I.- Autor y época histórica Lucio Apuleyo (c. 125-180), filósofo y escritor latino, nacido en Madaura, Numidia (actualmente Argelia). Su padre era un acaudalado magistrado. Apuleyo estudió en Cartago en una famosa academia de literatura y se inició en los misterios de Eleusis. Se dedicó a la literatura y la oratoria. Su popularidad era tan grande que en Cartago y otras ciudades le erigieron estatuas. Su célebre novela “Las Metamorfosis”, muy difundida en la edad media con el título de “El asno de oro”, es una fantasía latina en once libros. Su relato más famoso es el de la historia de Cupido y Psique. Por lo general, se considera que “Las Metamorfosis” es una sátira de los vicios de su época y una posible alegoría de la vida humana, e influyó mucho en la obra de escritores muy posteriores. Apuleyo posee un excepcional dominio en la observación aguda y exacta de los detalles y sus relatos ofrecen un retrato extremadamente realista de su tiempo. Apuleyo vivó durante el mandato de la dinastía de los Antoninos, familia imperial que ostentó el poder de Roma desde el 96 d.C. hasta el 192 d.C. Iniciada por Nerva, elegido emperador por el Senado romano, la dinastía de los Antoninos se caracterizó desde un primer momento por la moderación y el equilibrio entre el poder del emperador y la autoridad del Senado. Tales notas continuaron durante los reinados de los siguientes miembros de la dinastía, Trajano y Adriano. El sucesor de este último, Tito Aurelio Antonino, recibió del Senado el título de pius (en latín, devoto), por lo que reinó con el nombre de Antonino Pío (gobernó en 138-161 d.C.). Le sucedió su sobrino y yerno Marco Aurelio (reinó en 161-180 d.C.) al que había nombrado hijo adoptivo y heredero. Lucio Aurelio Vero (hermano de adopción de Marco Aurelio) estuvo asociado al trono imperial (161-169 d.C.). El último de los Antoninos fue Lucio Aurelio Cómodo, hijo de Marco Aurelio. Antonino Pío y Marco Aurelio fueron los dos últimos de los denominados “Cinco Emperadores Buenos”, apelativo que recibieron posteriormente los primeros cinco representantes de la dinastía, y del que quedó excluido Cómodo. El periodo antonino se caracterizó por una gran paz interna y prosperidad en el Imperio. La administración fue más eficiente y centralizada y los diversos pueblos del Imperio compartieron un sentimiento de unidad. Tras la muerte de Marco Aurelio el Imperio entró en un periodo de decadencia. II.- Género literario: ¿Es “El Asno de Oro” una novela? El Asno de Oro es una obra de difícil clasificación. El propio autor en el prólogo afirma que “va a tejer en esta charla milesia fábulas de origen griego”; de ésta forma, hay una relación entre la novela de Apuleyo y la tradición narrativa oriental, que tenía como características fundamentales: ● ● Su brevedad Su tono erótico, casi obsceno. Está inspirada también en la Fabulística sacra”, que surgía en torno a los templos y sectas, y que difundían vida y milagros de dioses, hechizos de los magos, apariciones, resurrecciones y toda clase de portentosas y extrañas aventuras. Con todo este material construye un relato de una extraordinaria fantasía, al que se añaden algunos elementos satíricos y burlescos y, por último, una intencionalidad místico-religiosa. Si comparamos la novela de Apuleyo con “El Satiricón” de Petronio, dos rasgos las diferencian fundamentalmente: en un plano formal hay que señalar como elemento diferenciador la ausencia de versificación en el Asno de Oro; por otra parte, desde el punto de vista de la intencionalidad se debe insistir en el tono místico-religioso de la obra de Apuleyo, totalmente alejado de las pretensiones de Petronio. El Asno de Oro pertenece al género de novela cómica que se desarrolló en la Literatura latina (cuyos máximos representantes son Petronio y el propio Apuleyo). Teniendo en cuenta las peculiares características de esta obra, debemos realizar un análisis particular. “Me agradaría ensartar en esta charla milesia una serie de diversas historias...”