Diario de Mallorca Cultura Sociedad El músico Luis Alberto Segura, con sus tres hijos, en la casa-refugio de la Serra de Tramuntana en la que se ha instalado. GABI RODAS. PALMA n L.A., el proyecto con el que Luis Alberto Segura (Palma, 1978) se erigió en un tótem del rock, está de vuelta. Dos años después de su disolución, el músico anunciaba hace unos días en Instagram el regreso del grupo con Evergreen Oak, un disco que ya está cocinando, a fuego lento, en una casa-refugio de un lugar de la Serra de Tramuntana cuyo nombre prefiere no desvelar. Las reacciones en redes se han multiplicado en los últimos días y la expectación ante el nuevo trabajo de este brillante compositor no deja de crecer. El silencio ejerce de anfitrión en el encuentro entre Luis Alberto Segura y Diario de Mallorca. La mañana es fría y la charla con el músico para saber de qué va lo nuevo de L.A. transcurre en lo alto de una colina, rodeados de bosques, envueltos por el humo que desprende una quema de rastrojos cercana, enmedio de la naturaleza. «Necesitaba huir. Los últimos brotes de septiembre en Palma me hicieron tomar la decisión. Me voy a la montaña, me dije. Necesitaba salir de la realidad absurda, de la desinformación informativa y la locura genérica», confiesa. L.A. se exilia en la Serra u Luis Alberto Segura se instala en una casa-refugio para componer un nuevo disco que supondrá el regreso del grupo que le ha dado fama Para entender la reinvención de Segura hay que remontarse a 2018, cuando L.A. ofreció el último de sus conciertos. «Necesitaba un descanso. Los últimos diez años fueron de «Necesitaba salir de la realidad absurda, de la desinformación informativa y la locura genérica», confiesa El disco se titula, de momento, ‘Evergreen Oak’, y tendrá a la naturaleza como protagonista no parar, literalmente. Primero porque me gustaba; segundo, porque era mi sustento mensual; y tercero, porque la inercia de ir captando personal dentro de una empresa que fue creciendo y creciendo hacía que en el fondo todo dependiese de mí, de lo que iba generando. Había mucha gente detrás: discográfica, editorial, management, publicidad… Para alguien sencillo como yo, que empezó seriamente en esto a los 30, aquello fue too much. Me agotó mentalmente de un modo absoluto. Diez años se dice pronto pero son diez años, cada uno con sus 365 días, con giras, grabaciones, ensayos... Y luego tuve a mis hijos. Y los niños, ya se sabe, son una locura, una locura maravillosa», reflexiona en voz alta. La aventura de Luis Albert Segura, el proyecto que sucedió a L.A. y que le mantuvo en los escenarios hasta principios de 2020, le ayudó a coger perspectiva, a desprederse «del traje de L.A. y verlo desde otro ángulo», y en esas estaba cuando llegó la pandemia. A finales de marzo fichó por Emerge, la empresa de management de Leon Benavente y Sidonie, entre otros, que dirige Tomás Heredero, una persona clave en su carrera. «Hablé con él y le dije: tengo ideas de hacer cosas con lo de Luis Albert Segura. Pero todo fue girando, hubo como tres proyectos y nos confinaron, hasta que decidí venirme a la montaña y hacer, no lo nuevo de Luis Albert Segura, sino lo nuevo de L.A.», relata. Instalarse en la Serra, adonde llegó el 1 de octubre y donde piensa quedarse hasta el mes de enero, le supone una mezcla de «trabajo, vida familiar, salud y desconexión». La presión quedó atrás. «Me he desprendido de ella», reconoce un artista que no sigue método alguno. «No soy de horarios ni mecanismos MARTES, 20 DE OCTUBRE DE 2020 | 41 PATRICIA DE LOS ÁNGELES ni seguir un patrón. Voy según me pide el cuerpo, a salto de mata», sonríe. Siempre original, Segura decidió divertirse ante este nuevo reto, que será «muy orgánico, maleable», y en el que «lo verde, la naturaleza», será protagonista. Antes ni siquiera de tener una canción, lo primero que hizo fue la portada del disco, en el que aparece un pino enorme, y la mostró en Instagram, con unos títulos, de la primera a la última, que por cierto se llamará Judy. «Construyo este disco con la gente, haciendo que participe», subraya. Todo lo que va creando lo va mostrando en redes, herramientas a las que hasta no había prestado mucha atención. «He decidido abrir las puertas en mi exilio personal para que quien me sigue me pueda comentar lo que quiera. Me escriben a diario, y yo comparto vivencias a través de imágenes y vídeos, intento hacer una conexión semanal larga. Incluso muestro ideas de canciones, algo que antes tenía totalmente hermético». El juego, de momento, funciona: en sus 19 días de exilio voluntario ha dado ya con siete canciones, cuyos detalles podrás conocer en @icomefromanisland, @latheband y @meatisover.