DESLAVES Y MEDIDAS DE MITIGACIÓN José L. López y Francois Courtel Instituto de Mecánica de Fluidos, Facultad de Ingeniería, Universidad Central de Venezuela. E-mail: jlopez@imf.ing.ucv.ve; fcourtel@imf.ing.ucv.ve RESUMEN En este trabajo se hace una breve descripción de los flujos torrenciales y se presenta un enfoque integral de las estrategias, estructurales y no estructurales, requeridas para prevenir o mitigar sus efectos. En una segunda parte se presentan las medidas que se están implementando en el Estado Vargas para reducir el riesgo de una nueva tragedia y se recomiendan acciones para orientar los esfuerzos que se están realizando en esta materia. 1. LOS DESLAVES O ALUDES TORRENCIALES Los deslaves, también llamados aludes torrenciales, son flujos con altas concentraciones de sedimentos que se generan en zonas montañosas de pendientes pronunciadas y que pueden estar conformados por agua, barro, rocas, y grandes restos de vegetación, así como por todo tipo de desperdicios y arrastres de materiales fabricados por el hombre. Los tamaños de los sedimentos arrastrados varían desde micrones (arcillas) hasta varios metros de diámetro (peñones). Existen diferentes expresiones para referirse a este tipo de flujos, utilizándose también los términos de flujos de detritos, coladas de detritos, flujos de barros y escombros, y lavas torrenciales. En otros idiomas se encuentran los términos de “laves torrentielles”, “colate detritiche”, y “debris flows”. El detonante principal para la generación del deslave es la lluvia prolongada o intensa en áreas montañosas la cual puede producir derrumbes y deslizamientos de las laderas, debido a la saturación de los suelos que reduce su capacidad de resistencia a la fuerza de gravedad. Los deslaves son conocidos desde la antiguedad. Las referencias escritas más antiguas parecen encontrarse en la Biblia, de acuerdo al siguiente texto extraído del Canto de Débora del Libro de los Jueces (Jueces 5,5), (1192-1152 a.c.): “Oh Señor, cuando salistes de Seir, y pasastes por las regiones de Edón, se estremeció la tierra, y los cielos y las nubes se disolvieron en aguas”. “Los montes se licuaron a la vista del Señor, como el Monte Sinaí delante del Señor Dios de Israel”. Los aludes torrenciales ocurren en una gran variedad de formas dependiendo del tipo, tamaño y concentración de las partículas de sedimento. Usualmente se acepta un valor de 20% para definir el límite inferior de concentración (en volumen) de los aludes torrenciales. Para concentraciones menores que 20% se considera un flujo de agua con arrastre convencional de carga suspendida y carga de fondo. Para concentraciones mayores de 20%, los aludes torrenciales pueden ser del tipo de flujo granular o del tipo de flujo de barros. En el primero, el material grueso es predominante con poca presencia de material fino (limos y arcillas). En el segundo, grandes cantidades de limos y arcillas se encuentran en el seno de fluido, cambiando las propiedades de la matriz del mismo y comportándose como una masa viscosa. La Figura 1 ilustra estos dos tipos de alud torrencial. Los flujos de barros o flujos granulares pueden ocurrir como una secuencia de frentes de ondas que se desplazan en un flujo pulsátil, no-permanente. Un modelo generalmente aceptado divide la onda del flujo en tres partes: el frente, el cuerpo, y la cola. El frente de onda consiste fundamentalmente de grandes clastos y es seguido por el cuerpo, donde la gran viscosidad de la mezcla puede dar origen a un flujo laminar. En la cola de la onda, la concentración de finos decrece y el flujo es turbulento. Las tres fases forman un medio continuo donde el tamaño del sedimento, la concentración, y la viscosidad, decrecen desde el frente a la cola del flujo del deslave (Figura 1). Figura 1. Tipos de alud torrencial: Flujo granular (izq.) en Japón y flujo de barros (der.) en China (IDI, 2008). 