. De esta manera Lucio protagonista comienza a narrar “El Asno de Oro”, dándonos a entender de antemano que la estructura de la novela corresponde a la de las milesias, género griego recibido en el mundo romanizado a mediados del siglo II. Esta prosa se caracteriza por su ligereza y rapidez en el lenguaje, por la variedad de descripciones de costumbres de la época y por un cierto aire de erotismo. Aparte de esto, hay que señalar que Apuleyo dominaba todos los recursos estilísticos y de lenguaje, como se puede apreciar además en sus obras de retórica. Si se compara con Petronio, donde dominaba la mesura, en Apuleyo domina la falta de mesura ya que en su prosa emplea un lenguaje barroco y retórico. Son continuas las imágenes barrocas, los juegos de palabra y las sonoridades. Apuleyo combina arcaísmos y helenismos, vulgarismos y neologismos. Se nota mucho la influencia de la oratoria asiánica en el gusto barroco por la palabra, las perífrasis, el uso de gran variedad de palabras con finales iguales (homoioteleuton), aliteraciones y rimas. En resumen la novela de Apuleyo constituye una importantísima muestra del estilo de la época de los Antoninos. La novela adopta la forma de un relato narrado en primera persona por un joven de buena familia, llamado Lucio que se convierte en asno. Con la figura de asno entra al servicio de distintos amos, como si de una novela picaresca se tratase: bandidos, comerciantes, soldados, falsos sacerdotes, esclavos, etc. Aunque no tiene el don de la palabra, Lucio observa y describe todas las capas de la sociedad de modo vívido y realista. Apuleyo escoge el modelo de narración de autobiografía en prosa (en primera persona), relatado en un tono a veces crédulo, otras cómico y en ocasiones grotesco, y será esta mezcla de tonos la que confiera una gran originalidad a la obra. La forma autobiográfica da paso a numerosísimos narradores secundarios que intercalan todo tipo de historias. El resultado de estas consideraciones nos conduce a una narración con una estructura altamente compleja. III.- Argumento y temas Argumento: El joven Lucio, dominado por una malsana curiosidad por los hechizos y encantamientos, llega a Tesalia, la supuesta patria de la magia. Allí escucha pavorosas aventuras de encantamientos que no hacen sino acrecentar su curiosidad. Se hospeda en casa de un viejo usurero llamado Milón, cuya mujer practica la magia con la colaboración de su criada; Lucio seduce a Fótide, la criada, e intenta así conocer las artes de hechicerías de su ama. Por un error en los encantamientos se ve convertido en asno, conservando su facultad de raciocinio. En es saqueo que sufre la casa de Milón unos ladrones se llevan con ellos al asno junto con todas las caballerías. se narran las desventuras de Lucio mientras está en poder de los ladrones. Lo llevan a su guarida y allí lo dejan bajo la vigilancia de una anciana junto a una joven del estrato alto de la sociedad. La anciana pretende distraer a la joven contándole el cuento de Cupido y Psique. Terminada la narración, el asno intenta escapar en compañía de la joven. Es capturado y conducido de nuevo a la cueva, donde los ladrones deciden matarlos a los dos. El prometido de la joven viene a su rescate y se llevan con ellos al asno Lucio. Comienza un peregrinar del asno por distintos amos, que lo tratan de forma desigual y con los que corre múltiples aventuras. Finalmente, se descubren sus facultades extraordinarias y lo llevan a exhibirse en el teatro con una mujer depravada; logra escapar y con la intervención de Isis, Lucio vuelve a su forma humana. En agradecimiento a la diosa se inicia en su culto y en el del dios Osiris. IV.- Estructura y personajes Estructura externa: La obra consta de once libros en los que se narran múltiples y fantásticas aventuras, cuyo nexo es la persona de Lucio, transformado en asno. Se puede estructurar la obra en los siguientes bloques: ● ● ● ● Primer bloque: Lo forman los hechos narrados en los libros I, II y III Segundo bloque: Estaría formado por los libros IV, V y VI Tercer bloque: Comprendería los libros VII, VIII, IX y X Cuarto bloque: El libro XI merece ser considerado aparte por su contenido. Estructura interna: Planteamiento: Podría decirse que abarca desde el primer libro hasta mediados del tercero, cuando Lucio se convierte en asno. Nudo: Desde el momento de la metamorfosis de Lucio hasta el libro XI. Abarca, básicamente, todas las aventuras del asno Lucio. Desenlace: Comprendería los hechos descritos en el libro XI; desde la escapada de Lucio hasta la introducción a los cultos de Isis y Osiris. El tema principal de esta obra es, sin duda, la metamorfosis, ya que en torno a esto gira toda la obra. Pero destacan también los siguientes temas: ● ● ● ● ● ● Magia: La esposa de Milón, su huésped en Tesalia, era una bruja experta en metamorfosis y es de ella de donde Fótide consigue la poción culpable de la conversión de Lucio en asno. La curiosidad