EL PRESBÍTERO FRANCISCO OCAMPO ARISTIZÁBAL, “TESORO HUMANO VIVO” DEL ORIENTE ANTIOQUEÑO. En el mes de diciembre del año 2021, se cumplieron sesenta (60) años de ordenación sacerdotal del padre FRANCISCO OCAMPO ARISTIZÁBAL, ciudadano nacido en el municipio de El Santuario (Ant.), líder del desarrollo del Oriente antioqueño a través de su vida dedicada al beneficio de las comunidades y a la construcción de territorios a través del trabajo, la educación y la fe católica. El virtuoso levita, a quien el Oriente de Antioquia le debe el impulso y la consolidación de varios procesos de transformación social, de rescate y conservación de comunidades territoriales, como la del municipio de El Peñol, así como la creación de obras e instituciones que contribuyen a reparar en algo la deuda social que tiene el país con la población rural, se constituye hoy en un ejemplo de “Tesoros Humanos Vivos”, en los términos de la 32ª Conferencia General de la Unesco, realizada en octubre del año 2003, según la cual aquellos son “los individuos que poseen en sumo grado los conocimientos y técnicas necesarias para interpretar o recrear determinados elementos del patrimonio cultural inmaterial”. Por sí misma, la declaratoria del programa de “Tesoros Humanos Vivos” no es un instrumento de reconocimiento que se pueda aplicar en forma directa en los países pertenecientes a la UNESCO, sino que cada Estado debe reglamentarlo con observancia a su legislación. Colombia no ha desarrollado aún ni legislativa ni reglamentariamente aquel programa. Hay varios países del mundo que han adoptado el programa de “Tesoros Humanos Vivos”, entre los que se encuentran, además del Japón y Corea del Sur, que originaron tal declaratoria, a Camboya, Filipinas, Francia, República Checa, Tailandia, Chile y México. A pesar de lo explicado en el párrafo anterior, es importante destacar que el Artículo 71 de la Constitución Política de Colombia da una pauta para que se hable y reconozca el valor de las personas que en su vida se han dedicado a la conservación de la identidad y el reconocimiento de alguna comunidad específica y de las manifestaciones culturales de los territorios. Reza el texto constitucional lo siguiente: “Artículo 71. La búsqueda del conocimiento y la expresión artística son libres. Los planes de desarrollo económico y social incluirán el fomento a las ciencias y, en general, a la cultura. El Estado creará incentivos para personas e instituciones que desarrollen y fomenten la ciencia y la tecnología y las demás manifestaciones culturales y ofrecerá estímulos especiales a personas e instituciones que ejerzan estas actividades” (subrayas fuera del texto original). Es probable que desde la Nación y las entidades territoriales no se pueda en Colombia hoy destacar formalmente a un “Tesoro Humano Vivo”, puesto que el Estado y sus servidores solo pueden hacer lo que les está permitido. Pero la sociedad civil y sus instituciones, por su parte, pueden hacer todo aquello que no está prohibido por la Constitución y la ley. Así las cosas, la comunidad del Oriente antioqueño bien puede, como un gesto autónomo, libre y consciente, declarar a un personaje destacado como “Patrimonio Humano Vivo de la Región” y propiciar que ese reconocimiento se apropie en la los habitantes como suyo y como un homenaje especial del territorio a quien lideró la conservación, la cohesión y la permanencia, in situ, de los habitantes de El Peñol, a pesar de la indiferencia de los gobiernos y de las Empresas Públicas de Medellín en la época de los años sesenta y setenta del siglo pasado. El padre Francisco Ocampo Aristizábal es un “Tesoro Humano Vivo” que se le reconoce en el medio regional y nacional por su entrega a la misión eclesiástica, de su compromiso con la justicia social, con las causas de los menos favorecidos y con la reivindicación de los derechos de las gentes cuando a estas se les ha pretendido vulnerar aquellos por personas o entidades. Varios de los hechos pastorales del padre Francisco que evidencian el compromiso eclesial y social después de su ordenación sacerdotal el 8 de diciembre de 1961, de manos de su Obispo Diocesano, Monseñor Alfredo Rubio Díaz se resumen en el fomento de la economía solidaria, en Marinilla, Guarne, Abejorral y El Peñol, en donde promovió la fundación de cooperativas, a fin de asociar a los pequeños productores campesinos y a los comerciantes en