La violencia en contra de las mujeres es una violación de derechos humanos, y un problema de salud pública que afecta a todos los niveles de la sociedad en todas las partes del mundo. Desde niñas hasta mujeres mayores, una de cada tres mujeres es golpeada, forzada a tener relaciones sexuales, o abusada de otra manera en su vida. Estudios de la OMS muestran que la violencia por parte de una pareja íntima es la forma más común de violencia contra mujeres en el mundo. La violencia contra las mujeres causa consecuencias graves para la salud, deja daños psicológicos y el bienestar de las mujeres. Algunos comportamientos de alto riesgo son más frecuentes entre las víctimas de violencia de pareja y violencia sexual. El sistema de salud puede desempeñar un papel vital en responder y prevenir la violencia contra las mujeres. Este papel incluye identificar el abuso temprano, proporcionar tratamiento, y encaminar las mujeres para que reciban atención adecuada. El sistema de salud también debe trabajar para prevenir la violencia. Y como el abordaje de salud pública para la prevención estipula claramente, el primer paso en la prevención de la violencia es entenderla, y el sector de salud tiene un papel clave en ayudarnos a medir y comprender la violencia contra la mujer. El trabajador social también juega un papel muy importante en este tipo de sucesos, el trabajador social puede actuar como consultor, evaluador o asesor de casos, para guiar al paciente con otros profesionales y así tener una mejor atención, como también es nuestro trabajo concientizar y dar a conocer nuestros derechos humanos. Las Naciones Unidas definen la violencia contra la mujer como “todo acto de violencia de género que resulte, o pueda tener como resultado un daño físico, sexual o psicológico para la mujer, inclusive las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la privada”. Existen dos tipos de violencia en contra de la mujer: La violencia de pareja: se refiere al comportamiento de la pareja o ex pareja que causa daño físico, sexual o psicológico, incluidas la agresión física, la coacción sexual, el maltrato psicológico y las conductas de control. La violencia sexual: es cualquier acto sexual, la tentativa de consumar un acto sexual u otro acto dirigido contra la sexualidad de una persona mediante coacción por otra persona, independientemente de su relación con la víctima, en cualquier ámbito. Otros datos: Las estimaciones mundiales publicadas por la OMS indican que alrededor de una de cada tres (35%) mujeres en el mundo han sufrido violencia física y/o sexual de pareja o violencia sexual por terceros en algún momento de su vida. Un 38% de los asesinatos de mujeres que se producen en el mundo son cometidos por su pareja masculina. La violencia puede afectar negativamente la salud física, mental, sexual y reproductiva de las mujeres y, en algunos entornos, puede aumentar el riesgo de contraer el VIH. Los hombres que tienen un nivel de instrucción bajo, han sido objeto de malos tratos durante la infancia, han estado expuestos a escenas de violencia doméstica contra sus madres y al uso nocivo de alcohol, han vivido en entornos donde se aceptaba la violencia y había normas diferentes para cada sexo, y creen que tienen derechos sobre las mujeres son más proclives a cometer actos violentos. Las mujeres que tienen un nivel de instrucción bajo, han estado expuestas a actos de violencia de pareja contra sus madres, han sido objeto de malos tratos durante la infancia, han vivido en entornos en los que se aceptaba la violencia, los privilegios masculinos y la condición de subordinación de la mujer corren un mayor riesgo de ser víctimas de la violencia de pareja. Existen datos que demuestran que las intervenciones que promueven la sensibilización y emancipación de la mujer, la prestación de orientación psicológica y las visitas domiciliarias podrían favorecer la prevención o la reducción de la violencia de pareja contra la mujer. Las situaciones de conflicto, posconflicto y desplazamiento pueden agravar la violencia existente, como la infligida contra la mujer por su pareja y la violencia sexual fuera de la pareja, y dar lugar a nuevas formas de violencia contra la mujer. Respuesta de la OPS La OPS/OMS tiene una larga historia de trabajar para mejorar la prevención y respuesta a la violencia contra las mujeres y a la violencia contra los niños y las niñas. A continuación se presentan cuatro áreas prioritarias para la prevención de la violencia en la región: 1. Mejorar el alcance, la calidad, la difusión y la utilización de los datos sobre violencia contra la mujer y violencia contra los niños y niñas para políticas y programas basados en la evidencia. 