Diaconía Introducción: Diakonía es la palabra griega que significa servicio. El verbo Diakoneo significa “servir a las mesas” (Lc. 17: 8; Hch. 6: 1-2). Un Diákonos es un siervo, un servidor o ministro. Uno que sirve a otros. La Diakonía adquirió significado con la llegada de Cristo a este mundo a cumplir su obra de redención por nosotros: “El Espíritu del Señor está sobre mí, Porque me ungió para evangelizar a los pobres; Me ha enviado a proclamar libertad a los cautivos, Y restauración de vista a los ciegos, A enviar en libertad a los oprimidos, A proclamar el año favorable del Señor. (Lc. 4: 18-19, BT) “…el hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por muchos” (Mt. 20: 28; Mr. 10: 45, BT). Jesús vino a servir. Se hizo humano y por amor ocupó nuestro lugar en la cruz. Sufrió voluntariamente y por su sacrificio ganó para todos nuestra salvación. El es nuestro mejor ejemplo de servicio humilde e incondicional. Nosotros sus discípulos estamos llamados a seguir su ejemplo. La voluntad de Dios es hacernos semejantes a Cristo (Ro. 8: 29: 2 Co. 3: 18; 1 Jn. 3: 2): Debemos ser semejantes a Cristo en su encarnación: “Tengan la misma actitud que tuvo Cristo Jesús. Aunque era Dios, no consideró que el ser igual a Dios fuera algo a lo cual aferrarse. En cambio, renunció a sus privilegios divinos, adoptó la humilde posición de un esclavo y nació como un ser humano. Cuando apareció en forma de hombre se humilló a sí mismo en obediencia a Dios y murió en una cruz como morían los criminales” (Fil. 2: 5-8, NTV)). Debemos ser semejantes a Cristo en actitud de servicio: “Y, dado que yo, su Señor y Maestro, les he lavado los pies, ustedes deben lavarse los pies unos a otros. Les di mi ejemplo para que lo sigan. Hagan los mismo que yo he hecho con ustedes” (Jn. 13: 14-15, NTV) Debemos ser como Cristo en su amor: “Por lo tanto, imiten a Dios en todo lo que hagan porque ustedes son sus hijos queridos. Vivan una vida llena de amor, siguiendo el ejemplo de Cristo. El nos amó y se ofreció a sí mismo como sacrificio por nosotros, como aroma agradable a Dios” (Ef. 5: 1-2, NTV). Debemos ser como Cristo en paciente resistencia: “Pues Dios los llamó hacer lo bueno, aunque eso signifique que tengan que sufrir, tal como Cristo sufrió por ustedes. El es su ejemplo, y debemos seguir sus pasos” (1 P. 2: 21, NTV). Debemos seguir sus pasos en su misión: “Así como tú me enviaste al mundo, yo los envío al mundo “(Jn. 17: 18, NTV) “…como el Padre me envió a mí, así yo los envío a ustedes” (Jn. 20: 21; NTV) La iglesia de Cristo es una comunidad de servidores. Cada uno realiza una labor efectiva en y desde el cuerpo de Cristo para cubrir necesidades de distintas índoles. La existencia del diaconado es parte de la misma naturaleza de la iglesia. El apóstol Pablo mencionó que Cristo había dado a la iglesia: “…apóstoles; otros, profetas; otros, evangelista; otros, pastores y maestros; a fin de adiestrar a los santos para la obra del ministerio (o sea diakonías), para la edificación del cuerpo de Cristo” (Ef. 4: 11-12). En otras palabras, siendo preciso, todos sin importar el don que tenga es un servidor, un siervo. Sin embargo, esto no impide que existan personas dentro de la iglesia escogidas específicamente para dedicarse al servicio. Un ejemplo de esto es el incidente narrado en Hechos 6, donde el descuido de las viudas de los griegos, obligó a los discípulos a seleccionar a siete diáconos para satisfacer esa necesidad. La historia de la iglesia primitiva está llena de evidencias de servidores que se dedicaron a mostrarle el amor a los demás: atendían a los mártires, enterraban a los muertos, eran hospitalarios, restauraban a los excomulgados, atendían a los huérfanos y viudas, visitaban a los enfermos, enseñaban la Palabra de Dios, atendían la adoración y ayudaban en la ministración del bautismo y la cena del Señor. Cualidades requeridas para el ministerio de los diáconos: El Nuevo Testamento nos muestra que toda persona que desempeña un oficio en la iglesia debe cumplir con ciertos requisitos. Todo oficio ministerial es una función de honra, de honor. Es una ocupación de servicio a Dios y que exige los conocimientos, el carácter y las habilidades necesarias para tal función. Los apóstoles fueron exigentes: Hechos 6: 3 “Buscad más bien, hermanos, a siete varones de entre vosotros, que sean de buen testimonio, llenos del Espíritu, y de sabiduría, a quienes encarguemos de esta función” “Buscad” Hay un proceso de selección que