CUENTO RECICLAJE Y MEDIO- AMBIENTE Cuando Pablo tenía 8 años, hacía ya muchos más Su padre le había contado miles de veces cómo que los bosques prácticamente habían desaparecido por completo. Apenas quedaba eran las cosas cuando él todavía no había nacido. La cantidad de peces que habitaban en los ríos, en algunas llanuras cubiertas por algún reducto de árboles protegidos por quienes luchaban para que las generaciones futuras pudieran contemplar y valorar lo que antaño o servía no solo para albergar innumerables especies animales, sino para permitir y disfrutar de una buena sombra en los días de verano cuando un sol de justicia sofocaba a todas las especies del planeta y con su madera se podían construir todo tipo de muebles, los mares y océanos, y el sonido que producían los barcos al llegar a los puertos cargados de capturas mientras las gaviotas acechaban a su paso para conseguir algún alimento al caer por la borda. A Pablo todo aquello le parecía como un sueño, un mundo lleno de fantasía que algún día quería ver de primera mano. Así, una mañana y con la ayuda de su amiga Anita, decidieron coger sus bicicletas y pedalear sin descanso hasta llegar casas etcétera… a una protectora medioambiental cercana a sus casas prefabricadas y con forma modular. Al llegar se encontraron con una gran valla que rodeaba aquel recinto surrealista. Toda aquella arboleda verde y frondosa entre tanta devastación arenosa y sin vida aparente. Para su desgracia, eran necesarios unos pases especiales para poder acceder a aquel vergel. Y ante la negativa del guarda a dejarles pasar, idearon un plan para poder acceder a su interior. Recorrieron la valla hasta punto más apartado de la puerta principal y con las manos y la ayuda de un palo con forma de pico, empezaron a escarbar un hueco en la tierra que les permitiera pasar al otro lado. Colegio Mirabal 1 CUENTO RECICLAJE Y MEDIO- AMBIENTE En uno de los intentos por abrirse paso, y utilizando sus propias manos, descubrieron un objeto metálico y con forma oval. La curiosidad hizo el resto y poco a poco, fueron desenterrando lo que creyeron era un viejo tesoro. Al terminar de sacar aquella caja, la metieron en una de sus mochilas y salieron corriendo volviendo a sus casas con una extraña sensación entre miedo y expectación. Al llegar a casa abrieron el tesoro, estaba lleno de fotos de todas las especies animales que habían existido en aquel bosque; había lobos, conejos, ardillas y búhos. -¡Qué maravilla! – exclamaron los amigos. Les impresionaron tanto aquellos animales y sus formas que se pusieron al rescate para salvarlos. Empezaron repartiendo folletos por la ciudad para crear una manifestación y parar el proceso de deforestación. Al día siguiente fueron al bosque y miles de personas estaban allí. ¡Habían sido capaces de reunir a bastante gente con un mismo interés! La constructora se acabó rindiendo; habían parado su propósito, la liquidación del bosque que compone el hábitat de los animales. Pablo llegó a casa súper orgulloso de cumplir su objetivo y superar sus expectativas, había conseguido un futuro para los animales. Fue a su habitación y encontró una nota con una planta que decía – GRACIAS.- ¿Quién dejo allí la nota y la planta? ¿Quién escondió el tesoro? Muchas preguntas le vinieron a la cabeza de repente, pero de momento eso era un misterio… Colegio Mirabal 2