EL EGOTISMO El egotismo se relaciona con el tema de estatus y papel en la sociedad, al aportar a éste el elemento de una autoestima exagerada que actúa como un lente a través del cual se perciben los componentes de la posición y del papel. El egotismo es “un sentido exagerado de la importancia de uno mismo”. Suponga que usted es maestro de escuela en una población rural. El nivel de analfabetismo es muy alto en su comunidad y se valoriza mucho la educación. El título de “maestro” proporciona una posición alta. Con frecuencia los ancianos de la comunidad consultan con usted, debido a que tienen un alto concepto del papel que representa un maestro en su comunidad. Supongamos también que usted es una persona socialmente bien adaptada, y aunque el título de “maestro” es respetado y honrado, no usa ese título para satisfacer sus propios deseos y servir a sus propios intereses egoístas. Estas condiciones indicarían que su autoestima es la correcta, no es egotista. Por otra parte, si usted acusa con frecuencia a otros de no respetarlo, de no honrar su posición y de herirlo, porque considera que no se le presta la atención debida, diríamos que tiene un problema de egotismo. Con toda seguridad, usted está familiarizado con la palabra latina ego. Las ciencias sociales usan esta palabra para hablar del yo. Ha visto combinaciones de palabras, como egocéntrico (centrado en sí mismo) y egomaníaco (extremadamente centrado en sí mismo). El grado en que una persona esté centrada en sí misma es un determinante vital del grado en que está dispuesta a adaptarse a las demandas de una cultura nueva, de manera que su comunicación pueda ser eficaz en ese nuevo escenario. Hay una sabia advertencia que dice: “No te identifiques con el estado de cosas”. Esta advertencia nos recuerda el peligro de que aquel cuyo ego se ha identificado con las circunstancias presentes, va a considerar toda sugerencia de cambio como un ataque a su persona. El cambio es parte indispensable de la madurez personal deseable. Quienes rechazan ideas y actitudes de crecimiento personal hacia la madurez, suelen ser los mismos que encuentran que el cambio es una amenaza a su integridad personal. Pensemos, por ejemplo, en el pastor de una pequeña iglesia en los campos de Brasil, que habla muy mal el portugués. Dirige los cultos en la lengua vernácula local de la región. Un nuevo proyecto minero recién ha llegado a la región con la presencia normal de trabajadores procedentes de otras regiones. Muchos de ellos no hablan la lengua local. Cuando estos obreros visitantes sugieren que por lo menos algunos cultos se hagan en portugués, de manera que aquellos que no comprenden el dialecto local puedan adorar de una forma más significativa, el pastor se ofende. Su identificación personal con el estado de cosas hace que interprete esa solicitud como un ataque a su poco dominio del idioma portugués. Así, rechaza la solicitud, aunque el nuevo grupo esté dispuesto a que sea él quien continúe presidiendo todas las reuniones. Los miembros del nuevo grupo terminan reuniéndose fuera de la iglesia, y forman su propia congregación. Es necesario que hagamos una explicación más completa del término egotismo. Supongamos que en el proceso de la vida y de la interacción con los demás, una persona desarrolla unas actitudes psicológicas de gran sensibilidad personal, que esconde con frecuencia de la vista del público. Ejemplo de esto sería la actitud que tenía el pastor brasileño respecto a tener que hablar portugués. Otras actitudes similares podrían ser la posesión de una idea de superioridad étnica, o un fuerte hábito de dominar o restringir las acciones de los colaboradores de uno. A veces, el egotismo contiene actitudes de sensibilidad respecto al estatus social en relación con los demás, o un miedo exagerado de ser hallado en falta, o de cometer un error. La lista es larga y variada. He aquí algunas generalizaciones acerca de las actitudes egotistas que causan ruptura en las comunicaciones: 1. Con frecuencia, cuanto más edad tiene una persona, tanto mayor es su egotismo, porque es menos flexible ante las ideas nuevas, y más resistente ante las ideas contrarias a las suyas que cuando era más joven. A medida que va aumentando nuestra edad, tendemos a ver como una necesidad el proteger las decisiones que tomamos en momentos anteriores de nuestra vida. Todos queremos constancia en nuestra vida. Muchas personas se aferran a su pasado porque no se pueden adaptar a las necesidades y circunstancias del presente. Sienten que cambiar su forma de pensar sería algo incompatible con su pasado, y así, su orgullo domina y se resisten ante la mejor forma de adaptarse y resolver el problema. Cuanto mayor es nuestra edad, ¡más largo es el pasado que tenemos que proteger! 