LA AUTORREGULACIÓN DEL APRENDIZAJE La autorregulación, al igual que los demás procesos psíquicos, particularmente aquellos clasificados como superiores, constituye un proceso fruto del desarrollo histórico social y requiere de condiciones e influencias favorables a su formación, es decir, que también sea enseñado o estimulado desde períodos tempranos de crecimiento y que sea enriquecido y desarrollado a lo largo de toda la vida. Acerca del proceso de autorregulación y su definición Sin dudas, el proceso de autorregulación es sumamente complejo; en primer lugar, por los niveles en que se expresa, tanto como sistema regulador general de la personalidad, en la regulación del comportamiento o la conducta, así como en la regulación de actividades específicas de la persona y, en segundo lugar, por el extenso número de procesos y formaciones psicológicas que lo componen y se interrelacionan para su expresión estructural y funcional. Una de las principales tendencias en la literatura psicológica del tema ha sido explicar la autorregulación según su contenido, como una función de dirección hacia determinados fines que se produce gracias a la interrelación de un conjunto de procesos psíquicos de distinta índole: afectivo-motivacionales, intelectuales o del yo. Otra de las tendencias principales, ha sido conceptuar la autorregulación de acuerdo a las etapas operativas en que se traduce su funcionamiento, y que también supone recurrir a los procesos referidos o a algunos de ellos según las concepciones teóricas del autor. Sin embargo, entre las posiciones de avanzada y más actuales aparecen las que explican la autorregulación considerando la interconexión de ambos grupos de procesos (cognitivos y afectivos) y estableciendo la participación de los mismos como niveles dentro de un proceso único, considerando, además, la interacción de estos con las relaciones sociales. Tomaremos como punto de partida la conceptualización del autor cubano Alberto Labarrere, quien ha caracterizado la autorregulación siguiendo esta última dirección. Para él, la autorregulación es entendida como una propiedad de la personalidad y de la conducta relacionada con prácticamente todos los procesos que intervienen en el funcionamiento de la personalidad, que se define como "toda la actividad que un sujeto realiza a fin de generar, mantener y modificar su comportamiento en correspondencia con fines u objetivos que han sido trazados por uno mismo o aceptados como personalmente válidos, aunque originalmente hayan sido formulados por otra persona (Labarrere, 1995). Algunos aspectos se pueden interpretar como relevantes en esta definición: - la generación de acciones para realizar una determinada actividad, que debe ejecutarse con intenciones transformativas y con una actitud perseverante, - el hecho de que el individuo debe utilizar recursos necesarios no sólo para mantener un determinado tipo de actuación dirigida a propósitos propios, sino también de acuerdo a las condiciones y circunstancias en que se encuentre, que son significativas para esa actuación, - la distinción de la conciencia del sujeto como cualidad fundamental de este proceso. La autorregulación de la actividad de aprendizaje y sus competencias fundamentales Tal como se había expresado con anterioridad, los procesos de autorregulación pueden manifestarse y desarrollarse de manera específica en distintos ámbitos y actividades humanas. De esa manera, es importante reconocer cuáles son las características esenciales de la autorregulación del aprendizaje propiamente dicha y cuáles son las competencias que se requieren para su desarrollo. Se pueden considerar que: La autorregulación del aprendizaje implica un modo de aprender independiente y activo regido por objetivos y metas propios; supone el dominio y aplicación planificada y adaptable de recursos y procesos, referidos a estrategias metacognitivas, estrategias cognitivas y procesos de dirección y control del esfuerzo, así como de componentes motivacionales los que en su conjunto permiten resultados valiosos en los disímiles contextos en los que se inserta la “persona-que-aprende”. Constituye un proceso complejo de carácter superior que se forma socialmente y se fortalece a lo largo del desarrollo de la personalidad de la persona-que-aprende (Rodríguez-Mena, García, Corral y Lago, 2004, p. 15). Igualmente se sostiene que la autorregulación del aprendizaje se manifiesta en tres