UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE NICARAGUA UNAN- LEÓN FACULTAD DE CIENCIAS MÉDICAS “A la Libertad por la Universidad” MATERIA: BIOSICOLOGIA TEMA “GENERALIDADES DEL APARATO RESPIRATORIO Y CARDIOVASCULAR Y APLICACIÓN CLÍNICA”. PROFESOR: Lic. Lázaro Castellón ALUMNA : Laura Raquel Romero Ortiz. CARRERA : PSICOLOGIA León, 27 de Marzo de 2011. AÑO: 2do. APARATO RESPIRATORIO El termino respiración, sirve para designar el proceso fisiológico, por el cual tomamos oxígeno del medio que nos rodea y eliminamos el dióxido de carbono de la sangre (conocido como respiración externa). Pero también sirve para designar el proceso de liberación de energía por parte de las células, procedente de la combustión de moléculas como los hidratos de carbono y las grasas (respiración interna) Se puede decir que la respiración externa es imprescindible para que tenga lugar la interna. Además necesitamos respirar continuamente ya que nuestras células necesitan el oxígeno y sin él mueren, y la muerte de nuestras células nos conduce a la nuestra propia. Pero el sistema respiratorio no actúa por si solo en todo el proceso respiratorio. Éste es ayudado en gran medida por el sistema circulatorio, que es quien se encarga de transportar el oxigeno hasta las células y recoger el anhídrido carbónico de las mismas. Vías respiratorias Las vías respiratorias son el camino por el que el aire entra en los pulmones. Son las siguientes: Fosas nasales: Son dos cavidades situadas en el interior de la nariz y separadas por el hueso vómer. En su interior se encuentra una mucosa denominada pituitaria. Posee glándulas que segregan mucus que atrapan partículas nocivas para el organismo que floten en el aire. La función de las fosas nasales es humidificar, filtrar y calentar el aire inspirado de modo que llegue perfectamente acondicionado a los pulmones. La filtración es llevada a cabo por los pelos existentes en la entrada de la nariz, ya que atrapan las partículas más voluminosas, y por otro fenómeno llamado atrapamiento por turbulencia, por el cual las partículas son retenidas en las diferentes angosturas existentes en las vías nasales. Además el aire es calentado en las fosas nasales hasta una temperatura de 20-25ºC para evitar que llegue excesivamente frio a los pulmones. Faringe: Cuando el aire es filtrado, calentado y humedecido, pasa a la faringe, una cavidad común al aparato respiratorio y al aparato digestivo que consigue separar el camino de los alimentos, del camino del aire mediante la epiglotis, que funciona como una válvula. En los lados y en el techo, estas las adenoides y las amígdalas que se encargan de destruir las partículas que lleguen y que estén atrapadas en el mucus. Laringe: Tiene estructura cartilaginosa y comunica con la faringe por la parte superior y con la tráquea por la inferior. Es el órgano en el que se produce la voz, mediante unos repliegues musculares hallados en su interior, llamados cuerdas vocales, y gracias también a que la boca, la lengua, las fosas nasales, la laringe y la tráquea, actúan como caja de resonancia. La laringe está sujeta por medio de ligamentos al hueso hioides, situado en la base de la lengua. Tráquea, bronquios y bronquíolos: Parte del aparato respiratorio que se encuentra entre la laringe y los bronquios, y se sitúa por delante del esófago. La tráquea está formada por numerosos hemianillos cartilaginosos, abiertos por su parte dorsal, que es adyacente al esófago. Estos anillos se distribuyen unos sobre otros y están unidos por tejido muscular y fibroso. En el ser humano, la tráquea tiene una longitud de 10 cm y 2,5 cm de diámetro. Su superficie interna está revestida por una membrana mucosa ciliada, cuyos cilios vibran al unísono para que la mucosa que atrapa las partículas nocivas, sea arrastrada hasta la laringe donde será expulsada al exterior o tragada. La tráquea es muy susceptible a infecciones respiratorias. Los bronquios resultan de la división en 2 partes de la tráquea, por lo que tienen su misma estructura. A su vez los bronquios se ramifican en los pulmones dando origen a los bronquíolos cada uno de los cuales continúa ramificándose hasta que se llega al alvéolo pulmonar, cuya pared es una finísima membrana que separa el aire de la sangre y constituye