Indice analítico Elasticidad y módulo de Young 52 Objetos flotantes 56 Péndulos 59 Agua en un tubo en U 61 Oscilaciones por torsión 62 «E l muelle de aire» 65 Oscilaciones de muelles cuya masa es grande 69 Amortiguamiento de las oscilaciones libres 72 Efectos que produce un amortiguamiento muy grande P R O B L E M A S 80 V ib r a c io n e s fo r z a d a s y re so n a n cia • Oscilador no amortiguado con impulsión armónica 90 El método del exponente complejo en el caso dé oscilaciones forzadas 94 Oscilaciones forzadas con amortiguamiento 96 Influencia de la variación del término resistivo 102 Fenómenos transitorios 104 Potencia absorbida por un oscilador impulsado 111 Ejemplos de resonancia 116 Resonancia eléctrica 117 Resonancia óptica 120 Resonancia nuclear 123 Resonancia magnética nuclear 125 Osciladores anarmónicos 127 PROBLEMAS 128 O scila d o re s a c o p la d o s y m o d o s n o rm a le s D os péndulos acoplados 139 Consideraciones de simetría 141 Superposición de modos normales 142 Otros empleos de osciladores acoplados 146 Frecuencias normales: método analítico general Vibración forzada y resonancia para dos osciladores acoplados 151 N osciladores acoplados 156 Cálculo de modos normales para N osciladores acoplados 158 Propiedades de los modos normales para N osciladores acoplados 161 Osciladores longitudinales 166 N muy grande 168 M odos normales de una red cristalina PROBLEMAS 174 172 148 índice analítico 6 M o d o s n o rm a le s de sistem a s c o n tin u o s . A n á lisis d e F u rier XI 183 Vibraciones libres de cuerdas alargadas 184 Superposición de modos sobre una cuerda 189 Vibración armónica forzada de una cuerda tensa 191 Vibraciones longitudinales de una varilla 193 * Vibraciones de columnas de aire 197 ' Elasticidad de un gas 199 ~ Espectro completo de modos normales 202 M odos normales de un sistema bidimensional 205 M odos normales de un sistema tridimensional 215 Análisis de Fourier 214 Análisis de Fourier en acción 216 M odos normales y funciones ortogonales 221 P R O B L E M A S 222 7 O ndas p ro g re siv a s ¿Q u é es una onda? 221 M odos normales y ondas en movimiento 228 Ondas progresivas en una dirección 255 Velocidades de las ondas en medios específicos Superposición 240 * Pulsos de ondas 242 227 256 Movimiento de pulsos de onda de forma constante Superposición de pulsos de ondas 257 * Dispersión: Velocidad de fase y de grupo 259 El fenómeno de corte 265 La energía de una onda mecánica 267 Transporte de energía mediante una onda 271 Flujo de cantidad de movimiento y presión de radiación mecánica 275 Ondas en dos y tres dimensiones 274 P R O B LE M AS 276 8 251 E fe cto s d e b id o s a lo s lím ite s e in te rfe r e n c ia s Reflexión de pulsos de ondas 285 Impedancia: Terminaciones no reflectoras 295 Ondas longitudinales en contraposición con las ondas transversales: Polarización 297 Ondas en dos dimensiones 298 Principios de Huygens-Fresnel 500 Reflexión y refracción de ondas planas 505 Efectos Doppler y fenómenos relacionados 308 285 X II índice analítico Interferencias producidas por una doble rendija Interferencias por rendijas múltiples (redes de difracción) 320 Difracción por una sola rendija 324 Diafragmas de interferencias de sistemas de rendijas reales 331 P R O BLE M AS 335 Bibliografía 341 Soluciones a los problemas 348 índice alfabético 353 314 Vibraciones y ondas Éstos son los fe n ó m e n o s d e los m u elles y cu erp os elá sticos, los cu a les, h asta a h o ra , que yo sepa,, n ad ie ha red u cid o a reglas, de m od o que tod os los in te n to s para ex p lica r la razón d e su fu erza y ela sticid a d en g en era l, h an sid o t o ­ ta lm en te in su ficien tes. robert hooke, D e P o ten tia R e s titu tiv a (1678) 1 Movimientos periódicos las v ib r a c io n e s u oscilaciones de los sistemas mecánicos constituyen uno de los campos de estudio más importantes de toda la física. Virtualmente todo sistema posee una capacidad de vibración y la mayoría de los sistemas pueden vibrar libremente de muchas maneras diferentes. En general, las vibraciones naturales predominantes de objetos pequeños suelen ser rápidas, mientras que las de objetos más grandes suelen ser lentas. Las alas de un mosquito, por ejemplo, vibran centenares de veces por segundo y producen una nota audible. La Tierra completa, después de haber sido sacudida por un terrem oto, puede continuar vibrando a un ritmo de una oscilación por hora aproximadamente. El mismo cuerpo humano es un fabuloso recipiente de fenóm enos vibratorios; com o se ha escrito: 1 Después de to d o , nuestros cora zon es laten, nuestros pulm ones oscilan, tiritam os cuan do tenem os frío, a veces roncam os, pod em os oír y hablar gracias a que vibran nuestros tím panos y laringes. Las ondas luminosas que nos perm iten ver son ocasionadas por vibraciones. N os m ovem os porque hacem os oscilar las piernas. Ni siquiera pod rem os decir correcta­ mente “ v ib ra ción ” sin que oscile la punta de nuestra lengua... Incluso los átom os que com p on en nuestro cu erp o vibran. La característica com ún de todos estos fenóm enos es su periodicidad. Existe un esquema de m ovim iento o desplazamiento que se repite una y otra 1 Según R. E. D. Bishop, en Vibration, Cambridge University Press, N. Y. 1965. Una descripción general viva y fascinante de las vibraciones con referencia especial a los pro­ blemas técnicos. 3 4 Movimientos periódicos vez. Este esquema puede ser sencillo o com plicado. La figura 1-1 muestra un ejemplo de los dos casos — el ciclo más bien com plicado de variaciones de presión dentro del corazón de un gato y la curva sinusoida casi pura de las vibraciones de un diapasón. En ambos casos el eje horizontal representa el avan­ ce continuo del tiempo y puede identificarse la duración del tiem po, el período T , dentro del cual se realiza un ciclo com pleto de vibración. Fig. 1-1. (a) Variaciones de presión dentro del corazón de un gato. (Según Straub en el libro de E. H. Starling, Elem ents o f H um an P h ysiology, Churchill, London, 1907.) (b) Vibraciones de un diapasón. En este libro estudiaremos cierto número de aspectos de los m ovim ientos periódicos, y con estas bases discutiremos los fenómenos de ondas progresi­ vas que están estrechamente ligadas. Empezaremos con una breve descripción puramente cinemática de las vibraciones. Después pasaremos a analizar algu­ nas de las propiedades dinámicas de los sistemas en v ib ra ción , aquellas ca­ racterísticas dinámicas que nos permiten considerar el m ovim iento vibratorio com o un problema físico real y no sólo com o un ejercicio matemático. V IB R A C IO N E S S IN U S O ID A L E S Concentraremos preferentemente nuestra atención sobre las vibraciones si­ nusoidales del tipo indicado en la figura 1-1 (b). Para ello podem os dar dos razones — una física y otra matemática, ambas básicas para nuestro objetivo. Vibraciones sinusoidales 5 ,La razón física consiste en que realmente se presentan vibraciones puramente sinusoidales en una gran variedad de sistemas mecánicos, por fuerzas restauradoras siendo originadas que son proporcionales a los desplazamientos res­ pecto al equilibrio. Este tipo de m ovim iento es posible casi siempre si el des­ plazamiento es suficientemente pequeño. Si, por ejemplo, tenemos un cuerpo sujeto a un muelle, la fuerza ejercida sobre el mismo cuando el desplazamien­ to respecto al equilibrio es x puede describirse en la forma F(x) = ~ ( k i x + k 2x 2 + k 3x 3 + •* •) donde klf k2, k3, etc., son una serie de constantes, y siempre podrem os encon­ trar un margen de valores de x dentro del cual sea despreciable la suma de términos correspondientes a x2, x d, etc., de acuerdo con cierto criterio previo (por ejemplo, hasta 1 parte en 10s o 1 parte en 106) en com paración con el término — kxx 9 a no ser que el mismo k^ sea nulo. Si el cuerpo tiene masa m y la masa del muelle es despreciable, la ecuación del m ovim iento del cuerpo se reduce entonces a d2x - / n — = - k ix A - d t que, com o puede comprobarse fácilmente, queda satisfecha por una ecuación de la forma x = A sen (wí + ?0) (1-1) en donde w = (fci/m)1/2. Esta breve discusión nos servirá para recordar que la vibración sinusoidal — m ovim iento arm ónico simple— es una posibilidad muy a tener en cuenta en las vibraciones pequeñas, pero también para que no ol­ videmos que es sólo una aproxim ación (aunque quizá muy buena) del m ovi­ miento real. La segunda razón — matemática— de la profunda importancia de las vi­ braciones sinusoidales puras se debe a un fam oso teorema propuesto por el matemático francés }. B. Fourier en 1807. De acuerdo con el teorema de Fourier, cualquier perturbación que se repita regularmente con un período T puede formarse mediante (o es analizable en) un conjunto de vibraciones si­ nusoidales de períodos T, T¡2, T ¡3, etc., con amplitudes seleccionadas de m odo adecuado, es decir mediante una serie formada "por (para utilizar una terminología musical) una frecuencia fundamental, y todos sus armónicos. In­ sistiremos en este punto más adelante, pero llamamos ahora la atención sobre 6 Movimientos periódicos este teorema para que quede claro que no limitamos el objetivo o posibilidad de aplicación de nuestro estudio al concentrarnos en el m ovim iento arm ónico simple. Por el contrario, una total familiaridad con las vibraciones sinusoidales nos abrirá la puerta a todos los problemas imaginables en que intervengan fenóm enos periódicos. D E S C R IP C IÓ N D EL M OVIM IENTO A R M Ó N IC O SIM P LE Un m ovim iento del tipo descrito en la ecuación (1-1), m ovim iento arm ónico simple (M A S ),1 se representa en un gráfico x — t de la form a indicada en la figura 1-2. Destaquemos las características más importantes de esta perturba­ ción sinusoidal: x Fig. 1-2. 1. M ovim iento arm ónico simple de período T y amplitud A . Está confinada dentro de los límites x = + A . La magnitud positiva A se denomina amplitud del movimiento. 2. El m ovim iento tiene un período T igual al tiempo transcurrido entre dos máximos sucesivos o más generalmente entre dos m om entos sucesivos en que se repitan tanto el desplazamiento x com o la velocidad dx¡dtt Dada la ecuación básica (1-1), x = A sen (wt + <pQ ) 1 Emplearemos con frecuencia esta abreviatura. Descripción del movimiento armónico simple 7 el período debe corresponder a un aumento de 2n en el argumento de la fun­ ción sinusoidal. A sí pues, se tiene cc(t + T) + (po = (o)t + <po) + de aquí que ( 1- 2) La situación en t = 0 (o en cualquier otro instante señalado) queda com ple­ tamente especificada si se establecen los valores de x y dx/dt en dicho m o­ mento. En el instante particular t = 0, llamaremos a estas magnitudes x 0 y v0, respectivamente. Entonces se tienen las identidades siguientes: x 0 = A sen <p0 v0 = wA eos Si se sabe que el m ovim iento viene descrito por una ecuación de la forma (1-1), pueden utilizarse estas dos relaciones para calcular la amplitud A y el ángulo (p0 (ángulo de fase inicial del m ovim iento): E1 valor de la frecuencia angular o> del m ovim iento se supone con ocid o por otros medios. vLa ecuación (1-1) tal y com o se ha escrito define una variación sinusoidal de x con t para todos los valores de t, considerada com o una variable puramen­ te matemática, o sea de — x> a + <x>. C om o todas las vibraciones reales tienen un principio y un final, no puede ser descrita solo por la ecuación (1-1) aunque sea sinusoidal pura mientras dure. Si, por ejemplo, se iniciase un m ovimiento armónico simple en t = tx y se parase en í = t2, su descripción completa en términos matemáticos exigiría un total de tres ecu a cion es: — oo < t < t 1 2 t2 < t < se x = 0 x = A sen (wt -f <p0) x = 0 Esta limitación de la validez de la ecuación (1-1) com o descripción completa de una vibración armónica simple real deberá recordarse siempre. N o es una sutileza matemática. A juicio de un criterio físico estricto, una vibración 8 Movimientos periódicos no resulta ser efectivamente sinusoidal pura, a no ser que continúe un gran número de períodos. Por ejemplo, si el oíd o pudiese recibir un ciclo com pleto del sonido producido por un diapasón, vibrando com o en la figura 1-1 (b), la impresión aural no sería en absoluto la de un tono puro con la frecuencia característica del diapasón, sino más bien una discordancia de to n o s .1 Sería prematuro, y en cierto m odo sin interés, estudiar el fenóm eno con más detalle en este punto; el problema afecta de nuevo al análisis de Fourier. Lo que importa en este m om ento es darse cuenta de que las vibraciones armónicas simples de un sistema físico real deben continuar durante largo tiempo, de­ ben representar lo que suele denominarse un estado estacionario de vibra­ ción, para que la ecuación (1-1) pueda utilizarse por sí misma com o una descripción adecuada de las mismas. R EP R ESEN TA CIÓ N M EDIAN TE UN V E C T O R R O TA TO RIO Uno de los procedimientos más útiles para describir el m ovim iento armónico simple se obtiene considerándolo com o la proyección de un m ovim iento circu­ lar uniforme. Imaginemos, por ejemplo, que se hace girar un disco de radio A alrededor de un eje vertical con una velocidad de o> rad/seg. Supóngase que se sujeta un taquito al borde del disco y que un haz horizontal de luz para­ lela proyecta la sombra del taco sobre una pantalla vertical, com o se indica en la figura 1-3 (a). Entonces esta sombra realiza un m ovim iento armónico simple con período 2?r/w y amplitud A a lo largo de una recta horizontal en la pantalla. De m odo más abstracto, podem os imaginar el M A S com o la proyección geo­ métrica de un movimiento circular uniforme. (Por proyección geom étrica en­ tendemos simplemente el proceso de trazar una perpendicular a una recta dada desde la posición instantánea del punto P.) En la figura 1-3 (b) se indica cóm o puede proyectarse el extremo del vector rotatorio O P sobre un diá­ metro de la circunferencia. En particular escogemos el eje horizontal Ox com o recta base sobre la cual tiene lugar la oscilación real. La posición instan­ tánea del punto P se define entonces mediante la longitud constante A y el 1 La complejidad del sonido puede probarse de m odo más convincente utilizando un analizador automático de ondas, pues se sabe que lo que oímos no es una réplica exacta de la onda sonora incidente — el oído produce distorsiones. Véase, por ejemplo, M. A. Van Bergeijk, J. R. Pierce y E. A . David, Waves and the Ear, Doubleday (Anchor Book), Nueva York, 1960. Representación mediante un vector rotatorio 9 (a) Haz de luz paralela (b) M ovim iento arm ónico simple com o p royección en su propio plano de un m ovim iento circular uniforme. Fig. 1-3. ángulo variable 6. Coincidirá con el convenio normal de las coordenadas p o­ lares si escogemos el sentido contrario a las agujas del reloj com o positivo; el valor' real de 6 puede escribirse entonces 6 = co/ + a en donde a es el valor de 8 para t = 0. C om o se especificó anteriormente, el desplazamiento x del movimiento real viene dado por x = A eos 8 = A eos(c¿t + a) (1-3) 10 Movimientos periódicos A primera vista, esta ecuación es diferente de la que sirvió para describir el m ovim iento arm ónico simple, ecuación (1-1). Sin embargo, podem os fácil­ mente satisfacer la exigencia de que sean idénticas, porque para un ángulo 0 cualquiera se tiene eos 6 = sen (d + ^ La identidad de las ecuaciones (1-1) y (1-3) exige que A sen (wí + epo) = A eos (wí + a) es decir, sen (coi + 9o) = se n ^a>i + a + - Son iguales los senos de dos ángulos si éstos son iguales o difieren en un múltiplo entero de 2?r. Tom ando la posibilidad más sencilla, se puede escribir <po = a + - (1_4) La equivalencia de las ecuaciones (1-1) y (1-3) sometidas a las condiciones anteriores nos permiten describir cualquier vibración armónica simple igual­ mente bien en función de un seno o de un coseno. Sin embargo, en buena par­ te de nuestro análisis futuro, resulta más aconsejable utilizar la form a coseno, de m odo que pueda aprovecharse la descripción del desplazamiento com o la proyección de un vector en rotación uniforme sobre el eje de referencia del plano polar de coordenadas. El empleo de este m étodo en toda su riqueza reposa en algunas ideas matemáticas que consideraremos en las secciones si­ guientes. VECTO RES R O TA T O R IO S Y N Ú M ER O S C O M P LEJO S El em pleo de un m ovim iento circular uniforme com o fundamento puramente geom étrico para describir el M A S tiene más importancia de lo Este m ovim iento circular, que parece. una vez establecido, define el M A S de amplitud A y frecuencia angular w sobre cualquier recta contenida en el plano del círculo. En particular, si imaginamos un eje y perpendicular al eje físico real O x del Vectores rotatorios y números complejos 11 movimiento real, el vector rotatorio OP nos define, además de la verdadera oscilación sobre el eje x , otra oscilación ortogonal sobre el eje y, de m odo que X = A COS ( w f - f a) (1-5) y = A sen (W 4- a) y aunque este m ovim iento sobre el eje y no tenga existencia real, podem os pro­ ceder com o si nos ocupásem os del m ovim iento de un punto en dos dimen­ siones, según describen las ecuaciones (1-5), con tal que al final aislemos sólo el componente x, ya que únicamente este resultado es el que posee significado físico en el m ovim iento así descrito. y Fig. 1-4. R epresentaciones cartesianas y polares de un v ecto r rotatorio. Existe un m odo carente de ambigüedad para establecer y mantener la diferencia existente entre las com ponentes físicamente reales y no reales del movimiento. Supóngase que un vector OP (fig. 1-4) tiene las coordenadas p o ­ lares (r, 0). Las com ponentes (x, y) rectangulares (cartesianas) vienen dadas, com o es natural, por las ecuaciones: x = r eos 6 y = r sen 6 El vector com pleto r puede expresarse entonces com o el vector suma de estos dos com ponentes ortogonales. Si preferimos emplear la notación acos­ tumbrada del análisis vectorial, utilicem os el vector unitario i para designar 12 Movimientos periódicos los desplazamientos a lo largo de x, y el vector unitario j para designar los desplazamientos a lo largo del eje y. Pondremos entonces r =* ix + ¡y Pero sin sacrificar ninguna información, se puede definir el vector median­ te la ecuación siguiente: r = x+ jy (1-6) T o d o lo que se requiere es un convenio inicial, mediante el cual se admita que la ecuación (1-6) encierra las siguientes consecuencias: 1. Un desplazamiento, com o x, sin ningún factor que lo califique, ha de realizarse en una dirección paralela al eje x. 2. El término j y ha de leerse com o una instrucción para hacer que el desplazamiento y sea en una dirección paralela al eje y . De hecho, suele ser costumbre prescindir del simbolismo vectorial introduciendo una magnitud z, que ha de entenderse com o el resultado de sumar jy o x , es decir, es idéntica a la definición de r. A sí pues, se tiene z = * + Jy (1-7) A m p lie m o s ahora la interpretación del sím bolo /, considerándolo c o m o una instrucción para realizar una rotación de 9 0 ° en sentido contrario a las agujas del reloj al desplazam iento que precede. Considerem os los siguientes ejemplos esp ecíficos: a. Para obtener la magnitud jb f se marca una distancia b sobre el eje x y luego se hace girar 90° de m odo que termine hacia arriba equivaliendo a un desplazamiento b a lo largo del eje y. b. Para formar la magnitud f b primero se obtiene jb, com o anteriormen­ te, y luego se le aplica otra rotación de 90° , com o es decir, identificamos j2b / ( / / > ) . Pero esto nos lleva a su vez a una identidad importante. Dos rotaciones sucesivas de 90° en el mismo sentido convierten al desplazamiento b (en el sentido positivo de x) en el desplazamiento — b. De aquí que poda­ mos escribir la identidad algebraica j2 - -1 ( 1- 8) Vectores rotatorios y números complejos 13 La magnitud / puede considerarse así, hablando algebraicamente, com o la raíz cuadrada de — 1. (Y — / e s otra raíz cuadrada que también satisface la ecua­ ción anterior.)1 (a) (bj (a) R epresentación de un vector en el plano multiplicación de z por j equivale a una rotación de 90°. Fig. c. 1-5. com plejo, (b ) La Supóngase que tom am os un vector z que tiene una com ponente x de longitud a y otra com ponente y de longitud b (fig. 1-5). ¿Q ué es j z l Se tiene z = a + jb j z - ja + j 2b = ja + (-b ) La suma de los dos nuevos vectores com ponentes del segundo miem bro de esta ecuación se indica en la figura 1-5 (b). ¡La receta es consistente! El vector resultante jz se obtiene a partir del vector original z aplicándole una rotación de 90°. Aunque el lector no haya estudiado previamente estos conceptos, se dará cuenta fácilmente de que estamos m oviéndonos en la línea divisoria (o más adecuadamente sobre un puente) entre la geometría y el álgebra. Si las mag­ nitudes a y b son números reales, com o hemos supuesto en el ejem plo c, en­ tonces la com binación z = a + jb es lo que se con oce com o núm ero com plejo. ' El empleo del símbolo j por sj — 1 ha surgido espontáneamente debido a nuestro enfoque cuasigeométrico. Sin embargo, se halla frecuentemente en textos de matemáticas el símbolo i. Los físicos e ingenieros tienden a preferir la notación j, y reservan el símbolo i para la corriente eléctrica , consideración importante, ya que las técnicas matemáticas desarro­ lladas aquí tienen una de sus aplicaciones más importantes en conexión con los problemas de circuitos eléctricos. 14 Movimientos periódicos Pero en térm inos geom étricos puede considerarse com o un desplazamiento so ­ bre cierto eje que form a un ángulo 6 con el eje x, de m od o que tg 6 = bja, co m o se ve claramente en la figura 1-5 (a). En esta representación de un vector p or un núm ero com plejo, tenem os un m od o autom ático de seleccionar la parte físicamente de interés para el estudio del m ovim iento arm ónico simple. Si, después de resolver un problem a de este tipo mediante com plejos, obtenem os una respuesta final de la form a z = a + jb, en donde a y b son núm eros reales, entonces es a la magnitud deseada y puede desecharse la b. Una magnitud de la form a jb sólo (siendo b real) se denom ina imaginaria pura. D esde el punto de vista de las matemáticas, este térm ino es quizá p o co afortunado, porque en la aplicación del con cep to de núm ero real a com plejo, un com ponente “ imaginario” com o jb está en igualdad de condiciones que un com ponente real com o a. Pero cuando se aplica al análisis de oscilaciones m onodim ensionales, esta term inología se ajusta perfectam ente, co m o ya hem os visto, a las partes físicamente reales y n o reales de un m ovim iento bidim ensional imaginado. IN T R O D U C C IÓ N A L EX P O N EN T E C O M P L E JO El estudio anterior puede parecer que no ha añadido gran cosa al análisis inicial. Pero ya estamos preparados para nuestro objetivo fundamental, que es la obtención de una función matemática hacia la que hem os dirigido este desarrollo. Dicha función es la exponencial com p leja , o para ser más co n ­ cretos, la función exponencial en el caso en que el exponente es el sentido matem ático m encionado al final de la última sección. La introducción de di­ cha función recom pensa ampliamente nuestros esfuerzos por la facilidad que supone en el m anejo de los problem as de oscilaciones. N o todos los beneficios de este m étodo se verán inmediatamente, sino que serán cada vez más eviden­ tes cuando profundicem os en el tema. E m pecem os considerando los desarrollos en serie de las funciones seno y cosen o: 63 sen 6 = 6 ------ — eos 0 = 1 O2 — v + 6>5 ••• e* + — --------- (1-9) (1-10) In troducción al exponente com p lejo 15 Si no son familiares estos desarrollos, pueden obtenerse fácilm ente en ayuda del teorema de T a y lo r .1 Formemos la siguiente co m b in a ció n : 92 eos 9 + j sen 9 = 1 + j9 . 2! 03 04 3! 4! (L -ll) Hemos visto que — 1 puede expresarse co m o f , de m od o que la ecuación an­ terior puede volverse a escribir del m od o sigu ien te: (i9 f eos 9 + j sen 9 = 1 + ]9 -\----- —— (i9 f + — z-r— + 3! 2! (i9)n + -^ -4 — + n\ ( 1 - 12 ) Sin embargo, el segundo m iem bro de esta ecuación tiene precisamente la forma del desarrollo de la función exponencial, haciendo a A sí pues, se puede el exponente escribir la identidad siguiente: eos 0 + 7 sen 9 = é 9 Este resultado es igual (1-13) muy im portante, hablando matemáticamente, porque propor­ ciona una conexión clara entre la geom etría plana (representada por las fu ncio­ nes trigonométricas) y el álgebra (representada por la función exponencial). Fig. 1-6. Interpretación geom étrica 1 Según el teorem a de T aylor, Por tanto, f(x) de la relación — /(O ) + xf'( 0 ) de + Euler, x^ — f " ( 0) + e iQ = eo s 0 + j sen 9- •* * 2* e* e* sen 0 = sen 0 + 0 eos 0 H-----------(— sen 0) + — 2! (eos 0) • • • 3! 0* eos 0 = eos 0 + 0(— sen 0) -1----------(— eos 0) -I 2! 0a (sen 0) • • • 3! 16 Movimientos periódicos R. P. Feynm an la consideraba “ com o joya asom brosa ... la fórm ula matemática más n otable” . 1 Fue establecida por Leonhard Euler en 1748. E xpongam os el carácter geom étrico del resultado. U tilizando los ejes “ real” e “ im aginario” O x y O y (fig. 1-6), dibujem os O A de longitud igual a eos y A P de longitud igual a sen 0. El vector suma de am bos es O P ; tiene evi­ dentem ente longitud unidad y form a el ángulo 0 con el eje x. C on mayor generalidad, la multiplicación de cualquier núm ero com p lejo z p or e i0 puede describirse, en términos geom étricos, co m o una rotación positiva de valor 0 del vector representado por z , sin ninguna alteración en su longitud. (E jer­ cicio : C om probarlo.) EM P LEO D EL EX PO N EN TE C O M P L E J O ¿P or qué constituye una contribu ción tan im portante al análisis de las vibra­ ciones la introducción de la ecuación (1-13)? La principal razón consiste en la propiedad especial de la función exponencial de volver a aparecer después de cada operación de derivación o integración, ya que los problem as en que estamos interesados son aquellos en los que intervienen desplazam ientos pe­ riódicos y las derivadas respecto al tiem po de los m ism os. Si, co m o suele ocurrir, la ecuación básica del m ovim iento contiene térm inos proporcionales a la velocidad y a la aceleración, lo m ism o que al propio desplazam iento, en­ tonces el em pleo de cada función trigonom étrica para describir el m ovim iento condu ce a una com plicada m ezcla de térm inos en seno y cosen o. Por e je m p lo : Si x = A cos(a)t + a) entonces dX = — a,A A sen /(¿oí* +. a) —-— dt a x dt¿ 2 , ✓ ^ = —o) A cos(atf + a) 1 R. P. Feynman, R. B. Leighton y M. L. Sands, Feynman Lectures on Physics, V ol. I, Addison-W esley, Reading, Mass., 1963. Empleo del exponente complejo 17 Por otra parte, si trabajam os con la com binación x + jy, viniendo dados x e y por las ecuaciones (1-5), se tiene: z = A eos (o)t + a) 4- /A sen (wí + a) es decir, z = A e }'(“ *+a) con x = parte real de z 1 Entonces dzZ U J — = jo )A e J0)Z dt ,2 d z diz / • \2 j j(ut+a) (JO)) A e = 2 —O) Z i-'* *4 \ (C) o) A (a) V ector desplazam iento z y su p ro y ecció n real x. ( b ) V ector v e ­ locidad dzjdt y su p ro y ecció n real dxjdt. (c) V ector aceleración d2z/dt2 y su proyección real d2xjd t2. Fig. 1-7. 1 Abreviatura frecuente: Re(z). 18 Movimientos periódicos Estos tres vectores se indican en la figura 1-7 (utilizando tres diagramas sepa­ rados, porque son magnitudes de tres clases físicam ente diferentes : despla­ zamiento, velocidad y aceleración). En cada caso se aprecia que la com p o­ nente de importancia física es la com ponente real del vector en cuestión y la relación entre fases se observa a simple vista (dado que cada factor j ha de entenderse com o un avance en el ángulo de fase de t t / 2). Éste es un ejem ­ plo muy sencillo, que no muestra realmente la potencia del m étodo, pero pronto verem os otras aplicaciones más interesantes. P R O B LEM A S 1-1 Consideremos un vector z definido por la ecuación z — zxz^ siendo zx = a + jb y z2 = c + jd. (a) Demostrar que la longitud de z es igual al producto de las longitudes de zx y z2. (b) Demostrar que el ángulo comprendido entre los ejes z y x es la suma de los ángulos que forman por separado zx y z2 con x. 1-2 Consideremos un vector z definido por la ecuación z = z j z i (z2^ 0), siendo zx = a + jb y z2 = c + jd. (a) Demostrar que la longitud de z es el cociente de las longitudes de zx y z2. (b) Demostrar que el ángulo comprendido entre los ejes z y x es la diferencia de los ángulos que forman separadamente zx y z2. 1-3) Demostrar que la multiplicación de cualquier número com plejo z por eí0 puede describirse, en términos geométricos, com o una rotación positiva en el ángulo 0 del vector representado por z sin alteración de su longitud. 1-4 (a) Si z = A ei0, deducir que dz = jzdO y explicar el significado de esta re­ lación en un diagrama vectorial. (b) Hallar los valores y direcciones de los vectores (2 4- js j3) y (2 — ;V 3 )2* 1-5 Para tomar las derivadas sucesivas de ejd respecto a 0, basta multiplicar por j: JAS Demostrar que esta propiedad sigue siendo válida si se utiliza la representación sinusoidal e iS = eos 0 + j sen 0. 1-6 Dada la relación de Euler ejQ = eos 0 4- ;'sen 0, hallar (a) La representación geométrica de Problemas (b) (c) 19 La representación exponencial de eos 9. La representación exponencial de sen 9. 1-7 (a) Justificar las fórmulas eos 6 = (eíe -I- e~^)¡2 y sen 6 = (ej0— e^ )/ 2 /, uti­ lizando los desarrollos en serie correspondientes. (b) Describir geométricamente las relaciones anteriores mediante diagramas vectoriales en el plano xy. 1-8 Utilizando las representaciones vectoriales de sen 0 y eos 0, comprobar las siguientes identidades trigonométricas: (a) sen2 0 + eos2 9 = 1. (b) eos2 9 — sen2 9 = eos 29. (c) 2 sen 9 eos 9 = sen 29. 1-9 ¿Se puede pagar 20 céntimos de un objeto valorado j 1 pesetas? (Recuérdese que eos 0* + j sen 9 = ei&.) por un matemático con 1-10 Comprobar que la ecuación diferencial (Py/dx2 = ■— ky tiene por solución y = A eos (kx) + B sen (kx) siendo A y B constantes arbitrarias. Demostrar también que esta solución puede escribirse en la forma y = C co$(kx + á) = C Re[e,’(h + “)] = Re[(Ce7'a)e,'*-r] y expresar C y a en función de A y B. 1-11 Una masa al extremo de un muelle oscila con una amplitud de 5 cm y una frecuencia de 1 Hz (ciclos por segundo). Para t = 0, la masa está en su posición de equilibrio (x = 0). (a) Hallar las ecuaciones posibles que describen la posición de la masa en función del tiempo, en la forma x = A eos (wí + a), dando los valores numéricos de A, w y a. (b) ¿Cuáles son los valores de x, dx/dt y d2x¡dt2 para t — 8/3 seg? £-12 Un punto se mueve en una circunferencia con una celeridad constante de 50 cm/seg. El período de una vuelta completa es 6 seg. Para t = 0 la rectaque va del punto al centro de la circunferencia forma un ángulo de 30° con el ejex. (a) Obtener la ecuación de la coordenada x del punto en función del tiempo, en la forma x = A eos (wí 4- a), conocidos los valores numéricos de A, u> y a. (b) Hallar los valores de x, dx/dt y d2x/dt2 para t = 2 seg. “ ...E sa o n d u la ción , libre d e to m a r cu a lq u ier ca m in o . M e a tr a e .” m i c h a e l b a r s l e y (1937), O n his Julia, w a lk in g (S e g ú n R o b e r t H errick ) 2 Superposición de movimientos • • VIBRACIONES S U P E R P U E S T A S EN U N A D IM EN SIÓ N EN muchos fenóm enos físicos interviene la aplicación simultánea de dos o más vibraciones armónicas sobre el m ism o sistema. En acústica se presentan ejem ­ plos de este tipo con gran frecuencia. La aguja de un fonógrafo, el diafragma de un m icroscopio o el tím pano se ven en general som etidos a una com bina­ ción complicada de estas vibraciones, dando com o resultado cierto despla­ zamiento resultante en función del tiem po. C onsiderem os algunos casos es­ pecíficos de este proceso de com binación, som etidos siempre a la siguiente hipótesis fundamental: La resultante d e d o s o m ás vibraciones arm ónicas e s sim p lem en te la suma -de las vibraciones aisladas. En el estudio presente trataremos este punto •Como un problema puramente matem ático. Sin embargo, al final se traduce en una cuestión fís ic a : ¿Es igual el desplazamiento produ cido por dos per­ turbaciones, actuando conjuntam ente, a la superposición directa de los despla^zamientos que se observan cuando ambas actúan separadamente? La respuesta ffl esta cuestión puede ser afirmativa o negativa según que el desplazamiento ¡sea o no estrictamente proporcional a la fuerza que lo produce. Si es válida :1a adición simple, el sistema se dice que es lineal, y la mayoría de nuestras ■discusiones se limitarán a estos sistemas. Sin embargo, com o acabamos de decir, por el m om ento nos lim itaremos al problem a puramente matemático de sumar dos (o más) desplazamientos, que son funciones sinusoidales del tiempo; la aplicación física de los resultados no se considerará ahora. 21 22 Superposición de movimientos S U P E R P O S IC IÓ N D E D O S V IB R A C IO N E S D E IG U A L F R E C U E N C IA Supóngase que tenem os dos M A S descritos por las ecuaciones siguientes: xx = A \ eos (coi + a i) X2 — A 2 cos(cct + tt2) Su com binación tiene entonces la forma siguiente: x — x i + X2 = cos(cct + a i) -f A 2 cos(a)t + a 2 ) (2-1) Es posible expresar este desplazamiento co m o una vibración arm ónica simple: x = A eos (cct + a) La descripción del M A S mediante el vector rotatorio proporciona un modo muy elegante de obtener este resultado geom étricam ente. En la figura 2-1 (a) sea OP1 el vector rotatorio de longitud A lf que form a el ángulo (wf + con el eje x en el instante t. Sea OPt el vector rotatorio de longitud A 2 con el ángulo (u)t -(- a2). Su suma es, por tanto, el vector OP definido por la ley del paralelogramo. C om o OPl y OP2 giran con la misma velocidad angular o>, puede considerarse que el paralelogram o OPiPP2 es una figura rígida que gira en bloque con esta misma velocidad. El vector OP puede obtenerse com o el vector suma de OPx y PXP (este últim o igual a OP2). C om o < N xOPx = (b) (a) Superposición de dos v ecto res rotatorios del m ism o período, (b) Triángulo vectorial para la con stru cción del v ecto r rotatorio resultante. Fig. 2-1. Superposición de dos vibraciones de igual frecuencia 23 tat + «i y < K P XP = ojí + a2, el ángulo form ado por OPj y PiP es precisa­ mente «2— ctj. Por tanto, resulta A 2 = A i 2 + A 2 2 + 2A \A 2 c o s (a 2 — « i ) El vector OP form a un ángulo [véase fig. 2-1 (b)] con el vector OPv talque A sen p = A 2 sen (a2— at) y la fase constante a de la vibración viene dada directam ente por a = a 1 + j3 El empleo del form alism o del exponente com plejo nos llevará muy rectamente a estos mismos resultados. Los vectores rotatorios OPx y di­ OP2 se describen mediante las ecuaciones siguientes: z 1 = A ie í(wf+“ ú Z2 = A2eKut+az) De aquí que la resultante venga dada por Z = zi + z2 = A ^ «"*+ “ 1) + A 2é?/Cwí+“2) Obsérvese la ventaja de utilizar la form a exponencial que nos perm ite se­ parar el factor com ún exp /‘(w£ -f ai) : 2 = ei(»t+al)[4 1 A 2e>(a2~ai)] (2-2) Recordando que e íe es precisamente la instrucción necesaria para aplicar una rotación positiva 0, vem os que la com binación de los térm inos entre co r­ chetes especifica que ha de sumarse un vector de longitud A 2 a otro de lon ­ gitud A lf existiendo entre am bos el ángulo (a2— af) y el primer factor exp [/ (íof + «i)J nos dice que el diagrama entero ha de girarse hasta la orien­ tación indicada en la figura 2-1 (b). Si no nos aprovechásem os de estas téc­ nicas geométricas, la tarea de com binar los dos térm inos separados de la ecuación (2-1) sería fatigosa y m ucho m enos informativa. En general no pueden simplificarse los valores de A y a correspondientes a la perturbación resultante, pero conviene señalar el caso especial en que son iguales las amplitudes que se com binan. Si llamamos 8 a la diferencia de fase (a2— a j entre ambas vibraciones, a partir de la geometría del triángulo 24 Superposición de movimientos vectorial de la figura 2-1 (b) se puede obtener, por simple inspección, los resultados siguientes: A = 2A\ eos /3 = 2A\ eos (0 (2-3) Se obtiene una com binación muy parecida a este tipo si se hacen funcionar dos altavoces idénticos por el m ism o generador de señales sinusoidales y las vibraciones sonoras se recogen con un m icrófon o en un punto bastante ale­ jado, com o se indica en la figura 2-2. Si el m icrófon o se mueve sobre la recta OB, la diferencia de fase b aumenta constantem ente desde un valor ini­ cial cero en el punto O. Si la longitud de onda del sonido es m ucho más corta que la distancia que separa los altavoces, puede observarse que la am­ plitud resultante se hace cero en varios puntos entre O y B y se eleva hasta su valor m áxim o posible de 2 A X en otros puntos interm edios entre los ceros. (En el capítulo 8 estudiarem os con más detalle estos casos.) B Micrófono Si xl ■ ■ ■ ■ Fig. 2-2. Montaje para detectar la diferencia de fase en función de la posición del micrófono en la superposición de señales procedentes de dos altavoces. S U P E R P O S IC IÓ N D IF E R E N T E S ; D E V IB R A C IO N E S D E F R E C U E N C IA S P U L S A C IO N E S Imaginemos que tenem os dos vibraciones de amplitudes diferentes A i, A 2j y de frecuencias también diferentes <au w2. Evidentemente, en contraste con Superposición de vibraciones de frecuencias diferentes; pulsaciones el ejemploprecedente, la diferencia de fase entre las vibraciones está 25 cam ­ biando continuamente. La especificación de alguna ‘diferencia de fase inicial no nula carece de significado apreciable en este caso. Para simplificar el as­ pecto matemático supongamos, por tanto, que ambas vibraciones tienen una fase inicial cero, y, por ello, pueden escribirse del m od o siguiente: x i = A i eos coit X2 En un = A 2 CO S C02Í instante arbitrario cualquiera el desplazam iento com binado será entonces com o el indicado en la figura 2-3 (<9X). Evidentem ente la longitud OP del vector com binado debe estar com prendida siempre entre la suma y la diferencia de A i y A 2; el valor del propio desplazam iento O X puede estar comprendido entre pero y A j + A 2. P í i i Fig. 2-3. Superposición de vectores rotatorios de períodos diferentes, A menos que exista alguna relación simple entre ^ miento resultante será una función com plicada y w2, el desplaza­ del tiem po, quizá sin que llegue a repetirse nunca. La con d ición precisa para obtener una periodicidad en el movimiento com binado existan dos números enteros ^ es que sean conm ensurables, es decir, que y n2 tales que T = n \T \ — n 2T 2 (2-4) Superposición de vibraciones de frecuencias diferentes; pulsaciones 25 el ejemplo precedente, la diferencia de fase entre las vibraciones está cam ­ biando continuamente. La especificación de alguna *diferencia de fase inicial no nula carece de significado apreciable en este caso. Para simplificar el as­ pecto matemático supongamos, por tanto, que ambas vibraciones tienen una fase inicial cero, y, por ello, pueden escribirse del m od o siguiente: x i = A i e o s 0)11 X2 = A% COS (j)2t En un instante arbitrario cualquiera el desplazam iento com binado será entonces com o el indicado en la figura 2-3 ( 0 X ) . Evidentem ente la longitud OP del vector com binado debe estar com prendida siempre entre la suma y la diferencia de A i y A 2; el valor del propio desplazam iento O X puede estar comprendido entre cero y A i + A 2. Fig. 2-3. Superposición de vectores rotatorios de períodos diferentes. A menos que exista alguna relación simple entre ^ miento resultante será una función com plicada y w2, el desplaza­ del tiem po, quizá sin que llegue a repetirse nunca. La con d ición precisa para obtener una periodicidad en el movimiento com binado es que sean conm ensurables, es decir, que existan dos números enteros nx y n2 tales que T = n \T i = «2^2 (2-4) 26 Superposición de movimientos El período del m ovim iento com binado es entonces el valor de T obtenido com o decíam os anteriormente pero utilizando los valores enteros más pe­ queños de nj y n% que satisfagan dicha rela ción .1 ------------------------------- ' r --------------- ----------------------------------- >. ■*- 'T y 2 w ^ 450/seg 100/seg 50/seg 0,01 0,02 t, seg Fig. 2-4. Superposición de dos sinusoides de períodos conmensurables (Ti — 1¡450 seg, T% = 1/100 seg). (Fotografía de fon Rosenfeld, Education Research Center, M.I.T.) Aunque los períodos o frecuencias sean expresables com o un cociente de dos enteros bastante pequeños, el aspecto general del m ovim iento no suel ser sencillo. La figura 2-4 muestra la com posición de dos vibraciones sinusoí 1 Por ejemplo, si el cociente «i/w* fuese irracional (com o »J2) y no existiera ningi momento, por largo que se considerase el tiempo, en que se repitiese la figura anterior fot mada por el desplazamiento. Superposición de vibraciones de frecuencias diferentes; pulsaciones 27 dales de 450 y 100 H z ,’ respectivamente. El período de repetición es 0,02 seg, como puede deducirse de la con dición mi n2 450 100 que exige que nx = 9 y n2 = 2, de acuerdo con la ecuación (2-4). En aquellos casos en que se form a una vibración a partir de otras dos de períodos conm ensurables, el aspecto de la resultante puede depender marcadamente de la fase inicial relativa de las vibraciones que se combinan. Este efecto se ilustra en las figuras 2-5 (a) y (b), en las que se han com binado I I i 400/seg 600/seg (a) t 400/seg 600/seg (b) I i I í I -0 Fig. 2-5. Superposición de dos sinusoides conmesurables de frecuencias 400 seg-1 y 600 s e g -1, cuyos máximos coinciden para t = 0. (b) Superposición de las mismas sinusoides si sus ceros coinciden cuando t — 0. (Fotografía de Jon Rosenfeld, Education Research Center, M.l.T.) 28 Superposición de movimientos de la manera indicada dos vibraciones con valores dados de la amplitud y frecuencia. A m b os casos difieren sólo en la relación de fases. Es interesante indicar que si las dos fuesen vibraciones de aire incidiendo sobre el tímpano, los efectos auditivos de ambas com binaciones serían casi indistinguibles. Pa­ rece ser que el oíd o hum ano es casi insensible a la fase en la m ezcla de vi­ braciones arm ón icas; las amplitudes y frecuencias dominan la situación, aunque pueden producirse efectos auditivos notablem ente diferentes si la di­ ferencia de fase condu ce a unas form as de onda drásticamente diferentes, com o puede ocurrir si se com binan con una relación de fase determinada muchas vibraciones en lugar de dos solamente. Si dos M A S tienen frecuencias m uy parecidas, la perturbación com bina­ da presenta lo que se denomina pulsación o batido. Este fenóm eno puede describirse com o aquel en que la vibración com binada es básicamente una perturbación con una frecuencia igual a la media de las dos frecuencias que se com binan, pero po , pero con una amplitud que varía periódicam ente con el tiem­ de m od o que un ciclo de esta variación incluye m uchos ciclos de la vibración básica. El efecto de la pulsación se analiza más fácilm ente si consideram os la suma de dos M A S de igual am plitud: x i — A eos coit X2 = A COS C02Í Entonces por adición se tie n e 1 /coi — C02 \ /coi + C02 \ x = 2A eos ( — - ----- 1 ) eos ( — ---- 1 ) i Puede ser conveniente recordar los siguientes resultados de trigonom etría: eos (8 + <p) = eos 0 eos <p — sen 0 sen <p eos (0 — cp) = eos 0 eos cp + sen 0 sen cp Por lo tanto, eos (0 + + eos (0 — <p) = 2 eos e eos <p En esta identidad, sea 6 + cp = a y 0 — <p — p. Entonces COS a + 2 COS j8 = En nuestro caso, basta poner « = w,f y 3 (a + 0\ COS I — - — = co2í. J COS (2-5} Superposición de vibraciones de frecuencias diferentes; pulsaciones 29 Evidentemente, esta suma, com o resultado puramente matem ático, puede rea­ lizarse para cualquier valor de ^ y o>2. Pero su descripción com o una pulsa­ ción sólo tiene significado físico si |wj— ■w2[ es decir, si en un número apreciable de ciclos, la vibración se aproxim a a la sinusoidal con amplitud constante y con frecuencia angular + <d2)/2. La figura 2-6 desarrolla gráficamente el resultado de com binar dos vibra­ ciones con una relación de frecuencia de 7 :6 . Ésta es quizá la mayor rela­ ción que puede tenerse si aún querem os referirnos a la com binación com o un batido. Puede verse que el desplazamiento com binado puede ajustarse dentro de una envolvente definida por el par de ecuaciones , -t ^ / W1 - £02 A x = ± 2 A eos I ----- 1J (2-6) ^ P e río d o de la pulsación^- 700/seg 600/seg Fig. 2-6. Superposición de sinusoides de frecuencias sem ejantes (600 seg~ l y 700 s e g -1) co n o b je to de o b ten er pulsaciones. (Fotografía de Jon R osenfeld, Education R esearch C enter, M .I.T.) porque el factor eos (ojj + w2) f /2 , rápidamente oscilante de la ecuación siempre está com prendido entre los límites ción (2-6) describe una m odulación ( 2 - 5 ) , es decir, ± 1 y la ecua­ relativamente lenta de la amplitud de esta oscilación. Si nos referim os a la figura 2-6, se ve que el tiem po trans­ currido entre ceros sucesivos de la perturbación m oduladora es un sem ipe­ ríodo del factor m odulador com o describe la ecuación (2-6), es decir, un tiempo igual a 2n,/(|o>1— w2|). Esto tiene co m o consecuencia que la frecuencia de la pulsación, según se percibe con el oído, por ejem plo, con dos diapa- 30 Superposición de movimientos sones , es sim plem ente la diferencia de sus frecuencias individuales y no su mitad, co m o podría sugerir una primera impresión de la ecuación (2-5). Así pues, considerando un caso específico, si están vibrando juntos dos dia­ pasones a 255 y 257 vibraciones por segundo, su efecto com binado será el de la mitad del total de vibraciones (256 vibraciones por segundo) pasando por un m áxim o de intensidad dos veces cada segundo. S U P E R P O S IC IÓ N D E M U C H A S V IB R A C IO N E S D E LA M ISM A F R E C U E N C IA 1 Los m étodos que acabamos de describir pueden ampliarse fácilm ente a un número arbitrariamente grande de vibraciones que se com binan. El caso ge­ neral no tiene gran importancia, pero existe un caso particular que es de gran interés y tiene mucha aplicación. Es aquel caso en que se tiene una superposición de varios M A S , todos con la misma frecuencia y amplitud y con una diferencia de fase constante entre cada dos de ellos. Este problema tiene particular importancia para el análisis de los efectos de interferencias con focos múltiples en óptica y en otros procesos ondulatorios. Este fenóm eno está representado en la figura 2-7. Supongamos que exis­ ten N vibraciones com binándose con amplitud A 0 y una diferencia de fase entre dos sucesivas dada por el ángulo 6. A dm itam os que la primera vibra­ ción viene descrita, para mayor sencillez, por la ecuación x — Ao eos cct La perturbación resultante vendrá dada por la ecuación X = A cos(cof + a) j \ C om o indica geométricamente la figura 2-7, los vectores form an los lados: sucesivos de un polígono regular (incom pleto). Un polígono com o éste puede: considerarse inscrito en una circunferencia de radio R y con centro C. Todos los vértices (com o, por ejemplo, los puntos K y L) caen sobre la circunferen­ cia y el ángulo subtendido en C por cada am plitud aislada A 0 (por ejemplo, KL) es igual al ángulo h entre vectores adyacentes. De aquí que el ángulo i Esta sección puede omitirse sin pérdida de la continuidad. Superposición de muchas vibraciones de la misma frecuencia Superposición de varios v ecto res rotatorios del m ism o p eríod o y di­ ferencias de fase con increm en to constante. Fig. 2-7. total OCP, subtendido en C p or el vector resultante A , sea igual a N&. Por tanto, se pueden escribir las siguientes ecuaciones geom étrica s: A = 2R sen (NS/2) A 0 = 2R sen (<5/2) Y en consecuencia, A = A, sen (NS/2) sen (á/2) (2-7) Además, para el ángulo a form ado por la resultante A y el primer vector componente, se tiene a = Z.COB - Z.COP 32 Superposición de movimientos Por consiguiente, ( N - 1)5 ( 2- 8) De aquí que la vibración resultante a lo largo del eje x venga descrita po; la ecuación sigu ien te: ü)t + sen (8/2) ( N — 1)5 CT-9) Esta ecuación es básica para el análisis del com portam iento de una red de difracción, que actúa precisamente co m o un dispositivo que obtiene de un solo haz de luz un núm ero muy grande de perturbaciones iguales con iguales diferencias de fase. C O M B IN A C IÓ N DE D O S V IB R A C IO N E S P E R P E N D IC U L A R E S T o d o lo que hem os visto hasta ahora se refería a m ovim ientos arm ónicos so­ bre una sola dimensión, aunque para su análisis hayamos introducido el útil concepto de vector rotatorio en un plano, de m od o que la proyección del vector sobre una determinada dirección representaría el m ovim iento real, Estudiaremos ahora el problem a esencialm ente d iferen te de com binar dos vi­ braciones armónicas reales que tienen lugar sobre direcciones perpendicula­ res, de m od o que el m ovim iento real resultante es un m ovim iento verdade­ ramente bidimensional. Este problem a tiene un considerable interés físico; y su estudio aquí es adecuado porque su análisis se apoya en las mismas téc-j nicas utilizadas anteriormente en este capítulo. El tipo de m ovim iento que vam os a considerar puede ampliarse fácilm ente a oscilaciones tridimensiona­ les, cuya posibilidad debem os, en general, adm itir, com o, por ejem plo, en el caso de un átom o ligado elásticamente dentro de la estructura esencial-, mente tridimensional de una red cristalina. Supongamos ahora, por tanto, que un punto sufre simultáneamente los si­ guientes desplazam ientos: x = A i cos(coit + a i ) y = A Este m ovim iento puede 2 ( 2 - 10) COS(ü>21 + OL2) conseguirse mediante una doble aplicación de la técnica del vector rotatorio, según se explica en la figura 2-8. Empecemos dibujando dos circunferencias de radios A x y A z, respectivamente. La prime-' Combinación de dos vibraciones perpendiculares 33 y Representación geométrica de la superposición de vibraciones armó­ nicas simples y perpendiculares. Fig. 2-8. ra se utiliza para definir el desplazamiento x del punto Plf CxX. La segunda se emplea para definir el desplazamiento y del punto P2, C2Y. Am bos des­ plazamientos describen conjuntamente la posición instantánea del punto P respecto a un origen O que está situado en el centro de un rectángulo de la­ dos 2Ai y 2A2. Una propiedad resalta inmediatamente. Cualquiera que sea la relación entre las frecuencias y las fases de los movimientos que se combinan, el m o­ vimiento del punto P está siempre confinado dentro del rectángulo, y además los lados de este rectángulo son tangentes a la trayectoria en todos los puntos de contacto con la misma! Apenas puede decirse algo más que esto, sin especificar algo más concreto sobre las frecuencias y las fases, excepto un co ­ mentario general sobre lo que ocurre si no son comensurables y w2. En 1 Excepto, quizás, en el caso en que el movimiento resultante pasa por las esquinas del rectángulo, en cuyo caso las condiciones geométricas en las mismas no están claramente deñnidas. FR E N C H 11-3 Superposición de movimientos 34 tal caso, la posición de P nunca volverá a repetirse y la trayectoria, si con­ tinuase durante tiem po suficiente, tendería, desde un punto de vista físico aunque n o estrictamente m atem ático, a llenar la totalidad del interior del rectángulo límite. Los ejem plos más interesantes de estos m ovim ientos com binados son aquellos en los que las frecuencias están en cierta relación numérica sencilla y la diferencia de fases iniciales es alguna fracción simple de 2 tt. Se tiene en­ tonces un m ovim iento que form a una curva cerrada de dos dim ensiones, con un período que es el m ínim o com ún m últiplo de los períodos aislados. El problem a se estudia más fácilmente sobre ejem plos específicos, com o vere­ m os en seguida. M O V IM IEN T O S P E R P E N D IC U L A R E S D E F R E C U E N C IA S IG U A L E S M ediante una selección adecuada de lo que considerarem os t = 0, podemos escribir las vibraciones com binadas de la form a sencilla siguiente: x = A x eos (¿t y = A 2 cos(cof + S) siendo ó la diferencia de fase inicial (y en este caso, la diferencia de fase en cualquier m om ento) entre am bos m ovim ientos. Particularizando aún más los valores de S podem os obtener rápidamente un cuadro cualitativo de todos los m ovim ientos posibles en el caso de que sean iguales las frecuencias que se co m b in a n : a. 3 = 0. En este caso, x — A \ eos a)t y = A 2 eos tct Por lo tanto, El m ovim iento es rectilíneo y tiene lugar sobre una diagonal del rec­ tángulo de m od o que x e y tienen siempre el m ism o signo, bien positivo o negativo. Este m ovim iento puede representar lo que en óptica se denomina vibración polarizada linealmente. b. 3 = sr/2. Tenem os ahora X = A i COS o)t y = A 2 eos (W + 7t/2) = — A 2 sen a>t Movimientos perpendiculares de frecuencias iguales 35 Se obtiene fácilm ente la form a de la trayectoria haciendo uso de la ex­ presión sen2 wf 4- eos3 o>í = 1. Esto quiere decir que A\* + A22 que es la ecuación de una elipse cuyos ejes principales coinciden con los ejes x e y. Obsérvese, sin em bargo, que las ecuaciones nos expresan algo más. Es­ tamos estudiando cinem ática, no geometría, y la elipse se describe en un sentido definido. Cuando t empieza a crecer desde cero, x empieza a dism i­ nuir desde su m áxim o valor positivo e y empieza inmediatamente a ser ne­ gativo partiendo desde cero. Esto significa que la trayectoria elíptica tiene lugar en sentido de las agujas d el reloj. c. d = ir. Se tiene ahora x = A i eos cot y = A 2 eos (cot + 7r) = — A 2 eos cot Por lo tanto, Este movimiento es com o el del caso a, pero se produ ce sobre la otra dia­ gonal del rectángulo. d. <5 = 3?r/2. Entonces resulta x = Ai eos cot Tenemos una elipse co m o en el caso b, pero el m ovim iento es ahora en sentido contrario al de las agujas del reloj. e. ¿ = 7T¡4. Obsérvese que hem os vuelto aquí al caso de una diferencia de fase entre 0 y tt/2, es decir, intermedia entre los casos a y b. Es un caso menos evidente que los acabados de ver, y nos lleva a la construcción gráfi­ ca de la figura 2-8. En la figura 2-9 se muestra ■la aplicación del m étodo a este particular. Las posiciones de los puntos P x y P2 sobre las dos circun­ ferencias de referencia se han indicado en cierto núm ero de instantes sepa­ rados por un octavo p eríod o (es decir, tt/4w). Los puntos se numeran co n ­ secutivamente, em pezando con t — 0, cuando C XPX (véase fig. 2-8) es paralelo 36 Superposición de movimientos Superposición de vibraciones armónicas sim ples perpendiculares con diferencia de fase inicial de rr¡4. Fig. 2-9. al eje x y C2P2 form a el ángulo <5, es decir, 45°, m edido desde el eje y positi­ vo en sentido antihorario. Las proyecciones de estas dos posiciones corres­ pondientes de ? i y P2 nos da una serie de puntos de intersección, co m o se ven en la figura 2-9, que representan las posiciones instantáneas del punto íj cuando se mueve dentro del rectángulo. El lugar geom étrico definido por: estos puntos es una elipse con ejes inclinados, descrita en sen tid o horario. La ecuación analítica de esta elipse puede hallarse, si se quiere, eliminando* t de las ecuaciones que definen x e y : x — Ai eos toí ^ y — A 2eos (wt + 7t/4) = — — eos toí — ^ sen coi V2 C on ayuda de este últim o ejem plo, podem os ver c ó m o se desarrolla el diagrama de este m ovim iento com binado cuando imaginamos que la dife- Movimientos perpendiculares de frecuencias iguales! -3 7 renda de fase ó aumenta de cero a 2tt. Partiendo del m ovim iento diagofcil lineal para <5 = 0, el m ovim iento se transforma en elíptico en sentido horario, llegando a tener una anchura máxima cuando S — t t / 2 , y luego se va cerrando hasta que para ó = tt pasam os por una secuencia semejante de m ovim iento elíptico (de sentido contrario ahora), hasta que para 6 = 2tt volvam os a una situación que no se diferencia en nada de la correspondiente a <5 = 0. Esta secuencia de m ovim ientos se ilustra en la figura 2-10. 37t/2 2ir Fig 2-10. Superposición de dos movimientos armónicos simples perpendicula­ res de la misma frecuencia para diversas diferencias de fase iniciales. En todos estos problem as se puede construir el m ovim iento resultante muy fácilmente mediante el m étodo gráfico. C om o en el últim o ejem plo, el procedimiento consiste en señalar sobre la circunferencia de referencia una serie de puntos correspondientes a sucesivos increm entos de tiem po iguales, y en particular a subm últiplos convenientes del período, com o octavos, doceavos o dieciseisavos. Una vez familiarizados con el proceso en cuestión, se puede hacer un diagrama más com pacto tom ando el rectángulo límite y con s­ truyendo solamente una sem icircunferencia sobre dos lados consecutivos.'P ara • aclarar esto, tom em os de nuevo el caso en que ^ = w2, <5 = ~/4. D ividiendo las circunferencias de referencia en subm últiplos pares de 2x, siempre hay dos puntos sobre la circunferencia que al proyectarse dan el m ism o valor del desplazamiento. A sí pues, dibujando una sola sem icircunferencia, se puede obtenex tanta inform ación com o con la circunferencia com pleta, sólo que ha­ 38 Superposición de movimientos brá que considerar dos veces la mayoría de los puntos, com o se indica en la figura 2-11. Una vez num erados los puntos sobre la circunferencia de acuerdo con la secuencia tem poral correcta se obtienen exactamente, igual que antes, las intersecciones que definen las coordenadas del m ovim iento real. (Para evitar confusiones en esta versión condensada del diagrama hem os utilizado letras en lugar de núm eros para identificar dichas intersecciones, a — 1, b — 2, etc.) Aunque los instantes escogidos no correspondiesen a subm últiplos pares del período total (o ni siquiera a subm últiplos iguales) todavía podríam os in­ dicar sobre la semicircunferencia la secuencia correcta de puntos correspon­ dientes a una vuelta com pleta alrededor de la circunferencia de referencia. 8 Fig. 2-11, diculares. h Construcción abreviada para la superposición de vibraciones perpen­ Basta imaginar que la circunferencia se ha plegado sobre su diám etro prin­ cipal, es decir, sobre el diám etro paralelo al com ponente del m ovim iento que esta circunferencia describe. Pero resulta más simple emparejar los puntos que acabam os de indicar. M O V IM IEN T O S P E R P E N D IC U L A R E S CO N D IF E R E N T E S ; F IG U R A S F R E C U E N C IA S D E L IS S A JO U S Es un ejercicio sencillo y bastante entretenido ampliar el análisis anterior a moviifflentos con frecuencias diferentes. Daremos algunos ejem plos para ilus­ trar la clase de resultados obtenidos. Movimientos perpendiculares con frecuencias diferentes Fig. 2-12. 39 Construcción de una figura de Lissajous. En la figura 2-12 se ve la construcción que puede hacerse si w2 = 2 ^ y S = jt/4. Hemos escogido dividir la circunferencia de referencia para el m ovi­ miento de frecuencia w2 en och o intervalos de tiem po iguales, es decir, en arcos que subtienden 45°. Durante un ciclo com pleto de w2, se recorre m e­ dio ciclo solamente de <ou y los puntos situados sobre las circunferencias de referencia se marcan de acuerdo con ello, teniendo en cuenta la diferencia de fase inicial de 45°. Para obtener un período com pleto del m ovim iento co m ­ binado es necesario, c o m o es lógico, que se verifique un ciclo com pleto de « i ; esto exige que, después de alcanzar el punto m arcado “ 9” , volvam os a repetir las etapas a lo largo de la sem icircunferencia inferior y pasemos por segunda vez por tod os los puntos correspondientes a una vuelta completa alrededor de la circunferencia <o2. De este m od o term inam os con una trayec­ toria cerrada que se cruza a sí misma en un punto y que se repetiría inde­ finidamente. Esta curva se con oce con el nom bre de figura de Lissajous, en honor de J. A . Lissajous (1822-1880), que hizo un am plio estudio de estos movimientos. Si se introduce una ligera dism inución de la amplitud con el tiempo el diagrama resulta aún más sorprendente. En la figura 2-13 se muestra un conjunto de figuras de Lissajous con w2 = iniciales distintas. pero co n diferencias de fase 40 Superposición de movimientos a>2 — 2oj, g= 0 Fig. 2-13. iniciales. 8 = tt/4 8 =r tt/2 8 = 37t/4 8= 77- Figuras de Lissajous para w2 = 2<»i co n diversas diferencias de fase Cuando se pasa a una relación de frecuencias aún más com plicadas, las curvas resultantes son cada vez más variables, y en la figura 2-14 se dan al- : gunos ejemplos. Estas figuras se generan fácilm ente si se tiene un control ¡ flexible sobre las frecuencias, amplitudes y fases si se aplican tensiones si- j nusoidales diferentes a las placas deflectoras x e y de un osciloscop io do.' rayos catódicos. Excepto en aquellos casos en que la figura de Lissajous pasa por el vértice exacto del rectángulo límite, puede hallarse la relación de las frecuencias que se com binan mediante inspección de la m ism a; viene dada ■ p or el cociente entre el núm ero de puntos de tangencia que la figura tiene con j dos lados adyacentes de la figura. El lector puede buscar la justificación teó- ' rica de este resultado y com probar su exactitud en las diversas curvas de la figura 2-14. C O M P A R A C IÓ N EN TR E L A S U P E R P O S IC IÓ N D E M O V IM IEN T O S P A R A L E L O S Y P E R P E N D IC U L A R E S Resulta quizás instructivo hacer una com paración directa entre la superposi­ ción de dos vibraciones armónicas sobre la misma recta y la superposición ortogonal de las mismas que origina las figuras de Lissajous. H em os procu­ rado representar esta relación en la figura 2-15 para el caso sencillo de dos vibraciones de frecuencias y amplitudes iguales. La figura muestra dos vibra­ ciones sinusoidales com binadas para diversas diferencias de fase entre cero y 7T. Las dos curvas inferiores de cada grupo muestran el desplazamiento ori­ ginal individual en form a de desviaciones en sentido y en un osciloscop io de doble haz con una base de tiem po lineal. Encim a de este par de curvas se obtiene la sinusoide que resulta de la suma directa de estas dos desviacio­ nes y . Finalmente, se muestran las figuras de Lissajous obtenidas suprimiendo Comparación entre la superposición de movimientos paralelos y perpendiculares 41 Fig. 2-14. Figuras de Lissajous: diversas razones de frecuencia con distintas ■diferencias de fase. (Según J. H. Poynting, J. J. Thomson y W. S. Tucker, Sound, Griffin, London, 1949.) la base de tiem po del osciloscop io y aplicando las dos señales sinusoidales primarias a las placas x e y. Superposición de movimientos 8= 0 5 = tt/ 4 8 = tt/2 (a) (b) (C) ■8= 3ni 4 8 —TT (d) (e) Fig. 2-15. Comparación de los resultados de sumar dos vibraciones armóni cas (a) sobre la misma recta; (b) perpendiculares formando figuras de Lissa jous. (Fotografías de fon Rosenfeld, Education Research Center, M.I.T.) Problemas Si las d o s señ ales p rim a ria s v ien en dadas por A e o s wt y 43 A e o s (wt + ó) se tienen los resu lta d os s ig u ie n te s : Superposición paralela y i = A eos on y 2 — A eos (cot + y = y\ + y2 = [Obsérvese la su ave d is m in u c ió n 5) eos ^ «t + | d e a m p litu d p r o p o r c io n a l a e o s (á /2 ) cu a n ­ do ¿ aum enta de c e r o a tt.] Superposición perpendicular x = A e o s co/ y = E lim inando la d e p e n d e n cia A e o s (oo/ + e x p lícita con 5) el tie m p o , se tien e x2 — 2 x y e o s <5 + z/2 = A 2 sen2 5 que define una elipse q u e d eg en e ra en una re cta para 6 = - /2 , c o m o se ve en las fotografías. PROBLEMAS 2-7 2-2 Escribir las expresiones siguientes en la form a z = R e [A e Jíwí+a)] (a) z = sen wt + eos wí. (b) z = eos (u)t — 7t/3) — eos wt. (c) z = 2 sen wí + 3 eos mt. (d) z = sen wt — 2 eos (wt — ni4) + eos wt. Una partícula está som etida sim ultáneam ente a tres m ovim ien tos arm ónicos simples de la m isma frecu en cia y en d ire cció n x. Si las am plitudes son 0,25, 0,20 y 0,15 mm, respectivam ente, y la diferencia de fase entre el prim ero y segundo es 45°, y entre el segundo y tercero es 3 0 °, hallar la am plitud del desplazam iento resultante y su fase relativa resp ecto al prim er com p on en te (de am plitud 0,25 m m). 2-3 Dos vibraciones sobre la m isma recta vienen descritas p or las ecuaciones y\ = A eos 107i7 y 2 = A eos 127i7 44 Superposición de movimientos Hallar el período de batido y dibujar un esquema cuidadoso de la perturbación resultante durante un período de la pulsación. 2-4 Hallar la frecuencia del movimiento combinado en cada una de las siguien­ tes vibraciones: (a) sen (2nt — V 2 ') + eos (27tí). (b) sen (12n-í) + eos (13 ttí — 7r/4). (c) sen (3í) — eos (nt). 2-5 Dos vibraciones perpendiculares vienen descritas por las ecuaciones x = 10cos(57rt) y = 10 cos(10irí + tt/3) Construir la figura de Lissajous del movimiento combinado. 2-6 Construir las figuras de Lissajous de los movimientos siguientes: (a) x = eos 2wt, (b) x = eos 2wt, (c) x = eos 2u)t, y = sen 2oít. y = eos (2wf — W4). y = eos <of. Es to ta lm e n te e v id e n te q u e la R eg la o L e y d e la N a tu ra le­ za d e tod os los cu e rp o s e lá s tic o s e x p r e s a q u e la fu e r z a que tie n d e a resta u ra rles a su p o s ic ió n n a tu ra l es s ie m p r e p r o ­ p orcion a l a la d ista n cia o e sp a cio de d o n d e s e h a d esp la ­ za d o, b ien p o r e n r a r e c im ie n to , o s ea , p o r s ep a ra c ió n e n ­ tr e sí de sus d iversa s p a rtes , o b ie n p o r c o n d e n s a c ió n , es d ecir, p or a cu m u la ció n d e las m ism a s a ce r c á n d o s e m u tu a ­ m en te. Y e s to es o b serv a b le, n o só lo e n los cu erp o s qu e a ctú a n c o m o m u elles sin o e n cu a lq u ier o tr o , sea m eta l, m ad era, p ied ra , tie rr a cocid a , p elo , c u e r n o , sed a , h u eso, ten d o n es , vid rio, e tc . En cad a ca so h a y q u e estu d ia r las fig u ra s p a rticu la res de los cu e rp o s d efo r m a d o s y los m o ­ dos v e n ta jo s o s o d e s v e n ta jo s o s d e d e fo r m a c ió n . robert hooke, D e P o te n tia R e s titu tiv a (1678) 3 Vibraciones libres de los sistemas físicos AL h a c e r l a a f i r m a c i ó n que acabam os de citar sobre las propiedades elásticas de los objetos, R obert H ook e más bien sim plificó en exceso la situación. Las fuerzas restauradoras de cualquier sistema físico son sólo aproxim adam ente fun­ ciones lineales del desplazamiento, co m o se indicó al principio del capítulo 1. Sin embargo, es notable que una gran diversidad de deform aciones de los sis­ temas físicos, entre los que podem os incluir alargamientos, acortam ientos, fle­ xión y torsión (o com binaciones de los m ism os) dan com o resultado fuerzas restauradoras proporcionales al desplazamiento y por ello originan vibracio­ nes armónicas simples (o una superposición de vibraciones armónicas). En este capítulo considerarem os cierto núm ero de ejem plos de estos movimientos, resaltando particularmente el m od o en que pueden relacionarse las caracte­ rísticas cinemáticas del m ovim iento con las propiedades que pueden calcularse normalmente mediante medidas estáticas. Em pezarem os con un detenido exa­ men de un sistema que constituye un p rototipo para m uchos problemas de oscilaciones ; una masa que sufre oscilaciones m onodim ensionales sometida a una fuerza restauradora del tipo postulado por H ooke. Probablemente bue­ na parte del estudio de la sección siguiente será familiar, pero es importante estar seguro de ello antes de pasar adelante. PROBLEM A B Á S IC O M A S A -M U E LL E En nuestra primera referencia a este tipo de sistemas dada en el capítulo 1, considerábamos que estaba com puesto por un solo objeto de masa m sujeto a un muelle [fig. 3-1 (a)] o a otro dispositivo equivalente, por ejemplo, un 47 Vibraciones libres de los sistemas físicos 48 Fig. 3-1. (a) (b) (a) Sistema masa-muelle, (b) Sistema masa-alambre. alambre delgado [fig. 3-1 (b)], que proporciona una fuerza restauradora igual al p rodu cto de cierta constante k por el desplazamiento respecto al equilibrio. Esto sirve para identificar, en función de un sistema de un tipo particular­ mente sencillo, las dos características que son esenciales en el establecimiento de m ovim ientos oscilantes: 1. Una com ponente inercial, capaz de transportar energía cinética. 