¡INNOVAR O MORIR! LA NECESIDAD EMPRESAS DE HOY DE SU PRESENCIA PARA LAS Las empresas de hoy, funcionan con base a teorías administrativas que se basan en identificar, planificar, organizar, dirigir y controlar de la forma más eficiente los recursos de una empresa, ya sean humanos, financieros, materiales, tecnológicos o de cualquier otra índole. Dichas teorías, forman parte del mercado empresarial desde años, forjadas en el siglo XIX, dos siglos después, aun usamos los únicos modelos que tenemos y conocemos para manejar las empresas existentes. No habría problema con las teorías administrativas si nuestro mundo fuera estático, pero es cambiante, y a decir verdad lo hace aceleradamente. La tecnología y su rápido avance en los últimos años han creado desafíos de administración para las empresas y sus dirigentes creando la necesidad de innovar para ajustarse al mercado. Afortunadamente, ya se comienza a despertar el interés de cambio, revolución o creación de nuevas formas administrativas o al menos se conoce uno que sí, Gary Hamel, quien se ha puesto la tarea de enfocarse en que aún seguimos usando usando “tecnología dura” en pleno siglo XXI, donde las condiciones, el mercado y las variables han cambiado pero las teorías al respecto no. A pesar de los pocos innovadores en las empresas actualmente, los que hay no son tomados en cuenta por los directivos como debería ser. Constantemente son presentadas ideas nuevas y atrevidas, las cuales son desechadas o prestan poco interés, y las que pasan ese filtro que son muy pocas, terminan siendo analizadas por un equipo donde concluyen si dichas ideas serían viables o no para las empresas, y muchas veces o en su mayoría son rechazadas por considerarse demasiado ilógicas para llevarse a cabo. Estas ilógicas de cambios, que pueden ir desde jerarquía hasta la implementación de nuevos roles no establecidos en las teorías administrativas son las que según Gary Hamel podrían revolucionar la administración como la conocemos. Si se pidiera que los que más saben de las teorías administrativas dieran como sus opiniones que fueron rechazadas por muchos, ahora se convirtieron en sistemas gerenciales usables hoy en día. Solo por nombrar, arrancaremos con Max Weber, quien se convirtió en uno de los fundadores de la teoría burocrática, perfiló los cambios en los ángulos de vista religiosos, expuso sobre la influencia en el crecimiento del capitalismo, y sus aceptaciones sobre el aparato burocrático, se llegó naturalmente a las consideraciones históricas y factores sociales más generales que llevaron al desarrollo de Organizaciones menos simples. Otro gran exponente, Henry Fayol, desarrollador de la teoría clásica de la administración, fue el primero en proponer un nuevo modelo administrativo que se basara en tres puntos primordiales: la división del trabajo, la aplicación de un proceso administrativo y la formulación de los criterios técnicos. Además, fue el primero en sistematizar el comportamiento administrativo gerencial estableciendo sus 14 principios. Por último, Hawthorne, uno de los máximos exponentes de la teoría de las relaciones humanas, deduciendo con su experimento que es necesario concertar y equilibrar las dos funciones básicas de la organización industrial: la función económica y la función social. Estos tipos, literalmente fueron visionarios e innovadores al proponer todas estas cosas que en aquella época no tuvieron la acogida requerida y hoy son parte fundamental de las teorías administrativas con que los directivos empresarios dirigen sus compañías. Cuando algo es nuevo siempre resulta desconcertante para las personas generando un miedo por lo desconocido. Pero se aclara, que el punto es que si ellos lo hicieron nosotros también podemos y es normal que al principio se convierta en proceso difícil el cambio por innovar más no imposible. Bajo este panorama es cuando Gary Hamel toma fuerza, su propuesta de que se debe innovar es el inicio de un cambio de mentalidad que saque a la administración del lento progreso bajo la demanda del mercado actual. Pero no se debe innovar solo por hacerlo, hay que saberlo hacer y por ello es de requerirse un estudio de los posibles beneficios, pero también de los inconvenientes que podría traernos esta nueva idea; es necesario entender que no todos nuestros conceptos pueden ser beneficiosos para la empresa. El nuevo modelo que se pretenda imponer en las empresas, debe llegar hasta la alta gerencia y después de que lo discuten en la mesa entonces toman una decisión, esto se viene haciendo de manera sistemática desde años y concuerda con las formas organizativas y jerárquicas de las empresas que aún prevalecen actualmente. Lastimosamente, se maneja así aun evidenciando que estamos en la era en que las decisiones finales recaen sobre una sola persona muchas veces y no sobre otras personas como trabajadores y demás participantes de la organización administrativa empresarial. De acuerdo a lo anterior, no es del todo democrático esa toma de decisiones, situación que Hamel concuerda. Pensemos un momento en algunos ejemplos interesantes que apoyan esta idea como la empresa “Lumix”, de Panasonic, donde la toma de decisiones es invertida a la pirámide normal que se conoce que inicia con trabajadores y termina en alta gerencia. Aquí es distinto, Trevor, quien es el gerente general, tiene a su disposición una serie de empleados quienes son los que le indican los pasos a seguir, y ellos a su vez ven las opiniones de los trabajadores de más bajo rango laboral en la empresa. A pesar de que Trevor tiene la última palabra, su decisión es más unánime y si sus compañeros están de acuerdo, entonces se aprueba. Otro ejemplo, tan fácil como abrir un buzón de sugerencias dentro de la empresa, como sucede en la empresa “Microsoft” o en muchas otras. Este hecho, se basa en que las opiniones de los trabajadores de bajo rango son importantes ya que ellos componen el pilar de soporte de la organización y son los que mejor conocen la problemática de las sociedades, por lo que tienen bastantes ideas buenas que aportar a la alta gerencia. No solo las ideas deben venir de los directivos, cada parte de la jerarquización de la empresa tiene suficientes ideas para aportar, cada trabajador conoce su puesto y lo entiende mejor. Entonces, Gary Hamel nos estimula a ser más “osados” y ser capaces de romper los esquemas tradicionales, dispuestos a aceptar el cambio, a evolucionar no sólo física sino también mentalmente, a expresar nuevas ideas renovadoras que podrían cambiar y mejorar el pensamiento de lo que hoy conocemos como administración. Para finalizar, concuerdo con lo que Gary Hamel nos quiere mostrar o entender en su libro. En nuestra época, se ha avanzado mucho en estos últimos años, y las teorías administrativas antiguas si bien han sido extremadamente útiles, de ahí que se sigan usando, pero no han evolucionado o no lo suficientemente para suplir las necesidades que se exige hoy en día. lo que sí es claro, es implementar en el mercado un nuevo modelo administrativo lo bastante conveniente para que pueda adaptarse no sólo a las presentes, sino también a las futuras empresas, ofreciéndoles perspectiva en los negocios y bienestar tanto para los altos gerentes, como para el resto de los trabajadores.