FOMENTEMOS DISCIPLINA OBJETI VOS Encontrar vías que ayuden al profesor a gestionar y controlar la indisciplina en el aula. Facilitar la labor docente, en pro del desarrollo integral de los educandos. INDISCIPLI N A Se llama disciplina a la capacidad de actuar de manera ordenada y perseverante con el objetivo de alcanzar un bien. Así pues, la disciplina escolar supone un sistema normativo orientado a establecer pautas de conductas adecuadas para la escuela. En esta línea, se denomina “indisciplina escolar” a la transgresión de las normas que una determinada institución escolar fija como código de comportamiento esperado (reglamento escolar) a fin de facilitar la convivencia en un ámbito que propicie un clima de aprendizaje. Las normas de disciplina escolar han variado a través del tiempo de manera tal que el parámetro de transgresión (indisciplina escolar) no puede ser considerado un criterio absoluto, sino válido convencionalmente de acuerdo a las pautas acordadas por una determinada comunidad escolar. Los sistemas disciplinarios pueden obedecer en mayor o menor medida a sistemas represivos basados en la sanción de las transgresiones, la autoridad impuesta o incluso el castigo físico, o bien inspirarse en sistemas preventivos más democráticos en donde se favorece la creación de un clima favorable a la convivencia basado en el diálogo y la búsqueda de acuerdos. ¿ES IMPORTANTE L A DISCIPLIN A EN EL AUL A? En toda sociedad y ambiente tiene que haber normas, aunque sean mínimas. La familia y la escuela son fundamentales para su aprendizaje. Las normas deben ser cumplidas por maestros y estudiantes a fin de facilitar el logro de los objetivos educativos. Sin ellas difícilmente se alcanzan. ¿Cómo se va a aprender en un lugar donde todos hablan, gritan o juegan? Pero no es tan fácil cumplirlas: la naturaleza humana, y más la de los niños y jóvenes, tiende a pasar por encima de ellas: no las desea; tiende a desobedecerlas, aunque sean lógicas y razonables. Es que, con frecuencia, los estudiantes desconocen su importancia para una adecuada convivencia y no en pocos casos porque tienen otros intereses. ¿CÓMO CONTROL AR L A INDISCIPLI N A EN EL AUL A? Involucrar a los estudiantes: Esto significa darles voz a los estudiantes en la discusión sobre la solución de los problemas escolares. La clave está en conversar con los alumnos sobre cómo mejorar la atmósfera escolar, más que asumir actitudes antagónicas. No hay que olvidar que la única disciplina que realmente funciona es la autodisciplina, que no se aprende escuchando lo que le dicen los profesores sino aprendiéndolo por sí mismos. Consistencia en la aplicación de las normas: Los alumnos normalmente se portan mejor cuando saben exactamente cuáles son las conductas esperadas de ellos y si los límites están claramente establecidos. Cuando no es así, se sienten sin referentes y tentados a probar los límites. La consistencia también es muy importante, porque evita que los alumnos sientan que las normas son antojadizas o injustas, en cuyo caso se sienten tentados a violarlas. Actuar frente a infracciones menores: Si las autoridades escolares enfocan las pequeñas infracciones y los detalles, los alumnos tienen una experiencia concreta y directa de la existencia de las normas, lo que evita que se animen a cometer trasgresiones mayores. Este enfoque recuerda la filosofía social de James Q. Wilson ("la ventana rota") que tan buenos resultados trajo a la policía de Nueva York, Boston y Filadelfia para reducir la criminalidad. Según esta teoría si la policía sanciona las faltas menores (grafiti en las paredes, pandillas, etc.) tendrán menos crímenes mayores que resolver. Del mismo modo, en un colegio donde las faltas menores son ignoradas, se experimentará un incremento de la indisciplina. Involucrar a los padres y a la comunidad: Es bueno conversar con los padres, pero no solo sobre problemas escolares sino también sobre las cosas buenas que ocurren en el colegio. Invitarlos a ver el colegio, a hacer sugerencias para su mejoramiento y darles una sensación de ser parte de la educación escolar de sus hijos. Estadísticas de