El consumo y el amor Ya es tiempo de darle valor al consumo, como actividad que genera el bienestar de las sociedades. D urante toda la historia de la humanidad se ha considerado a la familia, el matrimonio y la paternidad como valor central –sagrado y noble- para el funcionamiento de la sociedad. De manera paralela a este sentimiento, la mayoría de las culturas consideraban que el sexo y el erotismo eran actividades pecaminosas y profanas, que deberían ocultarse y en algunos casos hasta excluirse de la vida personal. Esta situación fue una forma esquizofrenia social, de doble pensamiento, pues para toda persona era evidente que non puede haber familia, maternidad o paternidad sin sexo, y que sin él no sobreviviría las sociedades. Solamente cuando Sigmund Freud escandalizo a la sociedad victoriana con sus teorías sobre la influencia del sexo en todas las actividades de la vida, y cuando en el siglo xx Alfred Kingsey, William masters y Virginia Johnson mostraron estadísticamente que apetecible anticuado audacia blasfemia franca