2. El egotismo varía notablemente en tamaño y sensibilidad de las actitudes. 3. Sería correcto afirmar que no hay ser humano alguno que se halle totalmente libre del egotismo, aunque hay algunas personas en las que es mucho menor que en otras. 4. Como norma, la conducta insegura de la gente tiende a dejarse influir más por las actitudes egotistas que la de gente segura que confía en sí misma. 5. La gente con mucho egotismo es la que tiene menor probabilidad de querer hablar sobre el tema de las actitudes. ¡Hay algunos testigos transculturales que pierden tanto tiempo protegiendo su egotismo en otra cultura, que les quedan muy poco tiempo y energías para hacer la obra de Dios! INDICIOS DE EGOTISMO He aquí algunas situaciones o estados que son indicio de que un comunicador misionero transcultural podría estar sufriendo de egotismo: 1. La gente egotista casi nunca es buena para aprender idiomas. Aprender un idioma extranjero, como el entrar en el reino de Dios, exige que seamos como niños. El aprendizaje de idiomas castiga mucho el ego. Si la posición social que uno concibe para sí mismo no le permite cometer errores con facilidad, ¿cómo podrá aprender un idioma? 2. A veces, el egotismo impide que un testigo cristiano aprenda a adorar de verdad en un escenario extranjero. Con frecuencia, se resiste fuertemente a la liturgia en la que hay influencias de los idiomas y músicas locales. 3. Señal segura de que se trata de una persona egotista, es el extranjero que se niega a preparar líderes entre las personas de su país anfitrión. Se le oye hacer declaraciones como: “Esta gente no es responsable”; “no se les puede dar ninguna autoridad”; “estos obreros nacionales tienen una débil moralidad y nunca llegan a tiempo”. Los testigos transculturales que insisten en mantener el dominio año tras año, que debilitan así el proceso de maduración de los nacionales, tienen una profunda necesidad egotista de imponerse. Con frecuencia, si usted indaga acerca de la vida de ellos, hallará que tienen poca autoridad o posición en su cultura de origen y que sencillamente siguen trabajando en el exterior, porque allí pueden ser jefes y dominar a los demás. La enfermedad del egotismo es el pecado de orgullo. Como suele decir la gente, la única ave o animal del que se conozca que tiene un “orgullo pecaminoso”, es el pavo real. Así, se ha convertido en un símbolo del orgullo para los seres humanos. Es probable que usted haya escuchado y usado la expresión “orgulloso como un pavo real”. Puesto que es sobre todo la larga y hermosa cola del pavo real la que simboliza ese orgullo, en un sentido humorístico he construido el término egocola para hablar de la enfermedad del egotismo humano. EL REMEDIO PARA EL EGOTISMO Es posible reducir el egotismo. Su remedio es principalmente espiritual. El crecimiento, el mantenimiento y la protección de una “egocola” bien desarrollada es un proceso largo y complejo. El antídoto para él comprende con frecuencia un genuino arrepentimiento y una persistente decisión de cambiar. Esto también exige tiempo, debido a condiciones relacionadas con el egotismo: como son el vano afán de adquirir categoría social y recibir honores públicos, y el no estar dispuesto a hacer algo necesario que parezca inferior a la imagen que uno anhela para sí mismo. Básicamente, el remedio al egotismo proviene de manera directa de las Escrituras. El mejor remedio para él se encuentra en las palabras y la conducta de Jesús. He aquí dos ejemplos sobresalientes de este remedio: El que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que de vosotros quiera ser el primero, será siervo de todos. (Marcos 10:43-44) Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros. Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis. De cierto, de cierto os digo: El siervo no es mayor que su señor. (Juan 13:14-16) Si usted está dispuesto a hacer un esfuerzo sincero por seguir este consejo de Pablo acerca de la conducta de Jesús, lo ayudará mucho a reducir su egotismo: Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo. (Filipenses 2:5-7)