1 El rol de la imaginación en la Crítica de la Facultad de Juzgar de Immanuel Kant Autor: Franco Zingone “Si alguien intentase algún día, Para continuar consecuentemente a Kant, Una cuarta Crítica, Que sería la de la Pura creencia, llegaría en su Dialéctica trascendental A descubrirnos acaso el carácter antinómico, No ya de la razón, sino de la fe, A revelarnos el gran problema del Sí y el No, Como objetos, no de conocimiento, sino de creencia.” Antonio Machado ¿Qué filósofo no ha compuesto alguna vez la figura más irrisoria que se pueda imaginar en medio de, por una parte, las declaraciones de un testigo ocular, sensato y firmemente convencido, y, por otra, la oposición interior de una duda insalvable? Immanuel Kant “Muchos han debido aprender otras lenguas. Algunos han descubierto diferentes literaturas. Éstos han admirado más intensamente, gracias a la atracción por la novedad, la extraña imaginación alemana, tan diferente de nuestra tradicional imaginación.” Paul Bourget 2 Agradecimientos Agradezco a toda mi familia desde mis hermanas hasta mis tías y padres que fueron más de uno. En especial, a Beatriz Vilma Weihmüller. Mi amigo Tristán Fita, también Leandro García Ponzo, Federico Castellano y a toda la Escuela de Filosofía de la Universidad Nacional de Córdoba. También a Luciano Domene, Javier Barbano y Cecilia Ferral; a mi cordial amigo Luciano Pasquali de la Ciudad de Córdoba. Con orgullo incondicional hacia Juan Scarpaci y Pablo Olmedo, pertenecientes a la Universidad Nacional de Río Cuarto. Al querido profesor emérito y compañero lector José de San Martin. En el orden académico cordobés, estoy agradecido con Claudio Viale quien proporciono bibliografía para esta investigación, Emilio Garbino Guerra respectivamente. El primero, por sugerirme pensar. El segundo, porque se ha convertido en mi amigo, compañero y guía en la profesión filosófica. En tercer lugar, al Señor Daniel Vera gran profesor en la lectura y amigo sin fin. Y para finalizar al Goethe-Institut, en especial a Natalia. Índice 3 1. Introducción [05] 2. Puentes entre Hume y Kant [20] 3. La estética en Kant [26] 3.1. Juicio estético [28] 3.2. El rol de la imaginación [29] 3.3. Arte y genio [33] 4. La política en Kant [44] 4.1. Sujeto político/estético [44] 4.2 .Antropología [46] 4.3. Sapere Aude [50] 4.4. Crítica del gusto y juicio de gusto [54] 4.5. Conceptos, entendimiento, imaginación y sentido común [55] 4.6. ¿Están o no los conceptos? [56] 4.7. Política y Paz Perpetua [60] 5. Conclusión [66] 6. Bibliografía [71] 6.1. Bibliografía Primaria [71] 6.2. Bibliografía Secundaria [73] 1. Introducción 4 Kant presenta en su época una filosofía nueva que tiene como fin, durante el período crítico, establecer el objeto de estudio de la Filosofía y esclarecer cómo es posible el conocimiento humano. Kant publica bajo tres nombres diferentes el trabajo crítico: Crítica de la Razón Pura (1781 A y 1787 B), Crítica de la Razón Práctica (1787) y Crítica de la Facultad de Juzgar (1790) (en adelante CRP, CRPra, CFJ respectivamente). Kant, en la introducción de CFJ se encarga de dar lineamientos referentes a su sistema 1, que no se cierra con el primero de ellos, CRP, sino que es una preparación para éste. Dentro del sistema, que termina de completarse en el año 1790 con la aparición de CFJ, la imaginación junto con el entendimiento y la misma facultad de juzgar, se perfilan como las capacidades que más ganan valor al finalizar el trabajo crítico. Al adentrarnos en el sendero de CFJ, comprendemos que la estética logró autonomía frente a las demás disciplinas del conocimiento, entre ellas: la teoría del conocimiento, la metafísica, la ética y la moral. Kant piensa en las propias reglas de la estética, los fines, alcances y también tiende relaciones con los mismos. Es importante pensar ciertas limitaciones en el abordaje de CFJ. En efecto, la presente investigación navega sobre algunos aspectos estéticos y políticos dentro del dominio de la primera parte del libro: Crítica de la Facultad de Juzgar Estética, posicionando a la imaginación en relación al juicio estético. Intentaremos zambullirnos en la introducción y la Analítica de lo Bello. La lectura estético-política que pretendemos realizar de CFJ, presupone dos movimientos; el primer movimiento consiste en alejarse de Hume que es próximo a lo empírico 2 del gusto. Quiero decir con empírico: el sensualismo ligado a lo agradable. Por ejemplo: en lo cotidiano, tomar café, abre cierta experiencia estética según Hume. Las facultades intervienen en la configuración de la experiencia humana y se agotan en el placer sensual del sabor a café. Kant, en cambio, dirá que esa instancia impide un juicio estético puro. Porque queda limitado a la experiencia privada de cada uno en un sentido empírico no universalizable; ergo, privado. Aunque se emitiese el juicio, queda condenado a la esfera privada. Kant dará el giro hacia lo público; es decir, el segundo movimiento 1 En referencia al sistema en Kant, puede leerse bibliografía ampliatoria. Nosotros en el presente investigación acentuamos cierta lectura que englobe el período crítico, teniendo como eje sea CFJ. 2 El desplazamiento del gusto empírico al reflexivo en Kant es muy amplio. Pero Immanuel Kant tiene otras pretensiones y otras ambiciones en mente al hablar del gusto por ejemplo: la reflexión estética que puede ser pensada sin el encuentro material con el objeto, se trata de una representación y es aquí pertinente el entendimiento y la imaginación (reproductiva). Es posible que el desapego con el cual trabaja en estética está en tensión con el problema de la propiedad o economía. Permitiendo pensar lo público, entiendo que es el asunto político a pensarse en Kant ya que se rompe la esfera individual de lo privado y se da paso a lo público. Puede señalarse otro punto de separación entre Kant y Hume, es la psicología que se desprende del segundo, mientras Kant sólo menciona al pasar una vez en CFJ este tema. En CRP se encarga de reducir bastante el terreno de la psicología. 5 consiste en la emisión del juicio estético sin importar el placer sensual. En efecto, la advertencia de Kant en los primeros parágrafos es que el agrado no determina el juicio de estético. Es precisamente el agrado la palabra técnica que utiliza Kant al denotar lo ligado a interés (material en este caso). Nuestro esfuerzo consistirá en quitarle a la vivencia estética aquello innecesario al emitir el juicio estético, tal como la materialidad del objeto. Continuando por este sendero, podremos adentrarnos en el tema de la inmanencia. Hume juzga la belleza en su representación como si la belleza fuera y estuviera en el objeto. La metáfora de la primera línea del párrafo es utilizada por Kant interpretándola muy generalmente en la tercera Crítica. Kant sale de la esfera subjetiva que impregna la primera parte de CFJ con la siguiente afirmación del § 6: “Hablará, por eso, de lo bello, como si la belleza fuese una cualidad del objeto” (Kant (1992) [1790]128) (Las negritas son nuestras). Kant hace hincapié en el objeto estético 3, nuestra lectura aportará cierta objetividad en su comprensión, aunque ubiquemos a Kant dentro del subjetivismo estético. Hay elementos, por citar uno de ellos, como el sentido común que permite franquear la esfera subjetiva. En el mismo § 6 leemos: “debe estarle asociada una pretensión de validez para todos, sin que la universalidad esté apoyada en objetos, es decir debe estarle ligada una pretensión de universalidad subjetiva.” (Kant, 1992:128) Tampoco la validez del juicio estético puede fundarse en demostraciones conceptuales, de ser así sería un juicio meramente lógico y no estético. El matiz anterior permite observar cierta tensión al interior de la lectura que pretendemos realizar, ya que en un polo ubicamos lo subjetivo, que no es otra cosa que una primera mirada al problema del sentimiento de placer o displacer dentro del sujeto: por un lado, el término es complacencia y lleva asociada la vivificación del ánimo por el libre juego de las fuerzas representacionales; y, por otro lado, ubicamos lo objetivo que es lo referido al objeto. Enlazados por un como sí, es decir, por la posibilidad poética de mantener en estrecho vínculo lo subjetivo y lo objetivo. Kant, sin embargo, en CFJ argumenta a favor de los juicios reflexivos, que engloban a los juicios estéticos. Éstos son subjetivos, pero no privados. Si queremos comprender los juicios 3 Lisa y llanamente, el objeto estético es el arte; esto quiere decir que el arte puede o no estar institucionalizado. Aunque esto choque contra la esfera kantiana del academicismo del arte. hay que aclarar que en la dimensión del juicio, el objeto portador de la forma -de ahí el formalismo kantiano- se relaciona con el objeto por el contenido del juicio. En la actualidad, Arthur Danto (Después del fin del arte, 1999) ha escrito al respecto: Cualquier cosa puede ser considerada arte y cualquiera puede ser artista. En cambio, en la hermenéutica, en el trabajo con el otro, está desdibujada la noción de sujeto. Vulnerando el formalismo kantiano, es decir, la posibilidad de ligar la forma perteneciente al objeto con el juicio estético representante del contenido. Danto simplemente está ligando el artista a la obra de arte. Cuando la obra de arte es un objeto privilegiado entre lo demás objetos, si hay intención estética. Por ejemplo, Dalí señala una montaña de piedras y dice: “Esto es arte.” En ese caso, Dalí está haciendo una resemblanza del kantismo, pero sin volver a la discusión forma/contenido, también leída como esquema contenido en el ámbito de las teorías de conocimiento. Aclararemos en qué medida el problema cognoscitivo tiene injerencia en el planteo estético que intentamos realizar. 6 reflexivos, debemos pensar que ellos van de lo particular a lo general y se distancian de los juicios determinantes que operan en dirección contraria (de lo general a lo particular). Podemos inferir, entonces, que la apreciación de la representación de la cualidad del objeto en la belleza 4 complace a la gran mayoría y tiene pretensión de universalidad. Como ya dijimos, la antelación del juicio a la sensación 5 de los sentidos permite concentrarnos en lo público. Tal sensación de los sentidos otorga validez privada, convirtiendo al juicio en juicio de agrado. Si queremos abordar el juicio estético tenemos que pensar en la universal comunicabilidad como una de sus características; también en cierto conocimiento general que permite emitir el juicio estético sobre el cual todos compartimos la representación. La universal comunicabilidad pone en juego libre al entendimiento y la imaginación. Este movimiento previo del juicio estético, antecede al placer por el objeto y es fundamento del placer en la medida que hay armonía entre las facultades. Kant advierte que los juicios estéticos son singulares. A saber, decimos de una rosa que es bella y en ese juicio pretendemos tener voz universal; esto quiere decir que postula la posibilidad de ser válido para todos. El vínculo con lo político del juicio estético, en este momento, es que pretende la adhesión de otros. Y si quisiéramos hacer la afirmación “todas las rosas son bellas”, simplemente dejaría de ser un juicio estético, ya que los juicios que pretenden salirse del singular con pretensión lógica no son considerados juicios estéticos. El gusto de reflexión se diferencia del gusto de los sentidos en que los juicios de reflexión sobre un objeto son “pretendidamente universales (públicos)” (Kant, 1992:131). La validez común, antes mencionada, es la universalidad que no reposa en conceptos del objeto; es decir, no contiene cantidad objetiva del juicio, siendo el fundamento la mera forma de conformidad a fin de un objeto. La importancia de la complacencia que vivifica el ánimo. Complacencia es la palabra técnica que Kant utiliza al indicar cierto placer con validez común que no se liga al interés por el objeto y tampoco a conceptos. Kant intenta en este movimiento vitalizar la vida estética e introducirnos en la posterior comunicación del juicio estético. Es decir, el juicio estético se gesta con la pretensión de ser comunicado socialmente. En CFJ es posible establecer un parecido entre los juicios estéticos con los juicios políticos. Los juicios estéticos intentan desligarse de la determinación del concepto posibilitando un “conocimiento general” en el contexto de los juicios reflexivos. Lo mismo ocurre con el juicio 4 La belleza, en esta oración, se hace eco de la forma de conformidad a fin. Hay una estrecha relación entre ellas en el §11 5 El representativo § 9 de CFJ. Allí se aclara que el enjuiciamiento antecede al sentimiento de placer. 7 político6, siendo éste un concepto trabajado por Hannah Arendt en La vida del espíritu7. Entonces, los juicios políticos no tienen la pretensión de un conocimiento determinante sino más bien pretensión de un “conocimiento general”. El entendimiento, en estos juicios, tiene un rol no habitual que consistirá en auxiliar la imaginación. La imaginación va acompañada por un conjunto de facultades. Los juicios políticos comparten con los juicios estéticos, el espacio de lo público comunitario. Ambos comparten un mundo común. Esto quiere decir que la caracterización y descripción de los juicios estéticos sirve en la comprensión de los juicios políticos. Si pensamos en la posibilidad de justificar los juicios políticos como análogos a los juicios estéticos, entonces podemos avanzar en la justificación de la opinión. Aunque por motivos de espacio y tiempo no desarrollaremos en el presente Trabajo, nos referimos a la de opinión, como el de la doxa nos referimos a dicho concepto de opinión, como el de la doxa. Entendemos que los juicios estéticos validan de cierto modo un ámbito que incluye a los juicios políticos, comparten cierto dominio común. Indicaré el recorrido que posibilita legitimar y justificar los juicios políticos en tanto instancia reflexiva, legitimando el libre juego de las facultades (entendimiento e imaginación) en la CFJ. El recorrido que venimos realizando tiende a amalgamarnos con la política, uno de los puntos es mostrar la validez del juicio estético y el rol de la imaginación en este territorio. La “validez común” de la estética se relaciona con el “sentido común”. Parafraseando a Kant, podemos decir que la universalidad que no reposa en el concepto del objeto, no es en absoluto lógica sino estética, y pretende en su subjetividad llegar a la “validez común”. A la representación se le asocia el sentimiento de placer y displacer con miras a la complacencia necesaria. En este punto, conviene recordar las palabras de la filósofa alemana Hannah Arendt, que alientan posibles lecturas sistemáticas del periodo crítico kantiano en clave política: “La validez ejemplar de la tercera Crítica y la doctrina del esquematismo de la primera Crítica están ligadas por la imaginación, que desempeña un papel fundamental para ambas al proveer de esquemas al conocimiento y de ejemplos al juicio.” (Arendt, 2003:11) El concepto de validez ejemplar aparece tematizado por Kant al pretender otorgar legitimidad al juicio estético singular en una esfera de mayor amplitud. Se relaciona con el sentido común que 6 Nos referiremos posteriormente a la posibilidad de considerar el propio juicio político de Kant al juzgar la revolución americana en el contexto de la CFJ. También es importante señalar el rol de los juicios políticos al juzgar la revolución francesa. 7 Allí Arendt aborda la problemática del juicio y Kant es fundamental, en especial la CFJ. Dirá Arendt, Kant llega a erigir una filosofía política en C FJ, ya que la facultad de juzgar es una capacidad separada al entendimiento y a la imaginación y a partir de la cual puede comprenderse la instancia política decisiva ya que representa cierta capacidad pública que todos compartimos. 8 unifica los conceptos estéticos al pretender objetividad 8. Tal concepto de validez ejemplar es poco representativo de nuestra lectura, pero creemos conveniente mencionarlo. En el § 37 encontramos mención a la validez universal en tanto Kant buscará la complacencia necesaria que valida la complacencia de cada cual, indicando su rasgo a priori. El ánimo percibe y enlazada al mero enjuiciamiento del objeto. Antes de cotejar la CFJ con la CRP lo cual es señalado por Arendt con anterioridad, conviene pensar que hay cierto conocimiento en estética que se desprende del conocimiento general, cuya fuente es la reflexión: al reflexionar, se generan los juicios reflexivos 9 o juicios reflexionantes. Con reflexionar Kant entiende: “comparar y mantener reunidas representaciones dadas, sea con otras, sea con su facultad de conocimiento, en referencia a un concepto posible a través de ello. La facultad de juzgar reflexionante es aquella que también se denomina la facultad de discernimiento (facultad diludicandi).” (Kant, 1992:35) La definición anterior es clave si queremos entender conceptos en la base de la reflexión que introduce nuevamente las fuerzas representacionales del sujeto puesta en tensión por la presencia de los conceptos. Como venimos señalando, no es la presencia habitual de lo mismo, sino basada en cierto desinterés que otorgará libertad a la imaginación (en vistas a un conocimiento general), modificando la determinación propia del ámbito del conocimiento, en el cual el entendimiento reúne y legitima a la hora de juzgar. Tal reflexión tiene como principio lógico y no sintético, tampoco trascendental, lo siguiente: “para todas las cosas naturales puede hallarse conceptos empíricamente determinados”. (Kant, 1992:35) Continúa el filósofo de Könisberg advirtiendo que los conceptos universales de la naturaleza son la base de conceptos de experiencia. La facultad de juzgar es en su reflexión, al mismo tiempo determinante y esquemática, siendo ésta última función la que le permite, como regla, subsumir intuiciones empíricas dadas. En efecto, el §35 pondrá como fundamento de la facultad de juzgar la vivificación producida en base a las fuerzas representacionales de la imaginación y el entendimiento. Siendo el rol de la imaginación el de esquematizar sin conceptos. A su vez, la facultad de juzgar tiene un principio, el concepto de naturaleza como arte, esto quiere decir, “la técnica de la naturaleza en vista a las leyes particulares” (Kant, 1992:30). Dando como principio de acuerdo a las leyes de la experiencia a través de las cuales es posible el conocimiento de la naturaleza. Crea una máxima que le permite a la facultad de juzgar mantener cohesionada la forma de la naturaleza. 8 Posteriormente se enuncia el cuarto momento (modalidad), el de que “lo bello es conocido sin concepto como objeto de una complacencia necesaria.” (Kant, 1992:155) 9 Los juicios reflexivos se oponen a los determinantes. Los primeros van del particular al universal y los segundos del universal al particular. Si se quiere ampliar en este sentido conviene leer la introducción a CFJ. 9 Si bien el concepto de forma es de cabal importancia en el juicio estético, tenemos que pensar que aún no es momento de abordarlo. Podemos decir que está presente en el sistema de las facultades del ánimo: facultad de conocimiento, sentimiento de placer y displacer y facultad de desear. Prestamos atención al sentimiento de placer y displacer, en referencia no más que al sujeto. Atiende a la receptividad de una determinación del sujeto. En este sentido podemos zambullirnos en la inmanencia: “Pues la unidad de la naturaleza en espacio y tiempo y la unidad de la experiencia que nos es posible son idénticas, porque aquélla es un conjunto de meros fenómenos (modos de representación), el cual únicamente puede tener su realidad objetiva en la experiencia.” (Kant, 1992:33) En este sentido, podemos entrar en el ámbito de la inmanencia ya que utilizamos los fenómenos o modos de representación en la experiencia de la realidad objetiva. La experiencia es el núcleo sobre el cual gira nuestra atención. Al decir que el fenómeno se da en la experiencia en CFJ, nos encontramos dentro de ciertos límites del sujeto. El vínculo entonces entre naturaleza y experiencia se explica diciendo que el sujeto va a la naturaleza a encontrarse con la experiencia. Este concepto de experiencia es empírico y puede servir como fundamento del juicio estético y no puede extraerse de ahí la base para encontrar el fundamento10 siendo el fundamento la facultad de juzgar misma. La experiencia aporta la posibilidad de pensar la libertad reflexiva que es, según nuestra lectura, el núcleo problemático de la imaginación. Es decir: poder estar ligada al entendimiento y en la armonía entre las dos facultades, alcanzar el juicio estético. Una vez esclarecido el objetivo de la investiagación, retomamos el tema de la reflexión del § 10, en el cual Kant advierte que el concepto de conformidad a fin (es decir, la representación del efecto o la causalidad asociada al objeto) es el fundamento de determinación de la causa. No dependerá de nuestra voluntad, sino de la conformidad a fin sin fin y de la reflexión. Recordemos que en el ámbito de CRP, se produce también el esquematismo: y es al “suministrar a un concepto su propia imagen” cuando la imaginación produce la síntesis. Tal imagen se define como 'esquema'.” (Arendt, 2003:146) Si bien complejizaremos el planteo arendtiano, es importante señalar que en tanto poseemos el esquema con la forma de muchos particulares semejantes, podemos hacer comunicable el juicio; pero lo importante en el esquematismo es que se conecta la apariencia (lo intuido) con las categorías. Gary Banham en el capítulo 5 de su libro La imaginación trascendental de Kant propone, En efecto, en referencia a la modalidad del juicio estético Kant dice: “Mucho menos puede inferírsela a partir de la universalidad de la experiencia (de una inexceptuada unanimidad de los juicios sobre la belleza de un cierto objeto). Pues no se trata sólo de que la experiencia difícilmente pueda aportar suficientes pruebas para ello: es que sobre juicios empíricos no puede fundarse un concepto de la necesidad de estos juicios.” (Kant, 1992:152) 10 10 básicamente, que los esquemas son distintos a las imágenes; es decir, el rol del entendimiento consiste en trabajar con conceptos puros e intuiciones puras. En ellos, no hay más determinación que la del entendimiento, diferente a los conceptos empíricos. Aunque al usar o aplicar esta distinción no queda otra que el plano empírico. El esquema es el encargado de hacer de puente entre un concepto puro y una intuición pura, cumpliendo el primero con la universalidad y el segundo con la base de la sensibilidad. En cambio, el argumento de Arendt en Las conferencias sobre la filosofía política de Kant, parece sugerir: las formas esquemáticas son un rasgo de lo humano 11 que tanto le inquietó a Kant. Y de allí se logra la universalidad de nuestra facultad de conocimiento (la cual pertenece al ánimo). Pensemos, entonces, que el esquematismo estará presente en CFJ, pero aquí los conceptos pretenden un conocimiento más general, y a la vez indeterminado, no regido por rigurosidad lógica al emitir el juicio estético. El juicio político está relacionado con el juicio estético en Kant y éste alcanza la validez común y el sentido común. Tal jurisdicción estética es compartida con el juicio político porque pretenden llegar hacia el dominio público. Esta relación hace posible ver en la facultad de juzgar una facultad eminentemente política. El juicio político queda validado por la experiencia política 12 y por lo público, como instancia en la cual se dirime lo común a muchos individuos. Siendo lo público un lugar común con la estética kantiana. Quien otorga legitimidad al juicio estético -ergo, al juicio político- es el entendimiento que limita lo múltiple propuesto por la imaginación; el juicio resulta de la armonía entre el entendimiento y la imaginación. Como dijimos, el entendimiento es el encargado de armonizar con la imaginación aportando la ley. De aquí avanzamos en el principio o concepto de sentido común en el cual convergen los juicios. Tal sentido común está tematizado en § 20, § 21, § 22 