CURSO DE FORMACIÓN EN Alexis López Tapia Director Canal de Radio y Televisión Santiago de Chile Tiempo Espacio CURSO DE INTRODUCCIÓN A LA GEOGRAFÍA SAGRADA Ramo : Profesor: Introducción a la Geografía Sagrada Alexis López Tapia Mitra fue un dios asociado al Sol, de origen Persa, que fue adoptado en el imperio Romano. La precesión de los equinoccios fue descubierta por Hiparco de Nicea, como ya hemos dicho al principio, hacia el año 125 a.C. Este equinoccio constituía una referencia fija que servía para medir las posiciones de las estrellas supuestamente pegadas o fijas en una bóveda celeste de cristal. ¿Qué ser sobrenatural podía mover todo el firmamento de estrellas? Sin duda, tenía que ser un dios poderosísimo. Este poder fue atribuido a Mitra, lo que originó alrededor de él toda una religión monoteísta de carácter “científico” y elitista. Mitra fue declarado dios protector de Roma hacia el 62 a.C. De hecho, compitió con el cristianismo hasta el siglo IV. Originalmente, Mitra era un dios solar de Persia, cuya adoración se difundió más tarde en la India y el Imperio romano. Según el escritor belga Franz Cumont, en su estudio publicado a comienzos del siglo XX,1 el origen del mitraísmo se encuentra en la antigua Persia (en el actual Irán). El origen de esta divinidad indoirania puede remontarse hasta el II milenio a. C.: su nombre es mencionado por primera vez en un tratado entre los hititas y los mitani, escrito hacia el 1400 a. C.2 En la misma época, en la India, se estaba escribiendo el Rig-Veda, que dio origen a la religión védica, mil años anterior al hinduismo. Mitra es también uno de los dioses mencionados en el Rig-veda. En la religión védica (mil años anterior al hinduismo) Mitra es uno de los Aditias, los hijos de la diosa Aditi. Según algunas fuentes, sus hermanos pueden ser siete u ocho, aunque otras referencias llegan a decir que hasta treinta y uno. Aditya indica su clasificación de dioses solares y/o del cielo. Según el Rig-veda, Aditi es una deidad femenina, madre de todos los dioses, esposa de Kashiapa e hija de Daksa, un dios progenitor del universo. Se dice que ella lo contiene todo, y se le podría considerar como «naturaleza» o «diosa primigenia creadora». En el Rig-veda, Mitra es un dios secundario del sol, siendo mucho más conocido Suria, que sí queda bien definido como el Dios Sol en todas las escrituras en las que se le menciona. El Mitra védico nunca va solo, sino en compañía de su hermano gemelo Varuna, según el Rig-veda, y los dos están incluidos entre los dioses hermanos Aditias. Mitra está relacionado con los juramentos, las promesas, los contratos, la honestidad, la amistad y los encuentros, así como considerado como el suave sol del alba. No suele tener tanto protagonismo como su conflictivo hermano, y por ello suele pasar más desapercibido. A veces se le confunde con Agní, aunque este es dios del fuego, y bastante más belicoso. También en el Rig-veda se menciona su papel de dios lunar (puesto que más tarde se atribuirá al dios Chandra, y a veces al dios Shivá. Mitra, como su madre Aditi y el resto de los Adityas, pueden ser reminiscencias de tiempos muy anteriores al establecimiento del vedismo (religión anterior al hinduismo). Durante el Imperio romano, el culto a Mitra se desarrolló como una religión mistérica, y se organizaba en sociedades secretas, exclusivamente masculinas, de carácter esotérico e iniciático. Gozó de especial popularidad en ambientes militares. Obligaba a la honestidad, pureza y coraje entre sus adeptos. Las excavaciones iniciadas en 1857 bajo la iglesia de San Clemente de Letrán (en Roma) mostraron que estaba construida sobre una iglesia paleocristiana del siglo IV, y esta a su vez sobre un templo dedicado al dios Mitra. Por los hallazgos arqueológicos se sabe que es una religión de origen persa, adoptada por los romanos en el año 62 a. C., que compitió con el cristianismo hasta el siglo IV. Se conservan algunas pinturas e inscripciones, así como descripciones de esta religión por parte de sus oponentes, entre los que hay neoplatónicos y cristianos. Los primeros pensadores cristianos fueron judíos helenizantes que vivían en un mundo pagano, por eso sus primeras teorías tienen una base teórica judía teñida de rituales propios del paganismo. Alfred Loisy considera que el cristianismo