Real Academia Española, 48 (1968), 237-280. 1 /bid., pp. 237-260; Jean Caoavaggio, Cervantes: en busca del perfil perdido. trad. Mauro Armiño, 2.• ed., Madrid: Espasa-Calpe, 1992, pp. 86-87. «Anudando este roto hilo» 379 familiarizado con las galeras mediterráneas de Felipe II, me llevan a afirmar que es el propio Cervantes quien habla aquí a través de su vocero Timbrio. Su relato, sin embargo, se acerca y se distancia inmediatamente de la escena tormentosa, mientras que el narrador cuenta cómo el mistral arrastró la nave hacia las costas de Berberla, desde donde los aterrados pasajeros, alannados por el peligro de caer en manos de los turcos, observaron «los recién derrumbados muros de La Goleta» y «las antiguas ruinas de Cartago» 9• Estos datos sitúan los sucesos narrados por Timbrio poco después de septiembre de 1574, cuando los fuertes de Túnez y La Goleta ya habían caído en manos de los turco-berberiscos, como sugiere la frase «los recién derrumbados muros de La Goleta». En efecto, poco después de ese avasallador ataque, los turco-berberiscos desmantelaron la fortaleza de La Goleta, según lo confirma el pasaje citado y el relato del Cautivo en el Quijote (DQ I, 40). No obstante, en la historia rememorada en LA Galatea, el mistral se tomó milagrosamente en buen tiempo, de manera que la nave regresó al puerto de Gaeta, cerca de Nápoles, donde los pasajeros exhaustos descansaron durante cuatro días, mientras la galera era reparada. Ahora bien, al zarpar de nuevo hacia Génova, Timbrio descubrió que su amada Nísida, a quien crela muerta, había abordado el barco vestida de peregrina, junto con su hermana Blanca. Pero el feliz encuentro de los amantes, sobre el telón de fondo de una noche clara y fresca, fue abruptamente perturbado por «la mayor desventura que imaginarse pudiera». Lo que sigue es la recreación del ataque corsario a la galera Sol, que retoma al texto como una insistente pesadilla. A la luz de la luna, un marinero divisó cuatro bajeles de remo que se acercaban rápidamente hacia la nave: «Al momento conoció ser de contrarios, y con grandes voces comenzó a gritar: '¡Arma, arma, que bajeles turquescos se descubren! '» 10• De aqul en adelante, es Cervantes quien habla directamente, o mejor dicho, quien «clama» mediante las voces que da el narrador: «Esa voz y súbito alarido puso tanto sobresalto en todos los de la nave que sin saber darse maña en el cercano peligro, unos a otros se miraban» 11 • En medio de la confusión y de los gritos de los pasajeros, cada hombre tomó su puesto junto a las armas. Fundida con la voz de Timbrio, la voz del ex cautivo Cervantes evoca la angustia causada por la rememoración de estas imágenes: «Paso y mal 9 Cervantes, op. cit., pp. 484-485 . /bid., p. 491. /bid.; énfasis mio. IO 11 Cervantes en Argel 380 punto fue éste que desmaya la imaginación cuando de él se acuerda la memoria». Acaso Cervantes rememoró también en Ja primera novela que recrea el suceso catastrófico las lágrimas de las mujeres, representadas por las de Nísida y Blanca, y sus bravos esfuerzos por reprimir las suyas propias, en un momento de crisis tal «que casi me olvidaba de lo que debía hacer, [o] quién era y a lo que el peligro me obligaba» 12• El viento entonces amainó, «que fue Ja total causa de Ja perdición nuestra», añade Timbrio con fatalismo, mientras cuenta que los corsarios aguardaron al otro día para atacar. Al amanecer, el capitán español descubrió a «quince bajeles gruesos» enemigos que los tenfan cercados. Amaut Mamí, comandante del escuadrón corsario --el mismo ra 'is corsario que capturó a Cervantes- exigió Ja rendición del capitán español por medio de un intérprete renegado, quien acompañó el ultimátum de Amaut Mamf con horrendas amenazas. La negativa del capitán español a rendirse y su valerosa defensa provocó un ataque feroz de los corsarios turco-berberiscos, quienes arremetieron contra el galeón español cuatro veces en cuatro horas, con grandes pérdidas y heridas de ambas partes, como cuenta Cervantes, por medio de su portavoz Timbrio. Los resultados de este combate naval son resumidos por el narrador: «Después de habemos combatido dieciséis horas, y después de haber muerto a nuestro capitán y toda Ja más gente del navío, después de nueve asaltos que nos dieron, los turcos entraron furiosamente en el navío» 13• La narración pasa ahora de un narrador en tercera persona a un yo que habla desde dentro del combate: «Yo me arrojé por medio de las bárbaras espadas deseoso de morir [ ... ] antes de ver a mis ojos lo que esperaba. Pero sucedi6me al revés mi pensamiento, porque abrazándose conmigo tres membrudos turcos y yo forcejeando con ellos, de tropel vinimos a dar todos en la puerta de la cámara donde Nísida y Blanca estaban» 14 • Este yo sigue hablando a través de Ja voz de Timbrio, quien cuenta cómo mató a uno de los turcos y cómo, a su tumo, le fueron infligidas dos profundas heridas, ante lo cual Nísida se arrojó sobre su cuerpo herido, «con lamentables voces», y suplicó a los turcos que la mataran. A lo largo de la violenta descripción de este combate, Cervantes y su narrador han estado hablando «a una sola vow 12 13 14 /bid., p. 492. !bid., pp. 492-493 . /bid., p. 494; énfasis mío. «Anudando este roto hilo» 381 - al unisono. La notoria repetición del ténnino voces en este pasaje sugiere La presencia de Otra voz que clama a través de la herida, a través del trauma: Con lamentables voces, [Nísida] pedía a los dos turcos que la acabasen. En ese mismo instante, atraído de las voces y lamentos [ ... ] acudió a aquella estancia Arnaute [Amaut Mamf], el general de los bajeles e [ ...] hizo llevar a Nlsida y Blanca a su galera, y ( ...) mandó que también a mí me llevasen, pues no estaba aún muerto. De esta manera, sin tener yo sentido alguno, me llevaron a la enemiga galera capitana, donde fui luego curado con alguna diligencia, porque Nísida había dicho al capitán que yo era hombre principal y de gran rescate, con intención que, cebados de la codicia y del dinero que de mi podrlan haber, [ ... ] mirasen por la salud mía 15 . Si el tono intensamente personal y las reminiscencias autobiográficas de este pasaje son verdaderamente notables, la elocuencia y el realismo brutal de la escena recuerdan el crudo testimonio proporcionado por El trato de Argel, una obra escrita al mismo tiempo que La Galatea. No obstante, más allá de los recuerdos autobiográficos que surgen claramente en este episodio, lo que sobresale en el texto son las «voces y lamentos» que revelan una verdad imposible de asimilar. Esta es la historia de una herida que clama. que apela a nosotros en un intento de expresar una realidad indescriptible. Como ha sostenido Cathy Caruth, el trauma no es localizable en un acontecimiento original o violento situado en el pasado del sujeto sino, más bien, en la forma en que retoma -sin haber sido asimilado- a hostigar a la víctima. Lo que regresa para acosar al sobreviviente, como nos muestra la historia de Timbrio, no es sólo la realidad del acontecimiento violento, sino también «la realidad de la manera en que esta violencia no ha sido completamente percibida» 16• «VOCES COMENCÉ A DAR» La comedia Los baños de Argel abre con la visión de un ataque de los corsarios turco-berberiscos a un pueblo del Levante español, ocurrido en medio de la noche. Las voces relacionadas con la representación de la captura de Cervantes reaparecen en el recuento que hace el cautivo don Femando is /bid.; énfasis mio. Caruth, op. cit.. pp. 4·6. 16 382 Cervantes en Argel de este asalto. Recordemos la trama de Los baños de Argel: en la Jornada II, que tiene lugar en Argel, don Femando se encuentra con su amada Constanza, quien aparece como esclava de los mismos amos. En estas circunstancias, rememora para ella los sucesos ya conocidos por la audiencia, es decir, el ataque corsario en el que Constanza fue raptada junto con varias familias con niños. En su parlamento, don Femando revive su desesperación al ver que Coostanza era arrebatada por las galeotas turquescas y evoca sus propios gritos, lanzados desde una roca sobre la que había trepado para hacerse escuchar por los turco-berberiscos: Subl, cual digo, a aquella peña, adonde las fustas vi que ya a Ja mar se haclan. Voces comencé a dar, mas no responde ninguno, aunque muy bien todos me oían, [ ...) Las voces reforcé; hice las señas que el brazo y un pañuelo me ofrecía; Eco tomaba, y de las mismas pefias los amargos acentos repella 17• Como en el pasaje antes analizado de La Galatea, nos encontrarnos aquí ante los recuerdos fantaseados del suceso catastrófico evocados por un personaje de Cervantes, recuerdos filtrados a través de la ficción. El poema de Los baños de Argel resalta los vínculos entre los clamores de don Femando y la horrenda realidad del ataque corsario, ante la cual el amante de Constanza se declara inerme. Sus clamores aparecen en dos registros temporales: en el pasado, al recordar sus gritos pretéritos («voces comencé a darn), y en el presente, al rememorar la indiferencia de los corsarios ante sus llamadas: «más no responde ninguno». Como demuestran estos versos, el suceso traumático no es relegado al pasado, sino que apunta más bien a un presente atemporal en el que el sentido del tiempo parece haber sido anulado. Los clamores de don Femando, repetidos por el eco que rebota de roca en roca, apuntan a la realidad traumática que se afirma a sí misma en su insistencia compulsiva: sus gritos golpeaban las sordas rocas sólo para retomar como «amargos acentos» en el eco reflejado por los acantilados. La escena ilustra 17 Miguel de Cervantes, Los baños de Argel, Obra completa, vol. XTV, ed. Florencio Sevilla Arroyo y Antonio Rey Hazas, Madrid: Alianza, 1998, jornada II, vv. 1726-30, y 1736-9; en adelante citado por el título más el número de la jornada y de los versos. «Anudando este roto hilo» 383 la naturaleza de la herida que clama a través de las voces de don Femando: ellas hablan de un otro en el interior del sujeto que retiene la memoria de los acontecimientos traumáticos, mientras que estos hechos retoman al presente como un hecho palpable. El hecho que las dramáticas estrofas de este poema reiteren la escena inaugural de la obra, a través de un nuevo recuento de estos hechos, ilustra la manera en que el trauma se repite inexorablemente, a través de los actos, las palabras o los suefios del sobreviviente. Otra escena de El trato de Argel aclara estas ideas. Se trata del episodio en el que la bella mora Zabara relata la captura de la galera San Pablo de la Orden de Malta, a bordo de la cual Antonio de Sosa fue capturado. He discutido esta escena en el capítulo 3, mostrando que las tentativas de eludir estas imágenes violentas por parte de la voz poética (o del escritor detrás de ésta) - tentativas de huir hacia el universo de la fantasía- , son, por asi decirlo, subvertidas por la crisis que se desata en el núcleo mismo del poema. Es necesario señalar que estas Líneas recrean nuevamente la tempestad que irrumpe en la ficción de Cervantes, seguida por el ataque de los corsarios argelinos: Las levantadas hondas, el ruido del atrevido viento detenia los corsarios bajeles [ ... ] sin dejarles salir al mar abierto y eo otra parte [ ... ] mostrando su braveza, fatigaba uoa galera de christiana gente y de riquezas llena que, corr[[a] [... ] por el hinchado mar sin remo alguno 18• Esta descripción pone de relieve un doble panorama: por un lado, la imagen de la cargada galera cristiana azotada por la fuerza del mistral a través del océano tempestuoso; por el otro, la visión de los bajeles corsarios refugiados en un puerto seguro, a la espera del momento indicado para lanzarse al asalto de la nave desbaratada y repleta de cristianos. La representación de esta escena, sin embargo, rebasa las versiones ciclicas de la tormenta ominosa en Cervantes, pues el recuento de la tempestad que lanzó a la galera San Pablo por los mares sin remos y sin timón, asi como el informe del subsiguiente ataque de los corsarios argelinos, es históricamente preciso. En el 11 Miguel de Cervantes, El trato de Argel, Obra completa, vol. 11, ed. Florencio Sevilla Arroyo y Antonio Rey Hazas, op. cit., jornada 11, vv. 1245-54. 