AGOSTO 23 DE 2015 DOMINGO 21 DEL TIEMPO ORDINARIO Textos: Jos 24, 1-2a. 15-17. 18b/Sal 33/ Ef 5, 21-32 / Jn. 6, 60 – 69 “Pero hay entre vosotros algunos que no creen” (6,64) 1. INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO Eterno Padre, en nombre de Jesús Cristo y por la intercesión de María Virgen Inmaculada, envíanos el Espíritu Santo. Ven, Espíritu Santo, y danos el don de la sabiduría. Ven Espíritu Santo y danos el don del Entendimiento. Espíritu Santo, eterno Amor, ven a nosotros con tus ardores, ven, inflama nuestros corazones. Amén 2. LECTURA ¿Qué dice el texto? A. Proclamación y Silencio B. Reconstrucción del Texto Si es posible, alguna persona puede relatar el texto de memoria, también se puede transcribir el texto, permitiendo que se tenga una experiencia de lo que Dios quiere para cada uno. Otro medio para profundizar y entender mejor, es utilizar las siguientes preguntas: Después de escuchar a Jesús, ¿qué decían muchos de sus discípulos? ¿Qué les dijo Jesús a aquellos discípulos que murmuraban? ¿Quién da Vida? ¿Para qué sirve la carne? ¿Qué son las palabras de Jesús? ¿Todos los que hasta ese momento habían seguido a Jesús, tenían fe? ¿Cómo se llega a la fe? ¿Uno puede legar a la fe por sí mismo? ¿Jesús pudo mantener todo el grupo de sus discípulos? Cuando muchos de sus discípulos lo abandonaron, ¿qué preguntó Jesús a los Doce? ¿Qué le respondió Simón Pedro? ¿Por qué los Doce se iban a quedar con Jesús? C. Ubicación del texto ¿Qué narran los versículos antes y después de nuestro texto? Al igual que los dos domingos anteriores, la liturgia presenta la última parte del discurso que Juan coloca cerca de Cafarnaúm, (Jn 6, 22-66), la gente sigue a Jesús porque participaron en el milagro de la multiplicación de los panes (Jn 6, 1-15) y así habían logrado saciar su hambre. El evangelista presenta a Jesús como quien pretende que la multitud dé el paso de pensar en una situación puramente material a creer en Jesús como el pan espiritual para lo cual es fundamental la fe. En el texto de hoy, les reprocha su falta de fe e invita a perseverar, pues muchos no han creído y se han marchado. (Jn. 6, 67) D. Algunos elementos para comprender el texto - Paralelos del texto Comparar con Dt. 8, 3; Mt. 8, 20; Mt. 16, 16; Hch. 3, 14; 1Co. 15, 45; 2Co. 3, 6 Comentar - Ideas fundamentales No fueron solamente sus adversarios, sino también muchos de sus discípulos que encontraron las exigencias de Jesús demasiado exageradas. También para ellos el lenguaje de Jesús es duro, es difícil para comprenderlo, y más difícil para aceptarlo. Jesús se da cuenta de su aflicción, pero no se retracta en nada de lo que había dicho: que deben creer que Él es el Pan Vivo que ha bajado del cielo, y que hay que comer su carne y beber su sangre para tener la Vida eterna. Jesús contempla lo que había afirmado hablando de su glorificación. Quiere que se comprenda que su encarnación, su entrega en la cruz y su ascensión al cielo son tres aspectos del mismo misterio de su persona, y que Él está presente enteramente con su cuerpo, su alma y divinidad en el “Pan de Vida”. ¿También ustedes quieren irse? En algún momento de la vida es necesario tener que decidirse en la fe. Mucho de lo que Jesús predicó, puede parecer lógico y hasta puede entusiasmar, como por ejemplo, el sermón de la montaña. Pero Jesús quiere más que enseñar un noble comportamiento humano. El quiere comunicar la Vida que supera a la muerte. No se trata solamente de una doctrina o de una filosofía, se trata de la Vida misma, de la Vida total y para siempre. Y El mismo es el Camino, la Verdad y la Vida. La decisión se debe hacer a favor o en contra de la persona de Jesucristo. La pregunta no es: ¿en qué debemos creer?, sino ¿a quién iremos?. ¿Por qué Jesús en ese momento no obligó a sus discípulos a quedarse con El haciendo un milagro que los dejara sin palabras o amenazándolos con un castigo a todos los que quisieran abandonarlo? Nada de eso. Dios muestra un gran respeto por el hombre. El ha hecho libre al hombre y debe tomar sus decisiones con libertad. En un asunto tan importante como el de la salvación, Dios respeta la libertad. Recién en el día del Juicio cada uno deberá dar cuenta de cómo la ha usado. Jesús advierte que no hay que gastar las fuerzas en tener más cosas. Todas las cosas exteriores son como la carne. Se necesita de la oración, dejarse guiar por el Espíritu de Dios para tener la Vida en verdad. Jesús dice: “Nadie puede venir a mí, si el Padre no se lo concede. Con esto enseña que la fe es un regalo muy valioso que hace Dios al hombre; y, como todo regalo de gran valor, se debe cuidar en todo momento. Una cosa es llegar a la fe y otra, muy distinta, es vivir la fe. Si bien es cierto que todos vayan a responder plenamente. Una multitud había escuchado la predicación de Jesús, pero la mayoría se fue desilusionada. Y hasta en el grupo de los Doce que se quedaron, hubo uno que iba a traicionar a Jesús. 3. MEDITACIÓN ¿Que me dice el texto? Recordemos que estamos llamados a creer en Jesucristo, Pan de Vida, que es quien alimenta nuestra espiritualidad para ser mejores cristianos. Por lo tanto, preguntémonos: -¿Me basta la “carne” sola, es decir: las cosas? ¿Me interesan las “palabras que son Espíritu y Vida”? ¿También yo quiero irme? ¿O no me he acercado a Jesús todavía? ¿O, desde hace tiempo me he ido interiormente? - ¿Por qué, después de la fiesta de la Primera Comunión o de la Confirmación la gente no va a misa? ¿Me parece insoportable o muy duro el lenguaje de Jesús? ¿Quiero imponer la fe a otros? ¿Trato de suscitar en los demás una fe personal y libre? Busco que las demás personas tengan un encuentro personal con Cristo? 4. ORACIÓN ¿Qué me hace decir el texto? Que el animador del grupo u otra persona prepare una oración de fieles pidiendo por el crecimiento de la fe en la Eucaristía, por parte de: los representantes de la Iglesia, el gobierno, los grupos alzados en armas, los enfermos, los encarcelados y la comunidad, contestando a cada petición: Auméntanos Señor la fe. 5. CONTEMPLACIÓN ¿A qué me compromete el texto? Que los miembros del grupo contemplen a Jesús que, en las circunstancias actuales, su mensaje aún es radical y exigente, pero que a la vez, nos concede el don de la fe para aceptarlo y vivirlo. Este aspecto nos mueve a comprometernos con El. De qué manera? Organizando mejor los momentos de oración, comulgando, asistiendo al grupo, confesándome, colaborando con los pobres, etc. CANTO: YO TENGO FE (M.P.C. No. 488)