y §40. Se afirma que puede ser adquirido, sin presentar rasgos trascendentales. Entonces, el juicio estético atiende a la determinación según sentimientos con pretensiones de universalidad. Entendemos por sentido común: “la idea de un sentido común a todos, esto es, de una facultad de juzgar que en su reflexión tiene en cuenta, en pensamiento (a priori), el modo representacional de cada uno de los demás, para atender su juicio por así decirlo, a la entera razón humana y huir así de la ilusión.” (Kant, 1992:204) En esta dirección, podemos pensar que el sentido común es compartir el mundo con los otros; en Kant, puede decirse que compartimos con otros al juzgar, con mentalidad amplia; y, también, 11 Lo humano en tanto disposición natural del hombre que es condición de posibilidad de muchas cosas. La experiencia en Kant es condición de posibilidad de lo a priori en general, que es el fundamento del juicio estético que es a priori. Como vimos el fundamento termina siendo la conformidad a fin. 12 11 compartimos el juicio mismo. Queda, así, definido el sentido común ligado a las máximas de común entendimiento humano sin ser partes de la crítica del gusto, cuya posesión no es en absoluto merecimiento o ventaja. El entendimiento común y sus tres máximas, léase: 1) Pensar por sí mismo; 2) Pensar en lugar de cada uno de los otros 3) Pensar siempre acorde consigo mismo. Èsto constituye un importante avance bajo el prisma de la lectura política que intentamos realizar: la comunidad de juicios estéticos y políticos13. Lisímaco París estudioso de la estética de Kant, afirma que las máximas no son de corte trascendental. Insistimos en la idea de que tales máximas son pertinentes si se pretende dar condición “política” al planteo kantiano. En especial, si se pretende la autonomía del sujeto en su relación con otros y la ley moral. Acordamos con París en que tales máximas son pedagógicas: preparan al sujeto al juzgar sobre estética. En CFJ, precisamente en la “Analítica de lo Bello”, Kant aborda el juicio estético separándolo del conocimiento tradicional, pero posibilitando cierto conocimiento general: sirve como ejemplo el §18 en el cual formula que este juicio no es eminentemente objetivo; y, también, el § 12 que presenta cierto placer en forma de contemplación14 que posibilita la causalidad interna de convivir sin estar restringida a un conocimiento determinado. Kant parece estar sugiriendo que, si salimos del ámbito determinado del conocimiento (el estrictamente lógico), podemos representarnos con cierto placer (contemplativo) un “conocimiento más general”. En todo caso, volvemos a la idea propuesta en el § 5 titulado “Comparación de las tres clases específicamente diversas de la complacencia”. Allí, se propone lo siguiente: “entre todas estas tres especies de complacencia, sólo y únicamente la del gusto por lo bello es una complacencia desinteresada y libre, pues ningún interés, ni el de los sentidos, ni el de la razón, fuerza la aprobación.” (Kant, 1992:127) En esta suerte de alquimia, Kant asume al gusto que tiene como fin el juicio estético como desinteresado y libre. En este sentido, la imaginación y el entendimiento muestran la potencia y la libertad que los caracteriza. Es decir, la libertad del gusto se extiende a la libertad de las facultades y funciona como fundamento del juicio político. Se genera la libertad en la imaginación, ligada al desinterés y al aparecer en la inmanencia de 13 Estas máximas son condiciones de posibilidad de la formación del sujeto. En tanto Kant sigue a Descartes en que el sentido común es el mejor repartido de todos los sentidos. Todos poseemos las máximas. Es posible ampliar sobre ellas y las costumbres en Sobre la pedagogía recientemente traducida por Oscar Caeiro del original alemán de Immanuel Kant. La hipótesis, entonces, consiste en pensar en estas máximas como fuerte bastión que permita erigir la arquitectónica del sujeto político kantiano. 14 La contemplación, según el mencionado § 12, se refuerza y retroalimenta a sí misma. Aquí están presentes las Facultades del ánimo. 12 la experiencia, al momento de armonizar con las representaciones del entendimiento y gestarse el juicio estético. Hablamos, entonces, de una libertad reflexiva que ha de seguir la ley otorgada por el entendimiento – sin que este se ejerza como determinante-. El problema propio de la modernidad consiste en el llamado “idealismo”, el cual, entre otras características, consiste en abstraer la materia. Esta libertad obtenida por abstraer lo material permite a la imaginación esquematizar sin concepto15. El esquematismo, en CRP, consistió en ligar al fenómeno junto a las categorías. Sin embargo, no lleva esa unión lo empírico de la sensibilidad, aunque solo podamos observar los cambios en este espacio. Kant observa al tiempo y al espacio en tanto intuiciones puras. La corrección de Kant en el § 35 de CFJ sugiere que las categorías de CRP ya no intervienen con un conocimiento de tipo general, propio de la estética. Por este motivo, la imaginación esquematiza sobre el tiempo y éste es el rol de la imaginación que venimos a proponer. Es decir: la imaginación trabaja sobre la sensibilidad. El entendimiento aporta cierta legalidad especial que consiste en darle unidad a lo múltiple, presentado por la imaginación. Este progreso del entendimiento de las intuiciones a los conceptos, con vistas a un conocimiento general, permite comprender su rol no determinante. Es más: aporta su rol blando, no coercitivo. Se libera de lo material de la representación aunque atiende a su forma. La libertad es en su reflexión, lúdica, e intenta alcanzar la concordancia entre el entendimiento y la imaginación 16. A esto llamamos libertad reflexiva y es independiente del concepto de libertad que se presenta en CRP y CRPra17. Desarrollaremos detenidamente este concepto más adelante. La libertad del juicio proviene en cierta medida de la libertad de la imaginación. Es esta facultad la que brinda cierto juego reflexivo que posibilita comprender los vaivenes de ella, siempre que la encontramos asociada al entendimiento. En este sentido, cabe señalar la Observación general sobre la primera sección de la analítica: “Al extraer el resultado de los análisis precedentes, se encuentra que todo desemboca en el concepto del gusto; que éste es una facultad para juzgar un objeto en referencia a la libre conformidad a ley de la imaginación. Pues bien, si en el juicio de gusto se debe considerar a la imaginación en su libertad, se le supondrá, primeramente, no reproductiva, como si estuviese sometida a las leyes de asociación, sino productiva y activa por sí misma…” (Kant, 1992:155) La aclaración es pertinente, ya que la imaginación en su libertad característica compone lo 15 En esto seguimos el § 35 de CFJ. "Libertad restringida, ya que la imaginación se ve constreñida al jugar en la contemplación de la figura."(Kant, 1992:145) 17 Se puede ampliar con el parágrafo 12 de CFJ la diferencia entre libertad en el plano práctico y en el estético político. 16 13 múltiple. Estaría en acuerdo con la conformidad a ley del entendimiento. Esto nos conduce a pensar que, si bien la imaginación posee libertad per se, ella no va sola: tiene que amoldarse y armonizar con la ley que da el intelecto. La libertad del juicio estético es justamente esa armonización que lleva implícita la contradicción que le es propia; o sea, de ser libre, pero sujetarse a una ley (conformidad a ley18). Una interpretación posible es que la imaginación es una facultad que depende del entendimiento. Dentro de una lectura de CRP se piensa que, entonces, debe actuar con las categorías. En otras palabras: el entendimiento muestra las posibilidades a la imaginación mediante las categorías de CRP. Entonces, la imaginación actuará bajo doce formas diferentes de acuerdo a la tabla de categorías en base a la sucesión temporal antes mencionada. Según la CRPra la libertad viene dada por una determinación19 de la voluntad y es clave fundamental en la representación; al imaginar volitivamente sobre las intuiciones nos deshacemos del pensamiento exclusivamente temporal que gobierna las intuiciones espacio temporales. En la CFJ, en cambio, hay noticias de libertad reflexiva dentro de la imaginación, lo cual impone límites del entendimiento en la contemplación de la figura, juego propio del entendimiento junto a la imaginación. Vale resaltar la afinidad de la imaginación con el entendimiento a fin de dar a luz al juicio estético. En referencia al planteo sobre la libertad, consideramos que, en el terreno de la facultad de juzgar, hablamos de cierta libertad constitutiva; es decir, no a priori. Ya que siguiendo el § 18: sentiremos placer de cada representación que experimentemos. Sentimos una relación necesaria de complacencia con la belleza, pero esta complacencia al no ser objetiva no puede ser a priori, ya que no se puede saber de antemano qué sentirá cada cual. Esta necesidad es, en todo caso, ejemplar. La modalidad del juicio estético puede, sugerimos, inferirse de la universalidad de la experiencia. Decimos esto porque, en contraste, el fundamento de la libertad en CRP sobrepasa el ámbito de la experiencia y efectivamente es a priori. En todo caso, estamos en condiciones de decir que es a priori el fundamento del juicio estético y la libertad reflexiva de la imaginación es posible gracias a la experiencia, ya que coincide en su juego con el entendimiento en la conformación del juicio estético, llegando a la complacencia necesaria de cada cual. Pero hay que aclarar la importancia de la introducción a CFJ. Kant advierte la importancia de 18 No es extraño pensar que la conformidad a ley que hace mención Kant es nada más y nada menos que las categorías aristotélicas que lleva el entendimiento. Y, por lo tanto, las leyes lógicas básicas: principio de identidad, no contradicción y tercero excluido. Una exposición detallada del rol del entendimiento lo encontramos en la Analítica Trascendental de CRP. 19 Hay que establecer una determinación en vista a límites que puede tener nuestra libertad para fomentar la mayor libertad entre los miembros de una comunidad. 14 la experiencia, que constituiría cierto dinamismo entre el a priori de los fundamentos del juicio y el a posteriori propio de la experiencia. En sus palabras: “a la posibilidad de la experiencia como un sistema, supuesto sin el cual no podemos esperar orientarnos en el laberinto de la diversidad de leyes particulares posibles.” (Kant, 1992:37) Es decir, Kant seguiría la metodología del comienzo de CRP, donde afirma que sin experiencia no hay conocimiento posible. Pero ésta es una condición de posibilidad de las intuiciones formales de espacio y tiempo. Ahora bien, en un momento dialéctico -más precisamente en el de las antinomias- Kant presenta, en CRP, a la experiencia de la naturaleza como el aspecto empírico a tener en cuenta. Este aspecto sirve como base al examinar el concepto de libertad contrastándolo; es decir, la determinación temporal se opone a la libertad. Kant dirá al respecto que la experiencia, en tanto empírica, sólo permite investigar la libertad que se da en un plano inteligible de la razón. Las sucesiones en esta instancia sólo dependen de lo inteligible dado en la razón. Como todos sabemos, el fenómeno que es el hombre no admite libertad en el plano empírico sino que la libertad en Kant se da en el ámbito trascendental. El ánimo en su plena subjetividad presencia el sentimiento de las fuerzas de conocimiento. La imaginación se entiende en relación al entendimiento, que también está presente en la actividad del juicio. Los movimientos subjetivos del juicio vienen dados de la tensión de las facultades de la imaginación y del entendimiento, pero no debemos olvidar la sensibilidad. En efecto, Kant dirá que la imaginación sirve también en la intuición y composición de lo múltiple. La imaginación está ligada al tiempo, en esto tenemos como fuente el § 14 que dice sobre la imaginación: “mero juego de las sensaciones (en el tiempo).” (Kant, 1992:141) El tema del tiempo en la tercera Crítica es trabajado por Gilles Deleuze. Pensemos que la naturaleza muestra su potencia en tanto sujeto juzgante20. La naturaleza procede mecánicamente y busca ser juzgada por el sujeto mediante el juicio determinante; pero hay otro tipo de juicio reflexionante, aquel que tiene relación con la técnica de la naturaleza y su proceder artístico, ya mencionado. En este sentido, los juicios tienden a crearse siguiendo un principio de conformidad a fin. Es muy interesante la diferencia entre “reflexionante” y “determinante” porque es importante para la noción filosófica del saber en Kant y, sobre todo, nos sirve para dilucidar el tema de los juicios estéticos y políticos. En este juego, pensemos con las palabras de Arendt sobre la imaginación: “es el arte oculto en lo profundo del alma humana.” (Arendt, 2003:149) A continuación, podemos decir que la imaginación en Kant tiene cierta utilidad en tanto permite interactuar con otras facultades del sujeto y gestar juicios estéticos y políticos. El libre 20 Idea presente en el planteo de Deleuze en Kant y el tiempo, leyendo literariamente el concepto de tiempo. 15 juego entre entendimiento e imaginación causa el movimiento dentro del ánimo que, sin determinar, atiende al sentimiento de placer y displacer concluyendo con el juicio estético. En sentido psicológico, la imaginación es nombrada solo una vez: en §17, Kant la utiliza para comparar imágenes y encontrar el justo medio entre ellas. La imaginación y el entendimiento, en este sentido, aparecen en CFJ con roles antagónicos aunque indisolublemente relacionados. La imaginación, en el conocido § 35, está relacionada al entendimiento, con condición de que “el entendimiento avance de la intuición a los conceptos.” (Kant, 1992:198) El rol de la imaginación mencionado tiene relación en vista a la actividad sintética de difícil interpretación en CRP y en CFJ; la imaginación en aquél libro, explicado brevemente, participa en la síntesis trascendental pretendiendo auxiliar al entendimiento al formar los conceptos. No se trata de una estética finalista. No se trata de una estética finalista. Kant piensa en la conformidad a fin sin fin de los juicios estéticos reflexivos. Y habla de la imposibilidad de limitarla al concepto o conceptos que intervienen en su gestación. Si circunscribimos el problema a la primera parte de la CFJ, entendemos que hace falta hacernos cargo del hilo conductor que une la primera con la segunda parte del libro: la conformidad a fin21. Los juicios estéticos CFJ en algo se parecen a los juicios sintéticos a priori (CRP), pero también en algo se diferencian. Si bien se mantiene la pretensión a apriorística -es decir, independiente de toda experiencia- habría que ver el lugar de las experiencias en ambos juicios. Diferenciándose los primeros de los segundos, en que los unos son juicios estéticos reflexivos y pertenecen a los juicios reflexivos dentro de la arquitectónica Crítica; los otros, en cambio, son una subclase de los juicios determinantes. Sin embargo, la cuestión está en el apriorismo que se le otorga a los juicios estéticos. Un apriorismo “especial”, en la medida que su pretensión de universalidad también será “especial”. Ahora, nos deslicemos hacia una cuestión importante en estética: la belleza. La belleza no tematizada hasta aquí consiste, según el § 9, en: “Definición de lo bello deducida del segundo momento Bello es lo que place universalmente sin concepto.” (Kant, 1991:136) Hay en Kant una pretensión de universalidad que es subjetiva ligada al recorrido de las representaciones, insistimos, en el sujeto. El concepto queda a la intemperie, en un lugar inseguro. Quizás existe en el juzgar del gusto por tarea del entendimiento. Se sigue de lo anterior que cobra vida de los sentimientos de quien juzga. Pero ¿qué quiere decir que place sin concepto? 21 En esta dirección se trama la crítica de Adorno y de la Escuela de Franktufrt. La misma consiste en atar la materialidad del juicio estético inaugurado en Marx. 16 Consideramos que no se refiere al conocimiento general, del que venimos hablando. Si entendemos bien, quiere decir que ya no hay intenciones de conceptualizar sino de llegar a la belleza del objeto en su forma, de acuerdo al § 11, junto con la complacencia, la cual no implica sensualidad sino el movimiento de inmanencia de las fuerzas representacionales, del entendimiento y la imaginación. Esto no quiere decir que el juicio relacionado a la belleza no implique universalidad subjetiva. Kant dice que no tenemos por objetivo un juicio de conocimiento ni uno teórico. Tampoco uno práctico puro; se trata sin embargo de mostrar la universal validez de un juicio singular como muestra en el § 31. Valiéndose de: “una autonomía del sujeto que juzga sobre el sentimiento de placer (en la representación dada), esto es, su propio gusto y tampoco ha de ser empero, derivado de conceptos, un tal juicio – como de hecho es el juicio de gusto- tiene, entonces una peculiaridad doble y ciertamente lógica.” (Kant, 1992:193) Hay otras consideraciones respecto a la tensión que se establece entre la decidida ausencia del concepto en el juicio. Como, por ejemplo, la que tiene Kant en el §74, la cual nos advierte que no debemos proceder dogmáticamente. ¿Qué salida hay, entonces, al problema que nos pone Kant? Conducirnos críticamente y pensar a Kant como la superación del empirismo moderno que tiende a agotar la estética en la sensación, con la experiencia. La estética kantiana se dirige a la reflexión anterior al rol del sentimiento que, a su vez, es activado en el sujeto con anterioridad a la sensación. El concepto es necesario según, el estudioso de Kant, Lisímaco París: “se requiere de un concepto del objeto, no importa si claro o confuso, bajo el cual pueda realizarse la subsunción del objeto singular.” (Parra París, 2007:194) Al ser, de esta manera, la conformidad a fin sin fin la que intenta anudar la instancia subjetiva del juicio con el concepto mediante la reflexión. Así caracteriza Kant al objeto bello. Entonces, al percibir en el objeto, juzgamos su belleza teniendo en cuenta la complacencia que ocasiona la forma de él sin la representación de un fin. Kant es un subjetivista estético en tanto plantea el problema de la belleza al poner en evidencia el ánimo de quien juzga o el sujeto que juzga el objeto; es de particular importancia el “desinterés” del juicio que lo hace libre. Pero, por otra parte, retoma la metáfora de Hume (como si la belleza estuviera en el objeto) como si se cansara del subjetivismo y bebiera de la fuente objetivista. Bajo el título “El libre juego de la belleza”, Umberto Eco ilustra la influencia de Historia de la Belleza en la bibliografía contemporánea. El eco de la misma llega a desnudar la belleza presente en Immanuel Kant. A continuación, redactamos su posición filosófica: “La estética del siglo XVIII se hace amplio eco de los aspectos subjetivos e indeterminables del gusto. Por encima de todos, Immanuel Kant, con la Crítica del Juicio, sitúa en la base de la experiencia estética el placer desinteresado que se obtiene contemplando la belleza. Bello es aquello que agrada de forma 17 desinteresada sin ser originado por, o ser reconducible a, un concepto: por eso el gusto es la facultad de juzgar desinteresadamente un objeto (o una representación) a través del placer o del desagrado; el objeto de este placer es lo que consideramos bello. Sigue siendo cierto que, al considerar bello un objeto, creemos que nuestra opinión ha de tener un valor universal y que todos deben (o deberían) compartirla. Pero, dado que la universalidad del juicio del gusto no exige la existencia de un concepto al que adecuarse, la universalidad de lo bello es la existencia de un concepto al que adecuarse, la universalidad de lo bello es subjetiva: es una pretensión legítima por parte del que emite el juicio, pero no puede adoptar de ningún modo un valor de universalidad cognoscitiva 22. “Sentir” con el intelecto que la forma de un cuadro de Watteau que representa una escena galante es rectangular, o “sentir” con la razón que un caballero tiene el deber de prestar ayuda a una dama en dificultades no es lo mismo que “sentir” que el cuadro que se contempla es bello: en efecto, en este caso tanto el intelecto como la razón renuncian a la supremacía que ejercen respectivamente en el campo cognoscitivo y en el moral, y entran en libre competición con la facultad imaginativa, según las reglas dictadas por esta última.” (Eco, 2004:264) El concepto de universalidad 23 al que apunta Umberto Eco, lo encontramos actuando en los juicios estéticos. Particularmente, aparece en la complacencia necesaria, que es el fundamento del juicio estético. Es decir, juzgamos con pretensiones de universalizar el sentimiento. La importancia de la cita anterior radica en “sentir” con el intelecto. Entonces: pensamos los sentimientos antes de juzgar. Suspendiendo el juicio al momento del juzgar estético sobre el mundo exterior, tal situación se da espontáneamente en el sujeto en el plano inmanente. Kant confía; es más, considera necesario que así sea: que los juicios tienen legalidad no sólo por la intervención del entendimiento (interior) sino por cierto acuerdo24 que se forma en la libre expresión de una comunidad de sujetos juzgantes (exterior), sentido común. Los juicios estéticos confluyen, se unifican. El planteo estético hasta aquí esbozado -sobre el cual volveremos- tiene consideraciones políticas, en tanto podemos aproximar el dominio de los juicios estéticos a los juicios políticos. La social comunicación de los juicios es un tema interesante a desarrollar posteriormente. 2. Puentes entre Hume y Kant Retomando a David Hume, filósofo fundamental de la estética inglesa, presenta la objetividad del juicio estético. Si queremos decirlo sencillamente, Hume asume que el fundamento del juicio del gusto está en el objeto y calificará de buenos jueces a quienes den, efectivamente, con la apreciación adecuada sobre el objeto. En Una norma sobre el gusto, escrito de 1757, dice sobre la 22 Nosotros entendemos por cognoscitiva a la determinación. En resumen, el concepto de universalidad en los juicios reflexionantes es problemático, ya que parte del partícular reconociendo cierto esquema en él. Tal esquema pertenece a muchas mentes; en efecto, es universal. 