el punto de unión entre el aparato respiratorio y el aparato circulatorio. Los pulmones: Son los órganos fundamentales de la respiración, situados en la cavidad torácica (costillas, esternón y columna vertebral) a ambos lados del corazón en cuya base se encuentra la membrana muscular conocida como diafragma; lo separa el espacio denominado mediastina. El pulmón derecho se divide en tres lóbulos y el izquierdo en dos (debido a la presencia del corazón) cada lóbulo presenta una serie de secciones denominadas segmentos. Están rodeados por una membrana llamada pleura, con dos capas separadas por el espacio pleural: Pleura visceral: interna y unida a los pulmones. Pleura parietal: por fuera de la pleura visceral y en contacto con la cavidad torácica. En ciertos casos el espacio pleural puede llenarse de líquido o aire provocando un trastorno denominado pleuresía. La Respiración Alveolización: Los bronquios se dividen en ramificaciones, formando los bronquíolos de paredes más finas, y sustituye el epitelio ciliado por una capa de células planas. Las ramificaciones finales de los bronquíolos concluyen en los alvéolos pulmonares. La Alveolización proporciona al pulmón una superficie de unos 100 m2 para el intercambio de gases. El intercambio gaseoso: Se produce entre el aire inspirado y la sangre. Tiene lugar a través de la mucosa de los alvéolos y la pared de los capilares que forma una red alrededor, aproximadamente en una fracción de segundo. El oxígeno se extiende en el torrente sanguíneo donde es captado por la hemoglobina de los hematíes que se transforma en oxihemoglobina. A la vez se libera anhídrido carbónico, recogido por la sangre en los tejidos y disuelto en el plasma. Así en un estado natural de reposo se ponen en contacto al mínimo 5 litros de sangre con 4 litros de aire. Ventilación pulmonar: La ventilación consiste en la renovación constante del aire que está en contacto con las paredes alveolares. La respiración se realiza a partir de dos movimientos, continuos y alternados, la Inspiración y la Expiración. La Inspiración permite la entrada de aire a los pulmones, en este movimiento se contraen los músculos intercostales y el diafragma. De esta manera, se aumenta la dimensión de la caja toráxica: los pulmones se inflan al recibir el aire que entra. La Expiración permite la salida del aire de los pulmones. Es un movimiento pasivo, por el cual, Los músculos intercostales y el diafragma se relajan, disminuyendo las dimensiones de la caja toráxica. Los pulmones, por su naturaleza elástica, se contraen y expulsan el aire al exterior. Si la espiración es forzada, expulsamos mayor cantidad de aire porque actúan los abdominales y los músculos intercostales. Los movimientos respiratorios de inspiración y expiración tienen por efecto renovar constantemente el aire de las cavidades respiratorias. Por cada inspiración se introducen 500 ml de aire. Volúmenes respiratorios: Volumen basal (Vb) : es de unos 500 ml e indica la cantidad de aire que, en condiciones de reposo, se intercambia durante una respiración normal. Volumen inspiratorio de reserva (Vir): es de unos 3 litros, que resultan del aumento adicional, además de los 500 ml, cuando se realiza una inspiración forzada. Volumen espiatorio de reserva (Ver): es aproximadamente de 1litro, que es la cantidad adicional que podemos expulsar durante una espiración forzada. Volumen residual ( Vr ): supone aprox. 1.5 litros de aire que permanecen en los conductos respiratorios y no se pueden expulsar, aunque realicemos un espiración forzada. Formas inusuales de respiración La tos: Es una espiración brusca y ruidosa del aire contenido en los pulmones, producida por la irritación de las vías respiratorias o por la acción refleja de algún trastorno nervioso, gástrico. El estornudo: e produce como respuesta a la irritación de la mucosa nasal, ya sea por partículas de polvo , olores intensos y penetrantes o fragmentos de epitelio dañado en una infección vírica como la gripe. El hipo: Contracción involuntaria del diafragma que se acompaña de una contracción de la laringe y de un cierre de la glotis que evitan la inspiración de aire. El hipo leve, por lo general, se inicia de forma espontánea, dura sólo unos cuantos minutos y se debe a pequeñas alteraciones