es más o menos una adaptación de los elementos esenciales de los misterios paganos al monoteísmo judío de esos siglos. Relieve de Heidelberg-Neuenheim, siglo II. Bajorrelieve romano del siglo II o III de la escena principal de la tauroctonía, expuesto en el Louvre. En las esquinas superiores están Helios con el cuervo y Selene. Tauroctonía de Mitra del siglo II, ahora en el Museo Británico, Londres. Paranatelontas: constelaciones y astros que aparecen en el horizonte al mismo tiempo. Se utilizaba para saber la hora en la noche. Eudoxo, discípulo de Platón, elaboró una lista de ellas. Arriba: El significado simbólico astronómico de la Tauroctonía (muerte del Toro) por Mitra. Karl Bernhard Stark, en 1879, descubrió que todos los elementos de la tauroctonía, excepto el mismo Mitra, tienen evidentes correlaciones astrales. Las constelaciones de Tauro (toro) y Scorpius (escorpión) se encuentran en puntos opuestos del zodíaco, y entre ellas en una estrecha banda está una sección del cielo en la que se encuentran las constelaciones caninas (Canis Major, Canis Minor o Lupus), la serpiente (Hydra, pero no Serpens o Draco), los gemelos (Géminis), el cuervo (Corvus), la copa (Crater), el león (Leo), y la estrella de la "espiga" (Spica, Alpha Virginis, de la Constelación de Virgo) tal y como aparecían en el cielo los veranos de finales del primer siglo. La interpretación más obvia se refiere a la precesión de los equinoccios. En esta interpretación, la muerte del toro simboliza el fin de la Era de Tauro y el comienzo de la Era de Aries, mostrando algunos paralelismos con otras religiones antiguas. Este reconocimiento no es nuevo: desde los tiempos de Celso (siglo II, autor de El discurso verdadero" y conocido sobre todo a través de la obra de Orígenes Contra Celso), los misterios de Mitra se relacionan con las estrellas fijas y los planetas. Templo de Mitra en Ostia Altar de Mitra bajo la Basílica de San Clemente, en Roma Reconstrucción de un Mitraeum Mitra y Cronos: arriba, Mitra y el Sol. Al medio, Kronos mitráico leontocéfalo (tiempo infinito), en Roma y en Florencia. Derecha, representación del Culto al Cronos Mitráico por los Invicti Solis Cultores Mithræ. Alón (Grecia) o Zervan (Persia), un dios del tiempo, se representa en el mundo gnóstico y hermético, en papiros mágicos y joyas. Es un Dios directamente relacionado con Mitra, cuyas imágenes se adoraban en los templos de Mitra. De acuerdo con las enseñanzas ortodoxas de Zaratustra, Zervan es una criatura de Ahura-Mazda, el dios del bien. Según una segunda teoría, sin embargo, había originalmente dos arquetipos, el del bien y del mal. Una secta separada sasánida consideraba a Zervan Akarana, “el tiempo infinito”, como la causa y la fuente de todas las cosas. Ahura-Mazda y Ahriman habrían surgido de Zervan y estaban sujetos a él. Los seguidores de este culto se llama Zervanistas. Después de haber sufrido todo tipo de influencias extranjeras, Zervan fue admitido en el panteón de Mitra y la figura con cabeza de león, no es otro que Zervan que fue identificados en los textos griegos con Cronos (el Tiempo), y en el mundo romano, con Saturno. A veces, esta extraña criatura lleva una llave en cada mano, en directa relación con Jano, Ianus, el Dios de las Puertas. Las siete vueltas de la serpiente alrededor del cuerpo recuerdan, tal vez, la fuerza que las esferas planetarias oponen a la ascensión del alma hacia la inmortalidad, en tanto que si la serpiente es interpretada como un símbolo de la tierra se podría pensar que es una forma alejandrina de esa misma tierra (Semele). En medio de las bobinas de la serpiente, que a menudo se los vientos, de manera significativa, siete veces la vuelta al dios, a veces se ven los signos del zodíaco. No obstante, la relación de la serpiente con la inmortalidad y la eternidad, como hemos visto, se remonta al Paleolítico, y simplemente es re-significada una y otra vez de acuerdo al contexto cultural dominante. La serpiente como representa-ción de esta creencia, de esta esperanza, sería reproducida en las estelas funerarias, en las pin-turas de las tumbas, ya como espíritu, ya como genio o daimon. Esta familiaridad de los romanos con las serpientes no se manifiesta solamente en las pinturas funerarias y estelas, pues a menudo tenían serpientes no venenosas como