Subido por Mercedes Aguirre

Sexualidad-Humana

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Sexualidad humana
EL LIBRO MUERE CUANDO LO FOTOCOPIA
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La reproducción no autorizada de obras protegidas por el derecho de autor no sólo
es un delito, sino que atenta contra la creatividad y la difusión de la cultura.
Para mayor información comuníquese con nosotros:
Sexualidad Humana
Dr. Iván Arango de Montis
Médico cirujano, Universidad Autónoma Metropolitana, México. Especialidad en Psiquiatría
(UNAM-Instituto Nacional de Psiquiatría). Terapeuta sexual (Asociación Mexicana para la salud
Sexual). Médico adscrito a la Clínica de Género y Sexualidad del Instituto Nacional
de Psiquiatría “Ramón de la Fuente”. Miembro de: Asociación Psiquiátrica Mexicana (APM),
International Society of Sexual Medicine (ISSM), Society for the Scientific Study of Sexuality
(SSSS), Asociación Mexicana para la Salud Sexual (AMSSAC), Asociación Mexicana de
Psicoterapia Analítica de Grupo (AMPAG).
ERRNVPHGLFRVRUJ
Editor Médico:
Dr. José Luis Morales Saavedra
Editorial El Manual Moderno
Nos interesa su opinión
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Editorial El Manual Moderno, S.A. de C.V.,
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Sexualidad humana.
D.R. © 2008 por Editorial El Manual Moderno S.A. de C.V.
ISBN-10: 970-729-316-0
ISBN-13: 978-970-729-316-8 VERSIÓN IMPRESA
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Miembro de la Cámara Nacional
de la Industria Editorial Mexicana, Reg. núm. 39
Todos los derechos reservados. Ninguna parte de
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Director editorial:
Dr. Alfredo R. Boyd Filós
Sexualidad humana / [ed.] Iván Arango de Montis. -México : Editorial Manual Moderno, 2008.
xvi, 494 p. : il. ; 23 cm.
Incluye índice
ISBN 978-970-729-316-8
1. Trastornos sexuales 2. Trastornos psicosexuales.
3. Terapia sexual. I. Arango de Montis.
616.8583 SEX.h.
Biblioteca Nacional de México
Editora asociada:
Lic. Karina Rendón López
Coordinador de diseño:
Esteban Gutiérrez Hernández
Diseñador de portada:
Sr. Sergio Alejandro Pérez Colín
Colaboradores
Dra. Claudia Wally Rampazzo Bonaldo
Médica cirujana, Especialidad en Terapia familiar y de Pareja, Terapia Sexual.
Profesora y co-investigadora, Asociación Mexicana para la Salud Sexual,
A.C. (AMSSAC), México.
Dra. Eva Marcela Cárdenas Godínez
Médico, cirujano y partero, Centro Universitario de Ciencias de la Salud, Universidad
de Guadalajara. Residente de la Especialidad en Psiquiatría, Instituto Nacional de Psiquiatría
“Ramón de la Fuente Muñiz”, Institutos Nacionales de Salud, México.
Dra. Ruth González Serratos
Médico cirujano, Especialista en Psiquiatría, Maestría en Psicoterapia Médica. División
de Estudios Superiores Facultad de Medicina, UNAM. Coordinadora de Salud Mental. Jefa del
Servicio de Salud Mental de la Clínica Universitaria de la Salud Integral. ENEP Iztacala,
UNAM. Certificada por el Consejo Nacional de Psiquiatría, México.
Dra. Gloria E. Queipo García
Médico cirujano, Universidad La Salle. Médico especialista, Servicio de Genética, Hospital
General de México, SS. Maestría en Investigación Biomédica Básica. Doctorado en Ciencias
Médicas, Facultad de Medicina, UNAM.
Investigador Nacional I, México.
Dr. Tirso Clemades Pérez de Corcho
Médico cirujano. Especialista en Medicina General Integral, Instituto Superior de Ciencias
Médicas, La Habana, Cuba. Maestría en Educación Sexual, Universidad Pedagógica,
La Habana, Cuba. Miembro de la Asociación Mexicana de Microbiología e Infectología Clinica, A.C.
Dermatóloga Verónica Fonte Ávalos
Dermatóloga, Hospital General de México, SS. Médico adscrito servicio de Dermatología;
subespecialidad en cirugía dermatológica; miembro de la Sociedad Médica del Hospital
General “Dr. Manuel Gea González”, SS, México. Miembro del Colegio Iberolatinoamericano
de Dermatología (CILAD).
V
Dr. Raúl Miranda Arce
Medico cirujano, Escuela Mexicana de Medicina, Universidad La Salle. Psiquiatra, Hospital
Central Militar. Certificado Consejo Mexicano de Psiquiatría. Terapeuta de parejas, Instituto
Mexicano de Terapia de Parejas. Educador Sexual, Asociación Mexicana de Educación Sexual.
Profesor asociado de la Asociación Mexicana para la Salud Sexual A.C., (AMSSAC), México.
Dra. Matilde Ruiz Rodríguez
Médico general, Universidad Autónoma de Querétaro. Especialista en Ginecología
y Obstetricia, UNAM. Adscrita al servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital General
de Zona # 2-A “Troncoso”, IMSS, México.
Lic. en Psicología Nadine Terrein Roccatti
Licenciada en Psicología, Universidad Iberoamericana. Maestra en Psicoterapia Psicoanalítica,
Centro Eleia. Terapeuta sexual, Asociación Mexicana para la Salud Sexual A.C., (AMSSAC).
Doctorado en Investigación Psicológica, Universidad Iberoamericana, México.
Dr. Rubén Hernández Serrano
Médico Psiquiatra, Sexólogo/ Profesor de la UCV e IUPOLC. Ex-presidente Asociación Mundial
de Sexología (WAS), 1993-1997; Academia Internacional de Sexología Médica 2002-2005;
Sociedad Venezolana de Sexología Médica 1990-1994.2000 2004. Presidente de la Sección
de Psiquiatría y Sexualidad Humana WPA / AMP. Presidente de FLASSES 2006-2010.
Dra. Claudia Fouillux Morales
Médico cirujano, especialidades en Psiquiatría, psicoterapia de grupo y Terapia sexual.
Maestría en Psiquiatría (área Psicología Médica). Coordinadora de los cursos de posgrado y
Coordinadora de la Clínica de Bienestar Sexual, Departamento de Psicología Médica,
Psiquiatría y Salud Mental, Facultad de Medicina, UNAM, México.
M. en Comunicación Alma Aldana García
Licenciatura y Maestría en comunicación, educadora sexual, sexóloga.
Miembro fundador de la Federación Mexicana de Salud Sexual (FEMESS).
Candidata a Doctorado por el Institute for Advanced Study Human Sexuality
(IASHS-San Franciso California, EUA)
Dr. Eusebio Rubio-Aurioles
Médico Cirujano por la Universidad La Salle, México D.F., Doctorado (Ph. D.)
por el Programa de Sexualidad Humana de la Universidad de Nueva York (Nueva York, EUA).
Egresado del programa de postdoctorado en Terapia Sexual del Hospital Monte Sinaí (Nueva
York, EUA). Profesor del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental de la Facultad de
Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México. Fundador y Director General
de la Asociación Mexicana para la Salud Sexual, A.C. Presidente (2005-2009) de la World
Association for Sexual Health (WAS, anteriormente World Association for Sexology)
VI
Dr. Iván Arango de Montis
Médico cirujano por la Universidad Autónoma Metropolitana, México. Especialidad en
psiquiatría (UNAM), terapeuta sexual (AMSSAC). Adscrito a la clínica de Género y Sexualidad
del Instituto Nacional de Psiquiatría “Ramón de la Fuente”.
Dra. Susana Kofman-Alfaro
Médica, Universidad de Buenos Aires, Argentina. Especialista en Pediatría por el Instituto
Gaslini, Génova , Italia. Especialista en Genética MRC Clinical and Population Research Unit,
Edimburgo, Escocia. Jefa del Servicio de Genética del Hospital General de México.
Investigadora Emérita, Hospital General de México, Institutos Nacionales de Salud. Profesora
Titular C de tiempo completo, Facultad de Medicina, Universidad Nacional Autónoma
de México. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) nivel III.
Dr. Jaime Jasso Kamel
Médico ginecoobstetra. Maestría en Biología de la reproducción. Presidente del Colegio
Médico de Estudios en Salud Sexual y Reproductiva. Profesor adjunto, Curso de educación
sexual y anticoncepción, Facultad de Medicina, Universidad Nacional Autónoma de México.
VII
Prefacio
Esta obra pretende dar respuesta a la necesidad de promover la atención a los problemas
relacionados a la salud sexual. Se inspira en un documento generado por la Organización
Mundial de la Salud y la Organización Panamericana de la Salud en el año 2000 en el
cual se establecen una serie de lineamientos y recomendaciones para promover la salud
sexual. Se propuso entonces que desde el punto de vista clínico hay una serie de condiciones prioritarias a atender y se enumeran como tal. En vista de que en los programas
curriculares de las carreras relacionadas al campo de la salud el volumen de información
dedicado a la sexualidad humana es escaso nos dimos a la tarea de abordar los problemas
clínicos relacionados a la salud sexual con la intención de ofrecer al lector interesado
información suficiente para la comprensión, el manejo básico y referencia pertinente de
los problemas en cuestión.
El desarrollo del texto parte de una aproximación bio-psico-social al fenómeno de la
sexualidad humana, razón por la cual se ofrece una reflexión sobre los aspectos biológicos,
psicológicos y sociales de cada una de las dimensiones en las que, desde ésta perspectiva,
se expresa la sexualidad en el ser humano, es decir, en lo relacionado al erotismo, a la identidad de género, al vínculo y los procesos reproductivos
Las pretensiones de éste texto incluyen el ofrecimiento de otro tipo de información
al respecto del quehacer en el trabajo por la promoción a la salud sexual, se hace un recorrido sobre la historia de la sexología en occidente y se explicita la imperiosa necesidad de
las reflexiones que desde la ética se hacen en éste campo profesional.
Si bien es cierto, el contenido del texto lleva consigo una fuerte carga de información
médica, también se ha pensado en el lector con otros intereses y necesidades, por ello se
incluye información sobre temas relacionados al sexo saludable con la intención de facilitar la ampliación del repertorio de posibilidades para el placer.
El invaluable esfuerzo de cada uno de los autores de esta obra ha derivado en un
cúmulo de información actualizada sobre los problemas clínicos relacionados a la sexualidad. Se trata de las disfunciones sexuales en mujeres y en hombres, con una aproximación
que no solamente coloca al lector frente a las más recientes evidencias que desde la medicina se han hecho al respecto, sino también desde una perspectiva que incluye la dimensión de la interacción con la pareja y la forzosa necesidad de reconocer las historias de
vida de cada individuo, la subjetividad y los discursos que desde lo social se ponen en
juego. Es pertinente decir que resulta por demás difícil discernir la línea divisoria entre la
sobre -medicalización de los procesos de vida y el tipo de atención que requieren las condiciones que se traducen en sufrimiento humano. Tarea que requiere un esfuerzo cotidiano
IX
y permanente si lo que se persigue es la promoción de la salud y no solo la promoción
del consumo de fármacos de manera indiscriminada.
La condición transexual, transgénero y los trastornos relacionados a la identidad de
género, los síndromes intersexuales son abordados de igual forma, haciendo un reconocimiento de la tensión que existe entre distintos discursos, el de la sociología, el de la psicología y el de la medicina. Se trata de síndromes médico-psicológicos?, o de un problema
socio-político?, una combinación de ambas dimensiones que deriva en un fenómeno
sumamente complejo e irreductible a la neurobiología? son algunas de las preguntas que
orientan las reflexiones de éste texto.
De manera propositiva se ha decidido incluir en el capítulo de los trastornos relacionados al vínculo una mirada que retoma el constructo-psicodinámico de la perversión en
lo que ahora se denomina parafilias. Más allá de los sorprendentes conocimientos que
desde las neurociencias se han hecho al respecto del cortejo o de la fase proceptiva de la
conducta sexual, el componente teórico psicodinámico reconoce la expresión de la agresión en la reescenificación de traumas en los vínculos tempranos y en los sistemas de
apego, que no solamente resultan necesarios para comprender la causalidad de la parafilia o perversión sino para el tratamiento de la misma.
Actualmente se discute si se requiere del reconocimiento como categoría diagnóstica de un fenómeno clínico que ha recibido muchos nombres: conducta sexual fuera de
control, conducta sexual compulsiva, adicciones sexuales, trastornos relacionados a las
parafilias o conducta sexual compulsiva no parafílica. Evidentemente es un tema que se
traduce en acaloradas discusiones y las distintas corrientes de pensamiento hacen sus respectivas propuestas. En ésta obra se hace un recuento de las distintas maneras de entender un fenómeno que es motivo de solicitud de atención en los servicios de salud mental.
Los síndromes clínicos relacionados a la violencia sexual son considerados en extenso en ésta obra y se presentan datos específicos de la población mexicana. El tema es
abordado con una perspectiva de género con la que se identifica la agresión sexual como
un problema que refleja el desbalance de poder que una sociedad patriarcal como la
nuestra le otorga al hombre. La violencia sexual hacia las mujeres es un problema actuado por los hombres y corresponde a los hombres dejar de actuarla. Las consideraciones
que se hacen en ésta obra sobre el tratamiento a las personas que sobreviven la violencia
sexual son más que necesarias y pertinentes, el diseño de estrategias para frenar la violencia rebasa las acciones terapéuticas con las mujeres y requiere de la participación de todos
los sectores de la sociedad en el esfuerzo para construir una sociedad sexualmente más
sana. La violencia sexual es un hecho político.
Las infecciones de transmisión sexual son también un problema de salud pública no
solo en México sino a nivel mundial, en éste texto se señalan los aspectos fundamentales
para el manejo sindromático de las principales infecciones de transmisión sexual y se ofrecen reflexiones para la promoción de prácticas sexuales seguras y saludables de manera tal
que las personas en grupos de riesgo puedan vivir una sexualidad digna y gratificante.
Se incluye también un capítulo sobre las generalidades de la terapia sexual, componente fundamental para el proceso terapéutico de los problemas relacionados a la sexualidad, fundamentalmente en el área de las disfunciones sexuales. El énfasis de ésta obra
es la realización de un abordaje integral que no puede dejar por fuera los procesos de
autoconocimiento y aprendizaje que se gestan en los procesos psicoterapéuticos.
X
La sexualidad en el adulto mayor y en las personas con condiciones médicas específicas resulta no solamente importante sino que el la presentación de ésta información es
consistente con la promoción de la salud sexual en grupos especiales de personas. La
sexualidad del individuo empieza con el nacimiento y se acaba con la muerte, la validación del placer en el adulto mayor o en las personas con enfermedades crónicas es un
derecho fundamental.
Con el afán de ofrecer herramientas para la investigación y sistematización del conocimiento científico en el área de la sexualidad humana, se presenta una sección en la que
el lector interesado puede encontrar los componentes básicos para la elaboración de
herramientas clinimétricas y las ya diseñadas que hasta el momento son utilizadas con
mayor frecuencia en el campo.
El texto en general es el resultado de múltiples esfuerzos que intentan ser coherentes con el reconocimiento del derecho a la salud sexual y a la información científica
requerida para la promoción de la misma.
Dr. Iván Arango de Montis
México, D.F.
XI
Contenido
Colaboradores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . V
Prefacio
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . IX
Capítulo 1. Historia breve de la sexología clínica en occidente . . . . . . . . . . . . . . . . 1
Dr. Iván Arango de Montis
Capítulo 2. Biología del erotismo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11
Dra. Claudia Wally Rampazzo Bonaldo
Dr. Jaime Jasso Kamel
Capítulo 3. Psicología y sociología del erotismo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 31
M. en Comunicación Alma Aldana García
Capítulo 4. Sexo saludable . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 47
Dr. Iván Arango de Montis
Capítulo 5. Síndromes clínicos que alteran el funcionamiento . . . . . . . . . . . . . . . 61
sexual (disfunciones sexuales)
Dra. Claudia Wally Rampazzo Bonaldo
Capítulo 6. Disfunciones y trastornos sexuales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 83
Dr. Iván Arango de Montis
Capítulo 7. Vínculo y sexualidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 151
Dr. Raúl Miranda Arce
Dr. Iván Arango de Montis
Dr. Rubén Hernández Serrano
Capítulo 8. Identidad de género y orientación sexual . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 183
Dr. Iván Arango de Montis
Dra. Susana Kofman Alfaro
Dra. Gloria Queipo García
Capítulo 9. Biología de la reproductividad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 239
Dr. Jaime Jasso Kamel
XIII
Capítulo 10. Síndromes clínicos relacionados . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 249
con comportamiento sexual compulsivo
Dr. Rubén Hernández Serrano
Dr. Iván Arango de Montis
Capítulo 11. Síndromes clínicos relacionados . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 261
con violencia y victimización
Dra. Ruth González Serrato
Capítulo 12. Síndromes clínicos relacionados . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 305
con las infecciones de transmisión sexual
Dr. Tirso Clemades Pérez de Corcho,
Dermatóloga Verónica Fonte Avalos,
Dra. Matilde Ruiz Rodríguez
Capítulo 13. Síndromes clínicos relacionados . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 373
con diferentes trastornos y condiciones
Dra. Eva Marcela Cárdenas Godinez
Capítulo 14. Salud y enfermedad sexual geriátricas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 401
Dra. Claudia Fouilloux Morales
Capítulo 15. Instrumentos clinimétricos para la investigación . . . . . . . . . . . . . . . 419
en sexualidad humana
Lic. en Psicología Nadine Terrein Roccatti
Capítulo 16. Psicoterapia sexual. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 443
Dr. Eusebio Rubio Aurioles
Apéndice
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 465
Índice
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 467
XIV
Agradecimientos
Este libro es el resultado de un esfuerzo colectivo de un grupo de profesionales y amigos
que han dedicado mucho tiempo a la promoción y a la atención de la salud. A ellos todo
mi agradecimiento por su generosidad y su paciencia.
Va el agradecimiento a:
Al Instituto Nacional de Psiquiatría “Ramón de la Fuente” y en particular a la clínica
de Género y Sexualidad por el espacio que brinda a la población.
A la Asociación Mexicana para la salud Sexual Sexual (AMSSAC) y a su director
Eusebio Rubio-Aurioles, amigo y mentor.
A la Federación Latinoamericana de Sociedades de Sexología y Educación Sexual
(FLASSES) por su permanente compromiso con la salud sexual en Latinoamérica.
A todas y cada una de las personas que se han atrevido a reflexionar sobre su sexualidad en aras del bienestar y del placer.
Al Dr. Jose Luis Morales de la Editorial El Manual Moderno por el esfuerzo compartido
Al Dr. Jorge Margolis por el camino recorrido
Y sobre todo, a Deni y a Emilia.
Dr. Iván Arango de Montis.
XV
1
Historia breve
de la sexología clínica
en occidente
© Editorial El
manual moderno Fotocopiar sin autorización es un delito.
Iván Arango de Montis
Lo que ahora se entiende como una disciplina científica, es decir, la sexología (o la medicina
sexual) no es neutral, más bien, como se entiende desde el pospositivismo científico, responde
a un conocimiento construido a lo largo de distintas épocas en la historia y se inserta en un sistemas de ideas, creencias, conocimientos previos, ideologías y realidades político-económicas.
El interés por comprender el fenómeno sexual no es nuevo. Las aproximaciones que la
especie humana ha hecho a lo largo de la historia y en distintas culturas a los fenómenos reproductivos, a los fenómenos relacionados a la identidad de género, a la reproductividad y al fenómeno erótico, han sido motivo de todo tipo de reflexiones filosóficas, políticas y artísticas.
Toda cultura, de una u otra manera, aborda el tema de lo relacionado con el sexo
desde distintas posturas filosóficas e ideológicas.
En occidente, cuando Aristóteles escribió la Historia de los animales, partes de los animales y la generación de los animales no sólo estableció el fundamento para el nacimiento de la
zoología occidental, sino lo que sería considerado tiempo después como el nacimiento de
la sexología en occidente. El tema del sexo en el sistema clasificatorio aristotélico resultaba
fundamental, ya que reconocía que era posible clasificar a los animales en tres grupos, aquellos que se reproducían por: 1) medios sexuales, 2) medios asexuales y 3) generación espontánea. Justamente esta última idea, la de la generación espontánea, sirvió como premisa a la
teología cristiana para que tiempo después justificara la idea del pecado original —en la cual
se afirmó que, de acuerdo con la Biblia, Dios habría creado todas las plantas y animales antes
de crear a los seres humanos, y los parásitos no surgieron con la Creación, sino como consecuencia del pecado original y por medio de la generación espontánea.
Las consideraciones aristotélicas de la reproducción, por ejemplo, la creencia de que
el factor masculino era el principal para que ocurriera, sirvieron como precedente para
establecer otras contribuciones griegas, como las de Hipócrates, quien en su tratado “sobre
la generación” sostuviera que la reproducción requería de “dos semillas”, la masculina y la
femenina, idea que posteriormente fue retomada por Galeno (siglo II), Avicena (siglo XI),
1
2 • Sexualidad humana humana
(Capítulo 1)
S. Alberto Magno (siglo XIII) y su pupilo Santo Tomás Aquino, quien además de sostener
la teoría geocéntrica como fundamento de la fe católica, afirmaba que el poder generativo
de la mujer era imperfecto cuando se comparaba con el del varón, geocentrismo y falocentrismo fundidos en la doctrina de la Iglesia Católica. Creencias sobre las que llegaron a
sostenerse sistemas políticos e ideológicos que contribuyeron a la condición de subordinación, sometimiento y violencia hacia la mujer y que, de igual manera, han participado en
el mantenimiento de un sistema de poder patriarcal masculino, falocrático y falocéntrico.
Anton van Leeuwenhoek (1632-1723), a solicitud de Johan Ham, un alumno de medicina, analizó el semen de un paciente que “sufría” de emisiones nocturnas, a las células les
llamó primero “animalcula” y posteriormente “spermatozoa”. Después de que se publicaron sus hallazgos en la Sociedad Real Británica en 1678, aparecieron todo tipo de reportes:
médicos empezaron a describir caballos miniatura en sus observaciones del semen de un
caballo, otro dijo lo propio sobre el semen de un burro, hubo quienes proclamaron que
podían distinguir los espermatozoides masculinos de los femeninos y alguien incluso afirmó que había visto espermatozoides masculinos y femeninos copulando para después parir
espermatozoides bebé.1 Más allá de las alegres y peregrinas ideas sobre los espermatozoides, su descubrimiento reafirmó la creencia de la supremacía masculina en la reproducción.
En 1758, el médico suizo Simón André Tissot escribió y publicó en latín su Tratado sobre
las enfermedades producidas por el onanismo, en el cual asociaba la práctica de la masturbación con el desarrollo de trastornos mentales, ceguera, enfermedades de la piel y de la motricidad. Aunque el médico suizo buscaba ofrecer una alternativa —la pérdida de semen— a
las explicaciones religiosas fundamentadas en las posesiones demoníacas, sus escritos fueron
utilizados como argumento para el desarrollo de todo tipo de creencias distorsionadas relacionadas con la masturbación y de aparatos antimasturbatorios o sistemas para evitar las
“poluciones nocturnas” (eyaculaciones). Lo que Tissot no sabía entonces es que la asociación
que había establecido entre algunas enfermedades y la conducta sexual iba a estar mediada
no por la pérdida de semen y la vida alegre, sino por la infección por sífilis, descubrimiento
que ocurriría hasta 1870. De cualquier manera, hasta la fecha se escuchan frases que condenan la masturbación tras las que subyacen ideas de hace casi tres siglos.
A Tissot le seguiría el reverendo Silvestre Graham (1794-1851) y a éste, el médico
John Harvey Kellogg (1852-1943), quienes formarían parte de lo que se conoce en la historia de la sexología como la época de “cruzadas antisexuales”, las cuales recomendaban,
entre otras cosas, que la cura para la depleción del semen y las enfermedades asociadas
con el deseo “de la carne” consistía en toda una serie de recetas dietéticas, abstinencia
sexual, enemas frecuentes para “purificar” y “desintoxicar” el cuerpo, así como alimentos
basados en harinas. Kellogg había trabajado en la casa editorial de la Iglesia Adventista del
Séptimo Día en Battle Creek Michigan y creía que al comer carne se encendían las pasiones del cuerpo y el deseo, de modo que habría que abstenerse de ella. Su logro principal
fue transformar la harina molida de maíz en hojuelas tostadas que ahora se desayunan
con leche todas las mañanas en millones de hogares; sin embargo, como promotor de la
antimasturbación diseñó métodos como la circuncisión sin anestesia, suturar el prepucio
con alambre de plata para evitar las erecciones y, para las mujeres que eran sorprendidas
autoestimulándose, la aplicación de ácido carbólico puro en el clítoris.2
A propósito de la sexualidad femenina, Rachel Mines reseña en su libro La tecnología del orgasmo cómo en 1653 el médico Pieter van Foreest (conocido como Alemarianus
© Editorial El
manual moderno Fotocopiar sin autorización es un delito.
Historia breve de la sexología clínica en occidente • 3
Petrus Forestus) publicó un compendio médico titulado Observationem et Curationem
Medicinalum ac Chirurgicarum Opera Omnia sobre las enfermedades en las mujeres. Para
la aflicción conocida como “histeria” (por su significado, “enfermedad del útero” y también llamada en su volumen médico praefocatio matrices), el médico recetaba que una
matrona “masajeara los genitales” de la mujer con tal aflicción “con un dedo dentro utilizando aceite de azucenas. De esa manera la mujer puede ser excitada hasta el paroxismo”,. En la tradición médica occidental, la prescripción del orgasmo en la mujer ha sido
documentada en los textos hipocráticos, en los trabajos de Celso en el siglo I, a. C, en los
de Aretaeus, Soranus, Galeno, en el siglo II, en los de Aetius y Moschion en el siglo VI, en
el Liber de Muliebria, anónimo del siglo VIII o IX, en los de Avicena, en el XI, en los de
Paracelso del XVI, en los de Burton, Claudini, Harvey y otros en el XVII, de Boerhaave
y Cullen en el XVIII, en los de Pinel, Gall, Triper y Briquet en el XIX. Rachel Mines
menciona cómo la mirada androcéntrica de la sexualidad y las implicaciones que ésta ha
tenido para las mujeres y para los médicos que las han tratado a lo largo de la historia,
modelaron no sólo el concepto de la patología sexual femenina, sino también el desarrollo de instrumentos y aparatos diseñados para tratarlos, y coloca el desarrollo histórico del
vibrador en este contexto.3
Lo interesante es ver cómo en el camino de la historia, por una parte, el discurso
médico —escrito fundamentalmente por varones— receta orgasmos a las mujeres y, por
otra, después les prescribe ácido carbólico puro en el clítoris si ellas alcanzan el orgasmo
por sí mismas. El colocar impedimentos a la autonomía y búsqueda de poder de la mujer
sobre su sexualidad no es algo nuevo, sirve a razones político-ideológicas sobre las cuales
también se sostiene el poder masculino.
Las ideas de Kellogg se desarrollaron en el contexto ideológico del movimiento eugenésico que perseguía la mejoría de la raza y la cura de los males sociales por medio del
control científico de la reproducción. Tal movimiento ideológico estaría asociado, años
después, con desarrollos científicos de connotaciones no menores, una de ellas es la asociación entre el deseo de control poblacional y el conocimiento de la endocrinología
reproductiva. Margaret Sanger, vinculada al desarrollo de la anticoncepción hormonal,
escribió en 1919: “Más hijos de los fuertes y menos de los débiles, ese es el punto central
del control de la natalidad”.4
En relación con el falocentrismo y el papel que ocupa en la historia de la sexología clínica, resulta interesante la evolución histórica y la manera en que ha sido tratado el tema
de las erecciones, es decir, lo que ahora recibe el nombre de disfunción eréctil. En los inicios de este milenio, el Consejo Internacional de Educación sobre Salud Sexual Masculina
acordó por consenso que lo que antes había sido llamado “impotencia” ahora recibiría la
denominación de “disfunción eréctil”, a saber: “La incapacidad persistente o recurrente para
lograr y/o mantener una erección peniana suficiente para un desempeño sexual adecuado”.5
El interés que la especie humana dedica a las erecciones no es algo nuevo:6 desde la
Edad de Piedra tardía en las cuevas de Lesceaux, se encuentran pinturas sobre piedra en
las que se observa a un hombre con el pene erecto frente a un bisonte y a su lado aparece una lanza caída. De la misma manera, en Mongolia se han encontrado pinturas rupestres que representan a hombres cazando con el pene erecto. Para los egipcios la erección
era signo de buena fortuna y de fortaleza masculina, de hecho, en el famoso papiro de
Eber se encuentran numerosos remedios para la cura de la impotencia.
4 • Sexualidad humana humana
(Capítulo 1)
En Grecia, en los caminos y lugares públicos había columnas cuadradas con la cabeza de Hermes y con un falo erecto en señal de protección, en los festivales dionisiacos de
la fertilidad se desplegaban esculturas de penes enormes; para los griegos las erecciones
no eran materia artística ni mucho menos, en el texto médico De aere aquis et loci,
Hipócrates escribió en el siglo V a. C. que la impotencia era común entre los Scitianos y
asociaba esta dolencia al traumatismo perineal por exceso de la monta a caballo.
Aproximadamente 400 años antes de Cristo, Aristóteles, igual que otros pensadores griegos, subrayó el concepto fisiológico de pneuma (viento o aire) como el iniciador de la
erección. No era para menos, ésta era una cuestión vinculada con los dioses, Príapo, hijo
de Dionisio y Afrodita, quien más tarde fuera muy popular en la cultura romana, siempre era representado con un pene gigantesco y fue motivo de inspiración para Cátulo y
Horacio, quienes escribirían poemas y versos como La priapea.
En otras latitudes, como en la cultura Mochica, en Perú (100 a. C.- 600 d. C.) se
encuentran vasijas antropomórficas de terracota en las que se representa a un sacerdote
con un falo exagerado. El dios nórdico Freyr también es representado con un pene erecto en la estatuilla hallada en Södermanland en el siglo IX d. C. En la India, Vatsayana
compiló el Kama Sutra entre los años 330 y 360 d. C., libro donde se dedican no pocas
páginas al tema de le erección.
Desde el quehacer de la medicina, los intentos por desarrollar pócimas y remedios
que facilitaran la erección no son nada nuevo. Avicena (Abd Allah Ibn-Sina, mejor conocido como el “príncipe de los médicos”, 980-1037 d. C.) se dedicó a describir las diferencias
anatómicas entre los genitales masculinos y los femeninos.
Sobre la fisiología del pene, Leonardo da Vinci fue el primero en describir que las
erecciones eran el resultado de que el pene se llenara de sangre. Los músculos relacionados con las erecciones fueron descritos por Galeno en el siglo II 2 d. C. y redescubiertos
por Varolio casi 1 800 años después.
En su libro De la generation de l´homme (Sobre la generación del hombre), Ambroise Paré
escribió en el siglo XVI una guía de prácticas sexuales que incluía técnicas para el buen desempeño sexual y la fertilidad, para el cuidado del embarazo y la atención del parto, además
propuso las primeras prótesis de pene, un dispositivo tubular de madera para que los hombres a quienes se les había amputado el miembro por un traumatismo pudieran orinar.
En 1668, en su libro Tractus de virorus organis generationi inservientibus, de clysteribus et de
usu siphonis in anatomia, el médico danés Reignier de Graaf publicó la forma de obtener una
erección en el pene de un cadáver por medio de la inyección de agua en la arteria hipogástrica.
En 1863, el fisiólogo alemán Conrad Ekhard, publicó sus experimentos en los que
provocó erecciones a animales al aplicarles corrientes eléctricas a distintos niveles del sistema nervioso. La época de las inyecciones en algún lugar de la geografía peniana estaba
en su apogeo: en 1873, el médico italiano Francesco Parona inyectó agua con sal en la
vena dorsal del pene a un paciente con impotencia para provocarle esclerosis y hacer que
la sangre saliera del pene de manera más lenta.
A los 72 años, el fisiólogo Charles Frances Edouard Brown-Séquard se aplicó inyecciones subcutáneas de una mezcla de sangre de las venas testiculares, semen, testículos
machacados de perros y conejillos de indias para el tratamiento de su impotencia y publicó sus resultados en 1889, que aunque con toda seguridad eran resultados del efecto placebo, representaron los primeros pasos de la terapia hormonal sustitutiva en el adulto
Historia breve de la sexología clínica en occidente • 5
mayor, línea de investigación que hoy, 200 años después, involucra inversiones millonarias para la industria farmacéutica.
En 1896, el químico alemán Leopold Spiegel estudió la corteza de un árbol africano
llamado yohimbe e hizo la caracterización molecular de la yohimbina, que en 1900 patentaría en Inglaterra como el primer medicamento oral para el tratamiento de la impotencia.
En 1998, cuando estudiaban fármacos para el tratamiento de la hipertensión arterial
sistémica, la industria farmacéutica se topó, para su multimillonaria fortuna, con uno de
los efectos secundarios más buscados y deseados por el hombre: la erección.
Así que la historia de la sexología como ciencia se ha visto enriquecida por distintos
personajes que harían sus contribuciones también desde diversos paradigmas científicos
y epistemológicos: Havellock Ellis, Magnus Hirschfield, Sigmund Freud, Wilhelm Reich,
Alfred Kinsey, William Masters y Virginia Johnson, Michel Foucault, John Money y
muchos más. Transitaron por el naturalismo, el positivismo asceta, el pospositivismo, el
posmodernismo y hasta la actual medicina basada en evidencias. Desde el punto de vista
ideológico la ciencia no es neutral y la sexología, como tal, tampoco. Los conocimientos
han sido puestos al servicio de distintas ideologías y en la actualidad sucede lo mismo. Es
por ello que en este texto los autores se suscriben a las propuestas consensuadas en instancias como la Organización Mundial de la Salud (OMS), la cual reconoce los derechos
humanos y sexuales como el marco ideológico desde donde se propone la salud sexual.
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DEFINICIONES
En 2000, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Panamericana
de la Salud (OPS) se dieron a la tarea, junto con un panel de expertos, de crear un documento en el cual se establecieran estrategias para la promoción de la salud sexual. De esa
reunión surgieron una serie de definiciones a las que se llegó por consenso y, aunque no
representan la posición oficial de la OMS y la OPS, para efectos del establecimiento de
un marco y lenguaje común en la tarea que nos ocupa en este texto, a continuación se
reproducen de manera textual las definiciones que surgieron del consenso mundial.7
Sexo
“El término ‘sexo’ se refiere al conjunto de características biológicas que definen al espectro de humanos como hembras y machos.”
Sexualidad
“El término ‘sexualidad’ se refiere a una dimensión fundamental del hecho de ser un humano: basada en el sexo, incluye al género, las identidades de sexo y género, la orientación
sexual, el erotismo, la vinculación afectiva y el amor, y la reproducción. Se experimenta o
expresa en forma de pensamientos, fantasías, deseos, creencias, actitudes, valores, actividades, prácticas, roles y relaciones. La sexualidad es el resultado de la interacción de factores
biológicos, psicológicos, socioeconómicos, culturales, éticos y religiosos o espirituales.”
Si bien la sexualidad puede abarcar todos estos aspectos, no es indispensable que se
experimenten y expresen todos; sin embargo, en resumen, la sexualidad se experimenta
y expresa en todo lo que somos, sentimos, pensamos y hacemos.
6 • Sexualidad humana humana
(Capítulo 1)
Salud sexual
“La salud sexual es la experiencia del proceso permanente de consecución de bienestar
físico, psicológico y sociocultural relacionado con la sexualidad.”
La salud sexual se observa en las expresiones libres y responsables de las capacidades
sexuales que propician un armonioso bienestar personal y social, con lo que enriquecen
la vida individual y social. No se trata tan solo de la ausencia de disfunción o enfermedad
o de ambos. Para que la salud sexual se logre es necesario que los derechos sexuales de
las personas sean reconocidos y garantizados.
Género
“El género es la suma de valores, actitudes, roles, prácticas o características culturales
basadas en el sexo.”
El género, tal como ha existido de manera histórica, transcultural y en las sociedades contemporáneas, refleja y perpetúa las relaciones particulares de poder entre el hombre y la mujer.
Identidad de género
“La identidad de género define el grado en que cada persona se identifica como masculina o femenina o alguna combinación de ambos. Es el marco de referencia interno, construido a través del tiempo, que permite a los individuos organizar un autoconcepto y
comportarse socialmente en relación con la percepción de su propio sexo y género.”
La identidad de género determina la forma en que las personas experimentan su
género y contribuye al sentido de identidad, singularidad y pertenencia.
Orientación sexual
“La orientación sexual es la organización específica del erotismo y/o el vínculo emocional de un individuo en relación al género de la pareja involucrada en la actividad sexual.”
La orientación sexual puede manifestarse en forma de comportamientos, pensamientos, fantasías o deseos sexuales, o en una combinación de estos elementos.
Identidad sexual
“La identidad sexual incluye la manera en que la persona se identifica como hombre o
mujer, o como una combinación de ambos, y la orientación sexual de la persona.”
Es el marco de referencia interno que se forma con el correr de los años, que permite
a un individuo formular un concepto de sí mismo sobre la base de su sexo, género y orientación sexual y desenvolverse en el ámbito social conforme a la percepción que tiene de
sus capacidades sexuales.
Erotismo
“El erotismo es la capacidad humana de experimentar las respuestas subjetivas que evocan los fenómenos físicos percibidos como deseo sexual, excitación sexual y orgasmo y,
que por lo general, se identifican con placer sexual.”
El erotismo se construye tanto a nivel individual como social con significados simbólicos y concretos que lo vinculan a otros aspectos del ser humano.
Vínculo afectivo
“La vinculación afectiva es la capacidad humana de establecer lazos con otros seres
humanos que se construyen y mantienen mediante las emociones.”
Historia breve de la sexología clínica en occidente • 7
El vínculo afectivo se establece tanto en el plano personal como en el de la sociedad
mediante significados simbólicos y concretos que lo ligan a otros aspectos del ser humano. El amor representa una clase particularmente deseable de vínculo afectivo.
Actividad sexual
“La actividad sexual es una expresión conductual de la sexualidad personal donde el
componente erótico de la sexualidad es el más evidente.”
La actividad sexual se caracteriza por los comportamientos que buscan el erotismo y
es sinónimo de comportamiento sexual.
Prácticas sexuales
“Las prácticas sexuales son patrones de actividad sexual presentados por individuos o
comunidades con suficiente consistencia como para ser predecibles.”
Relaciones sexuales sin riesgo
“La expresión ‘relaciones seguras sin riesgo’ se emplea para especificar las prácticas y
comportamientos sexuales que reducen el riesgo de contraer y transmitir infecciones de
transmisión sexual, en particular el VIH.”
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Comportamientos sexuales responsables
“El comportamiento sexual responsable se expresa en los planos personal, interpersonal
y comunitario. Se caracteriza por autonomía, madurez, honestidad, respeto, consentimiento, protección, búsqueda de placer y bienestar.”
La persona que practica un comportamiento sexual responsable no pretende causar
daño y se abstiene de la explotación, acoso, manipulación y discriminación. Una comunidad fomenta los comportamientos sexuales responsables al proporcionar la información,
recursos y derechos que las personas necesitan para participar en dichas prácticas.
ÉTICA Y MEDICINA SEXUAL
La conducta sexual humana se ha visto modificada por una serie de eventos tecnológicos (la aparición de los antibióticos, la píldora anticonceptiva, los fármacos orales para
el tratamiento de la disfunción eréctil, la televisión, la comunicación por vía satélite, el
internet). Esto significa que el acceso a la información, el intercambio cultural, los movimientos poblacionales y las distintas percepciones que se tienen sobre la sexualidad en
distintas culturas hacen necesario un marco conceptual que favorezca el respeto, el
entendimiento y la tolerancia como los fundamentos esenciales del trabajo en la promoción y atención de la salud sexual.
La ética hace referencia a la forma en la que se entiende lo moral. La moral alude a
las normas de la conducta humana, lo que es considerado como correcto e incorrecto
(obligaciones, recomendaciones, derechos y virtudes). No existe una sola ética ni una sola
moral “universal” y por ello es preciso realizar un análisis cuidadoso de lo que se piensa y
de las acciones que en consecuencia se toman en nombre de lo que es “correcto”.
8 • Sexualidad humana humana
(Capítulo 1)
La necesidad del esfuerzo conjunto en la promoción de la salud sexual humana es lo
que ha llevado a grupos de trabajo a asumir un marco de principios morales para el trabajo en la medicina sexual. Wagner et al.,8 retoman principios aceptados como centrales
en el estudio de la ética biomédica:
1. Respeto a la autonomía.
Se fundamenta en el principio de que un individuo tiene el derecho de realizar elecciones sobre el curso de su vida, de sus acciones, de la forma en la que atiende su
salud y la manera en la que ejerce su actividad sexual sin la interferencia de los
otros. El respeto a la autonomía descansa en el hecho de que el individuo: 1) otorgue su consentimiento para participar en un determinado curso de acciones (un tratamiento psicoterapéutico, una intervención quirúrgica, la toma de medicamentos).
2) Sea competente para otorgar el consentimiento (que tenga la capacidad cognitiva para elegir sin el detrimento significativo como consecuencia de problemas mentales o por un estado de intoxicación). 3) Tenga el conocimiento y la comprensión
suficientes para informar de su consentimiento incluyendo la comprensión de la
naturaleza y el propósito de la acción consentida, los riesgos y beneficios, las opciones y alternativas disponibles y las consecuencias probables de cada una de ellas. 4)
Que sea capaz de elegir con base en la autodeterminación sin la influencia indebida de otros individuos o de la sociedad. En el campo de la medicina sexual, los profesionales tienen la obligación de respetar la autonomía de cada uno de los individuos que traten, independientemente de tradiciones religiosas o socioculturales,
raza, género u orientación sexual. Es posible que el prestador de servicios y el solicitante no compartan un marco ético, sin embargo, el trabajador de la salud está
obligado a respetar al autonomía del individuo y su derecho a elegir. Si existe un
conflicto insalvable entre la visión ética del paciente y la del trabajador de la salud,
este último debe sugerir otras fuentes donde pueda recibir atención. Ni el paciente
ni el trabajador de la salud han de verse obligados a traicionar su código moral, ni
tampoco habrán de imponer su código moral en detrimento de otros.
2. No maleficencia.
Este principio se refiere a abstenerse de causar daño a un individuo como resultado de una acción directa o por negligencia. Independientemente del hecho de que
la mayoría de los prestadores de servicios a la salud no recomendarán a sus pacientes tratamientos dañinos, de cualquier modo es factible que impliquen ciertos riesgos, de modo que la mención al paciente de los riesgos potenciales de cualquier
maniobra médica es coherente con el respeto al principio de autonomía. Una vez
que los riesgos se explicitan y que han sido considerados tanto por el profesionista
como por el paciente, entonces dicho riesgo puede ser aceptable desde el punto de
vista ético. Lo que resulta éticamente inaceptable es la recomendación u ofrecimiento de tratamientos que han demostrado su ineficacia, así como el llevar a cabo
procedimientos para los cuales el profesionista o trabajador de la salud no cuenta
con el entrenamiento suficiente.
3. Beneficencia.
El principio de la beneficencia no sólo implica llevar a cabo acciones en beneficio del paciente, supone también la remoción y prevención del daño, la defensa
de los derechos de los pacientes, independientemente de su género, raza o condición
Historia breve de la sexología clínica en occidente • 9
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religiosa. Desde el punto de vista ético, el principio de no maleficencia es obligatorio, en el caso del principio de beneficencia, es recomendable. Las medidas preventivas y profilácticas son consideradas como acciones de beneficencia.
Paternalismo.
Implica una mala adaptación del principio de beneficencia y se ejerce cuando el trabajador de la salud presupone, decide y toma acciones en función de lo que considera como benéfico para el paciente y deja de lado el respeto a la autonomía y el
consentimiento de este último.
Justicia.
Hace referencia al principio de la proporcionar servicios de salud con equidad. La
esencia del principio de justicia es que los iguales deben ser tratados con igualdad.
Tanto hombres como mujeres deben tener los mismos accesos a servicios de salud
de calidad, al margen de su raza, tradición sociocultural u orientación sexual.
Dignidad.
En la Declaración universal de los derechos humanos, el artículo 1 dice: “Todos los
seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos. Han sido dotados de
razón y conciencia y deberían actuar los unos con los otros con un espíritu de hermandad”. El respeto a la dignidad humana es tan importante como el derecho a la
libertad individual, no es un principio relativo sino un valor absoluto que es un
derecho de nacimiento de cada ser humano.
Diversidad.
La diversidad y la libertad de expresión son valoradas en la mayoría de las sociedades. Los
límites en función con los cuales éstas se manifiestan varían de una comunidad a otra y no
hay un acuerdo universal para decidir lo que es aceptable con respecto a los comportamientos, identidades u orientaciones sexuales. Los profesionales que trabajan en una
comunidad tienen la obligación de atenerse a las disposiciones legales de la misma y habrían de tener la autonomía para abandonarla si es que algunas de las normas no les son aceptables. Los pacientes y los individuos tienen derechos y responsabilidades similares.
De ahí que resulta importante retomar la Declaración de los derechos sexuales reconocidos y promovidos por la OMS (si bien, es cierto, no representan la posición oficial de la
OMS) y por la Asociación Mundial de Sexología, mismas que aparecen en el cuadro 1–1.
Cuadro 1–1. Declaración de los derechos sexuales
Derecho a la libertad sexual
Derecho a la autonomía, integridad y seguridad sexuales del cuerpo
Derecho a la privacidad sexual
Derecho a la equidad sexual
Derecho al placer sexual
Derecho a la expresión sexual emocional
Derecho a la libre asociación sexual
Derecho a la toma de decisiones reproductivas, libres y responsables
Derecho a información basada en el conocimiento científico
Derecho a la educación sexual integral
Derecho a la atención de la salud sexual
10 • Sexualidad humana humana
(Capítulo 1)
REFERENCIAS
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Fausto-Sterling, A. (2000). Sexing the Body. Gender Politics and the construction of
Sexuality: USA: Basic Books:177.
Jardin A, et al. (2000). Erectile Dysfunction. 1st International Consultation on Erectile
Dysfunction. Plymouth, USA: Health Publications Ltd.
Lue, T. (2004). Sexual Medicine. Sexual Dysfunctions in Men and Women, 2nd Internacional
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Organización Mundial de la Salud –OMS. (2000). Promoción de la salud sexual.
Recomendaciones para la acción.
Wagner,G., Pierre Bondil, P., Khalid Dabees, K. (2005). Ethical Aspects of Sexual Medicine,
J Sex Medicine, (2):163-168.
2
Biología
del erotismo
Claudia Wally Rampazzo Bonaldo
Jaime Jasso Kamel
APARATO GENITAL FEMENINO
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La forma más sencilla de abordar el estudio del aparato genital femenino es dividirlo en
órganos genitales externos e internos.
Órganos genitales externos
A la porción externa visible del aparato reproductor, se le conoce como vulva, la cual está
localizada de adelante hacia atrás, en la parte inferior de la pelvis entre el borde inferior
del pubis hasta el periné, hacia los lados se relaciona con las caras superiores e internas de
ambos muslos. La vulva comprende 11 estructuras (figura 2-1).
1) Pubis o monte pubiano. Es una prominencia localizada delante de la articulación de ambos
huesos ilíacos, durante la pubertad el pubis se cubre de vello, el cual se distribuye dando una
apariencia triangular con base superior, el tejido celular subcutáneo es rico en grasa.
2) Labios mayores. Son estructuras prominentes localizadas en ambas caras externas
de la vulva, se originan en el monte pubiano y terminan en el periné; en el adulto
se caracterizan por su pigmentación, mayor cantidad de tejido celular subcutáneo,
tejido conjuntivo, glándulas sebáceas y vello. Debido a que están recubiertos por
piel resistente, dan protección efectiva a todos los órganos sexuales externos.
3) Labios menores. Se trata de dos pliegues de la piel, delgados, sin pelo, con gran cantidad de glándulas sudoríparas y sebáceas y que se hallan localizados por debajo de
los labios mayores. Hacia arriba forman el frenillo y prepucio del clítoris, y hacia el
centro cubren la entrada vaginal.
11
12 • Sexualidad humana humana
(Capítulo 2)
Pubis
Clítoris
Meato urinario
Labios mayores
Labios menores
Introito vaginal
Horquilla
vulvar
Periné
Ano
Figura 2-1. Genitales externos: vulva.
4) Clítoris. Es un órgano eréctil homólogo del pene, mide de 1 a 2 cm de longitud, está
formado por dos cuerpos cavernosos, un glande y dos pilares que lo fijan al periostio del pubis. Se localiza por arriba del meato urinario y su innervación proviene del
nervio pudendo. Al igual que el pene, es un órgano de gran sensibilidad.
5) Meato urinario. Es un orificio parte terminal de la uretra, el cual se encuentra recubierto por un epitelio transicional.
6) Introito vaginal o vestíbulo. Es el espacio comprendido entre los dos labios menores, forma la entrada a la vagina y se encuentra recubierto por epitelio escamoso
estratificado.
7) Himen. Es una membrana anular de diferente grosor y forma, que cubre de manera parcial la entrada vaginal. Está formado por dos capas de tejido fibroso, se rompe
al contacto sexual y su importancia principal reside en la medicina legal.
8) Glándulas de Bartholin. Se trata de dos glándulas accesorias, derecha e izquierda,
localizadas entre los labios menores y la entrada vaginal, las cuales producen moco
en pequeñas cantidades. Cuando se tapan e infectan producen abscesos conocidos
como bartholinitis, carecen de importancia en el desempeño sexual.
Biología del erotismo • 13
Glándulas de Skene. Son dos glándulas que se encuentran a los lados de la parte posterolateral del meato urinario y producen moco que lubrica parte del vestíbulo.
10) Horquilla. Es la zona donde se unen hacia abajo los labios mayores con los labios
menores.
11) Periné o rafe medio. Es la región comprendida entre la horquilla vulvar y el ano,
en esta zona se encuentran los músculos transversos del periné, elevador del ano y
bulvocavernoso, mismos que con frecuencia son afectados durante el parto.
9)
Órganos genitales internos
Son aquellos que ocupan la porción interna del aparato reproductor, están conformados
por la vagina, el útero y sus anexos (figura 2-2).
1) Vagina. Es un conducto virtual músculo-membranoso que se localiza entre la vulva
y el útero; hacia adelante se relaciona con la vejiga y hacia atrás con el recto, mide
alrededor de 10 cm de longitud y hacia el fondo se relaciona con el cérvix del útero,
formando los fondos de saco anterior, posterior y laterales.
La vagina está forrada por un tejido pavimentoso llamado mucosa, que presenta numerosas arrugas transversales que le otorgan una gran capacidad de distensión a tal grado
que permite, por ejemplo, el paso del feto durante el parto. La vagina es además el conducto excretor del útero, ya que permite la salida del flujo menstrual y otras secreciones;
Porción intersticial
o Intramural
Ampolla
Itsmo
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Fondo uterino
Cavidad
Uterina
Fimbria
Serosa
Miometrio
Endometrio
Ovario
Cérvix
Vagina
Figura 2-2. Genitales internos, útero y anexos.