2. Una com ponente elástica, capaz de almacenar energía potencial elástica. A dm itiendo que la ley de H ooke es válida, se obtiene una energía poten­ cial proporcional al cuadrado del desplazamiento del cuerpo respecto al equi­ librio. A dm itiendo que toda la inercia del sistema está localizada en la masa al final del muelle, se obtiene una energía cinética que es precisamente igual a Im v 2, siendo v la velocidad del objeto. D ebe señalarse que ambas hipótesis son particularizaciones de las condiciones generales 1 y 2 y que habrá muchos sistemas oscilantes en que no se apliquen estas condiciones especiales. Sin embargo, si un sistema puede considerarse com puesto efectivam ente por una masa concentrada al final de un muelle lineal (“ linear' se refiere a su propiedad elástica y no a su form a geométrica), entonces podem os escribir su ecuación del m ovim iento mediante uno de estos dos p roced im ien tos: 1. M ediante la ley de N ew ton (F = má), — k x = ma 2. Por conservación de la energía mecánica total (£ ), %mv2 + \ k x 2 = E Resolución de la ecuación del oscilador armónico 49 La segunda expresión es, naturalmente, el resultado de integrar la primera respecto al desplazamiento x, pero ambas son ecu acion es diferenciales del m o­ vimiento del sistema. Es im portante poder recon ocer la presencia de estas ecuaciones diferenciales siempre que surjan en el análisis de un sistema físico. En forma diferencial explícita pueden escribirse del m od o sigu ien te: d 2 2m ( ^ j + kx = 0 (3-1) + ik x 2 = E (3-2) Cuando se vea una ecuación análoga a éstas se puede llegar a la conclusión de que el desplazamiento x es una función del tiem po de la form a x = A cos(w¿ + a) (3-3) en donde w2 es el cociente (k/m) entre la constante k del muelle y la masa m. Esta solución seguirá siendo válida, dadas las ecuaciones (3-1) o (3-2), aunque el sistema no sea un ob jeto aislado sujeto a un muelle carente de masa. Ha de señalarse que en la ecuación (3-3) la constante w queda definida en todos los casos por los valores que posean m y k. La ecuación contiene otras dos constantes, la am plitud A y la fase inicial a , que proporcionan entre las dos una especificación com pleta del estado de m ovim iento del sistema para t ~ 0 (u otro tiem po señalado) en cualquier caso particular. El enunciado ini­ cial de la ley de N ew ton de la ecuación (3-1) no contiene constantes a deter­ minar. La ecuación (3-2), que suele denominarse “ integral primera” de la ecua­ ción (3-1), es matemáticamente intermedia entre las ecuaciones (3-1) y (3-3) y contiene una constante a determinar (la energía total E, que es igual a kA2¡2). La introducción de una constante más en cada etapa de integración de la ecuación diferencial original (ley de N ew ton) es siempre necesaria, aun­ que en algún caso particular la constante puede ser nula. Se puede imaginar este proceso com o el inverso de aquel que, mediante derivación, hace desapa­ recer un término constante. RESOLUCIÓN DE LA E C U A C IÓ N D E L O S C IL A D O R ARMÓNICO U TILIZ A N D O EX P O N EN T ES C O M P L E JO S Como m odelo para cálculos futuros, considerem os la ecuación diferencial bá­ sica, ecuación (3-1), y obtengam os la solución familiar dada en la ecuación (3-3), 50 Vibraciones libres de los sistemas físicos mediante el em pleo d d exponente com plejo. C om o en la solución no intervie­ nen de m od o esencial los valores aislados de k y m, sino sólo su cociente k¡m , em pecem os por volver a escribir la ecuación (3-1) de la form a más com­ pacta siguiente: ~ + ux = G (3-4) dt2 en la que se afirma que la com binación lineal de x y su segunda derivada respecto al tiem po es nula, o lo que es equivalente, que dlx¡dt 2 es múltiplo de x. Sabemos que la función exponencial tiene esta última propiedad; así pues, se puede escribir: X= (3-5) C ept en donde (para que la ecuación sea dimensionalmente correcta) se ha incluido un coeficiente que pt C con dim ensiones de una distancia y un coeficiente sea adimensional, es decir, p p de modo tiene dim ensiones de (tie m p o )'1. Susti­ tuyendo en la ecuación (3-4) resu lta : p 2C e pt + u ? C e pl = 0 que puede satisfacerse para cualquiera t y C, siempre que p 2 + go2 = 0 Por lo tanto, P = ± /c o (3-6) A m b os valores de p satisfacen la ecuación original. C om o no tenem os ninguna razón para eliminar alguno de ellos, hem os de aceptar am bos con su propio valor de C. A sí pues, la ecuación (3-5) se convierte en x = C íe + C2e - ^ t (3-7) Interpretem os la ecuación (3-7) en función de la descripción mediante un vector rotativo del M A S. El primer término de la derecha corresponde a un vector Cx que gira en sentido antihorario con velocidad angular w, y el se­ gundo a un v ector C2 que gira en sentido horario con la misma velocidad. Am­ bos se com binan para dar una oscilación armónica sobre el eje x, c o m o se ve en la figura 3-2 (a), si son iguales las longitudes de Cx y C 2. Pero C x y C 2í según aparecen en la ecuación (3-7), no tienen por qué ser reales. Puede satisfacerse la ecuación (3-7) igualmente bien si se hace girar Cx cierto ángulo a respecto .a la dirección definida p or t, con tal que se haga girar a C 2 un ángulo — a Resolución de la ecuación del oscilador armónico 51 (b) Fig. 3-2. (a) Superposición de soluciones complejas de la Ec. (3-4) con Ci = Ci. (b) Superposición de soluciones complejas de la Ec. (3-4) para án­ gulo de fase inicial distinto de cero . respecto a — y haciendo que ambos vectores sean de nuevo* Iguales, com o se ve en la figura 3-2 (b ).1 Esta condición menos restrictiva conduce entonces al resultado acostumbrado: x Cg—/(ttt+a) = 2 C cos(cot + a) = A cos(w/ + a) Las magnitudes C\ y C¿ de la ecuación (3-7), o A y a en la anterior, repre­ sentan igualmente bien las dos constantes de integración. que deben introdu­ cirse en el proceso de pasar de la ecuación diferencial de segundo orden (3-4)2 a la solución final que exprese x en función de t. El análisis anterior revela incidentalmente que puede producirse un m ovi­ miento armónico rectilíneo mediante la superposición de dos movimientos circulares reales iguales y opuestos, que es una clase de proceso inverso a la producción de una figura circular de Lissajous a partir de dos oscilaciones li­ neales perpendiculares iguales. (Am bos resultados tienen aplicaciones impor­ tantes en la descripción de la luz polarizada.) Habiendo llegado a la ecuación final, vemos que x puede describirse com o la parte real de un vector rotato­ rio correspondiente precisamente al primer término de la ecuación (3-7)3. Así 1 Ninguna otra relación conduce a una oscilación exclusiva a lo largo del eje x. Razonar sobre este punto. 2 El orden de una ecuación diferencial viene definido por la más alta derivada que aparece en la ecuación. 3 O el segundo término solo, si se prefiere. 52 Vibraciones libres de los sistemas físicos pues, en m uchos cálculos futuros admitiremos soluciones simples del tipo si­ guiente : x = parte Esta amplia real de z, en donde z = A e i<tát+aJ (3-8) discusión, otra vez repetida, del oscilador arm ónico simple, aunque considera sólo resultados muy familiares, puede ayudar a proporcionar una visión másclara del m odo tores rotatorios de funcionar de la descripción mediante vec­ del M A S y de la justificación de este m étodo. E L A S T IC ID A D Y M Ó D U LO D E Y O U N G Volvam os ahora a las propiedades de la materia que controlan la frecuencia de un sistema tipo masa-muelle. Si consideram os un muelle helicoidal real, el problema es com plicado. A l sujetar una carga a estos muelles, según se ve en la figura 3-3, se originan dos efectos diferentes, ninguno de los cuales es un proceso de alargamiento o deform ación simple. Si imaginamos un peso W suspendido de un punto situado sobre el eje vertical de un muelle, su efecto consiste en producir un par W R alrededor de los puntos situados sobre el eje aproximadamente horizontal del alambre que form a el muelle. Un efecto de esta a cción , el principal Fig. 3-3. en la mayoría de los m u elles, es Resorte de alambre con masa suspendida. provocar una Elasticidad y módulo de Young 53 torsión del alambre alrededor de su propio eje, y el descenso del peso es fun­ damentalmente consecuencia de esta torsión. Pero existe otro e fe c t o : Las es­ piras del muelle se apretarán o aflojarán ligeramente, de m od o que el muelle en su totalidad sufre una torsión alrededor del eje vertical. En este proceso interviene una flexión de las espiras, es decir, una variación de su curvatura.1 El resultado final es ciertam ente expresable com o una proporcionalidad (con constante k del muelle) entre la carga aplicada y la distancia que recorre la carga, pero para relacionar la elasticidad con las propiedades físicas básicas haremos bien en dejar de lado el muelle y pasar a problem as más directos. El alargamiento simple de una varilla o alambre proporcion a el caso más fácil de estudiar de todos. El com portam iento de este sistema en equilibrio estático puede describirse así: 1. Para un material determ inado form ado por unas varillas o alambres de una sección recta de área dada, el alargamiento AZ bajo la acción de una fuerza dada es proporcional a la longitud inicial Z0. El cociente adimensional A//?0 se denomina deform ación unitaria o sim plem ente deform ación. Este resultado puede expresarse también diciendo que en un experim ento estático con una varilla determinada, el desplazam iento de los diversos puntos a lo largo de un eje son proporcionales a sus distancias respecto al extrem o fijo, com o se ve en la figura 3-4 (a), ya que en este caso estático la fuerza AP aplicada en un extremo da lugar a una tracción de valor AP a lo largo de toda la varilla. lo r..i ( ! : tbj í i _2lo ................. ^ a/ 2A/ '3 3" A/ Ai -A P, (a) E xtensión uniform e longitudinal de una barra bajo condiciones estáticas, (b) Barras de d iferen tes seccion es A\ y A 2 bajo tensiones A P i y AP2. i Un muelle se apretará o ^flojará más o menos, según el material con que esté cons­ truido. Fig. 3-4. 54 Vibraciones libres de los sistemas físicos 2. Tam bién resulta que, en el caso de varillas de un material determinado, pero de secciones rectas con áreas diferentes, se obtiene la misma deformación (AZ//0) aplicando fuerzas proporcionales a dichas áreas, c o m o se ve en la figu­ ra 3-4 (b). El cociente AP/A se denomina tensión y tiene dim ensiones de fuer­ za por unidad de área, coincidentes con la de la presión. 3. Con tal que la deform ación sea m uy pequeña, m enor que un 0,1 % aproximadamente de la longitud normal lD, la relación entre la tensión y la deform ación es lineal, de acuerdo con la ley de H ooke. En este caso podemos escribir tensión ------------------- — deform ación A ^ = constante El valor de esta constante para cada material se denom ina m ódu lo de elas­ ticidad de Young (en h onor del m ism o Thom as Y oung, que constribuyó a la historia de la ciencia con sus experim entos de interferencias ó p tica s).1 Nor­ malmente se le representa por el sím bolo Y. Si llamamos dF a la fuerza ejer­ cida p or un alambre o varilla estirada o com prim ida sob re otro objeto, se puede escribir dF/A -Y d i¡l0 es decir, dF= - — lo di (3-9) Si llamamos x al alargamiento y F a la fuerza, este resultado puede escribirse también así: F = - (3-10) lo que corresponde entonces a la extrapolación norm al de la fuerza restauradora debida a la deform ación de un cuerpo elástico e identifica la constante k del muelle, en este caso a AY/l0. En la tabla 3-1 se relacionan los valores aproxim ados del m ódulo de Y ou ng de algunos materiales sólidos conocidos. Tam bién se muestran los valores aproxim ados de la carga de rotura, expresada com o la tensión a que suele rom per el material. Obsérvese que el m ódulo de Young representa una tensión correspondiente a un alargam iento del 100 %, condición a que nunca se llega en la deform ación real de una muestra. El fallo o rotura se produce cuando la tensión es m enor que este valor en dos o tres órdenes de magnitud, es decir, para valores de la deform ación entre 0,1 y 1 % N o es posible obtener, estirando un alambre o varilla, un cambio i También aportó importantes conocim ientos para lograr el primer desciframiento de los jeroglíficos egipcios de la famosa Rosetta Stone. Elasticidad y módulo de Young 55 relativo de longitud tan grande c o m o el que se obtiene fácilm ente en el caso de un muelle helicoidal. PROPIEDADES A TRA CCIÓ N DE C IER T O S M A TERIA LES Material M ódulo de Young, IV/m2 X X X X X 1010 1010 1010 1010 11 2 5 4 10 00 o i-H 20 6 12 9 6 ofH O rH A cero Aluminio Cobre Latón Vidrio Carga de rotura, N/m2 X X 108 X 10* X X 108 H-i oQO TABLA 3-1: Si se cuelga un cuerpo de masa m del extrem o de un alambre, el período de las oscilaciones de m uy pequeña amplitud viene dado por T = 2* \ h r £ (3 -iD como puede verse a partir de la ley de la fuerza, ecuación (3-10). Considérese, por ejemplo, una masa de 1 kg colgada de un alambre de acero de 1 m de longitud y 1 m m de diám etro. Se tiene 2 A = ífL « 0,8 X 10~6 m2 A 4 Por tanto, k = ~ lo « 1,6 X 105 N /m — « 1,6 X 10 2 sec Por consiguiente, o sea Se ve fácilm ente que este alambre se com porta com o un muelle muy rígido, y las oscilaciones, además de ser de frecuencia muy elevada, deben tener una amplitud muy pequeña, solam ente una pequeña fracción de un m ilím etro en un alambre de 1 m , si n o debe sobrepasarse la carga de rotura del ma­ terial. El resultado expresado en la ecuación (3-11) puede volverse a escribir de un modo físicam ente más claro si incluim os el aum ento de longitud h que se 56 Vibraciones libres de los sistemas físicos produce en equilibrio está tico cuando se cuelga primeramente el cuerpo de masa m del alambre. Según la ecuación (3-10), se tiene A Y i, Por tanto, mlp __ h A Y~g De aquí que, mediante la ecuación (3-11), se tenga (3-12) A sí pues, el período es el m ism o que el de un péndulo simple de longitud h. Esto constituye un m odo muy directo de calcular el período basándose en una medida simple del alargamiento estático sin necesidad d e un con ocim ien to de­ tallado de las características del alambre o del valor de la masa suspendida. La probabilidad elástica m acroscópica que describe el m ódulo de Young debe ser analizable, co m o es lógico, en función de las interacciones micros­ cópicas entre los átom os del material. Evidentemente, si la longitud total de un alambre aumenta en el 1 % , esto significa que los espaciados interatómicos individuales que tienen la misma dirección, aumentan también en un 1 %. A s í pues, en principio, se puede relacionar el m ódu lo elástico a las propieda­ des atómicas según quedan descritas por la curva de energía potencial de las fuerzas interatómicas. Sin embargo, no proseguirem os co n esta línea de aná­ lisis porque estamos preocupados sólo por la descripción m acroscópica. En lugar de ello, pasaremos a la discusión de algunos otros ejem plos de movi­ m iento arm ónico simple. O B JE T O S FLO T A N T ES Si un objeto flotante se introduce o se saca un p o co del líquido a partir de su posición norm al de equilibrio, surge una fuerza restauradora igual al aumento o dism inución del peso del líquido desplazado por el ob jeto y se inicia un mo­ vim iento periódico. El caso resulta especialmente sencillo si el cuerpo flotante tiene un área de su sección recta constante en la parte que corta a la superficie del líquido. Un hidróm etro (fig. 3-5), com o los utilizados para m edir el peso específico del ácido de una batería o de un anticongelante, es un ejem plo sim­ ple de este tipo de objetos. Objetos flotantes 57 m D en sím etro sim ple, capaz de oscilar verticalm ente cuando se despla­ za de su posición de flota ción normal. Fig. 3-5. Sea m la masa de hidrógeno y su densidad p. Llam em os A al área de su sección recta. Entonces si el hidróm etro está a una distancia y por encima de su nivel de flotación, el volum en del líquido es A y y la ecuación del m ovi­ miento se convierte (según la ley de N ew ton) en d2y r"A = ~ g p A y donde y T - 2 * ^ (3-13) Por ejem plo, un tipo com ún de hidróm etro para baterías tiene m ^ 10 g yA 0,25 cm 2. Supóngase que se co lo ca en una batería ácido de peso espe­ cífico 1,2. Entonces, utilizando el sistema M K S, se tiene 58 Vibraciones libres de los sistemas físicos dando así 7 ^ 1 seg A escala m ucho m ayor se puede considerar que se produce este tipo de m ovim iento en un barco. Los costados de un barco grande son aproximada­ mente verticales y su fon do es más o m enos plano, c o m o en la figura 3-6. En este caso podem os expresar de m od o conveniente la masa del barco en fun­ ción de su calado» h ; m Fig. 3-6. = pAh S ección transversal de un buque flotando. siendo p la densidad del agua y A el área de la sección recta horizontal del barco en la línea de flotación. Sustituyendo esta expresión en la ecuación (3-1JJ se tiene que es, pues, exactamente igual a la ecuación del péndulo simple que también podría haberse utilizado para las oscilaciones verticales de una masa colgada de un alambre [ecuación (3-12)]. P or ejem plo, si el calado del barco es 10 m, el período de las oscilaciones verticales deberá ser de unos 6 segundos. Este m ovim iento no es, sin embargo, un com ponente im portante del esquema de oscilaciones total del barco. El cabeceo y el balanceo, en donde n o interviene! ninguna elevación o descenso importante de la posición del centro de masas respecto a la superficie del agua, son excitados más fácilm ente por la acción de las olas. Péndulos 59 PÉNDULOS El llamado “ péndulo sim ple” , indicado en la figura 3-7 (a), representa un sis­ tema oscilante muy familiar pero, sin em bargo, bastante más com plicado que las oscilaciones m onodim ensionales que hem os considerado hasta aquí (aunque debe admitirse que, al citar las oscilaciones verticales de objetos flotantes he­ mos omitido, p or conveniencia, la cuestión engañosa del m ovim iento del lí­ quido desplazado). O (a) Péndulo sim ple, (b ) Masa suspendida de form a arbitraria sobre un eje horizontal (péndulo rígido). Fig. 3-7. El problema del péndulo es esencialmente bidim ensional, aunque su despla­ zamiento real venga especificado com pletam ente por un solo ángulo 0. Aunque los desplazamientos son predom inantem ente horizontales, el m ovim iento de­ pende de m odo esencial del hecho de que existe un ascenso y descenso del centro de masas con los cam bios correspondientes de energía potencial gravitatoria. De h ech o, el péndulo se adapta m uy bien a un análisis mediante el principio de conservación de la energía y, puesto que el resultado final es bastante familiar, p roporcion a un buen ejem plo de este m étodo, lo cual resulta de gran valor al analizar sistemas más com plicados. Refiriéndonos ahora a la figura 3-7 (a), se tiene que y <C x si el ángulo 6 es pequeño, y por ello, a partir de la geom etría de la figura, 21 60 Vibraciones libres de los sistemas físicos siendo l la longitud de la cuerda . 1 El enunciado del principio de conservación de la energía es 1 2 -U 17 \mv + mgy = E A A donde v2 = í1 d—X \12 ^+ í( d—y \I2 Dadas las aproxim aciones ya mencionadas, es suficientem ente correcto escribir: 1 (d x \ 2 1 mg 2 p 2” U ) + Í T ' - £ que puede apreciarse, de acuerdo con la ecuación (3-2), que define un movi­ m iento angular con u> = V g //• C om o preparación para péndulos más com plicados obsérvese otro plantea­ m iento del problem a en función del desplazam iento angular 0. U tilizando di­ ch o desplazamiento, se tiene v = / ^ ^ (e x a c t a m e n t e ) ¿ y = l(\ — c o s 0 ) j « J/ 02 de m odo que nuestra ecuación aproxim aba de la conservación de la energía es ahora: (^ j + \m gl$ = E Considerem os ahora un objeto arbitrario libre de oscilar en un plano verti­ cal. Supongamos que su centro de masas C está a una distancia h del punto de suspensión, com o se ve en la figura 3-7 (b). E ntonces la ganancia de energía potencial para una desviación angular 0 es m ghfóll. La energía cinética es la de rotación del cuerpo co m o un tod o alrededor de O. C om o tod os los puntos del cuerpo tienen velocidad angular dOjdt, esta energía cinética puede escri­ birse en la form a I(d9jdt)2l2, en donde 1 es el m om ento de inercia alrededor del eje horizontal que pasa por O. D e aquí se tiene que + 1 En el triángulo 2 x9 — 2ly — y2 ly. ONP \m g h f = E se tiene (por el teorem a de Pitágoras) P = (l — t/)2 + x\ D e aquí, Agua en un tubo en U 61 En muchos casos es conveniente introducir el m om ento de inercia alrededor de un eje paralelo que pasa por el centro de masas. Si se escribe dicho m o­ mento de inercia com o m k2, siendo k el “ radio de giro” del cuerpo, entonces la energía cinética de rotación resp ecto cd cen tro de masas es m k2(d 0¡d íf¡2 , a la cual debe añadirse la energía cinética asociada con la velocidad lineal instan­ tánea h(dO¡dt) del propio centro de masas. A sí pues, la ecuación de conserva­ ción de la energía puede escribirse también del m od o siguiente: h bm kÁ + imghd2 = E de lo cual resulta gh 2 co = h2 2ir + k2 + k2y /a (3-15) AGUA EN UN T U B O EN U Si en un tubo en U de sección recta constante de brazos verticales se intro­ duce un líquido, com o se ve en la figura 3-8, tenem os un sistema que recuerda al péndulo, pues, aunque el m ovim iento es bidim ensional, puede describirse completamente, en función del desplazamiento vertical y de la superficie del líquido respecto a su posición de equilibrio . 1 Supóngase que la longitud total de la columna de líquido es l y que su sección recta es A . Entonces, si p es la Fig. 3-8. Líquido oscilante en un tubo en U. i No hay necesidad, de hecho, de que los brazos laterales sean verticales, aunque sí de recta; las secciones rectas no precisan ser iguales, pero sí las longitudes; y las Conexiones de los tubos pueden ser también de diferente sección transversal, siempre que la Jpropiada escala geométrica de los factores sea empleada para expresar el desplazamiento a velocidad de alguna parte del líquido, en términos de aquélla, en ambos brazos laterales. 62 Vibraciones libres de los sistemas físicos densidad del líquido, su masa total es pAL A dm itirem os que todas las por­ ciones del líquido se mueven con la misma velocidad, dyjdt. El aumento de energía potencial gravitatoria en la situación indicada en la figura 3-8 corres­ ponde a tom ar una colum na de líquido de longitud y , del tubo de la izquier­ da, elevándolo ala altura y y colocándola en la parte superior de la columna de la derecha. A sí pues, puede ponerse U = gpAy2 La conservación de la energía m ecánica nos da así la siguiente if>Ai e cu a ció n : + gpAy2 - E y, por tanto, 2 2g W = ~7~ Obsérvese la semejanza con la ecuación del péndulo simple, pero también una pequeña diferencia: una colum na de líquido en estas circunstancias tiene el mismo período que un péndulo simple de longitud Z/2. O S C IL A C IO N E S POR T O R SIÓ N El desarrollo de un par restaurador y la existencia de una energía potencial almacenada en un objeto som etido a torsión son hechos m ecánicos familiares. Si el par M es proporcional al desplazamiento angular entre los dos extremos de un objeto, se puede poner M = —cB (3-17| siendo c la constante de torsión del sistema. La energía potencial almacenada viene dada así por Si la desviación angular 0 se ha aplicado a un cuerpo de m om ento inerciall sujeto a un extrem o del sistema som etido a torsión (y si es despreciable la Vibraciones libres de los sistemas físicos 63 propia inercia del sistema), podem os poner el principio de conservación de la energía en la form a il y de aquí O) = (3-18) La relación existente entre la constante de torsión y las propiedades elás­ ticas básicas del material es m enos directa que la relación existente entra- la constante de rigidez y el m ódu lo de Y ou n g en el caso de un alambre o varilla estirados. El proceso esencial se denom ina deform ación de c o rte o cizalladura del material. Supóngase que se tiene firmemente pegado por su base a una mesa un bloque rectangular de cierto material, y que su cara superior se pega también a una tabla plana [figura 3-9 (a)]. Entonces, al aplicar una fuerza h o­ rizontal P a la tabla, en dirección paralela a dos de las aristas de la cara supe­ rior del bloque, se producirá una deform ación co m o la indicada . 1 D os de las caras laterales dejan de ser rectángulos transform ándose en paralelogramos. Así pues, la deform ación puede caracterizarse mediante el ángulo de co rte o ci­ te ) (b) (c) Fig. 3-9. (a) Deformación por cizalladura de un bloque rectangular, (b) Par actuando sobre barras rectangulares durante la deformación por cizalladura. (c) Un tubo retorcido puede considerarse como una gran colección de barras semejantes a las indicadas en (b). 1 La tabla, para mantenerse en equilibrio, debe suministrar una fuerza horizontal — P y, también, un par de sentido contrario al del m ovim iento de las agujas de un reloj. De esta manera el bloque no estará som etido a ninguna fuerza resultante de translación ni a ningún par resultante. Vibraciones libres de los sistemas físicos 64 zalla , a. En función del desplazamiento transversal real x del extrem o superior de un bloque de altura l, se tiene (aproximadamente) Resulta que el ángulo de corte es proporcional al cociente entre la fuerza transversal aplicada y el área A de la superficie superior del bloque. La pro­ porcionalidad de la tensión de corte P ¡A al ángulo de corte xjl se expresa por el módulo de cizallamiento o m ódulo de rigidez, norm alm ente designado con n. Si llamamos F ( = — P) a la fuerza ejercida sobre el tablero por el material sometido a cizalladura, podem os escribir: -F / A -------a n o bien — nA dF = —n A d a = — — (3-19) Estas relaciones son, pues, del m ism o tipo que las que obtuvim os en el caso de deform aciones longitudinales , ecuaciones (3-9) y (3-1 0), y el módu­ lo de rigidez tiene las mismas dim ensiones físicas que el m ódu lo de ífoung, Para la mayoría de los materiales estos dos m ódulos son del m ism o orden de magnitud, aunque lo norm al es que n sea significativamente m enor que Y. La tabla 3-2 muestra los valores de am bos para la misma serie de materiales que en la tabla 3-1. Tam bién contiene un tercer m ódulo , el denom inado módulo de compresibilidad, k, que expresa la resistencia que presenta una sustancia al cambiar de volumen. TABLA 3-2: V A LO R ES DE LO S M ÓDULO S ELÁ ST IC O S Y, Njm% A cero Aluminio Cobre Latón Vidrio 10 X n, N¡m2 K, N/m2 i Material o X X 1 0 10 X 1 0 10 X 1 0 10 X 1 0 10 6 X X 1 0 10 4 X o 1 0 10 o X O O l“H 6 X 1 0 10 16 7 13 io— H O X o 9 o O H O 1 2 X ÍO10 3 4,5 3,5 2,5 o 1 -H o o H 6 X 8 X Para iniciar el cálculo de los m om entos o pares restauradores procedentes de los procesos de cizalladura, considerem os el caso indicado en la figura 3-9 (b), «El muelle de aire» 65 Mediante dos tiras rectangulares del material en cuestión se conectan dos dís:os de radio r m ontados sobre un eje. Cuando uno de los discos se hace girar jn ángulo pequeño 0, el extrem o de cada tira se m ueve transversalmente una distancia rO. A sí pues, el ángulo de cizalladura viene dado por r$ a ~ l Si cada tira tiene un área de su sección recta A , proporciona una fuerza restauradora, tangencial al disco, dada por A rd FTT = —nA~j Esta fuerza equivale a un par, de valor rF, que es ejercido sobre el eje de giro por cada una de las tiras. Supóngase ahora que se tiene un tubo de paredes delgadas de radio m e­ dio r y espesor de pared Ar, com o se ve en la figura 3-9 (c). El tubo puede con ­ siderarse com puesto por una serie com pleta de tiras delgadas paralelas al eje del cilindro, de m od o que todas ellas contribuyen a form ar el par restaurador sobre este eje. A sí pues, el par AM que proporciona el tu bo cuando se da a sus extremos un giro relativo 6 viene dado por nAr26 A M = ------ — en donde A = 2irrAr De aquí que A„ . Finalmente si, co m o sucede en la mayor parte de los casos, el objeto som etido a torsión es una varilla cilindrica maciza, un alambre o una fibra, se obtiene el par total sumando o integrando el resultado anterior. A sí se tiene 4 M = — — - 0 (cilindro m acizo) ( 3- 2 0 ) «EL M U ELLE D E A IR E» Uno de los temas más im portantes que trataremos en este libro consistirá en el análisis de las vibraciones de las colum nas de aire y la producción de soni­ dos musicales. C om o base útil para ello considerem os una columna de gas 66 Vibraciones libres de los sistemas físicos Fig. 3-10. Pistón en una colum na vertical de aire. encerrada en un recipiente com o algo m uy parecido a un muelle. R ob ert Boyle se imaginó de esta manera la elasticidad de un gas y el título de esta sección procede del título del libro que escribió -sobre este tem a . 1 (La palabra “ mue­ lle’', en el sentido utilizado por Boyle, equivale realmente a la cualidad de elástico.) Para relacionar lo más posible nuestro estudio al análisis previo del sistema masa-muelle, supóngase que tenem os un tubo cilindrico, cerrado en un extre­ m o, con un pistón de masa m bien ajustado, pero con libertad de movimiento, co m o se ve en la figura 3-10. La colum na de aire encerrada actúa com o un muelle muy fuerte, muy resistente frente a una com presión o tracción repen­ tina; este efecto se com prueba claramente si se cierra el agujero de salida de una bom ba de bicicleta con un dedo y se intenta m over el pistón de la misma. El pistón tiene cierta posición de equilibrio que variará según esté el tubo horizontal o vertical. Si el tubo está vertical, com o se ve en la figura, la pre­ sión p del gas contenido en el tubo debe estar por encim a de la atmósfera lo preciso para soportar el peso del pistón, de m od o semejante al alargamien­ to inicial de un muelle. Pero ahora, si el pistón se mueve una longitud y , alar­ gándose la colum na de aire, la presión interna desciende y co m o resultado se 1 Robert Boyle, New Experiments Physico-Mechanical Touching [es decir, concerniente] the Spring of Air and Its Effects, Made for the Most Part in a New Pneumatical Engine, Oxford, 1660. «E l muelle de aire» 67 obtiene una fuerza restauradora sobre m. De h ech o, puede escribirse una ecuación de la form a F = AAp siendo Ap la variación de presión. ¿Cuánto vale la variación de presión? Una primera idea puede obtenerse calculándola a partir de la ley de B oyle: pV — const. que nos dará pAV+VAp = 0 (3-21) Ahora bien, A V = Ay V = Al de modo que se tendrá py i y, por consiguiente, (3-22) F = Comparemos esta expresión con la ecuación (3-10) correspondiente al alar­ gamiento o acortam iento de una varilla maciza. A sí se ve que en la ecua­ ción (3-22) la presión p juega un papel análogo exactam ente al de un módulo de elasticidad. Realm ente, dada la hipótesis de que es aplicable la ley de Boyle, se trata del m ódu lo elástico del aire. Sin em bargo, no es el m ódu lo de Young, pues éste se define únicam ente para una muestra sólida con sus propios lí­ mites naturales. (En las con dicion es en que hem os definido y m edido el m ó­ dulo de Young, la colum na de aire puede contraerse co n libertad lateralmente cuando se estira y dilatarse lateralmente cuando se com prim e, mientras que a un gas hay que proporcionarle un recipiente con paredes esencialmente rí­ gidas.) El m ódulo adecuado es el que corresponde a cam bios del volumen total de la muestra asociados con una tensión uniform e constituida por un cambio de presión en toda su superficie. Éste es el m ódulo de compresibilidad, K , al que nos referim os anteriorm ente; se define en general mediante la ecuación dP 68 Vibraciones libres de los sistemas físicos R ecordem os que la ley de Boyle describe la relación entre la presión y el volumen en el caso de un gas a temperatura constante. A sí pues, la ecua­ ción (3-21) condu ce a una definición del m ódulo de com presibilidad isoterma de un g a s : ^isotermo —P (3 "24) En el caso de un gas a presión atm osférica este m ód u lo es del orden de 10r> N ¡m2, es decir, cin co o seis órdenes de magnitud m enor que en el caso de los materiales sólidos que nos son familiares (véase tabla 3-2). Una cuestión importante es con ocer si la constante de rigidez de una c o ­ lumna de aire debe definirse ciertamente mediante la elasticidad isoterma. En general, no es éste el caso. Cuando se com prim e repentinamente un gas se calienta com o resultado del trabajo realizado sobre el m ism o; en otras pala­ bras, las partículas que lo com ponen se mueven más rápidamente en valor m edio. H em os ignorado este efecto al utilizar la ley de B oyle para calcular la variación de presión (y por tanto la fuerza restauradora) correspondiente a una variación determinada de la longitud de la colum na de aire. C om o, de acuerdo con la teoría cinética de los gases, velocidad cuadrática m edia de la presión esproporcional a la las moléculas, este calentam iento da com o re­ sultado una fuerza restauradora m ayor que la que obtendríam os en otro caso, y el m ódulo elástico de la colum na de gas es, pues, m ayor que el valor p, predicho por la ecuación (3-24). La experiencia confirm a esta conclusión. La presión varía en un factor más grande que el inverso del cociente de los v o ­ lúmenes. En condiciones com pletam ente adiabáticas (ningún flujo de calor que entre o salga del gas) la relación presión-volum en resulta ser la sigu ien te: 1 pVy A partir de = const. (adiabática) (3-25) la cual se tiene ln p + J ln V = const. I ^ + -T- = o p dV V ^adiabatica = El valor micos, 1,40 de ----- V ^ y = YP (3 -2 6 ) la constante yes cercano a 1,67 en elcaso de gasesm on oató­ si son diatóm icos y menor que 1,40 para tod os los demás gases 1 El fundamento exacto de la Ecuación (3-25) lo consideraremos cuando estudiemos la velocidad del sonido en un gas. Oscilaciones de muelles cuya masa es grande 69 (a temperatura ambiente). Esta elasticidad increm entada en condiciones adia­ báticas hace aumentar la frecuencia de todas las vibraciones en que intervie­ nen volúmenes cerrados de gases. O SCILA C IO N ES DE M U E L L E S C U Y A M A S A E S G R A N D E Hasta aquí hem os estudiado los muelles com o si no tuvieran inercia y actua­ sen como almacenes puros de energía potencial elástica. Esto, naturalmente, es sólo una aproxim ación en el m ejor de los casos, y en ciertos casos la inercia del propio muelle puede jugar un papel predom inante. C om o procedim ien­ to de atacar esta cuestión, considerem os el problem a, favorito de los autores de textos de física, de un cuerpo de masa m sujeto a un muelle uniforme de masa total M y cuya constante es k . 1 ¿E n qué difiere el período de oscilación del que se tendría si el m uelle careciese de m asa? Incluso, sin hacer ningún cálculo se puede predecir que el período se alargaría. Pero, ¿en cuánto? Un m étodo de estudio sencillo (y aparentemente razonable) consiste en suponer que las diversas partes del muelle sufren desplazam ientos prop orcio­ nales a sus distancias al extrem o fijo, com o se indica en la figura 3-11 (e igual que en el caso de la extensión estática, co m o se ve en la fig. 3-4). Es posible, M Fig. 3-11. Extensión uniforme de un muelle con masa. 1 Como se verá más adelante, en esta sección, este problema tiene un verdadero interés si se lo considera en su contenido real. 70 Vibraciones libres de los sistemas físicos entonces, calcular la energía cinética total del muelle en un instante cualquie­ ra cuando el alargamiento de su extrem o más delgado es x. Supongam os que la longitud normal del m uelle es Z, y sea s una distancia cualquiera a partir del extrem o fijo ( O ^ s ^ Z ) . del m uelle com pren dido entre s y s dM Considerem os un elemento ds. Su masa viene dada por = y ds y su desplazamiento es la fracción s/Z de x. A sí pues, la energía cinética de este pequeño elemento viene dada por En un instante dado cualquiera la energía cinética total del muelle se obtiene integrando la expresión anterior y considerando a d xjd t co m o factor constan­ te. De aquí resulta El teorema de la conservación de la energía para el sistema com pleto se convierte así en dando 2= W k m + M/ 3 Esto equivale a tom ar un muelle sin masa y sumarle M /3 a la masa sujeta a su extrem o. Pero, ¿es cierto esto? Supongamos, por ejem plo, que consideram os un caso extrem o en el que suprim im os la masa m, quedándonos con un sistema en que el muelle propiam ente sea el depositario de toda la energía cinética lo mismo que de toda la energía potencial elástica. ¿V en d rá dada la frecuencia Oscilaciones de muelles cuya masa es grande de sus vibraciones libres p or o> = V 3fc/M ? 71 ¡La respuesta es no! El cálculo an­ terior supone la con d ición de alargamiento estático de un muelle uniforme —alargamiento proporcional a la distancia del extrem o fijo. Pero esto es cierto solamente si la fuerza deform adora es la misma en todos los puntos a lo largo del muelle. Y si existe una distribución de masas a lo largo del muelle sufriendo aceleraciones, esta con d ición posiblem ente no podrá aplicar­ se. Debe existir una variación de la fuerza deform adora con la posición a lo largo del muelle. N uestra ecuación para w es sólo una aproxim ación; justificado, sin em bargo, si M está m, en cuyo caso la fuerza a lo largo del muelle es aproxim adam ente constante (mientras que, para m = 0 , la fuerza restauradora debe disminuir hasta anularse en el extrem o libre, existiendo en dicho punto una aceleración, pero no masa). El ejem plo anterior, aunque tratado aquí im perfectam ente, proporciona un enlace importante entre el sistema simple masa-muelle y las vibraciones libres de un objeto alargado. Porque, naturalmente, una varilla vibrando libremente o una colum na de aire se com porta precisam ente c o m o un muelle dotado de masa sin ninguna otra sujeta en su extrem o. Será de im portancia central para nosotros el análisis más exacto del com portam iento de un sistema así, lo cual haremos en el capítulo 6 . Sin em bargo, de m om ento, podem os utilizar el estudio aproxim ado anterior para prever el tipo de resultado que dará un tratamiento exacto ; que la frecuencia v ( = w/2 ?r) de una oscilación libre de un muelle uniform e de masa M y constante k tiene que tener la form a esencial y = const. A - (3-27) (en donde la constante es un factor num érico puro), ya que esta com binación de k y M es la única que tiene dim ensiones de frecuencia. Incluso podem os dar un paso más. Garantizado que la ecuación (3-27) es válida, podem os sus­ tituir k y M en función de las dim ensiones lineales, de la densidad y del m ó­ dulo elástico del material. Supongamos, por ejem plo, que se tiene una varilla maciza de longitud l, sección recta A , densidad p y m ódulo de Young Y. Entonces tendrem os M = Al k = ~ [Ec. (3-10)] y por tanto, const. ÍY 72 Vibraciones libres de los sistemas físicos Es de esperar que una ecuación co m o ésta describa las vibraciones longi­ tudinales de una varilla, aunque la constante num érica siga estando indeter­ minada. A M O R T IG U A M IE N T O D E L A S O S C IL A C IO N E S L IB R E S Las vibraciones libres de un sistema físico real cualquiera desaparecen siem­ pre al cabo del tiempo. T o d o sistema de éstos tiene, inevitablemente, ciertas características disipativas mediante las cuales se va perdiendo la energía me­ cánica de vibración. N uestro con ocim ien to con creto de la existencia de un sistema vibrante exige implicar una pérdida de energía p or su parte , como, por ejem plo, cuando oím os un diapasón co m o resultado de la energía comu­ nicada al aire y luego, a través del aire, a nuestros oídos. A sí pues, nunca puede ser estrictamente correcto describir m atem áticam ente estas vibraciones libres mediante una variación sinusoidal de amplitud constante. Considerare­ mos ahora cóm o se ve m odificada la ecuación de las vibraciones libres al in­ cluir fuerzas disipativas. Concretarem os de nuevo nuestro estudio al sistema básico masa-muelle. La figura 3-12 muestra un ejem plo real de la dism inución paulatina de las os­ cilaciones de este sistema. Para acentuar el am ortiguam iento, se sujetó un in­ dicador a la masa m óvil que estaba introducida en un cilindro lleno de líquido; la fotografía por destello múltiple de la figura 3-12 (a) describe claramente el curso del m ovim iento. La figura 3-12 (b) es un gráfico basado directamente sobre medidas hechas en dicha fotografía. La fuerza resistente que ejerce un fluido frente a un ob jeto m óvil es una función de la velocidad del o b je to ; su valor queda bien representado por la ecuación R(v) = biv + b^o1 siendo v el m ódulo |v¡ de la velocidad. Esta fuerza resistente se ejerce en sen­ tido opuesto al de la propia velocidad. Siempre que v sea péqueña comparada con el cociente b j b 2, podem os considerar que la fuerza resistente viene dada por un solo térm ino lineal. En este caso el enunciado de la ley de Newton para la masa m óvil puede escribirse en la form a d x (a) Fig. 3-12. (a) Fotografía con destellos múltiples de oscilaciones libres con amortiguamiento. La cámara fue desplazada lateralmente para separar las imá­ genes sucesivas. (Foto de Jon Rosenfeld, Education Research Center, M.I.T.) (b) Gráfica de una oscilación amortiguada obtenida midiendo una fotografía de este modo. es decir, m ^ + b ^ - + kx = 0 dt2 dt (3-29) 74 Vibraciones libres de los sistemas físicos o bien en donde 7 b 2 m k (3-30) m C om o puede verse, el amortiguamiento queda caracterizado por la magnitud y} que tiene dimensiones de frecuencia, y la constante w0 representa la frecuencia angular del sistema en el caso de que estuviese ausente el amortiguamiento. Busquem os ahora una solución de la ecuación (3-30). Harem os esto me­ diante el m étodo exponencial com plejo, adm itiendo que x es la parte real de un vector rotatorio z, en donde z satisface a una ecuación co m o la ecuación (3-30), es decir, (3-30a) Adm itam os una solución de la form a z = A ejipt+a) (3-31) com o la ecuación (3-8), pero conteniendo dos constantes, A y a, a fin de ajustar nuestra solución a los valores iniciales de desplazam iento y velocidad. Sus­ tituyendo en la ecuación (3-30 a) se tiene ( - / + Jpy + oo2)Aej(pl+a) = 0 Si esta ecuación ha de satisfacerse para to d o valor de f, tendrem os - P 2 + j p y + ojo2 = 0 (3-32) Esta con dición implica el em pleo de núm eros com p lejos; es decir, realmente contiene dos condiciones, aplicando las partes real e imaginaria separadamen­ te. N o puede ser satisfecha si la magnitud p es real pura, ya que el término jpy sería entonces una magnitud imaginaria pura sin que existiera otra expre­ sión que la contrarrestara. Pongamos, por tanto, P = n +js donde n y s son am bos reales. Por tanto, p 2 = n2 + 2jns — s 2 Amortiguamiento de las oscilaciones libres 75 .Sustituyendo esta expresión en la ecuación (3-32) se tien e: -n 2 - 2jns + j 2 + jrd - s i + o>02 = 0 Así obtenem os dos ecuaciones separadas: Partes rea le s: —n2 + s 2 — 5 7 + wo2 = 0 Partes imaginarias: —2 ns + «'7 = 0 A partir de la segunda se tiene 7 * = 2 Sustituyendo s = y/2 en la primera ecuación se tiene entonces é 2 2 y2 « = coo - -J Volvam os ahora a la ecuación (3-31). Escribiendo p en form a compleja n + js, resulta 2 = = '(nt+jst+a) ^ g —s t g j ( n t + a ) y de aquí x = A e ~ 3t cos(«¿ + a) Sustituyendo los valores explícitos de n y s se halla así la solución si­ guiente : x = A e ~ ytl2 cos(cot + a ) donde 2 w 2 =a>0 2 , 1 K b (3-33) ,2 t ~9 — T 4 ^ ------m 4 m2 (3-34) En la figura 3-13 puede verse la gráfica que representa la ecuación (3-33) en el caso particular a = 0. Tam bién se indica en la misma la envolvente de la curva oscilante am ortiguada . 1 Los ceros de la curva están igualmente es­ paciados con una separación de w At = ir, y lo m ism o sucede con los máximos y mínimos sucesivos, pero éstos están sólo aproxim adam ente en el punto me­ dio entre los ceros. Evidentem ente, w puede identificarse com o la frecuencia angular natural del oscilador am ortiguado. i Ha sido ligeramente m odificada la notación, escribiendo A 0 en lugar de A para denotar la amplitud del movim iento para t = 0. 76 Vibraciones libres de los sistemas físicos Fig. 3-13. Oscilaciones armónicas rápidamente amortiguadas. La curva de la figura 3-13 se ha dibujado para un caso en que es rápida la disminución de las vibraciones. Sin embargo, si el am ortiguam iento es peque­ ño, el m ovim iento se aproxim a a un M A S de amplitud constante durante un cierto número de ciclos. En estas condiciones se puede expresar el efecto que produce el amortiguamiento en función de una dism inución exponencial de la energía mecánica total E. En efecto, si )■ tu, podem os decir que durante un tiem po t las oscilaciones quedan bien definidas durante varios ciclos por un M A S de amplitud constante A , tal que A(t) = A oe~yt/2 (3-35) A hora bien, la energía mecánica total de un oscilador arm ónico simple viene dada por E = \kA2 De aquí que, utilizando el valor anterior de A , se tenga E(t) = %kAo2e-y* es decir, E(t) = Eoe~yt (3-36) Amortiguamiento de las oscilaciones libres 77 ɧ Fig. 3-14. Disminución exponencial de la energía total durante el amortigua­ miento de las oscilaciones armónicas. En la figura 3-14 puede verse esta dism inución de la energía total. Se recordará que este análisis com pleto del p roceso de amortiguamiento se ha basado en la hipótesis de que la disipación se debe a una fuerza resis­ tente proporcional a la velocidad. El caso sería m uy diferente (y bastante más difícil de estudiar) si se aplicase alguna otra ley de resistencia , por ejem ­ plo, R(v) ~ v2. Sin em bargo, es interesante señalar que la dism inución expo­ nencial de la energía, según expresa la ecuación (3-35), puede deberse, y de hecho así sucede, a m uchos tipos diferentes de procesos disipativos. Por ejem ­ plo, en un circuito eléctrico oscilante la disipación de energía por unidad de tiempo en una resistencia es proporcional al cuadrado de la intensidad de corriente, pero también -sucede lo m ism o con la energía eléctrica y magnética del circuito. La situación es, de hecho, estrechamente análoga al oscilador mecánico con am ortiguam iento viscoso. En física atóm ica y nuclear existen también muchas interacciones que dan lugar a un descenso exponencial de la energía de un sistema y que hace que el comportamiento de estos sistemas sea análogo al de un oscilador mecánico simple con am ortiguam iento viscoso. En consecuencia, el análisis de este o s­ cilador m ecánico proporciona cierta idea de lo que sucede en tod os los fenó­ menos semejantes, aunque sea un caso especial. A partir del análisis anterior, es evidente que el oscilador amortiguado está caracterizado por dos parámetros, w0 y y ( = b /m ). La constante w0 es la frecuencia angular de las oscilaciones no amortiguadas y y es el inverso del tiempo que se necesita para que la energía disminuya a Ije de su valor inicial. Así pues, w0 y y son magnitudes con las mismas dimensiones. Para m ejor apli­ car nuestros resultados a diversas clases de sistemas físicos, definiremos un 78 Vibraciones libres de los sistemas físicos parámetro llam ado el valor Q (inicial de la palabra inglesa quality) del sistema oscilante, dado por el cociente de ambas m agnitu des: _ too Q = ~y 0 es un núm ero (3-37) puro, grande en com paración con de sistemas oscilantes la unidad con pequeñas pérdidas de energía cuando se trata p or unidad de tiem­ po. En función del valor Q , la ecuación (3-34) se transforma en (‘"¿O O,2 = o>02 ( 1 - - 4 - ) (3-38) Si Q es grande en com paración con la unidad, caso del que nos ocuparemos principalmente, la ecuación (3-38) da <o q>0 y el m ovim iento del oscilador [ecuación (3-33)] viene dado con m ucha aproxim ación por x — A Q e-^ tl2Q cos(coof + a) (3-39) Puede señalarse que Q está estrechamente relacionado con el núm ero de ciclos de oscilación durante los cuales la amplitud de la oscilación disminuye en un factor e . Porque de acuerdo con la ecuación (3-39) se tiene A(j) = /4oe~woí/2Q M idam os el tiempo t en función del núm ero de ciclos com pletos de osci­ lación, n. Entonces, dada la aproxim ación <d w0, p od em os poner t ^ 2írn/ü)0. En función del número de ciclos transcurridos se puede escribir, por tanto, A(n) - A 0e~ nir/Q (3—40) de m od o que la amplitud disminuye en un factor e en unos Q/n ciclos de os­ cilaciones libres. En función de w0 y Q, podem os volver a escribir la ecuación (3-30) en la forma d 2x . m dx 2 n ■ d f l + o ¿7 + " » ' - 0 ( ,- 41) Esta form a de escribir la ecuación diferencial básica de las oscilaciones libres, incluyendo el am ortiguam iento, de una gran variedad de sistemas físicos, tan­ to m ecánicos co m o no m ecánicos, será en m uchos casos muy conveniente. Efectos que produce un amortiguamiento muy grande EFECTO S Q U E P R O D U C E UN A M O R T IG U A M IE N T O 79 M UY G RAN D E1 Se habrá notado que el establecim iento de la ecuación para las oscilaciones amortiguadas libres [ecuación (3-33)] depende esencialm ente de nuestra habi­ lidad para introducir en ella la frecuencia angular o> definida por la ecuación « 2 2 = too y2 4 Pero, ¿qu é ocurre si w0 [ = (k¡m )1/2] es m enor que y / 2 ( = b ¡2 m )l En este caso el movimiento deja de ser oscilante. Podem os conseguir una idea de la forma que tendrá la solución al problem a refiriéndonos al análisis que precede a la ecuación (3-33). A sí se halla que la ecuación diferencial del m ovim iento [ecua­ ción (3-30)] queda satisfecha por una solución de la form a * = Re [A e -ytl2eHnt+a)} en donde Supóngase ahora que w02 < y2¡4. Entonces podem os poner n 2 = — ( t 2/ 4 - oj02) y si extraem os la raíz cuadrada de n se tendrá n = ± j ( 7 2/4 - ojo2) 172 = Así pues, tenem os que e jnt = lo cual define una dism inución exponen­ cial de x con í, de acuerdo con uno de estos dos exponentes posibles: e-(y/2+0)t 0 e~(y/2-0 )í Un análisis riguroso muestra que, en general, son necesarios am bos exponen­ ciales y que la variación com pleta de x con t viene dada por la siguiente ecuación: * = A 1e~ (yl2^ )t +~A2e - (y!2~(i)t en donde f y2 \ 1/2 ^ = \ 4 ~ u°2) (3-42) 1 No estrictamente necesario para los problemas oscilatorios pero íntimamente conectado con ellos y añadido para completar su estudio. 80 Vibraciones libres de los sistemas físicos Las dos constantes ajustables A x y A 2 (que pueden tener cualquier signo) per­ miten que la solución se ajuste a cualquier valor dado de x y dx/dt en un ins­ tante dado, por ejem plo, para t = 0 . Una última cuestión puede plantearse en con exión con este movimiento fuertemente am ortiguado. ¿Q u é ocurre si w0 y y¡2 son exactam ente iguales? En este caso el segundo m iem bro de la ecuación (3-42) se reduciría a dos térm inos del m ism o tipo y sólo quedaría una constante ajustable. Sin embar­ go, esta solución no es satisfactoria en absolu to; seguim os necesitando dos constantes ajustables. Resulta que la form a apropiada que tom a en este caso la solución es x = (A + (3-43) Puede com probarse por sustitución que esta expresión satisface la ecuación básica del m ovim iento, ecuación (3-30), si w0 = y¡2 o y = 2ü>0 exactamente. Esta condición especial corresponde a lo que se denom ina amortiguamiento crítico. En los sistemas m ecánicos reales suele ajustarse deliberadamente el valor de la constante de am ortiguam iento y para que satisfaga esta condición porque, en condiciones de am ortiguam iento crítico, si se aplica bruscamente al sistema (previamente en reposo) una fuerza constante será seguida de una suave aproxim ación a una nueva posición de equilibrio, desplazada respecto a la anterior, sin oscilaciones. Este com portam iento es ventajoso en grado sumo en las piezas m óviles de aparatos de m edida eléctricos y otros seme­ jantes, en donde se desea tom ar una lectura estable tan pron to co m o sea po­ sible después de haber con ectado el aparato de m edida o cerrado un inte­ rruptor, PRO BLEM A S 3-1 Se cuelga de un muelle un objeto de 1 g de masa y se le deja oscilar. Para í = 0, el desplazamiento era 43,785 cm y la aceleración — 1,7514 cm/seg2. ¿Cuál es la constante del muelle? 3-2 Una masa m cuelga de un muelle uniforme de constante k. (a) ¿Cuál es el período de las oscilaciones del sistema? (b) ¿Cuál sería el período si la masa m se colgase de m odo que: (1) Estuviese sujeta a dos muelles idénticos situados uno junto al otro? (2) Estuviese sujeta al extremo inferior de dos muelles idénticos co­ nectados uno a continuación del otro? (Véase figura.) Problemas 81 m (1 ) m (2) (3-3 Una plataforma está realizando un movimiento arm ónico simple en direc­ ción vertical con una amplitud de 5 cm y una frecuencia de 1 0 / 7T vibraciones por segundo. En el punto más bajo de su trayectoria se coloca un cuerpo sobre la plataforma. (a) ¿En qué punto se separará el cuerpo de la plataforma? (b) ¿A qué altura ascenderá el cuerpo por encima del punto más alto al­ canzado por la plataforma? ¡3-4 Un cilindro de diámetro d flota manteniendo la parte l dé su longitud su­ mergida. La altura total es L. Admítase que no hay amortiguamiento. En el instante í = 0 se empuja el cilindro hacia abajo una distancia B y se suelta. (a) ¿Cuál es la frecuencia de la oscilación? (b) Dibujar un gráfico de la velocidad en función del tiempo desde f = 0 a / = 1 período. Deberá incluirse la amplitud y fase correctas. 5-5 Una varilla uniforme de longitud L se sujeta por un clavo a un poste de modo que dos tercios de su longitud están por debajo del clavo. ¿Cuál es el período de las oscilaciones pequeñas de la varilla? /5-6 Un arco circular de diámetro d se cuelga de un clavo. ¿Cuál es el período de sus oscilaciones cuando las amplitudes son pequeñas? 5-7 Un alambre de longitud l0 se alarga en 10 ~3 lQ, cuando se cuelga de su extre­ mo inferior una cierta masa. Si se conecta este mismo alambre entre dos puntos A y B, alejados l0 y situados en el mismo plano horizontal y de su punto medio se cuelga la misma masa, com o se ve en la figura, ¿cuál es la depresión y en di­ cho punto y cuál es la tensión del alambre? A B m 82 Vibraciones libres de los sistemas físicos 3-8 (a) Un objeto de 0,5 kg de masa se cuelga del extremo de un alambre de acero de 2 m de longitud y 0,5 mm de diámetro (módulo de Young = 2 X 1011 N/m2). ¿Cuál es el alargamiento del alambre? (b) El objeto se levanta en una distancia h (de m odo que el alambre deja de estar tirante) y luego se deja caer de m odo que el alambre recibe un tirón súbito. La carga de rotura del acero es de 1,1 X 109 N /m 2. ¿Cuál es el valor po­ sible de h, que resiste el alambre sin romperse? 3-9 (a) Se cuelga una bola de acero maciza del extremo de un alambre de acero de 2 m de longitud y radio 1 mm. La carga de rotura del acero es 1,1 X 109 N/m!. ¿Cuáles son el radio y la masa de la bola de mayor tamaño que puede soportar el alambre? (b) ¿Cuál es el período de las oscilaciones de torsión de este sistema? (Mo­ delo de cizalladura del acero = 8 X 1010 N/m2. M omento de inercia de la esfera respecto a un eje que pasa por centro = 2MR2/5.) 3-10 Una varilla metálica de 0,5 m de larga tiene una sección recta rectangu lar de 2 mm 2 de área. (a) Puesta vertical la varilla y teniendo colgada una masa de 60 kg en su extremo inferior, se produce un alargamiento de 0,25 mm. ¿Cuál es el módulo de Young (N/m2) del material de la varilla? (b) Se sujeta firmemente la varilla por su parte inferior, com o se indica en el esquema, y en su parte superior se aplica una fuerza F en dirección y, cora está indicado (paralela a la arista de longitud ib). El resultado es una flexión elás­ tica, dada por Yab* z Problemas 83 Si se suprime la fuerza F y se sujeta a la parte superior de la varilla una masa m, mucho mayor que la masa de la varilla, ¿cuál es el cociente de las frecuencias de vibración en las direcciones y y x (es decir, paralelas a las aristas de longitud b y á)l ex (c) Se empuja la masa lateralmente en una determinada dirección transver­ sal y luego se suelta, con lo que describe una trayectoria com o la de la figura. ¿Cuál es el cociente entre a y b l 3-11 (a) Hallar la frecuencia de vibración en condiciones adiabáticas de una c o ­ lumna de gas encerrada en un tubo cilindrico, cerrado por un extremo y con un pistón de masa m bien ajustado pero que puede moverse libremente. (b) Una bola de acero de 2 cm de diámetro oscila vertícalmente en un tubo de vidrio con un orificio de precisión montado sobre un frasco de vidrio de 12 litros que contiene aire a la presión atmosférica. Comprobar que el perío­ do de oscilación deberá ser de 1seg aproximadamente. (Admitir que las varia­ ciones de presión son adiabáticas, con y = 1,4. Densidad del acero = 7600 kg/m3.) 3-12 El movimiento de un oscilador lineal puede representarse mediante un grá­ fico en el que se muestra x en abscisas y dxjdt en ordenadas. La historia del os­ cilador resulta ser entonces una curva. (a) Demostrar que esta curva es una elipse en el caso de un oscilador no amortiguado. (b) Demostrar (cualitativamente al menos) que si se incluye un término de amortiguamiento se obtiene una curva en espiral hacia el origen. 3-13 Comprobar que x = A e~at eos mt es una posible solución de la ecuación d2x dx + « + “ Q* = o 2 y hallar a y w en función de y y w0. 3-14 Se cuelga un objeto de masa 0,2 kg de un muelle cuya constante es 80 N/m. Se somete el objeto a una fuerza resistente dada por — bv, siendo v su veloci­ dad en mi seg. (a) Plantear la ecuación diferencial del movimiento en el caso de oscila­ ciones libres del sistema. (b) Si la frecuencia con amortiguamiento es V 3 /2 de la frecuencia sin amortiguamiento, ¿cuál es el valor de la constante b l 84 Vibraciones libres de los sistemas físicos (c) ¿Cuál es el valor Q del sistema, y en qué factor se reducirá la ampli­ tud del sistema después de 1 0 ciclos completos? 3-15 Muchos sistemas oscilantes, aunque el mecanismo de pérdida o disipación no sea análogo al amortiguamiento viscoso, muestran una disminución exponen­ cial con el tiempo de su energía almacenada media, E = Eüe~^. Puede definirse una Q para ellos utilizando la definición Q = wjy, siendo w0 la frecuencia angu­ lar natural. (a) Cuando se pulsa en el piano la nota “ d o ” , su energía de oscilación disminuye a la mitad de su valor inicial en 1 seg aproximadamente. La frecuen­ cia de dicha nota es 256 Hz. ¿Cuál es la Q del sistema? (b) Si la nota correspondiente a una octava más alta (512 Hz) emplea aproximadamente el mismo tiempo para perder su energía, ¿cuál es su Q1 (c) Un oscilador armónico libre y amortiguado, compuesto por una masa m = 0 ,1 kg, que se mueve en un líquido viscoso de coeficiente de amortigua­ miento b (Fviscosa = — bv), sujeta a un muelle de constante k = 0,9 N/m, realiza un movimiento oscilante amortiguado. Su energía media disminuye a 1/e de su valor inicial en 4 seg. ¿Cuál es la Q del oscilador? ¿Cuál es el valor de £>? 3-16 De acuerdo con la teoría electromagnética clásica, un electrón acelerado radia energía en la proporción K e2a2/c\ siendo K = 6 X 109N — m2/C2, e n c a r ­ ga del electrón (C), a = aceleración instantánea (m/seg2) y c = velocidad de la luz (m/seg). (a) Si un electrón estuviese oscilando a lo largo de una recta con frecuen­ cia v (Hz) y amplitud A , ¿cuánta energía emitirá durante 1 ciclo? (Suponer que el movimiento queda adecuadamente descrito por x = A sen 2nvt durante un ci*; cío cualquiera.) (b) ¿Cuál es la Q de este oscilador? (c) ¿Cuántos períodos de oscilación deberían transcurrir antes de que la energía del movimiento disminuyese a la mitad de su valor inicial? (d) Sustituyendo v por una frecuencia óptica típica (es decir, luz visible), estimar numéricamente la Q aproximada y la “ vida mitad” del sistema radiante. 3-17 Un tubo en U tiene brazos verticales de radio r y 2r, unidos por un tubo horizontal de longitud l cuyo radio aumenta linealmente de r a 2r. El tubo en U contiene líquido hasta una altura h en cada brazo. Se pone a oscilar el líquido j en un momento dado el líquido en el brazo más estrecho está a una altura y sobit el nivel de equilibrio. (a) Demostrar que la energía potencial del líquido viene dada por ^ = I gpn-ry. (b) Demostrar que la energía cinética de una pequeña porción cilíndrial de líquido en el brazo horizontal (véase diagrama) viene dada por Problemas ,!K __ i -Kr2 dx 85 ( dy\T " - " ( T + V v W [Obsérvese que si el líquido no se acumula en ninguna parte, el producto (velo­ cidad X sección recta) deberá tener el mismo valor en tod o punto del tubo.] (c) Utilizando el resultado de la parte (b), demostrar que la energía ci­ nética total de todo el líquido móvil viene dada por K = \pirr2(l + f h) (Despreciar cualquier efecto debido a los codos.) (d) A partir de (a) y (c), calcular el período de oscilación si l = 5h¡2. 3-18 Este problema es mucho más ambicioso que los problemas normales en el sentido de que exige reunir mayor número de partes. No obstante, si se resuel­ ven las diversas partes com o se sugiere, se verá que aisladamente no poseen nin­ guna dificultad especial y que el problema completo sirve de ejemplo de la po­ tencia del método de la conservación de la energía para el análisis de problemas de oscilaciones. Sin duda se está familiarizado con el fenómeno de oscilaciones del agua en una bañera. El movimiento más sencillo es, con cierta aproximación, aquel en que la superficie del agua está inclinada com o se ve en la figura, pero está más o menos lisa. Un fenómeno semejante se presenta en los lagos. Imaginemos un lago de sección recta rectangular, com o se indica, de longitud L y con una pro­ fundidad del agua h(<^ L). El problema recuerda al de un péndulo simple, en el 86 Vibraciones libres de los sistemas físicos que la energía cinética se debe casi por completo a un flujo horizontal del agua, mientras que la energía potencial depende de variaciones de nivel del agua muy pequeñas, El programa para calcular, aproximadamente, el período de las osci­ laciones es éste: (a) Imaginar que en un instante dado el nivel del agua en los extremos es + y 0 respecto al nivel normal. Demostrar que la energía potencial gravitato* ria de la masa de agua completa viene dada por U = %bpgLy02 siendo b la anchura del lago. Para obtener este resultado basta con hallar el in­ cremento de energía potencial de un elemento situado a una distancia x del cen­ tro e integrar. (b) Admitiendo que el flujo del agua es predominantemente horizontal, su velocidad v debe variar con x, siendo mayor para x = 0 y cero para x = ± 1 /2. Com o el agua es incompresible (más o menos) podemos relacionar la diferencia de velocidades de flujo en x y x + dx con el cambio por unidad de tiempo dyját de la altura de la superficie del agua en x. Esto es úna condición de continuidd El agua fluye hacia x a una velocidad vhb y hacia x + dx a una velocidad (u + dv)hb. (Estamos admitiendo que y0 h.) La diferencia debe ser igual a (bdx)(dy¡dt), que representa el aumento por unidad de tiempo del volumen de agua contenido entre x y x + dx. Utilizando esta condición demostrar que en donde (c) A partir de aquí demostrar que en un instante cualquiera la energía cinética total asociada con el movimiento horizontal del agua viene expresada poi Para obtener este resultado, se debe calcular la energía cinética del elemento di agua comprendido entre x y x + dx (con volumen igual a bhdx) que se mueve coa velocidad v(x) e integrar entre los límites x ~ ± L ¡2. (d) Escribir ahora K + U = const. que es una ecuación de la forma A + Byo2 = const. Problemas 87 y define un M AS de un período determinado. Puede verse que este período de­ pende sólo de la longitud L, de la profundidad h y de g. [Nota: Esta teoría no es realmente correcta. La superficie del agua es realmente una porción de onda sinusoidal y no plana. Pero nuestra fórmula da un error inferior al 1 %. (La res­ puesta correcta es T — 2L¡\Jgh).] (e) El lago de Ginebra puede considerarse aproximadamente com o un de­ pósito rectangular de agua de unos 70 km de longitud y una profundidad media de 150 m. El período de sus oscilaciones se observa que vale 73 minutos apro­ ximadamente. Comparar este resultado con la fórmula obtenida. 3-19 Una masa m descansa sobre una mesa horizontal sin rozamiento y está unida a unos soportes rígidos mediante dos muelles idénticos de longitud sin de­ formar l0 y constante k (véase figura). A m bos muelles se estiran una longitud l con­ siderablemente mayor que Z0. Los desplazamientos horizontales de m respecto i su posición de equilibrio se denominarán x (sobre AB) e y (perpendicular a AB). y B — o — (k) i (a) Escribir la ecuación diferencial del movimiento (es decir, la ley de Newton) que rige las oscilaciones pequeñaá en dirección x . (b) Escribir la ecuación diferencial del movimiento que rige las oscila­ ciones pequeñas en dirección y (admitir que y l). (c) Calcular el cociente entre los períodos de oscilaciones sobre x e y en fun­ ción de l y Za. (d) Si para t = 0 se deja libre la masa m desde el punto x = y = A 0 con velocidad nula, ¿cuáles son sus coordenadas x e y en un instante posterior Z? (e) Dibujar un gráfico de la trayectoria de m resultante bajo las condicio­ nes de la parte (d) si l — 9 Z0/5. Si un gallo in tr o d u c e su ca b eza en un r e c ip ie n te v a cío d e vid rio y allí c a c a re a h a sta r o m p e r e l r e c i­ p ie n te , to d o e l c o s to será phgacLo. El T alm ud (B a b a K a m m a , C a p ítu lo 2) 4 Vibraciones forzadas y resonancia -EL c a p í t u l o a n t e r io r se refirió enteramente a las vibraciones libres de di­ versos tipos de sistemas físicos. V olvam os ahora a ciertos fenóm enos nota­ bles, de profunda importancia en toda la física, que se presentan cuando un sistema de este tip o , es decir, un oscilador fís ic o , se som ete a una fuerza impulsora periódica mediante un agente externo. La palabra clave es “ resonancia” . T od o el m undo por lo menos está fam i­ liarizado cualitativamente con este fenóm eno, y probablem ente la caracterís­ tica más chocante de un oscilador im pulsado exteriorm ente es el m odo con que una fuerza periódica de un valor fijo produce diferentes resultados de­ pendientes de su frecuencia. En particular, si la frecuencia impulsora se hace muy próxima a la frecuencia natural, entonces (com o sabe cualquiera que ha empujado un colum pio) suele hacerse la amplitud de oscilación muy grande mediante aplicaciones repetidas de una fuerza muy pequeña. Este fenóm eno se denomina resonancia. Una fuerza del m ism o valor aproxim adam ente, a fre­ cuencia bastante por encim a o por debajo de la frecuencia de resonancia es mucho menos eficaz; la amplitud producida sigue siendo pequeña. A juzgar por la cita mencionada al principio de este capítulo, el fenóm eno ha sido c o ­ nocido desde hace m ucho tiem po . 1 Es típico de este tipo de m ovim iento el que el sistema im pulsado se vea obligado a aceptar cualquier frecuencia de re- 1 Como Alexander W ooks hace notar en su libro Acoustics (Blackie and Son, Londres, 1940): "Parece difícil creer que se proyectó dicha legislación para cubrir un caso que nunca habría de presentarse.” Sin embargo, el ejemplo parece más bien extraño y H. Bouasse, el físico francés que llamó la atención sobre este precepto del Talmud, señalaba que él mismo había criado gran número de gallos, ¡y ninguno había adquirido el hábito de meter su ca­ beza dentro de recipientes de v id r io ! 89 90 Vibraciones forzadas y resonancia petición que tenga la fuerza im pulsora; al principio puede ponerse en eviden­ cia su tendencia a vibrar con su frecuencia natural propia, pero finalmente da paso a la influencia externa. Para obtener cierto conocim ien to inicial en la descripción teórica del fe­ nóm eno de resonancia, sin demasiadas com plicaciones en detalles analíticos, empezaremos considerando el caso sencillo aunque físicam ente n o real, de un oscilador en el que sea totalmente despreciable el efecto amortiguador. O S C IL A D O R NO A M O R T IG U A D O C O N IM PU LSIÓ N A R M Ó N IC A Considerem os que nuestro sistema está form ado por la masa m situada sobre un muelle de constante k e imaginemos la aplicación de una fuerza impulsora sinusoidal F = Ftícosw t. El valor de \Jkjm, que representa la frecuencia angu­ lar natural del sistema, se designará por w0. Entonces la ecuación del movi­ miento, en la forma ma = fuerza neta, es d2x m — r = —kx + Fo eos coi d t2 o bien ,2 m dt2 4- kx = Fo eos coi (4-1) Antes de estudiar con detalle esta ecuación diferencial del m ovim iento con­ sideremos cualitativamente la situación. Si el oscilador se ve impulsado a partir de la posición de equilibrio y se le deja oscilar por sí m ism o, oscilará con su frecuencia natural w0. Una fuerza impulsora periódica, sin embargo, intentará imponer su propia frecu en cia 1 w al oscilador. Por lo tanto, es de esperar que el m ovim iento real, en este caso, se deba a la superposición de oscilaciones correspondientes a las dos frecuencias w y w0. La solución matemática com­ pleta de la ecuación (4-1) es realmente una suma simple de am bos movimien­ tos. Pero debido a la inevitable presencia de fuerzas disipativas en cualquier sistema real, las oscilaciones libres acabarán desapareciendo. La etapa inicial en que los dos tipos de m ovim iento son importantes, se denom ina transitoria, Sin embargo, después de un tiem po suficientemente largo el único movimiento 1 Para evitar molestas repeticiones, nos referiremos a <o simplemente com o “ frecuencia en lugar de “ frecuencia angular” en textos donde no haya peligro de ambigüedad. Oscilador no amortiguado con impulsión armónica 91 presente de hecho es la oscilación forzada, que continuará sin disminuir con la frecuencia w. Cuando se alcanza esta con dición tenem os lo que se denomina movimiento estacionario del oscilador impulsado. Posteriormente analizaremos los efectos transitorios, pero de m om ento en­ focaremos nuestra atención exclusivam ente al estado estacionario de la osci­ lación forzada. En un oscilador no am ortiguado ideal el efecto de las vibracio­ nes naturales nunca desaparecería, pero tem poralm ente ignorarem os por sencillez este m olesto efecto que la ausencia de am ortiguam iento origina en el problema del m ovim iento forzado. La característica más im portante del m ovim iento será su gran respuesta en las proximidades de w = w0, pero antes de com prom eternos totalm ente a la resolución de la ecuación (4-1) señalemos algunas características del m ovim ien­ to en los casos extrem os de valores m uy altos o m uy bajos de la frecuencia impulsora w. Si la fuerza impulsora es de frecuencia m uy baja respecto a la frecuencia natural de las oscilaciones libres, es lógico que la partícula se mueva esencialmente en fase con la fuerza .im pulsora con una amplitud no muy diferente de F0/ k ( = FJmu)2), desplazam iento que produciría una fuerza constante F0. Esto es equivalente a afirmar que el térm ino m (d2x/dta) en la ecua­ ción (4-1) juega un papel relativamente pequeño com parado con el térm ino kx a frecuencias muy bajas, o en otras palabras, que la respuesta está controlada por la rigidez del muelle. Por otra parte, cuando las frecuencias de la fuerza impulsora son m uy grandes com paradas con la frecuencia natural de la oscila­ ción libre, se presenta el caso opuesto. El térm ino kx resulta pequeño co m ­ parado con m(d2x¡d t2) debido a la gran aceleración asociada con frecuencias altas, de m odo que la respuesta queda controlada por la inercia. En este caso es evidente una amplitud relativamente pequeña de oscilación de fase opuesta a la fuerza impulsora, ya que la aceleración de una partícula en el movimiento armónico está desplazada en fase 180° con su desplazam iento. A partir de estas consideraciones no parece lógico que la amplitud de resonancia exceda mucho de la que se tiene con frecuencias bajas o altas, pero esto lo justifica­ remos a continuación. Para obtener la solución estacionaria de la ecuación (4-1) podem os escribir x = C eos coi (4 - 2 ) En otras palabras, estamos adm itiendo que el m ovim iento es armónico, de la misma frecuencia y fase que la fuerza impulsora, y que no están presentes las oscilaciones naturales del sistema. N o debe olvidarse^que' la hipótesis de 92 Vibraciones forzadas y resonancia la ecuación (4-2) es sim plem ente de tanteo y debem os estar preparados para rechazarla si no acertam os a encontrar un valor de la constante C, hasta aho­ ra indeterminada, tal que se satisfaga la ecuación (4-1) para valores arbitra­ rios de ü> y t. D erivando la ecuación (4-2) dos veces respecto a í se tiene d X dt2 2 y-, = — co C eos <j¡t Sustituyendo en la ecuación (4-1) tenem os así —mo)2C eos coi -j- kfc eos cot = Fo eos c¡út y de aquí C = k - F° ma)2 = Fo/m co02 _ W2 (A-%\ La ecuación (4-3) define satisfactoriamente a C de tal m od o que la ecuación (4-1) se satisface siempre. A sí pues, podem os considerar que el movimiento forzado está ciertamente descrito por la ecuación (4-2), con C dependiente de W de acuerdo con la ecuación (4-3). Esta dependencia se muestra gráficamente en la figura 4-1. Obsérvese c ó m o C varía abruptamente de valores positivos grandes a valores negativos grandes cuando w pasa p or el valor w0. El fenó­ m eno de resonancia p or sí m ism o está representado p or el hech o de que el valor de C, sin tener en cuenta el signo, resulta infinitamente grande cuando se cumple exactamente que w = w0. Fig. 4-1. Amplitud de las vibraciones forzadas en función de la frecuencia impulsora (admitiendo un amortiguamiento nulo). El signo negativo de la am­ plitud para w > w0 corresponde a un retraso de fase igual a n del desplaza­ miento respecto a la fuerza impulsora. Oscilador no amortiguado con impulsión armónica 93 Aunque entre las ecuaciones (4-2) y (4-3) se describe de un m odo total­ mente adecuado la solución de este problem a dinám ico, existe otro procedi­ miento m ejor de llegar al resultado, más de acuerdo con nuestra descripción general de los m ovim ientos arm ónicos. Este m étodo consiste en expresar x en función de una vibración sinusoidal que tenga una am plitud A , mediante la definición de una m agnitud positiva y una fase a para t = 0 . x = A cos(cot + a) (4 - 4 ) No es difícil ver que esto im plica la con dición A = |C| y que se dé a a uno u otro de los dos siguientes valores, según la frecuencia impulsora w sea m e­ nor o mayor que w0: co < coo: oí O) > Oí = 0 )0 * = 0 7T La respuesta del sistema en tod o el intervalo de <o viene entonces repre­ sentada por curvas separadas para la amplitud A y para la fase a, com o se ve en la figura 4-2. El valor infinito de A para <» = <■>„, y el salto discontinuo de TC (b) co Fig. 4-2. (a) Amplitud de absorción de las oscilaciones forzadas en función de la fuerza impulsora, en el caso de amortiguamiento nulo, (b) Retraso de fase del desplazamiento respecto a la fuerza impulsora en función de la fre­ cuencia. 