mascotas en sus casas y en las termas. Sus ideas pues de este animal, no era la del genio del mal, transmitida por la tradición semita, sino la de que la serpiente era inofensiva y beneficiosa. Precisamente, la noche del 24 al 25 de diciembre se celebraba el nacimiento de Mitra, justo en la noche en la que tenía lugar el solsticio de invierno. Mitra, como el propio Sol, muere durante los tres días del solsticio (en los que el Sol “no se mueve”, renace, y empieza a levantarse de nuevo. Con el cambio a la nueva religión en auge, en esa noche mágica pasaría a celebrarse el nacimiento del nuevo dios, Jesucristo. La primera Navidad se celebra con el papa Liberio en el 353 d.C.. Pero a principios del siglo III, el solsticio de invierno ocurría el 21 de diciembre (debido a la precesión), aunque se seguía celebrando el 24 de Diciembre; y el equinoc- cio de primavera ocurría el 21 de Marzo, y se celebraba el 24 de Marzo. En el concilio de Nicea, año 325 d.C., se olvidan esos 3 días y se declara fecha fija para el equinoccio de prima- vera el 21 de Marzo, y para el solsticio de invierno el 21 de Diciembre, olvidándose de este modo el sentido astronómico que tuvo la Navidad en su origen. En el siglo VI, Dionisio el Exiguo prepara una cronología de la iglesia para el papa Juan I, fijándose el año 0, nacimiento de Jesús, el 25 de diciembre del año 753 a.u.c. El uso de esta cronología se extendería por Carlomagno a toda la cristiandad occidental hacia el año 800 d.C. Arriba: Ganímedes con Mitra. La Mitra o Gorro frigio, procede de Frigia, Anatolia (Asia Menor) y adquirió durante la independencia Norteamericana y la Revolución francesa el simbolismo de representar a la república debido a que los asesinos del emperador romano Julio Cesar lo portaban. Atis con un gorro frigio. Thymiaterion de terracota de Tarso, siglo I o II a. C., Louvre. El jefe de la "Iglesia Católica", el "Papa", lleva como símbolo de su primacía, una Mitra con forma de pez con la boca abierta. El origen de la Mitra es en mucho anterior al cristianismo. En Babilonia, el sumo sacerdote del culto a Semíramis, llevaba una Mitra como símbolo del "dios Dagon", el dios pez. Cuando el ejército macedonio - persa ocupó Babilonia, se produjo la huida del sumo sacerdote y algunos adeptos a la ciudad de Pérgamo, y desde allí a Italia, integrándose a los ritos Etruscos. El culto pasó al Imperio Romano, y Julio Cesar, tras ser iniciado en los misterio, unificó el poder religioso y político en una misma persona. Desde entonces los emperadores romanos usaron la Mitra como símbolo del sumo sacerdocio de la religión pagana, llamándose "Pontificex Maximus“ (Constructor de Puentes). Constantino, en el edicto de Milán del año 313 D.C., legalizó la religión cristiana y, posteriormente, la instituye como religión oficial del Imperio. A partir de él, que los "Papas y obispos" llevan el título de "Sumos Pontífices" y la Mitra, como símbolo de su primacía religiosa. Las excavaciones hechas en Nínive han eliminado toda posibilidad de duda. La mitra del Papa es totalmente diferente a la mitra de Aarón y de los sumos sacerdotes judíos, pues era un turbante. El sincretismo de la religión mitraica, a partir de sus tres vertientes (Persa – Indú – Romana), queda resumido simbólicamente en la noción del Tiempo, Kronos (“el que nada respeta”), una notable abstracción simbólica de la precesión de los equinoccios. El Kronos griego se asimiló al Saturno romano, representado como un anciano con larga y espesa barba blanca, con una hoz en la mano. Es el emblema del tiempo y lo simboliza como algo muy antiguo, que todo lo destruye y acaba. La Saturnalia era un festival en honor a Saturno que se celebraba el 25 de diciembre. Fue creado por Jano, el dios de dos cabezas, que había recogido a Saturno cuando fue derrocado por su hijo Júpiter, con el objeto de conmemorar el reinado de Saturno que fue la edad de oro. Mitra fue el sucesor de Saturno en el panteón romano, cuya resurrección, como hemos visto, se realizaba la noche del 24 al 25 de Diciembre (Navidad). Ese día, Mitra renacía de la roca (la Tierra, Gea) como Dios de la Luz. Mitra nació cerca de un manantial sagrado, bajo un árbol sagrado, de una roca (la petra generatrix; Mitra es llamado de petra natus o petrogenitus). Esto enlaza con las tradiciones armenias de