incidentes: Tener buenas estadísticas de comportamiento en clase ayuda a detectar los principales problemas, y sirve como un sistema de alerta temprana para identificar qué alumno necesita ayuda. Sin embargo, armar estas estadísticas trae algunas complicaciones porque no todos los incidentes son equivalentes en gravedad y a la hora de sistematizarlos y sumarlos se puede desfigurar la situación real. Además, recopilar la información se puede volver más importante que los propios incidentes, y puede consumir mucho tiempo de los profesores que tienen que rellenar informes y reportes. Si los profesores van a sentirse mal juzgados como profesores (por tener muchos problemas en clase) y sobrecargados en el trabajo administrativo, dejarán de reportar los incidentes. Currículo motivante: Los expertos coinciden en que si los alumnos se sienten motivados con el currículo, disminuirán los problemas de indisciplina. Alumnos aburridos frustrados van a expresar su malestar en forma de mala conducta. Las estrategias aludidas son simples de comprender y aplicar, siempre que exista una vocación constructiva y creativa para encarar los problemas, en vez de limitarse a culpar a los alumnos o profesores de los incidentes de indisciplina. La iniciativa está en manos de los profesores y directores. ELABORANDO NORMAS DE DISCIPLINA O CONVIVENCIA 1 . Promover la participación organizada y orientada de todos los alumnos en la elaboración de las normas, así las sentirán como suyas y les será más fácil cumplirlas. 2 .El inicio del año escolar será el momento oportuno para que los alumnos establezcan las líneas y hasta las correspondientes sanciones. El maestro deberá orientarlos dejándoles voz e iniciativa. 3 . Salvo algunos casos especiales, en las reglas de convivencia deben todas las faltas que se pueden cometer y su correspondiente sanción. 4 . Es mejor orientar a los alumnos a que elaboren las normas algo globales que abarquen de por sí varias cosas. Así, por ejemplo, se puede establecer que el alumnado venga adecuadamente aseado y vestido sin exageraciones o excentricidades, a juicio del Comité de Aula, en lugar de establecer detalles acerca del pelo, aretes, tipo de pantalones y otros. Establecer un comportamiento respetuoso con todo el personal de la institución, en lugar de detallar faltas hacia los actores de la comunidad educativa. 5 .Debe comprender un grupo de sanciones muy equilibradas y aceptadas en consenso por los estudiantes. Si las normas son pocas se podrán leer y recordar con cierta frecuencia. Tampoco agobiarán a los estudiantes, ni provocarán una “cacería de brujas”. Por otra parte los alumnos aprenderán a tener una mirada global de las cosas. ACTUACIÓN CONCRETA DEL DOCENTE. Aparte del papel decisivo del docente-facilitador en el proceso de convencer y motivar, existen manejos adecuados o inadecuados que los buenos maestros conocen muy bien. Ellos son decisivos para la adecuada disciplina en el aula. Así: Desde la primera clase mostrar autoridad y dominio de la situación. Manifestar temor a los alumnos es el inicio de la indisciplina y del menosprecio al maestro. Hablar fuerte y con claridad, de tal forma que todos los alumnos entiendan perfectamente y sin dificultad todo aquello que se les dice. La escasa claridad genera distracción y murmullos. Un maestro no debe hablar demasiado. Hay quienes creen que son buenos maestros porque no paran de hablar. Si los alumnos solamente escuchan y reciben, ¿cuándo desarrollan sus facultades? Si se habla mucho los alumnos se cansan, no escuchan y hablan mientras el maestro da su clase o instrucciones. Se trata de que los alumnos hagan el trabajo y hablen lo necesario, reflexionando e intercambiando ideas y experiencias. Aunque los alumnos deben participar activamente en la elaboración de las normas de convivencia, es importante que el docente-facilitador plantee al inicio algunas líneas fundamentales de su actuar y de lo que pretende de los estudiantes. Ello servirá como marco básico o norte en la elaboración de las Normas. La disciplina y los aprendizajes se facilitan cuando los tiempos de desarrollo de las unidades