PAPA FRANCISCO: EL BIG BANG Y LA EVOLUCIÓN NO CONTRADICEN LA INTERVENCIÓN DE DIOS. Foto referencial: Flickr Carl Jones (CC-BY-NC-ND-2.0) La teoría del Big Bang y la evolución de la naturaleza no contradicen la intervención de Dios como Creador, sino que la requiere, afirmó este lunes el Papa Francisco en un discurso a la Asamblea Plenaria de la Pontificia Academia de las Ciencias, donde también develó un busto en honor a Benedicto XVI. Francisco señaló que “cuando leemos en el Génesis el relato de la creación, creemos imaginar que Dios es un mago, que con una varita mágica ha hecho todas las cosas. Pero no es así. Él ha creado a los seres y les ha dejado desarrollarse según las leyes internas que dio a cada uno, para que alcancen su propio desarrollo. Dio la autonomía a los seres del universo al mismo tiempo que les aseguraba su continua presencia, dando el ser a toda realidad”. “Y así –explicó-, la creación ha proseguido su marcha por siglos y siglos, milenios y milenios hasta que se ha convertido en lo que hoy conocemos; exactamente porque Dios no es un mago sino el Creador que da el ser a todas las cosas”. “El inicio del mundo no es obra del caos que debe a otro su origen, sino que se deriva directamente de un Principio supremo que crea por amor. El Big-Bang, que hoy se sitúa en el origen del mundo, no contradice la intervención de un creador divino, al contrario, la requiere. La evolución de la naturaleza no contrasta con la noción de creación, porque la evolución presupone la creación de los seres que evolucionan”. El Papa indicó que “en cuanto al ser humano, hay un cambio y una novedad. Cuando, en el sexto día de la historia del Génesis, llega la creación del hombre, Dios da al ser humano otra autonomía, una autonomía diferente a la de la naturaleza, que es la libertad. Y dice al hombre que ponga nombre a todas las cosas y siga hacia delante en el curso de la historia”. “Le hace responsable de la creación, para que domine la creación, para que la desarrolle y así hasta el final de los tiempos. Por eso al científico, y sobre todo al científico cristiano corresponde la actitud de interrogarse sobre el futuro de la humanidad y de la Tierra y, como ser libre y responsable, de contribuir a prepararlo, a defenderlo, y a eliminar los riesgos del medio ambiente, sean naturales que humanos”. “Pero, al mismo tiempo, el científico debe estar movido por la confianza en que la naturaleza esconda, en sus mecanismos evolutivos, potenciales que toca a la inteligencia y a la libertad descubrir y poner en práctica para llegar al desarrollo que está en el diseño del Creador. Entonces, por muy limitada que sea, la acción del hombre participa de la potencia de Dios y es capaz de construir un mundo apropiado para su doble vida corporal y espiritual; construir un mundo humano para todos los seres humanos y no para un grupo o clase de personas privilegiadas”, señaló Francisco. En su discurso, el Papa aseguró que “esta esperanza y confianza en Dios, Autor de la naturaleza, y en la capacidad del espíritu humano pueden proporcionar al investigador una nueva energía y una serenidad profunda”. “Pero también es cierto que la acción del hombre, cuando su libertad se convierte en autonomía - que no es libertad, sino autonomía - destruye la creación y el hombre usurpa el lugar del Creador. Y este es el gran pecado contra Dios Creador”, concluyó. LA TEORÍA DEL BIG BANG La teoría del Big Bang nació de la mano de los estudios del sacerdote jesuita Georges Lemaître, considerado precursor de la cosmología moderna. Desde la década de 1920 el P. Lemaître tuvo la intuición de que el universo tenía una historia y se encontraba en evolución; oponiéndose así a la concepción de todos los científicos de época, entre ellos Albert Einstein. Así, en 1930 propuso este modelo de universo conocido bajo el nombre de universo Lemaître-Einstein o hipótesis del átomo primitivo, y que más tarde tomará el nombre de Big-Bang. El P. Lemaitre apoyó su reflexión en los datos brindados por la observación de los espectros de las galaxias recientemente descubiertas. Interpreta cuatro años antes que Hubble el desajuste espectral hacia el rojo como la prueba de la expansión del universo. https://www.aciprensa.com/noticias/papa-francisco-el-big-bang-y-la-evolucion-no-contradicen-la-intervencion-de-dios-18952 ¿SABÍAS QUE UN SACERDOTE CATÓLICO FUE QUIEN PROPUSO LA TEORÍA DEL BIG BANG? Albert Einstein y Georges Lemaitre Para muchos el padre de la teoría del Big Bang (la gran explosión), es el físico ruso nacionalizado estadounidense, George Gamov; sin embargo, pocos saben que años antes esta teoría que busca explicar el origen del universo ya había sido propuesta por el sacerdote Georges Lemaître. Hoy (20 de junio de 2016) se cumplen 50 años del fallecimiento de este formidable matemático que desde muy joven, descubrió su doble