de Lucio por las artes oscuras se pone de manifiesto en varias ocasiones en el libro I. Dioses: aparecen en la novela múltiples alusiones a los dioses: “por Hércules”, “por la divina Ceres”, etc... Pero sobre todo representa un papel muy importante la Diosa Isis, ya que es la que al final devuelve a Lucio su condición humana. Delincuencia: es un tema tratado muy de cerca al ser el asno Lucio robado por unos ladrones. Con esto el autor tiene la oportunidad de describir el interior de una banda de asaltadores y, de alguna manera, de denunciar la existencia de dichos grupos de delincuentes. Erotismo: Hay una cierta atracción entre Lucio y Fotide y mantienen relaciones sexuales. También hay contactos sexuales del asno (Lucio) con una mujer, algo que resulta realmente extraño. Pero además de esto en las historias intercaladas se habla de mujeres que mantienen relaciones adúlteras y hasta semi-incestuosas. Muerte: también es una tema bastante común, ya que en el transcurso del libro se cuentan varias muertes y se involucra a Lucio en algunas aunque nunca directamente. Los contextos de las muertes suelen ser singulares, sobre todo los de las historias secundarias. Además de esto, se comenta en varias ocasiones la muerte del asno Lucio, aunque nunca se lleva a cabo. Violencia: tanto verbal como física. Casi todos los amos de Lucio le tratan de una forma despectiva, muchas veces propinándole palizas que lo dejan maltrecho y cerca de la muerte. Lucio cuenta las consecuencias de dicha violencia con menor trascendencia a medida que avanza el libro. VI.- La mitología en “El asno de oro” A lo largo de la novela aparecen multitud de menciones a los dioses en las conversaciones entre los personajes. Algunas de ellas aluden a dioses griegos y en otras ocasiones aparecen alusiones a dioses o héroes romanos. Algunos ejemplos de esto serían “por la divina Ceres” o “por Hércules”. La mención con la que nos encontramos con más frecuencia es la de la diosa Fortuna a la que recurre el asno Lucio para explicar sus múltiples desgracias. Los posteriores acontecimientos favorables se los atribuye a la diosa Isis, procedente de la religión egipcia y aceptada por los romanos como un culto oficial más. Lucio halla su liberación en un centro de culto a Isis que Apuleyo había conocido personalmente, la ciudad de Corinto. La existencia de un templo de Isis en Cencreas (y otros dos en Corinto) está confirmada por descubrimientos arqueológicos. La novela adquiere ahora un sabor autobiográfico. En el final no hay acción más allá de la vuelta de Lucio a la forma humana y las consiguientes iniciaciones. Hay poco diálogo o intercambio con otros personajes. La exaltada narración sólo se puntúa por la plegaria o el sermón ocasionales. De este modo, la novela que se enmascara inicialmente como excitante entretenimiento y que se desarrolla como una fábula, termina con una nota desenfadada de clamorosa apología, contrastando en tono con el toque más ligero de todo lo que le precede. Así, la plegaria inicial de Lucio proclama a Isis como principio universal de deidad femenina. La descripción de su aparición en la visión se aproxima muy de cerca a la iconografía de la diosa y sus palabras indican el rango de su poder e interés y su derecho a la vida futura de Lucio. Esta presentación didáctica continúa con la descripción detallada del ritual y los participantes en la procesión, en el curso del cual Lucio recupera la forma humana, da ocasión para proclamar de nuevo el poder de Isis. Se explica perfectamente el papel de Isis como "la Fortuna con ojos", servicio para el que es verdadera libertad. La descripción del ritual del templo incorpora afirmaciones de lealtad al sistema imperial romano. Hay un principio de la ceremonia de iniciación, seguida por la plegaria de agradecimiento de Lucio y la loa. El simple catálogo del contenido del libro final predispone a la opinión simplista de que no es más que un prodigio final para completar la serie de fantásticas aventuras. El relato específico de la teología, el ritual y la observancia de Isis, narradas sin nada de la maliciosa exuberancia que caracterizaba a las aventuras anteriores, es un ejercicio pedagógico, una recomendación de la religión egipcia al público romano. Es legítimo especular que está motivada por el meteórico crecimiento del cristianismo contemporáneo en el Norte de África. VI.