2. UN ENFOQUE INTEGRAL PARA LA MITIGACIÓN DEL RIESGO Un enfoque moderno para la mitigación de riesgo por aludes torrenciales debe incluir tanto medidas estructurales como no estructurales. Se parte del principio de que la seguridad total o seguridad máxima no puede ser alcanzada, por lo que solamente podemos mitigar una parte del riesgo y asumir la parte residual. La mitigación de riesgo puede ser alcanzada mediante medidas que apuntan a reducir la amenaza y la vulnerabilidad. En la Figura 2 se presenta un enfoque integral para la mitigación del riesgo por ocurrencia de aludes torrenciales. 2.1 Medidas Estructurales Las medidas estructurales se basan en la construcción de obras hidráulicas para el control de los flujos y de los sedimentos aportados por los torrentes. Estas obras de control consisten básicamente en: a) obras de control de erosión en cárcavas, laderas y pendientes inestables; b) obras de estabilización y consolidación de cauces; c) obras de intercepción y retención de sedimentos; y d) obras de conducción de flujos (canalizaciones). Los trabajos de control de erosión en las partes altas de las cuencas, y la estabilización y consolidación de los cauces, tienen el propósito de suprimir la causa del problema (es decir la generación de sedimentos). Su objetivo es disminuir el aporte de sedimentos en los tramos superiores de la cuenca, mediante pequeñas obras y trabajos de retención y protección de suelos, control de laderas y pendientes, reforestación, enfajinado, y obras de drenaje para estabilización de taludes. Las obras de estabilización de cauces se refieren a una serie de pequeñas presas escalonadas que se construyen en los tributarios para estabilizar las pendientes de los cauces y laderas, reduciendo la energía del flujo para transportar los sedimentos. Las presas de retención e intercepción de sedimentos, que se construyen usualmente en la garganta de los torrentes, y las 2 obras de conducción que se construyen en los tramos inferiores, tienen el propósito de limitar o suprimir las consecuencias del problema. También se incluyen en este grupo las lagunas de sedimentación que cumplen el mismo propósito y se construyen en los abanicos aluviales cuando existen espacios suficientes para depositar los sedimentos. Las obras de conducción se utilizan para guiar y conducir los flujos desde las presas o lagunas de almacenamiento hasta un sitio seguro de descarga. Ellas consisten en canalizaciones, diques y bermas, estructuras de caída, y obras de disipación. Las presas de retención de sedimentos pueden ser del tipo cerrado o abierto, también llamadas impermeables o permeables, respectivamente. Ambas cumplen la función de retener toda o una parte importante de la carga sólida, reduciendo la concentración de sedimentos y la descarga pico de las crecientes. Las presas cerradas (impermeables) interceptan la mayor proporción del material arrastrado, excepto las partículas más finas que pasan cuando las crecientes desbordan la presa. Las presas abiertas (permeables) se construyen con aberturas en el cuerpo de la estructura las cuales pueden ser del tipo ranurado, cuando la abertura alcanza la cresta (presas ranuradas) o del tipo de ventanas, cuando no la alcanza (presas con ventanas). En esta forma se interceptan los materiales gruesos y se permite que parte del sedimento pase a través de las aberturas.. Estas estructuras pueden mantener intacta su capacidad de almacenamiento por periodos mas largos de tiempo, además de reducir el impacto erosivo sobre los tramos aguas abajo ya que el caudal sólido no es interrumpido bruscamente. Si las aberturas son lo suficientemente grandes, los eventos ordinarios (crecientes anuales) no deberían reducir su capacidad de almacenamiento, dejándola intacta para las grandes crecientes. La selección del tipo de presa a usar para el control de los sedimentos depende en buena medida del tipo de flujo o alud torrencial que se pueda generar en la cuenca. Por ejemplo, los flujos de detritos exigen la construcción de presas abiertas ranuradas en el cañón del torrente para remover los grandes clastos de la matriz del flujo. Los flujos de barros por otro lado requieren de la construcción de presas abiertas con ventanas o de lagunas de sedimentación para almacenar los arrastres sólidos y reducir las concentraciones del flujo. 