la cueva de Meher (Mitra). En el momento de su nacimiento llevaba el gorro frigio, una antorcha y un cuchillo. Fue adorado por pastores poco después de su nacimiento. Bebió agua del manantial sagrado. Con su cuchillo, cortó el fruto del árbol sagrado, y con las hojas de ese árbol confeccionó su ropa. Encontró al toro primordial cuando pastaba en las montañas. Lo agarró por los cuernos y lo montó, pero, en su galope salvaje, la bestia lo hizo desmontar. Sin embargo, Mitra siguió aferrado a sus cuernos, y el toro lo arrastró durante mucho tiempo, hasta que el animal quedó exhausto. El dios lo agarró entonces por sus patas traseras, y lo cargó sobre sus hombros. Lo llevó, vivo, soportando muchos padecimientos, hasta su cueva. Este viaje de Mitra con el toro sobre sus hombros se denomina transitus. Cuando Mitra llegó a la cueva, un cuervo enviado por el Sol le avisó que debía realizar el sacrificio, y el dios, sujetando al toro, le clavó el cuchillo en el flanco. De la columna vertebral del toro salió trigo, y vino de su sangre. Su semen, recogido y purificado por la luna, produjo animales útiles para el hombre. Llegaron entonces el perro, que se alimentó del grano, el escorpión, que aferró los testículos del toro con sus pinzas, y la serpiente. la imagen del Tauróctonos es la representación de Mitra como un dios tan poderoso (el Tiempo) que es capaz de transformar el orden mismo del Universo. El toro es el símbolo de la constelación de Tauro. En los comienzos de la astrología, en Mesopotamia, entre el 4000 y el 2000 a. C., el Sol estaba en Tauro durante el equinoccio de primavera. Debido a la precesión de los equinoccios el Sol está en el equinoccio de primavera en una constelación diferente cada 2.160 años, aproximadamente, por lo que pasó a estar en Aries hacia el año 2000 a. C., marcando el final de la era astrológica de Tauro. El sacrificio del toro por Mitra simbolizaría este cambio, causado, según los creyentes, por la omnipotencia de su dios. Esto estaría en consonancia con los animales que figuran en las imágenes de Mitra Tauróctonos: el perro, la serpiente, el cuervo, el escorpión, el león, la copa y el toro se interpretan como las constelaciones de Canis Minor, Hydra, Corvus, Escorpio, Leo, Acuario y Tauro, todas ellas en el ecuador celeste durante la era de Tauro. Esto explica también la profusión de imágenes zodiacales en la iconografía mitraica. Como hemos visto, la precesión de los equinoccios fue supuestamente descubierta y estudiada por el astrónomo Hiparco de Nicea en el siglo II a. C., pero ese conocimiento llegó posteriormente a Roma, donde coincidió con el inicio del culto a Mitra. Como veremos a continuación, esas nociones astrológicas y paganas se proyectaron en el Cristianismo primitivo, y sistemáticamente intentaron ser eliminadas, o -al menos- veladas en los sucesivos concilios… sin embargo existe extraordinaria evidencia de que algunos “iniciados” las preservaron. CURSO DE INTRODUCCIÓN A LA GEOGRAFÍA SAGRADA Ramo : Profesor: Introducción a la Geografía Sagrada Alexis López Tapia El Dios Jano, en latín, Ianus, era en Roma el dios de las puertas, de los inicios y de los finales, del pasado y del futuro. “Aquel que custodia el Universo”, “protege las puertas celestes”, “el primero de los 12 dioses”, y “Eje del anillo (annus) del tiempo”: el año solar. En su honor se celebraban las dos fiestas solsticiales, las dos llaves del año, y le fue consagrado el primer mes del calendario Juliano, que pasó del latín Ianuarius, a Janeiro, Janero y finalmente, al castellano Enero. El “sendero de Jano” hacia el Finis Terrae, el Callis Ianus, es el antecedente del actual Camino de Santiago de Compostela. Este camino romano, anterior al de origen medioeval y cristiano, recibía el nombre de “Camino de Iago”, una vulgarización de “Camino de Iano”, “Ianus”. Otro elemento simbólico que une al Dios Jano con Santiago, se encuentra presente en el Arco de Jano, construido el Siglo IV d.C., en Roma, cuyas medias cúpulas tienen forma de Venera, el símbolo de Venus y de los peregrinos de Compostela. CATEDRAL DE SANTIAGO DE COMPOSTELA ATRÁS SE APRECIA EL “PICO SACRO” La leyenda sostiene que cuando San Jacobo “El Mayor”, fue decapitado en Jerusalén, el año 44 d.C., sus discípulos, San Atanasio, 1er epíscopo de Zaragoza, mártir; y San Teodoro, 