24 Cierto acuerdo de belleza que tiende a presentar un canon de belleza con ciertas proporciones requeridas. Se lo llama a Kant formalista justamente por esto: porque la belleza está de acuerdo con la forma. La palabra que utiliza Kant es Einstimmung o Einstimmigkeit. Para ampliar sobre este concepto visitar el apartado V de la introducción a la Crítica del Juicio. En esto conviene advertir la correlación o la simple relación entre Rousseau y Kant. 23 18 imaginación: “[es el objeto de] la poesía agradar por medio de las pasiones y de la imaginación” (Hume, 1989: 53) Con esa idea, pretende persuadirnos que la imaginación posibilita el carácter lúdico de nuestras facultades. Pero, como insistimos en la introducción, se mueve en el plano de lo agradable. Sin embargo, Hume permitirá romper con el fuerte subjetivismo de la estética kantiana proponiendo la objetividad de la belleza. En esto, Kant se acuerda de Hume. Las capacidades que tenemos de juzgar en estética se desprenden del entendimiento y la imaginación. Seguidamente continúa:“imaginación delicada, libre de prejuicios.” (Hume, 1989: 55) Aquí observamos cierta libertad asociada a desprenderse de prejuicios. Por lo tanto, el problema de la imaginación en Hume adquiere una jerarquía de gran escala a la hora de hablar de estética en Kant y las pretensiones políticas de la ilustración, en tanto libre de prejuicios. Decimos que entre Hume y Kant hay puentes, están ligados. En efecto, si pudiésemos tan solo parafrasearlos, diríamos que se juzga la representación de la belleza de un objeto como si la belleza perteneciese al objeto. Esta mención viene, entonces, a decirnos que se ligan los ámbitos objetivos y subjetivos, ya que no salimos del ámbito representacional en el cual entra en juego el entendimiento y la imaginación, y damos con la realidad objetiva del objeto. El fundamento de la unión de estas dos facultades, lo encontramos en el conocido § 1 de CFJ. Kant sugiere que la facultad que tenemos en cuestión es una facultad en la que está comprometida la imaginación, pero, también, el entendimiento. El ánimo vitalizado que va entretejiéndose tiene como resultado el juicio estético, que, según nuestro criterio, es el punto central de la CFJ. Si poseemos la facultad de juzgar, podemos comunicar las ideas socialmente. La reflexión intrínseca a nuestro ámbito representacional ilumina el camino hacia el juicio estético. La vivificación de los primeros parágrafos de la CFJ pone al descubierto nuestras facultades como un lugar privilegiado de lo humano. Ahora bien nos preguntamos entonces como es posible pensar la existencia de juicios políticos. Los juicios políticos son posibles en la medida que vitalizan el ánimo análogamente a los juicios estéticos. Estamos diciendo, entonces, algo distinto al poner en descubierto que no pretendemos derivar del juicio estético el juicio político. El juicio político, en Kant, se configura gracias a la lectura Arendtiana de CFJ, diferenciándose de juicios prácticos que constituyen el ámbito moral. Comparten la libertad y el desinterés; rasgos del juicio estético en miras al objeto bello. Como primer eslabón encontramos la libertad que otorga Kant en el § 5 al juicio estético. Tal 19 característica es compartida con el juicio político. Pero el deber del asentimiento de cada quien, pretende alcanzar cierta generalidad en el juicio político. Es decir, llegamos al punto en el cual es posible sostener el ámbito de la imaginación, junto con el entendimiento, como el ámbito propio de la libertad, los cuales procuran juzgar lo público, al pretender llegar a cierta generalidad. Esto lo veremos con mayor profundidad cuando rocemos tangencialmente el tema del arte y, en especial, la poesía. En ella, la imaginación tiene cierta libertad que permite alcanzar vuelo poético. Retomando a Hume, él sostiene una valoración moral ligando los juicios estéticos al buen sentido dependiendo de si la imaginación y demás facultades se adecuan a la situación. Pero, entonces, entendemos que la moral tiene influencia sobre la estética, anudamos lazos entre estos ámbitos en Hume. En efecto, Kant concluye el § 60 titulado la metodología del gusto, con la siguiente afirmación: “es entonces evidente que la verdadera propedéutica para fundar el gusto es el desarrollo de ideas éticas y el cultivo del sentimiento moral; pues sólo cuando la sensibilidad es puesta en acuerdo con éste puede el gusto genuino adoptar una determinada forma inalterable.” (Kant, 1992:262) En Hume, así, habrá buenos y malos jueces si pueden dar con la cualidad de la cosa mentada con exactitud. Recordemos El Quijote de la Mancha: “Con razón, dice Sancho al escudero narigudo, pretendo entender de vinos, es ésta, en mi familia, una cualidad hereditaria. A dos de mis parientes les pidieron en una ocasión que dieran su opinión acerca del contenido de una cuba que se suponía era excelente, por ser viejo y de buena cosecha. Uno de ellos lo degusta, lo considera y tras maduras reflexiones dice que el vino sería bueno si no fuera por un ligero sabor a cordobán que había percibido en él. El otro tras tomar las mismas preocupación pronuncia también su veredicto a favor del vino, pero con la reserva de cierto sabor a hierro que fácilmente pudo distinguir. No podéis imaginar cuánto se les ridiculizó a causa de su juicio. Pero ¿quién el último? Al vaciar la cuba, se encontró en el fondo una vieja llave con una correa de cordobán atada a ella.” (Hume 1757:47) Kant, en cambio, se desinteresa de las características del objeto (a excepción de la forma de la conformidad a fin). Es decir, Kant se desinteresa de la existencia del objeto. Una particularidad es el desinterés de quien juzga, desinterés de la existencia real del objeto. Pero hacemos como si tal particularidad del objeto, que en Kant es la forma de la representación obtenida en su reflexión en conformidad a fin, perteneciese y estuviese en el objeto. Este giro que comprende la imaginación y las facultades representativas, tendrá que presentar lo múltiple. En este sentido, la imaginación es la facultad de presentación, mientras que el entendimiento le dará legalidad; o sea, reunirá lo múltiple. Aquí conviene aclarar que lo múltiple se compone en el juicio estético. Y podemos decir que la sensibilidad (intuición) tiende a vincularse con la imaginación por medio del tiempo (si pensamos una vuelta retrospectiva a la Estética Trascendental de CRP). 20 Sin ir más lejos, en el § 21, Kant propone: “toda vez que un objeto dado pone en actividad, por medio de los sentidos, a la imaginación para composición de lo múltiple, y a la vez ésta al entendimiento para la unidad de eso múltiple en conceptos.” (Kant, 1992: 153). Entonces, estamos en condiciones de afirmar que no solamente la imaginación se pone en actividad al sentir, sino también la intuición sobre la cual las facultades superiores, imaginación y entendimiento tienen control. En una especie de reunión de la imaginación y el entendimiento. El entendimiento que es el encargado de otorgar legalidad a las disposiciones de la imaginación, validará ciertas intuiciones que presente la imaginación en miras al juicio estético. Algo análogo sucederá con el juicio político. El entendimiento legitimará la sensibilidad y la composición de lo múltiple con la pretensión de lograr tal juicio. Si pretendemos reunir lo múltiple, la imaginación y el entendimiento tienen que hacer un cambio rotundo a cómo lo posibilita en buenos términos la filósofa teutona Hannah Arendt. Ella dispone que en la síntesis trascendental de CRP queden ligadas las facultades del entendimiento e imaginación. Pero nosotros advertimos que podemos pensar algo que ella deja solo presentado; a saber, el supuesto auxilio del entendimiento a la imaginación en CFJ (parafraseando el § 35). El juicio reflexionante contiene al juicio estético. En el ámbito reflexivo tenemos libertad de la imaginación (característica ineludible en gran parte de la CFJ) y, también, nos comprometemos en la tensión que pone el entendimiento. Podemos pensarlo poéticamente como dos fuerzas que tiran hacia lugares diferentes, con sus propias representaciones, y que tiene como resultado una fuerza nueva que está potenciada en el juicio estético. El juicio político, que es reflexionante, pretende la social comunicabilidad. Esto quiere decir que se produce con la finalidad de ser comunicado y, en el mejor de los casos, alcanzar la aprobación plural. En este sentido, el juicio estético se enuncia con pretensiones del asentimiento de cada cual y presenta cierto deber en el asentimiento de otros. Este breve lineamiento del juicio político, que comparte jurisdicción con el juicio estético, permite ampliar la lectura política que intentamos hacer del filósofo de Könisberg. No hay bajo este signo una determinación lógica del juicio político sino lo que conmueve, en el sentido de complacer, a la mayoría. Éste es uno de los motivos que nos permiten comprender la importancia de la imaginación, ya sea en su carácter productivo (activa/invención) y reproductivo (memoria), tienen tanto o mayor trabajo que el entendimiento. Aunque el presente trabajo se circunscribe al rol productivo de la imaginación, específicamente. Los límites de la imaginación, en tanto proporcionan los juicios estéticos, son positivos; es decir, permiten comprender el sentido del juicio. Habría que pensar a los juicios estéticos manteniendo concordancia a pesar de cualquier pérdida lógica que pudiese haber al juzgar el 21 objeto25. Y esto hay que tomarlo con pinzas. En efecto, Kant quiere decir: lo bello place sin la coerción habitual de los conceptos en el ámbito de conocimiento (lógico), o sea, sin la coerción determinante. Más bien, tomamos los conceptos en la laxitud reflexiva que tienen la libertad de la imaginación asociada y la legalidad del entendimiento (unidad). Por esta razón, el rol del entendimiento no es el habitual. En el ámbito estético el entendimiento no aplica la violencia conceptual, que facilita en la formación del conocimiento vía determinación. El entendimiento está presente en su dimensión reflexiva al acompañar a la imaginación y dar a luz el juicio estético. Recordemos, entonces, que estas facultades -imaginación, entendimiento y sensibilidad- vitalizan el ánimo del sujeto que juzga y posibilitan, en el libre juego característico, el sentimiento vital de placer o displacer. La razón, que había sido destinada a las ideas, encuentra así el importante rol de resguardar las ideas de libertad, el alma y Dios. El desarrollo de estas ideas se realizó con cierta rigurosidad en CRPra. Allí se afirmó: “armonía de nuestras potencias de representación y en que sentimos fortalecida toda nuestra facultad cognoscitiva (entendimiento e imaginación), producen un agrado 26 susceptible también ser comunicado a otros, en lo cual, no obstante, sigue indiferente para nosotros la existencia del objeto.” (Kant, 1961:174) Vemos el vínculo entre CRPra y CFJ, en tanto también se pretende cierta armonía entre entendimiento e imaginación. El desinterés sobre el objeto también es un juego análogo entre ambos textos, en referencia a las máximas de CRPra que tienden a convertirse en ley. Habría que ver en qué medida el artista utiliza este puente si desea redimirse 27 mediante la obra de arte. Pero, también, la razón tiene un rol público que reúne las facultades de conocimiento: es mencionado en ¿Qué es la ilustración? Allí Kant piensa que las facultades del conocimiento tienen un rol laxo; esto es, semejante al del juicio estético (no coercitivo) y pretenden un sentido común. El escrito de revista de Kant titulado ¿Qué es la ilustración? de 1784 pone bajo el rótulo de razón el conjunto de facultades del ánimo humano, dentro de las cuales puede encontrarse el entendimiento y la imaginación. Sospechamos que esto en efecto es así porque todavía Kant no ha concluido el sistema crítico aunque ya lo tenga en mente. Esto permite contrastar la CRPra con CFJ. Dos escritos de cierta complejidad, que comparten las facultades representacionales, y también cierta comunidad general. Se puede pensar lo mismo entre CFJ y CRP. Con arreglo a la primera relación, 25 Aclaramos esto por la actividad lúdica y fantasiosa de la libertad tomada aisladamente, sin relación con el entendimiento. Kant se separa de cualquier posibilidad de considerar la imaginación aisladamente. 26 Recomendamos revisar el texto original, ya que el término técnico "agrado" implica justamente interés en el objeto; la traducción de Losada debe haber dicho “complacencia” o “placer”. 27 Podemos pensar que el artista en formación de una obra de arte está frente a la posibilidad de inventar su libertad y la felicidad que llega por añadidura. 22 encontramos que la libertad que determinaba la voluntad del sujeto en CRPra, ahora, en la tercera Crítica permite la libertad de la imaginación. En este sentido, los parágrafos de la Dialéctica de la Facultad de Juzgar de CFJ son un bastión para pensar la idea de dios cuando la solución a las antinomias da como resultado: “El principio subjetivo, a saber, la indeterminada idea de lo suprasensible en nosotros, puede ser señalado como la clave única del desciframiento [del enigma] de esta facultad, oculta para nosotros mismo en sus fuentes, pero nada puede hacerlo ulteriormente concebible.” (Kant, 1992:247) Esto sería, entonces, la posibilidad de hilar el sistema crítico kantiano. Ya que tenemos: por un lado, la conexión de la primera parte de CRP (el rol de las facultades: imaginación y entendimiento) con la primera parte de CFJ; por otro lado, en la segunda parte de la tercera Crítica, encontramos la unión con CRPra. Si bien el planteo humeano es distinto al de Kant, hay posibilidad de contrastarlo. El motivo es su proximidad histórica y, como dijimos, que ambos autores tienen una metáfora en común. Si volvemos a Hume podemos ver cómo se hila el problema estético en conjunto con una cita del texto Una norma del gusto: “Es natural que busquemos una norma del gusto, una regla con la cual puedan ser reconocidos los diversos sentimientos de los hombres o, al menos, una decisión que confirme un sentimiento y condene otro.” (Hume 1989: 42) Si bien Hume emprende la línea empirista es, a su vez, un objetivista. Con esto insistimos en que nuestra recepción de Hume tiene que ver con la presencia sensual del gusto al momento del juicio en lo agradable, algo que para Kant será un problema. Hume, evidentemente, tiene una regla: que el juicio se aproxime a la cualidad del objeto. En Kant, encontramos un puente entre esta intención de encontrar una norma. Allí Kant pretende el asentimiento de cada cual a la hora de realizar un juicio estético. Podemos observar así el contraste que tanto Hume como Kant dan reglas al juicio estético; es decir: no es posible tomar el término subjetivo como un planteo meramente privado. Así como tampoco es posible la tesis “sobre gustos no hay nada escrito”, sino que aparece nuevamente en Kant el problema de lo público. Este recorrido hecho por Hume permite el desarrollo de la imaginación en un contexto diferente. La teoría empirista criticada por Kant aparece en los primeros parágrafos de la Analítica de lo Bello. La diferencia es que Hume, en el artículo mencionado, reduce la imaginación a una instancia solamente poética, que no es menor. Sin embargo, Hume pone el acento, como importante para la imaginación, en el asociacionismo como uno de los bastiones de la psicología moderna. Pero en Kant la imaginación tiene cierta complejidad, que venimos desarrollando, cierta tónica que la convierte en la facultad que acompaña al entendimiento en la tarea lúdica de composición de lo múltiple. Si queremos dar cierre a este apartado, conviene presentar lo “sublime” de la mano de Hume. 23 Más referencias a Hume encontramos en el prólogo a la CRPra, donde Kant indica el rasgo del escepticismo humeano, en el cual se darían pistas para pensar la matemática en base a su empirismo, en vez de conducirla por el camino a priori; es decir, de los juicios sintéticos a priori. Estas disquisiciones surgen en los siglos XVII y XVIII en referencia al espacio infinitamente28 divisible por parte de los matemáticos y la imposibilidad empírica de llevar adelante esta tarea. Sin embargo, Kant es de la idea de que la imaginación en referencia a la Analítica de lo Sublime en tanto ilimitada29 no puede alcanzar el infinito: se le interpone la teoría matemática actual de los quantum. Kant considera el infinito como “espacio vacío” 30 y propone en el § 26 una comprensión matemática separándola de la comprensión estética. 3. La estética en Kant La lectura propuesta comienza en el § 1, en el cual Kant advierte: “Para discernir si algo es bello o no lo es, no referimos la representación por medio del entendimiento al objeto, con fines de conocimiento, sino por medio de la imaginación (quizás unida al entendimiento) al sujeto y al sentimiento de placer o displacer de éste.” (Kant, 1992:21) Este claro comienzo de la “Analítica de lo Bello” inaugura el ámbito de la imaginación que está titulado “El juicio de gusto es estético”. Suceden dos cosas: la primera es que Kant dirige la mirada a la imaginación y al entendimiento, si éste aparece es en su rol poco habitual, auxiliando a la facultad de imaginar; la segunda es el rol vinculado al tiempo de la imaginación. El primer parágrafo está impregnado de cierto vitalismo cuando se refiere al sentimiento de placer o displacer. El rol de la imaginación, entonces, es de conocimiento general y vitaliza 31 la teoría kantiana. La palabra clave es sentimiento vital (Lebensgefühl) que aparece bajo el nombre de sentimiento de placer o displacer. Esto no escapa al ámbito de la vivencia, en la cual la imaginación intuye y compone lo múltiple. Como adelantamos en la introducción, la imaginación tiene que ver con la vivencia del sujeto al momento de juzgar. Nos gustaría, en un nivel primario, prestar atención a la índole 32, estado o característica en el juzgar, estimando dejar de lado la impresión sensible y posicionarnos sobre el sentimiento de placer y displacer (iremos desplazándonos de la concepción empirista a la posición crítica de Kant). En 28 Recordemos al filósofo Leibniz y la invención del cálculo infinitesimal. Ver § 26 30 Seguimos, en esta interpretación, a Lebrun. 31 El primer parágrafo puede complementarse con el §23, en el cual lo diferencia de lo sublime: “pues ésta (lo bello) conlleva directamente un sentimiento de promoción de la vida.” (Kant, 1992:159) 32 Beschaffenheit. 29 24 esta dirección, Kant dirige la crítica a Hume y a los empirista ingleses que fundaron el placer estético en el placer del paladar, el placer de los sentidos. Ya en los primeros parágrafos de la Analítica de lo Bello de CFJ; Kant deja en claro que tal placer -el de los sentidos- es del tipo agradable y ligado a interés, por lo tanto sin libertad y sin la posibilidad de prestarse a la reflexión al momento del juicio. Lo anterior no es menor, ya que en virtud de ello recibe, la teoría de Kant, el nombre de Crítica y no meramente estética o doctrina de los sentidos. Para que el placer sea estético tiene que desinteresarse de la existencia material del objeto, porque de lo contrario “despierta el deseo de objetos semejantes” (Kant, 1992:124) y no sería el juicio sobre el objeto el que despierta la complacencia. En cambio, asumimos prestar atención al sentimiento en su mera forma, es decir a las “peculiaridades formales de la propia representación.” (Kant, 1992:204) Así, el móvil de la crítica es desplazado hacia el ámbito subjetivo reflexivo. Las fuerzas de conocimiento que se ponen en mutua relación para que el ánimo se exprese mediante el juicio estético. La otra instancia que Kant debe dejar de lado es lo Bueno en la medida que también se adhiere a conceptos y a interés. En referencia al interés interpuesto en el juicio por lo bello: grandes construcciones y palacios. En este sentido, Kant no está en completo desacuerdo. Pero recordemos las prescripciones de los primero parágrafos de CFJ. Allí nos señala el filósofo de la actual Kalingrado que esos castillos y majestuosas construcciones responden a la complacencia interesada. En tanto al útil que reporta vivir en ellos, la vida asociada al lujo, por ejemplo. Cuando, en realidad, el juicio estético es desinteresado y libre. La imaginación encontraría en otros trabajos de Kant la posibilidad de desarrollarse en su instancia reproductiva. Nos referimos a la Antropología, dentro de la cual incluimos la “memoria”. Se abre la posibilidad de asimilar una parte importante de la memoria actual a través de la imaginación. Advirtiendo que la memoria tiende a modificar los hechos tal cual sucedieron: ¿Se pueden atrapar los hechos pasados tal cual como fueron? O ¿transformamos 33 los hechos al relatarlos desde la perspectiva actual? ¿Cómo funciona la historia, en relación a la imaginación en Kant? Se me ocurre citar dos libros: Ideas para una historia universal en clave cosmopolita y Sueños de un visionario de Immanuel Kant. Escritos anteriores al período crítico, pero de gran importancia en cuanto a nuestro tema. Aquí se hacen algunas advertencias frente a un uso desmedido de la imaginación como fuente de profecías o visiones que pudieran llegar a alentar falsas expectativas y escapar al sentido común en el caso de este (sentido negativo). Así como 33 Collingwood advierte que el historiador se sirve de la imaginación para ordenar los hechos históricos. 25 generar representaciones que no son acompañadas por el entendimiento, otra de las facultades principales que tiene rol propio. En cierta forma se le impone un límite a la creencia del místico que tiene como objetivo la conversión de sus lectores. Como contrapunto, encontramos las antinomias, el pensamiento antinómico kantiano que posibilitaría una dialéctica y para lo cual la imaginación se presenta libremente sin un uso dogmático. En Ideas para una historia universal en clave cosmopolita, Kant anticipa lo siguiente respecto a la imaginación: “Poco imaginan los hombres (en tanto individuos e incluso como pueblos) que, al perseguir cada cual su propia intención según su parecer y a menudo en contra de los otros, siguen sin advertirlo – como un hilo conductor- la intención de la Naturaleza, que les es desconocida, y trabajan en pro de la misma, siendo así que, de conocerla, les importaría bien poco.” (Kant, 1994:4) Esta incitación kantiana a ligar imaginación y naturaleza la encontramos en la tercera Crítica y viene a decir que hay hombres que continúan el camino de la naturaleza, eligen, sin conocerla. En esta forma habría una determinación natural de la voluntad no consciente. 3.1. Juicio estético La diferencia entre juicio estético y juicio de agrado está en la base del gran desplazamiento que realiza Kant respecto al empirismo inglés. Ya que no es el objeto mismo el que da la pista para el juicio estético, sino la representación que obtenemos de él y la regla a la cual arribamos: el sentido común. Es la representación elevada a la escala de masas. El juicio de gusto “este X es bello” tiene, como dijimos, el alcance prescriptivo y el límite negativo del desinterés por el objeto. La imaginación juega un rol inventivo en el juicio de gusto. ¿Cómo es este papel? Podemos decir que no se limita sino que eleva, abstrae. En lo agradable se deja a cada uno con su parecer o cada uno tiene su gusto. Más adelante, veremos la composición de lo múltiple por parte de la imaginación y el rol simbólico ligado a ella (eticidad). La reflexión del juicio estético está a la luz de un estado de las facultades que necesita ser revisado. En este sentido, hay un volver, dirigirse a, revisar; por lo tanto, cierto dinamismo de las facultades humanas. Tal condición dinámica tiene asociado un movimiento negativo: en primera instancia, que intenta hacer como si el objeto no existiese en el caso de la tercera crítica, CFJ; como decíamos, desinteresarse por su existencia. El objeto existe, es evidente; y, por lo tanto, se podría leer cierto fenomenismo que no se cierra en el objeto tal como aparece sino cómo en el sujeto juegan libremente las facultades hasta aparecer como sentimiento, como ánimo. Retomando la problemática instaurada en el § 2, que lleva por título La complacencia que 26 determina al juicio de gusto es sin interés alguno, es el sujeto el que construye el objeto ya no de conocimiento pero haciendo uso libre de los conceptos que lo ayudan a esbozar los escorzos del objeto, ya que no podemos aferrarnos al objeto pero si a la complacencia de su representación. Este esquema es interesante para bosquejar una teoría de mayor complejidad que nos ayude a comprender la estética de Kant. El placer asociado al gusto lo hace interesado, mas Kant no se queda en la instancia empírica del placer. Pasa a discutir la complacencia en la cual el juicio estético no está ligado al interés, como ocurre, por ejemplo en el juicio de gusto por la belleza natural. Bajo esta perspectiva debemos investigar: ¿Qué complace? ¿La belleza? ¿La forma? ¿El juzgar mismo? Hay que aclarar que para Kant hay dos instancias: la del agrado y la del gusto. La primera está ligada a interés; la segunda, no. El juicio de gusto, entonces, se basa en el desinterés de quien juzga y tampoco está ligada a conceptos, como es el caso de lo bueno (según el § 4). Es decir: el juicio de gusto no es un juicio moral. El juicio de gusto se rige por un a priori, siguiendo el § 37 bajo el título ¿Qué es lo que propiamente se afirma a priori en un objeto en un juicio de gusto?, en tanto que intenta ser generalizado a todos los individuos como si cada uno de los hombres juzgase del mismo modo. En un segundo momento, se articula el gusto a nuestra experiencia estética buscando corresponderse con alguna idea que produjimos. Hay quienes no habiendo conocido acabadamente el gusto empírico, pretenden inaugurar el juicio de gusto, lo cual no presenta dificultades. Aún así, nos interesa la actividad del sujeto juzgante. Al ser la primera una operación más simple que pasa inadvertida. El juicio de gusto tiene un rol social. El lugar social del mismo se relaciona con la adquisición del sentido común y las máximas. A nuestro entender, hay una correlación o mutua relación con el escrito Respuesta a la pregunta ¿qué es la ilustración? En este sentido, es importante alcanzar la autonomía. La heteronomía, es decir, el ámbito de una ley compartida, no hace otra cosa que mantenernos sobre una superficie legal. Mezclando la problemática con el arte, entendemos que sucede lo siguiente: dentro del pensamiento artístico, la heteronomía es permisiva; en efecto, avala la producción artística colectiva. Pensemos en la ley o regla. Pensemos de acuerdo a un modo común en tanto habitantes del mundo. Habitantes que recorren las pequeñas calles del mundo con asombro, propio del encuentro con lo novedoso. Volvamos al tema que nos ocupa, el juicio de gusto y su relación con la imaginación. La imaginación se mueve dentro de ciertos límites que acompaña el entendimiento y posibilita el juzgar. 