94 Vibraciones forzadas y resonancia cero a n del valor de a cuando se pasa por w0, carece de significado físico, pero, com o verem os, representa un caso límite (m atem áticam ente) de lo que real­ mente ocurre en sistemas con am ortiguamiento n o nulo. Puede verse la inversión real de la fase del desplazam iento respecto a la fuerza im pulsora (es decir, desde perm anecer en fase hasta desfasarse 180°) O Fíg. 4-3. Movimiento de péndulos simples que se obtienen de la oscilación armónica forzada del punto de suspensión a lo largo de la línea AB. (a) (n<C ojo. (b) ^ > ü>o. mediante el com portam iento de un péndulo simple que se acciona moviendo su punto de suspensión hacia adelanté y atrás horizontalm ente con un movi­ miento arm ónico simple. En la figura 4-3 pueden verse los casos que se pre­ sentan para frecuencias bastante por debajo y por encim a de la resonancia. Una vez establecido el estado estacionario, el péndulo se com porta com o si estuviera suspendido desde un punto fijo correspondiente a una longitud ma­ yor que su longitud verdadera l para w < y m enor que l para w > En el primer caso el m ovim iento de la lenteja del péndulo lleva siempre la mis­ ma dirección y sentido que el m ovim iento de la suspensión, mientras que en el últim o caso es siempre de sentido opuesto. E L M ÉTO D O D E L EX P O N EN T E C O M P L E JO EN E L C A S O D E O S C IL A C IO N E S F O R Z A D A S Habiendo estudiado este ejem plo simple de problem as de vibración forzada en función de ondas sinusoidales, volvam os a repetirlo utilizando el método El método del exponente complejo en el caso de oscilaciones forzadas 95 del exponente com plejo. Esto no tiene ningún m érito especial en lo que se refiere al problem a presente, pero su técnica, que ponem os aquí com o ejemplo en términos elementales, m ostrará ser muy ventajosa cuando la considerem os en el caso del oscilador am ortiguado. N uestro programa es el siguiente: 1. Em pezaremos con la ecuación física del m ovim iento dada por la ecua­ ción (4-1): x (a) (b) Fig. 4-4. (a) Representación compleja de la fuerza impulsora sinusoidal. (b) Representación compleja del vector desplazamiento en la oscilación forzada. 2. Im aginem os que la fuerza impulsora F 0 eos wt se obtiene co m o p royec­ ción sobre el eje x de un vector rotatorio F0 exp (7W ), c o m o se ve en la figu­ ra 4-4 (a), e imaginemos que x es la p royección de un vector z que gira con la misma frecuencia o> [fig. 4-4 (b)]. 3. Escribam os ahora la ecuación diferencial que rige el com portam iento de z : (4-5) 4. Ensayemos la solución z - Aej{ut+a) Sustituyendo en la ecuación (4-5) resulta ( - mo>2A + kA)eñut+a) = F0eia‘ que puede volverse a escribir del m od o siguiente: Fq . Fo — — co sa — j -s e n a m m (4-6) 96 Vibraciones forzadas y resonancia Esta expresión se desdobla en dos condiciones, que corresponden a la par­ te imaginaria y real de am bos m iem bros de la e c u a ció n : (coo2— co2)A = — eos a m F 0 sen a 0 = ------------ m Claramente estos valores conducen a la vez a las soluciones representadas me­ diante los dos gráficos de la figura (4-2). O S C IL A C IO N E S F O R Z A D A S C O N A M O R T IG U A M IE N T O A l final del capítulo 3 analizábamos las vibraciones libres de un sistema masamuelle som etido a una fuerza resistente proporcional a la velocidad. Consi­ deraremos ahora el resultado que se obtiene al actuar sobre este sistema una fuerza com o la que acabam os de considerar en la sección anterior. El enunciado de la ley de N ew ton se convierte ahora en d2x dx , _ tn — = —kx — b— + F q eos coi clt* dt o bien d 2x ~~j7ñ 4 dt¿ b dx , k Fo ~j- H-----* = — eos coi m dt m m H aciendo fc/m = w02, bfm = y, esta expresión puede escribirse d 2x dx 2 Fo — + 7 — + coo * = — eos coi dt2 dt m (4-7 Busquem os ahora una solución estacionaria a esta ecuación. V olvam os de nuevo al m étodo del exponente co m p le jo ; nuestra ecuación básica se convierte en la siguiente: 2 d z . ^ dz , - + y 7i + „ Fo jut z - - e ’ 2 (4-8) Supongamos ahora la solución siguiente: z = A e ^ ' - S> con x = Re (z) (4 - 9) Oscilaciones forzadas con amortiguamiento 97 Obsérvese que hem os adm itido una ecuación ligeramente diferente para z respecto a lo supuesto en la sección anterior; hem os escrito la fase inicial de z com o — <5 en lugar de + a. ¿P or qué hicim os esto? La clave se encuentra en la ecuación (4-6). El segundo m iem bro de la ecuación puede leerse en tér­ minos geom étricos co m o la instrucción necesaria para tom ar un vector de longitud F0/m y hacerlo girar el ángulo — a respecto al eje real. Volverem os a obtener una ecuación m uy semejante ahora y conseguirem os simplificar el problema si definimos nuestro ángulo, por lo m enos form alm ente, com o re­ presentando una rotación positiva (en sentido contrario a las agujas del reloj). Es decir, ó es form alm ente un ángulo de fase positiva m ediante el cual la fuer­ za impulsora adelanta al desplazamiento. Sustituyendo (4-9) en la ecuación (4-8) se obtiene F0 m ( —oy2A + jlfcoA + ojo2A )e j(íat 5) — — e j(j>t Por lo tanto, (coo2 — co2)^4 + jyoiA = — e3& m (4-10) Ahora verem os realmente la elegancia del m étodo del exponente com ple­ jo. Podemos considerar la ecuación (4-10) co m o una con d ición geom étrica. El primer m iem bro nos dice que dibujem os un vector de longitud (<o02 — o>2)A , y que luego perpendicularm ente a él dibujem os otro vector de longitud ywA. El segundo m iem bro nos dice que dibujem os un vector de longitud F0/m for­ mando un ángulo <5 con el eje real. La ecuación exije que estas dos operacio­ nes nos lleven al m ism o punto, de m od o que los vectores form en un triángulo cerrado, com o se ve en la figura 4-5 (a ) . 1 Evidentemente, se tiene F J m jywA FJm ^90° ¡ L ] í ( u t, 2 — u «o2 2) A A (b) (a) Fig. 4-5. A Representación geométrica de la Ec. (4-10). 1 Puede preferirse leer el m iem bro de la izquierda de la Ecuación (4-10), considerándolo literalmente com o una suma de tres vectores, m 2A + jytaA + ( f ) 2ta2A como se indica en la figura 4-5 (b) 98 Vibraciones forzadas y resonancia (coo2 - w2)A = — eos ó m p ytúA = ------- sen 6 m Por lo tanto, [(coo2 - tg <5(o>) = 0)2)2 + (7w)2]1'2 (4 yco Cl)q2 --- O)2 Naturalmente estos resultados pueden obtenerse también sin introducir el exponente com plejo. Simplemente se supone una solución de la form a x = A eos (cot — 5) (4-12) Fig. 4-6. (a) Relación entre la amplitud y la frecuencia impulsora en el caso de oscilaciones forzadas con amortiguamiento, (b) Fase del desplazamiento respecto a la fuerza impulsora en función de la frecuencia impulsora. Oscilaciones forzadas con amortiguamiento 99 y se sustituye en la ecuación (4-7), lo cual nos conduce a la ecuación (coo2 - o?)A cos(cof - 5) - 7o)A sen (cor - F 5 )= — eos coi Esta ecuación deberá resolverse entonces com o una identidad trigonométri­ ca cierta para todo valor de t. El análisis, ciertamente, no es difícil, pero es menos transparente e instructivo que el otro. En la figura 4-6 se indica la relación que existe entre la amplitud A y el ángulo de fase A respecto a la frecuencia «> en el caso de un valor admitido constante de F0. (Recuérdese que es el ángulo que la fuerza impulsora adelanta al desplazamiento o bien el ángulo que el desplazamiento está retrasado res­ pecto a la fuerza impulsora.) Estas curvas tienen un aspecto general claro muy parecido al de la figura 4-2 para el caso del oscilador no amortiguado. Com o puede verse, a partir de la expresión que nos da la tangente de ¿ en las ecua­ ciones (4-11), el retraso de fase aumenta continuamente desde cero (para w = 0) hasta 180° (en el límite w - k v ) ; pasa por 90° precisam ente cuando la frecuencia es w0. M enos evidente resulta el hecho de que la amplitud máxima se alcanza a una frecuencia un p oco menor que o>0; sin embargo, en la ma­ yor parte de los casos de cierto interés práctico la diferencia entre wm y o>0 es despreciablemente pequeña. Éstas son algunas de las características calculadas para un oscilador amor­ tiguado forzado. ¿Cuánto se aproxima a las que presentan los sistemas físicos reales? La figura 4-7 nos proporciona una respuesta en la forma de los resul­ tados experimentales obtenidos con el tipo de sistema físico que hemos estado discutiendo. N o es un sistema natural, evidentemente, sino un sistema arti­ ficial, ideado específicamente para mostrar más claramente estas característi­ cas. Sin embargo, produce satisfacción el ver que el esquema de comportam ien­ to descrito por nuestros análisis matemáticos (que después de tod o podría no tener ninguna relación con la realidad) corresponde muy bien al comportamiento del sistema com puesto por un muelle real y un agente amortiguador viscoso también real. Este sistema es el mismo para el que mostramos la disminución de las oscilaciones libres en la figura 3-12. Las características de la figura 4-6 pueden también exhibirse de un m odo sencillo aplicando una fuerza impulsora de cierta frecuencia fija a una colección Vibraciones forzadas y resonancia Fig. 4-7. (a) Esquema de la “ Torre de Texas”, aparato de resonancia mecá­ nica desarrollado por J, G . King en el Educational Research Center, M.I.T. (b) Curvas experimentales de resonancia de la amplitud y del retraso de fase obtenidas con este aparato. (Medidas realizadas por G. / . Churinoff, M.I.T., clase de 1967 J Oscilaciones forzadas con amortiguamiento Fig. 4-8. Versión moderna del experimento del péndulo de Barton. (a) Es­ quema general del dispositivo. La luz estroboscópica emite un destello por oscilación en un punto controlable del ciclo, (b) Desplazamientos de los pén­ dulos cuando la fuerza impulsora está pasando por cero (izquierda) y un mo­ mento después (derecha). En la última fotografía, obsérvese que los péndulos más cortos se han movido en el mismo sentido que el accionamiento y los más largos en sentido contrario, correspondiendo a 8 < 9 0 ° y 8 > 90 °, respec­ tivamente. (Fotos por fon Rosenfeld, Education Research Center, M.I.T.) 101 102 Vibraciones forzadas y resonancia completa de osciladores de frecuencia naturales diferentes. Esto se hace fácil­ mente mediante una modificación de un dispositivo debido a E. H. Barton (1918) en el que se cuelgan cierto número de péndulos ligeros de longitudes diferentes de una barra horizontal que se hace oscilar a la frecuencia de reso­ nancia del péndulo situado en su mitad, com o se ve en la figura 4-8 (a). Cuan­ do se fotografían lateralmente los movimientos de los péndulos ligeros todos se mueven con la misma frecuencia y están separados cualitativamente al me­ nos en las relaciones de fase que eran de esperar. Esto está indicado en la figura 4-8 (b), que muestra los desplazamientos de los péndulos pequeños en el instante en que la barra accionadora pasaba de la izquierda a la derecha a través de posición de equilibrio y luego un instante ligeramente posterior. Los péndulos cortos (para los cuales w0 > <o) tenían un S < 90°, los más largos (en los cuales a>0 <o>) tenían un d > 9 0 ° , y así se movían en sentido contrario al sistema accionador, y el péndulo en resonancia exacta se retrasaba 90°, teniendo un desplazamiento negativo máximo cuando el sistema accionador pasaba por cero. IN FLU EN C IA DE LA V A R IA C IÓ N D EL TÉRM IN O R ESISTIV O A l estudiar la disminución de las vibraciones libres al final del capítulo 3, in­ trodujimos el factor de calidad Q t un número puro igual al cociente w6/y. Cuanto mayor es el valor de Q, menor es el efecto disipativo y mayor el nú­ mero de ciclos de oscilaciones libres para una disminución dada de amplitud. Indicaremos ahora cóm o cambia el comportam iento del sistema resonante cuan­ do se hace variar la Q del sistema permaneciendo igual los demás parámetros. Dispongamos la ecuación (4-11) (para A y tg á ) en forma más conveniente para este objetivo. Sustituyendo primeramente y = w0/(? nos dará A (« ) = F o/m [(w02 - « 2)2 + (W« 0/ e ) 2]l /2 tg 5(«) = ««o /e (4“ 13) O>02 — O)2 Además, resultará conveniente en muchas ocasiones utilizar w/w0 com o va­ riable en lugar de w. Teniendo esto en cuenta volveremos a escribir las ecua­ ciones (4-13) de la forma siguiente: Influencia de la variación del término resistivo 103 A - - * /MU>02 o bien (4-14) y O) U>0 En la figura 4-9 vem os varias curvas calculadas a partir de las ecuaciones (4-14) que muestran las relaciones que existen entre la frecuencia y la ampli­ tud A y el retraso de fase 5 para valores diferentes de Q, La mayor parte de la variación de 6 se produce en un intervalo de frecuencias que va aproximada­ mente desde o>0( l — 1¡Q ) hasta q>0(1 + 1/(7), es decir, en una banda de anchura 2w0IQ centrada en w0. En el lím ite Q - k x > el retraso de fase salta bruscamente desde cero a tt en cuanto se pasa a través de oj0. Evidentem ente la frecuencia w0 es una propiedad im portante del sistema resonante, aunque no sea (excepto en el caso de am ortiguam iento nulo) la frecuencia con la cual el sistema debería oscilar cuando se le dejase en libertad. La amplitud A pasa p or un m áxim o para cualquier valor de Q mayor que 1 /V 2 » es decir, para tod os los sistemas excepto los am ortiguados con mayor intensidad. Esta amplitud máxima A m se presenta, c o m o indicam os anterior­ mente, a una frecuencia wm que es m enor que w0. Si llam am os A 0 a la amplitud Fülk obtenida para w - ^ 0 , puede demostrarse fácilm ente que se obtienen los siguientes resu ltados: Am — Ao Q (4-15) En la tabla 4-1 relacionam os algunos valores de wm/w0 y de A mjA 0 para va­ lores particulares de Q. Obsérvese que en la mayoría de los casos (Q > 5) el pico de amplitud es casi igual a Q veces el desplazamiento estático para la 104 Vibraciones forzadas y resonancia misma F 0l y se produce a una frecuencia muy próxim a a w0. Para la misma frecuencia w0 la am plitud es precisamente Q A 0. TABLA 4-1: PARÁM ETRO S DE RESO N AN CIA AM ORTIGUADOS 1/V2 1 2 3 5 »1 o 3 ^ 1 3 1 Q 0 1 A /2 = 0.707 V i = 0.935 V a = 0.973 V t f = 0.990 i - 1/ 4e 2 DE LO S SISTEM A S A-m!^ 0 1 2 /V 3 = 1.15 8/V T 4 = 2.06 18/V 35 = 3.04 50 /V 99 = 5.03 Q [1 + 1/(8 Q 2)] La figura 4-9 nos indica cóm o varía con Q la nitidez del ajuste de un sistema resonante. Para exponer el fenóm eno puede utilizarse el dispositivo form ado por una colección de péndulos c o m o el de la figura 4-8 (a). Puede aumentarse el valor de Q, sin variar w0, haciendo que las lentejas de los péndulos tengan mayor masa. La figura 4-10 muestra las fotografías realizadas con una exposi­ ción larga de los péndulos prim ero descargados y luego con dos cargas dife­ rentes. En ella se revela claramente la m ejora en la nitidez del ajuste, aunque no sean estrictamente com parables las amplitudes absolutas de oscilación en las tres fotografías. En cada una de estas fotografías se ha sobrepuesto una fotografía mediante un destello instantáneo que muestra la relación de fase entre los distintos péndulos para diferentes Q, que se corresponde en todo con la figura 4-9 (b). F E N Ó M E N O S T R A N S IT O R IO S Hasta aquí nuestro estudio ha considerado el estado estacionario co m o com ­ pletamente establecido, es decir, co m o si la fuerza im pulsora F0 eos <of hubiese estado actuando desde siempre en el pasado, de m od o que se ha desvanecido toda traza de cualquier vibración natural del sistema impulsado. Pero, como es natural, en cualquier caso real la fuerza im pulsora se pone en acción en un instante determ inado, que si no hay ninguna razón para lo contrario lo denom inarem os t = 0 , y sólo algún tiem po después se obtienen nuestras con­ diciones de estado estacionario. Esta etapa transitoria puede ocupar realmente un tiem po muy largo si el am ortiguamiento de las oscilaciones libres es extre- Fenómenos transitorios Fig. 4-9. (a) Amplitud en función de la frecuencia impulsora para diferentes valores de Q, admitiendo que la fuerza impulsora tiene valor constante y fre­ cuencia variable, (b) Diferencia de fase en función de la frecuencia impul­ sora para varios valores de Q. 106 Vibraciones forzadas y resonancia ^p[ni-- m «, » • * # ** # •# * -m * =* » ^w*-- O * (a) (b) (c) Fig. 4-10. Fotografía con la exposición de los péndulos de Barton (ej. fi­ gura 4-8) mostrando las propiedades de la resonancia. Las lentejas del pén­ dulo eran esferas de estirofoam de poco peso (procedentes del Kit de electrostáti­ ca del PSSC). (a) Péndulos descargados y , por tanto, con gran amortiguamiento, mostrando una resonancia poco selectiva, (b) Las lentejas poseían una car­ ga ligera (con una chincheta), obteniéndose un amortiguamiento moderado y una resonancia más selectiva, (c) Lentejas con carga alta (una chinche­ ta + una arandela), obteniéndose un pequeño amortiguamiento y un Q bas­ tante elevado. (Fotos por Jon Rosenfeld, Education Research Center, M.I.T.) En los tres casos se ha superpuesto un destello instantáneo para mostrar las reacciones de fase entre los péndulos. madamente pequeño. Em pezarem os otra vez (debido de nuevo a su sencillez matemática) con el caso en que el amortiguam iento es efectivam ente nulo. Para hacer el problem a másexplícito, supongam os que tenem os un sistema masa-muelle que está en reposo hasta el instante t = 0. En este m om ento se pone en funcionam iento la fuerza impulsora y a partir de entonces el movi­ m iento queda regido por la ecuación (4-1), que presentam os al principio de este c a p ítu lo : m d2 ~ + kx = Fq eos co/ (4-16) + (¿o2X = — eos ü)t (4-17) dt¿ o bien dt2 m A hora ya hem os visto cóm o conduce esta ecuación diferencial del movi­ miento forzado a la siguiente ecuación en x : Fenómenos transitorios 107 Sin em bargo, esta. ecuación no contiene constantes ajustables de integra­ ción; la solución queda especificada com pletam ente p or los valores de m, o>0, F 0 y o). Después de nuestras notas en el capítulo 3 sobre la necesidad de in­ troducir dos constantes de integración al resolver una ecuación diferencial de segundo orden, puede el lector preguntarse qué pasó con ellas en este caso. Más específicamente, y c o m o allí más empíricamente, busquem os lo que nos dará la ecuación (4-17) en el instante t = 0, en el cual, de acuerdo con nues­ tra hipótesis presente, la fuerza impulsora se ha puesto en funcionamiento. ¡El resultado es im posible! P or ejem plo, si suponem os w < w0, el desplaza­ miento para t = 0 adquiere inmediatamente un valor positivo. Pero ningún sistema con inercia no nula, som etido a fuerza finita, puede desplazarse una distancia no nula en tiem po cero. Y si suponem os w > w0, el resultado es un absurdo aún m ayor , la masa debería m overse repentinamente con un des­ plazamiento negativo ba jo la acción de una fuerza positiva. Evidentemente, la ecuación (4-17) no nos cuenta toda la historia y la parte transitoria es la que nos resuelve el problem a. M atem áticam ente, la situación es ésta. Supóngase que hem os encontrado una solución, denom inada x u a la ecuación (4-16), de m od o que d2x i 2 F0 —j-z- ir a>o xi = — eos cot dt2 m Y supongam os ahora que hem os hallado también una solución, denom i­ nada x 2, a la ecuación de la vibración libre, de m od o que .2 a X2 , 2 *2 n = 0 Por simple suma de estas dos ecuaciones tenemos a t¿ m Así pues, la com binación X\ 4- x 2 equivale a la solución de la ecuación del movimiento forzado co m o si estuviese x t solamente. N o tenem os ninguna ra­ zón matemática para excluir la contribución debida a x 2; por el contrario, nos vem os obligados absolutam ente a incluirla si hem os de tener en cuenta las condiciones que se presentan cuando t — 0. P odem os decir prácticamente lo mismo, aunque con m enos precisión, desde un punto de vista puramente físico. Las oscilaciones que se obtienen de un impulso breve dado al sistema para t = 0 poseerán ciertam ente la frecuencia natural <*>0. Sólo si se aplica 108 Vibraciones forzadas y resonancia una fuerza periódica durante m uchos ciclos aprenderá el sistema que debe oscilar con alguna frecuencia diferente w. A sí pues, es lógico que el m ovi­ miento, al m enos en sus etapas iniciales, contenga contribuciones debidas a ambas frecuencias. V olvien d o ahora a las ecuaciones precisas, la ecuación de la vibración li­ bre de frecuencia w0 contiene dos constantes ajustables , una am plitud y una fase inicial. Llamémoslas B y /? porque estamos utilizándolas para ajustar las condiciones del principio del m ovim iento forzado. Entonces, de acuerdo con las ideas resumidas anteriormente, proponem os que la solución com pleta de la ecuación del m ovim iento forzado sea del m od o sigu ien te: siendo x — B eos (cooí + 0) + C eos coi _ . ^ Fo/m C002 — (4-18) co2 Podem os ahora adaptar la ecuación (4-18) de m o d o que se ajuste a las condiciones iniciales (en este caso), que son x = 0 y dx/dt = 0 para t — 0 . Para la condición respecto a x misma tenem os 0 = 2? eos p - f C Adem ás, derivando la ecuación (4-18), se tiene dx —-— = — o)qB sen ((o0í + /3) —•wC sen wí dt De aquí que, para t = 0, resulte 0 = — . WoB sen j3 La segunda condición exige que = 0 o n. T om an do la primera (el re­ sultado final es el m ism o en am bos casos) se tiene que B = — C, de modo que la ecuación (4-18) resu lta : x = C(cos coi — eos cooí) (4-19) lo cual es un ejem plo típico de batido o pulsación, co m o se ve en la figu­ ra 4-11 (a). En ausencia com pleta de am ortiguam iento estas pulsaciones con­ tinuarían indefinidam ente; no se alcanzaría nunca un estado estacionario co­ rrespondiente a la ecuación (4-17) sola. Quizá sea interesante hacer notar que Fenómenos transitorios (a) (b) Fig. 4-11. (a) Respuesta de un oscilador armónico no amortiguado frente a una fuerza impulsora periódica, como la descrita por la Ec. (4-19). Estas pul­ saciones continuarían indefinidamente, (b) Comportamiento transitorio de un oscilador amortiguado con una fuerza impulsora periódica lejos de la reso­ nancia. (c) Comportamiento transitorio a frecuencia de resonancia exacta, mos­ trando el crecimiento suave hasta alcanzar una amplitud estacionaria. (Fotos de fon Rosenfeld, Education Research Center, M.I.T.) 110 Vibraciones forzadas y resonancia las condiciones un instante después de t = 0 tienen ahora un sentido per­ fectam ente claro. Si ü>„í 1, podem os poner 2 2 eos ~ 1 — O) t C O S C0QÍ 555 1 Por lo tanto, x Fp/m (coq2 — c o V coo2 — co2 2 _ 1 Fp ^ 2 m A sí pues, precisamente com o es lógico, antes de que las fuerzas restaura­ doras tengan que intervenir en el ju ego la masa arranca en el sentido de la fuerza aplicada con una aceleración F 0/m. Podem os preguntarnos si, dado que la ecuación (4-18) se justifica com o una posible solución de la ecuación del m ovim iento forzado, es, en conse­ cuencia, la verdadera solución. D irem os solam ente que existe un teorem a de unicidad para estas ecuaciones diferenciales y si hem os encontrado una so­ lución cualquiera con el núm ero exigido de constantes ajustables, es cierta­ mente la única y verdadera solución del problem a . 1 V olviendo ahora al caso más real en que se adm ite que está presente el amortiguamiento, podem os, sin más, postular la com bin ación siguiente de m o­ vim ientos libres y en estado estacionario: x = Be yt¿2 cos(coit + /3) + A cos(cct — 5) (4-20) en donde y A y d vienen dadas por la ecuación (4-11). N o intentaremos aquí descender a los detalles puramente matem áticos para ajustar los valores de B y p a los valores de x y dx/dt para £ = 0. Es seme­ jante a una versión más com plicada de lo que hicim os antes para el caso de los osciladores no amortiguados. Sin embargo, en la figura 4-11 (b), mostra­ rem os el tipo de m ovim iento que se produce, en general semejante a un in­ tento de pulsaciones, seguido de un m ovim iento de am plitud constante a la i Para un estudio más com pleto ver, por ejemplo, a W. T. Martin y E. Reissner, Elementary Differential Equations, Addison-W esley, Reading, Mass., 2.“ ed., 1961. Potencia absorbida por un oscilador impulsado frecuencia impulsora oh 111 La figura 4-11 (c) muestra el efecto transitorio mucho más sencillo que se presenta cuando el oscilador am ortiguado se ve impulsado a su propia frecuencia natural. POTENCIA A B S O R B ID A POR UN O S C IL A D O R IM P U LS A D O Con frecuencia tendrá im portancia e interés con ocer a qué ritm o debe ali­ mentarse la energía en un oscilador impulsado para mantener sus oscilacio­ nes a una amplitud fija. C om o en cualquier otro fen óm en o dinám ico, podem os calcular la potencia instantánea P en función del p rod u cto de la fuerza im ­ pulsora por la velocidad : _ dW r dx P = —— = F — = Fv dt dt De nuevo considerem os el oscilador am ortiguado, para el cual (debido a que no existen efectos disipativos) la inyección de potencia media debe resul­ tar nula. U tilizando las ecuaciones ya desarrolladas y adm itiendo la solución de estado estacionario, se tiene F — Fo eos o)t X = Fo/m -------COQ2 — oo2 COS ~ O)t = C COS COt Por lo tanto, v — — toC sen <i>£ p = — tüCF0 sen w£ eos w£ Esta potencia de entrada, proporcional a sen 2o>£, es positiva la mitad del tiempo, y negativa la otra mitad, de manera que su prom edio es cero en un número entero cualquiera de sem iperíodos de oscilación. Es decir, la energía se suministra al sistema durante un cuarto de ciclo y se extrae de nuevo du­ rante el siguiente cuarto de ciclo. Volviendo ahora al oscilador forzado con amortiguam iento, se tiene x = A cos(cot — 5) Por lo tanto, v = — (oA sen (w£ — ó) Esto se puede escribir en la form a v = — v0 sen (<út — 6) 112 Vibraciones forzadas y resonancia en donde vQ es el valor m áxim o de v para valores cualesquiera de F0 y w. T o ­ mando el valor de A de la ecuación (4-14) se tiene Foo)o/k 'too __ « y , to C00/ _i_ Q2_ (4-21) 1/2 El valor de v0 pasa por un m áxim o para w = oj0 exactam ente, fenóm eno que podem os denominar resonancia de velocidad. Considerem os ahora el trabajo y la potencia necesaria para mantener las oscilaciones forzadas. Se tiene P = — F0v0 eos wt sen (wí — ■S) — — F qVqeos wí (sen wí eos S — eos <oí sen 5) Es decir, p = _ Siprom ediam os (,FqVq eos S) sen u>í eos <oí + (F 0u0 sen <5) eos 2 <oí lapotencia de entrada en un núm ero cualquiera de ciclos el primer térm ino de la ecuación (4-22) entero (4-22) resulta cero. Elpromedio de eos 2 coi, sin embargo, es £ , 1 de m od o que la potencia de entrada media viene dada por P = JF 0u0 sen &= |(oAF0 sen <5 Con la ayuda de las ecuaciones (4-14) y (4-21), resulta ser \ *bV > 1 p(w) ~ H ^ q 7 top f/ cao \to <a\ ca \ v cao/ 7 1 (4_23) Esta potencia, com o la velocidad, pasa por un m áxim o para el valor w = precisam ente cualquiera que sea el valor de Q . La potencia máxima viene dada p or 0 0 Fo woQ QFo Pm ~ — Ü T ~ 2 ^ o (4~24) En la figura 4-12 (a) se muestra la relación existente entre P y w para di­ versos valores de Q. Puede señalarse que la potencia de entrada tiende hacia cero para frecuencias m uy bajas y muy altas, y que excepto para valores ba1 Recuérdese, por ejemplo, que eos2wí = \ (1 + eos 2wí) y que ciclo completo. (eos 2wí)medio — 0 en un Potencia absorbida por un oscilador impulsado c (0 o ü_ Fig. 4-12. (a) Potencia media absorbida por un oscilador forzado en función de la frecuencia para diversos valores de Q. (b) “ Agudeza ” de la curva de re­ sonancia determinada en función de la curva de potencia. 11 4 Vibraciones forzadas y resonancia jos de Q las curvas son casi simétricas alrededor del m áxim o. E s conven ien te definir una anchura para estas curvas de resonancia d e potencia tom ando la diferencia entre aquellos valores de w para los cuales la p oten cia d e entrada es la mitad del valor máximo. Esto puede hacerse de un m od o particularmen­ te claro y útil si Q es grande (com o sucede en la m ayoría de los casos de in­ terés). Esto significa que la resonancia está efectivam ente contenida dentro de una banda estrecha de frecuencias próxim as a w0. Entonces es posible es­ cribir una form a aproximada de la ecuación para P(w) basada en el siguiente cálculo elem en tal: to o 2* co _ 00 cop to o 2 — to tOCOo _ ( ^ o ~b to )(to o ~ aJ) to to o De aquí que, si w ^ a>0, podem os poner to o to to to o ^ 2 to o (to o — to ) _ 2 (to o — to o 2 to) too Sustituyendo este valor en el denom inador de la ecuación (4-23) se tiene P(<*) F = o2 w o 2kQ 1 4(coq — to)2 too2 F 02(w /Q) 2(fc/too2) Q2 1 4(too — to)2 + (too/ Q)2 A h ora nos hem os encontrado co m o antes la magnitud w0/(?- Es la cons­ tante de am ortiguamiento y (= b¡m ) la que caracteriza la velocidad con que disminuye la energía de un oscilador am ortiguado en ausencia de una fuerza im p u lsora: E = E0e~(ú)°'Q)‘ = Eoe~rt (4-25) [Véase ecuación (3-36).] A sí pues, la ecuación anterior para P puede escri­ birse (recordando también que k = m ^o) en la siguiente form a sim plificada: (aproximada) * » ) = ^ (4-26) Potencia absorbida por un oscilador impulsado 115 Las frecuencias w„ + Ao>, para las cuales P(o>) desciende a la mitad del valor máximo P(w0), se definen así por 4(Ato)2 = 7 2 Es decir, (4-27) Así pues, la anchura de la curva de resonancia para el oscilador impulsado, medida por la potencia de entrada [figura 4-12 (b)], es igual al recíproco del tiempo necesario para que las oscilaciones libres disminuyan a \¡e de su ener­ gía inicial. Podem os predecir que si un sistema tiene una respuesta de reso­ nancia m uy estrecha (m edida bien por la amplitud o p or la absorción de potencia) la dism inución de sus oscilaciones libres serán m uy lentas. E inver­ samente, co m o es natural, si las oscilaciones libres dism inuyen rápida o lenta­ mente la respuesta del oscilador am ortiguado es respectivam ente ancha o es­ trecha. ¿Cuál es nuestro criterio para “ lento” o “ rápido” , “ ancho” o “ estrecho” ? Las ecuaciones (4-26) y (4-27) nos dan las respuestas. Podem os decir que la resonancia es estrecha si la anchura es solam ente una pequeña fracción de la frecuencia de resonancia, es decir, — « 1 (4-28a) 030 Y podem os decir que la dism inución de las oscilaciones libres es lenta si el oscilador pierde sólo una pequeña fracción de su energía en un período de oscilación. A h ora bien, a partir de la ecuación (4-25) tenem os Si para Ai ponem os el tiem po 2 que es aproxim adam ente igu.M A pe­ ríodo de la oscilación am ortiguada libre [ecuación (3-40)], tenem os AE _ 2ir7 E O3o A sí pues, una dism inución lenta significa que — « 1 (4-28b) 030 Com o y = 2Aw = iú0/Q, las condiciones descritas por las ecuaciones (4-28 a) y (4-28 b) pueden expresarse a la vez diciendo que la magnitud sin dim en­ siones Q debe ser grande. 116 Vibraciones forzadas y resonancia Esta relación entre la anchura de resonancia de la oscilación forzada y el decrem ento de las oscilaciones libres es característica de una gran variedad de sistemas físicos oscilantes y no sólo del oscilador m ecánico que estamos utilizando aquí com o ejem plo. De hecho, siempre que un sistema físico» en oscilación libre, muestre una pérdida exponencial de energía con el tiempo, mostrará también una respuesta a la acción im pulsora con característica de resonancia. E JE M P L O S D E R E S O N A N C IA En el curso de nuestros estudios hem os hecho varias referencias de pasada al hecho de que m uchos sistemas que, superficialmente al m enos, tienen muy p o co en com ún con una masa situada sobre un muelle, presentan, sin embargo, un com portam iento de resonancia semejante. N o obstante, al concentrarnos sobre el com portam iento de un sistema m ecánico simple, nuestro análisis re­ sultó m ucho más detallado y con creto. A h ora am pliaremos nuestro punto de vista otra vez y direm os algo sobre la resonancia en varios sistemas muy dife­ rentes. Si tuviéramos que ampliar nuestras ideas de este m od o, necesitaríamos poder decir en térm inos más bien generales lo que entendem os por resonan­ cia, y podríam os empezar preguntándonos a nosotros m ism os: ¿Cuál es la esencia real del com portam iento del sistema de masa y m uelle? D ejando de lado las matemáticas podríam os contestar e s t o : El sistema es accionado me­ diante un agente externo, al que se hace variar uno de sus parámetros (la frecuencia). La respuesta del sistema, medida por su am plitud y fase, o por la potencia absorbida, sufre variaciones rápidas en cuanto la frecuencia pasa a través de un cierto valor. La form a de la respuesta está descrita mediante dos m agnitudes, una frecuencia w0 y una anchura y ( = wD/0 , que caracteri­ zan las propiedades distintivas del sistema impulsor. La resonancia es el fe­ nóm eno que hace actuar el sistema bajo unas condiciones tales que la interac­ ción entre el agente impulsor y el sistema se ven am pliados a un máxim o. Sea cualquiera el criterio particular aplicado, se puede decir que la interacción tiene su m áxim o en o cerca de este valor y que sus cam bios más marcados se presentan en un margen de ± y aproxim adam ente respecto al máximo. Cuando traslademos estas ideas al com portam iento resonante de otros siste­ mas físicos verem os que las magnitudes que caracterizan una resonancia no Resonancia eléctrica 1 17 son siempre la frecuencia del poder absorbido y la amplitud. Esto se verá claro en algunos de los ejem plos que discutirem os ahora. R E S O N A N C IA E L É C T R IC A Uno de los sistemas resonantes más familiares e im portantes es el sistema eléctrico com puesto por un condensador y una bobina, com o se ve en la figu­ ra 4-13. El análisis de este sistema tiene una semejanza notable con los sistemas \ / c L i--------------------------- — -----------------------------------1 i Fig. 4-13. Condensador y autoinducción en serie: sistema eléctrico básico de resonancia. mecánicos que nos han estado ocupando hasta ahora. Considerem os prim e­ ro las oscilaciones libres, ignorando de m om ento cualquier proceso disipativo asociado con la resistencia eléctrica. Para empezar, describirem os breve­ mente el com portam iento eléctrico esencial de los com ponentes individuales. El condensador es un aparato que sirve para almacenar carga eléctrica y la energía potencial electrostática asociada a ella. Su capacidad C se define com o la medida de la carga q aplicada a las placas del condensador dividida por el valor de la diferencia de tensión que esta carga p rod u ce: Por lo tanto, La acción de la bobina exige una descripción un p o c o más detallada. Cuan­ do la corriente es continua la bobina no ofrece oposición al flujo de corriente, pero si ésta varía con el tiem po, resulta que la bobina (que desde ahora en adelante llamaremos autoinducción) actúa oponiéndose a dicho cam bio (ley de Lenz). En estas circunstancias existe una diferencia de tensión VL entre los extremos de la autoinducción, y esta tensión es proporcional al cam bio por 118 Vibraciones forzadas y resonancia unidad de tiem po de la corriente i. La autoinducción L viene definida por la relación Esta ecuación expresa que para obtener una variación de corriente por uni­ dad de tiem po, dijdt, debe aplicarse entre los extrem os de la autoinducción una tensión V L. En un circu ito com puesto sólo por estos dos com ponentes, la suma de Vc y VL debe ser cero, ya que siguiendo un trayecto imaginario a través del con ­ densador de la autoinducción llegaríamos de nuevo al m ism o punto del cir­ cuito. A sí pues, se tiene —+ C = 0 dt A hora bien, existe una conexión íntima entre q e (4-29) debido a que la c o ­ rriente en el circuito es precisamente la variación de la carga p or unidad de tiempo que pasa por un punto cualquiera del m ism o. Una corriente i que fluye durante un tiem po dt por el con d u ctor unido a una placa del condensa­ dor aumentará la carga de dicha placa en la cantidad d q = i d t, de m o d o que se tiene di _ (fq_ ~dt ” dfi De aquí que la ecuación (4-29) puede escribirse ¿ $ + ¿ , - 0 (4-30) Pero esta expresión es totalm ente semejante a la ecuación diferencial bá­ sica del m ovim iento arm ónico simple para un sistema masa-muelle, en donde q desempeña el papel de x , apareciendo L en lugar de m, y reemplazando la constante k por 1¡C. Podem os así admitir con confianza la existencia de osci­ laciones eléctricas libres tales que 1 wo = —= V lc Resonancia eléctrica / 11 9 C V0 eos bit R L nm ^ o (a) 'T57P(b) Fig. 4-14. (a) Condensador, autoinducción y resistencia en serie, (b) Conden­ sador, autoinducción y resistencia en serie impulsados por una tensión sinu­ soidal. Considerem os ahora la perturbación que produce la introducción de una resistencia de valor R, c o m o en la figura 4-14 (a). Para mantener una tensión V * (= z 7 ? ) aplicada entre los extrem os de la resistencia se necesita una corriente i. A sí pues, la con d ición de caída de tensión neta nula en una vuelta completa del circuito se transform a del siguiente m o d o : Es decir, o bien (4-31) En esta ecuación, R/L juega exactam ente el papel de la constante de amor­ tiguamiento y, y en dich o circuito la carga sobre las placas del condensador (y la tensión V¿) sufrirá unas oscilaciones armónicas exponencialm ente amor­ tiguadas. Finalmente, si el circu ito se ve im pulsado por una tensión aplicada alter­ na, tendrem os una ecuación típica del oscilador fo r z a d o : 2 d q d fi - - (4-32) C o m p a ra r: (4-33) La relación entre las ecuaciones (4-32) y (4-33) resulta incluso más íntima si se considera la energía del sistema. Del m ism o m od o que Fdx es el trabajo 120 Vibraciones forzadas y resonancia realizado por la fuerza im pulsora F en un desplazam iento dx, así resulta que Vdq es el trabajo realizado por la tensión impulsora V cuando pasa a través del circuito una cantidad de carga dq. Se puede considerar que en la oscila­ ción interviene la transferencia periódica de energía entre el condensador y la autoinducción con una disipación continua de energía en la resistencia. La com paración de las ecuaciones mecánicas y eléctricas sugiere la clasificación de magnitudes análogas, com o se ve en la tabla 4-2. TABLA 4-2: PARÁM ETROS DE RESO N AN CIA Sistema mecánico M EC Á N IC A Y E LÉC T R IC A Sistema eléctrico Desplazamiento x Fuerza impulsora F Masa m Constante de fuerza viscosa b Constante de muelle k Carga q Tensión impulsora V Autoinducción L Resistencia R Inversa de la capacidad 1/C Frecuencia de resonancia s¡k ¡m Anchura de resonancia y = bjm Energía potencial \kx 2 Energía cinética \m(dxjdt)2 = \m v2 Potencia absorbida en la resonancia Frecuencia de resonancia 1IsfL C Anchura de resonancia y = R/L Energía de la carga estática \q2¡C Energía electromagnética de la carga mó­ vil \ L (d q ¡d tf = \Lv1 Potencia absorbida en la resonancia V02/2R F02¡2b H em os estudiado este fenóm eno de la resonancia eléctrica con cierta ex­ tensión debido a su gran semejanza con la resonancia mecánica. Existen otros ejem plos que, aunque de gran im portancia física, no estarán incluidos de modo tan com pleto en este esquema, y hablarem os de ellos más brevemente. R E S O N A N C IA Ó P T IC A Existe una gran cantidad de pruebas de que los átom os se com portan como osciladores con sintonía muy precisa en los procesos de em isión y absorción de luz. Siempre que se produce la em isión de luz en condiciones tales que los átom os radiactivos se ven aislados efectivam ente entre sí, co m o en un gas a baja presión, el espectro está com puesto de líneas o rayas discretas y muy estrechas; es decir, la energía radiada se concentra en unas longitudes de on­ das particulares. U n sólid o incandescente, por ejem plo el filamento de una lámpara de incandescencia, emite un espectro continuo, pero aquí la situación Resonancia óptica 121 es muy diferente, porque tod os los átom os de un sólid o están estrechamente ligados a sus vecinos, produ ciendo un cam bio drástico en el estado dinám ico de ios electrones que son responsables principalm ente de la radiación visible o próxima a la visible. Hasta ahora hem os hablado de átom os co m o osciladores que emiten sus frecuencias características. Pero, ¿ c ó m o se ajusta esta descripción con la de la radiación m ediante foton es y con el esquem a del p roceso radiactivo al ad­ mitir que el átom o sufre un salto de tipo cu á n tico? La respuesta no es obvia. Antes del advenim iento de la teoría cuántica, se podría considerar que un electrón describía una órbita circular dentro de un átom o y que emitía luz a una frecuencia igual a su propia frecuencia orbital. Pero ahora sólo podem os decir que la frecuencia de la luz está definida (m ediante E = hv) por la dife­ rencia de energía entre dos estados del á tom o; cando la frecuencia por no p od em os seguir identifi­ una vibración del propio átom o. Sin embargo, el concepto del átom o c o m o oscilador sigue sobreviviendo en ciertos aspectos. Si se analiza la luz emitida mediante un interferóm etro se ve que está c o m ­ puesta por trenes de ondas de longitud finita. La longitud de los trenes de ondas, dividida por c, define un tiem po r que corresponde a la vida media de los átomos una serie radiantes de átom os en su estado excitados excitado, disminuye y el exceso exponencialm ente de energía según la de ley 0-t/T(= e -yt) según se va radiando la energía. N i la descripción mediante fo ­ tones ni la descripción m ediante ondas solam ente nos d ice la historia, pero el modelo del átom o co m o un oscilador am ortiguado proporciona una descrip­ ción aceptable de algunos aspectos im portantes del p roceso radiactivo. Como hem os visto, la concom itancia de una frecuencia natural de oscila­ ción libre es una resonancia de absorción a cierta frecuencia aproximadamen­ te igual. En el caso de la luz visible las frecuencias son demasiado elevadas 1015 Hz) para poder medirse, pero podem os describir tanto la emisión com o la absorción en función de las longitudes de ondas características. Probable­ mente el ejem plo más fam oso de absorción por resonancia de la luz lo p ro­ porcionan las líneas de Fraunhofer. Estas líneas son aquellas rayas oscuras que se observan en un análisis espectral del S ol; se llaman así en honor de Joseph von Fraunhofer, quien dibujó 576 de ellas en 1814 mediante un cuida­ doso estudio. La figura 4-15 (a) muestra una parte del espectro solar; las lí­ neas de Fraunhofer más señaladas a 5890 y 5896 Á se deben al sodio. La figura 4-15 (b) muestra cualitativamente el aspecto que tendría una represen­ tación de la intensidad en función de la longitud de on d a ; la intensidad cae 122 Vibraciones forzadas y resonancia LL \5850 5890 ■ÉM 5896 a 6000 (a) Longitud de onda Fig. 4-15. (a) Porción del espectro solar, mostrando las famosas líneas D del sodio en 5890 y 5896 Á. (Según F. A . Jenkins y H. E. White, Fundamentáis of Optics, McGraw-Hül, New York, 1957.) (b) Representación cualitativa de ' la intensidad del espectro solar en función de la longitud de onda, en el in­ tervalo indicado en (a). bruscamente cuando se alcanza el valor de la longitud de ondas de las líneas de Fraunhofer, pero no es nula. (N o fue Fraunhofer quien observó en primer lugar las líneas de absorción , 1 pero sí fue el que prim ero se dio cuenta de que la longitud de ondas de algunas de ellas coincidían con las rayas de emi­ sión brillantes producidas por las fuentes o fo co s de laboratorio. Sin embargo, fueron K irchhoff y Bunsen en 1861 quienes hicieron una com paración detallada del espectro solar con los espectros de arco y chispa de los elem entos puros.) P odem os estar seguros de que las líneas o rayas de Fraunhofer son el resultado de procesos de absorción por resonancia. P odem os describir este proceso diciendo que la radiación continua procedente de la materia caliente 1 Fueron observadas inicialmente por W. H. Wollaston en 1802. Un estudio clásico refr lizado en 1895 por el físico americano H. A. Rowlan dio com o resultado la clasificación dtj 1100 rayas. H oy se han catalogado alrededor de 26 000 rayas entre 3000 y 13 000 Á . Resonancia nuclear 123 y relativamente densa- próxim a a la superficie del Sol se ve filtrada selectiva­ mente cuando pasa a través de los átom os existentes en los vapores más tenues de la atmósfera solar. Esto sería más satisfactorio si se pudiese dibujar la forma detallada de una línea de absorción óptica y relacionar su anchura con el tiem po característico ( = 1 ¡y) correspondiente a la dism inución de la emisión espontánea. Sin embargo, esto es extrem adam ente difícil de hacer. La principal dificultad radica en el efecto D oppler. Existen pruebas directas e indirectas que muestran que el p eríod o de vida típico de un átom o excitado que emite luz visible es de 1 0 -8 segundos aproxim adam ente, de m od o que y es próximo a 108 segundos-1. La frecuencia angular de la luz emitida, definida mediante 2nc¡l, es aproxim adam ente igual a 4 X 1015 segundos-1. A sí pues, podemos calcular la anchura de línea <U com o s ig u e : ** * X coo = 1 coo « lp 8 4 X 1015 « 2 x io - 8 (De aquí que <U = 10 -4 Á para l = 5000 Á .) Pero, a n o ser que se tom en especiales precauciones, los átom os em isores tienen m ovim ientos térm icos alea­ torios de varios centenares de m etros por segundo y así se puede estimar un ensanchamiento por efecto D oppler de las líneas espectrales: X c El efecto D oppler es, pues, aproxim adam ente, 100 veces mayor que cual­ quier efecto debido al período de vida verdadero del átom o radiactivo. Los choques interatóm icos también perturban la situación, de m od o que las fo r­ mas de la resonancia de las líneas espectrales son más bien materia de inter­ ferencia que de observación espectroscópica directa. RESONANCIA N U C L E A R La bibliografía de la física nuclear contiene innumerables ejem plos de reso­ nancias nucleares; la figura 4-16 muestra una de ellas. Este proceso de reso­ nancia nuclear difiere fundamentalmente de las otras resonancias que hemos discutido hasta aquí. El tema de la figura 4-16 es una reacción nuclear; el gráfico muestra la p rod u cción relativa de rayos gamma cuando un blanco de flúor se ve bom bardeado con protones de energías diferentes próximas a 875 keV. Pero ¿cuál es el sistema resonante? N o es el flúor bom bardeado sino 124 Vibraciones forzadas y resonancia Fig. 4-16. Emisión relativa de rayos gamma en función de la energía de los protones de bombardeo en la reacción p + 19F —» ®Ne 4* y. [Según datos de R. G. Herb, S. C. Snowden y O. Sala, Phys. Rev. 75, 246 (1949).] el núcleo com puesto — 20N e en un estado excitado, llam ado 20N e*, formado cuando un núcleo de flúor captura un protón. Este núcleo com puesto es in­ estable, y uno de sus m odos de desintegración es la em isión de rayos gamma. El p roceso com pleto puede escribirse del m od o siguiente: Í H + ^ F -> e * -,> e + T (El subíndice muestra el núm ero de protones que hay en un núcleo, y el índice el núm ero total de protones más neutrones.) El parám etro controlable , la variable independiente de la interacción, no es una frecuencia, sino la energía del protón bom bardeante. Esto define una propiedad básica de resonancia: la energía total del 20Ne* en su sistema en reposo. La respuesta del sistema se m ide, n o en función de la amplitud Resonancia magnética nuclear 12 5 o de la potencia absorbida, sino en función de la probabilidad de que un protón incidente origine la produ cción de un rayo gamma. Esta probabilidad puede describirse en función del área efectiva del blanco (o sección eficaz, <r) que cada núcleo de flúor presenta al haz de protones incidentes. Finalmente, la forma detallada de la curva de resonancia es muy semejante en su forma analítica a la aproxim ada (para Q alto) de la curva de potencia absorbida de un oscilador m ecánico [ecuación (4-26) y fig. 4-12]. Una resonancia nuclear como la de la figura 4-16 puede describirse correctam ente mediante la ecuación C } 4 (£ 0 - £ )2 . (4-34) p2 La energía E0 corresponde entonces al p ico de la curva de resonancia, y la anchura total de la curva a la mitad de su altura máxima viene dada por r . Definida de este m od o, la anchura r de la energía es estrictamente análoga a la anchura de frecuencia y de la resonancia m ecánica o eléctrica. La curva a trazo lleno de la figura 4-16 se dibuja de acuerdo con la ecuación (4-34) uti­ lizando los valores apropiados de E0 y F, y puede verse que se ajusta de m odo muy aceptable a los datos obtenidos. R ESO N AN CIA M A G N É T IC A N U C L E A R Como últim o ejem plo de resonancia en otros cam pos de la física, menciona­ remos el proceso según el cual los núcleos atóm icos, com portándose com o imanes diminutos, pueden cambiar de orientación dentro de un cam po mag­ nético. Ello depende de un fenóm eno c u á n tic o : los átom os magnéticos están limitados a adoptar sólo algunas posibles orientaciones discretas respecto a un campo m agnético de dirección dada. Un protón, tom ando un ejemplo con ­ creto, tiene sólo dos orientaciones posibles, una que aproximadamente corres­ ponde con la orientación hacia el norte de una brújula normal, y la otra correspondiente al sentido opuesto. Existe una diferencia de energía bien defi­ nida entre ambas orientaciones, correspondientes al trabajo realizado contra las fuerzas magnéticas al hacer girar el imán nuclear de una posición a la otra. Esta diferencia de energía es directam ente proporcional a la intensidad del campo m agnético en que el p rop io protón se encuentra. A l iniciar fotones con la energía precisa, puede conseguirse que el protón cam bie de una orien­ 126 Vibraciones forzadas y resonancia tación a la otra. Esto puede verificarse inyectando una radiación electromag­ nética con la frecuencia exactam ente correcta ; en el caso de protones en un cam po de unos 5000 G la frecuencia de resonancia es próxim a a 21 M H z. Si tod os los protones contenidos en 1 cm 3 de agua oscilasen de este m o d o podrían llegar a producir (a través de la inducción electrom agnética) una tensión fá­ cilm ente detectable en una bobina de prueba o testigo. Si se mantuviese cons­ tante el cam po m agnético, se vería esta señal co m o una función resonante de la frecuencia de la radiacción inyectada. Sin em bargo, es m ucho más con­ veniente utilizar una radiofrecuencia constante y claramente definida y hacer variar la intensidad del cam po m agnético aplicado B. El valor de la señal de resonancia magnética nuclear puede expresarse entonces com o una función resonante de la intensidad del cam p o: V(B) = ---------- — ---------v } 4 (g 0 - B)2 (AB)2 (4-35) + siendo B0 la intensidad del cam po en la resonancia exacta y AB la anchura de la resonancia a la mitad de la altura. Fig. 4-17. Línea de la resonancia magnética de los protones en agua que contiene MnSO± como catalizador paramagnético y obtenida a partir del com­ ponente de la señal de inducción nuclear que corresponde a la absorción. La fotografía corresponde a la traza de un oscilador de rayos catódicos con la deflexión vertical procedente de la señal ampliada y rectificada y la horizon­ tal correspondiendo a valores diferentes del campo constante. Según Nobel Lectures: Physics (1942-62). Elsevier, Amsterdam, 1964. D ebido a investigaciones totalm ente independientes sobre estos fenóme­ nos, recibieron el Prem io N obel de Física, en 1952, F. B loch y E. M . PurcelL La figura 4-17 corresponde a la exposición que B loch hizo en aquel tiempo al recibir dich o prem io. Osciladores anarmónicos 127 O S C IL A D O R E S A N A R M Ó N IC O S Hasta aquí en este capítulo to d o lo escrito se parece m ucho a una historia afortunada. T o d o funciona bien. E scribim os una ecuación diferencial y en todos los casos obtenem os una solución analítica que la cum ple exactamente. H e­ mos señalado sistemas físicos reales que aparentemente se com portan de m odo perfecto con nuestro m od elo m atem ático m uy sencillo. ¿E s realmente la na­ turaleza tan acom odaticia? La respuesta es que, en ciertos casos, suficiente­ mente num erosos y variados co m o para tener una gran im portancia física, un sistema puede realmente estar representado con notable exactitud por un oscilador am ortiguado con una fuerza restauradora proporcional al desplaza­ miento y una fuerza resistente proporcional a la velocidad. Pero este caso es realmente una gran suerte y de h ech o estam os trazando un cam ino demasiado estrecho. Para apreciar cuán especiales y favorables son las situaciones que he­ mos estudiado verem os brevem ente la repercusión que tiene la m odificación de las ecuaciones del m ovim iento. Nuestra ecuación original para la oscilación libre de la masa en un muelle sin am ortiguamiento fue la siguiente: F = n ,d - ¿ = - kx Ésta es válida si el muelle obed ece una relación lineal (ley de H ook e) para cualquier valor del alargamiento o de la com presión. Pero no hay ningún muelle real que se com p orte de este m od o. M u ch os muelles necesitan utilizar una fuerza ligeramente diferente para producir un alargamiento dado o una compresión del m ism o valor. La asimetría más sencilla de este tipo está re­ presentada por un térm ino en F proporcional a x 2. Tam bién puede ocurrir que el muelle sea sim étrico respecto a los desplazam ientos positivos y negativos pero que no exista una estricta proporcionalidad entre métrico mássencillo de cional a x F y x . Elefecto si­ este tipo está descrito por un térm ino en F propor­ 3. Las ecuaciones del m ovim iento en estos casos pueden escribirse del modo sigu ien te; d~x n o lineal, asim étrico: m ^ + k x + ax2 = 0 (4 -3 6 a) d ¿x no lineal, sim étrico : m — — d t2 + k x + B xz = 0 (4-36 b) ' 128 Vibraciones forzadas y resonancia Si buscam os una solu ción de la form a x = A eos w0f en cualquiera de am­ bas ecuaciones anteriores encontrarem os que no vale dicha solu ció n ; el m o­ vim iento deja de ser describible por una vibración arm ónica de una sola fre­ cuencia «i)0. En su lugar tenem os lo que se denom ina un oscilador anarmónico. El m ovim iento sigue siendo periódico, en el sentido de que (adm itiendo que n o hay am ortiguam iento) un estado dado del m ovim iento se vuelve a presen­ tar a intervalos iguales T = 2tt/w0j pero en lugar de la relación x = A eos w0f vem os que se necesita ahora una serie infinita de arm ónicos de w0 para des­ cribir el m ovim ien to; es decir, debem os poner X oo = S An cos(nwo* — 5n) n=l con ob jeto de tener una form a de £ que satisfaga la ecuación diferencial. D e m od o semejante, una fuerza resistiva que varíe en la form a v2 o v2 en lugar de v hace im posible una descripción analítica clara y sim ple del movi­ m iento de un oscilador am ortiguado. ¿Q u é ocurre si fuerza restauradora, se som ete un oscilador con térm inos no lineales (en la en la fuerza am ortiguadora o en ambas) a una fuerza im­ pulsora sinusoidal? No intentarem os desarrollar la respuesta y en su lugar la dejarem os com o un tema de consideración para el lector. T om em os, por ejem plo, un oscilador cuyas oscilaciones libres vengan descritas p or la ecua­ ción (4-36 a) adicionándole una fuerza viscosa pura (proporcional a dx/dt) y adm itam os una fuerza im pulsora F = F 0 eos <*>£. A dm itam os que *x2 kx, pon­ gam os k/m = <ü02, y veam os si se puede determinar la frecuencia o frecuencias w para las cuales el sistema presenta un com portam iento de resonancia. Des­ pués de investigar este problem a el lector se dará cuenta de que el oscilador arm ónico simple recibe correctam ente este nom bre y se apreciará por qué los físicos lo utilizan com o m od elo de un sistema vibrante siempre que puedan justificarse aceptablemente. PR O BLEM A S 4-1 Construir una tabla, que cubra el intervalo más amplio posible, de sistemas resonantes que se presentan en la naturaleza. Indicar el orden de magnitud de (a) el tamaño físico de cada sistema, y (b) su frecuencia de resonancia. Problemas 129 4-2 Considerar el procedimiento de resolver el movimiento de estado estaciona­ rio de un oscilador forzado si la fuerza impulsora es de la forma F — F0 sen o>í en lugar de Füeos w£. 4-3 Un objeto de masa 0,2 kg se cuelga de un muelle cuya constante es 80 N/m. El cuerpo se somete a una fuerza resistente dada por — bv, siendo v su velocidad (m/seg) y b = 4 N -m - 1 seg. (a) Plantear la ecuación diferencial del movimiento en el caso de oscila­ ciones libres del sistema y hallar su período. (b) Se somete el objeto a una fuerza impulsora sinusoidal dada por F(t) = F 0 sen wt, siendo F0 = 2N y o> = 30 seg-1. En estado estacionario, ¿cuál es la amplitud de la oscilación forzada? 4-4 Se conecta un bloque de masa m a un muelle cuyo otro extremo se mantie­ ne fijo. Existe también un mecanismo de amortiguamiento viscoso. Sobre este sistema se han realizado las siguientes observaciones: (1) Si se empuja horizontalmente el bloque con una fuerza igual a mg, la compresión estática del muelle es igual a h. (2) La fuerza resistente viscosa es igual a mg si el bloque se mueve con una cierta velocidad conocida u. (a) Para este sistema completo (en el que se incluye tanto el muelle como elamortiguador) escribir la ecuación diferencial zontales de la masa en función de m, g, h y u. que rige las oscilaciones hori­ Responder a las siguientes cuestiones en el caso de que- u = 3 \fgh\ (b) ¿Cuál es la frecuencia angular de las oscilaciones amortiguadas? (c) ¿Qué tiempo ha de transcurrir, expresado en forma de un múltiplo de s/kjg, para que la energía descienda en un factor l/el (d) ¿Cuál es el valor Q de este oscilador? (e) Este oscilador, inicialmente en su posición de reposo, se pone en mo­ vimiento repentinamente cuando t — 0 mediante un proyectil de masa desprecia­ ble, pero cantidad de movimiento no nula, que se mueve en sentido positivo de las x. Hallar el valor del ángulo de fase 6 en la ecuación x = A e - ^ / 2 eos (wí — Ó) que describe el movimiento subsiguiente, y representar x en función de t para los primeros ciclos. (f) Si el oscilador se impulsa con una fuerza mg eos <oí, siendo <o = \j2g¡h, ¿cuál es la amplitud de la respuesta del estado estacionario? 4-5 Un péndulo simple tiene una longitud (/) de un metro. En vibración libre la amplitud de su oscilador disminuye en un factor e en 50 oscilaciones. El pén­ dulo seycoloca en vibración forzada moviendo su punto de suspensión horizon­ talmente con un movimiento armónico simple de amplitud un milímetro. 130 Vibraciones forzadas y resonancia (a) Demostrar que si el desplazamiento horizontal de 3a lenteja del pén­ dulo es x, y el desplazamiento horizontal del soporte es £, la ecuación del movi­ miento de dicha lenteja en el caso de oscilaciones pequeñas es Resolver esta ecuación para el caso de movimientos estacionarios si £ = £0 eos wf (poner w02 = g/Z). (b) En la resonancia exacta, ¿cuál es la amplitud del movimiento de la lenteja? (En primer lugar utilizar la información dada para hallar Q.) (c) ¿Para qué frecuencias angulares es la amplitud la mitad de su valor de resonancia? 4-6 Imaginemos un sismógrafo sencillo compuesto por una masa M colgada me­ diante un muelle de un montaje rígido sujeto a la Tierra, tal com o se indica. La fuerza del muelle y la fuerza amortiguadora dependen del desplazamiento y de la velocidad relativa de la masa respecto a la superficie de la Tierra, pero la aceleración que tiene significado dinámico es la aceleración de M relativa a las estrellas fijas, (a) Utilizando y para denominar el desplazamiento de Af respecto a la Tie­ rra y j? para designar el desplazamiento de la propia Tierra, demostrar que la ecuación del movimiento es Tierra (b) (c) de Hallar el valor de y (vibración de estado estacionario) si r¡ = C eos wf. Dibujar un esquema de la amplitud A del desplazamiento y en función <i>(suponiendo que C es el mismo para todos los valores de m). (d) Un sismógrafo típico de período largo tiene un período de unos 30 seg y un Q de 2 aproximadamente. Com o resultado de un terremoto violento la su­ perficie de la Tierra puede oscilar con un período de unos 20 minutos y con Problemas 131 una amplitud tal que la aceleración máxima sea aproximadamente 1 0 ~ 9 m/seg2. ¿Cuál será el menor valor de A que sea observable si ha de ser detectado por el sismógrafo? j: 4-7 Consideremos un sistema con una fuerza amortiguadora que sufre unas os­ cilaciones forzadas con frecuencia angular w. (a) ¿Cuál es la energía cinética instantánea del sistema? (b) ¿Cuál es la energía potencial instantánea del sistema? (c) ¿Cuál es el cociente entre la energía cinética media y la energía poten­ cial media? Expresar la respuesta en función del cociente o>/a>0. (d) ¿Para qué valor o valores de o> son iguales la energía cinética media y la energía potencial media? ¿Cuál es la energía total del sistema en estas con­ diciones? (e) ¿Cóm o varía la energía total del sistema con el tiempo para un valor arbitrario de w? ¿Para qué valor o valores de w es constante la energía total en el tiempo? 4-8 Se somete una masa m a una fuerza resistente — bv que no es una fuerza restauradora com o las que ejercen los muelles. ¡ (a) Demostrar que la forma de su desplazamiento en función del tiempo es en donde y = bjm. ( (b) Para t = 0 la masa está en reposo en la posición x 0. En ese instan­ te se pone en funcionamiento una fuerza impulsora F = F0 eos wt. Hallar .los va­ lores de A y de S en la solución de estado estacionario x = A eos (wí — S). (c) Escribir la solución general [suma de las partes (a) y (b)] y hallar los valores de C y de v0 mediante las condiciones x = 0 y dx/dt = 0 para t = 0. Ha­ cer un esquema de x en función de t. (a) Un oscilador amortiguado forzado de masa m tiene un desplazamiento variable con el tiempo dado por x = A sen w£. La fuerza resistente es — bv. A partir de esta información calcular cuánto trabajo se realiza contra la fuerza resistente durante un ciclo de oscilación. (b) En el caso de una frecuencia impulsora to menor que la frecuencia na­ tural to0, dibujar los gráficos correspondientes de la energía potencial, la energía cinética y la energía total del oscilador en un ciclo completo. Cuidar que se seña­ len los puntos e intersecciones importantes con los valores de su energía y tiempo. 4-10 La potencia de entrada para mantener las vibraciones forzadas puede calcu­ larse observando que esta potencia es la velocidad media con que se hace el trabajo contra la fuerza resistente — bv. vi oraciones iorzaaas y resonancia (a) Comprobar por sí mismo que la velocidad instantánea de realización de trabajo contra esta fuerza es igual a bv\ (b) Utilizando la ecuación x = A eos (w£ —- á), demostrar que la velocidad media con que se realiza el trabajo es bw2A 2/ 2 . (c) Sustituir el valor de A para cualquier frecuencia arbitraria y a partir de aquí obtener la expresión de p según se desprende de la Ec. (4-23). 4-11 Consideremos un oscilador amortiguado con m = 0,2 kg, b = 4 N -m _1 seg y k = 80 N/m. Supóngase que este oscilador se ve impulsado por una fuerza F = F0 eos tot, siendo F0 = 2 N y w = 30 seg-1. (a) ¿Cuáles son los valores A y S de la respuesta de estado estacionario descrita por x = A eos (u>£—*S)1 (b) ¿Cuánta energía se ve disipada contra la fuerza resistente en un ciclo? (c) ¿Cuál es la potencia media de entrada? 4-12 Un objeto de masa 2 kg cuelga de un muelle de masa despreciable. El muelle se alarga en 2,5 cm cuando se le sujeta dicho objeto. Elextremo superior del muelle se hace oscilar hacia arriba y hacia abajo con un movimiento armó­ nico simple de amplitud 1 mm. La Q del sistema es 15. (a) ¿Cuál es io0 para este sistema? (b) ¿Cuál es la amplitud de la oscilación formada para w = w0? (c) ¿Cuál es la potencia media de entrada para mantener la oscilación formada a una frecuencia 2 % mayor que w0? [Está justificado el empleo de la fórmula aproximada Ec. (4-26).] 4-13 El gráfico muestra la curva de resonancia de potencia de un determinado sistema mecánico cuando se ve accionado por una fuerza F0 sen en donde F0 = constante y w es variable. Problemas 133 (a) Hallar los valores numéricos de w0 y Q para este sistema. (b) Se suprime la fuerza impulsora. ¿Después de cuántos ciclos de oscila­ ción libre ha descendido la energía del sistema a 1 /e 5 de su valor inicial? (e = 2,718.) (Con buena aproximación, el período de la oscilación libre puede ha­ cerse igual a 2 ;r/ü>0.) 4-14 La figura muestra la potencia media de entrada p en función de la fre­ cuencia impulsora en el caso de una masa situada sobre un muelle con amorti­ guamiento. (Fuerza impulsora = F 0 sen wt, siendo F0 constante y w variable.) La Q es suficientemente elevada para que la potencia media de entrada, que es má­ xima para <o0, disminuya hasta la mitad del máximo para las frecuencias 0,98 w0 y 1 ,0 2 w0. co "O 0 £ co “O (0 4-* c 0 0 "O co o c 40 -* o O. (a) (b) co ¿Cuál es el valor numérico de Q1 Si se suprime la fuerza impulsora, la energía disminuye de acuerdo con la ecuación E = Eoe- y 1 ¿Cuál es el valor de y? (c) Si se elimina la fuerza impulsora, ¿qué fracción de energías se pierde por ciclo? Se construye un sistema nuevo en el que se duplica la constante del mue­ lle, pero se mantiene sin variar la masa y el medio viscoso, y se aplica la misma fuerza impulsora F Qsen wt. En función de las magnitudes correspondientes del sistema original hallar los siguientes valores: (d) La nueva frecuencia de resonancia ü>0'. (e) El nuevo factor de calidad Q'. (f) La potencia de entrada media máxima pm '. (g) La energía total del sistema en la resonancia, E 0', 4-15 Se observa que las oscilaciones libres de un sistema mecánico tienen une. cierta frecuencia angular wj. El mismo sistema, cuando se ve accionado por 134 Vibraciones forzadas y resonancia una fuerza FQeos wí (en donde F0 = constante y w es variable), tienen una curva de resonancia de potencia cuya anchura de la frecuencia angular a potencia mitad del máximo es wj/5. (a) ¿Para qué frecuencia angular se produce la máxima potencia de en­ trada? (b) ¿Cuál es el valor Q del sistema? (c) El sistema se compone de una masa m sobre un muelle de constan­ te k. En función de m y k, ¿cuál es el valor de la constante b en el término re­ sistivo — b v l (d) Dibujar la curva de respuesta de la amplitud, marcando algunos pun­ tos característicos sobre la misma. 4-16 En el caso del sistema eléctrico de la figura, hallar (a) La frecuencia de resonancia, w0. (b) La anchura de resonancia, y. (c) La potencia absorbida en la resonancia. 1o COS cot RS C=P o 4-17 El gráfico indica la potencia media absorbida por un oscilador cuando se ve impulsada por una fuerza de valor constante, y frecuencia angular varia­ ble w. (a) En la resonancia justa, ¿cuánto trabajo por ciclo se efectúa contra la fuerza resistente? (Período = 27r/w.) x 106 jc 106 ( s e g - 1) Problemas 135 (b)’ A la resonancia justa, ¿cuál es la energía mecánica total Eü del os­ cilador? (c) Si se elimina la fuerza impulsora, ¿cuántos segundos transcurren an­ tes de que la energía disminuya a un valor E = EQe~xl La v ib ra ción d e las p a rtícu la s ín te r c o n e c ta d a s c o n s titu y e un p ro b lem a im p o r ta n te y p e c u lia r m e n te in te r e s a n te ... ha de te n e r m u ch a s a p lica cio n es lord k e l v in , B a ltim o re L e c tu r e s (1884) 5 Osciladores acoplados y modos normales A través de los dos CAPÍTULOS precedentes hem os lim itado nuestro análisis a sistemas que tienen un tipo solo de vibración libre y que están caracteriza­ dos por una sola frecuencia natural. Sin embargo, un sistema físico real es normalmente capaz de vibrar de m uchos m odos diferentes y puede resonar a muchas frecuencias d istin ta s, com o si fuese un piano grande. D enomi- namos a estas diversas vibraciones características m odos o, por razones que serán claras más adelante, m od os norm ales del sistema. Un ejem plo sencillo es una cadena flexible suspendida de uno de sus extrem os. Resulta que existe una com pleta sucesión de frecuencias para las que cada punto de la cadena vibra con m ovim ientos vibratorios arm ónicos de la misma frecuencia, de m odo que la forma de la cadena permanece constante en el sentido de que los des­ plazamientos de sus diversas partes siempre están entre sí en razones fijas. Los tres m odos prim eros (en orden ascendente de frecuencia) para una cade­ na de este tipo se pueden ver en la figura 5-1. De hecho, este objeto es sólo monodimensional y la diversidad de m odos naturales de oscilaciones para o b ­ jetos bi y tridimensionales es aún mayor. ¿C óm o podrem os contar tod os estos num erosos m odos y calcular sus fre­ cuencias? La clave de esta cuestión radica en el hecho de que un objeto alar­ gado puede considerarse co m o un gran núm ero de osciladores sencillos aco- i Este capítulo puede saltarse entero si se prefiere pasar directamente al estudio de las vibraciones y de las ondas en medios continuos. Por otra parte, una familiaridad con el contenido del capítulo presente, incluso en términos más bien generales, puede ayudar a apre­ ciar la secuencia, porque el sistema de muchas partículas proporciona el enlace natural en­ tre el oscilador sencillo y el continuo. Y además no es tan formidable matemáticamente com o puede parecer a primera vista. 