2.2 Medidas No-Estructurales Las medidas no estructurales se basan en diferentes aspectos que buscan reducir la vulnerabilidad: a) instrumentación de sistemas de monitoreo de variables hidrometeorológicas en la cuenca; b) elaboración de mapas de amenaza y riesgo; c) regulación del uso de la tierra; d) implementación de sistemas de alerta temprana para aviso anticipado a la población; e) elaboración de planes de contingencia y evacuación de la población; f) planes de educación y concientización de las comunidades; y g) fortalecimiento institucional. Estas medidas no deben ser vistas como acciones individuales, sino que deben ser tratadas y aplicadas conjuntamente en forma integral, a fin de reducir al máximo posible el riesgo de daños por ocurrencia del evento torrencial. En los capítulos siguientes se presentan y discuten las medidas que se están implementando actualmente en el Estado Vargas para reducir el riesgo de un nuevo desastre. 3 Obras de Control de Erosión en Cárcavas, Laderas y Pendientes inestables Obras de Estabilización de Cauces Medidas Estructurales Obras de Retención y Almacenamiento de Sedimentos Obras de Conducción de Flujos Medidas de Prevención Acondicionamiento de Edificaciones y Mitigación de Inundaciones Monitoreo de Variables Hidrometeorológicas y Sedimentológicas y Aludes Torrenciales Mapas de Amenaza y Riesgo Reglamentación del Uso del Suelo Medidas No Estructurales Sistemas de Alerta Temprana Preparación de Planes de Contingencia Plan de Seguros Participación de las Comunidades Fortalecimiento Institucional Figura 2. Enfoque integral para las medidas de prevención contra aludes torrenciales. 3. MEDIDAS DE MITIGACIÓN EN PROGRESO EN EL ESTADO VARGAS 3.1 Presas y Canalizaciones A pesar de los antecedentes de flujos torrenciales e inundaciones que habían ocurrido en el pasado en el Estado Vargas, solamente existían dos (2) presas de retención de sedimentos para el momento de la ocurrencia del alud torrencial de 1999: una presa de concreto ciclópeo de unos 15 m de altura en el cauce de Carmen de Uria, la cual fue totalmente destruida por dicho evento, y la otra, una presa de gaviones de 4 m de altura en la Quebrada Curucutí, parcialmente destruida por los flujos de 1999. Después del desastre de 1999, las autoridades gubernamentales (Corpovargas) iniciaron un programa intensivo de canalización de los cursos de agua en los abanicos aluviales, y de 4 construcción de presas de control de sedimentos en las gargantas de las principales quebradas del litoral. Las obras de control fueron diseñadas para protegerse contra la creciente de 100 años de periodo de retorno. Para Diciembre de 2007, treinta y cinco (35) presas de retención habían sido construidas en las quebradas de Vargas. La Tabla 1 muestra las características principales de estas presas. Básicamente, 23 de ellas son presas cerradas y 12 son presas abiertas. Cinco (5) de las presas fueron construidas en concreto, dos (2) en acero y el resto (28) en gaviones. La altura máxima de las presas es de 11 m y la mínima es de 3 m. La Figura 3 ilustra algunas de las presas construidas hasta la fecha. Tabla 1. Características principales de las presas de retención de sedimentos construidas en Vargas entre los años 200 y 2007. Quebrada Tacagua El Piache Mamo Número de presas 3 1 2 Presas Cerradas 1 1 2 Presas Abiertas 2 0 0 Tipo de material Acero (2), Gavión (1) Gavión Gavión Curucuti 4 3 1 Gavión (3), Concreto (1) Piedra Azul Dos Comadres Osorio Guanape Alcantarilla San Jose de Galipan El Cojo Camuri Chico San Julián Quebrada Seca Camurí Grande Miquelena Anare La Zorra 3 2 2 1 2 1 2 1 3 1 2 2 2 1 2 0 2 0 2 1 1 0 0 1 2 2 2 1 1 2 0 1 0 0 1 1 3 0 0 0 0 0 Gavión (3) Gavión (2) Gavión (2) Concreto Gavión (2) Gavión Gavión (2) Gavión Concreto (3) Gavión (2) Gavión (2) Gavión (2) Gavión (2) Gavión En Febrero 7-10 del 2005, una precipitación extraordinaria ocurrió en la misma zona afectada por los deslaves de 1999. Varias estaciones registraron aproximadamente 400 mm durante la tormenta de 4 días de duración. El proceso morfológico predominante en la montaña parece haber sido la remobilización de los sedimentos dejados por los flujos de 1999 en los tramos superiores de las cuencas del Ávila. Una gran cantidad