27 3.2. El rol de la imaginación Una vez abordado el juicio estético, pensemos en esclarecer el rol de la imaginación en la CFJ. Es oportuno incorporar una cita que arroja luz sobre el tema; consideramos que el § 35 es pertinente para tal fin: “la condición subjetiva de todos los juicios es la facultad misma de juzgar, o la facultad de juicio. Usada ésta en vista de una representación por la que es dado un objeto, exige la concordancia de dos fuerzas representacionales, a saber: la de la imaginación (para la intuición y la composición de lo múltiple de ésta) y la del entendimiento (para el concepto como representación de la unidad de esta composición). Pero no habiendo aquí en el fundamento del juicio ningún concepto del objeto, esa concordancia sólo puede consistir en la subsunción de la propia imaginación (a propósito de una representación por la que un objeto es dado) bajo la condición de que en general el entendimiento avance desde la intuición hacia los conceptos. Es decir, precisamente porque la libertad de la imaginación consiste en que ella esquematice sin concepto, el juicio de gusto tiene que reposar en una mera sensación de la vivificación recíproca de la imaginación en su libertad y del entendimiento, con su conformidad a ley (…).” (Kant, 1992:198) En el párrafo anterior, se muestran claramente las fuerzas representacionales con independencia, es decir, la imaginación y el entendimiento. La especial participación del entendimiento, al no producir determinación conceptual, sumado a su participación “formal” quedando dispuesta la imaginación para actuar libremente en concordancia con el entendimiento. El proceso permite comprender lo lúdico de la imaginación, que puede tener influencia sobre el sentir. El rol de la imaginación sobre las intuiciones condiciona fundamentalmente, consideramos, el tiempo y también el espacio, en tanto captadas por la sensibilidad. Éste es el rol de la imaginación, a saber: jugar con las intuiciones y el entendimiento con plena libertad. En cuanto es la imaginación mediadora esquematiza sin conceptos a favor de la voluntad, es decir, que tienda un puente que una las intuiciones puras con los conceptos puros es decir, vamos a la experiencia con las intuiciones y las categorías mediando entre ellas dos la imaginación, haciendo de puente. El entendimiento sin determinar tiene la función de trabajar con las intuiciones generando la posibilidad de pensar el rol de la imaginación ligado al pensamiento, es decir al juicio, en especial al juicio político. El rol social de la imaginación en torno al entendimiento, es utilizado en la tercera Crítica en referencia al Arte Bello 34. En efecto, Kant da una distinción que caracteriza el arte agradable que tiende a producir vivacidad y franqueza entre los comensales de una cena. A diferencia de éste el Arte Bello produce la cultura y permite la social comunicación. Con esta idea, Kant propone que no hay ciencia de lo bello sino solamente “arte bello”. Sus palabras son las siguientes: “Arte bello es, por el contrario, un modo de representación que es en sí mismo conforme a fin y que, aun carente de fin, promueve la cultura de las fuerzas del ánimo con vistas a la sociable 34 Ver parágrafo 44 28 comunicación” (Kant 1992: 215). Continúa Kant esta idea afirmando que la universal comunicabilidad de un placer implica, ya en su concepto, que es un placer del goce de la reflexión, y no de la sensación. Con lo anterior, podemos legitimar cierto ámbito o esfera pública del pensamiento político en Kant, si entendemos la política en el sentido de avanzar hacia ideas que se comunican socialmente. Así, es posible legitimar el ámbito de reflexión y la comunicación de tales reflexiones. Ahora bien, surge la pregunta: ¿Es posible igualar ámbito político y estético, o proponer su mutua correspondencia? ¿Legitimamos la esfera política con la estética? Podemos legitimar la esfera política partiendo de la estética, tomando como puente la analogía entre juicio estético y juicio político. La imaginación está dentro de los límites de la lógica, goza dentro de esos límites. No hay una pérdida lógica, aunque a veces considera Kant al juicio de gusto fuera del ámbito lógico. Eso ocurre en el ámbito de lo sublime, donde no sólo se desbordan las representaciones sino que la complacencia es negativa. Por lo tanto, conocer las leyes de la lógica no está de más. Pero tenemos que pensar que la imaginación puede usarse en un contexto de comprensión estético, que no involucre la lógica. Crearse fantasmas al abandonar la lógica no es la idea de Kant, aunque sepamos ya que en el § 26 la declara ilimitada. Respecto a los límites de la imaginación, vale citar el §27, De la cualidad de la complacencia en el enjuiciamiento de lo sublime: “de nuestra potencia de comprehensión en una intuición mientras que la imaginación es requerida por magnitudes numéricos (acerca de los cuales somos conscientes de nuestra potencia en tanto que ilimitada para la comprehensión estética en una unidad más grande, nos sentimos, en nuestro ánimo, como encerrados estéticamente entre límites: sin embargo, el displacer es representado como conforme a fin en vista de la ampliación de la imaginación [que es] necesaria para conformarla con lo que es ilimitado en nuestra facultad de razón o sea la idea de absoluto, y así, es representada la inconformidad a fin de la potencia de la imaginación con respecto a ideas racionales y a su provocación).” (Kant, 1992:173) Podríamos leer la cita anterior en clave matemática. De ese modo, comprendemos que la imaginación permite alcanzar lo ilimitado, pero debemos establecer límites que propone la razón, aunque ésta ejerza cierta fuerza sobre la facultad de juzgar. En el ámbito moral, se establece la libertad acorde a leyes; no es mero libertinaje. Al volver nuevamente al ámbito político, si llegamos a comprender las sociedades modernas que tanto artificio han desarrollado- en este sentido, el acento está puesto en la técnica 35 pensada por Kant dentro del ámbito de la Naturaleza. Kant responde aportando ideas cosmopolitas y que posibiliten la paz entre los habitantes del mundo. Pero parece ser que en vez de integrarse las ideas 35 Kant advierte que se trata, en La paz perpetua, de “meras máquinas”. 29 de la Paz perpetua a la creciente industrialización, se produce una creciente producción en mecanismos que van en detrimento del hombre mismo. En efecto, en Ideas para una historia universal en clave cosmopolita, Kant aclara que los Estados no ganan en ilustración, que permite el cosmopolitismo y la paz entre estados, si continúan el comercio entre ellos. Intenta decir que el diálogo entre Estados es diferente al ejercicio del comercio mutuo. La industrialización, como consecuencia de la revolución industrial, hace al crecimiento armamentístico, poniendo así en peligro la Paz perpetua: “viene a ser lo mismo que lo que hace la bárbara libertad de los Estados ya civilizados, obstruyendo el pleno desarrollo progresivo de sus disposiciones naturales al emplear toda la fuerza de la comunidad en armamento contra los otros, por causa de la devastación que acarrea toda guerra…” (Kant,1994:16) Con esto, legitimamos un ámbito de reflexión política en Kant, que se liga a ideas claras respecto a la paz entre Estados. Tambien, está presente el intercambio de ideas si se pretende lograr este enorme avance. El mismo consiste en la comunicabilidad entre los gobiernos: “salir de la caótica situación de sus relaciones internacionales.” (Kant, 1994:17) Entonces, podemos ligar las ideas estéticas de la sociabilidad y la comunicación con una pretensión de alcanzar la paz, que no debiera mezclarse con ninguna idea de religión. En efecto, es necesaria la constitución en sociedades civiles. También, existe cierto antagonismo según el cual procede la naturaleza dentro de la sociedad, la cual consiste en la insociable sociabilidad de los hombres. Hay predisposición a vivir en sociedad y en constante amenaza entre ellos. La novedad en materia estética y política tiene importancia ya que permite el ideal. La intención de Kant, en § 5, es el sentimiento anidado en el sujeto, en el cual la imaginación tiene un rol preciso: “Será no obstante no más que un ideal de la imaginación, precisamente porque no descansa en conceptos sino en la presentación; y la facultad de la presentación es la imaginación.” (Kant, 1992:148) El ideal podrá, entonces, ser perfectamente el de alcanzar la paz entre los Estados. El sentido en que éste es alcanzado, a nuestro entender, es de modo estético. La comunicación entre los Estados está en gérmen en las ideas políticas de Kant: mencionamos el cosmopolitismo y la paz. También, puede agregarse la libertad de los Estados, aunque claro está que el solo hecho de practicarla es para Kant un aliciente en el camino a la paz (si bien debemos muchas veces dejarla de lado en las sociedades civiles al adaptarnos a las leyes.) Simplemente la libertad que es puesta en juego en Kant en el momento de enunciar juicios de gusto estéticos (“este X es bello”), a diferencia de los juicios de agrado (“este x me es agradable”), es que no se pone en juego en el caso de los primeros la inclinación hacia el objeto y la existencia 30 de éste. Más bien, se trata de poder ligar la belleza que tiene el objeto y alcanzar la esfera subjetiva de conformidad a fin sin fin antes mencionada; es decir, dirigirse a la esfera subjetiva. El Análisis, indica la posibilidad de desinterés en la existencia del objeto sobre el cual se desenvuelve el juicio de gusto. Y el poder separar cómo es el objeto sobre el cual emitimos el juicio de gusto. Las palabras de Kant que vinculan al juicio de gusto con los límites de la imaginación son las siguientes: “En el enjuiciamiento de una belleza libre (según la mera forma), el juicio de gusto es puro. No se supone el concepto de algún fin para el cual deba servirle lo múltiple al objeto dado y que éste debiera, por tanto, representar; a través de ese concepto de fin sólo podría ser restringida la libertad de la imaginación, que, por decirlo así, juega en la contemplación de la figura.” (Kant, 1992:145) Mantenemos la pregunta: ¿Es anterior al enjuiciamiento el sentimiento de placer y displacer, o éste es anterior al enjuiciamiento? Está en la base de la pregunta anterior la posibilidad de universalizar el juicio de gusto; en este sentido, la comunicabilidad tiene un rol importante y también el apriorismo. La solución la encontramos en el § 9: “Investigación de la pregunta de si en el juicio de gusto el sentimiento de placer antecede al enjuiciamiento del objeto o éste a aquél.”(Kant 1992: 133) Es, entonces, la universal aptitud de comunicación del estado de ánimo. En este parágrafo se aclara que la imaginación es una fuerza de conocimiento que no pretende conocer sino jugar libremente con el entendimiento. Concluye el mismo diciendo que el enjuiciamiento antecede al placer del objeto e, incluso, es el fundamento del placer. 3.3. Arte y Genio, o como la libertad de la imaginación se realaciona con el entendimiento La idea es, en este apartado, vincular la imaginación y el “genio”. El genio, gracias a un don natural, es el encargado de dar la regla al arte. Él posee el talento de utilizar la imaginación productivamente y puede darle forma a obras de arte. En este sentido, observa la regla de la naturaleza que mediante la experiencia conoce. La particularidad consiste en poder ver, haciendo uso de las facultades representacionales, cierta particularidad que le permiten al genio inventar una regla. Regla artística que permitirá al arte tomar un nuevo rumbo. Con palabras de Kant, la definición de genio la encontramos en el § 46 de CFJ: “Genio es el talento (don natural), que le da la regla al arte. Dado que el talento, como facultad productiva innata del artista, pertenece, él mismo, a la naturaleza, podría uno entonces expresarse también así: genio es la innata disposición del ánimo (ingenium) a través de la cual la naturaleza le da la regla al arte.” (Kant, 1992:216) La cita anterior expone que el don artístico es innato, y establece la estrecha vinculación entre arte, genio y naturaleza. El genio hará uso de los conceptos del entendimiento ligado a la 31 imaginación al inventar. Sirve la división de Kant de las artes en “Bellas Artes” y “Artes meramente agradables”, en función de la tarea del genio. El punto aquí es que no se mezcle lo meramente agradable con nuestro sentimiento; si estamos proponiendo una estética subjetivista, consideramos a este juego de fuerzas representacionales como libre y lo asociamos inmediatamente al arte poético, el más desarrollado bajo el criterio de Kant. Pero, antes de abordar el tema de la poesía que aparece también en Hume, conviene detenernos en el arte de la música: un arte agradable que puede llegar a ser bello y permite ver el contraste con la poesía, en la cual la imaginación participa mostrando su impronta: “No como mera impresión sensorial, sino como el efecto de un enjuiciamiento de la forma en el juego de muchas sensaciones. La diferencia que resulta de ésta o aquella opinión en el juicio sobre el fundamento de la música sólo alteraría la definición, de suerte que se la declararía, como hemos hecho, bello juego de las sensaciones (a través de la audición), o bien como juego de las sensaciones agradables. Sólo según el primer modo de definición se representa totalmente la música como arte bello; de acuerdo a la segunda, en cambio, como arte agradable (al menos en parte).” (Kant, 1992:233) La poesía, en cambio, consiste en lo siguiente: “El conducir un juego libre de la imaginación como negocio del entendimiento.” (Kant, 1992:229) Y en el § 53, titulado Comparación del valor estético de las bellas artes entre sí, propone: “Entre todos asume el arte poético (que debe casi enteramente su origen al genio y es el que menos quiere ser guiado por preceptos o por ejemplo) el rango más alto.” (Kant, 1992:234) La imaginación y la posibilidad de transformar la experiencia la encontramos sin duda en las capacidades del genio. La invención de algo nuevo requiere de conceptos que permitan ser modificados: “La imaginación (como facultad de conocimiento productiva) es por cierto muy poderosa en la creación, por decirlo así, de otra naturaleza a partir del material que la naturaleza real le da. Con ella nos entretenemos allí donde la experiencia se nos hace demasiado cotidiana y hasta transformamos ésta; por cierto, siempre según leyes36 analógicas, pero también según principios que residen más alto en la razón.” (Kant, 1992:233) Bajo esta perspectiva, se observa la importancia de la experiencia en la creación. El artista, entonces, configura cierta experiencia estética al ir transformando la experiencia de lo cotidiano. Gadamer advierte, a modo de diagnóstico, como se puede englobar el gran movimiento de los salones del siglo XVII y primera parte del XVIII, dentro del cual incluyo la propuesta kantiana sobre la imaginación, caracterizado con el nombre de Ilustración y Romanticismo los movimientos que le continuaron o que le fueron contemporáneos: “La conexión de la escuela histórica con el romanticismo confirma así que la recuperación 36 El subrayado es nuestro. 32 romántica de lo originario se asienta ella misma sobre el suelo de la Ilustración. La ciencia histórica del XIX es su fruto más soberbio, y se entiende a sí misma precisamente como realización de la Ilustración, como el último paso en la liberación del espíritu de sus cadenas dogmáticas, como el paso al conocimiento objetivo del mundo histórico, capaz de igualar en dignidad al conocimiento de la naturaleza de la ciencia moderna.” (Gadamer, 1984:342) Los entrelazamientos que permiten estos grandes movimientos históricos están fundados en desplazamientos en relación al precedente. Detengámonos, a sabiendas que a una hermenéutica contemporánea que tenga en cuenta la naturaleza, aunque sea su opuesta en la tensión entre Ciencias de la Naturaleza y Ciencia del Espíritu, le es necesaria conocer la dimensión en relación al arte. El desplazamiento de los planteos antes mencionados son pertinentes en tanto se hace una lectura consecuente con la imaginación asociada a la intuición. Sin embargo, fue nuestra intención revisar otros usos de la imaginación en Kant. El componente social de la imaginación asociado al juicio de gusto coloca a la estética en un plano intelectual y social. Kant quita interés al objeto estético, aún cuando éste posiblemente es portador de la belleza. Más bien, el centro está en el juicio que tenemos del mismo sin interesarnos, sin pretender el conocimiento. La regla es, entonces, no utilizar los conceptos en su sentido habitual como punto arquimédico de la estética; aunque pueden usarse en un sentido laxo. Atendemos a la complacencia inmediata que provoca en la imaginación la presentación37 del objeto, es decir, su forma para luego ser emitido el contenido del mismo en el juicio estético, la imaginación se limitará a la comprensión material de lo múltiple, siendo ésta la facultad de presentación (Vorstellungskraft). De esta manera el entendimiento tiene otro rol, al momento de juzgar sobre el objeto bello representado. En tanto esta facultad la poseemos todos, Kant habilita pensar lo humano que nos habita, en tanto tenemos capacidad de juzgar. El placer enlazado a la representación en el mero juicio vitaliza la estética. La imaginación lúdica es portadora de la vivificación del mundo; juzgamos en base a la naturaleza de la que somos parte. Pues, veamos: la libertad de la imaginación ligada a la legalidad del entendimiento. En vista al juicio estético por el que se ponen en juego estas facultades superiores de conocimiento, el genio debe limitar su capacidad imaginativa para lograr conformidad con los conceptos del entendimiento. Si somos críticos con la idea del párrafo anterior entendemos que el movimiento romántico, posterior a la ilustración que, contrariamente ha tendido a valorar los sentimientos frente a la invención de conocimiento, busca separarse de la razón. En esta línea de investigación, encontramos el reciente trabajo de Jane Kneller, titulado El poder de la imaginación, en el cual 37 Detenerse en el parágrafo§15. 33 pondera la imaginación (siempre ligada al entendimiento) como el bastión en la invención del arte, clave al comprender el romanticismo. Estas ideas son ampliadas por el propio Kant, en el § 49: “A semejantes representaciones de la imaginación se las puede llamar ideas; por una parte, porque al menos tienden hacia algo que yace fuera del límite de la experiencia y buscan aproximarse a una representación de los conceptos de razón (de las ideas intelectuales), lo cual les da la apariencia de una realidad objetiva; por otra parte, y sin duda principalmente, porque en cuanto intuiciones internas, ningún concepto puede serles enteramente adecuado. Osa el artista hacer sensibles ideas racionales de seres invisibles, el reino de los bienaventurados, el de los infiernos, la eternidad, la creación y cosas semejantes, incluso la idea de caballo alado, presentan el rol de la imaginación componiendo el concepto mediante lo percibido, en este caso el “caballo” y agregan lo ausente, lo “alado”; o volver también sensibles, por encima de los límites de la experiencia, aquello que sin duda tiene ejemplos en ella, la muerte, la envidia y todos los vicios, por ejemplo, y asimismo el amor, la gloria y parecidas cosas, por medio de una imaginación que emula el ejemplo de la razón en el logro de un máximo, y con una integridad para la que no se halla ejemplo alguno en la naturaleza; y es propiamente en el arte poético donde la facultad de ideas estéticas puede demostrarse en toda su medida. Pero esta facultad considerada por sí sola, es, en propiedad, sólo un talento (de la imaginación).” (Kant, 1992:223) Así, parece sugerir en el § 50 que la imaginación no va sola. A decir verdad, va acompañada de otras facultades. El gusto es el firme puente que logra provocar hasta reunir el bello arte, sucintamente: “Para el arte bello serían, pues, requeribles imaginación, entendimiento, espíritu y gusto.” (Kant, 1992:228) Kant aclara que el arte bello depende más del juicio del genio, que da la simple imaginación ligada al entendimiento y conduce al arte ingenioso. El ánimo, en tanto reúne las facultades de conocimiento, merece ser trabajado. Ya desde los primeros parágrafos, Kant insiste en la vitalización de la estética que posibilita leer la CFJ con atención al placer y al displacer como nociones dependientes del sentimiento vital. Los conceptos de sentimiento de vida y de ánimo están co-implicados. Para decirlo resumidamente: el juicio vitaliza el ánimo, vitaliza el sujeto estético/político. Kant muestra cierto intercambio entre el arte y la naturaleza. La fuerza que envuelve al juicio sobre la belleza place en el mero enjuiciamiento. El principio de conformidad a fin es el hilo conductor que pretende unificar -sin alterar- la antropología del hombre. La complacencia de lo bello promueve el sentimiento de vida y viene asociada al entendimiento la imaginación lúdica. El principio de conformidad a fin de la naturaleza se hace presente en el hombre y pretende aunar su sentimiento de vida. Los sentimientos del ánimo del sujeto se expresan mediante juicios y esta acción particular estimula la vida del individuo. El carácter subjetivo del juicio permite la manifestación de las fuerzas imaginativas y de entendimiento: “Aquí la representación es referida enteramente al sujeto y, por cierto, al sentimiento vital de éste bajo el sentimiento de placer o displacer, el cual funda una facultad de discernir y juzgar completamente singular, que nada aporta al conocimiento, sino sólo que sostiene la representación dada en el sujeto ante la entera facultad de las representaciones de la que se hace consciente el ánimo en el sentimiento de su estado.” (Kant, 1992:122) 34 La promoción de la vida en un sentido de vitalidad, el darse de la vida que produce placer. Promoción de lo vital; es lo que da placer. Esto vitaliza la teoría kantiana de lo bello. Las representaciones parten del proceso que el entendimiento le imprime, pero son analizadas también en la imaginación. Esta pretensión del entendimiento se sustrae dando lugar al sentimiento vital. Dicho sentimiento es diferenciado de un sentimiento meramente conceptual porque da cuenta de la facultad de nuestro ánimo. El gusto es, entonces, una instancia decisiva en la formación del juicio estético. En el §40, titulado Del gusto como una especie de sensus communis, encontramos lo siguiente: “La habilidad de los hombres para comunicarse sus pensamientos requiere también una relación de la imaginación y el entendimiento, a fin de asociar intuiciones a los conceptos, y conceptos, a su vez, a ésas, que confluyan en un conocimiento: mas entonces es legal la concordancia de ambas fuerzas del ánimo bajo la compulsión de conceptos determinados. Sólo allí donde la imaginación, en su libertad, despierta al entendimiento y éste, sin conceptos, pone a aquélla en juego regular comunícase la representación no como pensamiento, sino como sentimiento interior de un estado del ánimo conforme a fin.” (Kant, 1992:206) En este importante parágrafo de la Analítica de lo Bello, vemos condensados los elementos más importantes. La imaginación ligada al entendimiento posibilita la formación de pensamientos que serán comunicados. Este sentimiento en forma de pensamiento es utilizado para templar el ánimo. El resultado se emite en el juicio estético. Es precisamente este juego el que está presente en la formación del juicio político. Otro de los roles de la imaginación que debemos mencionar es el que aparece en relación a lo sublime y, que sirve como base del pensamiento matemático de lo infinito. Tal presentación aparece formalmente tematizada en el § 24: “Es referido, entonces, por la imaginación a la facultad de conocimiento o bien a la facultad de desear, mas en ambas referencias la conformidad a fin de la representación dada es juzgada sólo en vista de estas facultades (sin fin o interés) y entonces la primera, como temple matemático de la imaginación, la segunda, como temple dinámico de la misma [imaginación] le es atribuida al objeto y, por eso, éste es representado como sublime del doble modo mencionado.” (Kant, 1992:161) Con lo anterior, queda confirmada la relación con CRP, en tanto es la facultad de conocimiento la que otorga legalidad; mientras que la facultad de desear es la presentada en CRPra en el trabajo sobre la voluntad y la libertad. En la conformidad a fin, que es al mismo tiempo ley, la imaginación es capaz de reunir estos dos extremos en forma de transferencia con el objeto, dinámico y matemático. La naturaleza tiene una forma de manifestar su arte y no es sólo al arts inventis -al que nos referimos más arriba- sino también en un principio natural. Nos referimos al principio de conformidad a fin que permite pensar una teleología mecánica. Es decir, la Naturaleza se reproduce. 