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Características del Romancero Gitano
El Romancero gitano: introducción
Este poemario fue escrito entre 1924 y 1927 y se publicó en 1928. El título
alude a la forma y a los personajes que ligan el texto. La forma porque el libro
está compuesto exclusivamente por romances, una estrofa que consta de un
número ilimitado de versos octosílabos en que riman en asonante los pares y
quedan sueltos los impares. Romancero, pues, solo implica que estamos ante una
colección de romances. Gitano se vincula a los personajes que se convierten en
protagonistas de los diferentes romances.
A pesar del profundo carácter tradicional del texto, Lorca se desmarca de
la poesía popular y liga su romancero a la tradición barroca, al denominado
Romancero nuevo, en la que los grandes poetas utilizan esta forma para sus
composiciones. Lorca, como antes lo hicieran Lope o Góngora, parte de esta
forma popular para crear una poesía culta que se basa en la metáfora, la imagen
visionaria o el símbolo como principales medios de expresión.
Si los gitanos, marginados y perseguidos, son el personaje que cohesiona
los romances, Andalucía es el espacio de los mismos. El mismo Lorca dice que
es un libro sobre Andalucía y que lo llama gitano porque lo gitano es la cosa
más pura y más auténtica y profunda de Andalucía, el gitano es “el que
guarda el ascua, la sangre y el alfabeto de la verdad andaluza y universal”.
El Romancero gitano: los personajes
4. García Lorca estaba convencido de que los principales personajes de su
Romancero gitano eran, por supuesto, los gitanos, pero en última instancia, la
protagonista era la "pena negra", que el poeta identificaba con la muerte. Señale y
comente brevemente algunos ejemplos de ambos protagonismos (el de los gitanos y
el de la pena negra) en el "Romance de la pena negra" y en otros romances que
recuerde del poeta.
Sugerencia de la coordinación:
La respuesta a esta pregunta es abierta: puede contener los nombres y la
descripción reconocible de algunos de los protagonistas gitanos del Romancero, o bien
referirse a algunas alusiones, metáforas y otras figuras literarias, etc., contenidas en
ellos, o incluso puede admitirse una respuesta que contemple parcialmente ambos
“protagonismos”. Como es bien conocido, el “Romance de la pena negra” es el más
representativo de la colección y será suficiente el comentario de la significación y de las
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imágenes presentes en muchos de sus versos —Soledad, azabache, noche, cauce oculto,
madrugada remota, mar, etc.— para valorar la respuesta como satisfactoria. También
los otros tres romances seleccionados en la antología que han estudiado los alumnos
contienen dichas imágenes, desde las que sirven para transfigurar la muerte del niño
gitano en la hoguera (“Romance de la luna, luna”), hasta la muerta en vida que es la
gitana y su pretendiente (“Romance sonámbulo”) o el susto de muerte que se lleva la
gitanilla Preciosa cuando una volada de viento le levanta la falda (“Preciosa y el aire”).
4. Los personajes femeninos en el Romancero gitano de Federico García Lorca.
(1,5 puntos)
Pregunta 4. En la pregunta sobre El Romancero gitano se valorará que el alumno
repare en los distintos personajes femeninos del poemario y su significado: personajes
de perfil humano, míticos, como la monja y la casada infiel, literarios como Preciosa,
bíblicos como Thamar o reales como Santa Olalla, o las gitanas protagonistas del
“Romance sonámbulo” y del “Romance de la pena negra” (Soledad Montoya); pero
también elementos de la naturaleza personificados como la luna.
Señaló García Lorca que “Los gitanos son un tema, y nada más”, del mismo
modo que años más tarde los negros que aparecen en Poeta en Nueva York son el eje
conductor que da voz a los marginados. Es así como debe entenderse la participación de
este colectivo en el poemario, como un sujeto poemático. No son gitanos de carne y
hueso, a pesar de aparecer con sus nombres propios, los personajes de Lorca. Los
gitanos que aparecen son gitanos idealizados porque Lorca ve en ellos la esencia del
pueblo andaluz y los emplea en sus poemas porque los gitanos viven y están al margen
del mundo convencional; es por ello que su destino es la frustración o la muerte.
Muchas veces se ha dicho que Lorca eleva a la categoría de mito a la raza gitana, pero
un mito fundado en el deseo de libertad que estos persiguen, así como en la opresión y
la marginación a que son sometidos.