del estómago, desapareciendo por sí solo sin tratamiento. El CO2 en concentración del 10 por ciento suprime el hipo. El bostezo: Está relacionado con el sueño y el aburrimiento, aunque podría ser una forma de aumentar el suministro de sangre al cerebro, ya que aumenta momentáneamente el ritmo cardiaco. El suspiro: Es lo contrario al bostezo, pero expulsamos el aire en lugar de absorberlo. La risa: La risa comprende una sucesión de espiraciones débiles e intermitentes. Control de los movimientos respiratorios: La producción rítmica de los movimientos de la respiración es controlada por el bulbo raquídeo (parte del encéfalo), el cual mantiene el ciclo inspiración-expiración. Este centro nervioso envía impulsos a los músculos intercostales y al diafragma, los que se contraen y causan la expansión de la caja torácica. Cuando los pulmones se llenan con el aire inspirado, los nervios correspondientes generan impulsos, que provocan la inhibición del centro respiratorio, el bulbo deja de mandar mensajes al diafragma y músculos intercostales, los cuales se relajan y dan lugar a la expiración. Enfermedades Los pulmones, así como la mayoría de las partes del cuerpo, son sensibles al medio ambiente. Los agentes bacterianos o virales que se encuentran en el aire o que otras personas transmiten afectan el normal funcionamiento de estos órganos vitales. El centro respiratorio es muy sensible a la contaminación de dióxido de carbono en la sangre. Si la concentración aumenta, el centro respiratorio acrecienta el envío de impulsos nerviosos a los músculos de la respiración y, de inmediato, las inspiraciones se hacen más frecuentes y profundas. Neumonía: es una infección aguda de los espacios alveolares, causada por bacterias patógenas y virus. Si la infección se circunscribe a los alvéolos contiguos a los bronquios, se denomina Bronconeumonía. Tuberculosis pulmonar: llamada antiguamente Tisis, es causada por el bacilo de Koch, y se propaga a través del aire, por la tos y el estornudo. Asma Bronquial: es la contracción involuntaria de los músculos de las paredes bronquiales. Se presenta con gran cantidad de secreción de mucus. Además provoca una insuficiente función del alvéolo. Enfisema: es una enfermedad que afecta, especialmente, a las personas fumadoras y a las que viven en ciudades con el aire muy contaminado. Una persona que sufre de efisema, no puede exhalar cantidades normales de aire, porque ha perdido la elasticidad de sus pulmones. Cáncer pulmonar: es causado, probablemente, por factores ambientales, siendo el consumo de cigarrillos un factor primordial. APARATO CARDIOVASCULAR El sistema circulatorio posee como función el distribuir los nutrientes, oxigeno a las células y recoger los desechos metabólicos que se han de eliminar después por los riñones, en la orina, y por el aire exalado en los pulmones, rico en dióxido de carbono (CO2). De toda esta labor se encarga la sangre, que está circulando constantemente. Además, el aparato circulatorio tiene otras destacadas funciones: interviene en las defensas del organismo, regula la temperatura corporal, etc. En esta animación podemos ver un capilar sanguíneo por cuyo interior circulan glóbulos rojos. Además de suministrar oxígeno a todos los tejidos del cuerpo gracias a los glóbulos rojos, retirando el CO2 que se produce en la respiración celular hacia los pulmones, la sangre tiene otras funciones. Transporta las hormonas producidas por el Sistema Endocrino, así como las moléculas sencillas que se obtienen tras la digestión del alimento. LA SANGRE La sangre es el fluido que circula por todo el organismo a través del sistema circulatorio, formado por el corazón y un sistema de tubos o vasos, los vasos sanguíneos. La sangre describe dos circuitos complementarios llamados circulación mayor o general y menor o pulmonar La sangre es un tejido líquido, compuesto por agua y sustancias orgánicas e inorgánicas (sales minerales) disueltas, que forman el plasma sanguíneo y tres tipos de elementos formes o células sanguíneas: glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas. Una gota de sangre contiene aproximadamente unos 5 millones de glóbulos rojos, de 5.000 a 10.000 glóbulos blancos y alrededor de 250.000 plaquetas. El plasma sanguíneo es la parte líquida