- Análisis del cuento de Eros y Psique Este cuento se remonta a las tradiciones primitivas de Grecia, pero es Apuleyo el primero que lo fija por escrito. Narra la historia de Psique una joven de extraordinaria belleza de la que el dios Cupido se enamora. El dios, que había prohibido a la joven que lo contemplara, sólo se reunía con ella al anochecer. Una noche, movida por la curiosidad, Psique, mientras Cupido duerme, acerca una lámpara de aceite para poder verlo; el dios despierta y, enfadado por su desobediencia, la abandona. Psique inicia la búsqueda de su amante por toda la tierra, sometida a pruebas inhumanas por parte de los dioses. Esta fábula, que ha inspirado a escritores y artistas de todos los tiempos, por su contenido simbólico ha sido objeto de gran número de interpretaciones, incluidas algunas de inspiración cristiana; entre las interpretaciones propuestas, quizá la más acorde con el platonismo de su autor sea aquella que ve en Psique una alegoría del alma que busca su perfección en la unión con la divinidad. Elementos del cuento tradicional: . Competitividad entre hermanos. . Carencia que lleva a... . Búsqueda y alejamiento de la casa. . Trasgresión que conlleva un castigo y que exige... . Reparación que consiste en... . Tarea difícil. . Ayuda de objetos mágicos. . Combate entre el bien y el mal. . Persecución y combate. . Regreso. . A veces suplantación del héroe. . Recompensa y boda. Paralelismo con cuentos conocidos: El paralelismo más evidente es con el famosísimo cuento de “La bella durmiente” en el que también se castiga la curiosidad de la hermosa protagonista. Si nos fijamos en los personajes, encontraremos un claro paralelismo con “La cenicienta” pues en ambos cuentos aparecen dos hermanas (en la cenicienta son hermanastras) que, por envidia a la menor, le hacen la vida imposible. En el cuento de Cupido y Psique la malvada madrastra que “esclaviza” a la protagonista estaría representada por Venus. Además ambos cuentos terminan con la boda de los protagonistas. Una diferencia importante es que en “La cenicienta” la protagonista no se venga de sus hermanas, sino que las perdona, mientras que Psique las condena a ambas a la muerte. VII.- Continuación del cuento de Cupido y Psique Cupido, sintiéndose traicionado, le cuenta a su madre lo ocurrido. Venus, a su vez, se lo cuenta a Júpiter para que haga algo al respecto. Pero a Júpiter no le importan demasiado los líos de faldas de Cupido y decide no castigar a Psique. Aún así, Júpiter queda intrigado, pues para que Cupido se enamorara de una mortal ésta tenía que ser guapísima. Así pues Júpiter busca a Psique y la encuentra a punto de terminar con su vida tirándose por el acantilado dónde la habían abandonado sus padres tiempo atrás. El padre de todos los dioses, alarmado, le habla así: “No te precipites Psique, pues tu vida aún no debe llegar a su fin.” Psique no veía al dios por lo que contestó: “¿Quién eres tú para decirme lo que debo hacer? Si me quiero tirar por este precipicio y terminar así con mi existencia, ¿a quién le va a importar?.” Júpiter se queda pensativo por un segundo y luego se aparece ante la muchacha, quien estaba sumida en un pesaroso llanto. “Soy Júpiter, Psique, y te suplico tanto como dios supremo cómo como enamorado tuyo que no te tires por este acantilado, pues terminarías con la vida de la más bella de las mortales”. Psique, un poco harta de los asuntos divinos le contestó de una manera un tanto irrespetuosa: “Mira, Júpiter, majo, estoy hasta la mismísima coronilla de los habitantes del Olimpo y ahora, si haces el favor de disculparme, me voy a tirar por este acantilado. En estos tiempos que corren no le dejan a una ni suicidarse en paz.” Zeus tuvo que tragarse sus palabras de galán conquistador y apartarse del camino de Psique a regañadientes. “Pues si morir es lo que deseas, ¡adelante! Lanza tu vida por la borda.” Al ver Psique al dios tan afligido le dijo: “Pero, ¿qué quieres de mí?” Júpiter, haciendo uso de su galantería dijo: “Lo que tu quieras querer querré yo para ti”. A lo que Psique, que era mona pero no tonta, contestó: “Pues entrégame la confianza de Cupido y su amor que me pertenece.” Así fue cómo Júpiter aceptó el matrimonio de Cupido y Psique, por un truco que le salió mal y no por su grandiosa benevolencia como muchos dicen. Por su parte, Cupido y Psique fueron felices y tuvieron una hija a la que llamaron Voluptuosidad. Conclusiones: La novela “El asno de oro” de Apuleyo traducida por Francisco Pejenaute Rubio me ha parecido bastante aburrida. El argumento, pobre, se