de material sedimentario y restos vegetales fue arrastrado aguas abajo hacia los abanicos aluviales, pero los daños en las zonas urbanas fueron minimizados debido a la presencia de las presas. La Figura 4 muestra el estado de dos de las presas después de dicha tormenta. La presa de Camurí Chico es una presa abierta de gaviones de 6 m de altura, construida el año 2004, provista de ventanas de 4 m de altura por 1 m de ancho, cuya construcción no había sido completada para Febrero de 2005. Por razones presupuestarias la obra no pudo terminarse y se dejó la abertura central que se observa en la Figura 4. Sin embargo la presa abierta funcionó adecuadamente, reteniendo una gran cantidad de cantos rodados y peñones que se acumularon en los canales laterales, bloqueando parcialmente algunas de las ventanas y permitiendo que una parte de la carga sólida pasara hacia aguas abajo. La presa El Cojo (Figura 5c) es una presa abierta de gaviones de 3 m de altura, construida el año 2002, la cual fue casi totalmente colmatada con sedimentos gruesos y finos debido a la obstrucción de sus ranuras por troncos de árboles y peñones durante la creciente del 2005. 5 Algunas de las principales quebradas del Estado Vargas también han sido canalizadas. La Figura 5 muestra la canalización en gaviones construida para la Quebrada San José de Galipán en su paso a través de la población de Macuto, y la canalización en concreto armado construida para la Quebrada Tacagua en Catia La Mar. a) b) c) d) Figura 3. Tipos de presas de retención de sedimentos en el Estado Vargas: a) una presa abierta ranurada de 4 m de altura de concreto armado en la Quebrada Guanape; b) una presa abierta ranurada de 4 m de altura de concreto ciclópeo en la Quebrada Curucuti; c) una presa abierta ranurada de gaviones de 3 m de altura en la Quebrada El Cojo; y d) una presa cerrada de gaviones de 7 m de altura en la Quebrada San José de Galipan. Figure 4. Vista desde aguas arriba de la presa abierta de Camurí Chico (izquierda) y de la presa abierta de El Cojo (derecha). 6 Figure 5. Canalización de las quebradas San José de Galipan (izquierda) y Tacagua (derecha) en el Estado Vargas. 3.2 Mapas de Amenaza Mapas de amenaza contra inundaciones torrenciales han sido delineados en 12 de las cuencas que fueron mas severamente dañadas por los aludes de 1999 en el Estado Vargas. La metodología propuesta se basa en el uso de modelos matemáticos de simulación de flujos (FLO-2D) combinado con sistemas de información geográfica (GIS) (García et al., 2003). La metodología incluye criterios para definir zonas de amenaza potencial en función de la frecuencia e intensidad del evento hidrológico. La intensidad del evento depende de la profundidad y velocidades de flujo, los cuales se obtienen del la simulación con el modelo FLO-2D (O´Brien, 2003). El nivel de amenaza se define entonces como una función combinada discreta de la intensidad del evento y de su período de recurrencia. Esta metodología se basa en los estándares suizos y austriacos (OFEE et al. 1997, y Fiebiger 1997). Un conjunto de programas auxiliares han sido desarrollados en el IMF para automatizar el proceso de generación de los mapas de amenaza. La Figura 6 muestra los mapas de amenaza generados en los abanicos aluviales urbanizados de Cerro Grande y Piedra Azul (los cuadrados en los mapas son de 200 x 200 m). El método establece tres diferentes zonas que identifican el nivel de amenaza en un sitio específico. Los colores rojo, naranja y amarillo indican niveles altos, medios y bajos de amenaza, respectivamente. La mayor parte de las áreas urbanas en la Figura 6 se encuentran en zona de alta amenaza. La implicación de los niveles de amenaza para las personas y las propiedades se muestra en la Tabla 2. La delimitación final del mapa se realiza en ArcView basado en trabajo de campo y conocimiento de eventos anteriores. La aplicación de esta metodología al resto de las cuencas más importantes del Estado Vargas mostró que grandes áreas en los altamente urbanizados abanicos aluviales, están localizados en zonas de alta amenaza. Sin embargo hay que señalar que estos mapas fueron desarrollados para las condiciones existentes después de la tormenta de 1999, es decir cuando todavía no se habían construido las presas y las canalizaciones para el control de los flujos y sedimentos. Por lo tanto, es necesario delinear nuevos mapas de amenaza a fin de ajustarlos para las nuevas condiciones creadas por las obras de control. 