vocación de religioso y científico. El P. Lemaître nació en Charleroi (Bélgica), en 1894. Era hijo de un médico y ya desde su infancia se distinguió por su habilidad para las matemáticas y su espíritu curioso. Atracción por las ciencias que enriquece con su vocación sacerdotal. Gracias a sus estudios, en la década de 1920 tuvo la intuición de que el universo tenía una historia y se encontraba en evolución; oponiéndose así a la concepción de todos los científicos de época, especialmente Albert Einstein que estaba convencido de la teoría del universo estático, inmutable y eterno. Como explica el científico Eduardo Riaza, Lemaître no tuvo inconvenientes en plantear un universo con un pasado infinito. Sus estudios de filosofía sobre la base de Aristóteles y Santo Tomás de Aquino le mostraron que su planteamiento no contradecía su creencia en un Dios creador del mundo, ya que un universo creado no necesita un comienzo en el tiempo. “Conocemos el origen temporal del cosmos por medio de la Revelación Divina, pero en teoría nada impediría que Dios hubiera creado el universo desde siempre. Aunque el tiempo fuera infinito –tanto en el pasado como en el futuro–, no dejaría de tener una causa”, precisa. Así, en 1930 Georges Lemaître propuso un modelo de universo bajo el nombre de hipótesis del “átomo primigenio” o “huevo cósmico”, el cual más tarde fue conocido como Big-Bang. Su reflexión se apoyó en los datos brindados por la observación de los espectros de ciertas galaxias recientemente descubiertas. Según el sacerdote, la historia del universo se divide en tres periodos. El primero es llamado “la explosión del átomo primitivo”, según la cual hace cinco mil millones de años existía un núcleo de materia hiperdensa e inestable que explotó bajo la forma de una super-radioactividad. Esta explosión se propagó durante mil millones de años y los astrónomos perciben sus efectos en los rayos cósmicos y las emisiones X. Luego viene el período de equilibrio o el universo estático de Einstein. Afirma que finalizada la explosión, se establece un equilibrio entre las fuerzas de repulsión cósmicas en el origen del acontecimiento, y las fuerzas de gravitación, durante esta fase de equilibrio que dura dos mil millones de años, se forman los nudos y dan nacimiento a las estrellas y galaxias. Finalmente siguen los períodos de expansión, iniciados hace dos mil millones de años. Afirma que el universo se encuentra en expansión a una velocidad de 170 km. por segundo de manera indefinida. En 1933 durante un ciclo de conferencias organizadas por el Premio Nobel de Física, Robert Andrews Millikan, al que atendieron tanto Lemaître como Einstein, este último aceptó que el universo sí se expandía. No obstante, nunca admitió que el cosmos hubiera podido tener un comienzo; siempre creyó que Lemaître quería introducir en la ciencia la creación divina. Por su parte, el sacerdote nunca intentó explotar la ciencia en beneficio de la religión, pues estaba convencido que ambas conducen a la verdad por caminos diferentes. “El científico cristiano […] tiene los mismos medios que su colega no creyente. También tiene la misma libertad de espíritu […] Sabe que todo ha sido hecho por Dios, pero sabe también que Dios no sustituye a sus criaturas […] La revelación divina no nos ha enseñado lo que éramos capaces de descubrir por nosotros mismos, al menos cuando esas verdades naturales no son indispensables para comprender la verdad sobrenatural. Por tanto, el científico cristiano va hacia adelante libremente, con la seguridad de que su investigación no puede entrar en conflicto con su fe”, dijo en una ocasión. El P. Lemaître nunca buscó honores ni reconocimiento, aunque diversas republicaciones y traducciones de su artículo sobre el átomo primigenio a partir de 1933 le situaron en cabeza de la física mundial. En 1948, George Gamov propuso una nueva descripción del comienzo del universo; y aunque es considerado hoy como el padre de la teoría del Big-Bang, las líneas maestras estaban nítidamente presentes en la cosmología del P. Lemaître. Durante su vida obtuvo distintos cargos en la Academia Pontificia de las Ciencias, siendo asesor personal del papa Pío XII y presidente de la misma en 1960. En 1979, durante el discurso del Papa San Juan Pablo II a la Pontificia Academia de las Ciencias con motivo de la conmemoración del nacimiento de Albert Einstein, citó algunas palabras del P. Lemaître sobre la relación entre la Iglesia y ciencia: “¿Podría, acaso, la Iglesia tener necesidad de la ciencia? No por cierto; la cruz y el Evangelio le bastan. Pero al cristiano nada humano le es ajeno. ¿Cómo podría desinteresarse la Iglesia de la más noble de las ocupaciones estrictamente humanas, la investigación de la verdad?” https://www.aciprensa.com/noticias/sabias-que-un-sacerdote-catolico-fue-quien-propuso-la-teoria-del-big-bang-41743