JOSÉ CECILIO DEL VALLE ¿CONSERVADOR O LIBERAL? Jorge Alberto Amaya1 Desde el siglo XIX, la historiografía hondureña, dominada por el discurso liberal positivista, difundió a través de varios textos la imagen del prócer José Cecilio del Valle como la de un “partidario de los conservadores” y serviles realistas adeptos de la preservación del régimen colonial. A pesar de existir ya interesantes trabajos que demuestran la auténtica adscripción del sabio Valle a la doctrina liberal -como la obra José del Valle, Antología, de don Ramón Oquelí-, aún persisten en ciertos círculos académicos y docentes la idea errónea de que Valle era un “conservador”. Posiblemente esa imagen de Valle asociada con los reaccionarios se deba a que en los años previos a la Independencia, Valle fue un alto funcionario del gobierno de la Capitanía General de Guatemala, concretamente fue “Auditor de Guerra”, y además, en relación con otros independentistas, como su primo Herrera y Morazán, Valle fue tal vez en un tiempo más moderado. En efecto, desde la consecución de la Independencia de septiembre de 1821, Valle era partidario de que el camino hacia la construcción de un “Estado nacional” fuese de manera gradual, así como la aplicación de las políticas tendentes hacia el otorgamiento de libertades para los indígenas y las castas. Sin embargo, a partir de 1823, y sobre todo con la intromisión de México y de otras potencias que empezaron a amenazar la Independencia del istmo, la actitud de Valle tuvo un viraje cada vez más hacia un liberalismo incluso radical en algunos aspectos. Por ejemplo, tras el Decreto de abolición de la esclavitud promulgado por la Asamblea Constituyente de 1823 -que dio vida a la República Federal de 1824-, Valle dio muestras de su apoyo a los postulados de libertad e igualdad, liberando sus esclavos. También defendió los derechos de los indígenas a gozar de libertad e igualdad ante los blancos, argumentando que “[...] los indios... forman la clase más degradada. Son los que más trabajan y los que viven en la indigencia más extrema. Dan valores a los demás y no lo tienen ellos mismos. En otras palabras, son los ceros de las naciones de América. Yo doy a ellos toda la atención de mi alma, y reclamo la de la filosofía que busca lo más feliz para llevar hasta donde los encuentra, los auxilios de la razón. Yo manifestaré las causas físicas, morales y políticas de su ignorancia y desventura, e indicaré algunos de los pensamientos que inspira la voluntad de mejorar su vida…” Desde esos años posteriores a la emancipación Valle también reconoció el modelo de Estado propuesto por Rousseau del “pacto social” como origen de la legitimidad del Estado, cuando afirmó en 1824 que “[...] Los derechos de una nación no son más que la suma de los derechos de los individuos que la componen. Si un individuo no puede hacer daño a otro individuo, una nación tampoco puede hacerlo a otra nación... Las naciones son independientes y soberanas cualquiera sea la extensión de su territorio o número de sus individuos”. 1 Profesor en RESISTENCIA. Del mismo modo, Valle argumentó que a partir de la emancipación de 1821, la voluntad de querer una patria libre es lo que justifica que se rompa el vínculo con el poder centralizador español y con todo lo que haga referencia al dominio imaginario de potencias extranjeras, por eso opinaba que la libertad era un derecho: “era justa esta transición [la independencia]; y debemos morir primero que retroceder a la posición degradante en que nos hallábamos antes. No existir o existir como corresponde. La no existencia es preferible a la existencia de colonos, súbditos, o dependientes de otra nación”. De hecho, Valle caracterizó a la época colonial como una etapa de “esclavitud”, “represión” y “superstición”, aduciendo que ese fue un periodo de: “Poder absoluto y espíritu inquisitorial fueron el sello distintivo del gobierno colonial en América... No era permitido hablar de cortes. Estaba borrada en el Diccionario de la lengua castellana la palabra derechos de los pueblos. Monarquía absoluta y Feudalismo, origen de la aristocracia posterior, era el gobierno de aquella época... La pobreza, la miseria, el embrutecimiento debían ser efectos precisos de un sistema tan funesto. El abatimiento era el carácter del guatemalteco y los demás hijos de América. Sentían la necesidad de independencia”. Posteriormente, cuando México provocó la anexión de las “Provincias Unidas de Centroamérica” en 1822, Valle igualmente defendió la libertad e independencia de nuestra región, manifestando lo siguiente: “Guatemala, que en 15 de septiembre de 1821 se había pronunciado nación independiente y soberana, se vio el 5 de enero de 1822 injustamente agregada a México como un apéndice subalterno de aquel gobierno. Dieciocho meses estuvo humillada en esta oprobiosa situación... Yo quisiera que se borrara de la memoria de los hombres ese periodo ignominioso de su existencia. Quisiera que se aniquilaran esos meses, reduciéndose a verdadera nada sin recuerdo alguno de haber sido jamás. Quisiera que saltará el tiempo desde el 5 de enero de 1822 hasta el 1 de julio de 1823”. Al mismo tiempo, Valle argumentaba que la Independencia de los distintos países americanos representaba el acontecimiento histórico más importante de todos los tiempos, tratando de otorgarle a dicho episodio una naturaleza fundacional, es decir, Valle intenta “imaginar” o “inventar” el mito de origen del destino histórico de Centroamérica a partir de los procesos independentistas, pero desde luego, sin desdeñar la “historia pasada”: “ [...] Las dos Américas han proclamado su independencia; y este suceso grande, más memorable que el de su descubrimiento, producirá en la marcha progresiva del tiempo los efectos que lo serán también”. En suma, como se ha visto con la exposición de las ideas de Valle sobre la igualdad de negros e indígenas, su visión del “pacto social” como germen del estado y su defensa de la Independencia de las naciones latinoamericanas, Valle engarza nítidamente en la tradición de los más grandes pensadores y políticos liberales de su tiempo como Bolívar, San martín, Miranda. Así, desde la RESISTENCIA, debemos rescatar su ansia de igualdad de todos los sectores sociales que componen la nación, así como su defensa por la independencia patria y su apuesta por la educación y el desarrollo de la ciencia y la cultura.