demanda que se cumplan ciertas condiciones específicas. “Buen testimonio” Lo más seguro que estos hombres elegidos no participaron de la murmuración que se menciona en Hch. 6: 1. Eran hombres que por su conducta cotidiana habían ganado una buena reputación. No había queja ni acusación contra ellos ni dentro ni fuera de la iglesia. Si es irresponsable, conflictivo, de temperamento explosivo, murmurador o chismoso no debe ser un diacono o diaconisa. “Lleno del Espíritu Santo” Esta es la característica normal de todo cristiano victorioso: Somete su vida al control del Espíritu Santo (Ef. 5: 18). La vida de servicio es una vida que está llena de situaciones difíciles, conflictivas, hostiles, etc. La única manera de vencer estas situaciones y no estar permanentemente en la carne es sujetar nuestro yo al control del Espíritu. Además, para atender, edificar y animar a la gente a la cual servimos necesitamos de la inspiración y fuerza que solo da el Espíritu Santo. “Llenos de sabiduría” Las demandas del ministerio serán con frecuencias difíciles. Administrar recursos, repartirlos, ayudar cuando es necesario, fortalecer al débil o al enfermo requiere de mucho discernimiento, de abundante conocimiento bíblico para tomar decisiones y acciones oportunas y sabias. Los diáconos deben ser personas profundas en el conocimiento de Dios y dedicados a la oración. Es de estas fuentes que podemos fortalecernos para ser sabios. 1 Timoteo 3: 8-13 “Asimismo” Este adv. “del mismo modo” conecta los requisitos para los obispos con los de los diáconos que siguen a continuación. Como son importantes los requisitos de los obispos también son los de los diáconos. “deben ser serios” Es decir, dignos, de conducta correcta, merecen respeto. “sin doblez de lengua” No hablan con dos voces. No dicen una cosa a una persona y otra distinta a otra. No muestran dos caras. Se apartan de esa conducta hipócrita de quedar bien con todos. “No adictos a mucho vino” No son adictos a las bebidas alcohólicas ni ninguna otra cosa que le cause tropiezo a su ministerio. “Ni ambicioso de bienes materiales” No son deshonestos en el uso del dinero, no tratan de obtener provecho del dinero que administran para Dios. Su motivación para servir no es el dinero. “Que mantengan el ministerio de la fe con limpia conciencia” Deben tratar de ser sanos en su doctrina y en conducta cotidiana. Son personas correctas en lo que dicen, pero también con corazón puro. Esto requiere que se preocupen en crecer y capacitarse para ejercer un ministerio saludable. “Estos también” se refiere a los diáconos, y nos da a entender que también los obispos mencionados en 1 Ti. 3: 1-7, debían ser seleccionados y probados. “sean probados primeros” Es decir, sometidos a prueba, observados con el fin de determinar quiénes son los calificados por su doctrina sana, su carácter y su trabajo. No deben ser elegidos por su popularidad, su disposición voluntariosa o porque no hay mas nadie. “y entonces sirvan como diáconos, siendo irreprochables” Si son irreprensibles y no han dado motivos para que los acusen de nada, entonces, pueden servir como diáconos. “De igual manera las mujeres” se conecta las cualidades de los diáconos con las de las diaconisas (Cf. Ro. 16: 1) “Sean serias” Se comportan de una manera digna y respetuosa. Su vida cotidiana honra a Dios. “No calumniadoras” No diabólicas como dice el original griego. No acusadoras, no hablan mal de los demás. El ministerio de servicio exige muchas veces recorrer las casas de los miembros de la iglesia. Es posible que se enteren de muchas cosas, pero están llamadas a controlar su lengua. “sobrias” Libres de excesos físicos, mentales, emocionales y espirituales. Tiene dominio propio. “fieles en todo” Leales a Dios. Dignas de confianza en todo. “Los diáconos sean maridos de una sola mujer” Son fieles a una sola mujer. Respetan la promesa de amarse y cuidarse para toda la vida. “que cuiden bien a sus hijos” Gobiernan sobre sus hijos, los educan, los protegen, les proveen para sus necesidades, los corrigen y disciplinan conforme a los principios de la Palabra de Dios. “y sus propias casas” Los diáconos tienen un servicio equilibrado entre su propia familia y el ministerio. La familia es prioridad para la vida del diácono. “Porque los que hagan bien su trabajo como diáconos se ganan una buena posición y mucha confianza en la fe que es en Cristo Jesús (paráfrasis). El buen servicio del diácono será honrado con una mayor confianza y respeto. “…para