384 Cervantes en Argel Archivo General de Simancas se encuentran varios documentos relacionados con la captura de la galera San Pablo de la Orden de Malta, en abril de 1577, por corsarios turco-berberiscos al mando de Amaut Mamí. El testimonio del piloto Pedro Griego y de otros marineros que escaparon de Ja galera cristiana saltando por encima de la borda en medio de la refriega confirma el informe de Zahara, aquí portavoz de Cervantes 19• La captura de la galera San Pablo también es relatada por el galeote portugués Domingo Sponto, quien estaba encadenado a uno de los bancos en una de las galeotas argelinas. Aprovechando la confusión de la lucha, Sponto se zafó de sus cadenas y se fugó nadando hasta Ja isla de San Pedro, adonde encontró a los otros fugitivos de la San Pablo 20• Ahora bien, Ja escena descrita por Zahara corresponde casi palabra por palabra al infonne sobre la toma de la galera San Pablo por los asaltantes turco-berberiscos, tal como confirman los testimonios de los marineros. Averiada por el mistral, la galera San Pablo, en efecto, perdió sus remos y Ja mayor parte de su artillería en su loca carrera por el mar embravecido. El piloto Pedro Griego afirma en su declaración jurada que los marineros tiraron los remos por la borda en un intento de aligerar el peso de Ja embarcación durante su carrera desenfrenada 21• Los versos de Zahara dan cuenta de las muertes del capitán portugués y de numerosos cristianos que cayeron bajo las balas enemigas, visión completada por los testigos que declararon que el capitán de la galera, un Caballero de Malta portugués, se llamaba el Capitán BoteUo. Hoy sabemos que Cervantes tuvo acceso a información de primera mano respecto a este infortunado suceso a través de su amigo, el doctor Antonio de Sosa, Jo cual explica por qué la versión poética que presenta Zahara de este suceso coincide casi literalmente con los testimonios de los marineros que escaparon del ataque turco-berberisco. Al mismo tiempo, la captura de Cervantes, un año y medio antes, fue muy semejante a Ja de Sosa. Ambas galeras fueron averiadas por un mistral o un fuerte viento del Oeste que se transformó en tonnenta, arrastrando las naves por el mar abierto hasta que finalmente fueron capturadas por los corsarios. En su declaración jurada, el ex galeote 19 Testimonio del piloto Pedro Griego y de otros marineros de la galera San Pablo, Archivo General de Simancas (AGS), Estado, leg. 1073, 82-83. 20 Testimonio de Domingo Sponto, AGS, Guerra Antigua, 84. 21 AGS, Estado, leg. 1073, 82-83. 385 I «Anudando este roto hilo» s Sponto confirmó que el comandante del escuadrón corsario que atacó la galera San Pablo era Amaut Mamí -el mismo individuo que capturó a Cervantes 22. A la luz de estos detalles históricos y biográficos, permltaseme volver a examinar esta escena de El trato de Argel como una manera de reunir y de re-enfocar varios aspectos de las secuelas creativas del trauma. Ya hemos anotado que Zahara, una predecesora argelina de la legendaria Zoraida, es quien habla por Cervantes en este escenario que recuerda el de su propia captura en 1575. En efecto, en estos versos Zahara relata la historia del cautivo cristiano Aurelio -un alter ego de Cervantes- quien perdió su libertad en este asalto: r s El robo, las riquezas, los cautivos que los turcos hallaron en el seno de la triste galera, me ha contado un cristiano que alli perdió la dulce y amada libertad. (I'rato, 11.1256-67) a 11 l s ) ·l l ) e e e s e Como podemos observar en estos versos, la depresión y la melancolía del cautivo (o de la voz poética que relata el suceso) se proyectan sobre la galera en la que fue capturado, que se convierte en «la triste galera», asi como sobre la imagen personificada de su libertad perdida, ahora transformada en «la dulce y amada libertad». En la recreación de los sentimientos de pena y de duelo dramatizados por el soliloquio de Zahara, la libertad se presenta en términos de un objeto de amor perdido, imagen que pone de relieve la relación entre la separación del objeto amado, incluyendo su pérdida y el anhelo de ese objeto perdido -que aquí no sólo apunta a los muertos en esta refriega sino también a la libertad perdida por el cautivo Aurelio. Ciertamente, el esclavo cristiano que relata su experiencia dramática a través de los elocuentes versos de Zahara es el histórico personaje Antonio de Sosa, quien seguramente le contó la historia de su captura a Cervantes. Los versos de Zahara, no obstante, también funcionan como un recuerdo encubridor que sirve de mampara a la experiencia de la propia captura de Cervantes, captura que tuvo casi las mismas características que la de Sosa. 22 AOS, Guerra Antigua, 84. 386 Cervantes en Argel En Más allá del principio del placer, Freud sugiere que, en la neurosis traumática, la compulsión de repetición surge de una incapacidad previa para experimentar el sentimiento que debió haber correspondido al trauma. Los sueños repetitivos del trauma --o las puestas en escena repetitivas de la escena traumática- «buscan recuperar el dominio (Bewiiltigung) sobre el estímulo por medio de un desarrollo de angustia cuya omisión causó Ja neurosis traumáticim 23 • Incluso antes del viraje radical representado por la producción de La historia del cautivo entre las obras de Cervantes, la insistente escenificación de la tormenta y de la escena de la propia captura permitió al escritor formular nuevas figuras interiores que incluían no sólo el suceso traumático propiamente dicho, sino también una renovación de imágenes que impulsaron al creador hacia el futuro. La escena en la que Zahara describe la captura de Ja galera San Pablo ilustra, en efecto, cómo la recreación del acontecimiento traumático lleva a un desdoblamiento y a una liberación de las imágenes por medio de la fidelidad a la experiencia traumática -en el sentido de recordar lo que esta experiencia implicó-, y, a la vez, por medio de una búsqueda simultánea de nuevas formas de ser y de crear. El elocuente desdoblamiento que marca la invención de nuevos yoes en las ficciones de Cervantes es implícitamente puesto de relieve por las palabras de Zahara: «El robo, las riquezas, los cautivos/ que los turcos hallaron en el seno/ de la triste galera, me ha contado/un cristiano que allí perdió su dulce/y amada libertad». Es importante subrayar de nuevo el hecho de que es una mujer mora quien funciona en estos versos como portavoz del autor al recrear Ja experiencia traumática de Cervantes. Los fantasmas de Argel reaparecen a lo largo de la obra de Cervantes, desde El trato de Argel (1581- 1583) y La Galatea (1585), hasta La historia del cautivo, La española inglesa, El amante liberal, Los baños de Argel, y su novela póstuma el Persiles. No obstante, las reminiscencias fantaseadas adquieren un carácter mítico en la producción literaria posterior de Cervantes, resaltando el punto en el que la historización alcanza su limite. De igual manera, la difusión y la mitificación de estas imágenes sugieren una liberación gradual de las cadenas del cautiverio en Cervantes, por medio de mecanismos de «desprendimiento», como los descritos por Daniel Lagache en su explicación de la resolución del conflicto defensivo, especialmente en la cura 23 Sigmund Freud, Obras completas, vol. XVlll: Más allá del principio del placer, ed. James Strachey, trad. José L. Etcbeverry, Buenos Aires: Amorrortu, 1976, p. 31. ·/ «Anudando este roto hilo» s a s psíquica. A diferencia de la «elaboración», un trabajo psiquico que se desarrolla durante el análisis en la estela de una interpretación, y que permite al sujeto vencer las resistencias y liberarse de la compulsión de repetición, los mecanismos de desprendimiento ayudan al sujeto a librarse gradualmente de la repetición y de las identificaciones alienantes a través de recuerdos expresados mediante el pensamiento y la palabra. Este proceso incluye una familiarización con la situación traumática dominada por la fantasía, y una transición desde la disociación a la integración 24 • s l 387 r ) a ) a .1 a '• l J :, 'l a l. UNA HISTORIA ACORDE CON LA VIDA DE CERVANTES Entre las Novelas ejemplares, La española inglesa representa una exploración intensa del tema del cautiverio, en la que un cautiverio remite a otro, como en un juego de cajas chinas que parece no tener fin. La escena de la captura retoma en esta novela en un patrón circular que reitera, por medio de un proceso de fugas y variaciones en prosa, los jlashbacks (las escenas retrospectivas) de Argel. La obra, desde luego, se abre con la captura de una niña de siete años en el asalto de Cádiz por los ingleses en 1596. Más adelante, la novela representa una escena de captura en alta mar, realizada por el inglés y católico secreto Ricaredo, quien ha sido enviado en una expedición corsaria por la reina Isabel l. Ricaredo descubre tres galeras turcas en el estrecho de Gibraltar y procede a atacarlas. La fuerte arremetida de los navíos ingleses, camuflados bajo banderas españolas, alienta a los prisioneros cristianos de la galera turco-berberisca a romper sus cadenas y lanzarse al combate a favor de los atacantes: «Y así, con el calor que les daba a los cristianos pensar que los navíos ingleses eran españoles, hicieron por su libertad maravillas» is. 24 Cf «Mecanismos de desprendimiento», Diccionario de psicoanálisis, ed. Jean Laplanche y J.-B. Pontalis, trad. F. Cervantes Gimeno, Barcelona: Labor, 197 1, pp. 234-235; y Daniel Lagache, «La psychanalyse et la structure de la personaJité», la Psychanalyse, VI, París: Presses Unjversitaires de France, 1961, pp. 5-54. En el largo proceso de testimonios elaborados a través de su vida, y mediante las diversas recreaciones de su cautiverio, Cervantes pudo haber implementado los mecanismos de desprendimiento. 25 Miguel de Cervantes, la española inglesa. Novelas ejemplares, vol. 1, ed. Harry Sieber, Madrid: Cátedra, 1988, p. 253-254. 