14 • Sexualidad humana humana
(Capítulo 2)
se sostiene en su sitio mediante los ligamentos de Mackenrodt y el músculo elevador
del ano. Además, y no menos importante, es el órgano copulador femenino.
2) Útero. Es un órgano muscular, hueco, que tiene forma piriforme de base superior y
vértice inferior, mide unos 8 cm de largo por 5 cm de ancho. Hacia adelante se relaciona con la vejiga y hacia atrás con el recto; para su estudio se divide en tres porciones:
el cuerpo, que mide alrededor de 5 cm, el istmo de 1 cm promedio y el cérvix. La
parte superior del cuerpo uterino es redondeada y es conocida como fondo uterino,
a cada uno de sus lados se abre un conducto conocido como trompa, tuba uterina,
oviducto o trompa de Falopio.
El útero se conforma de tres capas: la más externa, llamada serosa (o peritoneo visceral), cubre todo el cuerpo uterino a excepción de la cara anteroinferior que se
relaciona con la vejiga; el miometrio (o capa media) es la más resistente y está constituida por músculo liso, cuyas fibras circulares longitudinales y arciformes se entrelazan y mezclan con tejido elástico; por último, el endometrio (o capa interna),
constituido a su vez por dos capas, una superficial y gruesa llamada funcional —que
durante el ciclo menstrual sufre cambios inducidos por hormonas que le permiten
prepararse para un posible embarazo, si éste no se produce se descama y produce el
sangrado menstrual— y la otra, más profunda y estrecha llamada basal —en donde
proliferan glándulas y elementos de tejido conjuntivo, que permiten la regeneración
de la capa funcional después de la menstruación.
3) Cérvix. Porción inferior del útero con forma cilíndrica, con una longitud aproximada de 3 cm, posee dos orificios: uno interno y otro externo, entre ambos se encuentra el canal cervical. La parte externa del cérvix es visible desde la vagina y está
revestida de epitelio pavimentoso estratificado, esa es la zona más susceptible a producir tumores e infecciones —como la del virus del papiloma humano (VPH).
4) Trompas de Falopio. Es un órgano par (conocido también como trompas, oviductos o tubas uterinas) conformado por dos tubas, cada una de ellas se localizan en la
parte superior y lateral del útero, tienen una longitud de 10 a 12 cm por 1 cm de
diámetro exterior y de 1 a 2 mm de diámetro interior.
Las tubas uterinas están, así como el útero, formadas por tres capas de tejido: la más
externa es la capa serosa (o peritoneal), es muy lisa y permite el deslizamiento sobre
los órganos pélvicos vecinos; la capa media, llamada muscular, tiene fibras circulares y longitudinales; por último, la capa interna, llamada mucosa (o endosálpinx),
está constituida por células ciliares que facilitan el transporte tanto de los espermatozoides como del ovocito o, después, del huevo fertilizado.
Las trompas de Falopio poseen tres porciones anatómicas: intersticial (o intramural), que es la parte más próxima al útero y hace contacto con la cavidad uterina;
ístmica, la que corresponde al tercio medio de la trompa y tiene un grosor constante; la tercera es la ampolla, que corresponde al tercio externo de la trompa (también se le conoce como fimbria).
5) Ovarios. Órgano par, también conocidos como gónadas femeninas. Tienen forma de
almendra, su color es blanquecino y miden en promedio 4 3 2 cm; se localizan
en la porción lateral e inferior de la pelvis, en la zona conocida como fosa ovárica.
Los ovarios están en íntimo contacto con las trompas de Falopio a través de la fimbria,
se sostienen en su lugar por un engrosamiento del ligamento ancho conocido como
Biología del erotismo • 15
mesovario. Desde el punto de vista anatómico, presentan dos capas: una externa
(llamada corteza) y otra interna (la médula); en la corteza se producen las células
reproductoras conocidas como óvulos, u ovocitos así como las hormonas sexuales
femeninas: estrógenos y progesterona.1
APARATO GENITAL MASCULINO
El aparato reproductor masculino está conformado por glándulas, conductos y elementos
de sostén (figura 2-3).
1) Testículos. Es un órgano par localizado en la parte inferior, anterior y por fuera del
periné masculino, tienen forma ovoide y miden alrededor de 4 2.5 1.5 cm. Están
sostenidos en su lugar gracias al músculo cremáster, mismo que tiene características
especiales: cuando la temperatura desciende el cremáster aproxima a los testículos al
cuerpo y si la temperatura asciende los separa del calor corporal, esto ocurre con la
intención de que los testículos se encuentren medio grado centígrado por debajo de
la temperatura corporal normal, lo que garantiza un mejor funcionamiento testicular.
La función de los testículos es gametogénica —en lo que respecta a la producción de espermatozoides— y endocrina —por la producción de andrógenos como la
testosterona—(figura 2-4). En su interior, cada testículo tiene varios cientos de
lóbulos, cada lóbulo posee túbulos seminíferos que, en conjunto, oscilan entre 900
Vejiga
Vesículas
seminales
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Pubis
Próstata
Glándulas
de Cowper
Uretra
Pene
Vaso deferente
Glande
Epidimo
Testículo
Escroto
Figura 2-3. Aparato reproductor masculino.
16 • Sexualidad humana humana
(Capítulo 2)
Testículo
Cabeza
del epidimo
Cuerpo
del epidimo
Vaso deferente
Cola
del epidimo
Figura 2-4. Testículo y epidídimo.
y 1 000, cada uno mide en promedio medio metro y se encuentran tapizados en su
interior por una gran cantidad de células epiteliales germinales llamadas espermatogonias, que al ser estimuladas por la hormona foliculoestimulante (FSH) producen a diario en promedio 120 millones de espermatozoides a través de un mecanismo conocido como espermatogénesis, proceso que inicia en promedio a los 13 años
de edad y continúa durante el resto de la vida.
La espermatogénesis se divide en dos etapas: en la primera, las espermatogonias que se
encuentran más próximas al túbulo seminífero se conocen como tipo A, las cuales se dividen por mitosis cuatro veces para formar células un tanto más diferenciadas, a las que se
conoce como espermatogonias tipo B.
Hacia el centro del túbulo se encuentran otras células de gran tamaño conocidas
como células de Sertoli, las cuales poseen un extenso citoplasma, sus membranas celulares se encuentran muy unidas y forman una barrera para el paso de moléculas grandes
(como las inmunoglobulinas procedentes de los vasos capilares del mismo túbulo).
Sólo las espermatogonias de tipo B destinadas a convertirse en espermatozoides atraviesan esta barrera y se alojan en las protuberancias citoplasmáticas de las células de Sertoli;
ahí, después de 24 días se convierten por mitosis en espermatocitos primarios, hasta este
momento estas células son diploides —es decir, tienen 46 cromosomas (23 pares) de los
cuales 22 pares son autosomas y un par son cromosomas sexuales X o Y—.
Al madurar, los espermatocitos primarios realizan la primera división meiótica y se
dividen en dos, formando así los espermatocitos secundarios donde cada una tendrá 23
Biología del erotismo • 17
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pares de cromosomas bivalentes, llamados así porque sus brazos son dobles. En este
momento se realiza la segunda división meiótica y de cada espermatocito secundario se
forman dos células nuevas, ahora llamadas espermátidas, que tienen también 23 pares
cromosómicos; pero monovalentes de estas cuatro células formadas, dos serán 23X y las
otras dos 23Y, las espermátidas ingresan a las células de Sertoli donde se nutren y transforman en espermatozoides (figura 2-5).
La producción testicular de andrógenos (testosterona, dehidrotestosterona y androstendiona) se forma en las células intersticiales de Leydig que se localizan en el intersticio que queda entre los túbulos seminíferos y es estimulada sobre todo por la hormona
luteinizante (LH).
Los túbulos seminíferos confluyen en la parte superior del testículo y desembocan en
el epidídimo.
2) Epidídimo. Es una estructura tubular de 6 m de longitud localizada en la cara superior y posterior del testículo, aunque su forma compacta le da una longitud de 5 cm.
Para su estudio se divide en cabeza, cuerpo y cola; una vez que los espermatozoides han llegado al epidídimo, tardan varios días en recorrer sus 6 m de largo, en la
cola del epidídimo los espermatozoides se almacenan de manera breve, ahí se secreta una glucoproteína, la glicerofosfocolina, misma que inhibe la capacidad de los
espermatozoides para fecundar al ovocito hasta que adquieran la capacitación espermática en los genitales internos femeninos.
3) Conducto deferente. Inicia como continuación de la cola del epidídimo, es un conducto con una longitud de 30 a 40 cm, en su trayecto sale de la cavidad del escroto, pasa por el canal inguinal hasta la cavidad abdominal y termina en la base de la
vejiga urinaria. Es el lugar de mayor almacenaje de espermatozoides.
4) Vesículas seminales. Son estructuras tubulares, tortuosas, lobuladas y con un revestimiento secretor que produce un material tipo mucoide rico en fructuosa y ácido cítrico que participa en la nutrición del espermatozoide; también producen prostaglandinas
y fibrinógeno. La secreción de las vesículas seminales da mayor volumen al eyaculado.
5) Conductos eyaculadores. Se trata de pequeños tubos de 15 a 20 mm de longitud,
inician en las vesículas seminales y terminan desembocando en ambos lados de la uretra
prostática.
Cola o flagelo
Cabeza
Mitocondrias
Pieza
intermedia
Cuello
Figura 2-5. Espermatozoide maduro.
Capuchón
acrosomal
18 • Sexualidad humana
(Capítulo 2)
Uretra. Es un conducto que se extiende desde la vejiga urinaria hasta el meato
urinario del pene, mide alrededor de 15 a 20 cm de largo, a su paso por las estructuras del aparato reproductor masculino va recibiendo el nombre de la estructura. Según el lugar por donde va pasando recibe los nombres de uretra prostática,
membranosa y esponjosa o peniana.
La uretra prostática mide de 3 a 4 cm de longitud, se encuentra rodeada por la
próstata, su epitelio cuenta con numerosos orificios por donde drenan una gran
cantidad de minúsculos conductos de la próstata. La uretra membranosa mide de
1 a 2 cm de longitud y pasa por el diafragma urogenital. Por último, la uretra
esponjosa o peniana, es la porción más larga, mide 15 cm de largo y termina en
la punta del pene con el meato urinario.
7) Próstata. Es una glándula formada, a su vez, por 30 a 50 glándulas tubuloalveolares distribuidas en tres capas concéntricas: mucosa, submucosa y principal; esta
última forma la mayor parte del tejido prostático. La próstata secreta un líquido
lechoso y poco denso que da volumen al eyaculado, tal secreción es rica en lípidos, enzimas proteolíticas, fosfatasa ácida, fibrolisina y ácido cítrico. Su función es
ayudar a proteger a los espermatozoides de las secreciones ácidas de la vagina.
8) Glándulas de Cowper. También conocidas como bulbouretrales, miden de 3 a 5 mm
y se localizan donde inicia la uretra membranosa. Producen una secreción mucosa que lubrica la uretra y amortigua la acidez que deja el paso de la orina, la salida de esta secreción precede a la eyaculación.
9) Pene. Es un órgano localizado delante de la sínfisis del pubis arriba del escroto,
tiene forma cilíndrica de 9 a 10 cm de longitud por 1 a 2 cm de diámetro en estado
flácido y de 15 a 20 cm de largo por 3 a 4 cm de ancho en erección. La raíz del
pene se encuentra fija al pubis por el ligamento suspensor, sus funciones se comparten entre el aparato urinario como órgano excretor de orina y con el reproductor como órgano copulador.
Está formado por tres columnas de tejido eréctil, dos de ellas se localizan en la cara
dorsal del pene y reciben el nombre de cuerpos cavernosos, la tercera es el cuerpo
esponjoso y se localiza en la cara anterior del órgano, para terminar en forma de
bulbo en la punta del pene y es conocida como glande. Ahí termina la uretra y se
localiza el meato urinario, el glande se halla cubierto por piel laxa llamada prepucio.
10) Escroto. Es una bolsa de piel elástica, situada por delante del periné entre ambos muslos, contiene a los testículos y por efecto de la contracción y relajación del músculo
cremáster permite que los testículos se acerquen o alejen de cuerpo para mantener
la temperatura testicular.1
6)
FISIOLOGÍA DE LA REPRODUCCIÓN
Pubertad, menarquía y menopausia
“Pubertad” significa el inicio de la madurez sexual, “menarquía” el inicio de la menstruación y “menopausia” la última menstruación en la vida fértil de la mujer. El periodo de la
pubertad inicia alrededor de los ocho años de edad por el inicio gradual de la descarga
Biología del erotismo • 19
hormonal proveniente del eje hipotálamo-hipófisis. Tal incremento hormonal no sólo
produce en el cuerpo infantil cambios físicos —como el inicio de la telarquía (crecimiento mamario) o la acumulación y distribución ginecoide de la grasa corporal, cambios en
la piel, tono de voz, etc.— también prepara al organismo para la primera menstruación, la
cual ocurre entre los 9 y 16 años (la mayor parte de las veces entre los 11 y 13 años de
edad), la llegada de la menarquía marca el inicio de la capacidad reproductora de la
mujer, en tanto que la menopausia aparece alrededor de los 50 años.
Ciclo menstrual
La finalidad primordial del ciclo menstrual es preparar al endometrio para la posible
implantación de un óvulo fecundado. Para ello se requiere de tres pasos hormonales:
1°: una vez que se llega a la pubertad, el hipotálamo empieza a secretar de forma continua y pulsátil la hormona liberadora de gonadotropinas (GnRH);
2°: la GnRH estimula a la adenohipófisis y ésta libera sus propias hormonas gonadotrópicas, la FSH y la LH; y
3°: a nivel del ovario, tanto FSH como LH estimulan el proceso de ovulación (este
último propicia la producción de estrógenos y progesterona, con lo que se establece el llamado eje hipotálamo-hipófisis-ovario).
Al liberar la adenohipófisis, la FSH y la LH establecen, a su vez, dentro del ciclo
menstrual dos ciclos: el ovárico y el endometrial.
El ciclo ovárico (figura 2-6) se divide, a su vez, en tres fases conocidas como folicular,
ovulatoria y lútea. Después de la menstruación, la FSH y LH desempeñan una función
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Folículo primario
Folículos
en desarrollo
Folículo
maduro
Arteria y vena
ovárica
Cuerpo blanco
Cuerpo lúteo
Cuerpo hemorrágico
Figura 2-6. Ciclo ovárico.
20 • Sexualidad humana
(Capítulo 2)
muy importante en el desarrollo folicular: la FSH se encuentra al inicio del ciclo a concentraciones mayores que la LH, la FSH estimula el crecimiento de 6 a 12 folículos por
ciclo y de varias capas de células de la granulosa, mismas que tapizan la superficie interna
del folículo; por efecto de esta misma hormona, muchas células fusiformes del intersticio
ovárico se agrupan y forman nuevas capas de células por fuera de las células de la granulosa, lo que da origen a una nueva clase de células denominadas teca, la cual se subdivide
en interna (que está en contacto con las de la granulosa) y externa (que forma la cápsula del folículo en desarrollo).
Algunos días después del inicio del desarrollo folicular, las células de la granulosa
empiezan a secretar líquido folicular (el cual tiene una gran concentración de estrógeno),
al aparecer este líquido se forma una cavidad entre las células de la granulosa denominada
antro, en este momento el folículo recibe el nombre de folículo antral y tanto las células
de la granulosa como las de la teca proliferan con rapidez.
La LH (que hasta este momento se encuentra a menor concentración que la FSH)
estimula a las células de la teca interna, las cuales producen andrógenos (androstenediona) que entran en las células de la granulosa para formar estradiol. Mayores concentraciones de estrógenos facilitan el desarrollo de receptores para FSH y LH sobre las
células de la granulosa, unos días después, el incremento en las concentraciones foliculares de estrógenos ejercen una retroalimentación negativa, inhibiendo la secreción
hipofisaria de FSH.
La LH es indispensable para completar el desarrollo folicular final y para la ovulación
sin LH el folículo no progresa hasta la etapa de ovulación, cuando el folículo ha alcanzado un tamaño de 15 a 18 mm. La adenohipófisis libera una carga adicional de LH (conocida como pico de LH), lo que favorece la ruptura del folículo y con ello la ovulación.
Una vez roto el folículo se forma el cuerpo hemorrágico, por efecto de la LH las células
de la granulosa y de la teca interna producen gran cantidad de progesterona y en menor
concentración de estrógenos a la estructura que queda en lugar del cuerpo hemorrágico
se le llama ahora cuerpo lúteo.2
Si durante los siguientes 14 días no hay embarazo, el cuerpo lúteo inicia un proceso
de involución, la producción de estrógenos y progesterona disminuyen de manera drástica
y ocurre entonces la menstruación (figura 2-7).
El ciclo endometrial esta ligado de manera íntima con el ovárico, después de la menstruación, cuando los niveles de FSH estimulan a las células de la granulosa, el incremento
en los valores de estrógenos favorece el crecimiento de las células del estroma endometrial, se desarrollan gran cantidad de glándulas endometriales y nuevos vasos sanguíneos.
A ésta, se le conoce como fase proliferativa, a nivel del cérvix se secreta un moco filante,
transparente, que se alinea a lo largo del canal cervical y forma canales que guían el paso de
los espermatozoides.
Después de la ovulación inicia la fase secretora, el cuerpo lúteo produce gran cantidad de progesterona y, en menor cantidad, estrógenos; estos últimos terminan la madurez del endometrio, la progesterona causa una gran tumefacción de este último, las glándulas se hacen más tortuosas, los vasos sanguíneos crecen y se almacena gran cantidad de
nutrientes, con lo que en caso de haber implantación de algún blastocisto (6 a 7 días después de la ovulación) las condiciones endometriales estarán dadas para el desarrollo temprano del embarazo (figura 2-8).
Biología del erotismo • 21
Estradiol (pg/mL)
FSH y LH (ng/mL)
Estradiol
800
Progesterona
8
600
6
400
4
200
2
0
800
0
Progesterona (ng/mL)
Ovulación
Menstruación
LH
600
400
FSH
200
0
0
2
4
6
8 10 12 14 16 18 20 22 24 26 28
Duración del ciclo menstrual
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Figura 2-7. Concentraciones hormonales en el ciclo menstrual.
Un par de días antes de que termine el ciclo menstrual el cuerpo lúteo involuciona,
con lo que los valores de estrógenos y progesterona descienden de manera drástica, lo que
produce la menstruación. El mecanismo es el siguiente: con la importante disminución
(sobre todo) de progesterona, los vasos sanguíneos se colapsan, la superficie del endometrio se necrosa y aparecen entonces zonas extensas de hemorragia; el endometrio inicia
su desprendimiento y se liberan prostaglandinas, con lo que el útero se contrae y favorece la evacuación de este tejido, la pérdida hemática promedio durante la menstruación es
de 40 a 50 mL, más 40 mL de líquido seroso. En general la sangre menstrual no forma
coágulos, cuando sucede es porque está asociado a alguna alteración uterina.
Fase proliferativa
11 días
Fase secretora
12 días
Figura 2-8. Fases del ciclo endometrial y menstruación.
Menstruación
3 a 5 días
22 • Sexualidad humana
(Capítulo 2)
FACTORES HORMONALES Y NEUROLÓGICOS
La respuesta sexual humana consiste en una serie ordenada de acontecimientos fisiológicos que preparan al cuerpo para realizar el coito y, a la larga, que tenga lugar la reproducción. A fin de que el acto sexual pueda realizarse, existen factores orgánicos y psicológicos
implicados, los cuales propician que los órganos genitales de cada uno de los miembros
de la pareja experimenten ciertos cambios intensos en cuanto a su forma y función desde
un punto basal de partida. El coito es similar a otras funciones, como el comer o dormir,
pues para que todas ellas logren ser ejecutadas el cuerpo de la persona experimenta una
serie de procesos similares de adaptación, incluyendo grandes modificaciones químicas y
fisiológicas. Tales cambios no se limitan a las áreas genitales, ya que la estimulación sexual
genera reacciones neurológicas, vasculares, musculares y hormonales que impactan a la
persona en su totalidad, en mayor o menor grado.
En el primer volumen sobre fisiología sexual de W. Masters y V. Johnson3, distinguieron en la respuesta sexual masculina y femenina cuatro etapas secuenciales: excitación,
meseta, orgasmo y resolución; tal clasificación se basó en las observaciones de estos investigadores acerca de las respuestas fisiológicas eróticas de cerca de 600 hombres y mujeres entre los 18 y 89 años y durante más de 2 500 ciclos de respuesta sexual.
La división en etapas secuenciales de la respuesta sexual, demostró ser de gran utilidad para fines descriptivos, asegurando la inclusión y ubicación correcta de sus elementos específicos desde el punto de vista fisiológico y considerando que las cuatro etapas se
presentan siempre en orden y vinculadas una a la otra. De hecho, observar una respuesta sexual “normal” evidencia que la eyaculación ocurre después de que el pene obtuvo
una erección completa en el varón y que la lubricación y dilatación vaginales anteceden
al orgasmo femenino.
Sin embargo, las observaciones clínicas de Helen S. Kaplan4 le hicieron proponer una
formulación alternativa de la respuesta sexual en ambos miembros de la pareja: bifásica
o bidimensional, según la cual, la respuesta sexual no consiste en una entidad única, sino
más bien en dos componentes distintos y hasta cierto punto independientes: una reacción
genital vasocongestiva que produce erección peniana en el varón y lubricación-turgencia
vaginales en la mujer, por una parte, y contracciones musculares clónicas reflejas que
constituyen el orgasmo en ambos sexos, por la otra.
John Bancroft5 describe la respuesta sexual humana como un conjunto de eventos no
secuenciales, que es posible separar y, tomando en cuenta tanto las aportaciones de
Masters y Johnson como las de Kaplan, propone que los elementos de tal respuesta son:
deseo, excitación central (sistema nervioso central), excitación genital, excitación extragenital (todos los cambios que ocurren en el resto del cuerpo), preorgasmo (cambios físicos y sensaciones que ocurren antes del clímax), orgasmo y el posorgasmo (etapa de
resolución, según Masters y Johnson).
De manera esquemática, es factible describir los cambios que ocurren durante la respuesta sexual masculina y femenina tal como se presentan en el cuadro 2-1.
Como ya se explicó, para que la respuesta sexual humana exista, entran en juego factores ambientales y biológicos de tipo neurológico, vascular, muscular y hormonal que
impactan a la persona en su totalidad, en mayor o menor grado.
Biología del erotismo • 23
Cuadro 2-1. Cambios observados durante la respuesta sexual masculina y femenina
Varón
Deseo
a) Presencia de pensamientos o fantasías sexuales
b) Deseo de actividad sexual
c) Posibles cambios hormonales
Excitación
a) Erección del pene
b) Salida de líquido de lubricación a través de la uretra
c) Elevación del escroto y los testículos hacia el periné
d) Ingurgitación testicular
e) Contracciones musculares involuntarias
f) Incremento del ritmo cardiaco
g) Incremento de la presión arterial
Orgasmo
a) Inevitabilidad eyaculatoria
b) Contracciones de uretra y pene en la eyaculación
c) Contracciones musculares de la región pélvica
d) Aumento de la frecuencia cardiaca hasta 180 latidos por minuto
e) Incremento de la presión arterial
f) Elevación de la frecuencia respiratoria
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Resolución
a) Rápida desaparición de la erección
b) Reducción del tamaño y descenso de los testículos
c) Rápida desaparición del rubor sexual
d) Pronta disipación de la tensión muscular
e) Disminución de la frecuencia cardiaca
f) Normalización de la presión arterial
g) Descenso de la frecuencia respiratoria
h) Sudoración
Mujer
Deseo
a) Presencia de pensamientos o fantasías sexuales
b) Deseo de actividad sexual
c) Posibles cambios hormonales
Excitación
a) Rápida lubricación vaginal
b) Aumento de tamaño y elevación del útero y cuello uterino con aparición
de contracciones rápidas e irregulares
c) Crecimiento en el tamaño del clítoris
d) Aumento del volumen de los pechos
e) Hinchazón areolar
f) Rubor sexual que se extiende desde el esternón
y la zona superior del abdomen al pecho
g) Acentuación de la tensión muscular
h) Contracción muscular involuntaria
i) Aumento de la frecuencia cardiaca
j) Incremento de la presión arterial
24 • Sexualidad humana
(Capítulo 2)
Cuadro 2-1. Cambios observados durante la respuesta sexual
masculina y femenina (continuación)
Orgasmo
a) Contracciones del tercio externo de la vagina
b) Contracciones del útero y trompas de Falopio
c) Contracciones del esfínter anal
d) El clítoris permanece retraído y oculto
e) Máximo desarrollo del rubor sexual
f) Contracciones musculares involuntarias
g) Aumento de la frecuencia cardiaca hasta 180 latidos por minuto
h) Incremento de la presión arterial
i) Aumento de la frecuencia respiratoria
Resolución
a) Desaparición de la lubricación y la distensión vaginal
b) Normalización de la coloración de los labios menores
y regreso a su tamaño normal
c) El clítoris vuelve a su posición
d) Disminución del tamaño y descenso del útero
e) Rápida desaparición del rubor sexual
f) Pronta disminución de la hinchazón de las areolas
y reducción de la erección de los pezones
g) Progresiva normalización del tamaño de los pechos
h) Rápida desaparición de la tensión muscular
i) Normalización de la frecuencia cardiaca
j) Disminución de la presión arterial
k) Disminución de la frecuencia respiratoria
l) Sudoración
Factores hormonales
No hay duda que el factor hormonal desempeña un importante papel en la función sexual
femenina y masculina. Los niveles de estradiol tienen relación con la vagina a través del
sistema nervioso central y periférico, así como en la transmisión nerviosa; la administración de estradiol resulta en la expansión de zonas receptoras a lo largo de la distribución
de los nervios pudendos, lo cual permite deducir que los estrógenos afectan los umbrales de
sensibilidad.6
Los estrógenos favorecen la vasodilatación de los vasos clitorídeos, uretral y vaginal, manteniendo estas zonas oxigenadas,7 lo que concede un efecto preventivo de arteriosclerosis de los territorios pélvicos (Sarrel, 1998). La sintetasa del óxido nítrico
(ON) a su vez está regulada por los estrógenos; la vejez y la castración femenina ooferectomía total bilateral traen como consecuencia la disminución de los niveles de NO,
lo que resulta en fibrosis de las paredes vaginales, de tal manera que el reemplazo estrogénico permite el retorno de niveles normales de ON en la vagina y evita las muertes
celulares en su mucosa.8
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Biología del erotismo • 25
Con el decaimiento de niveles estrogénicos, muchas mujeres experimentan disminución del deseo sexual, dispareunia y dificultades orgásmicas con merma en las sensaciones genitales. Existe una correlación directa entre la presencia de todas estas dificultades
sexuales y los niveles de estradiol por debajo de 50 pg/ml.9 Así que los estrógenos influyen en el deseo sexual de una manera indirecta al contribuir en la retroalimentación positiva de la respuesta sexual en la fase de excitación.
Los andrógenos tiene un influjo determinante sobre la conducta sexual, ya que ejerce importantes efectos en el cerebro y los centros sexuales; su producción está regulada
por la hipófisis, la cual produce FSH (hormona foliculoestimulante), que regula la generación de testosterona en los testículos y cuyos niveles influyen en el funcionamiento
cerebral y la conducta.4 Los andrógenos ejercen efectos específicos que aumentan el
impulso sexual en ambos sexos. En el varón, los niveles adecuados de testosterona permiten que manifieste y mantenga los caracteres sexuales masculinos, además de un
deseo sexual y erección normales.
La corteza suprarrenal y los ovarios producen andrógenos en la mujer, de los cuales el más potente es la testosterona; la función que desempeña la testosterona en el
deseo sexual femenino hoy día resulta un tema evidente y aceptado. Fue popularizado por Kaplan desde 1979,4 pero el Dr. Robert Greenblatt, de la Universidad de
Georgia (EUA) fue en 1950 el primero en proponer el empleo de testosterona en la
mujer. En 1959, el Dr. Waxemberg del Instituto Sloan Kettering de Nueva York evidenció que esta hormona es la responsable del deseo sexual en ambos sexos.10
En la pubertad, las suprarrenales de la mujer comienzan a producir testosterona
antes que las suprarrenales de los varones jóvenes.10 Luego, en la adolescencia y de allí
en adelante, la producción de testosterona continuará de tal manera que las mujeres
generan 0.3 mg al día, mientras en los hombres es 20 veces más, unos 7 mg/día. La testosterona libre (no ligada a proteínas) es la más activa y la mujer tiene tan solo un 1 a 3%
de ésta, para efectos tisulares. Sin embargo, no sólo se trata de cantidad, sino que es
relevante la sensibilidad de los receptores del cerebro, de tal manera que la calidad de
su impregnación es la que da el resultado final del deseo sexual en su componente químico.
Los receptores hormonales son proteínas que se ligan de manera específica a las hormonas y algunos tienen áreas de activación transcriptora de funciones. Los receptores cerebrales de la testosterona están concentrados en áreas implicadas con la sexualidad y las
emociones. La cantidad de testosterona desciende después de la menopausia y la andropausia, provocando en muchas mujeres un descenso en la libido y dificultades para obtener el
orgasmo,11 y en los varones disminución de la fuerza física, de masa muscular, alteración de
los caracteres sexuales y disminución del deseo sexual así como trastornos de erección.4
La disfunción del eje hipotálamo/hipófisis, la menopausia o la falla prematura ovárica, así como la anticoncepción oral prolongada, son las causas hormonales más frecuentes de disfunción sexual femenina, con lo que se afectan de modo principal el deseo y la
libido.12 Por supuesto que en ausencia de etiología orgánica, los factores emocionales
y vinculativos están implicados de manera importante en el trastorno del deseo sexual en
ambos sexos.
Los estrógenos, por otra parte, tienen una función directa en la lubricación vaginal,
ya que se relacionan con el sistema vascular y neural. En el caso de los varones, al tener
niveles elevados de estrógenos o bien en el caso de que se les administre por vía externa
26 • Sexualidad humana
(Capítulo 2)
un antagonista androgénico (ciproterona) para fines terapéuticos (tratamiento de enfermedades de las vías genitourinarias), presentan disminución de la libido, disfunción eréctil,
disminución de la agresividad, de la conducta de dominancia, el apetito y ciertas funciones metabólicas.14
Los estudios sobre los efectos del estrógeno y la progesterona sobre la anatomía, la
conducta y la sexualidad en la edad adulta, indican que la progesterona inhibe la sexualidad femenina por antagonizar al receptor a andrógenos. Un descenso de los esteroides
femeninos puede aumentar la libido al desenmascarar la acción sexualmente estimulante
de la testosterona suprarrenal.14
FACTORES CEREBRALES Y NEUROTRANSMISORES
La conducta sexual humana es el producto de factores biológicos y ambientales. Es
imprescindible, al hablar de factores biológicos, tomar en cuenta el sistema nervioso central (SNC) y la función de los neurotransmisores, mismos que están muy relacionados a
la respuesta sexual.
Como lo describe Kaplan, la neurona es la unidad básica del SNC y tiene un gran
número de terminales que se adaptan a la función de suministrar conexiones anatómicas
complejas que explican las relaciones funcionales. Las neuronas producen, reciben y
transmiten impulsos a otras neuronas a través de conexiones o sinapsis y mediante microemisiones de sustancias neurotransmisoras, creando circuitos para diversas funciones que,
aunque sean independientes, se hallan conectadas anatómicamente y organizadas en el
aspecto funcional, lo que permite que el individuo actúe de manera integrada y ordenada.
Las neuronas reciben y envían señales unas a otras mediante tractos de fibras nerviosas con función comunicante.
El arco reflejo es una unidad básica en la organización nerviosa que consta de un nervio eferente que transmite impulsos sensoriales provenientes de un órgano. Esta neurona
sensorial establece conexión sináptica con una neurona eferente, la cual envía impulsos a
un músculo o a una glándula, haciendo que funcione. Muchos de estos centros inferiores
están localizados en la médula espinal o en el tronco del encéfalo. Los centros reflejos
inferiores son capaces de funcionar de manera independiente, pero no funcionan así en
el individuo sano: más bien reciben impulsos de un sistema complejo formado por centros superiores y sennales sensoriales que tienen la capacidad de modificar, inhibir o facilitar la función.
Debido a que el sistema nervioso es jerárquico y cuenta con centros superiores que
ejercen control sobre los inferiores, la neurona inferior es como un “soldado raso” que
tiene cierta autonomía pero que debe atenerse a las estrategias y maniobras establecidas
por el “comandante en jefe del ejército” (la corteza motora). El SNC nunca descarta sus
estructuras primitivas, sino que fabrica centros de integración superiores que dominan
a los antiguos. Por tal motivo, los centros inferiores que intervienen en la mayor parte de
los reflejos —incluidas las respuestas sexuales de erección, eyaculación y lubricación vaginal— se localizan en la médula espinal o en el tronco del encéfalo, sin embargo, a fin de
controlarlos y modificarlos, en las especies superiores ha aparecido un supersistema muy
Biología del erotismo • 27
complicado de centros superiores, localizados en el cerebro medio, la corteza límbica y
los núcleos subcorticales. Hay reflejos que, gracias al dominio de la corteza cerebral, pueden ser sometidos a control voluntario; en la mayoría de las personas, los que se hallan
implicados con la micción, la defecación, la eyaculación y el orgasmo, se hallan sometidos a un cierto nivel deliberado de inhibición y facilitación. En cambio, hay otras funciones que suelen permanecer involuntarias, como la erección, la vasocongestión genital, la
lubricación y abombamiento vaginales, y la erección de los pezones, así como otros reflejos no sexuales. Todos ellos operan de una manera puramente anatómica y no son controlados de modo voluntario, sólo en casos excepcionales. Entonces, sea que se trate de
un reflejo bajo control voluntario o bien del que permanezca involuntario, existen diversos factores que influyen sobre ellos, ya sea inhibiéndolos o facilitándolos, con lo que alteran su expresión —por ejemplo, cierto estado emocional, una experiencia específica
aprendida y otros impulsos inhibitorios y facilitadores del sistema límbico, el tálamo y el
hipotálamo.
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Neurotransmisores
En 1987 tuvo lugar un avance significativo en el estudio sobre los neurotransmisores, al
descubrirse la existencia del polipéptido vasointestinal activo (VIP), que se había identificado en el pene como vasodilatador y reconocido su función en la erección desde 1980.
A nivel vaginal, el VIP tiene un papel modulador en la lubricación y vasodilatación.13
En 1997, se identificó la existencia del óxido nítrico (ON) y de la fosfodiesterasa-5
(PDE-5) en el clítoris, responsable de la degradación del guanosin monofosfato cíclico
(GMPc).14, 15 La función de los neurotransmisores correspondientes en el clítoris y vagina
queda establecido: el ON y el VIP como mediadores no adrenérgicos-no colinérgicos
(NANC) en el cuerpo cavernoso del clítoris y la relajación vascular vaginal, de manera
respectiva. Los detalles precisos del proceso de mensajeros y de todos los neurotransmisores no se conocen con exactitud, si bien ya se ha descrito la PDE-5 y el proceso de catabolismo del GMPc,16-18 como sucede en el pene.
En el aspecto vascular, se ha determinado que con la edad disminuye el tejido muscular liso y aumenta el colágeno en clítoris y pene, lo cual causa trastornos de erección en
ambos y de lubricación en la vagina.
Los neuropéptidos “Y” y “P” así como el VIP favorecen la presencia del trasudado
vaginal. En el periodo de excitación, la vagina aumenta el volumen sanguíneo (el VIP procura la vasodilatación arterial y otro neuropéptido [NPY] propicia la venoconstricción)
de manera que se produce el trasudado vaginal en forma de lubricación.
El estrés emocional también influye de manera importante en la inhibición de la
excitación y lubricación, aunque es bien sabido que muchas mujeres con falta de satisfacción en su vida sexual, sin embargo manifiestan una respuesta fisiológica aceptable en
la lubricación y aun en el orgasmo. Existen una serie de estudios que señalan en algunas
mujeres, una carencia de asociación entre lo fisiológico y los concomitantes subjetivos de
la satisfacción sexual.19-20
El estímulo de una mujer receptiva desde el punto de vista sexual, conduce a la secreción de dopamina en diversas zonas del cerebro, aumenta el índice copulatorio y coordina
28 • Sexualidad humana
(Capítulo 2)
los reflejos genitales. La presencia previa —más no concomitante— de testosterona facilita la secreción de dopamina. En cambio, la serotonina (5-HT) inhibe el deseo sexual, la
lubricación vaginal, la erección y prolonga la etapa de latencia eyaculatoria.21
Según Giuliano y Allard,22 la utilización de apomorfina (agonista de receptores dopaminérgicos D1 y D2) para el tratamiento de la disfunción eréctil, apoya de manera sólida la
participación de la dopamina en la función sexual, a pesar de que se desconoce con exactitud el mecanismo a través del cual la dopamina está involucrada en la motivación sexual
y la excitación genital masculina. Se sabe que, de alguna manera, la dopamina puede desencadenar la erección peniana actuando en neuronas oxitocinérgicas localizadas en el
núcleo paraventricular del hipotálamo y tal vez en el núcleo parasimpático proeréctil
sacro dentro de la médula espinal.
Sin embargo, Paredes y Agmo,23 afirman que los datos farmacológicos apoyan la noción
de que la dopamina es importante para ciertas funciones motoras y la excitación general
—lo cual explica la mayoría de los efectos a nivel sexual en hombres y mujeres—, pero
que los efectos de la dopamina en hombres y mujeres estudiados ocurren de manera predominante en el núcleo accumbens. Dado que la secreción de dopamina en el accumbens
está asociada tanto a conductas aversivas como apetitivas de una gran cantidad de eventos, no es posible afirmar que exista una asociación específica con la conducta sexual
De acuerdo con Turner y colaboradores,24 la oxitocina desempeña una función
importante en la iniciación de la conducta materna y la formación de vínculos afectivos
en el adulto. Según los hallazgos de estos investigadores, los niveles de oxitocina aumentaron en personas expuestas a masajes relajantes y en asociación con emociones positivas,
en tanto que disminuyeron en individuos que reportaban tristeza. La permanencia de
niveles elevados de oxitocina en circunstancias negativas fue asociada a menor reporte
de problemas interpersonales. Mantener niveles elevados de oxitocina durante estados
mentales de tristeza también fue relacionado con una menor ansiedad de pareja. Las
mujeres que mantienen un vínculo de pareja, presentan mayor secreción de oxitocina en
respuesta a emociones positivas.
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3
Psicología y sociología
del erotismo
Alma Aldana García
© Editorial El manual moderno Fotocopiar sin autorización es un delito.
PSICOLOGÍA DEL EROTISMO
La cultura griega consideraba a Eros como la personificación del amor y lo representaba a
través de la figura de un dios con ese nombre. De la mitología griega se han tomado la
mayoría de los términos y conceptos que son importantes para el psicoanálisis, la medicina, la psicoterapia en general, la psicoterapia sexual en particular, y otras disciplinas cuyo
objeto teórico y de trabajo se orientan hacia el comportamiento humano y sexual.
Para Sigmund Freud, fundador del psicoanálisis, el término “libido” se encuentra relacionado directamente con la pulsión sexual; libido significa vida, es la “fuerza de la sexualidad y del deseo sexual”. De hecho, Freud emplea el término refiriéndose a la sexualidad
misma y designa a las pulsiones sexuales de vida (energía e impulso de lo sexual) con el
nombre de Eros, en contraposición a Tanatos, palabra griega que significa “la Muerte”, y
que ha sido utilizada en la teoría psicoanalítica para subrayar el dualismo pulsional del
erotismo humano.
En el diálogo filosófico El banquete, de Platón, se retrata de manera bella y diáfana el
significado de la vida y del erotismo para los griegos, mismo que rescata Freud y que
explora, a su vez, la cultura actual, porque de ahí toma Freud la referencia del Eros platónico y advierte una concepción similar a lo que el psicoanálisis ha intentado explicar
por sexualidad: que Eros es un dios que comparte la violencia de la vida y del destino.1
El erotismo, por su parte, es un término que se utiliza para denotar la búsqueda de
la excitación sexual; pero también es una manera de vivir la vida, con todos los sentidos,
permitiendo y construyendo el placer, el bienestar y la salud. De manera específica, en
psicoanálisis concierne a una designación precisa de los fenómenos ligados a ciertos
modos de satisfacción de la pulsión sexual, la vida y la forma de vivirla.
El erotismo transcurre en el escenario de la representación simbólica de una cultura,
y despliega sus poderes en dos planos: en el espacio de lo privado y en el de lo público.
Depende de factores económicos, sociales, políticos, culturales y psicológicos de cada
época, en cada país, grupo, familia y persona.
31
32 • Sexualidad humana
(Capítulo 3)
No debe olvidarse que Freud creció y vivió durante una larga etapa de la época victoriana, desarrollando su teoría poco más tarde, y en ese periodo la sexualidad fue reprimida y castigada (p. ej., la masturbación no sólo era algo “malo”, sino un flagrante pecado,
de modo que a algunos niños llegó a cubrírseles el pene con un forro de cuero o de metal,
el cual ocasionaba dispareunia e infecciones y, por supuesto, disfunciones sexuales como
la eyaculación precoz). El cuerpo humano era algo que debía ocultarse, de ahí la utilización de la “sábana santa” para no ver ni tocar a la esposa por completo, misma que sólo
permitía introducir el pene para realizar el coito, ninguna otra posición excepto la del
“misionero” y ningún preámbulo sexual.
La época victoriana trajo como consecuencia un retroceso enorme del culto al cuerpo, la sexualidad y el erotismo. La sexualidad sólo era un dispositivo para la reproducción
de la especie, permitida en los hombres en ciertas circunstancias socialmente toleradas y
vedada en absoluto para las mujeres. La sexualidad femenina que saliera de ese cerco era
castigada con severidad; si una mujer tenía orgasmos con frecuencia o, peor aún, se masturbaba, era considerada disfuncional, loca, incontenible y peligrosa para la sociedad. La
literatura médica y psiquiátrica de la época llegó a reportar casos de cirugías en las que
se extirpaba o cortaba el clítoris.2
El mito de la sexualidad ligado a la locura permanece vigente desde un punto de vista
simbólico. En la actualidad, todavía muchas mujeres piensan y temen que si tienen la
experiencia de un orgasmo se volverán locas y después no podrán contenerse. Aunque
parezca extraño, este miedo persiste en la cultura actual, marcando en lo psicológico profundo a mujeres y hombres que niegan su sexualidad, sea en hombres que desarrollan
eyaculación precoz o en mujeres con anorgasmia y deseo hipoactivo, lo que en ambos
casos se encuentra en el terreno de la disfunción o colapsado es la sexualidad y el erotismo
plenos. O bien es lo que el psicoanalista francés Jean Laplanche ha explorado como la sublimación del deseo al reportar: “quienes consideran la sexualidad como algo que deshonra
y rebaja la naturaleza humana, no utilizan a Eros, y corren el peligro de reducir siempre
el alcance de la sexualidad a favor de sus manifestaciones sublimizadas”.
El erotismo que se manifiesta en la mayoría de las sociedades contemporáneas dista
mucho de la concepción griega antigua, que cuidaba el cuerpo sin castigarlo, sin padecerlo, así como el placer en general y el sexual en particular. Mientras que el erotismo en la
antigüedad formó parte integral de una concepción práctica de vida, inserto en la vida
cotidiana misma, la cultura actual condiciona la psicología del erotismo de hombres y
mujeres desde la infancia.
En la sociedad occidental, las edades de la vida sexual tienen una gran importancia y se
encuentran reglamentadas. Queda castigada la sexualidad infantil y sólo se admite a partir
de la fertilidad, por lo que la edad de ejercer la sexualidad se halla después de la primera
menstruación o de la primera eyaculación, hasta la última posibilidad de reproducción en
la mujer. Todo lo demás es castigado, ignorado o reprimido por el aprendizaje social.
El inicio de la forma en que los hombres construyen su erotismo y sexualidad difiere del de las mujeres. Los varones (bien o mal) conforman su psicoerotismo prepúber,
púber y pospúber. La mujer, por lo general, no lo construye en la misma temporalidad ni
de manera oportuna, más bien, se encuentra condicionada a retrasarlo y a elaborar este
retraso en función del otro. A menudo llega a la vida adulta con la idea de que su erotismo
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manual moderno Fotocopiar sin autorización es un delito.
Psicología y sociología del erotismo • 33
está en espera de desarrollarse en función de su compañero de vida —su sexualidad no
le pertenece, porque le pertenece a él— y, por extensión, el varón debe construirlo en lugar
de ella al “crear” el placer que ella espera, como si esto fuera posible. En la misma lógica de
educación por género, las mujeres son concebidas como infantes también en el terreno
de la sexualidad; su erotismo tiene que ser “descubierto” y “despertado” por el otro y no
por ella misma. La satisfacción sexual femenina se significa en función del otro; su cumplimiento pasa por la guía y la satisfacción masculinas.
Los hombres, por otra parte, se autoestimulan sexual y eróticamente, conocen bien
sus genitales y las sensaciones que producen, aunque el resto de su cuerpo —también por
educación de género— se haya anestesiado. Ellos pueden hablar del tema, ellas no. Las
mujeres no exploran su psicoerotismo y la mayoría de las veces inician este aprendizaje
en la psicoterapia sexual, en el consultorio.
Aquellas mujeres que se salen de este modelo educativo represivo suelen ser ignoradas
o excluidas del grupo social y familiar al que pertenecen, con lo que se les priva de su significación de pertenencia y se borra su historia. Otra manera en que actúa la sociedad es
castigándolas si expresan su erotismo en lo privado, que a final de cuentas es lo público. Una
mujer bisexual, lesbiana, transexual o bigenérica, está por completo excluida de la sociedad
y es castigada con términos despectivos y peyorativos como “puta”, “ninfomaníaca”, “adicta
sexual”, “perversa”, “destroza familias”, “perdida” y demás. Lo que es peor, la mujer en efecto
introyecta la represión sexual de tal manera que su respuesta sexual humana es castigada
con la represión o la manifestación de ésta, por lo que termina cargando culpas.
El deseo es un proceso del conocimiento, de un conocimiento de uno mismo que está
en la conformación del aprendizaje en la sociedad a la que se pertenece, aunque ésta resulte represora. Tal represión del erotismo se ha conformado a través de la historia de la
humanidad. Una de las bases culturales fundacionales de la cultura occidental, el pensamiento judeocristiano, justificó la manifestación de la sexualidad sólo en función de la
necesidad de reproducción, anulando la expresión erótica de la respuesta sexual humana
del placer, castigándola. Sólo se le dio significado a la sexualidad para hacer familia, para
reproducir la especie, de ahí que era permitido ejercer la vida sexual a través del coito
heterosexual durante la ovulación, pero hizo que se castigaran las expresiones eróticas de
la homosexualidad y de la masturbación o autoerotismo, antes, durante y después de la
menstruación, ya que en este tiempo biológico no hay fecundación.
Los llamados guiones, roles, papeles, géneros, es decir, las conductas dicotómicas que
separan y alejan a los hombres y a las mujeres en el plano de las actividades humanas, son
conductas que han de representarse en cada momento en lo cotidiano. Se pondera lo que
llamamos las mujeres “femeninas”, es decir, dulces, amorosas, delicadas, sentimentales,
dependientes en lo afectivo y económico, y reprimidas en su sexualidad y en su erotismo,
por lo que la respuesta sexual se ve afectada en cualquiera de sus puntos, como es el
deseo, la excitación, la lubricación, el orgasmo y el registro del placer. De modo que resulta necesario colocar elementos punitivos si la mujer hace de su vida un ejercicio del placer físico erótico-sexual.
El erotismo no sólo es algo que se refiere a la sexualidad-genitalidad, sino que es la
pulsión de vida, de salud, bienestar y placer. El erotismo es también una actitud de vida:
implica abrir nuestros sentidos, disfrutar a través de ellos, deleitarse en lo que miramos y
lo que nos gusta mirar, percibir los aromas que nos gustan, degustar el agua, la comida,
34 • Sexualidad humana
(Capítulo 3)
escuchar los sonidos agradables; sentir lo que tocamos con la piel, las texturas, formas,
temperaturas, y gozar cuando somos tocados; es decir, abrir nuestros sentidos para la vida,
para el Eros, vivir desde una postura de placer, hoy.
El discurso de la represión de la sexualidad que Occidente ha promovido a través de
su historia, nos ha enseñado a cerrar nuestros sentidos y utilizar sólo el pensamiento, la
razón, pero no mediante lo positivo, sino con miedos y culpas. Las mujeres desde la victimización y los hombres desde la postura de proveedores de la responsabilidad; los varones en particular han cerrado sus sentidos —entre otros el del tacto— y al genitalizar su
sexualidad han reducido las posibilidades y alcances de su erotismo.
Cuando se consigue que el erotismo-vida sea una postura del pensamiento, uno permite la posibilidad de una vida con mayor placer en todas sus áreas, es decir, la sexualidad, el trabajo, la recreación, el bien dormir, lo cotidiano y todo lo que hacemos, lo cual
nos permite tener más placer y vivir a plenitud. Al introyectar este modelo en nuestro
pensamiento, hombres y mujeres vivimos de distinta manera el erotismo al de los guiones de género aprendidos (cuadro 3-1).
El sexólogo Eusebio Rubio propone un modelo de la sexualidad basado en la teoría
de sistemas, propuesta por Ludwig von Bertalanffy en 1945, la cual está conformada por
cuatro holones o subsistemas sexuales, de modo que la sexualidad está concebida o contenida en cuatro sistemas o subsistemas: género, erotismo, vínculo y reproducción.
El holón de género refiere a la identidad individual del individuo, esto es, al marco
interno de referencia que le permite responderse quién es: hombre o mujer; la expresión
social de la identidad genérica es lo que se llama rol sexual. El género y su institucionalización en los guiones o roles que uno u otra desempeñan en el plano social, es lo que
regula las relaciones humanas de poder.
El holón del erotismo remite a las experiencias identificadas como sexuales, a los procesos humanos en torno a los cuales se organizan la excitación sexual, el orgasmo, la
vivencia del placer y las construcciones mentales alrededor de esa vivencia.
El holón del vínculo es aquel donde se evidencia cómo a lo largo de su vida el individuo se relaciona o no con otra(s) persona(s), según su experiencia de vida, cómo ésta
le ha marcado, su miedo a amar o a perderse en una relación afectiva estable.
El holón de la reproducción se relaciona con la maternidad o paternidad concientes,
es decir, como una elección; en otras ocasiones esta reproducción se concibe y realiza
como una donación positiva a la sociedad.
Arthur Koestler, en 1980, propuso que se llamara holones a los subsistemas sexuales.
Rubio les otorga significado al retomarlos para explicar cómo se puede trabajar con estas
Cuadro 3-1. Comparativo de los géneros aprendidos
Eros
Tanatos
_________________________________________ Continuum
Vida
Muerte
Salud
Enfermedad
Placer
Displacer
Bienestar
Malestar
Alegría
Depresión
Disfrute
Disfunción
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Psicología y sociología del erotismo • 35
herramientas teóricas en la educación sexual y, en especial, en la psicoterapia sexual.
