CREER, SABER, CONOCER REPORTE DE LECTURA -Luis Villoro. Creer, saber, conocer. (pp. 1-10) NOMBRE DEL ALUMNO: Loria Lopez Jocelyn GRUPO: 4º “A” NOMBRE DEL CURSO: Enfoques y Métodos de Investigación PROFESOR: Meza Jiménez Jesús FECHA DE ENTREGA: 02/02/2022 INTRODUCCION DEL PROBLEMA Y DEL METODO. Dos preguntas sobre el conocimiento El conocimiento es un proceso psíquico que acontece en la mente de un hombre: es también un producto colectivo, social, que comparten muchos individuos. A la fisiología y a la psicología correspondería determinar los principios que explicaran el conjunto de procesos cuales que originan el conocimiento, desde la sensación a la inferencia, así como su función en la estructura de la personalidad. ¿y que tiene que ver la filosofía con causa y efectos de hechos? Ese es asunto del conocimiento empírico y cuando la filosofía ha intentado suplirlo solo ha engendrado caricaturas de ciencia. Puede referirse ya no al génisis, sino a la justificación y validez del conocimiento, querer decir: en qué condiciones al0go puede calificarse de conocimiento. Para ello no tendré que observar ni medir relaciones causales entre ellos reales, tendré que analizar conceptos. Y ese si es tarea de la reflexión filosofía. La filosofía no descubre nuevos hechos ni propone leyes que expliquen su comportamiento. La filosofía analiza, clarifica, sistematiza conceptos. La teoría del conocimiento ha sufrido de la continua confusión entre ambos géneros de preguntas. “Psicologismo”, “sociologismo” podrían llamarse a los dos aspectos de esa confusión. Muchas obras de teoría del conocimiento son una mezcla de análisis conceptual con psicología especulativa-paracientífica. Esa confusión fue responsable del planteamiento de muchos falsos problemas filosóficos. Una confusión semejante revela en fechas más recientes, el problema de la “constitución” de los objetos de conocimiento. Puede entenderse en dos sentidos: como pregunta por las condiciones de la objetividad y como indignación de los procesos genéticos de la objetividad a la formación de un objeto en la mente. Todo esto no quiere decir que los planteamientos filosóficos y científicos sobre el conocimiento no requieran mutuamente. El análisis filosófico requiere conocer las interpretaciones sobre el conocimiento a las que han llegado algunas ramas de la psicología y de la sociología. Muchos conceptos epistémicos tratados tradicionalmente por la filosofía forman por parte de teorías psicológicas destinadas a explicar hechos observables. El filósofo no puede realizar un análisis de esas nociones sin contrastarlo con las definiciones que proponen los psicólogos. No llegan a ser aún conceptos científicos porque forman parte de teorías que no alcanzan una sistematización completa y no reciben en ellas una definición precisa. En este estadio, en qué las teorías psicológicas están aun insuficientemente estructuradas, el análisis fisiológico puede servir para alcanzar una precisión y sistematización de los conceptos epistémicos, que facilite su incorporación a una teoría científica. Husserl donde a menudo no aparece clara la frontera entre el análisis fenomenológico y una descripción psicología de procesos genéticos en los que se constituyendo el objeto de conocimiento. El análisis filosófico puede ayudar a lograr la precisión requerida. Si no se ha llegado a una teoría sociología precisa de la ideología es, en gran medida, por la ambigüedad de ese concepto. El análisis de los distintos sentidos de la "ideología", su definición precisa y la determinación se sus relaciones con los conceptos epistémicos fundamentales es un paso previo, indispensable, para la formulación de una teoría de la ideología que pueda tener pretensiones de explicar hechos. En todos esos casos, el análisis de los conceptos epistémicos. El ANÁLISIS DEL TEETETES El análisis del concepto de conocimiento. Todos los estudios analizan el conocimiento proposicional, es decir, el que se refiere a un hecho o situación expresados por una proposición. En castellano, esa forma de conocimiento se traducirá por "saber". Ese análisis puede acudir a una larga tradición que retomara hasta el Teetetes de Platón. Podríamos designar como el "análisis tradicional" de saber. En un primer sentido "creer" es opuesto a "saber". Si digo "creo que hay otra vida" doy a entender que no lo sé. A la inversa, si se algo, suelo a veces oponer mi saber a una simple creencia; este sentido tiene "creer" cuando afirmamos: "no creo tal cosa, la se" ("no creo que Pablo sea inocente, lo sé"); queremos decir que no tenemos una mera suposición insegura, sino mucho más que eso. “Creer" tienen entonces un sentido restringido: quiere decir tener algo por verdadero peor sin estar seguro de ello, ni contar con pruebas suficientes. Hay otros