de la sangre. Es salado, de color amarillento y en él flotan los demás componentes de la sangre, también lleva los alimentos y las sustancias de desecho recogidas de las células. El plasma cuando se coagula la sangre, origina el suero sanguíneo. Los glóbulos rojos, también denominados eritrocitos o hematíes, se encargan de la distribución del oxígeno molecular (O2). Tienen forma de disco bicóncavo y son tan pequeños que en cada milímetro cúbico hay cuatro a cinco millones, midiendo unas siete micras de diámetro. No tienen núcleo, por lo que se consideran células muertas. Los hematíes tienen un pigmento rojizo llamado hemoglobina que les sirve para transportar el oxígeno desde los pulmones a las células. Una insuficiente fabricación de hemoglobina o de glóbulos rojos por parte del organismo, da lugar a una anemia, de etiología variable, pues puede deberse a un déficit nutricional, a un defecto genético o a diversas causas más. Los glóbulos blancos o leucocitos tienen una destacada función en el Sistema Inmunológico al efectuar trabajos de limpieza (fagocitos) y defensa (linfocitos). Son mayores que los hematíes, pero menos numerosos (unos siete mil por milímetro cúbico), son células vivas que se trasladan, se salen de los capilares y se dedican a destruir los microbios y las células muertas que encuentran por el organismo. También producen anticuerpos que neutralizan los microbios que producen las enfermedades infecciosas. Las plaquetas son fragmentos de células muy pequeños, sirven para taponar las heridas y evitar hemorragias. El corazón El corazón es un órgano que posee cavidades, similar al tamaño del puño, encerrado en la cavidad torácica, en el centro del tórax en un lugar denominado mediastino, entre los pulmones, sobre el diafragma, dando nombre a la "entrada" del estómago o cardias. Histológicamente en el corazón se distinguen tres capas de diferentes tejidos que, del interior al exterior se denominan endocardio, miocardio y pericardio. El endocardio está formado por un tejido epitelial de revestimiento que se continúa con el endotelio del interior de los vasos sanguíneos. El miocardio es la capa más voluminosa, estando constituido por tejido muscular de un tipo especial llamado tejido muscular cardíaco. El pericardio envuelve al corazón completamente. El corazón está dividido en dos mitades que no se comunican entre sí: una derecha y otra izquierda, La mitad derecha siempre contiene sangre pobre en oxígeno, procedente de las venas cava superior e inferior, mientras que la mitad izquierda del corazón siempre posee sangre rica en oxígeno y que, procedente de las venas pulmonares, será distribuida para oxigenar los tejidos del organismo a partir de las ramificaciones de la gran arteria aorta. En algunas cardiopatías congénitas persiste una comunicación entre las dos mitades del corazón, con la consiguiente mezcla de sangre rica y pobre en oxígeno, al no cerrarse completamente el tabique interventricular durante el desarrollo fetal. Cada mitad del corazón presenta una cavidad superior, la aurícula, y otra inferior o ventrículo, de paredes musculares muy desarrolladas. Existen, pues, dos atrios o aurículas: derecha e izquierda, y dos ventrículos: derecho e izquierdo. Entre la aurícula y el ventrículo de la misma mitad cardiaca existen unas válvulas llamadas válvulas atrioloventriculares (tricúspide y mitral, en la mitad derecha e izquierda respectivamente) que se abren y cierran continuamente, permitiendo o impidiendo el flujo sanguíneo desde el ventrículo a su correspondiente atrio. Cuando las gruesas paredes musculares de un ventrículo se contraen (sístole ventricular), la válvula atrioventricular correspondiente se cierra, impidiendo el paso de sangre hacia la aurícula, con lo que la sangre fluye con fuerza hacia las arterias. Cuando un ventrículo se relaja, al mismo tiempo la aurícula se contrae, fluyendo la sangre por esta sístole auricular y por la abertura de la válvula auriculoventricular. Como una bomba, el corazón impulsa la sangre por todo el organismo, realizando su trabajo en fases sucesivas. Primero se llenan las cámaras superiores o aurículas, luego se contraen, se abren las válvulas y la sangre entra en las cavidades inferiores o ventrículos. Cuando están llenos, los