Señala que no siempre es sólo a través del plano del erotismo que las disfunciones sexuales emergen o se producen, sino que también deben considerarse el género, el vínculo y
el sentido de la reproducción biológica en la problemática de la sexualidad humana.3
Según la teoría de los holones3 y la teoría de la conformación del psicoerotismo
femenino,4 la mayoría de las veces la mujer no logra conformar su psicoerotismo en general y, en particular, su sexualidad, de hecho ocurre todo lo contrario. En muchas ocasiones la mujer no consigue introyectar su cuerpo y deseo de una manera positiva y erótica,
como un ser capaz de erotizar y desear a otros y no sólo que puede ser erotizado y deseado
por los otros.
A menudo la mujer no se siente con el derecho de desear a alguien, tampoco con el
derecho de la autoestimulación para provocar su propio placer, porque bien a bien desconoce muchos aspectos de su cuerpo y de sus genitales (dónde, cómo y cuándo requiere de
un estímulo para su salud sexual, es decir, para producirse gozo y bienestar). Suele percibir su cuerpo como sinónimo de trabajo, sacrificio, sumisión y victimización, un cuerpo
que ama y complace a todos los demás menos a ella misma, siendo esto su razón de ser.
Así que el holón del erotismo en la mujer a menudo se desarrolla muy poco, hecho, la
mujer no se percata que amar sólo a los demás y no a sí misma, la hace codependiente.
Para ser una mujer “buena” —como la sociedad y el guión de la familia exigen—, también
el holón de género o identidad representa un guión social establecido, pues la poca autoestima femenina le impide ver sus propias cualidades y potencial, pues en lugar de desarrollar esto, espera agradar a los demás para recibir el reconocimiento, lo cual la lleva a
constantemente buscar la aceptación de los demás.
En la mayoría de las ocasiones, la mujer y su identidad tienen valor a sus propios ojos
sólo cuando otros se lo otorgan, de modo que su comportamiento se rige por el deseo de
agradar a los demás, desde el gusto de los otros (pareja, hijos, padres, amigos, amantes,
publicidad, moda) hasta deformar o alterar su propia imagen.
Hoy en día la publicidad nos hace creer que la mujer ha tomado lugares de poder,
incluso ocupando puestos directivos, empresariales o políticos. La imagen de la “mujer
ejecutiva” es multiplicada en los medios de comunicación, sin embargo, nadie relata qué
ocurre cuando esta mujer llega a su casa, cuando se transforma en la que realmente ha
introyectado y es: la mujer servicial, complaciente y sumisa con su familia y, en muchas
ocasiones, la de la doble jornada.
Por otra parte, las mujeres que desde una identidad masculinizada en su rol, no en su
identidad de género, toman lugares de poder tradicionalmente ocupados por los hombres,
no desarrollan una posición de equidad de género, sino de poder: se saben mujeres, pero
actúan con el guión de género de los hombres, sólo de esta manera es que tienen y mantienen el estatus alcanzado.
Al no desarrollar su psicoerotismo,4 la mujer no ha introyectado en su psicología su
erotismo. Si no conoce sus genitales, no se ha apropiado de ellos, no forman parte de
su psicología y, por tanto, de la experiencia psicológica del erotismo como tal. No ha visto sus
genitales en un espejo, desconoce la forma de su vulva, es decir, los labios mayores, los
labios menores, el introito vaginal, el introito de la uretra, el capuchón del clítoris y el clítoris
mismo, mucho menos conoce su vagina o su cerviz, ni el punto G. Como resultado, a
menudo no se siente deseada ni se percibe como ente de deseo.5
36 • Sexualidad humana
(Capítulo 3)
Si no ha explorado su cuerpo con sus manos para conocer su forma, textura, temperatura y tamaño, mucho menos ha introducido sus dedos en su vagina para conocerla y familiarizarse con ella, entonces, ¿cómo puede saber de sus sensaciones?, ¿cómo habría
construido e introyectado su psicoerotismo? Así, por ejemplo, si alguien dice la palabra
“manzana” es fácil imaginar su forma, color, tamaño, textura y sabor, es decir, tiene una
representación clara porque la conocemos; en cambio, si alguien dice “ceratopsios”, la mayoría de la gente no tiene una representación de lo que es, ni su forma, color, tamaño o textura,
con excepción de los biólogos. Del mismo modo, muchas mujeres no tienen la representación
de sus genitales en su cerebro, ni su forma, color, textura, olor, gusto y mucho menos las sensaciones que producen; algunas cuando mucho tienen la imagen del esquema de un libro
que dista mucho de la realidad, de su realidad.
Quizá lo que sí han introyectado es el valor social que se les da a los genitales femeninos, que en muchos casos se les relaciona con aspectos sucios, malos aromas, comparados con imágenes desagradables, con fragilidad o fealdad; de manera paradójica, la sociedad
exige cuidarlos en exceso porque tienen un valor “invaluable” para los otros: la virginidad.
Para muchas mujeres esta exigencia se traduce en una agresión social tan fuerte que
impacta en su psique, de tal forma que sienten que traen algo extraño, ajeno y, a la vez
valioso, entre las piernas.
Es común que la mujer no hable de sus genitales con su madre, amigas o pareja, y la mayoría de las veces se encuentra imposibilitada de realizar una fantasía sexual, o porque no ha construido su psicología del erotismo o tan solo por desconocer material informativo erótico.
En función de la educación de género, muchas mujeres dan mayor importancia al plano
afectivo corporal, de modo que los roces, el juego con la piel, las caricias, los abrazos y besos
les son fundamentales, su psicoerotismo se “corporaliza” o materializa en los afectos, pero
no se simboliza ni se representa de manera directa en sus genitales y a través de ellos.
Muchos varones, por otra parte, aprenden a muy temprana edad el significado del
erotismo y la sexualidad, en algunos casos de manera errónea, pero de cualquier forma lo
llegan a conocer. Tienen contacto cotidiano visual y “manual” con sus genitales, pene,
glande, testículos, prepucio y escroto, al vestirse, bañarse y orinar entran en contacto con
ellos y llegan a conocerlos tan bien como sus propias manos, con lo cual los introyectan
en su psique. Al hacer esto último, aprenden a conocer las sensaciones agradables o desagradables que les producen y practican la autoestimulación o masturbación. Desde la
construcción de su psicoerotismo prepúber, púber y pospúber, realizan fantasías eróticas
con facilidad, lo conversan con sus amigos y, en algunos casos, con sus maestros o padres,
quizá incluso tengan acceso a películas o imágenes pornográficas o textos eróticos; a
menudo el tamaño de los genitales es un tema de conversación con sus amigos.
En algunos hombres el tamaño de su pene les preocupa y acompleja ante otros; y hay
quienes hasta juegan en grupo masturbándose para ver quién eyacula primero y más
lejos. Todo ello produce que el erotismo masculino coloque toda la importancia en una
sola zona del cuerpo, es decir, genitaliza demasiado al hombre y, al contrario que la mujer,
lo descorporaliza.
Si el psicoerotismo femenino no se representa o simboliza de manera directa a través de los genitales, el psicoerotismo masculino, en cambio, al fragmentar el cuerpo y
otorgarle jerarquía a una parte, los genitales, le hace ajeno o secundario el resto de él.
Esa es la razón por la cual la mayoría de los hombres sólo registran el deseo-excitación
y la eyaculación-orgasmo, y dejan de lado las sensaciones del resto de su cuerpo, todas
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Psicología y sociología del erotismo • 37
aquellas que existen entre la erección y el orgasmo. En cierto sentido, han “des-erotizado”
el resto de su cuerpo al realizar un aprendizaje de dicha respuesta rápida y focalizada.
Hasta el decenio de 1940-1949, en la mayoría de las culturas, la eyaculación precoz
era lo más frecuente, “lo normal”. Al estudiar e investigar sobre la sexualidad masculina y
femenina y encontrar la importancia del orgasmo en las mujeres, así como la diferencia
entre la respuesta sexual de la mujer y el hombre, la eyaculación precoz se convirtió en
una disfunción que desde el punto de vista estadístico es una de las más frecuentes. Al
separar la función de la reproducción del erotismo, la importancia del disfrute genital y
corporal se convirtió en algo fundamental en el derecho a la salud sexual.
Al varón se le impone e introyecta en la psique que el pene siempre debe estar dispuesto, erecto, fuerte y ser eficaz ante cualquier mujer. A menudo el hombre tiene mayores posibilidades de ensayo en el ejercicio de su sexualidad, busca tener un mayor número de
novias, amantes, experiencias sexuales y parejas, no ve su psicoerotismo como algo exclusivo para alguien ni se le impone la virginidad. Como resultado de ello, no necesariamente
relaciona erotismo con vínculo, a menos que entre en el terreno moral de la fidelidad.
Los holones masculinos de género y erotismo están más desarrollados, por lo cual el
hombre necesita con menos frecuencia del reconocimiento de los demás o de la pareja.
Él se complace a sí mismo con su forma de hablar, de caminar y actuar, de vestir, de laborar,
no así su pareja, aunque la mayoría de las veces ella se encuentre dentro de los cánones
establecidos.
El hombre a menudo tiene introyectado ser el conquistador, seductor, quien elige e
inicia y, por tanto, quien controla cuándo, cómo, dónde y con cuánta frecuencia se tiene
la relación sexual. Muchos varones hablan y presumen su propia sexualidad y el número
de sus parejas sexuales, aunque no siempre sea algo real.
Es bien sabido que el desarrollo del lenguaje refiere, desde una perspectiva psicológica, a lo internalizado, aprendido, representado y actuado. Así que con frecuencia la
mujer habla más del amor, lo manifiesta y actúa (así como lo hace con relación a las
modas o la comida), en tanto que la conversación del hombre gira en torno a la sexualidad,
la cual también representa y actúa (del mismo modo que lo hace con tópicos como la
mecánica o su gusto por los deportes o el trabajo).
A muchos varones no les interesa el preámbulo en una relación sexual, ya que su
cuerpo está “anestesiado” y sólo se centra en el resultado de la excitación-erección, orgasmo-eyaculación. No es que el preámbulo masculino sea inexistente, sino que está concebido por él de otra manera; por ejemplo, quizá se halle elaborando fantasías o imaginando durante el día lo que hará en la noche, al tiempo que se halla abierto a estímulos de
personas atractivas; asimismo, tiene muy desarrollado el sentido de la vista en lo relacionado con el erotismo, por lo cual su preámbulo no es con la otra persona sino consigo
mismo, de modo que al llegar con la pareja ya se encuentra estimulado.6
A menudo el hombre tiende más a satisfacerse a sí mismo en la relación sexual, en
la vida y, de manera general, en su erotismo, pero inhibe y reprime mucho sus sentimientos y emociones profundas. El valor del erotismo y la sexualidad es, en mucho, el valor de
su identidad y autoestima con su masculinidad.
Así que hombres y mujeres desarrollan dos cosmovisiones diferentes, lo cual queda
reflejado en su relación con el mundo y consigo mismos, y también en sus manifestaciones
38 • Sexualidad humana
(Capítulo 3)
y vivencias eróticas. No considerar estos factores supone la creación de teorías que mantienen, de modo sutil, valores sexistas.7
El psicoerotismo es una construcción compleja de estudiar y teorizar en los individuos. Es preciso estudiar sus historias de vida, la manera de aceptar o rechazar sus cuerpos,
cómo logran identificarse con su género y las formas de descubrimiento y construcción
de su erotismo que, por lo general, manifiestan culpa y miedos; también deben considerarse las formas de aprender a amar, a vincularse, o a temerles, al igual que el modo de
reproducirnos en la paternidad o maternidad.
El psicoerotismo es la forma en que se ha construido la sexualidad en los individuos
a lo largo de su vida y cómo éste ha sido favorable o desfavorable por las experiencias
vividas. Experiencias que tienen que ver con la biografía propia, con la familia, con el
padre, con la madre, con la sociedad a la que se pertenece, a la religión que se tiene o de
la cual se carece, con los valores morales y cómo se transita en una sociedad de inclusión
o de exclusión. De hecho, la misma sexología comporta valores de inclusión o de exclusión, al igual que todas las ciencias y disciplinas del conocimiento humano.
El espectáculo del erotismo, por su parte, está inserto en la visualidad contemporánea, el saber del deseo, para ello entrega fantasías inalcanzables que abren sus puertas a
la comercialización y la medicación. En Occidente el sexo está en todos lados, menos en
el sexo. De lo que más habla una sociedad es de lo que más carece, en este caso, la pertenencia del cuerpo y, sobre todo, de la sexualidad.
¿Por qué el sexo es tan secreto? ¿Qué fuerza es la que tanto tiempo lo ha reducido
al silencio? Fuerza que apenas estamos cuestionando, permitiéndonos quizá interrogarlo,
pero siempre a partir y a través del discurso de la represión. En realidad, esta pregunta
tan a menudo repetida en nuestra época, no es sino la forma reciente de una afirmación
considerable y de una prescripción secular: allá lejos está la verdad, vayamos a sorprenderla.2 Mientras que los mitos sobre la sexualidad han dado paso al miedo y a la culpa,
la verdad de la sexualidad da paso al erotismo.
SOCIOLOGÍA DEL EROTISMO
DEFINICIONES
A continuación se presentan alguna de las definiciones más importantes sobre el erotismo.
Erotismo (del griego ρως, ρωτος, amor, e -ismo). Amor sensual. Carácter de lo que
excita el amor sensual. Exaltación del amor físico en el arte.
Eros (del griego “Eros”). Deseo de posesión o amor para la tradición griega, en términos míticos Eros no era un mortal ni un Dios, sino un daimon, un espíritu por medio del
cual se mantiene la relación entre lo humano y lo divino; en el sistema filosófico de
Platón (en especial su diálogo El Banquete) es la fuerza motriz vital que tiende hacia el
absoluto, lo cual explica la educación, las artes y la filosofía; Eros es el gran lazo que une
al gran todo, es amante de la sabiduría, por ello es filósofo. Para Platón, Eros es auxiliar
del pasaje de las bellezas sensibles particulares a la comprensión de la idea de la belleza, Eros
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Psicología y sociología del erotismo • 39
se eleva de los cuerpos a las ideas en tanto es el camino para captar y crear belleza, es estímulo y fundamento, creador de la vida ascendente: el objeto de amor es la generalización
y producción de belleza y bondad.
La inmortalidad es también objeto del amor porque la naturaleza mortal aspira a perpetuarse a través de él, sea a través de la reproducción de la especie o a través de la generación y transmisión del conocimiento; el carácter distintivo de Eros platónico no es la
renuncia a la realización del amor con el ser amado, sino su relación con los ideales de
la vida; el amante ama a la persona en su ser concreto, en unidad de lo sensible y lo ideal.
El amor platónico busca la perfección en el ser amado y aspira de manera activa a la realización e incremento de los ideales, este carácter de impersonalidad e intenso deseo nos
permite distinguir al Eros griego del Bhakti indio (entrega altruista), del meta budista
(benevolencia desinteresada), del yen (humanidad, caridad) y del ai (amor personal) de
Confucio, así como del agapáo (amor sacrificado, protector, fraternal) y del píelo (afecto
y cariño personal) cristianos.
Dentro del pensamiento psicoanalítico de Sigmund Freud, la referencia a Eros designa
las pulsiones de vida para restituir la fuerza del mito y su verdad universal, Eros es concebido
como un ser que comparte la violencia de la vida y del destino, y Freud era consciente de
ese significado al decir que en el psicoanálisis su empleo concierne a una designación
precisa de los fenómenos ligados a la satisfacción de la pulsión sexual.8
Deseo (del latín desiderium, de desiderare “apetecer”) significa “movimiento de la
voluntad hacia el conocimiento o posesión de una cosa”; en filosofía, el término ha tenido dos significados: el general de apetito, esto es, el principio que impulsa a un ser vivo a
la acción, y el más restringido de apetito sensible. Para Aristóteles es “la apetencia de lo
placentero”, Descartes lo definió como “la agitación del alma causada por los espíritus, la
disposición de querer para el porvenir las cosas que ella presenta como convenientes”;
Heidegger relacionó el deseo con la naturaleza del humano como ser proyectante; la psicología clásica lo distingue no sólo de la voluntad, sino de todo un conjunto de nociones
conexas, como el instinto, necesidad, tendencia, gana; los matices cualitativos, entre estas
diferentes disposiciones afectivas, confirmaron a menudo que el deseo tenía el valor de la
expresión consciente y personal de una necesidad, la fusión optativa del deseo se encontraba contenida en la concepción.
Sin embargo, el uso que Sigmund Freud hace de este término excluyó, en su significación central, toda referencia al consciente para el psicoanálisis: el deseo es entendido
como inconsciente y, a su vez, el inconsciente freudiano puede ser definido como inconsciente de deseo. El deseo no tanto en la expresión consciente de una búsqueda afectiva
orientada hacia una meta, sino aquello mediante lo cual se indica la existencia de una
carencia: lo que constituye el negativo siempre presente de las primeras experiencias de
satisfacción. El deseo es inconsciente en la medida en que da testimonio de esa carencia
como una “falla fundamental” a la cual tratan de dar respuesta, de diferentes maneras, lo
que la psicología llama “objetos de deseo”; esto es, el deseo tiende a realizarse mediante
los signos ligados a las primeras experiencias de satisfacción; el deseo inconsciente se concibe como distinto de la necesidad; al definir el sueño como “la realización simbólica de
un deseo reprimido” o el fantasma como “la realización alucinatoria del deseo”, Freud confirmó plenamente el sentido que otorgaba al deseo inconsciente: sólo se da disfrazado, deformado o velado.9
40 • Sexualidad humana
(Capítulo 3)
El erotismo transcurre en el escenario de la representación, despliega sus poderes
dentro de los límites que le confiere la puesta en escena de la realidad inmediata o de la
realidad expresada por medio de las artes, porque es estrictamente cultural por sus manifestaciones públicas y privadas. En contraste, lo erótico se encuentra en cambio permanente, forma ritos en emociones compartidas. En este tiempo aparece de muchas maneras
la estética y la comercialización, de ahí que los objetos de observación nos conviertan en
un espejo de los deseos, por ello, la diversidad erótica transita por muchos rumbos del
planeta a través de los sentidos —como en la moda, cine, pintura, escritura, literatura y
todas las artes.
En el siglo XX en Occidente tiene lugar la cultura de la imagen: Matisse, Signac y
Picasso son vanguardistas al plasmar “el goce de vivir” en la pintura, de modo que en todas
las artes hay una gran manifestación de erotismo y no sólo del cine, sino también en la
televisión; con la cultura cibernética en Internet también cobra auge la pornografía por
esta vía.10
El erotismo se manifiesta de distintas formas en todas las culturas y épocas, según la
apertura de la sociedad o su represión, tiene lugar con más libertad o acarrea castigo, pero
jamás se evita, es posible manifestarlo de manera abierta o velada, con bienestar y placer,
o con malestar y culpa. A través del erotismo en la sociedad se expresa el bienestar o el
malestar de las culturas, es como el gran termómetro donde queda de manifiesto con claridad la pulsión de vida o de muerte, permite la diversidad o excluye y castiga a quienes
se salen de la norma de aquello que se denomina “erotismo convencional”.
Una de las formas que rigen la expresión de erotismo son los guiones impuestos de
género a seguir, donde colocan al hombre y a la mujer en situaciones muy distantes de los
extremos del comportamiento humano (es decir, lo que se llama femenino y masculino
y cómo se traduce en cada cuerpo). De modo que si se es mujer su guión a seguir es
de sumisión, victimización, clausurar el placer genital y buscar su compensación a través de complacer a los demás y del amor; en muchas ocasiones, aunque la mujer sea
independiente desde el punto de vista económico, en el terreno afectivo es dependiente y a menudo parece que le es más cómodo no salirse de los cánones establecidos del
comportamiento erótico “que se espera” de la mujer en la sociedad occidental. Si ella
se aviene y lo lleva a cabo queda con la sensación de estar contenida, segura, protegida
por lo social, el estatus, la familia, el sistema; por otra parte, si manifiesta su erotismo
con libertad tiende a ser excluida, señalada, marginada y a sentirse desprotegida, lo cual
genera miedo, ansiedad y sobre todo culpa, de manera que si se atreve a expresar su
erotismo fuera de estos cánones suele recibir un “castigo” social mediante el señalamiento y la exclusión.
Con frecuencia el erotismo se manifiesta a través de la pasión por alguien o algo, es
una forma de libertad de expresar la pulsión de vida en lo que se hace y a quien se desea,
sin embargo, las sociedades marcan los límites, de modo que lo prohibido, lo que atenta
contra la libertad de elegir el bienestar individual del placer sexual y de la expresión del
erotismo es punible con severidad. En muchas ocasiones, de hecho, el vigilante de este
castigo está tan introyectado que ni siquiera se requiere de algún dispositivo de poder
que ejecute la sanción, sino que se ha introducido en el juicio, pensamiento y ética de
la persona de modo que hay un autocensor y se experimentan miedo y culpa, malestar y
represión de tales expresiones.
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Psicología y sociología del erotismo • 41
En el caso del varón ocurre lo mismo cuando no sigue su guión establecido por cultura y época, de modo que también recibe un severo castigo y exclusión. Así, por ejemplo, las modas expresan mucho la libertad y la represión, la feminización o masculinización de la cultura, basta con considerar la época previa a la Revolución Francesa en aquel
país: desde el punto de vista actual, su vestimenta y manierismos eran muy femeninos,
sin embargo, los encajes, los colores pastel, el maquillaje y las pelucas eran un elemento
de la masculinidad de la época en un cierto nivel socioeconómico; si hoy un hombre vistiera de esa manera sería juzgado y excluido por la sociedad.
Las modas son un reflejo del sistema económico y político de una cultura en un
momento determinado. A través de la moda se imponen valores, cánones de belleza, estilos de vida, formas de comportamiento y la expresión de la sexualidad; la moda parece ser
una elección, pero en realidad es una imposición. Otro ejemplo de ello son los aretes en
los hombres, los estereotipos de cuerpo, “de salud y gimnasio” (con una musculatura casi
artificial), la moda del hombre del “gym” proviene de una cultura posterior al VIH-SIDA,
por lo cual un hombre delgado es visto casi como enfermo. En las mujeres ocurre justo lo
contrario: su cuerpo tiene que ser muy delgado con una apariencia anoréxica o bulímica,
como de cuerpo enfermo, de modo que si alguien no encaja en esta moda se halla fuera
de contexto. En esta época en la que pareciera que gozamos de una gran capacidad de
“libertades”, los cuerpos están apresados dentro de estos guiones de erotismo impuestos.
Actualmente se confunde el erotismo con la globalización de las estéticas, costumbres y estereotipos de belleza que responden a una forma de vivir y de representarse, lo
cual sucede después de la aparición de los llamados “yuppies”, en donde el consumismo
marca la estética y la identidad (como sucede con ciertas marcas de automóviles para
hombres, camionetas para mujeres, la marca del reloj y ropa). El erotismo ha sido manipulado de tal manera que se coloca en los lugares de consumo más fuertes y como una
necesidad de pertenencia. Hombres y mujeres la adoptan —hasta en la forma de hablar—
como clones en “la igualdad”: para las mujeres el mismo estilo de nariz, corte de cabello,
etc., y para los varones el mismo coche y marca de ropa. En nuestros días el erotismo ha
sido secuestrado por el consumismo, se ha convertido en un elemento de compra-venta,
de significados, valores e identidades, pertenencias de grupo o exclusiones; ha sido codificado y ha provocado las llamadas disfunciones sexuales.
Así, se dice que “la mujer tiene que buscar un orgasmo”, ¿se trata de una necesidad
individual o una moda social? También que “el hombre tiene que responder sexualmente de una manera ‘eficaz’ y sin eyaculación precoz”, ¿necesidad o moda?, ¿cómo saberlo?
Sólo si tales situaciones causan malestar o bienestar dentro de la salud sexual.
La salud sexual es una necesidad para la salud en general, de modo que comienza a
tener un espacio dentro del derecho de la salud integral, no obstante, es violentada y atenta
contra los individuos debido a los roles establecidos de belleza y de conducta (femenino/
masculino) que impone la sociedad. Una mujer que responde a estos cánones está violentada por los roles de conducta que debe seguir: desgenitalizar su cuerpo, no apropiarse de su placer, no conocer sus genitales ni la forma en que responden. Hereda mitos,
prejuicios y culpas sobre ellos y, por tanto, sobre la respuesta sexual, así como su actitud
y conquista ante el erotismo. A fin de que una mujer llegue a conquistar su propia sexualidad tiene que romper con estos tabúes y enfrentar a una sociedad que la castiga por no
conformarse a los preceptos de comportamiento establecidos. Las llamadas disfunciones
42 • Sexualidad humana
(Capítulo 3)
sexuales en la mayoría de los casos son causadas por la sociedad, ya que ésta reprime, castiga, juzga y excluye a la mujer que se apropia de su erotismo.
La mujer no conforma su psicoerotismo prepúber, púber y pospúber debido a la
represión cultural con órdenes estrictas o silenciosas (como “no te debes de tocar ‘tus partes’, “tienes que poner límites”, “debes conservar tu virginidad para cuando te cases”,
como si la única forma en que la mujer pudiera ejercer su sexualidad fuera a través del
matrimonio). Para fines prácticos, todavía se confunde que el ejercicio de la mujer de su
sexualidad es sólo a través de la reproducción y al formar una familia, no es que la mujer
carezca del derecho de formar una familia o tener una pareja estable, sino que muchas
veces el costo de esta formación es reprimir su erotismo y ocasionarle disfunciones sexuales, de modo que termina por inclinarse al tánatos, experimentando depresión, ansiedad,
angustia, miedo, insatisfacciones, aburrimiento de la cotidianidad de sus deberes y del
encierro, además de la soledad aun en el grupo familiar.
En el hombre, la imposición es que debe ser un varón sexuado y genitalizado, que
reprime sus emociones y sentimientos y castiga sus afectos, muchas veces excluido por
tener el papel del proveedor y estar ausente de los acontecimientos del hogar y de la relación con su pareja e hijos. En muchos casos, cuando la pareja se embaraza y tiene un hijo,
el hombre es excluido de esa dinámica y de acontecimientos importantes, por lo que
busca satisfacer sus emociones y, en particular, su erotismo sexualidad fuera de su relación de pareja.
Los roles de comportamiento impuestos a hombres y mujeres hacen que el derecho a la
comunicación —expresar y solicitar sus necesidades— sea casi imposible porque pareciera
que hablan idiomas distintos con significados diferentes para las mismas palabras de modo que,
según la cultura, un hombre o una mujer significan y sienten de manera diferente lo que es
el amor, placer, sexualidad, preámbulo, cariño, afecto, enojo, resentimiento, etc. Los significados que se asignan a estas palabras de acuerdo con el contexto social dentro de las estructuras de las familias a las que pertenecen, hacen que el medio del lenguaje para expresarse
resulte complicado y diferente. No debe olvidarse que en la conformación o negación del psicoerotismo prepúber, púber y pospúber —como resultado de las experiencias permitidas o
reprimidas para cada género— se significa, construye y expresa el erotismo de manera muy
diferente, ya sea conteniéndolo, reprimiéndolo o confundiéndolo con placer al otro o, por el
contrario, expresándolo de una manera unilateral como sólo una necesidad a saciar —en cuyo
caso el erotismo queda excluido por completo en la relación de pareja.
El erotismo se puede establecer en la expresión de la sexualidad de una pareja si se
conocen y contemplan los ritmos, distancias y aproximaciones que cada uno es capaz de
expresar. Resulta fundamental que la pareja aprenda uno del otro los ritmos que requieren al expresar el erotismo en la relación sexual, misma que se dificulta porque no se
habla de ello y tampoco es considerada como una expresión natural, sino que a menudo
se percibe como algo “formal” y de lo que no se puede o debe hablar. En realidad, tal ajuste
podría ocurrir como cuando una pareja aprende a bailar distintos ritmos: se acoplan uno
al otro por un momento y a la inversa, entendiendo los ritmos de cada quien11 y de la
melodía sexual; si se puede aprender esto, la relación sexual se transforma en una manifestación individual y de la pareja como algo erótico que adquiere un significado de placer y bienestar sexual, al cual tienen derecho todos los individuos.
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Psicología y sociología del erotismo • 43
Así que surge la pregunta: ¿esta sociedad nos da las herramientas para que el erotismo se busque en el desarrollo de la sexualidad y placer individual? Aquí hay una trampa, pues la educación de la sexualidad informal es muy represiva o nula, difícilmente se
aprende el propio ritmo y el ritmo del otro o de la pareja misma.
La sociedad actual coloca el erotismo en el consumismo y en las apariencias de estereotipos, no así en las expresiones corporales, eróticas y sexuales de los individuos. El erotismo no puede ser algo solemne y restringido, pues se trata de una manifestación humana de expansión y grandeza, donde los sentidos están implicados para un festín de placer,
no sólo durante la relación sexual sino como una forma de vida, tanto en el quehacer cotidiano como en los eventos extraordinarios. La recreación de los sentidos y los cuerpos
para el bienestar y el placer en general y, de manera particular, en el ámbito sexual, es
fundamental para el Eros, es decir, es una postura de vida, es una búsqueda de la creatividad para fomentar el placer en cada acto y momento de la vida.
La sexualidad y el erotismo implican liberarse de un esquema de pensamiento común:
hacer de la sexualidad algo inevitable y suponer que, si toma todas sus manifestaciones y
formas históricamente singulares, lo hace gracias a mecanismos diversos de represión, a los
que se encuentra expuesta (sea cual fuere la sociedad). Esto corresponde a sacar del campo
histórico al deseo y al sujeto del deseo y a pedir que la forma en general de lo prohibido
dé cuenta de lo que pueda haber de histórico en la sexualidad.2
En las expresiones del erotismo y la formación de la sexualidad es muy fácil caer en
los “juegos de verdad”, los juegos de falso y verdadero, a través de los cuales el ser se constituye de manera histórica como una experiencia, es decir, como puede y debe ser pensado. ¿A través de qué juegos de verdad llega el hombre a pensar sobre su ser propio cuando
se percibe como loco, se contempla como enfermo, se reflexiona como ser vivo, hablante
y de trabajo, cuando se juzga y castiga en calidad de criminal? ¿A través de qué juegos de
verdad el ser humano llega a reconocerse como sujeto de deseo?2 ¿Acaso las leyes e instituciones se forman pensando en desarrollar y cuidar el erotismo de hombres y mujeres?
¿El erotismo en la actualidad se adquiere con el conocimiento, la libertad y la verdad? ¿O
a través de la dieta de los placeres en los sentidos (como la comida, todo es poco y light)?
Y así en cada uno de los sentidos: ¿en esta cultura light es posible expresar el erotismo en
una forma expansiva y grandiosa? Por supuesto que no. Es preciso ahorrar la energía del
erotismo del disfrute, para ser productivos y eficientes. ¿Se puede expresar la sexualidad
con un trabajo de 8 horas y que exige 4 más de traslado? ¿Acaso este sistema nos da los
espacios y tiempos indispensables para manifestar el erotismo? Las ciencias médicas y de
la salud han otorgado muchas posibilidades para que vivamos más años, pero ¿serán con
calidad de vida o tan solo aumentan en cantidad? ¿Acaso hemos logrado instrumentar dispositivos para el erotismo en el ritmo de vida que exige la sociedad contemporánea?
En esta cultura de agresión, violencia, señalamiento, exclusión, guerra, mentira, fraude, robo, inseguridad, ¿cabe la posibilidad de apropiarse del respeto, la paz, verdad, seguridad, tranquilidad para abrirle camino al erotismo? ¿Qué es entonces el erotismo
hoy? Pareciera que es una “especie en extinción”, casi imposible de encontrar y apropiarse
y mucho menos expresar.
Vivimos un erotismo de fantasía, prestado, como representando una escena en el teatro; el guión no es nuestro, el cuerpo no nos pertenece, es una escena de un cuerpo irrumpido, fragmentado, codificado, agredido, artificial, como un traje que es para todos, como
44 • Sexualidad humana
(Capítulo 3)
si todos tuviéramos la misma talla y el mismo gusto. ¿Dónde podremos encontrar una
dosis de verdad? La disciplina de la sexología se planteó como una alternativa para encontrar el bienestar erótico-sexual.
El erotismo es un proceso de conocimiento y de libertad donde se atan y desatan las
percepciones de la realidad que procura deserotizar y anular el impulso vital que late más
allá de la inmediatez. En Occidente el sexo está en todos lados menos en el sexo; el aforismo es válido y sus ecos son evidencia. Eros se nutre de un universo de relaciones al
establecerse una sociedad llena de mitos y prejuicios, de secretos y mentiras, en donde se
tiene que ser trasgresor para encontrar y llevar a cabo una vida erótica. En una cultura de paz,
el ser desobediente y trasgresor de las normas establecidas abre la posibilidad de romper
con los roles rígidos establecidos para hombres y mujeres, y permite retomar el Yo como
un ser erótico desde una perspectiva de género.
Eros admite la asimilación histórica: por una parte, se entrega a las multipasiones del
presente y, sin embargo, alude al pasado, renueva sus prácticas para sentirse otro, diferente
del anterior, aunque en realidad es el mismo.
Eros fortalece los sentidos. El olfato nos involucra en el concierto de los aromas que
desprende el sudor ligero de una axila, el perfume francés cuyo olor sobrevive detrás del
óbulo de la oreja, ¡ni qué decir de esa entrepierna con su eco marino que nos guiña el ojo
desde su envoltura de pelambre!10 Las palabras resuenan al oído al igual que los murmullos y los roces de seda de las bragas de encaje. Saber hacer uso de las manos y privilegiar
la textura de la piel; paladear la sal de los sudores o el extraordinario sabor de los juegos
secretos como los vinos de mayor exquisitez.10 Los ojos recorren, admiran y se detienen
para hacer verosímil aquello que los sentidos comunican. El concierto de los sentidos se
ha vuelto un privilegio del erotismo.
REFERENCIAS
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8. Rodrigo, N. (2006) Libro en preparación.
9. Rodrigo, N. (2006) Libro en preparación.
10. De Luna, A. (1994) La expresión pública del erotismo. En: Antología de la sexualidad,
Ediciones CONAPO-Porrúa.
11. Rubio, et al. (1994) Antología de la sexualidad humana. CONAPO, Miguel Ángel Porrúa.
Tomos I, II, III.
1.
2.
3.
4.
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© Editorial El manual moderno Fotocopiar sin autorización es un delito.
LECTURAS RECOMENDADAS
Alberoni, F. (1986) O erotismo. Garzanti Editore.
Arpal, P.J. (1795) Modelos sexuales en nuestra cultura y alternativas. Horadago.
Bataille, G. (2004) El erotismo. La construcción de agentes transformadores. Benemérita Universidad
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Beck, J. (1999) La mujer multiorgasmica. Ediciones Obelisco.
Berecher, M. E. (2000) The sex researchers. Expanded Edition.
Bruckner, P. (1999) El nuevo desorden amoroso. Anagrama.
Bryan, M. (1999) Codes of love. Pocket Books.
Cuerpo de mujer, CIDAL, 1982.
IX Congreso Latinoamericano de Sexologia y Educación Sexual, IX clases. III Congreso Nacional,
II Congreso Femess “Hacia la equidad en la diferencia” Memorias, 1998.
Fina, S. (1995) Los vínculos amorosos, Editorial Kairos.
Fina, S. (1990) Psicoerotismo femenino y masculino. Editorial Kairos.
Finkilkraut, A. (1984) La sabiduria del amor, Gedisa.
Fisas, C. (1999) Erotismo en la historia. Plaza Janes.
Focault, M. (1983) El discurso del poder. Folios Ediciones.
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Gagnon, J. (1977) Human Sexualities. Scott, Foresman and Company.
Gagnon, J. (1980) Sexualidad y conducta social. Pax México.
Guasch, O. (2000) La crisis de la heterosexualidad. Laertes.
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Hudson, P., Nalón o Hill (1996) Amar es amar cada día, Paidos.
Laplanche, J. (1980) La sexualidad, Ediciones Nueva Visión, Buenos Aires, Argentina
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Trias, E. (1988) Tratado de pasión. Amondadori.
4
Sexo saludable
Iván Arango de Montis
SALUD SEXUAL
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Uno de los aspectos fundamentales para la promoción de la salud sexual implica el
reconocimiento de las características de ésta, tanto en su expresión individual como
colectiva. Para tal propósito resulta pertinente la reproducción en éste espacio de los
señalamientos propuestos por el Consejo de información Sexual y Educación de Estados Unidos (SIECUS*, por sus siglas en inglés)1 sobre Comportamientos de Vida del
Adulto, señalamientos que la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS)2 suscriben en su publicación para promover la
salud sexual.
Una persona adulta sexualmente sana:
• Valora su propio cuerpo.
• Busca información sobre la reproducción según sea necesario.
• Afirma que el desarrollo del ser humano comprende el desarrollo sexual, el cual
puede o no incluir la reproducción o la experiencia sexual genital.
• Interactúa con ambos géneros de una manera respetuosa y adecuada.
• Afirma su orientación sexual y respeta la orientación sexual de los demás.
• Expresa su amor e intimidad en forma apropiada.
• Establece y mantiene relaciones significativas.
• Evita toda relación basada en la explotación y la manipulación.
• Toma decisiones con conocimiento de causa respecto a opciones de familia y estilos de vida.
• Muestra destrezas que mejoran las relaciones personales.
• Se identifica y vive de acuerdo con sus propios valores.
• Es responsable de sus propios actos.
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(Capítulo 4)
Practica la toma de decisiones eficaz.
Se comunica de manera eficaz con su familia, sus compañeros y su pareja.
Disfruta y expresa su sexualidad durante el transcurso de su vida.
Expresa su sexualidad de manera congruente con sus propios valores.
Es capaz de reconocer los comportamientos sexuales que realzan la vida y los que
son perjudiciales para sí mismo o para los demás.
Expresa su sexualidad a la vez que respeta los derechos de los demás.
Busca información nueva que le permita mejorar su sexualidad.
Utiliza métodos anticonceptivos de manera eficaz a fin de evitar embarazos no deseados.
Evita el abuso sexual.
Busca atención prenatal oportuna.
Evita contraer o transmitir infecciones de transmisión sexual, ente otras el VIH.
Practica comportamientos que promueven la salud, tales como reconocimientos médicos regulares, autoexámenes de los testículos o de los senos, e identificación oportuna de posibles problemas.
Muestra tolerancia hacia personas con diferentes valores y modos de vida sexuales;
Ejerce sus responsabilidades democráticas a objeto de tener influencia en la legislación relativa a los asuntos sexuales.
Evalúa la repercusión de los mensajes familiares, culturales, religiosos, de los medios
de comunicación y de la sociedad en los pensamientos, sentimientos, valores y comportamientos personales relacionados con la sexualidad.
Promueve los derechos de todas las personas a tener acceso a información fidedigna acerca de la sexualidad.
Evita los comportamientos que conllevan prejuicio e intolerancia.
Rechaza los estereotipos respecto de la sexualidad de las diversas poblaciones.
La salud sexual puede identificarse igualmente en el plano de la sociedad. En un consenso sobre estrategias para la promoción a la salud sexual, la organización Mundial de la
Salud (OMS) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS) un grupo de expertos
identificó Características de una Sociedad Sexualmente Sana.
Las sociedades que protegen y dan prioridad a la salud sexual de sus miembros muestran las siguientes características:
• Compromiso político. El Estado reconoce que la salud sexual es un derecho fundamental delser humano y se hace responsable de la promoción de la salud sexual.
• Políticas explícitas. Las instituciones sociales, entre ellas las entidades gubernamentales, formulan, desarrollan y ponen en práctica políticas públicas que comprenden
instrucciones claras y precisas destinadas a la protección y promoción de la salud
sexual como derecho humano fundamental.
• Legislación. Para la promoción de la salud sexual es indispensable que haya leyes
vigentes destinadas a proteger los derechos sexuales. Es fundamental contar con leyes
que protejan de la explotación a las personas vulnerables (por ej., prohibición de la
prostitución infantil); reconocer los derechos de todas las personas a la integridad
del cuerpo (por ej., protección contra la mutilación genital); proteger a las minorías
Sexo saludable • 49
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sexuales para que se respeten sus derechos humanos tan fundamentales como educación, salud y empleo (por ej., legislación contra la discriminación); y promover la
igualdad en todos las dimensiones sexuales (por ej. Legislación relativa a la igualdad
de oportunidades).
Buena educación. Un elemento necesario de una sociedad sexualmente sana es el
acceso universal a la educación sexual integral acorde con la edad, a todo lo largo
de la vida.
Infraestructura suficiente. A objeto de garantizar el acceso de las personas a los
servicios, es necesario contar con una infraestructura de profesionales y paraprofesionales especializados en la resolución de problemas e inquietudes de
índole sexual. Esto incluye ofrecer a los profesionales programas de especialización en salud sexual.
Investigación. Una sociedad comprometida con la salud sexual de los miembros que
la integran apoya las investigaciones adecuadas y concretas destinadas a abordar las
inquietudes clínicas, educativas y de salud pública. Esto abarca la investigación relativa a las inquietudes emergentes (por ej., nuevas infecciones) y la vigilancia para
estimar la extensión y tendencias de condiciones que afectan la salud y que pueden
ser prevenidas (por ej., tasas de relaciones sexuales peligrosas en poblaciones de alto
riesgo, tasa de violencia sexual, prevalencia de disfunciones sexuales, etc.).
Vigilancia adecuada. La vigilancia es necesaria para supervisar los indicadores biomédicos y de comportamiento que miden las inquietudes y los problemas de salud
sexual.
Cultura. Es necesario lograr una cultura de apertura hacia la salud sexual que a la
vez asigne a ésta la prioridad que le corresponde. Algunos indicadores tales como
calidad de la información suministrada por los medios sobre las inquietudes relativas a la salud sexual, y el grado en que pueden promoverse abiertamente los mensajes sobre salud pública atinentes a las graves amenazas a la salud sexual, pueden
servir para medir la cultura.
Con el propósito de ahondar en al información pertinente a las posibilidades del placer
nos damos a la tarea en éste capítulo de revisar algunos temas relacionados a la capacidad para disfrutar y expresar la sexualidad durante el transcurso de la vida.
Para tal propósito es importante resaltar la necesidad del autoconocimiento del cuerpo. Tanto en hombres como en mujeres, la posibilidad de experimentar placer pasan primero por el reconocimiento de las posibilidades eróticas individuales. Quien no conoce
su cuerpo tiene menos posibilidades de solicitar y procurarse una experiencia placentera.
MASTURBACIÓN
La masturbación se refiere a cuando una persona toca sus propios órganos sexuales para procurarse placer. Esta práctica ha sido nombrada con un sinnúmero de términos en diferentes
culturas, también se le conoce como autoerotismo, sexo en solitario o auto-amor. Ya en el primer capítulo de ésta obra se señalaron algunos aspectos de la evolución del trato que ésta
práctica ha recibido en la cultura occidental y las restricciones a las que ha estado sometida.
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(Capítulo 4)
En otros países se han reportado frecuencias de masturbación entre el 48% y el 95%
de la población general e independientemente de las culturas se ha podido evidenciar ésta
práctica en todas las sociedades.
En contraposición a algunas creencias, la masturbación no provoca daño, no provoca
crecimiento de pelo en la mano, ni ceguera, ni pérdida de las facultades mentales ni acaba
con el “exceso de energía del cuerpo”. Algunas personas sí mencionan dificultades para
permitirse el autoerotismo, fundamentalmente, éstas dificultades se relacionan con estilos de educación (predominantemente religiosa) erotofóbica y sexualmente restrictiva.
De cualquier manera el fenómeno de la masturbación sirve para evidenciar como la
sexualidad atraviesa la experiencia humana de muchas maneras, la masturbación se vuelve hasta un acto político en la medida en la que permite el goce sexual sin motivos reproductivos, de alguna manera, con la masturbación se ejerce la autodeterminación y el
empoderamiento, se relaciona con la libre elección y el derecho a decidir, se vincula con
el tema de la planificación familiar y no por nada en la administración del presidente Bill
Clinton, en EUA cesó de su cargo a la secretaria de salud por pronunciarse a favor del
reconocimiento de la masturbación como práctica saludable; con todo y a pesar de que
la comunidad médica norteamericana reconoció a la masturbación como una práctica
normal desde 1972.
Las personas se masturban por distintas razones: para experimentar placer, para liberar tensión sexual, para liberar el estrés, para tener una experiencia sexual cuando la pareja
no quiere o no está disponible para tener un encuentro sexual, para relajarse, para aprender qué es lo que les hace sentir bien y la forma en la que les gusta ser estimulados para
el propósito del placer, para hacer el amor con uno mismo y en definitivas cuentas, porque les da la gana, porque no es una conducta propia del ser humano, porque forma parte
de la evolución de la conducta de los mamíferos desde hace millones de años.
En un estudio para evaluar la presencia de disfunciones sexuales en la población
del área metropolitana del Distrito Federal se ha reportado que entre el 14.9% y el
15.4% población femenina y entre el 88% y el 96% de los hombres han practicado la
masturbación.3
De cualquier manera, siguen existiendo mitos que requieren mención específica porque son creencias infundadas en la ciencia médica o social:
• la creencia de solamente las personas que no pueden encontrar parejas sexuales o
que son socialmente inadaptados son los que se masturban.
• La masturbación provoca problemas físicos como deterioro mental o crecimiento
de pelo en las manos.
• La masturbación incapacita a las personas para tener relaciones sexuales con una
pareja.
• Los hombres se quedan sin semen o sin espermatozoides si se masturban excesivamente.
• Las otras personas, incluyendo la pareja o los médicos se pueden dar cuenta si un
individuo se ha masturbado.
De hecho, la práctica de la masturbación ha sido asociada con efectos beneficiosos para
la salud física y mental:4
Sexo saludable • 51
© Editorial El manual moderno Fotocopiar sin autorización es un delito.
• la masturbación puede aliviar la tensión premenstrual en algunas mujeres.
• la masturbación le procura a las personas una descarga sexual saludable para las personas que eligen abstenerse de tener relaciones coitales con pareja o que no tienen
a su pareja disponible.
• La masturbación es una actividad sexual segura que sirve para la prevención de
embarazos no deseados y enfermedades de transmisión sexual, incluyendo el VIH.
• La masturbación le permite la experiencia del placer sexual a las personas que no
se encuentran listas para la penetración vaginal, anal o para el sexo oral.
• La masturbación aumenta el flujo sanguíneo a la región genital, proceso fisiológico
que favorece la integración de la respuesta sexual.
• La masturbación induce el sueño.
• La masturbación sirve a las personas para familiarizarse y sentirse cómodo con su
propio cuerpo.
• La masturbación es recomendada como técnica terapéutica para el tratamiento de
las disfunciones sexuales.
• A las mujeres, masturbarse puede ayudarles a aprender cómo tener un orgasmo, si
es que así lo quieren.
• A los hombres, masturbarse les puede ayudar a aprender a aumentar el control eyaculatorio como parte del manejo de la eyaculación rápida o retardada.
• La masturbación puede ayudar a aliviar el estrés.
Algunas personas se preguntan sobre el número de veces o la cantidad normal de veces
que una persona puede masturbarse. Cada individuo habrá de decidir por sí mismo, sin
embargo en el campo de la salud mental existe el acuerdo de que la masturbación no
deteriora la salud ni física ni mental, a menos de que represente un síntoma de algún trastorno del espectro obsesivo-compulsivo (TOC), como la masturbación compulsiva, ya
tratada en ésta obra y que se trata de una condición en la que la actividad masturbatoria
interfiere con el funcionamiento cotidiano en la dimensión profesional, social, en las responsabilidades, en las relaciones interpersonales y sobre todo, que se acompaña en el individuo de la sensación de no poder controlar la conducta, condición que le genera malestar
al individuo. Solo en esos casos la conducta masturbatoria es motivo de atención clínica,
casos en los que el objetivo de ninguna manera incluye la patologización de la conducta
sino del descubrimiento de las causas que llevan al individuo a restringir su gratifiación
sexual casi exclusivamente a la masturbación.
POSICIONES SEXUALES5
Posicion cara a cara con el hombre encima
Esta posición es conocida en el mundo de habla hispana como posición del “misionero”,
incluso es tan popular que se le nombra como la posición “normal” para tener las relaciones sexuales (figura 4-1).
En ésta posición el contacto del pene y la vagina se alcanza con facilidad en tanto la
mujer se reclina sobre su espalda, separa las piernas y dobla las rodillas. Si ella desea una
52 • Sexualidad humana
(Capítulo 4)
Figura 4–1. Posición cara a cara con el hombre encima. (Reproducida con permiso de McCary:
Sexualidad humana, 5ª ed. D.R. © 1996. Cortesía de Editorial El Manual Moderno, S.A. de C.V.)
penetración más profunda, puede colocar un cojín ajo sus nalgas para favorecer la
movilidad. En ésta posición la mujer puede guiar el pene hacia la vagina para facilitar la penetración. La mujer puede cerrar sus piernas después de la penetración para
aumentar la fricción con el pene del compañero. El hombre puede apoyarse en los
codos y rodillas para evitar el depositar todo el peso de su cuerpo sobre su compañera. Es importante que él trate de mantener contacto con el clítoris por medio de
la aplicación de presión sobre la vulva de ella. Esta maniobra permite lo que se conoce como “emparedamiento” del clítoris entre el cuerpo de ella y el cuerpo de él, favoreciendo así la estimulación clitorídea (presión y contrapresión) constante en tanto
el y ella se mueven simultáneamente en la misma dirección, es decir, sin despegarse
(figura 4-2). La técnica de la “alineación coital” descansa sobre la maniobra recién
descrita.6
En ésta posición el hombre puede mantener la penetración después de la eyaculación
hasta que los mecanismos fisiológicos de la fase de relajación terminen con la erección por
completo.
Posicion cara a cara con la mujer encima
En esta posición la penetración se alcanza cuando la mujer se coloca en cuclillas sobre el
cuerpo de su pareja y guía el pene hacia la entrada de su vagina. Como en cualquier otra
posición coital se pueden dar variaciones según la creatividad y necesidad de ambos, el
hombre puede apoyarse sobre los codos o aproximar las rodillas para que su compañera
descanse en ellas.
La posición cara a cara con la mujer encima permite que la mujer tenga mayor control y libertad para expresar su sexualidad, permite el máximo de penetración y ella
puede regular la profundidad de la misma así como facilita la posibilidad de que ella se
autoestimule el clítoris ya sea manualmente o con ayuda de un vibrador mientras es
Sexo saludable • 53
Pubis
masculino
Clítoris
Pubis
femenino
Avertura
vaginal
Diáfisis
del pene
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Glande
Figura 4–2. Compresión clitoridea con la penetración en posición cara a cara. (Reproducida con
permiso de McCary: Sexualidad humana, 5ª ed. D.R. © 1996. Cortesía de Editorial El Manual
Moderno, S.A. de C.V.)
penetrada. La Fricción sobre el clítoris es más intensa y el hombre puede concentrarse en
sus sensaciones preorgásmicas con mayor tranquilidad en la medida en la que al no tener
que sostener su cuerpo para evitar depositarlo sobre su pareja puede permitirse la relajación con menos presión (figura 4-3).