tiene que apoyar constantemente en historias secundarias muy mal encadenadas y concordadas con el resto del texto. Además no tienen que ver con el hilo argumental principal y estas inclusiones del autor quedan bastante forzadas y explicadas de manera paupérrima. No da ningún elemento que pueda enganchar al lector ni personalidades con las que se pueda identificar. Pero comprendo que al ser una obra de los principios de Nuestra Era no se puede analizar como si fuera una novela escrita actualmente dirigida aun público contemporáneo. En cuanto a la estructura interna, no le veo mayor sentido a la distribución de los libros, pues lo mismo cortan una historia como juntan varias que no deberían. Seguramente el autor lo hiciera por algún motivo razonado pero, personalmente, no lo entiendo. El lenguaje es bastante rebuscado, como caracteriza siempre a estas obras clásicas; los vocablos confusos y las oraciones de excesiva longitud sólo sirven para confundir al lector. Aunque, por otra parte, ayuda a enriquecer nuestro vocabulario y a que nos esforcemos por mejorar nuestra comprensión escrita. La parte que más me decepcionó de toda la novela fue el final, pues, en mi opinión, se vuelca demasiado en todo el aspecto religioso y divino del asunto cuando lo más lógico sería que recobrase su vida, si es que tanto la añoraba. La realización del trabajo no me planteo demasiada dificultad, puesto que encontré bastante información y muy comprensible. La parte que más me costo redactar fue la de la mitología en “El asno de oro” porque no sabía muy bien qué era lo que había que hacer. La primera conclusión que se puede extraer de este trabajo es que, pese a tratarse de una novela satírica donde los elementos mágicos tienen un gran peso en la historia, Apuleyo muestra una imagen diferente a la que otras fuentes escritas nos han legado. En este sentido, el autor de Madaura pone de manifiesto problemas y aspectos de la vida cotidiana en el Imperio del siglo II que hasta el momento no se habían tenido en cuenta. Las religiones orientales tienen un papel fundamental en Las Metamorfosis, y Apuleyo ofrece dos visiones diferentes de este tipo de culto: la corrupción y depravación del grupo de la diosa siria frente a la dignidad y espiritualidad de los sacerdotes egipcios. Los primeros son una muestra de cómo debieron de existir compañías de clérigos que se aprovechaban de la fe de la gente para su propio beneficio. Por su parte, la importancia de las religiones egipcias es trascendental en la obra, ya que una de las posibles interpretaciones de la metamorfosis de Lucio en asno es que sea una alegoría del rito de iniciación que debían de llevar a cabo los nuevos adeptos (Hidalgo de la Vega, 2007: 391-396). La magia es otro de los elementos básicos de la obra, siendo el desencadenante de toda la historia. Si bien en Las Metamorfosis aparecen representadas varias ramas de las artes mágicas, estas, independientemente de a qué atañen, se pueden agrupar entorno a las permitidas por la sociedad, que es básicamente la adivinación, y las perseguidas por la ley, estas son la magia metamórfica y la amorosa. Además, destaca el hecho de que mientras la adivinación es un arte que en la obra solo la emplean los varones, las otras están estrechamente relacionadas con mujeres. Este hecho viene a destacar aún más la imagen de lo femenino como algo negativo frente a lo masculino, que por el contrario sería lo virtuoso. Apuleyo también ha mostrado cómo se relacionaban los grupos dominantes con los sectores inferiores de la sociedad, y la imagen elaborada es muy diferente de la que ha llegado a la actualidad. La élite económica y política de las ciudades sacaba provecho constantemente de su posición en detrimento de los que estaban bajo ellos. El edil de Hípata, el terrateniente que aspiraba a usurpar más tierras o el soldado son claros ejemplos de cómo estos individuos ejercían su poder de forma totalmente injusta, llegando en dichos casos a la violencia. La imagen idílica de una élite preocupada por el bienestar de la ciudad y de sus ciudadanos, que realizan donaciones periódicamente, como se atestigua en la abundante epigrafía, contrasta con lo que se refleja en Las Metamorfosis. Los dos “antievergetas” representados en la obra ponen de manifiesto que ya a mediados del siglo II se encuentra el inicio de lo que en todo el siglo III y principalmente después en el Dominado va a ser lo común entre la élite urbana: abandonar las