2° epíscopo de Zaragoza, mártir, recogieron el cuerpo y la cabeza del apóstol y lo trasladaron en una nave, partiendo de puerto de Jaffa (Jope), en Palestina, hacia Occidente. La nave llegó a Bouzas, en la actual Vigo, Pontevedra, Galicia, España. Allí, el príncipe Lobecio Privano, hijo de la Reina Lupa y de Lobo Lobecio, Señor del Castro Lupario, celebraba sus bodas con Caya Valeria, hija de Caya Lobia y de Puctonio Marcelo, señor del Castillo de Formíneo. Durante las justas de la boda, Lobecio Privano cayó al mar y se hundió por el peso de la armadura. El príncipe se habría ahogado, de no ser por la intervención milagrosa del difunto apóstol, que lo hizo flotar junto a su nave, ileso, pero completamente cubierto de veneras. Seguidamente, la nave entró por la ría de Noela, y se detuvo en la Ira Flavia, donde actualmente se encuentra la Basílica de San Jacobo. Los discípulos desembarcaron y depositaron el cadáver en una roca, que se fundió milagrosamente formando un sarcófago lapídeo. San Atanasio y San Teodoro dejaron el cuerpo allí, y partieron en busca de un sitio adecuado para una sepultura definitiva. La acrópolis de Ira Flavia, llamada también Castro Lupario y actualmente Padrón (Coruña, Galicia), pertenecía a la Reina Lupa, a quien los discípulos pidieron un lugar para sepultar al maestro. Pero la reina los envió a hablar con Regulus, sumo sacerdote del Ara Solis (el templo del Sol), en Dugium, Cabo Nerio, actualmente Duio, Fisterra, en la Coruña. Cuadro de la Leyenda de la Reina Lupa (Museo de En cuanto partieron, la Reina Lupa ordenó llevar el cuerpo del apóstol a su presencia, pero cuando los soldados fueron a tomar el cadáver del sarcófago lapídeo, el cuerpo se elevó hasta la cima del Pico Sacro. Los discípulos fueron arrestados, pero lograron escapar siendo perseguidos hasta el río Támara (Tambre), cuyo puente se derrumbó a su paso. San Teodoro y San Atanasio se dirigieron nuevamente donde la Reina Lupa, pidiendo una carreta y una pareja de bueyes para trasladar los restos del maestro a una sepultura, pero la dama los envió en busca de bueyes al Monte Ilianus, (Monte de Ianus, Jano), donde vivía una Dragón al que vencieron usando el Signo de la Cruz, con el cual también amansaron a los Toros salvajes que encontraron en las laderas del monte. La Reina Lupa, maravillada, se convirtió al cristianismo, fue bautizada allí mismo, y ofreció su palacio como mausoleo para San Jacobo. Pero los discípulos prefirieron que fuera la divina providencia que eligiera el lugar. Rechazando el ofrecimiento de la Reina Lupa, los discípulos recogieron el cadáver de San Jacobo en el Pico Sacro, y permitieron que los Toros tiraran de la carreta sin guía terrenal. Las bestias anduvieron hasta un lugar donde escarbaron, y brotó agua, formándose la Fuente del Franco (junto a la posterior capilla de San Jacobo “El Mayor, Calle del Franco, Santiago de Compostela). De allí prosiguieron hasta un campo denominado Arcis Marmoricis, en el Bosque de Liberdunum (Libredón), propiedad de la Reina Lupa, que donó el lugar para sepelio del Apóstol, sobre cuyo sepulcro se edificó después la iglesia de San Jacobo, alrededor de la cual se creo la urbe de Santiago de Compostella. La tradición sostiene que la Reina Lupa era Claudia Lupa, hija de Cayo Julio César y Cornelia Cinna, y cuando su padre volvió a Roma, la dejó en Galicia, donde se desposó con Lobo Lobecio, señor del Castro Lupario, a quien el Emperador Augusto hizo Régulo. El hijo de ese matrimonio fue el príncipe Lobecio Privano, cuyo nombre se castellanizó en el apellido López (hijo del lobo). Pese a su aparente fantasía, esta leyenda está basada en hechos, pues el apóstol recibió sepultura en el Panteón Familiar de las damas Atia Moeta y Viria Moeta, sobre la que se erigió la Basílica de San Jacobo, como ha quedado demostrado por excavaciones arqueológicas. Aunque la Reina Lupa no es la hija de Julio César, no es una mera invención, sino un error de transcripción, ya que se la confunde con la sobrina de Julio César, Atia, quien con su esposo Lucius Pinarius Scarpus, se estableció en Galicia después de la famosa batalla de Accio (Actium, 31 a.C.). Lucius viajó acompañado por su madre, llamada Atia Moetia en Galia, con el título céltico ibérico Moeta “princesa”. Así, con el transcurso de los siglos, los