Posicion lateral cara a cara
Esta es una de las posiciones en las que ambos miembros de la pareja pueden acomodarse de manera más descansada. Ambos pueden moverse con facilidad y pueden adoptar
ésta posición después de haber iniciado el coito en otra. La mujer eleva una de sus piernas para permitirle la entrada a su compañero (figura 4-4). Esta posición es especialmente
recomendable cuando existen condiciones como cansancio, obesidad o alguna enfermedad o durante los últimos meses del embarazo. Sin embargo algunas parejas refieren que
en ésta posición los movimientos pueden verse limitados por las restricciones de las partes del cuerpo sobre las cuales descansa el peso.
54 • Sexualidad humana
(Capítulo 4)
Figura 4–3. Penetración cara a cara con la mujer encima. (Reproducida con permiso de
McCary: Sexualidad humana, 5ª ed. D.R. © 1996. Cortesía de Editorial El Manual Moderno,
S.A. de C.V.)
Posicion de penetracion por detrás
Ambos miembros de la pareja se acuestan sobre uno de sus costados, la espalda de la
mujer contra el pecho de su pareja. La penetración por detrás en posición sedente implica que el hombre se siente en el borde de la cama o de alguna superficie y la mujer se
monte sobre él. Otra variante es la versión genupectoral de la penetración por detrás, la
mujer descansa sus brazos y su cabeza sobre una almohada o sobre la cama, de manera
Figura 4–4. Penetración en posición lateral cara a cara. (Reproducida con permiso de
McCary: Sexualidad humana, 5ª ed. D.R. © 1996. Cortesía de Editorial El Manual Moderno,
S.A. de C.V.)
Sexo saludable • 55
simultánea su pareja presiona su pene contra las nalgas de ella para poder realizar la penetración vaginal por atrás de ella (figura 4-5).
Otras posiciones
La posibilidad de generar variantes de las distintas posiciones depende tanto de la
creatividad, de la disposición, del acuerdo mutuo, de las destrezas y posibilidades
físicas de ambos miembros de la pareja (tanto en parejas heterosexuales como
homosexuales) (figura 4-6). En distintas culturas se han desarrollado propuestas y
variantes de cómo colocarse a la hora de tener una relación sexual. Sin embargo es
importante mencionar que la variabilidad en la forma en la que se colocan ambos
miembros de la pareja no solamente implica la disposición del cuerpo sino de las
implicaciones y representaciones mentales y psicológicas que cada posición coital
puede generar. De ahí la insistencia en la necesidad del acuerdo y de la comunicación erótica eficaz.
PUNTO G, ORGASMO Y EYACULACION FEMENINA17
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Más allá de que la experiencia orgásmica implica un fenómeno convergente de integración neuronal en áreas corticales de asociación. La variabilidad en la calidad de la experiencia está documentada.
Figura 4–5. Penetración por detrás. (Reproducida con permiso de McCary: Sexualidad humana,
5ª ed. D.R. © 1996. Cortesía de Editorial El Manual Moderno, S.A. de C.V.)
56 • Sexualidad humana
(Capítulo 4)
Figura 4–6. Variaciones de las posiciones coitales. (Reproducida con permiso de McCary:
Sexualidad humana, 5ª ed. D.R. © 1996. Cortesía de Editorial El Manual Moderno, S.A.
de C.V.)
© Editorial El
manual moderno Fotocopiar sin autorización es un delito.
Sexo saludable • 57
Se menciona que hay muchas mujeres que no encajan en las descripciones clásicas
de la respuesta sexual femenina; es decir, mujeres que experimentan placer sexual, orgasmos y en algunos casos la expulsión de un fluido por medio de la estimulación vaginal y
no exclusivamente por medio de la estimulación clitoridea. Este hallazgo llevó a investigadores al redescubrimiento de un área sexualmente sensitiva que ya había sido descrita
en el siglo XVII por el ginecólogo danés Regnier de Graaf, descrita nuevamente por
Ernest Grafenberg en 1950 y conocido popularmente en la actualidad como el punto G.
Anatómicamente el punto G no forma parte de la vagina sino de la uretra, corresponde a la próstata femenina de localización parauretral y cuyo peso es de aproximadamente 2 gramos.8 Este tejido puede ser estimulado por los movimientos del pene o
digitalmente; cuando se estimula se percibe el aumento del volumen de una zona de
pocos centímetros en al pared anterior de la vagina.
Masters y Johnson, y posteriormente Hellen Kaplan habían reportado la existencia
de una sola vía refleja en la respuesta sexual. En las mujeres, se reporta al clítoris como
la fuente de mayor estimulación sensorial y se ha documentado que el nervio pudendo
es su vía sensitiva fundamental.
Sin embargo, Perry y Whipple describieron una segunda vía refleja que incluye al punto
G como otra fuente de estimulación sensorial. Documentaron que la vía neural del
punto G es por medio del nervio pélvico y el plexo hipogástrico. La respuesta miotónica
resultante de la estimulación del punto G involucra a la musculatura del útero, de la vejiga, de elementos contráctiles asociados con las glándulas parauretrales y la porción proximal del músculo pubococcígeo. Los investigadores plantean que el concepto de este doble
reflejo puede explicar la habilidad de algunas mujeres para referir la experiencia orgásmica
como eventos selectivamente “vulvares, uterinos o combinados”.
Experimentos realizados en ratas documentan que el nervio pélvico lleva aferencias de
la vagina y eferencias hacia el músculo pubococcígeo. Lo que sugiere que la estimulación
vaginal puede producir contracciones del músculo pubococcígeo e indica la posibilidad
de una vía refleja (aferente y eferente) por medio de la cual la estimulación vaginal puede
producir la respuesta orgásmica.
La eyaculación femenina se refiere a la expulsión de líquido por la uretra. Se menciona que muchas mujeres se han sometido a intervenciones quirúrgicas para corregir
este fenómeno y hay reportes de mujeres que se proponen dejar de tener orgasmos para
no “mojar la cama”. Se ha reportado que el volúmen expulsado puede llegar a ser de 3 ml
aproximadamente. El análisis químico del líquido reporta diferencias significativas con la
composición química de la orina.
Hay estudios que por medio de radioinmunoensayo encuentran diferencias significativas
en la concentración de antígeno prostático específico (PSA) entre especímenes de orina preorgásmicos y postorgásmicos, que sugieren la conformación prostática de la emisión eyaculatoria.
En algunas mujeres la estimulación del punto G, los orgasmos y la eyaculación femenina están relacionados; sin embargo pueden no estarlo. Así mismo hay reportes de eyaculación femenina con estimulación clitoridea y eyaculaciones sin orgasmo .
La localización del punto G ha sido tema de controversia, la variabilidad individual
hace del proceso de búsqueda una aventura individual. Se localiza entre 3 y 5 cm. dentro de la vagina, en la pared anterior, y consiste en un tejido suave que se hincha al ser
58 • Sexualidad humana
(Capítulo 4)
estimulado. Puede ser estimulado por la mujer o por su pareja con el dedo, con el pene
o con algún objeto (dildos o vibradores) (figura 4-7).
Punto G y adaptabilidad
La descripción y caracterización del punto G plantean la pregunta de que si ésta estructura tiene por finalidad exclusiva el procurar placer o si su existencia supone un significado adaptativo para la especie.
Retomando el peso de las extrapolaciones filogenéticas hay que recurrir a estudios en
animales; investigaciones en ratas muestran que la estimulación mecánica de la vagina
produce un efecto que bloquea el dolor. Estudios en mujeres muestran que la autoestimulación de la pared anterior de la vagina produce una elevación significativa en el
umbral del dolor pero no en los umbrales tactiles. El efecto analgésico resulta de la presión y la autoestimulación placentera aplicada en la pared anterior de la vagina, efecto
que no se ha observado con la estimulación aplicada a otras regiones genitales.
Durante el parto se documenta un efecto analgésico, observación que ha llevado a
investigadores a plantearse la idea de que el parto sería más doloroso sin este mecanismo
natural para bloquear el dolor, mecanismo que se ve activado cuando los nervios pélvicos
e hipogástricos son estimulados por la dilatación cervical y por la presión ejercida en la
vagina al paso del producto. Sin embargo la confirmación de ésta hipótesis requiere de
la demostración científica que hasta le fecha no se reporta.
Punto G
Clítoris
Vejiga
Útero
Ano
Figura 4–7. Exploración digital del punto G. (Tomada de: Byer/Shainberg/Galliano Dimensions of
Human Sexuality, 5a Copyrght 1999. The McGraw-Hill Companies, Inc.)
Sexo saludable • 59
REFERENCIAS
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género en una muestra de la ciudad de méxico. Salud mental. 28(4): 74-80.
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female. Am J Obstet Gynecol 55:86–101.
5
Síndromes clínicos
que alteran el funcionamiento
sexual (disfunciones sexuales)
Claudia Wally Rampazzo Bonaldo
DESEO HIPOACTIVO. SÍNDROME DE DESEO SEXUAL
HIPOACTIVO O DESEO SEXUAL INHIBIDO
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INTRODUCCIÓN
Las personas con deseo sexual hipoactivo o disminuido no son atraídas por la posibilidad
de tener contacto sexual alguno, su impulso sexual es bajo y muchas de ellas no tienen
fantasías de contenido erótico o sexual.1
Es probable que cada persona defina el deseo sexual de diferente manera; sin embargo,
a los largo de los años, diferentes estudiosos del tema se han encargado de reconocer los
elementos que lo constituyen y que deben ser explorados en cada persona que refiera
alguna queja con respecto a su impulso sexual. En base a lo descrito por múltiples investigadores, sabemos que el deseo sexual se manifiesta y puede ser evaluado a través de uno
o varios de los siguientes elementos: pensamientos y fantasías eróticas, actividad autoerótica (masturbación), así como búsqueda y ejercicio de la actividad sexual en pareja.2
Levine3 indicó que el deseo sexual está constituido por tres elementos moderadamente independientes: impulso, motivo y anhelo. El impulso (drive) representa la base
biofisiológica del deseo sexual, el motivo (motive) se refiere a su articulación psicológica
y el anhelo (wish) a su representación sociocultural.
Kaplan4 lo describe como un impulso hacia la actividad sexual generado por estímulos internos y externos, el cual incluye fantasías, pensamientos y receptividad para la actividad sexual e involucra una raíz biológica (hormonas) y una emocional (intimidad,
placer y aspectos de relación).
61
62 • Sexualidad humana
(Capítulo 5)
Kaplan también concibe al deseo sexual como un continuum de seis niveles:
1) hiperactivo,
2) alto-normal,
3) bajo-normal,
4) hipoactivo medio,
5) hipoactivo severo y
6) trastorno de aversión o fobia sexual.
Si bien la frecuencia de actividad sexual es sólo una de las manifestaciones del deseo
sexual, desde el punto de vista histórico se han realizado diversos esfuerzos por establecer la definición de “deseo sexual hipoactivo” (DSH) en base a la cuantificación de los
encuentros sexuales en la vida de las personas, hasta que Schiavi y su equipo de investigación,5 aceptaron que “menos de una relación sexual cada dos semanas, en personas de
55 años o menores”, puede ser un parámetro de deseo sexual hipoactivo.6
En el pasado, el impulso sexual llegó a ser considerado como una fuerza demoníaca
en las primeras sectas cristianas; el motivo —componente del deseo sexual— consistía en
la evitación de toda experiencia subjetiva de deseo, en tanto que el anhelo se convertía
en la aspiración de ser virtuoso.
En la actualidad, desde el punto de vista amplio de criterios de salud sexual, se considera que un objetivo evidente de la educación afectivo-sexual de las personas consiste en
facilitar la posibilidad de que cada individuo logre reconocer su impulso sexual, integrar
los motivos para la actividad sexual en el conjunto de su personalidad con una perspectiva de futuro, así como valorar desde una perspectiva crítica los anhelos o aspiraciones
eróticos respecto a su propia identidad, de una manera auténtica, personal, sin tergiversaciones, que responda de modo genuino a sus propias necesidades y no a otras inducidas
externamente.7 La literatura clínica respecto a los trastornos sexuales describe dificultades respecto a la intensidad tanto por exceso como por defecto, siendo el deseo sexual
inhibido uno de los temas más estudiados en la actualidad.
El juicio de deficiencia o ausencia debe ser efectuado por el clínico, teniendo en
cuenta factores que, como la edad, el género y el contexto de vida del individuo, impactan en su actividad sexual.
DEFINICIÓN
Según el Diccionario de la Lengua Española,8 “deseo” (del latín desidium) significa “movimiento afectivo hacia algo que se apetece, acción y efecto de desear, impulso, excitación
venérea”, “sexual” (del latín sexualis) alude a “perteneciente o relativo al sexo” e “hipoactivo” (del latín activus) o “inhibido” significa “reprimido o disminuido”.
Según el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales,9 el DSH forma
parte de los trastornos sexuales, lo clasifica entre los trastornos del deseo sexual y lo define como la disminución (o ausencia) de fantasías y deseos de actividad sexual de forma
persistente o recurrente.
El DSH provoca malestar acusado o dificultades de relación interpersonal y no se
explica mejor por la presencia de otro trastorno (excepto alguna otra disfunción sexual)
Síndromes clínicos que alteran el funcionamiento sexual... • 63
ni es el resultado de los efectos fisiológicos directos de una sustancia (p. ej., drogas, fármacos) o enfermedad fisiológica.
La persona con síndrome de deseo sexual hipoactivo, refiere poco o nulo interés
sexual y fracasa en comenzar o responder al deseo de su pareja de tener actividad sexual.
Con respecto a este tema, en el Segundo Consenso Internacional de Medicina Sexual,
llevado a cabo en París, Francia10 se estableció que las mujeres tienen diversos incentivos
y razones para tener actividad sexual: el deseo puede ser experimentado una vez que el
estímulo sexual ha disparado la excitación. El deseo y la excitación pueden coexistir y
reforzarse mutuamente, de modo que el DSH se define como la ausencia o disminución
de los sentimientos de interés o deseo sexual, carencia de pensamientos o fantasías sexuales, así como de respuesta y receptividad al estímulo. La falta de interés sexual es mayor
a la que se presenta de manera normal durante el ciclo vital o cuando la relación de pareja lleva algún tiempo considerable. Las motivaciones (razones o incentivos) para llegar a
excitarse en sentido sexual son escasas o nulas.
La definición de DSH del DSM-IV-TR se centra en el deseo sexual en el principio y
entre experiencias eróticas, una ausencia que es bien conocida aún en mujeres sexualmente sanas. También se enfoca en los pensamientos sexuales, cuya baja frecuencia ha
sido descrita incluso en estas mujeres y en estudios representativos de diversas naciones.
La definición del DSM-IV-TR, también se centra en las fantasías eróticas, aunque las
mujeres con frecuencia las utilizan de manera deliberada para mantenerse concentradas
en la estimulación sexual, más que el hecho de que las fantasías sean una representación
de deseo sexual.11
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CLASIFICACIÓN
El DSH se clasifica según los criterios de temporalidad (que se refiere al momento en el
que la disfunción apareció en la vida de la persona) en primario —cuando la persona nunca
ha sentido interés o deseo sexual a lo largo de su vida— y secundario —si el individuo tenía
deseo e interés sexuales, pero ya no los tiene o han disminuido desde hace un tiempo determinado—, así como de situacionalidad (las circunstancias que lo caracterizan) en global —
deseo ausente o disminuido en cualquier circunstancia y con cualquier pareja—, selectivo
—en una situación o con una persona en específico— o parcial —el deseo sexual del individuo sólo se hace manifiesto para que la persona se autoerotice, en ausencia de pareja—.
En cuanto a su gravedad, el DSH se clasifica como leve, moderado o severo.12
Con mucha frecuencia, el clínico deberá diferenciar el DSH de la discronaxia o falta
de sincronía de deseo sexual entre los miembros de la pareja o bien del hecho de que uno de
ellos presente un deseo sexual alto-normal y el otro un deseo sexual bajo-normal, combinación que surge con frecuencia en la consulta y a menudo es confundida con DSH
pero que, si bien requiere ciertas intervenciones, no es considerada una disfunción sexual.
El hecho de que el DSH sea clasificado en cuanto al momento de aparición en primario o secundario y, en términos de situacionalidad, en global, selectivo o parcial, permite
al clínico orientar la investigación de manera correcta hacia las etiologías factibles más
frecuentes, según cada caso específico. Así, un DSH secundario y selectivo, por ejemplo,
quizá tenga su origen en una etiología vinculativa, en tanto que un DSH primario y global tal vez remita a algún trastorno psiquiátrico u hormonal.
64 • Sexualidad humana
(Capítulo 5)
Es posible también encontrar pacientes que reúnan diversas morbilidades tanto vinculativas como fisiológicas, las cuales requieran una valoración semiológica objetiva, profunda y libre de sesgo o prejuicio por parte del clínico, con el fin de no atribuir el DSH
a la causa más llamativa u obvia. A modo de ejemplo, sería fácil atribuir la disminución
significativa del deseo sexual en un varón joven en una relación de pareja con conflictos
serios, sin evaluar sus niveles hormonales y pasar por alto y sin tratamiento anormalidades comunes como la hiperprolactinemia o el hipotiroidismo, mismas que a menudo no
presentan una sintomatología obvia.
EPIDEMIOLOGÍA
En base a las definiciones de DSH es fácil percatarse de que la prevalencia de esta disfunción sexual depende de los criterios diagnósticos utilizados para investigarla al entrevistar a los pacientes.
Como Basson refiere,13 las dificultades sexuales son muy prevalentes en las mujeres que
buscan ayuda ginecológica rutinaria. En encuestas de población, entre 30 y 35% de las mujeres entre 18 y 70 años han tenido DSH durante los últimos 12 meses. Segraves14 refirió que
en base a The National Health and Social Life Survey, la disfunción sexual más prevalente fue
el DSH reportado por 33% de las mujeres estadounidenses entre 18 y 59 años de edad, seguido de los problemas en lograr el orgasmo y de los trastornos de lubricación vaginal.
Simons y Carey15 analizaron 52 estudios publicados entre 1990 y 2000, las muestras
de la comunidad indicaron una prevalencia de 0 a 3% para el DSH en el varón, mientras
que la prevalencia estimada en clínicas de atención primaria y atención sexológica, es
característicamente más alta. Según Meuleman y van Lankveld,16 el DSH es mucho más
prevalente en hombres que en mujeres y es confundido con disfunción eréctil con mucha
frecuencia. Un estudio realizado en la población femenina sueca de entre 18 y 74 años
mostró que 33% presentaron DSH pero sólo 43% de dicho porcentaje lo consideraba un
problema.17 La prevalencia del DSH problemático ha sido encontrado con mayor frecuencia en muestras clínicas específicas: por ejemplo, un estudio realizado en EUA que
incluyó a mujeres que acudían al médico general para una consulta ginecológica de rutina, mostró una prevalencia de DSH problemático de 67%.18
En los hallazgos publicados en 2006 por Dennerstein y colaboradores,19 las mujeres
con menopausia quirúrgicas tienen un riesgo mayor que el resto, de presentar DSH asociado con disminución de la satisfacción en la relación de pareja y estados emocionales
negativos. Según Heiman,20 Laumann reportó en 1994 que 33.4% de las mujeres y 15.8%
de los varones en EUA presentaban ausencia de de interés sexual durante varios meses y
más aún en el último año previo a la entrevista.
BASES BIOLÓGICAS Y PSICOLÓGICAS DEL DESEO SEXUAL
Recientemente, con base en estudios realizados con animales, ha surgido la idea que relaciona el deseo sexual con una expectativa de premio, misma que fluctúa dependiendo del
nivel actual de recompensa recibida o experimentada.
Síndromes clínicos que alteran el funcionamiento sexual...• 65
© Editorial El manual moderno Fotocopiar sin autorización es un delito.
Hormonas
Diversos estudios han mostrado que la testosterona es necesaria para la respuesta sexual
adecuada en hombres y mujeres. En los varones, los testículos producen la mayoría de la
testosterona circulante, ya que la hormona pituitaria (LH) estimula las células testiculares
de Leydig para producirla; en las mujeres, los ovarios producen la mayoría de la testosterona y la corteza suprarrenal produce otro andrógeno, la DHEA o su conjugado DHEAS
(sulfato de dehidroepiandrosterona). La DHEAS es el precursor de todas las hormonas
esteroides corporales naturales e influye en diversos procesos fisiológicos y constituyen el
producto de secreción esteroídico más elevado de la glándula adrenal. Las concentraciones plasmáticas de DHEAS son entre 300 a 500 veces más altas que la propia concentración de DHEA y ésta, a su vez, presenta una concentración de 10 a 20 veces más alta
que cualquier otro esteroide hormonal. La DHEA es una sustancia con un débil efecto androgénico y su concentración viene sometida a una clara variación circadiana. La DHEAS,
por su parte, está estimulada por la corticotropina (ACTH) y su presencia a la estimulación disminuye a medida que avanza la edad de una manera progresiva presentando un
pico cerca de los 25 años de edad para tener un enorme descenso hacia los 70 años.21
A pesar de la abundancia de DHEA y DHEAS, su función fisiológica aún no ha sido
esclarecida. Su papel estrogénico o androgénico depende del balance homeostático en la
secreción de hormonas sexuales. La DHEA y su metabolito 5-androstendiol (ADIOL)
tienen un efecto androgénico y estrogénico en el tejido miometrial y en las células de cáncer de mama.22 En las mujeres posmenopáusicas, la administración de DHEA compite
con las hormonas sexuales en su enlace con la globulina, además de que proporciona testosterona libre. Según Ebeling y Koivisto, la DHEA funciona como estrógeno y como
andrógeno, y la diferencia en sus efectos depende de la concentración hormonal del
medio. Así, en una mujer premenopáusica hay una alta concentración de estrógenos que
contrarrestan el efecto androgénico de la DHEA, sin embargo, en la mujer posmenopáusica (al disminuir la concentración de estrógenos) la DHEA revierte su efecto y funciona
como un estrógeno, con lo que evita el efecto del nuevo medio hormonal de predominio
androgénico, momento en el que la DHEA actúa como un estrógeno y la protege de la
patología cardiovascular.
En los adultos, la determinación sérica de testosterona es esencial en la evaluación de
la disfunción eréctil y del deseo sexual hipoactivo; un 1% se encuentra en forma libre y
activa, lo cual significa que está disponible para su uso inmediato por el cuerpo, de 11 a
59% está unido a albúmina y de 40 a 88% a la globulina de unión de hormonas esteroides.
La testosterona disponible incluye la fracción libre y la unida a albúmina, además de que
todas las fracciones hormonales disminuyen con la edad. Sin embargo, debido al incremento de la globulina de unión a hormonas esteroides durante el envejecimiento, el descenso de testosterona libre es más notable que el de la testosterona total. A los 80 años,
la concentración promedio de la hormona es de cerca de 60% de la que se mide en individuos de 20 a 50 años. La disminución de la testosterona con el paso del tiempo involucra al eje entre hipotálamo-hipófisis-gónadas y otros factores.
En la edad avanzada el número de células de Leydig se reduce y altera, y las modificaciones en el eje contribuyen aún más a la disminución de la producción de testosterona. En hombres de edad avanzada no hay aumento de hormona luteinizante en respuesta
66 • Sexualidad humana
(Capítulo 5)
al estado hipoandrogénico, lo cual genera hipogonadismo hipogonadotrófico. Otros elementos
de influencia son factores genéticos, obesidad, dieta, estrés, depresión, patologías crónicas, enfermedad hepática crónica, apnea del sueño y artritis reumatoidea. Los glucocorticoides, el tabaquismo y el consumo de alcohol también inciden en la concentración
plasmática de testosterona. El descenso de la testosterona en sangre se acompaña de disfunción eréctil y DSH, cambios en el estado de ánimo, fatiga crónica, alteraciones del
sueño, descenso de la fuerza muscular, cambios en la distribución de la grasa corporal, descenso de la densidad mineral ósea y regresión de las características sexuales secundarias,
entre otros.23
Los niveles normales de testosterona total son, para los varones, 7.9 ± 2.3 ng/dL o
274 ± 80 pmol/L, y en mujeres de 0.31 ± 0.07 ng/dL o 11 ± 2 pmol/L; aunque es conveniente verificar los niveles de testosterona libre y total. La literatura médica reitera en
diferentes artículos que a menudo la testosterona y sus fracciones no son cuantificadas de
manera adecuada. Para resultados óptimos, la testosterona total (TT) debe ser medida en
la mañana de un “pool” de al menos tres muestras, por radioinmunoanálisis y suelen encontrarse niveles de menos de 7 nmol/L en apenas 5% de la población general. En personas
mayores de 60 años el hipogonadismo varía entre 11 y 36%. La testosterona libre (FT)
necesita diálisis del suero y los niveles menores de lo normal se encuentran en 17% de los
pacientes mayores de 60 años. La testosterona biodisponible es la mejor fracción diagnóstica y los niveles por abajo de lo normal se encuentran en 57% de la población menor de
60 años. Esta última no es sólo la diferencia entre las testosteronas total y ligada a la globulina transportadora, de modo que se necesita un programa especial usado en el laboratorio para encontrar el resultado preciso. Así que, a pesar de ser la medición ideal, la
determinación de la testosterona biodisponible necesita de un método aún inexistente en
muchos laboratorios. Los rangos fisiológicos de testosterona (3 a 10 ng/mL) son más que
suficientes para una función sexual normal; los niveles críticos de testosterona para la
función sexual adecuada en los varones son de aproximadamente 3 ng/mL.
Hay evidencias muy limitadas de los efectos de la administración de testosterona a
varones con o sin problemas sexuales y funcionamiento gonadal normal, aunque un estudio
de O’Carroll y Bancroft demostró que aun los varones con eugonadismo y deseo sexual
hipoactivo, al ser inyectados con ésteres de testosterona, presentaron un aumento significativo de la libido en comparación con los varones que recibieron placebo.24 Es importante considerar que los mecanismos homeostáticos fisiológicos son poderosos y que, en
la medida que se administren andrógenos exógenos en varones con funcionamiento gonadal normal, la producción natural se suprime y la depuración aumenta.
El estradiol aumenta la síntesis de dopamina y melanocortina en el hipotálamo y
estructuras límbicas, en tanto que los andrógenos activan las rutas de óxido nítrico que
facilitan la liberación dopaminérgica. El aumento de deseo sexual de las mujeres en la
etapa periovulatoria y de actividad sexual anticipatoria en los varones puede ser desencadenada por la activación de estos dos sistemas por las hormonas esteroideas.25
En el caso de la testosterona y la función sexual femenina, diversos estudios demuestran que a pesar de que la testosterona ha sido administrada con frecuencia a mujeres con
disfunción sexual —en particular con el síndrome de deseo sexual hipoactivo—, no hay
evidencias suficientes de la asociación entre tales disfunciones y niveles androgénicos
séricos bajos (androstenediona, testosterona total y libre).26 La DHEAS, por otra parte,
Síndromes clínicos que alteran el funcionamiento sexual...• 67
es un marcador un poco más preciso para correlacionar ciertos problemas sexuales femeninos en mujeres menores de 45 años según los estudios de Davis y colaboradores,27 aunque no concluyente.
Según las investigaciones de Dennerstein, las mujeres con menopausia quirúrgica presentan mayores proporciones DSH y trastornos de la excitación y el orgasmo, comparadas
con las mujeres premenopáusicas y menopáusicas desde el punto de vista fisiológico.
Prolactina
La hiperprolactinemia puede ser una de las causas de hipogonadismo y, por tanto, provocar
DSH, además de que la actividad neuroléptica de la prolactina llega a predisponer a la depresión y a la ansiedad. Si bien no todos los casos de hiperprolactinemia están asociados con
DSH, es frecuente encontrar tal disfunción en varones y mujeres con adenomas hipofisarios
—que producen y aumentan los niveles séricos de prolactina— o mujeres lactando.31
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Sistema nervioso y neurotransmisores
Muchas investigaciones sobre deseo sexual se realizan con ratones machos y hembras
debido a las estrechas similitudes fisiológicas que tienen con el ser humano y porque es
factible producir y modelar en ellos de manera intervencionista múltiples procesos fisiopatológicos propios del varón y la mujer.
En estos animales, la presencia de libido se infiere por manifestaciones y conductas
típicas de apetito sexual que ocurren antes y durante la cópula, así como por ciertas
mediciones copulatorias no condicionadas.
Las conductas receptivas son en parte dependientes de estrógenos, progesterona y
ciertas sustancias que se unen a receptores D1 dopaminérgicos, adrenérgicos, gammaamino-butíricos, opioides y oxitocínicos.28
Una idea que ha emergido de los estudios realizados con animales, es que el deseo
sexual está vinculado a una espectativa de “premio” y que tal expectativa fluctúa dependiendo del nivel actual de premiación experimentada. En el caso de varones y mujeres,
los aspectos contextuales como el escenario y entorno son importantes componentes para
que la experiencia sexual sea vivida de manera positiva.
El espacio físico en el que pueden copular y eyacular los ratones macho es crucial en
la formación del “lugar sexual condicionado preferido”, mientras que para las hembras lo
es aquel en donde les es posible controlar el inicio y la frecuencia de la cópula. Tan es así
que tanto los machos como las hembras permanecen significativamente más tiempo en
el lugar en el que consiguieron experimentar tales premios. De modo que el premio para el
ratón macho es eyacular y para la hembra es el control.
La administración sistémica de naloxona, un antagonista de receptores opioides,
durante estudios de entrenamiento a través de la premiación, bloquea la inducción del
“lugar sexual condicionado preferido” tanto en machos como en hembras, lo que sugiere
que la liberación de opioides endógenos (endorfinas) es un elemento crucial en que la
eyaculación y control, sean percibidos como premios.
Los tratamientos con antagonistas de receptores dopaminérgicos no bloquean la inducción del “lugar sexual condicionado preferido”, indicando que la activación de dopamina no es un componente necesario para la percepción de premiación, aunque es requerida
68 • Sexualidad humana
(Capítulo 5)
por los animales para manifestar respuestas condicionadas de apetito sexual y conductas
de búsqueda de parejas y solicitud de cópula.
La disminución de la liberación de dopamina en el núcleo accumbens puede deberse a la liberación de serotonina en el hipotálamo lateral y la lesión experimental de tales
estructuras indica que el primero tiene una función excitatoria durante la excitación
sexual y, el segundo, un papel inhibitorio en la excitación, pero uno excitatorio en la regulación de la eyaculación. La activación de las vías de la oxitocina y la vasopresina por
medio de la premiación sexual, puede resultar ser un componente crítico para la formación de vínculos sociales futuros.
Diversas líneas de estudio describen que el deseo por el sexo se debe a la activación
del sistema dopaminérgico en el cerebro. Algunos estudios de microdiálisis mostraron que
la liberación de dopamina en el área preóptica medial (mPOA) o centro de recompensa
y en el núcleo accumbens en las ratas provoca aumento de conductas que impliquen
recompensa sexual. Asimismo, la inyección de agonistas de los receptores de dopamina,
provocan una disruptiva excitación condicionada. Las lesiones de la amígdala basolateral
(región que manda aferencias de glutamato al núcleo accumbens), disminuye la respuesta operante para reforzadores sexuales secundarios y este efecto puede ser revertido mediante la infusión de anfetamina en el núcleo accumbens.
En ratas macho y hembra hay activación psicomotora anticipatoria y activación del
núcleo accumbens, tegmento ventral, mPOA, amígdala medial y basolateral, núcleos
supraópticos y paraventriculares (zonas relacionadas con la atención, motivación, conducta
sexual y procesos reproductivos), por presentación de un estímulo condicionado. También
hay una activación selectiva de las neuronas que contienen oxitocina y gonadotropina
coriónica, por medio de ciertos olores en machos y hembras, respectivamente, indicando
que los sistemas para el sexo y la reproductividad se activan de manera selectiva.
El estradiol aumenta la síntesis de dopamina y melanocortina en estructuras hipotalámicas y límbicas; en cambio, los andrógenos activan las rutas del óxido nítrico y facilitan la liberación de dopamina.
ETIOLOGÍA
El síndrome de DSH puede tener su origen en una gran variedad de causas biológicas,
psicológicas y diádicas (de pareja), razón por la cual más adelante se explicará cuáles son
los mecanismos que permiten que el deseo sexual exista. A pesar de que se han conducido varios estudios para entender el DSH, sobre todo en mujeres, los resultados no han
sido tan confiables debido a la carencia de rigor metodológico en los estudios. En la actualidad es reconocido como el trastorno sexual más difícil de definir, evaluar y tratar, tanto
en hombres como en mujeres.
Las diversas etiologías se pueden agrupar en biológicas, psicológicas o diádicas (de
pareja), aunque parecería que estas últimas son las más frecuentes. El insomnio, el
sueño insuficiente o poco reparador, pueden afectar de manera negativa el deseo sexual,
así como ciertas deficiencias hormonales, la depresión, la presencia de estrés excesivo
o el síndrome de estrés postraumático. A continuación se resumen las principales causas de DSH:
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Síndromes clínicos que alteran el funcionamiento sexual...• 69
• Los cuadros depresivos provocan, tanto en el hombre como en la mujer, pérdida
de interés en los aspectos placenteros e importantes de la vida (anhedonia),
incluida la sexualidad; se sabe que están relacionados de manera estrecha a la aparición de DSH y otros trastornos sexuales.29 La utilización de antidepresivos para
el trastorno depresivo también puede provocar disfunciones sexuales (incluso
DSH), sobre todo en mujeres de mayor edad, casadas, con nivel académico bajo,
sin empleo y con pocas motivaciones sexuales previas a la aparición de la depresión. Un 70% de los pacientes depresivos medicados reportan trastornos sexuales
a raíz de la medicación.30
• Los conflictos de pareja, caracterizados por ausencia o insuficiencia de intimidad afectiva, desamor, conflictos, luchas de poder, problemas de comunicación e insuficiencia
de tiempo para la convivencia, son a menudo causas de DSH observadas en la clínica.
• En nuestra experiencia con parejas heterosexuales es frecuente observar que el
deseo sexual de la mujer hacia su pareja se vea afectado en la medida en que disminuya la admiración que le tiene, sea cual fuere la fuente de admiración: posición
jerárquica, cualidades como proveedor, seguridad, habilidades intelectuales, capacidad de contención, etc. En tanto que los varones ven disminuido el deseo sexual
hacia su pareja en la medida en que la percibe como represiva en sentido emocional, controladora, impositiva o demasiado maternal.
• Los problemas derivados de una educación sexual restrictiva, culpígena y erotofóbica, o bien de experiencias sexuales negativas o traumáticas (violación, incesto o
abuso sexual).
• Circunstancias de vida relacionadas con pérdidas (laborales, familiares, amorosas,
económicas) y que tengan el potencial de desencadenar depresión.
• Muchas enfermedades y diversos fármacos pueden contribuir a la presencia de
DSH, en particular si causan fatiga, dolor, malestar generalizado o un impacto en la
autoimagen. Mujeres y varones que han sido intervenidos quirúrgicamente pueden
presentar una vivencia castratoria o mutilante de la operación (mama, útero, salpingoclasia, vasectomía, etc.), que impacta de manera negativa en el deseo sexual.
• Otras disfunciones sexuales, tanto de la persona como de su pareja, llegan a desencadenar el DSH (disfunción eréctil, anorgasmia, dispareunia, vulvodinia, eyaculación precoz o alteraciones de la lubricación vaginal).
• Muchos psicofármacos llegan a producir DSH aunque, de manera paradójica, al mejorar o curar cuadros depresivos, fóbicos, obsesivos y psicóticos, quizá propicien que el
deseo sexual emerja después de un periodo de hipoactividad.
• Diversas crisis o etapas del ciclo vital de la persona y la pareja pueden provocar disminución del deseo sexual, aunque muchas de ellas constituyan logros en la vida de
las personas: dejar la familia de origen, jubilarse, envejecer, casarse, embarazarse, ser
padres y así por el estilo.
• Los trastornos hormonales suelen tener impacto en la esfera sexual, ya que el sistema endocrino está íntimamente relacionado al SNC. El hipotiroidismo, la hiperprolactinemia, el hipoandrogenismo, el hiperestrogenismo y el hipoestrogenismo y el
climaterio llegan a desencadenar o agravar el DSH en el varón o la mujer.
• Fármacos como fibratos, antihipertensivos, bloqueadores H2, diuréticos, antiandrogénos, anticonceptivos hormonales, entre otros.
70 • Sexualidad humana
(Capítulo 5)
• El consumo abusivo, crónico de alcohol, drogas de abuso y tabaco, van minando la
salud y con frecuencia ocasionan DSH y otras disfunciones sexuales.
DIAGNÓSTICO
Como ha sido descrito por diversos estudiosos, una de las consecuencias de que haya disponiblidad de fármacos para el tratamiento de la disfunción eréctil (DE), es que la hipoactividad o disminución del deseo sexual en hombres y mujeres —que a veces es la causa
primordial de tal disfunción—, no es diagnosticado ni atendido, lo cual podría explicar la
alta proporción de falla y abandono del tratamiento farmacológico de la DE.
Esto significa que la principal queja sexual en muchos hombres y mujeres es el DSH,
aunque puede acompañarse o enmascararse con una alteración significativa en la calidad
de las erecciones, lubricación vaginal y orgasmos, síntomas tal vez más notorios y llamativos y a los que es factible dar atención casi inmediata utilizando IPDE-5 y lubricantes.
Para evaluar el DSH, tanto en varones como en mujeres, es preciso utilizar un modelo
biopsicosocial e interdisciplinario, que conste de historia clínica médica completa con
exploración física, si se considera necesaria (a menudo realizada por un médico a quien
se le solicita la intercosulta), historia sexual, de la relación de pareja y ciertos exámenes
de laboratorio, a modo de recabar la información necesaria en tres esferas de la vida del
paciente: desarrollo psicosexual, contexto de vida actual y factores médicos.
Quizá en la entrevista inicial con ambos miembros de la pareja, omitan ciertos datos
por el temor de ofender o generar enojo en el cónyuge, razón por la cual suele ser necesario
entrevistar a cada individuo por separado en un momento posterior a fin de investigar los
antecedentes relacionados a parejas sexuales del pasado, de abuso sexual, respuesta sexual
durante la masturbación, desarrollo psicosexual desde la infancia, etc.
En experiencia de la autora de esta sección, el análisis minucioso del motivo de
la consulta, la semiología precisa de los síntomas de cada miembro de la pareja y de la
pareja como un sistema (constituido por dos personas, la dinámica a través de la cual se
relacionan y su medio), a través de una entrevista abierta, profunda, basada en la estructura, la cordialidad, la empatía y la conciencia de las múltiples posibilidades etiológicas,
son el comienzo de una atención eficiente.
Los datos “clave” que deben obtenerse durante la entrevista de la pareja y de cada miembro por separado son:
• Una explicación en sus propias palabras de la problemática sexual que los lleva a
consulta.
• La duración de dicha problemática y si es primaria, secundaria, global, selectiva o parcial.
• El contexto del (de los) problema(s) sexual(es).
• Calidad de la intimidad afectiva y emocional de la pareja.
• Calidad erótica de la relación de pareja.
• Contexto de los encuentros sexuales (privacía, anticoncepción, prevención de
enfermedades de transmisión sexual, etc.).
• Calidad de la comunicación erótica en pareja.
• Reacción de cada uno ante la problemática en cuestión.
• Tipos y eficacia de tratamientos utilizados en el pasado.
Síndromes clínicos que alteran el funcionamiento sexual...• 71
• Calidad y duración de relaciones erótico-afectivas del pasado.
• Presencias de traumas emocionales, duelos, pérdidas y estatus emocional actual.
• Antecedentes de abuso sexual, físico y emocional y estatus emocional y físico actuales.
Las herramientas “rápidas” con las que se cuenta hoy en día quienes abordan la medicina
y terapia sexuales, suelen ser escasas y de utilidad relativa en los casos de DSH, aunque
orientadoras si se acompañan de una entrevista. En el capítulo 14 de este libro, se describen algunos instrumentos climimétricos de uso clínico.
DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL
Es importante diferenciar el DSH del trastorno por aversión al sexo, que consiste en aversión extrema, persistente o recidivante hacia, y con evitación de, todos (o prácticamente
todos) los contactos sexuales genitales con una pareja sexual.
La alteración provoca malestar acusado o dificultades en las relaciones interpersonales. El trastorno sexual no se explica mejor por la presencia de otro desorden (excepto
otro trastorno sexual).
La persona con DSH se diferencia de la persona con aversión al sexo por el hecho de
que, si bien no está receptiva hacia el erotismo y lo ejerce poco, no llega a la aversión, que
además de la conducta evasiva, se caracteriza por hiperactivación autonómica.
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TRATAMIENTO
De todos los síndromes de disfunción sexual en varones y mujeres, el DSH tal vez sea el
más complejo de tratar en el consultorio del terapeuta sexual debido a la gran cantidad
de etiologías individuales y vinculativas, biológicas y psicológicas que lo pueden desencadenar y por la estructura interdisciplinaria que con frecuencia hay que utilizar para su
atención integral y eficiente. Además, muchos pacientes tienen la expectativa errónea de
que un fármaco milagroso, unas cuantas intervenciones terapéuticas, el poder de la voluntad
y la modificación de ciertas conductas o creencias de la pareja, resolverán la problemática
con rapidez y, al no cumplirse, abandonan el tratamiento con mejorías mínimas o nulas o bien
avances ficticios que pronto desaparecen.
Como se ha considerado a lo largo de este capítulo, es importante tener claro el tipo
de DSH en cuestión, tanto en términos de temporalidad como de situacionalidad, ya que
tales características son muy orientadoras con respecto a las etiologías de presunción más
comunes y lógicas. Por otra parte, es muy importante considerar que el “paciente” está
constituido por la persona que presenta DSH, la pareja, el vínculo y las dinámicas de
relación que han establecido, de modo que el clínico deberá centrarse en estos elementos
como una unidad constituida por varias subunidades en interacción.
En opiniónde la autora de esta sección, es frecuente que quien solicita la atención
sexológica especializada no sea la persona con DSH, sino su pareja o bien la persona con
DSH preocupada y cansada de los reclamos, estrés y conflictos añadidos que la disfunción genera en la pareja.
72 • Sexualidad humana
(Capítulo 5)
Por supuesto, se requiere de una cantidad suficiente de voluntad y motivación por
parte de ambos miembros de la pareja para acudir a las consultas y actuar en favor de la
solución de la problemática sexual, llevando a cabo las prescripciones y accediendo a
aportar todos los datos posibles, así como a la realización de los estudios de laboratorios
que se requieran o las interconsultas necesarias, para un diagnóstico preciso.
Intervenciones psicoterapéuticas personales y de pareja
Estas técnicas e intervenciones tienen como objetivos principales los que se mencionan a
continuación:
• Antes que nada, no causar más daño.
• Reconocer las parejas como candidatas o no candidatas a terapia sexual o conyugal
y plantearles alternativas terapéuticas.
• Normalizar a cada miembro de la pareja.
• Disminuir, paliar o eliminar las culpas.
• Fomentar la asunción de responsabilidad de conductas y sentimientos eróticos y no
eróticos en cada miembro de la pareja.
• Alentar y favorecer el bienestar sexual.
• Contribuir a que cada persona obtenga más placer de la vida en general.
• Fomentar el esparcimiento, la tranquilidad y la armonía personales y conyugales.
• Fomentar la realización personal.
• Construir o reconstruir los límites.
• Propiciar la construcción de redes sociales de apoyo para cada miembro de la pareja
y para la pareja como unidad.
• Lograr que cada persona conozca y reconozca el propio cuerpo, como propio y
con características tanto únicas como comunes.
• Mejorar la autoestima de cada miembro de la pareja.
• Mejorar la calidad del vínculo afectivo de la pareja.
• Resolver, paliar, desarticular, minimizar o prevenir los conflictos de pareja.
• Fomentar o recuperar la asertividad y la confianza mutua.
• Mejorar la comunicación erótica y no erótica en la pareja.
• Contruir o reconstruir la complicidad.
• Construir o reconstruir los objetivos comunes eróticos y no eróticos.
• Identificar y atender otras posibles disfunciones sexuales coexistentes.
Existen diversas técnicas terapéuticas que pueden utilizarse para la atención del DSH,
como la terapia cognitivo-conductual, cuya función es reestructurar a nivel cognitivo las
falsas creencias y los mitos con respecto a la sexualidad, por lo que la persona deberá realizar cambios conductuales hacia el sexo y el erotismo, fundamentados en cambios de
creencia.31 Esta técnica puede resultar útil cuando la persona presenta DSH por tener
conflictos con la autoimagen y se vive como poco sensual, atractiva o desagradable ante
los ojos de la pareja.
La utilización de técnicas de focalización o “placerización” sensoriales, sin exigencia coital, suele generar un reacercamiento físico y emocional de los miembros de la pareja que se
encontraban alejados por DSH. Es una técnica que consiste en que los cónyuges se acaricien
Síndromes clínicos que alteran el funcionamiento sexual...• 73
desnudos, de manera sensual y por turnos, con la intención de excitarse, incluyendo en un
inicio todas las partes del cuerpo con excepción de los genitales (focalizacion sensorial I).
El cónyuge que recibe las caricias debe centrarse en las sensaciones placenteras que
experimenta, además de descubrir nuevas zonas corporales potencialmente erógenas, procurando explicar a su pareja cuáles son más placenteras y, como tales, solicitarlas sin reparo
alguno. La persona que está dando las caricias, debe obedecer las peticiones (amables y no
como exigencias) de quien está recibiéndolas y centrarse en la satisfacción de su pareja. A
través de esta técnica, ambos mejorarán su comunicación erótica, aprender a dar y recibir
(afecto, estímulos placenteros y sensuales, etc.), recuerdan o descubren las zonas sensibles y
estimulables de su propio cuerpo y el de la pareja y, con frecuencia, sobre todo después de
varias repeticiones, logran excitarse en sentido sexual y recobran su deseo sexual.32
La utilización de técnicas específicas para incrementar la eficiencia de la comunicación
erótica y general de los miembros de la pareja es una útil herramienta para desarrollar empatía, aclarar malos entendidos, resolver conflictos y llegar a nuevos acuerdos. Consisten
básicamente en lograr que el mensaje que se quiere transmitir, llegue al receptor sin ofenderlo ni avergonzarlo, con la mayor cantidad de datos útiles, para lo cual se pide a las
parejas que hablen en primera persona (“creo”, “siento”, “me gustaría”, “preferiría”, “pienso”,
“descubrí”, etc.) y por turnos, para que ambos puedan expresarse, ser escuchados y entendidos sin interrupciones ni descalificaciones mutuas.
Intervenciones médicas
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Las intervenciones médicas persiguen los siguientes objetivos:
• Antes que nada, no causar más daño.
• Conocer el estado de salud general de cada miembro de la pareja.
• Orientar y canalizar de manera adecuada a los miembros de la pareja para la atención
oportuna y adecuada de las enfermedades preexistentes.
• Descubrir patologías que puedan estar desencadenando el DSH (ver la sección de
etiología).
• Dar la atención específica (paliativa o curativa) a través de nuestra intervención o
por medio de la intervención interdisciplinaria a cada nuevo diagnóstico médico.
• Mejorar el estado de salud física general de cada miembro de la pareja.
• Prevenir patologías que puedan generar o empeorar el DSH.
• Reconocer, sustituir o suspender los fármacos vinculados con el DSH.
• Identificar y atender otras posibles disfunciones sexuales coexistentes.
FOBIA Y AVERSIÓN SEXUAL
INTRODUCCIÓN
La fobia sexual es el temor persistente, recurrente e irracional, asociado al deseo compulsivo, de evitar sensaciones o experiencias sexuales y el individuo reconoce este miedo
74 • Sexualidad humana
(Capítulo 5)
como no racional o excesivo. Los pacientes fóbicos quizá evitan por completo el sexo o
son selectivos en su conducta evitativa y ansiosa hacia determinadas facetas de la sexualidad, como los órganos genitales en sí, los fluidos y sus olores propios, a penetrar o ser
penetrados, al orgasmo, a ser vistos desnudos, a la masturbación, al embarazo, al sexo oral,
etc. Hay quienes nunca experimentan la actividad sexual en pareja a lo largo de su vida
y además llegan a desarrollar o presentar co-morbilidad con verdaderas fobias sociales
provocando que la calidad de vida de la persona y de su pareja se deteriore o que, en el
caso de no tener pareja, dificulta mucho establecer una relación de este tipo.
DEFINICIÓN
Según el Diccionario de la Lengua Española, la palabra “aversión” proviene del latín y significa “rechazo o repugnancia frente a alguien o algo” y sus sinónimos son “antipatía”,
“manía” y “repulsión”. En cuanto a la palabra “fobia”, proviene del griego y significa
“temor a algo o alguien” y sus sinónimos son “aborrecimiento”, “aversión”, “repugnancia”
y “temor”.
CLASIFICACIÓN
Según el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, en su cuarta edición
(DSM-IV), la fobia sexual es clasificada dentro de los trastornos de ansiedad, en el subinciso de fobia específica (animal, ambiental, situacional, etc.), en tanto que la aversión
sexual se clasifica entre los trastornos sexuales y de la identidad sexual, como subcategoría de los trastornos del deseo sexual, junto al deseo sexual hipoactivo.
Las características que se listan para definirlo son: a) temor acusado y persistente que
es excesivo o irracional, desencadenado por la presencia o anticipación de un objeto o
situación específicos (p. ej., volar, precipicios, animales, administración de inyecciones,
visión de sangre). b) La exposición al estímulo fóbico provoca casi de manera invariable
una respuesta inmediata de ansiedad, que puede tomar la forma de una crisis de angustia
situacional o más o menos relacionada con una situación determinada. c) La persona reconoce que este miedo es excesivo o irracional. d) La(s) situación(es) fóbica(s) se evitan
o soportan a costa de una intensa ansiedad o malestar. e) Los comportamientos de evitación, la anticipación ansiosa, o el malestar provocados por la(s) situación(es) temida(s)
interfieren de manera acusada con la rutina normal de la persona, con las relaciones laborales (o académicas) o sociales, o bien provocan un malestar significativo desde el punto
de vista clínico. f) En los menores de 18 años la duración de estos síntomas debe haber
sido de 6 meses como mínimo. g) La ansiedad, las crisis de angustia o los comportamientos de evitación fóbica asociados con objetos o situaciones específicos no se explican mejor
por la presencia de otro trastorno mental, como un trastorno obsesivo-compulsivo (p. ej.,
miedo a la suciedad en un individuo con ideas obsesivas de contaminación), trastorno por
estrés postraumático (p. ej., evitación de estímulos relacionados con un acontecimiento
muy estresante), trastorno de ansiedad por separación (p. ej., evitación de ir a la escuela),
fobia social (p. ej., evitación de situaciones sociales por miedo a que resulten embarazosas), trastorno de angustia con agorafobia o agorafobia sin historia de trastorno de angustia.
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Síndromes clínicos que alteran el funcionamiento sexual...• 75
Algunos tipos de fobias son: animal, ambiental (p. ej., alturas, tormentas, agua), sangreinyecciones-daño, situacional (p. ej., aviones, ascensores, recintos cerrados). También están
aquellos que implican la evitación fóbica de situaciones que pueden provocar atragantamiento, vómito o adquisición de una enfermedad; en los niños, evitación de sonidos intensos
o personas disfrazadas.