7 Figura 6. Mapas de amenaza en los abanicos aluviales de Carro Grande (izquierda) y Piedra Azul (derecha). Tabla 2. Definición de niveles de amenaza. Nivel de Color en amenaza el mapa Alto Rojo Medio Naranja Bajo Amarillo Descripción Las personas están en peligro dentro y fuera de sus viviendas. Los edificios están en peligro de ser destruidos. Las personas están en peligro fuera de sus viviendas. Los edificios pueden sufrir daños y posible destrucción dependiendo de las características de construcción. El peligro para las personas es bajo o inexistente. Los edificios pueden sufrir pequeños daños y las inundaciones pueden afectar el interior de las viviendas. 3.3 Sistema de Alerta Temprana Una red de 19 estaciones hidrometeorológicas (4 climatológicas, 10 pluviométricas y 5 combinadas hidrométricas-pluviométricas) fue instalada en las cuencas de Tacagua, Mamo y La Zorra, con el fin de generar datos para un sistema de alerta temprana cuyo prepósito es proteger a la población de Catia La Mar, con una población cercana a las 100.000 personas. Las estaciones operan en tiempo real y transmiten información, vía telefonía celular o vía radio, a un centro de 8 control. El proyecto PREDERES, financiado por la Unión Europea y la Agencia para la Reconstrucción del Estado Vargas (CORPOVARGAS), es el primer esfuerzo para implementar un sistema de esta naturaleza en el área afectada por los deslaves de 1999, y virtualmente es el primero en Venezuela, ya que las anteriores experiencias fueron infructuosas. El sistema ha sido diseñado e implementado por investigadores del Instituto de Mecánica de Fluidos y del Departamento de Hidrometeorología de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Central de Venezuela. La Figura 1 muestra un mapa de las cuencas donde se ha implementado el sistema de observación. La cuenca de Mamo (color beige) es de 141 km2, Tacagua (color verde) es de 93,5 km2, y La Zorra (color púrpura) es de 6,2 km2. Figura 7. Mapa de ubicación de la red de estaciones para el monitoreo hidrometeorológico en las cuencas de Tacagua, Mamo y La Zorra (cuadrados son de 4 x 4 km). Los datos generados por la red de estaciones se reciben en una Sala Técnica ubicada en la Universidad Marítima del Caribe en Catia La Mar, y por otra localizada en la Universidad Central de Venezuela (UCV) en Caracas, la cual opera como un consultor técnico de la anterior. En tiempos normales, la Sala Técnica usa estos datos y otra fuente de información (imágenes de satélites, modelos meteorológicos globales, etc.) con el propósito de: a) elaborar pronósticos meteorológicos regionales en conjunto con el Centro Nacional de Pronósticos Hidrometeorológicos (CENAPH); b) enviar boletines rutinarios a otros organismos interesados; c) alimentar una base de datos; y d) alimentar una página Web. A partir del momento en que una evaluación meteorológica global considere posible la ocurrencia de un evento extremo, los recipientes de la información serán advertidos mediante un boletín especial y se activará la Sala Operacional, con representantes de la Protección Civil, gobierno local, y los Comités de Riesgo formados por los habitantes de Catia La Mar. Debe señalarse que todos los eventos causantes de 9 aludes torrenciales en el pasado han ocurrido entre los meses de Diciembre y Abril, fuera de la época normal de lluvias, debido a condiciones meteorológicas especiales (frentes fríos) que los expertos pueden identificar en principio con varias horas de antelación. Adicionalmente, basándose en las mediciones en tiempo real de la precipitación, la Sala Técnica enviará avisos de alerta a la Sala Operacional a fin de prevenir inundaciones en las áreas urbanas, causadas por flujos de agua, barros o aludes torrenciales. Con este objetivo, se ha implementado un Sistema de Interpretación de Datos cuya