REPARACION DEL DAÑO. QUIEN PUEDE EXIGIRLA, EN CASO

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262041. . Primera Sala. Sexta Época. Semanario Judicial de la Federación. Volumen XXXII, Segunda Parte, Pág. 86.
REPARACION DEL DAÑO. QUIEN PUEDE EXIGIRLA, EN CASO DE HOMICIDIO. Es
absolutamente incontrovertible el hecho de que la reparación del daño exigible a terceros es
un derecho patrimonial por cuanto es apreciable en dinero. No hay que olvidar que
patrimonio es el conjunto de derechos y obligaciones de una persona apreciables en dinero y
formando una universalidad, concepto del que se infiere que todo patrimonio consta de un
activo y un pasivo, el primero representado por los derechos o bienes y el segundo por las
obligaciones o deudas; que el patrimonio es inalienable e imprescriptible y sólo se trasmite
con la muerte de la persona titular, por lo que este acontecimiento determina el instante en
que la persona deja de tener posibilidad de acrecentar su patrimonio, en virtud de que éste es
inseparable de la persona misma. Es por tanto totalmente inexacto que el derecho a la
reparación del daño haya entrado a formar parte del patrimonio de la víctima del delito si ésta
falleció a consecuencia de la conducta ilícita del procesado, pues existía ya imposibilidad de
tal fenómeno jurídico, pues ello equivaldría a afirmar que se pueden adquirir derechos y
obligaciones después de la muerte, lo que resulta contrario a la esencia del instituto que se
comenta. Por ello, es igualmente inexacta la afirmación del acusado de que tal derecho
formaba parte de la herencia de la occisa y que únicamente sus herederos tenían acción para
exigir la reparación a través de la albacea de la misma. Por otra parte, como consecuencia de
la argumentación anterior, salta a la vista que si el derecho a la reparación del daño no formó
parte del patrimonio de la víctima, tal derecho entró a formar parte del patrimonio de los
ofendidos con el delito, los cuales se identifican, en primer término, con los familiares de
aquélla y, en especial, con sus ascendientes. De aquí resulta que es infundada la afirmación
hecha por el quejoso en el sentido de que el derecho a la reparación del daño compete
exclusivamente a la víctima y que si ésta muere sólo sus sucesores pueden exigirla.
Amparo directo 3641/55. Miguel Mariscal Bravo. 23 de febrero de 1960. Unanimidad de
cuatro votos. Ponente: Angel González de la Vega.
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