El compromiso de la minería con la reactivación y el desarrollo de Chile 26 de julio de 2021 – La minería del cobre, a 2020, representa aproximadamente el 15% del Producto Interno Bruto de Chile, pero tiene un lugar predominante en la canasta exportadora con una participación del 60%, aportando al Fisco casi el 20% de sus ingresos totales. Estos números dan cuenta de la importancia que tiene la minería (estatal y privada) para el desarrollo de Chile. La industria minera ha expresado su anhelo de asumir un rol protagónico en la recuperación económica del país, un imperativo a estas alturas en atención de los elevados índices de cesantía y el aumento en los niveles de pobreza provocados por las medidas restrictivas que nos impuso la pandemia. Asimismo, la minería ha llevado a efecto enormes avances para hacer más sustentables sus faenas. Hoy, por de pronto, la minería ocupa menos del 3% del agua dulce natural que discurre por esteros y ríos de Chile. Ese porcentaje será, en breve tiempo, igual a cero una vez que se complete la construcción de plantas desaladoras. La minería hoy consume el 30% de la electricidad y combustibles que utiliza toda la matriz productiva nacional. Lo importante es que la industria minera ha sido proactiva en la migración a fuentes de energías renovables, como la energía proveniente del sol y los vientos. Su demanda de energía ha sido, por cierto, un factor que aceleró la transformación energética que ha experimentado el país en los últimos diez años. De aquí a 2050, sino antes, tendremos la totalidad de la energía producida por fuentes renovables, en especial del hidrógeno verde, una fuente energética en la que Chile tiene enormes ventajas comparativas. Para sosiego de quienes expresan su preocupación por la sustentabilidad de la industria, los combustibles fósiles tienen los días contados. Empresas como BHP pretende cerrar este 2021 con el 100% de energías renovables en los contratos de electricidad, eliminando alrededor del 70% de las emisiones operacionales, equivalente a 3 millones de toneladas de CO2 al año, más o menos lo que producen unos 700 vehículos. Otra experiencia interesante es desarrollada por Anglo American en 2019, que implementó la planta solar de 256 paneles en el estanque de relaves Las Tórtolas, comuna de Colina, lo que contribuirá a reducir la emisión de gases de efecto invernadero y a reducir la evaporación del agua, elemento que puede ser reutilizado en sus faenas extractivas con mayores niveles de eficiencia. Los actores de la industria minera global han expresado su plena confianza en el futuro de Chile. Esta confianza queda de manifiesto con el creciente interés de empresas interesadas en invertir en nuestro país pese a las magras previsiones de quienes auguraban un cuadro de incertidumbre derivado de la discusión política interna. Un dato sorprendente: la cartera de proyectos con miras a 2029 suma, de hecho, más de US$74.000 millones, concentrando alrededor del 77% de los proyectos en la zona norte del territorio. No es difícil comprender las razones que hay detrás de este interés: nuestra disponibilidad de cobre, litio e hidrógeno verde, que son los componentes clave en los sistemas de movilidad del futuro. Todo lo anterior demuestra el compromiso actual de la industria con un nuevo pacto públicoprivado, la implementación de iniciativas que conduzcan a un uso más eficiente del agua y la energía, así como sus esfuerzos por reducir sus impactos no sólo en el medio ambiente, sino que también en las comunidades vecinas a las faenas, cosa que parte con una gestión sustentable de los pasivos (estériles, relaves, etc.) y el respeto hacia otras vocaciones productivas de cada territorio. En Chile las empresas han fortalecido el vínculo con las universidades en aras de una mayor generación de conocimiento. Creemos, en consecuencia, que la minería podría ser una extraordinaria palanca en orden a introducir esos crecientes niveles de innovación, productividad y diversificación que requiere nuestro país a efectos de alcanzar el desarrollo.