Si como se ha dicho, el propio Lorca que “los gitanos no son el tema”, hay que
buscar en tema del poemario en la pena, la pena negra, que según el propio Lorca es “el
auténtico protagonista de la obra”, y que aparece en el alma de los personajes quienes, a
pesar de que manifiestan unas tremendas ganas y una voluntad firme por vivir,
sucumben ante esa fuerza incontrolable. El gitano, pues, concebido como un personaje
trágico, vital y mítico es el gran protagonista de la obra. El gitano, con sus creencias y
su código enraizados en lo primitivo y lo natural, choca en el Romancero con dos
realidades inmediatas:
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el amor, que desemboca casi siempre en el mundo natural del sexo, y
-
“los otros”, que invaden lo que el gitano cree sus derechos o su prestigio, lo que
desemboca casi siempre, en la sangre derramada.
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Ese “otros” viene representado en el libro por la Guardia civil, un personaje
colectivo que simboliza la opresión. La guardia civil es el símbolo del mundo
civilizado, del mundo que se rige por unas leyes de las cuales quieren escapar los
gitanos porque no son las leyes que rigen su mundo. La guardia civil implica la
civilización, la sujeción a unas reglas que chocan frontalmente con la concepción
individualista y el valor de la libertad –la libertad entendida como libertad de acción
individual- que posee el gitano.
Frente a este personaje negativo que actúa como antagonista, pueden hallarse
dos personajes protagonistas: uno con entidad real y física, el gitano –hombre o mujer-;
otro, se ha mencionado ya, simbólico, la pena. A ellos vamos a referirnos.
El gitano, se ha dicho, es el personaje que, con diferentes individualizaciones,
cruza toda la obra. Representa la fantasía, la libertad, la transgresión. Vive al margen de
la sociedad porque esta no le interesa. Es un ser antisocial marcado por las pasiones
primarias. El sexo, la violencia, la muerte y sobre todo, su destino trágico marcan su
vida. El valor y la ausencia de miedo es otra de sus características. El gitano, pues,
simboliza el conflicto entre primitivismo y civilización, entre instinto y razón y
representa los impulsos naturales, lo espontáneo; es también el prototipo de hombre
libre en lucha con las fuerzas que representan la coacción y la represión. Por eso, a raíz
de esa confrontación, es un personaje abocado a la muerte, que vive inmerso en un
conflicto vital: el del hombre que trata de afirmar su individualidad frente al mundo, un
conflicto, una lucha que, como se ha dicho, desemboca en ese destino trágico que
planea en toda la obra. El gitano sucumbe a su fatum, a su destino trágico del que no
puede escapar porque su mundo es un mundo inestable que se debate entre la vida y la
muerte.
La gitana, lógicamente, también es un personaje ligado a las pasiones primarias.
El deseo, el dolor y también la muerte, pero sobre todo la pena, que afecta más a la
mujer que al hombre, son una constate en su existencia. La mujer, como es propio de su
cultura, aparece subyugada al varón, es un ser pasivo y subordinada al impulso del
hombre. Vive inmersa en la soledad y la pena y ninguna de ellas, salvo la gitana de “San
Gabriel”, porque experimenta y desarrolla el goce maternal, es feliz. En “Preciosa y el
aire”, su inocencia y su frescura despiertan el deseo sexual del viento; en “Romance
sonámbulo” es la amante que espera la llegada del hombre mientras se deja hipnotizar
por la luz de la luna; en “La casada infiel” el sexo ilícito, prohibido, hilvana el poema;
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en “Romance de la pena negra” Soledad simboliza la soledad que se transforma en el
dolor que deriva de la pena; en “Thamar y Amnón” aparece de nuevo el sexo prohibido.
Como personajes también deben considerarse las antropomorfizaciones. Entre
ellas sobresale la pena negra porque, como señala Lorca, es el sentimiento que cruza
todo el libro. La pena negra es una personificación que nada tiene que ver con la
nostalgia, es, así lo señala el propio Lorca, un sentimiento propio del pueblo andaluz
que planea sobre todos los personajes porque, en última instancia la pena negra es la
muerte y la muerte es el destino final de gran parte de los personajes. El romance de “la
pena negra” es donde más claramente se asocia ese destino trágico de los gitanos que se
ha apuntado como tema principal del libro. La muerte, pues, el gran personaje del libro.
Otra antropomorfización relevante es la de la luna como personaje femenino que rige el
destino trágico del hombre. La luna es el arquetipo de la feminidad cuya presencia
remite de modo directo a la muerte. Su luz embrujadora tiene un efecto fatal y de ahí
que esta asociación sea constante en toda su obra. Si estas personificaciones se asocian a
lo femenino, la gran asociación a lo masculino es el viento, que representa la lujuria, las
primitivas corrientes sexuales que no están sometidas a ningún control.