2. Fortalecer la capacidad para prevenir la violencia contra las mujeres y la violencia contra los niños y las niñas. 3. Mejorar la respuesta del sector salud a la violencia contra las mujeres y la violencia contra los niños y las niñas. 4. Apoyar la elaboración y revisión de las políticas y los planes nacionales de prevención y respuesta a la violencia contra las mujeres y a la violencia contra los niños y niñas. Ley contra el Femicidio y de Violencia contra la Mujer El Congreso de la República aprobó en el año 2008 la Ley contra el Femicidio y otras Formas de Violencia contra la Mujer. Esta contempla la introducción de los delitos de Femicidio y de Violencia contra la Mujer, además también norma la creación de órganos especializados en la justicia de género. Existen más de 25 leyes en contra de la violencia contra de la mujer, algunos de estos son: Artículo 3. Definiciones. Para los efectos de esta ley se entenderá por: a) Acceso a la información: Es el derecho de la mujer víctima de violencia a recibir plena información y asesoramiento adecuado a su situación personal, a través de los servicios, organismos u oficinas que puedan disponer las instituciones competentes, tanto públicas como privadas. Dicha información comprenderá las medidas contempladas en esta ley, relativas a su protección y seguridad, y los derechos y ayudas previstos en la misma, así como la referente al lugar de prestación de servicios de atención, emergencia, apoyo y recuperación integral. b) Ámbito privado: Comprende las relaciones interpersonales domésticas, familiares o de confianza dentro de las cuales se cometan los hechos de violencia contra la mujer, cuando el agresor es el cónyuge, ex cónyuge, conviviente o ex conviviente, con que haya la víctima procreado o no, el agresor fuere el novio o ex novio, o pariente de la víctima. También se incluirán en este ámbito las relaciones entre el cónyuge, ex cónyuge, conviviente o ex conviviente, novio o ex novio de una mujer con las hijas de ésta. c) Ámbito público: Comprende las relaciones interpersonales que tengan lugar en la comunidad y que incluyen el ámbito social, laboral, educativo, religioso o cualquier otro tipo de relación que no esté comprendido en el ámbito privado. d) Asistencia integral: La mujer víctima de violencia, sus hijas e hijos, tienen derecho a servicios sociales de atención, de emergencia, de apoyo, de refugio, así como de recuperación. La atención multidisciplinaria implicará especialmente: 1. Atención médica y psicológica. 2. Apoyo social. 3. Seguimiento legal de las reclamaciones de los derechos de la mujer. 4. Apoyo a la formación e inserción laboral. Artículo 7. Violencia contra la mujer. Comete el delito de violencia contra la mujer quien, en el ámbito público o privado, ejerza violencia física, sexual o psicológica, valiéndose de las siguientes circunstancias: a. Haber pretendido, en forma reiterada o continua, infructuosamente, establecer o restablecer una relación de pareja o de intimidad con la víctima. b. Mantener en la época en que se perpetre el hecho, o haber mantenido con la víctima relaciones familiares, conyugales, de convivencia, de intimidad o noviazgo, amistad, compañerismo o relación laboral, educativa o religiosa. c. Como resultado de ritos grupales usando o no armas de cualquier tipo. d. En menosprecio del cuerpo de la víctima para satisfacción de instintos sexuales, o cometiendo actos de mutilación genital. e. Por misoginia. La persona responsable del delito de violencia física o sexual contra la mujer será sancionada con prisión de cinco a doce años, de acuerdo a la gravedad del delito, sin perjuicio de que los hechos constituyan otros delitos estipulados en leyes ordinarias. La persona responsable del delito de violencia psicológica contra la mujer será sancionada con prisión de cinco a ocho años, de acuerdo a la gravedad del delito, sin perjuicio de que los hechos constituyan otros delitos estipulados en leyes ordinarias. Artículo 9. Prohibición de causales de justificación. En los delitos tipificados contra la mujer no podrán invocarse costumbres o tradiciones culturales o religiosas como causal de justificación o de exculpación para perpetrar, infligir, consentir, promover, instigar o tolerar la violencia contra la mujer. Con la sola denuncia del hecho de violencia en el ámbito privado, el órgano