Autor: Vincent M. Roazzi Yo soñaba con ser millonario a la edad de 35 años. A los 36 me encontraba en rehabilitación por mi adicción a las drogas, viviendo de la asistencia social y con deudas superiores a los 100,000 dólares. En la recuperación, descubrí las respuestas no sólo para acceder a una vida exitosa, sino también para lograr el éxito financiero. Luego del tratamiento, logré en un año y medio lo que la mayoría de las personas no logra en toda una vida: la independencia económica. Actualmente soy millonario. Es un triunfo auténtico, profundo y duradero basado en las leyes naturales. Este éxito es natural. Fluye. Nos hace sentir bien y es genuino. La base es: El éxito no está en lo que haces, sino en lo que eres. El éxito no está en el hacer, está en el ser. Por lo tanto, no es sólo físico y mental. También es espiritual. El verdadero éxito externo es simplemente un reflejo de éxito interno. Para que una persona esté entera, debe estarlo física, mental y espiritualmente. El éxito no se logra con cambios externos. Tu vida actual, el lugar donde estás, es el resultado de las decisiones que tomaste en el pasado. La gente experimenta resultados en función de lo que hace ó deja de hacer. Tal vez no te guste escuchar esto, pero estás exactamente donde debes estar, exactamente donde decidiste estar. Uno de los conceptos más clarificantes y liberadores que he aprendido es éste: Siempre se tiene una opción. Quizá no siempre te gusten las opciones, pero siempre puedes elegir. Antes de entender esto, solía verme como víctima de los vientos y de las mareas de la vida. Tuve que aprender sufriendo, que nada en la vida cambia a menos que uno mismo lo cambie. Tomamos las decisiones de nuestra vida basándonos en lo que sabemos. Desde que nacemos, nos programan y condicionan para creer ciertas cosas. Al crecer, formulamos nuestras propias opiniones (creencias) y actuamos según éstas. Actuando según la programación y el condicionamiento que fuimos adquiriendo. Demasiadas personas pasan por la vida sin cuestionarse lo que suponen saber. Esa es una de las razones por las que, para la mayoría de la gente, el éxito es algo difícil de lograr, y por eso buscan las respuestas en otras personas. La película El Mago de Oz es una metáfora para aquellos que buscamos el éxito. Al igual que Dorothy, todos nos embarcamos en largas y complicadas búsquedas de algo que estuvo siempre ante nuestras narices. Tener éxito es como regresar a casa. Aquello que buscas ha estado siempre en tu poder. Antes de que lo niegues respóndete: En lo profundo de tu ser, ¿no has presentido que tu vida estaba destinada a ser algo más? ¿No crees estar destinado a la grandeza... si tan sólo pudieras encontrar el camino ó aprovechar esa oportunidad? ¿No eres una de esas personas cansadas de correr tras el éxito? Necesitas comprender que, al igual que Dorothy, siempre tuviste el poder, sólo te falta creerlo. Esa certeza está escondida bajo todas esas capas de programación y condicionamiento que has acumulado con el paso de los años. Las verdades en las que se basa el verdadero éxito se cumplen sin importar lo que pienses ó creas. Puedes aprovecharlas o ser su víctima. ¿No? El ignorar la ley de la gravedad no produce cambios en ella (igual te darás en toda si te tiras de un edificio) Los no informados lo llaman buena ó mala suerte. Los informados saben que es la diferencia entre el conocimiento y la ignorancia. Es la diferencia entre el éxito auténtico y el fracaso. El problema con el cambio, la razón por la que no se da en la vida de mucha gente es esta: Las personas quieren que cambie su vida, pero no quieren cambiar su vida, cambiar lo que hacen. Para lograrlo, deben empezar por cambiar lo que creen y lo que han hecho hasta hoy. ¿Quieres seguir como hasta hoy o quieres cambiar tu vida realmente?