nombres del esposo y del hijo de Atia, ambos Lucio Pinario, se transformaron en Lobecio Lupario y Lobecio Privano, respectivamente. Lucio Pinario era el Sumo Sacerdote del Ara Solis, cuyos descendientes mantuvieron el culto solar del Dios Hércules. Doña Atia Moeta hizo labrar una lápida sepulcral en memoria de doña Viria Moeta, nieta suya, fallecida a los 16 años de edad. Dicha lápida era una piedra de mármol de 887 mm de ancho, 683 mm de alto y 70 mm de espesor, que se encuentra actualmente en Museo del Monasterio de San Payo (Pelayo, Paio, Pelagius) de Antealtares. Esta lápida fue encontrada en la cripta del Panteón de Atia, bajo el altar de San Pelayo, durante las obras en la Basílica de Santiago de Compostela entre 1587-1602. La lápida fue removida porque “su inscripción pagana era indigna de un altar cristiano”… No queda duda de que el panteón donde fue sepultado San Jacobo “El Mayor”, perteneció a una patricia romana, llamada Atia, cuya nieta, llamada Viria, había sido enterrada allí antes que su abuela. Respecto de la obsesión de la leyenda con el nombre de Lupa, Loba, Lobecio, Lupario, es obvio que se trata de deformaciones del nombre latino de Lucius Pinarius, no obstante, es evidente que doña Atia Balba Tertia = Atia Moetia, o sea, la Reina Lupa, sobrina (en vez de hija), de Julio César, no podía estar viva el año 44 d.C., cuando el supuesto cadáver de San Jacobo fue sepultado en su panteón. Sin embargo, la lápida anterior aclara la confusión: El panteón pertenecía a la familia de la Reina Lupa, y esa rama familiar llevó el apellido= cognomen “Lupus”, Lobo, que aparece ya en el S. I, con Lucio Virio Lobo (Lucius Uirius Lupus), Pro Petor en Germania Inferior, aunque la información sobre la gente de Viria es escasa, y nada niega que el apellido Lupus sea anterior. Santa Lucía, “la portadora de la luz”, se caracteriza por tener sus ojos en un plato. En la Constelación de Tauro, un sistema de estrellas dobles con una separación fácilmente distinguible sin telescopio, Theta Tauri 1 y Theta Tauri 2, son llamadas los “Ojos de Santa Lucía”. El 13 de Diciembre, el Solsticio de Verano en el calendario Juliano (21 al 23 de Diciembre actuales), estas dos estrellas se encuentran justamente sobre en el cenit, arriba de nuestras cabezas. De allí que se la invoque diciendo: “Santa Lucía, concédenos desde el cielo que nos envíe Dios sus luces para ver siempre lo que debemos hacer, decir y evitar…” Santa Lucía es entonces, la cristianización de la Diosa Rhea o Cibeles, en su calidad de portadora de la luz del Solsticio. θ1 Tau θ2 Tau Santa Lucía –la joven virgen Lucía–, es la forma cristianizada de la Diosa Artemisa, hermana gemela del Dios Apolo, el dios del Sol y la luz de la verdad, e hija de Zeus y Leto, a la que fue dedicada la ciudad de Siracusa, colonia fundada por los Griegos Dorios el año 700 a.C., donde posteriormente viviría y moriría la santa cristiana. A los tres años, Artemisa pidió a Zeus seis deseos, entre estos: “permanecer siempre virgen”, y ser la Phaesporia o “dadora de Luz”, iguales atributos que Lucía. En su legendario primer viaje a España, a su llegada a Cartagena, la antigua “Cartago Nova” fenicia, dedicada a Cibeles, la leyenda dice que Santiago desembarcó en la “Playa de Santa Lucía”, barrio de recreo de los nobles romanos, donde luego se construyó una ermita a la Santa. De este modo, Santiago y Santa Lucía están simbólica y funcionalmente unidos desde sus propios orígenes. Iglesia de Santiago Apóstol en la Playa de Santa Lucía, Cartagena, España. El crucero actual de la iglesia se corresponde con la nave rectangular única de la antigua ermita. Su puerta es la de mayor valor por estar en la posición que ocupaba la primitiva, abriéndose solo para actos. Puerta lateral de la Iglesia de Santiago Apóstol en la Playa de Santa Lucía, Cartagena, España. Ex hoc loco orta fuit hispaniae lux evangélica. Inscripción del S. X u XI, en la Iglesia, cuya traducción es la que aparece en la imagen inferior. Detalle del Blasón en la puerta de la Iglesia, que se hizo a expensas de Don Alejo Gutiérrez de Rubalcaba, Intendente General de Marina en 1744, tomando como núcleo la primitiva Ermita de Santiago, de planta rectangular y puerta mirando al mar,. La actual torre cuadrada de tres cuerpos con campanario y seis vanos se construyo