ROUSSEAU (1712-1778)

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ROUSSEAU (1712-1778)
1.-CONTEXTUALIZACIÓN
2.-CRÍTICA A LAS CIENCIAS Y A LAS ARTES COMO FUENTE DE PROGRESO
3.-ESTADO DE NATURALEZA Y ESTADO SOCIAL
4.-LA MORALIDAD
5.-EL CONTRATO SOCIAL
La Soberanía
La voluntad general
1.-CONTEXTUALIZACIÓN
Vive en el momento de la Ilustración y se considera uno de los más influyentes autores
de la misma por más que fuera un pensador atípico, cuyas ideas fueron duramente criticadas e
incluso rechazadas por algunos autores importantes del momento, al ser provocadoras y, en
ocasiones, contrarias a los principios ilustrados.
Nace en Suiza, pero pronto se traslada a París, la capital intelectual europea de la
época, donde conoció y trabó amistad con algunos de los principales intelectuales ilustrados,
como Diderot que le encargó algunas entradas de su Enciclopedia relacionadas con cultura
musical. Vivió también en Inglaterra donde disfrutó de la amistad de Hume.
La ilustración es el movimiento intelectual y cultural europeo que se desarrolló
principalmente en Francia, Reino Unido y Alemania en el siglo XVIII, que se suele circunscribir
entre dos revoluciones, la Revolución Gloriosa en Inglaterra en 1689y la Revolución Francesa
de 1789.
(En lo que se refiere a la Ilustración remito a la introducción a kant).
2.-CRÍTICA A LAS CIENCIAS Y A LAS ARTES COMO FUENTE DE PROGRESO
Su primera obra, Discurso sobre las artes y las ciencias, fue escrita en 1750 para
presentarla al premio anual que convocaba la Academia de Dijón, y que ese año proponía el
tema “Si el progreso de las ciencias y las artes ha contribuido a corromper o a depurar las
costumbres”. Ganó el premio, publicaron el libro y tuvo éxito de público. Sin embargo por él fue
rechazado por los intelectuales y filósofos ilustrados pues en él defendía que la civilización a la
que les había llevado el florecer de las artes (artes mecánicas, lo que hoy llamaríamos técnica)
y las ciencias lejos de conducir al progreso moral y la virtud, llevaba a unas costumbres
disolutas, a la artificialidad y la debilidad de carácter. Esta postura suponía un ataque a una de
las ideas centrales de la ilustración: el avance de las ciencias y las artes como fuente de
progreso, no sólo en el conocimiento y dominio de la naturaleza y la historia, sino también en
humanidad, esto es, en progreso moral.
Según Rousseau, las artes y las ciencias no son esenciales para el espíritu, son sólo
sus ornamentos, pero estos no son inocuos sino que atan al hombre con cadenas de flores y
ahogan en su pecho el sentimiento de la libertad, que le es natural. Lo lanzan a una vida
artificial, llena de constricciones, en que impera la hipocresía y el aparentar. Se pierde la
sencillez y simplicidad que la vida presenta en formas de sociedad más rudimentaria, en la que
los hombres eran sinceros y abiertos, y permitían que se les viera tal como eran. “Ahora no nos
atrevemos ya a aparecer lo que realmente somos, sino que mentimos bajo perpetua
constricción… han desaparecido la amistad sincera y la confianza reales. El velo de la cortesía
convencional disimula toda suerte de actitudes indignas…” (D.A.C)
Las ciencias no nacen de una sana búsqueda del conocimiento sino de los vicios del
ser humano en sociedad: “la astronomía nació de la superstición, la elocuencia de la ambición,
el odio, la falsedad y la adulación; la geometría de la avaricia; la física de una perversa
curiosidad, y hasta la filosofía moral nace del orgullo humano. Así las artes y las ciencias deben
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su nacimiento a nuestros vicios” (DAC) Nacen del mal y conducen a malas consecuencias.