El Romancero gitano: el espacio
Andalucía es el espacio real y alegórico, mágico y mítico de los poemas porque
es el espacio que refleja el alma del poeta y porque es la esencia de dicha tierra lo que
Lorca quiere poetizar, es decir, la descripción de esa pena negra que habita en el modo
de ser de los gitanos, médula del sentimiento andaluz. Así pues, los olivares, los
bosques, sobre todo el río y sus orillas pasan de lo real a lo sobrenatural. Aparecen tres
ciudades reales: Granada, Córdoba y Sevilla, que, sin embargo, son vistas desde la
subjetividad del poeta y por lo tanto descritas desde las sensaciones que transforman el
paisaje real en paisaje imaginado, es decir, el paisaje no se describe desde una
perspectiva de realidad física, sino que se infiere a partir de las alusiones a dichos
espacios. Solo aquellos espacios concretos que sirvan para ubicar los actos de los
personajes, principalmente el espacio de los romances más narrativos (el río de “La
casada infiel”, el camino de Antoñito el Camborio), se describen desde el realismo
espacial.
Granada es la ciudad del poeta a la que está ligada su infancia y juventud y es
por ello que en gran medida esta ciudad se convierte en el espacio que integra el resto
de espacios. Granada se convierte así en la esencia del andalucismo
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Aunque la mayoría del espacio son los lugares abiertos de la naturaleza –los
caminos, el río, la montaña, los campos…-, aparecen, puntualmente, lugares cerrados,
entre ellos: la fragua, donde acudían los gitanos para herrar sus caballos o la habitación
del monasterio que remite al encierro y la falta de libertad de la monja. Pero estos, y eso
es lo importante, están supeditados a los espacios abiertos.
El Romancero gitano: los símbolos
Los símbolos en el Romancero gitano de García Lorca
Pregunta 4. En la pregunta sobre el Romancero gitano se valorará que el alumno aluda
a los principales símbolos que configuran la mitología del universo gitano pergeñado
por Lorca y su significado. Símbolos como los de la luna (la muerte), el viento (el
erotismo masculino), el pozo (la pasión sin salida), el caballo (la pasión), el espejo
(símbolo polivalente que representa el agua, la luna, los ojos); el simbolismo de los
colores (verde, negro, rojo, blanco, amarillo), de los números (el 7). Se valorará la
ejemplificación de estos símbolos con poemas concretos: Romance de la luna (luna);
Romance sonámbulo (color verde), Preciosa y el aire (el viento), Romance de la
Guardia Civil (caballos), Martirio de Santa Olalla (colores rojo y blanco), Muerto de
amor (el número 7).
Hay que partir de la idea de que aunque los símbolos que emplea Lorca poseen
una significación, esta no puede ser aplicada de modo mecánico ni sistemático porque
por encima del símbolo está la visión personal del poeta, por lo que la interpretación
que se le dará a cada uno de los símbolos es aquella que más se suele repetir en su uso.
Mediante el uso de los símbolos, pues, el poeta quiere poner en comunicación los
sentimientos más profundos del hombre con los elementos de la naturaleza
Podemos empezar señalando que el gitano, personaje central del libro, es en sí
mismo un símbolo, el símbolo que encarna el conflicto entre el instinto y la sociedad,
entre la vida en libertad y la vida sometida a unas normas a las que el gitano, siempre
problemático, no se podrá adaptar. El gitano simboliza el conflicto entre primitivismo y
civilización, entre instinto y razón y representa los impulsos naturales, lo espontáneo; es
también el prototipo de hombre libre, en lucha con las fuerzas que representan la
coacción y la represión. Por eso, a raíz de esa confrontación, es un personaje abocado a
la muerte, cumpliendo así su destino trágico.
Pero existen en el poemario otros símbolos que inciden y ahondan en la
sensación más importante que se deriva de la lectura del libro: la muerte. La muerte
planea en todos los poemas y los símbolos que se utilizan para aludir a ella son varios;
colores como el verde o el negro; sustantivos como la luna o los cuchillos. Si hablamos
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de colores, adjetivos, y de sustantivos, una manera de acercarse a los símbolos puede ser
mediante la separación en estas categorías gramaticales.
Los sustantivos como símbolos.
Si el nombre propio se define como aquel que identifica, esta premisa se cumple
plenamente en los nombres que Lorca elige para algunos de sus personajes. Soledad,
Amargo… ponen de relieve a través del nombre las sensaciones y los sentimientos que
definen al personaje, es decir, el nombre se utiliza como símbolo de lo que es y de lo
que siente el personaje. Soledad Montoya tiene nombre propio. Soledad símbolo de la
frustración individual, representa la pena negra de los gitanos.