Cuando el síntoma fóbico (sexual o no sexual), aparece con claridad, el diagnóstico
es hasta cierto punto claro, pero no lo es tanto en el llamado trastorno fóbico de personalidad o trastorno de la personalidad por evitación, cuyas características son, según el
DSM-IV: patrón general de inhibición social, sentimientos de inferioridad e hipersensibilidad a la evaluación negativa, todo lo cual inicia al principio de la edad adulta y ocurre
en diversos contextos, como lo indican cuatro (o más) de las siguientes características: 1)
evita trabajos o actividades que impliquen un contacto interpersonal importante debido
al miedo a las críticas, la desaprobación o el rechazo; 2) es reacio a implicarse con la gente
si no está seguro de que va a agradar; 3) demuestra represión en las relaciones íntimas
debido al miedo a ser avergonzado o ridiculizado; 4) está preocupado por la posibilidad
de ser criticado o rechazado en las situaciones sociales; 5) se halla inhibido en las situaciones interpersonales nuevas a causa de sentimientos de inferioridad; 6) se ve a sí mismo
como inepto en el ámbito social, personalmente poco interesante o inferior a los demás;
7) es muy reacio a correr riesgos personales o a implicarse en nuevas actividades debido
a que quizá le resulten comprometedoras.
A menudo su entorno social está muy restringido porque ellos mismos no fomentan
su desarrollo. Se hallan ávidos de las relaciones interpersonales, el afecto, la aceptación y
no las rechazan, pero a la vez se sienten incapaces de relacionarse. La timidez llega a
alcanzar niveles patológicos en estas personas, con frecuencia se sonrojan, se bloquean y
quizá sufran crisis de angustia en una reunión social. Cuando esto ocurre llegan a desarrollar
un trastorno psicopatológico aún más incapacitante llamado fobia social. Un rasgo típico
es su tendencia hacia la huida (de las relaciones de pareja, de la relación sexual, de la vagina, del pene, del tratamiento, etc.). También se ha observado como mecanismo contrafóbico al paciente que, para vencer la fobia, arremete contra su dificultad.
ETIOLOGÍA
Existen distintas hipótesis para explicar la razón de las fobias, pero casi todas dan una respuesta parcial al problema y, al igual que las diferentes terapias, en muchos casos es factible complementarlas. Se han propuesto dos teorías: la primera se centra en las bases
bioquímicas de la fobia y la segunda propone la influencia del ambiente que rodea a la
persona fóbica
Teorías biológicas
Una línea de investigación actual se centra en los aspectos biológicos de las fobias.
Algunos han propuesto centrarse en la amígdala, una pequeña estructura del cerebro responsable de regular la cantidad de miedo que una persona puede llegar sentir. Todos sentimos miedo de la misma forma, pero no con la misma intensidad.33
76 • Sexualidad humana
(Capítulo 5)
De hecho, en estudios de neuroimagen, la amígdala parece activada en diversas condiciones psicopatológicas, sobre todo en el síndrome de estrés postraumático.34 En este
aspecto está implicado el umbral de ansiedad de cada persona, es decir, quizá exista una
predisposición genética y temperamental, pero si no se sufre una experiencia traumática
tal vez el individuo nunca desarrolle fobia alguna.
Teorías sociales
Teoría conductista
El conductismo analiza la fobia desde el punto de vista del aprendizaje. John B. Watson,
uno de los psicólogos estadounidenses más importantes del siglo XX —conocido por
haber fundado la escuela psicológica conductista—, estudió el ajuste de los organismos a
sus ambientes, de modo específico los estímulos particulares que llevan a los organismos
a emitir sus respuestas. La mayor parte del trabajo de Watson era comparativo, sus acercamientos estaban influenciados en gran manera por el trabajo del fisiólogo ruso Ivan
Pavlov. El acercamiento de Pavlov enfatizaba la fisiología y la función de los estímulos
para producir respuestas condicionadas, con lo que asignó la mayoría o todas las funciones a distintos reflejos.35
Teoría psicoanalítica
Freud pensaba que los trastornos de la ansiedad, incluyendo las fobias, resultaban de conflictos inconscientes que se desarrollaban durante los primeros años de la niñez y que no
se habían resuelto, desde el conocido complejo de Edipo, en el cual el hijo ve en la madre
su primer objetivo amatorio, pero conforme crece, observa a su padre, figura dominante
y autoritaria que le aleja de su madre y es su competidor. Al final gana el padre, quien
reprime el deseo del hijo, mismo que no supera esa represión y bastará un momento concreto en el que la persona sufra una ansiedad desmedida para desencadenar una fobia.36
El psicoanálisis más tradicional sostiene que es imposible “aprender” una fobia; sin
embargo, en la práctica clínica es frecuente ver que si un niño crece con un padre o una
madre que sufran de algún rasgo fóbico (hacia la sexualidad, alturas, multitudes, penetración o en relación con objetos animados e inanimados, como genitales, arañas o perros),
es factible desarrollar una estructura fóbica, no porque le sea inculcada, sino tras aprenderse un mal manejo de la ansiedad
Lo cierto es que hasta la fecha ninguna teoría explica por completo el origen de las
fobias. Todavía se desconoce por qué no se desarrolla con igual facilidad fobia, aversión o
miedo a algo universalmente bello como una flor, pero sí hacia un pequeño ratón. El psicoanálisis explica ciertas fobias también como manifestación del temor a la castración,
con la característica de que a través de ellas, el temor es exteriorizado y hasta confesado.
Sobre una fobia infantil se va estructurando la fobia del adulto y las situaciones peligrosas son reavivadas de manera permanente en épocas ulteriores, de modo que la castración
se actualiza bajo diferentes formas.
Para Lacan,37 la fobia en el adulto requiere el precedente de una castración simbólica defectuosa, pues falla la función paterna, es decir, una falta de estructuración simbólica
del deseo edípico. La fobia expresaría así, de manera ambigua, tanto el deseo como el
Síndromes clínicos que alteran el funcionamiento sexual...• 77
temor a la castración. El individuo fóbico tiene miedo, según Etinger, de olvidarse de que
tiene miedo,38 tal aspecto es cardinal y debe ser tomado en cuenta porque que el paciente desea y teme al mismo tiempo, se asoma y huye, desea curarse pero teme el alivio,
anhela la penetración o el orgasmo pero siente miedo ante lo que pudiera ocurrirle.
DIAGNÓSTICO
Los pacientes con fobia o aversión sexual suelen llegar al consultorio del terapeuta sexual
por su propia iniciativa o bien, cuando a pesar del trastorno han establecido un vínculo
de pareja estable, por iniciativa de la pareja. Al realizar el interrogatorio por lo general
se evidencia que la queja del paciente consiste en la aversión persistente o recurrente y
la evitación de cualquier contacto sexual genital con la pareja o bien de las graves dificultades en relacionarse personalmente por temor al mismo contacto. A menudo también
sucede que hay quejas de múltiples fracasos amorosos por la misma razón.
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EPIDEMIOLOGÍA
Las fobias y en particular la fobia social, es un trastorno grave y muy difundido, que ocasiona angustia y discapacidad significativa en un amplio espectro de grupos demográficos. Se la considera la tercera enfermedad psiquiátrica en importancia y es uno de los
trastornos de ansiedad mas generalizados. De modo característico, la fobia comienza a
mediados de la adolescencia, una etapa en la que es probable que ocasione el mayor daño
al desarrollo psicológico, a la formación de relaciones y al establecimiento de metas de
vida. Aumenta su prevalencia en individuos solteros, divorciados y separados. Los factores de riesgo son difíciles de identificar, aunque la separación temprana de los padres,
antecedentes familiares y una enfermedad psiquiátrica materna parecen ser elementos
predisponentes.39
El trastorno de aversión o fobia sexual se da de manera ocasional en hombres y con
mucha más frecuencia en mujeres. Se quejan de ansiedad, miedo o disgusto en relación
con las situaciones sexuales. Quizá sea un trastorno que exista desde el comienzo de la
vida sexual de la persona (primario) o adquirido (secundario), global (que se presenta en
todas las circunstancias y con cualquier pareja) o selectivo (con una pareja o en una circunstancia específicas). En el caso de que sea una fobia o aversión sexual secundaria, el
clínico debe hacer una semiología minuciosa para determinar cuáles factores determinaron su aparición (agresión o violencia sexual y síndrome de estrés postraumático, dispareunia, etc.); si se trata de una fobia sexual selectiva, también tendrá que investigar cuáles
son las situaciones y personas con las que la fobia se presenta y por qué.
TRATAMIENTO
El abordaje terapéutico ideal del paciente con fobia sexual es en etapas, cada una de ellas
con distintas dificultades y la cual permite determinadas intervenciones y otras no, en la
78 • Sexualidad humana
(Capítulo 5)
medida que aumente el umbral de la angustia del paciente. Una fase fundamental de todo
tratamiento, sea psicoterapéutico o sexológico, es crear una alianza de trabajo que consiste en la creación del vínculo terapéutico mientras el paciente fóbico corrobora cuán amenazante o confiable le resulta el terapeuta. En este sentido, cabe esperar que el paciente
someterá a prueba al clínico de manera constante sin dejar nada por revisar: las condiciones del contrato, el encuadre, la personalidad y hasta el género del terapeuta. Es un
paciente que, al enfrentar al profesional de la salud, experimentará amenazas de encierro
y de abandono y desde la primera entrevista el terapeuta será tanto un objeto protector
como peligroso.
Terapia de exposición
Es una de las variantes de psicoterapia que ha demostrado mayor efectividad en el tratamiento de las fobias específicas.
Se trata de un tipo de terapia conductual desarrollada originalmente por Joseph
Wolpe. En ella, el psicoterapeuta desensibiliza al paciente del estímulo fobígeno mediante una exposición programada, gradual y progresiva al mismo. Sería comparable a las desensibilizaciones que se utilizan en el tratamiento de las alergias —en las cuales se inyectan
al paciente pequeñas cantidades de alergenos (sustancia que desencadena la alergia) en
forma repetida hasta que el organismo del individuo puede lidiar con ellos—.
Según esta corriente terapéutica el paciente aprende (concepto de aprendizaje) a volverse fóbico a algún objeto o situación en particular y, en consecuencia, puede reaprender a
perder el miedo al emplear la técnica apropiada. Asimismo, se le enseñan distintas técnicas para controlar la angustia y ansiedad desencadenada ante la exposición al estímulo
que provoca fobia (por. ej. técnicas de relajación o control respiratorio).40, 41
Desensibilización sistemática
Es una técnica similar a la anterior, con la gran diferencia de que se utiliza la imaginación
en lugar de la exposición. La desensibilización sistemática fue desarrollada en la década
de 1950-1959 por el terapeuta conductual Joseph Wolpe. La desensibilización sistemática es un tratamiento efectivo para combatir fobias clásicas, miedos crónicos y reacciones
de ansiedad interpersonal. Está especialmente indicada para inhibir ansiedades activadas
por estímulos que no tienen una respuesta manifiesta apropiada. Su objetivo es volver a
enseñar a responder sin miedo.
La desensibilización sistemática requiere tres condiciones: 1) saber relajarse mediante la técnica de relajación progresiva. 2) Creación, a través del discurso del terapeuta, de
una serie gradual de situaciones de práctica que producen ansiedad a la que llamamos
“jerarquía”. Las situaciones pueden practicarse en la imaginación o en la realidad (o bien
comenzar en la imaginación para terminar en la realidad). 3) Recorrer las situaciones graduadas relajándose en cada una y dominándola antes de pasar a la siguiente.
Al paciente se le hace imaginar que se va exponiendo en forma paulatina y programada ante el estímulo fobígeno. Tanto en este tipo de técnica como en la anterior, ante
la aparición de angustia o ansiedad se detiene la exposición real o imaginaria y se inicia de
nuevo el proceso de desensibilización una vez que el paciente ha logrado recuperarse del
malestar. Paso a paso y de manera gradual, el paciente cada día llega un poco más lejos
en su recuperación y se acerca poco a poco al estímulo o situación que le produce fobia.
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Síndromes clínicos que alteran el funcionamiento sexual...• 79
Terapia cognitiva
La terapia cognitiva deriva de los descubrimientos del psiquiatra estadounidense Aaron
Beck sobre que los trastornos psicológicos provienen en gran parte (aunque no de manera exclusiva) de maneras erróneas de pensar o interpretar los acontecimientos que vive
una persona. Tales pensamientos e interpretaciones se convierten en formas estereotipadas y rígidas de valorar los acontecimientos, la propia conducta y a uno mismo.43
La terapia cognitiva es un proceso de resolución de problemas basado en una experiencia de aprendizaje. El paciente, con la ayuda y colaboración del terapeuta, aprende a
descubrir y modificar los pensamientos e ideas que lo hacen sufrir. La meta inmediata
consiste en modificar la predisposición sistemática del pensamiento a producir ciertos
sesgos cognitivos (distorsiones cognitivas). Las personas que sufren un trastorno mental
filtran su experiencia a través de tres clases de distorsiones cognitivas:
1) sobre sí mismo, 2) sobre el entorno vital y 3) sobre el futuro.
La teoría de la terapia cognitiva sostiene que la percepción y la estructura de las
experiencias de una persona determinan sus emociones y conductas, es decir, que las conductas son producto de las emociones que la percepción de las cosas y eventos, generan
en el individuo. Esas estructuras organizadas de la experiencia conforman los esquemas,
los cuales se refieren a creencias que predisponen al paciente a una vulnerabilidad psicopatológica (a contraer, por ejemplo, una depresión); tales creencias conforman una especie de “reglas abstractas” que comienzan a guiar su conducta. La psicoterapia cognitiva
tiene como fin detectar y modificar esas reglas abstractas, con el objetivo de hacer menos
vulnerable al individuo a padecer ese trastorno emocional.
Los esquemas entonces son estructuras cognitivas profundas que contienen las reglas
básicas para escoger, filtrar y codificar la información que proviene del entorno. Son
aprendidos y en ocasiones se derivan de experiencias infantiles, reglas familiares o actitudes de los padres o los compañeros; la persona entonces desarrolla estructuras cognitivas
que canalizan su experiencia del mundo y de sí misma. Las diferentes estructuras psicopatológicas no presuponen el mismo abordaje terapéutico; este hecho —que es bien
conocido en el campo de las psicoterapias de orientación psicoanalítica y en las conductuales—, es válido también para las terapias sexuales. El paciente fóbico, dadas sus características de ser alguien que está siempre a punto de irse, en viaje permanente, plantea
dificultades particulares que muchas veces no llegan a evidenciarse debido a un aspecto
nuclear en el curso del tratamiento: la frecuente deserción.
La fobia se presenta como una estructura defensiva construida sobre una serie de evitaciones, prohibiciones y precauciones ante determinados objetos o situaciones cuya
proximidad despierta angustia. Es importante recordar que el paciente mantiene un cierto estado de equilibrio gracias a (o a pesar de) las defensas que ha construido, de modo
que la razón por la que acude a consulta a menudo es porque se percata de que los demás
se casan y él no, cuando su pareja amenaza con dejarlo o surgen presiones sociales y, por
supuesto, debido a las disfunciones sexuales en sí.44
Como ya se mencionó en el subtítulo de Tratamiento, una manera eficaz de abordar
la terapia para un paciente con características fóbicas es en etapas, cada una de las cuales
presenta distintas dificultades. Una fase crucial es el establecimiento de la alianza terapeuta-paciente.45 Hay casos en los que la aversión sexual es tan marcada que les impide
80 • Sexualidad humana
(Capítulo 5)
tocarse o besarse, con lo que configura un clásico paradigma de complementación disfuncional, de modo que logra mantener el equilibrio durante años.
Tratamiento farmacológico
La evolución de la psicofarmacología en los últimos años ha permitido contar con una
nueva posibilidad de abordaje de los cuadros fóbicos, los trastornos obsesivos compulsivos
y las crisis de angustia, aunque no siempre será posible, imprescindible o conveniente su uso
en el curso de una psicoterapia sexológica. Para ciertos cuadros de fobia y aversión sexual,
la medicación prescrita incluye a clorimipramin, inhibidores selectivos de recaptura de serotonina (ISRS; fluoxetina, paroxetina, sertralina) combinados a veces con alprazolán o clonacepam, o bien venlafaxina, inhibidor dual de recaptura de serotonina y noradrenalina.46
La pregabalina es un compuesto relativamente nuevo desarrollado para los trastornos de
ansiedad y ha sido utilizado en casos de fobia social. En las fobias, trastornos de angustia y
trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) que presenten alteraciones en la función o en las
conductas sexuales (en este caso también se intenta su uso en las parafilias) se pueden indicar los ISRS (o la clorimipramina, en otros casos) conociendo en estos casos, al igual que con
los inhibidores de la monoaminooxidasa (IMAO), que pueden dar retardo orgásmico, disminución de la libido o disfunción eréctil, también están disponibles ahora los NaSSA (del
inglés noradrenergic and serotonergic selective antidepressant).
Terapia virtual real
La terapia virtual real (o VRT, por sus siglas en inglés), representa una nueva alternativa de tratamiento para, sobre todo, casos de fobia social Esta novedosa técnica, basada
en la exposición virtual, puede ser una alternativa diferente a las técnicas de exposición
estándar y parece tener ventajas significativas en permitir la exposición del paciente a
distintas circunstancias u objetos que le resultan aversivos. Se requiere de un software
y una computadora personal que corra videos de las circunstancias que el paciente necesite desensibilizar. 46
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Disfunciones
y trastornos sexuales
DISFUNCIÓN DE LA EXCITACIÓN SEXUAL DE LA MUJER
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Iván Arango de Montis
Durante mucho tiempo se ha considerado a la excitación como un fenómeno relacionado de manera directa con los procesos fisiológicos propios de la excitación como, por
ejemplo, la vasocongestión genital, lubricación, erección de los pezones, enrojecimiento
de la piel (es decir, signos de excitación en el cuerpo).
Sin embargo, hay un número importante de mujeres que vinculan la “excitación” con
un fenómeno subjetivo en el cual se perciben excitadas en el aspecto mental, fenómeno
que va más allá de la excitación fisiológica (es decir, fenómenos relacionados a un estado
de hiperactivación autonómica) y que ya hace algún tiempo fue referida por Bancroft
como “excitación central” (central, por considerarla como un fenómeno de integración
subjetiva a nivel del sistema nervioso central).
De hecho, en el escenario clínico, cuando se presenta una mujer a consulta quejándose de dificultad para alcanzar la excitación, hace referencia al impedimento en cuanto
a la percepción de la excitación subjetiva, mental o central.1
EVOLUCIÓN DEL DIAGNÓSTICO
En el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, 4a edición (DSM-IV-TR),
las consideraciones o criterios para hacer el diagnóstico de “trastorno de la excitación
sexual” en la mujer se definen como “una incapacidad persistente o recurrente para obtener o mantener la respuesta de lubricación y tumefacción genital durante la excitación y
hasta la terminación de la actividad sexual. El trastorno genera un marcado malestar personal o dificultad interpersonal. El diagnóstico se realiza cuando el trastorno no ocurre en
el curso de otro trastorno del Eje I y cuando no se debe a los efectos directos de alguna
sustancia o a una enfermedad médica”. 2
83
84 • Sexualidad humana
(Capítulo 6)
En el 2000 se realizó un consenso global y el trastorno en cuestión fue definido
como: “la incapacidad persistente o recurrente para alcanzar o mantener una excitación sexual suficiente, que genera malestar personal y que puede ser expresada como
una falta de excitación subjetiva, genital (lubricación/tumefacción) u otras respuestas
somáticas”. 3
En 2003, durante la Segunda Consulta Internacional en Medicina Sexual, se realizaron modificaciones sustanciales a las propuestas previas en vista de la observación de que
la excitación subjetiva no siempre correlaciona con la congestión genital y a partir de
entonces se estableció una subdivisión del trastorno en tres categorías: 4, 5
1. Trastorno de la excitación subjetiva: definido como “la ausencia o disminución marcada de sensaciones de excitación sexual (excitación y placer sexual) después de
cualquier tipo de estimulación sexual. La lubricación u otros signos de respuesta
física sí se presentan”.
2. Trastorno de la excitación sexual genital: definido como “molestia por la ausencia o
disminución de la excitación sexual genital. El autoinforme quizá incluya mínima
congestión vulvar o lubricación vaginal después de cualquier tipo estimulación
sexual, así como la reducción de sensaciones sexuales proporcionadas por las caricias a los genitales. La excitación sexual subjetiva sí se presenta con la estimulación
sexual no genital”.
3. Trastorno combinado de la excitación genital y subjetiva: definido como “la ausencia o disminución marcada de sensaciones de excitación sexual (excitación y placer
sexual) después de cualquier tipo de estimulación sexual así como la queja por la
ausencia o disminución de la excitación sexual genital (congestión vulvar/lubricación vaginal)”.
TRASTORNO DE LA EXCITACIÓN SEXUAL PERSISTENTE
En el consenso del 2003 se hizo referencia a una condición clínica descrita pero ausente
en las clasificaciones internacionales y se recomendó su consideración e inclusión en las
propuestas clasificatorias. Se le nombró “trastorno de la excitación sexual persistente” y
fue definido como: “la ocurrencia de excitación sexual (hormigueo, palpitaciones, pulsaciones) de manera intrusiva, espontánea y no deseada en ausencia de interés o deseo
sexual. Típica, pero no invariable, cualquier percepción de excitación subjetiva es percibida como displacentera. La excitación se alivia con uno o más orgasmos y las sensaciones de excitación persisten por horas o días”.
Hasta el momento se desconoce la prevalencia de esta condición y hasta ahora las
hipótesis relacionadas a su fisiopatología son: 1) cambios neurológicos a nivel del sistema
nervioso central, 2) cambios neurológicos periféricos, 3) cambios vasculares, 4) presión
mecánica sobre estructuras genitales, 5) cambios relacionados al uso de medicamentos,
6) cambios psicológicos o una combinación de las cinco consideraciones previas.
Evidentemente, el trastorno de la excitación sexual persistente es una condición poco
documentada y comprendida; sin embargo, en los distintos foros de referencia y discusión
de condiciones clínicas se considera su referencia y estudio.
Disfunciones y trastornos sexuales • 85
PREVALENCIA
La mayoría de los estudios se han concentrado en la descripción de la prevalencia de la
disfunción en la excitación genital y no sobre las otras categorías reconocidas. En los
reportes se observa un rango amplio en la prevalencia, variabilidad que se explica en
función de las distintas metodologías utilizadas. Se mencionan prevalencias que van de
6 a 49%; sin embargo, la mayoría de los reportes oscila entre 13 y 24%.6 Parece que la
prevalencia del trastorno de la excitación en la mujer se incrementa con la edad, con un
pico después de los 50 años, cerca de 25% de los casos de 50 años o más refieren disfunción en la lubricación, mientras que lo informan 6 a 11% de las mujeres en el grupo
de 18 a 49 años.7
FISIOPATOLOGÍA
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Factores biológicos
La lubricación y la tumefacción o congestión genital son procesos fisiológicos que descansan
en la integración adecuada de procesos vasculares, neurológicos y hormonales. Cualquier
condición que interfiera con la integración adecuada de tales dimensiones puede interferir
en las distintas dimensiones de la fase de excitación en la mujer.
Así pues, es indispensable la adecuada estrogenización para la lubricación, de ahí que exista una correlación entre la transición menopáusica y los trastornos de la excitación genital.
De la misma manera, existen distintas condiciones médicas que llegan a interferir con
la excitación genital, por ejemplo, la diabetes mellitus (cuando implica el desarrollo de
neuropatía diabética o complicaciones vasculares que resultan del deterioro endotelial) o
condiciones neurológicas que afectan el sistema nervioso autónomo.
Distintas intervenciones médicas presentan la posibilidad de interferir con la integración de la fase excitatoria: procedimientos quirúrgicos, la terapia a base de radiación para el
tratamiento de padecimientos neoplásicos a menudo lesiona tejidos, fibras nerviosas o vasos
sanguíneos. Las infecciones recurrentes del tracto urinario también llegan a alterar la respuesta excitatoria en la medida en que el proceso infeccioso se asocie con irritación y dolor.
Factores psicosociales y dependientes del contexto
A continuación, en el cuadro 6-1, se listan los principales factores psicosociales y de contexto que afectan la excitación sexual femenina.
TRATAMIENTO
Tratamiento hormonal
En las mujeres en las que se ha documentado una falla estrogénica, hay una serie de estudios
que muestran evidencia de que la aplicación local o sistémica de estrógenos es eficaz para
la facilitación de la lubricación vaginal.
86 • Sexualidad humana
(Capítulo 6)
Cuadro 6-1. Factores psicosociales y de contexto
que afectan la excitación sexual femenina
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Disminución del deseo sexual
Inhibición sexual
Falta de registro perceptual de la respuesta genital
Ansiedad, miedo
Falta de intimidad o de estimulación sexual suficiente
Problemas sexuales en la pareja
Factores relacionados al contexto (quizá relacionados con el pasado de la persona, encontrarse en el
presente o vinculados con problemas médicos)
Situaciones particulares del momento de vida
Educación sexual restrictiva
Pérdidas
Trauma (trastorno por estrés postraumático)
Riesgo de embarazo no deseado o de infección de transmisión sexual
Falta de privacidad
Problemas interpersonales
Abuso o dependencia a susstancias
En vista de las evidencias alrededor de las implicaciones que conlleva el tratamiento
con terapia hormonal de reemplazo a largo plazo, ha sido necesario individualizar las propuestas de tratamiento hormonal.
Existe un esteroide sintético llamado tibolona, el cual tiene efectos estrogénicos, progestágenos y androgénicos; dicho compuesto ha demostrado mejorar la lubricación; sin
embargo, en la investigación en la que se reporta este hallazgo no se dilucida si el efecto
es mejor que el de los estrógenos. De cualquier manera, y por el efecto androgénico que
tiene la tibolona, puede ser considerado en los casos en los que además se presenta disminución del deseo sexual.9
Tratamiento no hormonal
Hasta el momento no se han aprobado tratamientos farmacológicos para el trastorno de
la excitación femenina, ya sea en su categoría subjetiva o en la genital. No obstante, el
estudio del efecto en la vasocongestión genital que pueden tener medicamentos como los
inhibidores de la enzima fosfodiesterasa-5 (IPDE-5). El uso que tales fármacos ha tenido
en el tratamiento de la disfunción en la excitación femenina es limitado y, sobre todo, se
ha documentado en grupos de mujeres posmenopáusicas o específicos de mujeres con
disfunción en la excitación que reconocen los efectos de la vasocongestión.10
La aplicación tópica de lubricantes vaginales resulta en ocasiones útil para la disfunción en la lubricación, en la medida en que disminuye la irritabilidad y el dolor; sin
embargo, es importante mencionar que deben usarse lubricantes de base acuosa, pues los
hechos a base de aceite llegan a dañar el látex del condón.
Existe un aparato para uso en los genitales externos llamado EROS-CTD que está
diseñado para incrementar la ingurgitación clitorídea por medio de la facilitación de
entrada de sangre al clítoris, con lo que favorece la respuesta vascular. Al margen de su
aprobación por la FDA (Food and Drug Administration) para el tratamiento de la disfunción sexual femenina, la cantidad de estudios controlados es limitada.11
Disfunciones y trastornos sexuales • 87
DISFUNCIÓN ERÉCTIL MASCULINA
Claudia Wally Rampazzo Bonaldo
DEFINICIÓN
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En 1993, en el ámbito del Consenso de Disfunción eréctil,12 se mencionó que la impotencia se manifiesta por la “incapacidad para lograr o mantener una erección suficiente
para una tener actividad sexual satisfactoria”.
Antes de lo anterior, cuando se hacía referencia a la “impotencia”, se enmarcaban en
ese rubro todos los problemas que imposibilitaban al varón para conseguir la reproducción o el accionar sexual. Después se fue convirtiendo en un término específico para
hacer referencia a la imposibilidad para alcanzar la erección del pene. De hecho, se sugiere reemplazar el término “impotencia” por el de “disfunción eréctil” (DE), no sólo por
tener mayor especificidad, sino por quitar el matiz peyorativo que incluye o insinúa.
Resulta indispensable considerar que la estimulación sexual es fundamental en la
secuencia desencadenante de la erección y que “la disfunción eréctil es la incapacidad
persistente o recurrente para que, ante la estimulación erótica, se obtenga y mantenga una
rigidez peniana suficiente para tener una actividad sexual satisfactoria”.
En términos generales, se considera que el diagnóstico se puede establecer con una
duración mínima de la DE de tres meses; sin embargo, no se excluyen las presentaciones
menores a este periodo, en caso de traumatismo medular o cirugía radical de próstata o
entidad clínica o quirúrgica similar.
A fin de establecer un diagnóstico de DE, es factible no considerar con exactitud un
periodo específico, pero debe destacarse que la imposibilidad o dificultad eréctil resulte
ser, como se enuncia, recurrente o persistente.
EPIDEMIOLOGÍA
La disfunción eréctil (DE) en la población o segmento poblacional es caracterizada según
su incidencia o prevalencia. Cuando se habla de prevalencia, se alude a la proporción de
individuos de un grupo o población que presentan una característica o evento específico
en un momento o periodo determinado; una proporción que se expresa por porcentaje y
no tiene dimensiones. Por otra parte, la incidencia expresa la frecuencia con la que aparecen nuevos casos en un determinado periodo en un segmento determinado.
Así, por ejemplo, en el estudio MMAS (Massachusetts Male Aging Study), realizado
en EUA con 1 290 varones de edades comprendidas entre 40 y 70 años, la prevalencia de
DE (de cualquier grado) fue de 52%.13
En el estudio EDEM (epidemiología de la disfunción eréctil masculina)14 se encontró que en una población española de 2 480 varones de edades entre 25 y 70 años, hubo
una prevalencia para hombres entre 40 y 70 años de 12.1%, lo cual representa cifras
menores a las registradas en EUA. En Francia, Virag y colaboradores describieron que la
prevalencia de DE en una población comprendida entre 18 y 70 años fue de 39%.15
88 • Sexualidad humana
(Capítulo 6)
En cuanto a los estudios en países de Latinoamérica, la zona enunciada como DENSA
que abarca el norte de América del Sur (Colombia, Ecuador y Venezuela) arroja una prevalencia de 53.4% en 1 946 varones de más de 40 años.16 En Brasil, de 1 286 varones de
entre 40 y 70 años, 48.8% mostró alguna DE;17 en Argentina la prevalencia global para
pacientes mayores de 50 años fue de 41.7%;18 en México se reporta una prevalencia de 55%
en una población de varones comprendida entre 40 y 70 años,19 mientras que en otro estudio que abarca a una población entre 18 y 40 años, fue de 9.7% en cualquier grado de DE.20
En un estudio multinacional se abarcó una muestra de 27 000 hombres de 8 países.
El estudio conocido como MALES (Men’s Attitudes Towards Life Events and Sexuality)
arrojó que la prevalencia se incrementa con la edad: de un 8% entre los 20 y 29 años,
hasta un 37% entre 70 y 75 años.21 También se halló que 10% de los pacientes con DE
no tenían ninguna enfermedad asociada, pero 39% sufrían diabetes, 31% enfermedad
coronaria y 26% hipercolesterolemia, hipertensión o depresión. Así se obtuvo la confirmación de que la diabetes, la hipertensión, las enfermedades cardiacas y la depresión,
aparecen de manera frecuente y con un a fuerte correlación con la DE.
Los síntomas del tracto urinario inferior —caracterizados por sintomatología obstructiva baja y alteraciones en el vaciamiento vesical secundarios a patología prostática—, son
también un factor de riesgo mayor para tener DE, al margen de la edad. 22,23 Sin embargo,
los síntomas del tracto urinario inferior, son independientes de la edad, caracterizados por
sintomatología obstructiva baja y alteraciones en el vaciamiento vesical secundarios a patología prostática, los cuales constituyen, sin duda alguna, un factor de riesgo mayor para la
DE. Hay estudios que indican que ser portador de patología prostática obstructiva incrementa el riesgo relativo de tener DE, de 1.8 a 7.5 veces, en función del grado de severidad de los síntomas del tracto urinario inferior.24
Otras entidades que llegan a incrementar el riesgo de DE son traumatismos, ciertos
medicamentos, tabaquismo, insuficiencia renal crónica, esclerosis múltiple, enfermedad
de Alzheimer y depresión, así como alteraciones endocrinas y cirugía pélvica, entre
otras.25-28 Incluso, se adjudica la DE a algunos casos de alteraciones vasculares en tejido
sujeto a radioterapia.29
CLASIFICACIÓN
El síndrome de disfunción eréctil (DE) puede presentarse de diversas maneras, de lo que
derivan algunas precisiones en su clasificación: la temporalidad (momento en el cual
surge el problema), que se divide en primaria (si se ha presentado durante toda la vida
del varón) o secundaria (si se ha presentado después de un periodo de funcionamiento
normal), y el de la situacionalidad, que depende del contexto (circunstancia) en la cual
se presenta la DE, de modo que existe el síndrome de DE global (en todas las situaciones, contextos, estímulos, procedimientos y compañeros), selectivo (falla eréctil sólo bajo
determinadas situaciones o circunstancias) o parcial (cuando el varón logra una erección
suficiente sólo si se masturba, pero no en una relación con pareja).30
Clasificar a la DE según estos criterios de temporalidad y situacionalidad permite al
clínico orientarse hacia las posibles causas y, por tanto, buscarlas de manera adecuada por
medio de estudios de laboratorio y gabinete precisos, sin generar molestias adicionales al
bienestar del paciente con estudios invasivos e innecesarios.
Disfunciones y trastornos sexuales • 89
Mecanismos celulares de flacidez y erección
Los eventos hemodinámicos que mantienen la flacidez o producen la erección son determinados por el tono muscular liso del pene (arterial y trabecular). La figura 6-1 muestra
la anatomía general del pene, en tanto que en la figura 6-2 se muestra un corte sagital del
mismo a fin de apreciar la diferencia entre su estado fláccido y erecto.
De esta manera, el tono elevado determina el estado de flacidez y la erección requiere
una disminución del tono del músculo liso. Los niveles adecuados de neurotransmisores
agonistas, las hormonas y las sustancias endoteliales son los factores reguladores de la actividad muscular peniana. A ellos se les suma una expresión normal de receptores, la integridad de los mecanismos de transmisión, la homeostasis del calcio, la interacción entre
proteínas contráctiles y una efectiva comunicación intercelular del músculo liso.31 La
figura 6-3 ilustra la también necesaria irrigación peniana necesaria para alcanzar la erección.
Así que la ecuación balanceada entre los factores de relajación y contractilidad determina el tono muscular y está supeditada al aumento en las concentraciones de calcio intracelular. Esto se regula por receptores adrenérgicos α subtipos 1 y 2 expresados en el
músculo liso trabecular. La contracción determinada por receptores α -1 depende del calcio extracelular ingresado, mientras que la llave de los receptores α -2 depende de la liberación de calcio intracelular y extracelular.
Sínfisis púbica
Arteria cavernosa
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Túnica albugínea ???
Bulbo del
cuerpo esponjoso
Cuerpo cavernoso
Raíz
Uretra
Cuerpo esponjoso
Glande
Figura 6-1. Anatomía del pene (estado flácido).
90 • Sexualidad humana
(Capítulo 6)
Vena dorsal
Arterias
Túnica
albugínea
Arteria
Venas
emisarias
Vena
circunfleja
Figura 6-2. Corte sagital del pene durante la flacidez y la erección.
Arteria dorsal
del pene
Vena superficial
Próstata
Vena circunfleja
Arterias peneanas
Vena dorsal
profunda
Arteria dorsal
profunda
Vena superficial
Arteria cavernosa
Arteria dorsal del pene
Vena emisaria
Túnica albugínea
Figura 6-3. Irrigación del pene.
Disfunciones y trastornos sexuales • 91
La endotelina es una constrictora poderosa del músculo liso y fortalece el efecto de las
catecolaminas que tienen el mismo fin. Además de la endotelina participan activamente
en la flacidez del pene los receptores eicosanoides como PGF2-α y tromboxano A2 que se
sintetizan en el tejido cavernoso. Existen estudios in vitro que observaron y demostraron
la responsabilidad de la PGF2-α y el tromboxano A2 en el tono muscular aislado.
La administración intratecal de fármacos opiáceos como la morfina inhibe la eyaculación pero no necesariamente la erección. Aún así, la pérdida de la capacidad de alcanzar
o mantener una erección, es un efecto colateral observado con mucha frecuencia en los
pacientes adictos.
En el mantenimiento del tono muscular también actúa el sistema angiotensina. La
angiotensina II ha sido detectada en células endoteliales y del músculo liso del cuerpo
cavernoso producido localmente y ocasiona contracción en el organismo humano.
Cuando las sustancias mencionadas actúan, activan el músculo peniano. Entonces la
concentración del calcio libre intracelular aumenta; tal incremento es secundario a la activación de mecanismos como fosfolipasa C y trifosfato inositol, lo cual resulta en la activación
de calcio de los depósitos intracelulares —como el retículo sarcoplásmico—, con lo que
se abren los canales de calcio.32-33
Mecanismo de la Rho-quinasa
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Otro de los mecanismos que regula la contracción del músculo liso peniano es la vía que involucra a la RhoA, una pequeña proteína G monomérica que activa la Rho-quinasa, un
sistema de bajo consumo energético. La Rho-quinasa activada fosforila, así que inhibe la regulación de la subunidad del fosfato de miosina muscular y previene que los miofilamentos
mantengan el tono contráctil. La cantidad de RhoA y Rho-quinasa se ha detectado 17
veces más en el músculo cavernoso que en el vascular. Asimismo, se ha demostrado que un
inhibidor selectivo de la Rho-quinasa produce relajación del cuerpo cavernoso in vitro e
induce la erección en modelos animales.34-36
Vía del cGMP (monofosfato cíclico de guanosina)
Cuando en 1998 el Instituto Karolinska concedió el Premio Nobel de Medicina a los doctores Robert F. Furghgott, Louis J Ignaro y Frid Murad por sus descubrimientos sobre las
implicaciones del óxido nítrico (NO) como la molécula vasodilatadora más importante
pocos imaginaban que este componente del esmog y la lluvia ácida, podía ser considerado como un elemento clínico favorable.57,58
El NO es el primer gas descrito como neurotransmisor, una de las 10 moléculas más
pequeñas de la naturaleza y su percepción ha variado de modo sistemático desde que se
conoce su producción en el organismo humano y animal (figura 6-4).
EL NO es un radical libre muy reactivo e inestable desde el punto de vista químico,
el precursor es aminoácido L-arginina, en su síntesis interviene la NO sintasa (NOs) de
la que existen tres isoformas que son 60% homólogas, dos isoformas constitutivas, endotelial (eNOs) y neuronal (nNOs) que se encuentran en el endotelio vascular, y en el sistema nervioso respectivamente; las cuales actúan por breves periodos, enviando señales a
las células adyacentes, produciendo vasodilatación o neurotransmisión, para lo que requieren calcio y una proteína fijadora de calcio llamada calmodulina.
92 • Sexualidad humana
(Capítulo 6)
Nervio
Colinérgico cavernoso
Adrenérgico
Célula endotelial
L-arginina
eNOs
O2
NO
NO
Nervio cavernoso
NANC
Guanilciclasa
NO
Proteína
cinasa G
PDE-5
GTP
Inhibición
Estimulación
Ca2+ disminuido
Relajación
del músculo liso
K+
5’GMP
Ca4
Figura 6-4. Vía del cGMP de producción de la erección.
La otra isoforma independiente del calcio llamada inducible (iNOS) se encuentra en
los macrófagos que sintetiza NO en grandes cantidades y por lapsos prolongados, destruyendo bacterias y parásitos.39-41
Entonces, las sintasas de NO en sus diversas isoformas lo producen partir de los precursores. El NO, a su vez, estimula la enzima guanilato ciclasa para que el trifosfato cíclico de guanosina se convierta en monofosfato cíclico de guanosina (cGMP), mismo que
actúa como segundo mensajero (el primero es el NO). La producción de cGMP a través
de diferentes mecanismos reduce la cantidad de calcio intracelular, lo que al final condiciona la relajación de la musculatura lisa. Una adecuada homeostasis del calcio intracelular
es la base que regula el tono del músculo liso y, por ende, la flacidez y la erección. La cantidad de cGMP está regulada por la enzima llamada fosfodiesterasa-5, que es la variedad
presente en los genitales. Esta enzima, mediante una hidrolización, “desactiva” el cGMP
convirtiéndolo en guanosin monofosfato (GMP), dejando de estimular los mecanismos
que producen relajación.42
Los nervios posganglionares parasimpáticos tienen en su estructura nNOs y activan
NO como un cotransmisor con acetilcolina y son llamados nervios nitrinérgicos. La estimulación del nervio cavernoso activa las fibras nerviosas nitrinérgicas al igual que al óxido
nítrico (NO) en las terminales nerviosas, lo cual ocasiona relajación del músculo peniano
(figura 6-6). In vitro, la estimulación no adrenérgica y no colinérgica de los vasos sanguíneos de los cuerpos cavernosos ocasiona una respuesta de relajación nitrinérgica que
puede ser bloqueada por inhibidores de NOs.
Vía del cAMP (monofosfato cíclico de adenosina)
El péptido intestinal vasoactivo (PIV) en el nervio autonómico, la prostaglandina E (PGE),
tanto su variedad PGE-1 como PGE-2, la prostaciclina, sintetizada por el músculo liso y
Disfunciones y trastornos sexuales • 93
el endotelio neural y las catecolaminas circulantes; estimulan los receptores específicos
que activan la adenilciclasa (AC) que cataliza la formación de monofosfato cíclico de
adenosina a 3’, 5’ monofosfato cíclico (cAMP). La vía del cAMP tiene un papel menor
en la fisiología de la función eréctil; sin embargo, cuando es activado de manera exógena
(p. ej., la administración intracavernosa de PGE-1 para el tratamiento de la DE) ha probado ser una vía eficiente para la relajación del músculo liso peniano.
ANATOMOFISIOLOGÍA DE LA ERECCIÓN
El pene es inervado por diversas fibras nerviosas periféricas: simpáticas, parasimpáticas, sensoriales y motoras (figura 6-5). Las fibras parasimpáticas, emergen del centro de erección
sacra (S2-S4 y S5),43 en tanto que las fibras simpáticas emergen del área toracolumbar
(T12-L2) viajando del plexo preaórtico hacia el plexo hipogástrico, en donde se juntan con
las fibras parasimpáticas en el plexo pélvico, de donde parten los nervios cavernosos.
El sistema parasimpático ejerce acción miorrelajante y vasodilatadora al permitir la
erección. El sistema simpático tiene acción inotrópica positiva y vasoconstrictora, de
modo que promueve la flacidez, pero actúa también como auxiliar de la erección.44,45
L1-L2
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Plexo hipogástrico superior
Cola de caballo
T11-T12 (Simpático)
S2-S4 (Parasimpático)
Tronco simpático
Plexo pélvico
Plexo sacro
Plexo pudendo
Nervio pudendo
Vejiga
Próstata
Nervios cavernosos
Figura 6-5. Vías nerviosas descendentes y receptores espinales.
94 • Sexualidad humana
(Capítulo 6)
De la emersión de los nervios cavernosos del plexo pélvico viajan entre el recto y la
próstata, atraviesa el diafragma urogenital acompañando, primero, la porción terminal de
la arteria pudenda interna y, posteriormente la arteria cavernosa, con la cual perfora la
túnica albugínea y penetra en el cuerpo cavernoso.46 Sus ramos inervan a los vasos penianos y el tejido cavernoso, actuando de manera primordial sobre la musculatura lisa de esas
estructuras, con lo cual promueve su contracción o relajamiento.
La inervación somática del pene es realizada por el nervio pudendo, que tiene aferentes sensoriales y eferentes motores. El nervio dorsal del pene es el ramo sensorial del
nervio pudendo. Las fibras sensoriales son responsables por la conducción de impulsos
sensitivos táctiles, de presión, vibratorios, térmicos y dolorosos.
También las fibras sensoriales fueron identificadas en los nervios cavernosos y parecen
ser responsables de la inervación de la uretra. Las fibras motoras inervan los músculos
estriados del pene, el bulbo cavernoso y el isquio cavernoso;47 de hecho, se originan en
las neuronas del asta anterior de la médula, también en los segmentos de S2 a S4. 48,49
El hipotálamo es el principal centro encefálico generador de erecciones psicógenas
(figura 6-6). Los impulsos originados ahí se dirigen a la formación reticular y después a
centros espinales. Hay varios neurotransmisores involucrados en la respuesta neurológica
de la erección, incluyendo dopamina, oxitocina, serotonina y noradrenalina. En el hipotálamo en núcleo paraventricular (NPV) recibe estímulos neurales de la amígdala al área
preóptica medial (APOM) con lo cual tiene una acción proeréctil. La sustancia gris periacueductal tiene conexiones neurales entre el APOM y el tallo cerebral que es probable
tenga también una actividad proeréctil.
Área preóptica medial
Núcleos paraventricular
Hipotálamo
Amígdala
Hipófisis
Figura 6-6. Hipotálamo y órganos asociados.
Disfunciones y trastornos sexuales • 95
En 1902, Miller desarrolló el concepto de que, desde el punto de vista de generadores
neurales, había dos tipos de erección: psicogénica y reflexogénica. Las primeras son generadas en el encéfalo a partir de estímulos visuales, auditivos, olfativos e imaginarios. Las reflexogénicas surgen en la médula espinal y son desencadenadas por estimulación táctil de
los genitales o de las regiones cercanas.
FISIOPATOLOGÍA DE LA DISFUNCIÓN ERÉCTIL
La erección peniana es un fenómeno neurovascular que requiere integridad endotelial. La
estimulación sexual hace que las neuronas y las células endoteliales de la vasculatura del
cuerpo cavernoso liberen óxido nítrico (NO), el cual entra a las células vasculares y trabéculas del músculo liso estimulando la guanidilciclasa soluble (sGS), la cual cataliza la
producción de (cGMP). A través de estos eventos, el cGMP reduce los niveles intracelulares del calcio, con lo que favorece la relajación de las células vasculares del músculo liso.
La función eréctil depende de la homeostasis entre los factores vasculares que contraen
o relajan al músculo liso (figura 6-7).
El cuerpo cavernoso está compuesto por una red interconectada de células musculares lisas depositadas en el endotelio vascular. Las alteraciones en cualquiera de los procesos neurovasculares que afecten a la función endotelial son causa probable de DE.50
ETIOLOGÍA
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Los mecanismos fisiopatológicos capaces de producir disfunción eréctil (DE) se clasifican
en vasculares, neurológicos periféricos, neurológicos centrales, endocrinos, anatómicos o
como efecto colateral del uso de ciertos fármacos. En el adulto mayor, la mayoría de los
casos de DE son consecuencia de factores orgánicos y psicológicos.
Vena dorsal superficial
Vena circunfleja
Vena dorsal profunda
Arteria dorsal
Arteria cavernosa
Arteria bulbouretral
Fascia de Buck
Figura 6-7. Principales venas implicadas en la erección.
96 • Sexualidad humana
(Capítulo 6)
Diversas patologías tienen el potencial de producir DE por obstrucción de arterias,
incapacidad de los vasos penianos para almacenar la sangre durante la erección, daño de
los nervios a nivel pélvico o peniano, o alteraciones hormonales.51
La causa orgánica más frecuente de DE es la que tiene que ver con el flujo de sangre
que entra o sale del pene a través de sus vasos (vasculogénica). La enfermedad arterial ateroesclerótica o traumática, disminuye el flujo de sangre hacia los espacios lacunares, lo que genera disminución en la rigidez de la erección y un alargamiento del
tiempo necesario para alcanzar la erección completa. Un flujo excesivo de salida de sangre desde el pene aun en presencia de un flujo de entrada adecuado, también contribuye
a la DE. Tal situación se presenta en individuos ansiosos, con un tono adrenérgico excesivo o en aquellos con daño a las eferencias parasimpáticas. Las alteraciones estructurales
de los componentes fibroelásticos del pene pueden causar una pérdida de la distensibilidad e incapacidad para comprimir las venas del pene a pesar de la turgencia de los
cuerpos cavernosos.52,53
Cuando el endotelio es dañado de modo progresivo (como en la hipertensión), la
vasculatura se remodela con músculo liso hipertrofiado y aumento de colágeno tipo III.
Hay un notable incremento en la actividad vascular de las Rho-quinasas, mismas que provocan la contracción del músculo liso de las arterias cavernosas.54,55
Las lipoproteínas de alta densidad (HDL) y las de baja densidad (LDL), así como
niveles excesivos de colesterol total, son factores de riesgo documentados para la enfermedad endotelial. Alrededor de 26% de los hombres con DE tiene hipercolesterolemia,
aunque estudios recientes reportan niveles que van desde 40 hasta 80%.
La oxidación del colesterol LDL se ha encontrado en la formación de la placa del
endotelio y es una causa importante de la falta de relajación, además de la producción de
radicales superóxido y la ausencia de eNOS.56 Las endotelinas-1 están aumentadas en
pacientes hiperlipidémicos, aunque no se ha dilucidado aún el mecanismo a través del
cual esto ocurre.57,58
Los desórdenes neurogénicos que afectan la columna vertebral a nivel sacro o las
fibras autonómicas que se dirigen hacia el pene pueden causar DE. Aun cuando 75% de
los pacientes con lesiones medulares conservan la capacidad de erección, sólo 25% tiene
una erección suficiente para la penetración o hasta terminar el acto sexual. Otras alteraciones asociadas con disfunción eréctil (DE) incluyen esclerosis múltiple y neuropatía
periférica, esta última comúnmente asociada con diabetes mellitus o alcoholismo.
Algunas cirugías pélvicas pueden causar DE por la afección de nervios autonómicos,
así como la resección radical de próstata, debido a la dificultad para disecar y conservar
los nervios involucrados en la erección.
A nivel endocrino, los andrógenos mantienen el deseo sexual, pero su rol exacto en
la función eréctil aún no se ha establecido con claridad, pero no hay duda de que todas las
circunstancias relacionadas a baja producción androgénica impactan en el deseo y la excitación del varón.
La hiperprolactinemia llega a disminuir el deseo sexual por supresión de GnRH, lo cual
conlleva a disminución de testosterona. El tratamiento de la hiperprolactinemia con agonistas de dopamina restituye la libido y los niveles de testosterona. La prevalencia de DE en
hombres con diabetes mellitus es de 35 a 75%. Los mecanismos patológicos se relacionan
sobre todo con las complicaciones vasculares y neurológicas vinculadas con la diabetes.57,58
Disfunciones y trastornos sexuales • 97
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Dos mecanismos contribuyen a la inhibición de las erecciones en la DE psicogénica:
en primer lugar, un estímulo psicogénico disruptivo (como un pensamiento antierótico)
es capaz de inhibir las respuestas reflexogénicas en la médula espinal. En segundo lugar,
la estimulación simpática excesiva en un individuo ansioso quizá aumente el tono del
músculo liso peniano y, como consecuencia, promueva la flacidez. Las causas más comunes de DE psicogénica son: angustia de desempeño sexual, depresión, conflictos de pareja, pérdida de atracción física, inhibición sexual, conflictos con la orientación sexual,
abuso sexual en la infancia, miedo al embarazo o a las enfermedades de transmisión
sexual (ETS).