principal componente lo constituyen un modelo hidrológico de lluvia-escorrentía corriendo en tiempo real, y un gráfico de evaluación permanente de las condiciones de inicio del alud torrencial. El modelo hidrológico calcula continuamente la lluvia efectiva, pronosticada o en tiempo real, usando la metodología del Número de Curva y una aproximación de onda cinemática para estimar el caudal pico a la entrada de la zona urbana, para los períodos de tiempo subsecuentes. Si se espera que el caudal alcance un valor predeterminado, se genera un aviso de alerta que se transmite a la Sala Operacional. El nivel de la superficie del flujo en el canal es también controlado en el mismo sitio por un sensor de ultrasonido ubicado en la estación hidrométrica, de forma que la alerta pueda ser también generada si un nivel crítico (predeterminado) de alerta es alcanzado, lo cual permite un doble chequeo de seguridad. El modelo trabaja actualmente con las mediciones de lluvia transmitidas por la red de monitoreo, y debido al tamaño pequeño de las cuencas, puede pronosticar inundaciones con tiempos de anticipación de 40 minutos, aproximadamente, en la cuenca más grande de estudio (Mamo). Sin embargo, el uso del Radar Doppler instalado recientemente en Jeremba, pudiera permitir en un futuro cercano el pronóstico de la precipitación con varias horas de anticipación mediante la extrapolación de los patrones de lluvia de las imágenes de radar. A partir de estos pronósticos de lluvia, el modelo hidrológico estaría en capacidad de emitir una alerta preliminar de inundación con tiempos de anticipación similares. 3.4 Evaluación de la Lluvia Crítica El otro componente del Sistema de Interpretación de Datos compara dos indicadores de lluvia con valores críticos predeterminados (umbrales) a fin de identificar la posibilidad de ocurrencia de aludes torrenciales. Específicamente, se chequea la posición de un punto representativo en un Gráfico de Evaluación construido con estos indicadores como coordenadas, donde una línea crítica separa una zona segura de una zona de riesgo. En el caso en que el punto se aproxima o pasa esta línea, una alerta especial se emite por la Sala Técnica. Las metodologías que intentan establecer una relación entre los aludes torrenciales y la lluvia previa, son usadas comúnmente en otros países para pronosticar dicho fenómeno. Hay un consenso virtual de que un indicador tiene que ser representativo de la lluvia de corta duración (en el término de horas recientes) y el otro de la lluvia de larga duración (en el término de días recientes), pero hay diferentes criterios para elegir los períodos de cálculo y la forma de los indicadores. Los indicadores usados en el Sistema de Alerta Temprana en Catia La Mar son sumas ponderadas de las lluvias pasadas, donde el peso decrece exponencialmente con el tiempo, de forma que la influencia de una lluvia específica en el indicador decrece con su antigüedad. Este método es similar al Método del Comité usado en Japón, un país con una gran experiencia en este campo (IDI, 2004). El tiempo de media vida del indicador de corto plazo (es decir el tiempo para el cual el peso es 0,5) es igual a 1,5 horas, y es igual a 72 horas para el indicador de largo plazo. Esto quiere decir en resumen, que la lluvia de más de 10 horas y 20 días de antigüedad no tiene prácticamente ninguna influencia en los indicadores de corto y largo plazo, 10 (Tiempo respectivamente. Para determinar la línea crítica en el Gráfico de Evaluación, se realizó una investigación de los datos históricos para representar los eventos pasados que generaron aludes torrenciales (lluvias causantes) y las lluvias extremas pasadas que no causaron aludes torrenciales (lluvias no causantes). La mayor dificultad provino del bajo número de eventos documentados de aludes torrenciales, y la falta de registros de lluvia, especialmente horarios. Para superar este inconveniente, se estableció una relación entre la lluvia máxima horaria y la lluvia diaria a partir de las estaciones con registros completos de precipitación. Finalmente se dibujó una línea tratando de separar los dos grupos de eventos, a pesar de que algunos puntos inevitablemente permanecían en la zona equivocada. El gráfico actualmente en uso en el Sistema de Alerta Temprana en Catia La Mar, se muestra en la Figura 8. Este gráfico debe ser considerado como una primera aproximación que debe ser mejorada en el futuro a medida que se avance en el monitoreo de la cuenca. 