Maria tortolero 27.658.583 Diseño IX EL ARTE DE HABLAR Y EXPRESARSE La retórica, la oratoria y la dialéctica El arte de hablar en público ha conseguido en muchas ocasiones transformar sociedades y personas. La nuestra es la época histórica que más recurre a la oratoria, pues es la que dispone de más oportunidades y medios para conseguir transformaciones y mejoras. Nunca antes hubo tantas situaciones y tantos contextos en los que cualquier persona pueda o deba actuar como oradora, y haciendo uso de mensajes persuasivos, los cuales llegaron con tanta insistencia a una audiencia masiva. Por el contrario, la oratoria estuvo poco presente como disciplina y materia de estudio en la vida académica. Emplear la palabra ante el público es una habilidad cada vez más necesaria. La participación democrática activa, el desarrollo personal, la consecución de una carrera académica exitosa y el ejercicio de cualquier profesión pasan hoy en día por el satisfactorio desempeño en situaciones variadísimas en las que la oratoria resulta extraordinariamente útil: debates, participaciones en órganos de gobierno, defensas de tesis o de proyectos de fin de carrera, mesas redondas, breves discursos de inauguración, ponencias, discursos comerciales, comunicaciones con la clientela y con otros miembros de la misma organización o empresa, presentaciones de ideas ante asociaciones e instituciones, etc. Todas estas situaciones han ampliado su alcance gracias a internet y a los medios de comunicación: la oratoria ya no está limitada a determinadas responsabilidades o profesiones, sino que cualquier persona puede comunicarse oralmente ante una audiencia global sólo con una conexión a la red. Por lo tanto, necesitamos aprender a hablar en público para participar en la mejora colectiva y democrática de la realidad, para configurar nuestra trayectoria académica y profesional, y para fortalecer una imagen propia positiva ante nosotros mismos/as y ante las demás personas. La oratoria, el arte de hablar, es inseparable de la retórica, el arte de deleitar. Oratoria y retórica han presidido durante siglos la estructura educativa occidental y se han constituido como disciplinas con una decidida vocación práctica: influir en las demás personas mediante el empleo de la palabra. Es importante reconocer la finalidad práctica de estas disciplinas, pues la principal acusación que históricamente recayó sobre ellas es que proporcionan artificios para influir mediante la invención de interesadas apariencias de verdad. La didáctica de la oratoria debe partir de una base ética sólida: el legítimo derecho a influir debe asentarse en la honestidad, en la búsqueda o en la construcción compartida de la verdad y en el diálogo democrático. El trabajo con la oratoria implica, de manera casi inevitable y aunque sea en un nivel básico, una reflexión ética sobre los fines que nos proponemos los seres humanos y los medios de los que nos valemos para conseguirlos, así mismo, La oratoria es un don natural que todo ser humano tiene la cual se dice que es el arte de utilizar la palabra en público y que se utiliza para persuadir, agradar y convencer a cierto público. Al hablar se debe hacer de forma clara y precisa con un lenguaje afirmativo y directo sin tener miedo en poder expresar lo que se piensa, pero a su vez debe ser elocuente, es decir, debe tener la capacidad de expresarse en público de forma elegante y persuasiva, además de tener la aptitud de manifestar emociones y provocar en la oyente convicción, mediante la lengua hablada o escrita, de manera formal y apropiada para su comprensión. Para ello el orador cuenta con una audiencia dispuesta a escuchar lo que se quiere decir y con ello prestarle atención algunas veces cuando el orador está exponiendo algún punto de vista o tema quizás no tenga palabras para describir cierta cosa y es aquí cuando él debe de hacer uso de la mirada, los tonos audiovisuales, etc Por otro lado, a diferencia de la oratoria, la dialéctica es el arte de conversar , es un método de razonamiento. En el mundo griego, la Dialéctica era el arte de discutir y se oponía a la retórica o arte que enseñaba a hablar bien ante un auditorio. Heráclito de Éfeso expuso dos proposiciones que están en la base del pensamiento dialéctico: 1) todo fluye constantemente, todo está en movimiento y 2) todo está formado por opuestos que siempre están en estado de tensión, de manera que cualquier forma determinada es el resultado del equilibrio entre ambas fuerzas opuestas. Sócrates, por ejemplo, practicaba el arte de la Dialéctica (el diálogo) con sus discípulos para ayudarles a alcanzar las esencias de las cosas; en Platón se identifica con la filosofía misma, y es el método para el conocimiento de las Ideas y el descubrimiento de la Idea de Bien como fundamento de la totalidad de la realidad. La filosofía posterior utilizó esta palabra para designar las enseñanzas dirigidas al aprendizaje de la discusión, y en algunos casos se la identificó con la Lógica. En Marx, la dialéctica designa tanto el proceso peculiar con el que se desenvuelve la sociedad a lo largo de su propia historia, como el modo en que se debe pensar para captar adecuadamente dicho proceso. Finalmente, según Hegel, la dialéctica afirma que cada pensamiento, cada idea y cada situación en el mundo tiene un contrario, y que la unión con él forma un todo mayor y más complejo. Hegel siguió la tradición que procede de Heráclito (hacia el 500 a. C.), quién veía todo como un producto de un proceso del que surge el progreso de la historia. Como ninguna situación puede continuar indefinidamente, y cada situación contiene elementos que entran en conflicto, el cambio es continuo. El proceso de cambio es la dialéctica. Así mismo, debemos tener en cuenta que cada uno de estos puntos son diferentes y no se deben confundir ya que son muy importantes en la vida cotidiana y más en la de un profesional de este modo concluimos que la retórica ayuda a persuadir y convencer y es una parte importante cuando se habla en público. La oratoria es el arte de hablar con elocuencia y persuadir con la verdad, y la dialéctica es el arte de conversar e intercambiar palabras.