usos, menos frecuentes, de "creencia" en qué parece también que "saber" no implica “creer". En esos casos se emplea "creer" en un sentido peculiar, distinto a su significado común. " Creer" no significa, en esa oración, "tener un hecho por existente" sino algo como "aceptar un hecho sin conflicto". Si tomamos "creer" en un sentido más general significa simplemente "tener un enunciado por verdadero" o "tener un hecho por existente", aceptar la verdad y la realidad de algo, sin dar a entender a qué mis pruebas sean o no suficientes, saber implica necesariamente creer, pues no se puede saber sin tener, al mismo tiempo, algo por verdadero. Su creencia no era saber, porque en verdad la tierra no es un disco plano. Lo que le faltaba a su creencia para ser un saber es que correspondiera a realidad. Una creencia es verdadera solo si la proposición en qué se expresa lo es, la letra p al hecho o situación objetiva al que se requiere una proposición y con la misma letra entre comillas ("p"), a la proposición misma, podemos decir que una segunda condición para que se sepa que p es que,"p" sea verdadera. De una persona que crea en algo sin ningún fundamento, sin razones que justifique su creencia, o bien que crea por livianas o equivocadas razones, no diré que sepa, aunque resulte por azar verdadero aquello en qué cree. " La creencia verdadera por razones (es saber, la desprovista de razones), está fuera del saber." Saber es entonces, creencia verdadera, y justificada. UN ENFOQUE ALTERNATIVO: EL MENON El Teetetes trata el conocimiento como un acontecimiento puramente intelectual, desprendido de sus relaciones con la práctica. Por eso el conocimiento es más valioso que la creencia correcta, porque a diferencia de ella, el conocimiento es atadura. Platón emplea el verbo sew, que significa "ligar", "atar", y el sustantivo " encadenamiento”, atadura, para expresar la propiedad que tiene el conocimiento de asegurar con firmeza el acierto de nuestras creencias. La "atadura", de que habla Platón, sujeta nuestra creencia a la realidad: es el razonamiento. El Menon no propone una definición de saber distinta a la del Teetetes, solo la considera desde otro aspecto. El saber es una forma de creencia verdadera y justificada en razones, pero solo en Menon se presenta como una guía acertada para la práctica. Teetetes intuye que el sabor no es una creencia verdadera por la fortuna, sino que debe tener razones que le aseguren alcanzar la realidad. En el Menon, en cambio parte de la intuición de que el conocimiento responde a la necesidad de orientar nuestra vida en el mundo como en el camino de Larisa de manera que esa orientación "encender" nuestra acción a la realidad. En ambos casos, el conocimiento se ve como una forma en la que el sujeto puede aclararse en la realidad: las razones son los eslabones con que la inteligencia alcanza la verdad y la amarra que asegura el éxito de nuestra práctica. PROBLEMAS PLANTEADOS Podríamos resumirlos en tres renglones principales: 1.- el saber se analiza como una especie del género creencia. La creencia forma parte de una personalidad; está enlazada con otros elementos psíquicos, como motivos, propósitos, razones. Para tener un concepto más claro de creencia es indispensable precisar las relaciones entre esos conceptos, el Menan tiene razón: cualquiera definición de creencia debe dar cuenta de su propiedad de conducirnos por el camino de Larissa. 2.- las otras dos conducciones del análisis tradicional de saber plantean diferentes interrogantes. Él sabe tiene que presentarnos una garantía segura de alcanzar la verdad. Las tres condiciones basten para definir el saber el saber y han propuesto añadir condiciones suplementarias; pero el problema nona recibido una solución definitiva. Está ligado a la falta de precisión en el concepto de " razones suficientes". Uno de sus resultados será revisión del análisis tradicional de saber 3.-la definición tradicional se aplica a un tipo específico de conocimiento. Pero hay otras formas de conocimiento; por ejemplo, las pueden expresarse con otros usos de "saber" ("saber lo que hacen", saber lo que pasa"), o bien con el verbo “conocer seguido de un sustantivo ("conocer a una amiga", "conocer una ciudad). La definición tradicional de " saber basada en el Teetetes, solo de aplicaría a un tipo de conocimiento. El enfoque del Menon, en cambio podría referirse también a las otras formas de conocimiento. Menon nos indicará el camino para llegar a una definición más amplia, que pueda aplicarse a varios tipos de conocimiento. SOBRE EL MÉTODO Podemos llamar conceptos epistémicos a una familia de nociones que se refieren a las actividades de conocimiento y sirven para describirlas. Definiríamos entonces la teoría del conocimiento como un análisis, clasificación y