Producen el lujo y la debilidad. Acaban con las virtudes militares propias de los romanos y
mucho más con las virtudes morales, y alejan al hombre de la felicidad.”Dios todopoderoso,
libéranos de la iluminación de nuestros padres, devuélvenos a la simplicidad, la inocencia y la
pobreza, los únicos bienes que pueden traernos la felicidad”.(D.A.C.)
La idea general de esta primera obra -que el hombre ha sido corrompido por el
crecimiento de una civilización artificial y por un exceso de racionalismo- es nuclear en su
pensamiento, aunque se equilibra posteriormente con su teoría positiva del Estado en obras
posteriores.
3.-ESTADO DE NATURALEZA Y ESTADO SOCIAL
Si el hombre ha sido corrompido por una civilización artificial, ¿cuál es el estado de
naturaleza del que ha sido alejado? Este es el tema de su Discurso sobre el origen y
fundamento de la desigualdad entre los hombres, obra que también presenta motivada por un
concurso sobre dicho tema.
a) EL ESTADO NATURAL del hombre sería aquel en el que aún no hubiera tomado
nada de la sociedad, en él se encontraría al hombre exclusivamente con las capacidades de
las que le ha dotado la naturaleza. Es obvio que no se puede observar al hombre en tal estado,
pues sólo se conoce en sociedad, por tanto es preciso trabajar en este tema con explicaciones
hipotéticas y no confundir las afirmaciones que sobre él se hagan con verdades históricas. Se
ha de tomar al hombre tal cual aparece hoy y separar de él todas las facultades que sólo puede
adquirir en el curso de un largo proceso de socialización. Es decir, hay que hacer abstracción
de la sociedad misma. Así hallaríamos al hombre “calmando el hambre con la primera encina
a mano, y la sed en el primer arroyo con que tropiece; tomando por cama el pie del árbol que le
dio de comer, y todas sus necesidades así satisfechas”( D.D.) Sería físicamente robusto, sin el
menor temor a los animales, a los que supera por habilidad, aunque no en fuerza, sometido a
pocas causas de enfermedad y poco necesitado de medicinas y menos aún de médicos. Su
preocupación principal sería la conservación de la vida, poseería finísimos los sentidos de la
vista, el oído y el olfato, y menos los del tacto y el gusto, que sólo se perfeccionan con la
molicie y la sensualidad.
Rousseau imagina al hombre “viajando por los bosques, sin industria, sin lenguaje y sin
hogar, ajeno por igual a toda guerra y a todo lazo, sin necesitar de sus semejantes ni desear
dañarles”(D.D.). Se hallaría ajeno a lo social y sin capacidad de reflexión.
¿Qué lo distingue, en tal estado, del animal? Básicamente dos características:
a) La libertad (no la inteligencia), y la espiritualidad de su alma, que nace de la
conciencia de esa libertad. Pues la propia naturaleza física puede explicar el
mecanismo de nuestras sensaciones e incluso de la formación de ideas, pero el poder
de querer o elegir son puramente espirituales e inexplicables por las leyes mecánicas
de la naturaleza. (El hombre no es un ser puramente mecánico ni se reduce a la
materia, como algunos de sus contemporáneos mantenían)
b) La perfectibilidad, la capacidad de autoperfeccionamiento. El hombre puede
desarrollarse, mejorarse a sí mismo, esta es una de sus grandezas.
El hombre en su primitivo estado de naturaleza es bueno, no en un sentido
estrictamente moral, pues no tiene noción de lo bueno y de lo malo, ni de lo justo y lo injusto,
pero está llevado por sus sanos instintos naturales que en sí no son dañinos ni para uno
mismo ni para los demás. En esto difiere de Hobbes que mantenía que el hombre es
naturalmente egoísta, se guía por sus pasiones primarias que le impulsan a su inmediata
satisfacción, y como en ese intento entra en conflicto con los intereses de los demás, y puesto
que cada cual busca lo mismo, se llega a un estado de guerra de todos contra todos, de ahí
que hiciera suya el clásico aforismo “homo homini lupus” (El hombre es un lobo para el
hombre). Rousseau mantiene, por el contrario, que el hombre es por naturaleza bueno y que
no hay perversión ni pecado original en su naturaleza. La moralidad, que sólo puede nacer
cuando el hombre en sociedad adquiera lenguaje y un cierto nivel de reflexión, será el fruto del
desarrollo de sus sentimientos e impulsos naturales.