388 Cervantes en Argel El encuentro con la flota turco-berberisca anuncia la reaparición de los fantasmas de Argel en La española inglesa. Los esclavos españoles que abordan el navío inglés cuentan que, al regresar de Ja India portuguesa, su galera, que transportaba una carga millonaria de perlas, diamantes y especias, habla sido alcanzada por una terrible tempestad, «y que con tormenta habla arribado a aquella parte, toda destruida y sin artillería, por haberla echado a la mar la gente, enferma y casi muerta de sed y de hambre» 26• En ese preciso momento, el corsario argelino Arnaut Mamí cayó sobre el destrozado galeón portugués, cuya tripulación medio muerta no estaba en condiciones de oponer resistencia al ataque berberisco. Al repetir la historia de la captura de Cervantes, el relato que ya nos resulta familiar también evoca detalles de la captura de Sosa a bordo de la galera San Pablo, cuya tripulación, como podemos recordar, había tirado por la borda sus remos y su artillería. Sin embargo, si comparamos este pasaje con el texto anteriormente citado de La Galatea, notaremos que la descripción de la tonnenta y de la subsiguiente calda en manos de los turco-berberiscos, incluyendo la mención de Arnaut Maml, está limitada ahora a unas pocas líneas que abren paso a otras aventuras. Ilustremos estas operaciones del texto. La escena de la captura se desplaza ahora hacia un nuevo incidente: uno de los españoles que sube a bordo con el resto de los prisioneros liberados declara que había sido capturado por los corsarios argelinos en un ataque previo, ocurrido seis días después de zarpar de Cádiz hacia las Indias. De este modo, el caballero gaditano preso en la galeota turco-berberisca, se convirtió en testigo del posterior asalto de Jos mismos corsarios al galeón portugués. Su hija, que resulta ser Isabela, la amada de Ricaredo, había sido tomada prisionera, a su vez, en el saco de Cádiz por los ingleses en 1596. Conviene recordar, en este contexto, las significativas lineas que inauguran La española inglesa: «Entre los despojos que los ingleses llevaron de la ciudad de Cádiz, Clotaldo, un caballero inglés, capitán de una escuadra de navíos, llevó a Londres una niña de edad de siete años, poco más o menos, y esto contra la voluntad y sabiduría del conde de Leste [Essex], que con gran diligencia hizo buscar a la niña para volvérsela a sus padres» 27• La niña, desde luego, nunca fue devuelta a los suyos a pesar de los esfuerzos del conde de Essex y de los pregones que ordenaron 16 l7 /bid. , p. 254. !bid., p. 243. «Anudando este roto hilo» 389 devolverla so pena de la vida. Es así como, desde su captura por Clotaldo, el padre de Ricaredo, Isabela ha estado viviendo en la casa de esta familia inglesa en Londres. La cita anterior apunta al formato circular de la obra, y a la manera en que la trama se encadena mediante una secuencia interminable de capturas. De hecho, Ricaredo es ahora también capitán de una flota inglesa corsaria, como antes lo fuera su padre; a diferencia de éste, sin embargo, ha salvado a los padres de Isabela de un largo cautiverio por medio de su ataque a la galera turco-berberisca. Como podemos ver, cada captura en este relato conduce a una nueva aventura, en una sugestiva cadena de hazaftas, lances y contingencias. Las memorias de Argel reaparecen otra vez hacia el final de La española inglesa, cuando Isabela, que ha regresado a España con sus padres, recibe la noticia de que han matado a Ricaredo. Estas malas nuevas la llevan a abandonar el mundo y a tomar el velo como monja. Entre la multitud de espectadores reunidos en Sevilla para admirar a la bella novicia en el dia de su profesión, aparece una imagen cervantina familiar. Avanzando entre la muchedumbre, aparece «un hombre vestido en hábito de los que vienen rescatados de cautivos, con una insignia de la Trinidad en el pecho, en señal de que ha sido rescatado por la limosna de los redentores» 28 • El ex cautivo, reconocido como Ricaredo, ruega a Isabela «a grandes voces» que se detenga, pues ella no puede ser monja mientras él esté vivo. De este modo, la figura de Cervantes irrumpe en su propio relato, camuflada bajo el hábito del ex cautivo Ricaredo. Esta intrusión del autor recuerda la aparición del personaje llamado «tal de Saavedra» en La historia del cautivo. Pero en La española inglesa, en lugar de la firma de Cervantes encarnada en un alter ego sin rostro, el autor se presenta de cuerpo entero bajo la imagen visual de un cautivo recién liberado, vestido «en hábito de los que vienen rescatados de cautivos». La historia de la captura de Ricaredo, relatada posteriormente por él mismo, se asemeja claramente a la de Cervantes. Después de una peregrinación a Roma, donde sufrió un intento de asesinato, Ricaredo partió de Génova en dos embarcaciones pequeñas camino a España. Fue capturado por corsarios argelinos cerca de Las Tres Marías, un pequeño puerto cerca de Marsella, y fue llevado prisionero a Argel. Tras una permanencia de un año en los baños de esa ciudad, fue rescatado por los frailes trinitarios, la misma orden que rescató a Cervantes en 1580. El relato de Ricaredo no sólo recrea el re2& !bid.. p. 277. Cervantes en Argel 390 greso de Cervantes a Espafia en noviembre de 1580, sino que también ofrece una de las más completas descripciones de su repatriación, incluyendo Ja procesión general realizada por los ex cautivos en Valencia, en señal de devoción y de gratitud por su liberación. Reducida ahora a unas pocas lineas, la alusión al cautiverio de Cervantes en esta obra marca el comienzo de otras reminiscencias autobiográficas, tales como las imágenes de su retomo a España, la alusión a la Orden Trinitaria y su papel en su rescate, la mención del peligro de perder la vida en Argel a modo de retribución por sus actos y, finalmente, la confesión de su temor de ser enviado a Constantinopla como esclavo, lo cual habría sido fatal para Cervantes; así lo declara su portavoz Ricaredo: «y de presentarme al Gran Señor redundara en no tener libertad» 29• La verdad traumática se muestra, entonces, cada vez más difusa y más entreverada con la ficción en esta novela que retoma nuevamente al tema de la captura de Cervantes. Éste se encuentra aquí ampliado por otros recuerdos argelinos que se tornan en creaciones más y más fantasiosas. En este sentido, La española inglesa parece confirmar la veracidad de los comentarios con los que Cervantes termina la obra: «Esta novela nos podrá enseñar [ ... ] de cómo sabe el cielo sacar de las mayores adversidades nuestras, nuestros mayores provecbos» 3 La recordada crítica Ruth El Saffar planteó que esta reflexión parece tener un significado tanto para Ricaredo como para Isabela y para Cervantes, ya que al final de la novela los personajes adoptan el papel del autor y narran una historia acorde con la propia vida de Cervantes 31• Esta es la formulación más abstracta de la idea, desarrollada en El casamiento engañoso y en El coloquio de los perros, de que la escritura puede transformar las propias desgracias en fortuna. Cuando Cervantes comenta que, con ayuda del cielo, nuestras «mayores adversidades» pueden generar «nuestros mayores provechos», estos provechos sin duda aluden a su creación literaria. Según hemos visto en este estudio sobre las conexiones entre el trauma y la creación en la obra de Cervantes, la angustia, el sufrimiento, el terror y el vacío interior pueden ser tales en un ser humano que la creación aparece como la única salida, a la vez posible e imposible. º. 29 lO 11 /bid., p. 282. !bid.• p. 283. Ruth El Saffar, Novel to Romance: A Study of Cervantes 's Novelas ejemplares, Baltimore, Maryland: The Johns Hopkins University Press, 1974, p. 161; cf asimismo su estudio de La española inglesa. en El Saffar, op. cit., pp. 150-162. «Anudando este roto hilo» 391 Los episodios explorados en La española inglesa señalan el punto de despegue de la creación en Cervantes, que a menudo se origina en el núcleo de las memorias relacionadas con su captura y su esclavitud en Berberla. Como ocurrió con La historia del cautivo, obra que representa el gran punto de despegue para Cervantes, estos textos apuntan al momento en que el escritor encuentra su tono, su estilo, su tema. De cierta manera, los pasajes examinados en este estudio corresponden a los tres tipos de trabajo psíquico descritos por Freud, y analizados por Didier Anzieu en su libro le Corps de /'oeuvre: la elaboración onírica, el trabajo del duelo y el trabajo de la creación - los tres constituyen fases de crisis para el aparato pslquico 32• Del mismo modo que Ja elaboración onírica, las fantasías que el escritor produce con los ojos abiertos, más tarde cristalizadas en una obra, transfonnan una realidad dificil en un horizonte de invenciones maravillosas. Es cierto que el trabajo de creación dispone de todos los procedimientos del sueño: la representación de un conflicto desplazado a «otra escena>>, la dramatización -es decir, la puesta en escena de un deseo reprimido-, el desplazamiento, la condensación de cosas y de palabras, y la figuración simbólica coexisten en la obra artística 33. Las obras de Cervantes exploradas en este estudio revelan que el trabajo creador, como el del duelo, se debate con la carencia, la pérdida, el exilio, el dolor. En este contexto, La española inglesa demuestra cómo el creador hace revivir al objeto amado y desaparecido bajo fonna de personaje en su novela. A través de la figura del ex cautivo que regresa de Berbería, en efecto, la ficción de Cervantes expone las operaciones del trabajo de duelo. La identificación con el objeto amado y perdido (su yo anterior), revivido en la figura de Ricaredo, presenta un testimonio del duelo efectuado durante la labor misma de creación. Es más, el trabajo de duelo no sólo implica la aceptación de una cruel realidad, como lo confirman los textos de Cervantes, sino que también marca el comienzo del tercer tipo de trabajo psíquico descrito por Anzieu, el de la creación, cuyo floreci miento en Cervantes está más que documentado. Como evidencia esta somera revisión de pasajes fundamentales que cruzan la obra de Cervantes, la imagen de la captura retoma obsesivamente a los textos de nuestro autor, evolucionando gradualmente hacia testimonios cada vez más breves y más difusos, que están entretejidos de manera com32 Didier Anzieu, Le Corps de l'oeuvre, París: Gallimard, 1981 , p. 19. ]] !bid. , pp. 19-20. Cervantes en Argel 392 pleja con su ficción. La última referencia a Ja captura de Cervantes aparece en su última novela, Los trabajos de Persiles y Sígismunda, obra que el escritor firmó en su Jecho de muerte. Como ha observado Avalle-Arce, Ja producción literaria de Cervantes se abre y se cierra con el recuerdo de su más dolorosa experiencia 34 • En las próximas páginas me propongo explorar estos episodios del Persiles. «PENSABA DARSE A CONOCER A SU PADRE ... POR ALGÚN RODEO» Los fantasmas de Argel puntúan abiertamente un grupo de tres capitulos en Ja segunda parte del Persi/es (libro Ill, capítulos 9, 10 y 11). Aunque en estas páginas me centraré específicamente en el episodio de los falsos cautivos, narrado en el Libro capítulo 1O de esta obra, quisiera enmarcar mi lectura con un análisis del capitulo anterior, que relata el retomo de Antonio, el Mayor, llamado «el bárbaro español», a su lugar natal de Quintanar de la Orden de Santiago, después de una ausencia de dieciséis años 35. Como he sugerido en mi examen de La española inglesa, el tema de la repatriación es relevante para Cervantes. Varios textos reflexionan sobre el regreso a lapatria después de afios de destierro. Ciertamente, el trasfondo autobiográfico de este pasaje es notable. Al llegar a Ja casa de sus padres, el ex cautivo Antonio, aun no reconocido, Je pregunta a su padre: m. ¿Por ventura, señor, [...), este lugar no se llama el Quintanar de la Orden, y en él no viven un apellido de unos hidalgos que se llaman Villaseñores? Digolo porque he conocido yo a un tal Villaseñor bien lejos desta tierra, que, si le estuviera en esta, no nos faltara posada a mi ni a mis camaradas 36• ,.. Avalle-Arce, op. cit., p. 269. 