35 La visión crítica que aquí presentamos contribuye a fortalecer la corriente hermenéutica que también ve en la obra de arte la posibilidad de verdad. Pero la crítica a la facultad de juzgar misma la encontramos en las antinomias del § 56 y la solución en el § 57. Con lo anterior, Gérard Lebrun, crítico francés de Kant, activa la denominación de antinomias dinámicas. Esto quiere decir que hay un dinamismo de base temporal al comprender la singularidad y la pluralidad del juicio estético. El juicio estético se dirime en lo suprasensible que es algo entre medio a la razón y la imaginación. El dinamismo marca, en la humilde lectura que hacemos de Lebrun, el final de la metafísica en Kant. En cambio, Deleuze en su recepción de Kant juzga la posibilidad de leerlo en cualidad de fenomenólogo. Pensando el fenómeno que, por cierto, no se aleja de lecturas contemporáneas que posicionan a Kant entre pensar y sentir: “La fenomenología tomará tantos sentidos como ustedes quieran pero tendrá al menos esta unidad, esto es, su primer gran momento con Kant, quien pretende hacer una fenomenología, precisamente porque él ha cambiado la concepción del fenómeno, ha hecho de este el objeto de una fenomenología en lugar de hacerlo el objeto de una disciplinas de las apariencias.” (Deleuze, 2006:127) El rol de la imaginación en el camino a convertir la filosofía en fenomenología es amplio. El dominio que abarca desde la tarea cognitiva antes mencionada en la síntesis hasta el rol estético del § 35, conducen a pensar en una dimensión del fenómeno 38. El fenómeno está apoyado en el noúmeno (éste es su fundamento). Pero la idea misma de noúmeno (meramente regulativa) es relegada, ya que intentamos centrarnos en el juicio estético. Esto quiere decir que en tanto sujeto sólo aceptamos una parte del noúmeno sobre el cual se vuelcan los juicios estéticos. Kant muestra la alternativa en los juicios de gusto de desprenderse de la necesidad de los juicios epistemológicos que indican, nada más y nada menos, que los juicios son verdaderos necesariamente. Ahora bien, si no son verdaderos pueden ser legitimados con pretensión de universalidad y esa es la garantía que está intentando ofrecer Kant respecto a los juicios de gusto. Uno de los roles de la imaginación es el dinámico que según el § 17 de CFJ tenemos para aprehender lo múltiple distintas imágenes que emulan cierta mecánica que reuniera las imágenes de un millar de hombres para sacar la estatura de un bello varón. Finalmente para la obtención del ideal estético hay un vínculo con lo ético del cual no se puede prescindir a la hora de fijar el ideal de belleza. Con lo cual se desbordan los límites de la estética, ya que al juzgar el ideal de belleza, nos comprometemos con la vida. Gilles Deleuze afirma que gracias a la intervención de la imaginación podemos afirmar la belleza de un color por sí mismo: “¿se puede decir que un color o un sonido son bellos por sí mismos? Tal vez lo fueran si, en 38 Fenomenismo en Kant. 36 lugar de aprehender materialmente su efecto cualitativo sobre nuestros sentidos, fuéramos capaces de reflejar mediante la imaginación las vibraciones de las que se componen. Pero el color y el sonido son demasiado materiales, están demasiado hundidos en nuestros sentidos como para reflejarse así en la imaginación: son coadyuvantes más bien que elementos propiamente dichos de la belleza. Lo esencial es el dibujo y la composición, que son precisamente manifestaciones de la reflexión formal.” (Deleuze, 1997:85) La imaginación, en Kant, es la potencia que opera en la creación artística con especial atención al arte poético; también en otro uso, en otra recepción permite traer imágenes del pasado al presente, es decir, actualizarlas, darles vigencias. La imaginación permite sintetizar. Con lo cual tenemos que remitirnos a la noción de síntesis, síntesis trascendental, pero dispuestas de otro modo en la CFJ. Pretende, entonces, ablandar e incluso debilitar el racionalismo para expandir la ilustración, incorporando elementos externos, revisemos las palabras de Umberto Eco: “También en Kant, como en Rousseau y en las discusiones sobre las pasiones, asistimos a un apartarse de la razón. Sin embargo, este ceder el paso frente a lo que la razón no puede controlar se produce también según las reglas de la propia razón, y nadie mejor que Kant consiguió gobernar esta tensión interna de la Ilustración. No obstante, el propio Kant tuvo que aceptar la penetración de elementos no racionales dentro del sistema. Uno de estos elementos es la legitimación, junto a la “belleza adherente”, de la “belleza vaga”, de la indefinibilidad del arabesco y de lo abstracto. El Romanticismo aumentará de forma desmesurada el espacio de la belleza vaga, haciéndola coincidir con la belleza tout court.” (Eco, 2010: 265) Conviene fortificar la idea anterior desde la CFJ; la belleza salvaje, por ejemplo dada por la estadía en un campo de pimienta, permite comprender que el espectador se detiene ante este espectáculo natural. Pero cuando el entendimiento tiene influencia en la imaginación, se da cierto desencanto en el espectador (por la conformidad a ley de la primera facultad). Algo semejante se observa en los bellos aspectos de los objetos, que le permite a la imaginación poetizar; tal es el caso de la visión de figuras cambiantes del fuego de la chimenea porque tienen atractivo para la imaginación ya que alimentan su juego libre. En el § 17, podemos apreciar la afirmación: “La conformidad a fin es casi tan libre como en la belleza vaga.” (Kant, 1992:148) Con estas palabras, entendemos que Kant permite ingresar en el ideal de belleza elementos no racionales; en este caso, la belleza vaga de una bella mansión, de un bello árbol, de un bello jardín. El ideal de belleza (presentado en el § 17) ha de desentenderse de atractivo o emoción; estas emociones se cargan a cuenta de la belleza y a veces la entorpecen. Entonces, comprendemos que la belleza se da en el juicio estético, escapando a la conceptualización del objeto. Sin embargo, el plan de Kant pretende abrir el juego. En la dirección estética juega un importante rol el arte abstracto que es pensado aquí por Eco. Insistimos que Umberto Eco dirige la mirada hacia el Kant pensador de la Naturaleza. Evidenciando la pertenencia del propio pensamiento de CFJ al pasado griego de la Physis: 37 “Pero, sobre todo, Kant ha de reconocer en lo sublime (véase capítulo XI) la potencia de la naturaleza informe e ilimitada: las rocas escarpadas y majestuosas, las nubes tempestuosas, los volcanes, los huracanes, el océano, y cualquier otro fenómeno en el que se manifieste la idea de la infinitud de la naturaleza. En Kant existe además una confianza ciega en el carácter positivo de la naturaleza, en su fines – que comportan y dan lugar al progreso del[265] género humano hacia lo mejor- y en sus armonías. Esta “teodicea estética”, típica del siglo, está presente también en Hutscheson y en Shaftesbury, para quienes la existencia de la naturaleza del mal y la fealdad no contradice el orden positivo y sustancialmente bueno de la creación”. Sin embargo, si la naturaleza ya no es un hermoso jardín inglés sino algo indefiniblemente más poderoso que provoca una especie de asfixia de la vida, resulta difícil reconducir esta conmoción a armonías universales y regulares. En efecto, la salida racional de la experiencia de lo sublime es para Kant el reconocimiento de la independencia de la razón humana respecto de la naturaleza, gracias al descubrimiento de la existencia de una facultad del espíritu que puede sobrepasar cualquier medida sensible.” (Eco, 2010:267) Aquí, le es conferida a la facultad de juzgar un poder superlativo en relación a otras capacidades. La naturaleza posa lo magnifico del poder que tiene sobre la experiencia del hombre que tiene como resultado el juicio sobre lo sublime, pero que no es particularmente bello. Cassirer en Las Formas Simbólicas, en cambio, advierte que el símbolo permite reanudar la vida racional. La mitología, en efecto, no es una masa amorfa irracional. Invirtiendo la antigua idea de que el hombre es un animal racional por otra idea actual, el hombre es un animal simbólico que tiene imaginación poética. También, hay que advertir la insistencia en la libertad propia de la imaginación y el adagio de Kant al quedar determinada al sentimiento. Esta idea es susceptible de análisis ya que la imaginación tiene llegada sobre la sensibilidad. Falta investigar el posible vínculo entre sensibilidad y sentimiento. Pero pensemos que la imaginación al esquematizar sin conceptos configura la intuición temporal y espacial. De hecho, hay sentimiento en la sensibilidad. Sostenemos que la imaginación, junto al entendimiento, al operar sobre el gusto puede no basarse en la lógica; éste sería el cambio respecto a los juicios sintéticos a priori que respetarían la construcción de la tabla de categorías. En el § 8 hay indicios claros que otorgan universalidad al juicio estético: “Esta particular determinación de la universalidad de un juicio estético, que se puede hallar en un juicio del gusto, es algo digno de atención, ciertamente no para el lógico, pero sí para el filósofo trascendental.” (Kant, 1991:130) En el parágrafo antes citado, observamos que la jurisdicción de la filosofía no es solo lógica en el sentido de CRP que hace de los juicios sintéticos a priori el punto arquimédico. Aquí, se pretende validar la esfera no lógica, es decir, evita ciertas lecturas positivistas que cancelen la vida al ámbito epistemológico en Kant. Diríamos que el Kant sistemático de la tercera Crítica deja ver la profundidad de un filósofo trascendental, un pensador amplio que aborda la estética, la Naturaleza, las causas teleológicas, también como las meras opiniones y lo hace evitando que el tradicional rol 38 determinante del concepto (el entendimiento) sea el que decida el destino de los juicios del gusto. Kant afirma en el § 15:“El juicio también se denomina estético, precisamente porque su fundamento de determinación no es un concepto, sino el sentimiento (del sentido interno) de ese acuerdo en el juego de las fuerzas del ánimo, en tanto que éstas son solamente sentidas.” (Kant, 1992:144) Aclaramos, en referencia al juicio estético, que hay en efecto, como dijimos antes, cierta relación determinante entre el sentido interno -a nuestro entender: espacio y tiempo- con las fuerzas del ánimo. En especial, el tiempo se encarga al entrar en juego con la imaginación de la configuración de la forma. En vista a la comprensión del sentido interno, meramente encerrado entre paréntesis, podemos decir que Kant tiene en cuenta la sensibilidad de CRP. El tiempo que ha de ser el fundamento del espacio posibilita una lectura inmanente de Kant. Esto quiere decir que el tiempo configura nuestro sentimiento y vitaliza el ánimo. Pretendemos continuar reforzando la lectura que escapa al concepto en tanto determinación del juicio estético, en vistas de un conocimiento más general. Sin embargo, veremos que en la solución de la antinomia de la Crítica de la Facultad de Juzgar Estética, interviene un concepto en forma de idea indeterminada. El §36 de CFJ, se tendría que vincular a una perspectiva Crítica del propio Kant hacia CRP, ya que alude al canónico problema de los juicios sintéticos a priori. En primer lugar, hay que decir que Kant rescata los juicios de gusto como una subclase de los juicios estéticos y dice de ellos que pueden ser sintéticos ya que van “más allá de los conceptos”; por otro lado, son a priori en vistas del asentimiento universal o asentimiento general. Queda, entonces, establecido un momento interesante en la CFJ. En efecto, puede pensarse que es aquí cuando se adopta cierto rigor cognoscitivo. Valorando este momento es pertinente destacar que Kant tiene en mente una arquitectónica y que no ha olvidado las pretensiones del primer período crítico (1781). El conflicto se presenta entre el a priori y el a posteriori. En tanto decimos que los juicios estéticos reflexionantes son a priori, asumimos que evaluamos las condiciones de posibilidad del juzgar estético. Si juzgamos a partir de la experiencia, por lo tanto, los juicios tienen carácter a posteriori. El problema se extiende a ir del caso a la regla: intentar descifrar, abrir camino del particular a lo general. Kant niega la posibilidad de que la experiencia sea una fuente absoluta de conocimiento, pero le da a ésta la posibilidad de darnos las condiciones de posibilidad del conocimiento. Si bien Kant no intenta fundamentar el rol del conocimiento de los juicios estéticos, es evidente, como ya dijimos, que la experiencia se vincula con la libertad reflexiva que es una facultad constitutiva. Por eso, el interrogante que dejamos abierto es si efectivamente Kant tiene en 39 mente una libertad con fundamento a priori CRPra en que tiene una aplicación en la experiencia en CFJ. En este sentido, encontramos un cambio de perspectiva que está de acuerdo con nuestra lectura política, vinculada a los juicios políticos y el concepto de libertad que funciona como un puente entre la libertad a priori de la segunda Crítica y la libertad que evidentemente no es a priori de la tercera Crítica. En la segunda parte de CFJ, la conformidad a fin objetiva de la naturaleza, (§ 61) Kant advierte: “la representación de las cosas, puesto que es algo en nosotros, podía también ser perfectamente pensada a priori como conveniente e idónea para el temple internamente conforme a fin de nuestras facultades de conocimiento.” (Kant, 1992:291) Otro de los rasgos que tiene la imaginación en CFJ es la sociabilidad, por la cual los hombres son interdependientes. Esta lectura es la que prioriza Hannah Arendt en Las conferencias sobre la filosofía política de Kant. A saber, hombres y mujeres tienden a compartir un espacio y un tiempo común expresando sus ideas de modo libre. Respecto al § 68, tenemos que decir que es relevante en varios aspectos. En primer lugar, pensemos que hay relación entre el concepto de Naturaleza y el concepto de dios, el cual no desarrollaremos en la presente investigación. Bajo otra perspectiva, el § 68 abre la tensión presente entre arte y Naturaleza; por su finalidad y su organización interna, Kant se queda con la segunda. En este punto, Kant se aleja del alcance de la obra de arte y se podría esgrimir cierto argumento antropológico en relación a las dificultades que enfrenta el arte en este parágrafo: “Pero la organización como fin interno de la naturaleza excede infinitamente toda potencia de una presentación parecida por medio del arte: y en lo que atañe a las disposiciones externas de la naturaleza que son tenidas por conformes a fin (por ejemplo, vientos, lluvias, etc.), la física considera ciertamente su mecanismo, pero no puede en modo alguno presentar su referencia a fines, en la medida que ésta debe ser una condición que pertenezca necesariamente a la causa, (…).” (Kant, 1992:314) 4. La política en Kant 4.1. Sujeto político/estético y la libertad entre medio La idea central en la interpretación que hacemos del sujeto moderno, la encontramos en Respuesta a la pregunta ¿Qué es la ilustración? Es la siguiente: el que juzga en base al uso público de la razón, decide o puede decidir políticamente. Esto se relaciona con la estética de la CFJ, en cuanto que así traza una diagonal que ayudaría a dilucidar los principios del gusto a través de las 40 máximas del común entendimiento.39 Éstas son tres: 1) Pensar por sí mismo; 2) Pensar en el lugar de cada uno de los otros; 3) Pensar siempre acorde consigo mismo. Las líneas de este párrafo podrían considerarse como una serie de notas en torno al § 40 de la CFJ, en el cual se apela a lo común, y por común se entiende:“Y, por cierto, de manera tal que bajo la palabra común (no sólo en nuestra lengua, que encierra en esto efectivamente una doble significación, sino también en varias otras) se entiende lo vulgar que por doquier se encuentra y cuya posesión no es en absoluto merecimiento o ventaja.” (Kant, 1992:204) Podría asociarse a partir de lo dicho, a la primera máxima, que al pensar lo “común” se va a tratar de eludir los prejuicios, pues éstos son “superstición”. Por lo tanto, la primera máxima no es “desinteresada respecto de la ausencia de prejuicios”. Convenimos destacar una cuestión de grado en la crítica kantiana, ya que como dirá más adelante en la metodología del gusto: humanidad designa “la posibilidad de poder comunicarse íntima y universalmente”, lo cual, agregado al sentimiento de simpatía permite que se constituya la sociabilidad. En la comunicación, se rompe el sentimiento privado de cada cual y se ejerce cierta libertad: libertad política. Dentro de la problemática del juicio, esta libertad es política porque representa la facultad constitutiva de la imaginación. Además, parte de la posibilidad de manifestarse mediante escritos u oralmente dirigiéndose a un público de lectores con pretensión de que, de modo general y ya en dimensión estética, ellos sientan placer por concordar con su propio estado de ánimo, contemplación mediante, aspecto permeable a ser considerado como parte constitutiva de todo sujeto. En la media en la que vale aclarar que no usamos libertad como concepto, Freiheitsbegriff, sino libertad propiamente dicha, Freiheit40. La libertad hace posible esgrimir el juicio político y puentea la libertad no a priori de la tercera Crítica con la libertad a priori de la primera Crítica, dando espacio a la libertad de CRPra. La expresión política, basada en el pensar por sí mismo que tiene como fin el juicio político, da cuenta de las mismas facultadas reorganizadas, y la posibilidad de pensar lo público dónde se desdibuja la frontera con lo privado. El apartado de la Analítica Trascendental de CRP, intenta apelar a la imaginación en el 39 Recordemos que estas máximas tienen sólo uso pedagógico y no podrían incluirse en el trascendentalismo kantiano, en el sentido que preparan para éste pero sin llegar a completarlo. En nuestra lectura, dichas máximas tienen un rol muy importante ya que permiten el desarrollo del sujeto político que vota. 40 Se marcan en la traducción de Pablo Oyarzún cuatro lecturas de la libertad -Freiheit-: a) De la Imaginación; b) Facultad supra sensible; c) De la voluntad; d) Política. (Ver pág. 462, CFJ). Arendt, en las Conferencias sobre la filosofía política de Kant, en cambio, aclara que “las cuestiones metafísicas refieren a lo que no puedo conocer. Por lo tanto, no puedo dejar de pensar aquello que no puedo conocer porque se refiere a lo que más me interesa: la existencia de Dios; la libertad sin la cual la vida sería indigna para el ser humano, sería 'bestial'; la inmortalidad del alma.” Entendemos estas libertades de la imaginación y la política como enlazadas. 41 momento de mayor algidez, el de la síntesis. Recordemos que el entendimiento reúne las intuiciones y lo aprendido por los sentidos. En ese paso, el entendimiento es auxiliado por la imaginación. Con palabras de Arendt: “Es la imaginación la que aporta los esquemas al conocimiento y los ejemplos al juicio”41 en la CFJ es la imaginación la de rol protagónico 42; cada facultad hace lo suyo. Es precisamente aquí, en la relación entre las facultades, donde se genera lo que Kant llama “sentimiento”: esa energía de ida y vuelta entre imaginación y entendimiento que da lugar a pensar cumplidamente a la vivificación recíproca. Recordemos el § 10 de la Analítica Trascendental de CRP, en el cual Kant indica: “Es la síntesis en general, como próximamente veremos, la simple obra de la imaginación, es decir, una función ciega, aunque indispensable, del alma, sin la cual no tendríamos conocimiento de nada, función de la que rara vez tenemos conciencia. Pero es una función que pertenece al entendimiento, y que es la única que nos procura el conocimiento propiamente dicho, el llevar esta síntesis a conceptos.” (Kant, 2004:245) Hay que decir que la imaginación participa en el conocimiento, aunque no lo determina. En este aspecto, resaltamos al entendimiento como el determinante del conocimiento. Pero, recordemos en vistas al juicio estético, que la imaginación esquematiza sin conceptos: “Pueden someterse mediante el análisis, diferentes representaciones a un solo concepto, asunto del cual se ocupa la lógica general. La lógica trascendental, al contrario, enseña llevar a conceptos, no de las representaciones, sino de la síntesis pura de las representaciones. Lo primero que debe sernos dado a priori al efecto del conocimiento de todos los objetos es la diversidad de elementos de la intuición pura; la síntesis de esta diversidad por la imaginación, es lo segundo, aunque, sin embargo, no dé aún conocimiento alguno. Los conceptos que dan la unidad a esta síntesis pura, y que consisten únicamente en la representación de esta unidad sintética necesaria, son la tercera condición para el conocimiento de un objeto cualquiera y descansan en el entendimiento.” (Kant, 2004:246) En la cita anterior, vemos el contraste entre modos representacionales: es el entendimiento de rol determinante en la formación de conceptos. La apropiación política realizada por Kant durante la revolución, está en el propio juicio político que piensa sobre dichos acontecimientos. Él ve el juicio político en quienes formaron parte juzgando tales hechos mediante el sentimiento. Referido a la revolución francesa, aclara Arendt sobre Kant: “Su simpatía procede de un puro placer contemplativo y complacencia inactiva.” (Arendt, 2003:36) Éstas son las mismas características de quienes juzgan estéticamente, ya que al contemplar lo bello tenemos ánimo contemplativo, brindado por el movimiento de las facultades. Guardando estrecha relación, el sentimiento revolucionario, en la lógica de los afectos que trama dentro de lo empírico de la Belleza y cierta intelectualidad también afín. 41 42 Op. Cit, 2003, p 146 Ver las menciones al §35 de CFJ. 42 El sujeto político al que intentamos hacer referencia nos pone en la disputa sobre lo público mediante el juicio político. ¿Qué se entiende por lo público? En realidad, lo público se define en oposición a lo privado. El problema que parece extenderse es el de la posibilidad/imposibilidad de la realización de ciertas actividades que terminan siendo sojuzgadas bajo el dominio subjetivo. Una de ellas es la actividad de la representación. La propiedad privada dibuja en el escenario de lo político un sujeto autónomo, pero que carece de política, que no puede ser crítico con ciertos prejuicios que él posee. En este sentido, la pretendida autonomía que logra el artista, gracias a juzgar él mismo el arte, se convierte en un ejercicio interpretativo, la mirada del espectador sobre la propia obra, que le permiten juzgar, él mismo con43 o sin el arte la situación política de una época. Sólo aquel que entiende el sentido en que aparece lo público, puede valorar el trabajo colectivo alcanzando cierta idea de comunidad y cierta ética común aparejada. 