sistematización de los conceptos epistémicos. El fabuloso desarrollo de la ciencia incita a verla como la forma pragmática de conocimiento, pauta y norma y que medir cualquier otra. Pero la ciencia, con ser la más segura de las formas de conocimiento, es solo una de ellas. La frontera entre ese conocimiento y el saber científico es, a menudo, artificial, porque las operaciones de conocimiento de uno y otro no son esencialmente heterogéneas. Frente al saber científico, la mayoría orienta su vida por otras formas de conocimiento. El sentido común, la moral, la religión también pretende suministrar conocimientos. ¿y no hay acaso un conocimiento en el arte como en la literatura como en la poesía? Para muchos no es la ciencia, sino alguna forma de sabiduría la manifestación suprema del conocimiento puntos el segundo perjuicio tiende a reducir el conocimiento a una actividad teórica, desligada de la práctica. Desde los griegos, la perfección del conocimiento se pretendía lograr en una actitud contemplativa. Una vía prometedora parece ser la formalización de las relaciones que guardan entre sí, en un sistema lógico. El establecimiento de reglas lógicas que expresan las relaciones entre varios conceptos epistémicos permiten determinarlos con mayor precisión. En la lógica epistémica de Hintikka se toman las nociones de "saber", "creencia", "verdad", "existencia", "posibilidad", y otras, como conceptos previos a los que se les concede las relaciones determinadas por el análisis tradicional de "saber". Son esas relaciones, ya establecidas en aquel análisis previo, las que se formalizan. El análisis tradicional actúa pues como un supuesto incuestionado de la lógica epistémica. El examen de esos supuestos semánticos es así anterior a cualquier formalización. Y ese examen ya no puede acudir a un lenguaje formal, sino al uso de los conceptos en el lenguaje ordinario está observación no elimina, por supuesto, la utilidad del enfoque formal, una vez que se han discutido y precisado a sus supuestos semánticos, pero lo excluye de nuestro trabajo, el cual está dirigido justamente al examen de esos supuestos. Desde Sócrates hasta Wittgenstein del material de la reflexión filosófica, dónde puede iniciar su búsqueda incesante de claridad y distinción, es el riquísimo mundo del pensamiento humano ordinario, tal como se expresa en el lenguaje común. Sin embargó, los significados del lenguaje ordinario suelen ser oscuros y confusos. La clarificación conduce con alavés como a una precisión del concepto de una determinación de las notas esenciales del objeto. En el caso de los conceptos epistémicos qué se refieren a estados internos del sujeto, nos encontramos con términos primitivos que se pueden aplicarse a datos mentales privados, de tal modo que su sentido solo será por ostensión de un acto mental. Solo al fijarnos en el significado que tienen esos términos hechos observables y no a datos primitivos, podemos pasar de un significado vago a un concepto claro punto es lo que tendremos que hacer con conceptos claves como "ciencia" y "actitud". Pero el análisis no solo exige claridad a los conceptos, también "distinción". Para poder describirlas, nos da la distinción precisa. Para distinguir parejas de conceptos, tales como "creencia-actitud", " certeza-saber", "saber-conocer", acudiremos a ese recurso metódico. Es menester relacionar entre si los distintos conceptos epistémicos de manera que constituyan un sistema coherente. Pero si puede ofrecer un modelo conceptual que permita una interpretación más precisa del conocimiento. Por ello nuestro análisis de los conceptos epistémicos terminará con un examen de los intereses que motivan el conocimiento y las normas que pueden regularlo. Porque la teoría del conocimiento no se entiende sin su relación con los fines del hombre en sociedad y, en último término, sin una ética. El conocimiento responde a la necesidad de hacer eficaz nuestra acción en el mundo y darle un sentido. Este es el resultado de una lucha contra los motivos que nos impiden alcanzar la realidad, puede ser una lucha entre los intereses particulares y los generales. El dogmatismo y el escepticismo sujetan las creencias colectivas a intereses de personas o grupos. La realización del hombre por el conocimiento, su liberación, el acceso a una comunidad racional. El conocimiento sólo se obtiene al cumplir con las condiciones de racionalidad, estas implican la liberación de las formas de dominio sobre las creencias que imponen los intereses particulares. Por ello, la educación para acceder a esa verdad, no puede consistir en la transmisión de saberes compartidos, sino en el fomento de hábitos de vida, de virtudes, de maneras de ver la existencia, de actitudes que permites acrecentar las capacidades y dones personales.