3 s Miguel de Cervantes, Los trabajos de Persiles y Sigismunda. ed. Juan Bautista Avalle-Arce, Madrid: Castalia, 1970, libro m, cap. 9, pp. 333-334; cf también, l os trabajos de Perslles y Slgismunda, ed. Carlos Romero Muñoz, Madrid: Cátedra, 1997, pp. 517-521. Cito por la primera de estas ediciones. 36 Persiles 111, 9, p. 334. En efecto, las relaciones topográficas de Felipe II confinnan que los Villaseñores eran una familia de hidalgos con ejecutoria en Quintanar de la Orden [de Santiago]; cf Luis Astrana Marin, Vida ejemplar y heroica de Miguel de Cervantes Saavedra, vol. Vil, Madrid: Instituto Editorial Reus, 1949-1952, p. 438. «Anudando este roto hilo» 393 Sin reconocer al hijo pródigo en el peregrino que le habla, la madre responde que, debido a algunas desgracias, su hijo Antonio de Villaseñor ha faltado de su tierra desde hace dieciséis años, y que le ruega a Dios que pueda verle antes de morir. Sus conmovedoras preguntas hablan por sí mismas: Decidme -dijo [la madre]- : ¿Ha mucho que le viste? ¿Ha mucho que le dejaste? ¿Tiene salud? ¿Piensa volver a su patria? ¿Acuérdase de sus padres, a quien podrá venir a ver, pues no hay enemjgos que se lo impidan, que ya no son s ino amigos los que hicieron desterrar de su tierra? 37 • Dichas interpelaciones, empero, no obtienen respuesta del peregrino. Ahora bien, el pasaje citado recuerda el exilio de Cervantes de España, en 1569, después de haber herido a un tal Antonio de Sigura, crimen que le valió una condena judicial y el destierro por diez años del reino. Pero el episodio del regreso del «bárbaro español» a su hogar también evoca implícitamente el retomo del ex cautivo Cervantes a la patria después de once años de ausencia 38 • La gran pregunta de Cervantes, en cierta forma es: ¿cómo se regresa al lugar de origen? El regreso de Antonio en el Persiles propone una reflexión literaria sobre este tema. Podemos concluir que la marcada impronta autobiográfica de este capitulo se acentúa en relación con el próximo episodio del Persiles, que alude al cautiverio de Cervantes en Berbería. La vuelta del desterrado Antonio en el Persiles sigue un patrón demostrado en El tralo de Argel, La his1oria del cautivo y La española inglesa, entre otras obras de Cervantes donde la recreación de la experiencia dolorosa generalmente suscita una explosión de fantasía. En el Persiles, la representación de la llegada del hijo pródigo a su hogar, tras una prolongada estancia en la Isla Bárbara, seguida por peligrosos viajes por el Polo Ártico, se corta abruptamente con la irrupción de una nueva aventura que emerge en el momento mismo del encuentro de Antonio con sus padres: «Y cuando esperaban que sus padres entraran en casa con el nuevo huésped [Antonio]. vieron entrar con ellos un confuso montón de gente, que tralan en hombros, sobre una silla sentado, un hombre como muerto» 39• La confusión que se desencadena con la llegada del herido desplaza la atención hacia la nueva aventura. Podemos preguntamos: ¿a qué viene este incidente a interrumpir la narración? 37 Persiles 111, 9, p. 334. Cf Canavaggio, op. cit., pp. 52-53. 39 Persiles 111, 9, p. 335. 38 Cervantes en Argel 394 ¿Cuál es su necesidad? Sugiero que, más allá del simple desplazamiento de la escena de reconocimiento entre Antonio y sus padres, la elaborada ficción que interrumpe este encuentro funciona como una versión oblicua de la reunión del peregrino con los suyos. La nueva aventura se inicia con la llegada, ya citada, de un aristócrata herido que es acostado en la cama de los padres de Antonio, donde finalmente muere, rodeado por toda la familia Villaseñor. La llegada del conde malherido a la casa de los Villaseñor sustituye así la emotiva escena del retomo del desterrado, a través de una experiencia mediada por la muerte. Por tanto, el testimonio poético del encuentro con los padres se dilata indefinidamente, corroborando el diseño de la acción que hiciera el mismo Antonio antes de llegar a su pueblo natal: «Porque pensaba darse a conocer a su padre, no de improviso, sino por algún rodeo que le aumentase el contento de hacerle conocido» 40 • La escena critica del reconocimiento llega finalmente, aunque el narrador apenas se detiene en ella: «En fin, por ténninos y pausas espaciosas, con sobresaltos agudos, vino Antonio a descubrirse a sus padres». De hecho, el propio texto enfatiza estas «pausas espaciosas», pues se aleja enseguida del escenario del encuentro familiar para enfocar «la desgracia del conde que por momentos iba empeorando» 41 • Acto seguido, el texto describe su matrimonio en articulo mortis con Constanza, la hija de Antonio, y poco después, la muerte del herido, que ocurre en el mismo capitulo. Estos tortuosos desplazamientos textuales permiten leer la defunción de ese sujeto anónimo en la propia casa de los Villaseñor como la muerte simbólica de Antonio de ViJlaseñor, quien fuera exiliado de España por conflictos con un enemigo. Aquí no se declara, como Ronsard: «Heureux qui a fait un beau voyage», sino que se marca la extrañeza del regreso a una patria que acaso se siente ajena. El análisis del pasaje sugiere que el desterrado que regresa después de dieciséis años de ausencia es otro hombre, cuyo sobrenombre ~<el bárbaro español>>- marca su diferencia. Mediante su intenninable desplazamiento de los hechos, la oblicua escena de reconocimiento recuerda la historia infinitamente diferida del retomo del ex cautivo Ricaredo en La española inglesa, y su encuentro final con Isabela en el momento en que ella está a punto de tomar el hábito en un convento. Mi examen del regreso de Antonio, el «bárbaro español», a su patria chica, en el Persiles, demuestra que en estos pro40 41 lbid., p. 333. /bid., p. 337. «Anudando este roto hilo» 395 cesos testimoniales, conscientes o inconscientes, lo que importa en última instancia no es el simple establecimiento de los hechos sino la experiencia misma del atestiguamiento, la vivencia personal del testimonio. En esta escena crucial, Cervantes presenta el testimonio, incluso el testimonio ficticio (literario) o artístico, como una crisis que conecta la narrativa con la historia. «UNA LICIÓN DE LAS COSAS DE ARGEL» El retorno del desterrado a su patria se reitera, de manera sesgada, en el capitulo siguiente del Persiles que relata el episodio de los ex cautivos que regresan a España (libro Ill, capítulo 1O). Siguiendo el modelo exmbido por el episodio anterior, entre otros pasajes relevantes de la obra de Cervantes, la historia de los falsos cautivos enfatiza la recreación y la simultánea evasión de la escena del cautiverio. En el Persi/es, las mentiras que resultan ser íntimas verdades apuntan a la insistencia escurridiza del trauma, a sus vínculos con el olvido. Como sugerirla acertadamente Borges, siglos después de Cervantes, el olvido es una de las formas posibles de la memoria. Es a través de este olvido semivoluntario cómo el trauma parece ser experimentado en esta novela. La escena que vamos a analizar alude a la problemática cuestión de la memoria y del olvido en el trauma. No es fortuito quizás que estos problemas surjan en el Persiles, obra que representa una variación constante sobre el ejercicio de la memoria y sobre su función en el arte de escribir novelas, como ha planteado Aurora Egido 42 • El relato que nos interesa en el Persiles es el de los falsos cautivos que aparecen entre los peregrinos recién llegados a «un lugar, no muy pequeño ni muy grande, de cuyo nombre no me acuerdo», como afirma el narrador anónimo que introduce este pasaje 43• La fórmula cervantina por antonomasia -<<en un lugar de La Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme>>- debe alertarnos en cuanto a la significación de este texto. La característica frase y la curiosa intromisión del yo del na42 Aurora Egido, «La memoria y el arte narrativo del Persiles», Nueva revista de filología hispánica, 2 ( 1990), 62 1-641. Cf tambi~n su libro Cervantes y las puertas del sueño: Estudios sobre La Galatea, El Quijote y El Persiles, Barcelona: Publicaciones Universitarias, 1994, donde se reproduce este ensayo. 41 Persiles X, 3, p. 343. 396 Cervantes en Argel rrador-«un lugar[ ...] de cuyo nombre no me acuerdo»-, no sólo relaciona este episodio del Persiles con la frase inaugural de Don Quijote, sino también con La historia del cautivo, donde se reitera esta expresión 44 • Más aún, Ja cuestión de recordar y de no recordar que pone de manifiesto este pasaje del Persiles está conectada con el problema de mirar y de no mirar hacia atrás, que marca la aparición del nombre Saavedra en el relato del Cautivo. Ese «no me acuerdo», o incluso un «no quiero acordarme», subyace en el episodio de los falsos cautivos, marcándolo con el signo de la otredad. La frase citada apunta claramente a las asociaciones entre el trauma y el olvido. Como ha explicado Caruth, <<la experiencia del trauma no sólo es repetida después de su olvido, sino que es sólo por medio de su olvido inherente como es experimentada por primera vew 45 • El relato de los falsos cautivos alude entonces a la problemática cuestión de los recuerdos del trauma. Este episodio comienza con un exordio lleno de resonancias, declamado por una enigmática voz que alude a las relaciones entre la verdad y la mentira, la historia y la ficción: Las peregrinaciones largas siempre traen consigo diversos acontecimientos [ ... ). Bien nos lo muestra esta historia, cuyos acontecimientos nos cortan el hilo, poniéndonos en duda donde será bien anudarte; porque no todas las cosas que suceden son buenas para contarlas [.•. ]; acciones hay que, por grandes, deben de callarse, y otras que, por bajas, no deben decirse [ ... ]; puesto que es excelencia de la historia, que cualquier cosa que en ella se escribla puede pasar al sabor de la verdad que trae consigo; lo que no tiene la fábula, a quien conviene guisar sus acciones con tanta puntualidad y gusto, y con tanta verisimilitud, que a despecho y a pesar de la mentira, que hace disonancia con el entendimiento, forme una verdadera armonia 46. 44 Como comenta Avalle-Arce, las famosas líneas iniciales de Don Quijote son una parodia del lenguaje notarial de la Edad Moderna, como sugiere la archi-conocida frase «Diversas personas viejas e antiguas de cuyos nombres no se acuerda», usada en declaraciones juradas y documentos autenticados. Cf. J. B. Avalle-Arce, «Tres comienzos de la novela», PapelesdeSonArmadans, 110 (1965), 181-214. 45 Caruth, op. cit., p. 17. 46 Persiles X, 3, p. 343. Estas palabras de Cervantes evocan las de El Pinciano: «La materia es larga para el poeta, porque en tantos años de peregrinación se pueden ingerir muchos y muy largos episodios»; Alonso López Pinciano, Philosofla antigua poética. vol. ll, ed. A. Carballo Picazo, Madrid: Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1953, p. 357. «Anudando este roto hilo» 397 En tanto que anuncia la historia de los falsos cautivos, el extraño pasaje parece justificar también su posterior inclusión en este capítulo. Como comentara acertadamente Astrana Marín, a partir del capítulo 1O del libro III, muchos capítulos en el Persiles comienzan con breves disertaciones o reflexiones: ora sobre la historia y la fábula, como en este pasaje; ora sobre la poesía y la pintura; ora sobre la raridad de las cosas, entre otros temas que inquietaban especialmente a Cervantes 47 • En cuanto al pasaje citado, destacaré, sucesivamente, el tema del «hilo cortado» y el de su posible atadura en un momento posterior; tema seguido por el de los acontecimientos que deben ser silenciados por sus consecuencias indescriptibles, o por su bajeza. Además, los comentarios del narrador aluden a la verdad histórica, que la historia de los falsos cautivos pondrá en entredicho de manera elocuente mientras marca las oscilaciones entre la verdad y la ficción. Finalmente, el narrador se refiere al problema de la ficción: ésta, a pesar de su falsedad, debe tener una apariencia de realidad -es decir, de verosimilitud- de manera que el autor debe fundir annoniosamente lo histórico y lo ficticio en su trama para obtener la credibilidad de su público. Algunos de estos temas, como veremos, están ligados al trauma del cautiverio. La imagen del «hilo cortado» evoca otros pasajes asociados con la muerte en la obra de Cervantes, tales como los versos que lamentan el fallecimiento de don Juan de Austria en El trato de Argel, citados en el capítulo 4: «quiso el hado cortar el hilo de su dulce vida» (Trato, 111. 