procura de motivar la solidaridad para encaminar salidas a la difícil situación económica que en los años 60 y 70 era característica en la mayoría de las familias del Oriente. Por la época de llegada del padre Ocampo Aristizábal al municipio de El Peñol, en 1964, Empresas Públicas de Medellín iniciaba los trabajos de construcción de la represa del rio Nare, por lo que profesionales, trabajadores y gentes de diversa índole venían a la región donde se realizaban los trabajos, lo que generó inquietud en los habitantes locales, no solo por la construcción de la obra, sino porque se 2 vaticinaba un cambio de costumbres de la población en los ámbitos social, familiar y religioso. Pero en el caso de El Peñol la situación se planteaba compleja, pues EPM, al momento de ocupar los terrenos que requería para el embalse y las obras de infraestructura, no pensó en conservar la localidad y su comunidad, sino en indemnizar a la gente y dejar que cada familia tomara su propio rumbo en localidades diferentes a la de El Peñol. La Iglesia, con su Obispo diocesano y los sacerdotes de la parroquia y las entidades sociales de El Peñol tuvieron que afrontar los problemas del cambio, por lo que debieron buscar formas jurídicas para llegar a un acuerdo entre la comunidad y EPM para realizar un estudio sobre los efectos nocivos que estas obras traerían sobre todos los componentes del entorno del proyecto y cuáles deberían ser las compensaciones por aquellas. En esa época no existía, como hoy, la obligación para las empresas constructoras de proyectos hidroeléctricos de formular y ejecutar planes de manejo ambiental con sostenibilidad y compensación social. La acción de la parroquia, con el padre Francisco como acompañante de la comunidad, fue eficaz e inmediata: promueve el Sindicato de Agricultores, lo organiza y lo pone al tanto del problema, del cual ellos son los más afectados. Fomenta las Juntas de Acción Comunal. En las Juntas Presbiterales expone la situación social y en una de ellas se conviene en solicitar el estudio evaluativo que, posteriormente, le fue confiado a “Codesarrollo”- hoy Fundación Socya -, y fue la base para el Contrato Maestro en el año 1969, y del Contrato Parroquial que, a la postre, pese a los descontentos, fueron los instrumentos conciliadores y orientadores de las acciones de compensación y retribución por las obras, tanto para las familias como para las instituciones públicas y privadas, entre ellas el Municipio y la Parroquia. Cuando llegó la hora del traslado de la cabecera de El Peñol, el cual se realizó anticipadamente a lo que estaba previsto, en mayo de 1978, el padre Francisco estuvo al frente de la comunidad y de sus feligreses, acompañándolos, apoyándolos y sirviendo de vocero en muchas circunstancias. Es preciso resaltar que, sin la presencia de la Diócesis, con sus obispos de cada momento como líderes, y del padre Francisco Ocampo A. como gestor y motor del proceso social, no se hubiera conservado la comunidad de El Peñol. No hubiera 3 “pueblo”. Hoy serían los ciudadanos y las ciudadanas oriundos de El Peñol un conglomerado en la diáspora. Salvar la dignidad de la comunidad de El Peñol, garantizar la conservación y el arraigo en el medio ancestral de un grupo humano en un tiempo y en un espacio determinado, por encima de los intereses de EPM, en su momento, fue una de las grandes hazañas del padre Francisco Ocampo A., que queda como testimonio de liderazgo y compromiso sin par para esta y las futuras generaciones. El hito histórico de la conservación del Municipio de El Peñol, se constituye en el mayor reto generacional en Colombia para conservar el patrimonio inmaterial de la comunidad de El Peñol, más allá de la estructura físico espacial de la municipalidad. En los años ochenta, siempre prestando atención a la reivindicación de las poblaciones de El Peñol y Guatapé con motivo de las obras de la hidroeléctrica, el padre Francisco participa activamente en la promoción y aprobación de la Ley 56 de 1981, que estableció que los recursos de la Nación que se le entrega a la Región por concepto de generación de energía eléctrica y manejo de este recurso no fueran administrados por la empresa propietaria, sino por una entidad de la Región. A partir de la Ley 56/81 se inicia en el Oriente de Antioquia una campaña de líderes de la región encaminada a procurar una propuesta de la institución encargada de