120 100 Lluvia acumulada de corto plazo en mm de media vida =1.5h) Línea Crítica 80 Lluvia causante Lluvia no-causante 60 40 20 0 0 50 100 150 200 250 300 350 400 450 500 Lluvia acumulada de largo plazo en mm (Tiempo de media vida= 72 h) Figura 8. Línea crítica para generación de aludes torrenciales en Catia La Mar. 3.5 Fortalecimiento Institucional Como una parte del Proyecto PREDERES, orientado a la reducción del riesgo por inundaciones en Catia La Mar, se han llevado a cabo actividades con el objeto de fortalecer las instituciones directamente o indirectamente involucradas en el manejo del riesgo en esta región: Los servicios municipales de la Alcaldía, el Ministerio del Ambiente, el Ministerio de Educación, la Universidad Marítima del Caribe, y la Universidad Central de Venezuela, con el objeto de mejorar las capacidades personal y favorecer el intercambio de experiencias e información entre estas organizaciones. Los servicios municipales y las autoridades involucradas fueron la Oficina de Planificación Urbana, la Oficina de Catastro y más específicamente la Dirección de Protección Civil, con la mejora de las comunicaciones y equipos de oficina, y la organización de talleres y conferencias por expertos nacionales e internacionales. 11 3.6 Preparación de la Comunidad Otro programa apunta a mejorar la preparación de la comunidad contra las amenazas naturales y en particular contra amenazas de inundación. En cada comunidad el programa comienza con una evaluación participativa de las amenazas existentes en la comunidad, lo cual incluye: a) información acerca del proyecto global y sus componentes, tal como las obras de prevención estructural y el sistema de alerta temprana; b) establecimiento de un comité de riesgo; c) elaboración de un plan de riesgo y de emergencia para el área local; d) definición del rol de la comunidad en el sistema de alerta; y e) entrenamiento en tópicos de riesgo. Como un programa complementario se realizó una investigación para buscar una solución a los bienes afectados por la construcción de las obras de prevención, incluyendo indemnización y reubicación. 6. CONCLUSIONES La tragedia de Vargas se produce principalmente por la incontrolada ocupación urbana de los abanicos aluviales, gargantas de las quebradas y laderas de los cerros circundantes, los cuales fueron habitados sin tomar las medidas adecuadas de prevención en las cuencas. Para el momento de la ocurrencia de los flujos extraordinarios de 1999, tan solo existían dos presas de retención de sedimentos, y no había presencia de sistemas de alerta temprana que hubiesen permitido dar señales anticipadas para evacuar a la población. En este trabajo se ha presentado un enfoque integral de las estrategias estructurales y no estructurales requeridas para prevenir o mitigar el efecto de los aludes torrenciales. En una segunda parte se han presentado y discutido las medidas implementadas por Corpovargas para reducir el riesgo de una nueva tragedia. A continuación se hace un resumen de los resultados más importantes y se recomiendan acciones para orientar los esfuerzos que se están realizando en el Estado Vargas materia de prevención. 1) Se han construido 35 presas de retención de sedimentos en las quebradas de Vargas. Todas las presas cerradas (14) construidas entre los años 2002 y 2004 están totalmente sedimentadas. La rápida sedimentación es debido a: a) la alta capacidad de producción de sedimentos de las cuencas; b) la falta de ventanas o aberturas en el cuerpo de la presa, para permitir el paso de los sedimentos finos arrastrados por las crecientes ordinarias 2) Las presas deben ser provistas, en la medida de lo posible, de vías de acceso para permitir la extracción del material sedimentario, ya que ellas deben estar vacías para recibir, retener o amortiguar los nuevos flujos extraordinarios. Esto debe ser complementado con un estudio de los posibles sitios de disposición y un análisis económico del aprovechamiento con fines comerciales del material granular acumulado en los vasos de las presas. 