15 17-19). Igualmente, la extraordinaria historia que se plasma en el Persiles -«historia cuyos acontecimientos nos cortan el hilo>>- está implícitamente relacionada con el corte que trunca la línea de la experiencia vital, un sentimiento ligado a la impronta de la muerte que marca la experiencia traumática. Estas ficciones aluden al «corte en el hilo de la vida» causado por el trauma, al «nexo roto», como Robert Jay Lifton denominó a su estudio sobre la muerte y la continuidad de la vida 48• Si bien Cervantes frecue ntemente se refiere al hilo «cortado» o al «hilo roto» de la vida, es en el Persiles, novela que revela Ja percepción inminente de la muerte por parte del autor, donde esta metáfora adquiere un significado conmovedor. ~7 Astrana Marln, op. cit., p. 440. Robert J. Lifton, The Broken Connection: On Death and rhe Conti11uity of Lije. Nueva York: Basic Books, 1983. 41 398 Cervantes en Argel La alusión al «hilo cortado» (¿de la vida?, ¿de la narración?) introduce el episodio de los dos extranjeros vestidos con el hábito de los que han regresado recientemente de Berbería. Mientras exhiben un gran lienzo en el que se despliega un mapa de la ciudad de Argel, los ex cautivos recitan la historia de su cautiverio en esa urbe con la esperanza de recolectar una limosna de la audiencia compasiva. Cuando Periandro y Auristela llegan con su grupo de peregrinos al pueblo mítico de cuyo nombre el narrador no se acuerda, los forasteros de veinte años más o menos están explicando la gran pintura de Argel a la multitud reunida en la plaza del pueblo. Como testimonio de su pasada desdicha exhiben dos largas cadenas, que mantienen a su lado. Uno de los forasteros, de voz clara y lengua hábil, haoe crujir de vez en cuando un vergajo que sostiene en su mano, ruido que <<penetraba los oídos y ponía los estallidos en el cielo». Al resonar en el aire, los latigazos evocan las ignominias padecidas por los galeotes. El extranjero comienza su discurso diciendo: «Ésta, señores, que veis aquí pintada es la ciudad de Argel, gomia y tarasca de todas las riberas del mar Mediterráneo, puerto universal de corsarios, y amparo y refugio de ladrones, que desde este pequeñuelo puerto que aquí va pintado, salen con sus bajeles a inquietar el mundo» 49. Su descripción de Argel se plasma en detalles minuciosos, a medida que el ex cautivo apunta a los pormenores del cuadro: primero, la imagen de una galeota corsaria de veintidós bancos; enseguida, la figura de un turco que lleva en la mano el brazo que le acaba de cortar a un esclavo cristiano <<para que le sirva de rebenque y de azote a los demás cristianos que van amarrados a sus bancos». Asimismo, el talentoso narrador destaca la presencia de cuatro galeras cristianas que persiguen a la nave turco-berberisca; luego, enfoca al galeote del primer banco, cuya cara está manchada por la sangre del brazo amputado con el cual ha sido golpeado: este cautivo, afirma, es él mismo, que «servía de espalder [remero de popa] en esta galeota»; el hombre de al lado en el banco es su compañero aquí presente, «no tan sangriento, porque fue menos apaleado». Finalmente, el ex cautivo señala al arráez de la galeota con el nombre histórico de Dragut, «corsario tan famoso como cruel y tan cruel como Falaris o Busiris, tiranos de Sicilia». Al evocar los gritos del capitán corsario a los galeotes cristianos, el narrador sazona su discurso con insultos apropiados en turco: «rospenl» (hijo de puta), «manahora» (cuidado, 49 Pers//es X, 3, p. 344. «Anudando este roto hilo» 399 tú ... ) y «denimaniyoc» (ateo infiel), términos insultantes que Cervantes explica cuidadosamente a la audiencia por boca de su narrador: que todos son palabras y razones turquescas, encaminadas a la deshonra y vituperio de los cautivos cristianos: llámanlos de judíos, hombres de poco valor, de fe negra, y de pensamientos viles, y para mayor horror y espanto, con los brazos muertos azotan los cuerpos vivos so. Uno de los alcaldes del pueblo, un viejo que habla sido cautivo por muchos años en Argel, reconoce Ja galeota corsaria, pues habla remado en ella como galeote. Este hecho, precisamente, le hace dudar de Ja historia que escucha, pues recuerda que el espalder de esta galeota argelina era un tal Alonso Moclin, natural de Vélez Málaga si. Por tanto, decide poner a prueba a los cuenteros para ver si son «falsos cautivos» y les pregunta de quién eran los galeones que daban caza a Ja embarcación corsaria. El ex cautivo responde: «las galeras eran de Don Sancho de Leiva; la libertad no la conseguimos porque no nos alcanzaron». Las preguntas del alcalde se vuelven cada vez más incisivas, pasando ahora a las puertas y fuentes de Argel, que el impostor no puede identificar porque sus sufrimientos le han afectado la memoria: «Los trabajos que en él [Argel] he pasado me han quitado la memoria de mí mismo» s2• Entonces el viejo alcalde denuncia las «mentiras y embelecos» de los impostores y ordena que estos «dos señores cautivos que con tanta libertad quieren usurpar la limosna de los verdaderos pobres» sean paseados por el pueblo en sendos asnos, en señal de escarnio. Finalmente exclama: «Yo he estado en Argel cinco años esclavo y sé que no me dais señas dél en ninguna de las cosas de cuantas habéis dicho» 53 . Desenmascarados por el viejo ex cautivo, los j óvenes confiesan que no son cautivos realmente, sino estudiantes de Salamanca que quieren conocer el mundo s4 • so !bid., p. 344. /bid., p. 345. 52 / bid., p . 346. SJ Jbid. 54 Los «falsos cautivos» constituían una plaga en la España del periodo moderno; su propósito era recolectar donaciones para pagar su fa lso rescate. El problema es discutido por varias obras literarias contemporáneas, tales como el anónimo Viaje de Turqufa. ed. Femando García Salinero, Madrid: Cátedra, 2000; por Cristóbal Pérez de Herrera, Amparo de los pobres. ed., Michel Cavillac, Madrid: Espasa-Calpe, 1975, p. 34; y por Diego Galán, Cautiverio y trabajos de Diego Galán, ed., Manuel Serrano y Sanz, Madrid: Sociedad SI 400 Cervantes en Argel El enonne lienzo de Argel con sus detalles infinitos, as! como la descripción que hicieron los falsos cautivos de la ciudad norteafricana - su puerto, sus galeotas y sus torturas - obviamente puede leerse como una espléndida y vertiginosa mise en abíme del corpus de las obras de Cervantes, un corpus que emana de los recuerdos de sus experiencias argelinas. A fin de cuentas, a pesar de su oscilación constante entre la verdad y la ficción, este episodio evoca acontecimientos históricos específicos relacionados con la captura de Cervantes y con su vida en Argel. En este impresionante torbellino de mentiras y verdades que parecen girar en tomo a un vórtice sin fondo, la captura del autor aparece personificada por don Sancho Leiva, el histórico comandante de la flotilla a la que pertenecía la galera Sol, cuando zarpó de España en septie mbre de 1575. También emerge en la descripción de los cuatro galeones españoles que constituían esta flotilla, y en el número exacto de galeones (tres) que persiguieron a los corsarios sin poder alcanzarlos, después de que Cervantes y sus compañeros fueran apresados por los argelinos. Asimismo, como ha señalado Carlos Romero Muñoz, algunos hechos narrados por los j óvenes cuenteros en este episodio del Persiles aparecen en el Diálogo de la caplividad del doctor Antonio de Sosa, incluido en Topographia, e historia general de Argel, publicada por Haedo e n 1612 55• En efecto, Sosa compara las horrendas torturas impuestas por Falaris y otros tiranos de Siracusa a sus esclavos con las crueldades cometidas por los turcoberberiscos contra los suyos en la Argel del xv156 . Ciertamente, el nombre de Falaris emerge varias veces en la obra de Sosa; incluso surge en un pasaje que evoca la captura de la galera San Pablo de la Orden de Malta, en la que fueran capturados Sosa y Antonio González de Torres - su interlocutor en este diálogo-, el primero de abril de 1577. El truculento suceso del brazo de Bibliófilos Españoles, 19 13, pp. 435-436; cf también, Relación del cautiverio y libertad de Diego Galán, ed. Miguel Ángel de Bunes y Matias Barchino, Toledo: Diputación Provincial de Toledo, 200 1. 55 Carlos Romero Muñoz, «Ecos de la Topografia e historia general de Argel en Persiles». Un fume della no/le, S111di di lberistica offerti a Guiseppe Bellini, ed. Silvana Serafin, Roma, Bulzoni, 1997, pp. 269-278. ~6 Sobre Falaris y otros tiranos de Siracusa, cf Diego de Haedo (sic Antonio de Sosa], Diálogo de la captividad, en Topografía e historia general de Argel, ed. Ignacio Bauer y Landauer, Madrid: Sociedad de Bibliófilos Españoles, 1927-1929, vol. 11, pp. 85 y 93; los datos son de las Vidas paralelas de Plutarco y de Biblioteca histórica de Diodoro Siculo, obras que Sosa probablemente cita de memoria. «Anudando este roto hilo» 401 cortado, que describe con pericia el joven impostor de Salamanca, se encuentra en la descripción que hace Sosa de los tormentos a que eran sometidos los galeotes cristianos por los renegados argelinos. El hilo que une el relato de Sosa y el de Cervantes es la persecución en alta mar por navíos enemigos. El crimen del brazo cortado fue aparentemente consumado por un renegado genovés, llamado Asán (Hasan), sobre el calabrés y bogavante Rodulfo, mientras la galeota en la que bogaban era cazada por las galeras de Sicilia. En esas circunstancias, afirma Sosa, el galeote, «amortecido del continuo bogar, y a boga arrancada y de veinticuatro horas continuas», cayó desmayado sobre su banco, hecho que provocó el corte del brazo por parte de Hasan. Después del pavoroso suceso, el arráez, «Con aquel brazo cortado azotaba a los cristianos que bogaban», hasta que pudo escapar de las galeras que le daban caza, como lo confirma el gracioso narrador cervantino 57 • Tanto la mención del tirano Falaris como la inclusión de la anécdota del brazo cortado en el Persiles, historias que se siguen consecutivamente en el Diálogo de Sosa, sugieren que Cervantes leyó Ja Topographia, e historia general de Argel, publicada por Haedo, en 1612. Las páginas que dedica Sosa a los tormentos sufridos por los galeotes en Argel están, pues, presentes en estos capítulos del Persiles. Sin duda, Cervantes sabía que Antonio de Sosa era el verdadero autor de estas obras, puesto que debió de verlo escribiendo y corrigiendo sus manuscritos en su prisión de la casa de Mahamed, entre 1577 y 1581, como vimos en el capítulo 2. No obstante, la adscripción de la