Admite, con Hobbes, que el hombre en su estado natural se guía por sus pasiones, pero en
estas no hay, en su primigenia naturaleza nada de malo:
El instinto fundamental y primero que mueve al hombre es su amor propio y en él
no hay nada perverso si se entiende como instinto de conservación de la vida. “El origen de
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nuestras pasiones, la raíz y el muelle de todo lo demás, lo único innato al hombre y que no le
abandona mientras vive, es el amor propio; esta pasión es primitiva, instintiva, precede a todo
lo demás, y toda otra cosa es en cierto sentido mera modificación de ella”. (Emilio) Esta pasión
del amor propio no se debe confundir con el egoísmo. El egoísmo es un sentimiento que
nace sólo en sociedad y que mueve al hombre a preferirse a los demás, pero en el verdadero
estado de naturaleza el egoísmo no existe. El amor propio en sí es bueno, es “concordancia
con el orden de la naturaleza”
La segunda pasión que mueve al hombre natural es la compasión natural o
piedad. Surge cuando el hombre se da cuenta, de algún modo, de sus semejantes, pero es
anterior a la reflexión y a la consideración de que sea deseable. Es una emoción natural. Limita
y modera la fuerza del amor a sí mismo y ayuda a la conservación de la especie. En el
hipotético estado de naturaleza cumple el papel de la ley, la moral y las virtudes. Surge en la
relación con los semejantes, sobre todo ante aquellos que son desgraciados y sufren males de
los que él no se cree inmune. Luego la compasión nace de la identificación con el otro.
c) EL PASO DEL ESTADO DE NATURALEZA AL ESTADO SOCIAL. ¿Por qué se da tal
paso? Rousseau habla de que los hombres se dan cuenta de la ventaja de las
empresas comunes y desarrolla un sentido de los vínculos sociales, pero sobre todo
hace hincapié en un hecho fundamental: el establecimiento de la propiedad privada, al
apartarse el hombre de su estado de sencillez primitiva, lo que acarreará males
indecibles. “El verdadero fundador de la sociedad civil fue el primer hombre que, tras
cercar una porción de tierra, tuvo la ocurrencia de decir Esto es mío, y dio con gente lo
suficientemente simple como para hacerle caso” (D.D.) En el momento en que nace la
propiedad privada, desaparece la igualdad, surgen la desigualdad social y política (en
el estado de naturaleza la única desigualdad que existe es la de las capacidades y
talentos naturales)y con ella la esclavitud y la miseria. Surgen la avaricia, la ambición,
el vicio…y se produce un horrible estado de guerra. Se necesita, pues, la sociedad
política, el gobierno y la ley, para evitar los conflictos manteniendo la existencia de la
propiedad y la desigualdad, lo que va a traer nuevos males: “aplicó nuevas ataduras al
pobre y dio nuevos poderes al rico.; destruyó irrecuperablemente la libertad natural, fijó
eternamente la ley de la propiedad y la desigualdad, convirtió la astuta usurpación en
derecho inalterable y, para ventaja de unos pocos individuos ambiciosos, sometió la
humanidad entera al trabajo, la esclavitud y la miseria a perpetuidad” (DD)
Rousseau con esta crítica no está proponiendo que se vuelva a un estado salvaje, lo que va a
sugerir es la reflexión sobre una reforma de la sociedad.
4.-LA MORALIDAD
Toda la moralidad se funda en aquéllos sentimientos naturales. No obstante, para que
esta surja se necesita de otro tipo de anhelo o amor que no es ya referido a las necesidades
del cuerpo, sino a las del alma, el deseo o amor del orden, el cual desarrollado y activo,
tiene el nombre de conciencia. Para desear el orden es preciso conocerlo, y esto ocurre
cuando el hombre ha empezado a darse cuenta de la existencia de sus semejantes, a captar
relaciones y hacer comparaciones y llega a tener ideas como las de justicia y orden. La justicia
halla su fundamento en el amor a sí mismo, pues no surge de la contemplación de lo que
debemos a otros sino de lo que se nos debe a nosotros. Y la generosidad, la clemencia, la
humanidad brotan de la piedad, pues no son más que la compasión aplicadas al débil, al
culpable o a toda la humanidad.
