E CAMACHO EDITORES Patinaje 6 Tel: 722 125 9227 Col. La Deportiva Email: camedit@editorial.com Zinacantepec, México, 51367 ¡Vuela alto, abuelo! Diseño de portada: D. Manuel Camacho H. Ilustración de Camacho H. interiores: D. Manuel Copyright 2022, Camacho Editores S.A de C.V Primera edición Esta edición se imprimió en mayo de 2022. Prohibida la reproducción parcial o total de la obra sin autorización del editor. Érase una vez un niño llamado Antonio, quién vivía con su tía Jacinta y abuelo Miguel en un pueblito muy alejado de la ciudad. A sus 8 años Miguel no conocía a sus padres ya que, después de haber nacido lo encargaron con su abuelo y nunca más volvieron. 1 Antonio vivía muy feliz con su abuelo y tía ya que, al ser nieto y sobrino único lo consentían demasiado. Cada domingo por la tarde acostumbraban salir a contemplar el atardecer en lo alto de una colina; a Antonio le gustaba esperar hasta ver el anochecer, pues podía contemplar las estrellas de mejor manera. Esto se había convertido en una costumbre y no había domingo en que dejaran de hacerlo. 2 Sin embargo, un día inesperadamente su abuelo Miguel enfermó gravemente y no pudieron continuar con este tan acostumbrado paseo. El abuelo se quejaba por un dolor muy intenso en su cabeza y estómago que le impedían moverse. 3 Jacinta, hija de Miguel, le preparó un remedio casero y le dio medicamento para calmar el dolor, pues creía que se debía a qué algo que había comido le había caído mal. No obstante, pasaron los días y el abuelo no mejoraba, el dolor cada vez era peor. 4 Al notar que Miguel empeoraba, Jacinta preocupada por él, decidió llevarlo al médico. El doctor evaluó a Miguel y lo envió a realizar algunos estudios ya que le parecía sospechoso que cada día estuviera peor. Miguel se realizó los estudios, acudió de nuevo con el médico y ¡oh sorpresa!, el doctor encontró que Miguel padecía cáncer de estómago muy avanzado. 5 El doctor platicó con Jacinta, quién rompió en llanto al saber qué es lo que tenía su papá. El doctor le dijo que no todo era malo, que todavía había mucho que hacer por Miguel y que iniciarían lo más pronto posible con el tratamiento. Y así fue, Miguel inició con el tratamiento por varias semanas y parecía que todo iba de maravilla. 6 Mientras estaban en el doctor, Antonio estaba muy impaciente por saber que le pasaba a su abuelo. Al llegar a casa Jacinta le explicó a Antonio que es lo que sucedía y a partir de entonces, cada mañana en la que se dirigía a la escuela pasaba a la habitación del abuelo a darle los buenos días y a despedirse antes de irse. El abuelo le decía que siempre se esforzara en todo lo que hiciera y le deseaba un buen día. Buen día, Toñito 7 Un día como cualquier otro en el que Antonio se dirigía a la escuela pasó a despedirse del abuelo, sin embargo, Miguel no respondía. Antonio pensó que estaba jugando y siguió intentando que el abuelo respondiera, pero no tuvo éxito, razón por la cual se acercó a su cama y observó que su abuelo no se movía. Antonio gritó desesperadamente a su tía para pedir ayuda, quien de inmediato corrió hacia la habitación, pero ya no había nada que hacer, el abuelo había muerto. 8 Jacinta sabía qué hacer, ella se hizo cargo de todo; se realizó el velorio del abuelo, lo sepultaron y realizaron los rosarios, tal y como se acostumbraba tradicionalmente en la familia. 9 Pasaron los días, Antonio estaba muy triste, no quería comer, se le notaba distraído; no lograba comprender porque su abuelo se había ido así, sin decirle adiós. 10 Jacinta, preocupada por Antonio decidió llevarlo al lugar al que acostumbraban salir para contemplar el atardecer, fue ahí donde entonces le explicó al pequeño Antonio porque su abuelo se había ido; le dijo que su abuelo siempre estaría con ellos, que siempre que mirara el cielo y viera al ave más bella volar ese sería su abuelo. Antonio con lágrimas en sus ojos comprendió todo, alzó la cabeza y se despidió de su abuelo Miguel diciendo, ¡Vuela alto abuelo! FIN 11 Todas las imágenes contenidas en este cuento fueron obtenidas usando Shutterstock 12 13