obra póstuma de Sosa al arzobispo Haedo, quien había muerto en Palermo en 1608, dejando fama de prudente varón, debió de incidir en el silencio de Cervantes. Haedo, además, había pertenecido a Jos clrculos de poder en la Sicilia española bajo Felipe lI y Felipe III, y había jugado un papel político preponderante en las relaciones de varios virreyes con el Rey y con el Parlamento siciliano 58 . Regresemos ahora a la indignada exclamación del viejo alcalde en el Persiles: «Yo he estado en Argel cinco años esclavo y sé que no me dais señas dél en ninguna de las cosas de cuantas habéis dicho». Tanto su frase cos7 Topograjia 11. p. 117. sa Cf, al respecto, Helmut Georg Koenigsberger, The Government ofSicily under Philip 11 of Spain: A S111dy in the Practice of Empire, Nueva York: Staples, 1951, esp. pp. 167- 169; hay una edición renovada de esta obra, The Practice of Empire, lthaca, NY: Comell University Press, 1969; sobre Haedo, ej. también Cario Alberto Garufi, Fa11i e personaggi de 'l/ /11quisizione in Sicilía, Palermo: Scllerio, 1978. Cervantes en Argel 402 mo el relato del falso cautivo confinnan que el tema familiar de la captura de Cervantes por los corsarios turco-berberiscos ha retomado al texto de una manera subrepticia, difuminado en los relatos de varios narradores. No obstante, aquí el tema aparece entretejido con otros recuerdos cervantinos de Argel, tales como las torturas impuestas a los galeotes por los argelinos, entre las que se destaca el episodio del brazo cortado a un bogador, descrito por Sosa en su Diálogo de la captividad en Argel. Otras cacerías de navíos, y otras capturas de cristianos y de musulmanes en el Mediterráneo, se infiltran ahora en la narración de Cervantes. El énfasis se ha desplazado, sin embargo, hacia las fronteras entre el recuerdo y el olvido, entre la verdad histórica y la ficción, y entre el trauma y la creación. El anciano alcalde de ese pueblo de cuyo nombre el narrador no se acuerda anuncia ahora que hará dar cien azotes a cada uno de los impostores y que después, los mandará a galeras. Pero la historia toma un giro novelesco: los falsos cautivos no son castigados a la postre debido a varios contratiempos burlescos, tales como el hecho de que el pregonero del pueblo no pudo encontrar ningún asno sobre el cual exponer a los impostores mientras eran azotados. Por otro lado, la fogosa defensa de su arte, por parte de uno de los falsos cautivos, logra apaciguar la cólera de ambos alcaldes. La relevancia del discurso del falso cautivo merece que lo citemos casi entero: Por quien Dios es, que vuesa merced considere que no hemos robado tanto, que podemos dar a censo, ni fundar ningún mayorazgo; apenas granjearnos el misero sustento con nuestra industria, que no deja de ser muy trabajosa, como lo es la de los oficiales y jornaleros [... ]. Castlguense los que cohechan, los escaladores de casas, los salteadores de caminos, los testigos falsos por dinero [... ], los ociosos y baldíos [...),que no sirven de otra cosa que acrecentar el número de los perdidos, y dejen a los miseros que van su camino derecho a servir a su Majestad con la fuerza de sus brazos y con la agudeza de sus ingenios, porque no hay mejor soldados que los que se transplantan de la tierra de lo estudios a los campos de la guerra 59 • Conviene destacar el fuerte acento autobiográfico de las últimas lineas, que aluden directamente a la empresa de vida de Cervantes, y el enfoque del pasaje en la «industria» (el arte) y la «agudeza del ingenio» del joven narrador. Es cierto que en su esbozo de una perspectiva retrospectiva, estos pasa59 Persiles 111, 1O, pp. 348-349. «Anudando este roto hilo» 403 jes funden la voz del autor con la del narrador y las de los protagonistas. Como broche de oro de este relato, el primer alcalde que había testimoniado sobre su largo cautiverio de Argel, invita a los impostores a su casa, «donde les quiero dar una lición de las cosas de Argel tal que de aqul en adelante nadie los coja en mal latín, en cuanto a su fingida historia» 60 • La significativas frase pronunciadas por el alcalde de ese pueblo, «de cuyo nombre no me acuerdo», as! como su profundo conocimiento de «las cosas de Argel», nos permiten identificar al anciano ex cautivo con Cervantes, quien reaparece en su propio texto como fuente de información sobre la ciudad norteafricana en la que pasó cinco años como esclavo. Esta frase igualmente lo señala como un hábil narrador que desea transmitir a otros sus destrezas literarias. Al mismo tiempo, observemos las complejidades de este texto que simultáneamente se aproxima y se aleja de las imágenes de Argel, en un tenso juego de escondrijos que danza en tomo al vórtice del trauma. Este episodio inaugura un tipo de escritura que rastrea las negaciones y los residuos de la experiencia traumática, escritura que comienza con un <mo me acuerdo» para posteriormente acentuar lúdicamente el problema del olvido en el contexto de la tremenda prueba de la esclavitud humana. En un pasaje anterior del Persiles, también marcado por la aparición de una terrible tormenta, Cervantes confirma que «las desdichas y aflicciones turban las memorias de quien las padece» 61 • El hecho de que los falsos cautivos, quienes paradójicamente narran una historia profundamente verdadera, aparezcan en un pueblo de cuyo nombre no se acuerda el narrador, ilumina este episodio, elaborado con jirones y recuerdos fantaseados de Argel. Más aún, desde la perspectiva del trauma, este pasaje señala la dificultad de aprehender el núcleo del trauma, el cual se escabulle constantemente en medio de la embrollada red de verdades y mentiras tejida por Cervantes. Como recordaremos, la historia de los falsos cautivos fue introducida por la mención del «hilo roto» de la vida, que el narrador intentaba volver a amarrar en el alusivo exordio que anuncia este periplo de aventuras, lleno de acontecimientos peregrinos: «Bien nos lo muestra esta historia, cuyos acontecimientos nos cortan su hilo, poniéndonos en duda dónde será bien anudarle». En efecto, más allá del fantástico laberinto de máscaras, verdades históricas y ficciones desplegadas en este episodio, la historia de los «falsos cautivos» describe el corte que secciona el hilo de la 60 61 Persiles 111, 1O, p. 350. Persiles 1, 5, p. 77. 404 Cervantes en Argel experiencia vital, un sentimiento ligado a la impronta de la muerte y a la percepción interna del fin experimentada en el trauma. Es innegable que las referencias al cautiverio de Cervantes reaparecen en estos textos de manera cada vez más furtiva, cada vez más elaborada y camuflada a través de la creación literaria cervantina. Estas referencias contradictorias, falsas y a la vez verdaderas, están ligadas al problema de la mentira y de la verdad en la ficción, una preocupación perenne en el autor. No es fortuito, entonces, que después del episodio de los falsos cautivos, el viejo alcalde de ese pueblo mítico reciba a Periandro y su grupo con las siguientes palabras: «Vosotros, señores peregrinos, ¿traéis algún lienzo que enseñarnos? ¿Traéis otra historia que hacemos creer por verdadera, aunque la haya compuesto la misma mentira?» 62 • Ciertamente, los peregrinos traen consigo largas historias para contar, desde espeluznantes relatos de cautiverio en la Isla Bárbara hasta muertes y accidentes extraordinarios en otras latitudes. Estas historias fueron a su vez plasmadas en un gran lienzo que serviría de «recopilación» de sus aventuras, lienzo pintado cuando desembarcaron los viajeros en Lisboa tras sus viajes por los mares septentrionales. Entonces, «Antonio el mozo declaraba las pinturas y los sucesos cuando le apretaban a que los dijese» 63• Recordemos que ese lienzo quedó en manos de don Diego de Villaseñor, el anciano padre de Antonio, y que aunque don Diego quería añadirle más pinturas que plasmaran los eventos del cautiverio de Auristela, «todos fueron de parecer que no solamente no se añadiese, sino que aun lo pintado se borrase, porque tan grandes y tan no vistas cosas no eran para andar en lienzos débiles sino en láminas de bronce escritas y en la memoria de las gentes grabadas» 64 • Ambos lienzos -el que Periandro, Auristela y sus amigos encargaron a un pintor en Lisboa, y el que pintaron o mandaron a pintar los falsos cautivos- , aluden a los recuerdos del trauma: a grandes cosas escritas «en láminas de bronce» y «en la memoria de las gentes grabadas». Estos lienzos igualmente encarnan las relaciones entre la memoria y el olvido. En ese sentido, y siguiendo a Pierre Nora en su brillante examen de la memoria como mediadora entre el pasado y el presente, quisiera denominar estos textos relacionados con las memorias fantaseadas de Argel, así como los lienzos que 62 63 64 Persiles lll, 1O, p. 350. Persiles 111, 2, p. 83. Persiles 111, 9, p. 342. «Anudando este roto hilo» 405 simbólicamente los representan en el Persiles, «lieux de mémoire». Para Nora, un lieu de mémoire [lugar de memoria] es «cualquier entidad significativa, ya sea de naturaleza material o inmaterial, que por fuerza de la voluntad humana o del trabajo del tiempo, se ha convertido en un elemento simbólico del patrimonio conmemorativo de cualquier comunidad» -Nora ilustra el caso de la comunidad francesa, pero aquí podríamos pensar en la comunidad de cautivos o de ex cautivos en Berbería 65• En otras palabras, los lugares de memoria son lugares «donde la memoria [cultural] se cristalfaa y se secreta a si mismim 66 • Éstos incluyen lugares como archivos, museos, palacios y cementerios; conceptos y prácticas como las conmemoraciones, los motos y todos los rituales; los objetos, como los monumentos conmemorativos, los emblemas, los textos y los símbolos. Los textos que giran en tomo a Jos fantasmas de Argel en el Persiles, incluyendo las dos grandes pinturas que los representan respectivamente - la pintura del cautiverio de Ja Isla Bárbara, con sus viajes posteriores por los gélidos mares del Norte, y el plano de Ja ciudad de Argel, con sus dibujos hablantes de Jos sucesos allí acaecidos-, se erigen como «lieux de mémoire» en la obra de Cervantes. La vertiginosa mezcla de hechos históricos y de ficción, presentada en este capítulo, sugiere igualmente que Cervantes utilizó la aventura de los falsos cautivos para ejemplificar el arte de elaborar apropiadamente una fábula - una trama verosímil- , como lo demuestra su máxima acerca de su poética de la ficción : «Conviene guisar sus acciones con tanta puntualidad y gusto, y con tanta verosimilitud, que a despecho y a pesar de la mentira, que hace disonancia con el entendimiento, forme una verdadera armonía» 67• La historia de los falsos cautivos en esta obra se yergue, entonces, como una hábil ilustración cervantina de Ja fusión de lo histórico y de lo inventado, de acuerdo con los principios fundamentales resaltados por el Persiles: el placer de la variedad, Ja historia de viajes como un medio para dar cuenta de la diversidad, la mezcla compleja de historia y de ficción, y la necesidad de Ja verosimilitud en la ficción 68• 65 Pierre Nora, Realms o/ Memory, vol. 1, trad. Anhur Goldhammer, Nueva York: Columbia University Press, 1996-1998, p. xvii. Cf asimismo la introducción de Pierre Nora, «Between Memory and History», Represen1a1ions, 26 ( 1989), 454-461. 66 Nora, <<13etween Memory and History», op. ci1., p. 7. 67 Persiles lll, 1O, p. 343. 