Notas para monografía lit latinoamericana II Pablo Palacio: un tratado sobre la antropofagia - María Eugenia Moscoso Carvallo “La marginación, la amargura existencial, el enfrentamiento con la nada es la tónica que prevalece en la cuentística de Palacio.” “Sin atribuir carácter de infalibilidad a los ritos cristianos, la antropofagia entendida como característica común y fundamental de la humanidad- vacía de contenido al gran rito cristiano: el sacrificio de la Misa, el sacrificio de la Comunión.” “La alusión a este matrimonio con Natalia, desdobla la narración en un segundo relato dentro del gran relato en el cual su mujer fue Dolores y su hijo, igualmente se llamó Nico. Mientras en el primer relato la madre Dolores quería que Nico fuera médico, en el segundo, Natalia quería que Nico fuera abogado, registrándose un desdoblamiento de la personalidad: dos mujeres, dos hijos de frente a un solo esposo y padre. Intentaremos parafrasear una fórmula como aquella de su otro relato de doble estructura “La doble y única mujer” a fin de comprobar su estilo alucinado: yo primero Nico Tiberio soy mayor a yo segundo Nico Tiberio; yo Dolores esposa soy primera que yo Natalia esposa de Tiberio.” “La dimensión narrativa de este relato de Pablo Palacio presenta una estructura doble: un único eje temático y un único protagonista con una doble acción narrativa que se refuerza cada una en esa unidad inicial: la antropofagia.” “Pablo Palacio con sus personajes y con su materia temática nos inserta en un mundo circular, de vuelta y de reencuentro, así el antropófago que sucumbe preso de sus propias acciones, vuelve al mismo punto de partida; esto es a la pesadilla que caracteriza su vida y que hace de Tiberio un ser monstruoso, que goza de la crueldad alcanzando los niveles de un refinado “humor negro” que permita al narrador enunciarlo, proponerlo y valorarlo.” “romper con la realidad real que servía de base a la representación literaria, lo que hizo Palacio fue superar la forma de representarla literariamente...Era un tiempo de arte directo y hasta panfletario, nacido de una militancia inigualable; arte abundante, pero descuidado y superficial. Toda obra que saliera de tales criterios había de ser desechada, y eso ocurrió con la de Palacio.” Dávila, Jorge, Tal era su iluminado alucinamiento, Revista Cultura N°. 7, Banco Central del Ecuador, 1980. pág. 40. Fue Palacio un inquieto por la dimensión histórico-cultural de su época sin alardes elitistas pero abogando por la especificidad de un arte que no puede, que no debe ser un calco de la realidad, pero que presupone grandes dosis de experimentación y, por ello incursos en una modernidad literaria que exalta -a criterio de Palacio- el “descrédito de la realidad”, el “humorismo puro” y una “anormalidad normal”. “Según Rufinelli, las obsesiones de Palacio son más importantes que su temática. Su obra narrativa entraña ciertas ideas fijas, determinadas obsesiones que confluyen en la narración[…]” “La obra de Palacio se inscribe en la búsqueda de un nuevo lenguaje, en la incorporación de códigos diferentes al lenguaje textual anteriormente utilizado. Su lenguaje busca una distorsión de la realidad en forma renovada, intenta captar la realidad y lograr su verdadera expresión en la obra de arte.” “Desde la dimensión del humor y de la hilaridad, Palacio desarrolla en su narrativa una teoría del feísmo que será debidamente recreada por el lector dado la particular ambientación que el escritor procura en su libro de relatos “Un hombre muerto a puntapiés”, que no es otra cosa que un conjunto de monstruosidades como una verdadera radiografía de su tiempo y de su espacio.” “Su estilo es propio de un creador que permita el desafío del texto frente al hombre y a su mundo, generando una obra que mezcla lo real con lo irreal, lo objetivo con lo subjetivo, lo grande con lo pequeño, la cordura con la anormalidad.” LO SINIESTRO – S. FREUD lo siniestro sería aquella suerte de espantoso que afecta las cosas conocidas y familiares desde tiempo atrás. lo siniestro causa espanto precisamente porque no es conocido, familiar. pertenece a dos grupos de representaciones que, sin ser precisamente antagónicas, están, sin embargo, bastante alejadas entre sí: se trata de lo que es familiar, confortable, por un lado; y de lo oculto, disimulado, por el otro. Jentsch destacó, como caso por excelencia de lo siniestro, la «duda de que un ser aparentemente animado, sea en efecto viviente; y a la inversa: de que un objeto sin vida esté en alguna forma animado», el tema del «doble» o del «otro yo», en todas sus variaciones y desarrollos, es decir: con la aparición de personas que a causa de su figura igual deben ser consideradas idénticas; con el acrecentamiento de esta relación mediante la transmisión de los procesos anímicos de una persona a su «doble» -lo que nosotros llamaríamos telepatía-, de modo que uno participa en lo que el otro sabe, piensa y experimenta; con