Por tanto, la educación moral no consiste, como mantienen algunos filósofos, en
estirpar las pasiones, sino al contrario, se trata de dar la recta dirección y desarrollo de esas
pasiones, fundamentalmente del amor propio.
“En el fondo de nuestros corazones hay un innato principio de justicia y verdad por el
cual, a pesar de nuestras máximas, juzgamos de nuestras propias acciones o de las de otros y
las estimamos buenas o malas; a ese principio llamo conciencia” (Emilio) El hombre ha de
guiarse moralmente por sus sentimientos, “Atendamos a la voz interna del sentimiento, ¿qué
mente sana puede rechazar su evidencia?”. (Emilio)
La naturaleza misma ha orientado nuestra voluntad hacia el bien del hombre.
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5.-EL CONTRATO SOCIAL
El hombre nace libre y en su hipotético estado natural su esencia es la libertad. En la
sociedad política el hombre está encadenado, pierde aquélla libertad que le era propia. ¿La
sociedad es un error o tal paso puede ser legitimado y verse como algo positivo? En El
Contrato Social, Rousseau lleva a cabo una legitimación y justificación del orden social.
Mantiene que para que el orden social sea legítimo y justificado no puede fundarse en la fuerza
que, a su juicio nunca puede tener efecto moral ni sentirse como un deber el someterse a ella,
sino como mucho como una necesidad o una conveniencia. Para quedar legitimado, el orden
social ha de fundarse en el acuerdo o convención, esto es, en un contrato. Se apunta, pues, a
las teorías contractualistas propias de la época, pero con una visión muy diferente del contrato
del que poseen las demás, particularmente de la de Hobbes.
Los hombres al asociarse lo han de hacer con un Contrato Social, el cual, dirá
Rousseau, no ha de proporcionar únicamente una forma de asociación que proteja a las
personas y sus bienes y busque ante todo la seguridad, sino que ha de garantizar que cada
miembro siga obedeciéndose sólo a sí mismo al pertenecer a esa comunidad, esto es, ha
de ser tan libre como antes era, ya que “renunciar a la libertad es renunciar a ser un hombre”.
Él lo expresa así: “Cada uno de nosotros pone su persona y todo su poder en común bajo la
dirección suprema de la voluntad general, y en nuestra condición asociada recibimos a cada
miembro como a una parte indivisible del todo” (C.S.) Se crea, de este modo, un cuerpo
moral y colectivo: una persona pública, la república o cuerpo político, que se le llama
Estado al considerarlo pasivamente y Soberano cuando se le contempla desde su actividad
legisladora.
Difiere diametralmente tal visión de la de Hobbes en la cual los individuos ceden sus
derechos a un soberano que queda al margen del pacto. Se entrega la libertad a cambio de la
seguridad, pues lo que ha de evitarse por encima de todo es la guerra a la que el hombre
tiende de manera natural. La seguridad la garantiza el soberano y el pacto que todos han
hecho de someterse a su poder y gobierno. Con este acuerdo se establece a la vez que la
sociedad civil, quién ha de gobernar.