jurisdiccional que la conozca deberá dictar las medidas de seguridad a que se refiere el artículo 7 de la Ley para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia Intrafamiliar, pudiéndose aplicar a la mujer que sea víctima de los delitos establecidos en la presente ley, aun cuando el agresor no sea su pariente. Artículo 10. Circunstancias agravantes. Las circunstancias que agravan la violencia contra la mujer deben ser analizadas de acuerdo a lo siguiente: a) En relación a las circunstancias personales de la persona que agrede. b) En relación a las circunstancias personales de la víctima. c) En relación a las relaciones de poder existente entre la víctima y la persona que agrede. e) En relación al contexto del hecho violenta y el daño producido a la víctima. f) En relación a los medios y mecanismos utilizados para perpetrar el hecho y al daño producido. Artículo 12. Responsabilidad del Estado. En cumplimiento a lo establecido en la Constitución Política de la República de Guatemala y en los convenios y tratados internacionales sobre derechos humanos aceptados y ratificados por el Estado de Guatemala, el Estado será solidariamente responsable por la acción u omisión en que incurran las funcionarias o funcionarios públicos que obstaculicen, retarden o nieguen el cumplimiento de las sanciones previstas en la presente ley, pudiendo ejercer contra éstas o éstos la acción de repetición si resultare condenado, sin perjuicio de las responsabilidades administrativas o civiles. Artículo 13. Derechos de la víctima. Es obligación del Estado garantizar a la mujer que resulte víctima de cualquier forma de violencia, los siguientes derechos: a) Acceso a la información. b) Asistencia integral. ¿Por qué se presenta la violencia en contra de la mujer? En términos generales, la violencia contra la mujer por parte de su cónyuge está sustentada en el mito de la inferioridad del sexo femenino, a su situación de desigualdad en la sociedad, a la dependencia económica, al temor por la vida de sus hijos y la propia. También, al desconocimiento de sus derechos ante la ley, a la falta de confianza de la mujer en sí misma, a la falta de educación y a las presiones sociales, lo que conduce a la inoperancia de los mecanismos de protección de los organismos del Estado. ¿Cuáles son sus efectos? Se puede hablar del "síndrome de la mujer maltratada", el cual se manifiesta: En el nivel físico: lesiones como hematomas, fracturas, cicatrices, y el deceso. En lo psicosocial: presentación de estados de depresión, pérdida de autonomía, sensación de abandono, desmotivación, desvalorización, autoinculpación e inseguridad, asumiendo situaciones de subordinación y desarrollando mecanismos pasivos de defensa. El estudio muestra que en el año 2014 el Estado de Guatemala fue sancionado por la Corte Interamericana de Derechos Humanos en la sentencia del caso María Isabel Veliz Franco vs. Guatemala lo que impulsó el avance de la creación de órganos de investigación, persecución y judicialización del delito de Violencia contra la Mujer y al mismo tiempo se procuró por medio de capacitaciones al personal la aplicación de la perspectiva de género, la erradicación de estereotipos hacía la mujer y de esa manera poder garantizar una atención sin discriminación. Paralelamente se empezó a reforzar la atención a la víctima, que es un componente esencial de la justicia especializada. En estos últimos años, el Ministerio Público (MP) ha ampliado la cobertura de la Fiscalía de la Mujer a todos los departamentos y el Organismo Judicial (OJ) extendió la cobertura de Juzgados y Tribunales para este delito a 17 departamentos, incluyendo dos Salas de Apelaciones especializadas, lo cual es único en toda Latinoamérica, como también la Defensoría de la Mujer Indígena (DEMI) ese esfuerzo ha permitido mejorar la accesibilidad para las víctimas que deseen denunciar. También se han puesto en marcha medidas de prevención, como el Call Center del MP con el número 1572, una aplicación para teléfonos que consiste en un botón de pánico y permite rastrear la ubicación de la mujer, así como la Alerta Isabela Claudina para mujeres desaparecidas. En las instituciones las víctimas de Violencia contra la Mujer reciben una atención y un acompañamiento integral, incluyendo apoyo psicológico o legal, con el fin de garantizar una atención y orientación adecuada para las víctimas. El delito de la Violencia contra la Mujer fue el delito más denunciado en el MP en el 2021 y se registraron casi 60 mil denuncias. Las