Entre los sustantivos comunes hallamos una predilección por los elementos de la
naturaleza. Algunos se entroncan en la tradición, otros son más personales. La luna es
un elemento trágico que implica presagios funestos que acaban desembocando en la
misma muerte. Remiten a la muerte: navajas, adelfas, sangre, cruz, cicuta, ortigas,
cuchillos.
Como todos los símbolos del poemario, el agua también puede relacionarse con
la muerte, sobre todo cuando se aluda a ella como mar –como sucede en “Romance
sonámbulo-; pero es también símbolo de la nueva vida, de la purificación de la vida
pasada y entonces aparece como “río”, es decir, símbolo de la fecundidad de la tierra.
El viento, que suele aparecer personificado, es un símbolo cargado de
sensualidad y erotismo. La rosa es un símbolo de la pasión.
El toro simboliza el poder porque es indomable y vive libre, pero también puede
expresar la sangre y los malos augurios. El caballo, asociado a la vida errante de los
gitanos, es símbolo animal que más se emplea y se asocia, en general, a la libertad y el
vitalismo, aunque dado el matiz personal de la simbología de Lorca en algunos poemas
es más fácil identificarlo como el deseo sexual y la pasión e, incluso, la muerte. Otro
animal que aparece es el pez, que a veces se asocia a lo sexual (en tus pechos altos / hay
dos peces que me llaman) o al amanecer (pez de sombra / que abre el camino del alba).
Las tijeras son símbolo de la destrucción y el pozo simboliza la pasión
estancada. El espejo puede entenderse como el hogar, la vida sedentaria, y a veces la
luna es el gran espejo en que se refleja el mundo. Los metales aluden a una triple
gradación que se establece entre luna –por el resplandor- y muerte –por el frío del
metal; mientras que las metonimias con que se nombra el cuerpo humano (pechos,
muslos, cintura) remiten en general al erotismo femenino y al poder de seducción que se
ejerce sobre lo masculino.
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Entre los adjetivos destacan con valor simbólico los colores. Entre ellos los más
empleados son: blanco, verde y negro, todos ellos asociados a la muerte, aunque el
blanco, en algunos casos alude a la vida eterna. También se asocia a la muerte el color
plateado. El rojo, por metonimia, es la sangre; el azul, la pureza o la esperanza; mientras
que el amarillo lo mismo puede sugerir malos presagios como ser el color del erotismo
o el hastío.
Algunos sintagmas que también simbolizan la muerte aparecen con cierta
frecuencia. Entre ellos: fría plata, verdes barandas, verde pelo… Los caballos negros y
las herraduras negras oscilan entre nombrar la muerte y la destrucción.
Como un símbolo debe entenderse la personificación de la pena que es la
esencia del cante jondo y que es un motivo central en el poemario pues esta implica el
destino trágico a que se ven abocados los personajes. Por eso la pena, una honda pena
por el vivir, a pesar de que los personajes manifiestan unas tremendas ganas y una
voluntad firme por vivir, está en el fondo de todos los personajes marginados del
poemario.
El Romancero gitano: la métrica
La métrica, con contadas excepciones, es la propia del romance, es decir, una
tirada indefinida de versos octosílabos en la que riman en asonante los pares y quedan
libres los impares. Sin embargo, dada la tendencia innovadora y la voluntad de
experimentación y libertad creativa que siempre busca Lorca, en algunos romances se
produce un cambio de rima que responde a una voluntad de mostrar diferentes
momentos de la expresión o señalar cambios de escenarios. En este sentido destaca “La
burla de don Pedro a caballo” que incluye versos heptasílabos y hexasílabos; así como
en “La casada infiel” que cuenta con un número impar de versos, siendo el romance, por
necesidad de las rimas pares, una estrofa de versos pares.
Si los versos son octosílabos, para dotar al poema de una estructura rítmica es
imprescindible el acento en la séptima sílaba. Sin embargo, un periodo de ocho sílabas
necesita más apoyos de intensidad y este suele aparece en las tres primeras sílabas del
resto. La acentuación de los versos es importante porque dicha acentuación se
corresponde con una voluntad de expresión semántica. Así, cuando lleva el acento en la
primera sílaba (dáctilos) el verso suele transmitir una sensación de exaltación, de
grandilocuencia en lo referido por lo que, en principio, se usa más en los romances de
tono dramático y narrativo; con la segunda (mixto) se busca una tensión; mientras que
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la tercera (trocaico) responde a una búsqueda del equilibrio y la serenidad que implica
un mayor grado de subjetividad y lirismo.