1 37 1 38 Osciladores acoplados y modos normales (a) (b) (c) Fig. 5-1. Los tres primeros modos normales de ana cadena vertical con un extremo superior fijo. (La tensión en cada punto la proporciona el peso de la cadena que hay debajo de dicho punto y por ello aumenta linealmente con la distancia al extremo inferior.) piados juntamente. Por ejem plo, un cuerpo sólido está com puesto de muchos átom os o moléculas. Cada átom o puede com portarse com o un oscilador, vi­ brando alrededor de una posición de equilibrio. Pero el m ovim iento de cada átom o influye en sus vecinos de m od o que, de hecho, todos los átom os del sólido están acoplados entre sí. La cuestión resulta ser e n to n ce s: ¿ C óm o in­ fluye el acoplam iento sobre el com portam iento de los osciladores individuales? Em pezarem os discutiendo con cierto detalle las propiedades de un sistema form ado por sólo dos osciladores acoplados. El cam bio de uno o dos oscila­ dores puede parecer más bien trivial, pero este nuevo sistema tiene algunas características nuevas y sorprendentes. M ás aún, al analizar su comportamien­ to desarrollaremos esencialmente todas las herramientas teóricas que necesi­ taremos para manejar el problem a de un número arbitrariamente grande de Dos péndulos acoplados osciladores a c o p la d o s , que es, en últim o término, lo que nos 1 39 preocupa. Y esto significa que, a partir de principios muy sencillos, podem os terminar con una apreciación significativa de las propiedades dinámicas de algo tan co m ­ plicado co m o es una red cristalina. Éste no es un logro pequeño y saldremos ganando con la pequeña cantidad extra de esfuerzo m atem ático que necesitará nuestra discusión. DOS P É N D U LO S A C O P L A D O S Empecemos con un ejem plo muy sencillo. T om em os d os péndulos idénticos, A y B, y conectém oslos con un muelle cuya longitud libre sea exactamente igual a la distancia entre los péndulos, según se ve en la figura 5-2. M ovam os el péndulo A lateralmente mientras se mantiene B fijo y luego dejem os am­ bos en libertad. ¿Q ué ocurre? Fig. 5-2. (a) Péndulos acoplados en la posición de equilibrio, (b) Péndulos acoplados, uno de ellos desplazado. El péndulo A oscila de lado a lado, pero su amplitud de oscilación dis­ minuye continuamente. El péndulo B, inicialmente sin desplazar, empieza a oscilar gradualmente y su amplitud crece de m od o continuo. Pronto A y B tienen amplitudes iguales. Puede pensarse que a partir de ahora ya no existirá ningún cam bio adicional. Pero no es así, el proceso continúa. La amplitud de A continúa dism inuyendo y la de B aumentando hasta que finalmente el despla­ zamiento de B es igual (o casi igual) al que se dio originalmente a A , y el desplazamiento de A disminuye hacia cero. La con dición de partida casi se ha invertido. A hora ya es fácil predecir lo que sigue. El m ovim iento de B se .transfiere de nuevo hacia A , y así continúa. La energía, originalmente dada a A 1 40 Osciladores acoplados y modos normales (y al muelle), no queda confinada a la oscilación de A , sino que se transfiere gradualmente a B y continúa pasando sucesivamente entre A y B. La figu­ ra 5-3 muestra un registro de m ovim ientos reales de tales sistemas acoplados. Los péndulos, cuyas lentejas eran pilas secas con lamparitas sujetas a ellas, se suspendieron del tech o y se fotografiaron desde abajo por una cámara fo to ­ gráfica que se m ovía con velocidad constante a lo largo del suelo. Fig. 5-3. Movimiento de dos osciladores idénticos acoplados lamparitas sujetas a las lentejas). El péndulo número 1 estaba reposo en su posición de equilibrio. Se observa fácilmente el to del sistema. (Foto por fon Rosenfeld, Education Research (péndulos con inicialmente en amortiguamien­ Center, M.I.T.) Naturalmente, el responsable del com portam iento que se observa es el mue­ lle de acoplo. Cuando A oscila, el muelle tira y empuja sobre B. Proporciona una fuerza impulsora que trabaja sobre B y lo pone en m ovim iento. A l mismo tiem po, el muelle tira y empuja sobre A , a veces ayudando y a veces impi­ diendo su m ovim iento. Pero cuando B empieza a m overse, la acción del mue­ lle sobre A más bien im pide que ayuda. El trabajo neto realizado sobre A durante una oscilación es negativo y la amplitud de A disminuye. Cada uno de los m ovim ientos registrados en la figura 5-3, se parece al caso de las pulsaciones entre dos m ovim ientos arm ónicos simples de la misma am­ plitud pero frecuencia diferente. Y esto es precisamente lo que son. Sin em­ bargo, no es sencillo explicarlo con detalle; nuestra apreciación de los fenó­ menos físicos nos ayudará aquí sólo de m od o cualitativo. Pero el problema resulta ser muy sencillo si alteramos un p o co las condiciones de partida. Consideraciones de simetría 141 C O N S ID E R A C IO N E S D E S IM E T R ÍA Supóngase que separamos A y B lateralmente en cantidades iguales [fig. 5-4 (a)] y luego los dejam os en libertad. La distancia entre ellos es igual a la longitud del muelle de acoplam iento y, por lo tanto, el muelle n o ejerce ninguna fuerza sobre ninguno de los péndulos. A y B oscilarán en fase y con amplitudes igua­ les, m anteniendo siempre la misma separación. Cada péndulo podría, igualmen­ te, ser libre (sin acoplar). Cada uno de ellos oscila co n su frecuencia natural libre w0( = V g/0- Las ecuaciones del m ovim iento s o n : xa = C eos cooí x B = C eos cooí ^ siendo x A y x B los desplazam ientos de cada péndulo a partir de su posición de equilibrio. Esto representa un m od o normal del sistema acoplado. Ambas masas vibran a la misma frecuencia y cada una de ellas tiene una amplitud constante (la misma para am bos). Fig. 5-4. (a) M odo normal inferior de dos péndulos acoplados, (b) Modo nor­ mal superior de dos péndulos acoplados. ¿Cuántos m odos norm ales podem os hallar? Existe solam ente otro. Des­ placemos A y B lateralmente en cantidades iguales pero en sentidos opuestos [fig. 5-4 (b )] y dejém oslos luego libres. A hora, el muelle de acoplamiento está deformado; un sem iciclo después se verá com prim ido y ejercerá esfuerzos. La simetría del dispositivo nos dice que los m ovim ientos de A y B serán las imágenes especulares uno del otro. Si los péndulos fuesen libres y cualquiera de ellos se desplazara una dis­ tancia pequeña x , la fuerza restauradora sería m w/x. Pero en el caso presente 14 2 Osciladores acoplados y modos normales el muelle de acoplam iento está estirado (o com prim ido) una distancia 2x y ejerce una fuerza restauradora de 2kx, siendo k la constante del muelle. Así pues, la ecuación del m ovim iento para A es: ,2 m ~T7r + mo)o2 xa + 2kxA = 0 at¿ o b ie n : - j v + .(<*>o2 + 2ü) c2) xa = 0 at¿ en donde hem os puesto o>c2 = k/m. Ésta es una ecuación para el m ovim iento arm ónico simple de frecuencia o/ dada por , , 2 , « 2 . 1 /2 ( g . 2 k \ 112 u = (wo + 2o3e ) “ l7 + — ) En las condiciones iniciales dadas, su solución es: x A = D coso)'t (5-2a) El m ovim iento de B es la imagen especular de A y, p or consiguiente: xb = —DcoscoV (5-2b) Cada péndulo oscila con m ovim iento arm ónico simple, pero la acción del mue­ lle de acoplo consiste en aumentar la fuerza restauradora y, por lo tanto, en aumentar la frecuencia respecto a la de la oscilación, sin acoplam iento. Los m ovim ientos de A y B en este tipo de oscilación que constituye el segundo m od o normal, están siempre claramente desplazados en fase 180°.' Quizá sea interesante señalar .que si se sujeta uno de los péndulos, la fre­ cuencia angular del otro, bajo la acción dé la gravedad más elmuelle de acoplo, esigual a (w02+ <dc2)1/2.A sí pues, si se considera este m ovim iento com o el característico en cierto sentido de un péndulo sólo, los m odos normales tienen frecuencia que está desplazada por encima o por debajo del valor c o ­ rrespondiente al péndulo aislado. / S U P E R P O S IC IÓ N D E M O D O S N O R M A LE S En los dos casos anteriores, una vez que empieza el m ovim iento, y en ausen­ cia de fuerzas de am ortiguam iento, continuará sin ningún cam bio. N o se pro-x ducirá ninguna transferencia de energía desde un m od o de oscilación al otro. Una razón im portante para la introducción de estos d os casós fácilm ente re­ sueltos es que cualquier m ovim iento de los péndulos, en que cada uno de Superposición de modos normales 14 3 ellos parta del reposo, puede describirse com o una com binación de estos dos. Veamos cóm o puede hacerse esto, x •/ ........... h Fig. 5-5. Péndulos acoplados en una configuración arbitraria. Considerem os un instante arbitrario cuando el péndulo A esté en x A y el péndulo B en x B (fig. 5-5). El m uelle está alargado una cantidad V 4 — x B y, por lo tanto, tira de A y de B con una fuerza cuya magnitud es k (x A— x B)y Así pues, la magnitud de la fuerza restauradora sobre A e s : m<¿Q2XA + k(xA — xb ) mo)o2XB ~ k&A ~ xb ) y sobre B e s : Por lo tanto, las ecuaciones del m ovim iento de A y B son : m d 2x + meoo x A + k(xA ~ x B) =- 0 dt¿ (5-3) »2 d X m—— b + d t¿ Poniendo de nuevo i 2 m eo o xb , , ~ k{xA wc2 = k!m , /p od em os — x Xb ) = a 0 escribir ambas ecuaciones del modo siguiente: d Xa . , , 2 —n;— b (¿*>0 + d t¿ i 2. <¿c ) x a d¿XB _ L r 2 _ L 2^ t t t — d t¿ h (w o + <*>c ) x b A 2 — <¿c X b — — 2 w c x a u —n — 0 (^-4) h La primera ecuación, que describe la aceleración de A , contiene un térmi­ no en x B. Y la segunda ecuación contiene un término en x A. Estas dos ecua­ ciones diferenciales no pueden resolverse independientemente sino que deben 1 44 Osciladores acoplados y modos normales resolverse simultáneamente. Un m ovim iento dado a A n o perm anece confi­ nado en él, sino que influye en B, y viceversa. Realmente, estas ecuaciones no son difíciles de resolver. Si las sumamos se tie n e : d (x a + Xb ) + oiq2 ( x a + XB) = o y si restamos la segunda ecuación de la primera resulta d2 — (xA - x B) + (coo + 2 cC c)(xA - x B) = 0 Éstas son ecuaciones familiares correspondientes a oscilaciones armónicas sim­ ples. En la primera la variable es x A + x B y la frecuencia es w0. En la segunda variable es x A — x B y la frecuencia es o / = (oí02 -f- 2<uc2) 1/2. Estas dos frecuencias coinciden precisamente con las correspondientes a los dos m odos normales que hem os identificado previamente. Si ponem os x A + x B = q x y x A — x B ~ qz, tenem os dos ecuaciones independientes en q x y q 2: Soluciones posibles (aunque no las más generales) son : qi = C eos (úqí (caso especial) q2 = eos cd t (5-5) siendo C y D constantes que dependen de las condiciones iniciales. [Puede re­ conocerse la carencia de generalidad de las ecuaciones (5-5) por el hecho de que hem os impuesto que las fases iniciales sean igual a cero.] A q u í tenem os dos oscilaciones independientes. Representan otra descrip­ ción de los m odos normales representadas por las oscilaciones de las variables <7i y <72, respectivamente, y estas variables se llaman, en consecuencia, coorde­ nadas normales. Las variaciones en el valor de q x se presentan con indepen­ dencia de las variaciones de q2 y viceversa. En función de ^as coordenadas originales x A y x B, las soluciones s o n : (caso especial) xa = \(q\ + <3%) = JC eos toot + \D eos cd t xb = %(qi — q%) & eosco0í — \D eos <aft Superposición de modos normales 145 Si C = 0, am bos péndulos oscilan con la frecuencia o/, y si D = 0, con la frecuencia ü>0. Éstas son las frecuencias de los m odos norm ales individuales y se denom inan frecuencias normales. V em os que una característica de una frecuencia norm al es que tanto x A c o m o x B pueden oscilar con dicha fre­ cuencia. Apliquem os ahora las ecuaciones (5-6) al análisis del m ovim iento acopla­ do indicado en la figura 5-3. Las condiciones iniciales (para t — 0) son las siguientes: ~ — = A0 di A - Ao xa x B =A 0 d X A —— = „0 dt d x B Puede señalarse que las condiciones referentes a las velocidades iniciales son cumplidas autom áticam ente por las ecuaciones (5-6), ya que la derivación res­ pecto a t nos da térm inos en sen w0í y se n w 'f solam ente, que son cero para í = 0. A partir de las con d icion es referentes a los desplazam ientos iniciales tenemos: x A = Ao xb —0 = \C + \D = \C — \D Por lo tanto, C = Ao D —Ao De aquí que con estas condiciones iniciales particulares obtengam os los si­ guientes resultados, volvien do a sustituir en las ecuaciones (5 -6 ): xa = i^ o (co s ojoí + coscoV) xb = f^ o (co sw o í — eos « 7 ) las cuales pueden volverse a escribir del m od o siguiente: /V — o)o \ / V + too \ x A - A o eos I — / ) eos I -- — tJ (5-7) ( cof — to o \ ((*>' + m \ x B = ^ o s e n (— ^----- 1 ) sen l 2— / Cada u na^de ellas es una oscilación sinusoidal de frecuencia angular (0/ 4- tüg)/2, m odulada en am plitud del m od o discutido en el capítulo 2. La amplitud asociada con cada uno de los péndulos es cero en el instante en que la amplitud asociada con el otro es un m á xim o, aunque el desplazam iento real del últim o en un instante cualquiera después dependa del valor instan­ táneo de (<*>' + w0) f / 2 . 146 Osciladores acoplados y modos normales O T R O S E JE M P L O S D E O S C IL A D O R E S A C O P L A D O S Existen m uchos m odos diferentes de acoplar dos péndulos u otros oscilado­ res; considerem os algunos de ellos. En la figura 5-6 m ostram os cóm o pueden acoplarse d os péndulos a través de una masa auxiliar, m M , conectada por cuerdas a los alambres de sus­ pensión principales. A partir de la simetría del dispositivo, puede admitirse que los m odos norm ales serán los m ovim ientos para los cuales x B — ± xA. Si x A = 4- x B = qu lá masa m se eleva y desciende con las masas principa­ les M , pero si x A = — x B = q2, la masa m estará a m ayor altura cuando las masas M tengan su m ayor separación, y habrá descendido cuando las masas se aproximen entre sí. A sí pues, existen dos frecuencias de m odos norma­ les diferentes, ninguna de las cuales (en general) es igual a la de un solo péndulo aislado. En la figura 5-7 se indican otros cuatro sistemas acoplados mecánicamen­ te. El primer diagrama representa dos péndulos que están m ontados sobre barras rígidas, cuyos extrem os superiores están sujetos a un cable. Los pén­ dulos oscilan en planos perpendiculares al alambre. A m enos que los péndulos oscilen en fase, con am plitudes iguales, el alambre de conexión se somete a torsión y proporciona un par de acoplam iento que es proporcional a la dife­ rencia de los desplazamientos angulares. Fig. 5-6. Péndulos acoplados por una masa. En la figura 5-7 (b) m ostram os otro sistema en el cual se suministra o se proporciona el acoplam iento mediante fuerzas" restauradoras elásticas. Se mon­ tan dos masas pequeñas en los extrem os de una hoja de sierra (u otra tira de un metal elástico) que sé sujeta en su centro a un soporte. Si una de las masas se empuja hacia un lado, co m o está indicado, y luego se deja en liber­ tad, el m ovim iento se transfiere rápidamente a la otra masa a través de una superposición típica de m od os normales. Otros ejemplos de osciladores acoplados (a) (b ) (c) (d ) 14 7 (a) Péndulos rígidamente acoplados mediante una barra de torsión horizontal, (b) Masas en los extremos de una cinta metálica, (c) Péndulo de Wilberforce. (d) Bloque rectangular sobre muelles. F ig. 5 -7 . La figura 5-7 (c) muestra un dispositivo curioso co n o cid o co m o el péndulo de W ilberforce . 1 Una masa con tornillos exteriores ajustables está suspendida de un muelle espiral. Si la masa se estira hacia abajo y se deja en libertad, el movimiento es al principio una oscilación vertical simple, pero según trans­ curre el tiem po se am ortigua esta oscilación y queda reemplazada por una os­ cilación rotacional vigorosa de la masa (alrededor de un eje vertical). Enton­ ces la oscilación lineal vertical se inicia de nuevo cuando la oscilación de ro­ tación empieza a debilitarse. Es im portante para el funcionam iento de este luguete que los períodos de am bos tipos de m ovim iento sean casi iguales; los tornillos'ajustables son los que perm iten conseguir dicha igualdad. El aco­ plamiento entre los m ovim ientos lineal y angular proced e del hecho de que, como se m encionó en el capítulo 3, cuando un m uelle espiral se alarga, sus extremos se tuercen un p o co , o inversamente si se som ete a torsión tiende a alargarse o acortarse. Tirando de la masa hacia abajo y torciéndola a través 1 R e cib e este n om b re en h o n o r a L, R . W ilb erforce, P rofesor inglés de Física, que p u ­ blicó un estudio detallado de d ich o aparato en 1894. 14 8 Osciladores acoplados y modos normales de un ángulo apropiado, es posible liberar el sistema de m od o que oscile en un m od o norm al con am plitud constante en am bos com ponentes del movi­ m iento (lineal y angular). N uestro últim o diagrama [fig. 5-7 (d)] representa un bloq u e rectangular apoyado sobre d os muelles. Un m od o de este sistema es una oscilación ver­ tical en la cual el bloque permanece horizontal y am bos muelles se ven igual­ mente alargados o com prim idos. Pero existe otro m od o en el cual los muelles sufren desplazamientos iguales y op u estos; el bloque entonces realiza una os­ cilación de giro alrededor de un eje horizontal sin cam bio en la altura de su centro de gravedad. Un co ch e que descanse sobre sus suspensiones delanteras y traseras tiene algún parecido con este dispositivo. Si la parte delantera se levanta y se deja luego en libertad, puede resultar que la oscilación se trans­ fiera a la parte trasera algún tiem po después, si el am ortiguam iento no ha llevado ya el sistema al reposo. ' 1 F R E C U E N C IA S N O R M A L E S : M ÉT O D O A N A L ÍT IC O G E N E R A L Supóngase que no fuese fácil descubrir los m od os norm ales a partir de consi­ deraciones de simetría o que n o fueran fáciles de resolver las ecuaciones dife­ renciales simultáneas. ¿ C ó m o podríam os entonces encontrar una solución? Hagamos uso de la característica que hem os estudiado en con exión con las ecuaciones (5-6). Tanto x A c o m o x B pueden oscilar con una de las frecuencias normales. Tom am os, por tanto, XA = c eos 0)í Xb = C ' eos C0/ y veam os si existen valores de w y C y C' para las cuales estas expresiones sean soluciones de las ecuaciones (5-4): ^ at¿ 1 d 2X B + (wo2 + 0>c2jx Á - 0>c2x b = o , / 2 , 2v - ¿— (“ (too 4“ wc )xb aí¿ 2 _ 0 Xa — 0 _ Si existen algunos valores adecuados de w, existirán entonces frecuencias normales. Naturalmente, ya hem os visto que C y C deben tener la misma lon­ gitud, pero en nuestro enfoque presente al problem a actuarem os co m o si no conociésem os esto todavía. Adem ás, la igualdad de C y C' es cierta única­ Frecuencias normales: método analítico general 1 49 mente en el caso m uy especial que hem os considerado y no en otros casos más generales. Sustituyendo las ecuaciones (5-8) en las ecuaciones (5-4), se tiene ( —co2 + coo2 + coc2)C — coc2C ' — coc2C + = 0 ( —co2 + coo2 “I- c o ^ C 7 = 0 Para un valor arbitrario de w, éstas constituyen dos ecuaciones simultá­ neas para las amplitudes desconocidas C y C'. Si son ecuaciones independientes, existe solam ente una solución — C = 0, C' = 0— ■, lo cual significa simple­ mente que para un valor arbitrario de w, las ecuaciones (5-8) no son solución del problema. Pero si estas d os ecuaciones no son in dependientes, es decir, gunda es sim plem ente un m últiplo de la p rim e ra , si la se­ entonces tenem os de hecho sólo una ecuación para ambas amplitudes C y C'.vEn este caso, C puede tener un valcir cualquiera. Pero una vez se ha escogido C, entonces resulta fijo C'. ¿Para qué valor de w son ambas ecuaciones no independientes y, por tan­ to, nos permiten obtener soluciones no nulas para C y C 'l A partir de la primera ecuación, se tie n e : C “c C' — CO2 + (5-9a) COO2 + C0c 2 y, a partir de la segunda : 2 C _ . 2 C . 2 b) CCc¿ Si C y C' no son ambas cero, los segundos m iem bros de estas ecuaciones deben ser iguales. A sí pues, 2 <JÍC — CO2 + 2 COO2 + . 2 . 2 + COO “r C0c C0c 2 COc2 o bien / 2 . ( — co 2 . + coo ~r o)c2A )2 — (coc / 2 2 2x2 ) De aquí que 2 , — CO + 2 . COO T . — ±C0c = co o 2 co 2 , ~ r co c 2 ± . Tenemos dos soluciones para w; llamémoslas o/ y o>" : co/ 2 = co"2 = coo2 + coo2 2 co c 2 2 ccc 150 Osciladores acoplados y modos normales Las raíces cuadradas positivas de estas expresiones son las dos frecuencias nor­ males del sistem a; de nuevo hem os llegado otra vez a resultados que no nos resultan familiares. P odem os obtener ahora la relación entre C y C' para cada uno de los mo­ dos norm ales a partir de las ecuaciones (5-9). Para w = o/, C c' y, para o> = <i>". £ C' +1 A sí pues, hem os llegado a dos form as específicas de las ecuaciones (5-8) que son soluciones de las ecuaciones diferenciales acopladas del movimiento [ecuaciones (5-4)]: XA X b = — c e o s coo/ C COS coo/ D COS Cú ' t X a = X b — —D y c o s c o '/ (5-10) C om o la magnitud de la amplitud es arbitraria y está determinada sólo por las condiciones iniciales, hem os utilizado dos sím bolos diferentes (es decir, C y D ) para designar las amplitudes asociadas con ios m od os norm ales separa­ dos. Las ecuaciones diferenciales son lineales (sólo aparecen las primeras po­ tencias de x A, x B, d2x j d t 2, y d¿xBjd t2) y, por lo tanto, la suma de ambas solu­ ciones es también una s o lu c ió n : . .. x A - C eos co0/ + cosco'/ (caso especial) ^ ^ , xb — C eos coo/ — D eos co / (5-11) Otra vez de nuevo hem os obtenido las soluciones previam ente dadas por las ecuaciones (5-6 ) . 1 Pero esta vez nuestro m étodo de enfoque ha sido puramente analítico y general, sin acudir previamente a la simetría del sistema. C om pletem os esta discusión dando la solución general a las ecuaciones de la oscilación libre de este sistema acoplado. Puede verse fácilm ente que las ecuaciones diferenciales (5-4) se cum plen igualmente adm itiendo soluciones con fases iniciales n o nulas, aunque existe una relación de fase sistemática i Existe un factor 2 que falta en las ecuaciones (5-10) cuando se comparan con las ecuaciones (5-6), pero esto no constituye ninguna diferencia cuando uno fija los valores de los coeficientes mediante los valores iniciales de xA y xB. Vibración forzada y resonancia para dos osciladores acoplados 151 entre x A y x B en un m od o particular. Específicam ente, en lugar de las ecuacio­ nes (5-10) podem os, en general, tener las siguientes: x A = C cos(coo/ + <*) m od o in ferior: „ , Xb —C cos(a>o/ + a) (5-12) , . m od o su p erior: xa = D cos(a)'/ -f 0) x B = —D eos(coV + /3) La existencia de cuatro constantes ajustables nos perm ite entonces adaptar es­ tas soluciones a valores arbitrarios de los desplazam ientos y velocidades inicia­ les de am bos péndulos. E sto elimina la restricción de velocidad inicial cero que necesitábam os para considerar que nuestras soluciones anteriores eran ca­ sos especiales. VIBRACIÓN F O R Z A D A Y R E S O N A N C IA P A R A DOS O S C IL A D O R E S A C O P L A D O S Hasta aquí hem os considerado meramente las vibraciones libres de un sistema de dos osciladores acoplados, descubriendo, por lo tanto, las frecuencias natu­ rales características (sólo dos de ellas) para las cuales el sistema es capaz de vibrar com o una unidad. ¿P ero qué ocurre si el sistema se ve impulsado por un agente externo con una frecuencia arbitraria? N uestra intuición, apoyada por la experiencia real, nos dice que se producen grandes amplitudes de osci­ lación cuando la frecuencia im pulsora es próxim a a una de las frecuencias na­ turales, mientras que a frecuencias alejadas de éstas la respuesta del sistema impulsado es relativamente pequeña. Considerarem os con detalle cóm o se pre­ senta este fenóm eno a partir de las ecuaciones del m ovim iento en el caso más sencillo posible, dos péndulos idénticos acoplados con am ortiguamiento des­ preciable, para los cuales ya hem os identificado los m odos normales. Nuestro estudio irá paralelo al análisis del oscilador aislado forzado del ca­ pítulo 4. C om o en aquel caso, adm itirem os que los efectos amortiguadores son lo suficientemente pequeños com o para ser ignorados en la ecuación del m o­ vimiento, pero que, sin em bargo, quizá después de un núm ero muy grande de ciclos de oscilación, los efectos transitorios han desaparecido de m odo que el movimiento de cada péndulo se verifica a amplitud constante para la frecuen­ cia de la fuerza impulsora. Supongamos, entonces, que se aplica al péndulo A una fuerza impulsora -armónica F0 eos wt (por ejem plo, m oviendo su punto de suspensión hacia ade­ 152 Osciladores acoplados y modos normales lante y hacia atrás sinusoidalm ente), controlándose el m ovim iento del péndu­ lo B solam ente por su propia fuerza restauradora y el m uelle de acoplamiento. El enunciado de la ley de N ew ton para el péndulo B es precisam ente el mismo que teníam os al considerar las vibraciones libres, y la ecuación para A se mo­ difica sólo en que hay que añadirle el térm ino E 0 c o s w í, aunque esta adición representa, naturalmente, un cam bio fundamental de la situación física. Nues­ tras dos ecuaciones del m ovim iento resultan ser así las siguientes [véanse ecua­ ciones (5-3) para las ecuaciones de vibración lib r e s ]: d2x m — — + mo)o at¿ + k (xA — x B) xa Fo eos ut = d2x m —— + njwo Xb — k(xA — x B) = 0 dt¿ las cuales, dividiéndolas por m, resultan: ^ + (wo2 + 0>c2 ) x a ~ dt¿ u c2 x b = ~ eos wt m ^ w c2 x a = + (c o „2 + w c2 )x b - 0 ( u c2 = ^ En vez de ocuparnos de x A y x B separadamente, procederem os introduciendo de una vez las coordenadas norm ales q x{ = x A + x B) y q2( = x A — x B), las cuales, com o hem os visto, pueden utilizarse para caracterizar el m ovim iento del sis­ tema com o un todo. A ñadiendo las ecuaciones diferenciales anteriores se tiene: d2Q\ , 2 Fq ~~nñ + wo qi = — eos cot dt2 m (5-13a) Restándolas, se tiene dt2 + o)f2(j2 = — eos o)t m (5—13b) en donde co' 2 = too2 + 2 toc2 La sim plificación del problem a es notable. Es precisam ente co m o si tuviésemos dos osciladores arm ónicos de frecuencias naturales w y ü>'. Podem os claramente describir las soluciones de estado estacionario m ediante las ecuaciones q\ = C eos co/, en donde C = q2 = D cosw t, en don d eD = F o /m too2 — co2 co ¿ — CO2 Las amplitudes C y D presentan exactamente el tipo de com portam iento de resonancia que se ha indicado para un oscilador sencillo en la figura 4-1. Ha- Vibración forzada y resonancia para dos osciladores acoplados .biéndoloobtenido, podem os extraer la dependencia con la amplitudesindividuales A 153 frecuencia de las y B de am bos péndulos, para los j^ue tenemos xA = A eos cot en donde A = £ (C + D ) xB = B eos o)t en donde B = J (C — D ) Éstas nos dan los siguientes resu lta d os: A(w) = B(a>) = F0 _ (ft>Q2 + <*>c2) — <*>2 m (coo2 — co2)(c o '2 — ¿o2) 17 Fq 2 03c m ( o jo 2 — ío 2 ) ( ü / 2 — co 2 ) (5-15) Las variaciones de estas magnitudes con w se indican en la figura 5-8. En la región de frecuencias dom inadas por la resonancia inferior, los desplaza- 03 Oi Fig. 5-8. Respuesta forzada de dos péndulos acoplados con amortiguamiento despreciable. Los modos normales tienen frecuencias a>o y <*>'. (a) Amplitud del primer péndulo en función de la frecuencia impulsora O í = Ooe + w'2)1/2] (b) Amplitud del segundo péndulo en función de la frecuencia impulsora. 154 Osciladores acoplados y modos normales mientos de A y B son siempre del m ism o signo, es decir, están en fase entre sí. En la región de frecuencias dominadas por la resonancia superior, los desplazamientos son de signo opuesto y por tanto están desfasados en 180°. La introducción de un am ortiguam iento no nulo conduciría, co m o con el caso del oscilador sencillo impulsado, a una variación suave de fase con la frecuencia al pasar a través de la resonancia. Podría com entarse una característica particular de la figura 5-8, porque parece (y es) físicamente imposible. Ésta consiste en el hech o de que a una cierta frecuencia wj entre las resonancias, tenem os que A = 0 y B n o es cero. A partir de las condiciones admitidas del problem a es evidente que la im­ pulsión forzada periódica del péndulo B depende del m ovim iento del péndulo A. En cualquier sistema real sería esencial la presencia de una pequeña oscilación del péndulo A . La frecuencia ^ a la que se presenta esta situación aparente­ mente anómala es precisamente la frecuencia natural de un péndulo aislado, teniendo sujeto un muelle de acoplam iento, bajo la circunstancia de que el otro péndulo se mantenga totalm ente fijo — <ox = (<o02 + o>02)1/2. En ausencia completa de fuerzas am ortiguadoras, la presencia de una fuerza im pulsora arbitra­ riamente pequeña de frecuencia u>x causada por pequeñas vibraciones del pén­ dulo A , produciría una respuesta extraordinariamente grande en el péndulo B. La existencia de fuerzas am ortiguadoras, aunque sean pequeñas, destruiría este caso y, com o consecuencia, la amplitud A(q>), aunque fuese m uy pequeña cerca de o>!, nunca sería totalm ente cero. Sin em bargo, esta descripción completa necesitaría ahora la consideración detallada del sistema form ado por una com­ binación de un par de osciladores con am ortiguam iento y la com plejidad del análisis se vería aumentada. El punto principal que ha de aprenderse de este análisis es la confirmación de que se pueden escribir los m odos norm ales del sistema acoplado mediante las observaciones de la resonancia y que los m ovim ientos estacionarios de las partes com ponentes en la resonancia son exactamente co m o correspondería al m ism o sistema en vibración libre para la misma frecuencia. V A R IO S O S C IL A D O R E S A C O P L A D O S Cualquier cuerpo m acroscópico real, co m o un trozo de material sólido, contie­ ne muchas partículas y n o dos solam ente; éste es el m otivo más fuerte que te­ nemos para considerar el problem a de un núm ero arbitrario de osciladores semejantes , acoplados juntos. El trabajo de las secciones previas nos ha prepa­ Varios osciladores acoplados 155 rado el cam ino. Nuestra investigación de este sistema nos puede llevar a una descripción de las oscilaciones de un m edio continuo, y de aquí, mediante una transición sencilla, al análisis de los m ovim ientos ondulatorios. Sería posible para n osotros pasar directam ente desde la ley de N ewton a una m ecánica del con tin u o . 1 Pero el cam ino que hem os escogid o,vía d é lo s m o­ dos de oscilación de los sistemas acoplados, es más rico y, en esencia, es más correcto , porque n o existe ninguna cosa semejante a un m edio realmente continuo. M ás aún, el lector puede estar interesado en saber que nuestro ca­ mino presente es el que tom aron precisam ente N ew ton y sus sucesores. Quizá por ello se m erece una digresión introductoria. N o m ucho tiem po después que N ew ton, dos m iem bros de la notable fami­ lia Bernoulli (Jean Bernoulli y su h ijo Daniel) em prendieron un estudio deta­ llado de la dinámica de una línea de masas conectadas. D em ostraron que un sistema de N masas tiene exactam ente N m odos de vibraciones independien­ tes (para el m ovim iento en una dim ensión solamente). Entonces, en 1753, Da­ niel Bernoulli enunció el principio de superposición para dich o sistema — esta­ bleciendo que el m ovim iento general de un sistema vibrante puede escribirse como una superposición de sus m od os norm ales. (Se recordará que anterior­ mente, en este capítulo, desarrollam os este resultado para el sistema de dos osciladores.) Con palabras de León Brillouin, que ha ten ido una contribución fundamental en la teoría de las vibraciones de las redes cristalinas: 3 Esta investigación realizada por la familia Bernoulli puede decirse que constituye el principio de la física teórica com o constituyente distinto de la mecánica, en el sentido de que es el primer intento de formular leyes para el movimiento de un sistema de partículas en lugar de las correspondientes a una partícula aislada. El principio de superposición es importante, puesto que es un caso especial de una serie de Fourier, y en su tiempo se amplió hasta llegar a ser un enunciado del teorema de Tourier. (Veremos unas nociones del análisis de Fourier en el capítulo 6 .) , Después de este preám bulo volvam os ahora al análisis detallado de un sistema de N partículas. 1 Como se m encionó en la nota a pie de página del principio de este capítulo, puede ha­ cerse esto pasando directamente al capítulo 6. 8 L. Brillouin, Wave Propagation in Periodic Structures, Dover, Nueva York, 1953. 156 Osciladores acoplados y modos normales N O S C IL A D O R E S A C O P L A D O S En nuestro estudio del m ovim iento de un sistema de dos osciladores, concen­ tramos nuestra atención a las oscilaciones que pueden expresarse en forma longitudinal. L os m ovim ientos de las lentejas de los péndulos se produjeron a lo largo de la línea que los unía. El tratam iento es muy semejante, como verem os pron to, en el caso de oscilaciones transversales en donde las partícu­ las oscilan en una dirección perpendicular a las líneas que las une. Y com o las oscilaciones transversales son más sencillas de visualizar y de mostrar que las oscilaciones longitudinales, analizaremos las oscilaciones transversales de un sistema p rototipo de m uchas partículas. Considerem os una cuerda elástica flexible a la que se sujetan N partículas idénticas, cada una de masa m, igualmente distanciada una longitud /. Man­ tengamos fija la cuerda en d os puntos, uno de ellos a una distancia 1 a la iz­ quierda de la primera partícula y el otro a una distancia / a la derecha de la partícula N (fig. 5-9). Fijo Fijo •------ •------ » 0 Fig. 5-9. 1 2 •----------------- . i r -----------------• 3 + A T - l / V N ~• + 1 N partículas equidistantes a lo largo de una cuerda sin masa. Las partículas se señalan de 1 a IV o de 0 a iV + 1 si incluim os los dos extrem os fijos y los consideram os co m o si fueran partículas con desplazamien­ to nulo. Si la tensión inicial de la cuerda es T y si nos lim itam os nosotros m ismos a desplazamientos transversales pequeños de las partículas, entonces podem os ignorar cualquier aumento de la tensión de la cuerda cuando las par­ tículas oscilan. Supóngase, p or ejem plo, que la partícula 1 se desplaza a y x y la partícula 2 a y2 (fig. 5-10); entonces la longitud de la cuerda entre ellas resulta ser V = Z/cos alt Para «i 1 rad, eos a ^ l — ax3/2 y V *** Z(1 + ax2/2). El aumen­ to en longitud es W ¡2 , y cualquier increm ento de tensión que -sea proporcional a este valor puede ignorarse en com paración con los térm inos proporcionales a la primera potencia de al9 ,0 1 N N+ 1 Fig. 5-10. Diagrama de fuerzas para las masas en una cuerda larga desplaza­ das transversalmente. N osciladores acoplados 1 57 En la configuración que se muestra en la figura la com ponente x resultante de fuerza sobre la partícula 2 es — T cosa t + T c o s a 2 = — aa2), que es una diferencia entre dos potencias de segundo orden en a. Para valores peque­ ños de «i y «2 es m uy pequeña y n o prestarem os atención sobre dicha dife­ rencia en lo que sigue. La figura 5-10 muestra una configuración de las partículas en un cierto ins­ tante de tiem po durante su m ovim iento transversal. N o s restringiremos a des­ plazamientos y pequeños com parados con L La com ponen te y de la fuerza resultante sobre una partícula típica, por ejem plo la partícula p, es Fp = — T sen + T sen ap Los valores aproxim ados de los senos s o n : sen ap_i — sen a„ = y* — yv-i l y p + i^ y * P or lo tanto, T T FP = - - j ( y P - y p- 1 ) + -j O v+i - y P) y esto debe ser igual a la masa m multiplicada por la aceleración transversal de la partícula p. A sí pues, d2 + 2o)02yP — m 20 v + i + yP- i) — o (5-16) en donde hem os puesto T T ñ i~ 2 0 )0 P odem os escribir una ecuación semejante para cada una de las N partícu­ las. A s í pues, tenem os un sistema de N ecuaciones diferenciales, una para cada Valor de p de 1 a N . Recuérdese que y 0 = 0 e y^+i = 0. Puede ser interesante considerar los casos especiales sencillos de las ecua­ ciones (5-16) para N = 1 y N = 2. Si N = 1, se tiene 15 8 Osciladores acoplados y modos normales Ai (a) (b) N = N = 2 (c)/v = 2 1 (cü = ü>0 V 2) Modo inferior (<o = o*,) Modo su p e rio r (o> = a>„ V 3) Fig. 5-11. Modos normales de los dos sistemas más sencillos de cuerdas car• gadas. (a) N = 1, en un modo solamente, (b) N = 2f modo inferior, (c) N ~ 2, modo superior. que es un m ovim iento arm ónico transversal de frecuencia angular w0V 2 = (2T/ml)1/2, com o se puede ver directam ente al considerar la figura 5-11 (a). Si N = 2, se tiene 4 y2 I O 2 + 2 coq y 2 - 2 ü)0 y i = 0 Estas ecuaciones son semejantes a las ecuaciones (5-4) para dos péndulos acoplados, pero ahora tenem os la sim plificación de que w0 == <*>c, de m o d o que w02 + wc2 en las ecuaciones (5-4) corresponden a 2w02, y wc2 resulta ser w02 aquí. Las frecuencias angulares de los m odos norm ales en este caso están en una relación numérica definida; sus valores reales son w0 y w„V 3 . Los m odos para N = 2 pueden verse en las figuras 5-11 (b) y (c). La configuración real de las cuerdas hace casi evidente por sí misma la relación entre las frecuencias na­ turales en este caso, pero en cuanto pasem os a núm eros m ayores de partículas los resultados son bastante menos evidentes y debem os recurrir a un tipo más general de análisis. C A L C U L O D E M O D O S N O R M A L E S P A R A N O S C IL A D O R E S A C O PLA D O S Aplicaremos básicam ente la misma técnica analítica a las N ecuaciones dife­ renciales que previam ente utilizábamos para dos ecuaciones sólo. Buscamos los Cálculo de modos normales para modos norm ales; N osciladores acoplados 159 es decir, buscam os soluciones sinusoidales de m odo que cada partícula oscile con la misma frecuencia. P ongam os: * yv = A „ eos wí (p = 1, 2 , . . . , N ) (5-17) donde A p y q> son la am plitud y la frecuencia de vibración de la partícula p. Si podemos encontrar valores de A p y w para las que las ecuaciones (5-17) satis­ fagan las N ecuaciones diferenciales (5-16), habrem os satisfecho nuestro ob je­ tivo. Obsérvese que la velocidad de cualquier partícula puede obtenerse a par­ tir de las ecuaciones (5-17) y que vale du _ _ L = — . ü)Af sen o>f dt (p = 1, 2 , . . N ) A sí pues, escogiendo las ecuaciones (5-17) c o m o una solución de tanteo, es­ tamos restringiéndonos autom áticam ente a la con d ición lím ite adicional de que cada partícula tenga una velocidad cero para t = 0 ; es decir, cada partícula par­ te del reposo. Sustituyendo las ecuaciones (5-17) en las ecuaciones diferenciales (5-16), ten­ dremos : ( — co2 + 2a>o2) ^ i — co o 2 (A 2 + A o) = 0 ( — oí2 + 2o3o2)A 2 — o)o2(A 3 + A i ) — 0 ♦ ( — co2 + ( — co2 + 2 coo 2coo 2) A p 2)A x - Ü>0 2( A P + 1 — ü) q 2(A x + i + A p^ 1) — A n ^. 1) = 0 = 0 Este sistema de aspecto form idable de N ecuaciones simultáneas puede es­ cribirse de m od o más com p acto co m o sigue: ( —co2 + 2a>o 2)A P — w o2( ^ P- i + A p + i) = 0 (p = 1 , 2 , . . . , A ) (5-18) N uestra con d ición lím ite inicial, que exige que los extrem os han de mante­ nerse fijos equivale a decir que A 0 = 0 y A N + 1 = 0. La cuestión que nos estam os preguntando es si las N ecuaciones pueden satisfacerse utilizando el m ism o valor de ü>2 en cada una de ellas. V im os anterior­ mente có m o enfrentarnos co n este problem a cuando sólo intervenían dos osci­ ladores acoplados. La hipótesis de que existía una solución (distinta de la tri­ vial consistente en que todas las amplitudes fuesen igual a cero) conducía a lb ü Osciladores acoplados y modos normales ciertas restricciones sobre los cocientes de las amplitudes [según expresaban las ecuaciones (5-9)]. A q u í tenem os la misma situación en este problem a más com­ plejo. Si volvem os a escribir las ecuaciones (5-18) de la siguiente form a Á’-' + Ap - = ÍL + Jíl <p _ 1 ,2 ........................................(5-19) o)o vem os que, para cualquier valor particular de w, el segundo m iem bro es cons­ tante y, por lo tanto, el cociente de la izquierda debe ser una constante inde­ pendiente del valor de p. ¿Q u é valores pueden asignarse a los coeficientes A v de m od o que esta con dición sea satisfecha y que al m ism o tiem po den A 0 = 0 y An + 1 = 0? N o pretenderem os resolver la ecuación (5-19), sino sim plem ente fijar la aten­ ción en un resultado notable que da la clave del problem a. Supóngase que la amplitud de la partícula p puede expresarse en la form a A„ - C sen (5-20) siendo 0 un cierto ángulo. Si se utiliza una ecuación semejante para definir las amplitudes de las partículas adyacentes p —d y p + 1 , ten drem os: A p_i + A p+1 = C[sen (p — 1)<9 + sen (p + 1)0] = 2 C sen p0 eos 0 Pero C sen pd es precisam ente A p, de m od o que tenem os Ap~ l j Ap± 1 = 2 eos e /\p • ( 5- 21 ) Esto significa que la receta representada por la ecuación (5-20) es acertada. El segundo m iem bro de la ecuación (5-21) es una constante independiente de p, que es precisam ente lo que necesitam os aquí para tener una con dición equi­ valente a la ecuación (5-19). Puede utilizarse para satisfacer todas las N ecua­ ciones (5-18) de que partimos. T o d o lo que queda es encontrar el valor de 0. Esto puede hacerse im poniendo el requisito de que A p = 0 para p = 0 y p = N + 1. La primera con d ición se satisface autom áticam ente; la última será satisfactoria si (N + 1)0 se hace igual a cualquier m últiplo entero de n. A sí pues, podem os escribir (AT+ 1)0 = m (n = 1 ,2 ,3 ,...) Propiedades de los modos normales 161 Sustituyendo el valor de 0 en la ecuación (5-20) se tiene a * = csen G v ? r ) (s ~2 3 ) También se determinan las frecuencias permitidas de los m odos normales, ya que a partir de las ecuaciones (5-19) a (5-22) se tiene Ap+i + A ,-i = ~ “ 2 + Ap W = 2 cos/ _ coo2 ^ ) + 1 / Por lo tanto, - w [‘ - cos( « t t )] Hallando la raíz cuadrada de esta expresión, resulta to = 2 coo sen 1 2 ( N + 1). (5-24) PR O PIED A D ES D E L O S M O D O S N O R M A L E S P A R A N O S C IL A D O R E S A C O P L A D O S Habiendo obtenido las soluciones matemáticas de este problem a de N oscilado­ res acoplados, exam inem os más de cerca los m ovim ientos que las ecuaciones describen. Prim ero observem os que, de acuerdo con la ecuación (5-24), los diferentes valores del núm ero entero n definen distintas frecuencias de m od o normal. Por consiguiente, es apropiado señalar cada m od o, y su frecuencia distintiva, por el valor de n. A sí pues, p o n d re m o s: ^ = 2 u °sen [ ~ ^ ] (5-25) Ahora debem os darnos cuenta de que el m ovim iento de una partícula dada (u oscilador) depende del núm ero que tiene a lo largo de la recta (p) y del nú­ mero que designa su m od o (n). La amplitud de su m ovim iento puede así es­ cribirse del m od o siguiente: Apn = C „ s e n ( ^ ~ j (5-26) 162 Osciladores acoplados y modos normales en donde C n define la am plitud con la que está excitado el m od o particular n. El desplazam iento real de la partícula p cuando la colección entera de partícu­ las está oscilando en el m od o n se obtiene, por tanto, m ediante (5—27) y p n (f) == A p n COS 03nt en donde co„ y A pn vienen dadas por las ecuaciones (5-25) y (5-26), respectiva­ mente. La ecuación anterior implica que cada partícula está en reposo en el instante t = 0, pero com o en el caso de dos osciladores p od em os satisfacer con­ diciones iniciales arbitrarias poniendo y pn(t) = Apn cos(o>„/ — 5„) (5—27a) en donde a cada m od o diferente puede asignársele su propia fase Sn. ¿Cuántos m odos norm ales existen? V im os que con dos osciladores acopla­ dos existen precisamente d os m odos normales. Si la intuición del lector le dice que con N oscilaciones deben existir só lo N m od os independientes, estará en lo c o r r e c to .1 Sin em bargo, este h ech o aparece un p o c o oscu recid o en las ecua­ ciones (5-25) y (5-26), porque los valores de wn y A pn están definidos por cada valor entero de n. El punto a señalar es, sin em bargo, que más allá de n = N las ecuaciones no describen ninguna situación físicam ente nueva. Podem os hacer esto más claro, en cuanto a lo que se refiere a las frecuen­ cias de los m odos, con la ayuda de la figura 5-12, que es un gráfico de la ecua­ ción (5-25),m odificada de m od o que se define w co m o siempre positiva. A l pa­ sar de n — 1 a n — N encontram os N diferentes frecuencias características. Para n = N + 1, que corresponde a n¡2 en abscisas, se alcanza una frecuencia máxima o>max ( = 2<t>0), pero no corresponde a ningún posible m ovim iento porque, 2 2 / Fig. 5-12. Gráfico de la frecuencia de los modos en función de su número. Es conveniente representar wn en función de nxféfN + I) y no en función de n. 1 Éste es el caso de un sistema monodimensional. Dos dimensiones dan 2N, tres dimen­ siones dan •3N. Propiedades de los modos normales 163 como muestra la ecuación (5-26), todas las amplitudes A pn son cero para este valor de n. Para n = N + 2 se tiene wjv+ 2 = 2coosen \( N + 2 ) t ] l_2(A+ 1)J = 2 o>osen| 7r — - 2 a>osen Nir 2 ( N + 1). Mr 2 { N + 1)J Por consiguiente, WJV+2 = COtf Análogam ente, = u>N_lf y así sucesivam ente. Y se obtiene una duplica­ ción semejante en to d o el intervalo siguiente de N + 1 valores de n. Es m uy sencillo ver que las amplitudes relativas de las partículas en un modo norm al se repiten tam bién ellas mismas. A sí, por ejem plo, se tiene, se­ gún la ecuación (5-26), Ap,n+ 2 = C¡\r+2 sen P (N + . N + = Cir+2sen[2/wr = —CV+2 sen / pNir \ \ N +lJ lP , N y es fácil dem ostrar que se produ ce una propiedad semejante para tod o valor de n > N + 1. Veam os el aspecto que tienen los diversos m od os norm ales. El primer modo normal viene dado por n = 1. Los desplazam ientos de la partícula son: y v i = C isen \ N + 1) C O S COIt (p = 1 , 2 , . . . , N) En un instante dado de tiem po, el factor C l eos <axt es el mismo para todas las partículas. Solamente el factor sen [pn¡{N + 1)] distingue los desplazamien­ tos de las distintas partículas. La curva pintada de blanco en la figura 5-13 (a) es una representación del sen [px¡{N + 1)] en función de p, cuando p varía continuamente de 0 a N 4- 1. Sin em bargo, las partículas reales están situadas en los valores discretos de p = 1,2, . . . , A L La curva sinusoidal es, por consi- 164 Osciladores acoplados y modos normales (a) t \" Li. (b) Fig. 5-13. (a) Representación de sen [px¡(N + 1)] en función de p. Las par­ tículas están en las posiciones definidas por los valores enteros de p y están unidas por segmentos rectilíneos de la cuerda, (b) Posiciones de las partícu­ las en diversos instantes para el modo inferior. guíente, sólo una guía para situar a las partículas, y la cuerda se com pone de segmentos rectilíneos que conectan las partículas. Cuando t aumenta todas las partículas oscilan en la dirección y con frecuen­ cia wj. En la figura 5-13 (b) se muestra un con ju n ta com p leto de curvas sinu­ soidales para diferentes valores de p y las correspondientes situaciones de las partículas. Para el segundo m odo, n = 2 y Los desplazam ientos de* las partículas en diferentes instantes de tiem po se indican en la figura 5-14. Si resultase que el núm ero de partículas fuese impar, existiría una partícula en el centro de la línea y en este m od o debería perma­ necer en reposo, com o se indica en la figura 5-14. Recuérdese que w2 difiere de a>x y, por consiguiente, este diagrama oscila con una frecuencia diferente que el anterior, casi el doble de grande, de hecho. En la figura 5-15 vem os un conjunto de diagramas de m odos normales para una serie de cuatro partículas situadas sobre una cuerda tirante. A sí se ve de m odo muy elegante c ó m o el diagrama de los desplazam ientos vuelve a trazar sus trayectorias después de alcanzar n — 5, aunque las curvas sinusoidales que Propiedades de los modos normales 165 Esta partícula queda sin desplazar Fig. 5-14. Posiciones de las partículas en diversos instantes para el segundo modo (n — 2). leterminan las diferentes A pn son todas distintas. Estos esquemas para un va­ lor pequeño de N nos perm iten también apreciar el h ech o notable de que los desplazamientos de todas las partículas en cada m od o para este tipo de sis­ tema estén situados sobre una curva sinusoidal, aunque la cuerda que los c o ­ lecta pueda seguir una trayectoria totalm ente diferente. n = 1 n = 6 n = 2 n =1 n = 3 n = 8 n —A Fig. 5-15. Modos de una cuerda vibrante con pesos , N = 4. Obsérvese que n = 6, 7, 8 y 9 repite las curvas de n = 4, 3r 2 y 1 con signo opuesto. (Adap­ tado de J. C. Slater y N. H . Frank, Mechanics, McGraw-Hill, Nueva York, 1947.) 166 Osciladores acoplados y modos normales O S C IL A C IO N E S L O N G IT U D IN A LE S C om o se explicó anteriorm ente, hem os preferido considerar las vibraciones transversales en lugar de las longitudinales, c o m o una base para analizar el com portam iento de un sistema que com prende un gran núm ero de osciladores acoplados. El o jo y el cerebro pueden considerar de un simple vistazo lo que le está ocurriendo a cada una de las partículas cuando una cuerda co n masas se pone a oscilar transversalmente. Pero ahora vam os a ver có m o se aplica el m ism o tipo de análisis de un sistema de partículas con ectados por muelles a lo largo de una línea recta, y lim itados a m ovim ientos sobre dicha recta. Esto puede parecer un sistema m uy artificial, pero una línea de átom os en un cristal está sorprendentem ente bien representada por dich o m odelo y lo m ism o ocurre también, aunque en extensión menor, en una colum na de gas. (b ) -líl -Ifa Fig. 5-16. (a) Masas acopladas por muelles, en equilibrio, (b) Masas acopla­ das por muelles después de un pequeño desplazamiento longitudinal. A dm itirem os de nuevo que las partículas son de masa m y cuando están en reposo están separadas p or distancias 1 [fig. 5-16 (a)]. Pero ahora las fuerzas restauradoras las suministra el alargamiento o com presión de los m uelles; la constante del m uelle para cada uno de ellos puede describirse co m o mw0l Sean los desplazam ientos de las masas a partir de su posición de equilibrio f* . - v ^n1 [véase fig. 5 -1 6 (b)]. La ecuación del m ovim iento de la partícula p será la sigu ien te: = " Ja,o2( f P+ i - fp ) - kiwo2(Íp - f-p -i) 1 Utilizamos la letra griega § a fin de reservar x para la distancia total desde un extremo. Oscilaciones longitudinales 167 es decir, + 2 ü) q2£p — too2(£p-f-i + £p - 1) = 0 (5-28) Esta expresión tiene precisam ente la misma form a que la ecuación (5-16); así sabemos ya que m atem áticam ente todas las características que hem os des­ cubierto para las vibraciones transversales de la cuerda cargada tienen su con ­ trapartida en este nuevo sistema. Es decir, el m ovim iento de la partícula p en el m od o normal n viene dada por ) — Cn senj p rv K N + í CO S ü) n t en donde o>n = 2 coosen nir | _ 2 (A T + 1 )J (5 -2 9 ) A hora resulta posible un estudio cuantitativo muy elegante de estos siste­ mas mediante el em pleo de suspensiones gaseosas, en las cuales se obtiene un flujo de aire (a presiones ligeramente superiores a la atm ósfera) que sale de ori­ ficios situados en una superficie soporte con objeto de proporcionar un apoyo — Curva calculada Fig. 5-17. Valores experimentales de la frecuencia de un modo vn, represen­ tada en función del número del modo para una línea de masas acopladas por muelles idénticos. [Obsérvese que la abscisa es n/(N 41) en lugar den;éste permite que se ajusten a la misma curva teórica los datos correspondientes a dos valores diferentes de N (N = 6 y N — 12).] [Según R. B. Runk, J.L.Stull y O. L. Anderson, Am. J. Phys., 31, 915 (1963).] 168 Osciladores acoplados y modos normales casi com pletam ente libre de rozam iento para los objetos que se deslizan sobre su superficie. La figura 5-17 muestra el resultado de m edidas hechas con uno de estos aparatos.1 Las masas en cada uno de ellos fueron alrededor de 0,15 kg, y las constantes del m uelle eran tales que la frecuencia o>0 valía 5,68 seg-1. La figura muestra las frecuencias observadas vn( = wn/2 n) de los diversos mo­ dos norm ales representadas en función de la variable n/(N + 1). El gráfico con­ tiene medidas hechas con un sistema de seis masas (y siete muelles) y con otro sistema, más largo, pero por lo demás totalm ente semejante, de 12 ma­ sas (y 13 muelles). C om o w„ valía lo m ism o para am bos, el resultado de los dos sistemas deberá adaptarse a la c u r v a : n 7r\) vn = 0)71 = — sen I -------------2tr 7T \N + 1 2 / Puede verse que los valores experimentales se ajustan extremadamente bien a los teóricos. N M UY GRANDE Supongamos ahora que perm itim os que el núm ero de masas en un sistema aco­ plado llegue a ser muy grande. Para ser explícito en su estudio, consideremos el caso de las vibraciones transversales de partículas sobre una cuerda so­ metida a tensión. Una cuerda real, precisam ente por ello, es de h ech o ya una colección de un gran núm ero de átom os muy juntos. D e nuevo podem os otra vez estar seguros de que nuestras conclusiones se aplicarán igualmente bien a la línea de masas conectadas por muelles en la vibración longitudinal. Hagamos que N aumente, pero al m ism o tiem po, hagam os que disminuya el espaciado l entre las partículas vecinas, de m od o que la longitud de la cuerda, L = (N + 1)/, perm anezca constante. Tam bién disminuirá la masa de cada partícula de m od o que la masa total, M = N m , perm anezca también constante. ¿Q u é ocurre con las frecuencias norm ales? H em os visto que "• “ 2" ” K ,Í 2 < í 7 T T j . i R. B. Runk, J. L. Stull y O. L. Anderson, Am. /. Phys., 31, 915 (1963). N muy grande 16 9 en donde w0 = (T/ml)l/2. Considerem os prim ero los m odos normales para los que el núm ero de m od o n es pequeño. Entonces cuando N se hace muy gran­ de, podem os poner sen mr mr 2 { N + 1)J 2(N + 1) Por consiguiente, T \ 112 \ m l) Y /2 nir 2(N + 1) \m /l) YVK (N + 1)1 pero (N 4- 1)/ —L, longitud total de la cuerda, y mjl es la masa por unidad de longitud (densidad lineal) que llamaremos p. A sí pues, aproximadamente, ü>n = 1,2,...) (n = (5 -3 0 ) En particular, 7r / r ' 1/2 « ! « z y entonces = wwlt Las frecuencias norm ales son m últiplos enteros de la fre­ cuencia inferior u>lm Sin em bargo, recuérdese que esto es sólo una aproximación, si bien para n m ucho m enor que N es una aproxim ación excelente. ¿Q ué se puede decir sobre el desplazamiento de las partículas? Previamen­ te hemos visto que en el m od o n el desplazamiento de la partícula p es _ / ypn — Cns e n r ptlT T \ ^ —) eos cont En lugar de llamar la partícula por su valor p t podem os especificar su distancia x desde el extrem o fijo de la cuerda. A h ora bien, x = pl De aquí que ptlT pltVK nwx N + 1 (N + 1)1 L Enlugar de y pn, podrem os escribir y n(x, t), con lo cual queremos significar el desplazamiento y en el instante t de la partícula situada en x ,cuando la cuerda está vibrando en el m od o n. A sí pues, yn(x,t) = Cns e n ^ ^ j c o s o ) nt (n = 1 , 2 , . . . ) (5-31) Cuando N se hace m uy grande, los valores de x, que sitúan a las partículas, están cada vez situados más cerca unos de otros y x puede considerarse co m o 170 Osciladores acoplados y modos normales una variable continua que va de 0 a L. Las curvas sinusoidales de blanco de las figuras 5-13, 5-14 y 5-15 son ahora las configuraciones reales de la cuerda en sus diferentes m odos. N o hay que emplear mucha imaginación para conectar dichos m ovim ientos con la posibilidad de perturbaciones ondulatorias que se mueven a lo largo de la cuerda, pero no seguiremos sobre este tema de mo­ mento. C onsiderem os ahora el m odo posible más alto, n = N . Si N es muy gran­ de, tenem os: (5-32) wmax En este m odo (com o verem os en seguida), cada partícula tiene en to d o ins­ tante un desplazamiento que es de signo opuesto a los desplazam ientos de sus vecinos más próxim os y — excepto para aquellas partículas cerca de uno y otro extrem o de los extrem os fijos— estos desplazam ientos son de valor casi igual. A sí pues, para el caso de las oscilaciones longitudinales el caso es un poco parecido al indicado en la figura 5-18 (a), y para el caso más fácil de ver de las oscilaciones transversales se parece a la figura 5-18 (b). (a) Fig. 5-18. (a) Vibraciones longitudinales en el modo superior de una línea de masas acopladas por muelles, (b) Vibraciones transversales en el modo supe­ rior de una línea de masas sobre una cuerda sometida a tensión. Esta relación entre los desplazamientos adyacentes puede deducirse con ayuda de la ecuación (5-2 6): H aciendo n = N , se tiene Oscilaciones longitudinales 171 que puede escribirse c o m o A p ,n = Cjvsen(/?7r — a P) en donde an = Pir N + 1 Primero, obsérvese que al pasar de p a p + 1, se invierte el signo de la ampli­ tud, debido a que el ángulo pn cam bia de un m últiplo impar a otro par de 'ir (o viceversa) y el ángulo ap es m enor que n para to d o valor de p (puesto que p ^ N ) . Esto hace que los valores sucesivos de { p n — ap) estén m cuadrantes opuestos. A sí pues, podrem os escribir A. (m od o su p rem o,« = N ) pir sen — N + 1 ■dp+i sen (p + (5-33) 1 >7T _ N + 1 J Obsérvese ahora que, aparte de la alternancia del signo, la ecuación (5-33) des­ cribe una distribución de amplitudes que se ajustan sobre una curva equiva­ lente a media sinusoide dibujada entre los dos extrem os fijos, com o se ve en la figura 5-19 para el caso de vibraciones transversales de una línea de m asas.1 Así pues, en la m ayor parte de la región central de la línea los desplazamien­ tos son casi iguales y opuestos. C onsiderem os, por ejem plo, una línea de 1000 masas. Entonces para 100 ^ p ^ 900 las amplitudes sucesivas difieren en menos del 1 % . Es sólo hacia los extrem os de la línea cuando el aspecto difiere marcadamente de la figura 5-18 (b). Es entonces fácil de ver por qué la frecuen­ cia debe ser casi igual a 2w0. Considerem os la partícula p de la figura 5-19. Si p Fig. 5-19. Amplitudes de una línea completa de partículas en el modo su­ perior para una cuerda fija por ambos extremos. 1 Obsérvese que este resultado es válido para el m odo más alto incluso para valores pequeños de N , véase, por ejem plo, el cuarto diagrama de la figura 5-15. 17 2 Osciladores acoplados y modos normales su desplazamiento en cierto instante es y, el desplazamiento de sus vecinos es aproximadamente — y en ambos casos. A sí pues, si la tensión en las cuerdas que la conectan es T, la com ponente transversal de la fuerza debida a cada una de ellas es aproximadamente (2y/l)T, y la ecuación del movimiento de P viene dada por d2y ~ m w ~ - 2T l o bien d2y —L « dt2 4T . 2 v = —4wo y mi (Recuérdese que los valores de los desplazamientos transversales se han exa­ gerado grandemente en los diagramas; y realmente estamos suponiendo que com o es normal.) La ecuación anterior define así un movimiento ar­ m ónico simple de frecuencia angular aproximadamente 2<a0 y una pequeña consideración adicional nos convencerá de que la frecuencia exacta es lige­ ramente m enor que 2o>0, tal com o exige la ecuación (5-32). En toda nuestra discusión de los m odos normales hasta ahora hemos re­ calcado fundamentalmente, con buenas razones, las condiciones iniciales que se aplican com o, por ejemplo, que los extremos de una línea de masas es­ tán fijos o libres. Sin embargo, el lector habrá apreciado durante esta última discusión que las propiedades de los m odos muy altos de una línea de muchas partículas depende relativamente p oco sobre las condiciones límites precisas, aunque los m odos inferiores dependen críticamente de ellos. A sí pues, el cálculo anterior de la frecuencia de los m odos más elevados del sistema exige sólo apreciar que los desplazamientos de partículas sucesivas son aproximada­ mente iguales y opuestos. Habríamos llegado al mismo valor aproximado de las frecuencias del m odo más elevado si hubiésemos admitido que un extre­ mo de la línea estaba fijo y el otro extremo libre. Sin embargo, hay que darse cuenta de que esto es sólo aproximadamente cierto y en principio debe con ­ siderarse la influencia de las condiciones límites precisas. M O D O S N O R M A LES DE UNA RED C R IST A LIN A N o haremos más que tocar este tema, el cual, de hecho, exigiría un libro en­ tero para hacerle justicia. Sin embargo, el análisis de la sección anterior so­ porta los fundamentos de la descripción de los m odos vibratorios de los sólidos. Esto no es demasiado sorprendente, porque, com o ya se ha señalado, la inter­ Modos normales de una red cristalina 173 acción entre átom os adyacentes es, en cuanto a lo que se refiere a los peque­ ños desplazamientos, notablem ente parecida a la de un muelle. Y la estructura de un sólido es una red de m ayor o m enor regularidad, justificando la com pa­ ración frecuente utilizada de una red cristalina a un sistema de muelles tri­ dimensionales respecto a su com portam iento vibratorio. Si intentam os ¿p lica r las ecuaciones (5-29) y (5-30) a un sólido, podem os pensar en una línea de átom os a lo largo de una de las direcciones principales de la red, de m od o que /* es la masa total de tod os los átom os por unidad de longitud, o sea, la masa de un átom o dividida por la separación interató­ mica L ¿P ero cuál es la tensión T I En el capítulo 3 introdujim os una indica­ ción clara necesaria para el cálculo de la constante del m uelle debida a las fuerzas elásticas internas. D im ensionalm ente, el cocien te T/p es el mismo que el cociente Y/p del m ód u lo de Y ou n g d ividido por la densidad. El empleo de esta relación se sugiere incluso con más intensidad cuando pensamos en los muelles alargados que se indican en la figura 5-16. A sí pues, considerare­ mos la posibilidad de describir las frecuencias de vibración del cristal v ( = w/2^r) a través de la sigiiiente r e la ció n : siendo V, = „ = ' (5-34) C om o hem os visto (véase tabla 3-1), en el caso de los sólidos los valores de Y son del orden de 10llN /m 2, de m od o que com o las densidades son del orden de 104 kg/m 3, el cociente Y/p es del orden de 107 m2/seg2. La distancia inter­ atómica l es del orden de 10~10 m. A sí pues, te n d re m o s: vq ^ 1013 seg-1 Ésta es la frecuencia más elevada que la red puede soportar. Los modos más bajos vienen bien descritos p or los análogos de la ecuación (5-30): ,A 1 /2 siendo L el espesor del cristal. A sí pues, la frecuencia más baja de vibración de un cristal de un cm a través del m ism o será del orden de 105 Hz. V olvien d o al m od o más alto posible, resulta que en él los átomos adya­ centes se ven desplazados en sentidos opuestos el uno al otro (véase fig. 5-18). Dicho m ovim iento puede estimularse con gran eficacia haciendo incidir la luz sobre un cristal ión ico tal co m o el cloruro de sodio, en el cual los iones Na+ y C l“ serán siempre ñnpulsados en sentidos opuestos por el cam po eléc- 174 Osciladores acoplados y modos normales Fig. 5-20. Transmisión de radiación infrarroja a través de una película del­ gada de cloruro de sodio (0,17 n). [Según R. B. Barnes, Z. Physik, 75, 723 (1932).] trico de la onda luminosa. Según nuestro cálculo aproxim ado, es posible que se presente una condición de resonancia entre la luz y la red a una frecuencia del orden de 1013 H z, que corresponde a una longitud de onda del orden de 3 X 10~5 m, o sea 30¡i. Esto corresponde al infrarrojo. La figura 5-20 muestra un elegante ejem plo de dich o tipo de resonancia, que da co m o resultado una absorción incrementada de la luz por el cristal a longitudes de ondas en las proxim idades de 60^. Se observó utilizando una lámina extremadamente del­ gada de cloruro sódico de un espesor de sólo 10~7 m aproximadamente. PROBLEM AS 5-7 El mejor m odo de familiarizarse con el comportamiento de los sistemas os­ cilatorios acoplados consiste en construirse uno mismo y experimentar con él en diversas condiciones. Inténtese preparar un par de péndulos idénticos, unidos por una pajita que puede adaptarse a diversas distancias a lo largo de los hilos (véase esquema). Estudiar los movimientos de las oscilaciones tanto en el plano de los péndulos (cuando se mueve uno hacia el otro o alejándose del otro) y los movimientos perpendiculares a este plano. Procúrese medir los períodos del modo normal y también el período de transferencia del movimiento de uno al otro y viceversa. ¿Los resultados se ajustan a lo que se describe en el texto? Problemas 175 (y m ip O m m 5-2 Se unen dos péndulos idénticos mediante un muelle de acoplamiento ligero. Cada péndulo tiene una longitud de 0,4 m y están situados en un lugar en donde g = 9,8 m/seg2. Estando conectado el muelle de acoplo, xse sujeta uno de los péndulos y se encuentra que el período del otro es de 1,25 seg exactamente. / ^ (a) Si ninguno de los péndulos está sujeto» ¿cuáles son los períodos de los dos nu>4os normales? / ! (b) \ ¿Cuál es el intervalo de tiempo entre dos amplitudes posibles máximas sucesivas de un péndulo después que uno de ellos se retira lateralmente y luego se deja en libertad? 5-3 Una masa m cuelga de un muelle de constante k. En la posición de equili­ brio estático la longitud del muelle es l. Si se retira lateralmente y luego se deja en libertad, el movimiento subsiguiente será una combinación de (a) oscilaciones pendulares y (b) alargamiento y compresión del muelle. Sin utilizar apenas las natemáticas, considérese el comportamiento de este dispositivo com o un sistema acoplado. 5-4 Dos osciladores armónicos A y B, de masa m y constantes kA y kB, respec­ tivamente, se acoplan juntos mediante un muelle de constante kc . Hallar las fre­ cuencias normales o/ y w" y describir los modos normales de oscilación si ¥ = ^A^B' 5-5^ Se acoplan dos osciladores idénticos sin amortiguar A y B, cada uno de ellos de masa m y frecuencia natural (angular) w0, de tal m odo que la fuerza de aco­ plo ejercida sobre A es am{d2x^jdt\ y la fuerza de acoplo ejercida sobre B es am(d2xA/dt2), siendo a una constante de acoplo de magnitud menor que 1. Des­ cribir los modos normales del sistema acoplado y hallar sus frecuencias. 5-6 Dos masas iguales situadas sobre una vía horizontal de aire sin ningún ro­ zamiento, se mantienen entre soportes rígidos mediante tres muelles idénticos, como se indica en la figura. Los desplazamientos a partir del equilibrio sobre la línea de los muelles están descritos mediante las coordenadas xA y xB. Si una de tas masas se sujeta, el período T (= 2n-/a>) correspondiente a una vibración com ­ pleta del otro es 3 seg. 1 76 Osciladores acoplados y modos normales A B (a) Si ambas masas están libres, ¿cuáles son los períodos de los dos hk dos normales del sistema? Dibujar gráficos de xA y xB en función de t en cada modo. Para t = 0, la masa A está en su posición de reposo normal y la masa B se ve empujada lateralmente a una distancia de 5 cm. Las masas se dejan en libertad estando en reposo en ese instante. (b) Escribir una ecuación para el desplazamiento subsiguiente de cada masa en función del tiempo. (c) ¿Qué duración (en segundos) caracteriza la transferencia periódica del movimiento de B a A y vuelta de nuevo a B? Después de un ciclo, ¿se reproduce exactamente la situación que teníamos para t = 0? Explicar. /5-7 Se conectan dos objetos, A y B, cada uno de ellos de masa m, mediante muelles, según se ve en Ja figura. El muelle de acoplo tiene una constante kc9 y los otros dos tienen una constante k0. Si se sujeta B, A vibra a una frecuencia de 1,81 seg-1. La frecuencia v, del m odo normal inferior es 1,14 seg-1. (a) Comprobar personalmente que las ecuaciones del movimiento de A y B son: (b) Poniendo to0 = \ZkJm, demostrar que las frecuencias angulares de los modos normales vienen dadas p or: vi = ojo, 0)2 = [ o) q 2 + (2kc/m)]x/2, y que la frecuencia angular de A cuando se sujeta B(xb = 0 siempre) viene dada por o)a = [too2 4- (kc/m) ] 1/2 (c) Utilizando los datos numéricos anteriores, calcular la frecuencia espera­ da (v2) del m odo normal más alto. (El valor observado fue 2,27 seg-1.) (d) A partir de estos mismos datos calcular el cociente k j k 0 de las dos constantes de los muelles. y w2 Problemas 1 77 5-8 (a) Se aplica una fuerza F en el punto A de un péndulo, según está indi­ cado. ¿Para qué ángulo 0 (<^ 1 radian) se presenta la nueva posición de equili­ brio? ¿Qué fuerza F', aplicada a m, produciría el mismo resultado? Dos péndulos idénticos compuestos de masas iguales montados sobre vari­ llas rígidas y sin peso se disponen del m odo indicado. El acoplamiento lo pro­ porciona un muelle ligero (no deformado cuando ambas varillas son verticales y colocado en la situación indicada). (b) Escribir las ecuaciones diferenciales del movimiento para oscilaciones de pequeña amplitud en función de 01 y 02. (Despreciar el amortiguamiento.) (c) Describir el movimiento de los péndulos en cada uno de los modos normales. (d) Calcular las frecuencias de los modos normales del sistema. [Indicación: Puede explotarse la simetría del sistema con ventaja, particu­ larmente en las partes (c) y (d), en tanto que las respuestas obtenidas de este modo sean comprobadas en las ecuaciones.] p-9\ La molécula de C 0 2 puede asemejarse a un sistema constituido por una mása central m 2 unida por muelles iguales de constante k a dos masas m 1 y mz (siendo m3 = m^. O 16 w, c 12 k m2 O16 k m3 (a) Plantear y resolver las ecuaciones para los dos m odos normales en los cuales las masas oscilan a lo largo de la recta que une sus centros. [La ecuación del movimiento para ra3 es mz(d2xz/dt2) = — k(xz — x2) y pueden escribirse ecua­ ciones semejantes para mx y ma.] (b) Haciendo mx — mz — 16 unidades, y m 2 = 12 unidades, ¿cuál será el cociente de las frecuencias de ambos modos, admitiendo que fuese aplicable esta descripción clásica? 178 Osciladores acoplados y modos normales Se unen dos masas iguales según se indica mediante dos muelles de cons­ tante fc. Considerando sólo el movimiento vertical, demostrar que las frecuencias angulares de los dos m odos normales viene dada por w2 = (3 ± */5)k/2m y que, por tanto, el cociente entre las frecuencias de los m odos normales vale (V 5 + 1)/(V5 — 1). Hallar el cociente de amplitudes de las dos masas en cada m odo separado. (Nota: N o es necesario considerar las fuerzas gravitatorias que actúan sobre las masas, porque son independientes de los desplazamientos y, por tanto, no contribuyen a las fuerzas restauradoras que causan las oscilaciones. Las fuerzas gravitatorias simplemente originan un desplazamiento de las posiciones de equilibrio de las masas y no hay que hallar cuál es el valor de dicho despla­ zamiento.) 5 -H El esquema muestra una masa M* sobre un plano sin rozamiento unida a un soporte O mediante un muelle de rigidez fc. La masa M 2 está sujeta a la M x me­ diante una cuerda de longitud l. sen 6 ^ tan 0 x2 Xi T ~ y partiendo de F — ma, deducir la ecuación del movimiento de Afj y M 2: M\X\ = —kx i + M 2 ~ (X 2 — x i) M 2X 2 = — (X2 — ATl) Problemas 179 (b) Para Mj = M 2 = M , utilizar las ecuaciones para obtener las frecuen­ cias normales del sistema. (c) ¿Cuáles son los movimientos de m odo normales para M l = M 2 = M y gl > fc/M? Se unen dos masas iguales m a tres muelles idénticos (constante del mue­ le k) sobre una superficie horizontal sin rozamiento (véase figura). Un extremo del sistema está fijo; el otro se impulsa hacia adelante y hacia atrás con un despla­ zamiento X = X 0 eos (*>t. Hallar y dibujar esquemáticamente gráficos de los des­ plazamientos resultantes de ambas masas. >12 A B —O —'W ülP —O —'WTO nRRRT k m k m k Se sujeta por sus extremos a dos soportes fijos una cuerda de longitud 31 y masa despreciable. La tensión en la cuerda es T. ( a ) / S e sujeta una partícula de masa m a una distancia l de un extremo de la cuerda, com o está indicado. Escribir la ecuación para las oscilaciones trans­ versales pequeñas de m y hallar el período. (b) Se une una partícula adicional de masa m a la cuerda com o se ve en la figura, dividiéndola en tres segmentos iguales cada uno de ellos con tensión T. Dibujar el aspecto de la cuerda y la posición de las masas en los dos modos normales separados de las oscilaciones transversales. (c) Calcular w para aquel m odo normal que tenga mayor frecuencia. 