En la teoría de Rousseau los individuos al asociarse crean un soberano, pero no un
gobierno, el gobierno es una labor puramente ejecutiva que no nace del propio pacto social,
además no se busca la seguridad sino preservar la libertad de sus miembros, por ello hace
hincapié en que el pacto es un acuerdo mutuo entre las partes a partir del cual se crea una
nueva entidad moral en la que cada miembro se realiza más plenamente que en el estado de
naturaleza. “El paso del estado de naturaleza al estado civil produce un cambio muy notable en
el hombre al sustituir en su conducta el instinto por la justicia y al dar a sus acciones la
moralidad de la que anteriormente carecían” (C.S.) El estado se convierte en fuente de la
justicia y base de los derechos
En realidad se adquiere una nueva dimensión de la libertad y del propio hombre,
la libertad natural se convierte en libertad civil y moral, y el hombre va a poder
perfeccionarse como tal. “Lo que un hombre pierde por el contrato social es su libertad
natural y un derecho ilimitado a todo lo que consiga aferrar; lo que gana es la libertad civil y la
propiedad de todo lo que posee” (C.S.) La libertad natural sólo está limitada por la fuerza, la
civil por la voluntad general y la ley. “El hombre adquiere en el estado civil la libertad moral, que
es lo único que realmente le convierte en dueño de sí mismo. Pues el mero impulso del apetito
es esclavitud, mientras que la obediencia a una ley que nos prescribimos a nosotros mismos es
libertad” Este es el concepto de voluntad autónoma, y en cuanto tal, libre, que hallaremos
posteriormente en Kant (éste mantendrá, posteriormente, que tenemos una voluntad racional
autónoma (razón práctica) por la cual legisla para sí mismo y pronuncia una ley moral a la cual
está sometido él mismo en su naturaleza inferior).
La verdadera naturaleza del hombre se consuma en el orden social. El hombre pasa de
ser “un animal estúpido y sin imaginación a ser …un ser inteligente, un hombre” (C.S.)
El resultado del pacto es una persona pública formada por la unión de individuos a la
cual se la llama soberano. El soberano es, pues, el cuerpo entero del pueblo en tanto que
es legislador y, por tanto, fuente de derecho. Y la ley ha de ser siempre expresión de la
voluntad general. De este modo, cada individuo en cuanto miembro del ente moral que es
fuente de la ley, que legisla, es soberano. Pero considerado como sometido a la ley y obligado
a obedecerla, es súbdito. Además posee una voluntad particular que puede encontrarse en
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discrepancia con la voluntad general. El deber social del individuo consiste en adecuar su
voluntad particular a la voluntad general del soberano, del cual él mismo es miembro.
La soberanía
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La soberanía es inalienable, pues consiste en el ejercicio de la voluntad general y
esta voluntad no puede entregarse ni transferirse. Se puede transferir poder, pero no
voluntad. Por tanto los gobernantes no son los representantes de los que los han
elegido, son meros encargados de ejercer una labor ejecutiva y administrativa, pero no
tienen función legislativa, que corresponde al propio pueblo en tanto que soberano.
“toda ley que el pueblo no haya ratificado es nula y vacía” (C.S.)
La soberanía es indivisible, como tal no podrá dividirse en poderes. El soberano,
que es el pueblo, es el poder legislativo. El poder ejecutivo es el gobierno, pero este no
es el soberano ni una parte del mismo, se ocupa de la administración de la ley y es un
mero instrumento del soberano.
La voluntad general
Es la voluntad del ente moral que nace al crearse el estado. “La voluntad general tiende
siempre a la preservación y el bienestar del todo y de cada parte, y que es fuente de las leyes,
constituye para todos los miembros del estado, en sus relaciones recíprocas y con el estado
mismo, la norma de lo justo y lo injusto” (Discurso sobre la economía política) Según Rousseau
la voluntad general se orienta al bien común y al interés de la sociedad. La virtud no será otra
cosa que someter la voluntad particular a la voluntad general.
La voluntad general está siempre del lado que es más favorable al interés público, es
decir, del lado más justo, de tal modo que es necesario legislar con la certeza de seguir la
voluntad general.
Si la voluntad general representa en una sociedad política dada la orientación universal
de la voluntad humana hacia el bien del hombre, representa lo que cada miembro de la
sociedad quiere ”realmente”. Esto le permite dar solución a la contradicción de que la
pertenencia a la sociedad civil restringe la libertad al individuo, pues se somete a la constricción
de la sociedad. Rousseau deshace la contradicción con la idea de la ley. “Sólo a la ley deben
los hombres justicia y libertad”, La ley ha de expresar la voluntad general, la cual es la voluntad
“real” de los individuos y lo que dicta su razón. Al obedecer a la ley cada hombre obedece a su
razón y está siguiendo su voluntad real, pero precisamente en esto consiste ser libre.