responsabilidades cívicas y la carrera política para así eximirse de tener que contribuir con su patrimonio al mantenimiento de las ciudades. En lo que se refiere a los esclavos, Apuleyo también ofrece una visión distinta. Mientras que la imagen del esclavo en Roma es la de un individuo muy cercano a la familia de su amo que con el tiempo obtiene su libertad, llegando en determinados casos a amasar una considerable fortuna, en Las Metamorfosis los esclavos son frecuentemente maltratados. Un claro ejemplo de ello se encuentra en los esclavos del molino de harina, cuya descripción demuestra la miserable y penosa situación en la que muchos debieron de encontrarse. Pero no solo estos esclavos nos muestran el mal trato que se les podía dar. Si se analiza la obra considerando que la transformación de Lucio en asno es una metáfora de la reducción de un individuo a la esclavitud, se puede apreciar con claridad lo que sería la vida de un esclavo corriente: palizas y castigos constantes o continuas compras y ventas serían algo común. Además, la manumisión es algo que, pese a estar bien recogido en fuentes escritas, no se menciona en Las Metamorfosis, por lo que es de suponer que no sería un fenómeno tan frecuente. Los individuos fuera de la ley son otro grupo social marginal que aparece bien representado en la obra de Apuleyo. En contraste con la imagen que ha llegado hasta nuestros días del Imperio durante el gobierno de los Antoninos (96-192) (Gómez Pantoja, 2003: 617-638) como una de las etapas de la historia de Roma mayor esplendor, Las Metamorfosis refleja la inestabilidad interna existente. Las compañías de bandidos debieron de ser un fenómeno muy extendido por todo el Imperio, aunque siempre a nivel regional (Shaw, 2004: 326-340). Estas bandas serían engrosadas por desertores del ejército, lo que demuestra que la deserción era algo común. Quizás con la deserción se intentaba evitar ser enviado a defender las fronteras o bien a participar en las campañas militares contra el Imperio Parto. Por su parte, Apuleyo también mostró cómo actuaba la mujer romana. Entre la mujer de la élite y la de los grupos inferiores se puede apreciar que existía una gran diferenciación, aunque similar a la existente en el caso de los hombres. También se puede apreciar que la vida de la mujer no quedaba restringida al ámbito doméstico, sino que podía actuar de un modo similar al del hombre, aunque la política siempre le estuvo vedada. Una de las interpretaciones que se pueden sacar del conjunto de la historia narrada en Las Metamorfosis está íntimamente relacionada con la figura de la mujer. De este modo, la trasformación de Lucio viene de la mano de una mujer, Fotis, una esclava con la cual el protagonista mantiene relaciones sexuales. A su vez, el retorno a su forma humana es obra de otra figura femenina, en este caso encarnada en la máxima representación de la mujer para Apuleyo: la diosa Isis. El protagonista se convierte en asno debido a la influencia de una mujer que se deja llevar por sus pasiones carnales, sin ningún tipo de virtud apreciable más que la belleza seductora. Por el contrario, solo la verdadera representación del ideal de la mujer, simbolizado con Isis, que para el autor es el culmen de todas las divinidades femeninas, es la que trae al hombre de su estado animal y le devuelve su conciencia humana. Es decir, la mujer puede hacer que el hombre no sea más que una bestia siempre y cuando ella solo desee dar rienda suelta a sus deseos más básicos, mientras que la mujer (o quizá en un sentido más concreto la esposa) virtuosa y pura es la que hace al hombre un verdadero ser racional. Como conclusión final, cabe destacar la gran importancia que tiene la obra de Apuleyo para comprender cómo funcionaba la sociedad romana del Alto Imperio, especialmente de los grupos que por su posición social han quedado olvidados por la historia. Sin embargo, desde la perspectiva de Lucio, el autor ha podido reflejar a través de la sátira cómo solía transcurrir la vida diaria de estos grupos, mostrando además ciertos aspectos que las fuentes dan de lado, como la importancia de las creencias mágicas y religiosas, la influencia del mundo oriental, los abusos de la élite contra el pueblo, la situación de los marginados o el papel de la mujer. Y es que desde la posición marginal y casi invisible que Apuleyo otorga a Lucio como asno, el autor nos ofrece una visión única de los diferentes componentes de la sociedad romana.