la identificación de una persona con otra, de suerte que pierde el dominio sobre su propio yo y coloca el yo ajeno en lugar del propio, o sea: desdoblamiento del yo, partición del yo, sustitución del yo; finalmente con el constante retorno de lo semejante, con la repetición de los mismos rasgos faciales, caracteres, destinos, actos criminales, aun de los mismos nombres en varias generaciones sucesivas. El carácter siniestro sólo puede obedecer a que el «doble» es una formación perteneciente a las épocas psíquicas primitivas y superadas, en las cuales sin duda tenía un sentido menos hostil. «El doble» se ha transformado en un espantajo, así como los dioses se tornan demonios una vez caídas sus religiones. si la teoría psicoanalítica tiene razón al afirmar que todo afecto de un impulso emocional, cualquiera que se su naturaleza, es convertido por la represión en angustia, entonces es preciso que entre las formas de lo angustioso exista un grupo en el cual se pueda reconocer que esto, lo angustioso, es algo reprimido que retorna. Esta forma de la angustia sería precisamente lo siniestro, siendo entonces indiferente si ya tenía en su origen ese carácter angustioso, o si fue portado por otro tono afectivo. si ésta es realmente la esencia de lo siniestro, entonces comprenderemos que el lenguaje corriente pase insensiblemente de lo «Heimlich» a su contrario, lo «Unheimlich», pues esto último, lo siniestro, no sería realmente nada nuevo, sino más bien algo que siempre fue familiar a la vida psíquica y que sólo se tornó extraño mediante el proceso de su represión. Frente a esta inmutable actitud nuestra ante la muerte podríamos preguntarnos más bien dónde ha ido a para la represión, condición necesaria para que lo primitivo pueda retornar como algo siniestro. la de que lo siniestro se da, frecuente y fácilmente, cuando se desvanecen lo límites entre fantasía y realidad; cuando un símbolo asume el lugar y la importancia de lo simbolizado, y así sucesivamente. Puede ser verdad que lo unheimlich, lo siniestro, sea lo heimlich-heimisch, lo «íntimohogareño» que ha sido reprimido y ha retornado de la represión, y que cuanto es siniestro cumple esta condición. Bajtin – el problema de los generos discursivos cada esfera del uso de la lengua elabora sus tipos relativamente estables de enunciados. a los que denominamos géneros discursivos. Todo estilo esta indisolublemente vinculado con el enunciado y con· las formas ·típicas· de enunciados, es decir, con los géneros discurstvo Si no existieran los géneros discursivos y si no los dominaramos, si tuviéramos que irlos creando cada vez dentro del proceso discursivo libremente y por primera vez cada enunciado la comunicación discursiva habría sido casi imposible. Problema de Bajtin: un enfoque que pueda dar cuenta y explicar los enunciados, tanto los pertenecientes a los generos primarios (cotidianos, más simples) y a los géneros secundarios (específicos, cienticos, literarios, más complejos) La doble y única mujer pedir perdón por todas las incorrecciones que cometeré. Incorrecciones que elevo a la consideración de los gramáticos con el objeto de que se sirvan modificar, para los posibles casos en que pueda repetirse el fenómeno, la muletilla de los pronombres personales, la conjugación de los verbos, los adjetivos posesivos y demostrativos, etc., todo en su parte pertinente. hacer extensiva esta petición a los moralistas, en el sentido de que se molesten alargando un poquito su moral y que me cubran y que me perdonen por el cúmulo de inconveniencias atadas naturalmente a ciertos procedimientos que traen consigo las posiciones características que ocupo entre los seres únicos). Acaso la hipótesis de la doble personalidad, que me obligó antes a hablar de nosotras, tenga en este caso un valor parcial debido a que era ése el momento inicial en que iba a definirse el cuerpo directivo de esta vida visiblemente doble y complicada; pero en el fondo no lo tiene. Casi sólo le doy un interés expresivo, de palabras, que establece un contraste comprensible para los espíritus extraños, y que en vez de ir como prueba de que en un momento dado pudo existir en mí un doble aspecto volitivo, viene directamente a comprobar que existe dentro de este cuerpo doble un solo motor intelectual que da por resultado una perfecta unicidad en sus actitudes intelectuales. Si los mandatos cerebrales hubieran sido: “Ir adelante” e “Ir atrás”, entonces sí no existiría duda alguna acerca de mi dualidad, de la diferencia absoluta entre los procesos formativos de la idea de movimiento; pero esa igualdad anotada me coloca en el justo término de apreciación. En el momento de una determinación o de un pensamiento, éstos surgen a la vez en mis dos cerebros; por ejemplo “Voy a pasear”, y yo-primera soy quien dirige el paseo y recojo con prioridad todas las sensaciones presentadas ante mí, sensaciones que comunico inmediatamente a yo-segunda. Yo no sé lo que