El día que expulsaron a Gandhi de un tren En 1893, un joven Gandhi había llegado a Sudáfrica, para servir como asesor legal del comerciante Dada Abdulla. En junio de ese año Dada Abdulla solicitó a Gandhi que viajara a Pretoria en el Transvaal, un viaje que primero llevó a Gandhi a Pietermaritzburg. En el tren Gandhi estaba sentado en el compartimento de primera clase, ya que él había comprado un tiquete de primera clase. Un europeo que entró en el compartimento se apresuró a convocar a funcionarios ferroviarios, quienes le ordenaron a Gandhi retirarse del compartimiento, ya que al parecer no se les permitia a los “culíes” (así le decían a los asiáticos en especial a los chinos) y no-blancos estar en los compartimentos de primera clase. Gandhi protestó y mostró su tiquete, pero se le advirtió que sería sacado a la fuerza si no salía por las buenas. Como Gandhi se negó a cumplir la orden, fue empujado bruscamente fuera del tren, y su equipaje fue arrojado sobre la plataforma. El tren de vapor partió, y Gandhi se retiró a la sala de espera. “Era invierno,” Gandhi escribiría luego en su autobiografía, y “el frío era muy amargo. Mi capa estaba en mi equipaje, pero no me atreví a preguntar por ella por temor a que me insultaran de nuevo, así que me senté y tirité del frio”(parte II, cap. 8). Dice que comenzó a pensar en su “deber”: ¿Debía quedarse y luchar por sus “derechos”, o regresar a la India? Su “dificultad era superficial”, “sólo un síntoma de la profunda enfermedad del prejuicio de color.” Fue este el momento en que Gandhi vivió el racismo, y fue conciente de las inequidades a las que las personas eran (y aún hoy en día son) sometidas por el color de su piel ¿Un momento amargo? – Si. Pero esto sería lo que lo impulsaría a ir más allá de Pretoria. De hecho, con el transcurrir del tiempo, este hecho se convirtió en algo simbólico, pues fue el tren en la India, el medio que el utilizaría para encausar otras transgresiones y por donde Gandhi realizó sus mejores esfuerzos para llegarle a todos sus conciudadanos. Después de regresar a India el 9 de enero de 1915, usaría el tren constantemente, viajando en primera clase, es decir hace 100 años. Por eso cada 9 de junio se realiza el Día de la Diaspora de la India, para conmemorar el retorno de Gandhi a la India, pero también un evento que busca resaltar la importancia de la diáspora de la India en el mundo. De esto hablaré en otro post. Así fue el día en que Gandhi fue sacado a empujones. De hecho se dice que en todo el trayecto fue victima del racismo al no permitirsele entrar varios hoteles. Estos eventos fueron un punto de inflexión en la vida de Gandhi y su forma de activismo social, lo despertaron a la injusticia social. Después de presenciar el racismo, los prejuicios y la injusticia contra los indios en Sudáfrica, Gandhi comenzó a cuestionar su lugar en la sociedad y la posición de su pueblo ante el Imperio Británico. Esto me recuerda el día que me despidieron de mi primer trabajo. Estaba recién graduado de la universidad, sin experiencia, un novato en la vida, y teniamos a la abuela muy enferma con un problema serio, luego el dinero de este trabajo era necesario. La razón del despido: durante un fin de semana habían hackeado los sistemas de la cadena de almacenes donde trabajaba y al tratar de restaurar las copias de respaldo, que eran cintas, estas no sirvieron. Total, al llegar el día lunes, dijeron que había hecho mal mi trabajo. Y el día viernes, el presidente de la compañía me llamó a su oficina, me aduló diciendo que yo era buen empleado, pero que debido a lo sucedido alguien tenía que irse, y ese era yo. Lo curioso del asunto, es que la tarea de hacer las copias de respaldo, de acuerdo al manual de funciones, eran responsabilidad de otro colega de oficina. A nadie le importó, y yo fui botado un viernes a las 6 p.m. Recuerdo que muchos me miraron con lástima, algunos con pesar. Yo decidí ese día respirar. Eso si, confieso que llegué a mi casa, y me eché a llorar. Sin embargo algo pasó. Ese día fui agradecido. Di gracias a Dios por el tiempo pasado en el trabajo, aún por la dificultad que estaba viviendo. De repente tuve paz y la convicción de que todo saldría bien. No sabía nada del futuro, pero me sentí tranquilo, no me lamenté, sino que empecé a buscar nuevas cosas. Un día mientras iba en un bus, me dije que me encantaría ir a algún país extraño. Pasados 2 meses encontré un trabajo como profesor de multimedia en la Universidad Central. Allí aprendí mucho, maduré, y valoré lo que sabía hacer. Al cabo de 1 año, un colega me comentó de una oportunidad de trabajo en China, para ser profesor de multimedia. Yo apliqué. Sin embargo, aunque pasé las pruebas, me dijeron que el puesto en China estaba ocupado, pero que estaba India, que si lo quería. Les dije, llamenme en 10 minutos y les digo. Llamaron y les dije que si. Una locura, pero mis impulsos así me lo indicaban. Creo que son buenos esos momentos en que nos vemos obligados a salir de nuestra zona de confort – o relajación extrema -, pues nos llevan a asumir nuevos retos, a ver las cosas diferentes. Yo viajé a India, hace 10 años, y es de las mejores decisiones que he tomado en la vida. Claro, no me iba a quedar con la pregunta “¿qué habría pasado si…?.” Hoy vivo de los frutos de esa decisión, personal, conciente y atrevida, entre otras porque soy director de la Cámara Colombia India de Comercio y co-fundé Amigos de India. Pero además he conocido a personalidades comerciales, políticas, intelectuales e influyentes de ambos paises que nunca imaginé. Lo más importante, la mitad de mi corazón y de mi familia es de la India. Si no me hubieran despedido de mi primer trabajo, no habría ido a India. Si a Gandhi no lo expulsan, no habría liberado a su pueblo. No me comparo con Gandhi, es una hombre de mucha altura. Solo creo que en los momentos de adversidad es cuando un puede ver las cosas diferentes… son una oportunidad de cambiar. A veces a uno lo tienen que botar del tren.