que sepas cómo hay que comportarse en la casa de Dios” (v.15) Selección de los diáconos: Los requisitos antes mencionados exigen que las personas que sirvan en la diaconía pasen por un proceso de selección, prueba y de capacitación. Los pastores y la congregación misma deberán observar la vida de los creyentes para ver su carácter su crecimiento y descubrir los dones y habilidades que han recibido de Dios. Jesús en las bienaventuranzas nos describió el carácter esencial de aquellos que pertenecemos a su reino (Mt. 5: 1-11). Ellos deberían: 1. Manifestar una dependencia absoluta de Dios (3). Reconocen su completa insuficiencia espiritual, condición que los impulsa a depender solo de la misericordia de Dios. 2. Ser sensibles ante el sufrimiento que le rodea (4) Se identifican y asumen un compromiso concreto con el sufrimiento humano. 3. Reflejar una actitud y conducta mansa (5) Son humildes, dóciles, serenos, pacientes antes otros. 4. Revelar intensa necesidad de justicia (6) Tienen un deseo vehemente, fervoroso porque la justicia divina impere en la vida de sus semejantes. 5. Ser compasivo (7) Es perdonador, paciente y benigno con los demás, especialmente, los inmaduros, sufridos y necesitados. 6. Poseer un corazón puro (8). Se conduce con pureza moral, es sincero de motivos y pensamientos. 7. Trabajar por la paz (9) Es un pacificador, no pacífico. Trabaja activamente por la paz, reconciliador, perdonador. 8. Sufrir constantemente por hacer lo correcto (10-12) Recibe constantemente oposición y la hostilidad de los demás, perseguido por la justicia y por Cristo. En conclusión las personas que sirven en la iglesia tendrán algunas características mínimas: El carácter íntegro. Reúne cualidades tales como sumisión a la autoridad, amabilidad, honestidad, responsabilidad, valores del reino. Espíritu de servicio. Tiene un corazón para servir a las necesidades de su comunidad. Actitud de humildad. Se humillan como lo hizo Jesús y esperan que sea Dios que los honre (Fil. 2: 5-11) La vida familiar. Tiene su hogar bien cuidado y sus hijos bajo sujeción. La reputación. Tiene la aceptación y respeto de la congregación y aún de los no creyentes. Capacitación. Debe ser un creyente que tiene conocimiento bíblico suficiente para servir a los demás con sabiduría bíblica. El ministerio de servicio en la iglesia: La salvación que operó el Espíritu Santo en cada creyente también nos capacitó para una vida de adoración y servicio a los propósitos de Dios. Todos podemos desempeñar funciones específicas de servicio en la vida de la iglesia. La iglesia es un agente de cambio en la comunidad donde reside. Como agente de transformación integral es una comunidad de servicio: 1. El discipulado es un camino de servicio. Cada discípulo que confiesa a Jesús como Señor asume su seguimiento como una forma de servicio responsable (Mr. 10: 45). Ama a Dios y también ama al prójimo (Mt. 22: 37-39). 2. Los dones son repartidos por el Espíritu Santo para el servicio de los demás (1 Co. 12: 7; 1 P. 4: 10-11) 3. El Nuevo Testamento afirma el sacerdocio de todos los creyentes. El sacerdocio no significa posiciones ni cargos, el sacerdocio significa que la naturaleza de la iglesia es ser una comunidad de servicio a los demás (1 P. 2: 9). Oportunidades de servicio: La iglesia debe sentir la urgencia de servir y ser sensible para descubrir todas las oportunidades que tiene en su comunidad para servir. El servicio es una demostración del interés de los cristianos por todas las necesidades de las personas. Las familias. Las familias que llegan a la iglesia y las del entorno presentan una diversidad de dificultades que requieren el apoyo y asistencia de la iglesia. Conflictos de parejas, violencia intrafamiliar, pobreza, enfermedad, divorcio y otras calamidades haces que esta sea un área de servicio prioritaria. La consejería. En la comunidad cristiana y fuera de ella abundan personas solteras, ancianas, divorciadas, jóvenes con conflictos de toda índole. Muchas de ellas presentan depresión, heridas del corazón, resentimientos, soledad, sentimientos de culpa, dolor, frustración, vicios, ira, inmoralidad y muchos males. La iglesia necesita ofrecer orientación y acompañamiento para que obtengan libertad de sus esclavitudes y logren desarrollar una vida victoriosa. Los estudiantes universitarios. Estos son un área de servicio necesaria. Los estudiantes que van a la universidad son sometidos a una serie de presiones académicas, espirituales, ideológicas