5-13 m m o i l K n = Cn sen 5-14 Para adquirir cierta familiaridad con la ecuación pmr ip n T í) [Ec. (5-26) del texto], que describe las amplitudes de las partículas unidas en los diversos m odos normales, tomar el caso N = 3 y tabular, en un esquema 3 X 3, los valores numéricos relativos de las amplitudes de las partículas (p = 1, 2, 3) en cada uno de los m odos normales (n = 1, 2, 3). 180 Osciladores acoplados y modos normales H- A *— 1 o — o — O ------- m m m 5-15 Se sujeta a puntos fijos A y B, separados una distancia 4 l, una cuerda elás­ tica de masa despreciable, estirada hasta tener una tensión T, la cual lleva tres partículas de masa m igualmente espaciadas, según se indica. (a) Suponer que las partículas tienen desplazamientos transversales pe­ queños yv y 2 e yz, respectivamente, en un instante dado. Escribir la ecuación di­ ferencial del movimiento de cada masa* (b) El aspecto de los modos normales puede hallarse dibujando las curvas sinusoidales que pasan por A y B. Dibujar estas curvas de m odo que sirvan para hallar los valores relativos y los signos de A lt A 2 y A z en cada uno de los posibles modos del sistema. (c) Poniendo y t = A x sen « í, y z = A 2 sen wí en las ecuaciones (a), utilizar los cocientes A 1 : A 2 :A z de la parte (b) para hallar las frecuencias angulares de los m odos separados. 5-16 Considerando un sistema de N osciladores acoplados asociados a una fre­ cuencia o) < 2w0 (es decir, y 0 = 0, y N+1 = h eos wí)* Hallar las amplitudes resultan­ tes de los N osciladores. [Indicación: Las ecuaciones diferenciales del movimiento son las mismas que en el caso sin impulsar (sólo son diferentes las condiciones límites). De aquí que pueda ensayarse A v = C sen ap, y determinar así los va­ lores necesarios de a y C. (Nota: Si w < 2w0, a es com plejo y las ondas se amor­ tiguan exponencialmente en el espacio.)] 5-17 Se demuestra en el texto que la frecuencia del m odo normal elevada de una línea de masas puede hallarse considerando una partícula cerca de la mitad de la línea, rodeada por partículas que tienen desplazamientos casi iguales y de sen tid o op u e sto que el de la p rop ia partícula. D em ostrar que pu ede calcularse la misma frecuencia considerando la primera partícula de la línea, sometida a la tensión en los segmentos de la cuerda que lo unen al extremo fijo y a la par­ tícula 2 (véase la figura 5-19 y el estudio relacionado con ella). A h o ra n os v a m o s a o cu p a r d e u na d e las ram a s m á s a n ­ tigu a s de las M a tem á tica s, la te o r ia d e la cu erd a v ib ra n te, qu e tie n e sus ra ic es e n las id ea s d el m a te m á tic o g rieg o P itá gora s. norbert w ie n e r , I A m a M a th e m a tic ia n (1956) 6 Modos normales de sistemas continuos. Análisis de Fourier n u estras d is c u s io n e s en este capítulo no se limitarán a las cuerdas vibrantes. Si fuese así se podría preguntar cuál es su im portancia real. Después de todo, ¿quién, fuera de una cierta parte de la com unidad de los m úsicos, depende de las cuerdas tensas com o m edio de vida? Sin embargo, a través de un análisis completo de este sistema físico casi absurdamente elem ental, a través de la comprensión de su dinámica, de sus vibraciones naturales y de sus respuestas a frecuencias diferentes , estam os introduciendo unos resultados y conceptos que tienen contrapartida en tod o el reino de la física, incluyendo la teoría electromagnética, la m ecánica cuántica y tod o lo demás. N o estamos intere­ sados fundamentalmente en el estudio de la cuerda por sí mismo, sino porque proporciona un punto de partida casi ideal. En particular, en cuanto a lo que a la mecánica se refiere, podem os pasar desde el análisis de la cuerda al com ­ portamiento vibratorio de casi cualquier sistema que pueda considerarse con estructura continua. Finalmente, a una escala m icroscópica suficientemente pe­ queña este análisis debe fallar; com o sabemos, ténem os que volver de nuevo a la descripción de cualquier parte de material co m o com puesta por un gran número de partículas discretas, con una interacción m uy intensa entre sí. Éste fue el tema del capítulo 5. Pero cualquier elem ento n o material, suficiente­ mente grande com o para ser visto o tocado, es prácticam ente homogéneo y continuo, de m od o que es aconsejable, y en la mayor parte de los casos jus­ tificable, hacer un análisis sencillo de su com portam iento desde este punto de vista m acroscópico. D ich o análisis, entonces, será la base de todo lo que hagamos en el presente capítulo. 183 184 Modos normales de sistemas continuos. Análisis de Fourier V IB R A C IO N E S U B R E S D E C U E R D A S A L A R G A D A S C om o decía la cita del principio de este capítulo, el estudio de las cuerdas vi­ brantes tiene una larga historia. Naturalmente, la razón consiste en el empleo musical, desde tiem po inmemorial, de cuerdas tensas. Se dice que Pitágoras había observado cóm o la división de una cuerda tensa en dos segmentos daba sonidos agradables si la longitud de dichos segmentos estaban en una razón simple. N os interesan aquí, sin embargo, no los efectos musicales sino el hecho m ecánico básico de que una cuerda, con am bos extrem os fijos, tiene un nú­ m ero de estados de vibración natural bien definidos, c o m o se ve en la figura 6-1. D ichos estados se denom inan vibraciones estacionarias, en el sentido de que cada punto de la cuerda vibra transversalmente con un m ovim iento armónico Fig. 6-1. Vibraciones de una cuerda en diversos modos simples (n = 1, 2, 3, 5). (Según D. C. Miller, The Science o f Musical Sounds, Macmillan, Nueva York , 1922.) Vibraciones libres de cuerdas alargadas 185 simple de amplitud constante, cuya frecuencia de vibración es la misma para todas las partes de la cuerda. Dichas vibraciones estacionarias representan lo que se denominan m od os norm ales de la cuerda. En tod os ellos, excepto en el inferior, existen puntos en que los desplazamientos perm anecen nulos en todo instante. Éstos son los n od os; las posiciones de amplitud máxima se denominan antinodos. U no puede pensar así que estos estados básicos de vibración son estacionarios en el sentido adicional de que los n odos perm anecen en puntos fijos sobre la cuerda. Esto se ve de m od o especialmente claro en la figura 6-1, debido a que las fotografías se han tom ado con exposición. Consideremos ahora la dinámica de dichas vibraciones. Supondrem os que la cuerda tiene una longitud L, con sus extrem os fijos en los puntos x = 0, x = L. Supondrem os además que la cuerda posee una densidad lineal unifor­ me (masa por unidad longitud) igual a p. y que está som etida a una tensión T. 1 Supongamos que en algún instante la configuración de cierta parte de la cuer­ da sea co m o la indicada en la figura 6-2. En el capítulo 5 consideram os el problema equivalente para partículas puntuales unidas por una cuerda sin masa y dem ostram os entonces que, con u n a . buena aproxim ación, la tensión permanece invariable cuando el sistema se deform a desde ~su configuración de equilibrio. A sí pues, para el caso de un segm ento corto de la cuerda de lon­ gitud Ax, la fuerza neta que actúa sobre él viene dada por F u — T sen (i9 + A0) — T sen 9 F x = T eos (9 -f A9) — T eos 9 x x + Ajc Fig. 6-2. Diagrama de fuerzas de las vibraciones transversales de un segmento corto de una cuerda con masa. 1 En este capítulo (bración. el sím b olo T no se empleará para designar el p eríodo de una vi 18 6 Modos normales de sistemas continuos. Análisis de Fourier^ siendo 0, 0 -f A0 las direcciones de las tangentes a la cuerda en los extremos del segmento, es decir, en x y x + Ax. Estamos adm itiendo que el desplazamiento transversal y es pequeño, de m odo que 0 y 0 + A# son ángulos pequeños. En este caso te n e m o s: Fy ~ T A 6 Fx « 0 La ecuación que rige el m ovim iento transversal del segm ento es, pues (muy aproxim adam ente) TAS = (txAx)ay (6-1) ♦ A h ora bien, 19 encierra la variación de y con x para un valor dado del tiem po t, y au im plica la variación de y con t para un cierto valor de x. Por ello, al escribir la ecuación (6-1) en función de x, y , t hem os de utilizar deri­ vadas parciales, resultando así la relación siguiente: taftÓy g ~dx d2tf sec2 <9Aó1— — — Ax cJx2 Pero s e c 0 * * * l, y así También di2 A sí pues, la ecuación (6-1) se transform a en oz 2 y T d oz 2 v Ax = flA xJ Por lo tanto, i2 i2 o y __ M dx 2 ~ T dt2 (6- 2) A partir de esta ecuación resulta claro que T/fx tiene la dimensión del cuadrado de una velocidad y ésta resultará ser la velocidad con que las ondas progresivas recorren una cuerda larga que tengan estos valores de p. y de 1 . Sin embargo, no considerarem os este aspecto de las cosas hasta el capítulo 7, Por el m om ento, definirem os simplemente la velocidad v mediante la ecuación 1/2 (6-3) Vibraciones libres de cuerdas alargadas 1 87 y volvemos a escribir entonces las ecuaciones (6-2) en la forma siguiente más compacta: ti *2 = i dx 2 V2 dt2 (6-4) Buscaremos ahora la solución de esta ecuación correspondiente al tipo de si­ tuación representado físicam ente mediante una vibración estacionaria. Esto significa que tod os los puntos de la cuerda están m oviéndose con una depen­ dencia temporal de la form a eos o>í, pero que la am plitud de este m ovim iento es una función de la distancia x de este punto al extrem o de la cuerda. (Nues­ tra dependencia tem poral admitida exigirá que cada punta de la cuerda sea estacionaria instantáneamente para t = 0. Si esto no fuese así cabría intro­ ducir un ángulo de fase inicial.) Así pues, admitamos y(x, t) = f (x) eos ü)t (6-5) Esto nos da entonces — = — ÜJ f ( x ) COS OJt ot¿ z 2y o J2f d f dx 2 ~~ ° 0S ^ (Obsérvese que, co m o f es, por definición, una función solam ente de x, pod e­ mos escribir d¿f/dx2, en lugar de una derivada parcial.) Sustituyendo estas de­ rivadas en la ecuación (6-4) nos da e n to n ce s: ,2, 2 df _ dx 2 v2 J r Pero ésta es la ecuación diferencial familiar que satisface una función seno o coseno. R ecord an d o que hem os definido x = 0 co m o correspondiente a uno de los extrem os fijos de la cuerda, con desplazamiento nulo en tod o instante, sabemos que una solución aceptable debe tener la form a f ( x ) = /is e n ^ 0^ ) (6-6) Pero tenemos la con dición lím ite adicional de que el desplazamiento es siem­ pre cero para x = Z. Por tanto, se cum plirá también A sen f = 0 Por tanto, —— — mr v (6-7) 188 Modos normales de sistemas continuos. Análisis de Fourier siendo n un núm ero entero positivo cualquiera. Es conveniente introducir el núm ero de ciclos p or unidad de tiempo, v, igual a w/2 tt. Las frecuencias de las vibraciones estacionarias permitidas vienen dadas así por 68 ( -) donde n, de acuerdo con este cálculo, puede ser 1, 2, 3, ... hasta infinito.1 Un m od o muy expresivo de describir la form a de la cuerda en cualquier instante y en cualquier m od o particular n, se obtiene teniendo en cuenta que la longitud total de la cuerda debe acom odarse exactam ente a un número en­ tero de curvas mitad de una sinusoide, según indica la ecuación (6-7). Por lo tanto, podem os definir una longitud d e onda, l n, asociada con el m od o n, tal que 2L (6-9) n Entonces podem os poner o) _ V nir 2 tt Án Por tanto, teniendo en cuenta la ecuación (6-6), la form a de la cuerda en d m odo n está caracterizada por la ecuación sigu ien te: ( 6- 10) y la descripción com pleta del m ovim iento de la cuerda es, pues, la siguiente: 27 i X y n(x, t) = A n sen —;— eos <ant ( 6 - 11) en donde C om o todas las frecuencias posibles de una cuerda dada tensa son, de acuerdo con el análisis anterior, sim plem ente m últiplos enteros de la frecuen­ cia más baja posible, wlf se tiene un interés particular en este m od o básico, el fundamental. La frecuencia de este m od o fundamental es la que define lo que con ocem os co m o tono característico de una cuerda vibrante y, por lo 1 La forma esencial de esta dependencia funcional de v con I , I por Galileo. y ¡i fue descubierta Superposición de modos sobre una cuerda 18 9 tanto, la que define para n osotros la tensión necesaria para obtener una nota determinada de una cuerda con masa y longitud dada. Ejemplo. La cuerda E de un violín ha de ajustarse a una frecuencia de 640 Hz. Su longitud y masa (desde el puente a su extrem o) son 33 cm y 0,125 g, respectivamente. ¿Q u é tensión se necesita? A partir de la ecuación (6-8) tenem os 1/2 y pondremos /* igual a m/L, siendo m la masa total. Esto nos da entonces T — 4mLvi2 = 4(1.25 X 10~4)(0,33)(6,4 X 102) 2 (MKS) « 68 N Esto es, por tanto, una tensión de 15 Ib.1, aproxim adam ente. La tensión total de las cuatro cuerdas de un violín es de alrededor de 250 newtons. SUPERPOSICIÓN DE M O D O S S O B R E U N A C U E R D A En un instrumento de cuerda com o un piano, la cuerda se golpea una vez en cierto punto escogido. En el m om ento del im pacto y durante un breve ins­ tante posterior, la cuerda se ve bruscam ente empujada hacia un lado de dicho punto y su form a no se parece a una cuerda sinusoidal. U n p o co después, sin embargo, se establece un m ovim iento que es una superposición sencilla del modo fundamental y algunos de sus arm ónicos inferiores. Es un hecho físi­ camente muy im portante que estas relaciones pueden presentarse simultánea­ mente y, para tod os los efectos, independientem ente las unas de las otras. Esto puede suceder debido a que las propiedades del sistema son tales que la ecuación dinámica básica (6-2) es lineal, es decir, solam ente se presentan las primeras potencias del desplazam iento y en tod os los puntos de la misma. Si llamamos y u y 2, y :i, etc., a las diversas soluciones individuales de esta ecua­ ción, correspondientes a los diversos arm ónicos individuales, entonces su suma satisface también la ecuación básica y, por lo tanto, el m ovim iento descrito puede considerarse co m o resoluble en estas com ponentes individuales. La fi- * Diez newtons «=; 2,2 Ib. 190 Modos normales de sistemas continuos. Análisis de Fourier Fig. 6-3. Vibraciones compuestas de una cuerda formada por combinaciones de modos simples. (Según D. C. Miller, The Science o f Musical Sounds, Macmillan, Nueva York , 1922.) gura 6-3 muestra algunos ejem plos de dichas vibraciones com puestas o super­ puestas. Puede mostrarse su independencia mutua deteniendo rápidamente el m ovim iento transversal de la cuerda en un punto que sea un n od o para al­ gunos arm ónicos pero n o para otros. Aquellas vibraciones com ponentes para las que el punto es un n odo continuarán sin verse afectadas; las otras se apagarán. A sí pues, por ejem plo, si una cuerda de piano se hace sonar fuer­ tem ente pulsando la tecla y ésta se mantiene pulsada, si luego la cuerda se toca en un tercio de su longitud, todas las vibraciones com ponentes se detie­ nen excepto los múltiplos tercero, sexto, etc., de las frecuencias fundamen­ tales. Este principio de independencia y superposición para diversos m odos nor­ males del sistema vibrante tiene una importancia fundamental para el análisis de perturbaciones com plicadas; realmente, es el fundam ento del análisis de Fourier. El fenóm eno tal y com o se manifiesta en una cuerda vibrante fue estudiado claramente por primera vez por Daniel Bernouilli en 1753. Debido a que una cuerda real n o se ve en la práctica perfectam ente descrita mediante nuestras ecuaciones idealizadas, la independencia de los m odos separados no será realmente com pleta, aunque en alguna circunstancia puede suceder así. Vibración armónica forzada de una cuerda tensa 191 VIBRACIÓN A R M Ó N IC A F O R Z A D A D E U N A C U E R D A T E N S A Como hem os visto anteriorm ente, las vibraciones libres de uría cuerda con am­ bos extremos rígidamente fijos está/lim itada estrictam ente a la frecuencia fun­ damental y a sus m últiplos enteros. Pero ahora, com o hicim os en el capítu­ lo 4 para el caso de un oscilador arm ónico simple, considerarem os la respuesta de la cuerda a una fuerza impulsora periódica. A fin de tene> una discusión simple y bien definida, im aginem os que el extrem o de la cuerda x = L perma­ nece fijo firmemente, pero que el extrem o en x = 0 está vibrando transver­ salmente con una cierta frecuencia angular arbitraria y con una amplitud B. C om o en la ecuación (6-5), supondrem os una solución estacionaria de la forma y(x, t) = f ( x ) eos ü)t pero som etida ahora a las condiciones siguientes: y(0, i) = B eos o)t y (L , 0 = 0 La ecuación básica del m ovim iento es todavía la ecuación (6-4), de m odo que f(0 debe ser una función sinusoidal de x. Escribirem os, por tanto, f(x) = A sen (K x 4- a) De la ecuación (6-4) resulta K = w/u, de m od o que f(x) = A s e n (^ + Esto se parece a la ecuación (6-6) excepto en que tiene un parámetro ajustable a. A partir de la con d ición lím ite en x = L, tendfem os entonces (f+■) sen l Por lo tanto, oíL — F o t) = 0 - + a = P tt V siendo p un entero. A partir de la con d ición lím ite para x = 0, se tiene B = A sen a Por lo tanto, b A = sen ^ p x — — ^ <6- 12) 192 Modos normales de sistemas continuos. Análisis de Fourier Lo que im plica este resultado es que, para una am plitud dada del desplaza­ m iento forzado en el extrem o terminal, la respuesta de la cuerda com o un todo será m uy grande siempre que la frecuencia im pulsora esté cerca de una de las frecuencias naturales definidas por la ecuación (6-8). Realm ente, de acuerdo con la ecuación (6-12), la am plitud im pulsora resultará infinitamente grande a las frecuencias naturales exactas, y la situación a frecuencias próxi­ mas será p o co más o m enos co m o la indicada en la figura 6-4. Sin embargo, sabemos que la existencia de las fuerzas am ortiguadoras eliminarán estos in­ finitos no reales y que el com portam iento real sim plem ente será que A/B para o> 1 o>n. La característica más im portante del resultado anterior es que puede ob­ tenerse una gran respuesta forzada con una pequeña am plitud impulsora ha­ ciendo que la fuerza im pulsora actúe en un punto que esté p róxim o a un nodo de una de las vibraciones naturales. Sin em bargo, com o es evidente, no puede ser exactamente un n od o, porque p or definición no se puede im poner ningún m ovim iento allí. Adem ás, en cualquier sistema real, el tipo de respuesta de gran amplitud indicada en la figura 6-4 se produce sólo después de una am­ pliación de la fuerza im pulsora periódica pequeña en varios períodos de vi­ bración. N o existe ningún procedim iento m ágico de alimentar instantáneamen­ te en el sistema la gran energía representada por la am plitud resonante de la vibración. Se parece m ucho más al crecim iento lento de una oscilación forza­ da y amortiguada durante la etapa transitoria, c^m o indicábam os en la figu­ ra 4-11 (c). Fig. 6-4. Configuraciones de una cuerda que se hace vibrar un poco por de­ bajo y por encima de la frecuencia natural de un modo normal de vibración. [Cualquiera que lea esto y que esté fam iliarizado también con el diseño de pianos puede estar un p o co confu ndido por este m od o de accionar o im­ pulsar una cuerda en un n od o o p róxim o a él para obtener una respuesta de Vibraciones longitudinales de una varilla 193 resonancia. Porque en la práctica los martillos del piano golpean en la cuerda a una distancia que es aproxim adam ente un séptim o de su total longitud. Y el objeto y el efecto conseguido consiste en suprimir el arm ónico séptimo cuyo sonido no es agradable, y no para resaltarlo, co m o el análisis anterior podría implicar. El punto interesante consiste en que cualquier desplazamiento no nulo en un punto que sea precisam ente el n od o de un arm ónico determinado no representa, cuando se aplica energía mediante un impulso simple (com o término opuesto a un im pulso periódico), un m edio de excitar dicha vibración particular natural del sistema.] H abiendo visto alguna vez las características básicas de las vibraciones li­ bres y forzadas de una cuerda, volvam os ahora a algunos otros sistemas que presentan el m ism o tiem po de com portam iento. V IB R A C IO N E S L O N G IT U D IN A L E S DE U N A V A R IL L A Cuando se golpea el extrem o de una varilla metálica, se producen vibraciones de frecuencias muy altas pero audibles. Si la varilla está adecuadamente suje­ ta, por ejemplo, mediante una m ordaza delgada en su punto m ed io , las vi­ braciones persisten durante bastante tiem po. La Q del sistema, especialmente en el caso de la más baja d^- las frecuencias naturales posibles, es bastante alta y pueden, en algunos casos, dar com o resultado un ton o sorprendentemente puro. En el capítulo 3 vim os brevem ente las propiedades de este tipo de sistema en conexión con el problem a de un cuerpo unido a un muelle de gran masa. Allí com probam os que la frecuencia natural de vibración debe ser proporcio­ nal a \¡ Y¡f>, siendo Y el m ódulo de Y ou ng y /> la densidad. A hora considerare mos el caso con más cuidado. El problem a es realmente m ucho más parecido ál de la cuerda tensa, pero como verem os es bastante difícil de visualizar debido a que el desplazamiento es en la misma dirección que x y no transversal a x. Utilizarem os el símbolo ; para designar el desplazamiento a partir de la posición de equilibrio de cada partícula de la variable que estaba inicialmente a una distancia x de cierta sección que se supone fija (o permanentemente desacelerada). Consideraremos entonces la ecuación del m ovim iento de esta fina lámina de la varilla con te­ nida entre x y x + A.v, que está en el estado no perturbado [véase figura 6-5 (a)]. 194 Modos normales de sistemas continuos. Análisis de Fourier x x+ Ax 00 Fig. 6-5. (a) Varilla de masa apreciable. (b) La misma varilla después de un desplazamiento longitudinal bajo condiciones no estáticas. La sección sombrea­ da contiene la misma cantidad de materiales que la parte sombreada de (a). Entonces, co m o se indica en la figura 6-5 (b) (en la cual, naturalmente, los desplazamientos están m uy exagerados), el material que se muestra sombreado es primeramente com p rim id o y luego estirado. Se ve em pujado en sentidos opuestos por las fuerzas Fx y F %. A h ora bien, el valor de F 1 depende de la va­ riación relativa de las separaciones interatómicas en x. Análogam ente, este valor depende de la variación fraccionaria o relativa de separación en x + Ax. Estas fuerzas serán en general ligeramente diferentes. C om o resultado de la deform ación, sin em bargo, tod o el material de nuestra lámina está en un es­ tado de tensión y podem os definir un valor m edio de esta tensión en función de la deform ación total. La longitud de la lámina (originalm ente Ax) ha aumen­ tado en A|. Por lo tanto, deform ación m edia = ^ ■ Ax tensión m edia = Y — ^ Ax A h ora nos daremos cuenta de que podem os definir la tensión en un valor particular de x com o el valor de Y(d£/dx) en dich o p u n to .1 Y entonces, para un punto Ax bastante alejado, tendrem os: / . ^ d(tensión) (tensión en x + Ax) = (tensión en x ) 4---------Ax ox 1, Obsérvese la derivada parcial, debido a que la tensión en un punto x dado varía también con t. Vibraciones longitudinales de una varilla 195 Así pues, si el área de la sección recta de la varilla es a, tenemos El = a Y dx F2 = a Y ^ - + a Y ^ \ A x dx OX% 2 y así F2 - Fi = olY ^ A x dx2 Esto termina la parte conceptualm ente difícil del cálculo. Apliquem os ahora la ley de N ew ton al material com pren dido entre $ y x + Ax, Si la densidad es p, su masa es pa Ax. Su aceleración es la segunda de­ rivada respecto al tiem po del desplazamiento, que coin cid e con ? en el lími­ te de valores m uy pequeños de Ax [véase figura 6-5 (b)]. De aquí resulta ^2l aY — Ij2l. A x-paA x — o sea = dx2 = L Ú . Y dt2 (6-13) V2 dt2 K J con v = (Y /p )1/2. E sto es realmente semejante a la ecuación (6-2) para la cuer­ da tensa y podem os empezar a buscar soluciones del tipo - £(*, O = / ( * ) eos coi (6-14) Sin embargo, existe una im portante diferencia de con d icion es límites. En la mayoría de las circunstancias no tendrem os am bos extrem os de la varilla fijos. Esto puede disponerse así, pero norm alm ente la varilla estará fija bien por un extremo, dejando el otro extrem o libre, o en el centro, en cuyo caso ambos extremos están libres. Considerem os ahora el caso en que un extrem o está fijo. Este caso casi coincide con nuestra consideración anterior y prim itiva de la oscilación de un muelle co n masa (capítulo 3). Supongam os que el extrem o fijo coincide con x = 0, y el extrem o libre corresponde a x = L. Sabemos que la ecuación (6-13) implica una variación sinusoidal de l con x en cualquier instante, y así se pue­ de escribir f(x ) = (6-15) como en la ecuación (6-6). Lacon d ición x = L , debe expresar el h ech o de bre. En térm inos tensión en ese físicos esto significa que la que éste es un extrem o li­ punto es cero. M odos normales de sistemas continuos. Análisis de Fourier 196 Ningún material adyacente está tirando del extrem o de la varilla en dicho punto, e inversamente tam poco existe ningún material adyacente que haya de ser acelerado. De aquí que, para x = L, resulte F = ccY P = 0 ox Según las ecuaciones (6-14) y (6-15), esto significa c°s ( ^ ) = o o bien, coL = (n - J)7r (6-16) siendo n un entero p o s itiv o .1 Las frecuencias naturales de la varilla vienen dadas así por (n Vn = 2L |)i? * “ 2L 4 /t A 1 /2 . . (6-17) U tilizando la con d ición dada por la ecuación (6-16), se puede ver que la longitud de la varilla debe acom odar un núm ero entero de cuartos de longitud de onda de curvas sinusoidales. Los tres m odos inferiores se muestran esque­ máticamente en la figura 6-6, pero hay que recordar que los desplazamientos son realmente longitudinales y no transversales. Fig. 6-6. Modos normales longitudinales de una varilla con masa apreciable sujeta en un extremo . Para mayor claridad se han representado los desplaza­ mientos longitudinales como si fuesen transversales. 1 El empleo de (n — modos 1, 2, 3, etc. en lugar de (n + \)tz en la Ec. (6-16) nos permite numerar los Vibraciones de columnas de aire 197 El m od o inferior de una varilla de este tipo, fija por un extremo, tiene una frecuencia que viene dada por 1/2 vi = — I — J (6-18) Supóngase, por ejem plo, que tenem os una varilla de alum inio de 1 m de larga. Tendríam os, en este caso, 6 X 1010 kg/m /seg3 /> ~ 2,7 X 103 k g/m 3 lo que daría vi ~ 1200 Hz Es interesante com parar nuestro resultado exacto, ecuación (6-18), con el que obtuvim os en el capítulo 3 (véase su discusión en pág. 61). A dm itiendo (erróneamente) que la tensión y la deform ación en cualquier instante durante la vibración tienen los m ism os valores a lo •largo de toda la longitud de la varilla, se encuentra la fórm ula siguiente para la frecuencia de una varilla fija por un e x tr e m o : (« r o n e o ) I 27T \ m ) 1/2 2ttL En lugar del coeficiente \ de la ecuación (6-18), deberíam os tener V3/2^ = 1/3,6, lo que nos originaría un valor de las frecuencias sobreestim ado en un 10 % aproximadamente. V IB R A C IO N E S D E C O L U M N A S D E A IR E Es evidente que una colum na de aire, o cualquier otro gas, representa un sis­ tema casi equivalente a una varilla sólida. Cada uno de ellos tiene su elastici­ dad interna y la com paración con que em pezam os en el capítulo 3 puede co n ­ tinuarse a la luz de nuestro estudio presente. Con una colum na de aire es interesante considerar tod os los m odos que pueden obtenerse teniendo un solo extrem o abierto o bien los dos. Un extre­ mo abierto representa (aproxim adam ente, a cualquier frecuencia) una.*condi­ ción de variación de presión nula durante la oscilación y un lugar de máxim o movimiento del aire. Por otra parte, un extrem o cerrado es un lugar donde el 198 Modos normales de sistemas continuos. Análisis de Fourier (b ) Fig. 6-7. (a) Los tres primeros modos normales de un tubo abierto sólo por un extremo, (b) Los tres primeros modos normales de un tubo abierto por ambos extremos. m ovim iento es nulo y máxima la variación de presión. Si el aire está contenido en un tubo con un extrem o cerrado y el otro abierto, el m od o de vibración y la frecuencia asociada viene definido por uno de los casos representados en la figura 6-7 (a), en los que tod os tienen un n o d o en un extrem o y un antinodo en el otro. P ero es posible, c o m o se ve en la figura 6-7 (b), obtener otras se­ ries de vibraciones dejando am bos extrem os del tu bo abiertos, obteniendo, por tanto, un antinodo de desplazam iento en cada extrem o. En el caso de un tubo con una longitud dada, las frecuencias posibles son entonces todos los múltiplos enteros de la frecuencia del m od o inferior co n un extrem o cerrado, primer diagrama de la figura 6-7. Los m últiplos impares pertenecen todos al caso del tubo cerrado y los m últiplos pares al del tu bo abierto. Puede seña­ larse que los m od os alternados en la secuencia del extrem o abierto (aquellos que tienen un n od o en el centro) corresponden a los m od os de extremos ce­ rrados de una colum na de longitud Lj2. Puede señalarse también que un tubo con am bos extrem os cerrados tiene la misma serie de frecuencias naturales Elasticidad de un gas 19 9 que uno con am bos extrem os abiertos, aunque difiere de él por el intercambio de posiciones entre los n od os y an tin od os.1 E L A S T IC ID A D D E UN G A S La descripción precedente nos perm ite numerar las frecuencias relativas en una colum na de aire, pero considerarem os ahora la frecuencia absoluta para una colum na de gas de una longitud dada. N os interesa esencialmente la eva­ luación correcta de la velocidad v que aparece en la ecuación diferencial bá­ sica, semejante a la de la ecuación (6-13). Y esto significa que debem os uti­ lizar un m ódulo de Young, F. En el capítulo 3 señalamos que el m ódulo de un gas estaba definido por la ecuación K = —V — dV y que para las oscilaciones de un gas las variaciones de p y V tenían lugar en condiciones adiabáticas, con dicion es en las que no hay transferencia de ca­ lor , lo cual significa que la temperatura se eleva y desciende y que, por tanto, la ley de Boyle no describe la relación entre p y V. A h ora haremos un cálculo explícito. Supóngase que un tu b o de área de sección recta A y longitud /, cerrado por un pistón, contiene gas a una presión p y cuya densidad es p (fig. 6-8). De acuerdo con la teoría cinética de un gas ideal, la presión viene dada por p = ip u 2cm (6-19) 1 Las vibraciones de las columnas de aire en los instrumentos musicales reales encie­ rran muchas sutilidades que no hemos indicado en esta explicación. Los tipos básicos de los modos son, sin embargo, muy parecidos a los enumerados aquí. Un tubo de órgano normal siempre tiene un antinodo en su boca (en el extremo inferior) y puede estar cerrado o abier­ to en la parte superior. Una flauta es esencialmente semejante a un tubo de órgano abierto, pero los instrumentos con lengüeta o boquilla (incluyendo los tubos de órgano de boquilla y los instrumentos de metal en los que los labios actúan com o lengüetas), el extremo en el que está dicha lengüeta es aproximadamente un extremo cerrado; el otro extremo natural­ mente abierto. La lengüeta actúa com o un agente impulsor a la frecuencia de resonancia de la columna de aire. Alimenta de energía en un punto aproximándose a un nodo de despla­ zamiento , muy parecido al caso de la cuerda que está impulsada por un extremo. Si se desea más inform ación sobre estos puntos y otros temas fascinantes de la física de la mú­ sica, pueden recomendarse los siguientes libros com o punto de partida: Arthur Benade. Horns, Strings and Harmony, Doubleday (Science Study Series), Nueva York, 1960; Sir James Jeans, Science and Music, Cambridge University Press, Nueva York, 1961; Jess J. Josephs, The Physics o f Musical Sound, Van Nostrand (Momentum Books), Princeton, N.J., 1967; John Backus, The Acoustical Foundations of Music , W. W. Norton, Nueva York, 1969. 200 Modos normales de sistemas continuos. Análisis de Fourier Fig. 6-8. Tubo con un pistón. en donde v2cm es la velocidad cuadrática media de las m olécu la s.1 Si la masa total del gas en el tubo es m, podem os volver a escribir la ecuación (6-19) del m odo siguiente: m P = 3A l v cm Y esto puede escribirse de un m od o más sencillo si introducim os la energía cinética total de traslación, E k9 de todas las partículas: Ek= i m v 2cm Sustituyendo este valor, encontram os 2 P Ek 3A l (6- 20) Considerem os ahora un m ovim iento del pistón que produzca un cam bio de presión en toda la colum na de gas, de tal m od o que el trabajo realizado sobre el gas por el pistón se almacena dentro del gas, representando así una varia­ ción de su energía interna. La fuerza necesaria para prodúcir una compresión es esencialmente igual a pA , de m od o que el trabajo realizado sobre el gas, com o consecuencia de una variación de longitud, M, de la colum na de gas, viene dada por AW = -pA M y así es positiva si M es negativa. Si adm itim os que este trabajo se emplea exclusivamente en aumentar la energía cinética de traslación de las moléculas, A Ek = —pAhd 1 El sufijo cm significa raíz cuadrática media. ( 6- 21) 201 Elasticidad de un gas Sin embargo, la variación de longitud M viene acompañada por variaciones de p lo m ism o que de E k; a partir de la ecuación (6-20) tenemos, diferenciando, 2 f 1 » «-i 3A \ l P A l\ /2 7 Por lo tanto, A __ 2 P 3Al M ( 2 Ek\ l\ 3 A l ) Pero, con la ayuda de las ecuaciones (6-20) y (6-21), esto se transforma en Ap = é r l (- p A A l ) - T , (p) Al = -% P j Como el área de la sección recta de la colum na de gas se supone que perma­ nece sin variar, el valor de Al/l puede igualarse al cam bio relativo de volumen AV/V. De aquí que resulta Ap ^adiabatica ^ ~A 5 3~ ^ (6 -2 2 ) Este valor puede com pararse con el m ódu lo elástico isoterm o, que coincide con p (véase capítulo 3). La velocidad v definida por este valor adiabático de K viene dada, pues, por • - (^ r Realmente esta expresión es válida para algunos gases, pero no para to ­ dos, y no para el aire m ism o. ¿Cuáles son las hipótesis que hem os hecho para obtenerla? En prim er lugar, que el trabajo realizado sobre el gas en la com ­ presión se utiliza com pletam ente para aumentar la energía del gas, en lugar de producir pérdidas en form a de calor hacia el material que lo rodea; en segun­ do lugar, que esta energía retenida dentro del gas pasa enteramente a elevar la energía cinética de traslación de las m oléculas, en lugar de utilizarse en par­ te para aumentar la energía de sus m ovim ientos in tern os.. La primera con d ición parece que se satisface en las vibraciones acústicas de todos los gases. Sin em bargo, la segunda con d ición es válida sólo para m o ­ léculas que realmente se com portan com o bolas de billar macizas , lo cual se concreta en particular a los gases m on oatóm icos He, N e, A , etc. Para otros gases, incluyendo el aire, parte del trabajo realizado sobre (o por) el gas da como resultado variaciones en las rotaciones o vibraciones internas de las 202 Modos normales de sistemas continuos. Análisis de Fourier moléculas. D e aquí que pai^ ma variación dada de volum en, la variación de la energía cinética de traslación , que determina la presión de acuerdo con la ecuación (6 -2 0 ), es m enor que lo que implicaría nuestro cálculo, y así, com o dijim os en el capítulo 3, la elasticidad de un gas en la vibración adiabática puede expresarse en la form a ^adiabatioa YP (6"23) en donde 1 < y ^ -y . En el caso del aire el valor de y resulta ser próxim o a 1,40, y en este caso a la temperatura ambiente y presión P « 1,0 X lo 5 N /m 2 p — l,2 k g /m 3 A sí pues, por ejem plo, si tenem os un tubo de 1 m de largo, cerrado en un extrem o, su m od o más b a jo tendría, por analogía con la ecuación (6-18), una frecuencia dada por = * - L f e V /2 4L\p/ “ 84Hz * E S P E C T R O C O M P L E T O DE M O D O S N O R M A L E S En las secciones anteriores hem os estudiado las vibraciones naturales, llama­ das también m odos normales, de diversos tipos de sistemas físicos. Dejando a un lado la diferencia de detalle, los sistemas se supusieron que tenían las siguientes características en co m ú n : 1. T o d o sistema se consideró que era m onodim ensional y de longitud li­ mitada. 2. T o d o sistema se consideró que tenía una estructura continua y uni­ form e. 3. T o d o sistema se sometía a condiciones limites en sus extremos. 4. T o d o sistema venía controlado por fuerzas restauradoras proporciona­ les a la separación del equilibrio. Se dedujo a partir de estas condiciones que cada sistema poseía una serie com pleta de m odos distintos de vibración, estando cada m od o caracterizado Espectro completo de modos normales 203 por un núm ero m odal n, una frecuencia vn y una longitud de onda kn, estan­ do esta última relacionada simplemente con la longitud L del sistema y con el número m odal. Tam bién se vio que las frecuencias características variaban linealmente con n para cualquier sistema dado. H agam os ahora algunas pre­ guntas sobre dichos resultados. Prim ero: ¿C uántos m od os diferentes puede tener un sistema dado? Si se acepta nuestro estudio del problem a, el núm ero de m od os distintos es infinito, aunque discreto. ¿E s esto cierto? N o del tod o. Si se ha seguido la dis­ cusión del últim o capítulo se habrá aprendido que una línea de N partículas interaccionantes tienen un total de N m odos norm ales diferentes de vibración de un tipo dado (por ejem plo, transversales puros o longitudinales puros). Por ejemplo, una varilla de 1 m de largo deberá considerarse co m o constitui­ da por líneas de átom os separados unos de otros en distancia del orden de 1 Á. Así pues, se tendría sólo unos 1010 m odos norm ales y n o un núm ero infinito. Pero naturalmente 1010 es un núm ero elevadísim o, casi infinito para la ma­ yoría de las consideraciones físicas. Sin embargo, el punto principal consiste en que podem os obtener un conju nto o serie com pleta, o esp ectro, de todos los m odos normales posibles de un sistema dado y podem os asegurar que, permitiendo que el núm ero de m odos n tom e tod os sus valores posibles desde 1 hasta N o desde 1 hasta infinito, habrem os enum erado tod os ellos. Segundo: ¿Cuáles son las longitudes de onda perm itidas de las vibracio­ nes estacionarias sobre un sistema uniform e m onodim ensional de longitud dada L1 Esto depende de las condiciones límites. H em os estado prestando una atención especial al caso en que el desplazam iento es cero en am bos extre­ mos. En este caso, com o hem os visto, la longitud de onda l n viene dada por la relación particularm ente sencilla, ecuación (6-9): n Este resultado es puramente geom étrico, en el sentido de que depende sólo de la form a de las ecuaciones de m ovim ientos, y que n o tiene nada que ver con magnitudes tales com o la elasticidad y densidad del m edio. Es válido para cualquier valor de n. En tercer lugar, ¿qu é podem os decir sobre las frecuencias de los m odos normales? ¿Se mantiene la linealidad de vn en función de n para m odos muy elevados, del m ism o m od o que parece mantenerse con gran exactitud para aquellas primeras docenas de arm ónicos que sólo son de importancia en los 204 Modos normales de sistemas continuos. Análisis de Fourier fenóm enos acústicos? Deberá recordarse que, para un sistema con am bos ex­ tremos fijos teníamos el resultado especialmente , sencillo ecuación (6-8): no Vn ~ 2L donde v es una velocidad que aparece co m o únicamente definida por las pro­ piedades de inercia y restauradoras del m edio. Pero esta proporcionalidad sencilla de vn con yi no es en general cierta. Para un sistema sencillo monodimensional, la frecuencia aumenta m enos rápidamente cada vez con el número m odal hasta que se alcanza una frecuencia límite correspondiente al número nodal más elevado posible, N, com o se ve en la figura 6 -9 .1 El sistema no es capaz de vibración a ninguna frecuencia más elevada que ésta. En el tipo de sistema m onodim ensional que hem os descrito, este fenóm eno está ligado muyi directam ente al hech o de que el núm ero de partículas que participa en el mo­ vim iento no es infinitamente grande. Sin em bargo, la proporcionalidad de vn con n es un resultado más bien especial y cesa de aplicarse con toda genera­ lidad cuando pasamos a sistemas bi y tridim ensionales.2 Sin embargo, sigue siendo válida la característica im portante de que un sistema dado monodi­ mensional, con condiciones específicas lím ites, posee un conju nto numerable (aunque infinito) de m odos naturales característicos de vibración. Vn Fig, 6-9. Variación de la frecuencia modal con el número de modos hasta la frecuencia máxima posible en el caso de un sistema monodimensional. En la zona sombreada la relación entre vn y n es casi lineal. 1 Para otra discusión, refiérase al capítulo 5. 2 Incluso en un sistema monodimensional que se considera como continuo en estruc­ tura, la relación entre las frecuencias modales resulta ser muy diferente si el sistema es no uniforme , por ejemplo, una cuerda tensa cuyo espesor aumenta continuamente desde un extremo al otro, o (como se indica en la fig. 5-1) una cadena uniforme que cuelga ver­ ticalmente, en la que la tensión disminuye de un modo continuo desde la parte superior hacia la parte inferior. Modos normales de un sistema bidimensional 205 Term inem os esta discusión general de los m od os normales dirigiendo nues­ tra atención a d os características a las que ya nos hem os referido, que son de gran im p ortan cia: 1. Las cond icion es lím ites, co m o se aplica en este caso a los dos extre­ mos del sistema m onodim ensional, juegan un papel decisivo en la determina­ ción del carácter de los m od os normales. 2. Dada la linealidad de nuestras ecuaciones básicas del m ovim iento, al­ gunos, o todos, de los m od os norm ales de vibración pueden coexistir con va­ lores relativos arbitrarios de am plitud y fase. MODOS N O R M A L E S D E UN S IS T E M A B ID IM E N S IO N A L Volvamos ahora nuestra atención a una consideración breve de los m odos nor­ males de los sistemas que son esencialmente bidim ensionales, tales com o una hoja elástica o una placa metálica delgada tensas. C om o en el caso de los sis­ temas m onodim ensionales, la especificación de las condiciones lím ites, ahora, principalmente sobre los bordes , limita los m ovim ientos permisibles a algu­ nos casos particu lares: los m odos norm ales que son consistentes con las con ­ diciones límites establecidas. El carácter preciso de los m odos normales puede ser un indicativo m uy adecuado de las simetrías que un sistema físico dado posee. El caso más sencillo a considerar es el de una membrana vibrante rectan­ gular. Por analogía co n el caso m onodim ensional de una cuerda vibrante, una membrana rectangular con un lím ite exterior fijo tiene m odos normales que pueden describirse mediante senos y cosenos del m o d o siguiente: z(x, y, t) = Cnin2 s e n s e n c o s « 12 * en donde las frecuencias de m o d o normal son : (6-24) \ 2 1 1 /2 Aquí Nu/ L\^/ \^y/J S = fuerza/unidad longitud (tensión superficial) o- = m asa/unidad de área nY, n2 = 1, 2, 3, ... Lxy Ly = longitudes de los lados de la membrana. 206 Modos normales de sistemas continuos. Análisis de Fourier Esta ecuación puede parecer bastante com pleja, p ero su estructura puede claramente reconocerse si se com para con la ecuación para los m odos normales de una cuerda te n sa : en donde El p rod u cto de las funciones seno en la ecuación (6-24) garantiza que los des­ plazamientos z sean siempre cero a lo largo de los lím ites, y el valor de w está caracterizado por dos enteros en lugar de uno. Si se desea, podem os imagi­ nar la membrana com pleta co m o una serie com pleta de cuerdas tensas para­ lelas unas a las otras a lo largo (por ejem plo) de la dirección x, en la que todas han de satisfacer a dicha dirección. Pero estas cuerdas deben considerarse también c o m o conectadas lateralmente a lo largo de líneas paralelas a la di♦ rección y satisfaciendo alguna otra con d ición de longitud de onda entre y = 0 e y = Ly. La dinámica real puede construirse considerando un trozo rectangular pe­ queño de la membrana en ciertos puntos arbitrarios x e y [véase fig. 6-10 (a)]. La tensión superficial S actúa co m o una cierta fuerza p or unidad longitudinal ejercida en la superficie y perpendicular a cualquier línea considerada. Así pues, si nuestro trozo tiene bordes de longitud Ax y Ay, la fuerza en el plano xz en cada extrem o es SAy, y la fuerza en el plano yz es SAx. La masa del trozo es o* Ax Ay. C onsiderando ahora la vista lateral en el plano xz, como 1 Ig x (a) x + Ax (b) Fig. 6-10. (a) Diagrama de fuerzas para un área pequeña Ax Ay de una mem­ brana elástica. (b) Sección recta del diagrama de fuerzas en el plano xz. Modos normales de un sistema bidimensional 207 se ve en la figura 6-10 (b), la situación es parecida a la que se ve en la figur ra 6-2. La fuerza transversal debida a la curvatura de la membrana en el pla­ no xz viene dada por d2z SA yA dx = 5 -r - f A xA y dx¿ Pero la membrana está curvada en el plano yz tam bién y la fuerza, debido a esto, viene dada por d2z SAxABy = S -r-^ A xA y ayz La fuerza total es la suma de ambas, y la masa que se ve acelerada es cr tsx Ay. De aquí que la ecuación del m ovim iento (ma = F) se convierta en 2 a a d2z aA x A y — d 2z „ fí d \ , d ~ z\, A A = S (\dx2 — ++ d—yz)) A x Ay o bien >>2 ^2 o z . o z dx2 + dy2 n2 ( Taz S dfi (6_25) Esta ecuación del m ovim iento es una am pliación directa de la ecuación (6-2). Reconociendo que pueden existir vibraciones estacionarias de la formal Z(x9y, t) = f(x ) g ( y ) eos cct llegamos de m od o muy directo a las expresiones exactas para f, g y w que se dan en la ecuación (6-24). Com o dijim os en la últim a sección, las frecuencias m odales para un sis­ tema bidim ensional no presentan, en general, relaciones numéricas sencillas, ni incluso en el caso de la geom etría más sencilla posible, un cuadrado. Por otra parte, los puntos de desplazam iento cero para tod os los valores de t están unidos por líneas nodales, rectas paralelas a los lados del rectángulo que corresponden de un m od o m uy sencillo a las condiciones geométricas* impuestas en los límites. En la figura 6-11 m ostram os los m odos inferiores de un rectángulo que es casi un cuadrado. Sus lados se tom aron con longitudes 1,05 L y 0,95 L, dan­ do así un área casi exactam ente igual a L2. Es conveniente expresar las fre­ cuencias posibles com o m últiplos de la frecuencia -le r definida por 208 Modos normales de sistemas continuos. Análisis de Fourier C012 / COI W12/U1 n i no 1 1 re ctá n gu lo cuadrado ( 0 , 9 5 X 1 . 0 5 ) (1,00 X 1,00) V 2 (= 1 ,41 ) 1,42 rectángulo cuadi (0 9 ü X 1 05) ( 1 . C 0 X 1 i n2 3 3,05 — , 1 (= 3 .1 6 ) 2 1 2,18 — _ 1 2 2.21 1 3 3,30 — I 3 2 3.56 — , y/5 ( = 2.24) — VÍ 3 (-3 .6 1 ) 2 2 2,84 V/8 2 ( = 2 ,8 3 ) 3.69 — 3 Fig. 6-11. Modos normales de una superficie rectangular plana comparados con los de un cuadrado de la misma área. Las zonas sombreadas y sin sombrear tienen desplazamientos opuestos perpendiculares al plano del diagrama y que pasan por cero en las líneas nodales. Ésta es la frecuencia más baja con la que podría vibrar una membrana cua­ drada de lado L si estuviera fija a lo largo de dos aristas opuestas y estuviese libre en las otras dos. A partir de la ecuación (6-24), las frecuencias de modos normales de nuestro rectángulo vienen dadas por ( \2 nh ) / + f e \ 211/2 ) . En la figura 6-11 pueden verse las líneas nodales (rayadas) con unos sombrea­ dos que muestran las porciones de la membrana que tienen desplazamientos en la misma dirección para cualquier instante dado. Las frecuencias de m od os normales para una membrana perfectamente cua­ drada serán V2w:j V5wi, etc. H em os escogido deliberadamente una mem­ brana que no es exactam ente un cuadrado para dirigir nuestra atención a una Modos normales de un sistema bidimensional 209 característica interesante e importante. Obsérvese la tendencia de los m odos de nuestro rectángulo para clasificarse ellos m ism os en parejas en las que los valores nx y n 2 (si son diferentes) están intercam biados. Las frecuencias de estos m odos emparejados son muy similares y com prenden a la frecuencia que ambos m odos tendrían en el caso de ser una membrana perfectamente Fig. 6-12. Modos normales de una película jabonosa. (Demostración realizada por el Prof. A . M . Hudson utilizando una película jabonosa especialmente re­ sistente compuesta de una disolución de detergente, glicerina y un poco de azúcar.) 210 Modos normales de sistemas continuos. Análisis de Fourier cuadrada. El caso límite , el cuadrado p e r fe c to , es lo que se denom ina de­ generado; una frecuencia sola puede corresponder a dos diagramas de vibra­ ción distintos geom étricam ente y el núm ero de m odos norm ales sería mayor que el núm ero de frecuencias diferentes. Existen otras circunstancias también en las que las vibraciones de una membrana rectangular pueden ser degene­ radas. Por ejem plo, si el cociente Lx¡Ly es expresable c o m o una razón de en­ teros, pueden encontrarse por lo m enos dos series diferentes de los números («i, n2) que conduzcan al m ism o valor de la frecuencia. Este fenóm eno de de­ generación es importante, no solam ente en la m ecánica clásica sino también en los sistemas atóm icos y nucleares. C om o ejem plo, en el m od elo original de tipo Kepler del átom o de hidrógeno, desarrollado por Bohr y Sommerfeld, se describe el electrón co m o viajando alrededor del protón en ciertas órbitas “ permitidas’" , no solam ente las circulares que propuso originalm ente Bohr, sino en una diversidad de elipses que corresponden a diferentes valores del m om ento cinético orbital. M uchas de estas órbitas diferentes corresponden en la form a más sencilla de la teoría a la misma energía total del electrón, pero el hecho de que son todas diferentes es im portante cuando hay que contar el núm ero de estados distinguibles que dispone un electrón en un átomo. Las vibraciones de películas de jabón, form adas sobre un m arco de alam­ bre que define un límite rígido, proporciona una dem ostración muy expresiva © v -i — 2,13^ o = 2,92 vx Fig. 6-13. Modos normales de un disco. Las zonas sombreadas y sin sombrear tienen desplazamientos de sentidos opuestos que pasan por cero en las líneas nodales. Modos normales de un sistema bidimensional 211 de los m odos normales. La figura 6-12 muestra dos de los m odos de una membrana rectangular obtenida de este m od o. Otra clase muy importante de vibraciones en sistemas bidim ensionales se obtiene cuando el límite es circu­ lar. Si tom am os de nuevo este lím ite co m o fijo, los m od os normales expresan la simetría del dispositivo mediante círculos con cén tricos y líneas diametrales. Es posible una gran variedad de vibracion es; la figura 6-13 ilustra los seis modos inferiores de d ich o sistema. En una película de jabón pueden excitarse m od os más com plejos de sis­ temas rectangulares y circulares haciéndoles accionar mediante un altavoz próximo que está em itiendo la frecuencia apropiada. La figura 6-14 muestra algunos ejem plos. En esta fotografía las líneas blancas son refllexiones de los puntos en donde los desplazam ientos son m áxim os, n o las líneas nodales. E. F. Chladni (1756-1827) ideó un m étod o para hacer visibles las vibracio­ nes de una placa metálica sujeta en un punto o apoyada en tres o más puntos. Arena fina espolvoreada sobre la placa se queda en reposo a lo largo de las líneas nodales en donde n o existe m ovim iento. La placa puede excitarse pul­ sándola con un arco de violín o m anteniendo un trozo pequeño de hielo seco contra la placa. Si se toca con un dedo en algún punto se impedirán todas las oscilaciones excepto aquellas para las cuales una línea nodal pasa a través del Fig. 6-14. Máximos desplazamientos de los modos de películas jabonosas. (Fo­ tos por Ludwig Bergmann, suministradas por el Prof. U. Ingard, M.l.T.) 212 Modos normales de sistemas continuos. Análisis de Fourier -pun to tocado. La figura 6-15 ilustra algunas figuras particularmente hermosas de Chladni obtenidas por M ary Waller. Fig. 6-15. Figuras de Chladni mostrando las líneas nodales. (Según Mary Waller, Chladni Figures: A Study in Symmetry, Bell, Londres, 1961.) Modos normales de un sistema tridimensional 213 MODOS N O R M A L E S DE UN S IS T E M A T R ID IM E N S IO N A L Un trozo m acizo de cualquier material tiene siempre cierto grado de elasti­ cidad y, en consecuencia, tiene un espectro de m od os norm ales de vibración. Esto será cierto e incluso si , com o en el caso de las cuerdas y membranas que acabamos de estu d ia r, imaginamos que sus límites se mantienen fijos. Por ejemplo, un material c o m o la jalea que llene com pletam ente un recipiente más o menos rígido puede ponerse a vibrar de un m od o com p lejo si al re­ cipiente se le da un golpe repentino. En el caso de sistemas m onodim ensionales y bidim ensionales, hem os podi­ do discutir y describir los m odos característicos de la oscilación transversal de un m odo bastante claro. Cuando pasamos a los sistemas tridimensionales ya no nos queda ninguna dirección de repuesto, co m o en el caso anterior, a lo largo de la cual podía verse que tenía lugar el desplazam iento. Por lo tanto, nos conform arem os con señalar que se puede plantear para el caso de tres dimensiones una ecuación diferencial del m ovim iento que tiene una analogía estricta con las ecuaciones que hem os desarrollado previam ente para una o dos dimensiones. La ecuación será de la form a € * dx 2 + ? * dy2 * 26) * dz2 v2 dt2 en donde v representa cierta velocidad característica , K por ejem plo, la velo­ cidad definida por el valor de s/Kjp, donde K es el m ódulo de com presibili­ dad adecuado. La magnitud escalar puede entonces ser el valor de la presión en una posición y tiem po dados. A l estudiar las vibraciones norm ales de una varilla o de una colum na de aire estábamos realmente utilizando una reduc­ ción monodimensional de esta ecuación. El m edio en aquellos casos era cier­ tamente tridimensional pero decidim os limitar nuestra atención a las vibracio­ nes que se podían describir en función de una coordenada de posición sola­ mente. Ahora nos dam os cuenta que deben especificarse las condiciones límites jara todas las superficies exteriores del sistema. En el caso de un bloque rec­ tangular, fijo en tod os sus límites exteriores, podem os imaginar una serie de iodos normales muy parecidos a los de la membrana rectangular. Pero ahora los puntos nodales coin ciden con una serie de superficies y cada vibración lormal debe estar caracterizada por un conju nto de tres enteros, en lugar de los (membrana) o de uno (cuerda). Sin embargo, no debem os intentar ir más 214 Modos normales de sistemas continuos. Análisis de Fourier allá de este punto. En lugar de ello volverem os ahora al estudio de los proble­ mas m onodim ensionales y de la coexistencia de un cierto núm ero de modos norm ales en dich o sistema. A N Á L IS IS D E F O U R IE R Supóngase que tenem os una cuerda de longitud L fija en sus dos extremos. Entonces, com o hem os visto, podría vibrar en uno cualquiera del infinito nú-* mero de m odos normales (som etidos a ciertas hipótesis acerca de su dinámica). Teniendo en cuenta la necesaria libertad de selección tanto de la amplitud com o de la fase de un m od o norm al, pondrem os y n(x, t ) = ^ ns e n ^ ~ ^ cos(cont - Sn) (6-27) Adem ás, podem os imaginar que tod os estos m od os son perm itidos, por el mo­ mento, de m od o que el m ovim iento de la cuerda está especificado completa­ mente mediante la siguiente ecu a ción : y(x, t) = X ) ^nSen^— ^ eos (a)nt — Sn) (6-28) El m ovim iento real de la cuerda, naturalmente, puede ser muy difícil de llegar a ver , pero en tanto que estén justificadas las hipótesis físicas que conducen a la ecuación (6-27), podem os admitir que es posible una síntesis arbitraria de este tipo. Im aginem os ahora que se hace una fotografía mediante destellos del siste­ ma oscilante. E sto nos mostrará su configuración en cierto tiem po especifica­ do í0. Las magnitudes eos (w„f0— ¿n) pueden considerarse entonces com o una serie de núm eros fijos, y el desplazam iento de la cuerda en cualquier valor designado x puede escribirse del m od o sigu ien te: > '0 ) = ¿ 3 * sen ( ~ z ^ en donde (6-29^ Bn ~ COS(c0n^0 5 «) Hagamos ahora la siguiente afirm ación : Es posible tom ar cualquier form de perfil de la cuerda, descrita p or y en función de x entre x = 0 y x = í ( som etidas a las cond icion es y — 0 para x — 0 y x — L) y analizarla en utuj serie infinita de funciones sinusoidales co m o las dadas en la ecuación ( 6 -2 % Análisis de Fourier <215 Puede parecer que existe una arbitrariedad grande en la afirmación ante­ rior. Dicha arbitrariedad desaparece, sin embargo, si se considera la cuerda continua com o el límite, para N -► de una fila de N partículas conectadas. Aquí es donde lo que hem os aprendido en las discusiones del capítulo 5 vie­ ne en nuestra ayuda. P odem os ver claramente que para un núm ero finito de partículas existen precisam ente N m odos normales. La descripción de cada uno de estos m odos hacía intervenir dos constantes ajustables , amplitud y íase. Cualquier m ovim iento de las N partículas, bajo la influencia de sus interacciones mutuas, era entonces describible en térm inos de una superpo­ sición de m odos normales. Y la existencia de un total de 2N constantes ajus­ tables nos perm itía asignar valores arbitrarios del desplazam iento y v eloci­ dad inicial a cada partícula. Nuestra afirmación presente es la consecuencia lógica de la aplicación de este resultado a un núm ero arbitrariamente gran­ de de partículas conectadas. Naturalmente, n o existe ningún sistema físico real donde el núm ero de partícula sea infinito. A sí pues, al pasar a este límite estamos, de hecho, tras­ ladando nuestro problem a desde el m undo de la física al m undo de las ma­ temáticas. Y la ecuación (6-29) , un enunciado notablem ente simple , es la base de una de las técnicas más poderosas en toda la física matemática ; la del análisis de Fourier. El gran m atem ático francés Lagrange (1736-1803), que hizo de la m ecánica su tema particular, desarrolló la teoría de la cuerda vibrante del m od o preciso que hem os escogid o para nuestro estudio, y ya en 1759 pudo enunciar el resultado expresado en la ecuación (6-29). Pero otro matemático francés, J. B. Fourier (en 1807), fue el prim ero en afirmar que podía describirse una función com pletam ente arbitraria en un intervalo dado mediante una serie de este tipo. D e hecho, es un resultado extraordinaria­ mente extraño, va contra el sentido com ún y, sin em bargo, es cierto. Consi­ deremos brevem ente un ejem plo específico de su aplicación pero primero se­ ñalemos otro resultado que está contenido en nuestra solución dinámica de un sistema vibrante. Considerem os el movimiento^ transverso general de la cuerda continua, según viene dada por la ecuación (6-28). De acuerdo con nuestros cálculos originales de la cuerda continua, según se desarrolló en este mismo capítulo, las frecuencias véase la ecuación son múltiples enteros de una frecuencia fundamental o)X (6-11) y el análisis precedente. Si ahora fijamos nues­ tra atención sobre un valor particular de x, podem os escribir A n sen (mx/L) como un coeficiente constante C n, y así tendrem os 216 Modos normales de sistemas continuos. Análisis de Fourier y (0 = Cn cos(u»f — 5n) donde o>„ = «coi (6-30) n= 1 Lo que afirma esta expresión es que cualquier m ovim iento posible de un pun­ to cualquiera de la cuerda es p eriódico en el tiem po 27r/<*>1> en donde u>x es la frecuencia del m od o más bajo, y además que este m ovim iento periódico puede escribirse com o una com binación, con las amplitudes y fases adecuadas, de vi­ braciones sinusoidales puras en las que se com prenden tod os los armónicos posibles de «j. Éste es entonces un análisis de Fourier en el tiem po, y no en el espacio. Puede observarse que los desarrollos expresados por las ecua­ ciones (6-29) y (6-30) son de una form a ligeramente diferente. N o solamente uno de ellos está constituido por senos y el otro por cosenos, sino que tam­ bién, si cubrim os el intervalo com pleto de las variables, vem os que m x¡L va­ ría en un m últiplo entero de ir, mientras que nwxí varía en un m últiplo entero de 2*7. Sin embargo, puesto que nuestro interés consiste sólo en representar la función dentro del intervalo designado y no fuera de él, la diferencia no debe p reocu p arn os.1 A N Á L IS IS D E F O U R IE R EN A C C IÓ N Para poner en práctica el análisis de Fourier, debem os determinar los coefi­ cientes de las funciones com ponentes sinusoidales o cosinusoidales. El proce­ so de hacer esto se denom ina análisis arm ónico, y las propiedades de las fun­ ciones seno y cosen o hacen que el tema sea m uy sencillo. Considerem os el desarrollo de y(x), según viene d ado por la ecuación (6-29), hx) - 1 Realmente en el intervalo 0 < c o 1t < 7 ü , puede ajustarse una función arbitraria y{t) mediante expresiones incluso más sencillas que la Ec. (6-30) y en estricta analogía a la Ec. (6-29). Puede describirse en función sólo de coseno o de seno del m odo siguiente: solamente: y(t) = ^ C »cosm oií seno solam ente: y(t) = ^ C« sen n u j coseno Com o la representación en coseno es una función par de aht y la representación seno es una función impar, ambas representaciones se com portan de manera muy diferente en el intervalo tz <. o>ií < 2:r. Análisis de Fourier en acción 217 ^Supóngase que deseam os con ocer la am plitud asociada co n un valor particular de n , por ejem plo nx. Para hallarla m ultipliquem os am bos miembros de la ecuación por sen {n ^ xjL ) e integrem os respecto a x en tod o el intervalo de cero a L\ En el segundo m iem bro aparece una serie infinita de térm inos. Pero conside­ remos ahora las propiedades de un integral cuyo integrando es un producto de senos. D ado dos ángulos cualesquiera, 0 y <p, tenem os eos (6 — cp) = eos 6 eos tp + sen 0 sen qp eos {& + cp) = eos 0 eos tp — sen 0 sen cp Por lo tanto sen 6 sen cp = ^[cos (0 — cp) — ■eos (0 + cp)] De aquí que podamios os poner Por lo tanto, / ( nirx\ ( «i7tx\ , L sen ) d x - 2 ic(n — « i ) L ^ Si ponem os los límites x = 0, x = L, los valores de sen (n ± n^nx/L son to ­ los nulos. A sí pues, a primera vista parece que hem os anulado por com pleto el segundo m iem bro de la ecuación (6-31). Pero observem os entonces que la mag­ nitud (n — n{) aparece en el denom inador de una de lasintegrales. A sí pues, in = nu tenem os una integral de la form a 0/0. Y resulta que todos los térm inos sean cero, éste no lo es. Porque que ha de calcularse es la sig u ien te: a su vez que aun­ si n — nu la integral 218 Modos normales de sistemas continuos. Análisis de fourier ,E1 término cosen o n o contribuye nada entre los lím ites dados, pero la otra parte nos da L/2. A sí pues, llegamos a la siguiente id en tid a d : es decir, Bn = \ y (* )sen^ p ^ dx (6-32) Esta ecuación nos determina la am plitud de Bn asociada co n un valor dado cualquiera de n en el análisis arm ónico de y(x). Si y(x) es una curva puramente empírica, el cálcu lo de los coeficientes de Fourier Bn es cuestión de calculadoras o de una integración gráfica. Pero si la forma de y (x ) puede describirse m ediante una función analítica exacta, pode­ m os obtener una fórm ula general para tod os los valores de Bn• Para aclarar el Fig. 6-16. (a) Función a analizar ; diente de sierra triangular, (b), (c), (d) Sín­ tesis parcial de Fourier utilizando 2, 5 y 10 términos, respectivamente. Análisis de Fourier en acción 219 procedimiento, considerem os el perfil indicado en la figura 6-16 (a). Éste es parecido a la form a de la cuerda tensa sujeta sólo por un extremo. (Natural­ mente, para x = L exactam ente debem os tener y = 0 ; sin embargo, estamos admitiendo que nuestra ecuación para y también es válida para puntos arbitra­ riamente próxim os al extrem o.) El cálcu lo de Bn se desarrolla entonces del modo siguiente: ( JVKX\ . kx s e n l I dx Integrando por partes, se tiene B n = L_ fíTT 2k L 2k / X COS L /J o \ T L /J o eos nir TVKX X COS fl'K r)M rnrx nw seni rnrx 2kL eos nw 7T n Se observa que los valores de Bn caen en dos categorías, según n sea par o im­ par, debido a que el valor del eos mr alterna entre los valores + 1 y — 1. De hecho, tenem os « im p a r : Bn = n p a r: 2kL H7T 2kL Bn = nn Sin embargo, si se desea se pueden representar ambas series mediante la fór­ mula Bn = ( - y .rt+i 2 kL nv Ahora es cosa sencilla tabular las diversas amplitudes (tabla 6-1). A sí pues, puestra descripción del perfil triangular resulta s e r : , N 2kL í ( ttatN 1 y(x) = — |sen( — ] - - sen ( ¥ ) 7T \L fc las figuras 6-16 (b)-(d) se indican lo s resultados de sintetizar diversos núheros de térm inos, utilizando los coeficientes num éricos cuyos cinco primetos se relacionan en la tabla 6-1. Incluyendo términos adicionales podem os haIcer que el ajuste sea tan bueno com o queramos. Y es m uy notable que, con 220 Modos normales de sistemas continuos. Análisis de Fourier TABLA 6-1: VALORES DE BJkL BJkL n • 2 1 = 7r 1 2 = — 0,318 7T 2 3 = 3 7T 1 4 0,212 = — 0,159 2 tt 2 5 0,636 = 57T 0,127 sólo algunos p ocos térm inos co m o los que hem os utilizado, se pueda simular la tendencia general de un perfil que difiere tan radicalmente de una curva sinu soidal, especialmente una que se separa tanto del cero en uno de sus extremos. Las curvas sinusoidales en función d e las cuales se ha h ech o este análisis de Fourier representan un ejem plo de lo que se denom inan fu nciones ortogo­ nales. La descripción “ ortogon al” perteneció originalm ente, com o es natural, a la geometría. La ortogonalidad de d os funciones sinusoidales en el análisis de Fourier está descrita p or el resultado J sen( ^ ^ sen( ^ f ~ J d x = 0 Pa ra n2 (6-33) Esto puede, a primera vista, parecer que n o tiene ninguna conexión con la con d u cción geom étrica, pero n o es así, porque si tenem os dos vectores, A y B, la con d ición de que sean ortogonales (perpendiculares) entre sí es que su pro­ ducto escalar sea cero. En función de sus com ponentes esto puede escribirse A XBX AyBy -\- A tBz = 0 (6-34] Ahora bien, si reem plazam os la integral continua de la ecuación (6-33) por una suma respecto a un núm ero muy grande, N , de térm inos separados (com o po­ díamos hacer si estuviésem os calculando la integral m ediante m étodos numé­ ricos), y escribir un valor particular de x co m o x p, en donde PL Modos normales y funciones ortogonales 221 Así pues, la ecuación (6-33) debería ser reemplazada p or la siguiente: Si escribim os la con d ición de ortogonalidad de d os vectores ordinarios en la forma 3 2 A pB p = 0 para A 1 B vemos que en un sentido puramente form al la diferencia entre ambas afirma­ ciones es sim plem ente que en una de ellas intervienen magnitudes que están completamente descritas por sólo tres com ponentes, mientras que la otra ne­ cesita N com ponentes (y, en el límite, un gran núm ero hasta infinito). La p o ­ sibilidad de analizar una función arbitraria en función de una serie de funcio­ nes ortogonales (no necesariam ente senos o cosenos) es una de las técnicas más impoi'tantes y ampliamente usadas en la física teórica y en ingeniería. MODOS N O R M A L E S Y F U N C IO N E S O R T O G O N A L E S Terminaremos con algunas notas que nos hagan volver a los sistemas físicos reales. H em os visto c ó m o las vibraciones características de una cuerda uni­ forme pueden describirse (idealm ente) m ediante funciones sinusoidales que son ortogonales en el sentido que acabam os de tratar. Cada m od o diferente puede existir independientem ente de tod os los demás, y así se puede, en principio, cambiar la amplitud asociada con un m od o normal sin influir sobre ninguna de las otras. En este sentido, el adjetivo norm al aplicado a los m odos individuales es una caracterización cierta de su independencia mutua, del tod o análogo a la independencia mutua de los desplazam ientos a lo largo de direcciones per­ pendiculares. Esta ortogonalidad también se mantiene dinámicamente. La energía total de una cuerda vibrante en una superposición de sus m od os normales es exac­ tamente la suma de las energías correspondientes a los m od os individuales. Si se escribe la expresión para la suma de las energías cinética y potencial para un segmento pequeño de la cuerda en un cierto valor arbitrario de x> se ve que se com pone de d os térm in os: (1) térm inos en los que intervienen los cua­ drados del seno o cosen o del m ism o argumento, perteneciendo a un m odo sim­ ple; (2) términos en los que intervienen produ ctos de senos o cosenos de di­ ferentes argumentos, representando térm inos cruzados de m odos diferentes. 222 Modos normales de sistemas continuos. Análisis de Fourier Debido a la con d ición de ortogonalidad, ecuación (6-33), los térm inos del tipo 2 se hacen tod os cero cuando se suma la energía para toda la longitud de la cuerda. A s í pues, los m odos básicos son realmente ortogonales dinám icos en­ tre sí de un m od o com pleto. Nuestra discusión de esta independencia, u ortogonalidad, de los m odos nor­ males de un sistema em pezó realmente con el análisis de los m ovim ientos de dos péndulos acoplados en el capítulo 5. Podíam os haber escogido aceptar nuestra sugerencia de pasar el capítulo 5 sin estudiar en una primera lectura. Se haya h ech o esto o no, puede resultar interesante volverse a referir al prin­ cipio del capítulo 5 en este punto y concentrarse en seguir la línea principal del desarrollo desde allí, de m od o que se siga el h ilo com ú n que corre a tra­ vés de tod o el tema. PROBLEM AS 6/ í Una cuerda uniforme de 2,5 m de longitud y 0,01 kg de masa se somete a 'una tensión de 10 N. (a) ¿Cuál es la frecuencia de su m odo fundamental? f 7 ' (b) Si se pulsa transversalmente la cuerda y luego se toca en un punto a 0,5 m de su extremo, ¿qué frecuencias persistirán? £*2 Una cuerda de longitud L y masa total M se estira mediante una tensión T. ¿Cuáles son las frecuencias de los tres m odos normales inferiores de oscilación de la cuerda cuando éstas son transversales? Comparar estas frecuencias con las tres frecuencias de modos normales de 3 masas cada una de ellas de valor M /3 separa­ das a intervalos iguales sobre una cuerda sin masa sometida a una tensión T y cuya longitud total es L. L L L 4 4 4 o — M o — M o M 3 3 3 6-3 La deducción de las vibraciones libres de una cuerda tensa que se da en el texto ignora la gravedad. ¿Está justificada esta omisión? ¿Cóm o se haría el aná­ lisis si hubiera que incluir los efectos gravitatorios? 