núcleos de competencias que se expresan de forma articulada. Estos núcleos de competencias son: a) Competencias para la estructuración de las experiencias de aprendizaje: Se refiere a la capacidad de la persona-que-aprende para interpretar las experiencias de aprendizaje dentro de ciertos esquemas o estructuras de funcionamiento. Aquí los procesos psíquicos son empleados con la intención de reevaluar, deconstruir y reconstruir esos esquemas mentales con los que comprendemos la realidad que nos circunda y a nosotros mismos como parte de esa realidad. b) Competencias para la contextualización de las experiencias de aprendizaje: Aborda la facultad de la persona-que-aprende para extraer de cada experiencia de aprendizaje aquellas propiedades que pueden ser generalizables, trasferibles o extrapolables a otros contextos más o menos diferentes del que originalmente surgieron. c) Competencias para la gestión de las experiencias de aprendizaje: Alude a la posibilidad de emplear los procesos y recursos personales, así como los instrumentos, símbolos, personas, recursos ambientales, etc. que intervienen en los aprendizajes con la intención de planificar, organizar, evaluar y monitorear el curso de las experiencias de aprendizaje (Rodríguez-Mena, García, Corral y Lago, 2004, pp. 86-87). Como puede apreciarse las competencias para la estructuración de las experiencias de aprendizaje posibilitan directamente la elaboración de significados por parte del aprendiz, de manera activa y por medio de su completa implicación en el proceso de aprendizaje. Este proceso de construcción, supone una relación dialéctica entre lo histórico-social y lo individualpersonal, comprende la re-construcción de los significados sociales y el descubrimiento del sentido personal por parte de quien aprende (Rodríguez-Mena, Corral y López, 2017). Desde la perspectiva constructivista la estructuración es también reestructuración y desestructuración, es decir supone desaprender en muchas ocasiones para volver a recrear el saber propio (Pozo, 2008). Por su parte, las competencias para la contextualización de las experiencias de aprendizaje permiten “el establecimiento de conexiones productivas para aprovechar las experiencias de aprendizajes presentes y pasadas con visión de futuro…Contextualización resume la variedad de acciones que intervienen en el proceso de aprender que implican también descontextualización y re contextualización de las experiencias de aprendizaje” (RodríguezMena, Corral y López, 2017, p. 72). Esta competencia implica saber cuándo y para qué sirve el aprendizaje que se posee (Pozo, 2008) y la capacidad para reconocer lo que se sabe. Se entrecruza la habilidad metacognitiva del aprendiz autorregulado con su disposición a transferir constructivamente sus experiencias anteriores a las nuevas situaciones, lo cual no constituye una acción rutinaria, sino reflexiva y epistémica (Pozo, 2008). Con relación a las competencias de gestión, estas incluyen diversos procesos relacionados con la planeación y construcción de metas, el conocimiento y uso de estrategias para conducir el aprendizaje, el control de las acciones y su seguimiento, la búsqueda de apoyos, entre otras (García, 2005). Para lograr la autorregulación del aprendizaje es necesario que los tres núcleos de competencias sean conscientemente activados. La razón estriba en lo que cada una de ellas aporta a la significación, la transferencia y la autogestión de lo que se está aprendiendo. Cuando las competencias que intervienen en la actividad de aprendizaje son empleadas por la personaque-aprende se logra dotar de significados más profundos a las experiencias de aprendizaje; se permite que estas se instauren en la persona de modo que puedan ser empleadas eficazmente cuando las situaciones de aprendizaje lo requieran; y, en última instancia, contribuyen al pleno crecimiento personal. Por tanto, se necesita formar y ejercitar esas competencias. Aquí aparece el mecanismo de intervención externa, cuya finalidad debe ser la interiorización por parte de la persona-queaprende de las herramientas y signos mediadores que posibilitan la activación y desarrollo de dichas competencias. Un modo eficaz de lograr tal propósito es la formación de aprendices estratégicos. Ser estratégico significa, en términos de aprendizaje, que la persona-que-aprende desarrolla su actividad de aprendizaje de un modo consciente, guiado y evaluado por ella