4.2. Antropología La importancia de la Antropología en el contexto de la presente investigación gira en torno al conocimiento de la imaginación en tres aspectos fundamentales, que el filósofo Mario Caimi investigó en el reciente trabajo La imaginación en la Antropología en sentido pragmático. Estructura del texto y estructura del concepto Nota Allí, presenta a la imaginación como “una facultad de [tener] intuiciones incluso sin la presencia del objeto”. Ahora bien, la novedad sobre la imaginación, en este texto, es la siguiente: “La imaginación productiva no puede crear un color ni una combinación de colores que no haya observado antes. 44 La novedad producida por la imaginación productiva es una composición nueva, por la que se produce una “cosa enteramente nueva”.45 “Algo es completamente nuevo según la forma, aunque la materia resida ya en la imaginación”.”46 (Caimi, 2013: 35) En resumidas cuentas, consideramos que la imaginación estética puede ayudar en la inventiva política y, por ese motivo, resulta pertinente presentar la Antropología. También nos gustaría mencionar la imaginación asociativa, imaginación por afinidad e imaginación plástica. Es la imaginación misma la que tiene el poder previsor, según la Antropología, previsor y tiende por lo tanto a adelantarse y pensar el no ser. Recordemos el trabajo Sueños de un visionario, en el cual Kant advierte sobre toda profecía o mística en materia metafísica, que no será aceptada. 43 El Guernica de Picasso constituye un ejemplo de la guerra española y la mirada crítica del autor frente a las atrocidades del conflicto haciendo uso de la pintura. 44 Anth, AA VII: 168. Se podría suponer aquí una alusión al conocido pasaje de Hume sobre el “matiz de azul”; Kant se refiere a una combinación de azul y amarillo, que produce el verde. 45 Anth, AA VII: 177 nota. Brandt sugiere que hay que distinguir dos concepciones de la imaginación productiva: una transcendental y una empírica, que es la imaginación productiva poética. 46 Reflexión 974, AA XV: 427. 43 En trabajos posteriores al Crítico, Kant escribe la Antropología (publicada en el año 1798). Desde allí, nos hacemos la pregunta: ¿Qué rol tiene la imaginación? La imaginación es productiva, es decir, artística y creadora, en su libertad, de posibles formas. O ella es reproductiva: “La imaginación es, según Kant, la facultad de hacer presente aquello que está ausente, la facultad de la re-presentación, o bien, la capacidad de tener intuiciones sin la presencia del objeto.”47 (Arendt, 2003:144) La fuerza alojada en el ánimo, como punto de reunión de las facultades, permite interpretar cierta serie de conceptos unidos (ánimo, sentimiento, afecto) para fomentar cierto vitalismo que existe en el centro la humanidad. Tal vivificación la encontramos en el § 9: el efecto de la vivificación puede ser sentida, en efecto, por el ánimo. La naturaleza: la noche, el día, las estaciones, árboles, animales, tienen cierta potencia que Kant descubre, cotejándola con el arte. Lo importante es validar que la naturaleza potencial habita al sujeto. ¿Qué quiere decir esto? Que podemos investigar sobre la cuarta pregunta presentada por Kant: ¿Qué es el hombre? El objeto más importante del mundo al que el hombre puede abocarse es el hombre mismo, porque él es su propio fin último. Una antropología puede hacerse en sentido fisiológico y en sentido pragmático. El primero estudia de investigar la naturaleza del hombre; el pragmático, estudia el hombre mismo, ser que obra libremente, hace o puede y debe hacer de sí. El hombre como ciudadano del mundo forma parte del estudio de la antropología en sentido pragmático. El que “tiene mundo” entra en juego con él; mientras, el que “conoce el mundo”, se limita a comprender el juego que ha presenciado. El viajar trae consigo la vivencia antropológica. Textos literarios, relatos de viajeros, ayudan a comprender la Antropología. El concepto de imaginación ha sido utilizado en dos direcciones diferentes en la Antropología; uno es productivo y el otro, reproductivo. El rol productivo antropológicamente 48 se divide en: plástico, afectivo y asociativo. El rol reproductivo asociado a la memoria apenas es mencionado en CFJ. En esta dirección, Kant aclara el aspecto sublime como rasgo antropológico serio que abarca el juego de la facultad de fantaseo. Hay un impedimento del sentido vital, es más: la imaginación queda desbordada por su actividad en el individuo. Recordemos que lo sublime sólo existe en el interior del sujeto, se desarrolla en él. La Naturaleza se relaciona con el juicio en tanto la primera vivifica nuestro ánimo. Hay un 47 Arendt tiene en cuenta De anima de Aristóteles y el trabajo de Christian Wolff, Vernünftige von Gott, der Welt und der Seele des Menschen, auch allen Dinge überhaupt (1720). 48 Hay que hacer una salvedad importante con los animales no humanos. Ellos tienen arts inventis (arte inventiva). Quiere decir que los animales pueden hacer arte, producir sin gozar de la facultad de la razón. 44 desplazamiento en la teoría kantiana al juzgar las flores y los frutos: no hay una atención eminentemente cognoscitiva al dirigir la atención a la belleza. En tales instancias, prima el rasgo subjetivo y no el práctico. El trabajo subjetivo de la Crítica da cuenta de la posibilidad del estudio de nosotros mismos y, de allí, la conexión con la antropología. Las diferentes culturas (castas) son de interés para Kant en su Antropología que sigue, como ya dijimos antes, las ideas Estéticas, en especial las referidas a la imaginación productiva (produktiv). Cassirer encuentra un rol político en el filósofo de Könisberg, en su libro Kant, Vida y Doctrina. Cito: “Kant se alía a la filosofía berlinesa de la Ilustración, cuyo órgano central era aquella Berlinische Monatschrift, dirigida por Biester, y batalla en unión de ella contra la reacción política y espiritual entronizada en Prusia.” (Cassirer, 1978:428) Las anteriores palabras de Cassirer permiten mostrar la actitud de Kant ante el mundo de los lectores. Así como es él quién sostiene el juicio político a favor de la revolución francesa a partir del sentimiento, se encarga de defender públicamente sus ideas contra la situación política de su época. Las revistas siguen siendo un espacio de reunión de los intelectuales 49 comprometidos y de la vida política. Ésto sucede de dos modos: o bien, se introducen elementos de la filosofía dentro de la teoría política; o bien, militando en política. El primer modelo es el caso de Kant y Arendt; el segundo de Russel y Sartre. Los diversos modos en los cuales los escritores se dirigen a un público de lectores por medio de trabajos artísticos, como por ejemplo la poesía, testimonian un espacio abierto de reflexión. En términos kantianos, podemos afirmar la superioridad de la poesía 50 en relación a otras artes. Poéticamente, podemos considerar si la poesía puede transmitir valores estéticos y éticos. Ésto es comprensible gracias al ideal que propicia las bonmots. Kant sigue pensando en la relación entre arte y naturaleza. Algunas cualidades de la Naturaleza que tienen eco aquí: “El color verde de los prados pertenece a la sensación objetiva, como percepción de un objeto de los sentidos; el agrado del mismo, empero a la sensación subjetiva, por la cual no es representado objeto alguno; esto es, pertenece al sentimiento, por el cual el objeto es considerado como objeto de la complacencia (que no es un conocimiento de aquél).” (Kant, 1992:124) Intenta Kant legitimar la reflexión poética en el libre juego de las facultades y mostrando el vuelo inventivo de la imaginación, pensando un uso distinto a la búsqueda pura de la razón. La valoración que estamos realizando congratula la participación en revistas del pensador alemán, primeros fomentos de la libertad de expresión. Las revistas, en principio, se separan de las 49 Otto Gross participa de las revistas tanto de Berlín como de otras de Europa. Se reunía en los cafés Grössenwahn tanto como el Stefanie. Publicó en “Die freie Straße”. 45 publicaciones académicas intentando abrirse al público en general. Vale aclarar que el lenguaje que utiliza Kant es distinto. Las intervenciones de Kant en las revistas fueron pertinentes no sólo para aclarar algunos problemas que dificultaban su comprensión sobre el “período crítico” sino también para divulgar las teorías por él propuestas. La intervención en la Berlinische Monattsschrift ejemplifica las pretensiones de Kant de vitalizar su teoría en otros estratos sociales y culturales. El estilo de los escritos publicados en revistas de Kant tiene pretensión de ablandar el ideal fuertemente ilustrado y lograr un mayor alcance de la ilustración. En todo caso, la ilustración se corresponde con manifestarse abiertamente a un público de lectores.51 ¿Es la palabra “público” sinónimo de “popular”? Habría que tener en cuenta las ideas editoriales de la época y el acceso que tiene la población a este tipo de publicaciones. Sin embargo, tales pretensiones exceden los límites del presente trabajo. Sin embargo, podemos afirmar que la revista mensual berlinesa aparecía durante el gobierno de Federico II durante los años 1783 hasta 1811. Kuno Fischer advierte que las revistas pertenecen al ámbito científico y a veces chocan con las disciplinas colindantes. En efecto, Kant se dirige siempre a un público de científicos en sus escritos publicados en la Revista Berlinesa. Sus palabras son: ”Kant mismo ofreció esta ocasión al fanatismo de Berlín. Había enviado para su publicación en 1792 a la Revista Mensual de Berlín, inspirada por el racionalismo de aquella época, un trabajo sobre el «mal absoluto». Se hacía la impresión de la Revista en Jena; pero con objeto de evitar todo lo que pudiera sugerir el pensamiento de que se había querido evitar la censura y hacer una especie de fraude literario, encargó Kant explícitamente que se sometiera su artículo a la censura de Berlín. Dió Hilmer la autorización para que se imprimiera, añadiendo sin embargo para su completa tranquilidad que lo hacía «en vista de que los artículos de Kant sólo son leídos por los científicos muy profundos.»” Se publicó el artículo en Abril de 1792. Poco después envió Kant al mismo periódico y con la misma recomendación su segundo trabajo sobre «La lucha del bien y del mal.» Como asunto concerniente a la teología bíblica, pasó este escrito a la censura común de Hilmer y Hermes. Negó este último el imprimatur. Apoyó Hilmer a su colega y comunicó por escrito esta resolución al director de la Revista. A las observaciones de este se replicó sencillamente «que los censores no tenían otro criterio que el decreto sobre religión y que no podían dar explicaciones de ningún género.» Esto imposibilitó desde luego la publicación del artículo en la Revista Berlinesa. Pero Kant, que había publicado ya la primera disertación, deseaba vivamente hacer lo mismo con las tres siguientes que se hallaban enlazadas con la primera de un modo íntimo y directo. No había otro camino posible que dar este escrito a una facultad teológica para que lo examinara y diera el necesario permiso. “ (Fischer, 1875: 37) 51 Ideas tomadas del ya mencionado artículo Respuesta a la pregunta ¿Qué es la ilustración? 46 Bosquejamos una conclusión parcial sobre el trabajo político de Kant en referencia a las revistas. El filósofo de Könisberg es un pensador de lo político, ya que debilita las ideas teleológicas y las aproxima a expresiones culturales. La mirada y publicación que Kant dirige a las revistas está cargada de un “gesto político” que se entiende a partir del artículo Respuesta a la pregunta ¿Qué es la ilustración? Allí, Kant insta a los pensadores a que se manifiesten por escrito, que liberen sus escritos, que los hagan públicos. Con lo anterior, intentaremos un recorrido político de la Analítica de lo Bello en la CFJ:“Yo respondo que el uso público de la razón debe ser siempre libre y éste sólo puede lograr realizar la ilustración entre los hombres.” (Kant, 2003:5) La estética, desarrollada en la CFJ, es delineada en la Analítica de lo Bello. Se divide en cuatro momentos: cualidad, cantidad, relación y modalidad. Dando paso al sapere aude!,52 identidad política. Es de importancia lo que sucede con la libertad del juicio. La libertad en sentido kantiano tiene, en el parágrafo citado, relación con el pensar aportada por la imaginación en juego con el entendimiento que tiene consonancia en lo suprasensible. Sea en el plano estético o político, la tercer Crítica es un puente entre las dos anteriores y el artículo ¿Qué es la ilustración? ayuda a comprender el uso blando, es decir, no coercitivo de las facultades. 4.3. Sapere Aude Immanuel Kant, en el año 1784, diferencia entre dos usos posibles de la razón: “Yo respondo que el uso público de la razón debe ser siempre libre y éste sólo puede lograr realizar la ilustración entre los hombres. El uso privado de la misma tiene que limitarse con frecuencia demasiado, sin obstaculizar por ello el progreso en particular de la ilustración. Pero entiendo por uso público de la propia razón el que hace cualquiera como intelectual ante su público del universo de lectores. Denomino uso privado, el uso que está permitido hacer de su razón cuando se le confía cierta responsabilidad o un cargo civil.” (Kant, 2003:5) En la cita anterior se evidencia el rol del juicio implícito en la tarea del intelectual, la cual consiste en la publicación de sus ideas a un público de lectores. En ese acto de comunicación o acto comunicativo, el escritor se ubica como docto. A base de esfuerzos ha adquirido sus conocimientos y se encuentra en condiciones de transmitirlos. Algo similar ocurre con las publicaciones en revistas, ensayos, dialécticas entre obras, o incluso en la enseñanza 53. No obstante, es importante tener en cuenta qué acontece con las facultades del ánimo al juzgar. Dos de las más importante son el entendimiento y la imaginación. La afirmación del sujeto, 52 53 ¡A conocer atrévete! Docëre: enseñar, del latín. 47 en instancias estéticas, se da por la disposición libre del ánimo, para lo cual el entendimiento no debe, o no tiene necesariamente, confrontarse con las pesadas categorías del conocimiento. Recordemos que las categorías son desarrolladas en la CRP y, allí, el entendimiento tiene un rol coercitivo, fijando límites precisos para acceder al conocimiento que se dará a través de los juicios sintéticos a priori. Ahora bien, a propósito de lo dicho en el párrafo anterior, el a priori está presente o sigue estando presente en los juicios de gusto que tienen analogía con los juicios sintéticos a priori (revisar §36), ya que sostiene Kant en § 12, lo siguiente: “La conciencia de la conformidad a fin puramente formal en el juego de las fuerzas de conocimiento del sujeto, a propósito de una representación por la cual es dado un objeto, es el placer mismo, porque contiene un fundamento de determinación de la actividad del sujeto en vista de la vivificación de sus fuerzas de conocimiento.” (Kant, 1992:138) Entonces, es posible mantener cierta pretensión de conocimiento aún dirigiéndonos en estética con relación a la expresión modos de conocimiento que proporciona el arte según el § 44 de la CFJ. Allí, se advierte la imposibilidad de desarrollar una ciencia del arte, pero sí éste puede brindar cierto conocimiento, cierta habilidad. En el lenguaje contemporáneo, se utiliza la distinción entre know how (reconocer como) y know what (reconocer qué) para señalar justamente cierto conocimiento en el hacer. Bajo este mismo sello, el filósofo sudafricano y neokantiano, John Mc Dowell, habla de un “yo hago” que continúa la noción kantiana de “yo pienso”. Dicha noción la encontramos en el libro Mind and World (McDowell, 2003: 152). Si bien sus investigaciones se dirigen al ámbito de la filosofía de la mente, iluminan nuestro trabajo. Esta actividad está conceptualizada y permite que al realizar una obra de arte, por ejemplo, utilicemos determinados conceptos que se plasman materialmente. Este neokantismo de John McDowell permite dejar de lado la síntesis trascendental y conceptualizar la experiencia. En el plano estético de CRP, Kant trabaja con el espacio y tiempo, intuiciones formales captadas por la imaginación. En el contexto científico, se renuevan las lecturas sobre éstas. Particularmente, al detenernos en la idea de universo. Cuando habla de la totalidad del mundo, Kant estuvo frente a la idea de universo. ¿Cómo puso Kant la idea de mundo? Vio ciertos segmentos, luego planteó hipotéticamente la idea de mundo. Para lo cual debió utilizar la imaginación. Los científicos que estudian un sector de la física lo hacen dentro del sistema solar, después no pueden garantizar el alcance de las fuerzas. Es de nuestro interés mostrar un matiz en el rol que cumple el entendimiento en CFJ, según el cual el entendimiento no persigue una epistemología o una teoría del conocimiento estricta, pero sí legitima los juicios de gusto. El §16 de la CFJ ilustra esta idea: 48 “Las flores son bellezas libres de la naturaleza. Qué cosa debe ser una flor difícilmente lo sabe alguien además que el botánico, y aun éste, que reconoce en ella el órgano de fecundación de la planta, no tiene en consideración este fin natural cuando juzga acerca de ella a través del gusto.” (Kant,1992:45) Es importante notar que tal apariencia del mundo natural al cual pertenecemos se presenta sin la posibilidad de alcanzar hasta su última partícula. Es decir, Kant es consciente de la imposibilidad de alcanzar la completitud del mundo natural con las facultades de conocimiento. Con ese motivo avanza hacia todo lo no racionalizado en sus críticas anteriores, lo estético y la teleología. Lo estético permite remitirnos al costado político kantiano. El uso público de la razón, a diferencia del uso privado, es caracterizado por la inexistencia de límites, según el artículo Respuesta a la pregunta ¿Qué significa la ilustración? El intelectual espontáneamente se sirve de la autonomía estética a la que ha llegado por el desinterés y la libertad para dar respuesta a cierto problema del día, e interviene directamente. Ésta es la tarea que emprende Kant frente a los acontecimientos de su época, a partir de los escritos del '74 hasta llegar a la censura nuevamente con la Religión dentro de los límites de la mera razón. En ese arrojo, podemos pensar, los hombres y mujeres salen de su minoría de edad y se configuran tanto políticamente como estéticamente. Al pasar a otro interesante punto, cabe preguntarse si el desinterés como la libertad54 son cualidades inseparables del juicio estético. A la libertad del juicio le cabe la pregunta: ¿Qué hay más próximo y propio que el propio gusto? El gusto nos configura en tanto vivimos en sociedad y podemos comunicarlo. En efecto, podemos formularnos la siguiente pregunta: ¿De qué serviría adornar mi choza si viviera sólo en una isla? Se agrega al problema sobre el cual trabajamos la dimensión social y su comunicación. El rasgo de comunicabilidad del juicio hace que lleguemos a desarrollar nuestro gusto sólo en sociedad, nuestra choza puede estar sin arreglo alguno si vivimos en una isla en la que el único que la habita soy yo. Se va gestando lentamente la idea de un sensus comunis, el cual va a ser fundamental, según la lectura de Arendt y Gadamer, en tanto el gusto tiene validez ejemplar para la primera y es general y comunitario para el segundo. Como anticipamos en la introducción, la idea de que exista algo en común a todos vuelve a interrogarnos por el rol de lo público. En política, el juicio estético que comparte el alcance con el juicio político tienden a mostrarnos que hay ideas compartidas en tanto sujetos que juzgamos. Kant advierte que somos dotados con gusto cuando no imitamos modelos de otros, o bien 54 Jorge E. Dotti, en su artículo Libertad del juicio: epistemología y política a la luz de la tercera Crítica, tiene en cuenta la dimensión epistemológica y legitimación del conocimiento de la naturaleza en CFJ o CJ (Crítica del Juicio). Esta nota es de cardinal importancia porque nuestra idea general es articular la autonomía política sin olvidar el plano gnoseológico trazado por Kant en su “libro más importante”: Crítica de la Razón Pura. 49 podemos imitarlos, pero sabiendo separarnos a la hora de juzgarlo, se infiere la pretendida autonomía del sujeto que juzga. En el §17 de CFJ, advierte: “De ahí se sigue, empero, que el más alto modelo, el arquetipo del gusto, sea una mera idea que cada cual debe producir en sí mismo y según la cual debe él juzgar todo lo que sea objeto del gusto, e incluso el gusto de cada cual.” 55 (Kant, 1991:47). Del párrafo anterior se sigue la imposibilidad del desarrollo de la idea de perfección. Sin embargo, queda el argumento de los arquetipos y la posibilidad de juzgar la belleza estética. En Kant, el ideal de belleza está ligado a la figura humana. En él se desarrolla, en tanto está el fin en sí mismo, la eticidad. El conocimiento de sí mismo tiene, a nuestro entender, un importante rol en la actividad de configuración de las fuerzas representacionales. En esto, el § 40 advierte sobre cierta metodología a seguir para alcanzar el ensanchamiento de esas fuerzas. Entre ellas también está pensar de acuerdo consigo mismo, ser consecuente. Pero el interés de Kant en la introducción de la CFJ, es que ésta sea leída por un filósofo trascendental. Nos parece que este tema puede problematizarse teniendo en cuenta el aspecto de la afirmación de sí mismo de Kant al posicionarse él como filósofo trascendental. Es un punto que por espacio y tiempo no explayaremos. Kant pondera dos afirmaciones que tienen un gran eco en la estética moderna: la primera, “todo lo que sea objeto del gusto”, y la segunda instancia “el gusto de cada cual”. Con la primera intención, se refiere a toda la materia artística (pero no nos olvidemos que hay una fuerte impronta de la Naturaleza en esta obra). Por lo cual la naturaleza, corrige la obra artística. En efecto, Kant toma, sobre el final del § 17, la figura humana, como si ella fueran la finalidad sin fin. Se liga, entonces, a la primera instancia. La segunda, pues, si nos miramos a nosotros mismos quedamos reunidos como naturaleza. Pensamos que la pretensión de llegar al gusto de cada cual fija lo que tenemos de común quienes juzgamos. En efecto, nosotros tendemos a producir el ideal de lo bello. Otra perspectiva de revisar la segunda instancia es pensando en los que juzgan sobre arte y, también, sobre lo bello. En nuestro tiempo, le llamaríamos “críticos de arte”. Ellos son los portadores de cierta capacidad modélica en el juzgar que los ubica en esa posición. En esta dirección, consideramos que puede formarse en el sujeto estético juzgante el gusto, así como el sentido común es adquirido y no ser meramente un don, como pretende Hume. El mismo nombre de 55 La cita del párrafo anterior continua: “Idea significa propiamente un concepto de la razón, e ideal la representación de un ser singular en cuanto es adecuado a una idea.” De aquí podrían hacerse algunas consideraciones respecto a las diferencias de la palabra Idea, en sentido estricto, en CRP. El problema es que en la Dialéctica Trascendental advierte tres Ideas fundamentales: la de libertad, la de dios y la de inmortalidad. No es posible un reduccionismo a alguna de las tres ideas. Nuestra lectura se decide por la de libertad, aunque parece ser que Kant está dando posibilidad de que crezcan nuevas Ideas que pongan en tención el ideal. Hay, quizás, el brote de la idea de lo Bello o el concepto de razón de lo Bello. En esa dirección, parece resurgir cierto platonismo en la lectura del filósofo de Könisberg. 