6-4 Demostrar que el análisis del texto para vibraciones libres de una cuerda horizontal es también válido para una cuerda vertical si T mg. Problemas 6-5 223 Una cuerda estirada de masa m, lon gitud L y tensión T se ve impulsada por dos fuentes, una en cada extrem o. A m b as fuentes tienen la m isma frecuencia v y amplitud A, p ero están desfasadas exactam ente 180° entre sí. ¿Cuál es el va­ lor más pequeño posib le de w consistente co n las vib ra cion es estacionarias de la cuerda? 6-6 Se sujeta una varilla u n iform e en el cen tro, d eja n d o am bos extrem os libres. (a) ¿C uáles son las frecuencias naturales de la varilla en la vibración lon gi­ tudinal? 6-7 (b) ¿C uál es la lon gitu d de onda del m o d o en ésim o? (c) ¿ D ó n d e están los n o d o s para el m o d o en ésim o? D educir la ecu ación de onda para las vibracion es de una colum na de aire. El resultado final deberá ser d2£ p d2£ dx¿ “ K dP en donde \ es el desplazam ien to a partir de la p o sició n de equ ilibrio, p es la den­ sidad máxima y K el m ó d u lo elástico. 6-8 D em ostrar que para la v ib ra ción de una colu m n a de a ir e : (a) U n extrem o abierto representa una co n d ició n de variaciones de presión nula durante la oscila ción y de aquí un lugar en el que se presenta qn m ovim iento máximo del aire (un an tin odo). (b) U n extrem o cerra d o es un lugar de m ovim ien to ce ro (un n o d o ) y de aquí uno de variación de presión máxim a. 6-9 Una habitación tiene d os paredes opuestas que están alicatadas. Las paredes restantes, el suelo y el tech o están recubiertas co n un material absorbente del s o ­ nido. La frecuencia más baja para la cual es acústicam ente resonante la habitación es 50 Hz. (a) Se p rod u ce un ru id o co m p le jo en la -h a b ita ción que excita sólo a los dos modos inferiores, de tal m o d o que cada m o d o tiene su m áxim a amplitud para í = 0. H acer un esquem a del asp ecto del desplazam iento para cada m od o separa­ damente en fu n ción de x para t = Ü; t = 1/200 seg y t = 1/100 seg. (b) Se observa que el desplazam iento m áxim o de las partículas de p olv o en el aire (que n o se p rod u ce necesariam ente en el m ism o instante en cada posición ) en diversos pu ntos entre las paredes es la siguiente: £máx L /4 L/2 + IO jLÍ + 10M 3 L /4 -1 0 m ¿Cuáles son las am plitudes de cada uno de los dos m o d o s separados? 224 6 -10 Modos normales de sistemas continuos. Análisis de Fourier P uede constru irse un láser c o lo c a n d o un tu b o de plasm a en una cavidad re­ sonante óp tica form ad a p o r dos espejos planos de alta reflectividad, que actúan co m o paredes rígidas para las ondas lum inosas (véase figura). El o b je to del tubo de plasma es p rod u cir luz excita n d o m o d o s norm ales de la cavidad. Tubo de plasma r ~ - / (b) (a) (a) ¿C uáles son las frecu en cias norm ales de la cavid ad reson an te? (Expre­ sar la respuesta en fu n ción de la distancia L entre los espejos y la velocid ad de la luz c.) (b) Suponer que el tu b o de plasma em ite luz centrada en una frecuencia v0 = 5 X 10u H z c o n un anch o espectral Av, c o m o se ve en el esquem a. El valor de Av es tal que to d o s los m o d o s norm ales de la cavidad cuya frecu en cia está den­ tro de + 1,0 X 10y H z de v0 se verán excitados p or el tu b o de plasma. (1) ¿C uán tos m o d o s se han ex cita d o si L — 1,5 m ? (2) ¿C uál es el m ayor valor de L que s ó lo será e x cita d o (de m o d o que el láser tendrá solam ente una frecu en cia un m o d o normal de salida)? (c = 3 x 108 m /seg.) -6 -lp (a) Hallar la energía total de vib ra ción de una cu erda de lon gitu d L fija erí am bos extrem os, que oscila en su m o d o característico n c o n una amplitud A. La tensión de la cuerda es T y su masa total es M . (Indicación: Considérese la energía cin ética integrada en el instante en que la cuerda es rectilínea de modo que n o ha alm acen ado ninguna energía p oten cia l resp ecto y p or encim a de la que tendría cu an d o n o estuviese v ib ra n d o en a b solu to.) (b) bran do en C alcular la energía total de v ib ra ción de la m ism a cuerda, si está vi­ la siguiente su p erp osición de m o d o s norm ales. >’(*, t) = Ai sin eos b>it + A 3 sin eos (D ebería com p rob arse que es la sum a de las energías de los dos m o d o s tomados separadam ente.) 6-12 U na sión T, se libre. cuerda de lon gitu d L está sujeta en am bos extrem os y tiene una ten­ em puja lateralm ente a una distancia h en su cen tro y luego se deja Problemas (a) ¿C uál es la energía de las oscilacion es siguientes? (b) ¿ C o n qué frecu en cia reaparecerá la form a in dicad a en la figura? 225 (Admitir que la tensión perm anece invariable d e b id o a un pequeño increm ento de longitud causada p or los desplazam ientos transversales.) [Indicación: En la parte (a), considerar el trabajo realizado con tra la tensión para dar a la cuerda una de­ form ación inicial.] 6-13 C onsidérese un c u b o u n iform e de la d o L en que la velocid a d de onda ca­ racterística es v. D em ostrar que para este sistema el n ú m ero total de m odos de vibración corresp on d ien tes a las frecuencias entre v y v + dv e s : 4 L 3v2 Av/tt2 v 3 [Indicación: C o m o vL ¡ ttv = (n^ tos, si ttu/L « Av « + n.,- + /r32)1/2 considérese una red cúbica de pun­ pon ien d o x = nlt y = n2t z ~ nv El núm ero de puntos en cualquier región de esta red es, p or lo tanto, igual al volu m en dé dicha región, y los m od os corres­ pondientes a una frecu en cia dada v corresp on d en a aquellos puntos situados a una distancia r = vL'rrv del origen. El resultado deseado es, p o r tanto, 4nr2Ar. ¿Cuál se­ ría el resultado para un cu a d ra d o ? ¿Para una varilla? respuesta si se considerase en lugar de un cu b o ¿C óm o severía alterada un s ó lid o o rto é d rico de la lados a, b y el] 6-14 Hallar las series de F ourier para las fu n cion es sigu ientes: (a) y(x) = A x(L — x). (b) y(x) = A sen (-x/ L). (O ^x^L): ¡ A sen (l-ñxjL), 0 ¿ C x ^ L ¡ 2 <C» 6-15 » W = |oi L , 2 < . ! ! I . Hallar las series de F ourier para el m o v im ie n to d e una cuerda de lon gi­ tud L si (a) y( x, 0) = A x(L (b ) y( x, 0) = 0; x ); (d y/d t)t=0 = 0. (dy/dí)t=o = Bx(L - x). ¿E stá c o m p u e s to el o c é a n o d e a g u a , d e ola s o de am bas cosa s? A lg u n o de m is p a sa jer o s in v ita d os e n e l A tlá n tic o op in a b a n c o n é n fa sis q u e e l o c é a n o e sta b a c o m p u e s to de o la s; p e r o y o p ien so qu e la r es p u e sta ord in a ria y sin p r e ju icio s d eb ería ser qu e e stá c o m p u e s to d e agua. s ir arthur e d d in g t o n , N ew P a th w a y s in S c ie n c e (1935) 7 Ondas prog resivas ¿Q UÉ E S U N A O N D A ? par a m u c h a gente , quizá para la mayoría , la palabra “ onda” trae a la men­ te una descripción de un océano, con las olas barriendo la playa procedentes del mar abierto. Si se ha exam inado y pensado sobre este fenóm eno puede que se saque la apreciación de que a pesar de toda su grandeza contiene algún elemento de contradicción. A l ver las crestas cabalgando, se adquiere un cier­ to sentido de asalto m asivo por el agua sobre la tierra, y verdaderamente las ondas pueden hacer un gran daño, lo que equivale a decir que son portadoras de energía , pero, a pesar de tod o, cuando las ondas u olas han roto y vuelto hacia atrás, el agua está prácticam ente en el m ism o sitio respecto a la playa que estaba antes. La avalancha hacia delante no significa un movimiento físico del agua. Las olas largas del mar abierto se mueven rápidamente y van muy lejos. Las olas que alcanzan la costa de California tienen sus orígenes en las tormentas del Pacífico del Sur a una distancia superior a los 15 000 km y han recorrido esta distancia a una velocidad de 60 km por hora o más aún. Evidentemente, el m ism o mar no se ha m ovido de este m odo espectacular; simplemente ha jugado el papel de agente mediante el cual se transmite un cierto efecto. Y aquí tenem os la característica esencial de lo que se denomina movimiento ondulatorio. (Se transmite una propiedad de un lugar a otro por medio de un m edio, pero el m edio en sí m ism o no se transporta. Puede rela­ cionarse un efecto local a una causa distante y existe una diferencia de tiem ­ po entre la causa y el efecto que depende de las propiedades del m edio y encuentra su expresión en la velocidad de la onda. T od os los medios materia­ 227 228 Ondas progresivas les, sólidos, líquidos y gases, pueden transportar energía e inform ación por m edio de on das y nuestro estudio de los osciladores acoplados y de los m odos normales nos ha indicado la manera de com prender este im portante fenómeno. Aunque las olas u ondas en el agua son del tipo más familiar de ondas, están también entre las más com plicadas para analizar en función de los pro­ cesos físicos subyacentes. Por lo tanto, no tendrem os m ucho que decir sobre ellas. En lugar de esto, volverem os a nuestro punto de partida inicial, la cuer­ da tensa, sobre la que hem os aprendido muchas cosas que ahora pueden apli­ carse a la discusión presente. M O D O S N O R M A L E S Y O N D A S EN M O V IM IEN TO Para provocar un m od o normal con creto en una cuerda tensa, se podía hacer un m olde de la misma zona exactamente de la cuerda en su amplitud máxi­ ma en este m odo y ajustar la cuerda a él. Entonces, m ediante la eliminación repentina de esta ligadura de la cuerda, se obtendría una vibración continua de este m od o solamente. Sin embargo, es m ucho más fácil establecer el m od o haciendo vibrar un extrem o de la cuerda de lado a lado en un m ovim iento arm ónico simple con la frecuencia del m od o deseado. ¿P ero qué sucede realmente en este caso? La vibración estacionaria no se produce inmediatamente. Lo que ocurre es que empieza a trasladarse una onda en m ovim iento a l o largo de la cuerda. En un instante dado cualquiera* es una función sinusoidal de x [fig. 7-1 (a)]. Pero cuando la onda en su avance alcanza el extrem o fijo de la cuerda (x = L) allí se produce un proceso de reflexión (que considerarem os con más cuidado en el capítulo 8) y el m ovim iento de tod os los puntos de la cuerda se obtiene mediante el efecto resultante de estas dos perturbaciones que viajan en sen­ tidos opuestos [fig. 7-1 (b)]. Y después que la onda reflejada ha vuelto al ex­ tremo desde el que se produ jo el impulso, desarrollará una onda estacionaria que es precisamente el m od o normal deseado (si la frecuencia es la correcta en relación con la longitud, la tensión y la masa por unidad de longitud de la cuerda) [fig. 7-1 (c)]. A partir de ahora la cuerda continúa vibrando de la manera característica de un m odo norm al; es decir, cada punto de la misma continúa vibrando transversalmente en un m ovim iento arm ónico simple y cier­ tos puntos nodales permanecerán permanentemente en reposo [fig. 7-1 (d)J. Una vez que se ha establecido así el m od o normal, y se mantiene el requisi- Modos normales y ondas en movimiento 229 « MAAAAAA/V Fig. 7-1. (a) Generación de una onda móvil, jada. (c) Onda estacionaria resultante (modo (d) La misma onda estacionaria que en (c), desplazamientos son mucho menores que los (b) Onda móvil más onda refle­ normal) en su amplitud máxima. pero en un instante en que sus máximos. to de alimentar de energía a la cuerda por el m edio accionador, el extremo para x = 0 se mantiene estacionario. En este punto podem os introducir con m ucha utilidad resultados de nues­ tro análisis form al de los m od os norm ales de una cuerda tensa. V im os que una cuerda continua de longitud L , fija en am bos extrem os, podría en principio vibrar con un núm ero infinito de m odos normales. E stos m odos vienen des­ critos por la ecuación / ( nirx\ yÁ x, t) = A „ sen l — I eos u>nt (7 _ i) en donde {T es la tensión de la cuerda y la masa por unidad de longitud.) Se recorda­ rá que n es un entero y que si se idealiza al caso de una cuerda verdaderamen­ te continua, entonces n puede obtener cualquier valor hasta infinito.* Hagamos uso ahora de ciertas matemáticas elementales para transformar la ecuación (7-1) 1 Sin embargo, recuérdese que n tiene un límite superior finito y también que la Ec. (7-2) para es sólo una aproximación, que falla cuando n es grande. 230 Ondas progresivas en una form a diferente. D ados dos ángulos cualesquiera, 0 y q>, tenem os la iden tidad: sen (0 + <p) + sen (0 — <?) = 2 sen 0 eos <p Por lo tanto, sen 0 eos q) = A [sen (6* + q>) + sen (0 — cp)] A plicando este resultado a la ecuación (7-1), tenem os sen ( mrx / mrx COS Cúnt — 2 \ . sení— ( nirx wní ) + sen! De aquí que el m od o norm al enésim o para una vibración transversal de la cuerda puede describirse mediante la ecuación sigu ien te: , N y n(x, t) , , ( nirx \ = i A ns e n l — , . . ( mrx , unt ) + i A ns e n y — + o;nt (7-3) Si además hacem os uso de la ecuación (7-2) para o>n, tenem os y n(x, t) = i A nsen mr / -t (7-4) + i A nsen Finalmente, com o vim os al estudiar los m odos norm ales en el capítulo 6, y com o es evidente en cualquier caso desde el punto de vista dimensional de la ecuación (7-4), podem os definir una velocidad característica v mediante la ecuación 1/2 (7-5) Procederem os ahora a com probar que la ecuación (7-4) es una descripción matemática explícita de dos ondas m óviles que van en sentidos opuestos. Supóngase que fijam os nuestra atención sobre el prim ero de los dos térmi­ nos del segundo m iem bro de la ecuación (7-4). Éste tiene la form a siguiente; y ( x 9 1) = A sen 2 tt . T (* x “ w ) (7-6) en donde A = 2L/n. Si imaginamos prim ero que el tiem po se congela en un instante particular cualquiera, el perfil de la perturbación es una onda sinu­ soidal con una distancia entre crestas (o entre cualquier otros dos valores su­ cesivos de x que tienen los m ism os valores de los desplazam ientos y de sus Modos normales y ondas en movimiento 231 pendientes). La magnitud A es naturalmente la longitud de onda de la pertur­ bación particular. Fijem os ahora nuestra atención sobre cualquier valor de y, qué corresponda a ciertos valores de x y de í, y preguntém onos dónde en­ contraremos el m ism o valor de y en un instante ligeramente posterior, t + At. Si el sitio apropiado es x + Ax, deberíam os tener * y(x> O = y (x + Ax, t + A t) Por lo tanto, 2tt . sen T 0 c - v t ) = sen( y [(* + Ax) - v(t + A t)]j Se deduce de esto que los valores de Ax y Ai están relacionados a través de la ecuación Ax — v At = 0 es d ecir, Ax = v At Lo que im plica esto es que, com o se indica en la figura 7-2, la onda se mueve como un tod o en el sentido positivo x con velocidad v . 1 ...................................................................... Fig. 7-2. Desplazamiento incremental de la onda qne se mueve en dirección de las x positivas. De un m od o exactam ente semejante, podem os ver que el segundo térmi­ no de la ecuación (7-4) describe una onda de la misma longitud de onda, pero m oviéndose en el sentido negativo de las x con velocidad v. La onda es­ tacionaria parece ser precisam ente equivalente desde un punto de vista ma­ temático a la superposición de estas dos ondas de la misma longitud de onda y amplitud m óviles en sentido opuesto. Sin embargo, al decir esto debem os introducir una calificación importante. La curva descrita por la ecuación (7-6) y su contrapartida con (x + vt) en el argumento de la función sinusoidal, re­ presentan ondas sinusoidales de longitud infinita, es decir, que se define auto- 232 Ondas progresivas B v - ------------------------ L ----------------------------- Fig. 7-3. Dos ondas sinusoidales exactamente semejantes y la onda estacionaria resultante. máticamerite que existen para tod o valor de x y para to d o valor de t, según dichas ecuaciones. P ero el sistema que hem os escogido co m o nuestro punto de partida era una cuerda de longitud finita L y no una cuerda de longitud infinita. A sí pues, nuestra nueva descripción del m od o norm al en función de ondas m óviles n o es realmente correcto. Sin embargo, es fácil ver lo que hay detrás de la discrepancia encontrada. La figura 7-3 muestra varias etapas su­ cesivas en la marcha de dos ondas que se mueven en sentidos opuestos. Tam­ Ondas progresivas en una dirección 233 bién muestra el resultado de sumar las ordenadas de ambas de m odo que se obtenga el desplazam iento resultante en función de x . En los puntos A y B, distantes L, este desplazam iento es cero en to d o instante (com o se requería naturalmente que fuese d ado el enunciado original del problem a). Los puntos intermedios varían exactam ente de acuerdo con la ecuación (7-1). Se puede decir entonces que respecto a las con dicion es entre x = 0 y x = L, la des­ cripción de trenes de ondas infinitas es correcta. El h e ch o de que no exista una perturbación fuera de estos lím ites es una con d ición física que ya se tuvo en cuenta cuando escribíam os las ecuaciones de un m o d o norm al mediante la ecuación sencilla ( n* x i y n(x, t ) = ^ nsenl — ) eos wnt ya que, naturalmente, la función sen (n^x/L) es totalm ente semejante a una función que se extiende sobre el dom inio entero de las x. Pensamos que de­ beríamos haber sido más cu id ad osos; la descripción adecuada de la cuerda vibrante en función de las funciones continuas de x debe desarrollarse del modo siguiente para tres regiones diferentes: — co < x < 0: y (x , 0 = 0 0 < x < L: yn(x, r) = i4ns e n ^ ~ ^ j eos conf (7-7) L < x < <x>: y {x , 0 = 0 Era im portante hacer las advertencias anteriores porque, com o se señaló primero en el capítulo 1, es dem asiado fácil olvidar las lim itaciones que las condiciones límites reales juegan en una situación física dada. Se corre el riesgo, impensadamente, de perm itir que una descripción se extienda más allá de los límites de su validez. Pero habiendo dich o esto utilicem os ahora nues­ tra imaginación para ampliar la aplicación de nuestras ideas. ONDAS P R O G R E S IV A S EN U N A D IR E C C IÓ N En la última sección vim os cóm o un m od o normal de vibración de una cuer­ da tensa podría describirse co m o una com binación de dos ondas sinusoidales progresivas idénticas una a la otra excepto en el sentido del m ovim iento. ¿P or qué no suponer, entonces, que en una cuerda suficientemente larga podría ser posible mantener una onda sinusoidal que se m oviese sólo en un sentido? La 234 Ondas progresivas t Fig. 7-4. Generación de una onda móvil sobre una cuerda larga. La iniciación de esta onda debería llevarse a cabo exactam ente com o se indicó en la figura 7-1 (a). Pero imaginemos ahora que el extrem o fijo de la cuerda está muy alejado , es decir, que la longitud total L de la cuerda es muy gran­ de comparada con la longitud de onda á. Después de un cierto núm ero de oscilaciones en x = 0 , el extrem o frontal de la perturbación se ha movido fuera del cam po de visión (fig. 7-4), y la descripción de tod o lo que vemos a la derecha del plano x = 0 está contenido en la ecuación [ecuación (7-6)] y (x , t) = A sen 27r La generación de esta onda se obtiene co m o resultado de hacer oscilar trem o izquierdo de la el ex­ cuerda arriba y abajo en un m ovim iento arm ónico sim­ ple de amplitud A y con una frecuencia v dada por v = ^ (o o? = 27rc/X) (7-8) A Explícitam ente, la ecuación para y en función de t para x = 0 es y 0(f) = - ^ s e n ^ ^ — ^ = — Asenut El aspecto de la cnerda en cualquier instante dado, t0, viene descrito por y(x , /o ) = A sen 27r (x - Vto) * *------<p0 ^ = AA sen!( 2^ — 1 en donde cp0 es un ángulo constante para el objetivo de esta descripción ins­ tantánea del aspecto de ja onda. Si el extrem o de la cuerda en x = 0 estu­ viera en reposo hasta t = tu luego vibrase sinusoidalm ente de t = tx a t = t2} y luego se mantuviese otra vez en reposo de t2 en adelante, entonces aparece­ ría sobre la cuerda un tren de ondas sinusoidales de longitud limitada conte­ nido en cualquier instante entre x = x x y x = x 2, c o m o se indica en la figu­ ra 7-5. El extrem o delantero de la perturbación más alejado del extremo Ondas progresivas en una dirección 235 w vw w v i ü X = 0 Fig. 7-5. Tren móvil de ondas finitas. x = 0 corresponde al com ien zo de la vibración para t = tu y el extrem o tra­ sero de su term inación a t — t2. En efecto, tenem os XI — X2 — v ( t 2 — ti) Esto es un ejem plo particular de un resultado m uy im p orta n te: La propagación de la onda a lo largo de la cuerda a velocidad constante v es, de h ech o, un m edio d e transform ar la variación d e desplazam iento con el tiempo en una posición fija en la variación correspon d ien te del desplazamiento con la posición en un tiem p o cualquiera . 1 Para cualquier perturbación sinusoidal pura la velocidad de la onda v se define co m o el p rodu cto 7v [véase la ecuación (7-8)]. Y de acuerdo con la ecua­ ción (7-5), el valor de v para las ondas en una cuerda tensa tiene el mismo va­ lor s/Tjf}., para todas las longitudes de ondas. Esta falta de dependencia de v con v o X n o es cierta generalmente para m ovim ientos ondulatorios. De m o­ mento, sin em bargo, nos lim itarem os n osotros m ism os a casos en los que pue­ da admitirse com o válida. Escribam os ahora la ecuación diferencial que gobierna la propagación de una onda m onodim ensional co m o la descrita por la ecuación (7-7). Ésta será una relación entre las derivadas parciales del desplazam iento y respecto a x y t. Tenem os así ¿Deberíamos entonces escribir la ecuación diferencial de la onda com o dy dx 1 dy v dt 1 Existe una sutilidad escondida aquí. C om o veremos posteriormente, no se puede tomar como cierto que una vibración sinusoidal de vibración limitada en el tiempo genera una onda sinusoidal pura de extensión limitada en el espacio. Pero existirá todavía una corres­ pondencia entre lo que ocurre en el fo co o fuente y lo que aparece en la cuerda. 236 Ondas progresivas N o hay nada que nos lo impida, pero rom pería un p o c o nuestro estilo, ya que la ecuación anterior se aplica sólo a las ondas que se mueven en el sentido positivo de las x. Supongamos la ecuación 2tt / . . y = /ísen y (x + v t) de una onda que se mueve en el sentido negativo de las x. Entonces tendríamos dy 2 tt . 2tt t - = — A eos (x + vt) dx A 2ttü dy dt 2ir A eos y (* + vt) y de aquí = 4. i ^ dx v dt Sin embargo, obteniendo las segundas derivadas, llegam os a una relación que es cierta para las ondas sinusoidales de cualquier longitud de onda que se mueven en am bos sentidos: d2y V2 dt2 1 dx 2 (7-9)} v N o es ninguna sorpresa que esta ecuación sea idéntica a la del m ovim iento con la que iniciam os el capítulo 6 [ecuación (6-4)] y que nos con d u jo a los modos normales de una cuerda tensa o cualquier otro sistema m onodim ensional con­ tinuo som etido a fuerzas restauradoras lineales. V E L O C ID A D E S D E L A S O N D A S EN M E D IO S E S P E C ÍF IC O S Cualquier sistema gobernado por la ecuación (7-9) es un sistema en el que pueden viajar ondas sinusoidales de cualquier longitud de onda con veloci­ dad v. Entonces puede ser un tema de interés calcular el valor de v en cual­ quier caso particular. P or ejem plo, supóngase que se estira una cuerda o alam­ bre que tiene /x = 0,5 g/m con una fuerza de 100 N . Para ondas trasversales sobre dicha cuerda tendrem os V = «=> 450 m /seg Por otra parte, si se estira hasta la misma tensión una cuerda o un trozo de tubería de goma con una masa por unidad de longitud de 1 kg/m , llevará ondas a una velocidad sólo de 1 0 m por segundo, lo cual realmente es todavía más rápido. Velocidades de las ondas en medios específicos 237 H em os desarrollado la ecuación (7-9) en función de las ondas transversales solamente; pero c o m o vim os en el capítulo 6 , las vibraciones longitudinales de una colum na de material elástico están regidas por una ecuación de la mis­ ma form a exactam ente: dx 2 v2 dt2 Ésta es la ecuación diferencial básica para ondas de com presión que se mueven a lo largo de una d im en sión , ondas de un tipo que pueden englobar­ se juntas bajo el título general de sonido, aunque sólo es detectable por un oído hum ano un lim itado intervalo de sus frecuencias. En este punto es ade­ cuado considerar la velocidad de dichas ondas sonoras en materiales dife­ rentes. 1. Barras o varillas sólidas. El valor de v para ondas que se mueven a lo largo de una barra o varilla viene definida por el m ódu lo de Y oung y la densidad: La tabla 7-1 muestra algunos datos del m ódu lo de Y oung, de la densidad y de las velocidades calculadas y observadas del sonido en diversos materiales. TABLA 7-1: Material Aluminio Granito Níquel Plata Plomo Pyrex M ÓDULOS DE YO U N G Y V ELO CID A D DEL SON IDO Y , N /m 2 6,0 5,0 21,4 7,5 ~ 1,6 6,1 X X X X X X 1010 1010 1010 1010 1010 1010 kgjm 3 2,7 2,7 8,9 10,4 11,4 2,25 X 103 X 103 X 103 X 103 X 103 X 103 V Y /p , m /seg v, m /seg 4700 4300 4900 2680 1190 5200 5100 ~ 5000 4970 2680 1320 5500 Com o puede verse, son velocidades típicas de varios millares de m/seg, y no es demasiado malo el acuerdo existente entre los valores calculados y los o b ­ servados. Es interesante recordar que el m ódulo de Y oung se basa en m edicio­ nes estáticas, mientras que la propagación del sonido depende de la respuesta del material a tensiones rápidamente alternativas, de m odo que no es de espe­ rar un acuerdo demasiado exacto. Adem ás, el em pleo del m ódulo de Y ou ng su­ pone que el material puede expansionarse o contraerse lateralmente (muy lige­ 238 Ondas progresivas ramente, co m o es natural) cuando la onda de com presión o de expansión pasa por él. Pero el material del interior del cu erp o no posee esta propiedad; la resistencia a la deform ación se ve, de hecho, aumentada y se eleva la veloci­ dad calculada. Sin embargo, la diferencia no es enorm e (es del orden del 15 %), y para el objetivo de la presente discusión n o la considerarem os más. La velocidad de estas ondas elásticas en sólidos es notablem ente elevada. Una onda de com presión en granito, p or ejem plo, tal cq m o podría ser genera­ da en un terrem oto, tiene una velocidad de unos 5 km /seg y recorrerá casi una sem icircunferencia com pleta alrededor de la Tierra en el espacio de una hora. 2. Columnas de líquidos. Un líquido, co m o un gas, está caracterizado en un com portam iento elástico por su m ódu lo de com presibilidad, K . En gene­ ral, los líquidos son bastante más com presibles que los sólidos, sin ser mu­ chísim o menos densos; esto significa que las ondas del sonido se mueven en los líquidos más lentamente que en los sólidos. El caso más im portante es el del agua. El volum en de agua disminuye en un 2,3 % por la aplicación de una presión de unas 500 atmósferas (1 atm ^ 10" N /m 2). E sto da un m ódulo de com presibilidad de 2,2 X 109 N /m 2, y com o su densidad es 10* kg/m 3, se tiene 1500 m /seg Este valor es muy próxim o al real y la mayoría de los líquidos transportan ondas de com presión a una velocidad del orden de 1 km /seg. 3. Columnas de gas. V im os en el capítulo 6 có m o las frecuencias de vi­ bración de un gas dependen del m ódulo adiabático de elasticidad que puede diferir m uy significativamente del m ódulo isoterm o. Esta gran diferencia se produce debid o a la alta com presibilidad de un gas, lo cual significa que se hacen sobre él cantidades sustanciales de trabajo, si se varía la presión. Aun­ que las vibraciones en un sólido o en un líquido pueden ser también adiabá­ ticas, su mucha m enos com presibilidad equivale a decir que muy poca energía puede aceptarse de este m od o y los m ódulos elásticos isoterm os y adiabáticos no son muy diferentes. En el capítulo 6 señalábamos que el m ód u lo de elasticidad adiabática de un gas venía dado por Velocidades de las ondas en medios específicos 239 de m od o que •Para el aire, y 1,4, p 1,2 kg/m 3, y esto da v ~ 340 m /seg Es interesante prestar un p o co más de atención a la ecuación (7-11). La ecuación general de los gases para una masa m de un gas efectivamente ideal de peso m olecular M es siendo R la constante de los gases y T la temperatura absoluta. C om o el c o ­ ciente m/V es precisam ente la densidad p, la ecuación (7-11) nos dará - - C f r <7' ,2) La velocidad del son ido en un gas será, por tanto, (a) independiente de la presión o de la densidad, (b) proporcional a la raíz cuadrada de la temperatu­ ra absoluta, y (c) inversamente proporcional a la raíz cuadrada del peso m o­ lecular. Los resultados (a) y (b) son correctos para cualquier gas, al menos en un am plio intervalo de p o de T, y (c) es válido si com param os diversos gases del m ism o tipo m olecular (por ejem plo, tod os diatóm icos). La otra característica particularmente interesante de la ecuación (7-11) vie­ ne a luz si recordam os el cálculo de la presión de un gas dado por la teoría cinética elemental. Este cálcu lo condu ce al resultado [ecuación (6-19), pá­ gina 199]: V — $pv2** en donde vcm es la raíz cuadrada de la media cuadrática de la velocidad de las moléculas. Por lo tanto, a partir de este resultado tenem os 1/2 {*£ \ V c m~ \ p ) - (7-13) Comparando las ecuaciones (7-11) y (7-13), vem os que la velocidad del sonido en un gas, según viene dada por nuestro cálculo, es aproximadamente igual a la velocidad media de las propias m oléculas. C om o la inform ación de que un extremo de una colum na de gas ha experim entado un choque (por ejemplo) debe ser transportada por las propias m oléculas, esta igualdad aproximada de 240 Ondas progresivas la velocidad del sonido y de la velocidad m olecular (a unos p o co s de cientos de metros por segundo) tiene una lógica adecuada. S U P E R P O S IC IÓ N H emos visto cóm o es posible que una cuerda tirante vibre en una superposi­ ción constituida por una selección arbitraria de sus m odos normales. Consi­ derem os ahora el problem a estrechamente relacionado con el anterior de pro­ vocar ondas progresivas de varias longitudes de ondas diferentes sobre una cuerda larga u otro m edio semejante. Para empezar con ello, considerem os el caso muy sencillo de dos ondas de igual amplitud, ambas m oviéndose a lo largo del sentido positivo del eje x, descrito separadamente por ecuaciones de la for­ ma de la ecuación (7 -7 ): 27r , y i = A sen — (x M 2 ti■ y 2 = Asen — (x .A2 x vt) (7-14) vt) Según hem os aprendido sobre la superposición lineal de los desplazamien­ tos en sistemas que obedecen a ecuaciones del tipo de la ecuación (7-9), sabe­ mos que el desplazamiento resultante es precisam ente la suma de y 1 y de y2. De aquí tenemos + se n y = y\ + y 2 = A 2tt , X2 C om o ambas ondas tienen (adm itim os) la misma velocidad v, la perturba­ ción com binada se mueve con una estructura de form a invariable, del mismo m odo que una onda de una sola longitud de onda es c o m o una curva sinusoi­ dal rígida m oviéndose a lo largo del eje a velocidad v. La form a de la combi­ nación se considera más fácilmente si hacem os t = 0 ; entonces tenemos y — A ( 27 rx \ ( 2 7 XX Tal com binación, para dos longitudes de ondas que no sean muy diferen­ tes entre sí, se indica en la figura 7-6. Recuerda precisam ente el caso de las pulsaciones, que estudiam os en el capítulo 2. Realm ente es un fenóm eno pul­ sante, aunque la m odulación de amplitudes es aquí una función de la posición Superposición 241 2A Fig. 7-6. Superposición de dos ondas móviles de longitudes de onda ligera­ mente diferentes. en lugar del tiem po. A l estudiar estas ondas superpuestas (y en otras con exio­ nes también, es extrem adam ente conveniente introducir el recíproco de la lon ­ gitud de onda). Esta m agnitud k ( = 1/A) se denom ina n úm ero de onda; es el número de longitudes de onda com pletas por distancia unidad (y, natural­ mente, no necesita ser un entero ) . 1 En función de los núm eros de ondas, la ecuación para la onda superpuesta puede escribirse del m od o sigu ien te: y = A [sen 2nkxx -f sen 2irk2x] o bien y = 2 / l c o s [ 7r(&i — ¿ 2 ) * ] sen^27r^1 ^ x'j (7-15) La distancia de p ico a p ico del factor de m odulación se define por la va­ riación de x correspondiente a un aum ento de n en la magnitud x(kx — k2). Lla­ mando a esta distancia D , tenem os D — 1 _ ki — A:2 X 1 X2 X2 — Xi Si las longitudes de onda son casi iguales, podem os escribirlas en la forma Á, i + AA, y así tenem os (aproxim adam ente) VAtención! Debido que la com binación 2iz¡\ se presenta con gran frecuencia en la des­ cripción matemática de las ondas, ha resultado una práctica común en la física teórica utilizar el término número de onda y el sím bolo k para designar esta combinación que es igual a 2nk en nuestra notación presente. 242 Ondas progresivas Esto significa que un núm ero de longitudes de onda dadas aproximadamen­ te por x/AA está contenido entre dos ceros sucesivos de la curva envolvente de la m odulación. La p rod u cción de estas ondas que se m ueven superpuestas sobre una cuer­ da puede llevarse a cabo im poniendo simultáneamente dos frecuencias y am­ plitudes de vibraciones diferentes en un extrem o de la cuerda. E sto se expresa matemáticamente considerando el caso para x = 0 correspondiente a los des­ plazamientos definidos p or las ecuaciones (7-14). Entonces tenem os El cociente 2 ttu/A define la frecuencia angular o> de cada vibración, y así te­ nemos 2/o(0 = — A [sen o)Xí + sen w2í] Éste es entonces un caso explícito de pulsaciones en el tiem po y vem os aquí un ejem plo particular del m odo en que una perturbación dependiente del tiem­ po en el fo co genera una perturbación dependiente del espacio en el medio. Esta superposición de ondas se ilustra de un m od o particularmente bello mediante las ondas sonoras. En la transmisión del son ido de una fuente a un receptor tenemos una aplicación dual del principio que acabam os de señalar. En la fuente o fo c o existe cierta variación del desplazam iento con el tiempo, com o resultado del cual se produ ce un tren de ondas sonoras que se mueve alejándose del foco. En cierto tiem po posterior estas ondas o alguna parte de ellas caen sobre un detector produ ciendo en él un desplazam iento dependiente del tiem po, el cual idealmente tiene exactam ente la misma form a que la que se produjo en la fuente. La figura 7-7 muestra algunos ejem plos escogidos e ilustra el m od o en el que los arm ónicos de un instrum ento dado se combi­ nan para generar un diagrama que repite el m ism o una y otra, vez. Los diagra­ mas representan la respuesta al receptor, pero podem os imaginar en cualquier instante una perturbación del aire, periódica en la distancia, a la cual corres­ ponda la señal recibida. PU LSO S DE O N D AS Puede pensarse que una onda es co m o algo que envuelve una sucesión com­ pleta de crestas y valles, pero esto no es en absoluto necesario. Realmente, se Pulsos de ondas 243 Fig. 7-7. Formas de onda de (a) flauta; (b) clarinete; (c) oboe; (d) saxofón. (Según D. C. Miller, Sound Waves and Their Uses, Macmillan, Nueva York, 1938.) presentan innumerables casos en el que un solo pulso aislado de perturbación viaja de un lugar a otro a través de un m e d io , por ejem plo, una palabra ais­ lada de felicitación o de m ando pronunciada en v o z alta de una persona a otra. Los pulsos de este tipo pueden producirse tom ando un muelle estirado (o cuer­ da elástica) y produciendo en él una deform ación lo c a l, por ejemplo, torcien­ do un extrem o y luego m anteniéndolo fijo. La figura 7-8 muestra el co m ­ portamiento siguiente a un pulso de este tipo. Se mueve a lo largo del mismo a velocidad constante, de m od o que en cualquier instante sólo está perturba­ 244 Ondas progresivas da una sección limitada del muelle, y las regiones antes y después están qui­ tas. El pulso continuará m oviéndose de este m od o hasta que alcance el extre­ mo más alejado del muelle, en cuyo punto se produ ce un p roceso de reflexión en cierto m odo. Sin embargo, en tanto que el pulso continúa ininterrumpido, parece que conserva la misma form a, co m o se ve en la figura 7-8. ¿C ó m o po. demos relacionar el com portam iento de estos pulsos con lo que hem os apren­ dido de las ondas sinusoidales? La respuesta la suministra un análisis de Fig. 7-8. Generación y movimiento de un pulso sobre un muelle, mostrado mediante una serie de fotografías tomadas con una cámara tomavistas de cine. (Según Physical Science Study Commitee, Physics, Heath, Boston , 1965.) Pulsos de ondas 245 Jourier, y en el estudio siguiente verem os cóm o puede hacerse esta conexión. Es un estudio que com pensa sobradamente, porque nos deja libres para con ­ siderar la transmisión de cualquier señal, sea cual sea. Imaginemos primeram ente una cuerda inmensamente larga que se hace os­ cilar por un extrem o hacia arriba y hacia abajo en un m ovim iento arm ónico simple con un período de una hora. Para concretar las cosas, supongamos que la cuerda tiene una tensión de 100 N y que su densidad lineal es de 1 kg/m. Así resulta una velocidad de ondas s/T/p de 10 m /seg, y la longitud de onda será esta misma velocidad v dividida por la frecuencia v ( = 1/3600 seg-1) o, lo que es equivalente, a la velocidad multiplicada por el p eríod o (3600 seg), lo que nos da A = 36 000 m. Im aginem os que nuestra cuerda es varias veces mayor que este valor, digamos, por ejem plo, 100 km . Este m ontaje con creto es físicamente absurdo, pero la consideración del m ism o nos ayudará a desarro­ llar las ideas esenciales. Supóngase ahora que hacem os oscilar el extrem o de la cuerda con una combinación de arm ónicos de la frecuencia básica. El segundo arm ónico ge­ nerará ondas sinusoidales de longitud de onda 18 0 0 0 m, el trigésimo sexto armónico generará ondas de longitud aproxim adam ente igual a 1 km, y el armónico núm ero 36 000 generará ondas de longitud de 1 m. Citamos estos valores co m o ejem plos específicos, pero el punto principal a señalar es que podemos enfrentarnos con la posibilidad de superponer millares y millares de vibraciones sinusoidales diferentes al extrem o accion ado de la cuerda, todos los cuales son m últiplos enteros de la misma frecuencia básica (extremada­ mente baja) y que tod os darán origen a ondas que se m ueven a lo largo de la cuerda a la misma velocidad. En consecuencia, tendrem os m oviéndose a lo largo de la cuerda un diagrama de perturbación repetitivo, básicamente seme­ jante al indicado en las figuras 7-6 y 7-7, pero en los que la distancia de re­ petición será enorm em ente larga, e igual, de hecho, a la longitud de onda asociada con la frecuencia básica de 1 h _1. Pero introduzcam os ahora las posibilidades notables implicadas en el teo­ rema de Fourier. Su característica consiste en que, co m o vim os en el capítulo 6 [ecuación (6-30)], cualquier diagrama del desplazamiento dependiente del tiem ­ po que se repita a sí m ism o periódicam ente (con una periodicidad de 2 tt/wj) puede expresarse com o una com binación lineal de la serie infinita de arm ónicos representada por wj y por tod os sus m últiplos enteros: 00 y(O = 3C n=l cneos (« 0)1 / - 5„) (7-16) 246 Ondas progresivas líM 1 .......... \ / W1 2T ------------------ Wi A — t V\ 25 Fig. 7-9. Ejemplos de perturbaciones repetidas periódicamente que son nulas en la mayor parte del período de repetición. Y su inverso es que podem os sintetizar cualquier diagrama repetitivo por me­ dio del espectro com pleto de arm ónicos de la frecuencia básica toj/2 - . Ahora, en particular, podem os imaginar una perturbación que es nula en la mayoría del período de repetición ; en la figura 7-9 se muestran algunos ejemplos. De acuerdo con el teorema de Fourier, cada una de ellas y cualquier otra función repetitiva del tiem po parecida, puede construirse a partir de las vibraciones sinusoidales, que individualmente son siempre funciones continuas del tiem­ po. La ausencia de cualquier desplazamiento sobre la m ayoría del período de repetición 2 ~/o)t se consigue precisamente por la com binación correcta de ar­ m ónicos, dan do com o resultado una anulación com pleta de la perturbación en esta región, pero, sin embargo, proporcionando la perturbación particular dada no nula sobre la parte del período, co m o era de desear. Es conveniente señalar que la ecuación (7-16) [que es idéntica a la ecua­ ción (6-30)] implica que son necesarias tanto las funciones seno com o coseno de para la representación de una función periódica arbitraria, pues te­ nemos C n eos (raojt — ¿„) = A n sen m oj + Bn eos nm-f Sin embargo, ciertas form as de y(t) serán describibles en función de las funciones sinusoidales o cosinusoidales solamente. Específicamente, si y(t) es una función par de t, de m odo que /(— t) = + f(t) para cualquier valor de í, entonces el análisis de Fourier exige funciones cosen o solam ente; mientras Pulsos de ondas 247 Sim etría par y(0 (a) \ O ^ "i Nw / —2ir/w j — JT/'W] - r \ O1 ■ y 7r/<jjj i - v Itr/tíi >(0 0 ») O w Simetría - 2 /«, ' ■ t 1 T/B , f V A / N 71 2t / u i impar >■(/) (el O ' ■■ wl; Ul N > 2 ir// u i - 2 ir/ a;! >■(/) id) ° K I ^ — ' ; 1 Wl V —2r/u)i V 27t/ü?i Fig. 7-10. Desplazamiento del origen para conseguir simetría en diversos ti­ pos de pulsos. que si se tiene una función impar, de m od o que f(— t) = — f(t), entonces bas­ tará solamente con las funciones seno. Este tipo de sim plificación será siem­ pre posible si la función y(f) tiene una simetría impar o par respecto al punto medio del tiem po. Sin embargo, se debe desplazar el origen de t para aprove­ charse de esta simetría. A sí, por ejem plo, en la figura 7-9 (a) la función y(t), compuesta de 2\ ciclos de una onda sinusoidal seguida por una perturbación nula, no es ni par ni impar respecto al origen de tiem po indicado. Por otra parte, si se desplaza el origen al punto 0 \ que corresponde a la cresta central del tren de ondas sinusoidales, la función es una función par respecto a O'. Análogamente, cualquier núm ero en tero de ciclos de una onda sinusoidal, re­ petida a intervalos regulares, podría representarse com o una función impar mediante el apropiado desplazamiento del origen. En estos casos un período de repetición t= + tt/oju aislado se mide más convenientem ente entre t = — y que entre 0 y 2^/wj. La figura 7-10 ilustra la aplicación de este procedimiento a unos pulsos típicos pares o impares. 248 Ondas progresivas E jem plo . 1 Supóngase que deseamos obtener una onda en la form a de 100 ciclos del arm ónico milésim o , que ocupará una décim a del período de repe­ tición básico, seguido por una perturbación 0 durante el 90 % restante del tiempo. Esto recordaría el caso indicado én la figura 7-10 (d). A l referirnos al punto m edio del tren de ondas la función viene descrita por las ecuaciones si­ guientes en el período de repetición entre — ¡n/wi y + tt/wi : y (t) = A osen N m t y (0 = 0 < |/| < moi 10 0 ?r —— <\t 0 Nu\ ir cüx < — ( 7 ~ 17) en donde N = 1000 C om o la función es impar, es analizable en función de una serie com pleta de funciones sen n ^ t solamente [es decir, tod os los ángulos de fase Sn en la ecua­ ción (7-16) son iguales a ít/2] : 00 y (0 = X I C„sen/*coií (7-18) n= 1 Y se obtienen los coeficientes C n a través de la propiedad de ortogonalidad de las funciones senos respecto a la integración en un período com pleto Injup. .w dado que n1y ^ n 2 (0 f sen n ^ t sen n ^ t dt = —ir/«j — dado que m = n2 iwi A sí resulta, después de multiplicar la ecuación (7-18) por sen wa>xí y de in­ tegrar, el resultado / ir/«j y (/)se n «w i/ dt -ir/ coj En esta expresión sustituimos el valor de y(t) dado por las ecuaciones (7-17), que nos da, por tanto, / lOOir/Vcoj - 100 ir¡Nui 1 __ sen Nn^t sen n ^ t dt Esta parf e puede suprimirse sin ninguna pérdida de la continuidad. Pulsos de ondas (Obsérvese que los lím ites de integración son ahora ± 249 \%n¡NtúU debido a que fuera de estos límites el integrando es nulo.) Calculem os esta integral uti­ lizando la relación sen Ntúit sen n ^ t = £[cos (N — ri)o¡xt — eos (N + n)o}Xt] Por lo tanto, senMoi/sen«coi/í/r = ri)o)\t h s e n( N(#——«)o>i sen(JV + ri)<¿\t ( N 4- n)coi ] Incluyendo los límites de í, vem os que <úXt tom a los valores + 10On/N. A sí te­ nemos f m i r ( N - n ) _ 100ir(JV + n) js e n —-----sen N c ^ mAo\ L 7r v (N “ (N + «)wi » Aquí introducirem os una aproxim ación. Obsérvese que el primer término dentro de la llave tiene un denom inador muy pequeño para n ^ N , mientras que el denom inador del segundo térm ino es siempre grande. El valor máximo posible del num erador en cada caso es la unidad. A sí en la mayoría de los casos es posible ignorar el segundo término, lo cual nos perm ite escribir una expresión aproxim ada simplificada para las amplitudes C n: r „ C'n ~ . Jsen Ao 7T \ 100w(N - n) N N — n o bien ÍOOAo /sen 0n\ , „ 100tt(N — n ) ~ ñ ~ en donde e ' = — ñ— Estos valores de C n son de valor apreciable sólo en las proximidades de n= N. La función (sen 0n)/0n es la unidad para 0n = 0 y tiende a cero para 0* = ± 77 (más allá de cuyo valor oscila entre valores negativos y luego posi­ tivos con una amplitud que decrece de m od o constante ) . 1 Si N — 1000, com o hemos adm itido, entonces 0n = + n para N = ± 10. Y esto significa que el espectro de nuestro grupo de 100 ciclos de N = 1000 es, fundamentalmente, un agregado de contribuciones com o la indicada en la figura 7-11, en el que el mismo n = 1 0 0 0 proporciona la amplitud aislada más grande. 1 La aparición de valores negativos de C„ puede, com o en el caso de nuestro estudio del oscilador forzado, describirse mediante una variación de fase de 7 c. Por tanto, se pueden descri­ bir estas contribuciones en función de valores positivos de Cn asociadas con fases de dn iguales i 3ic/2 (o — 7t/2) en lugar de tc/2. 250 Ondas progresivas Cn do 10 ‘ 980 990 1000 1010 1020 Fig. 7-11. Espectro de frecuencias (amplitud en función de la frecuencia ob­ tenida mediante un análisis de Fourier) de una señal compuesta por 100 ci­ clos de una onda sinusoidal pura repetida a intervalos de tiempo de 1000 ciclos. Si perm itim os que nuestra vibración escogida continúe durante un gran número de ciclos, su espectro en función de los arm ónicos puros, mantenidos indefinidamente se estrechará hasta que, en el lím ite de un núm ero infinita­ mente grande de ciclos, podríam os, co m o es natural, dejarlo só lo con el ar­ m ónico puro N = 1000. Por otra parte, un pulso constituido solamente por algunos ciclos de una frecuencia arm ónica dada, requeriría el em pleo de un espectro excesivamente amplio (es decir, m uchos arm ónicos con amplitudes com parables) en su síntesis de Fourier . 1 Esta con exión esencialmente inversa entre la duración de un pulso y la anchura de su espectro de frecuencias es muy fundamental. Este tipo de resultado es precisamente aquel al que dirigi­ mos nuestra atención en el capítulo 1 , dando efectivam ente una advertencia en el sentido de que las perturbaciones perfectamente puras no existen real­ mente, pero naturalmente, una vibración sinusoidal que continúe (por ejem­ plo) durante un m illón de ciclos está muy cerca de ser un espectro de frecuen­ cias com puesto de una raya nítida solamente. V olvam os ahora a los aspectos más cualitativos de una vibración repetida con largos intervalos de quietud intermedios. Considerarem os esta vibración, originada en un lugar dado, co m o si se analizase en su espectro completo de 1 Deberá comprobar el propio lector que el análisis precedente implica esta propiedad. Movimiento de pulsos de onda de forma constante 251 componentes de Fourier. A h ora bien, siempre que la velocidad de onda aso­ ciada con cada com ponen te de frecuencia sea precisam ente la misma, estas vibraciones intermitentes pero periódicam ente repetidas darán lugar a pulsos aislados, igualmente separados, que se m ueven a través del m edio. Con nues­ tra cuerda muy larga, por ejem plo, se podría imaginar la posibilidad de gene­ rar pulsos de ondas de la clase indicada en la figura 7-9 (c), con una longitud total de algunos m etros y separados por la distancia básica de repetición de 36 kilómetros. Para tod os los demás intentos y objetivos estas perturbacio­ nes serían aisladas e individuales. Desde luego, no se necesita mucha imagi­ nación para ver que los principios del análisis de Fourier pueden prolongarse hasta un lím ite en que el período de repetición es infinitamente largo, y así, por tanto, constituye la distancia repetición de una form a ondulatoria en la onda que se propaga. P odem os considerar la descripción de un diagrama ais­ lado no repetido del desplazam iento en función del tiem po de la posición, como una función de un espectro com pleto (con tin uo) de perturbaciones sinu­ soidales con período o longitud de onda que se extiende hasta valores infini­ tamente grandes. Es precisamente en estos térm inos que acabam os de escribir y som etidos a la condición de que la velocidad de las ondas sinusoidales puras sea inde­ pendiente de su frecuencia o longitud de onda, co m o podrem os enfrentarnos con la propagación sin ningún cam bio de form a, de pulsos aislados arbitrarios a través del m edio. Considerem os ahora algunas características del m ovim ien­ to de dichos pulsos. MOVIMIENTO D E P U L S O S D E O N D A D E F O R M A C O N S T A N T E Dado un pulso que satisface las condiciones estudiadas anteriormente, proce­ demos a discutir su com portam iento en térm inos muy generales. Supóngase que se mueve un pulso de izquierda a derecha y que en un instante que de­ nominaremos t = 0 , viene descrito por una cierta e c u a ció n : y<í=o) = f ( x ) Si el pulso co m o un to d o está m oviéndose a una velocidad v, entonces en m instante posterior t el desplazam iento que originalmente existía para cierto valor particular de x (digam os x2) resulta que está ahora en x 2, siendo X2 = x i + vt 252 Ondas progresivas A l Fig. 7-12. X2 ~ X l “h Vt Movimiento de un pulso móvil arbitrario. La ecuación del pulso para este nuevo valor de t puede obtenerse dándose cuenta de que una descripción del pulso en el tiem po t tiene el m ism o aspecto que una descripción para t = 0 excepto en un desplazam iento del origen de x en la distancia vt (véase fig. 7-12). Podem os expresar matemáticamente esto diciendo que el desplazamiento trasversal, para cualquier valor de x y t, viene dado por y(x, t) = f ( x - vt) La elección (749 ) de esta form a analítica puede com probarse, co m o en el caso particular de una onda sinusoidal pura, considerando la con dición necesaria para que se encuentre un valor particular de y en (x + &x, t + Ai) después de haber sido previamente observada en (x, í). De m od o semejante un pulso que se m ueve de derecha a izquierda viene descrito por y(x, O = g(x + vt) La form a exacta de las funciones f y g carece (7- 20) de im portancia. Todo lo que im porta es que y deberá ser expresable en función de x ± vt, A sí pues, por ejem plo, podríam os definir una cierta form a de pulso m oviéndose de iz­ quierda a derecha mediante la ecuación **• o - p + v - w )2 ™ En la figura 7-13 (a) se indican diversos im pulsos para t = 0 y para un tiem­ po ligeramente posterior. El p ico del pulso deberá ser de una altura b y deberá pasar por el punto x = O para t = 0. El pulso disminuirá hasta la mitad del m áxim o de altura en los puntos x = v t ± b y deberá disminuir hasta menos del 10 % de su altura de p ico para \x — vt\ > 3b. Y se podrá escribir cualquier núm ero de form as de pulso posibles, utilizando funciones de potencias, ex­ ponenciales o. trigonom étricas, etc. Pero tod os estos pulsos se moverían del mismo m odo conservando su form a y m oviéndose a la misma velocidad v si se describen correctam ente mediante una u otra de las ecuaciones (7-19) y (7-20), Movimiento de pulsos de onda de forma constante 253 y (a) 0 x dy dt (b) x Fig. 7-13. (a) Desplazamiento incremental del pulso descrito por la Ec. (7-21). (b) Distribución de las velocidades transversales durante el desplazamiento incremental del pulso. Es muy im portante para una com prensión de las ondas apreciar la forma en que el m ovim iento de un perfil de onda a lo largo de su dirección de pro­ pagación (* ) puede ser la consecuencia de los desplazam ientos de partículas a lo largo de una dirección puramente trasversal (y). A sí, por ejem plo, el pulso de la figura 7-13 (a) se m ueve hacia la derecha porque en cualquier instante, el desplazamiento trasversal de tod os los puntos a la izquierda del p ico está dis­ minuyendo y el desplazam iento de tod os los puntos a la derecha del p ico está aumentando. Es una consecuencia autom ática de estos m ovim ientos que el desplazamiento del p ico se presente a valores cada vez m ayores de x según va pasando el tiem po. Calculemos la distribución de las velocidades transversales para el pulso des­ crito por la ecuación (7-21). La velocidad transversal de cualquier partícula del medio (muelle, cuerda o cualquier otra cosa) es la velocidad con que cambia y con t para un cierto valor dado de x , es decir, 254 Ondas progresivas en donde utilizam os la notación de derivada parcial, apreciando que y es una función tanto de x co m o de t y que estamos m anteniendo fijo x. A sí, a partir de la ecuación (7-21) tenem os Vy [/b2 - (x - v t W d t [b + Vt) 1 es decir, _ Vy X’ ^ 2 b3(x - vt)v [¿2 + (x - vt)212 (7_22) Esta ecuación define la velocidad transversal en cualquier punto y en cual­ quier instante. Supóngase ahora que deseam os la distribución de velocidades transversales para t — 0 , cuando el p ico del pulso está pasando a través del punto x = 0. H aciendo £ = 0 en la ecuación (7-22) resulta vy(x, 0 ) - 2b vx El gráfico de esta distribución de velocidades se indica en la figura 7-13 (b), y es fácil ver cóm o estas velocidades, operando durante un tiem po corto Ai, dan origen a pequeños desplazam ientos vectoriales que desplazan el pulso como un tod o del m odo indicado en la figura 7-13 (a). D ebe apreciarse naturalmen-. te que la distribución de velocidades en sí misma se m ueve con el pulso de m odo que la condición vv = 0 se satisface siempre en el p ico del pulso. La form a de la ecuación (7-22) im plica esta con dición , porque muestra que vv com o el m ism o y, es una función de la variable com binada x — vt. El lector habrá apreciado ya que existe una con exión íntima entre la velo­ cidad transversal y la pendiente del perfil del pulso. Por supuesto (véase fig. 7-14) que un dibujo instantáneo de un pulso muestra una pequeña porción del mis­ m o a lo largo de la línea recta A B . La pendiente puede medirse por el cociente A'B/AA'. Pero en algún intervalo co rto de tiem po At la línea se moverá a A'B'\ este tiem po viene dado por AÁ A t = ----v siendo v la velocidad con la que se mueve el pulso. Sin em bargo, si limitamos nuestras observaciones al valor particular de x indicado por la línea vertical, veremos que el desplazam iento transversal varía de PB a P A ' cuando el pulsease mueve. La cantidad de este desplazamiento es precisamente el valor negativo de la distancia A 'B, y la velocidad transversal asociada es - A'B/At = -ü íA 'B / A A ’). Movimiento de pulsos de onda de forma constante 255 Fig. 7-14. Relación entre el desplazamiento transversal de un medio y el des­ plazamiento longitudinal de un pulso móvil. Expresemos esto en un lenguaje de derivadas parciales. La pendiente A B j A A es el valor de AyjAx para cierto valor fijo de t, y del estudio anterior podem os ver que (en el lím ite) es válida la siguiente relación; v1t = — v dy dx Com o v y es el valor Ay¡At para algún valor fijo de x, podem os escribir al­ ternativamente esto de la form a Vy “ dy dy di ~ ~ Vdx Así pues, la velocidad transversal en cualquier punto es directamente pro­ porcional a la pendiente del perfil del pulso en dich o punto. Podemos com pletar este análisis recordando que el m ism o v viene definido como el valor límite de Ax¡At para cierto valor fijo de y, es decir, dx v = dt Reuniendo tod os estos datos se obtiene el siguiente resu lta d o: dy dy dx dx ~dt (7-23) La ecuación (7-23) decepciona puesto que parece ser simplemente la regla de la cadena utilizada en las derivadas ordinarias, pero hay que observar el signo menos. Lo que tenem os aquí es un caso especial de un tipo más general de fenómenos, en el que cierta magnitud y es una función tanto de la posición como del tiem po. Puede variar de un lugar a otro para un instante dado y puede variar con el tiem po en un lugar determinado. D os observaciones suce- 256 Ondas progresivas s iv a s d e y, s e p a ra d a p o r u n tie m p o A i y e n p o s ic io n e s d is ta n te s Ao: d ife rirá n e n to n c e s u n a c a n tid a d A y q u e p u e d e e x p re s a rs e d e l m o d o s ig u ie n te : La variación total de y viene dada, pues, por dl = dl + ü d Jdt siendo v la velocidad A x /A í. dt ^ (7-24) dx K } El operador djdt + v d ¡d x se suele denom inar deri­ vada con vectiva . Define el m odo de obtener la variación tem poral de y si el propio punto de observación se hace m over con una definida velocidad, como por ejemplo, a través del m ovim iento global de un fluido. Y si en la ecuación (7-24) se inserta la condición dy/dt = 0, esto corresponde a fijar nuestra aten­ ción sobre un valor particular de y, co m o hem os hech o ciertamente al definir el m ovim iento de un punto de desplazamiento dado en un perfil de pulsos arbitrario. Pero esta condición, d yjd t = 0, conviene entonces la ecuación (7-24) en el enunciado especial que se expresa en la ecuación (7-23). Es fácil ver que nuestra: ecuaciones generales, ecuación (7-19) y (7-20), sa­ tisfacen ambas la misma ecuación diferencial básica del m ovim iento ondula­ torio. [Naturalmente, nos hem os asegurado de esto previamente, al apreciar en primer lugar que tal pulso m óvil es una superposición de ondas sinusoida­ les que obedecen todas ellas a la ecuación (7-9).] T enem os las dos ecuaciones \g(x + vt) Para la primera de ellas, tenem os dy df d{x — vt) dx d(x — vt) dx = /' en donde / ' es la derivada de f respecto al argumento com pleto (x — vt). Deri vando de nuevo, k2 9\íi d yv d*2 m siendo f " la segunda derivada de f respecto a (x — vt). D erivando ahora con respecto a t, dy = d(x - vt) = dt J dt 3 y después de una segunda derivada, — y / \ 2 />/f 2 y.// = (-,) /" = p /" Superposición de pulsos de ondas 257 Comparando estas dos derivadas segundas, vem os que o y _ 2d y dfi ~ V dx2 que reproduce así la ecuación (7-9). Y si seguim os el m ism o procedim iento con la función g(x 4- vt), que describe una perturbación arbitraria que se mue­ ve en el sentido negativo de x, la única diferencia consiste en que aparece com o resultado de cada derivada respecto a í un factor + v en lugar de — v. Así pues, después de dos derivadas, las funciones f y g se ve que obedecen a la misma ecuación. SU P ER P O S IC IÓ N D E P U L S O S D E O N D A S En la última sección nos lim itábam os a la consideración de pulsos individua­ les. Pero una de las características más im portantes e interesantes del com por­ tamiento de dichos pulsos es que dos de ellos, m oviéndose en sentidos opues­ tos, pueden pasar uno p or encima de otro y salir del encuentro con sus iden­ tidades separadas. A q u í vem os de nuevo trabajando la superposición de un modo muy notable. La figura 7-15 muestra quizás el tipo de superposición más sorprendente. D os pulsos sim étricos se mueven en sentidos opuestos. Son exactamente semejantes, excepto que uno es positivo y el otro es negativo. Cuando pasa el uno a través del otro, llega un m om ento en que el muelle com ­ pleto o la cuerda está sin deform ar; es com o si los pulsos se hubiesen aniqui­ lado el uno al otro y así, en cierto sentido, ha ocurrido. Pero la intuición nos diría que cada pulso iba llevando una cantidad positiva de energía, que no puede simplemente olvidarse. Y realmente, los pulsos reaparecen de nuevo .1 ¿Pero qué es lo que conserva la m em oria de los m ism os a través de la fase desplazamiento cero, de m od o que vuelvan a recuperar intacta su forma ori­ ginal? Es la velocidad de las diferentes partes del sistema. La cuerda en el instante de deform ación transversal cero tiene una distribución de las veloci­ dades transversales características de los dos pulsos superpuestos, y la dis­ tribución de velocidad de un pulso positivo sim étrico m oviéndose hacia la de­ recha es exactamente la misma que la de un pulso negativo semejante o bien moviéndose hacia la izquierda. Esto viene im plicado por la ecuación (7-23), 1 Leonardo da Vinci, uno de los observadores más agudos de todos los tiempos, estudió las ondas ampliamente y se dio cuenta del resultado de esta superposición pero no supo discer­ nir el mecanismo. Así escribió: “ Todas las impresiones producidas por las cosas que chocan sobre el agua pueden penetrar una en otra sin ser destruidas. Una onda nunca penetra en la otra, sino que solamente retroceden desde el punto en donde se encontraron.” Véase The Notebooks of Leonardo da Vinci, traducido por Edward McCurdy, Braziller, New York, 1956 Ondas progresivas 258 y\T ‘ Fig. 7-15. Superposición sucesiva de dos pulsos que son inversos uno res­ pecto al otro tanto de derecha a izquierda como de arriba abajo y que se mueven en sentidos opuestos, \ puesto que ble, pero invirtiendo los signos tanto de dy/dx y de dxldt resulta vy invaria­ es también aparente de m od o inm ediato si se hace un dibujo de ambos pulsos cuando aparecen en dos instantes sucesivos. A sí pues, los des­ plazamientos transversales se contrarrestan, pero las velocidades transversa­ les se suman, y durante este solo instante la energía total del sistema reside en la energía cinética asociada con dichas velocidades. Pero concentrándonos por el m om ento sobre el aspecto puramente cinem ático del problema. Para algunos objetivos puede ser conveniente adm itir form as geométricas sencillas de los perfiles de los p u lsos, tales com o el rectángulo, triángulo y trapezoide indicados en la figura 7-16. Con un pulso triangular, por ejemplo, la velocidad transversal es la misma en todos los puntos a lo largo de cada lado del pulso, y las consecuencias de la superposición de dichos pulsos se analizan con facilidad. Sin em bargo, deberá observarse que dichas formas no tienen significado físico. A sí el paso de un pulso rectangular exigiría que la velocidad transversal fuese infinitamente grande en los lados verticales del pulso cuando éste pasa y cualquier perfil de pulso con esquinas (com o las del Dispersión; velocidad de fase y de grupo Fig. 7-16. 259 Idealizaciones geométricas de tipos sencillos de pulso. trapecio) im plica unas variaciones discontinuas en la velocidad transversal, lo cual a su vez significa aceleraciones infinitas que exigen fuerzas infinitas. Por tanto, cualquier pulso real tiene las esquinas redondeadas y sus lados con pendientes, por exótica que sea su form a. D IS P ER S IÓ N ; V E L O C ID A D D E F A S E Y DE G R U P O Hemos dado la ecuación de una onda sinusoidal progresiva en la forma [ecua­ ción (7-7)] y (x , t) = A sen T (* " D í) Para una cuerda tensa, considerada con una distribución continua de masa, tenemos la relación [ecuación (7-5)] 1/2 (?) •De acuerdo con estas ecuaciones, una cuerda dada, bajo una tensión d e­ terminada, transportará ondas sinusoidales de todas las longitudes de ondas a la misma velocidad v. Sin embargo, ésta es una idealización que ciertamente no se cumplirá totalm ente para ninguna cuerda real. Señalábamos esta lim ita­ ción más particularmente en el capítulo 5, en la discusión de los m odos norm a­ les de una línea de masas conectadas. A sí se obtu vo que para una cuerda de longitud L, fija en sus extrem os, la longitud de onda Xn que podía asociarse con un m od o normal, n, era 2 L/n , lo m ism o que para una cuerda continua, 260 Ondas progresivas pero que la frecuencia de m od o v„ no era simplemente proporcional a n. En lugar de ello, com o se vio, la frecuencia modal venía dada por vn — 2 ^osen n7r L2 ( N + 1)J De m odo que el valor de 2v0 definía un lím ite superior a la frecuencia p o­ sible de cualquier línea com puesta de un núm ero finito (M) de masas [ver écuación (5-25), página 161]. Para n < ^ N , este resultado se reducía al caso de una cuerda continua con vn proporcional a n. Pero al aumentar n, los valores de vn aumentarían menos rápidamente cada vez de lo que exigiría esta proporciona­ lidad. Por tanto, en general, es lógico que en una cuerda las ondas sinusoidales puras de alta frecuencia y longitud de onda corta tiendan a m overse con ve­ locidades menores que las ondas más largas. Éste es un ejem plo de lo que se denomina dispersión, variación de la velocidad de la onda con la longitud de onda. El fenóm eno de la dispersión se ha hallado en m uchos tipos diferentes de medio, con diferentes m ecanism os físicos básicos. Y lo que deseam os resaltar no es el análisis muy especial que nos ha con d u cid o a la propiedad dispersiva de una cuerda form ada por una serie de cuentas, sino al hecho de la propia dispersión. La palabra sugiere una separación de lo que en principio estaba en un solo lugar, y esto es exactam ente lo que encierra. V erem os lo que sucede cuando la luz blanca pasa a través de un prisma y se dispersa en diferentes co­ lores. La velocidad de las ondas de la luz roja en el vidrio es m ayor que la correspondiente a las ondas de luz azul, y la refracción de la luz que entra en el prisma viene dada por la ley de Snell: sen i sen r __ __ c v de m odo que el ángulo de refracción varía con el co lo r de acuerdo con la va­ riación de velocidad. En un problem a m onodim ensional la dispersión signifi­ caría que dos trenes de ondas largos pero lim itados, de longitud de onda di­ ferentes, se irían separando cada vez más con el tiem po, si inicialmente esta­ ban solapados. Adem ás cada tren de ondas individuales, form ado por una mez­ cla de ondas sinusoidales puras de velocidades ligeramente diferentes, resulta­ ría distorsionado y más disperso al pasar el tiem po. Solamente una onda si­ nusoidal pura de extensión realmente infinita, con una sola longitud de onda y frecuencia se m overía con una velocidad definida en un m edio dispersivo. Dispersión; velocidad de fase y de grupo 261 (Naturalmente, la dispersión puede ser despreciable en circunstancias particu­ lares y para el caso especial de las ondas de luz en el vacío parece ser estric­ tamente nula.) Para estudiar las consecuencias de la dispersión más concretamente, con ­ sideraremos dos ondas sinusoidales de longitudes de ondas ligeramente dife­ rentes, m oviéndose en el m ism o sentido (pero quizá con velocidades diferen­ tes) a lo largo de cada cuerda. Supongamos para simplificar que tienen amplitu­ des iguales y que vienen descritas por las ecuaciones siguientes: z/i = A sen 2n(kxx — vjí) y 2 — A sen 2?r(k2x — v2f ) ^ ^ Éstas son muy parecidas a las ecuaciones (7-14) que escribíam os con objeto de calcular laform a ondulatoria de estas dos locidad.Sin em bargo, p or conveniencia ondas que tienen la misma ve­ en el m anejo de lasecuaciones, utili­ zaremos el núm ero de ondas k en lugar de 1 /A, incluyendo explícitamente la frecuencia v en lugar del cociente v ¡l. En general, suponem os que estas dos ondas tienen velocidades características diferentes: V\ VI = — = ki V2 V2 = — = V l\ l V2 \ 2 k2 La superposición de estas dos ondas nos da una perturbación combinada del m odo sigu ien te: y = A fsen 2*{kiX — v^) + sen 2n(fc¿x — v2f)] U tilizando las mismas relaciones trigonom étricas que hem os empleado an­ tes, esta expresión se transforma en y = 2A cos7r[(&i — k2)x — (vi — v2)t] X sen 2?r ki + k2 2 x vi + v2 — t 2 Para t = 0 esto nos recuerda a las ondas superpuestas de la figura 7-6. Pero consideremos ahora lo que ocurre al pasar el tiem po. La expresión anterior para y puede interpretarse c o m o una onda rápidamente alternativa de longi­ tud de onda corta, m odulada en amplitud mediante una envolvente de longitud de onda larga. Estas dos perturbaciones con form a de ondas se mueven. Pero las dos tienen velocidades diferentes. Un lugar de amplitud máxima necesa­ riamente se mueve con la velocidad de la envolvente. 262 Ondas progresivas Si las dos ondas com binadas son de casi la misma longitud de onda pode­ mos simplificar nuestra descripción para perturbación com binada poniendo k\ — k '2 = Ak k\ + k2 vi — V2 — Av . ------ = k ---------- V\ + V2 - ----- = v Entonces tenemos y = 2A eos 7-(x &k — t Av) sen 2?r(kx — vi ) (7-26) En esta expresión podem os identificar dos velocidades características. Una de ellas es la velocidad con la que se mueve la cresta perteneciente al nú­ mero de onda m edio k. Esta velocidad se denom ina velocidad de fase, vp: vp = ^ = v\ La otra es lavelocidad con que se mueve laenvolvente do a que esta última encierra un grupo de ondas cortas, (7-27) m oduladora. Debi­ la velocidad en cues­ tión se denomina velocidad de grupo, vQ: ¡Av vQ = TT Ak dv -77 dk 00. (7-28) La velocidad de fase es la única clase de velocidad que hem os asociado hasta ahora con una onda. Se le da este nom bre porque representa la veloci­ dad que podem os asociar con un valor fijo de la fase en la perturbación de onda corta básica, es decir, representa el avance de x con t para un punto de desplazamiento cero. La velocidad de grupo es de gran im portancia física, porque tod o tren de onda tiene una extensión finita y excepto en aquellos casos raros en donde se sigue el m ovim iento de una cresta de orden individual, lo que observamos es el m ovim iento de un grupo de ondas. Adem ás, resulta que el transporte de energía en una perturbación ondulatoria tiene lugar a la velocidad de grupo. Para tratar estas cuestiones con eficacia se necesita utilizar, no simplemente dos ondas sinusoidales, sino un espectro com pleto, suficiente para definir un pulso aislado o grupo de ondas en el m od o que hem os discutido anteriormen­ te. Cuando se hace esto, el valor de la velocidad de grupo sigue viniendo dado por la ecuación (7-28). La existencia de la dispersión, co m o es natural, con d u ce a implicaciones importantes para este procedim iento de analizar un pulso arbitrario en sinusoi­ des puras. Si estas sinusoides tienen diferentes velocidades características, la El fenómeno de corte 263 forma de la perturbación debe variar al pasar el tiempo. En particular, un pulso que esté altamente localizado inicialm ente resultará fatalmente cada vez más disperso. Un ejem plo notable de la diferencia entre velocidades de fase y de grupo lo proporcionan las ondas en agua profunda, denom inadas’ ondas de gravedad!’ Estas ondas son grandemente dispersivas. La velocidad de onda para una lon­ gitud de onda bien definida, que debem os ahora denom inar velocidad de fase, es proporcional a la raíz cuadrada de la longitud de onda. A sí podem os es­ cribir vp = ^ C a\ 1 / 2 = Ck 1/2 siendo C una constante. Pero vv = vjk, según la ecuación (7-27). De aquí te­ nemos r , 1/2 v = Ck Por lo tanto, dv_ _ X r ,- i i2 dk 2 Pero dvjdk es la velocidad de grupo y así resulta de m odo que las crestas de las ondas com ponentes se verán correr rápidamen­ te a través del grupo, crecien do prim ero en amplitud y luego desapareciendo de m odo aparente de nuevo. Puede observarse este efecto curioso sobre la su­ perficie del mar o en algún otro sitio con agua profunda. Las ondas sonoras en los gases, co m o las demás vibraciones elásticas que hemos considerado, son no dispersivas, al menos en la extensión que nues­ tra descripción teórica es correcta. Ésta es una circunstancia afortunada. Ima­ ginemos el caos y la angustia auditiva que resultaría si los sonidos de fre­ cuencias diferentes se m oviesen a velocidades diferentes a través del aire. El escuchar una orquesta sería una verdadera pesadilla. Naturalmente, cabrían sus compensaciones , podríam os, por ejem plo, analizar sonidos con un prisma de gas, com o podem os analizar la luz con un prisma de vidrio. Pero com o seres humanos podem os estar contentos de que esta posibilidad no se verifique. EL FEN Ó M EN O D E C O R T E 1 Estrechamente relacionado con la propiedad de la dispersión es el efecto nota­ ble con ocid o co m o c o r te . Este térm ino describe la incapacidad de un medio 1 Esta sección puede omitirse sin pérdida de continuidad. 264 Ondas progresivas dispersivo para transmitir ondas por encima (o posiblem ente por debajo) de una frecuencia crítica. El efecto está im plícito en el análisis de los m odos nor­ males de una línea de N masas separadas, para las cuales vim os [véase ecua­ ción (5-24)] que wn _ 2o o)0 sen (I I en donde L = (N 4- 1)/. Podem os imaginar que la longitud L de la línea se aumenta indefinidamente sin cambiar la separación l entre las masas adyacen­ tes. En este caso el número de ondas k n( = n¡2L) resulta ser, de hecho, una variable continua, y podrem os escribir la relación entre la frecuencia v y el nú­ mero de ondas y k del m odo sigu ien te: v(k) — 2v0 sen (7-29) (n kl) Evidentemente, la ecuación (7-29) n o perm ite cualquier valor de v(k) mayor que 2v0. A sí pues, se observa (com o ya se estudió en la página 162) la existen­ cia de una frecuencia de m od o norm al máxima vm(2v0 = w0/tt). Esta frecuencia vm corresponde a un núm ero de ondas k m 7r k m l = tal que 7r/2 para una longitud de onda Am = 21. Pero si tuviésem os una línea com o ésta, n o habría nada que nos im pidiese agitar un extrem o a una fre­ cuencia m ayor que vm. ¿Q u é ocurre, de hecho, en este caso? Para hallar lo que ocurre volvam os a la ecuación que de masas relaciona lasampli­ tudes de las masas sucesivas en el sistema acoplado que vibra a cierta fre­ cuencia v (o ü>). A partir de la ecuación (5 -1 9 ) tenem os la siguiente relación entre las amplitudes A p_i, A py A p+i para tres partículas sucesivas (véase pág. 161); A p -i + A p + 1 = - v 2 + 2 vq Ap vo2 ^ Considerem os el tipo de descripción que esta ecuación nos da para diver­ sos valores de v. a. y = 0. En este caso, Ap — 2"(¿4p_i -j- Ap+i) La amplitud varía linealmente con la distancia -equilibrio simplemente estático [fig. 7-17 (a)] a lo largo de la recta; es un con un extrem o de la línea que Ef' fenómeno de corte Fig. 7-17. oo (b) (c) (d) (c) (0 265 Relaciones de amplitudes para partículas en una cuerda impulsada de izquierda a derecha, (a) Equilibrio estático, v = 0. (b) v < v0. (c) v = */2vo (d) M odo superior v = 2r0. (e) v > 2 vo. (f) v > 2v0. se ve em pujado transversalmente desde la posición de reposo normal. La lon ­ gitud de onda eficaz es infinita. b. v v0. A h ora tenem os Ap ^ 2^Ap~ 1 Ap-\-l ) Cualquier am plitud es m ayor que el valor m edio de dos adyacentes, pero no demasiado. El efecto consiste en producir una ligera curvatura hacia el eje de una curva suave que une las partículas [fig. 7-17 (b)], lo cual asegura una forma sinusoidal. c. v = V 2 v 0. Éste es un caso muy especial. A h ora ten em os; A p -i + A p+\ _ Ap Recuérdese que esto debía satisfacerse para cada serie de tres masas consecu­ tivas y no sólo para una de ellas en con creto. Esto exige que Ap~j-i — A p —i 266 Ondas progresivas pero parece no exigir ningún requisito al cociente A p_ i/A p. A sí pues, la si­ tuación podía ser com o la indicada en la figura 7-17 (c). La longitud de onda asociada con esta frecuencia es evidentem ente 41, siendo l la distancia entre partículas. Esta conclusión viene confirm ada por la ecuación (7-29), que para k = 1/4/ nos da 77 r- v = 2v0 sen — = v 2 v0 d. v = 20v. Esto representa la frecuencia máxima vm para un m od o nor­ mal. A partir de la ecuación (7-30) tenemos A p = — ^ (A p~ i + A p+{) Ello exige una alternancia de desplazamientos positivos y negativos del mismo tamaño, com o se ve en la figura 7-17 (d) y com o se vio al final del ca­ pítulo 5. La longitud de onda es 21, de nuevo con la conform idad de la ecua­ ción (7-29), e. v > 2v0. Supóngase que v es m ayor que 2v0, pero no demasiado. Enton­ ces A p tiene signo opuesto al valor m edio de A v_x y A p+1, y además \Ap\ < 2\Ap~~i + Esto implica una ligera curvatura, alejándose del eje, de las curvas suaves que unen partículas alternadas. Si es la parte izquierda de la línea la que se está agitando, entonces la figura 7-17 (e) sería una representación razonable de los desplazamientos. Las amplitudes alternarían de signo, y sus magnitudes disminuirán en proporción geom étrica, es decir, exponencialm ente. Éste es el fenóm eno de corte. Pongamos V = 2v 0 + Av y hagamos iguales a — (1 4- /), los cocientes A v_ d A p, A p/A p+u etc., siendo f una fracción pequeña. A partir de la ecuación (7-30) tenem os Ap- 1 Ap A p + 1 = -~u_ ^ A p vo2 ^ Por lo tanto, -i —(2vo + A v f La energía de una onda mecánica 267 Por consiguiente, -1 - / - (1 - f + f ■■ ■) - - W n2 + VQ2 + ^ + 2 Es decir, —2 — / 9 4 Av + ••• = - 2 - — vo De aquí que, aproximadamente, / /w \1/2 / Cuanto más nos alejamos de la frecuencia crítica vm, más drástica es la atenuación según nos m ovem os a lo largo de la línea, c o m o se sugiere com pa­ rando las figuras 7-17 (e) y (f). f. v 2 v0. E sto nos lleva al caso de estar m uy alejados de la frecuencia crítica de corte. A hora será prácticam ente correcto poner Ap—i _ _ _ ¿ p VQ2 A sí pues, por ejem plo, si v = 2vm = 4v0, será casi cierto decir que sólo la primera partícula de la línea (la única que se ve agitada por un agente externo) mostrará cualquier respuesta apreciable; el resto de la línea se com portará casi co m o una estructura rígida. LA E N E R G ÍA D E U N A O N D A M E C Á N IC A En un instante cualquiera las partículas de un m edio que transportan una onda están en diversos estados de m ovim iento. Evidentemente, el m edio está dotado de una energía en su estado de reposo normal. Existen contribuciones de energía potencial de la deform ación lo m ism o que de la energía cinética del movimiento. Calcularem os la energía total asociada con una longitud de onda completa de una onda sinusoidal sobre una cuerda tensa. Para enfocar este problema, considerarem os en primer lugar un pequeño segmento de la cuerda, tan co rto que pueda considerarse com o recto, que está com prendido entre x y x + dx, co m o se ve en la figura 7-18. Harem os las hipótesis normales de que los desplazamientos de las partículas de la cuerda son estrictamente trans­ versales y que el valor de la tensión T no varía por la deform ación de la cuerda a partir de su longitud y configuración normales. 268 Ondas progresivas dx ______ x+dx Fig. 7-18. Desplazamiento y alargamiento de un segmento corto de cuerda que transporta una onda elástica transversal. La masa del segmento pequeño es ¡xdx y su velocidad transversal (uy) es dy/dt. D e aquí que para este segm ento tengamos ' cinética ■ 'f a íl dy\ energía = iki\xax — I2 y podam os definir una energía cinética por unidad de longitud, que se denom i­ na densidad de energía cinética, para dicho m edio m on od im en sion al: densidad de energía cinética = dx \vt / 2 (7-31) Puede calcularse la energía potencial hallando el increm ento de longitud de la cuerda cuando se deform a. Este alargamiento, m ultiplicado p or la ten­ sión constante admitida T, es igual al trabajo realizado en la deform ación. Así pues, para el segmento, tenemos energía potencial = T(ds — dx) en donde ds = (dx + dy ) 211/2 = dx [■+(87 Si admitimos que los desplazamientos transversales son pequ eñ os, de modo que dy/dx <¿ 1 , podem os aproximar la expresión anterior utilizando el desarro­ llo del binom io con sólo dos términos, poniendo así ds — dx ~ \ dx - V ^ \^x / - Por lo tanto, 2 energía potencial « \T (8 ( t - ) dx La energía de una onda mecánica 269 De aquí que tengamos dU 1 /a \ 2 —— — T (— ] (7-32) dx 2 \dx) Es interesante señalar que las densidades de energía cinética y de energía densidad de energía potencial = potencial dadas por las ecuaciones (7-31) y (7-32), son iguales. Porque, com o hem os visto, una onda que se mueve sobre el muelle tiene la forma y(x, t) = f ( x ± vt) = f ( z \ en donde 1/2 © A sí p u e s ,, % Por lo tanto, f - k » v « í ~ - i que son igual puesto que T = fiv2. A unque n o pueda adm itirse que esta igual­ dad de las dos densidades de energía es válida en todas las situaciones con ­ cebibles, está de acuerdo con lo que sabem os sobre la división en partes igua­ les (en valor prom edio) de la energía total de los sistemas m ecánicos sencillos som etidos a fuerzas restauradoras lineales. Supóngase ahora que tenem os en particular una onda sinusoidal descrita por la ecuación y (x , t) = Asen 27n/ ^ (7-33) Entonces para cualquier valor dado de x tenem os u ( x , i) dy = — — l i r v A eos 2 i r v ot = wo eos 2 i r v H) H) en donde u0( = 2xvA ) es la velocidad máxima del m ovim iento transversal. C on ­ sideremos esta distribución de velocidades transversales en el instante t = 0 . En este instante tenem os , . u (x ) ( 2irvx\ ( — 2 ttv x\ = wo eos I — -— I = uq eos I - I 270 Ondas progresivas C om o v/v = 1 /A, esta expresión puede escribirse igualmente u (x ) = uo cos La densidad de energía cinética viene dada así por dK — i = ^flU 2 = i 2 ^ 0 2 eos Ua 2 ( ¥ ) La energía cinética total en el segm ento de cuerda entre x = 0 y x = A viene dada así por K = %nuo2J dx eos2 es decir, K = Í(Xm)«o (7-34) Ésta es la energía cinética asociada con una longitud de onda com pleta de la perturbación. (Puede com probarse fácilmente que se obtiene la misma res­ puesta integrando la densidad de energía cinética entre dos valores cualesquie­ ra de x separados por A en un instante dado.) La energía potencial en la misma porción de la cuerda debe ser igual, com o ya hem os visto, a la energía cinética. Con objeto de ser más explícitos, lleva­ remos a cabo el cálculo. A partir de la ecuación (7-33) tenem os dy dx 2irvA cos 2 irv v H) Así pues, para t = 0 resulta / 2 7 w , =0" ” tvA ( 27tio:\ “ i r cos 2ttA ( 27r;t\ ~ ~ ~ r cos \ v ) De aquí que la densidad de energía potencial (ecuación 7-32) venga dada por dU 2w2A^T 2 Í2ttx\ dx ~ X2 ° OS X i j Integrando una longitud de onda se tiene entonces 2 A2r V , í A l A Poniendo T = fW2 = /n-2/ 2, esto nos da U = tr2A 2ixv2\ puede observarse que esigual en valor a K , utilizamos la identidad uñ = 2 ttvA . (7-35) dado por la ecuación (7-34), si Transporte de energía mediante una onda 271 La energía total por longitud de onda, E, puede escribirse E = £tA¿i)«o2 (7-36) y es igual a la energía cinética que tendría un trozo de la cuerda de longitud X si toda ella se m oviese co n la velocidad transversal máxima uQ asociada con la onda. Aunque hem os escogid o hacer este cálculo para una onda sinusoidal, pue­ den obtenerse resultados equivalentes para otros tipos de form as de ondas (véase el problem a 7-23 para un ejem plo de éstos). TR A N SP O R T E D E E N E R G ÍA M ED IA N T E U N A O N D A Imaginemos que se está haciendo oscilar transversalmente un extrem o de una cuerda muy larga de m od o que genere una onda sinusoidal que se mueve a lo largo de la misma. Los cálculos de la sección anterior exigen claramente que este proceso debe^ llevar con sigo una entrada continua de energía. Para cada nueva longitud X que se pone en m ovim iento por la onda, debe suministrarse la cantidad de energía dada por la ecuación (7-36). Por tanto, el trabajo equi­ valente a esta energía debe ser suministrado por el agente exterior (la fuente o fo co ) situado al extrem o de la cuerda. Veam os cóm o puede com probarse esto. Considerem os la misma ecuación de onda sinusoidal que en la última sec­ ción [ecuación (7-33)]: y(x, t) = A s e n 2 v v (t - ^ A dm itirem os que la cuerda tiene un extrem o en x = 0 y que está siendo accionada en dich o punto (fig. 7-19). La fuerza impulsora, F, igual en m ódulo a la tensión, T, debe estar aplicada en una dirección tangente a la cuerda, com o Fig. 7-19. Generación de una onda sinusoidal en una cuerda tensa, mostrando el vector de la fuerza aplicado en un instante arbitrario. 272 Ondas progresivas se ve en la figura. El m ovim iento del punto extrem o, que se admite como puramente transversal, viene dado por la ecuación y Q(t) = A sen 2-v t La com ponente de F en la dirección de este m ovim iento transversal viene dado por A partir de la ecuación (7-33) tenem os dy 2irvA ( x\ — = ------------eos 2irv (t -------) dx v \ v/ Por lo tanto, _ Fv = 27T v A T eos 2ttví V Ahora podem os calcular el trabajo realizado en un tiem po cualquiera median­ te la integral de F y dyQ: W = j F y dyo = zos 2ñvt d (A sen 2ttví) J (2 tv A T T f 2j = ------- — J eos 2'kví dt Podem os expresar este resultado de m od o más sencillo observando que 2ttvA es la velocidad máxima u0 del m ovim iento transversal. A sí pues, pode­ mos escribir W = eos2 27rW dt J Calculemos este trabajo para un período com pleto de la onda, tom ando la integral de t = 0 a t = 1/v. Entonces se tiene Wcido = «n2r 2v • 1/ I Jo V (1 + eos 47TVt) dt El térm ino eos 4 » ví no contribuye en nada a este ciclo com pleto, de modo que tenemos w clcl0 = 2uv (7-37) C om o T = ¡w2 y v = v ¡l, esto puede expresarse de las form as siguientes: W dco = M áuW = 2 - V A V (7 -3 8 ) ¿Qué es una onda? 273 que son precisam ente el doble de los valores de la energía cinética y potencial por longitud de onda, dados en las ecuaciones (7-34) y (7-35). El trabajo realizado p or unidad de tiem po, según viene descrito por la p o­ tencia media de entrada P, se obtiene tom ando la ecuación (7-37), que da el trabajo por ciclo y m ultiplicándolo p or el núm ero de ciclos por unidad de tiempo (v ). Esto nos da W® (Recuérdese que T = (7-39) iv2.) A sí se observa que P es igual a la energía total por unidad de longitud que la onda añade a la cuerda (¿/*w02) multiplicada por la velocidad de la onda (u), lo cual puede considerarse (por lo m enos hasta que la onda alcanza el otro extrem o de la cuerda) c o m o la longitud adicional de cuerda por unidad de tiem po que se ve envuelta en la perturbación. La energía n o se retiene en la fu e n te : fluye a lo largo de la cuerda, que actúa así como un m edio para transporte de energía de un punto a otro, siendo la ve­ locidad de transporte igual a la velocidad de onda v . 1 (N ótese que cuando una porción dada de la cuerda ha entrado a form ar parte del m ovim iento ondu­ latorio, su energía m edia perm anece constante.) FLUJO D E C A N T ID A D D E M O V IM IEN TO Y P R ESIÓ N DE R A D IA C IÓ N M E C Á N IC A Es natural que, asociado al transporte de energía p or una onda mecánica, exista también el transporte de cantidad de m ovim iento. Y es tentador supo­ ner que el cociente del transporte de energía y el transporte de cantidad de movimiento es esencialmente la velocidad de onda v (de m od o muy parecido a com o al cociente de la energía y la cantidad de m ovim iento para una par­ tícula, excepto en un factor de i) . Sin em bargo, esto n o es en general así. El cálculo de la cantidad de m ovim iento de la onda encierra una considera­ ción detallada de las propiedades del m edio y los resultados pueden ser sor­ prendentes. Por ejem plo, se llegaría a la conclusión de que las ondas longitu­ dinales en una barra que obedece exactam ente a la ley de H ooke no puede llevar cantidad de m ovim iento en absoluto. El m edio perfectamente elástico 1 A quí estamos admitiendo que no existe dispersión. Si el m edio es dispersivo, resulta que la velocidad de grupo es la que caracteriza la velocidad de transporte de energía. 274 Ondas progresivas ,en este sentido no existe, pero el cálculo del flujo de cantidad de movimiento en un m edio real resulta ser entonces un tema bastante sutil y difícil. Una cuestión estrechamente relacionada con la del flujo de cantidad de m ovim iento es la fuerza mecánica ejercida por las ondas sobre un objeto que las absorbe o las refleja. Está bien establecido, por ejem plo, que las ondas lon­ gitudinales en un gas (ondas sonoras) ejercen una presión sobre una superficie colocada en su camino, y la existencia de esta presión debe estar ciertamente asociada con un transporte de cantidad de m ovim iento por las ondas. En este caso particular la fuerza ejercida sobre una superficie por las ondas viene dada ciertamente en cuanto a su orden de magnitud por el flujo de energía por unidad de tiem po dividido por la velocidad de la onda, relación que es vá­ lida exactamente para las ondas electromagnéticas. Sin embargo, una vez más deberá resaltarse que el resultado preciso depende de las hipótesis que hagamos sobre la ecuación de estado (es decir, sobre la ecuación que relaciona los cam bios de tensión y de densidad) del m edio. La existencia de flujo de cantidad de m ovim iento y de fuerzas longitudinales asociadas, depende esen­ cialmente de la son com patibles falta de linealidad en las ecuaciones del m ovim iento que no con soluciones de onda estrictamente sinusoidales. Esto co­ loca al problem a fuera del propósito de nuestra discusión presente, de manera que no lo continuarem os más . 1 O N D A S EN D O S Y T RES D I M E N S I O N E S En el capítulo 6 vim os algunos ejem plos de los m odos normales de sistemas que eran esencialmente bidimensionales, películas de jabón y placas muy delgadas. El caso más sencillo es el de una membrana (siendo un buen ejem­ plo de la misma una película de jabón) sometida a una tensión uniforme S (por unidad de longitud) medida a lo largo de cualquier línea trazada en su plano. Si empleamos coordenadas rectangulares x, y en el plano de la mem­ brana y describim os los desplazamientos transversales en función de una ter­ cera coordenada, 2 , según hem os visto, se obtiene la siguiente ecuación de onda: 9 o‘ d~z d z 9 1 dx^ + 6^2 = ~c2 d “z í7"40) 1 P a r a u n a d i s c u s i ó n m á s c o m p l e t a d e l a c a n t i d a d d e m o v i m i e n t o d e l a s o n d a s y de su p r e s i ó n , v é a s e e n el a r t í c u l o “ R a d i a t i o n P r e s s u r e i n a S o u n d W a v c " , p o r R. T. B e y e r , A m . ]. Phys., 18. ( i 9 ) 0 ) , y el l i b r o d e R . B. L i n d s a y , M e c J i a n i c a l R a d i a t i o n , M c G r a w - H i l l , N e w Y o r k , 1960. Ondas en dos y tres dimensiones 275 La velocidad de onda v viene dada por 2 V = 5 <T — siendo o- la densidad superficial (es decir, la masa por unidad de área) de la membrana. Si la simetría de dich o sistema ción (7-40) y obtener soluciones de es rectangular, es posible aplicar la ecua­ la form a de ondas planas o rectas, de la forma z(x, y, t) = f ( a x + py - vt) La superposición de ondas de este tipo, en un sistema con límites rectan­ gulares, corresponde a los m od os norm ales com o los que hem os visto en la figura 6 - 1 1 . Si, por otra parte, la simetría natural del sistema es circular, co m o podía ser, por ejem plo, si las ondas estuvieran generadas en una membrana haciendo que un punto de la misma entrase en m ovim iento transversal, lo apropiado es introducir coordenadas polares planas r, 0 en lugar de x e y. Limitémonos nosotros m ism os a un caso com pletam ente sim étrico en el que el desplaza­ miento z es independiente de 0 para un valor dado de r. Entonces la ecua­ ción (7-40) pasa a tener la form a sigu ien te: (simetría cilindrica) — 4 - i ~ = — — V 7 dr2 T r dr v2 dP (7-41) K } Las ondas m óviles que representan las soluciones de esta ecuación son frentes de ondas circulares en expansión. Se puede apreciar más o m enos in­ tuitivamente que la amplitud de vibración resulta m enor cuando r aumenta, debido a que la perturbación se reparte en perím etros de circunferencia de radios crecientes. Las soluciones precisas, se obtienen en función de unas fun­ ciones especiales denom inadas de Bessel. A valores suficientem ente grandes de r, el segundo m iem bro de la ecua­ ción (7-41) resulta casi despreciable com parado con el primero, y en cierta aproximación se convierte en el de una onda recta de amplitud constante. (Más exactamente, la amplitud dism inuye aproxim adam ente com o 1/vV.) N a­ turalmente, ésta es la impresión que se tiene si se está muy lejos del origen de las circulares y se ve sólo una pequeña porción del perímetro del centro de onda. Finalmente, podem os plantear una ecuación de ondas para un m edio tri­ dimensional, com o un bloque de sólido elástico o el aire no confinado en un tubo. Esta ecuación también se citó en el capítulo 6 : 276 Ondas progresivas a2* , a2* , a2* + dx2 dy2 dz2 i a2* ^ v2 dt2 (7-42) siendo T cierta variable tal com o la magnitud local de la presión. La combi­ nación de los operadores diferenciales del primer m iem bro se denom ina lapia­ daría (en honor de P. S. de Laplace, m atem ático casi contem poráneo de Lagrange'' y suele dársele el sím bolo especial V 2 (que se denom ina “ delta cua­ drado” ). A sí pues, escribam os la ecuación (7-42) en la form a alternativa V2 q> = —— (7-43) v2 dt2 C om o en el caso del m edio bidim ensional, si tenem os un sistema con si­ metría rectangular lo adecuado es buscar soluciones de ondas planas de la ecuación de ondas: ¥ (x, y, z, t) = f ( a x + &y + y z - vt) Pero, por otra parte, si se sugiere por sí misma la simetría esférica, como en el caso de las ondas que se generan si tiene lugar una pequeña explosión a cierta profundidad de la T ie r r a , incluiríamos el radio r y dos ángulos para definir la posición de un punto. Para un sistema en que la am plitud de onda depende de r solamente, la ecuación diferencial se reduce a la siguiente: d2& 2 d'fr 1 d2^ (simetría esférica) -r-y + - -r - = — — / dr2 r dr v2 dt2 (7-44) Es fácil com probar que esta ecuación se satisface por ondas armónicas sim­ ples cuya amplitud disminuye inversamente con r: (J T (r, t) — r sen 2tt(v£ — kr) (7-45) R ecordando que el flujo de energía en el caso de una onda monodimensional es proporcional al cuadrado de la amplitud, se puede ver en la ecuación (7-45) que el valor m edio tem poral de [T(r, f)]2, multiplicada por el área 4?rr2 de una esfera de radio r, define la velocidad de salida de energía que es inde­ pendiente de la distancia del fo c o puntual que genera las ondas. En ausencia de disipación o de absorción, esto es precisamente mi resultado lógico. P R O B L EM A S * 7-1 Comprobar que las ecuaciones siguientes pueden utilizarse para describir la •misma onda progresiva: Problemas 277 y = A sen 2n(x — vt)/k y = A sen 2n{kx — vi) / y = A sen 2n[(xjX) — (f/T)] ^ y — — A sen o)(t — x¡v) ^ y = A Im{ exp {j2ir(kx — vi)] } 7*2Í La ecuación de una onda transversal que se mueve a lo largo de una cuerda viene dada por y — 0,3 sen tt (0,5 x — 50 í), en donde y y x están en centímetros y t en segundos, (a) Hallar la amplitud, la longitud de onda, el número de ondas, la frecuen­ cia, el período y la velocidad de la onda. (b) Hallar la velocidad transversal máxima de cualquier partícula en la cuerda. ¿Cuál es la ecuación para una onda longitudinal que se mueve en el sentido de las x negativas con amplitud 0,003 m, frecuencia 5 seg - 1 y una velocidad de 3000 m/seg? Una onda de frecuencia 20 seg - 1 tiene una velocidad de 80 m/seg. (a) ¿A qué distancia están dos puntos cuyos desplazamientos estén separa­ dos 30° en fase? (b) En unpunto dado, ¿cuál es la diferencia de fase entre dos desplaza­ mientos que se producen en tiempos separados por 0 , 0 1 seg? 7j3f Se tensa una cuerda uniforme larga de densidad de masa 0,1 kg/m con una fuerza de 50 N. Un extremo de la cuerda (x — 0) se hace oscilar transversalmen­ te (sinusoidalmente) con una amplitud de 0 ,0 2 m y un período de 0 , 1 seg, de modo que se generan unas ondas que se mueven en el sentido de las x positivas? (a) ¿Cuál es la velocidad de las ondas? (b) ¿Cuál es la longitud de onda? (c) Si en el extremo impulsor (x = 0) eldesplazamiento (y) para t = 0 es 0 ,0 1 m con dyjdt negativa, ¿cuál es la ecuación de las ondas que se mueven? un pulso necesita 0 , 1 seg para recorrer de un extremo a otro una cuerda larga. La tensión de la cuerda se obtiene haciéndola pasar sobre una polea y colgando un peso que tiene 1 0 0 veces la masa de la misma. (a) (b) ¿Cuál es la longitud de la cuerda? ¿Cuál es la ecuación del tercer m odo normal? Una cuerda muy larga de la misma tensión y masa por unidad de longitud que la del problema 7-6 tiene una onda móvil sobre ella con la ecuación siguiente: 278 Ondas progresivas y{x, t) = 0,02 sen tt( x — vt) en don de x e y están en m etros, t en segundos y v en la v e lo cid a d de onda (que puede calcularse). Hallar el desplazam iento transversal y la v e lo cid a d de la cuer­ da en el pu nto x — 5 m en el instante t = 0,1 seg. 7 -8 Se observan dos puntos en una cuerda cu an d o una on d a m óv il pasa p or ella. Los puntos están en x x = 0 y x» = 1 m. Los m ovim ien tos transversales de los dos puntos resultaron ser del m o d o sigu iente: y 1 = 0,2 sen 3 - t y 2 = 0,2 sen (3ttt + 7r/8) (a) ¿Cuál es la frecu en cia en hertz? (b) ¿C uál es la lon gitud de on d a ? (c) ¿C o n qué v elocid a d se m ueve laon d a ? (d) ¿D e qué m o d o se m ueve la on d a ? Explicar c ó m o puede llegarse a esta con clu sión . / A ten ción ! C onsiderar con cu id a d o si existe alguna am bigüedad debida a la cantidad lim itada de in form a ción que se ha dado. 7-9 U n pulso triangular sim étrico de altura m áxim a 0,4 m y lon gitu d total 1,0 m se m ueve en el sentido p ositiv o de las x sobre una cuerda en la que la velocid ad de onda es 24 m /seg. Para t = 0, el pu lso está situ ad o totalm en te entre x = 0 y x = 1 m. D ibujar un gráfico de la v elocid a d transversal en fu n ció n del tiempo para x = x2 = + 7 -10 1 m. El extrem o (x = 0) de una cuerda tensa se m ueve transversalm ente con una v elocid a d constante de 0,5 m /seg durante 0,1 seg (em p ezan d o en t — 0) y vuelve a su p osición n orm al durante los siguientes 0,1 seg, de n u evo a velocidad constante. El pu lso de on d a resultante se m ueve c o n una v e lo cid a d de 4 m/seg. (a) D ibujar el esp ectro de la cuerda para t = 0,4 seg, y para t = 0,5 seg. (b) D ibujar un gráfico de la v e lo cid a d transversal en fu n ció n de x para t = 0,4 seg. 7-11 Suponer que un p u lso de onda m óvil está d escrito p o r la ecu ación b3 ') = b2 + i x - vt)2 con b = 5 cm y v = 2,5 cm /seg. D ibujar el perfil del pu lso com o aparecería cuan do t = 0 y t = 0,2 seg. P or su stracción directa de las ordenadas de ambas curvas obtener una d escrip ción apropiada de la v e lo cid a d transversal en función de x para t = 0,1 seg. Com pararla c o n la que se obtien e ca lcu la n d o dyjüt para un valor de t arbitrario y lu ego h a cien do t = 0,1 seg. Problemas 7-12 279 La figura m uestra un pu lso sobre una cuerda de longitud 100 m co n extre­ mos fijos. El pulso se m ueve hacia la derecha sin ningún cam bio de form a a una velocidad de 40 m /seg. i t lm .............................. 0 lm 1 m en — UU III ^^ r I I (a) H acer un d ib u jo claro que m uestre el m o d o en que la velocid ad trans­ versal de la cuerda varía c o n la distancia sobre la m ism a en el instante en que el pulso está en la p osición indicada. (b) ¿C uál es la v elocid a d transversal m áxim a de la cuerda (aproxim ada- mente)? (c) Si la masa tota l de la cuerda es de 2 kg, ¿cu á l es la tensión T sobre (d) E scribir una ecu a ción para y(x, i), que describa num éricam ente las o n ­ ella? das sinusoidales de lon gitu d de on d a 5 m y am plitud 0,2 m, que se m ueven hacia la izquierda (es decir, en el sen tido negativo de la x ) sob re una cuerda m uy larga hecha del m ism o material y b a jo la m ism a tensión que anteriorm ente. 7-13 U n p u lso que se m ueve sobre una cuerda tensa viene d escrito por la ecua­ ción sigu ien te: A3 y (.x,t) = £2 + (2x - Ut )2 (a) D ibujar el gráfico de y en fu n ció n de x para t = 0. (b) ¿C uáles son la v e lo cid a d del p u lso y su sen tido del m ovim iento? (c) La v elocid a d transversal de un pu n to da do de la cuerda se define p or Vy dt Calcular v u en fu n ción de x para el instante t = 0, y dem ostrar p or m edio de un dibujo lo que esto nos d ice sobre el m ov im ien to del pulso durante un tiem po corto Ai. 1-14 U n la zo cerrad o de una cuerda u n iform e se hace girar rápidam ente a una cierta velocid a d constante w. La masa de la cuerda es M y el radio es R. C o m o Ondas progresivas 280 resultado de su rota ción se p ro d u ce una tensión T “ circu n feren cia lm en te” en la cuerda. (a) C on sid era n d o la aceleración centrípeta instantánea de un p equ eñ o seg­ m en to de la cuerda, dem ostrar que la tensión debe ser igual a M io2R /2 tt. (b ) Se d eform a repentinam ente la cuerda en un pu n to, h a cien d o que apa­ rezca una protuberancia c o m o se ve en el diagram a. D em ostrar que esto podría prod u cir una distorsión de la cuerda que perm aneciese estacionaria respecto al la boratorio, sin tener en cuenta los valores particulares de M , w y R. P ero ¿no sucedería nada m ás? (R ecuérdese que los pu ntos en una cuerda pueden moverse en los dos sentidos.) 7-15 D os pulsos idén ticos de am plitudes iguales p ero opuestas se aproxim an uno al o tro al propagarse sobre una cuerda. C u an do t = 0 están en la p o sició n indi­ cada en la figura. D ibujar a escala la cuerda y el perfil de v e lo cid a d de los elemen­ tos de masa de la cuerda para t = 1 seg, t = 1,5 seg, t = 2 seg. | ^ l0 c m -| 2cm 1 Tk lOcm 2 cm 7-16 20cm lO cm /se g Se desea estudiar el m ovim ien to vertical bastante rápido del co n ta c to mó­ vil de un in terruptor que fu n cion a m agnéticam ente. Para ello, se sujeta el con­ tacto a un extrem o (O ) de un sedal h orizon tal de masa total 5 g (5 X 10~3 kg) y longitud total 12,5 m. El o tro extrem o del sedal pasa sob re una polea pequeña y sin rozam ien to, colgán d ose una masa de 10 k g de su extrem o, c o m o se ve en la figura. El co n ta cto se hace fu n cion a r de m o d o que el in terruptor (inicialmente abierto) pasa a su p o sició n cerrada, perm anece cerra d o durante un tiem po corto y se abre de n u evo. U n p o c o después la cuerda se fotog ra fía u tilizando una lám­ para de destellos de alta v e lo cid a d y se ve que está d eform ad a entre 5 y 6 m, como se ve en la figura, (x = 0 es el p u n to O en d on d e la cuerda está conectada al con tacto.) V////A 0 (a) 1 0 kg (b) ¿Qué es una onda? 281 (a) ¿Durante cuánto tiempo estuvo el interruptor completamente cerrado? (b) Dibujar un gráfico del desplazamiento del contacto en función del tiempo, tomando t — 0 com o el instante en que el contacto empezó primeramen­ te a moverse. (c) ¿Cuál era la velocidad máxima del contacto? (Se presentó durante el cierre o la abertura del interruptor? (d) 7-17 ¿Para qué valor de t fue tomada la fotografía? (Admitir g = 10 m/seg2.) Se superponen en un medio las dos ondas siguientes: y ± = A sen (5x — lOf) y 2 — A sen (4x — 91) en donde x está en metros y t en segundos. (a) Escribir una ecuación para la perturbación combinada. (b) ¿Cuál es su velocidad de grupo? (c) ¿Cuál es la distancia entre los puntos de amplitud nula en la pertur­ bación combinada? 7-18 El movimiento de la onda de longitud de onda corta ( ^ ,1 cm) en agua está controlado por la tensión superficial. La velocidad de fase de estas ondas viene dada por en donde S es la tensión superficial y p la densidad del agua. (a) Demostrar que la velocidad de grupo para una perturbación formada por longitudes de ondas próximas a una longitud dada X es igual a 3up/2. (b) ¿Qué implica esto acerca del movimiento observado de un grupo de ondas que se mueven en la superficie del agua? (c) Si el grupo se compone solamente de dos ondas, de longitud de onda 0,99 y 1,01 cm, ¿cuál es la distancia entre las crestas del grupo? 7-J9 La relación entre la frecuencia v y el número de ondas k para las ondas de un cierto medio están indicadas en la figura. Hacer un razonamiento cualitativo (y explicar las bases del mismo) sobre los valores relativos de las velocidades de grupo y de fase para cualquier longitud de onda en el intervalo representado. 282 Ondas progresivas 7-20 C onsiderem os un tu bo en U de sección recta u n iform e c o n dos brazos ver­ ticales. Sea la lon gitud total de la colum na de líqu id o 1. Im aginem os que el lí­ q u ido está oscila n d o arriba y abajo de m o d o que en un instante cualquiera los niveles de los brazos laterales están a ± y resp ecto al nivel de equ ilibrio y todo el líqu ido tiene la v elocid a d d y/d t. (a) E scribir una expresión para la energía poten cia l más la energía ciné­ tica del líqu ido y a partir de ahí dem ostrar que el p e río d o de oscila ción es -\/2l¡g. V i . T A (b) Imaginar que puede utilizarse una serie de estos tu bos para definir una sucesión de crestas y valles c o m o en una onda de agua (véase el diagram a). Toman­ do el resultado de (a) y la co n d ició n / « 21 im plicada p or esta analogía, deducir que la velocid a d de las ondas en el agua es sem ejante a (gX)1/2/^ (adm itir que sólo una pequeña fra cción de líq u id o está en los brazos verticales del tu b o en U). (c) U tilizar el resu ltado exacto, v = (g>./2-)1/2, para calcular la velocidad de las ondas de longitud de on d a 500 m en el océan o. 7-21 C onsiderem os un sistem a de N oscilad ores a cop la d os (N 1), cada uno de ellos separados de sus v ecin os más próxim os p or una distancia l. (a) Hallar la lon gitu d de onda y la frecu en cia del m o d o n de oscilación. (b) Hallar las velocid ad es de fase y de grupo para este m o d o . ¿Cuáles son para los casos en que n < ^ N y n = N 7-22 + 1? Se nos da el problem a de analizar la dinám ica de una línea de coch es que se m ueven sobre una carretera de una sola vía. U n m o d o de en foqu e a este pro­ blema es adm itir que la línea de co ch e s se com p orta c o m o un grupo de oscilado­ res acoplados. ¿ C ó m o se plantearía este problem a de un m o d o tratable? Hacer bastantes hipótesis. 7-23 Se m ueve transversalm ente un extrem o de una cuerda tirante a velocidad constante uu durante un tiem po t , y se vuelve a llevar a su p u n to de partida con velocid ad — uu durante el intervalo siguiente r. C o m o resultado se produce un pulso triangular sobre la cuerda que se m ueve a lo largo de ella c o n velocidad v, Calcular las energías cinética y potencial asociadas co n el pu lso y dem ostrar que su suma es igual al trabajo total realizado por la fuerza transversal que ha de apli­ carse al extrem o de la cuerda. 7-24. C onsiderem os una on d a sinusoidal longitudinal £ = £0 eos 2rík(x — - vt) que se m ueve a lo largo de una varilla de densidad de masa p, área de la sección recta Problemas 283 S y m ó d u l o de Y o u n g Y. D e m o s t r a r que si la tensión de una varilla se debe sola­ mente a la presencia de una ond a, la de ns id a d de energía cinética es lf)S(<)il<)t)-, y la d en si d a d de energía cinética p o r longitud potencial \YS(()'¿¡(/xf. D e m o s t r a r así que la energía de o n d a y la energía ambas iguales a \(/>S7)u{¡, s i e n d o 7-25 es potencial po r longitud de on d a son la v e l o c i d a d má xima de la partícula (<)íl<)t). C o m p r o b a r que la e c u a c i ó n de o n d a para una o n d a c o n simetría esférica [Ec. (7-44)] se ve satisfecha p o r o n d a s a rm ó n ic a s simples cu ya amplitud disminu­ ye inversamente c o n r. V erem o s e n e s te c a p ítu lo c ó m o los so n id o s se p e le a n , lu­ ch a n , y cu a n d o tie n e n igu a l in ten sid a d se d e s tr u y e n el u n o al o tr o , d an d o lu gar al s ile n c io . robert ball, W o n d ers o f A c o u s tic s (1867) Efectos debido a los límites e interferencias el c a p í t u l o a n t e r io r se refería a las ondas, que podían imaginarse m ovién­ dose ininterrumpidamente en un m edio especificado. Este capítulo se dedica especialmente a algunos de los efectos que tienen lugar cuando una onda en movimiento se encuentra co n una barrera, o un m edio diferente, o pequeños obstáculos. Tales efectos representan un cam po enorm e de estudio y la presen­ te descripción no pretende ser más que un primer vistazo del análisis de es­ tos fenóm enos. Em pezarem os con nuestro sistema anterior, la cuerda tensa, q considerarem os lo que ocurre cuando una onda que se mueve sobre una cuerda se encuentra con una discontinuidad de cualquier clase. REFLEXIÓ N D E P U L S O S D E O N D A S Al estudiar la conexión entre las ondas estacionarias y las móviles sobre una cuerda tensa, hicim os necesariamente algunas referencias a las condiciones que existen en los dos extrem os de cualquier cuerda de longitud limitada. Se­ ñalábamos que, com o nos dice la experiencia, podem os producir una onda es­ tacionaria agitando el extrem o de una cuerda, y generando por lo tanto una onda m óvil que sufre ciertos procesos de reflexión en el extrem o más aleja­ do. Las ondas que van y que vuelven se com binan entonces para producir un diagrama de ondas estacionarias con n odos en posiciones fijas. M ás cuantitativamente, apreciaremos que un m od o norm al dado produci­ do sobre una cuerda con extrem os fijos puede considerarse com o la superpo­ sición de dos ondas sinusoidales de amplitud, longitud de onda y frecuencia iguales, que se mueven en sentidos opuestos. 285 286 Efectos debido a los límites e interferencias Para concretar más, observarem os que son equivalentes los dos enunciados siguientes: M o d o n o rm a l: D os ondas m ó v ile s: Si escogem os la segunda definición, y fijam os nuestra atención sobre las condiciones en x = 0 o x = L, tenem os 2/( 0 , 0 = y(L, t) = ~ y ~ sen (— wí) + —2~ sen wf Esto quiere decir que estas ondas que se mueven en sentidos opuestos deben producir en tod o instante desplazamientos iguales y opuestos en los extremos fijo s , lo c u a l es, c o m o es n a tu r a l, to ta lm e n te n e c e s a rio . E l p u n to p rin c ip a l es que esta misma con dición debe definirla el proceso de reflexión para cual­ quier onda m óvil cuando se encuentra con un lím ite rígido. Echem os una segunda ojeada a otro proceso de superposición de este tipo. En conexión con la figura 7-15, estudiábamos la superposición de dos pulsos simétricos de desplazamientos opuestos que se m ovían en sentidos opuestos a lo largo de una cuerda. En este ejem plo puede señalarse un hecho interesan­ te : El punto sobre la cuerda en el que se encuentran los dos pulsos permanece en reposo en tod o instante. La onda pasa a través de él en sentidos opuestos sin causar ningún desplazamiento del punto en ningún instante. Podría consi­ derarse el punto co m o rígidamente fijo en la pared sin alterar el diagrama de ondas de ninguna manera. Esto nos da la clave de lo que ocurre cuando un pulso de onda incide sobre el extrem o de una cuerda que se mantiene esta­ cionaria: Se refleja un pulso de desplazamiento opuesto en dich o extremo que viaja en sentido contrario hacia el foco. Esta reflexión invertida no es tan misteriosa cuando consideram os que la llegada de un desplazamiento positivo ejercerá una fuerza hacia arriba sobre el soporte que mantiene el extrem o fijo (véase fig. 8-1). Según la tercera ley de Newton, el soporte ejerce una reacción en sentido opuesto hacia la cuerda, ge- Pulsos de ondas Fig. 8-1. (a) Reflexión en un extremo fijo, (b) Reflexión en un extremo li­ bre. La reflexión puede considerarse como si la cuerda se extendiese indefi­ nidamente más allá de su terminación real y el pulso continuara dentro de la parte imaginaria como si el soporte no existiese, mientras que al mismo tiem­ po un pulso “ virtual” que ha estado moviéndose en la parte imaginaria se mueve dentro de la parte real formando así el pulso reflejado. La naturaleza del pulso reflejado depende de que el extremo esté fijo o libre. (Figura adop­ tada de F. W. Sears y M . W. Zemansky, University Physics, 3.a ed., 1 parte, Addison-Wesley, Reading, Mass., 1963.) 287 288 Efectos debido a los límites e interferencias nerando así un pulso de polaridad opuesta que se m ueve hacia atrás en direc­ ción del fo co. Si el extrem o de la cuerda estuviese com pletam ente libre para moverse (por ejem plo, si estuviese sujeto a un anillo sin masa situado sobre una varilla vertical sin rozam iento ) , 1 la llegada de un pulso positivo ejercería una fuerza de reacción hacia arriba que retrocedería hacia la cuerda, creando un pulso.de polaridad positiva. Este pulso positivo se transmite entonces a lo largo de la cuerda. La reflexión desde un extrem o libre produce así un pulso de la misma polaridad que se mueve hacia el foco. Si se sujeta una cuerda con cierta tensión y masa p or unidad de longitud a otra cuerda con diferente /x, en general tendrá lugar cierta reflexión (lo mis­ m o que alguna transmisión) en la discontinuidad. Para ver cuantitativamente cóm o ocurre esto, considerarem os un pulso de la form a fx( t — x¡v x) moviéndose a lo largo de una cuerda tensa de densidad lineal filt que está unida a una cuer­ da de densidad lineal u2 en x = O (fig. 8-2 ) . 2 A dm itien do la reflexión parcial y una transmisión parcial en la unión, los desplazam ientos transversales en las dos cuerdas puede admitirse que vienen dados por las siguientes ecuaciones: >.Cr, < > - / . ( < / } ’2(X, t) = / 2 [ ( - Fig. 8-2. + í ( ' + f ) \ (8_1) Reflexión y transmisión en una unión entre cuerdas diferentes. 1 Otro m odo de obtener un terminal libre consiste en sujetarlo a una cuerda de mucho menor masa. 2 Escribir el pulso en la form a f(t — x/v) en lugar del habitual f(x — vt) es más apropiado en este análisis debido básicamente a que cuando una onda pasa de un m edio a otro, la lon­ gitud de onda cambia, pero la frecuencia no. Así pues, asociamos los factores cambiados con la coordenada x y no con la í. v ;& jt ' Reflexión de pulsos de ondas 289 C om o los extrem os de las dos cuerdas permanecen en contacto entre sí, los desplazamientos transversales, y, en el punto x = 0 , deben ser los mismos para ambas cuerdas. Adem ás, en cada instante las cuerdas deben unirse con iguales pendientes y tener iguales tensiones; en otro caso el elemento de masa repre­ sentado por la unión recibiría una aceleración muy grande. A sí pues, tenemos las dos condiciones siguientes: yi(0, t) = y2(0, t) es decir, / i « + 8 i(0 = M 0 (8-2) -i * . ' < > ) ( 8 - 3 ) Integrando la ecuación (8-3), tenemos V2fl(t) - V2gl(t) = (8-4) Despejando g1 y f2 en función de fx en las ecuaciones (8-3) y (8-4), se tiene M (8-5) + n MO - 2“ /■ (') V2 + l?1 Tal y com o hem os dicho, las ecuaciones (8-5) son simplemente una descrip­ ción del estado de las cosas en x = 0 para unvalor arbitrario de go, introducirem os un elem ento de rozam iento t.Sin embar­ algo sutil pero muy im portan­ te. Lo que las ecuaciones (8-5) hacen es relacionar los valores de fx, gi y / 2 para el mismo valor de su argumento. Para un valor dado cualquiera, digamos este argumento, tenemos g i(r ) = const. X y /i(t ) / 2( r ) = const. X /j(r ). t, de Pero no nos estamos restringiendo a interpretar r co m o el valor de t para x = 0. Puede utilizarse para definir tod os los demás valores de x y t que están relacionados de la manera exigida por el enunciado básico de una onda m óvil dada. A sí pues, se define la función fx com o una función del argumento t — x ¡ v x y se define la función gx co m o una función del argumento t + x ¡ v x. Supóngase que ambos argumentos se hacen igual al m ism o valor t, com o exige la ecuación (8-5). Evidentemente, no podem os utilizar el m ism o par de valores de x y de t para ambos; por lo tanto, indiquem os los valores com o x ft tf y xQ, tQ. Entonces te­ nemos xf _ , . 290 Efectos debido a los límites e interferencias Si hacemos tf — tg = t, debem os tener Xg = ~Xf E sto significa que el desplazamiento asociado con el pulso gt en un instante dado cualquiera para un valor determinado de x, está directam ente relacionado con el valor de / 2 que se calculó para el m ism o instante en la posición — x. De m od o específico, de acuerdo con las primeras ecuaciones (8-5), tenemos gi(t + ~ ) = \ Ci / Ü2 Vi \ ü\/ ( 8- 6 a) Y lo que esto quiere decir es que el pulso reflejado, además de aparecer dis­ minuido en el factor (v2— Vi)¡(v2 + Ui) se invierte de derecha a izquierda con respecto al pulso incidente. Si ua < vu también se invierte la parte de arriba hacia abajo. D e m odo semejante podem os relacionar la form a de onda transmitida f 2 con la forma de onda incidente / 2. Para un valor dado de t los valores correspon­ dientes de x (llamémosle Xi y x 2) están definidos por la relación T - t _ í i = t _ f? Vi V2 De aquí que x 2 ~ (Vz/v^Xu y las segundas ecuaciones (8-5) exigen que pon­ gamos J \ , - E » v2 } £ í \ V2 + Vi i \ ) VI) <8- 66 ) Esto nos dice que, com parado con el pulso incidente, el pulso transmitido sufre no sólo un cam bio en altura sino también un cam bio de escala a lo lar­ go de x. A l utilizar las anteriores relaciones ha de señalarse que si el pulso incide desde el sentido negativo de las x y si la unión se tiene en x = 0 , entonces las funciones fi y ga representan físicamente desplazamientos reales sólo si x ^ 0 , mientras que f2 representa desplazamiento físicamente real sólo si x ^ 0. Así, por ejemplo, al utilizar la ecuación ( 8 -6 a), hallamos el desplazamiento real en el pulso reflejado g x para cierto valor negativo de x, considerando cuál ha­ bría sido el desplazamiento del pulso incidente fi si hubiese continuado en la región de valores de x positivos y m ultiplicando luego por el factor (v2— (t>2 + Ui). En la figura 8-3 m ostram os el desarrollo de los pulsos reflejados y Reflexión de pulsos de ondas z»i Tiempo / V -4 K A- -1 0 \ A A v— a / .A T L +1 + 2 + 3 +6 Fig. 8-3. Reflexión y transmisión parcial de un pulso de onda triangular en la unión de dos cuerdas. El pulso incidente desde la cuerda en la que es ma­ yor la velocidad de onda, (vi — %vi.) transmitidos a partir de un pulso incidente determ inado para el caso particu­ lar v2 = Vi/2 . C om o casos extrem os de la ecuación ( 8 -6 a) tenem os los siguientes: a. Cuerda 2 de masa infinita: 1'2 = 0 b. Cuerda 2 sin masa o ausente: L‘2 = 20 Estos dos casos representan entonces las dos situaciones indicadas en la figura 8-1. La figura 8-4 muestra algunos ejem plos reales de la reflexión y transmisión de pulsos que se mueven a lo largo de muelles estirados. 292 Efectos debido a los límites e interferencias (a) (b) (c) Fig. 8-4. Fotografías de pulsos que se encuentran en el límite entre dos me­ dios diferentes. (a) Pulso que pasa de un muelle ligero (derecha) a otro más pesado. En la unión el pulso parcialmente se transmite y parcialmente se re­ fleja. Se observará que el pulso reflejado está invertido, (b) Pulso que pasa de un muelle pesado (izquierda) a otro ligero. En la unión el pulso parcial­ mente se transmite y parcialmente se refleja. El pulso reflejado no está in­ vertido. (c) Pulso en un muelle reflejado en una unión con un hilo muy ligero. El pulso entero retorna sin invertirse. La parte borrosa de la fotografía in­ dica que las partículas del hilo se están moviendo a velocidad elevada cuando pasa el pulso. ¿Puede determinarse el sentido del movimiento en cada foto­ grafía? (Fotografías según Physical Science Study Committee, Physics, Heath, Boston , 1965.) Impedancia: terminaciones no reflectoras 293 IM P E D A N C IA : T E R M IN A C IO N E S NO R E F L E C T O R A S 1 El tipo de com portam iento estudiado en la última sección puede considerarse de un m od o m uy claro introduciendo el con cepto de impedancia mecánica de un sistema físico som etido a fuerzas impulsoras. Se define esta impedancia com o el cociente entre la fuerza im pulsora y la velocidad del desplazamiento asociado. Se observará aquí una semejanza fuerte con el concepto eléctrico de resistencia, que es la razón entre una tensión aplicada y la corriente asociada (siendo la corriente la velocidad con que fluye la carga). Pero en los sistemas mecánicos y eléctricos semejantes, existen en general una diferencia de fase entre la fuerza im pulsora y la velocidad (o entre la tensión y la corriente). La ley de Ohm expresa una relación en la que la tensión y la corriente están siempre en fase. A sí, p or ejem plo, si aplicam os en los extrem os de una resis­ tencia una tensión dada p or V = V q eos co/ Entonces la corriente resultante viene dada por / — 7o eos oit en donde / 0 - R Pero si, por ejem plo, se aplicase esta misma tensión alterna en las placas de un condensador, sería la carga q t y no la corriente 7, la que estaría en fase con la tensión, porque tendríam os q = CV 7 = dq dt De aquí que, si V = Vqeos wí tenemos 7 = — . loCVf, sen wí es decir, 7 = 7o eos (-+1) 1 Esta sección puede omitirse sin pérdida de continuidad. (Pero no es difícil y puede ser muy instructiva, dando alguna aclaración sobre las propiedades de los elementos básicos de los circuitos eléctricos.) 294 Efectos debido a los límites e interferencias en donde h = (¿CVo Existe así una diferencia de fase de 90° entre V e / en este caso. Y si se conectan la resistencia y el condensador en serie aplicando la tensión a la com binación, entonces la diferencia de fase no será 0 o ni 90°. Por lo tanto, en estos casos más generales, el cociente entre la tensión impulsora y la co­ rriente posee tanto un m ódu lo com o una fase y la magnitud que encierra la especificación de estos conceptos se denom ina la impedancia del sistema. Se recordará que la relación entre la fuerza impulsora y el desplazamiento en el oscilador m ecánico con am ortiguam iento (capítulo 4) tenía m ucho de este m ism o carácter, y, com o en dich o caso, el em pleo de magnitudes complejas proporciona un m od o sencillo y econ óm ico de presentar tanto las relaciones de amplitud co m o las de fase. De hecho, es costum bre caracterizar la impe­ dancia mediante una magnitud com pleja, Z , y expresar la tensión y la corriente mediante la técnica de los exponentes com plejos. A sí, para definir la impedan­ cia de un condensador, pondríam os Voejb>l q = C V oeiat I = ~ = = jw C V 0elut dt jw C V Por lo tanto, Z ^ = J c I ju C Volviendo ahora al tema de las ondas m óviles sobre una cuerda, consideremos primero la generación de dicha onda mediante la aplicación de una fuerza im­ pulsora transversal en un punto cualquiera. A dm itam os que la cuerda está a la derecha de este punto de m od o que la onda generada es de la forma y(x, í ) - / ( f - x/v) Entonces tenemos f- - - Tt - H ' ■0 [Obsérvese que la fuerza ejercida sobre la cuerda es el valor negativo de T dyjdx (véase fig. 8-5).] Impedancia: terminaciones no reflectoras Fig. 8-5. 295 Condiciones en el extremo accionado de una cuerda tirante. Definam os así la im pedancia Z m ediante la ecuación Z = ^ = - v» (8-7) v Como v = s/Tifi, esto identifica para n osotros lo que podem os denominar im­ pedancia característica de la cuerda en función de su tensión y de su densi­ dad lin e a l: Z = ( 7 » 1/2 (8-8) Esta magnitud es real pura; la fuerza impulsora y la velocidad están siempre en fase una respecto a la otra, en term inología eléctrica, esta impedancia es puramente resistiva. Considerem os ahora, en estos m ism os térm inos, las condiciones en una unión entre dos cuerdas diferentes. C om o antes, escogerem os x = 0 en el pun­ to de unión y adm itirem os una onda incidente en el sentido negativo de las x a lo largo de la cuerda 1. A sí pues, las ecuaciones (8-1) describen de nuevo la forma de la solución que esperam os: «('■ '> - ( ' - 5 i) + ñ (' + r ) En x = 0 exigim os 0» = Fy = / l ' ( 0 + g l'it) = / 2 '(0 (8-9) ? / i ' ( 0 Vi - -g l'it) Vi = n m ) Ü2 (En la segunda ecuación pedim os sólo que las fuerzas transversales sean las mismas. Por ejem plo, se podría imaginar una diferencia entre los valores de las tensiones Tu T2 si se conectasen dos cuerdas tensas mediante un anillo situado sobre una varilla lisa, simulando una unión rígida respecto al despla­ zamiento a lo largo de las x, pero no ofreciendo ninguna resistencia a lo largo del eje de las y.) ¿yb fciectos debido a los límites e interferencias Introduciendo las impedancias características Z lf Z 2 de las dos cuerdas, te­ nemos así las dos con d icion es siguientes: / i ' ( 0 + g i '( 0 = / 2'( / ) Z i / i ' ( 0 - Z ig if (t) = Z 2f i (t) A partir de aquellas ecuaciones podem os obtener resultados semejantes a los de las ecuaciones (8-5) y (8-6), excepto que ahora tenem os gi(0, í) = | ^ | / 1(° , o * / 2 (°, O = Z i i ^ 2 8 10) ( - /iC 0» O V em os que en estos térm inos, la cantidad de reflexión que se produce cuan­ do una onda m óvil encuentra una unión viene especificada enteramente por la impedancia característica que presenta a la onda en la unión. N o tiene por qué existir otra cuerda, sino que puede ser cualquier otra cosa caracterizada por un cierto valor de Fy¡vy. De nuevo apreciam os en la ecuación (8-10) los dos resultados ya estudiados: (1) impedancia infinita Z 2, dando gi(0, t) = — /i(0, t) y (2) impedancia cero Z 2, dando g^O, t) + ^(0, t). Considerem os ahora la posibilidad de reflexión nula. De acuerdo con la primera de las ecuaciones (8-10) esto se consigue haciendo Z 2 = Z a. Un modo de cum plir esto consiste en disponer de otra cuerda con exactamente la mis­ ma tensión y densidad lin ea l, lo cual, com o es natural, n o es ninguna u n ió n , . Otro m od o [ecuación (8-8)] consiste en tener una segunda cuerda de tensión y densidad lineal diferentes, pero de tal m od o que T2,u2 = T ^ . P ero un tercer procedim iento con siste en ten er el extrem o d e nuestra prim era cuerda intro­ ducido d en tro de un d ep ósito d e aceite de la consistencia adecuada. Estamos muy familiarizados con la ley de la resistencia viscosa, que en el caso de ve­ locidades bajas da una fuerza proporcional a la velocidad, y ésta es precisa­ mente la ley que necesitábam os para definir una impedancia constante de acuer­ do con la definición básica expresada en la ecuación (8-7). Naturalmente, esta proporcionalidad no es suficiente; el valor real de F/v debe ser igual al valor de \/T¡x para la cuerda. A q u í tenem os la posibilidad de una terminación ideal para la cuerda. Las ondas que se mueven a lo largo de la cuerda en un sentido avanzan dentro del depósito de aceite y se anulan. Term inando la cuerda de este m odo, podem os hacer que se com porte co m o si fuese infinitamente larga; se dice que la carga, representada por el depósito de aceite, está perfectamen­ te ajustada a la cuerda. T od a la energía que se transporta al extrem o de la Ondas longitudinales en contraposición con las ondas transversales 297 cuerda por las ondas que avanzan se recoge y absorbe allí. La analogía con el problem a de transportar energía eléctrica de una fuente a una carga tan eficazmente co m o sea posible es muy claro, y este tema del ajuste de im pe­ dancia correcta es, naturalmente, de enorm e importancia práctica; otro ejem ­ plo de la ubicuidad de los problem as que pueden relacionarse con el com por­ tamiento de una cuerda sencilla tensa. Una última nota sobre esta cuestión de las uniones. N o existe ninguna cosa semejante a una transición abrupta com pletam ente de un medio a otro. Existirá siempre alguna distancia no nula (aunque sea sólo un diámetro ató­ m ico) sobre la que se produzca la transición. Los cálculos del tipo que hemos hecho describirán el caso muy bien si la longitud de la región de transición es muy pequeña com parada con la longitud de onda que interviene. Pero si la longitud de onda es suficientemente pequeña o la transición suficientemente gradual se puede dejar de tener una reflexión apreciable. Un caso extremo es una variación com pletam ente suave imaginaria de las propiedades a lo largo de. la cuerda. Por ejem plo, considerem os la cuerda uniform e colgando verti­ calmente (con p — constante pero T increm entando linealmente con la distan­ cia de arriba abajo) c o m o se ve en la figura 5-1; o una cuerda de grosor uni­ forme som etida a una tensión constante en toda ella. Estos ejemplos no tienen ninguna discontinuidad identificable a la que pueda aplicarse la ecuación (8-1) y (8-9). Una onda incidente sufre un cam bio de longitud de onda suave y pue­ de llegar al extrem o lejano de un m od o m uy diferente al que tenía inicialmen­ te. Estos sistemas cuidadosam ente graduados se utilizan con frecuencia en la propagación de ondas acústicas y eléctricas. O N D A S L O N G IT U D IN A L E S EN C O N T R A P O S IC IÓ N T R A N S V E R S A L E S : P O L A R IZ A C IÓ N CON LAS ONDAS Quizá sea apropiado en este m om ento com entar brevemente los tipos básicos de perturbaciones ondulatorias, transversales y longitudinales , que hem os encontrado al estudiar la propagación de ondas monodimensionales. La cuerda tensa es esencialmente un portador de ondas transversales. Un muelle largo, por otra parte, es capaz de transportar tanto perturbaciones trans­ versales com o longitudinales. En este aspecto un muelle es una analogía m ejor que un sólido real, que también puede llevar ondas transversales (cizalladura) com o longitudinales (de com presión). Una columna de líquido o de gas, en contraste con un sólido, n o tiene ninguna resistencia elástica al cam bio de fo r ­ 298 Efectos debido a los límites e interferencias ma y sólo la tiene a la variación de densidad. A sí pues, una colum na de un fluido (por ejem plo, aire) puede transportar sólo ondas longitudinales, excep­ to , y ésta es una excepción muy im p ortan te, cuando la gravedad o la ten­ sión superficial proporciona un efecto equivalente a una fuerza restauradora elástica contra las deform aciones transversales. Con las ondas transversales puede ser necesario apreciar la existencia po­ sible de dos direcciones diferentes de polarización para las vib ra cion es, per­ pendicular entre sí y a la dirección de propagación. Incluso puede ser que estos diferentes estados de polarización tengan velocidades de ondas distintas asociadas con ellas, com o por ejem plo en un m edio cristalino en que los es­ paciados interatóm icos son más pequeños en una dirección que en otra. Así pues, es concebible que en un cristal anisótropo puedan existir tres velocida­ des de onda a lo largo de una dirección dada, una para las ondas longitudi­ nales y dos para las diferentes direcciones de la polarización transversal. Cuan­ do consideram os una onda m onodim ensional de cualquier tipo que se encuen­ tra con un límite o barrera, los resultados desarrollados en las últimas dos secciones describirán lo que ocurre. Sin embargo, es interesante señalar que una interfase determinada puede com portarse de m od o diferente respecto a las ondas longitudinales y transversales. Supongamos, por ejem plo, que tenemos agua en reposo dentro de un depósito con paredes verticales lisas. La inter­ fase agua-pared actúa entonces com o un límite casi com pletam ente rígido res­ pecto a las ondas longitudinales, pero com o un extrem o totalm ente libre res­ pecto a las ondas transversales. Si se producen ondas estacionarias, la pared representará un n od o para las vibraciones longitudinales del agua pero un antinodo para las vibraciones transversales. O N D A S EN DOS D IM E N S IO N E S En este m om ento dejarem os los problem as puramente m onodim ensionales para dedicar alguna atención a Tos fenóm enos que, en su mayoría, exigen un espacio por lo menos bidim ensional (por ejem plo, ondas sobre una superficie) para que puedan aparecer. Éstos son fenóm enos en los que interviene una variación en la dirección de una onda móvil, o que com prende la superposición de per­ turbaciones que llegan a un punto dado desde direcciones diferentes. Estos mismos fenóm enos también pueden presentarse esencialmente en la propa­ gación de ondas en tres dimensiones, pero los casos bidim ensionales son más Ondas en dos dimensiones 299 sencillos de considerar y poseen la mayoría de las ideas importantes para su estudio. Básicamente, trataremos con diversos tipos de soluciones para la ecuación de onda bidim ensional, co m o se expresaba en una u otra de las dos formas citadas en el capítulo 7 [ecuaciones (7-40) y (7-4 1 )]: 1 n2 Oz dx2 n2 n2 . Oz 1 o z dy2 v2 dt2 + ( 8- 11) t i + I Í£ = 1 t i dr2 r dr v2 dt2 Sin em bargo, en su m ayor parte podrem os referirnos fundamentalmente a dos formas especiales de o n d a s : 1. Ondas planas u ondas rectas (siendo esta últim a una descripción más apropiada para las ondas sobre una superficie). Estas ondas se generan por oscilaciones de un objeto recto o plano de dim ensiones lineales grandes com ­ paradas con la longitud de la onda. 2. Ondas circulares, generadas por un ob je to cuyas dim ensiones lineales son pequeñas com paradas con la longitud de onda. (Estas ondas en tres d i­ mensiones se denominarían esféricas.) C om o m encionábam os en el capítulo 7, las ondas circulares se transfor­ marán a gran distancia del fo co en ondas rectas efectivas, que a menudo sim­ plifican el análisis de su com portam iento. En particular, a un valor de r gran­ de podem os, en cierta aproxim ación, ignorar el posterior decrecim iento de la amplitud que se debía tener en cuenta en principio si había que estudiar un cambio adicional de r. Esta sim plificación se aplica particularmente a la c o n ­ sideración de los efectos de las interferencias debidas a dos o más fuentes pequeñas. N o vam os a resolver las ecuaciones (8-11) en sentido riguroso. En lugar de ello, em pezarem os con la hipótesis de que tenem os ondas rectas o circulares y considerarem os su com portam iento en diversas situaciones físicas. En prin­ cipio, una solución com pleta y exacta a cualquier problem a de propagación de ondas exigiría resolver la ecuación diferencial básica sometida a las restriccio­ nes representadas por las condiciones particulares en todos los límites. M u y pocos casos pueden analizarse exactamente de este m odo, y así se recurre a 1 Obsérvese que la segunda ecuación es un caso especial basado sobre la hipótesis de que el desplazamiento z es independiente de la dirección 0. 300 Efectos debido a los límites e interferencias ciertas aproxim aciones físicam ente razonables que en la mayoría de los casos están totalm ente justificadas por el éxito que se obtiene. En la mayoría de estos tratamientos aproxim ados reside un con cepto que fue primeramente in­ troducido por C. Huygens en 1678 y desarrollado posteriorm ente por J. A . Fresnel en 1816 y años posteriores. Este con cep to es que, cuando una onda pro­ gresa a través de un m edio, se puede considerar cada punto sobre el frente de ondas que avanza co m o un nuevo fo co . El desarrollo detallado de esta idea es el tema de la sección siguiente. PRIN CIPIO DE H U Y G E N S - F R E S N E L Supóngase que se produce una perturbación en cierto punto de un depósito de agua, por ejemplo, se tira un pequeño objeto en el agua, o se toca la superficie con la punta de un lá p iz . Entonces se crea un pulso de onda circu­ lar en expansión. Ignorando los efectos de la dispersión, podem os decir que el pulso se expande a cierta velocidad v. ,Si el pulso se crea en el origen para t = 0, entonces las partículas del m edio a una distancia r del origen se ponen en m ovim iento cuando t = r/v, El punto de vista de Huygens era que los efec­ tos que se producían en r + Ar en el instante t + A r/v podía adscribirse a la agitación del m edio en r en el instante £, tratando así la perturbación de modo explícito com o algo que se traslada de un punto a otro adyacente a través del m edio.LTanto Huygens c o m o Fresnel aplicaron esta idea a la propagación de la luz, en la cual el com portam iento del m edio está más allá de la observa­ ción. Sin em bargo, es muy probable que la descripción de estos hechos fuese sugerida por el com portam iento observado de las ondas en el agua. En par­ ticular, si las ondas que se mueven alejándose de una fuente o fo co se en­ cuentran con una barrera que posee sólo una pequeña abertura (“ pequeña” significa de una anchura pequeña com parada con la longitud de onda), esta abertura parece actuar exactamente c o m o una fuente puntual, a partir de la cual se extienden ondas circulares. En la figura 8-6 se muestra este fenómeno. N o importa que las ondas originales sean rectas y circulares; lo que hace la pequeña abertura es actuar com o fo c o de ondas circulares en cualquier caso. Esto es muy razonable, porque el efecto de la barrera es suprimir toda la propagación de la perturbación original excepto la que se propaga a través de la abertura en la cual el desplazamiento del m edio está libre de comunicarse ,al otro lado. Principio de Huygens-Fresnel (a) 301 (b) Fig. 8-6. Generación de ondas elementales de Huygens en una abertura pe­ queña con que se encuentra un frente de onda que avanza, (a) Ondas prin­ cipales circulares. (Según R. W. Pohl, Physical Principies o f Mechanics and Acoustics, Blackie, London, 1932.) (b) Ondas primarias rectas. (Según la pe­ lícula “ Ripple Tank Phenomena”, Parte II, Education Development Center, Newton, Mass.) El principio de Huygens explica fácilm ente el hech o de que un pulso de onda circular no im pedido da lugar a un frente de onda circular subsiguiente y que un pulso recto da origen a un frente de onda también recto. La figu­ ra 8-7, tom ada del libro original de H u ygen s,1 indica cóm o, dado un frente de A Fig. 8-7. Construcción de un frente de onda por el método de Huygens. [Según C. Huygens, Treatise on Light (traducido por S. P. Thompson), Dover, Neiu York, 1962.) 1 C. Huygens, York, 1962). Treatise on Light, 1960 (traducido por S. P. Thompson Dover, New 302 Efectos debido a los límites e interferencias onda circular HBG1, se desarrollará en un tiem po posterior un frente de onda circular DCEF. E sto es así debido a que cada punto, c o m o el B, da origen a un elem ento de onda circular KCL, y la totalidad de estos elem entos generan un refuerzo a lo largo de la línea DCEF que es tangente a todas ellas en un ins­ tante dado. Este lugar geom étrico está caracterizado por el hecho de que las distancias más cortas entre él y el frente de onda original es en tod os los puntos igual a vM, siendo Ai el tiem po transcurrido desde que el frente de onda estaba en HBGI. Una construcción semejante para un frente de onda recto im plica que éste genere un frente de onda subsiguiente paralelo a sí mismo. Sin embargo, existe algo más de lo que se ve a simple vista. La construc­ ción de Huygens, com o acabam os de describir, definiría dos frentes de ondas siguientes y no uno sólo. Adem ás de un frente de onda nuevo que se aleja de la fuente, debía existir otro correspondiente a un frente de onda que se mueve hacia la fuente. Pero sabemos que esto no ocurre así. Si el m od o de Huygens de visualizar la propagación de la onda ha de ser aceptable, debe incorporar la propiedad unidireccional de una onda m óvil. Esto puede obtenerse exigiendo que la perturbación iniciada a partir de un punto dado en el m edio en un instante determinado no es igualmente intensa en todas direcciones. Especí­ ficamente, si O (fig. 8-8) es la fuente original verdadera, y S es el origen de un elemento de ondas de Huygens, y P es el punto en que ha de registrarse la perturbación, entonces el efecto en P debido a la región próxim a a S es una función f(0) del ángulo 6 entre OS y SP. En particular, f(0) = 6 para 6 = n. Por lo que a nuestro estudio presente se refiere, la construcción de Huygens ofrece una contribución útil pero esencialmente cualitativa al análisis de la propagación de onda. Realm ente hacer algo más es verdaderamente muy di- Fig. 8-8. El punto S sobre una onda circular en expansión originada en O, actúa como una fuente o foco secundario cuyo efecto en P depende de la oblicuidad 0 y de la distancia SP. Reflexión y refracción de ondas planas 303 fícil. Las propiedades de los fo co s secundarios se deben definir sobre un frente de onda que avanza, de tal m od o que produzcan el efecto preciso que se re­ quiere. Una form ulación matem ática precisa del principio de Huygens en estos términos fue publicada por H. H elm holtz en 1859 y se desarrolló adicionalmente por G. K irch h off en 1882.1 A pesar de su artificialidad, el método es de gran valor en el análisis de las interferencias ópticas que se producen cuan­ do un haz de luz está parcialmente interrum pido por obstáculos. Y aun sin las matemáticas se puede utilizar, co m o verem os, el m étod o de Huygens com o guía para el estudio. C on gran frecuencia, estamos tratando con ondas sinusoidales continuas, y no con pulsos individuales, e incluso un pulso individual es describible, com o hemos visto, en función de la superposición de un tren de onda infinita a tra­ vés del análisis de Fourier. Esto significa que podem os considerar en todo ins­ tante cada punto de una superficie arbitrariamente escogida com o una /uente secundaria de elem entos de ondas de Huygens. A unque las ondas mismas estén avanzando, la am plitud de la perturbación sinusoidal en un punto dado cual­ quiera es independiente del tiem po. Esto significa que una vez que se hayan tenido en cuenta las fases relativas de las perturbaciones que llegan a un punto dado a partir de cualquier superficie designada, puede despreciarse la depen­ dencia explícita con el tiem po. Esto resultará más claro cuando consideremos los problem as específicos en dirección e interferencia. R EFLEX IÓ N Y R E F R A C C IÓ N DE O N D A S P L A N A S Com o hicim os con las ondas en una cuerda, en general, podém os esperar úna reflexión parcial y una transmisión parcial de las ondas en un m edio cuando se encuentra con un lím ite o frontera entre los diferentes medios. Pero con ondas en dos o tres dim ensiones, debem os ahora también considerar los p o ­ sibles cam bios de dirección. 1 Esto era válido para una propagación de ondas en tres dimensiones. Realmente, y de modo sorprendente, la form ulación y empleo del principio para dos dimensiones es más difí­ cil y menos claro que en caso de tres. Pero esto es un punto sin importancia, inadecuado para discutirlo aquí. Para un estudio más com pleto del principio de Huygens, ver B. Rossi, Optics, Addison-W esley, Reading, Mass, 1957, o (para un estudio matemático com pleto) B. B. Baker y E. T. Copson, The Mathematical Theory of Huygens’ Principie, Oxford University Press, New York, 1950. 