Se estima en un 25% la DE inducida por medicamentos prescritos por el médico general
(cuadro 6-2): antihipertensivos, diuréticos tiazídicos, β bloqueadores e hipoglucemiantes
orales son los que se han visto implicados con DE de manera más frecuente. Los estrógenos,
agonistas de GnRH, antagonistas H2 y espironolactona causan DE al suprimir la producción de gonadotropinas o alterar la acción de los andrógenos.
La digoxina induce a la DE por el bloqueo de la bomba Na+, K+-ATPasa, que resulta del incremento en el calcio intracelular y en el tono del músculo liso del pene. Los
agentes antidepresivos, así como los antipsicóticos llegan a provocar disminución del
deseo sexual, disfunción eréctil, eyaculación y orgasmo retardados de manera transitoria
y reversible, mientras son consumidos.
A pesar de que muchos medicamentos pueden causar DE, los pacientes a menudo
presentan, además, factores de riesgo concomitantes que complican el cuadro clínico. Si
existe una asociación muy fuerte entre el comienzo de un medicamento y el inicio de la
DE, es importante considerar medicamentos alternativos. También cabe prescribir tratamiento contra la DE sin intentar muchos cambios en los medicamentos, ya que en ocasiones resulta difícil establecer un rol causal a cada medicamento en particular.59
DIAGNÓSTICO
La calidad de la relación médico-paciente es fundamental para el diagnóstico y evaluación de la
DE, ya que es un tema íntimo que resulta a menudo intimidante para ambos, aunque la responsabilidad de tratarlo de una manera abierta y profesional, siempre es del médico. Con frecuencia es el médico de atención primaria o familiar quien primero inicia la evaluación. Es
indispensable la realización de una historia clínica médica completa, una historia sexual,
exploración física completa y, desde un punto de vista ideal, algunos estudios de laboratorio.60
Existen tres cuestionarios estandarizados para la valoración clínica: 1) Cuestionario
Breve de la Función Sexual Masculina para Urología; 2) Índice Internacional de la
Función Eréctil (IIFE) —también en una forma breve, Cuestionario Breve de la Salud
Sexual Masculina (SHIM)— y 3) Cuestionario de Satisfacción por Tratamiento de Disfunción Eréctil (EDITS).61
El Cuestionario Breve de la Función Sexual Masculina para Urología consiste en 11 preguntas validadas que se realizan para medir la conducta sexual, la función eréctil y problemas de satisfacción en general; se trata de un cuestionario corto y autoadministrable
que es ideal para la evaluación de consulta externa. El IIFE es un instrumento de medición
de la DE masculina con validación internacional, que se usa sobre todo en estudios clínicos,
98 • Sexualidad humana
(Capítulo 6)
Cuadro 6-2. Fármacos que pueden causar DE
Antihipertensivos
Simpaticolíticos
• Metildopa
• Reserpina
• Clonidina
• Guanetidina
β Bloqueadores
• Propanolol
• Betapinolol
• Atenolol
• Metoprolol
Diuréticos
• Tiazidas
• Espironolactona
• Antialdosterónicos
• Hidralazina
Fármacos de acción hormonal (disminuyen
o inhiben la acción de la testosterona)
• Antiandrógenos
• Digoxina
• Anabólicos
• Espironolactona
• Estrógenos
• Esteroides
• Ketoconazol
• Clofibrato
Fármacos de acción hormonal (aumentan
los niveles de prolactina)
• Cimetidina
• Metoclopramida
• Fenotiazidas
• Opiáceos
• Endorfinas
• Haloperidol
• Metildopa
• Tricíclicos
Psicotrópicos
Antidepresivos
• ISRS
• IMAO
• Tricíclicos
• Tetracíclicos
Antipsicóticos y neurolépticos
• Tioxantinas
• Fenotiazinas
• Tioridazinas
• Butirofenonas
• Haloperidol
Ansiolíticos
• Benzodiacepinas
en tanto que el SHIM es la versión reducida del IIFE. El EDITS se desarrolló para valorar
la satisfacción del paciente y su pareja después de iniciado el tratamiento para la DE.62-64
Utilizando las herramientas de entrevista mencionadas, se puede determinar, antes
que nada si hay o no DE, si es de grado leve, moderado o grave, y si hay datos orientadores
de otras disfunciones sexuales en el paciente o en la pareja. Es importante obtener detalles con respecto a las circunstancias que rodean a la erección y a la DE, la presencia o
ausencia de erecciones matutinas o nocturnas, así como la calidad de las mismas.
La exploración física es un elemento esencial en la evaluación de la DE y lo recomendable es que la realice el médico tratante, mas no aquél que se ocupe de la psicoterapia sexual
del paciente, ya que ambos tienen una función específica. Si el terapeuta sexual es médico,
deberá pedir al paciente que consulte a otro médico o a un urólogo para la evaluación del
área genitourinaria y la exploración física general. Deben ser dilucidados los signos y síntomas de enfermedades cardiovasculares, así como la evidencia de enfermedad endocrina, hepática, hematológica, genitourinaria, metabólica y neurológica, como se muestra en
el algoritmo de la figura 6-8.
El pene debe ser explorado visualmente y palpado a lo largo de su cuerpo buscando
placas fibróticas (enfermedad de Peyronie) o cualquier anormalidad que llame la atención
Disfunciones y trastornos sexuales • 99
del clínico o del paciente (lesiones, curvaturas, masas). Un volumen testicular reducido, así
como la ausencia o alteración de los caracteres sexuales secundarios quizá sugieran hipogonadismo. El examen neurológico debe incluir la valoración del tono del esfínter anal,
el reflejo bulbocavernoso y pruebas para neuropatías periféricas.65
Los exámenes de laboratorio deben individualizarse en cada caso, tomando como
base los hallazgos de la historia clínica y la exploración física. Se recomienda la determinación de glucosa en ayuno o de hemoglobina glucosilada (HbA1C) en los pacientes con
sospecha o diagnóstico de diabetes mellitus. Debido a que la DE se asocia con dislipidemia,
Identificación de enfermedades
sistémicas y factores de riesgo
Tratamiento de condiciones
médicas asociadas
Modificar estilo de vida
Inhibidores de la PDF5
Disfunción eréctilconfirmada en
la evaluación inicial
Primer nivel de atención
Historia clínica médica, sexual y
psicosocial
Exploración física
Estudios de laboratorio BH y QS
Determinación de hormonas
séricas, prolactina, estradiol y
testosterona
Anormal
PRL (>100 ng/mL) Estudio neuroendócrino
(>15 ng/mL) Agonistas dopaminérgicos
E2 (>40 pg/mL) Antiestrógenos-Tamoxifeno
Testosterona total <300 ng/dL
En hombres >40 años entre 300 a 400 ng/dL
FSH, LH o y testosterona libre <8.9 ng/ml
Terapia de reemplazo hormonal
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Persistencias de la disfunción eréctil
Segundo nivel de atención
Causas vasculares o Neurogénicas
Prueba farmacológica
Estudio de imagen del pene por
Ultrasonido Doopler color
Tratamiento médico
Ajustar dosis de los inhibidores de la PDF5
Aplicación intrauretral de MUSE
Inyección intravenosa de sustancias vasoactivas
Vacum Constrictor en Pene
Tratamiento quirúrgico
Prótesis penianas
Cirugía vascular
Causas psicogénicas
Estudio psicológico y/o psiquiátrico
tratamiento médico para las alteraciones
del ánimo o depresión
Consejo y/o terapia sexual de pareja
Persistencia de la Disfunción eréctil
Figura 6-8. Algoritmo para el diagnóstico y manejo de la DE. (Reproducida con autorización de:
Tapia R., López, V., Meza E. Diagnóstico y evaluación del paciente con disfunción eréctil:
Consenso mexicano sobre disfunción eréctil. [En Prensa] 2006).
100 • Sexualidad humana
(Capítulo 6)
es recomendable realizar un perfil lipídico completo. La disfunción tiroidea presenta una
gran cantidad de síntomas inespecíficos y, en caso de estar indicada, es necesaria la determinación de TSH.
Asimismo es indispensable la evaluación de los niveles matutinos de testosterona total,
debido a que el hipogonadismo es una de las causas tratables de disfunción eréctil (DE). Si
los resultados muestran niveles de testosterona bajos, se recomienda solicitar la medición de
testosterona libre, LH y prolactina para descartar un tumor hipofisario.66 Es factible emplear
pruebas diagnósticas especializadas en determinados pacientes, como estudios de la tumescencia peniana nocturna, inyección intracavernosa con vasoactivos, arteriografía y ecografía
Doppler del pene, a fin de esclarecer la etiología y orientar el tratamiento.
En la práctica, este tipo de pruebas suelen reservarse para pacientes en los que ha fracasado el tratamiento oral o en los que se sospechan anomalías vasculares y anatómicas
del pene. En algunos pacientes quizá sea preciso realizar más pruebas y tratamientos.
Los criterios para remitir un paciente con el especialista son: patologías penianas, varones jóvenes con historia de trauma perineal o peniano, casos que requieran diagnóstico neurológico o vascular, pacientes en situación de riesgo intermedio y alto riesgo cardiovascular
para la práctica sexual, endocrinopatías, patologías psiquiátricas, psicosexuales o vinculativas
importantes o cuando se quiera llegar a un diagnóstico etiopatogénico más completo.67,68
TRATAMIENTO
Es de suma importancia la educación del paciente y su pareja en el tratamiento de la DE,
ya que la educación facilita el entendimiento de disfunción, los resultados de las pruebas de
laboratorio y la elección del tratamiento. La discusión entre el médico, el paciente y su pareja con respecto a las opciones de tratamiento, permite clarificar cuál es el mejor abordaje
ofrecido y jerarquizar opciones de primera y segunda línea. Para los pacientes con factores
de alto riesgo en su estilo de vida, como el tabaquismo, consumo de alcohol o drogadicción,
es necesario el entendimiento del papel que desempeña todo ello en el desarrollo de la DE.
Debido al impacto que tienen los factores psicosociales y vinculativos en todas las
formas de DE y, asimismo, en función a como la DE impacta en el vínculo y la vida de
los pacientes y sus parejas, todos los pacientes deberán ser atendidos con sumo cuidado
en estos aspectos, a fin de aliviar la ansiedad sexual, los temores y las dudas.
Psicoterapia sexual
La psicoterapia sexual es la primera elección en el caso de que se hayan descartado todos
los factores orgánicos y va dirigida a disminuir los factores que generan en el paciente
angustia de desempeño y conductas de intelectualización (o de autoobservación obsesiva con respecto al funcionamiento peniano).
Así, se explica al paciente y a su pareja que para lidiar con dicha angustia es imprescindible evitar el coito, mismo que es sustituido por juegos eróticos excitantes. Con lo cual
se les invita a realizar una focalización sensorial o “placerización” sensorial, la cual consiste
en que la pareja, en contexto de intimidad, lleve a cabo un juego de caricias por turnos,
mismo que incluye la totalidad del cuerpo y sin la exigencia de coito, donde quien es acariciado pide a quien acaricia, cómo y dónde desea la estimulación para después invertir
Disfunciones y trastornos sexuales • 101
los roles; en la sesión de caricias cada miembro de la pareja acaricia y es acariciado, pide
y da al compañero y se excita con libertad porque no existe ni la exigencia ni la demanda del coito. Con esta sencilla maniobra, muchos pacientes con disfunción eréctil —en
particular si es psicógena— logran tener erección.
Además, se le pide al varón que, con el fin de lograr disminuir la angustia de desempeño, procure masturbarse con un estímulo erótico eficaz, hasta eyacular, pero a solas y en
un contexto en el que no haya demanda ni interrupciones. Una vez que logra hacerlo y
obtiene una erección firme en varias ocasiones, el siguiente paso es que lo haga bajo el
mismo techo en el que se encuentra su pareja, pero sin ser observado por ella (por ejemplo, la habitación contigua). Cuando ha superado esta estrategia, pasa a masturbarse pero,
ahora en presencia de la pareja, aunque sin tocarse uno al otro y sin exigencia de coito.
Cuando esta fase se ha cumplimentado de manera exitosa —con erección y eyaculación—,
se le pide incluir a la pareja en el proceso, para que ella colabore en la caricia en general y
en la masturbación en particular de él, también sin exigencia de coito. Si en estos últimos
pasos en los que el varón está en compañía de su pareja, pierde la erección, la instrucción
es que interrumpa la masturbación, se distraiga unos minutos en otra cosa y retome el ejercicio más tarde. El terapeuta debe subrayar que es factible perder la erección, pero ello no
significa que ha ocurrido de manera definitiva y que volverá en cuanto el estímulo erótico sea eficaz, no haya angustia de desempeño ni conductas de autoobservación.
A veces el profesional puede ayudar al paciente con DE —en particular si es del tipo
psicógeno— mediante prescribirle algún fármaco IPDE-5, con la debida explicación de
que se trata de un paliativo transitorio, no necesario, pero útil para romper el círculo
vicioso de excitación-angustia de desempeño-falla eréctil.
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Terapia con medicamentos
Alprostadil es una prostaglandina (E1) sintética que puede administrarse por vía intracavernosa o intrauretral. Las tasas de eficacia en pacientes con DE orgánica oscilan entre
25% con alprostadil transuretral y 80% con el tratamiento de inyección.69,70
La papaverina, por su parte, es un inhibidor no específico de la fosfodiesterasa que aumenta las concentraciones de cAMP y cGMP en los tejidos eréctiles del pene; también
puede utilizarse como inyección intracavernosa. Antes de disponer del tratamiento oral para
la DE, las inyecciones penianas con estos relajantes del músculo liso eran consideradas
como el tratamiento de elección, a pesar de que los efectos adversos (en especial priapismo
y fibrosis) y la incomodidad del método, limitaban su utilidad.71,72
La apomorfina es un agonista no selectivo del receptor de la dopamina (D1/D2) de
acción central. Se considera que sus propiedades erectogénicas se producen por activación
de los núcleos mediales y paraventriculares del hipotálamo. Su administración es por vía
sublingual y se ha publicado que, en aproximadamente 50% de los pacientes, provoca
erecciones lo bastante firmes como para mantener la relación sexual.73
La yohimbina y la fentolamina oral son antagonistas de los receptores α adrenérgicos.
Los resultados de los estudios clínicos con estos agentes no han sido del todo concluyentes como para que establecer un equilibrio entre costo-beneficio. La trazodona es un
102 • Sexualidad humana
(Capítulo 6)
antagonista de la serotonina y un inhibidor de su recaptura, cuya eficacia, al igual que la
de la yohimbina y la fentolamina, no ha podido demostrarse.
En hombres con DE asociada a hipogonadismo se ha prescrito tratamiento con andrógenos. Además de mejorar la función sexual, los andrógenos mejoran el estado de ánimo,
la densidad mineral ósea, la fuerza muscular y la constitución física. Es necesario mencionar
que las preparaciones orales tienen el potencial de producir hepatotoxicidad y, por tanto,
deben evitarse.74 La administración transdérmica semeja de manera estrecha los niveles
fisiológicos de testosterona; están contraindicados en pacientes con cáncer de próstata u
obstrucción del cuello de la vejiga.
Los dispositivos constrictores de vacío son eficaces para provocar erecciones satisfactorias en 70% de los usuarios. Consisten en cilindros de plástico que se colocan en el pene
y se conectan a una bomba que crea un vacío parcial. La sangre —venosa, de manera predominante— es llevada hacia el pene, creando rigidez con el uso imprescindible de un
anillo alrededor de la base para mantener la erección; el pene queda frío y con bajos niveles de oxígeno, por lo que la base del pene debe liberarse de la ligadura a corto plazo, para
evitar isquemia (figura 6-9).75 Los efectos colaterales ocasionales son petequias y entumecimiento peniano, así como dificultad o dolor durante la eyaculación.
La colocación de prótesis penianas requiere de un procedimiento quirúrgico realizado por especialistas y es factible utilizarlo en pacientes en quienes se han agotado sin
éxito todos los demás métodos o bien estén contraindicados aun si son menos invasivos
o por criterio del médico. Los modelos más sofisticados consisten en cilindros con solución salina colocados dentro de los cuerpos cavernosos, con el líquido que es transferido
desde un reservorio retropúbico a través de una bomba mecánica en el escroto hacia los
cilindros, lo que produce una erección firme, la cual desaparece al activar un mecanismo
de liberación (figura 6-10).
Algunas personas prueban la fitoterapia o las medicinas alternativas para tratar la DE.
Muchos remedios naturales para la DE contienen yohimba, la cual se extrae de la corteza de un árbol del oeste de África; otros llevan ginseng o ginko biloba. De manera más
reciente, se ha empezado a recomendar el aminoácido L-arginina; sin embargo, no existen publicaciones de ensayos clínicos aleatorios que respalden su uso.
La aparición de los inhibidores de la fosfodiesterasa 5 (PDE-5), como sildenafil,
vardenafil y tadalafil, ha cambiado de forma radical el enfoque del tratamiento de la
DE; estos agentes actúan a través de la inhibición selectiva de la PDE-5, que es la isoenzima PDE predominante en el cuerpo cavernoso del pene. Como ya se explicó,
durante la estimulación sexual se libera NO del endotelio y de los nervios no adrenérgicos, no colinérgicos (NANC). Esto activa la guanilatociclasa que forma cGMP y, a su
vez, provoca descenso del calcio intracelular, lo que favorece la relajación del músculo
liso y da lugar al engrosamiento tisular y a la erección del pene. Tales agentes son fáciles de administrar, pero sólo ayudan a completar la erección si el hombre se estimula
en sentido sexual y sus efectos por lo general no persisten después de que ha cesado la
estimulación sexual.
El primer inhibidor selectivo de la PDE-5 (sildenafil) se empezó a comercializar en 1998.
La disponibilidad de un agente oral no invasivo aumentó las opciones terapéuticas; sin embargo,
Disfunciones y trastornos sexuales • 103
1
Músculo
recto
abdominal
Vena
dorsal
profunda
2
Arteria
epigástrica
inferior
Arteria
dorsal
del pene
Anillo de constricción
que puede aumentar
la respuesta peneana
3
4
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“Pellet” de alprostadil
dentro de la uretra
Aplicador para administración
intrauretral de alprostadil.
Al orimir el extremo se libera
al “pellet” dentro de la uretra
5
Línea media
Cuerpo
cavernoso
Figura 6-9. Alternativas para el manejo de la DE. 1. Cirugía vascular; 2 y 3. Bomba de vacío;
4. Prostaglandina; 5. Inyección intracavernosa. (Figuras 2 y 4 tomadas de: Padma-Nathan H. et al.
N Engl J Med 1997;336: 1-7.)
104 • Sexualidad humana
(Capítulo 6)
Reservorio
Prótesis inflable
de varias partes
Cilindros
Bomba
Figura 6-10. Prótesis de pene® 2002 PW.
en la actualidad muchos hombres con DE, como aquellos de difícil manejo (diabetes, hipertensión y posprostatectomía), no son tratados de manera satisfactoria con este medicamento.
Un tratamiento ideal para la DE debe ser no invasivo (p. ej., medicamento oral), con
una buena tolerabilidad y eficaz en un amplio espectro de la población, así como en aquellos pacientes de difícil manejo.
Resulta eficaz en una amplia variedad de pacientes, incluso en aquellos de difícil
manejo, lo que significa que los médicos pueden prescribirlo con la confianza de mejorar
la función eréctil de sus pacientes. En más de 70% de los pacientes funcionan desde la
primera vez y de forma constante a lo largo del tiempo, por lo que estos fármacos son el
tratamiento de primera elección, seguros y bien tolerados. Los acontecimientos adversos
suelen ser transitorios y de intensidad leve a moderada y en la medida en la que el paciente siga utilizándolos, se presentan con menos frecuencia.76-78
DISFUNCIÓN ORGÁSMICA FEMENINA
Claudia Wally Rampazzo Bonaldo
INTRODUCCIÓN
Antes del decenio de 1970-79, el término “frigidez” se utilizaba de manera generalizada
para referirse a diversos trastornos sexuales femeninos. Tal acepción incluía desde el poco
o nulo interés por el sexo, la inhibición de la excitación sexual hasta la falta de orgasmos.
A partir de los libros de William Masters y Virginia Johnson, Insuficiencia sexual humana
Disfunciones y trastornos sexuales • 105
(1970) y de Helen Kaplan, La nueva terapia sexual (1974), se comenzó a utilizar el término “disfunción orgásmica” o “anorgasmia” para referirse a las mujeres con dificultades
o imposibilidad para alcanzar el orgasmo.79
Si bien la ausencia de orgasmos es el dato cardinal del síndrome de anorgasmia femenina, a diferencia de otros síndromes de disfunción sexual, las circunstancias en las que el orgasmo se ausenta tienen mucho mayor importancia para la comprensión clínica del síndrome.80
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ORGASMO FEMENINO
A fin de comprender la disfunción orgásmica, es imprescindible entender primero en qué consiste el orgasmo femenino. Al margen de la forma o tipo de estímulo, consiste en contracciones
rítmicas reflejas, a intervalos de 0.8 segundos, de los músculos perineales, bulbocavernosos
y pubococcígeos, así como de los tejidos dilatados de la “plataforma orgásmica”, la vagina y
el útero. Las características del orgasmo son idénticas en todas las mujeres y los datos clínicos sugieren que el orgasmo femenino puede siempre desencadenarse por algún tipo de
estimulación del clítoris.
La mujer, a diferencia del varón, nunca es refractaria al orgasmo desde el punto de
vista físico, es decir, que si no se encuentra inhibida por alguna razón y su aparato genital
aún se mantiene en la fase de meseta, puede volver a recibir estímulo erótico y, segundos
después del primer orgasmo, alcanzar otro u otros, hasta que físicamente llega a estar exhausta y no desea más estimulación.
La teoría psicoanalítica del desarrollo psicosexual de la mujer, según Otto Fenichel,81
parte de la base de que ella tiene dos zonas erógenas principales: clítoris y vagina. El primero se encuentra muy erotizado durante el periodo infantil del desarrollo, tras lo cual
ocurre una transición de tal erotización hacia la vagina, durante o después de la pubertad.
A partir de esta premisa, la teoría psicoanalítica postula que la mujer tiene dos tipos de
orgasmos: el clitorídeo (análogo al orgasmo masculino y obtenido por estimulación de dicho
órgano) y el vaginal, (desencadenado por la estimulación de la vagina).
Dicha transición del clítoris a la vagina como órgano principal de la excitación sexual,
fue considerada por Freud y sus discípulos como criterio crucial de un desarrollo psicosexual
normal, de tal suerte que toda mujer a la que las caricias clitorídeas continuaran evocándole sensaciones eróticas y en especial aquellas que no obtuvieran orgasmos durante el coito,
eran consideradas neuróticas y necesitadas de tratamiento.
Aunque esta teoría aún recibe apoyo por parte de muchos psicoanalistas, fue criticada
desde distintos ángulos y por diferentes razones (entre los más furiosos, los grupos feministas).
A pesar de que se suelen citar a las investigaciones de Masters y Johnson como prueba de que el orgasmo femenino siempre es clitorídeo, no es una interpretación precisa de
sus hallazgos, ya que ellos descubrieron que la estimulación clitorídea es un ingrediente
crítico en la producción de todos los orgasmos femeninos, coitales o no, y que la dicotomía entre orgasmo vaginal y clitorídeo es un mito.
Masters y Johnson concluyeron que sólo existe un tipo de orgasmo femenino, probablemente desencadenado por estimulación clitorídea (directa o indirecta por estiramiento del capuchón del clítoris durante el coito), que se localiza y experimenta en y alrededor
de la vagina y que contiene componentes clitorídeos y vaginales.
106 • Sexualidad humana
(Capítulo 6)
Según Helen Kaplan, la hipótesis psicoanalítica clitorídea vaginal, lejos de caer en
desuso ha encontrado expresión en una nueva dicotomía: el orgasmo obtenido en el coito,
frente al orgasmo desencadenado por la estimulación clitorídea y refiere que otros clínicos creen que el coito no es esencial para el orgasmo femenino normal. Consideran —de
manera acertada— al orgasmo producido por estimulación directa del área clitorídea tan
auténtico como el que produce el coito y opinan que la incapacidad para alcanzar el
orgasmo durante el acto sexual, en una mujer que por lo demás responde bien, es una
variante normal de la sexualidad femenina.
Es muy importante entender este punto, sobre todo al considerar que la queja más
común por parte de mujeres con deseo y excitación sexuales adecuados, es la de no obtener el orgasmo durante el coito.
Según la misma autora y en conformidad con la experiencia clínica de quien escribe
esta sección, la estimulación del clítoris es quizá crucial en la producción del orgasmo
femenino. La estimulación vaginal, aunque muy placentera, parece que contribuye en mínima medida para desencadenar el reflejo orgásmico en la mayor parte de las mujeres.
Las diferencias en la facilidad con la que las mujeres consiguen el orgasmo, según la
hipótesis de Helen Kaplan, constituyen un continuum (figura 6-11). En uno de los extremos
se hallan aquellas mujeres, muy pocas de hecho, que al sólo fantasear una escena erótica
logran alcanzar el orgasmo en ausencia de cualquier estimulación física. En el punto
siguiente se hallan quienes consiguen llegar al orgasmo con tan solo aumentar en muy
a
no orgasmo
orgasmo bajo
estimulación
clitorídea
b
c
orgasmo
en el coito
orgasmo
con fantasías
Figura 6-11. Continuum de la facilidad orgásmica en las mujeres.
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Disfunciones y trastornos sexuales • 107
poco la estimulación derivada de sus fantasías eróticas, a base de juntar y separar de manera rítmica los muslos y producir así una ligera presión sobre el clítoris (quizá tensando
y relajando los músculos pubococcígeos). Sólo algunos preliminares intensos sin tocar los
genitales (con la sola estimulación de los pechos, por ejemplo) bastan para que las mujeres con gran facilidad orgásmica alcancen a veces el clímax. En posiciones también altas
del continuum de variaciones de la respuesta orgásmica, están aquellas mujeres (casadas algunas con eyaculadores precoces), que después de excitarse lo suficiente en los preliminares, alcanzan el orgasmo después de muy pocos movimientos pélvicos.
Las mujeres que son orgásmicas en la posición superior masculina y tras un periodo
algo más largo de impulsos rítmicos, caen en la zona media de ese continuum. En la siguiente
se hallan aquellas que experimentan orgasmo en el coito, pero sólo en la posición femenina superior, que proporciona una gran dosis de presión y estimulación clitorídeas. Muchas mujeres sólo llegan al orgasmo coital cuando el hombre proporciona estimulación
clitorídea complementaria y manual durante el acto sexual. Las mujeres que logran con
facilidad el orgasmo (y a menudo varios) pero sólo al recibir estimulación clitorídea oral o
manual, ocupan el siguiente puesto en la escala; estas últimas constituyen un amplio sector
de la población femenina.
En la parte inferior del continuum se hallan aquellas mujeres que requieren una estimulación clitorídea prolongada e intensa para alcanzar el orgasmo, y algunas sólo lo logran
si se entregan a fantasías eróticas. Aún más inhibidas se hallan aquellas que se masturban
hasta alcanzar el orgasmo cuando se hallan solas, pero que son inorgásmicas en cualquier
otra circunstancia. Un umbral orgásmico aún más alto se da en las mujeres que no son lo
bastante excitadas por la estimulación manual u oral para alcanzar el orgasmo y que deben
recurrir a la intensa estimulación proporcionada por un vibrador.
Por último, en el otro extremo del continuum se hallan las mujeres (un 10% de la
población femenina) que sufren de una total inhibición de la expresión orgásmica.
Aunque en ocasiones han recibido una dosis razonable de estimulación en diversas circunstancias, nunca han experimentado un orgasmo.
En la opinión de Masters y Johnson, Sherfey y colaboradores,82 opinan que durante
el coito, el clítoris puede ser estimulado de dos maneras, aunque de manera insuficiente
para gran parte de las mujeres: por la presión directa sobre el área púbica por parte del
pubis de la pareja y por la tensión de los labios menores que confluyen en el capuchón
del clítoris y proporcionan cierto masaje cada vez que el falo es empujado dentro de la
vagina. Ambos estímulos mecánicos —hasta cierto punto débiles para producir el orgasmo— resultan eficaces por el hecho de que, para muchas mujeres, las contracciones
orgásmicas vaginales resultan más placenteras si la vagina contiene en ese momento al
pene, a diferencia de si se halla vacía.
Algunas parejas deciden estimular el clítoris manualmente durante el coito y con ello
buscan incrementar la intensidad del estímulo para desencadenar el orgasmo. Con respecto a este punto, la intensidad del estímulo que cada mujer necesita para obtener el orgasmo depende de la mujer en particular y de las circunstancias: hay quienes prefieren sólo
ciertas caricias en los alrededores del clítoris —pues perciben como hipersensible esa
zona— y otras eligen una estimulación vigorosa y directa sobre éste, también hay quienes requieren de poco estímulo y otras que lo precisan por más tiempo.
108 • Sexualidad humana
(Capítulo 6)
Según Helen Kaplan, las reacciones que las mujeres tienen ante la anorgasmia son variables algunas se adaptan al hecho de no obtener el orgasmo o de conseguirlo con mucha dificultad, sin verse afectadas en el terreno psicológico. Suelen negar la importancia del orgasmo
aunque disfrutan los aspectos no orgásmicos de la sexualidad. Muchas de estas mujeres, según
Kaplan, simulan el orgasmo durante el coito, quizá para complacer a su pareja, aunque después de haber quedado decepcionadas una y otra vez, es frecuente que se sientan cada vez
menos interesadas en el coito. Por último, hay mujeres que se sienten en verdad afligidas y airadas por su incapacidad crónica de alcanzar el clímax, aunque no todas buscan ayuda.
DEFINICIÓN
Para la Real Academia Española,83 el significado de anorgasmia se encuentra al unir “an”
con “orgasmo”: “an” proviene del griego a (prefijo que denota privación o negación),
mientras que orgasmo (del griego orgasmos) es la “culminación del placer sexual” o la
“exaltación de la vitalidad de un órgano”. Aunque la Real Academia Española no define “disfunción orgásmica”, se entiende que es la combinación de “disfunción” y “orgasmo”, ya mencionada; “disfunción” es una “alteración cuantitativa o cualitativa de una función orgánica”.
Desde el punto de vista etimológico, la “disfunción orgásmica”, está compuesta de la
combinación de las palabras “disfunción” y “orgasmo”. La primera de ellas, a su vez, es la unión
del prefijo griego dis (“que indica actos defectuosos”), con la palabra latina functio que
significa “cumplimiento”, “ejecución”, “pago” (de un tributo), derivado de fungi “cumplir”
(con un deber, una función). En tanto que “orgasmo” es un derivado culto del griego
organ, “desear ardientemente”, derivado de orgh, “agitación”, “irritación”.
Todos los autores revisados concuerdan al definir a la anorgasmia como un bloqueo,
imposibilidad o incapacidad para alcanzar un orgasmo tras una excitación normal. Así,
para Masters y Johnson, la anorgasmia es la “incapacidad o dificultad de una mujer para
alcanzar el orgasmo”. Helen Kaplan define a la disfunción orgásmica como “una inhibición específica del componente orgásmico de la respuesta sexual”, afirma que “las mujeres que sufren sólo de un bloqueo del componente orgásmico de la respuesta sexual
poseen a menudo un intenso impulso sexual. Puede que no muestren ninguna inhibición
importante de los sentimientos eróticos ni del componente vasocongestivo de la respuesta sexual; ni son tampoco sexualmente anestésicas. Sin embargo, las mujeres anorgásmicas ‘se atascan’ en la fase de meseta de la respuesta sexual, o cerca de ella”.
A la anorgasmia o disfunción orgásmica, la American Psychiatric Association (APA) la
denomina, en el DSM-III,84 como “orgasmo femenino inhibido”, en tanto que el DSMIV la llama “trastorno orgásmico femenino”, cuya característica esencial radica en “una
ausencia o un retraso persistente o recurrente del orgasmo después de una fase de excitación sexual normal”, lo cual constituye el criterio A para su diagnóstico. Muchos autores concuerdan con esta definición.
ASPECTOS EPIDEMIOLÓGICOS
La anorgasmia, en sus diferentes tipos, es el trastorno sexual femenino más común, constituyendo, en estudios de Masters, Johnson y Kolodny,85 hasta 90% de la muestra de
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Disfunciones y trastornos sexuales • 109
pacientes estudiadas. Estas mujeres logran un cierto nivel de excitación sexual pero, a
pesar de recibir un fuerte estímulo erótico, tienen dificultades para llegar al orgasmo.
Los resultados de las investigaciones con respecto a la prevalencia de esta disfunción
han variado de acuerdo con la definición base utilizada. Entre 6 y 11% de las mujeres
nunca han tenido un orgasmo, entre 7 y 22% no lo alcanzan por medio del coito, aunque
sí de otras maneras, y de 10 a 22% tienen orgasmos coitales, pero de manera irregular.
Si se considera lo informado de manera global por varios estudios, es factible inferir que
un 10% de las mujeres nunca han tenido orgasmos durante el coito y quizá otro 10% experimente orgasmos coitales de forma irregular.86-88 Karla Jay estudió a 962 mujeres lesbianas
y heterosexuales estadounidenses, en quienes encontró una prevalencia de anorgasmia de
7%.89 Según Hite (1976)/The Hite report. N.Y. Macmillan, sólo 30% de sus 3 000 mujeres
entrevistadas, reportaron tener orgasmos coitales sin estimulación directa al clítoris.90
Diversos investigadores han documentado la relativa ineficiencia del coito para producir orgasmos, cuando se compara con la estimulación directa al clítoris (manual o por
otras técnicas). Para la población estadounidense, Nathan estima la prevalencia de 5 a
30%,91 Kinsey y colaboradores encontraron que hacia los 30 a 40 años de edad, 10% de
las mujeres entrevistadas nunca habían obtenido un orgasmo.92
En la Ciudad de México, el estudio de De la Peña y Toledo encontró que 6.7% de las
mujeres entrevistadas de la población abierta, nunca o casi nunca habían tenido orgasmos, y
10.1% no sabían bien si los habían experimentado o no.93 Según los reportes de Rubio y
Covián, de la Asociación Mexicana para la Salud Sexual A.C., la anorgasmia fue reportada por
17% de las mujeres entrevistadas y en 29.9% de las mujeres reportadas por González.94,95
De acuerdo con la investigación de Laumann y colaboradores, de 43% de mujeres de
su muestra entre los 18 y 59 años que se quejaron de problemas sexuales, 28% fue por
anorgasmia.96 Para Hisasue y colaboradores la prevalencia de la disfunción orgásmica
femenina se incrementa con la edad, en los resultados que obtuvieron tras entrevistar a 8 956
participantes entre los 17 y 88 años de edad, fue notorio un aumento en la prevalencia
de disfunción orgásmica de 15.2 a 32.2%, al comparar las mujeres cercanas al grupo de
30 años con quienes rondaban los 60 años de edad.97
A lo anterior debe agregarse que sólo una minoría de mujeres experimenta orgasmos
durante sus primeras relaciones sexuales, pues la probabilidad de obtenerlos crece hacia
el final del primer año de relación, quizá porque a mayor número de experiencias mejora el conocimiento que la mujer obtiene de su propio cuerpo y de su respuesta sexual,
logrando así una comunicación erótica más eficaz.
Según Kaplan, la anorgasmia puede representar una variante normal de la sexualidad
femenina, por lo menos para algunas mujeres. La experiencia clínica ha demostrado que
muchas mujeres disfrutan de la excitación, la estimulación autoerótica y las relaciones
sexuales en pareja, a pesar de no tener orgasmos o de obtenerlos sólo de manera esporádica y; sin embargo, acuden a terapia sexual motivadas por sus parejas, quienes se sienten
afligidas por “no ser capaces de despertar el orgasmo en su mujer”. Si bien la respuesta
orgásmica es placentera y vale la pena conocerla, no es el fin último del erotismo y el que
una mujer acuda a terapia sexual para sentir el orgasmo a pesar de no sentirse incómoda
sin ello, hace que el clínico se cuestione si está frente a una disfunción sexual o no.
De acuerdo con la investigación de Nicolson y Burr, las mujeres heterosexuales entrevistadas se encontraron menos preocupadas por la obtención del orgasmo durante el
110 • Sexualidad humana
(Capítulo 6)
coito, que lo que la literatura sugería lo estarían. Existía evidencia; sin embargo, de un
fuerte deseo de experimentar el orgasmo para satisfacer a su pareja.98
Quizá hay una relación más cercana entre las creencias populares sobre lo que es normal (basadas en el modelo médico) con mujeres que se sitúan a sí mismas en una categoría disfuncional, que la existente entre el gozo cotidiano del sexo y las mujeres que se
identifican a sí mismas como saludables desde el punto de vista sexual.
CLASIFICACIÓN
El síndrome de anorgasmia femenina puede clasificarse por dos de sus características:
temporalidad (momento en el cual surge el problema), la cual se divide en primaria (si
la anorgasmia se ha presentado durante toda la vida de la mujer) o secundaria (si ocurre
después de un periodo de funcionamiento normal), y situacionalidad, misma que depende
del contexto (circunstancia) en la cual el problema se presenta, de modo que puede ser global
(en todas las situaciones, contextos, estímulos, procedimientos y compañeros), selectiva (se
alcanza el orgasmo, pero sólo bajo determinadas situaciones o circunstancias) o parcial (la
que se observa en mujeres que sólo son orgásmicas durante la actividad autoerótica).
A diferencia de lo anterior, para LoPiccolo, la disfunción orgásmica secundaria describe a una mujer que, por lo general, no consigue experimentar un orgasmo durante el
coito, pero que sí lo obtiene a través de la masturbación o mediante la estimulación tanto
manual como oral de sus genitales por parte de su pareja.99 La APA, en el DSM-IV, utiliza los términos “trastorno orgásmico de toda la vida” y “adquirido” para referirse a la
anorgasmia primaria y secundaria, de manera respectiva.
El término “anorgasmia fortuita” se aplica a mujeres que han tenido orgasmos con
distintos métodos, actividades o estimulaciones, pero de manera poco frecuente.
Asimismo, la APA clasifica a la anorgasmia en función a factores etiológicos. De esa manera, en el DSM-IV se encuentra la distinción entre anorgasmia debida a factores psicológicos y la que es causada por factores combinados (orgánicos y psicológicos).
En opinión de LoPiccolo, la anorgasmia es generada por inhibición o por angustia de
desempeño. Las mujeres inhibidas se aproximan más al estereotipo de la “mujer frígida” y
tienen una historia de educación sexual negativa por parte de los padres o religiosa, a consecuencia de lo cual manifiestan repulsión hacia el sexo, dificultades para excitarse y
renuencia hacia acudir a terapia, a la cual asisten sólo para complacer a la pareja. Las mujeres con angustia de desempeño, por otra parte, suelen tener una historia parental y religiosa con poco impacto en el ámbito sexual, disfrutan del sexo, alcanzan la excitación y llegan
a terapia ávidas de la experiencia del orgasmo para su propia gratificación; a menudo estas
pacientes creen que para ser “mujer de verdad” deben ser multiorgásmicas y supersexuadas.
ETIOLOGÍA
En opinión de diversos autores, como todas las disfunciones sexuales, la anorgasmia puede
ser de origen orgánico, psicológico (o psicosocial, cuando intervienen factores psicológicos,
interpersonales, ambientales y culturales) o mixto. Se considera que la disfunción orgásmica se encuentra relacionada con factores orgánicos en menos de 5% de los casos
Disfunciones y trastornos sexuales • 111
Según Rubio y Díaz, es poco frecuente identificar causas orgánicas en los casos de
anorgasmia, de modo que son los factores psicológicos los que más peso tienen en la etiología de esta disfunción, aunque pudieran presentarse como el resultado de la falta de
conocimiento científico respecto a la neurofisiología del proceso orgásmico femenino.100
A fin de ilustrar con más claridad los procesos etiopatogénicos posibles del síndrome
de anorgasmia femenina, vale la pena considerarlos en relación a los ejes de temporalidad
y globalidad.
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Factores biológicos
Existe la evidencia de que el síndrome de anorgasmia femenina llega a estar asociado con
problemas circulatorios y neurológicos de la región pélvica (tumores o lesiones de la médula
espinal, neuropatía diabética); en el caso de la esclerosis múltiple, si bien no es muy frecuente, hay cierta controversia con respecto al hecho de que sí genera anorgasmia; según
la investigación de Borello-France y Leng,101 70% de las 133 mujeres con esclerosis múltiple estudiadas, no tenían problemas para obtener el orgasmo, aunque otros autores
hallaron diferentes resultados. El desbalance hormonal, en particular la deficiencia de
estrógenos que la mujer experimenta durante el climaterio, también interfiere con el
orgasmo femenino.102
Los factores ginecológicos más comunes observados en el síndrome de anorgasmia,
son las anomalías anatómicas de la vagina, del útero o de las estructuras de soporte de la
pelvis, así como las vulvovaginitis recurrentes y severas, las infecciones, traumatismos o
desgarros de origen quirúrgico.
Otras causas orgánicas incluyen las enfermedades crónico-degenerativas graves, el
alcoholismo, las adicciones a narcóticos y otras sustancias de abuso. Aunque para la APA,
enfermedades crónicas como la diabetes o el cáncer pélvico suelen alterar de manera fundamental la fase de excitación sexual, permiten que quede intacta la capacidad para
experimentar orgasmo.
Con respecto a la experiencia clínica de la autora de esta sección, en el subgrupo de
mujeres con síndrome de anorgasmia primaria global parece ser una etiología constante la
presencia de factores psicológicos que, hasta cierto punto, resultan simples de modificar.
Existen evidencias, según Giraldi y Victor,103 de que la disfunción sexual femenina y
en particular la anorgasmia, en ocasiones es producto de la utilización de fármacos como
los antidepresivos inhibidores selectivos de la recaptura de la serotonina y de otros tipos,
además de los antipsicóticos, antihipertensivos (receptores H2) y las hormonas sexuales.
La depresión mayor no tratada como causante de anorgasmia femenina (además de
deseo sexual hipoactivo y trastornos de la excitación) ha sido descrita por múltiples autores.
De acuerdo con Tunuguntla y Gousse,104 la posibilidad de que las disfunciones
sexuales femeninas y entre ellas la anorgasmia, sean consecuencia de cirugías del piso pélvico, es poco probable, aunque requiere más estudios; de hecho hay evidencia de que la
colporrafia posterior podría mejorar la función sexual femenina.
Otra controversia que vale la pena subrayar es que, de acuerdo con algunos investigadores, parecería que en la mayoría de las mujeres el fortalecimiento de los músculos del
piso pélvico aumenta la capacidad e intensidad de los orgasmos. Sin embargo, y a pesar de
112 • Sexualidad humana
(Capítulo 6)
las investigaciones de Kegel y según Heiman y LoPiccolo,105 diversos estudios han demostrado que no todas las mujeres con dificultades para alcanzar el orgasmo tienen debilitados estos músculos.
En conclusión, la anorgasmia producida por causas orgánicas o biológicas es una porción muy pequeña de los casos y algunos especialistas han llegado a dudar que dichos factores desempeñan una función determinante en tal disfunción, aunque sí queda más clara
su influencia en los trastornos de la excitación.
Factores psicosociales
Los problemas emocionales y psicológicos que quizá sufra la mujer tienen estrecha relación con los vínculos interpersonales que estableció con sus familiares más cercanos y se
manifiestan con claridad en las relaciones cotidianas con los compañeros, parejas e hijos.
Una relación de poco apego o conflictiva con los padres, una familia que transmitió
a sus miembros una actitud negativa hacia el sexo, la falta de información (o si ésta es
errónea y teñida de prejuicios y tabúes), ciertas condiciones culturales negativas, experiencias de abuso sexual en la infancia o adolescencia, una identidad sexual en conflicto,
factores interpersonales y la angustia son, todos, factores que llegan a predisponer a la
persona para que, al alcanzar la madurez sexual y ser sexualmente activa, presente uno o
más síndromes de disfunción sexual.
Según Kaplan, “el orgasmo puede ser inhibido por haber adquirido un significado
simbólico, porque su intensidad aterra a la mujer o porque los sentimientos eróticos evocan
conflictos inconscientes La ambivalencia de la paciente respecto a su compromiso de cara
a la relación conyugal, el temor a ser abandonada, el temor a afirmar su independencia,
el sentimiento de culpabilidad sexual y la hostilidad hacia su compañero, también desempeñan un importante papel en la formación de ese hipercontrol involuntario del reflejo orgásmico que, en último término, produce una disfunción orgásmica. En las mujeres
anorgásmicas es muy frecuente el miedo a perder el control sobre los sentimientos y
sobre su conducta, y resultan cruciales para la patogénesis de este trastorno los consiguientes mecanismos de defensa de ‘contenerse’ y de ‘hipercontrol’”.
Como en todas las disfunciones sexuales, en la anorgasmia también actúan mecanismos
inmediatos que, en este caso en particular, son la mala o nula integración del reflejo orgásmico, la conducta de autoobservación obsesiva y la angustia de desempeño o ejecución.
Reibstein y Richards, afirman que no se ha demostrado que la calidad de la relación
de una hija con su madre afecte su desarrollo sexual;106 por el contrario, está demostrado
que el rol del padre es fundamental en este aspecto: “las mujeres que manifiestan haber
tenido una magra relación con sus padres, o cuya relación se vio interrumpida durante la
infancia porque el padre se ausentaba durante largos periodos a causa del trabajo o de un
divorcio, son las más proclives a tener dificultades para alcanzar orgasmos”. Sin embargo,
las hijas que cuentan con recuerdos felices del padre durante la infancia, se sienten más
cómodas y menos ansiosas frente a los hombres que aquellas cuyas relaciones tempranas
fueron tensas o se vieron interrumpidas. Así que la conclusión es que una buena relación
con el padre durante la niñez contribuye al buen desarrollo de la sexualidad de la hija y
que, en general, ayuda a construir la autoestima y la confianza que la mujer necesita para
estar bien consigo misma y con su cuerpo.
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Disfunciones y trastornos sexuales • 113
Los mismos autores afirman que la atmósfera general del hogar durante la niñez también es un factor fundamental: las mujeres que informan que sus padres tuvieron una
buena relación y que el sexo no era un tema tabú en las conversaciones familiares, tienen
más posibilidades de establecer buenas relaciones sexuales.
En desacuerdo con Reibstein y Richards, otros autores sostienen que la presencia e influencia de la madre es la que más influye en la posibilidad de que la hija sea o no orgásmica.
De acuerdo con Masters, Johnson y Kolodny,107 en muchas mujeres que nunca han
experimentado orgasmos parece estar implicada una educación religiosa severa y negativa
respecto del sexo. Según los datos que obtuvieron, resalta el hecho de que un alto porcentaje (no especificado) de las mujeres que sufren de anorgasmia o disfunción orgásmica primaria, fueron educadas con la idea de que la sexualidad y el sexo son, de manera esencial e
inherente, malos y pecaminosos, También consideraban a sus genitales como algo sucio y percibían a la masturbación como maligna, perversa y de peligrosas consecuencias. En este estudio concluyeron que este tipo de educación negativa respecto del sexo no se encontraba
circunscrita o limitada a familias con una fuerte orientación religiosa. Tampoco establecieron
una relación causal inevitable entre ese tipo de educación y las disfunciones sexuales, conflictos o culpabilidad sexual en la vida adulta. No lograron definir una forma de establecer el
porcentaje de mujeres que, habiendo sido educadas en familias con esta visión negativa del
sexo, han llevado una vida sexual plena y satisfactoria en la vida adulta.
Se tiene que considerar que, si bien la educación negativa respecto a la sexualidad no
siempre predestina problemas sexuales de la edad adulta, con frecuencia entorpece el
desarrollo erótico de las personas. Según la experiencia de la autora de esta sección, no
todas las mujeres provenientes de familias muy religiosas y represoras con respecto a la
sexualidad presentan anorgasmia, ni quienes provienen de un entorno en el que se brindó educación sexual y apertura con respecto al tema, están exentas de tal disfunción;
parecería que intervienen diversos factores tanto individuales (rasgos de temperamento,
personalidad) como de interacción (con el medio, la familia, la pareja, los pares) para que
una persona presente o no una disfunción sexual.
Según Reibstein y Richards, “Las mujeres que tuvieron una o más relaciones sexuales satisfactorias antes del matrimonio, y en particular aquellas que comenzaron a masturbarse antes o en las primeras etapas del matrimonio, experimentan orgasmos regulares
con su esposo”, refiriéndose a mujeres heterosexuales.108
Masters, Johnson y Kolodny afirman que “los problemas de imagen son otra causa
común de la disfunción orgásmica primaria, aunque éstos parecen ser menos problemáticos en las mujeres que tienen orgasmos en otras actividades sexuales con un compañero
(anorgasmia secundaria).109 Por otra parte, es frecuente encontrar a mujeres que experimentan orgasmos durante la masturbación solitaria pero no con un compañero, y se sienten perturbadas por cuestiones de atractivo personal y propia valía sexual, al tiempo que
tienen conflictos respecto de la relación en sí”.
Según Fisher y Chevret,109,110 es frecuente que la anorgasmia de una mujer heterosexual sea producto de la disfunción eréctil de su pareja. Renshaw encontró una prevalencia de 62% de dificultades sexuales en parejas de hombres con disfunción eréctil, entre
otras la anorgasmia primaria y secundaria.111
Según la experiencia de la autora de esta sección y los estudios realizados por Jeffrey
Noble,112 también ha sido descrita la anorgasmia femenina asociada con una pareja
114 • Sexualidad humana
(Capítulo 6)
sexual con eyaculación precoz; si bien ya se habló del relativo impacto del coito para la
obtención del orgasmo femenino, muchas mujeres se quejan de anorgasmia por el hecho
de que la eyaculación de su pareja se produce de manera rápida, con la consecuente detumescencia peniana e interrupción de la actividad sexual coital, lo cual les priva del tiempo y estímulos necesarios para alcanzar el clímax.
Según Joseph LoPiccolo,113 el rol de la pareja masculina como un efectivo y no
demandante compañero sexual para la mujer resulta crucial en la disfunción orgásmica,
sobre todo en la disfunción secundaria.
DIAGNÓSTICO
Es imprescindible que tanto terapeutas sexuales como personas dedicadas a la promoción
de la salud interesados en las disfunciones sexuales, tengan una idea clara de la disfunción de
la que la paciente (y con mucha frecuencia, su pareja) se están quejando, a fin de brindar la
mejor ayuda posible. Vale la pena plantearse varias preguntas como las siguientes:
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¿Cuál es el motivo de la consulta?
¿Existen una o varias disfunciones sexuales?
¿La pareja de quien nos consulta presenta una (o varias) disfunciones sexuales?
¿Qué síndrome de disfunción sexual es?
¿Es un síndrome primario o secundario?
¿Es un síndrome global, selectivo o parcial?
¿Es un síndrome predominantemente psicológico, orgánico o mixto?
¿Cuáles parecen ser sus causas?
¿Qué otros elementos acompañan a la disfunción sexual?
¿Hay conflictos en la relación de pareja?
¿Algún fármaco puede estar provocando la disfunción?
¿Es factible que algún aspecto orgánico esté provocando la disfunción?
¿Hay algún aspecto psicológico o emocional que ocasione la disfunción?