que atentan contra su fe. Necesitan de apoyo que les permita responder a esas demandas. Ujieres. La vida de la iglesia necesita de personas que atiendan la entrada a los cultos, vigilantes del orden, del aseo, de la seguridad y de las buenas costumbres. Además se requieren personas que acomoden en sus asientos a los asistentes a las reuniones y se aseguren que ellos tienen las condiciones mínimas para que se cumplan los objetivos de cualquier actividad que realice la iglesia dentro y fuera del lugar de reunión. Los enfermos. Mostrar preocupación y cuidado por nuestros hermanos enfermos y por otras personas que sufren enfermedades y penurias es un servicio de sumo valor. Los discapacitados. Atender a los discapacitados físicos y mentales, darles aprecio y amor es una necesidad. Ellos deben encontrar un lugar entre los cristianos y recibir aceptación. Los adictos. Los adictos al alcohol, a las drogas, al juego y otras calamidades del presente son un campo fértil para la restauración de su dignidad y para la proclamación del evangelio. Los marginados de la sociedad. Ser requiere ayudarles a modificar su modo de pensar, orientarles sobre el trabajo, la forma de vida y apoyarlos en lo material cuando sea necesario es una oportunidad valiosa para servir como iglesia. Personas abandonadas. Existen niños, ancianos o vagabundos que sufren calamidades y necesitan del amor y atención de los cristianos. Presos. Las cárceles son un campo de misión para llevar el amor de Dios, dar apoyo legal, discipulado y también una oportunidad de influir en la vida de la familia del preso. Obreros del altar. La comunidad requiere de servidores para servir en la vida de la iglesia. Personas que dirijan el tiempo de la ofrendas, hagan lecturas bíblicas, ayuden en la ministración del bautismo y la cena del Señor, que ayuden en los funerales, presentación de niños y bodas, manejen equipos, oren por las necesidades de la gente, etc. Personas apartadas de la iglesia. Hay personas inmaduras o maltratadas que dejan la comunión de la iglesia y necesitan ser buscadas para brindarles restauración y apoyo. Ancianos. Necesitan los ancianos de compañía, de cuidados especiales y de orientación para enfrentar la soledad, enfermedad y la muerte. La disciplina. Algunos creyentes van a caer en pecado o se apartarán de la verdad tras falsas doctrinas, y necesitarán de personas que los ayuden a apartarse de las malas conductas y para fortalecer su fe de modo que vivan vidas cristianas victoriosas. Los extranjeros. Son personas que son afectados por el cambio cultural, separación familiar o discriminación. Son una oportunidad de servicio ayudándoles en su proceso de adaptación e integración a la vida de la sociedad e iglesia. Cuidado de niños. Los niños de hoy viven en un contexto social muy complejo y que atenta a su pleno desarrollo. Ocuparse en atenderlos integralmente y darle el cuidado y amor necesario es un hermoso servicio a Cristo. La ciudadanía. El gobierno y las distintas organizaciones de la sociedad con frecuencia cometen actos injustos o se apartan de principios morales universales. Urge con frecuencia la educación y organización de los ciudadanos para defender sus derechos o para proponer opciones distintas. La política. La vida política de la nación se ha caracterizado por la corrupción y por la presencia de personas que carecen de los valores fundamentales de la verdad y de la justicia. Este es un campo que requiere de mayor presencia de cristianos que vivan los valores del reino de Dios. Apoyo de instituciones sociales no relacionadas con la iglesia. La comunidad tiene una diversidad de expresiones valiosas que defienden la dignidad humana, atacan la pobreza y defienden los derechos ciudadanos. La creación. La tala indiscriminada de árboles, la contaminación del agua y del aire en una tragedia en la vida moderna. Urge de personas que trabajen por concientizar y cuidar la creación de Dios. Bibliografía: Kurt Aland, Matthew Black, Carlo Martini, Bruce Metzger, Allen Wikgren. The Greek New Testament. Tercera edición. Sociedades Bíblicas Unidas. Olivia Kroeger. Díaconía. Trabajo presentado en cumplimiento del programa de exégesis del NT II: (1 Tim). Seminario Concordia. Humberto Pérez. El ministerio de la Diaconía. Editorial UNILIT, 1997 William Pinson. Practiquemos el Evangelio. Casa Bautista de Publicaciones, 1976. John Stott. El discípulo Radical. Ediciones Certeza, 2012. Pr. Aner González anergonzalez@gmail.com 30 de enero de 2013