sería de mí de estar constituida como la mayoría de los hombres; creo que me volvería loca, porque cuando cierro los ojos de yo-segunda o los de yo-primera, tengo la sensación de que la parte del paisaje que no veo se mueve, salta, se viene contra mí y espero que al abrir los ojos lo encontraré totalmente cambiado. Ya he dicho que mis pensamientos generales y voliciones aparecen simultáneamente en mis dos partes; cuando se trata de actos, de ejecución de mandatos, mi cerebro segundo calla, deja de estar en actividad, esperando la determinación del primero, de manera que se encuentra en condiciones idénticas a las de la garrafa vacía que hemos de llenar de agua o al papel blanco donde hemos de escribir Pero en ciertos casos, especialmente cuando se trata de recuerdos, mis cerebros ejercen funciones independientes, la mayor parte alternativas, y que siempre están determinadas, para la intensidad de aquéllos, por la prioridad en la recepción de las imágenes. Lo que ha hecho afirmar a mis espectadores que existe en mí la dualidad que he refutado, ha sido principalmente, la propiedad que tengo de poder mantener conversación ya sea por uno u otro lado. Les ha engañado eso del lado Si alguno se dirige a mi parte posterior, le contesto siempre con mi parte posterior, por educación y comodidad; lo mismo sucede con la otra. Y mientras, la parte aparentemente pasiva trabaja igual que la activa, con el pensamiento La posibilidad a que me refiero sólo tiene que ver con los casos en que se trate de sensaciones y recuerdos, en los que experimento una especie de separación de mi misma, comparable con la de aquellos hombres que pueden conversar y escribir a la vez cosas distintas. SE SUSPENDE LA ENUNCIACION DE DOBLE PERSONA Padre, cuando me encontraba sola, me daba de puntapiés y corría “Qué es lo que te ha pasado, hijita” “Tendremos que mandar a esta pobre niña al Hospicio; yo desconfío de que esté bien de la cabeza; el doctor me ha manifestado también sus dudas. Caramba, caramba, que desgracia.” “Este demonio va a acabar por matarme” Necesito una cantidad enorme de muebles especiales. Pero de todo lo que tengo, lo que más me impresiona son las sillas, que tienen algo de inerte y de humano, anchas, sin respaldo porque soy respaldo de mí misma, y que deben servir por uno y otro lado. Me impresionan porque yo formo parte del objeto “silla”; cuando está vacía, cuando no estoy en ella, nadie que la vea puede formarse una idea perfecta del mueblecito aquél, ancho, alargado, con brazos opuestos, y que parece que le faltara algo. Ese algo soy yo que, al sentarme, lleno un vacío que la idea “silla” el respaldo, que se lo he puesto yo y que no podía tenerlo antes porque precisamente, casi siempre, la condición esencial para que un mueble mío sea mueble en el cerebro de los demás, es que forme yo parte de ese objeto que me sirve y que no puede tener en ningún momento vida íntegra e independiente Claro que podía obviar la dificultad de estas innovaciones con sólo tener dos mesas, entre las cuales me colocaría; pero ha sido un capricho, que tiende a establecer mi unidad exterior magníficamente, ya que nadie puede decir: “Trabaja en mesas”, sino “en una mesa”. Y la posibilidad de que yo trabaje por un solo lado me pone en desequilibrio: no podría dejar vacío el frente de mi otro lado. Esto sería la dureza de corazón de una madre que teniendo un pan lo diera entero a uno de sus dos hijos. En especial mi amor a los niños acaba por hacerme llorar. Quisiera tener a alguno en mis brazos y hacerle reír con mis gracias. Pero ellos, apenas me acerco, gritan asustados y corren. VUELVE LA ENUNCIACION DE DOBLE PERSONA Y como antes ya he explicado, este amor no podía surgir aisladamente en uno sólo de mis yos. El mismo deseo de verlo y hablar con él era sentido por ambas partes, y como esto no era posible, según las alternativas, la una tenía celos de la otra Mientras yo-primera hablaba con él, me aguijoneaba el deseo de yo-segunda, y como yoprimera no podía dejarlo, ese placer era un placer a medias con el remordimiento de no haber permitido que hablara con yo -segunda. Todos estos pensamientos, que eran de solidaridad, estaban acompañados por un odio invencible a mi segunda parte; pero el mismo odio era sentido por ésta contra mi primera. ¿Quién yo debía satisfacer mi deseo, o mejor su parte de mi deseo? Tal vez se entablaría una lucha, como en los comienzos de mi lucha, como en los comienzos de mi vida. Y vencería yo-primera como más fuerte, pero al mismo tiempo me vencería a mí misma. Sería sólo un triunfo de prioridad, acompañado por aquella tortura. Tal vez había un pequeño resquicio, pero ¡era tan poco romántico! ¡Si se pudiera querer a dos! me han obligado a cargarme mi duplicación. Si no fuera por esos dolores insistentes que siento en mis labios... En mis labios... bueno, ¡pero no son mis labios! Mis labios están aquí, adelante; Esta dualidad y esta unicidad al fin van a matarme.