Es importante realizar con cada paciente —justo para contestar las anteriores preguntas— una historia clínica médica lo más completa posible, así como una historia clínica
sexual que incluya a la pareja.
Como se explicó en la parte de etiología, debido a que la anorgasmia femenina en
muy pocas ocasiones se debe a problemas orgánicos o físicos, no hay estudios de laboratorio “de rutina” por realizar. Sin embargo, si la historia clínica médica hace sospechar
alguna patología, se podrán realizar tanto las interconsultas necesarias (ginecoobstetricia,
medicina interna, endocrinología, neurología) como los estudios de laboratorio necesarios
(glicemia, exudado vaginal, perfil hormonal, potenciales evocados).
Es recomendable que el profesional dedique el tiempo necesario para el interrogatorio para obtener la mayor parte de los datos posibles con respecto al síndrome de disfunción sexual, evitando prejuicios y manifestando un lenguaje verbal y no verbal (actitud)
empáticos, considerando que la sexualidad de las personas es uno de los aspectos más
íntimos de sus vidas.
Disfunciones y trastornos sexuales • 115
TRATAMIENTO
Según Kaplan, la terapia sexual (a diferencia del psicoanálisis, y las terapias conductual y
marital), que emplea una combinación integrada y dinámica de experiencias sexuales
prescritas y de psicoterapia, parece constituir el tratamiento óptimo.
Si se considera que en la mayoría de las ocasiones el síndrome de anorgasmia se debe
a un hipercontrol involuntario del reflejo orgásmico, las estrategias sugeridas por Kaplan
consisten en extinguir tal fenómeno. El tratamiento consiste en enseñar a la paciente a que
enfoque su atención sobre las sensaciones premonitorias que se asocian con la función
refleja en cuestión, para permitirles llegar a su conclusión natural, libres de control: las sensaciones eróticas previas al orgasmo. Para lograrlo, considera preciso distraer a la paciente
de ese hipercontrol inhibitorio que ha ejercido de manera inconsciente sobre la respuesta.
A fin de cumplir con tales objetivos, la técnica utilizada por Helen Kaplan (y por sus múltiples seguidores), es emplear una combinación de procedimientos psicoterapéuticos y conductuales, tanto para analizar los conflictos intrapsíquicos y transaccionales que provocaron
que la mujer “retuviera el orgasmo”. De manera paralela, la paciente efectúa una serie de
experiencias sexuales que intentan extinguir esa inhibición no adaptativa.
Si bien el tratamiento terapéutico de la mujer que presenta el síndrome de anorgasmia primaria difiere un poco del de la paciente con anorgasmia situacional, hay técnicas
terapéuticas comunes.
En el caso de la anorgasmia primaria global (en que la mujer nunca ha experimentado el orgasmo, bajo ninguna circunstancia), considere las técnicas utilizadas por la autora de esta sección —mismas que se basan en la experiencia de Helen S. Kaplan y que son
y han sido efectivas para la gran mayoría de los casos—. Las siguientes estrategias tienen
por objetivo lograr que la mujer alcance al menos un orgasmo.
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Tranquilizar a la paciente y a su pareja explicándoles que la disfunción que presenta ella (y afecta a ambos), es común y tratable.
Explicar que el reflejo orgásmico ha sido inhibido por alguna razón que debe ser
esclarecida.
Explicar que el orgasmo se presentará toda vez que el estímulo erótico sea lo bastante intenso y eficaz como para “vencer” el bloqueo.
Explorar las raíces del bloqueo orgásmico
Identificar (o “hacer conscientes” en el caso de que no lo sean) y modificar los
“mecanismos inmediatos” que provocan la disfunción (angustia de desempeño,
desconexión, autoobservación obsesiva o actitud de expectadora).
Lograr que la paciente se estimule (en privado, sin presión, sola y sin exigencia),
abandonándose en las sensaciones placenteras, hasta lograr el orgasmo. Es factible
sugerir a la paciente que distraiga su atención en la obtención del orgasmo mediante leer material erótico (que le resulte muy excitante) mientras se está estimulando.
Sugerir la masturbación manual como técnicas de estimulación y, de no resultar
lo bastante intensa, la masturbación genital con un vibrador. Es un hecho de que
la propuesta del uso de un vibrador puede ser amenazante para algunas mujeres;
el papel del terapeuta es explorar los temores de la paciente con respecto al uso
de tal aparato, disiparlos, reflexionar sobre las ventajas de la utilización de tal
ayuda, además de instruir, orientar y tranquilizar a la paciente, de modo que no
se sienta amenazada.
116 • Sexualidad humana
(Capítulo 6)
8.
La distracción posee, según Kaplan, una aplicación universal en el desencadenamiento de cualquier reflejo inhibido. Lograr que la mujer deje de “vigilar la llegada del orgasmo”, permitirá su aparición refleja. Se instruye a la mujer para que
logre la distracción enfocando su atención en las fantasías eróticas, el material erótico, su respiración y las contracciones de los músculos vaginales.
9. Si se considera que el orgasmo consiste en la contracción clónica de los músculos del
piso pélvico, puede ser inhibido de modo consciente o inconsciente mediante hiperrelajación o contractura espástica de éstos. Por tal razón, se pide a la mujer que (con
el fin de permitir la aparición del reflejo orgásmico), cuando sienta que ya alcanzó el
nivel máximo de excitación, contraiga de manera voluntaria los músculos vaginales
y abdominales, que puje (como durante el parto) y que, estando en el borde de su
cama, deje colgar su cabeza a fin de lograr una hiperextensión del cuello.
10. Cuando la mujer alcance el primer orgasmo y haya tenido oportunidad de practicarlo varias veces (con lo cual se incrementa su confianza en obtenerlo), es hora de transferirlo a la situación con la pareja. Lo anterior consiste en integrar a la pareja de la
paciente a las prácticas masturbatorias y dejarse instruir por ella. Se les solicite que tengan relaciones sexuales como las acostumbran sin ninguna exigencia, para la mujer,
de obtener el orgasmo. Una vez que el hombre ha eyaculado, procederá a estimular
a la mujer con el vibrador, guiado por su mano, hasta que se dispare el orgasmo. A la
mujer se le recomienda que asuma una actitud por completo “egoísta”, centrada en
su propio placer y utilizando, si fuera necesaria, las fantasías que ella requiera para
alcanzar el clímax. Es probable que algunas mujeres se sientan inhibidas durante esta
transición de la obtención solitaria del orgasmo a la obtención en presencia de la
pareja, en cuyo caso requerirán más práctica y terapia adicional. Es factible decir que
la totalidad de las mujeres (en la experiencia clínica de la autora de esta sección),
pueden lograrlo con relativa facilidad a través de estas técnicas, por supuesto, gracias
a la guía terapéutica, repetición, gradualidad y perseverancia por parte de la paciente y su pareja (figuras 6-12 a 6-14).
Los casos de anorgasmia situacional o parcial (en que la mujer logra el orgasmo sólo en
situaciones de baja tensión, durante la masturbación y a solas), se presentan con más
frecuencia que la anorgasmia primaria global. En esta categoría encontramos a las mujeres que logran el orgasmo sólo con la ayuda de un vibrador, estimulación oral (o de otro
tipo) intensa y prolongada en el clítoris. Llaman la atención aquellas mujeres que no consiguen experimentar el orgasmo en respuesta a una estimulación clitorídea y sólo son orgásmicas con coito prolongado (circunstancia que demanda, dicho sea de paso, una gran presión
psicológica y física para el hombre).
El tratamiento de la disfunción orgásmica situacional va orientada a descubrir y resolver los conflictos específicos que inhiben a la paciente en las situaciones “no orgásmicas”.
La anorgasmia coital es un tipo de anorgasmia situacional en que la mujer tiene muy
buena respuesta ante los estímulos eróticos, pero no puede tener un orgasmo durante el
coito a menos de que reciba una estimulación clitorídea simultánea. Helen Kaplan se pregunta si este tipo de anorgasmia es atribuible a problemas de desempeño del hombre,
trastornos profundos en la relación de pareja, conflictos inconscientes no resueltos o simple y sencillamente una variante de la respuesta sexual femenina.
Disfunciones y trastornos sexuales • 117
Figura 6-12. Empleo del vibrador en la estimulación del clítoris. (Reproducido con permiso de
McCary: Sexualidad humana, 5ª ed. D.R. © 1996. Cortesía de Editorial El Manual Moderno, S.A.
de C.V.)
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Es importante tomar en cuenta que no hay hallazgos científicos que demuestren que
la mujer incapaz de lograr el orgasmo durante el coito tenga alguna patología, ni que tal
respuesta caiga dentro de la respuesta sexual “normal”.
Algunas veces, estos casos de anorgasmia están relacionados con una inhibición específica de tal reflejo, a técnicas eróticas ineficientes o conflictos conyugales. En otros casos, no
es posible identificar el factor causal, pero queda claro que la mujer requiere una estimulación más intensa que la que provee el coito per se para obtener el clímax. En la práctica
Figura 6-13. Cara a cara, con la mujer encima (ambos sentados). (Reproducido con permiso de
McCary: Sexualidad humana, 5ª ed. D.R. © 1996. Cortesía de Editorial El Manual Moderno, S.A.
de C.V.)
118 • Sexualidad humana
(Capítulo 6)
Figura 6-14. Introducción por detrás posición semilateral.
clínica todas las mujeres coitalmente anorgásmicas deben recibir la oportunidad de obtener ayuda terapéutica, en el entendido que viven su sexualidad de manera insatisfactoria.
Sin embargo, es un hecho que no todas las mujeres lograrán percibir el orgasmo durante
el coito a pesar de la terapia y, menos aún, el tan idealizado orgasmo simultáneo. Parte
de la labor del terapeuta es tranquilizar a las pacientes y encontrar alternativas que, en
este tipo de anorgasmia, consisten en proponer la obtención del orgasmo “por turnos”,
además de la implementación de estrategias de estimulación clitorídea intensa durante el
coito y la explicación de que el orgasmo coital no es más que una de las maneras de obtenerlo. Kaplan también explica que el umbral al orgasmo varía de una mujer a otra, por lo
que cada una a lo largo de su vida y al vivir diversas experiencias eróticas, irá descubriendo
el tipo y calidad de estímulos capaces de desencadenar en ella el reflejo orgásmico.
DISFUNCIÓN ORGÁSMICA MASCULINA
Claudia Wally Rampazzo Bonaldo
SÍNDROME DE ANORGASMIA
Introducción
Muchos profesionales de la salud están familiarizados con el concepto de anorgasmia
femenina y un poco menos, tal vez, con el de anorgasmia masculina que, a pesar de ser
Disfunciones y trastornos sexuales • 119
menos frecuente, también es motivo de consulta por parte de hombres y mujeres, en los
consultorios de los terapeutas sexuales.
Masters define al varón con anorgasmia o eyaculación inhibida (EI) como aquél que
“no ha sido nunca capaz de eyacular dentro de la vagina”, en tanto que Kaplan, da una
definición muy parecida.
Estos varones son capaces de tener un orgasmo en presencia de su pareja sólo bajo la estimulación manual y oral, aunque no logran eyacular dentro de la vagina. Algunas manifestaciones más leves son de tipo situacional y algunas requieren de un coito demasiado largo y vigoroso
para eyacular. La forma adquirida de EI es bastante rara. De hecho, el varón que es capaz de
contenerse o “durar toda la noche” parecería envidiable, pues alimenta el mito de que es capaz
de satisfacer a cualquier mujer y, por tanto, es buscado de manera compulsiva por ellas.
En la práctica, el hombre evaluado en un contexto de pareja suele buscar el placer mutuo
más que una relación coital prolongada de modo indefinido, ya que lejos de sentirse satisfecho por no eyacular y permanecer con una erección durante mucho tiempo, se percibe frustrado, incompleto e insatisfecho en el ámbito erótico, además de que su pareja a menudo
concluye que no es lo bastante atractiva como para desencadenar en él el clímax. Por otra
parte, el coito sostenido, vigoroso y demasiado prolongado, en particular si la mujer ya obtuvo uno o varios orgasmos, llega a provocar en ella dispareunia y, a largo plazo, conductas evitativas de los encuentros sexuales, disminución de la libido y trastornos de la excitación.
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Definición
El Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales,114 define a la eyaculación
inhibida (EI) como la ausencia o retraso persistente o recurrente del orgasmo, tras una
fase de excitación sexual normal, en el transcurso de una relación sexual normal. El diagnóstico clínico debe efectuarse teniendo en cuenta la edad del individuo, considerando
que sea adecuada en cuanto a tipo de estimulación, intensidad y duración. El trastorno
provoca malestar acusado o dificultades en las relaciones interpersonales.
El trastorno orgásmico no se explica mejor por la presencia de otro trastorno (excepto otra
disfunción sexual) y no es debido de manera exclusiva a los efectos fisiológicos directos de
una sustancia (p. ej., drogas o fármacos) o a una enfermedad médica. Sin embargo, según lo
señalan Waldinger y Schweitzer,115 los trastornos orgásmicos y eyaculatorios, son considerados de manera errónea como uno mismo en el sistema de clasificación del DSM-IV, cuando en realidad son expresiones de fenómenos neurobiológicos distintos y, por desgracia,
refieren los criterios para tal definición y clasificación que fueron aceptados a pesar de no
contar con investigaciones dotadas de diseño y metodología apropiadas.116
A pesar de las controversias, el síndrome de anorgasmia masculina es conocido también
como eyaculación retardada, eyaculación inhibida, incompetencia eyaculatoria, aneyaculación, orgasmo masculino inhibido o sobrecontrol eyaculatorio, entre otros términos.117
Clasificación
Según el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, la anorgasmia masculina está clasificada dentro del rubro de trastornos sexuales y de la identidad sexual, en el inciso de trastornos orgásmicos, junto al trastorno orgásmico femenino y la eyaculación precoz.118
120 • Sexualidad humana
(Capítulo 6)
Para McMahon y colaboradores, el trastorno orgásmico-eyaculatorio masculino incluye la eyaculación inhibida, la aneyaculación, la anorgasmia, la eyaculación retrógrada y la
eyaculación precoz. Esta última no será tratada en este capítulo sino en otra sección dedicada por completa a ella.
Como otras disfunciones, la eyaculación inhibida (EI; o aneyaculación) es catalogada en
función a dos de sus características: temporalidad (momento en el cual surge el problema),
misma que se divide en primaria (si se ha presentado durante toda la vida del varón) o
secundaria (si ha ocurrido en la vida del varón después de un periodo de funcionamiento normal); además de la situacionalidad, que depende de la circunstancia en la cual el
problema se presenta, quizá global (en todas las situaciones, contextos, estímulos, procedimientos y parejas), selectiva (alcanza el orgasmo, pero sólo bajo determinadas situaciones
o circunstancias) o parcial (término que se utiliza para denominar a los varones que sólo
eyaculan durante la actividad autoerótica). El DSM-IV clasifica a esta disfunción también
por los criterios de causalidad, dividiéndolos en psicológicos y combinados.
Epidemiología
La mayor parte de la literatura refiere que el síndrome de anorgasmia masculina o eyaculación retardada es una disfunción bastante rara. Kaplan refirió que su muestra era demasiado pequeña como para ser reportada.
Diversos estudios desde el decenio de 1970-79 hasta el de 1990-99, hablan de rangos
de prevalencia que van desde 3 hasta 39%, en poblaciones diversas. En 2003, un estudio
realizado con pacientes de medicina general, arrojó una prevalencia de 11%. Hace poco
Laumann encontró en EUA una prevalencia de 7.8% en hombres estadounidenses de entre
18 y 59 años de edad.119
Según McMahon y colaboradores, la anorgasmia masculina es más prevalente en
hombres mayores debido a: 1) pérdida progresiva de la rapidez de conducción de los axones
sensoriales periféricos que comienza a ser evidente en la tercera década de la vida y 2) atrofia
dérmica, debida a infiltraciones colágenas que ocurren en hombres mayores y que resulta de hipoestesia peniana y dificultad en lograr la respuesta eyaculatoria.
Etiología
Las causas de orgasmo masculino inhibido o eyaculación retardada, se agrupan como se describe a continuación.
• Causas fisiológicas: hipoestesia peniana, lentitud de los reflejos bulbocavernosos,
técnica autoerótica idiosincrática.
• Causas congénitas: quiste del conducto mulleriano, anormalidades del conducto de
Wolff, síndrome de Prune Belly.
• Causas quirúrgicas: resección transuretral de la próstata, incisión del cuello vesical.
• Causas neurológicas: neuropatía diabética, lesión medular, prostatectomía radical,
proctocolectomía, simpatectomía bilateral, aneurismectomía de la aorta abdominal,
linfadenectomía para aórtica, enfermedades desmielinizantes
• Causas endocrinas: diabetes mellitus, hipogonadismo, hipotiroidismo.
Disfunciones y trastornos sexuales • 121
• Edad: tercera década de la vida en adelante y la presencia más frecuente de enfermedad vascular periférica, neuropatía diabética, enfermedades psiquiátricas.
• Utilización de sustancias: α bloqueadores, β bloqueadores, bloqueadores adrenérgicos,
alcohol, antipsicóticos, antidepresivos atípicos (trazodona), baclofen, benzodiacepinas, inhibidores de la monoamino-oxidasa (IMAO), naproxeno, opioides, inhibidores selectos de la recaptura de serotonina (ISRS), tiazidas, antidepresivos tricíclicos.
• Causas psicológicas y diádicas: presencias de sentimientos de hostilidad hacia o
desde la pareja.
• Otras: tabaquismo, alcoholismo, sedentarismo, soledad, enfermedades psiquiátricas,
dispareunia, falta de privacía para la actividad sexual.
Un metaanálisis de las etiologías del síndrome de anorgasmia masculina en el que se
incluyeron 560 varones, arrojó la siguiente estratificación: lesión medular (68.9%), disección de ganglios linfáticos retroperitoneales (20.7%), diabetes mellitus (2.1%), traumatismo o cirugía retroperitoneal (0.9%), esclerosis múltiple (0.4%), cirugía del cuello vesical
(0.2%), idiopático (7.1%).
Queda bastante claro que toda obstrucción, interrupción o alteración de los conductos genitales, los nervios y la conducción nerviosa, los vasos y la irrigación sanguínea, algunos trastornos hormonales y la habituación y predilección del varón por ciertas técnicas
masturbatorias condicionantes, llegan a causar anorgasmia o eyaculación retardada.
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Diagnóstico
Como ha sido descrito para el resto de las disfunciones sexuales, es imprescindible que para
la concreción del diagnóstico el clínico realice una historia médica completa que incluya
exploración física general y genital, una historia sexual y una de la relación de pareja, en
el afán de descubrir la temporalidad y situacionalidad del síndrome y, por otra parte, las
posibles causas precipitantes y agravantes de éste.
Es importante enfatizar el hecho de que es preciso solicitar la intervención e interconsulta de otros especialistas, como neurológos, psiquiatras, endocrinólogos, urólogos o
psicólogos (entre otros) y que parte del éxito diagnóstico y terapéutico radica justo en el
reconocimiento de las propias limitaciones y la complejidad del síndrome.
Laboratorio y gabinete
Los estudios requeridos para confirmar o descartar las posibles etiologías del síndrome de
eyaculación retardada o anorgasmia masculina, dependen del diagnóstico presuntivo que
el clínico elabore y tal vez incluya glucemia, perfil hormonal, potenciales evocados de
genitales y lumbares o resonancia magnética.
Tratamiento
Así, el tratamiento depende de que sea obtenido el diagnóstico correcto a través de la historia clínica médica, la historia sexual, la evaluación de la relación de pareja y los resultados de los estudios de laboratorio y gabinete realizados.
Es un hecho que casi todo problema psicológico puede estar asociado con trastornos
del orgasmo, por lo que es fundamental la valoración de este aspecto en el paciente como
parte integral de la evaluación inicial.
122 • Sexualidad humana
(Capítulo 6)
Cuando la causa de la eyaculación retardada es farmacológica, deberá valorarse junto
con el médico tratante (psiquiatra, medico general u otro) la suspensión y sustitución de
los medicamentos administrados para otra afección. Para ello, existen fármacos liberadores de dopamina, agonistas de hidroxitriptamina, histamina, serotonina y noradrenalina a
nivel central (amantadina, bupropión, buspirona, ciproheptadina y yohimbina) que son
facilitadores de la eyaculación y es posible administrarlos cuando la anorgasmia masculina
se debe al uso de fluoxetina, fluvoxamina, nortriptilina, clomipramina, imipramina, sertralina o paroxetina.120-123
En cuanto a la utilidad de la terapia sexual para tratar la anorgasmia masculina, los
textos recomiendan relajación meditativa en combinación con la psicoterapia, además de
la utilización de películas, material, libros y revistas de contenido erótico, juegos y fantasías sexuales y ejercicios de masturbación que resulten muy estimulantes y erotizantes
para el paciente.124
Bancroft considera que un estímulo inadecuado o insuficiente puede ser el causante
del bloqueo orgásmico y la eyaculación retardada, por lo que propone la utilización de lubricantes genitales y su estimulación vigorosa para superar tal bloqueo, con el fin de lograr,
primero, la eyaculación extravaginal y, después, tras la implementación de prácticas subsecuentes, la eyaculación cada vez más cercana a la vagina hasta lograr el reflejo de manera intravaginal. Hawton sugiere que durante los ejercicios de masturbación en presencia
de la pareja, el hombre centre su atención en las sensaciones placenteras genitales y elija
la posición superior a la hora del coito (“posición del misionero”). Ambos autores coinciden en la gran utilidad de los vibradores para incrementar el nivel de excitación.125,126
Es muy importante considerar y evaluar el vínculo de pareja para el tratamiento de
los casos de eyaculación retardada, ya que la dinámica entre ambos puede ser uno de los
factores predisponentes o desencadenantes de la disfunción y causantes del fracaso terapéutico: la actividad sexual monótona, con poca o nula confianza entre los miembros de
la pareja, comunicación erótica insuficiente, así como la presencia de conflictos, son circunstancias que requieren ser atendidas con prontitud en una terapia de pareja.
Cuando la anorgasmia masculina se ve acompañada de disfunción eréctil, esta última
debe ser atendida primero siendo siempre el fin principal del tratamiento, la satisfacción
y salud sexuales de ambos miembros de la pareja. Si se considera que cada caso es único,
el abordaje ecléctico es el más recomendado y, como todo tratamiento, debe ser explicado y discutido con el paciente y su pareja.127
Pronóstico
Munjack y Kanno, en un metanálisis reportaron de 42 a 82% de éxito de la terapia sexual
como tratamiento curativo del síndrome de eyaculación retardada o anorgasmia masculina.128
Según Kaplan, es afortunado el hecho de que sea poco frecuente que lleguen a consulta varones que nunca han podido eyacular (ni con autoestimulación), debido a que suelen ser casos difíciles de tratar. En su forma leve, el retardo o incompetencia eyaculatoria
es hasta cierto punto común y tiene un excelente pronóstico con la terapia sexual.
En la forma moderada de este trastorno, el varón sólo consigue eyacular con la masturbación y cuando está solo; sin embargo, en función de los factores causales, el pronóstico
varía, siendo bastante reservado en los casos de daño neurológico o anatómico irreversibles.
Disfunciones y trastornos sexuales • 123
EYACULACIÓN PRECOZ
Claudia Wally Rampazzo Bonaldo
Introducción
El síndrome de eyaculación precoz (EP) es considerado como la disfunción sexual más frecuente y se caracteriza por la ausencia de control sobre el momento en el que se produce
la eyaculación, circunstancia que afecta tanto a quien la padece como a su pareja.129 Es
una disfunción exclusiva de los varones, tanto Kinsey como Masters y Johnson estudiaron
y definieron la eyaculación precoz en base a sus hallazgos; sus definiciones han variado a
lo largo de los años según aspectos cuantitativos como el tiempo de eyaculación, la obtención del orgasmo por parte de la pareja y los movimientos pélvicos previos a la eyaculación.
En la actualidad, la definición está fundamentada en aspectos cualitativos como la falta
de control eyaculatorio, además de la insatisfacción erótica y emocional de uno o ambos
miembros de la pareja como resultado de ello.
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Definición
El término “eyaculación” —la acción y efecto de eyacular— proviene del latín y significa
“lanzar con rapidez y fuerza el contenido de un órgano, cavidad o depósito, en particular
el semen del hombre o de los animales”; en tanto que “precoz”, también del latín, significa “temprano”, “prematuro” y, en caso de un proceso, que aparece “antes de lo habitual”.130
Los sinónimos de EP son “eyaculación prematura”, “eyaculación rápida”, “falta de control
de la eyaculación”, “eyaculación inoportuna” y “control eyaculatorio pobre o inadecuado”.
El concepto de lo que significa eyacular de manera precoz, como señala Waldinger,
ha cambiado a lo largo de la historia: en 1887 fue descrito el primer caso por Gross y el
segundo caso fue reportado por Kraft-Ebing en 1901. Desde entonces hasta 1917, la EP
fue definida como eyaculación rápida y fue concebida como un fenómeno anormal pero
no como un trastorno necesariamente psicológico.131,132
Más tarde, en 1917, Abraham la describió como eyaculatio praecox y la consideró un
síntoma neurótico producto de conflictos inconscientes, tratable con psicoanálisis clásico
y, de hecho, algunos médicos de la época atribuyeron la EP a problemas anatómicos e
implementaron ciertos procedimientos quirúrgicos como incisiones o electrocauterizaciones
del prepucio para resolverla.133 En 1943, Shapiro la describió como un trastorno psicosomático y la clasificó en dos tipos que después serían descritos como EP primaria y secundaria. De 1950 a 1990, la mayoría de los sexólogos negaron los componentes orgánicos y
los tratamientos farmacológicos para la EP, atribuyéndola a un condicionamiento del reflejo
eyaculatorio instaurado durante los primeros encuentros eróticos apresurados de la adolescencia, más aún cuando Masters y Johnson reportaron múltiples éxitos con la terapia
conductual y la técnica del “squeeze” (“apretón”) descrito por Semans.134 Para Kaplan, el
aspecto crucial de la precocidad es la ausencia de control voluntario sobre el reflejo eyaculador y el orgasmo se da, entonces, de una manera refleja, fuera del control del individuo, una vez alcanzado un intenso nivel de excitación sexual.135
124 • Sexualidad humana
(Capítulo 6)
El DSM-IV define a la EP como “la persistente o recurrente eyaculación con un estímulo sexual mínimo antes, durante o poco después de la penetración y antes de que la
persona lo desee”.136 Waldinger afirma que el significado de “persistente”, “recurrente”,
“mínimo” y “poco después” son vagos y poco descriptivos. El mismo autor y sus colaboradores, por tanto, basados en los hallazgos de la investigación realizada en 110 hombres
con EP primaria, propusieron la definición de “eyaculación rápida que ocurre en menos de
un minuto en 90% de los encuentros sexuales y que es independiente de problemas psicológicos o de pareja”.137
Clasificación
El síndrome de EP se presenta de diversas maneras, de lo que deriva su clasificación: temporalidad (momento en el que surge el problema), que se divide en primaria (si la EP se
ha presentado durante toda la vida del individuo) o secundaria (si ocurre después de un
periodo de funcionamiento normal), y el de situacionalidad, que está en función del contexto (circunstancia) en la cual el problema se presenta, ya sea síndrome de EP global (en
todas las situaciones, contextos, estímulos, procedimientos y compañeros), selectiva (sólo
bajo determinadas situaciones o circunstancias) o parcial (cuando el varón controla el
reflejo eyaculatorio sólo si se masturba, pero no en una relación con pareja). Según Rubio
y Díaz, la gran mayoría de los casos observados en la práctica clínica corresponden a síndromes primarios y globales, es decir, varones que durante toda su vida han tenido un
patrón de eyaculación con poco o nulo control y que se quejan de este problema en todas
las ocasiones que tienen interacción sexual, al margen de la pareja con la que interactúan.
En fechas recientes se ha observado un incremento en el número de casos en los que la
EP se presenta de manera secundaria, es decir, individuos que se quejan de haber perdido
el control sobre su eyaculación después de haber disfrutado de un control adecuado desde el
inicio de su vida sexual: en estas circunstancias es importante descartar la presencia de
factores orgánicos (como prostatitis, uretritis o algún trastorno desmielinizante), así como
problemas vinculativos (conflictos, enojo, resentimientos, alejamiento, infidelidad) o disfunciones sexuales de la pareja del paciente (dispareunia, deseo sexual hipoactivo, anorgasmia secundaria).
Epidemiología
El síndrome de EP es considerado como la disfunción sexual más frecuente en hombres
menores de 45 años, con una prevalencia en varones estadounidenses que va de 30 a 70%;
el National Health and Social Life Survey (NHSLS) indica una prevalencia de 30%, al
margen de la edad.138 Sin embargo, varias encuestas demuestran que hay un subregistro
debido a que muchos hombres no reportan la disfunción a su médico, quizá por vergüenza
o temor a que no haya tratamiento disponible. A nivel internacional, la prevalencia en
países de Europa y la India, reflejan las estadísticas estadounidenses pero se desconocen las
cifras de Asia, África y Australia.
En cuanto a la raza, no hay estudios que demuestren que la prevalencia e incidencia
de EP sean distintas entre grupos, aunque el análisis del NHSLS realizado por Laumann
y colaboradores mostró que la EP es más prevalente en hombres afroamericanos (34%) y
Disfunciones y trastornos sexuales • 125
caucásicos (29%) que en hispanos (27%).139 En cuanto a la rapidez con la que un hombre eyacula, Waldinger y colaboradores, estudiaron a 110 hombres con EP primaria y
alrededor de 10% eyacularon entre 1 y 2 minutos después de la penetración vaginal, pero
90% eyaculó en el periodo de 1 minuto, 80% en 30 segundos y 60% en 15 segundos.
En cuanto a la evolución de la EP, es extendida la creencia de que el aumento en la
edad retarda la eyaculación, tal afirmación quizá aplique en los hombres con un promedio de latencia eyaculatoria “normal”, mas no en quienes padecen EP. Waldinger encontró que 76% de los hombres con EP primaria estudiados, reportaron eyacular igual de
rápido que durante la pubertad y la adolescencia; 23%, reportaron hacerlo aún más rápido y sólo 1% reportó tardar más tiempo en eyacular.
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Fisiología
Diversos estudios en ratas macho han demostrado que la eyaculación es regulada por
varias áreas del sistema nervioso central (SNC). El área preóptica medial (APOM) en el
hipotálamo rostral y el nucleus paragigantocellularis (nPGi) en la médula ventral están
involucrados en el proceso de eyaculación. Estímulos eléctricos en el APOM, promueven
la eyaculación y se ha planteado la hipótesis de que ésta es inhibida tónicamente por vías
serotoninérgicas descendientes del nPGi hacia el núcleo motor lumbosacro. La presente
hipótesis es que el nPGi per se es inhibido por un estímulo proveniente del APOM y que la
desinhibición del nPGi permitirá la eyaculación. El descubrimiento de neuronas serotoninérgicas en el nPGi y el conocido retardo de la eyaculación inducido por los antidepresivos serotoninérgicos (ISRS), sugiere una acción de éstos a nivel del nPGi, aunque el sitio
preciso de acción no se ha determinado aún.140
Coolen y colaboradores mostraron la presencia de diversas áreas cerebrales involucradas con la eyaculación: el área posteromedial de la estría terminalis, una subárea lateral en
la parte posterodorsal de la amígdala medial, el núcleo preóptico posterodorsal y la parte
medial del núcleo parvicelular subparafascicular, que están interconectadas de manera
extensiva y recíproca con el APOM, las cuales intervienen con la sensación de saciedad
poseyaculatoria y la etapa refractaria subsiguiente.141-144 Truitt y Colen subrayaron el rol
de la médula espinal lumbar en el proceso de la eyaculación, al identificar un grupo de
células espinotalámicas (LSt) que se activan de modo específico después de la eyaculación y proveen estímulos sensoriales genitales al núcleo subparafascicular en el tálamo y
el subcircuito eyaculatorio en el cerebro.145 Las células LSt también tienen proyecciones
a las neuronas simpáticas y parasimpáticas relacionadas con los genitales; se cree que contribuyen a desencadenar el reflejo y sensación eyaculatoria percibidos como orgasmo.
Etiología
Durante el decenio de 1960-69, Masters y Johnson atribuyeron la EP a un condicionamiento del reflejo eyaculatorio instaurado durante los primeros apresurados encuentros
eróticos y autoeróticos de la adolescencia. La impresión clínica es que los procesos causales son distintos en los casos de EP primaria y secundaria. En los primarios, se observa
con más claridad el proceso descrito por Kaplan, en donde el control no ha sido aprendido por el paciente, ya que tiene un déficit en la calidad de la percepción de sus sensaciones premonitorias del orgasmo. En los secundarios, tienden a aparecer como causales
ciertos factores biológicos, psicológicos y vinculativos.
126 • Sexualidad humana
(Capítulo 6)
De acuerdo con Metz y Pryor,146 la EP puede tener su origen en factores orgánicos o
psicológicos, así que proponen los siguientes tipos en base a sus características etiológicas:
•
•
•
•
•
•
•
•
Constitución neurológica
Enfermedad física aguda
Daño físico
Efectos farmacológicos colaterales
Constitución psicológica
Estrés psicológico agudo
Problemas vinculativos
Déficit de habilidades eróticas
El cuadro 6-3 describe las causalidades encontradas de manera más frecuente en los diferentes tipos de EP, según su clasificación.
Según McMahon,147 las causas y circunstancias relacionadas con mayor frecuencia a
la EP son: ansiedad, experiencias sexuales tempranas, frecuencia de las relaciones sexuales,
técnicas de control eyaculatorio inadecuadas, ciertas causas psicodinámicas, hipersensibilidad peniana, hiperexcitabilidad del reflejo eyaculatorio, hiperexcitabilidad sexual, ciertas
endocrinopatías, predisposición genética y disfunción de los receptores 5-HT centrales.
Cuadro 6-3. Causas más comunes de diferentes tipos de EP
EP primaria global
Causas biogénicas: enfermedades desmielinizantes, poliomielitis
Causas psicogénicas: falta de desarrollo del erotismo. Reflejo orgásmico mal integrado por pobre reconocimiento de sensaciones. Conflicto para experimentar placer
EP primaria parcial
Causas biogénicas: se desconoce un factor causal
Causas psicogénicas: angustia anticipada o de desempeño. Bloqueo de percepción de sensaciones durante
el acto sexual en pareja. Conflicto con la intimidad. Conflicto edípico
EP primaria selectiva
Causas biogénicas: se desconoce un factor causal
Causas psicogénicas: conflicto en la dinámica de pareja. Conflicto con la intimidad de pareja. Conflicto edípico.
Infidelidad real o sospechada
EP secundaria global
Causas biogénicas: deficiente aporte arterial. Prostatitis, epididimitis, uretritis. Neuropatía diabética y alcohólica.
Fármacos αadrenérgicos
Causas psicogénicas: vivencia culpígena del placer. Infidelidad real o sospechada
EP secundaria parcial
Causas biogénicas: se desconoce factor causal
Causas psicogénicas: reactivación del conflicto edípico. Trastorno de identificación psicosexual. Conflicto con
el placer en pareja. Conflicto con la intimidad
EP secundaria selectiva
Causas biogénicas: se desconoce factor causal
Causas psicogénicas: conflicto con la dinámica de la pareja. Reactivación del conflicto edípico. Conflicto con
la intimidad de pareja. Infidelidad o temor al abandono
Disfunciones y trastornos sexuales • 127
Hace poco, Waldinger y colaboradores plantearon que la EP forma parte de una
variabilidad biológica normal en el tiempo de latencia eyaculatorio intravaginal (IELT, por
sus siglas en inglés o tiempo que transcurre entre la penetración vaginal y la eyaculación
intravaginal) de algunos varones con cierta vulnerabilidad genética.148-150. Así que la EP
es considerada, en primer lugar, como un fenómeno neurobiológico capaz de conducir a
malestar psicológico o psiocosocial, aunque esto no siempre sucede; es decir que, dependiendo del entorno, de los factores personales y vinculativos, el varón quizá llegue a percibir la eyaculación rápida como un problema. Un interesante estudio neurofisiológico
mostró latencias más cortas y amplitudes mayores en los potenciales somatosensoriales
evocados del glande de hombres con EP primaria, en comparación con los hallazgos en
varones sin EP, lo que sugiere hiperexcitabilidad sensorial.151
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Diagnóstico
La evaluación del paciente con EP y de su pareja requiere la elaboración completa de la
historia clínica médica, una historia sexual detallada y una historia de la pareja para recabar todos los elementos relacionados con la sexualidad de los consultantes. Realizar tales
evaluaciones no necesariamente es un procedimiento que ocupe mucho tiempo, en tanto
el profesional se sirva de sencillos formatos de autollenado para que el paciente los conteste en la sala de espera, después los corrobore y aclare las dudas durante la consulta.
Antes que nada debe analizarse cuál es el motivo de la consulta y si existe o no un síndrome de EP (con base en las definiciones descritas).
A menudo el paciente acudirá a consulta motivado por su pareja (quizá con la queja de
parte de ella de no poder alcanzar el orgasmo) y durante la entrevista se haga evidente que
el consultante controla sin problema alguno el momento en que se produce la eyaculación,
pero su pareja presenta un síndrome de anorgasmia primaria. También es factible que el
hombre se haya adaptado a otra disfunción sexual, la eréctil, eyaculando con rapidez para
alcanzar el orgasmo antes de perder la erección o por temor a ello.
Una vez contestadas las preguntas con respecto a la presencia de EP, el clínico debe
precisar si se trata de un síndrome primario o secundario, global, selectivo o parcial, mediante
realizar una semiología precisa de los síntomas y, así, orientándose hacia las posibles etiologías, la cuales pueden ser orgánicas, psicológicas o vinculativas (conflictiva de pareja,
cambio de pareja). A modo de orientación general, es importante considerar que la EP
primaria global suele provenir de factores hereditarios, hipersensibilidad genital o rasgos
subjetivos de conducción de impulsos nerviosos. Cuando la EP es secundaria y sobre todo
si el hombre es mayor de 40 años, debemos pensar en factores orgánicos que pudieran
afectar las vías urinarias inferiores. Es frecuente que se precisen estudios de laboratorio
como examen general de orina, urocultivo, determinación de antígeno prostático específico, cultivo seminal y estudios de gabinete como el de potenciales evocados (en caso de que
se sospeche la presencia de enfermedades desmielinizantes). No debe olvidarse la importancia de pedir interconsultas urológicas cuando no sea posible interpretar el resultado
de algunos estudios o bien se desconozca el manejo de ciertos diagnósticos. Cuando haya
sospecha de un conflicto vinculativo o un padecimiento psiquiátrico, es indispensable la
evaluación del especialista en cuestión.
128 • Sexualidad humana
(Capítulo 6)
Tratamiento
Antes que nada, es imprescindible tener claridad del diagnóstico y de las posibles etiologías
de la EP, como ya se explicó, pues desde una perspectiva ideal el tratamiento debe ser personalizado a cada paciente y su pareja. A pesar de que la alternativa farmacológica haya sido
una opción durante décadas, la terapia sexual ha prevalecido como el primer tratamiento
de la EP, aunque según algunos autores, con base en los principios de la medicina basada en
la evidencia, hay pocas razones para que el abordaje psicológico y conductual sean la primera elección terapéutica. En experiencia de la autora de esta sección, la alternativa farmacológica debe ser la primer opción en los casos en los que la relación de pareja esté en crisis
grave por la disfunción, o bien si el paciente o su pareja por razones personales o religiosas,
no están dispuestos a realizar los ejercicios sugeridos por el terapeuta sexual. Según los estudios psicofarmacológicos, hay evidencia de que algunos casos de eyaculación prematura
están relacionados a una disminución de los niveles de la neurotransmisión serotoninérgica
y alteraciones en los receptores 5-HT2C y 5-HT1A; además, estudios en animales muestran
la presencia de circuitos neurales específicos relacionados con la eyaculación, aunque su
participación en la presencia de EP, permanecen aún sin dilucidar.152
Los tratamientos conductuales han prevalecido en la sexología actual; sin embargo,
se han realizado pocos estudios que demuestren su efectividad. En contraste, desde el
decenio de 1990-99 se han publicado muchos estudios sobre la efectividad de los ISRS,
la clomipramina y los anestésicos locales como retardantes de la eyaculación, partiendo
de la concepción de la EP como producto del metabolismo de la serotonina en zonas
específicas del SNC y cierta vulnerabilidad genética.153 Sin embargo, en nuestra opinión
y la de otros autores, el mejor abordaje terapéutico del paciente con EP con resultados a
largo plazo, es el que incluye intervenciones dirigidas a resolver la comorbilidad psicológica y vinculativa que, con mucha frecuencia, participan en la etiología y mantenimiento
de la disfunción.154 Según el estudio de 152 hombres heterosexuales con EP y sus parejas, publicados en el 2003 por Byers y Grenier,155 esta disfunción tiene un impacto en el
funcionamiento sexual de ambos, lo que genera preocupación y mal funcionamiento
sexual y de vínculo. En general, las mujeres consideraron que la EP representó menor
problema en sus vidas que lo que para el hombre significaba, a pesar de que ambos reportaron menor satisfacción sexual, aunque muchas percibían a la EP como un acto egoísta
por parte del hombre. Según los estudios de Symonds y colaboradores, la EP afecta la
confianza del hombre de manera cualitativa en la relación actual y en las futuras de una
manera similar a la disfunción eréctil (DE).156
Psicoterapia sexual
Helen S. Kaplan sugiere que el terapeuta explique los mecanismos de la EP, transmita tranquilidad y ofrezca consejos sencillos.157 La técnica que emplea para abordar la EP es una
variante del método Semans de “parada y arranque”, que la pareja realiza durante las situaciones sexuales. Una vez que la pareja acepta el tratamiento, la terapia comienza con la
sesión inicial. Concluida la charla preliminar, se instruye a la pareja para que realice en casa
juegos amorosos de alcance limitado, es decir, hasta que el varón tenga una erección; luego
se le pide que se coloque boca arriba mientras la pareja le estimula el pene de modo manual
u oral si así lo prefiere. En la experiencia de la autora de esta sección, es frecuente que
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Disfunciones y trastornos sexuales • 129
durante la historia sexual se evidencie que el varón presente altos niveles de angustia de desempeño con respecto al funcionamiento de sus genitales y, por tanto, una conducta de autoobservación a veces obsesiva, que le impide disfrutar del encuentro y caricias eróticas.
Debido a ello, con frecuencia le sugerimos que lleve a cabo ciertas experiencias eróticas con la pareja y otras a solas, y con tranquilidad, en la conciencia de que la repetición
y ritmo gradual, así como la eliminación de la necesidad de “desempeñarse adecuadamente”, le permitirán descubrir las sensaciones eróticas de su cuerpo. Así, se le pide al varón
que, en un contexto de soledad y privacía, y con un estímulo erótico que considere altamente eficaz (pensamientos y fantasías eróticas, revistas, cuentos o películas con contenido erótico), se masturbe al menos 3 a 5 veces por semana con la primera finalidad de
reconocer las sensaciones corporales que le indican la inminencia de la eyaculación, es
decir, se pide que reconozca el momento de inevitabilidad eyaculatoria o punto de “no
regreso”. El hecho de que se pida al paciente exponerse a un estímulo erótico eficaz, es
con la finalidad de que realice los ejercicios de masturbación en un contexto de máxima
excitación, circunstancia a la que por lo general está expuesto cuando tiene una relación
sexual en pareja. Una vez que haya reconocido el punto de inevitabilidad eyaculatoria (lo
cual por lo común toma algunos días), se le instruye para que, de manera imaginaria, considere ese punto como el nivel rojo —o de máxima excitación— para que, con esa referencia, ubique los puntos de excitación media —color naranja— y baja —color verde—,
para que el resto de los ejercicios masturbatorios, una vez ubicados los tres niveles de
excitación, se lleven a cabo en el nivel más bajo o verde.
El hombre tiene que reconocer dichos tres niveles de excitación por medio de las
sensaciones corporales, de modo que llegue a percatarse de que el nivel verde corresponde a una erección de media a firme, sin sensaciones de urgencia eyaculatoria y la sensación
subjetiva de excitación. En esa etapa de la excitación es donde se llevarán a cabo el resto
de los ejercicios. Mediante la técnica de parada y arranque, el individuo aprende a masturbarse y a tolerar altos niveles de excitación, sin eyacular. Esta sencilla técnica implica
la estimulación del pene manualmente (arranque) hasta antes del nivel naranja de excitación, momento en el que se interrumpe la masturbación (parada) y el paciente deja de
tocarse el pene hasta lograr cierta baja en la excitación y leve detumescencia, durante
unos segundos (tiempo que, conforme avance la práctica, se extenderá cada vez más).
Ahora se indica al paciente que cada vez que realice la masturbación, practique 4
arranques y 3 paradas, de tal manera que después del último arranque, eyacule. Una vez
dominada esta técnica, durante dos o más semanas, el paciente utilizará gel lubricante
hidrosoluble para el mismo ejercicio, hasta dominarlo. Después de eso, en lugar de realizar las paradas, el paciente deberá lograr disminuir el ritmo de frotación de su pene entre
uno y otro arranque, ejercicio que coloquialmente se denomina “jazzeo” (por su similitud
con el ritmo del jazz, que aumenta y disminuye de velocidad). A veces esta transición es
un tanto complicada, por lo que cabe sugerir un paso previo, el cual consiste en suspender
los movimientos de frotación durante las paradas, pero sin soltar el pene. Cuando el paciente ha dominado el ejercicio de jazzeo con gel lubricante, deberá realizarlo con la mano
de su pareja, guiada por él. Hay quienes requieren iniciar de nuevo con la parada y el
arranque con la mano de la pareja, debido a que el estímulo nuevo les genera mucha excitación y sienten que no controlarán la eyaculación.
Es indispensable tener una actitud positiva y explicar o incluso anticipar la recaída,
como un fenómeno factible, común y superable debido al aumento de la intensidad del estí-
130 • Sexualidad humana
(Capítulo 6)
mulo. Cuando se ha alcanzado el dominio del jazzeo con la mano de la pareja y gel lubricante, el siguiente paso es el mismo ejercicio pero con estimulación oral de la pareja: esto
es, jazzeo con felación (debido a la presencia de saliva, se omite el gel lubricante). En este
ejercicio también la pareja debe ser guiada por el paciente en cuanto al ritmo de la felación.
Después de dos o más semanas requeridas para el dominio de este paso, se permite
a los pacientes realizar el coito, con la misma instrucción de que el varón será quien guíe
los ritmos y movimientos pélvicos de su pareja; la posición que primero se sugiere es la
de la mujer sentada en cuclillas sobre la pelvis del varón, quien se encuentra acostado
boca arriba. Se podrán hacer paradas y arranques sin extraer el pene de la vagina y después el jazzeo. Al dominarse esta técnica, se sugiere la posición lateral, en la que el hombre penetra a su pareja vía vaginal de manera posterior, ambos sobre el mismo flanco. El
último paso consistirá en el coito sin demandas, es decir, en la posición que el paciente y
su pareja deseen. Es importante señalar que en paralelo a la realización de esta técnicas,
conviene suprimir las relaciones sexuales coitales o toda conducta sexual que se le parezca (felación, masturbación con la mano de la pareja, coito anal) con el fin de eliminar lo
más posible la angustia de desempeño o ejecución por parte del paciente. No se prohíben los orgasmos y se sugieren los juegos de caricias por turnos, denominados focalización sensorial, “placerización” sensorial o juego del amo y el esclavo, los cuales consisten
en la realización de caricias sensuales por parte de los miembros de la pareja en todo el
cuerpo y por turnos: ambos desnudos sobre la cama, sin elementos que interrumpan o
generen prisa, decidirán quién es el primero en acariciar y obedecer (esclavo) y quién será
el primero en ser acariciado y mandar (amo). El rol de amo lleva implícito pedir todo tipo
de caricia a la pareja, en todo el cuerpo, excepto genitales y pezones durante las primeras semanas; en el rol de esclavo, la persona debe obedecer a las peticiones del amo, es
decir, seguir las instrucciones que el amo da con respecto a las caricias que desea recibir.
En cada sesión de caricias, las dos personas serán amos y esclavos por turnos de alrededor
de 10 minutos cada uno (5 minutos boca arriba y 5 minutos boca abajo) y se permite utilizar las manos, la boca, la lengua y el propio cuerpo para dar la caricia, si así lo solicita
el amo. También se pueden utilizar aceites aromáticos para el cuerpo para permitir mejor
lubricación de la piel, así como propiciar sensaciones más agradables e intensas.
Con la práctica, un 80% por ciento de los hombres logra controlar la eyaculación
durante 5 a 10 minutos o incluso más, ejercitándose al menos 3 meses con supervisión
terapéutica y superando los obstáculos y la frustración que pudieran surgir a lo largo
del tratamiento. Es un hecho que la terapia en pareja presenta ventajas y desventajas y
que, sin duda, en el caso de la EP es recomendable que la pareja del varón se sienta
involucrada desde un principio en el proceso terapéutico y no se perciba como un objeto o accesorio utilitario. Habrá que lidiar con la frustración, desesperanza, falta de colaboración, deseos de coito y sabotajes por parte del hombre y su pareja, para que ambos
asuman el rol de protagonistas en el tratamiento. En caso de que el varón no tenga
pareja, la sugerencia es que inicie los ejercicios solo y después consiga a una compañera
para los fines terapéuticos; en caso de que cuente con pareja pero no con su colaboración, se le invita a realizar los ejercicios en solitario y, una vez que se requiera la presencia de la compañera, el terapeuta intentará negociar con ambos las alternativas,
haciendo énfasis en la importancia de la participación de los dos para una evolución
positiva y rápida de la EP.
Disfunciones y trastornos sexuales • 131
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manual moderno Fotocopiar sin autorización es un delito.
Ejercicios de Kegel
Estos sencillos ejercicios consisten en la contracción y relajación voluntarias por periodos de
10 segundos, de los músculos del piso pélvico del varón y han resultado útiles para el control
de la EP. Se explica al varón y a su pareja que estos ejercicios fortalecen el piso pélvico de ambos
y pueden mejorar ciertas áreas de la respuesta sexual, además del control de la eyaculación
cuando el hombre percibe que se está acercando al punto de inevitabilidad eyaculatoria. Para
explicar el ejercicio, vale la pena instruir al paciente para que, mientras orina, interrumpa de
manera voluntaria y rítmica el chorro de orina, con lo cual acciona justo los músculos pélvicos
implicados. Con la práctica, logrará sostener las contracciones durante varios segundos.
Terapia farmacológica
Según Waldinger, existen tres estrategias terapéuticas farmacológicas: 1) tratamiento diario con antidepresivos serotoninérgicos; 2) tratamiento con antidepresivos serotoninérgicos “a demanda”; 3) ungüentos anestésicos tópicos. Desde el punto de vista de la terapia
sexual, es factible combinar las primeras dos alternativas con los ejercicios ya descritos
para el control gradual de la eyaculación.
