Una tarde de mayo decidí darme un paseo por la orilla del río. Siempre que me doy un paseo por el río me paro a mirar a los patos, porque es un animal que me hace mucha gracia. Pero los patos están hartos de verme casi todos los días reírme con sus cosas de patos, y el otro día se enfadaron mucho conmigo. Tres patos se juntaron y decidieron atacarme, así que tuve que correr por la orilla del río huyendo de ellos. Los patos son muy rápidos, por lo que, mientras corría para que no me picoteasen, procuraba taparme la cara con los brazos. Además de correr como una descosida por la orilla del río mientras me tapaba la cabeza con los brazos, gritaba: “¡Qué me atacan!¡Qué me atacan!”. Todo el mundo me miraba raro, pero a mi me daba igual, porque lo importante era huir de los picotazos de los patos, ¡qué duelen mucho! Cuando yo sea pato voy a ser más simpática con la gente que se pare a mirarme. O a lo mejor no… Ahora te toca a ti: escribe una anécdota. Una anécdota es algo curioso o gracioso que te ha pasado. No te extiendas demasiado y procura que tu historia tenga principio, trama central y un final. Puede ser real o inventada (la mía es inventada, no han atacado unos patos, de momento)