didácticas están bien diseñados y ocupados, sin espacios vacíos que hagan peligrar una acción continua y organizada. La explicación bien estructurada, didáctica, con las ayudas apropiadas y la participación organizada de los estudiantes, crea un ambiente de trabajo que hace difícil la indisciplina. El respeto y buen trato crean una empatía y confianza sólidas. El maltrato genera distancia, enerva, provoca la cólera y causa rebeldía. Lo primero ayuda al aprendizaje (no sólo cognitivo); lo segundo impide los aprendizajes. El maestro que desea un trabajo serio y disciplinado no debe quedarse en el “arco” (su carpeta) sino salir a empujar a su equipo. Debe estar pendiente de todo mientras los estudiantes trabajan en grupo o resuelven individualmente los interrogantes. Necesita estar al lado de ellos colaborando activamente en el logro de aprendizajes. Así la disciplina no se le irá de las manos. “TIPS” Mantenga una posición firme desde el primer día. Garantice que haya silencio cuando usted se dirija a sus alumnos. Conozca y utilice el nombre de sus alumnos. No mantenga una posición fija durante el desarrollo de toda la clase, es decir, recorra el aula de vez en cuando. Inicie su clase con algo que atraiga de manera especial el interés y la curiosidad de los alumnos, trate de sostener o mantener la motivación durante toda la actividad. Hable claramente. Asegúrese de que sus instrucciones son lo suficientemente claras para que sean comprendidas por los alumnos. Prepare materiales extras para atender las diferencias individuales de sus alumnos. Haga que su trabajo se corresponda con la edad, intereses, necesidades, y habilidades de sus alumnos. Desarrolle el arte de medir el tiempo de la clase. Varíe sus técnicas de enseñanza. Trate de anticipar los problemas de disciplina y actúe rápidamente. Evite las confrontaciones. Muéstrese como alguien en quien sus alumnos pueden confiar, demuestre que usted está presto a ayudarlos en la solución de sus problemas. Respete a sus alumnos. Mantenga una postura ejemplar. Utilice el humor de forma constructiva. Muestre cordialidad y amistad por sus educandos. Demuestre que usted posee buen dominio del contenido de enseñanza. CÓMO SER UN BUEN DOCENTE HOY Se acabaron los profesores dictadores, que dictan clase. Hoy los profesores son acompañantes respetuosos del proceso de formación de los estudiantes. El nuevo docente sabe con claridad que su función es formar, no informar. Enseña a sus alumnos a pensar, más que a memorizar. Conoce y respeta a cada uno de sus estudiantes, con sus características y especificidades. No los trata a todos igual. Les proporciona los elementos para que aprendan a preguntar y a buscar respuestas. Se mantiene actualizado en su campo. Piensa en el futuro permanentemente, pues sus estudiantes se preparan para mañana, no para hoy. Se siente mejor con el título de maestro que con el de profesor. Mantiene siempre vigente la ética profesional, en sus enseñanzas y en su actividad Se considera psicólogo, médico, educador, consejero, sociólogo, ingeniero de sistemas, pedagogo, nutricionista, abogado, escritor y todo lo demás. Se preocupa por formar excelentes seres humanos, más que buenos profesionales. Piensa siempre que su acción desarrolla al estudiante y aporta a la sociedad. Tiene conciencia de que el mejor y casi único proceso de paz que vale la pena es educar. Un maestro respeta y enseña y exige respeto. Tiene claro que su trabajo tiene sentido mientras existen seres en formación o estudiantes. No le preocupan las notas, lo mueve que sus estudiantes aprendan a ser, saber y hacer. Se siente orgulloso de ser docente y decente. Un maestro verdadero sabe pedir perdón y perdonar. Es un enamorado de las tecnologías que le permiten ampliar el mundo del conocimiento a él y a los suyos. Ser maestro es, en definitiva, el oficio más digno del mundo. BIBLIOGRAFÍA Categoría: Educación y Pedagogía Autora: Rosa Sureda, Editorial: Landeira Ediciones S. A. (Buenos Aires, Argentina), Año de edición: 2002. ISBN: 9879208307. secretaria general de educación, instituto superior de formación del profesorado. ISBN: 84-369-4323-6.