50 la obra pone al juicio como objeto de la crítica. 4.4. Crítica del gusto y juicio de gusto Kant pretende fundar la legalidad del juicio. Pero si hablamos de juicio, le van implícito en su discernir representaciones que han devenido duras con el correr del tiempo y que ya no se identifican con el concepto; pues, los conceptos, en tanto existentes, condicionan y fundan el ámbito del conocimiento del cual Kant se intenta separar en CFJ. Pero se mantienen presentes como autoridad formal tutorial, digamos, en referencia a los juicios reflexionantes que incluyen los juicios de gusto y los juicios estéticos como también los juicios teleológicos, de la segunda parte del libro. El interés, al desplazarse del juicio de gusto, produce una ruptura con el interés por el conocimiento y las representaciones (del entendimiento y de la imaginación) ligadas al interés gnoseológico del objeto. Se pretende fijar la atención en lo que acontece en nosotros mismos cuando juzgamos, en nuestro ánimo. El ánimo, o las facultades del ánimo: la Facultad de Conocimiento, el Sentimiento de placer y displacer y la Facultad de desear56. La facultad de juzgar es estética reflexionante. Reflexionar, precede a todo concepto del objeto, la ley fijada por sí misma procede técnicamente, no esquemáticamente. Se puede hacer una segunda distinción entre técnica y artísticamente; siendo que artísticamente procede del concepto de naturaleza como arte,57 ya mencionado en apartados anteriores. El principio lo halla dentro de la facultad de juzgar misma. De allí, la apertura al subjetivismo estético. 4.5. Conceptos, entendimiento, imaginación y sentido común58 Comenzamos este apartado pretendiendo generalizar el gusto y no reducirlo al mero ámbito de los sentidos. Kant pone el acento en los sentimientos; allí es dónde debe desarrollarse el ánimo. 56 Idea extraída del Cuadro de la Introducción que lleva por título “XI. INTRODUCCIÓN ENCICLOPEDICA DE LA CRITICA DE LA FACULTAD DE JUZGAR EN EL SISTEMA DE LA CRITICA DE LA RAZÓN PURA.” Se trata de una introducción enciclopédica, no propedéutica, por lo tanto forma parte del sistema. Otro punto interesante tratado aquí es la legalidad objetivamente contingente, pero subjetivamente necesaria. Por esto, Kant se habría ganado el mote de subjetivista estético. 57 Respecto a este punto, es interesante ver que el principio que da la facultad de juzgar, con mayor laxitud que la lógica, es una orientación. Las consideraciones sobre la manera de proceder artística la da el genio, es decir, el genio da la pauta, la norma del gusto. La naturaleza le informa el canon, pero él lo instaura arbitrariamente. 58 En su Historia de la Belleza, Umberto Eco destaca el importante lugar del sentido común en la antigüedad: “Respecto al arte egipcio, la escultura y la pintura griegas suponen un progreso enorme, favorecido en cierto modo por el vínculo que se establece entre arte y sentido común.” (Eco, 2002:42) 51 Recordemos cuando en los apartados anteriores de la Deducción Trascendental de las Categorías los separa de la deducción de las mismas de la mera experiencia, ya que éstas vendrían dadas por el entendimiento (Verstand). Ahora, pongamos atención a lo siguiente: a Kant le interesa más el correlato de la experiencia que, en definitiva, lo que ella misma trae aparejado. Porque hay una intención de llegar a concluir que la experiencia es relevante, pero en tanto da un contenido experiencial. Sin embargo, el juicio de gusto es a priori. Ahora bien, revisemos lo sucedido: en el contacto con la Naturaleza, la experiencia de la misma devuelve un contenido que connota y denota la belleza, por lo tanto se hace eco del § 17 de CFJ, según el cual se esconde una interés ético en las creaciones humanas y en el juzgar. La experiencia 59 de la Naturaleza es, entonces, una vía para alcanzar cierto conocimiento aunque no podamos decirlo así en términos kantianos; más bien, el conocimiento se disfraza de opinión. Kant, en el §20, aclara que sólo bajo la pretensión de un sentido común tiene sentido el juicio de gusto; sentido común que, de algún modo, es abarcado por una dimensión no rigurosa ni determinante del conocimiento, pero sí es una dimensión “general” del mismo. Insistimos en que el juicio político se consigue al juzgar los acontecimientos de modo desinteresado y libre con sentido común, pero teniendo en cuenta la publicidad que tiene el juicio estético. El sentido común es un principio que determina por sentimiento y no por concepto con validez universal. Esto quiere decir que juicios estéticos y juicios políticos suponen un fundamento: el sentido común. Juzgamos como si cualquier otro en nuestro lugar juzgase del mismo modo. En esta dirección, quien juzga asume la existencia y la potencia de otra persona. Queda, entonces, dispuesta la imaginación para esta difícil tarea que tiene que ver con la comprensión60 en general, y, entre ellas, la comprensión del otro como reconocimiento61. Como cierre de este apartado, el problema del sentido común queda ligado a la problemática estética y política tanto como a la diferencia; es decir, Kant admite la pluralidad de pensamientos, pero está haciendo corresponder el carácter a priori del juicio estético con una idea de universalidad manifiesta en el asentimiento de todos -o al menos de la gran mayoría-; la complacencia necesaria del juicio estético genera sentimientos propios. Como ya dijimos, los momentos en que queda dividida la Analítica de lo Bello (Analitik der Schönheit) son: cualidad, cantidad, relación y 59 El contacto con Spinoza es evidente porque no sólo hay una experiencia positiva y expositiva de la misma, sino también de conocimiento, se da de acuerdo a la Ética en more geométrico. 60 Advertimos que toda la tradición hermenéutica se encargará de recuperar este término que tiene sus inicios ya en Kant. Heidegger, por ejemplo, y la importancia de Gadamer en la interpretación del lenguaje y el habla. 61 El reconocimiento tiene su base en la dialéctica hegeliana del amo y el esclavo de la Fenomenología del Espíritu. En Kant ,hay una dialéctica sin solución. Lebrun llama a estas antinomias dinámicas. Esta lectura fenomenológica permite en Heidegger adentrarnos en el campo hermenéutico. 52 modalidad. La cualidad, se entiende con arreglo a la primera definición de lo bello: “Gusto es la facultad de juzgar un objeto o un modo de representación por una complacencia o displacencia sin interés alguno. El objeto de tal complacencia se llama bello.” (Kant, 1992:128) La cantidad se vincula, como dijimos, a la pretensión de universalidad y asentimiento que deberían tener los hablantes de una misma lengua. Es decir, que todos en nuestro lugar juzguen del mismo modo o de la misma manera. La modalidad es la posibilidad de juzgar de acuerdo a un principio de conformidad a fin que es nada menos que el hilo conductor con la Naturaleza. Finalmente, la relación aparece como el rasgo a priori. 4.6. ¿Están o no los conceptos? En la introducción de la CFJ, Kant afirma que el juicio se da como un sentimiento de ida y vuelta entre imaginación y entendimiento: “puede presuponer un conocimiento como fundamento de determinación”. Aquí, una vez más, Kant es ambiguo con la presencia de los conceptos, y si el juicio reflexivo estético determina o no. En principio, hay que decir que no hay determinación en la reflexión, aunque algunos párrafos parezcan sugerirlo. En una dirección, en la que presenta su filosofía como sistema y la CFJ como puente entre las dos Críticas anteriores, parece decir: los conceptos, de algún modo, están presentes con vistas a un conocimiento más general. El rol de los conceptos aparece en el título del § 6, el cual dicta:“Lo bello es aquello que, sin conceptos, es representado como objeto de una complacencia universal.” (Kant, 1992:128) Algo semejante se producirá en la conclusión del segundo momento. Como venimos señalando, las pretensiones de conocimiento no desaparecen, simplemente Kant intenta pensar sin la determinación habitual de los conceptos. En referencia a este punto de si los conceptos están presentes, nos vemos conducidos a suspender el juicio. Es decir, no inclinarnos por su inexistencia o por su existencia. Y decimos que su carácter es problemático. Pero es bien sabido que hay de fondo un conocimiento más general que constituye el ámbito de CFJ. Es menester aclarar cómo es que el entendimiento (Verstand) interviene en el juicio estético y los conceptos allí no tienen su función habitual; lo curioso y paradójico es que los conceptos son las obras directas del entendimiento, pero no es el objetivo de Kant aquí ampliar el conocimiento. Por lo menos no en un sentido en el que se obtuviera por ello verdad o determinación de un universal a un singular, puesto que acá estamos en un territorio “especial” en el que el entendimiento no desaparece, pero estando no se ejecuta en todo su potencial. La facultad de juzgar misma sirve como fundamento de la formal condición subjetiva del pensamiento. Es la concordancia entre las fuerzas representacionales (entendimiento e imaginación) 53 de mucha importancia para Kant. La pretensión de juzgar estética es que todos en base a una complacencia, que a veces tiene el manto del deber, lo hagamos del mismo modo. Es nada más y nada menos que la pretensión de universalidad, esbozada ya en el § 6, presente también en la necesidad de complacencia del cuarto momento del §20. Es decir, juzgar frente a la belleza con voz universal, implica juzgar desinteresada y libremente, como si cualquier hombre juzgase del mismo modo. Implicando reflexionar y, también, un momento de invención por la mediación de la imaginación y el entendimiento en el rol artístico de las facultades. La relación con el sentido común es importante ya que sirve de fundamento del entramado común, intersubjetivo, que permite el correcto desenlace de las comunicaciones; ésto se pone en tensión en el § 21 de la CFJ: “que la universal comunicabilidad de un sentimiento supone un sentido común, éste podrá ser admitido entonces con razón y, ciertamente, sin hacer pie en este caso sobre observaciones psicológicas, sino como la condición necesaria de la comunicabilidad universal de nuestro conocimiento, que debe ser supuesta en toda lógica y en todo principio de conocimiento que no sea escéptico.” (Kant, 1992:53) Kant parece sugerir un nivel pre-convencional de comunicación que está asentado en el sentido común y permite relacionarnos. Esta referencia rousseauniana a un pacto social permite comprender ciertas convenciones que necesitamos los humanos al vivir en sociedad. Dicho esto, es posible pensar un escepticismo moderado de carácter cognitivo que estaría presente en el rol oscuro de los conceptos y anidaría en meras fuerzas representacionales. Con insistencia, observamos en el juzgar estético cierto límite al conocimiento que van de la mano del uso “blando”, es decir, no coercitivo del entendimiento: “Una idea estética no puede llegar a ser un conocimiento, porque es una intuición (de la imaginación) para la que jamás puede encontrarse un concepto adecuado. Una idea de razón no puede llegar a ser conocimiento, porque contiene un concepto (de lo suprasensible), para el cual nunca puede darse una intuición apropiada.” (Kant,1992:249) La distinción anterior entre ideas estéticas que nos interesan y también ideas de razón, posibilitan cierta lectura desde la inmanencia que vuelven a remitirnos al corazón de la investigación que puentea la libertad a no a priori de la experiencia misma de CFJ con la libertad a priori de CRP. Queremos decir que la imaginación trabaja sobre intuiciones que tienen la base en la intuición formal del tiempo. La experiencia se construye vía la vivencia de estas ideas estéticas. Ayuda a comprender más el uso de la imaginación el § 62, que lleva por título De la conformidad a fin objetiva, que es meramente formal, a diferencia de la material: “el espacio, sólo a través de cuya determinación (por medio de la imaginación, conforme a un concepto) era posible el objeto, no es una propiedad de las cosas fuera de mí, sino un mero modo de representar en mí, y que por lo tanto, soy yo quien introduce la conformidad a fin en la figura que trazo en 54 conformidad con un concepto.” (Kant, 1991:296) Como vemos, no hay un horizonte cerrado en Kant: nuestra experiencia es constitutiva de la realidad y la imaginación ayuda a ensanchar ciertos límites, a transformar la experiencia y cuenta en la intuición del mundo. Es precisamente cuando Kant vuelve a decir que la imaginación puede ser utilizada por la intuición (es decir. subordinar las intuiciones) cuando habíamos visto que el rol principal de la imaginación se da en la síntesis trascendental de CRP, cuando es una función del entendimiento. Hay que resaltar este rol dentro de la epistemología kantiana: la imaginación, o bien se vincula a las intuiciones, o bien al entendimiento. Nunca va sola. En CRP, Kant da la siguiente definición de intuición: “Sea como fuere el modo como un conocimiento se relacione con los objetos, aquel en que la relación inmediata y para el que todo pensamiento sirve de medio, se llama intuición.” (Kant, 2004:195) Al ser el fenómeno el objeto indeterminado de una intuición empírica y pasando a considerar la posibilidad de la intervención de la imaginación en la fundamentación de la experiencia inmanente, podemos decir: en primer lugar, con vista a la inmanencia, es la imaginación la facultad que hila las fuerzas intuitivas y hace posible a una representación inmanente. Esta idea es posible en CFJ gracias al concepto de experiencia que el filósofo de Könisberg posee. En segundo lugar , las ideas estéticas tienen prioridad sobre las ideas de razón, y permiten pensar del modo simbólico en relación a nuestra percepción. El orden simbólico está asociado al “bien textualmente”, se trata del “bien ético”, según el § 59. Una vez presentada la imaginación ligada al entendimiento, recordamos el uso que le da Kant en CRP, en tanto la esquematiza. El desplazamiento en CFJ consiste en que la imaginación tiene como objeto las intuiciones o representaciones, sin quedar atrapada en redes conceptuales. Por lo tanto, queda demostrado que la imaginación no representa del mismo modo que el entendimiento, siendo su rol principal -en el primer trabajo crítico- el esquematismo. Como advierte Haag en su trabajo Das empirische Wirken der produktiven Einbildungkraft,62 la imaginación actualiza la percepción de modo material; entonces, tenemos que rastrear las consecuencias dentro del marco de la CFJ ya que su teoría se centra en CRP63. Siguiendo el trabajo de Willfrid Sellars, que guarda cierta similitud con el título de esta investigación, The Role of imagination in Kant`s Theory of Experience,64 la imaginación completaría la percepción utilizando las actitudes proposicionales del sujeto. Esto quiere decir que la imaginación en Sellars trabaja con proposiciones. Estaría sugiriendo 62 Traducimos aquí el título por el siguiente: Trabajo empírico de la imaginación productiva. No tenemos el problema si asumimos que en realidad hay aplicación de la síntesis trascendental de CRP en el parágrafo 35 de CFJ. 64 Traducimos como: El rol de la imaginación en la teoría de la experiencia de Kant. 63 55 que la imaginación es parte de nuestra actividad intelectual que completa el trabajo del entendimiento. Por lo tanto, es necesario algún tipo de experiencia libre. En este sentido, la libertad es una facultad constitutiva. Al ser reflexiva la imaginación en el territorio del juicio del gusto, ésto según el §57 citado, se conectaría con el ámbito de la inmanencia. El problema es que esta facultad no es a priori. En la primera observación del §57, titulado Solución de la antinomia del gusto de CFJ, Kant aclara: “Son referidas, según un mero principio subjetivo de la concordancia de las facultades de conocimiento entre ellas (de la imaginación y del entendimiento), a una intuición, y se llama entonces estéticas, o bien son referidas, según un principio objetivo, a un concepto pero no pueden entregar un conocimiento del objeto, y se denominan ideas de razón, en cuyo caso el concepto es un concepto trascendente, que es diferente del concepto del entendimiento, al que siempre puede serle asignada una experiencia adecuadamente correspondiente y al cual, por eso, se llama inmanente.” (Kant, 1992: 248-249) En el § 40, Kant aclara: “Sólo allí donde la imaginación en su libertad, despierta al entendimiento y éste, sin conceptos, pone a aquélla en un juego regular comunícase la representación no como pensamiento, sino como sentimiento interior de un estado del ánimo conforme a fin.” (Kant, 1992:206) Con lo cual queda presentado el dinamismo presente entre entendimiento e imaginación; la ida y vuelta que se da entre ambas, relación que incluye cual incluye la comunicación del libre juego. Pero nuestra hipótesis consiste en pensar la posibilidad de la experiencia inmanente al interior de CFJ y encontramos indicios que ayudan en esta dirección. Una vez morigerado el problema de los conceptos, podemos entender la pregnancia ética, y que el juicio conduce a pensar el conocimiento que tiene asociado. Hilando fino, encontramos que hay cierta relación con la ética. Así: el juicio estético se separa del juicio práctica. Pero podemos tener un sentimiento estético próximo al sentimiento moral que culmine en el juicio estético. En la primera parte de CFJ, la libertad reflexiva de la imaginación ligada al entendimiento aparece bajo cierta conformidad a ley, por lo cual su libertad es condicionada, pero no es a priori. La imaginación deberá presentar conformidad con el entendimiento y no ir más allá de los límites legítimos que él le otorga. En tal caso, la analogía con el ámbito moral (CRPra) responde a la posibilidad de considerar el imperativo categórico, pertinente a la hora del juicio estético, que puede ser símbolo de eticidad 65. 65 Revisar el §59, en el cual se produce la sugerencia de vincular la estética a la moral. También, en el § 60, a un sentimiento moral. En esta dirección, Schiller escribe las Cartas de educación estética para el hombre. 56 4.7. Política y Paz Perpetua El enfoque escéptico de la Zum ewigen Fireden o La paz perpetua, adelanta ondas largas y medias en Argentina de paz. Sin haber perfección pero con Ética, el vínculo con el otro es existente. Las capacidades políticas de un estado se alcanzan gracias al despliegue conjunto de las mismas. En este sentido, Deleuze es pertinente ya que no hay poder sino deseo de poder. Kant aplica con el sentido común cierta pedagogía sobre el sujeto moderno, que esbozamos en apartados anteriores en búsqueda del sentido común político. El propio juicio de Kant, en referencia al estado en la CFJ, lo encontramos en el parágrafo 59: “Así, un Estado monárquico es representado por un cuerpo animado cuando es gobernado por leyes populares internas y, en cambio, por una simple máquina (como acaso un molinillo manual) cuándo es gobernado por una voluntad absoluta, mas en ambos casos sólo simbólicamente.” (Kant, 1992:258) En CFJ, es posible un parecido entre los juicios estéticos con los juicios políticos. Los juicios estéticos intentan desligarse de la determinación del concepto posibilitando un “conocimiento general” en el contexto de los juicios reflexivos. Lo mismo ocurre con los juicios políticos66, siendo éste un concepto trabajado por Hannah Arendt en La vida del espíritu67. Entonces, los juicios políticos no tienen la pretensión de un conocimiento determinante sino más bien pretensión de un “conocimiento general”. El entendimiento, en estos juicios, tiene un rol no habitual que consistirá en auxiliar la imaginación. La imaginación va acompañada por un conjunto de facultades. Los juicos políticos comparten con los juicios estéticos la apariencia de lo público. Ambos comparten un mundo común. Esto quiere decir que la caracterización y descripción de los juicios estéticos sirve en la comprensión de los juicios políticos. Si pensamos, entonces, en la posibilidad de justificar los juicios políticos como análogos a los juicios estéticos, podemos avanzar en la justificación de tal relación. Aunque por motivos de espacio y tiempo no desarrollaremos en el presente Trabajo tal noción, me refiero a la de opinión o 66 Nos referiremos, posteriormente, a la posibilidad de considerar el propio juicio político de Kant al juzgar la revolución americana en el contexto de la CFJ. También es importante señalar el rol de los juicios políticos al juzgar la revolución francesa. 67 Lamentablemente el proyecto no concluyó, pues es uno de sus últimos trabajos. Allí, Arendt aborda la problemática del juicio y Kant es fundamental, en especial la CFJ. Sin saberlo, dirá Arendt, Kant llega a erigir una filosofía política en CFJ. Ya que la facultad de juzgar es una capacidad separada al entendimiento y a la imaginación. A partir de la cual puede comprenderse la instancia política decisiva, ya que representa cierta capacidad pública que todos compartimos. Esta mirada política a una facultad de conocimiento le permite a la filósofa alemana ahondar en la idea de Marx que pensaban que la CFJ es un libro político por sintetizar los dos anteriores (CRP y CRPra). 57 doxa68. Entendemos que los juicios estéticos validan de cierto modo un ámbito que incluye a los juicios políticos, comparten cierto dominio común. Indicaremos el recorrido que posibilita legitimar y justificar los juicios políticos en tanto instancia reflexiva, legitimando el libre juego de las facultades (entendimiento e imaginación) en la CFJ. El ámbito político en Kant va cediendo espacio: es aquí que las pretensiones de universalidad van dejando lugar a lo reflexivo, destacándose lo particular. Entonces, los juicios estéticos en los cuales la imaginación esquematiza sin conceptos, permiten ser leídos en clave política, generando la idea arendtiana de juicios políticos y legitimándolos con la presente investigación así lograr la paz perpetua. La imaginación, en este sentido, tiene algo que decir. La autora Hannah Arendt tiene algunas palabras en la Condición Humana que pueden facilitar la comprensión de la imaginación en política: “Con otras palabras, no se trata de fuerzas o debilidad en el sentido de autosuficiencia. En los sistemas politeístas, por ejemplo, incluso un dios, por poderoso que sea, no puede ser soberano; sólo bajo el supuesto de un solo dios (“Uno es uno y sólo uno y siempre será así”) cabe que la soberanía y la libertad sean lo mismo. En las demás circunstancias, la soberanía únicamente es posible en la imaginación, pagada al precio de la realidad. De la misma manera que el epicureísmo se basa en la ilusión de felicidad cuando asan vivo a uno en el Toro Falérico, el estoicismo lo hace en la ilusión de libertad cuando uno está esclavizado. Ambas ilusiones atestiguan el poder psicológico de la imaginación, pero dicho poder sólo puede ejercerse a condición de que el mundo y los vivos, donde uno es y aparece como feliz o infortunado, libre o esclavo, queden eliminados en tal medida que ni siquiera se admita en calidad de espectadores del espectáculo de la propia decepción.” (Arendt, 2007: 308) La distinción entre estoicismo y epicureísmo de Arendt sigue siendo pertinente a la hora de analizar la libertad en relación a la imaginación. Interesante es la ligazón que se establece entre libertad y soberanía. El Estado y la paz en su interior es analizado por Kant en la Paz perpetua, donde propone la disolución de todo ejército permanente. El ejército debería ir disolviéndose lentamente, intensificando la paz. Hay un Estado de paz que es distinto al Estado de Guerra, antagónico a él. Kant, en el libro mencionado, intenta articular el pensamiento que configura una Constitución que incluya las bases para una Paz perpetua. La conciencia política depende de la autonomía del sujeto que está definida con arreglo a la validez universal. Lográndola con atención al sano entendimiento aún de aquel hombre que no lo ha cultivado. Como vimos, a partir de Kant se puede hablar incluso de una belleza libre a diferencia de 68 Referencia bibliográfica en esta línea de investigación la encontramos en Husserl y los griegos, trabajo de Klaus Held. Allí, se abre cierta búsqueda sobre el espacio de juicios que no son de conocimiento (episteme), pero que tiene pretensión plural de alcanzar cierta generalidad que permita la comunicación libre entre pares. Es decir, Held rompe con la división dicotómica tradicional según la cual ciencia y opinión están separados. Dirá, en cambio: hay algo de ciencia en la opinión que habilita pensar la política. 