en 1818 junto a la cabecera del templo. Formando parte de la estructura exterior hay una lápida romana, desenterrada durante las excavaciones arqueológicas del lugar, con la inscripción latina «CLODIA-C-F-MACARIA. SALVE» («Claudia Macaria, hija de Cayo, te saluda»), probablemente originaria de una necrópolis situada en época romana en esta zona de la ciudad. PUESTA DEL SOL DURANTE EL SOLSTICIO DE INVIERNO (DICIEMBRE) VISTA DESDE LA IGLESIA DE SANTIAGO APOSTOL EN CARTAGENA Líneas de Salida y Puesta del Sol durante los Solsticios vistos desde la Iglesia de Santiago Apóstol en Cartagena, España (Vista Superior) Copia de “La Última Cena”, realizada por Raffaello Morghen (Nápoles 1758, Florencia 1833). En 1495, Herzog Ludovico Sforza encargó a Leonardo da Vinci la decoración del refectorio (comedor de los monjes) del monasterio dominicano de Santa Maria delle Grazie (Milán) con un mural de la última cena. Debía ser una referencia de la relación entre la comida terrena de los monjes y la eucaristía, la comida divinoespiritual. Así empezó Leonardo su pintura «La última cena», obra que no acabó hasta 1498. Ante la magnitud de la tarea, para la que Leonardo quería tomarse su tiempo, desestimó el procedimiento del fresco y decidió realizar el mural empleando pigmento oleoso. Esta técnica es muy poco resistente y pocos años después de su finalización empezó a deteriorarse. Cuarenta años después más de la mitad del mural se había malogrado y para conservar la obra de arte, se realizaron varias copias, más o menos fieles al original, tanto en vida de Leonardo como después de su muerte. Al mirar la obra, lo primero que vemos es la figura de Cristo. Es el centro, la figura luminosa del cuadro («Soy la luz del mundo»). Todas las líneas de la perspectiva confluyen en su frente, lo que transmite al observador la impresión de estar directamente ante Cristo. En un estado de sublime tranquilidad interna y de conocimiento ofrece con su gesto el pan y el vino a los comensales: «Tomad y comed, éste es mi cuerpo». Los cuatro grupos de apóstoles a su derecha y su izquierda están en un claro estado de agitación. Mateo lo explica en su evangelio (26, 17-22): “Se había hecho de noche y se sentó a la mesa con sus doce discípulos. Y mientras comían dijo: «Uno de vosotros me entregará». Todos entristecieron y uno tras otro empezaron a preguntarle: ¿Soy yo Señor?” Ésta es precisamente la escena representada por Leonardo. Cada apóstol reacciona a su manera. Sus gestos y su postura reflejan sus reacciones emocionales individuales a las palabras de Cristo. La reproducción de Morghen que presentamos al inicio, se realizó en el año 1800, más de 300 años después de la finalización del original, en una época en que, a la luz del racionalismo y la ilustración, el antiguo saber de la «oscura» Edad Media había perdido su validez. Original Restaurado (actual) de “La Última Cena”.. Mateo Judas Tadeo Simón Zelote Todas las identificaciones provienen de un manuscrito autógrafo de Leonardo hallado durante el siglo XIX. Tomás Santiago “El Mayor” Felipe Bartolomé- Santiago el Menor - Andrés - Judas - Pedro - Juan – Cristo – Tomás – Santiago el Mayor - Felipe - Mateo - Tadeo - Simón A la derecha, en la cabeza de la mesa está Simón. Leonardo representa su cabeza calva y huesuda, una forma de cabeza intensamente marcada como símbolo de Aries. En cambio Morghen la representa cubierta de cabello y sin ninguna referencia clara a Aries. A su lado, la figura rechoncha de Tadeo. Inequívocamente aquí está representado el cuello de Tauro. Su mano derecha refleja la forma del signo de Tauro. Esto también se ve en la copia pero el cuello se representa más delgado. La expresión de su cara es demasiado «fogosa» para un Tauro. Junto a él, gesticulando con los brazos está Mateo que se relaciona rápidamente con Géminis. La cabeza y los brazos están orientados hacia direcciones opuestas, la típica discrepancia entre pensamiento y actuación característica de Géminis. En su postura agitada actúa como intermediario entre el primer y el segundo grupo de tres. Bartolomé- Santiago el Menor - Andrés - Judas - Pedro - Juan – Cristo – Tomás – Santiago el Mayor - Felipe - Mateo - Tadeo - Simón En una actitud tierna y como de preocupación hacia Cristo, Felipe dobla las manos sobre su pecho, un gesto que recuerda