ventrículos se contraen e impulsan la sangre hacia las arterias. El corazón late unas setenta veces por minuto y bombea todos los días unos 10.000 litros de sangre. El corazón tiene dos movimientos: Uno de contracción llamado sístole y otro de dilatación llamado diástole. Pero la sístole y la diástole no se realizan a la vez en todo el corazón, se distinguen tres tiempos: Sístole Auricular: se contraen las aurículas y la sangre pasa a los ventrículos que estaban vacíos. Sístole Ventricular: los ventrículos se contraen y la sangre que no puede volver a las aurículas por haberse cerrado las válvulas bicúspide y tricúspide, sale por las arterias pulmonares y aorta. Estas también tienen, al principio, sus válvulas llamadas válvulas sigmoideas, que evitan el reflujo de la sangre. Diástole general: Las aurículas y los ventrículos se dilatan, al relajarse la musculatura, y la sangre entra de nuevo a las aurículas. Los golpes que se producen en la contracción de los ventrículos originan los latidos, que en el hombre oscilan entre 70 y 80 latidos por minuto. Durante los períodos de reposo el corazón tiene aproximadamente 70 pulsaciones por minuto en un individuo adulto del sexo masculino, y en este mismo intervalo bombea aproximadamente cinco litros de sangre. El estímulo que mantiene este ritmo es completamente autorregulado. Incrustada en la aurícula derecha se encuentra una masa de tejido cardíacos especializados que recibe el nombre dnodo sinusal o ganglio senoauricular (SA). Este nodo SA (donde se origina el destello en la imagen que ves) ha sido a veces denominado "el marcapaso del corazón por cuanto establece el ritmo básico de las pulsaciones de este órgano. Las fibras del músculo cardíaco, como todas las células, presentan exteriormente una carga eléctrica positiva y una carga eléctrica negativa en el interior . En el "marcapasos" se produce una descarga espontánea setenta veces por cada minuto. Esto, a la vez, produce la descarga en las fibras musculares circundantes de la aurícula; a su turno, esto causa una tenue onda eléctrica que recorre las aurículas y hace que estas se contraigan. Cuando la corriente llega a los islotes de tejido conjuntivo que separan las aurículas y los ventrículos, es absorbida por el ganglio auriculoventricular (AV). Este se comunica con un sistema de fibras ramificadas que llevan la corriente a todas las regiones de los ventrículos, los que entonces se contraen vigorosamente. Esta contracción recibe el nombre de sístole Los vasos sanguíneos Los vasos sanguíneos (arterias, capilares y venas) son conductos musculares elásticos que distribuyen y recogen la sangre de todos los rincones del cuerpo. Se denominan arterias a aquellos vasos sanguíneos que llevan la sangre, ya sea rica o pobre en oxígeno, desde el corazón hasta los órganos corporales. Las grandes arterias que salen desde los ventrículos del corazón van ramificándose y haciéndose más finas hasta que por fin se convierten en capilares, vasos tan finos que a través de ellos se realiza el intercambio gaseoso y de sustancias entre la sangre y los tejidos. Una vez que este intercambio sangre-tejidos a través de la red capilar, los capilares van reuniéndose en vénulas y venas por donde la sangre regresa a las aurículas del corazón. Las Arterias: Son vasos gruesos y elásticos que nacen en los ventrículos, aportan sangre a los órganos del cuerpo por ellas circula la sangre a presión debido a la elasticidad de las paredes. Del corazón salen dos Arterias : 1) El tronco pulmonar que sale del ventrículo derecho y lleva la sangre a los pulmones y 2) La aorta que sale del ventrículo izquierdo forma el arco aórtico (cayado) del cual emergen arterias para cabeza, cuello y miembros superiores, desciende como aorta torácica y al atravesar diafragma cambia a aorta abdominal que irriga las estructuras abdominales. Finalmente se divide en dos arterias ilíacas. De la aorta se originan las siguientes ramas: Las carótidas: Aportan sangre oxigenada a la cabeza. Subclavias: Aportan sangre oxigenada a los miembros superiores. Hepática: Aporta sangre oxigenada al hígado. Esplénica: Aporta sangre oxigenada al bazo. Mesentéricas: Aportan sangre oxigenada al intestino. Renales: Aportan sangre oxigenada a los riñones. Ilíacas: Aportan sangre