Gobierno de la ignorancia Por. José Mendívil* Es un mal nacional que linda con la estupidez de las simpatías proto ideológicas del liberalismo, el socialismo y el nacionalismo a la peruana. Tiene el color de la piel y los estímulos del lugar donde se vive, lo que se come, se viste, los lugares que se frecuentan y las formas en que se satisfacen los deseos sexuales. Entre nosotros los peruanos la ignorancia es un lado de nuestra República, el otro es el de los mediocres y perseguidos por la justicia y que son elegidos para su gobierno como presidentes, congresistas, gobernadores y alcaldes. La ignorancia frecuenta a la rabia de clase, al resentimiento y odios de la piel; a las frustraciones de la peruanidad y su historia; a la violencia de la lucha de clases para lamer la derrota del enemigo. Desea con dedicación un golpe de Estado, el cierre del congreso, a un presidente populista de izquierda o de derecha. La ignorancia anida la violencia de los instintos más pedestres del pueblo, sus élites y ‘líderes’ populares. Festeja la muerte que traen salvadores de la democracia, la libertad y la propiedad privada; y la que viene con los luchadores revolucionarios de los derechos del pueblo ‘soberano’. La ignorancia procrea a personajillos en la academia, la prensa, el Congreso, Palacio de Gobierno, ministerios, alcaldías, universidades, colegios y escuelas. La ignorancia merece elogio. Hace ricos, autoridades, asesores y candidatos. Lleva a Palacio a farsantes y jefecillos de grupos familiares. El pueblo la justifica. Es un pueblo que defiende al inmoral, al corrupto, al de pocas luces; al delincuente de izquierda, de derecha o centro. La ignorancia es convenida. Está siempre para al griterío callejero, pampero. Se satisface con lo poco que deja caer la ‘clase’ de los corruptos unida umbilicalmente al erario nacional. Tiene ideales utópicos y cínicos. Odia a los ricos, somete en el servilismo a los pobres. Pontifica en nombre del pueblo, el mercado, la igualdad y el Estado de derecho para servirse de la ´propiedad privada’ que posee sobre las instituciones del Estado, de la Fiscalía de la Nación al Tribunal Constitucional y la Defensoría del Pueblo, del municipio a palacio de gobierno, de la escuela a la universidad. La Patria, la democracia, la nación, los derechos, la Constitución son ‘trapos sucios’ de la política de la ignorancia. La ignorancia goza de libertad y es protegida por la justicia en manos de prevaricadores. En fin, la ignorancia es nuestra forma de ser ciudadanos, pueblo, gobierno. Sirve para toda forma de habla, servilismo y abuso del poder. La ignorancia es nuestra forma de ser peruanos. *Escritor