304 Efectos debido a los límites e interferencias Fig. 8-9. (a) Reflexión y refracción mediante la construcción de Huygens. (b) Prueba de la ley de Snell mediante la construcción de Huygens. El caso más sencillo es aquel en que una onda recta incide sobre una fron­ tera o límite recto. Entonces tenem os el com portam iento familiar de la refle­ xión y refracción descrito por las leyes de Snell. Estos resultados se obtienen fácilmente por m edio de la construcción de Huygens. En la figura 8-9, la línea A A ' representa un frente de onda recto en el instante en que el punto A inci­ de en la frontera. En un instante posterior, el frente ha avanzado en el medio original a la posición BB' [fig. 8-9 (a)]. Cada punto sucesivo a lo largo de la frontera entre A y 5 , cuando es alcanzado por el frente de onda, resulta ser el centro de un nuevo elem ento de onda de Huygens, elem ento que avanza en el segundo m edio y que retrocede en el m edio original. Las tangentes a estos elementos de ondas serán los nuevos frentes de onda. Un p o co más tarde, los frentes de onda originales tocan a la frontera en el punto C f [fig. 8-9 (b)]. En el m ism o instante el elem ento de onda que partió anteriormente del punto A , extendiéndose hacia atrás en el m edio original, habrá adquirido un radio A C ". La línea C 'C ", tangente a este últim o elemen­ to de onda, será también tangente a tod os los elem entos de onda que surgen de los puntos a lo largo de la frontera entre A y A ' . 1 La línea C 'C " es un nuevo frente de onda. Y a partir de la geometría de la figura, si llamamos i e í 1 Deberá com probar el lector por sí mismo que esto es así. Reflexión y refracción de ondas planas 305 ,a los ángulos form ados por los frentes de onda incidente y reflejado con el límite o frontera, tendrem os sen * “ A 'C AC" AC A C ~ ~ S tnt El ángulo form ado por la frontera y el frente de onda es igual al ángulo exis­ tente entre la normal a la frontera y la norm al al frente de onda. Pero esta última dirección representa lo que podríam os denom inar la dirección de los rayos (al m enos en óptica), es decir, la dirección de un haz estrecho de ondas progresivas.1 A sí pues, los ángulos i e i' representan los ángulos de incidencia y reflexión para los rayos que inciden sobre una frontera recta. (Realm ente, el estudio anterior del proceso de reflexión puede parecer di­ fícil de reconciliar con la propiedad norm almente exigida de los elementos de ondas secundarias de Huygens, según la cual deberá existir una amplitud que tiende a cero en sentido hacia atrás. Sin em bargo, se puede argüir que la pre­ sencia de una frontera brusca crea un caso nuevo y diferente, en el que resulta posible la produ cción de un elem ento de onda intenso hacia atrás.) El proceso de refracción se analiza de un m od o semejante. Refiriéndonos de nuevo a la figura 8-9 (b), debem os especificar el radio del elemento de onda de Huygens que ha avanzado ya hacia el segundo m edio desde el instante en que el frente de ondas estaba en A A ' al instante en que toca al límite en C f. Entonces C 'C ", trazado tangente a este elem ento de onda (y a todos los de­ más elem entos de ondas en este instante), es el frente de onda en el medio 2. Si las velocidades de las ondas en los dos m edios son v1 y v2, respectivamente, y el tiem po que interviene es Ai, tendrem os A 'C = v i A t AC" = v 2 At El ángulo de refracción r es el ángulo com prendido entre C 'A y C ' C ". Por lo tanto, Vi At sen t = — — — AC sen r = v2 At AC Por lo tanto, sen i Vi sen r v2 ( 8 - 12) 1 Esta ortogonalidad de la dirección de los rayos y del frente de ondas puede parecer evi­ dente, pero realmente cesa de ser válida en medios anisótropos, en las que los elementos de .ondas de Huygens pueden ser elípticos en lugar de circulares. 306 Efectos debido a los límites e interferencias El problem a de calcular las amplitudes reales de las ondas reflejada y transmitida no es trivial. Ciertamente, no es un problem a aislado. Las ondas longitudinales (de com presión) se com portan de m od o diferente a las ondas transversales, y en este m ism o caso aquellas situaciones en que el desplaza­ m iento es perpendicular al plano de la figura 8-9 (com o sería el caso con ondas de agua) difieren de la situación en que los desplazamientos están contenidos en el plano de la misma. Es decir, con ondas transversales el com portam iento de­ pende del estado de polarización. D ebido a esta com plejidad, no intentaremos analizar dichos problemas. Pero puede señalarse que cuando la incidencia es normal (i = 0) tenemos de nuevo un problem a esencialmente monodimensional. Sin embargo, existe todavía una distinción entre perturbaciones longitu­ dinales y transversales, co m o hem os ya m encionado para el caso de un medio fluido en contacto con un límite efectivam ente inm óvil pero liso. En este caso existirá efectivamente el 100 % de reflexión de cualquier onda incidente. Pero si la onda es longitudinal, el lím ite actúa co m o si fuese com pletam ente rígido y el desplazamiento de la onda reflejada en dich o límite debe ser igual y opues­ to al de la onda in cid en te; mientras que si la onda es transversal, el límite no ofrece ninguna resistencia y la reflexión tiene lugar sin inversión del signo del desplazamiento (véanse nuestras discusiones anteriores sobre los problemas de los límites o fronteras m onodim ensionales). En la figura 8-10 m ostram os ejem plos de la reflexión y refracción de ondas de agua, según se observa en una cubeta. En la refracción, se puede ver claramente la variación de la longitud de onda (en el factor usM ) que se produce cuando la perturbación pasa al segun­ do medio. N o presentaremos aquí ningún estudio de la reflexión o refracción de on­ das circulares en fronteras rectas o curvas. Sin em bargo, tales casos pueden analizarse fácilm ente en función del com portam iento de los elementos de on­ das de Huygens. Se ve claramente cóm o los espejos y las lentes modifican los frentes de onda incidentes conduciendo al enfoque o desenfoque y a otros fenóm enos, que pueden describirse com o m odificaciones de las trayectorias de los rayos de acuerdo con la ley de Snell. En la cuestión específica de la refracción quizá sea interesante señalar que se produce un cam bio de dirección del frente de onda siempre que la veloci­ dad de las ondas varía con la posición. Esto puede suceder dentro de un solo m edio en ciertas condiciones. Por ejem plo, la velocidad de las ondas de com­ presión (sonido) en gases es una función de la temperatura. [Específicamente Reflexión y refracción de ondas planas Fig. 8-10. (a) Reflexión de ondas rectilíneas en el agua en una frontera rígi­ da (i = 45°). (b) Refracción de las ondas en el agua en la frontera entre zo­ nas de diferente profundidad y, por tanto, con distintas velocidades de onda. (Según la película “Ripple Tank Phenomena” . Parte 1, Education Development Center, Newton, Mass.) 307 308 Efectos debido a los límites e interferencias v ~ \'T , véase capítulo 7 , ecuación (7-12).] A sí pues, si existe un gradiente de temperaturas en un gas, las ondas que se mueven a través del mismo se desviarán progresivamente. De nuevo, si el m edio está en m ovim iento de tal m odo que sus diferentes partes tienen velocidades distintas, se producirá re­ fracción. En el aire cerca de la superficie de la Tierra puede existir un gra­ diente de temperaturas así com o un gradiente de velocidades. Dependiendo de sus signos y de la dirección de propagación de las ondas, un tren de ondas sonoras puede desviarse hacia arriba de la superficie de la Tierra o hacia abajo. En últim o caso puede existir una audibilidad increm entada del sonido a dis­ tancias considerables. E F E C T O D O PPLER Y F E N Ó M E N O S R E L A C IO N A D O S Si la fuente de una perturbación periódica se mueve respecto al m edio, se mo­ difica el diagrama de ondas produ cido por dicha perturbación. El caso más sencillo es el de una fuente que se mueve en línea recta a velocidad constan­ te. Existen dos casos m uy diferentes, según que la velocidad de la fuente sea menor o mayor que la velocidad de la onda que genera. Estos dos casos se indican esquemáticamente en la figura 8-11. Se muestra la posición de la fuen- iSq £ 4 Si 00 (b) Fig. 8-11. Frentes de ondas sucesivas producidos a intervalos iguales de tiem­ po por (a) foco que se mueve con una velocidad menor que la onda, (b) foco moviéndose con una velocidad superior que la onda. ? 1 Efecto Dopler y fenómenos relacionados 309 te o fo co , S, en una sucesión de intervalos iguales de tiempo. Por ejemplo, éstos podrían ser instantes en los que la fuente genera un pulso breve, o dis­ tantes separados por un período de una vibración sinusoidal continua de la fuente. En cualquier caso, una circunferencia con una posición dada de S com o centro representa el lugar de los puntos influidos en un instante subsi­ guiente determ inado por las ondas que se difunden a partir de S. Sea u la velocidad de la fuente, y v la de las ondas. Entonces en un instan­ te t después de la iniciación de una de las ondas circulares, el radio del frente de onda es vt y el fo c o se ha m ovido una distancia u t. Si u < v, tenemos un caso co m o el indicado en la figura 8-11 (a). Los frentes de onda circulares es­ tán com prendidos uno dentro del otro. La distancia de los sucesivos frentes de onda es m enor a lo largo del sentido del m ovim iento de la fuente y mayor en sentido opuesto. Si el intervalo de tiem po entre las posiciones sucesivas de S indicadas en la figura 8-11 (a) lo llamamos x, entonces esta separación de los frentes de ondas es (u — w)x y (u + u)x, Pero vx representa la distancia entre las fuentes de onda en cualquier dirección si la fuente esestacionaria. A sí pues, existe una variación sistemática de longitud de onda con la dirección para las ondas emitidas desde una fuente m óv il; éste es el efecto Doppler. En particu­ lar, tenemos ^min — Xo 1 1 ;) I Xmáx ® Xq La situación es más com plicada para otras direcciones, pero puede anali­ zarse sencillamente si la distancia de la fuente al punto de observación es V muy grande com parada con una longitud de onda. V em os un caso del tipo indicado en la figura 8-12. Los puntos m arcados con S0 y Sn representan las posiciones de la fuente para t = 0 y para t = m ( n períodos más tarde). C om o la velocidad de la fuente es u, resulta SoSn = x n = unr Como el punto de observación, P, se supone muy alejado, el ángulo S0PSn es muy pequeño. Esto significa que los frentes de onda que llegan a P proceden­ tes de S0 y Sn (y en tod os los puntos interm edios que va ocupando la fuente) son casi paralelos. Supóngase que la onda TV0 procedente de S0 ha alcanzado justamente a P. Esto define un tiem po tP igual a rQfv. La onda procedente de Sn partió en t = m ; así en el tiem po tP ha estado viajando sólo durante un tiem ­ po tP — m ; su frente de onda está en W n, y tenemos SnQ = v{tP — nr) = ro — vnr 310 Efectos debido a los límites e interferencias P <Q Mo Wn S 0 Fig. 8-12. Ondas que llegan a un punto distante P procedentes de un foco que se mueve de So a Sn. La distancia entre los frentes de onda puede considerarse igual a QP o Q'P (siendo la diferencia entre ellos insignificante). Si ponem os SnP = r„, tenemos QP = rn - SnQ = rn - ro + vht Pero si trazamos una perpendicular desde Sn a la línea SQP, resulta también que N P rn (de nuevo debido a la pequeñez del ángulo S0PSn), de m odo que Q'P í=; QP ~ unr — unr eos 8 Pero Q'P o QP com prende n longitudes de onda de la perturbación según se observan en la dirección 0 respecto a la fuente m óvil. Así, (8-13) Esto significa de m od o sencillo que el efecto D oppler depende de la componente do la velocidad de la fuente en la dirección del observador. La frecuen- Efecto Dopler y fenómenos relacionados 311 d a a la que los frentes de onda sucesivos pasan a través del punto de o b ­ servación P es la velocidad de la onda dividida por la longitud de onda. A sí pues, resulta ^ V j vo u eos 6 (8-14) v Esta última ecuación es el enunciado más apropiado del efecto Doppler en acústica, porque el efecto correspondiente se detecta mediante la variación del tono de la nota recibida de un fo c o o fuente m óvil. V olvam os ahora al caso en el que la velocidad de la fuente supera a la ve­ locidad de la onda. Esto nos da una situación sem ejante a la indicada en la figura 8-11 (b). Supongamos que la fuente está en S0 en el instante t = 0. En­ tonces en el tiem po posterior t = m , la fuente está en Sn, siendo S0Sn = nux, y el frente de onda procedente de S0 ha alcanzado o adquirido un radio igual a nv%. En la posición de Sn en dich o instante, las ondas están solamente a punto de generarse. Si se dibujan las líneas tangentes desde S« al frente de onda circular procedente de S0, estas líneas son también tangentes a todas las demás circunferencias intermedias. En nuestra experiencia anterior, la construcción de Huygens sugiere que el resultado a obtener es un refuerzo de los elementos de onda a lo largo de estas líneas, que actúan así c o m o un frente de onda recta que se mueve alejándose a la velocidad v. El ángulo a que forman estos frentes de onda con la línea del m ovim iento de la fuente se define mediante la relación S*P sen “ = ~ s & V r= ~ /O ( W 5 ) El cociente ujv se denom ina núm ero de M ach, y el ángulo a 'es el ángulo de Mach (existe solamente si el núm ero de M ach es mayor que 1). La figura 8-13 muestra dos ejem plos reales de los diagramas de ondas ge­ nerados en una cubeta de ondas con una fuente m óvil para un número de Mach m enor y m ayor que 1. Para ver más claramente que el lugar geom étrico de las ondas circulares para u > v actúa com o un frente de onda recto concentrado, considerem os los instantes de llegada de las ondas circulares sucesivas a un punto P bastante alejado de la fuente m óvil. Podem os referirnos otra vez a la figura 8-12. Su­ pongamos de nuevo que una onda parte de S0 cuando t = 0, y que otra onda 312 Efectos debido a los límites e interferencias Fig. 8-13. Ondas en el agua producidas en una cubeta de ondas por un foco móvil. (De la pelíchla “ Ripple Tank Phenomena” , Parle III, Education Development Center, Newton, Mass.) (a) Velocidad del foco inferior que la ve­ locidad de la onda (efecto Doppler). (b) Velocidad del foco mayor que la ve­ locidad de la onda (onda de choque). Efecto Dopler y fenómenos relacionados 313 parte de Sn cuando t = m . Los tiem pos de llegada de estas ondas a P vienen dados por r° to = — v i U = nr + A sí pues, ro - rn tn — to = n r --------------u P ondrem os de nuevo r0— r„ ^ x n eos 0, lo que da (' tn — tO « UT ( 1 Evidentemente, si u < v, tn es siempre u eos d\ ------------------ 1 m ayor que t0 , es decir, las ondas -lle­ gan en el m ism o orden en que se em itieron. Pero si u > v, la secuencia de tiempos depende de 0. Y en particular, existe un valor de 0 para el que todos los frentes de onda llegan a P en el m ism o instante. Llam ando a este ángulo 0O» tenemos eos 0o = (8-16) u Este valor de 0 es el com plem ento del ángulo de M ach y define la dirección perpendicular al frente de onda recto, a lo largo de la cual viaja esta región de concentración de los elem entos de ondas circulares. En estos términos pueden entenderse la produ cción de efectos co m o el del estam pido sónico. Si un fo c o S está m oviéndose [fig. 8-14 (a)] a una velocidad m ayor que la velocidad de onda, y un observador está en P, una línea trazada desde P form ando un án­ gulo 00 con la dirección del m ovim iento de la fuente o fo c o intersectará a la línea de m ovim iento de la misma en un punto S0. Un tiem po r0/v después de que la fuente pase a través de S0, P recibirá repentinamente la acumulación de los elem entos de onda que han sido generados por la fuente en una distancia corta desde S0 en adelante, pero que alcanzan a P simultáneamente. En este instante la fuente misma ha recorrido una distancia ur0/v más allá de S0 ; véase figura 8-14 (a). A ntes de este instante, P no recibía ninguna per­ turbación. Después que la acum ulación ha pasado más allá de P existirá una llegada continua de elem entos de onda normales , pero sin aprovecharse del refuerzo produ cido por su llegada simultánea, de m odo que pueden ser dem a­ siado débiles para ser apreciables. En la práctica, un avión que se mueve con velocidad supersónica genera un estampido doble, debido a la form ación de dos frentes de onda principales, uno 314 Efectos debido a los límites e interferencias (a) Fig. 8-14. (a) En la dirección B0 = are cos(vju), los pulsos procedentes del foco móvil (u > v ) se acumulan simultáneamente en el punto de observación P. (b) Producción del estampido sónico. en su parte delantera y el otro en su cola. A m bos, para un avión que se mue­ ve horizontalm ente a velocidad constante, se producen en la form a de super­ ficies cónicas que se transportan junto con el avión [véase fig. 8-14 (b)]. Su intersección con el suelo tiene form a hiperbólica. Cuando este diagrama barre cualquier punto particular, se oye en dich o punto el estam pido s ó n ic o .1 IN T E R F E R E N C IA S P R O D U C ID A S POR U N A D O B L E R E N D IJA Consideraremos ahora más explícitamente lo que ocurre cuando una onda que avanza se ve obstruida por un obstáculo o barrera. Desde el punto de vista del 1 Para una explicación más completa, véase, por ejemplo, el artículo “ Estampido sónico” por H. A. Wilson, Jr., Scientific American, enero 1962, pp. 36-43. Interferencias producidas por una doble rendija 315 ■principio de Huygens, cada punto sin obstruir en el frente de onda original actúa com o una nueva fuente y la perturbación más allá de la barrera es la superposición de todas las ondas que se extienden a partir de estas fuentes o focos secundarios. D ebido a que tod os los fo co s secundarios son producidos por la onda original, existe una relación de fase bien definida entre ellas. Esta condición se denom ina coherencia e im plica a su vez una relación de -fases sistemática entre las perturbaciones secundarias cuando ellas llegan a cualquier otro punto más alejado. C om o resultado, existe un diagrama de interferencias característico en la región más allá de la barrera. El caso más sencillo, y que es básico para el análisis de tod o lo demás, con­ siste en considerar la onda original com pletam ente obstruida excepto en las aberturas arbitrariamente estrechas. En un sistema bidim ensional dichas aber­ turas actúan co m o fo co s puntuales. El caso análogo para ondas en tres dimen­ siones sería el de dos rendijas largas paralelas que actuasen co m o focos linea­ les. D iscutim os brevem ente un dispositivo de esta clase en el capítulo 2, cuando considerábamos primeramente la superposición de vibraciones armónicas, y el lector probablem ente estará fam iliarizado también con dich o dispositivo en conexión con el histórico experim ento de Thom as Y ou ng (realizado alrededor de 1802) que expuso la interferencia de las ondas lum inosas de un m odo in­ confundible. En la figura 8-15 indicam os un frente de onda que se aproxima a dos ren­ dijas Si y S2, que se admiten que son iguales y muy estrechas. Por sencillez supondremos que las rendijas están igualmente alejadas de un punto que actúa com o fo c o primario de la onda. A sí pues, las fuentes secundarias Sl y 5-> están en fase entre sí. Si la onda original es una perturbación armónica simple con ­ tinua, Sl y S2 generarán a su vez ondas arm ónicas simples. En un punto arbi­ trario P, la perturbación se obtiene sumando las contribuciones que llegan en un instante dado desde y S2. En general, necesitarem os considerar dos efec­ tos característicos: 1. Las perturbaciones que llegan a P procedentes de S, y S« difieren en amplitud por una doble razón. En primer lugar las distancias rx y r_. son dife­ rentes, y la amplitud generada por una perturbación circular en expansión disminuye al aumentar la distancia al foco. En segundo lugar los ángulos y son diferentes, y un elem ento de onda de Huygens tiene una amplitud* que disminuye (com o vim os anteriorm ente en conexión con la fig. 8-8) al aumentar la oblicuidad. 316 Efectos debido a los límites e interferencias Frentes de ondas procedentes de un foco primario Fig. 8-15. 2. Interferencias por una doble rendija. Existe una diferencia de fase entre las perturbaciones en P , corres­ pondientes a la diferencia de tiem po (r2 — ri)/v, siendo v la velocidad de la onda. Estudiemos ahora los casos en que las distancias rx y r2 spn grandes com­ parados con la distancia entre Si y S2. Entonces la diferencia entre las amplitu­ des debidas a Sz y S2 en P es despreciable. Pero sigue persistiendo la posibili­ dad de una diferencia de fase im portante entre ambas perturbaciones, y ésta es la que dom ina el aspecto general del diagrama de ondas resultante. Vemos las consecuencias típicas en la figura 8-16, que es una fotografía hecha en la cubeta de ondas. Existen ciertos lugares, líneas m odales, en los cuales la perturbación resultante es casi cero en to d o instante. Es fácil calcular sus po­ siciones. En un punto cualquiera de la figura 8-15, c o m o P, el desplazamiento en función del tiem po tiene la fprma Interferencias producidas por una doble rendija ^ 317 ^ ( 'f' Fig. 8-16. Interferencias de ondas de agua por una doble rendija. (Según la película “Ripple Tank Phenomena” , Parte II, Education Development Center, Newton, Mass.) si la dependencia tem poral de las perturbaciones en Si y S2 depende del eos wí. La ecuación (8-17) encierra el hecho de que una secuencia dada de desplaza­ mientos en un fo c o cualquiera da origen, en un instante posterior r/v, a una secuencia semejante en un punto alejado a una distancia r. Así pues, si p od e­ mos hacer A i ^ A 2 ( = A 0, por ejem plo), entonces 318 Efectos debido a los límites e interferencias Introduciendo la longitud de onda A = v/v — 2nv¡u>t tenem os así ypO ) — ri) = 2 A q cos cct cos (8-18) Se define una línea nodal por la condición de que la cantidad ^(r2— rx)/A es un múltiplo impar de A/2. A sí pues, podem os escribir = Qn + \ )\ o bien r2— rl = (n + \)l (líneas nodales) (8-19) siendo n un entero cualquiera positivo o negativo (o cero). Las líneas nodales son así una serie de hipérbolas que dividen la región com pleta detrás de las rendijas de un m odo bien definido. D entro de las zonas entre las líneas noda­ les se puede dibujar una segunda serie o familia de hipérbolas que definen lí­ neas de desplazamiento de lasrendijas m áxim o, en el sentido de que a una distancia dada y entre dos líneas nodales .dudas la am plitud de la perturbación resultante alcanza su valor m áxim o. Es fácil de ver que la con d ición para que esto ocurra es r2— Vi = n i (m áxim os de interferencia) (8-20) El parámetro importante que gobierna el aspecto general del diagrama de interferencias es el cociente adimensional entre la separación de la rendija d y la longitud de onda A. Este h ech o se manifiesta en su form a más sencilla si consideram os las condiciones que se presentan a una distancia grande de las rendijas , es decir, r ^ > d . Entonces (refiriéndose de nuevo a la fig. 8-15) pue­ de ponerse el valor de r2— rx igual a d sen O con error despreciable. De aquí que la condición para los m áxim os de interferencia resulte ser d sen 0n = n i ni sen 0n = —— (8-21) d y la amplitud en cualquier dirección arbitraria viene dada por A(d) = 2A0 cos ^ 5 ^ (8-22) A partir de esta expresión vem os que la interferencia a una distancia gran­ de de las rendijas es esencialmente un efecto direccional. Es decir, si se ob­ Efectos debido a los límites e interferencias 319 servan las posiciones de los n odos y de los m áxim os de interferencia a lo lar­ go de una línea paralela a la que une las dos aberturas, las separaciones linea­ les de los m áxim os (o cero) adyacentes aumenta en proporción a la distancia de las rendijas. Las características generales del diagrama de interferencias en el caso de un sistema de doble rendija se ilustran de m od o m uy aceptable en la figu­ ra 8-17 para dos valores diferentes de d¡L Éstos no son diagramas de ondas reales, sino que son simulados, obtenidos superponiendo dos series o familias Fig. 8-17. Diagramas de Moiré con los que se obtienen aproximadamente las interferencias producidas por una doble rendija. (Hecho con el equipo de “Moiré Patterns” , distribuido por Edmund Scientific Co., Barrington, N. J.) (Foto por Jon Rosenfeld, Educalion Research Center, M.I.T.) 320 Efectos debido a los límites e interferencias de circunferencias con cén trica s.1 Un interés especial se tiene con frecuencia en el caso de que d ¡l es muy grande. Esto sucede especialmente en interfe­ rencias ópticas, en donde la longitud de onda ( ~ 6 X 10~7 m) es, por lo común, extremadamente pequeña comparada con la separación entre rendijas (típica­ mente ~ 0,1 mm). En estas condiciones ( l / d ^ 10 2) podem os sustituir sem9n por 0n en la ecuación (8-21), de m od o que la separación angular entre dos má­ xim os sucesivos de interferencias resulta ser k¡d, m uy aproxim adam ente. A de­ más, a una distancia dada D de las rendijas, los m áxim os de interferencia su­ cesivos están igualmente separados, con una separación de D ljd . IN T E R F E R E N C IA S POR R E N D IJ A S M Ú LT IP LES (R E D E S DE D IF R A C C IÓ N ) A l estudiar el problem a de la doble rendija hem os indicado con cierto detalle cóm o se form ó el diagrama de interferencias. P ero en casos más com plicados nos limitaremos nosotros m ism os a considerar el estado de la interferencia a distancias que son grandes comparadas con las dim ensiones lineales del sis­ tema de aberturas. Esto nos permite admitir lo sigu ien te: 1. Porciones igualmente anchas (no obstruidas) del frente de onda origi­ nal dan contribuciones de la misma amplitud en cualquier punto que se con­ sidere. 2. Las líneas trazadas hasta un punto de observación dado desde las di­ versas partes sin obstruir del frente de onda original son casi paralelas. Analicem os en estos términos el diagrama de interferencias debido a una disposición de N rendijas igualmente separadas. C om o sucede en el caso de la doble rendija, adm itirem os por el m om ento que las rendijas individuales tienen todas la misma anchura, que es muy pequeña. Llam em os d a la separa­ ción entre rendijas adyacentes. A dm itirem os que las diversas rendijas están todas accionadas en fase, com o sucedería si la onda fundamental fuese plana o recta (es decir, procedente de una fuente primaria muy alejada) y paralela al plano de la rendija (fig. 8-18). La diferencia de trayectoria para las ondas secundarias que llegan a un punto P procedentes de rendijas adyacentes es 1 Realizados con el equipo de los diagramas de Moiré construidos por Edmund Scientific Co., Barrington, N.J. Interferencias por rendijas múltiples 321 S e cortan en un punto P Onda Fig. 8-18. prim aria Interferencias por una rendija múltiple. igual a d sen 6. Esto define entonces una diferencia de tiem pos d sen 6¡v y una diferencia de fases 8 dada por 6— wd sen 6 2nd sen 0 v X (8-23) El desplazamiento resultante en P tiene así la form a yp (t) — Aoco$(w t — <pi) + ^ocos(cor — <p\ — 5) + /4ocos(cor — ipi — 25) + * ■- (hasta N términos) en donde = 2nrx¡X es la diferencia de fases que corresponde a la distancia de la primera rendija al punto P. Y a hem os considerado este problem a de superposición en el capítulo 2. La amplitud A de la resultante se obtiene tom ando el vector suma de N vectores de longitud A 0, cada uno de los cuales form a un ángulo 6 con su vecino p ró ­ ximo (véase fig. 2-7). El resultado es A = A( sen (N 8/2) sen (8/2) (8-24) C onsiderem os ahora la form a en que A depende del ángulo 0, dada por la ecuación (8-23) para 8. Es especialmente aclaratorio hacer esto con la ayuda 322 Efectos debido a los límites e interferencias Ao » A(\ ■ ► ■■ ■ ■► (a) 5 — 0, 2 x, 4x, etc. (c) 5 * 3ir A ' ( - 54') (e)8 - 5tt/.V ( — 90f) ( / ) « = 6:r//V(= 705°) Fig. 8-19. ( S ) 5 = 7», ,V ( ~ ¡26“) Diagramas vectoriales para redes de difracción (jV (= (= (= - 10). (a) 8 = 0, 2x, 4x, <?te. (¿) 5 = 2 x /N J6 °). (C) 5 = ( = 54°).(¿0 5= 4 * / N 72°). ( e)8 = 5ir/N ( = 90°). (f) 8 = bx/AT 705°). (g)a - 7x/AT( = 72(5°). de una serie de diagramas vectoriales co m o los indicados en la figura 8-19 para el caso particular N = 10. 1. Cuando 6 = 0, los vectores com binados están y se suman de este m o d o : A = NAq tod os sobre una recta Difracción por una sola rendija 323 Por lo tanto, esto representa la mayor amplitud resultante posible. También se verifica para cualquier valor dado de 6 de la ecuación (8-21). Es decir, una distribución de N rendijas, separadas d, posee m áxim os principales en las mis­ mas direcciones que en el sistema de dos rendijas de la misma separación. 2. Cuando 5 = 2-/N, 4-t¡N, 6tt/N, etc., los vectores combinados forman un polígono cerrado y se tiene A = 0 Se puede ver esto igualmente bien a partir de la ecuación (8-24), porque en to­ dos los casos el ángulo N b¡2 es un m últiplo entero de ?r, haciendo que el nu­ m erador sea cero. 3. Entre estos ceros existirán valores de 8, y por tanto de 0, que definen m áxim os interm edios del desplazamiento. Éstos se denom inan máximos sub­ sidiarios del diagrama de interferencias de rendijas múltiples, y sus amplitudes son m ucho m enores que las amplitudes de los m áxim os principales, aunque sus posiciones angulares precisas y sus amplitudes relativas no sean fácilmen­ te calculables, co m o se descubrirá si se intenta hacer dich o cálculo para los valores m áxim os de A m ediante la ecuación (8-24). En la figura 8-19 la am­ plitud en el diagrama (c) para S = 3?r¡N es aproxim adam ente igual a la del pri­ mer m áxim o subsidiario y es solam ente un quinto del correspondiente al má­ xim o principal. 4. Después de N —^1 ceros y N — 2 m áxim os subsidiarios, llegamos al valor 8 = 2 -, que define el m áxim o principal siguiente del diagrama de d i­ fracción. La figura 8-20 es una com paración de las variaciones de amplitud con 8 c o ­ rrespondientes a una d oble rendija y a un sistema de 10 rendijas con igual separación entre ellas. (N ótese la diferencia de las escalas verticales.) El as­ pecto de estas curvas, semejante a pelotas que rebotan, es el resultado de considerar A siempre positiva, mientras que la ecuación (8-24) definiría valo­ res alternativamente positivos y negativos entre los pares sucesivos de ceros. El efecto de la utilización de más rendijas consiste en agudizar los m áxim os principales. Naturalmente, es precisamente esta propiedad la que hace que una red de difracción sea una herramienta de gran valor en espectroscopia, porque implica una resolución angular muy nítida para la luz de una longitud de onda dada. La m ayor parte de la intensidad se concentra dentro de unos interva­ los angulares muy estrechos alrededor de las direcciones de los m áxim os prin- 324 Efectos debido a los límites e interferencias Fig. 8-20. (a) Variación de la amplitud con la diferencia de fase en el caso de una interferencia por doble rendija. (b) Variación de la amplitud con la diferencia de fase en el caso de interferencias por diez rendijas. cipales ; los denom inados máxim os de orden cero, prim er orden, segundo or­ den, etc., según diagrama. La figura 8-21 muestra un diagrama de interferencias de rendijas múltiples (N = 8) producidas en una cubeta de ondas. La concen­ tración efectiva de ondas consiste precisamente en tres haces " , uno de orden cero y dos de primer orden, se muestra claramente. (¿ P o r qué no están pre­ sentes órdenes superiores?) D IF R A C C IÓ N POR U N A S O L A R EN D IJA Es claro que ninguna rendija individual o abertura puede ser arbitrariamente fina, y este hecho da origen al com portam iento de interferencia característico Difracción por una sola rendija 325 Fig. 8-21. Interferencia por ocho rendijas de ondas de agua. (Según la pelí­ cula “Ripple Tank Phenomena” , Parte II, Education Deuelopment Center, Newton, Mass.) de las diversas regiones de una sola rendija. H em os evitado discutir esto an­ teriormente debido a que el análisis del problem a de N-rendijas proporciona una base de interés para ello. La figura 8-22 es un diagrama muy aumentado de una rendija aislada estrecha, de anchura b. Adm itam os que todas las partes de la misma se ven perturbadas en fase por una onda plana incidente. A hora bien, si la perturbación en la parte más alejada de la rendija ha de estudiarse a un ángulo 6 respecto a lo normal, com o está indicado, existirá una diferen­ cia de trayectos neta de b sen 0 desde los dos lados de la rendija al punto de observación y una diferencia de fases asociada de 2 rrb sen 0/A. Si imaginamos la rendija dividida en un gran número de tiras de anchuras iguales As, una 326 Efectos debido a los límites e interferencias Frentes de onda incidentes Fig. 8-22. Difracción por una rendija. cualquiera de ellas a una distancia s de un extrem o de la rendija, produce en el punto de observación un desplazamiento proporcional a As con una fase igual a 2 -s sen 9¡X (relativo a las ondas que proceden del bord e de la rendija). Si aceptamos esta descripción del caso, podem os hallar las amplitudes resul­ tantes en función de 0 construyendo un diagrama vectorial co m o el de la fi­ gura 8-19 para las redes de difracción. E llo correspondería a hacer N = s/As y 8 = 2 -A ssen tf//. Pero, co m o es natural, esta subdivisión en un núm ero finito de tiras es artificial. Lo que vam os a hacer es imaginar el lím ite de esta des­ cripción cuando As - » 0 y N - » cv. A sí tenem os una variación continua de la fase en proporción a la distancia a lo largo de toda la rendija. La implicación de esto es que nuestro diagrama vectorial se transforma en un arco circular continuo con las siguientes propiedades: 1. El ángulo entre las tangentes de sus dos extrem os es la diferencia de fase total 2-b sen 9¡l. 2. La longitud del arco corresponde a la amplitud total que proporciona la rendija (para valores dados de r y 9) si todas las partes de la misma pudie­ sen de alguna form a producir sus efectos en fase entre sí. Si se ignora el factor de oblicuidad de las ondas elementales de Huygens, esta longitud del arco es siempre igual a la am plitud A 0 producida para 9 = 0 (a una distancia r la rendija). dada de Difracción por una sola rendija <p = 2i?b sen 0 V" = 3jr Fig. 8-23. 327 w - = 4r o* « 5iT Diagramas vectoriales para la difracción por una rendija. El cálculo de la am plitud resultante es ahora una cuestión simple. En la fi­ gura 8-23 indicam os la base para dich o cálculo. Para un valor dado de la di­ ferencia de fases total cp, el diagrama vectorial resulta ser un arco circular de radio R tal que A q = Rip La amplitud resultante A en estas condiciones es la cuerda de este arco, y viene dada por A = 2R sen (cp/2) A sí pues, tenemos A = A, sen (<p/2) siendo <p xb sen 0 (8-25) <p/2 Esta variación de la am plitud resultante con la dirección es, pues, de la form a (sen a )/a , siendo a = cp/2. Esta función (más formalmente identificada co m o una función de Bessel de orden cero) tiene un cero siempre que cp/2 sea un múltiplo entero de tt. Su aspecto general se indica en la figura 8-24 (a). En la figura 8-24 (b) se ha vuelto a dibujar sin considerar el signo, y su gran pa­ recido con la curva de la amplitud de una red de difracción se aprecia enton­ ces más fácilm ente [fig. 8-20 (b)]. A partir de este análisis se deduce que una rendija sola puede dar origen a un diagrama de difracción con un sistema de líneas nodales, com o se ve 328 Efectos debido a los límites e interferencias Fig. 8-24. Variación de la amplitud con la dirección en la difracción en una rendija (2 = nb sen0/A, siendo 0 la dirección de observación y b la anchura de la rendija). (a) Amplitud junto con la fase (como se indica con el signo + o — ). (b) Valor absoluto de la amplitud. en la figura 8-25. Es esencialmente más parecido al diagrama existente alre­ dedor del m áxim o central (de orden cero) de una red de difracción que al diagrama de una doble rendija. Los m áxim os subsidiarios son relativamente débiles; sus amplitudes son aproximadamente proporcionales a los valores del (sen a)/a para a = 3^/2, 5tt/2, etc., es decir, para <p = 3?r, 5rr, etc. (N o exacta­ mente, debido a que los m áxim os no se presentan a estos valores precisos de la fase.) Relativamente a una amplitud de 1 para x = 0, estos otros máximos tendrían amplitudes de alrededor de 2/3jt (0,21), 2/5n (0,13), etc. (véase figu­ ra 8-24) Obsérvese que los prim eros ceros se presentan para direcciones tales que la diferencia de cam inos desde los dos lados de la rendija es precisamente una longitud de onda com pleta. Esto tiene sentido si se imagina la rendija simple constituida por dos rendijas contiguas, cada una de la anchura b l2. La dife­ rencia de cam ino entre las ondas procedentes de los centros (o cualquier otra Difracción por una sola rendija Fig. 8-25. D ifr a c c ió n de ondas de agua e n una rendija. ( Según 329 la película “ Ripple Tank P h e n o m e n a ” , Parte II, E d u ca tion D e v e l o p m e n t C en ter, N ew ton, Mass.) pareja de puntos correspondientes) de estas dos partes es entonces //2 , que es la con dición de interferencia destructiva. Pueden entenderse de un m odo se­ mejante las otras líneas nodales de una rendija simple. Deberá recordarse siempre que tod o nuestro estudio pertenece a puntos de observación que están alejados de la rendija o rendijas. Esto es particular­ mente importante ahora que nos hem os dado cuenta de las consecuencias de la anchura finita de la rendija. Porque, com o es natural, en posiciones pró­ ximas a una rendija, se ve la influencia de la misma de un m odo más directo. Una parte del frente de onda incidente, de anchura b , pasa a su través y se produce una gran perturbación en esta región, mientras que todos los demás 330 Efectos debido a los límites e interferencias puntos situados en la parte alejada de la barrera están en una som bra geom é­ trica. ¿H asta dónde podem os ir antes que nuestra descripción en función de los ángulos de difracción sea irrelevante? Podem os establecer un criterio com o el siguiente: El m áxim o central del diagrama de difracción de una rendija de anchura b se extiende en un intervalo de ángulo ± Qm, siendo a = — A sen 0m b [Esto está im plicado en la ecuación (8-25).] A una distancia D de la rendija (figura 8-26), este m áxim o definiría una dispersión lineal igual a ± D tg O m. Por otra parte, una imagen puramente geom étrica de la rendija siempre sería de anchura b. A sí pues, la difracción es dom inante si es válida la siguiente con­ dición : D tg 0m > b Si A es pequeño com parada con b, podem os poner tgO m ^ sen 0m = X/b, y nues­ tra condición se transforma en *2 D »?A Fig. 8-26. Condiciones necesarias para la difracción de Fraunhofer. (8-26) Diagramas de interferencias de sistemas de rendijas reales 331 Este im portante criterio define las condiciones para lo que se denomina difrac­ ción de Fraunhofer>, es el tipo que hem os estado discutiendo. D IA G R A M A S D E IN T E R F E R E N C IA S D E S IS T E M A S D E R E N D IJ A S R E A L E S H abiendo estudiado la influencia de la anchura de una rendija finita, estamos ahora en condiciones de analizar los diagramas de difracción o de interferen­ cias (los térm inos son esencialmente intercam biables) de cualquier barrera per­ forada. Sin embargo, al hacer esto considerarem os no la amplitud resultante, sino la intensidad, es decir, la velocidad a la que la onda resultante libera energía a una región de una dim ensión dada en diversos puntos. Ahora bien, para una onda de una frecuencia o longitud de onda dada er un medio deter­ minado, la potencia transportada por la onda es proporcional al cuadrado de la amplitud. A sí pues, nos vem os lim itados esencialmente a calcular A 2 en función de la dirección a cierta distancia dada de la abertura que difracta. Considerarem os los casos específicos de una sola rendija, doble rendija y ren­ dija múltiple (red). 1. R endija aislada. ecuación (8-25), tenemos En el caso de la rendija aislada, basándonos en la nb sen 0 siendo a = ------l (8-27) La figura 8-27 muestra un herm oso ejem plo de un diagrama de éstos, obte­ nido por R. W . Pohl con ondas sonoras. La longitud de onda l fue de 1,45 cm (correspondiente a una frecuencia supersónica de unos 23 kHz), y la anchura de la rendija b fue 11,5 cm . La segunda versión del diagrama es un diagrama polar, en él la distancia m edida desde el origen a cualquier punto de la curva es proporcional a la intensidad en dicha dirección particular. Una vez que hem os apreciado que es A 2, y no A , el que proporciona una medida de la magnitud mas im p ortan te, el flujo de energía , se aprecia me­ jor la importancia que tiene el m áxim o central com parado con los otros. Las alturas (teóricas) de los m áxim os subsidiarios más importantes, es decir, aque­ llos más próxim os al m áxim o central, solamente son del orden de un 5 % del 332 Efectos debido a los límites e interferencias - 10 10° ° 20° 1 / / 20° l \ 1 1 0 00 (b) Fig. 8-27. (a) Difracción en una rendija de ondas sonoras (X = 1,45 cm). (b) Diagrama polar del mismo esquema. La longitud del segmento entre O y la curva en cualquier dirección da la intensidad relativa en dicha dirección. (Se­ gún R. W . Pohl, Physical Principies o f Mechanics and Acoustics, Blackie, London, 1932.) central, y alrededor del 93 % de la energía total transmitida está comprendida entre los ceros a am bos lados del m áxim o central. Incidental mente, al elevar al cuadrado las ordenadas en las curvas semejantes a las de la figura 8-24 (b) se originan discontinuidades de pendientes en los ceros (com probar por sí mismo que esto se deduce de las ecuaciones). 2. D oble rendija. En este caso tenem os una com bin ación de dos efectos , el diagrama de difracción característico de una sola rendija y la interferen­ cia entre las dos rendijas. La intensidad viene dada por una expresión de la forma 1(6) = 4/o /sen a V \ a / COS i r \2 / (8-28) en donde a = (nb sen 0)¡l y 5 = {I d sen 0)¡k. A q u í Z0 es la intensidad máxima (para 0 = 0) que se obtendría de una rendija sola. La ecuación anterior está basada en la ecuación (8-22) para dos rendijas de anchura despreciable, com ­ binada con la ecuación (8-27). Diagramas de interferencias de sistemas de rendijas reales 333 M edidas cuidadosas en un diagrama de interferencias de doble rendija re­ velarían esta m odulación del efecto de interferencia básico mediante el diagra­ ma de una sola rendija. La separación d (medida entre centros) es necesaria­ mente mayor (y quizá m ucho m ayor) que la anchura b de una rendija individual, de m od o que la anchura angular de la m odulación de una sola rendija es significativamente m ayor que la separación angular entre los picos de inter­ ferencias. Si las rendijas son extremadamente estrechas comparadas con su separación, el diagrama com p leto de las rendijas puede estar com prendido den­ tro del m áxim o central del diagrama de difracción de una sola rendija. La figura 8-28 (a) (de nuevo según Pohl) es un diagrama de interferencia acústico obtenido en estas condiciones (b¡d 1/10). La figura 8-28 (b) es un diagrama de doble rendija óptico, para el cual bjd *=* Los lím ites de la intensidad im­ puestos por el factor de difracción de una sola rendija se indican muy ade­ cuadamente en este caso. Es interesante com entar el factor 4 de la ecuación (8-28). Para 6 = 0 la intensidad debida a las dos rendijas es cuatro veces m ayor que la debida a una sola rendija. Sin em bargo, co m o es claro, la energía total transportada por las ondas a través de dos rendijas es sólo el doble de la que pasa por una sola rendija. El aum ento en un factor de más de dos en algunas direcciones se com pensa por la existencia de intensidades cero en otras direcciones , a lo largo de las líneas nodales. La interferencia es esencialm ente una distribución de la energía disponible. 3. R ed de difracción. La fórm ula apropiada en este caso es la com bina­ ción de la ecuación (8-27) con la ecuación (8-24). E sto nos da /W _ , o ( ^ Y sen( TV8/2) _ sen(5/2) j (8 -2 9 ) [Puede com probarse que para N = 2 esta expresión reproduce la ecuación (8-28).] Un estudio cuantitativo de los detalles finos de dichos diagramas de rendijas múltiples para ondas mecánicas (por ejem plo, sonidos) no es sencillo; cualquier laboratorio ordinario contiene to d o tipo de superficies extrañas y objetos que difunden las ondas y dan un fon d o imposible de evitar. La figu­ ra 8-29, sin embargo, exhibe las principales características del diagrama c o ­ rrespondiente. Éste se obtu vo (por R. W . Pohl) utilizando redes de siete ren­ dijas y sonidos de longitud de onda de 1,45 cm. C om o sucede en el caso del sistema de doble rendija, podem os notar la redistribución de la energía disponible. Si ignoramos la variación del factor Efectos debido a los límites e interferencias (a) Fig. 8-28. Diagramas de difracción en una doble rendija, mostrando la in­ fluencia de la anchura de la rendija aislada, (a) Diagrama acústico con A = 1,45 cm. (Según R. W . Pohl, Physical Principies o f Mechanics and Acoustics, Blackie, London, 1932.) (b) Diagrama óptico con A = 7300 Á . [ Según A . P. French, J. G. King y D. J. Cronin, **A n Interference Fringe Photometer'\ Am. J. Phys., 33, 628 (1965).] Problemas 335 Fig. 8-29. Diagrama de intensidades de una red en difracción acústica (N = 7) para A = 1,45 cm. (Según R. W . Pohl, Physical Principies of Mechanics and Acoustics, Blackie, Londont 1932.) (sen a/a)2, cada máxim o principal alcanza una intensidad igual a N2 multiplica­ da por la que se origina con una sola rendija. Sin em bargo, la anchura de este máxim o es sólo alrededor de 1¡N de la separación entre máximos. La com bi­ nación de estos factores da una intensidad integrada igual a N veces la debida a una sola rendija. PROBLEM AS 8-1 Se conectan juntas dos cuerdas de tensión T y densidades máximas y /¿2* Consideremos una onda móvil incidente sobre su límite. Hallar el cociente entre la amplitud reflejada y la amplitud incidente y el cociente entre la amplitud trans­ mitida y la amplitud incidente en los casos en que p . J = 0, 0,25, 1,4, cv>. 8-2 Se conectan juntas dos cuerdas de tensión T y densidades másicas ^ y y 2. Consideremos una onda móvil incidente en el límite entre ambas. Demostrar que el flujo de energía de la onda reflejada más el flujo de energía de la onda trans­ mitida es igual al flujo de energía de la onda incidente. [Indicación: El flujo 336 Efectos debido a los límites e interferencias energético de una onda (la densidad de energía multiplicada por la velocidad de la onda) es proporcional a A % ¡v, siendo A la amplitud y v la velocidad de la onda.] R 8-3 Consideremos el circuito indicado en la figura. Calcular el valor de la re­ sistencia X para obtener la máxima disipación de potencia en ella. L 8-4 Consideremos el circuito indicado en la, figura. ¿Qué valor de w produce la máxima disipación de potencia en la resistencia R1 (Indicación: Considérese la impedancia del circuito.) 8-5 Una onda plana de sonido en el aire incide sobre la superficie del agua con incidencia normal. La velocidad del sonido en el aire es de unos 334 m/seg y la velocidad en el agua es de unos 1480 m/seg. [Las condiciones límites apropiadas en el caso de ondas longitudinales son la continuidad del desplazamiento de una onda y de la Dresión de la onda. La última viene dada por K(d%ldx), en donde K es el módulo de compresibilidad del medio. (Esto se deduce de Ap = — XAV/V = — XA£/A:c). Com o la velocidad de onda v viene dada por (X /p)1/2, los coeficientes de reflexión y transmisión son expresables en términos de p y v solamente.] (a) ¿Cuál es la amplitud de la onda sonora que entra en el agua, expresa­ da com o una fracción de la amplitud de la onda incidente? (b) ¿Qué fracción del flujo de energía incidente entra en el agua? 8-6 (a) Puede observarse que las ondas en el agua avanzan hacia la costa te­ niendo sus frentes de ondas casi siempre paralelos a la misma, independientemen­ te de la dirección del viento. Observando el hecho de que la velocidad de las ondas en el agua disminuye cuando disminuye la profundidad del agua, utilizar el principio de Huygens para explicar este fenómeno. (b) Para hacer más específico el análisis de (a), admitir que las ondas ini­ cialmente moviéndose en dirección x entran en una región en la que su veloci- Problemas 337 ,dad v tiene una variación sistemática con la distancia y perpendicular a la di­ rección de movimiento. (Por ejemplo, x podría ser la dirección paralela a la costa e y sería entonces la dirección perpendicular a la costa.) Demostrar que la di­ rección de las ondas empezarán a seguir el arco de circunferencia de radio R tal que dv/dy 8-7 (a) Como se desarrolló en el texto [Ec. (7-12)], la velocidad del sonido en un gas es proporcional a la raíz cuadrada de la temperatura absoluta T. Utilizar este hecho y el resultado del problema anterior para demostrar que cuando existe un gradiente térmico en dirección vertical (z) las ondas sonoras se curvarán ini­ cialmente con un radio de curvatura R = 2T dT/dz (b) En un día calmado, la temperatura de la atmósfera resulta disminuir más o menos linealmente con la altura. Dibujar la trayectoria de los rayos de sonido emitidos desde un fo co suspendido a bastante altura en la atmósfera. Adm itiendo que la velocidad del sonido al nivel del suelo es de 330 m/seg, es­ timar la distancia adicional horizontal a la que un avión que vuela a 4500 m empezará a resultar audible a un observador sobre el suelo, si la temperatura disminuye 1 °C por cada 150 m de aumento de altura. 8-8 (a) Un coche de policía, moviéndose a 90 km/h, pasa junto a un inocente peatón mientras suena su sirena que tiene una frecuencia de 2000 Hz. ¿Cuál es el cambio total de frecuencia de la sirena según la oirá el peatón? (b) El coche de policía continúa por la calle cuyo extremo final está blo­ queado por una pared alta de ladrillo. ¿Qué oirá el peatón cuando las reflexio­ nes acústicas de la pared se superpongan al sonido que le llega directamente de la sirena? 8-9 Los átomos de sodio térmicamente excitados emiten luz de longitud de onda característica X ^ 600 Á. Resulta que la radiación de una fuente de vapor de sodio no es perfectamente monocromática, sino que contiene una distribución de longitudes de onda en el intervalo (6000 + 0,02) Á. Si este ensanchamiento de la línea del sodio se debe predominantemente al efecto Doppler (lo cual es cierto), determinar la temperatura aproximada de la fuente de sodio. (Velocidad de la luz = 3 X 108 m/seg.) 8-10 Lord Rayleigh, en su famoso tratado The Theory o f S ofm diV ol. II, Sec. 298),' hacía notar que si un observador pudiese alejarse de un recital de música a una velocidad exactamente el doble de la del sonido, “ oiría una pieza musical en el 338 Efectos debido a los límites e interferencias tiempo y tono correcto, pero en sentido temporal contrario” . Aunque esto pare­ ce ciertamente posible, pensar en los detalles que encierra este resultado tan curioso. 8-11 Las ondas sonoras se mueven horizontalmente de un fo co a un receptor. Admitir que el fo co tiene una velocidad u, que el receptor tiene una velocidad v (en la misma dirección) y que está soplando un viento de velocidad w desde el foco hacia el receptor. Demostrar que, si el fo co emite sonido de frecuencia v0, y si la velocidad del sonido en el aire calmado es V, la frecuencia que registra el receptor viene dada por + V — v V = w V Q T -------------- ;------- V — u + w Obsérvese que si las velocidades del fo co y del receptor son iguales, la existencia del viento no constituirá ninguna diferencia para la frecuencia observada de la señal recibida. 8-12 El texto, pág. 309-310, desarrolla la teoría del efecto Doppler para una fuente o foco móvil, con un observador distante en una dirección $ respecto al movimiento del foco. Se demuestra [Ec. (8-14)] que la frecuencia recibida viene dada por v{6) = - j v° u eos 6 V (a) Demostrar que si el fo co está en reposo y el observador tiene una ve* locidad — u, de m odo que la velocidad relativa del fo co y del observador es la misma que antes, la frecuencia detectada por el observador viene dada por t/ü\ (* I "COS0\ v (i9) = vo I 1 4-------- — I (b) Hallar la diferencia aproximada entre v y v'. Es un tema de gran im­ portancia física el que en las ondas de la luz en el vacío no existe dicha diferen­ cia en contraste con las ondas sonoras en el aire; sólo aparece en el resultado la velocidad relativa de la fuente y el observador. Ésta es una de las caracterís­ ticas reseñada en la teoría especial de la relatividad de Einstein, de acuerdo con la cual no existe ningún medio identificable respecto al cual la velocidad de la luz tenga cierta velocidad característica. 8-13 Un fo co de sonido de frecuencia v0 se mueve horizontalmente a velocidad constante u en la dirección x a una distancia h por encima del suelo. Un obser­ vador está situado en el suelo en el punto x = 0; 3a fuente pasa sobre dicho punto cuando t = 0. (a) Demostrar que la señal recibida en un tiempo cualquiera tR en el sue­ lo fue emitida por el fo co en un tiempo anterior ts, tal que Problemas 339 1/2 (i - ^ ts = tn - -^ h 2 ( l - + «V (b) Demostrar que la frecuencia de la señal recibida es una función de tiempo de emisión ts, dada por v(ts t>0 ) = V (t fi + « 2 / s 2 )1 /2 (La expresión para v en función del tiempo de recepción tR es mucho más com­ plicada.) (c) Se observa que la frecuencia del sonido recibido de uno de estos fo ­ cos es de 5500 Hz cuando la fuente está alejada y aproximándose; y disminuye a 4500 Hz cuando la fuente está alejada y se aleja aún más. Además, se observa que la frecuencia disminuye de 5100 H z a 4900 Hz durante un tiempo de 4 seg cuando la fuente pasa sobre nosotros. Deducir la velocidad y la altitud de la fuente. Aproximar lo necesario para simplificar el cálculo. (Este tipo de análisis se utiliza para deducir la velocidad y la altitud de los satélites terrestres a partir de la Variación con el tiempo de la frecuencia recibida de un transmisor de radio del satélite.) 8-14 (a) Se coloca una fuente de sonido S de longitud de onda X a una distan­ cia pequeña d de una pared plana y reflectora. Demostrar que así se originaría un diagrama de interferencias del mismo tipo que el que se produciría si la pared estuviese ausente y se colocase una segunda fuente S' a una distancia d detrás de la pared. Probar que este “ fo co imagen” tendría que estar desfasado 180° con S y considerar las implicaciones que esto origina para el diagrama de inter­ ferencia resultante en comparación con el debido a un dispositivo normal de una fuente doble en que ambas están en fase. (b) Si se coloca un equipo de alta fidelidad a 0,30 m de una pared, ¿qué margen de audiofrecuencias producirán dos o más franjas de interferencias en una habitación de tamaño moderado (por ejemplo, de 3,6 X 4,9 m)? ¿Si estu­ viésemos sentados a 3,6 m del equipo, con la cabeza situada a 0,09 m de la pared, ¿qué frecuencias tenderían a ser suprimidas por efecto de las interfe­ rencias? 8-15 Consideremos una red de difracción de N rendijas estando las rendijas separadas 0,05 mm y siendo X = 5000 Á. (a) ¿Cuántos órdenes de máximos principales existen aproximadamente? (b) ¿Cuál es el cociente de las dos amplitudes A y A 0? (A 0 es la amplitud que resultaría si N = 1.) 340 Efectos debido a los límites e interferencias (c) Demostrar que la respuesta a la parte (b) se reduce al resultado dado en el texto para el caso de un sistema de dos rendijas si N = 2. (d) Si TV = 100 hallar (aproximadamente) el cociente de la amplitud del primer máximo subsidiario a la del máximo principal. 8-16 Se realiza un experimento de difracción de Fraunhofer utilizando luz de longitud de onda 5000 Á con una rendija de 0,05 mm de anchura. (a) ¿ A qué distancia deberá estar la pantalla de d e te c ció n ? Si se u tiliza un sistema de dos rendijas, ¿cuál es el cociente entre las (b) intensidades del primer máximo lateral y la del máximo central, si la distancia entre los centros de las rendijas (idénticas) es 0,1 mm? ¿0,05 mm? 8-17 Un sonido de frecuencia 2000 Hz cae en incidencia normal sobre una pa­ red elevada en la que existe un orificio vertical de 45 cm de ancho. Un hombre está paseando paralelo a la pared a una distancia de 15 m de ella por la parte más alejada. ¿En qué margen de distancia oirá una intensidad de sonido mayor que el 50 % del valor máximo? ¿Mayor que el 5 % ? Soluciones a los problemas C A P ÍT U L O 1-4 $z = 1-9 1 (b) r, - \¡7, tg 0X = V 3 /2 ; r2 = 7, — 2 0 1 (tg 0 2 = — 4V3). Sí; vale casi 21 cents. 1-10 C = (A3 + £ 2)1/2; tg a = - ^ B / A . 1-11 (a) A — 5 cm ; w= 2n seg-1; a = dxjdt = 1-12 + tt/2. (b) (Para a — + tt/2) x = 5\f3¡2 cm; cm /seg; ct¿x/dtQ = — 10\/37r2 cm/seg2. (a) A = 150/tt cm ; o> = 7r/3 seg-1; a = 7r/6. (b) * = — 75\0/*r cm ; dxjdt = — 25 cm /seg; d2xjdt2 — 25xjs/'$ cm/seg2. C A P ÍT U L O 2 2-2 Los valores de (A, a) son (a) V2, — ?r/4; (b) 1, — 2tt/3; (d) 2 — a/2 , 3ít/4. 2-2 2 -i A ~ 0,52 mm; 1 seg. 8 ~ 33,5°. 2-4 (a) v = 1 seg"1; (b) 6,25 seg -1; (c) 0,49 seg-1. C A P ÍT U L O 3 3-1 k = 25 dyn/cm. o •OH fcyu/at'*. 3-2 (a) T0 = 2n(mjkyf2\ (b) TJ\/2i (c) s/2T,. 347 (c) V13, — tg-1(2/3); 348 Respuestas a los problemas 3-3 3-4 3-5 (a) y = 2,5 cm ; (b) 1,25 cm. (a) «o = (g/01/a. 27r(2L/3g)1/2. 3-6 3-7 27t{dlgfl\ y = IJ20; tensión = 5 X peso del objeto. 3-8 3-9 3-10 (a) 0,25 mm ; (b) 0,23 m. (a) 22 cm radio, 360 kg; (b) 66 seg. (a) 5,9 X 1011 N/m2; (b) b¡a\ (c) 1,5. 3 -U 3-14 3-15 3-16 ríodo (a) u = h P A I m W . (b) sKbNseg/m; (b) 0 = 1. (a) Q0 = 512ír/loge 2; (b) 2 0 o; (c) Q = 12, b = 0,025kg/seg. (a) 8t t V A ^ / c 3; (b) m c ^ - v K e 2-, (c) (0 logc 2)/2tt; (d) Q ~ 2,5 X 107; pe­ de semidesintegración ~ 5 X 10-9 seg. 3-1 7 (á ) - 2 7 r ( 2 h l g y / \ 3-19 fe) TJTy = ( l — ljiy/z-, (d) x(t) = A 0cos (2k/my^t, y(t) = A 0 cos [2k(l — C A P ÍT U LO 4 4-3 4-4 (a) T = jr/5VT seg; (b) 1,3 cm. (b) (35g/36h)V2; (c) 3(*/g)i/»; (d) 0 = 3; (e) 8 = *r/2; (f) 0,90/t. 4-5 4-6 4-8 4-9 4-11 4-12 4-13 (b) 15,7 cm ; (c) u.0 + 0,017 seg -1. (d) Aproximadamente 200 Á. (b) A = <d2 + y2)1/2; tg S = — y/w. (a) rrZwi2. ,u0* (a) 1,3 cm, Í3 0 °; (b) 0,063 J; (c) 0,30 W . (a) 19,8 s e g -1; (b) 1,5 cm ; (c) 0,086 W. (a) (o„ = 40 seg -1, 0 = 20; (b) 16. 4-14 4-15 4-16 4-17 (a) 0 = 25; (b) y= O,O4a,0; (c) 0,08tt; (d) V2<v, (e) V 2 0 ; (f) P ro; (g) Ev (a) 1,005b)!; (b) 0 = 5 (muy aproximadamente); (c) 0,2(mk)1/2 (aprox.). (a) b,0 = (LC)-V2; (b) y = 1¡CR-, (c) Pm = 1¿R¡2. (a) 2tt X 1 0 -5 J; (b) 10“ 3 J; (c) 10-* seg. C A P ÍT U LO 5 *>5-2 (a) 1,27 seg, 1,23 seg; (b) 40 seg (aprox.). ' Respuestas a los problemas 349 Si kc2 = kAkB, </ = [(kA + kB + fcc)/m ]1/2, o," = (kc¡m)V\ 5-5 ü) = co0(l ± a)-V2. 5-6 (a) \/óT seg, 3 ^ 2 seg; T" (c) 3\/2(v^~+ l)/2 seg. 5-7 (c) 2,29 seg-1; (d) kJ kQ= 1,52. 5-5 (d) (glL)V*;[(glL) + (2ka?ImV)]V\ 5-9 (d) (11/3)1/2 = 1,91. 5-10 En el m odo “ lento” , cociente de amplitudes (superior/inferior) = (V5 — l)/2 ; en el m odo rápido, cociente = (V 5 + l)/2. 5-11 (b) o 2 = [k¡2M) + (gil)] ± [(k ¡2 M f + (g/Z)2]1/2. 5-75 (a) Período = 2 n ( 2 m l ¡ 5 T (c) «> = (3J/mZ)1/2. 5-75 (c) (2 — V2)V2a,0, V 2 c 0, (2 + V 2)1/2w0, en donde w0 = (T/mZ)1/2. 5-76 a = cos-1[l — ((o2/2w02) ] ; C = fc/sen [a(N + 1)]. * C A P ÍT U L O 6 6-7 (a) vx = 10 seg-1; (b) v = 50, 100, 150, etc., seg -1 (todos los múltiplos en­ teros de 50 seg-1). 6-2 vA = nVl (n = 1, 2, 3), = T /4 M L ; v* 0,84vx, l,5 5 v lf 2,04vj. 6-5 ü) = 7t(T/LM )V 2. ; 6- 6 (a) Wa = [(2n— (b) = £/(« — *); (c) x = L(n — £ + k)¡(2n — 1) (k = 0, . . . , n — 1, . . . ) . 6-9 6-10 6-77 6-12 6-74 (b) A,, = 10 /x, A 2 = 10(1 — 1/V 2) (a) vn = nc¡2L; (b) (1) 21, (2) 15 cm. (a) (A W T )/ 4 L ; (b) (A,2 + 9 A 2)^T/4L. (a) TL{[ 1 + (2/z/L)2] 1/2— l } ~ 2 r ^ 2/L ; (b) cada 2(ML/T)V2 seg. y(x) = '£i™=1Bn sen (mrxIL), en donde _ í 8AL2/(n;r)3 n impar (a) ' (b) (C) n” | 0 n par; Bx = A , Bn = 0, si n 1; . (— 1y*+W 4A \ ------- — ----- 7- ----- n impar = ) n(n2 4) A¡2 n= 2 0 n par, njA 2. B — 350 6-15 Respuestas a los problemas y(x, t) = ^ (a) Cn sen {n'xjL ), en donde ^ ( C« = ¡ 8AL? eos (nw^KnnY n impar 0 n par; ( 8BL2 sen (nta^/nVo^ (b) C» = | 0 n impar n par (Wl = frecuencia angular del m odo inferior). C A P ÍT U L O 7 7-2 (a) A — 0,3 cm, X = 4 cm, K = 0,25 cm _1,v = 25 T — 0,04 seg, v = 100 cm /seg; (b) 15?r cm/seg. 7-3 f = 0,003 sen 2;r[(x/600) 4- 5í)]. 7-4 (a)jm ; (b) 72°. 7-5 (a) 22,4 m/seg; (b) 2,24 m ; (c) y(x, í) = 0,02 seg-1, sen(2,80a: — 62,8í 4- 0,52). 7-6 (a) 10 m ; (b) y = A sen (3;rx/L) eos (30ttí)* 7-7 y = cero; d y ¡ d t ~ 6 m/seg. 7-5 (a) v = 1,5 H z; (b) A = ■^ m, n 16n — 1 = 1, 2, 3, . . . para la onda con movimiento positivo, 16 m, n = 1, 2, 3, . . . para la onda con movimiento negativo; 16n + 1 (c) v — 4- 8/5 m/seg, etc., u = — 24 m/seg, etc.; (d) datos insuficientes. 7-12 (b) vy(máx) 4 m/seg; (c) J = 32 N ; (d) y{x, t) = 0,2 sen 2tt(8í + x/5). 7-73 (b) v = u/2, dirección = 4- x; ( \ dy (c) — dt í= o 4ó 3u (¿>2 + 4*2) 2 x. 7-16 (a) 8 X 10-4 seg; (c) umax = 12,5 m/seg, durante la apertura; (d) f = 1,2 X lO-2 seg. 7-77 (a) z/(x, í) = 2A eos C-T')’ (b) 1 m/seg7 (c) 2tt m. 7-75 (c) 30 cm. 7-20 (c) 28 m/seg 63 millas/hora. 7-27 (a) An = 2l(N 4- 1)/n ; = 2w0 sen [nn-/2(iV 4- 1)]; ,(b)up(n) = tonXJ2n, Respuestas a los problemas Vg(n) = [2lu0(N + 1)/tt] sen (.n + 351 l)7 r ~ [2(N + 1). sen nir L2(AT + 1)J C A P ÍT U L O 8 8-1 8-3 gJh = 1, 1/3, 0, — 1/3, — 1; fJh = 2, 4/3, 1, 2/3, 0. X = R para disipación máxima. 8-4 ü> = (.LC) ~^2 para disipación máxima cuando se dan L, C y R. 8-5 (a) 5,5 X 10"4; (b) 1,1 X 10 -3. 8-7 (b) Unos 32 kilómetros. 8-8 (a) Variación total de frecuencia = 320 Hz. 8-9 T ~ 900°K. 8-12 (b) v(<9) — v'(0) ~ vq( u eos 6/vf. 8-13 (c) velocidad ~ 0 ,Iv = 33 cm /seg; altura de330 a360 m. 8-14 (b) Todas las audiofrecuencias por encima de1300 H z; múltiplos enteros de 2200 Hz (aproximadamente). 8-15 (a) 100; (b) A ¡A 0 = sen (IOOttV sen 6)/sen(100?r sen 0); (d) 1/5. 8-16 (a) Una distancia mucho mayor que 5 mm. (b) para d = 0,1 mm, el cociente es 0,44 aproximadamente; para d — 0,05 mm., el cociente es 0,05 aproximadamente. 8-17 //Jmax ^ 0,5 para unos 2,4 m a cadalado del máximo; f/fmax 0,05 para unos 4,8 m a cada lado del máximo. índice alfabético Amortiguamiento crítico, 80 de las oscilaciones libres, 72 Amplitud, 6 Análisis armónico, 216 de Fourier, 183, 214, 216 Anderson, O. L., 167, 168 Ángulo de corte, 63 de Mach, 311 Antinodos, 185 Chladni, figuras de, 212 Churinoff, G. J., 100 Da Vinci, Leonardo, 257 David, E. A., 8 Deformación, 53 de corte, 63 unitaria, 53 Densidad de energía cinética, 268 Densímetro simple, 57 Derivada convectiva, 256 Diagrama polar, 331 Diagramas de interferencias de sistemas de rendijas reales, 331 de Moiré, 319 Diferencia de fase, 23 Difracción de Fraunhofer, 330 por una sola rendija, 324 Dispersión, 259, 260 Doppler, Efecto, 308 Ball, Robert, 283, 284 Barnes, R. B., 174 Barsley, Michael, 20 Barton, E. H., 101, 102, 106 Barton, péndulo de, 101, 106 Batido, 28 Bergmann, Ludwig, 211 Bernoulli, Daniel, 155, 190 Bernoulli, lean, 155 Beyer, R. T., 274 Bishop, R. E. D., 3 Bloch, F., 126 Bohr, N., 210 Bouasse, H., 89 Boyle, ley de. 67 Boyle, Robert, 66 Brillouin, León, 155 Bunsen, R. W., 122 Cálculo de modos normales para N oscila­ dores acoplados, 158 Cizalladura, 63 Cizallamiento, módulo de, 64 Coherencia, 315 Compresibilidad, módulo de, 64, 67 isoterma, módulo de, 68 Coordenadas normales, 144 Corte, 263 tensión de, 64 Cronin, D. J., 334 Chladni, E. F., 211 Ecuación del oscilador armónico, 49 Eddington, sir Arthur, 266 Efecto Doppler y fenómenos relacionados, 308 Efectos debidos a los límites e interferen­ cias, 285 Elasticidad, 52 de un gas, 199 Energía cinética, densidad de, 268 de una onda mecánica, 267 Espectro completo de modos normales, 202 Euler, Leonhard, 15 Euler, relación de, 15 Exponente complejo en el caso de oscilacio­ nes forzadas, método del, 94 Fase, diferencia de, 23 Fenómeno de corte, 263 Fenómenos transitorios, 104 Feynman, R. P., 16 Figuras de Chladni, 212 353 354 índice alfabético Figuras de Lissajous, 38 Flujo de cantidad de movimiento y presión de radiación mecánica, 273 Fourier, análisis de, 183, 214, 216 Fourier, J. B., 5, 214, 215, 216 Frank, N. H., 165 Fraunhofer, Joseph von, 121 Límites e interferencias, efectos debidos a los, 285 Lindsay, R. B., 274 Líneas de Fraunhofer, 121 Líquido oscilante en un tubo en U, 61 Lissajous, figuras de, 38 Lissajous, J. A, 39 F ra u n h ofer, d ifr a c c ió n d e , 330 L o n g itu d de onda, 188 A ín e a s U e , 1 2 1 frecuencia angular, 90 de la pulsación, 29 Frecuencias normales, 145 método analítico general, 148 French, A. P., 334 Fresnel, J. A., 300 Funciones ortogonales, 220, 221 Galilei, G., 188 Gas, elasticidad de un, 199 Helmholtz, H., 303 Herb, R. G., 124 Herrick, Robert, 20 Hookc, ley de, 45 Hooke, Robert, 1, 45, 47 Hudson, A. M., 209 H uygen s, C ., 300, 301 Huygens-Fresnell, principio de, 300 Impedancia, 293 característica, 295 eléctrica, 294 mecánica, 293 terminaciones no reflectoras, 293 Ingard, U., 211 Interferencias, 285 producidas por una doble rendija, 314 por rendijas múltiples, 320 Jenkins, F. A., 122 Kelvin, Lord, 136 King, J. G., 100, 334 Kirchhoff, G., 122, 303 Lagrange, J. L., 215 Laplace, P. S., de, 276 Leigthon, R. B., 16 Lenz, ley de, 117 Ley de Boyle, 67 de Hooke, 45 de Lenz, 117 de Snell, 260 Mach, ángulo de, 311 número de, 311 Martin, W. T., 110 MAS, 6 Método del exponente complejo en el caso de oscilaciones forzadas, 94 Miller, D. C., 184, 190, 243 Modos normales, 137, 185 de sistemas continuos, 183 de un sistema bidimencional, 205 de un sistema tridimensional, 213 de una red cristalina, 172 espectro completo de, 202 para N osciladores acoplados, cálculo de, 158 para N osciladores acoplados,, propie­ dades de los, 161 superposición, de, 142 y funciones ortogonales, 221 y ondas en movimiento, 228 sobre una cuerda, superposición de, 189 Módulo de cizallamiento, 64 de compresibilidad, 64, 67 de compresibilidad isoterma, 68 de elasticidad de Young, 52, 54 de rigidez, 64 Módulos elásticos, 64 Moiré, diagramas de, 319 Movimiento armónico simple, 6 de un pulso móvil arbitrario, 252 de pulsos de onda de forma constante, 251 estacionario del oscilador impulsado, 91 ondulatorio, 227 Movimientos periódicos, 3 perpendiculares con frecuencias diferentes, 38 con frecuencias iguales, 34 superposición de, 21 Muelle de aire, 65 Nodos, 185 Número complejo, 13 de Mach, 311 de onda, 241 índice alfabético Objetos flotantes, 56 Onda, número de, 241 mecánica, energía de una, 267 Ondas circulares, 299 circulares, 299 de gravedad, 263 en dos dimensiones, 298 en dos y tres dimensiones, 274 en medios específicos, velocidades de las, 236 en m ovim iento, 228 esféricas, 299 finitas, tren m óvil de, 235 móviles, superposición de dos, 241 planas, 299 reflexión de, 303 refracción de, 303 progresivas, 227 pulsos de, 242 en una dirección, 233 rectas, 299 sonoras, velocidad de, 237 Oscilaciones armónicas rápidamente amorti­ guadas, 76 de los sistemas m ecánicos, 3 de muelles cuya masa es grande, 69 forzadas con amortiguamiento, 96 m étodo del exponente com plejo en el caso de, 94 libres, amortiguamiento de las, 72 por torsión, 62 Oscilador arm ónico, ecuación del, 49 impulsado, m ovim iento estacionario del, 91 potencia absorbida por un, 111 no amortiguado con impulsión armónica, 90 Osciladores acoplados, 137, 156 cálculo de m odos normales para, 158 propiedades de los m odos normales para, 161 vibración forzada y resonancia para dos, 151 anarmónicos, 127 longitudinales, 166 Parámetros de resonancia eléctrica, 120 mecánica, 120 Péndulo de Barton, 101, 106 simple, 59 de W ilberforce, 147 Péndulos, 59 acoplados, 139 355 Perturbaciones ondulatorias, 297 Pierce, J. R., 8 Pitágoras, 184 Pohl, R. W ., 301, 331, 333, 334, 335 Polarización, 297 Potencia absorbida por un oscilador impul­ sado, 111 Poynting, }. H., 41 Principio de Huygens-Fresnel, 300 Problema básico masa-muelle, 47 Propiedades de los m odos normales para N osciladores acoplados, 161 Pulsación, 28 Pulso m óvil arbitrario, m ovim iento de un, 252 Pulsos de ondas, 242 reflexión de, 285 superposición de, 257 de form a constante, m ovim iento de, 251 Purcell, E. M., 126 Radiación m ecánica, flujo de cantidad de m ovim iento y presión de, 273 Rayleigh, Lord (J. W . Strutt), 337 Red cristalina, m odos normales de una, 172 Redes de difracción, 320 R eflexión de ondas planas, 303 de pulsos de ondas, 285 R efracción de ondas planas, 303 Reissner, E., 110 Relación de Euler, 15 Resonancia, 89 ejem plos de, 116 eléctrica, 117 parámetros de, 120 magnética nuclear, 125 mecánica, parámetros de, 120 nuclear, 123 óptica, 120 Rigidez, m ódulo de, 64 Rosenfeld, )on, 26, 27, 29, 42, 73, 101, 106, 109, 140, 319 Row land, H. A., 122 Runk, R. B., 167, 168 Sala, O ., 124 Sands, M. L., 16 Sears, F. W ., 287 Sem iperíodo, 29 Simetría cilindrica, 275 esférica, 276 356 índice alfabético Sistema bidimensional, modos normales de un, 205 masa-alambre, 48 masa-muelle, 48 tridimensional, modos normales de un, 213 Sistemas continuos, modos normales de, 183 Slater, J. C., 165 Snell, ley de, 260 Snowden, S. C., 124 Sommerfeld, A., 210 Número complejo, 13 Sonido, 237 Starling, E. H., 4 Straub, H., 4 Stull, J. L., 167, 168 Superposición, 240 de dos vibraciones de igual frecuencia, 22 de modos normales, 142 de modos sobre una cuerda, 189 de ‘movimientos, 21 paralelos y perpendiculares, 40 de muchas vibraciones de la misma fre­ cuencia, 30 de ondas móviles, 241 de pulsos de ondas, 257 de vibraciones de frecuencias diferentes, 24 paralela, 43 perpendicular, 43 Taylor, teorema de, 15 Tensión, 54 de corte, 64 Teorema de Taylor, 15 Thomson, ]. }., 41 Torre de Texas, 100 Transporte de energía mediante una onda, 271 Tren móvil de ondas finitas, 235 Tucker, W. S., 41 Van Bergeijk, M. A., 8 Variaciones libres de cuerdas alargadas, 184 Vectores rotatorios, 10 Velocidad de fase, 262 y de grupo, 259 de grupo, 262 de ondas sonoras, 237 Velocidades de las ondas en medios especí­ ficos, 236 Vibración armónica forzada de una cuerda tensa, 191 forzada y resonancia para dos osciladores acoplados, 151 Vibraciones, 3 de columnas de aire, 197 estacionarias, 184 forzadas, 89 libres de los sistemas físicos, 47 longitudinales de una varilla, 193 perpendiculares, 32 sinusoidales, 4 superpuestas en una dimensión, 21 Vinci, Leonardo da, 257 Waller, Mary, 212 White, H. E., 122 Wiener, Norbert, 181 Wilberforce, L. R., 147 Wilberforce, péndulo de, 147 Wollaston, W. H., 122 Wood, Alexander, 89 Young, módulo de elasticidad de, 52, 54 Young, Thomas, 54, 315 Zemansky, M. W., 287