oxigenada a los miembros inferiores. Tronco Celíaco: Es un arteria de la aorta abdominal que se trifurca para dar irrigación al estómago, hígado y bazo. Miembros Superiores: de la subclavia se forma las axilar que se transforma en braquial y ésta en radial y ulnar que se unen en mano formando los arcos arteriales. Miembros Inferiores: de la ilíaca externa se forma la femoral que se continua como tibial y fibular. Los Capilares: Son vasos sumamente delgados en que se dividen las arterias y que penetran por todos los órganos del cuerpo, al unirse de nuevo forman las venas. Las Venas: Son vasos de paredes delgadas y poco elásticas que recogen la sangre y la devuelven al corazón, desembocan en los atrios. En el atrio derecho desembocan: La Cava superior formada por la unión de las venas braquicefálicas: yugulares que vienen de la cabeza y las subclavias que proceden de los miembros superiores (venas braquiales, cefálica y basílica). La Cava inferior a la que van las Ilíacas que vienen de los miembros inferiores (venas femorales, safena magna o interna y safena parva o externa), las renales de los riñones, la suprahepática del hígado y genitales. El Sistema Linfático La linfa es un líquido incoloro formado por plasma sanguíneo y por glóbulos blancos, en realidad es la parte de la sangre que se escapa o sobra de los capilares sanguíneos al ser estos porosos. Los vasos linfáticas tienen forma de rosario por las muchas válvulas que llevan, también tienen unos abultamientos llamados linfonodos o ganglios linfáticos que se notan sobre todo en las axilas, ingle, cuello etc. En ellos se originan los glóbulos blancos. El sistema linfático sirve de transporte a los ácidos grasos, defensas y regulación de los líquidos extracelulares. Síntomas de las cardiopatías No existe ningún síntoma que identifique inequívocamente una enfermedad del corazón (cardíaca), pero algunos síntomas sugieren esta posibilidad y la asociación de varios permite establecer un diagnóstico casi exacto. El diagnóstico se inicia con una entrevista (la historia clínica) y una exploración física. A menudo, se realizan análisis para confirmar el diagnóstico, para conocer la gravedad del problema o para facilitar la planificación del tratamiento. Sin embargo, algunas cardiopatías graves son asintomáticas hasta que alcanzan un estado muy avanzado. Una exploración médica general o una visita al médico por otros motivos son útiles para descubrir tal enfermedad cardíaca asintomática. Los síntomas de una cardiopatía incluyen ciertos tipos de dolor, disnea (sensación de falta de aire o "sed de aire"), fatiga (cansancio), palpitaciones (la sensación de un latido lento, rápido o irregular), sensación de mareo y desmayos. Sin embargo, estos síntomas no indican necesariamente una cardiopatía. Por ejemplo, el dolor torácico puede indicar una enfermedad del corazón, pero también puede ser debido a un trastorno respiratorio o gastrointestinal. Dolor Cuando el aporte de sangre a los músculos es insuficiente (una situación denominada isquemia), la falta de oxígeno y el exceso de desechos causan calambres. La angina, una sensación de tensión o de opresión torácica, aparece cuando el músculo cardíaco no recibe suficiente sangre. De todas formas, el tipo y el grado de dolor o de malestar varían enormemente en cada caso. Una persona puede tener una deficiencia en el suministro de sangre que no le produzca ningún dolor (isquemia silente). Cuando existe una deficiencia de llegada de sangre a otros músculos, en particular los de la pantorrilla, generalmente aparece un agarrotamiento y un dolor al esfuerzo en el músculo durante el movimiento (claudicación). La pericarditis, una inflamación o lesión de la membrana que rodea el corazón, causa un dolor que aumenta al echarse en la cama y disminuye al sentarse o al inclinarse hacia delante. El esfuerzo no empeora el dolor; en cambio, la inspiración o la espiración de aire aumenta o disminuye el dolor, ya que puede haber también una pleuritis, es decir, una inflamación de la membrana que rodea los pulmones. Suministro de sangre al corazón Como cualquier otro tejido del organismo, el músculo del corazón debe recibir sangre rica en oxígeno y expulsar la sangre desprovista de oxígeno. La sangre llega al músculo cardíaco