a los cuencos del símbolo de Cáncer. Un «aro de luz» alrededor de su cuello forma el símbolo de la Luna, el regente de Cáncer. En la reproducción de Morghen la expresión maternal protectora tiene mucha menos fuerza. A modo de contraste con Felipe, Santiago “el mayor” muestra sus brazos bien abiertos. Toda la zona del pecho, esto es, el corazón está abierto hacia Cristo. La abundante cabellera recuerda la melena de un león, Leo. En la copia de Morghen los cabellos están más aplanados y caen menos abundantemente sobre los hombros. Con su dedo índice levantado en actitud crítica, Tomás, el incrédulo, representa a Virgo. De Tomás sólo se ve la cabeza que oculta su mirada en la distancia. Las zonas corporales relacionadas con los signos que van de Virgo a Piscis están ocultos por la mesa y el mantel, por eso, para estos signos se enfatizan otros símbolos. Judas Iscariote Simón Pedro Juan Todas las identificaciones provienen de un manuscrito autógrafo de Leonardo hallado durante el siglo XIX. Bartolomé Santiago el menor Andrés Bartolomé- Santiago el Menor - Andrés - Judas - Pedro - Juan – Cristo – Tomás – Santiago el Mayor - Felipe - Mateo - Tadeo - Simón Con un gran contraste con el crítico Tomás, al otro lado de Cristo se encuentra Juan, el discípulo preferido. En un tranquilo recogimiento, inclina su cabeza. En medio del tumulto representa la armonía: nada puede sacar del equilibrio a Libra. Judas es el único apóstol cuya cara está en la sombra, que se aparta de la luz. Uno de los principales temas vitales de Escorpio es el sondeo de las oscuras profundidades del inconsciente. También se relaciona con Escorpio con el causante de la muerte y la transformación (aquí la futura resurrección). Escorpio es el punto de reposo de todo el zodíaco, lo que indica interiorización. Como una flecha disparada por un arco, Pedro pone su mano entre Judas y Juan con los dedos extendidos hacia delante. Este gesto del signo de Sagitario se repite en la daga que Pedro sostiene en la mano derecha sobre la mesa. En la copia de Morghen, la actitud y la mano izquierda de pedro no muestran esta tensión. Bartolomé- Santiago el Menor - Andrés - Judas - Pedro - Juan – Cristo – Tomás – Santiago el Mayor - Felipe - Mateo - Tadeo - Simón El último grupo de tres apóstoles empieza con Andrés que, asustado, muestra sus huesudas y viejas manos, una clara referencia al esqueleto, asociado a Saturno, el regente de Capricornio. En estas huesudas manos también puede verse una analogía con los cuernos de Capricornio. En este caso, la cabeza casi calva representada por Leonardo también encaja más que la cabeza de la versión «mejorada» de Morghen. Acuario, la forma de ángel del zodíaco, está representado por el hermano (otras fuentes dicen que primo) de Jesús, Santiago el menor. No es extraño que se reconozca una cierto parecido, incluso en el color de sus ropas. En la mesa, ante él hay una pequeña jarra de agua. En un gesto de hermandad, coloca su mano derecha en el hombro de Andrés y extiende la izquierda hacia Pedro (tal vez para calmarlo, para que no se exceda). En la representación de Morghen, la significativa mano derecha de Santiago el menor no se ve. Vestido con ropas de color verde mar, como representante del signo de Piscis, Bartolomé se levanta en el lado frontal izquierdo de la mesa y escucha sensible y abierto a su alrededor. La postura de su cuerpo recuerda la forma de un pez. Debajo de la mesa se adivinan sus pies (que corresponden a Piscis). No parece estar excitado, actúa de manera pasiva y dirige su mirada hacia la figura de Aries de Simón en el otro extremo de la mesa, como esperando un impulso proveniente de este apóstol de gestos vehementes. Así se cierra el círculo de los apóstoles. Signo Apóstol Fecha Estación H-N Aries : Simón el Zelote 21/03 - 20/04 Primavera Tauro : Judas Tadeo 21/04 - 21/05 Primavera Géminis : Mateo 22/05 - 21/06 Primavera Cáncer : San Felipe 22/06 - 22/07 Verano Leo : Santiago el Mayor 23/07 - 22/08 Verano Virgo : Tomás 23/08 - 22/09 Verano Libra : Juan 23/09 - 22/10 Otoño Escorpio : Judas 23/10 - 22/11 Otoño Sagitario : Simón Pedro 23/11 - 21/12 Otoño Capricornio : Andrés 22/12 - 20/01 Invierno Acuario : Santiago el Menor 21/01 - 19/02 Invierno Piscis : San Bartolomé 20/02 - 20/03 Invierno Sol : Jesús 21-23/06 – 22-24/12 Solsticios