mismas han ido aumentando paulatinamente desde hace una década. El Ministerio Público dio salidas a más de 58 mil casos durante el año pasado, cifra que duplica las salidas registradas en los años de 2018 a 2020. La salida más frecuente en todos los años es la desestimación. Según las entrevistas realizadas, muchas denuncias no constituyen Violencia contra la Mujer o delito alguno, también hay un reto cuando las víctimas no quieren o pueden seguir con la denuncia y los trámites y exámenes que la misma requiere para reunir la evidencia necesaria. Adicionalmente, muchas mujeres denuncian con el objetivo de obtener una medida de seguridad, pero no en están dispuesta a seguir una denuncia formal. Sin embargo, de delitos de Violencia contra la Mujer que se logran judicializar, el 80% de las sentencias son condenatorias. La violencia contra las mujeres indígenas está estrechamente vinculada con las formas continuas e intersecciones de discriminación que enfrentan. La discriminación contribuye al estereotipo según el cual son inferiores, sexualmente disponibles y/o víctimas fáciles. Las violaciones de los derechos colectivos, civiles, políticos, económicos, sociales y culturales son una forma de violencia estructural contra las mujeres indígenas. Las mujeres indígenas suelen ser víctimas de violencia en contextos específicos: En el contexto de conflictos armados. Durante la ejecución de proyectos de desarrollo, inversión y extracción. Relacionada con la militarización de sus territorios. En contexto de privación de libertad. Violencia doméstica. Contra defensora de derechos humanos. En zonas urbanas, y en el contexto de migración y desplazamiento. Acceso a la justicia: Para incrementar el acceso de las mujeres indígenas a la justicia los Estados deben actuar con la debida diligencia y aplicar una perspectiva integral en el sistema judicial, tomando en cuenta: las particularidades de las mujeres indígenas, su género, sus condiciones socioeconómicas, su situación especial de vulnerabilidad y su cultura. OBSTÁCULOS Escasez de leyes y políticas públicas orientadas a abordar sus problemas particulares Insensibilidad cultural de los funcionarios/as Desconocimiento del sistema judicial y de sus propios derechos Miedo a reacciones familiares y de la comunidad Discriminación institucional Dificultades económicas Barreras culturales e idiomáticas Distancia geográfica “Reinventando Tradiciones” o “Recuperando Valores” A lo largo de América Latina, activistas de las comunidades y de las organizaciones indígenas están re conceptualizando y revitalizando sus sistemas de autoridad y de justicia o, para decirlo de otra manera, su derecho y "costumbre" indígena 1. En la coyuntura actual las diversas normas, autoridades y prácticas que constituyen el derecho indígena están siendo reforzadas y reivindicadas como un derecho colectivo de los pueblos indígenas; es decir, como parte de una lucha por el derecho de los pueblos indígenas a tener y ejercer el derecho propio. El Convenio 169 fue el primer tratado internacional en reconocer el derecho colectivo de los pueblos indígenas a ejercer su derecho propio. En la década de 1990 fue ratificado por la mayoría de los Estados de América Latina, un factor importante para legitimar el reclamo por el reconocimiento del derecho indígena y para que éste sea respetado por la justicia oficial. Existe además un consenso internacional cada vez más amplio sobre los derechos colectivos de los pueblos indígenas, y específicamente sobre su derecho a ejercer su propio derecho. La Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, aprobada por la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en septiembre de 2007, garantiza los derechos a la libre determinación, la autonomía y el autogobierno. Los procesos actuales impulsados desde las comunidades y las organizaciones indígenas para revitalizar y fortalecer su propio derecho están ocurriendo no sólo dentro de estos marcos de legislación internacional, sino también en contextos enmarcados por reformas multiculturales implementadas en los Estados latinoamericanos en años recientes. En este mundo de tanta violencia contra la mujer, hay que enseñarles a los hombres desde niños que quieran, respeten y valoren las mujeres. “Un hijo que peina y consiente a su hermanita en el colegio es un ejemplo del hombre que debemos formar” sin machismo; una masculinidad que reciba amor y lo trasmita sin violencia. https://padlet.com/ckaren0108/zc69twkyb34vjphp https://ideg.segeplan.gob.gt/geoportal/