a través de la arteria coronaria derecha y la arteria coronaria izquierda con sus dos ramas (la arteria auricular izquierda y la arteria interventricular anterior). Las venas cardíacas llevan la sangre de vuelta a la aurícula derecha. Por otro lado, cuando una arteria se desgarra o se rompe, el dolor que ocasiona es intenso, aparece y desaparece con relativa rapidez y puede que no se relacione con los esfuerzos. A veces, se lesionan las arterias principales, sobre todo la aorta. Así mismo, puede que se dilate una porción de la aorta (aneurisma), la cual puede fisurarse bruscamente o bien dejar escapar algo de sangre entre las capas de la aorta (disección de la aorta). Estos eventos producen dolores muy agudos y repentinos, a veces intermitentes, según vaya repitiéndose esta fuga de sangre a veces fuera de la aorta o bien entre las capas de su pared. El dolor que se origina en la aorta se percibe en general detrás del cuello, entre los omóplatos, en la zona inferior de la espalda o en el abdomen. La válvula entre la aurícula izquierda y el ventrículo izquierdo puede protruir hacia la aurícula con la contracción del ventrículo (prolapso de la válvula mitral). Las personas con este problema a veces tienen breves episodios de dolor parecidos a una puñalada o a un pinchazo. En general, el dolor se localiza debajo del pecho izquierdo y no tiene ninguna relación con la posición o el esfuerzo. Disnea El ahogo o disnea es un síntoma frecuente de la insuficiencia cardíaca. Se debe a que se filtra líquido al interior de los sacos de aire de los pulmones, una afección llamada congestión o edema pulmonar. En definitiva, esta situación es similar a un ahogamiento. En los estadios iniciales de una insuficiencia cardíaca, la disnea sólo aparece durante el esfuerzo. A medida que el trastorno se agrava, el ahogo aparece cada vez con más frecuencia ante un esfuerzo menor y, finalmente, aparece también en reposo. El ahogo aumenta al echarse porque el fluido se esparce por todo el tejido pulmonar y disminuye al sentarse o levantarse, ya que, al ponerse de pie, la fuerza de la gravedad hace que el líquido se acumule en la base de los pulmones. La disnea nocturna es la dificultad de respirar al acostarse por la noche; se alivia al sentarse. La disnea no se limita a las enfermedades cardíacas, ya que también aparece cuando existen enfermedades pulmonares, de los músculos respiratorios o del sistema nervioso. Puede ser causa de ahogo cualquier trastorno que altere el equilibrio normal entre el aporte y la demanda de oxígeno, como la incapacidad de la sangre de transportar suficiente oxígeno a causa de una anemia o el aumento de la actividad metabólica característica del hipertiroidismo. Fatiga Cuando el corazón no funciona adecuadamente, la sangre que llega a los músculos durante un esfuerzo puede ser insuficiente y causar una sensación de debilidad y de cansancio. Los síntomas son por lo general poco llamativos. La persona compensa este trastorno disminuyendo gradualmente su actividad o bien cree que se debe al hecho de envejecer. Palpitaciones Normalmente, uno no percibe los latidos del corazón. Pero en ciertas circunstancias (como cuando una persona normal realiza esfuerzos extremos o sufre una experiencia emocional dramática), pueden llegar a percibirse en forma de latidos enérgicos, rápidos o irregulares. El médico podrá confirmar estos síntomas controlando el pulso y escuchando el latido del corazón mediante la colocación de un fonendoscopio sobre el pecho. Las respuestas a una serie de preguntas (si las palpitaciones empiezan de forma gradual o repentina, con qué rapidez late el corazón, si el latido es irregular y hasta qué punto lo es, y su posible causa) determinarán si las palpitaciones se pueden considerar anormales o no. Las palpitaciones que se acompañan de otros síntomas, como disnea, dolor, debilidad, fatiga o desvanecimientos parecen más bien causadas por un ritmo cardíaco anormal o por una enfermedad subyacente grave. Mareos y desmayos Un flujo inadecuado de sangre por una anomalía en la frecuencia cardíaca, en el ritmo o por un débil bombeo puede causar mareos, debilidad y desmayos. Estos síntomas pueden deberse a un problema del cerebro o de la médula espinal o pueden no tener una causa grave.