68 Para la discusión de los preceptos literarios en el Persiles, cf Alban Forcione, Cervantes, Aris101/e and 1he Persiles, Princeton, Nueva Jersey: Princeton University Press, 406 Cervantes en Argel Para resumir, más allá de los conceptos fundamentales que definen lo veroslmil -es decir, más allá de sus «falsedadeS>>magistrales-, el episodio de los falsos cautivos demuestra la persistencia de los fantasmas de Argel en la obra de Cervantes, imágenes fantaseadas que confirman los efectos tardíos del pasado sobre su producción literaria. No obstante, este episodio también confinna la familiarización del escritor con los acontecimientos traumáticos, hecho que le permite plasmar el tema del cautiverio en su ficción mediante el despliegue lúdico de su arte. El tema del cautiverio, cabe recordarlo, está estrechamente ligado a la dialéctica entre la vida y la muerte -es decir, a la muerte y el renacimiento representados por medio de la creación. Tal interpretación puede iluminar la referencia al hilo roto de la vida -de la narración- que tiene que ser reanudado por el escritor, el creador. «EL HILO ROTO» La metáfora del «hilo roto» en la obra de Cervantes adquiere una connotación especial a la luz de la discusión posmodema acerca del trauma y sus repercusiones sobre sus victimas. En efecto, cuando Donald W. Winnicott se refirió adecuadamente al trauma como la «ruptura en la línea de la vida>>, o como la <<ruptura en el hilo de la continuidad de la vida», estuvo próximo a expresar no sólo el espíritu de nuestro tiempo sino también nuestras razones para usar el síndrome traumático como esclarecimiento de todo trastorno psiquiátrico 69 • A la luz de los sucesos traumáticos del 11 de septiembre de 2001, en Nueva York y Washington, D.C., y de los sucesos del 11 de marzo de 2004, en Madrid, debo manifestar que nunca una fórmula ha estado tan cerca de expresar la marca trágica de nuestros tiempos como esta frase de 1970; y, también por Forcione, Cervantes 's Christian Romance: A Study of Persiles y Sigismunda, Princeton, Nueva Jersey: Princeton University Press, 1991 . 49 Dona Id W. Winnicott, «The Location of Cultural Experience», Playing and Rea/ity, Londres: Routledge, 1971 , pp. 95-103, especialmente p. 97. Cf, también por Winnicott, «The Concept of Trauma in Relation to the Development of thc Individual within thc Family», Psycho-Analytic Exp/orations, cd. Claire Winnicott et. al., Cambridge, Mass.: Harvard Univcrsity Prcss, 1989, pp. 130-148. «Anudando este roto hilo» 407 Wínnicott: la «ruptura en la línea de la vida» 70• Lo que se rompe - lo que se hace añicos en este corte- es nuestra experiencia de vida, nuestra construcción de la vitalidad, como propuso Lifton en su sugestiva obra sobre las secuelas del trauma 71 • De una u otra manera, nos recuerda Lifton, esta ruptura se produce en toda perturbación psiquiátrica. La definición de la experiencia traumática como una vivencia en la que el sujeto sufre una amenaza de muerte, o es amenazado con la destrucción de una parte de su cuerpo, encuentra, entonces, resonancias en cualquier manifestación de perturbación pslquica. Tanto el lugar de la muerte como la angustia de muerte son esenciales en el síndrome traumático, en el que la muerte está tan próxima, como hemos observado. Previamente en este estudio, he definido al sobreviviente como aquella persona que ha atravesado la muerte de una manera corporal o psíquica, y que, después de esta experiencia, ha pennanecido con vida. Bruno Betelheim ha descrito esa vivencia como la terrible «lucha de las puJsiones de vida contra el peligro de ser aplastado por la angustia de muerte» 72 . Los sobrevivientes de una experiencia catastrófica han experimentado ese corte o ruptura en su linea de vida, mencionado por Lifton y otros autores, corte que Cervantes evoca con claridad en su obra. Esta ruptura puede dejarlo a uno permanentemente comprometido con la reparación del hilo de la vida, o con la adquisición de un nuevo hilo, como Cervantes sugiere implícitamente en la despedida a sus lectores que comienza el Persiles. Si el episodio de los falsos cautivos cuenta nuevamente la historia que el autor había venido narrando desde su liberación en 1580, también cierra los testimonios literarios cervantinos sobre el cautiverio en Argel. Acaso muy pronto después de acabar estos capítulos marcados por los fantasmas de Argel, Cervantes comenzaría a componer el prólogo a su amado Persiles 13 . Al 70 Menciono estos sucesos como muestras de sucesos r.raumáticos que me han afectado profundamente; podrlamos mencionar, desde luego, otros sucesos catastróficos ocurridos en los últimos dos siglos en otras partes del mundo. 71 Lifton, op. cit., p. 179. 72 Bruno Bettelheim, Surviving and other Essays, Nueva York: Ra.ndom House, 1980, p. 8; traducción mfa. 73 Los intentos de fechar esta obra han suscitado varias hipótesis: entre otros críticos, J. B. Avalle-Arce propone que los libros 1 y JI del Persiles fueron escritos entre 1599 y 1605, y los Libros lll y IV entre 1612 y 1616; cf su Introducción a su edición del Persiles, op. cit., 1970, pp. 14-20. Por su parte, C. Romero Muñoz ha sugerido que esta novela fue comenzada en Sevilla después de la publicación de la Filosojia antigua poética de Pincia- 408 Cervantes en Argel final de su vida, «puesto ya el pie en el estribo», como escribe Cervantes al Conde de Lemos en su dedicatoria del Persiles, finnada el 16 de abril de 16 16, el escritor intentó anudar otra vez el hilo roto por la historia. Se referirá, una vez más, a la metáfora del roto hilo en su prólogo del Persiles, donde se despide de sus lectores: «Tiempo vendrá, quizá, donde, anudando este roto hilo, diga lo que a mí me falta y Jo que se convenía» 74 • En efecto, la metáfora del «hilo roto» también alude al hilo de la creación, roto o cortado por los acontecimientos traumáticos. En el prólogo al Persiles, el autor realiza su última hazaña literaria que se yergue como despedida simbólica y literal de sus lectores, incluso al retomar al tema del hilo roto, ahora en referencia a su muerte inminente y a su creación. Como es sabido, los prólogos de Cervantes llevan a cabo una verdadera subversión del prólogo como género canónico 1 s. Si el prólogo a Don Quijote - un antiprólogo-- surge de las reticencias del narrador ante las nonnas del género, el prólogo al Persiles se construye como una narración retrospectiva de un suceso personal, que de nuevo realiza una ruptura con los preceptos canónicos a través de la ficción. En este último prólogo de su vida, Cervantes relata su encuentro en el camino de Esquivias a Madrid, con un estudiante, todo «vestido de pardo, antiparras, zapato redondo y espada con contera, valona bruñida, trenzas iguales» 76• Como ha sugerido Canavaggio, la figura de este estudiante evoca las adversidades que constituyen el pasado de Cervantes - su carrera militar, las heridas de Lepanto, el cautiverio 77• La ironía con la que Cervantes pasa revista a su pasado en este episodio se extiende a su jocosa aceptación de su éxito tardío como escritor, indirectamente revelano (1596), que el libro II fue escrito alrededor de 1598- 1599, los dos últimos libros después de 1614 y la conclusión en los últimos meses de vida de Cervantes; cf, la lntroducción de Romero Muñoz al Persiles, op. cit., 1997, pp. 17-31. Para un panorama general de estas posiciones críticas, cf lsabel Lozano Renieblas, Cervantes y el mundo del Persi/es, Alcalá de Henares: Biblioteca de Estudios Cervantinos, 1998, pp. 19-49. 7' Cervantes, «Prólogo al lectorn, Persiles, p. 49; énfasis mío. 75 Cf Américo Castro, «Los prólogos del Quijote». Hacia Cervantes, Madrid: Taurus, 1967, pp. 262-301; Elias Rivers, «Cervantes' s Art of the Prologue», Estudios literarios de hispanistas norteamericanos dedicados a Helm111 Haufe/d, ed. J. M. Sola-Solé et. al.. Barcelona: Hispam, 1974, pp. 167-171 ; y Jean Canavaggio, «Cervantes en primera persona» , Cervantes: Entre vida y creación, Alcalá de Henares: Centro de Estudios Cervantinos, 2000, pp. 65-83. 76 Persi/es, p. 47. n Canavaggio, op. cit., p. 70. «Anudando este roto hilo» 409 da por las palabras del soldado-estudiante que lo saluda: «¡Éste es el manco sano, el famoso todo, el escritor alegre y, finalmente, el regocijo de las Musas!». La sobria respuesta del interpelado sopesa con humor las efusivas palabras de su interlocutor: «Yo señor, soy Cervantes, pero no el regocijo de las Musas, ni ninguna de las demás baratijas que ha dicho)>78 • En este encuentro con un otro yo más joven que nos recuerda al doble literario de Borges, en «El otro» del Libro de arena, Cervantes instituye su yo literario como un hilo que se forja en los limites entre Ja autobiografia y Ja ficción, un hilo que se entreteje a Jo largo de sus diferentes textos. Este yo del autor que se instaura como enlace de sus textos, confirma, como nos recuerda Canavaggio, «la notable coherencia del mito personal impuesto por Cervantes, por medio del cual el autor se revela y se esconde a la vew 79 • El último abrazo de Cervantes al estudiante que representa su pasado introduce el célebre adiós a sus lectores que surge de la metáfora del hilo roto: «Tiempo vendrá, quizá, donde, anudando este roto hilo, diga Jo que a mí me falta y lo que se convenía. ¡Adiós gracias; adiós donaires; adiós regocijados amigos; que yo me voy muriendo, y deseando veros presto contentos en Ja otra vida!». Su despedida del ingenio, la risa y Ja invención que marcaron su vida y su obra se enlaza con las palabras finales del prólogo, que señalan los nexos entre la metáfora del hilo roto y la creación. El conmovedor adiós del escritor a sus lectores pone de relieve estas asociaciones. La intima conexión entre las recreaciones traumáticas y las obras de ficción estudiadas en este libro -especialmente, la espléndida aventura de los falsos cautivos- confirman los lazos entre el «hilo roto» y la producción literaria de Cervantes. Por lo demás, Ja frase que expresa el adiós final del escritor al estudiante que se aleja por el puente de Toledo -puente simbólico que evoca el corte entre la vida y la muerte- acentúa los lazos entre el «hilo roto» de la narración y el corpus literario de Cervantes: «Dejóme tan mal dispuesto como él iba caballero en su burra, a quien habla dado gran ocasión a mi pluma para escribir donaires [ ... ]. Tiempo vendrá, quizá, donde, anudando este roto hilo, diga Jo que aquí me falta y Jo que se convenía>>ªº. En esta última despedida de sus lectores, Cervantes corrobora que la metáfora 71 Persiles, p. 48. 79 Canavaggio, op. cit.. p. 71. Persiles, p. 49. 80 410 Cervantes en Argel del hilo roto -el hilo roto por los acontecimientos traumáticos~ está también fuertemente ligada a su escritura. Al enfrentarse con la muerte, Cervantes intentó, entonces, unir el hilo roto de su vida, el cual estaba inextricablemente entretejido con su invención literaria. La obras de Cervantes, en efecto, retoman obsesivamente a esta metáfora para referirse a las vicisitudes de la narración: entre otros personajes cervantinos, Cardenio, en Don Quijote, se refiere al «roto hilo de mi desdichada historia» (DQ I, 27); en la misma novela, Cide Hamete Benegeli habla del «rastrillado, torcido y aspado hilo» de la historia (DQ I, 28); y, en El coloquio de los perros. Berganza se refiere al «roto hilo de mi cuento» 81• Entreveradas con los acontecimientos «que nos cortan el h.ilo», estas hebras son parte del extraordinario tapiz creado por Cervantes a lo largo de su vida con los fragmentos y reminiscencias de su cautiverio en Argel. No obstante, el roto hilo nunca sería anudado: en vez de esto, se uniría con «el hilo de su dulce vida» (Trato, 111.1517-8), que pronto sería cortado por «las inexorables Parcas», como dice Margarita en El gallardo español 82 • Estas historias sólo pueden ser contadas en un lenguaje literario, un lenguaje que desafia y que, a la vez, apela a nuestra comprensión. 