58 una meramente adherente. La autonomía del sujeto que juzga sea en el gusto, sea en política, debe partir de la defensa del juicio y el uso de la imaginación (la libertad reflexiva propia). Entonces, la pretensión de juicio político está relacionada con la del juicio estético. Podemos decir que el juicio político comparte cierto dominio con el juicio estético. Pensamos, entonces, en inaugurar nuevamente el ámbito de reflexión sobre este campo sin perder de vista la paz 69 que, sea o no de modo irónico, está presente en Kant. Con otras palabras, al emitir el juicio estético como al emitir el juicio político, hay libertad. Tal libertad remite a la imaginación. Pero el juicio político tiene aires de contemplación en la demora que permite al ánimo el discurrir imperceptible del tiempo. El rol reproductivo de la imaginación se asocia mediante las representaciones al carácter histórico de las mismas. Y en este rol, en esta vuelta al pasado de la imaginación, Kant observa cierta imposibilidad que puede tener la paz perpetua: “Ahora bien; el práctico, para quien la moral es una mera teoría, nos arrebata cruelmente la consoladora esperanza que nos anima, sin prejuicio de convenir en que debe y aun puede realizarse. Fúndase para ello en la afirmación de que la Naturaleza humana es tal que jamás el hombre “querrá” poner los medios precisos para conseguir el propósito de la paz perpetua.”(Kant, 2003:19) La aplicación de la imaginación, fuera del campo poético y reflexivo, tiene su alcance político. En primer lugar, imaginemos la devastación que producen los ejércitos durante y después de la guerra. En este sentido, representa ningún gasto económico propiamente dicho. En realidad, intentemos detenernos un minuto en el solo acontecimiento de la guerra; ese minuto de mínima reflexión ayuda a comprender mejor el caos que podría desprenderse en una situación bélica. Los lazos que parece ligar con el entendimiento son claros, en tanto se constituye una moral del o de los pueblos. Kant, en este sentido, es bastante claro y advierte que entre Estados hay diálogos. Detengámonos en el Artículo 2 de la Paz Perpetua: “Un Estado no es un haber, un patrimonio. Es una sociedad de hombres sobre la cual nadie, sino ella misma, puede mandar y disponer. Es un tronco con raíces propias; por consiguiente, incorporarlo a otro Estado, injertándolo, por decirlo así, en él, vale tanto como anular su existencia de persona moral y hacer de esta persona una cosa…” (Kant, 2003:4) Nos gustaría señalar el primer artículo definitivo de la Paz perpetua, que se basa en tres puntos: el primero, ligado a la libertad de los individuos de la República; el segundo, ligado a una dependencia de una legislación común; el tercero, principio de igualdad de todos los habitantes con sede en un contrato originario. Habría que tener en cuenta que el término “Paz” no se trivialice en el mero término “Pax” que constituye la hegemonía entre dos o más Estados. Este es un problema religioso y no meramente laico, como indicamos al comienzo de la investigación. 69 59 El primer artículo aclara la necesidad de que, en una República, los ciudadanos deben dar consentimiento para declarar la guerra. En cambio, la guerra es lo más sencillo para el presidente que, en última instancia, está rodeado de riquezas. Con lo anterior, nos servimos en la presente investigación del uso previsor70 de la imaginación y los derechos humanos que se pueden derivar del mismo. En CRP, Kant estima en la Dialéctica Trascendental dirigirse a la política. La cita es la siguiente: “Una organización de la máxima libertad humana de acuerdo con leyes que la libertad de cada cual pueda coexistir con la de los demás (no de la máxima felicidad, pues ésta ya vendría por sí misma como consecuencia), es por lo menos una idea necesaria que tiene que servir de base, no sólo en el primer proyecto de una Constitución de Estado, sino también en todas las leyes, y al hacerlo, así, es preciso prescindir al principio de los actuales obstáculos que pueden surgir inevitablemente no tanto de la naturaleza humana cuando más bien de haber descuidado la genuina legislación.” (Kant, 2004:431) Lo político, en Kant, está dado por la capacidad o comprensión al hilar la libertad al interior del juicio político. La unidad de la libertad, al no depender de la experiencia en CRP y el contraste con CRPra, trasluce la misma libertad en el ámbito de la experiencia, unificándose finalmente en CFJ en la libertad propia de la imaginación al reunir las representaciones y hacer posible el juicio político. Con esto, quedan esbozado los juicios políticos de Kant y su interés en el desarrollo político. El ciudadano debe atenerse a las reglas que le permiten lograr la libertad, en especial la libertad de la imaginación, mientras que la felicidad viene como añadidura. La libertad nos permite movernos del plano estético al político. Gadamer advierte: “Cuando Kant llama así al gusto el verdadero “sentido común”, está abandonado definitivamente la gran tradición político-moral del concepto de sentido común que hemos desarrollado antes. Para él son dos los momentos que se reúnen en este concepto: por una parte la generalidad que conviene al gusto en cuanto éste es efecto del libre juego de todas nuestras capacidades de conocer y no está limitado a un ámbito específico como lo están los sentidos externos; pero por la otra el gusto contiene un carácter comunitario en cuanto que según Kant abstrae de todas las condiciones subjetivas privadas representadas en las ideas de estímulo o conmoción.” (Gadamer, 1997:77) Del mismo modo, entonces, en que se produce la abstracción en referencia al carácter comunitario del gusto, ha de operar la abstracción en la formación del juicio político en relación al juicio estético. Arendt considera que Kant ubica la filosofía de la historia en lugar de la filosofía política: la Historia forma parte de la naturaleza. La historia, en Kant, va progresando. Este concepto de historia aparece en el trabajo del propio Kant, Ideas para una historia universal en clave cosmopolita: “la tarea del filósofo [que] consiste en afirmar que el destino del género humano en su conjunto es un progresar ininterrumpido”. 70 Sobre un uso previsor de la imaginación, recomendamos Antropología de Immanuel Kant. Tal uso tiene la posibilidad de adelantarse al tiempo presente para colocarnos en otro contexto, que no es el actual (o que perfectamente puede serlo). 60 Los afectos, en Kant, en cierto modo se intelectualizan; es decir, se trasladan al ámbito del juicio y no quedan reducidas a su carácter empírico, aunque muchas veces provengan de ellas: “La idea del bien, acompañada por afecto, se denomina entusiasmo. En tal medida parece ser sublime este estado del ánimo, que comúnmente se concede que sin él nada grande puede ser llevado a cabo. Ahora bien, todo afecto es ciego, ya en la elección de su fin ya, cuando éste es dado por la razón, en la ejecución del mismo.” (Kant, 1991:184) En la CFJ, los juicios estéticos tienen por objeto el placer (complacencia con nuestras palabras) y se recupera el ámbito del sentimiento. Como señalamos , sentimos placer en el mero hecho de juzgar y la belleza se coloca en un plano de sociabilidad, en el cual es comunicable. Por lo tanto, nos desplazamos del recinto que contiene la belleza en sí al lugar del juicio en el cual podemos acceder directamente a lo Bello o lo que es considerado bello, que no es lo mismo. De diversos modos, Kant intenta mediante la imaginación desplazarse, una vez más, desde el objeto al ámbito de la representación del mismo o su ser fenoménico singular. La autora alemana Hannah Arendt presenta ciertas ideas sobre la paz ligándolas a la ciudad Estado-griega: “La justificación de la guerra, incluso en un plano teórico, es muy antigua, aunque no tanto, por supuesto, como lo es la lucha organizada. Para llegar a ella es preciso que exista la convicción de que las relaciones políticas no están sujetas, cuando se desarrollan normalmente, al imperio de la violencia, y tal convicción la encontramos por primera vez en la Grecia antigua, una vez que la polis griega, la ciudadEstado, se definió a sí misma como un modo de vida basado exclusivamente en la persuasión y no en la violencia…” (Arendt, 2006:12) Conclusión En este punto de la investigación, nos permitiremos subrayar distintos argumentos principales que presentamos y, proponer preguntas que estimulen al lector en la búsqueda dentro de esta área de investigación. Tenemos que aclarar, entonces, que el rol de la imaginación de CRP (síntesis trascendental) aparece aquí en CFJ en el § 35, esclarecido con arreglo a la facultad de juzgar. Este cambio permite entender la imaginación relacionada al aspecto reflexivo en el que ella junto al entendimiento interviene. Intentamos esclarecer que el entendimiento no interviene aquí de modo determinante como ocurría en CRP. En efecto, el entendimiento participa en el difícil y complejo proceso ligado a la 61 facultad del ánimo de la imaginación. El rol de la imaginación propiamente es el de esquematizar sin conceptos. Vimos que la tarea, en este sentido, es de tender puentes con el entendimiento, pero sin la intervención habitual de conceptos. Más bien: es el entendimiento el encargado de avanzar de las intuiciones a los conceptos. Y la imaginación en el proceso tiene el rol de componer e intuir lo múltiple. Entonces, la imaginación -a nuestro modo de ver- actúa sobre las intuiciones que son espacio y tiempo. Fundamentalmente, la intuición espacial es configurada por la temporal. Por este motivo, es tan importante la lectura de Gilles Deleuze titulada Kant y el tiempo. Parece ser que, en el proceso de composición del juicio estético que es reflexivo, la imaginación junto al entendimiento permiten concebir al tiempo en concordancia con la reflexión. Kant presenta la imaginación como objeto de estudio de la tercera Crítica en las primeras líneas de la Analítica de lo Bello. Así, la estrategia de Kant consiste en referir a la imaginación el juego con el entendimiento, pero también con la sensibilidad (con el sentimiento). Éste último tendrá más laxitud que en el trabajo habitual, el cognoscitivo. En este punto es conveniente ver una diferencia con CRP. En esa relación, la imaginación se comporta de modo diferente dependiendo del período crítico en el ámbito del conocimiento: CRP, subsume el entendimiento; cuando aparece en la facultad de juzgar, subsume la imaginación. En un segundo momento, presentamos la importancia de la imaginación en el plano estético, en tanto es ella quien proporciona libertad reflexiva, lúdica al sujeto en la composición del juicio estético. El carácter público de esta facultad permite desarrollar los juicios políticos como una variante de los juicios reflexivos. Llegando así a presentar cierto rasgo a priori de la libertad propio de la CRP relacionado con el sentido a posteriori de la libertad presente en CRPra. En un tercer momento de la investigación, proponemos la constitución del juicio político con arreglo a la posibilidad de que el mismo Kant en su tiempo se configure como tal. Utilizando las capacidades subjetivas, tales como el ánimo y el fuerte vitalismo que rodea la obra, son una novedad en la arquitectónica kantiana: la posibilidad de comunicabilidad, sociabilidad del sujeto esgrimiendo el juicio de gusto estético y el sentido común. Vemos en el propio juicio político de Kant el sentimiento de quienes en calidad de espectadores juzgan la revolución francesa. Esto quiere decir que el juicio político tiene validez común y sentido común como el juicio estético para lograr la paz perpetua. En esto la instrumentalización de la razón permite cambios pragmáticos eficientes en la sociedad sin poder criticarse ella misma. La necesidad del juicio político da pie en la 62 posible historia que va hilándose e ir mostrando cierta permeabilidad que escapa a la rigurosidad cognositiva sin estropear las sanas costumbres. Este es el punto bisagra entre la filosofía teorética kantiana y la filosofía práctica que tiene su locus en el sujeto estético político. Habría que reivindicar también cierto afecto estético71 o afecto político 72 dentro del cual está imbuido el juicio político perteneciendo al acervo de la comunidad y escapando a la legalización actual del concepto de juicio político que pretende instituirse de la mano de un kantismo sobre academicista. Sin embargo, la complacencia de legitimidad común, en tanto necesaria, que permite al juicio político ser aceptado por la pluralidad política. Existe la pregunta sobre la experiencia al juzgar estético y el juzgar político. Da como resultado una vuelta a la Introducción de la CFJ y a la posibilidad de instaurar la experiencia como sistema. Kant, sin embargo, se encarga en el § 11 de decir que los juicios de gusto tienen un fundamento a priori, como si la complacencia necesaria y el asentimiento de cada cual pudiesen fundar este apriorismo. Aún así, insistimos en la flexibilidad de la experiencia a la hora de pensar la facultad constitutiva de la imaginación, en tanto no es a priori. Este punto es problemático. Podría pensarse también el juicio estético en el camino simbólico de la belleza que conduce a una relación a la ética. Recordemos que al comienzo de la investigación esto parecía no viable, ya que comenzamos por desbrozar el juicio de gusto de lo bueno ligado a interés. Pero la particularidad del juicio de gusto nos conduce, nuevamente, a una estética de relaciones que incluye cierta eticidad como símbolo. En cuarto lugar, abordamos el problema político de la investigación que se deriva del juicio estético: es decir, sirve y cumple los atributos de éste. Sobre el final, la posibilidad de erigir el sujeto moderno política y estéticamente, siguiendo la comunicabilidad que es el contenido del juicio estético ligándola al juicio político. Esto quiere decir que si queremos lograr la paz debemos dialogar, argumentar en política. El componente político de la imaginación está en la articulación del juicio político siendo similar al juicio estético. La paz y el cosmopolitismo permiten pensar condiciones de la política en Kant. Entendemos que Arendt, como pensadora de lo político, habilita a Kant en la ampliación de la política presentada en la paz perpetua. La política se desprendería como un fruto de la madurez crítica que ha logrado establecer sobre la ciencia y sobre la creencia, 71 72 Seguimos a Jacques Derrida en este aspecto en especial el libro Papel Màquina en el cual queda legitimado el cuidado de sí que tiene el individuo y la construcción de la propia historia subjetiva que va entretejiendo. Término de nuestra autoría no hemos encontrado material bibliográfico en el cierre de la investigación que muestre algún autor en la actualidad trabajando este concepto. De ser así intentaremos continuar con posterior dedicación al estudio y definición del concepto. Sugerimos que está dado por las afinidades electivas que favorecen el diálogo dependiendo de la persona pero también con la receptividad de la opinión emitida entre hablantes pero también entre personas que escriben pensando en otra persona. 63 pero dependerá de la lectura que se realice de este filósofo. El diálogo, como motor en la composición de lo abierto o público, es la antesala de lo político. Al estar el uso público de la razón en armonía durante la comunicación entre meros dialogantes que van tejiendo la trama de la conversación. Esta idea pone sobre el tapete la posibilidad de encontrar en la comunicación de las opiniones de los hablantes cierto flujo que debilita el ideal ilustrado. En este intercambio de opiniones, pensamos lo público y libre del juicio político. Es la imaginación junto al entendimiento la encargada de dar libertad en el juego de las facultades del ánimo que componen el juicio estético. Kant hace explícito lo anterior en la poesía, que es el arte más elevado, al permitir la abstracción de la imaginación en la composición, pero también en la música. De este modo, se motiva también el sentimiento vital, vivificando el ánimo. La facultad de juzgar misma es posible gracias, entendemos nosotros, a “la indeterminada idea de lo suprasensible en nosotros”, que es presentada en calidad de solución de las antinomias 73. En vías subterráneas de esclarecer el fundamento común de la facultad de juzgar. Autores como Lebrun, insisten en el ámbito de lo sublime y la composición de cierta comprensión estética74 que se diferencia de la comprensión matemática, que ayudan en todo momento al temple del ánimo como forma de alcanzar la redención mediante la imaginación. La remanente moderación respecto de la razón permite comprender mejor el concepto análogo al párrafo anterior redención es el de templanza. Considero que el equivalente es templanza porque es el que más ayuda a alcanzar con el deseo y la matemática es decir ciencia la redención o templanza del ánimo. En este texto venimos trabajando sobre la posibilidad de redimirse en la composición artística producto exclusivo de la imaginación en la tensión con el intelecto. Recordemos que la otra manera es sentir con el intelecto, el camino del deseo que intentamos defender. Existen los conceptos ligados al juicio estético en vistas a un “conocimiento más general”. Como apoyo de esta idea aparece el concepto de sentido común que posibilita leer el juicio estético próximo al juicio político. En tanto comparten la misma jurisdicción: lo público. Entendemos por público el juicio razonado que puede desprenderse del diálogo, pero también del intercambio escrito entre intelectuales. Lo verde, la naturaleza, guardan relación con la cultura y el apremio en el cuidado natural. Entendemos a Kant ligando el Ideal a la Idea platónica en lo referente a lo Bello. La CFJ permite alcanzar lo Bello con ideas estéticas en las cuales interviene la 73 Antinomias presentes en la Dialéctica de la Facultad de Juzgar que bregan por dilucidar la presencia o ausencia de los conceptos en la facultad de juzgar misma. 74 Ver §26 de CFJ. 64 imaginación en la formación. El campo akásico es la forma de lectura del inmenso mapa de Ervin Lazlo del universo. Es importante que estas ideas que poseemos sean comunicables y estén de acuerdo a la indeterminada idea de lo suprasensible. Ya mencionada esta idea, posibilita cierta libertad que está ligada a la libertad de las facultades. En el juicio político tiene la máxima expresión. Quizás, cuando decimos que las ideas sean comunicables, queremos decir simplemente que puedan ser transmitidas mediante el juicio de gusto. Al ser difícil representarse la indeterminada idea de lo suprasensible, tal vez exista una analogía con la idea de lo sublime, que es subjetiva también. La imaginación opera, entonces, haciendo una composición del caso, utilizando lo múltiple y la intuición. El entendimiento, subsumido en la imaginación, legitima con un movimiento que va desde la intuición a los conceptos. De tal movimiento resulta el juicio estético. El sentido común da posibilidad al juicio estético de pretender validez universal. Es decir, la pretensión de que cada uno de nosotros juzguemos del mismo modo en relación al mismo particular y que sintamos cierta complacencia al momento de emitir el juicio. Este sentimiento no es una simple emoción, sino el resultado del libre juego de las facultades del ánimo. Las máximas del común entendimiento ayudan a desarrollar cierta pedagogía sobre el gusto. En tales movimientos anteriores a la formación del gusto, se pretende alcanzar la autonomía del sujeto en el plano reflexivo para luego alcanzarlo en el plano empírico (económico), siendo este paso no necesario en la vida de los individuos pero conveniente 75. Esto tiene su eje, justamente, en el § 9 de CFJ, que presenta al enjuiciamiento en calidad de fundamento del placer por el objeto y ante el objeto o la representación del objeto mismo. Quizás, la presente investigación sirva para repensar el sujeto contemporáneo con categorías eminentemente modernas. La posibilidad de juzgar el acontecimiento político, como si juzgáramos en base a nuestro sentimiento de placer y displacer, conducen a pensar la política moderna bajo una perspectiva actual. El presente texto junto con la Obra Crítica de Kant pretendió proponer giros que actualicen la otrora comprensión de CFJ buscando ser cotejada con escritos contemporáneos. El texto convirtió la imaginación en mero medio que le permitió alcanzar cierta autonomía y vitalismo en el estudio de la filosofía teorética kantiana argentina en calidad de prolegómeno de futuros ensayos e investigaciones. 75 En las actuales leyes sobre las personas con dificultades en la inserción social está puesto el acento en el aliento a la emancipación económica y el paso a una vivienda propia. Este es el camino que permite una autonomía total previo a la formación de la familia del propio sujeto. 65 El § 68 abre al interrogante por cierto dialelo, ante la imposibilidad de las consideraciones a favor y en contra de Dios; Kant observa cierta imposibilidad de sostener su existencia. Para darle actualidad al planteo de Kant, conviene estar atento a la hermenéutica gadameriana: “El que la autoridad sea una fuente de prejuicios coincide con el conocido postulado de la Ilustración tal como lo formula todavía Kant: ten el valor de servirte de tu propio entendimiento. Aunque la citada división no se refiera sólo al papel que desempeñan los prejuicios en la comprensión de los textos, sin embargo encuentra en el ámbito hermenéutico su campo de aplicación preferente. Pues la crítica de la Ilustración se dirige en primer lugar contra la tradición religiosa del cristianismo, la sagrada Escritura.” (Gadamer, 1997:338) Si bien Gadamer no está completamente de acuerdo en diluir cualquier tipo de prejuicio, ya que estos prejuicios permiten comprender la tradición, ve en Kant el filósofo que permite lograr autonomía de la filosofía siendo necesario despojarse de ellos. Otro punto de controversia entre Kant y Gadamer es la disposición en aceptar el conocimiento científico. Una de las aristas a través de las cuales se puede abordar la imaginación es entendiéndola como creadora de mitos. En esa disputa mito vs. Logos, la imaginación es abandonada a favor del “proyecto de la razón” (entrecomillo porque habría que pensar si, efectivamente, hay un proyecto en Occidente de racionalización). En todo caso, la imaginación se perfila hacia lo mítico, en tanto la razón inventa sin límites; en Kant, encontramos un equilibrio de las facultades. La famosa frase de Nietzsche: “Yo creo que actualmente el hombre razona todavía en sueños como hace milenios razonaba la humanidad también durante la vigilia” (en Humano demasiado Humano, aforismo 13); respalda la idea simondoniana de conducir las invenciones junto a la imaginación, sin que esta sea burda. La imaginación y el sueño van juntas siendo la evolución del sueño tanto como su autonomía en el sujeto estético/político fundamental para el crecimiento de la ciencia y la humanidad. 66 6. Bibliografía de Referencia 6.1. Bibliografía primaria Agamben, G., Infancia e historia, Adriana Hidalgo Editora, Argentina, Buenos Aires, 2007. 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