Por el número total de versos que aparecen puede decirse que son romances
básicamente trocaicos “Romance de la luna, luna” y “Romance sonámbulo”. De
modalidad dactílica es “Muerte de Antoñito el Camborio”, mientras que un ejemplo de
mixto es “Thamar y Amnón”.
Esta uniformidad en la estrofa y en tipo de ritmo de los versos determina que el
poemario posea una musicalidad definida y cohesionada.
El Romancero gitano: el estilo
En el estilo del Romancero gitano convergen tres claras influencias: el
vanguardismo, el gongorismo y la lírica tradicional.
La influencia de la lírica tradición, es decir, del romancero tradicional, se
manifiesta sobre todo en la voluntad de conseguir la continuidad discursiva, pieza clave
en el estilo de Lorca porque, es importante reseñarlo, Romancero gitano es un poemario
uniforme, todos los poemas giran en torno a un tema y a un tratamiento uniforme de
dicho tema. Es por esta decisión de conseguir un libro unitario que la continuidad
discursiva cobra mayor importancia que en otros poemarios que no presentan una
unidad temática. Para conseguir dicha continuidad, Lorca se sirve de diferentes
procedimientos:
-El fragmentarismo, como ya sucede en los romances tradicionales, es la técnica
más empleada y se manifiesta en el uso de conjunciones (“y”, “que”).
-Mediante la técnica del inicio del poema in media res, puesto que este iniciar
con la acción que ya está sucediendo provoca un efecto de continuidad con respecto a
un momento anterior.
-Teniendo en cuenta que encontramos en el libro tres tipos de romances:
narrativos que cuentan una historia; dramatizados, que se formalizan mediante diálogos;
líricos, que tienen que ver más con la intimidad del poeta y que estos últimos son los
menos frecuentes, la “disimetría verbal” o alternancia entre diferentes tiempos verbales,
principalmente entre el presente y el imperfecto es otro recurso para fijar la continuidad
narrativa. El primero, el presente, se usa sobre todo con una función dramática y para
lograr una actualización intensificadora de la narración que acerque al lector a la acción.
Los romances narrativos suelen emplear más los tiempos de pasado. Con el pretérito
imperfecto busca el autor dinamismo, con el perfecto simple se quiere expresar, sobre
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todo, expresar la tragedia del momento y suele coincidir con los momentos de mayor
dramatismo lírico. De lo dicho se desprende que no hay que buscar en la estilística
verbal los valores propios de su uso lingüístico, ni tampoco una interpretación de los
mismos que responda a criterios exclusivamente narrativos; con el empleo de los
tiempos verbales en el Romancero se busca subrayar los matices poéticos del poema.
- Las frases declarativas, es decir, las frases sin verbo, las enumeraciones y la
condensación por yuxtaposición son elementos que se ligan a la parte descriptiva del
poema y que también contribuyen a la consecución de la continuidad.
Si el fragmentarismo, como elemento de composición, acerca el poemario al
Romancero tradicional, el uso de la metáfora y de la imagen lo alejan radicalmente de lo
popular y lo acerca a la tendencia culta y vanguardista propia de la estética del 27. Para
ello el poeta se sirve de:
-las metáforas que, siguiendo el modelo gongorino y vanguardista, propio de los
poetas de este grupo, han perdido, en gran medida, la correspondencia directa y unívoca
entre referente y referido y vienen a ser, casi siempre, una interpretación personal y muy
subjetiva con la que el autor busca la belleza absoluta.
- la personificación es otro recurso muy empleado con la que el poeta consigue
humanizar la naturaleza, un referente importante en la composición de los temas.
- Una adjetivación rica y sonora que busca reproducir el mundo de las
sensaciones y que muchas veces se formaliza en sinestesias (una figura retórica cuyo
significado deriva de sensaciones que se captan con los sentidos). Los colores, los
olores, el tacto o los sonidos convergen en una misma figura literaria para dotar a la
imagen –sinestesia- de una mayor capacidad de evocación.
- La influencia de Góngora explica el hermetismo de algunos de sus poemas y
algunas peculiaridades de su estilo, como es la densidad metafórica. El hermetismo es
un rasgo propio de la poesía vanguardista, que considera el poema como una creación
absoluta y no como representación del mundo. Este hermetismo es la causa de las
diferentes interpretaciones con las que pueden explicarse algunos poemas en los que
esta cualidad es más patente. Un ejemplo de lo dicho es “Romance sonámbulo” o los
dedicados a los arcángeles.
- Por último, no hay que olvidarse del simbolismo, pero este recurso ya se
comenta en epígrafe propio.
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