11 Miguel de Cervantes, El coloquio de los perros, Novelas ejemplares. vol. 11, op. cit.. p. 307. 12 Miguel de Cervantes, El gallardo español, Obra completa, vol. X.111, ed. Florencio Sevilla Arroyo y Antonio Rey Hazas, op. cit.. 11.2088-89. De las tres Parcas, Cloto, Láquesis y Átropos, la última era la encargada de cortar el hilo de la vida, un tema retomado por Cervantes en sus obras dramáticas El rufián dichoso, El trato de Argel y la Numancia. CRONOLOGÍA 1453 1474 1491 1492 1493 1494 1499 1499-1501 1500-1501 150 1-1502 1504 1505 1509 Conquista de Constantinopla por los turcos otomanos. Advenimiento de Femando de Aragón y de Isabel de Castilla. Sitio de Granada por las fuerzas de los Reyes Católicos Fernando e Isabel. Conquista del reino nazarí de Granada por los Reyes Católicos. El 2 de enero, el depuesto gobernante Boabdil presenta a Fernando las llaves de la Alhambra, y el crucifijo y estandarte real son alzados sobre la torre más alta de la ciudad. Boabdil y unos 6.000 musulmanes de Granada parten para África. Bendición papal a una cruzada africana contra el Islam dada por Ale· jandro VI. El Papa autoriza el tributo conocido como la cruzada para pagar esta guerra. Se inicia la polltica de conversiones forzadas y de bautizos masivos de la población musulmana por orden del cardenal Cisneros. Primera revuelta de las Alpujarras encabezada por la población musulmana de Granada. Rebelión de las Alpujarras sofocada. A la población musulmana de Granada se le da a escoger entre la emigración o la conversión, primero en Granada y luego en Castilla (1502). Muerte de Isabel de Castilla. Solicita en su testamento que se conri· núe la conquista del África y la guerra contra el Islam. Conquista de Mazalquivir por las fuerzas espai'íolas comandadas por el cardenal Cisneros. Cruzada y conquista de Orán por el cardenal Cisneros y Pedro Navarro. Cervantes en Argel 412 1510 1516 151 8 1519 1521 1526 1529 1530 1534 1534-1541 1541 1547 1551 1556 1557 1558 1561 Toma de Bougie y de Trípoli por los españoles. Muerte de Femando de Aragón. Arüj Barbarroja conquista Argel y mata a su gobernante Selim ben Tumi. Muerte de Arüj Barbarroja en el sitio de Tremecén por los españoles. Carlos 1 de España, nieto de los Reyes Católicos Femando e Isabel, es elegido Emperador del Sacro Imperio Romano. Toma de Belgrado por Süleyman el Magnifico. Süleyman invade Hungría y destruye la armada húngara. Sitio de Viena por Süleymán. Khair ad-Dio Barbarroja toma el Peñón de Argel, llave de la ciudad, y funda el estado de Argel bajo la protección otomana. Los Caballeros de San Juan de Jerusalén son establecidos en Malta y Trípoli por Carlos V. Khair ad-Din Barbarroja se convierte en kap1,dan pachá de Ja armada turca. Conquista de Túnez por la armada otomana comandada por Barbarroja. Khair ad-Din Barbarroja y su armada asolan las costas italianas, tomando muchos prisioneros. Tercer ataque contra Argel lanzado por Carlos V. La flota imperial es totalmente destruida por una tormenta. La tripulación y los soldados sobrevivientes que logran salir a nado son masacrados por las tribus beréberes de Argel. Nace Miguel de Cervantes en Alcalá de Henares, el 29 de septiembre (¿?). Cuarto hijo del cirujano Rodrigo de Cervantes y de Leonor de Cortinas. Toma de Trípoli de los Caballeros de Malta por la armada otomana. Abdicación de Carlos V. Advenimiento de Felipe 11 al trono. Se prohíbe a los moriscos de Granada escribir y hablar en árabe, usar sus trajes típicos, sus baños públicos, sus ritos matrimoniales y su música tradicional. Muerte de Carlos V. Muerte del conde de Alcaudete, gobernador de Oran, en la derrota de Mostaganem por los turco-berberiscos. Miles de soldados españoles son capturados. Cervantes estudia con Juan Lópcz de Hoyos en Madrid. inicios literarios. Madrid, capital del reino. Cronología 1568 1568-1570 1569 1569-1570 1570 1570 1571 1572 1573 1574 1575 1576 413 Muere Isabel de Valois, esposa de Felipe ll. Segunda rebelión de las AJpujarras en Granada. Los lideres moriscos piden ayuda a los gobernantes otomanos y turco-berbe.riscos. Miguel de Cervantes acusado de haber herido a un tal Antonio de Sigura. Miguel llega a Roma en septiembre. Tres poemas compuestos por Cervantes aparecen en una colección dedicada a la muerte de Isabel de Valois, editada por Juan López de Hoyos. Alüj Ali, beylerbey de Argel, manda soldados y armas a los rebeldes de Granada. Miguel de Cervantes al servicio del cardenal Acquaviva en Roma. Don Juan de Austria y sus ejércitos aplastan ta rebelión de los moriscos en las Alpujarras. Moriscos expulsados de Granada y diseminados por toda España. Conquista de Chipre por los turcos. La Santa Liga, constituida por Venecia, España y la Santa Sede, bajo el comando de don Juan de Austria. Miguel de Cervantes se embarca en la galera Marquesa que pertenece a la armada cristiana comandada por don Juan de Austria. La Batalla de Lepanto tiene lugar el 7 de octubre, en el golfo de Lepanto (Grecia). Las armadas cristianas obtienen Ja victoria sobre las huestes otomanas, encabezadas por Ali Pachá. Cervantes herido en Lepanto. Convalecencia en Mesina (Sicilia). Cervantes ascendido a soldado aventajado. Toma parte en las campañas mediterráneas contra los turcos, comandadas por don Juan de Austria, incluyendo la de Navarino. Cervantes participa en las expediciones de don Juan de Austria contra los turcos en el norte de África. Conquista de Túnez por don Juan. Cervantes entre las tropas españolas que atacan la ciudad. La armada turco-berberisca comandada por Alüj Ali Pachá ataca a Túnez y La Goleta. Calda de estos fuertes y masacre de los soldados españoles e italianos. En su viaje de regreso a España, Miguel de Cervantes y su hermano Rodrigo son capturados por los corsarios turco-berberiscos cerca de la costa de Cataluña. Los hermanos comienzan su cautiverio en Argel. Primera tentativa de evasión de Cervantes por tierra. Abandonados por el moro que los guiaba a Orán, los fugiti vos se ven forzados a regresar al baño de Argel. Cervantes maltratado y puesto en cadenas. Cervantes en Argel 414 1577 1578 1579 1580 1581 1582 Cervantes escribe los sonetos laudatorios para la historia de la caída de Túnez y de La Goleta compuesta por Bartholomeo Ruffino de Chiambery en los baños. La galera San Pablo de la Orden de Malta es atacada por corsarios argelinos el primero de abril. El doctor Antonio de Sosa y 290 pasajeros a bordo, entre los que hay varios Caballeros de San Juan de Malta, son capturados. Hasan Pachá, beylerbey de Argel. Rodrigo, hermano de Miguel, es liberado por los mercedarios en agosto. Segunda tentativa de evasión de Miguel, conocida como el episodio de la cueva. Miguel es capturado, llevado ante Hasan Pachá y encadenado en el baño. Tercera tentativa de evasión de Cervantes. Saca una carta de contrabando del baño, dirigida al gobernador de Orán, don Martín de Córdoba, pidiéndole ayuda para escapar de Argel. El moro que lleva la carta es apresado y empalado por el bey. Hasan Pachá ordena que le den a Cervantes «dos mil palOSl>. Cervantes es probablemente salvado por la intervención de Hiiiji Murad. Cuarta tentativa de evasión de Cervantes, que implicaba a 60 fugitivos. Los conspiradores son denunciados por el doctor Juan Blanco de Paz. Cervantes es recluido en la prisión para moros de Hasan Pachá. El 6 de noviembre, Cervantes manda una carta y varios poemas compuestos en prisión al cautivo Antonio Veneziano, confinado en el baño de Hasan. Cervantes es rescatado por los padres trinitarios el 19 de septiembre. El documento notarial conocido como Información de Argel es presentado entre el 10 y el 22 de octubre. El doctor Antonio de Sosa testifica que Cervantes compuso poesías y otras obras durante su confinamiento y que se las mostraba. Cervantes regresa a España por Valencia. Felipe 11, rey de Portugal. Cervantes en Lisboa. Misión secreta a Orán. Solicitud de canje del corsario Amaut, prisionero en Castilnovo de Nápoles, por el doctor Antonio de Sosa, cautivo en Argel, denegada por el virrey de Nápoles. Antonio de Sosa es finalmente liberado (¿octubre?). Cervantes en Madrid. Primera solicitud de un puesto en Indias. Escribe El trato de Argel(¿?). Comienza los testimonios literarios de su cautiverio. Cronología 1583 1584 1585 1586 1587 1588 1590 1592 1594 1595 1596 1597 1598 1600 1601 1604 1605 1606 1608 1609 415 Compone La Galatea. El doctor Antonio de Sosa en Madrid. Numancia (¿?). Amores con Ana Franca de Rojas. Nacimiento de Isabel de Saavedra. 12 de diciembre, se casa en Esquivias con Catalina de Salazar. Aparece la primera parte de La Galatea. Retomo al tema del cautiverio. Muere Rodrigo, padre de Miguel. Cervantes comienza a usar el apellido Saavedra en documentos legales. Partida para Sevilla. Comisiones en Écija. Comisiones para el suministro de la Armada contra Inglaterra. Derrota de la Armada Invencible. Cervantes solicita de nuevo un puesto en Indias. Escribe La historia del cautivo, luego incluida en Don Quijote. Testimonio literario de su cautiverio. Encarcelado en Castro del Río. Fin de las comisiones andaluzas. Comienza un trabajo como recaudador de impuestos en Granada. Saco de Cádiz por Howard y Essex. Cervantes encarcelado en Sevilla por haber depositado dineros del Estado con un banquero que huyó después de caer en la bancarrota. Muerte de Ana Franca, madre de Isabel de Saavedra. Muerte de Felipe Il. Advenimiento de Felipe lll. Gobierno del duque de Lerma. Muere Rodrigo, hermano de Miguel, en la batalla de las Dunas en Flandes. Miguel inicia un periodo de fértil creación literaria en Toledo y Madrid. Traslado de la corte a Valladolid. Cervantes en Valladolid. Termina de escribir Don Quijote. Aparece la primera parte de Don Quijote. El libro tiene un éxito inmediato. Isabel de Saavedra casa con Diego Sanz. La corte regresa a Madrid. Cervantes sigue con su familia. Muere Diego Sanz. Isabel de Cervantes Saavedra casa con Luis de Molina. Se inicia la expulsión de los moriscos. Cervantes en Argel 4l6 1612 Miguel frecuenta los cenáculos literarios en Madrid. Diego de Haedo publica la Topographia, e historia general de Argel, compuesta por el doctor Antonio de Sosa en Argel. 1613 Novelas ejemplares. 16 14 inglesa. Viaje del Parnaso. Retomo al tema del cautiverio en El amante liberal y en La española 1615 1616 161 7 La segunda parte del El ingenioso hidalgo Don Quijote de La Mancha, compuesta por Femández de Avellaneda, aparece en Tarragona. Ocho comedias y ocho entremeses. Retomo al tema del cautiverio en los baños de Argel, El gallardo español y La gran sultana. Aparece la segunda parte de Don Quijote de la Mancha en Madrid. Dedicatoria del Persiles al conde de Lemos, finnada el 16 de abril. Retomo al tema del cautiverio en el Persiles. Cervantes muere en Madrid el 22 de abril. Publicación póstuma del Persiles. FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA A) FUENTES MANUSCRJTAS l. ARCHIVO OENP.RAL oe SIMANCAS (AOS) Sección Guerra Antigua: - Legajo: 83. Sección Mapas. 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