misma. El uso de estrategias de aprendizaje es comprendido, entonces, como parte de las competencias de autorregulación. Se conceptualizan como herramientas psicológicas o instrumentos, sociales por naturaleza, que permiten “gobernar los procesos de la actuación, ajena o propia” (Vigotsky, 1987, p. 182). Se entienden en ese sentido, como sistemas complejos de signos convencionales, creados e “introducidos por el hombre en la situación psicológica y que cumplen la función de autoestimulación” (Vigotsky, 1987, p. 90). Las estrategias de aprendizaje se consideran así, formas personales de accionar que, sobre la base de una correcta orientación, se despliegan para alcanzar una meta de aprendizaje. El aprendiz estratégico debe encontrar los recursos indispensables y hacer uso de ellos de un modo reflexivo, lo que implica una constante retroalimentación del proceso que lo lleve a evaluar su orientación, su planificación, su accionar; debe ser capaz de reorientarse y proyectarse nuevamente en la medida que puede autorregular su proceso de aprender. Sistema de categorías indicadores para la valoración de las competencias de autorregulación del aprendizaje Categorías de formación Comprensión del Indicadores proceso de - autorregulación y conceptualización del mismo. Conocimiento del término o concepto Conocimiento de algunos componentes o procesos asociados a la autorregulación (comprensión parcial del significado de autorregulación del aprendizaje). - Evolución en la apropiación del concepto - Importancia de la comprensión y elaboración conceptual - Presencia de intereses cognoscitivos respecto a la autorregulación Competencias de estructuración - Búsqueda y generación del conocimiento. - Dominio de conocimiento. - Uso de estrategias y técnicas de estructuración. - Búsqueda de resignificación propia. sentido personal y Competencias de contextualización - Puesta en práctica de los aprendizajes previos. - Conocimiento y uso de estrategias de contextualización. Competencias de gestión - Autoconocimiento. - Conocimiento sobre los procesos de gestión. - Proyección futura y planeación de fines de aprendizaje. - del Organización proceso de aprendizaje. - Conocimiento y uso de estrategias y técnicas para la gestión del aprendizaje. - Monitoreo y autoevaluación de experiencias de aprendizaje Comprensión del significado de ser un aprendiz autorregulado. - Cooperación con los otros aprendices Conceptualización autorregulado. Reconocimiento del de aprendiz características aprendiz autorregulado. Valoración de la importancia de ser aprendices autorregulados en su formación profesional. - Justificación de la importancia de ser aprendices autorregulados. Proyección de los beneficios de ser aprendices autorregulados en la práctica profesional. de REFERENCIAS García, I. (2005). La gestión del aprendizaje: una competencia para educar con calidad. Revista Mexicana de Pedagogía, mayo-junio, Año XV, No 83. García, I. (2012). Estrategias para la autorregulación del aprendizaje en estudiantes de educación superior. Tesis de Doctorado, Centro de Investigación y Docencia del Estado de Morelos (CIDHEM), Cuernavaca, Morelos. García, I. (2020). Desarrollo de competencias para la autorregulación del aprendizaje en estudiantes de la Universidad Pedagógica Nacional. Tesis de Doctorado, Centro de Investigación Transdisciplinar en Psicología de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (CITPsi-UAEM), Cuernavaca, Morelos. Labarrere, A. (1995). Autorregulación de la conducta y la personalidad. En Colectivo de autores. Adolescente cubano. Una aproximación al estudio de su personalidad (pp. 30-37.) La Habana: Editorial Pueblo y Educación. Pozo, J. I. (2008). Aprendices y maestros. La psicología cognitiva del aprendizaje. Madrid: Alianza Editorial. Rodríguez-Mena, M., García, I., Corral, R. & Lago, C. (2004). Aprender en la empresa. Fundamentos sociopsicopedagógicos del Programa de Formación de Aprendices Autorregulados en Comunidades de Aprendizaje. La Habana: Prensa Latina. Rodríguez-Mena, M., Corral, R. y López, C.L. (2017). Comunidad de aprendizaje, prácticas dialógicas y formación de competencias: apreciación de una experiencia. En Fried Schnitman, D. (editora). Diálogos para la transformación: desarrollo de proyectos e investigación generativa orientados a la construcción de futuros en Iberoamérica – Volumen 3. Chagrin Falls, Ohio, USA: WorldShare Books - Taos Institute Publication