manejar los recursos por transferencias por compensación de la generación de energía. En la página Web de Cornare (https://www.cornare.gov.co/resenahistorica/) hay un relato de ese proceso, dentro del que el padre Francisco es artífice muy importante para lograr un consenso en los municipios de la región. Finalmente se expidió la Ley 60 de 1.983 que creó a CORNARE para manejar a nivel supramunicipal los recursos generados por las compensaciones económicas que EPM debía pagar por el uso del agua, experiencia que sirvió para la creación del Ministerio del Medio Ambiente, a través de la ley 99 de 1.993. Se considera, entonces, al padre Francisco como uno de los precursores, promotores y fundadores de CORNARE. La visión de pastor y amigo de los más necesitados, especialmente de las gentes del campo, la ha desarrollado el padre Ocampo desde los años sesenta por medio de la educación. Esta ha sido el motor a partir del cual ha gestado importantes obras que han propendido por el “Desarrollo Humano Integral”. La propuesta educativa con pedagogía activa, así como el fortalecimiento de las comunidades de base, especialmente las de orden cooperativo, asociativo y de la Acción Comunal han conformado la bandera permanente que ha enarbolado el padre Francisco a través de su vida sacerdotal. 4 Como resultado de la motivación y del compromiso de las personas y de las organizaciones que estaban trabajando con el “padre Pacho” en el empeño de llevar educación a las gentes del campo en el Oriente de Antioquia, nace la “CORPORACIÓN EDUCATIVA PARA EL DESARROLLO INTEGRAL – COREDI –” que, a la vez, dio vida a la “FUNDACIÓN TECNOLÓGICA RURAL COREDI “, Institución de Educación Superior con personería jurídica del Ministerio de Educación Nacional según Resolución 1896 del 17 de abril de 2007. Al año 2021 el Teológico Coredi tiene cinco (5) programas de Educación Superior Técnica y Tecnológica y once (11) programas de Educación para el Trabajo y el Desarrollo Humano. En el año 2011 el padre Francisco Ocampo A. logró gestionar la emisora COREDI FM 90.5, cuyas frecuencias llegan a más de 35 municipios de Antioquia. Es una emisora de interés público que complementa la labor educativa de toda la Organización COREDI. Paralelamente a las anteriores instituciones de educación, Coredi ha fomentado la constitución de otras entidades de carácter solidario y asociativo como la “Mutual Vida y Solidaridad – VIDASOL –”, “Agroindustria S.A.S.”, “Bioventas S.A.S.”, “Publicaciones San Antonio” e “Inmobiliaria y Constructora Coredi S.A.S.” Las entidades relacionadas constituyen una alianza estratégica que, junto con las instituciones de educación, se ha denominado “La Organización Coredi”. Puede decirse, sin lugar a equivocación alguna, que en el país existen muy pocas instituciones con trayectorias educativas completas diferentes a COREDI pues, como se anotó, esta Organización ofrece desde atención a la primera infancia, preescolar, básica primaria, básica secundaria, media, educación para el trabajo y el desarrollo humano, así como educación superior técnica y tecnológica, además de alfabetización con apoyo radial. Y lo más especial es que el énfasis en su gestión está dirigido a la población rural dispersa. Hoy el padre se desempeña como miembro permanente de la Junta Directiva de COREDI, en calidad de fundador. Su vida continúa como gestor del proyecto pastoral del Santuario “El Marial”, bajo la advocación de María como la “Divina Pastora”, el cual se está situado en la vereda “El Marial”, a doce kilómetros de la cabecera municipal de El Peñol. El padre Francisco Ocampo A. es un auténtico líder del bien, un motor de desarrollo espiritual y material, porque piensa primero en el prójimo que en sí mismo y habla 5 más con el ejemplo que con la palabra; él es un pastor carismático y por su vida austera, el padre Pacho camina por el sendero de lo que debe ser un sacerdote santo, un “Tesoro Humano Vivo” para Colombia. El Papa Francisco, en un gesto de reconocimiento que el padre Francisco ha realizado en bien de la Iglesia diocesana de Sonsón – Rionegro, y de otras iglesias hermanas de esta diócesis, le otorgó el título de “Capellán de Su Santidad”, el pasado 18 de enero de 2022, el que será entregado en la Catedral de San Nicolás de Rionegro, en el marco de la celebración de los 65 años de creación de la diócesis. Marzo 17 de 2022 Francisco Luis Cuervo R. 6