En última instancia, si se considera el conjunto de todos los estados y pueblos como
formando la gran ciudad de la humanidad, las voluntades generales de cada estado serán
particulares en relación a la voluntad general de aquella única ciudad a la que todos
pertenecen y en este caso la voluntad general coincidiría con la voluntad de la naturaleza.
Estaría en esta visión de Rousseau presente la idea de una ley moral natural grabada en el
corazón de los hombres, obedeciendo la cual se alcanzaría el bienestar y la felicidad. La
voluntad general de una sociedad política es una expresión particular de la orientación
universal de la voluntad humana al bien. La tarea del legislador consiste en poner las leyes en
conformidad con esa voluntad general, la tarea del ciudadano en poner su voluntad particular
en armonía con la voluntad general.
Hay que tener presente que para Rousseau, la voluntad general no es lo mismo que la
voluntad de todos, menos aún que la voluntad expresada por la mayoría. Mientras la voluntad
de todos es la mera suma de voluntades particulares, la voluntad general es universal, tanto
por lo que se refiere a su objeto -el interés y bien común-, como en lo que respecta a su sujeto
-porque es la voluntad de un sujeto universal: el pueblo soberano, ente moral o persona pública
nacida del contrato social-. En este sentido no se puede identificar sin más con la suma de
voluntades particulares que se manifiestan en un voto mayoritario, ni siquiera unánime, pues el
resultado del voto puede expresar una idea equivocada de lo que implica y exige el bien
común, y una ley promulgada basándose en ese voto puede ir contra el bien público. “Por sí
mismo el pueblo quiere siempre el bien, pero por sí mismo no es siempre capaz de verlo. La
voluntad general está siempre en lo justo, pero no es siempre capaz de verlo…pues el juicio
que la guía no es siempre ilustrado…”(C.S.) La voluntad de todos, por tanto, no es infalible,
sólo lo es la voluntad general.
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Parece que Rousseau ha ampliado su concepto de bondad natural del individuo al
nuevo ente moral nacido del contrato social: El individuo impulsado por el sano amor de sí
busca su propio bien, aunque no tenga un idea clara de dicho bien; la “persona pública” nacida
del pacto social se orienta inevitablemente al bien común, aunque el pueblo no tenga claro
siempre dónde se encuentra dicho bien, por lo que necesita ilustración para poder expresar
correctamente la voluntad general.
Pero ¿qué entidad corresponde a la voluntad general? Es la voluntad del estado en
tanto que persona pública pero ¿es algo distinto y como por encima de las voluntades
particulares o bien las voluntades particulares tomadas colectivamente y consideradas según
su orientación natural al bien, no sólo a su bien particular sino al bien que incluya a todos?
Rousseau no ha dejado suficientemente claro este punto, ni la relación de las voluntades
particulares con la general, si excluimos su insistencia en que sólo es virtuoso el
comportamiento del individuo cuando se ajusta a la voluntad general, aunque parece
entreverse en sus obras que se inclinaría por la segunda opción
En resumen se puede establecer lo siguiente:
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La voluntad general emana directamente del pueblo, y no se reduce a una mera suma
de las voluntades particulares de los miembros de la comunidad.
El objeto de la voluntad general es el bien común y las leyes para que sean justas han
de proceder de dicha voluntad.
La noción de voluntad general es incompatible con el régimen político de la democracia
representativa, pues es imposible transferir la voluntad a otro. Nadie puede atribuirse la
capacidad de adivinar cuál es la voluntad general, ni confundirla con su libertad
particular. Por tanto el gobierno no puede legislar, sólo el pueblo soberano es legislador
y en este sentido, puesto que ha de obedecer las leyes también súbdito.
Tambíén es incompatible con la división de poderes de la postura liberal propuesta por
Locke y Montesquie.
Por último, se opone a la tesis iusnaturalista y liberal que defiende la existencia de
unos derechos naturales e inalienables del individuo. No hay derechos antes de que se
establezca un Estado por el pacto social y prevalezca la voluntad general sobre
cualquier voluntad particular.
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