ANÁLISIS CRÍTICO. La historia del movimiento de derechos humanos, la fuerza intelectual de la idea de los derechos humanos siempre ha dependido de la creencia de que "los derechos existen como demandas morales que deben traducirse en contextos legales e institucionales". Esta idea sigue siendo convincente, especialmente en contextos en los que las personas no pueden depender de instituciones legales o políticas. Las ideas filosóficas de la ilustración europea, como la ley natural, la razón, la igualdad y la libertad, sentaron las bases para el razonamiento moderno de los derechos humanos y, en consecuencia, para el surgimiento del discurso de los derechos humanos como un lenguaje global que da voz a las luchas por la justicia social. Este discurso de los derechos humanos ha dado voz a los que no tienen voz, empoderando a los débiles y vulnerables para luchar por sus derechos en todo el mundo, sin embargo, ha habido casos de uso indebido del discurso de los derechos humanos por parte de algunas naciones poderosas, especialmente Occidente. Para la política internacional como disciplina, el lenguaje de los derechos humanos se ha vuelto cada vez más importante tanto en el debate académico como en la toma de decisiones políticas. La declaración francesa inició una tendencia al proclamar la tradición clásica del derecho natural y la tradición moderna de los derechos naturales y humanos los derechos como 'naturales, inalienables y sagrados', seguida de la Declaración de Independencia de los Estados Unidos, según la cual “todos los hombres son creados iguales y dotados por su Creador de Derechos inalienables”, esta declaración encontró su mayor expresión en el Artículo I de la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948, siendo esta declaración el primer documento de derechos humanos que incorpora el consenso involucrando todos los estados. Desde su proclamación los derechos humanos se han convertido en una norma mundial ampliamente aceptada, codificada en documentos de las Naciones Unidas, acuerdos regionales y muchas constituciones nacionales. No obstante, el mundo sigue sin cumplir plenamente las disposiciones de la Declaración y las violaciones de los derechos humanos continúan en todo el mundo. Nuestra noción contemporánea de derechos humanos se basa en gran medida en esta tradición de derechos naturales. Como una extensión adicional de la tradición de los derechos naturales, ahora se considera que los derechos humanos surgen esencialmente de la naturaleza de la humanidad misma. La idea de que todos los seres humanos poseen derechos humanos simplemente por existir y que estos derechos no se les pueden quitar son descendientes directos de los derechos naturales. Una crítica fácil y poderosa sería si los derechos humanos no pueden ser universales, entendiendo que cuando se habla de universalidad, debemos considerar la "heterogeneidad cultural" o las diferencias en la identidad cultural estando está ligado a la idea de relativismo cultural. Esta idea de universalidad, como una creación occidental, basada en la tradición europea en la que los individuos son separables de su sociedad. Pero cabe preguntarse si estos derechos pueden aplicarse a sociedades colectivistas o comunitarias las cuales ven al individuo como un elemento indivisible de toda la sociedad. Los occidentales, y muchos otros, han llegado a dar un gran valor a cada ser humano individual, pero este no es un juicio de valor que sea universal. Existe un desacuerdo sustancial sobre el alcance o incluso la necesidad de cualquier protección de los individuos contra su sociedad. Uno de los puntos focales de los derechos humanos es que a menudo se piensa que existen más allá de la determinación de sociedades específicas. Por lo tanto, establecen un estándar universal que puede usarse para juzgar a cualquier sociedad. Los derechos humanos proporcionan un punto de referencia aceptable con el que individuos o gobiernos de una parte del mundo pueden criticar las normas seguidas por otros gobiernos o culturas. Desafortunadamente, las mismas motivaciones y beneficios de los derechos humanos plantean desafíos directos a su existencia. Los derechos humanos son universales, ya que se dice que pertenecen a todos los seres humanos en todas las sociedades. También se supone que los derechos humanos son inalienables; debido a que fluyen de la existencia humana y la protegen, no se pueden quitar sin poner en peligro el valor de esa existencia. Sin embargo, estas cualidades universales e inalienables de los derechos humanos son discutibles tanto en su concepción como en su funcionamiento. En conclusión, los derechos humanos tienen, pues, un largo camino por recorrer, si su objetivo es lograr una universalidad que sea inclusiva, en lugar de exclusiva. Por lo tanto, la revolución de los derechos humanos debe comenzar desde adentro: los mismos cimientos sobre los que se basan los derechos deben ser reexaminados. A pesar de los avances sin precedentes a nivel internacional en la mejora de la protección jurídica de las personas y grupos de personas contra la discriminación, los informes de todas partes del mundo confirman el hecho de que los actos y prácticas discriminatorias son cualquier cosa menos un recuerdo del pasado.