3) Las nuevas presas que se construyan deben tomar en cuenta la producción de sedimentos de las cuencas. Para ello deben cuantificarse los volúmenes de sedimentos disponibles y potencialmente arrastrables en las cuencas, para un mejor diseño de las obras, así como para establecer planes y programas para el manejo integral de las cuencas. 12 4) En casos con condiciones topográficas y geológicas favorables, parece apropiado construir presas mas grandes en la garganta de las quebradas a fin de tener mayor capacidad para retención y almacenamiento de sedimentos durante los eventos extraordinarios. 5) Las observaciones de campo indican que el funcionamiento de las presas abiertas ha sido satisfactorio. Las aberturas han cumplido la función de dosificar el transporte de sedimentos y retener las fracciones más gruesas. En algunos casos las presas abiertas se han autolimpiado. 6) La retención total de los sedimentos en las presas cerradas ha originado, en algunos casos, procesos erosivos en los tramos aguas abajo debido al efecto del flujo con una capacidad de transporte no saturada. En los cauces en donde se han construido varias presas, el proceso de erosión se manifiesta cuando la distancia entre las presas es muy grande (Ej. Quebrada Curucuti y Quebrada Piedra Azul). 7) Se han elaborado mapas de amenaza para las cuencas más importantes del Estado Vargas. Sin embargo ellos fueron delineados para la condición de cauce natural (sin presencia de obras). Se hace necesario ajustar los mapas a las obras recientemente construidas para la mitigación de deslaves. Esto debe conducir a una reglamentación en el uso de la tierra y a medidas de prohibición, reubicación o restricciones en las edificaciones y líneas vitales ubicadas en las zonas amenazadas. 8) Se ha instalado un Sistema de Alerta Temprana (SAT) en tres cuencas de Vargas (Tacagua, Mamo y La Zorra) para proteger a la población de Catia La Mar. El sistema piloto, el cual esta en período de prueba, debe ser extendido a otras cuencas de Vargas y del resto de país. 9) Debe promoverse y apoyarse el desarrollo de técnicas para la generación de pronósticos cuantitativos de precipitación a muy corto plazo (pocas horas), en base al procesamiento de las imágenes del radar Doppler ubicado en Jeremba, lo cual permitirá un incremento significativo en el tiempo de anticipación de las alertas del Sistema de Alerta Temprana. 10) Se ha hecho un esfuerzo importante en el fortalecimiento de las capacidades comunitarias para la gestión local del riesgo en las cuencas de San José de Galipán, Tacagua, Mamo y La Zorra, el cual debe extenderse a otras cuencas de Vargas. AGRADECIMIENTO Este trabajo es parte de una investigación que ha sido financiada por el Ministerio de Ciencia y Tecnología, FONACIT y por el Consejo de Desarrollo Científico y Humanístico (CDCH) de la Universidad Central de Venezuela. CORPOVARGAS y la Unión Europea financiaron el estudio que condujo al establecimiento del Sistema de Alerta Temprana en Catia La Mar. 13 REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS IDI, 2004, “Development of warning and evacuation system against sediment disasters in developing countries”, Ministry of Land, Infraestructure and Transport, Infraestructure Development Institute, Japon. García, Reinaldo y López, José L., 2005, “Debris Flows of December 1999 in Venezuela”, Chapter 20, in Debris-flow Hazards and Related Phenomena, Springer-Praxis, Matthias Jakob and Oldrich Hungr (Editors). López J.L y Courtel F., 2008, ”An integrated approach for debris-flow risk mitigation in the north coastal range of Venezuela”, XIII Congreso Mundial del Agua, Montpellier, Septiembre, 2008. López, J.L., Pérez-Hernández D., y García Reinaldo., 2003, “Hydrologic and Geomorphologic Evaluation of the 1999 Debris Flow Event in Venezuela”, Proceedings of the Third International Conference on Debris-Flow Hazards Mitigation, Davos, Switzerland, Sept. 10-12, 2003. 14