El tratamiento diario puede ser con paroxetina (20 a 40 mg), clomipramina (10 a 50 mg),
sertralina (50 a 100 mg) y fluoxetina (20 a 40 mg). Un metanálisis de todos los tratamientos
orales, mostró a la paroxetina como el fármaco más eficaz para retardar la eyaculación.158
Paroxetina, sertralina y fluoxetina (todos ellos ISRS) pueden causar efectos colaterales leves y
transitorios como fatiga, transpiración y bostezos, que desaparecerán a la segunda o tercera
semana de tratamiento; el efecto de retardo de la eyaculación se manifiesta al final de la segunda semana o a veces antes. A excepción de la fluoxetina, es recomendable no suspender de
manera abrupta el uso de los ISRS, sino hacerlo poco a poco a lo largo de 2 o 3 semanas para
evitar síndromes de supresión. En cuanto a la clomipramina, sus efectos colaterales quizá
incluyan náuseas, fatiga y resequedad bucal. Tanto los ISRS como la clomipramina, mientras
se están utilizando, pueden causar disminución del deseo sexual y disminución en la rigidez
peniana o incluso disfunción eréctil, circunstancias que tendrán que ser informadas de modo
oportuno a los pacientes. En casos raros, los ISRS llegan a causar alteraciones de la coagulación y priapismo. Hay pocos estudios con respecto a la utilización y eficacia de ISRS “a demanda”; sin embargo, Waldinger refiere que la clomipramina en dosis de 10 a 50 mg tomada 4 a
6 horas previas al coito, puede ser efectiva por al menos 15 horas, y logra retardar la eyaculación. Otra estrategia es la utilización de cualquiera de los ISRS ya mencionados a dosis bajas
diarias, combinados con una dosis mayor “a demanda” poco antes del coito.
Neurotomía selectiva y rehabilitación del piso pélvico
La neurotomía selectiva es un procedimiento quirúrgico que consiste en la interrupción de
la vía aferente del nervio dorsal del pene en el caso de que se demuestre hipersensibilidad.
Según los estudios de Díaz y colaboradores, la cirugía está indicada para retardar la eyaculación en pacientes con hiperplasia nerviosa superficial e hipersensibilidad del glande, aunque
la disminución significativa e irreversible en la sensibilidad hace que la utilización de este
método sea controvertida y, de hecho, se considera un método aún experimental.159,160
En cuanto a la rehabilitación del piso pélvico, es un procedimiento sencillo enfocado al
fortalecimiento de los músculos de tal zona anatómica, que por lo normal es utilizado para
la incontinencia urinaria y fecal, y que ha dado buenos resultados en algunos casos de EP.161
132 • Sexualidad humana
(Capítulo 6)
Anestésicos locales
Se han utilizado diferentes anestésicos tópicos en crema, espray, solución y gel y en un
estudio con prilocaína y lidocaína, la extensión del tiempo de latencia intravaginal aumentó
de manera significativa.162 No hay duda de que la utilización de anestésicos tópicos reduce
la sensibilidad del glande de manera transitoria y, por tanto, la captación de sensaciones placenteras, por lo que es un método de eficacia discutible.
Circuncisión
Debido al efecto de queratinización de la epidermis del glande y la disminución de las sensaciones, se ha utilizado la circuncisión como un método para disminuir el tiempo de latencia
eyaculatoria y corregir la EP, sobre todo si se realiza en la edad adulta. A pesar de que Masters
y Johnson señalaran que la circuncisión no afectaba la sensibilidad del glande, estudios recientes han demostrado que la circuncisión realizada en la edad adulta puede prolongar el tiempo de latencia eyaculatoria. Si bien diversos estudios mostraron incremento en la satisfacción
sexual general después de la circuncisión, persiste cierta controversia al respecto, ya que en
ciertas comunidades religiosas la realización de ese procedimiento para tales fines llega a tener
un efecto benéfico en la autoestima de los hombres y, por tanto, incrementa su satisfacción
erótica y tiempo eyaculatorio, pero no necesariamente por efecto de la cirugía per se.163
Otros métodos
El hombre preocupado por la rapidez con la que eyacula y la insatisfacción que ello genera tanto en su pareja como en sí mismo, trata de resolver la EP con métodos de efecto variable y transitorio, pero no de manera definitiva. Es frecuente que los pacientes que acuden
a terapia sexual han intentado los siguientes métodos con efectividad variable y transitoria:
• Utilización de uno o más condones para disminuir la sensibilidad del glande
• Masturbarse y eyacular antes del coito para causar un retraso en la segunda eyaculación
• Consumir bebidas alcohólicas (por el efecto que el alcohol tiene en retardar todos
los reflejos, incluido el eyaculatorio)
• Desexcitación a través de pensamientos antieróticos (desconexión)
• Automedicación con fármacos IPDE-5 (facilitadores de la erección y acortadores
del periodo refractario y sin efecto en el retardo de la eyaculación propiamente).
• Si bien hay alternativas definitivas y transitorias para mejorar el tiempo de latencia eyaculatoria, es recomendable que el paciente y su pareja acudan con el especialista para
obtener la mejor orientación y el tratamiento más adecuado a su problema específico.
VAGINISMO
Iván Arango de Montis
Introducción
Es una condición que se ubica dentro del rubro de los “trastornos por dolor sexual”, que incluyen tanto a la dispareunia como al vaginismo. De hecho, recientemente se ha confrontado
Disfunciones y trastornos sexuales • 133
la hipótesis de que ambas entidades correspondan a fenómenos distintos, ya que las investigaciones han demostrado dificultades con respecto a la sensibilidad y especificidad en
el diagnóstico diferencial de dichos dos fenómenos. Ambas condiciones presentan en un
mayor o menor grado las siguientes características:
1. Problemas relacionados con la tensión muscular (ya sea voluntaria, involuntaria,
limitada al esfínter vaginal, al piso pélvico, a los músculos abductores, a la espalda,
a la mandíbula o al cuerpo entero).
2. Miedo al dolor sexual (ya sea específicamente asociado al tacto, al coito o un miedo
generalizado a la percepción del dolor) o miedo al coito por razones distintas al dolor.
3. Propensión a conductas de aproximación o evitación. A pesar de la experiencia
dolorosa, hay un subgrupo de mujeres que continúan siendo receptivas a las iniciativas sexuales de su pareja o a la autoestimulación. Sin embargo, existe otro subgrupo en el que la característica es la evitación, de manera fundamental, del tacto entre
los labios menores.
Existen diferentes formas de entender el vaginismo y para ello primero es necesario conocer sus características clínicas descritas en las clasificaciones.
Los criterios diagnósticos para el vaginismo en el DSM-IV-TR son:164
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a. Espasmo involuntario recurrente o persistente de la musculatura del tercio externo
de la vagina que interfiere con el coito.
b. El trastorno genera malestar significativo o dificultades en las relaciones interpersonales.
c. La disfunción no se debe a otro trastorno en el Eje I (p. ej., trastorno por somatización)
y no se debe a los efectos fisiológicos directos de alguna condición médica general.
La contracción de los músculos que rodean la vagina es tan intensa que se hace imposible la introducción del pene o de cualquier objeto y, además, el intento suele resultar muy
doloroso. El vaginismo suele estar acompañado de reacciones de ansiedad importante,
además, y como consecuencia del dolor y la ansiedad, no es raro que se desarrollen conductas evitativas al respecto de la penetración. En función a su gravedad, el vaginismo se
clasifica en los siguientes grados:165
• Grado I: Espasmo del músculo elevador del ano, que desaparece cuando se tranquiliza a la paciente de manera propositiva.
• Grado II: Espasmo del músculo elevador del ano que persiste durante la exploración ginecológica, urológica o proctológica.
• Grado III: Espasmo del elevador del ano y tensión en los glúteos con cualquier
intento de exploración ginecológica.
• Grado IV: Hiperactivación autonómica leve (taquicardia, hiperventilación, etc.), espasmo del elevador del ano, arqueo dorsal, aducción de los muslos, defensa y retracción.
• Grado XO: Defensa neurovegetativa extrema con rechazo al examen ginecológico.
Prevalencia
Debe recordarse que el vaginismo es un síndrome que forma parte de los padecimientos
relacionados con el dolor y que, en ese sentido, se acompaña de otra condición dolorosa,
134 • Sexualidad humana
(Capítulo 6)
la dispareunia (dolor persistente o recurrente asociado con el intento de entrar en la vagina
o al coito peneano/vaginal).
La prevalencia de dispareunia es de 12 a 15% de las mujeres con vida sexual activa
y de cerca de 45.3% de las mujeres posmenopáusicas. El vaginismo puede llegar a presentarse en 0.5 a 1% de las mujeres fértiles.166-168
Fisiopatología
La receptividad vaginal es una condición necesaria para el coito y requiere de la integridad anatómica y funcional de los tejidos de la vagina, tanto en estado de reposo como en
el de excitación; para que la vagina sea habitable u ocupable, se requiere de la integridad
de los procesos tróficos, de una adecuada impregnación hormonal, de la ausencia de reacciones inflamatorias, de un tono normal de los músculos perivaginales, de la integridad
tanto vascular como neurológica y de una respuesta inmunológica normal. De la misma
manera, la receptividad vaginal llega a verse modulada por factores o procesos mentales,
psicosexuales e interpersonales.
El miedo a la penetración, aunado al incremento en la tensión muscular secundario
a la ansiedad, genera una contracción defensiva de los músculos perivaginales que se
expresa de manera clínica en lo que se denomina vaginismo. Sin embargo, se ha demostrado por medio de estudios electromiográficos que este síntoma quizá represente el
correlato clínico de neurodistonía primaria del piso pélvico.169 No obstante, la contracción
defensiva de la musculatura del piso pélvico en la mujer también puede ser secundaria al
dolor genital al margen de su causa u origen. Otra condición que se relaciona con la dispareunia y el vaginismo es la vulvodinia. Al respecto de esta última, cabe decir que desde
el punto de vista fisiopatológico, la vulvodinia implica:
a) Aumento en la actividad del sistema inmunológico, es decir, incremento en la actividad de los mastocitos del introito vaginal (con incrementos en la producción de
moléculas proinflamatorias así como de factor de crecimiento neuronal).170
b) Incremento en la proliferación local de fibras asociadas con el dolor por efecto del
aumento en la producción de factor neurotrófico neuronal que contribuyen a la
hiperalgesia o alodinia reportada por las pacientes con vulvodinia.171
c) Hiperactividad del músculo elevador del ano.172
La hiperactividad del piso pélvico puede ser desencadenada por causas no sexuales, por
ejemplo, factores o procesos urológicos (como la urgencia para la micción, cuando la contracción del piso pélvico corresponde al intento por controlar la incontinencia urinaria)
o bien a problemas anorrectales (hemorroides).
Tratamiento
El tratamiento del vaginismo supone la aproximación terapéutica de la dispareunia. Desde una
perspectiva multimodal, se requiere el abordaje de las distintas causas relacionadas al dolor
desde la perspectiva de cómo se tratan los síndromes dolorosos. En ese sentido se requiere:
Disfunciones y trastornos sexuales • 135
1. Examen físico preciso para describir:
• El “mapa del dolor”, es decir, cualquier lugar en la vulva, introito, vestíbulo, zona
media vaginal, en la que se presenta el dolor.
• La condición y características del piso pélvico (p. ej., el pH vaginal, el tono muscular y la forma en que se comporta el dolor relacionado a la contracción muscular).
• Signos de inflamación.
• Antecedentes de cirugía perineal (episiotomía, episiorrafia).
• Presencia o ausencia de síndromes dolorosos asociados, como síndromes urogenitales o anorrectales.
• Dolor neuropático, ya sea en pacientes con vulvodinia o clitoralgia.
2. Factores psicosexuales, dificultades o trastornos de la excitación comórbidos.
3. Factores relativos a la relación de pareja.
4. Perfil hormonal, cuando la dispareunia o el vaginismo están asociados con resequedad vaginal.
5. Intensidad de la actitud fóbica relacionada con la penetración.
6. Intensidad de la hipertonicidad del piso pélvico.
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Grazziotin propone que el tratamiento para la dispareunia y el vaginismo debe cubrir los
aspectos mencionados a continuación:173
• Etiología inflamatoria
Modulación farmacológica de la hiperreactividad de los mastocitos con:
a) Antidepresivos (p, ej. amitriptilina)
b) Aplicación tópica con gel que contenga aliamida
Reducción de factores agonistas que generan hiperreactividad de los mastocitos:
a) Infección recurrente por Candida albicans o Gardnerella vaginalis.
b) Microabrasiones de la mucosa del introito.
c) Alergenos o irritantes químicos.
d) Agentes físicos.
e) Estímulos neurogénicos.
• Etiología muscular
a) Automasaje y estiramiento del músculo elevador del ano.
b) Terapia fisica del músculo elevador del ano.
c) Biorretroestimulación electromiográfica.
d) Toxina botulínica tipo A
• Etiología neurológica
a) Analgesia sistémica: amitriptilina, gabapentina, pregabalina.
b) Analgesia local: electroanalgesia, bloqueo ganglionar, vestibulectomía
• Etiología hormonal
a) Terapia hormonal
– Local: estrógenos vaginales, testosterona de aplicación vulvar
136 • Sexualidad humana
(Capítulo 6)
– Sistémica: con terapia de reemplazo hormonal
• Etiología psicosexual
a) Terapia cognitivo-conductual grupal.
b) Psicoterapia individual.
c) Psicoterapia de pareja
SÍNDROMES DE DOLOR SEXUAL
Claudia Wally Rampazzo Bonaldo
DISPAREUNIA Y DEMÁS SÍNDROMES DOLOROSOS
Introducción
La dispareunia y la vulvodinia son dos entidades clínicas distintas, que en ocasiones se presentan juntas, y se definen como el dolor genital en hombres y mujeres asociado con el
coito. En algunos casos van acompañadas de ciertas disfunciones sexuales o las desencadenan, también aparecen en conjunto con problemas psicológicos y de pareja. La dispareunia se refiere al dolor vaginal antes, durante o después de la penetración, en tanto que la
vulvodinia alude al dolor localizado en la vulva, asociado o no al coito. Aunque estos padecimientos —en especial la dispareunia— han sido definidos desde un punto de vista histórico por teorías psicológicas, el abordaje actual y diversos estudios han descrito múltiples
patologías orgánicas que subyacen a ellas. La identificación de los factores que desencadenan y mantienen el dolor son esenciales para alcanzar un diagnóstico acertado.
Definición
La palabra dispareunia (del griego, el prefijo dys, “algo malo o difícil” y pareunos “tumbado al lado”) alude al dolor durante la penetración de los genitales masculinos o femeninos,
o coito doloroso.174 La palabra vulvodinia (del griego, vulva que significa “vulva” y odynia
“dolor”), se refiere al dolor vulvar que ocurre antes, durante o después del coito.
Epidemiología
Vulvodinia. Según Potenziani,175 70% de las pacientes que se quejan de vulvodinia son
caucásicas y de diferentes grupos de edad (pero con frecuencia en edad reproductiva). La
vestibulitis vulvar y la vulvodinia disestésica son las que se asocian con mayor frecuencia
con la cistitis intersticial o síndrome de vejiga dolorosa (CI-SVD); un 10% de las mujeres con
CI-SVD tendrán vulvodinia. Según Montserrat Cararach, del Instituto Dexeus, de Barcelona,176 la prevalencia de la vulvodinia puede situarse en un 15% de la población femenina. Sin embargo, para Harlow y Stewart, el dolor vulvar crónico se presenta en mujeres
caucásicas y afroamericanas en las mismas edades, y las mujeres hispanas son 80% más
propensas a la vulvodinia que sus contrapartes caucásicas y afroamericanas.177
Disfunciones y trastornos sexuales • 137
Según un estudio realizado por Hansen A, Carr K, Jensen JT la mayor parte de las
mujeres con vulvodinia estudiadas, fueron caucásicas (93.8%) y casadas (63.9%), con una
edad promedio de 41 años.178
Dispareunia. Hay pocos informes de estudios clínicos referentes a dispareunia y mucha
de la literatura deriva del juicio de expertos. Según Heim, la carencia de una sola etiología
para el dolor contribuye a la dificultad de diagnóstico. La incidencia de la dispareunia depende
de la definición usada y de la población bajo estudio; en una muestra que determinaba el
predominio de la disfunción sexual en EUA,179 las mujeres con dispareunia abarcaron a
un grupo más pequeño que el de aquellas con otras disfunciones sexuales; el predominio
de la dispareunia en esta muestra fue de 7%. En un estudio de medicina de primer nivel,180
la prevalencia de dispareunia fue de 46% entre mujeres sexualmente activas (dispareunia
definida como dolor durante o después de cópula). En otro estudio con 62 mujeres en el
posparto,181 la dispareunia fue observada en 45% de la muestra.
Según Meana,182 es mucho más frecuente que las mujeres con dispareunia presenten
dolor durante la inserción del primer tampón o durante una exploración ginecológica, que
el resto de la población femenina.
Con respecto a las características de las pacientes disparéunicas, un estudio reveló
que a mayor edad y nivel educativo, la dispareunia fue menos prevalente; sin embargo,
otros autores refieren que la dispareunia no está asociada con la edad, paridad, estado
civil, raza o nivel sociocultural.
Clasificación
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Los síndromes de dispareunia y vulvodinia se clasifican en función de dos criterios que
tienen que ver con aparición y presencia:
• Temporalidad (momento en el cual surge el problema), la cual se divide en:
– primaria: si se ha presentado durante toda la vida de la persona, o
– secundaria: cuando ocurre después de un periodo de funcionamiento normal.
• Situacionalidad: depende del contexto (circunstancia) en la cual el problema se
presenta, ya sea:
– global: en todas las situaciones, contextos, estímulos, procedimientos y compañeros,
– selectiva: suceden sólo bajo determinadas situaciones o circunstancias, o
– parcial: en todas las circunstancias, a excepción de la actividad autoerótica o masturbatoria.
El Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, 4a edición (DSM-IV), define
a la dispareunia como un trastorno de dolor sexual, una subcategoría de las disfunciones
sexuales. La dispareunia es diferenciada del vaginismo o de los problemas resultantes de la
lubricación vaginal inadecuada. El dolor tiene que ser recurrente o persistente, causando
aflicción marcada o problemas interpersonales.
Debido a las diferencias en cuanto a clasificación y a las múltiples etiologías, ha sido
complicado establecer características psicológicas comórbidas. Se ha vinculado a la dispareunia con una actitud negativa hacia la sexualidad, con mayor deterioro de la función
sexual y bajos niveles de ajuste de pareja. Las mujeres con dispareunia se caracterizan por
tener menos apetito sexual, ser menos excitables y menos orgásmicas (tanto con estimu-
138 • Sexualidad humana
(Capítulo 6)
lación oral como coital), además de tener menos actividad sexual, en comparación con
las demás mujeres.
Las quejas por dolor durante el coito también han estado asociadas con menor satisfacción
física y emocional, así como con menor bienestar y felicidad en términos generales. La depresión y la ansiedad fóbica también son más prevalentes entre las mujeres con dispareunia.
La Sociedad Internacional para el estudio de las enfermedades vulvares, considera
todo tipo de dolor vulvar como vulvodinia.
Hay cuatro tipos de vulvodinia: 1) vestibulitis vulvar, 2) vulvodinia disestésica, 3) vulvovaginitis cíclica (relacionada con levaduras) y 4) dermatosis vulvar. No siempre se presentan
cambios en la piel, por lo cual algunas veces se les diagnostica como pacientes psicosomáticas. Un 70% de las pacientes son caucásicas y de edad variada, aunque es un poco
más frecuente que se hallen en edad reproductiva. La vestibulitis vulvar y la vulvodinia
disestésica son las que se asocian con mayor frecuencia a CI-SVD; 10% de las mujeres
con CI-SVD presentan vulvodinia, la cual podría ser producida por causas aún no demostradas (viral, fúngica, bacteriana, factor alérgico por irritantes locales o del medio ambiente,
oxaluria, disfunción del piso pélvico muscular).
Diagnóstico
Debido a la multiplicidad de causas desencadenantes y perpetuadoras de vulvodinia y
dispareunia, Heim propone un abordaje biopsicosocial, para estudiar tanto el entorno
social como las condiciones físicas y psicológicas del paciente.
Historia clínica médica. La obtención de la historia clínica es de primordial importancia para el diagnóstico, en ocasiones al paciente (sobre todo si es mujer) se le dificulta
hablar de manera abierta sobre su problemática, razón por la cual es imprescindible que
el médico mantenga una actitud libre de prejuicios, positiva, utilizando una mezcla de
preguntas dirigidas y abiertas. La semiología del dolor presente en la dispareunia y la vulvodinia requiere que se precisen las siguientes características: tipo, tiempo de inicio, localización, duración, factores desencadenantes, elementos atenuantes y agravantes, además
de cualquier otro factor psicológico o físico asociado. El conocer cuáles han sido los tratamientos utilizados, así como el grado de respuesta a ellos, es de suma importancia para
el diagnóstico.
No todos los médicos se sienten cómodos abordando estos temas, así que es preciso
reconocer las limitaciones propias al respecto y, de ser necesario, referir al paciente con
algún colega o especialista.
Historia clínica psicológica. La teoría psicológica ha tratado desde el punto de vista
histórico a la dispareunia como una manifestación de conflicto inconsciente, derivada de una
reacción fóbica, ansiedad generalizada, hostilidad o aversión sexual. El DSM-IV 4a edición,
define la dispareunia como un trastorno de dolor sexual, una subcategoría de las disfunciones sexuales. La dispareunia es diferenciada del vaginismo o los problemas resultantes
de la lubricación vaginal inadecuada. El dolor tiene que ser recurrente o persistente, causando aflicción marcada o problemas interpersonales. Debido a las diferentes clasificaciones y múltiples etiologías, ha sido difícil describir un perfil psicológico de la persona que
padece vulvodinia o dispareunia.
La teoría del aprendizaje sugiere que las expectativas erróneas o negativas con respecto al coito son producto de un aprendizaje pobre o desvirtuado. La teoría del desarrollo
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Disfunciones y trastornos sexuales • 139
examina el impacto de las influencias tempranas, mientras que el modelo del condicionamiento operante supone que al ocurrir los eventos negativos, se condiciona una respuesta negativa ante ellos.183,184
La dispareunia ha sido asociada a menudo con mujeres que guardan una actitud
negativa hacia la sexualidad, además de disfunciones y quejas sexuales, y problemas de
pareja. Además, en algo que no sorprende, suelen tener una frecuencia coital, deseo sexual
y posibilidades de excitación menores, así como un menor número de orgasmos (por estimulación oral o coital), que las mujeres sin dispareunia. Las quejas de dolor coital han
sido vinculadas también con una satisfacción física y emocional menores, así como una
notoria disminución de la felicidad. En las pacientes con dispareunia no se comprobó una
prevalencia mayor de depresión o ansiedad fóbica.
En comparación con las pacientes con dolor pélvico, las pacientes con dispareunia no
reportaron una mayor incidencia en su historia actual o pasada de abuso sexual o físico.185
El rol de la historia de abuso sexual en las mujeres con dispareunia, ha sido sujeto de
varios estudios, y los resultados han sido carentes de consistencia debido a cuestiones
metodológicas. Sin embargo —y a pesar de que sea difícil predecirlo—, factores como la
relación de pareja en general y el estado emocional pueden influir en ciertas pacientes
para que se presente la dispareunia.
Examen físico. El examen pélvico puede ser diferido durante la primera consulta,
dependiendo del malestar de la paciente. En caso de realizarse, es importante solicitar a
la paciente que se tome la libertad de interrumpirlo en cualquier momento, por cualquier
razón que ella considere. Utilizar un espejo para que ella observe las maniobras médicas
y logre correlacionar lo que siente con lo que observa es un recurso que a menudo resulta de gran ayuda, sobre todo en los casos en que la paciente carece del conocimiento
necesario de la estructura y el funcionamiento de sus genitales.186
La exploración genital comienza con la observación de las características externas de
la vulva y monte de Venus, distribución del vello y la presencia de lesiones, eritema o leucoplaquia. En la mayoría de las personas con enfermedad vulvar, esa área suele ser muy
sensible, lo cual a menudo imposibilita la inserción del espejo vaginal. El médico debe
examinar el área vestibular con delicadeza, así como los conductos de Bartholin y Skene,
la uretra y el meato, utilizando un hisopo bien lubricado.
En un inicio, la exploración vaginal se lleva a cabo con un dedo y después se procede a la exploración bimanual, a fin de no confundir el origen de las molestias que se susciten (abdomen o vagina). El dolor muscular vulvar puede ser evaluado pidiendo a la
paciente que realice una serie de contracciones y relajaciones del piso pélvico (ejercicios
de Kegel). El vaginismo suele aparecer durante esta exploración, pero una cuarta parte de
las mujeres que toleran la exploración pélvica y utilizan tampón, sufren espasmos involuntarios durante el coito.
A través de la exploración digital, se buscan zonas de hipersensibilidad así como la
presencia de nódulos o irregularidades en los labios mayores y menores, las paredes vaginales y fondos de saco, en tanto que con el espejo vaginal bien lubricado, se inspecciona
apariencia, elasticidad, características e integridad de la mucosa vaginal, así como del cérvix.
Es factible aprovechar la exploración para realizar el Papanicolau y exudados.
Los diagnósticos diferenciales incluyen vaginismo, trastornos de la lubricación y atrofia
vaginal. Las etiologías menos comunes son endometriosis, congestión pélvica, adherencias
140 • Sexualidad humana
(Capítulo 6)
o infecciones, y patología de anexos. Los desórdenes uretrales —como la cistitis y la cistitis
intersticial— también llegan a causar cópula dolorosa. Es importante describir como
superficial o profunda la localización del dolor, en tanto que su intensidad y momento de
aparición resultan ser variables.
Al analizar de manera detallada los diversos diagnósticos diferenciales para la dispareunia que se presentan en el cuadro 6-4, es importante considerar las características clínicas de cada uno.
Dispareunia. El dolor suele ser en la entrada, en o en la profundidad vaginal. Puede
estar asociada con otros diagnósticos diferenciales. No hay hallazgos físicos que sugieran
otros diagnósticos. Vale la pena considerar una evaluación psicológica.
Vulvodinia. El dolor está bien ubicado en la entrada de la vagina o vulva, y se manifiesta como ardor o irritación; suele haber pobre respuesta a tratamientos previos y el dolor
aparecer con actividades que impliquen presión sobre la vulva (como sentarse o montar
una bicicleta). Las causas no son bien definidas, pero la exploración física en ocasiones
revela eritema, leucoplaquia, hipersensibilidad al tacto, ulceraciones, lesiones pigmentadas
o nódulos. Debe considerarse la exploración visual detallada, colposcopia y biopsia de
áreas sospechosas y la aplicación de ácido acético en las áreas llamativas.
Vestibulitis vulvar. El dolor está bien ubicado en la entrada de la vagina y se encuentra inflamación del área vestibular vulvar con prurito, ardor o dolor. Las causas no son
bien definidas, pero la exploración física en ocasiones revela eritema plano no ulcerativo,
de bordes mal definidos, hipersensibilidad al contacto con un hisopo. Es preciso considerar la exploración visual detallada, colposcopia y biopsia de áreas sospechosas, así como
la aplicación de ácido acético en las áreas llamativas.
Vaginismo. El dolor está bien definido en la entrada vaginal y son notorios los espasmos involuntarios de los músculos del introito. Hay dificultad para la inserción del pene,
tampones o dedo. Las causas no están bien definidas, pero hay respuestas condicionadas
o factores psicológicos implicados. El espasmo vaginal es palpable y el espejo vaginal
entra con dificultad. Considere evaluación psicológica.
Atrofia vaginal y trastorno de la lubricación. El dolor está bien definido en la entrada vaginal y existe resequedad, fricción o irritación. La penetración es difícil y dolorosa.
Cabe considerar deficiencia de estrógenos, trastorno de la excitación, secuelas quirúrgicas. El clínico debe observar las características del vello púbico, la ingurgitación de los
Cuadro 6-4. Diagnósticos diferenciales de dispareunia
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Vulvodinia
Vaginismo
Vaginitis atrófica y trastornos de la lubricación vaginal
Vestibulitis vulvar
Infecciones
Papiloma humano
Virus del herpes simple
Enfermedad inflamatoria pélvica
Salpingitis crónicas
Endometritis
Endometriosis
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Miomatosis uterina
Adhesiones pélvicas
Patología de anexos
Retroversión uterina
Relajación pélvica
Cervicitis crónica
Congestión pélvica
Genitourinaria
Uretral
Cistitis
Cistitis intersticial
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Disfunciones y trastornos sexuales • 141
labios, integridad de la mucosa vaginal, profundidad vaginal, presencia de fisuras o friabilidad de la mucosa. Dependiendo de los hallazgos en la exploración física, es importante
evaluar la calidad de las caricias eróticas, la calidad de la excitación y las expectativas con
respecto a las sensaciones físicas.
Endometriosis y adherencias pélvicas. El dolor es profundo y cíclico con las menstruaciones, sobre todo en el caso de la endometriosis. Es importante el antecedente de
cirugías o infecciones pélvicas en el caso de las adherencias. Durante la exploración física
quizá llame la atención la presencia de nódulos y fijación del útero y los anexos. Se sugiere la laparoscopia.
Patología de anexos. El dolor es profundo y quizá se localice en uno de los dos lados.
Las patologías más comunes son quistes ováricos o salpingitis. Durante la exploración física
tal vez se halle crecimiento de anexos, hipersensibilidad, reblandecimiento o fijación de éstos.
Se sugiere laparoscopia.
Retroversión uterina, miomatosis uterina o insuficiencia de los músculos pélvicos. El
dolor suele ser profundo y los hallazgos físicos consisten en retroversión, prolapso o crecimiento del útero. Según sea el caso, una sugerencia para la paciente sería que cambie
de posición durante la actividad sexual.
Cervicitis crónica, enfermedad inflamatoria pélvica, endometritis. El dolor es profundo y las causas son infecciosas. Durante la exploración física quizá sean notorios el
flujo, las lesiones, la friabilidad cervical y la hipersensibilidad con el movimiento. Se sugieren colposcopia, cultivos y laparoscopia.
Congestión pélvica. Suele haber dolor poscoital profundo. Las causas no se conocen
con exactitud y la exploración física quizá no sea reveladora. Vale la pena hacer énfasis
en la historia clínica y la semiología del dolor.
Trastornos uretrales, cistitis y cistitis intersticial. A menudo hay una sensación de
opresión suprapúbica, nicturia, poliaquiuria y urgencia. Las causas pueden ser variadas.
Durante la exploración física quizá haya hipersensibilidad uretral o vesical. Se sugieren
examen general de orina y urocultivo (negativo en la cistitis intersticial).
Es importante que el médico considere que si la dispareunia se caracteriza por dolor
en el introito vaginal, los diagnósticos probables son: vulvodinia, vestibulitis vulvar, vaginismo, vaginitis y uretritis. Si el dolor es profundo, el probable diagnóstico quizá se incline por: endometriosis, adherencias pélvicas, patología de anexos, retroversión uterina,
cervicitis crónica, enfermedad inflamatoria pélvica, endometriosis, congestión pélvica y
trastornos uretrales. La lubricación insuficiente, la atrofia vaginal y el posparto suelen
causar dolor superficial y profundo.
Tratamiento
Debido a las múltiples causas de dispareunia y vulvodinia descritas, debe señalarse que el
tratamiento de tales síndromes dolorosos va dirigido a la extinción o tratamiento de las
causas, que van desde la terapia de desensibilización sistemática en el caso de fobia sexual
o vaginismo, hasta la terapia con antibióticos o cirugía, en el caso de ciertas infecciones o
tumoraciones de genitales internos y externos.187
Es conveniente que el abordaje terapéutico y médico sea en pareja, con el fin de que tanto
la paciente como su compañero o compañera sexual entiendan las causas del trastorno y no
142 • Sexualidad humana
(Capítulo 6)
surjan reclamos o posibles e innecesarias asignaciones de culpa. Asimismo, el abordaje
diagnóstico y terapéutico tiene que ser interdisciplinario, por lo que con frecuencia se
requiere la opinión e intervención del terapeuta sexual, terapeuta de pareja, urólogo,
ginecólogo, psiquiatra, endocrinólogo, gastroenterólogo, internista y cirujano.
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7
Vínculo y sexualidad
Raúl Miranda Arce
© Editorial El manual moderno Fotocopiar sin autorización es un delito.
INTRODUCCIÓN
La palabra “sexualidad” remite en primer término a un modo reproductivo, como resultado de la evolución biológica somos una especie fenotípicamente dimórfica, nuestro
patrón reproductivo nos lleva a un acto sexual para alcanzar este fin.
El ser humano ha sido muy exitoso en su reproducción, ya a principios del siglo XX
se advertía que el problema de la sobrepoblación llevaría a un punto crítico los límites de
los recursos naturales. Aunque hace algunos decenios estas voces de alarma parecían exageradas, hoy en día vemos a los organismos internacionales abriendo foros para tratar problemas relacionados con el uso y conservación del aire, la escasez de agua los recursos
alimenticios, para millones de humanos. La explosión demográfica es lo que nos ha llevado a este punto.
Por otra parte, empezamos a ser testigos de otra problemática relacionada con los
problemas de infertilidad. Algunas parejas jóvenes en su plan de desarrollo personal; contemplan tener familia este proyecto, que para la mayoría resulta ser algo tan simple como
dar lugar al proceso natural de la procreación, en ellos se ve obstaculizado. En ocasiones
es posible superarlo con ayuda de las técnicas de fertilización asistida; en otras no queda
más que resignarse y hacer el duelo de la esperanza de la procreación. Estos dos polos no
podrían ser más opuestos.
La sobrepoblación en algunas naciones ha provocado que millones de seres humanos
subsistan en extrema pobreza mientras que, en contraste, otros países alcanzan un desarrollo sociocultural y económico que permite el desarrollo de una conciencia de lo difícil
que es sacar adelante la vida y, como consecuencia, sus tasas de reproductividad han disminuido al punto de que algunos ya no logran equilibrar su tasa de nacimientos con la de
defunciones, con lo cual poco a poco disminuye su población.
En este contexto, la sexualidad desempeña un papel fundamental, la movilidad de la
población, la migración, el aumento o disminución de la misma se relaciona con las modalidades de reproductividad, de ahí las modalidades en la expresión sexual y los estilos
de vinculación humana. La sexualidad ha sido estudiada desde diferentes perspectivas. En
151
152 • Sexualidad humana
(Capítulo 7)
este capítulo se estuadiará cómo dos seres humanos se vinculan y la manera en que se
expresa la sexualidad y el erotismo en el contexto de las relaciones humanas.
ANTECEDENTES
La reproducción está al servicio de la conservación de la especie. El Dr. Peck afirma que
si no existiera el engaño del placer no existiría el matrimonio:1 “el enamoramiento es un
ardid que nuestros genes usan con nosotros para nublar nuestro espíritu, que de otra
manera sería perceptivo [...] engatusarnos y hacernos caer en la trampa del matrimonio
[...] sin este ardid [...] nos habríamos arredrado ante el realismo de los votos matrimoniales”. Uno de los logros del desarrollo en la evolución del ser humano fue separar las
funciones de la reproductividad y del placer sexual. Así, el placer sexual que se obtiene
en la relación erótica no tiene otro fin sino una sensación de bienestar subjetivo.
Según algunas mitologías, el hombre fue creado a imagen y semejanza de los dioses
pero, en su orgullo, empezó a creerse dios y fue castigado por ello.2 Platón decía que el
hombre fue creado con cuatro extremidades y dos cabezas pero, por su soberbia, los dioses lo partieron a la mitad y fue condenado a buscar eternamente su complemento, de ahí
que una de las tareas permanentes del ser humano es la búsqueda de la “media naranja”.
Segun Jacques Lemaire,4 los seres humanos no se seleccionan para hacer pareja sino
que se encuentran, yo diria se descubren. Así, de entre una multitud, el individuo “descubre” a través de la mirada a alguien que le atrae, a partir de entonces se inicia un proceso de cortejo en donde se alimenta y se mueve la fantasía de encuentro erótico. Lo
anterior promueve la aproximación inicial de dos personas con el motivo de encontrarse
eróticamente, primero en el inconsciente y después ya en la mente consciente, se manifiesta como deseo sexual. Deseo es un motivador muy poderoso de la conducta humana.
Una de las preguntas imposibles de responder es acerca del goce sexual del “otro”,3
algunos autores afirman que la fantasía coloca el placer del otro como mejor o mayor.
En el ciclo vital de la existencia humana, cuando los jóvenes se desprenden del hogar
de origen, emprenden la aventura de la vida de la cual uno de los capítulos más importantes es el vincularse. Los vínculos también se definen desde el punto de vista social,
aquellos en los que está permitido el ejercicio de la sexualidad, que da un orden con la
intención de preservar y fortalecer las estructuras sociales.
Es reconocida la fuerza de la sexualidad: poderosa y a la vez temida. La sociedad en
su evolución ha establecido estructuras para intentar contenerla, lo cual ha derivado en un
“script” social, mismo que define con quién es posible y adecuado el ejercicio sexual, así
como el contexto y las circunstancias apropiadas incluyendo persona, lugar, tiempo y
forma. Todo ello en función a que, si se desborda de los cauces sociales, tiene el potencial
de ser destructiva para el individuo y su estructura social.
Por ejemplo, en los últimos 100 años de la cultura occidental, la vinculación por amor
se considera un ingrediente importante para dar lugar al ejercicio erótico, lo que crea el
amor erótico; este último es considerado de manera positiva en la estructura social, en
contraste de cuando sólo se trata de la expresión del erotismo. Cuando el deseo se estructura en forma de una pasión al extremo de una obsesión, se ve con sentimientos ambivalentes, pues tiene un aspecto fascinante se le reconoce su fuerza pero, a la vez, cuenta con
el poder de violentar la normatividad social, razón por la cual despierta temor.
Vínculo y sexualidad • 153
© Editorial El
manual moderno Fotocopiar sin autorización es un delito.
Existe el supuesto de que una necesidad para la coexistencia social fue el establecimiento del Tabú sexual,5 mismo que implicaba la prohibición de establecer relaciones
sexuales indiscriminadas, en particular las relaciones sexuales con las propias hijas e hijos,
lo cual se ha denominado como “el tabú del incesto”, estableciendose el origen a las filias.
En esta reconstrucción antropológica de la sexualidad, desde luego, la conexión entre el
acto sexual y la reproductividad es un gran avance en el desarrollo del pensamiento abstracto, pues se establece la noción de tiempo, abarcando el pasado y el futuro frente a la
existencia refleja del aquí y ahora, que permite al ser humano desarrollar la capacidad de
planeación una de las capacidades que lo hace superior al resto de los seres vivos. En esta
reconstrucción antropológica y dada nuestra raíz animal, la fuerza del impulso sexual
para el apareamiento es superior a la voluntad individual, pues constituye un mandato
del orden universal para la preservación de la especie.
Así, cuando un individuo está apto desde el punto de vista sexual, nace en su interior el ímpetu y el deseo de buscar pareja sexual. Los determinantes de dicha determinación ancestral continúan vigentes al día de hoy. Lo que define a una mujer como deseable,
por lo general está vinculado con el atractivo físico:
“[...] una simetría perfecta en las proporciones físicas [...] Sus piernas
deben ser largas y delgadas, igual que su rostro y su cuello [...] Su pecho
caprichoso y su busto firme y cónico, sus muslos amplios y su cintura breve,
casi tan pequeña que pueda tomarse con la mano [...] sus caderas deben ser
firmes y carnosas al igual que su abdomen [...] Su pelo largo y voluminoso,
alcanzando sus rodillas y terminando en graciosos rulos [...] Sus labios
deben ser rojos y brillantes y su dentadura blanca [...] La superficie de su
cuerpo, debe ser suave, delicada, tersa, redondeada y agradable al tacto.”6
El atractivo del varón también está asociado al físico, pero también al poder o a la
jerarquía que ocupe en la pirámide jerárquica del orden social. Así, son más atractivos
para las mujeres como compañeros sexuales aquellos hombres que se constituyen en
líderes y detentan poder en función a su capacidad de protección, que los menos capaces
o marginales.
Un supuesto antropológico es que la sexualidad en los primeros grupos humanos era
de tipo comunal. En algún momento los humanos se agruparon para sobrevivir juntos,
es decir, no existía la exclusividad o fidelidad sexual y, desde luego, tampoco la privacía,
el orden establecido de disponibilidad erótica ocurría según el lugar jerárquico de los
individuos.
Joan Dahr Lambert,7 plantea una propuesta en una novela ficción antropológica: sugiere que las primeras relaciones sexuales eran grupales, es decir, no existía monogamia, y el
liderazgo del grupo era detentado por la mujer con mayor experiencia y capacidad para
sanar las tribulaciones del grupo; la motivación para la sexualidad era mantener la armonía
en las relaciones del grupo, sin dejar de notar que cuando una hembra no estaba sexualmente disponible, podría causar efectos hostiles dentro del grupo. La sexualidad entre todos los
miembros garantizaba la vinculación afectiva del grupo y lo mantenía unido.
Un aspecto que vale la pena señalar es que en sociedades donde no existen restricciones sobre la sexualidad ni una implicación de posesión a través de la misma, la importancia del ejercicio de la sexualidad y el lugar que ocupa en la estructura comunitaria es
154 • Sexualidad humana
(Capítulo 7)
menos relevante. Así, la sexualidad que encontraron los conquistadores españoles en los
nativos de las islas caribeñas fue la de una sexualidad libre, manifestada de manera franca, con expresiones de placer abiertas tanto en hombres como en mujeres, pero sin un
sentido de exclusividad ni celos. A la vez, ocurría que la frecuencia de relaciones sexuales no era muy alta, pues todos se sentían satisfechos de su sexualidad, ya que en el
momento que lo deseaban era sencillo encontrar a alguien con disposición sexual.8
Asimismo, la sexualidad de las islas polinesias ha sido descrita de la misma forma, hasta
antes de que estas culturas entraran en contacto con la cultura occidental, portadora de
una importante represión sexual.
La práctica poligámica ha sido documentada que ocurre propiciada por varones
pudientes, pero es menos conocida la práctica poligámica alrededor de mujeres poderosas, un ejemplo de la cual se registra en las comunidades de la selva del Amazonas.
ANTECEDENTES ETOLÓGICOS
A pesar del dolor del duelo provocado por la herida narcisista infligida por Darwin, afirmaba Freud debemos asimilar que el hombre no desciende de Dios, sino que somos una
especie resultado de la evolución. En la organización de la estructura social de diferentes
etnias como en diferentes especies; la regulación y expresión de la sexualidad es un factor central.
En algunas especies se agrupa un cierto número de hembras alrededor de un macho
dominante y todos los otros machos son excluidos hasta que logren desafiar y derrocar al
macho dominante frente al grupo de hembras, lo cual constituye una organización social
común entre los mamíferos. En otras especies se agrupan alrededor de más de un macho
dominante, el cual congrega varias hembras a su alrededor; otras crean vínculos de exclusividad de carácter temporal, durante un ciclo anual de reproducción y algunas más se
vinculan de manera monogámica y de por vida.
El estudio de diferentes especies, en particular el que se centra sobre la estructuración de la sexualidad en los primates, permite comprender algunos aspectos de la vinculación humana.
Entre los bonobos de Zaire —la especie de primates más próxima, desde un punto de
vista evolutivo, al ser humano— se ha descrito un claro predominio de la función sexual por
placer, en contraste con la función sexual reproductora. Los bonobos sostienen relaciones
sexuales con bastante frecuencia y por lo general la hembra determina quién será su compañero sexual. Además, se ha observado que copulan en posición cara a cara (al igual que
los humanos), lo que los convierte en la única especie en primates prehomínidos que practican dicha posición; asimismo, han sido descritas prácticas sexuales de masturbación autoerótica, masturbación mutua y contactos orogenitales; también han sido documentadas
relaciones heterosexuales y homosexuales (tanto masculinas como femeninas).
Estas notas tienen como propósito reflexionar desde otro punto de vista, la sexualidad socialmente aceptada en la cultura occidental. Freud advertía que la liga entre la
sexualidad y su objeto debe aflojarse, ya que éste no es tan fijo ni tan “natural” como
pudiera pensarse, al igual que la diversidad de las manifestaciones de la sexualidad. Esto
abre la puerta a considerar la aspiración al placer erótico y las variadas formas en que éste
Vínculo y sexualidad • 155
puede manifestarse. La manera en que comprendemos y concebimos lo aceptable y no
aceptable de nuestra sexualidad es el resultado de un contexto sociocultural que nos precede y nos continúa.
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EL VÍNCULO ERÓTICO
La palabra vínculo proviene del latín: “vinculum” de “vincire” que significa atar, unión o
atadura de una persona con otra. En la antigüedad expresaba una unión sujetada con firmeza que se hacía juntando un haz de ramas atado con una cuerda de nudos, sugiriendo
una atadura lo más duradera posible9; Pichon Rivière,10 desarrolla en teoría por primera
vez, el concepto de vínculo, lo definía como la estructura compleja que incluye el sujeto,
el objeto y su interacción, momentos de comunicación y aprendizaje, configurando un
proceso en forma de espiral dialéctica; proceso en cuyo comienzo las imágenes internas
y la realidad externa deberían ser coincidentes”.
El hecho que dos o más individuos estén juntos, en una cola por ejemplo no los hace
establecer un vínculo desde el punto de vista psicoanalítico, sólo cuando comparten una
fantasía inconsciente en común se establecerá el vínculo, ¿cuál es el primer vínculo
humano? Podríamos decir que la imagen de la primera fantasía sería la de la unidad dual,
madre hijo y ésta va a constituir el modelo organizador de todo vínculo humano: pareja,
grupo, familia o institución. Es decir, que la unidad-dual es el modelo de todos los vínculos posteriores.11 Cada vínculo va a producir alianzas inconscientes que le son propias.
Para R. Kaës,12 el vínculo instituido tiene tres componentes: la alianza, la comunidad
de realización de fines y la sujeción; que se entiende como una obligación recíproca establecida a partir del hecho de reconocerse perteneciendo a dicho vínculo.
En esta definición se han incluido otros aspectos: la permanencia en el tiempo, la estabilidad (una forma más o menos constante) e intereses comunes.
D. Anzieu13 define al grupo como una envoltura, que permite que los individuos se
mantengan juntos. Para él, un entramado de reglas, costumbres, ritos, actos que tienen el
valor de una jurisprudencia, permite que el conjunto establezca un espacio interno, el de
quienes comparten todas estas producciones, que se separa así de un espacio externo, del
de aquellos que no las comparten. Conceptualiza el vínculo como envoltura, estableciendo
un límite.
La representación fantaseada del propio vínculo tiene también una función: la representación interna recíproca que comparten los miembros. El vínculo no puede establecerse ni sostenerse (D. Anzieu); si no mantiene una relación de simbolización, apuntalamiento
y de satisfacción libidinal, con el mundo interno (lugar de las relaciones objetales) de sus
miembros.
Cuando el ser humano está apto desde el punto de vista biológico para el acto sexual,
nace en el individuo un deseo, que al principio es una sensación indefinida. A menudo el
joven encuentra el camino del autoerotismo y es a través del ejercicio autoerótico que en
el espacio del imaginario va tomando forma la fantasía sexual, en donde se van creando imágenes cada vez más nítidas cargadas de afectos, en las que se involucra a “otro” en un abrazo erótico ideal. Así, en el espacio mental se abren espacio las escenas eróticas que empujan
desde la profundidad de la mente, que emergen en la mente consciente del individuo y se
156 • Sexualidad humana
(Capítulo 7)
van construyendo al agregarse los matices culturales. Se trata de un proceso que ocurre
como resultado de un interjuego de expresión y represión de la sexualidad, mismo que
da lugar a una construcción metafórica, eufemista tanto cuanto sea necesario para que la
normatividad social permita la expresión erótica, primero en la conciencia del individuo, en
el pensamiento, en el lenguaje y por último en la conducta, sin menoscabo de que todo aquello que sea reprimido encontrará una expresión escondida en una formación de compromiso
que disimule su origen sexual pero que, a la vez, le permita algún grado de expresión.
Robert Stoller, estableció que existe una dualidad de fantasías eróticas determinadas
en función del género: por una parte, las fantasías masculinas asociadas con el encuentro
de una mujer sexualmente dispuesta, fascinada con el atractivo sexual del varón, en el imaginario la fantasía del falo como fuente de gratificación y origen de la vida.14 En algunas
culturas los mitos del origen del universo se relacionan con una figura divina que a través
de su esperma da origen a todo lo existente en el universo, de ahí que en algunos cultos
antiguos se tome al falo, el pene en erección perpetua como una imagen divina. En el
imaginario masculino está la fantasía de encuentros sexuales múltiples con diferentes
parejas y la inagotabilidad de la capacidad sexual (p.ej., encontrarse en una isla solitaria
o en una embarcación rodeado de bellas mujeres con disposición sexual). Por otra parte,
las fantasías sexuales femeninas suelen estar más asociadas con la sexualidad en un contexto afectivo, protector y estable, buscando el reconocimiento del “otro” de ser alguien
“especial”, dicho reconocimiento a menudo es inicial, aunque en ocasiones se disculpa
que la pareja no lo descubra desde un inicio y lo haga más tarde.
Una temática de investigación fascinante tiene lugar cuando en el contenido de fantasías no están representados escenarios sexuales de coito o cuando el erotismo no se
encuentra asociado con un “otro”, sino con un objeto o sólo a partes del cuerpo específicas de la pareja sexual y no a la persona toda.
Freud, en sus Tres ensayos sobre una teoría de la sexualidad,15 define al objeto sexual
como la persona de la que parte la atracción sexual, en esta misma obra, describió cómo
tanto la meta sexual (el coito) como el objeto sexual (que para el hombre es la mujer y viceversa) pueden ser diferentes e intercambiables, lo que incluye la preferencia erótica por personas del mismo sexo, por animales, infantes e incluso objetos inanimados (fetichismo) en
vez de personas del sexo opuesto. Las actividades sexuales no están circunscritas al coito,
pues también comprenden el tocar y ser tocado, mirar y ser mirado o la inclinación a recibir o proporcionar dolor físico o anímico e incluir partes distintas de los genitales.
El vínculo fantaseado de la relación entre el sujeto y su objeto erótico, existe en un
inicio sólo en la subjetividad y se construye de manera individual. Algo que no deja de
sorprender es la capacidad de un objeto inanimado (fetiche) para despertar las complejas reacciones eróticas en una persona, como son excitación, fantasía y actividad orientada a la búsqueda del placer con dichos objetos, cuya característica distintiva es su alto
significado erótico, a la vez que el mismo sujeto quizá sea por completo indiferente a una
invitación sexual por una pareja dispuesta, “adecuada”, desde el punto de vista social.
La experiencia erótica tiene entonces dos orígenes, uno externo y uno interno, y
ambos deben confluir. El interno es producto de nuestra herencia biológica y resultado
de la evolución de las especies, el cual empuja a la reproducción y la conservación de la
especie, apuntalándose en el placer derivado de la actividad erótica que más tarde ha de
construirse de manera individual a partir de las experiencias afectivas que troquelan los
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Vínculo y sexualidad • 157
patrones de satisfacción erótica del individuo, lo cual genera una escena individual erótica estrictamente personal. La fuente externa es la construcción sociocultural de la sexualidad, inscrita en el colectivo imaginario e implicada en las relaciones sociosexuales, así como
en el lenguaje.
El lugar de confluencia de estas dos influencias que determinan la expresión sexual
es el espacio del cuerpo. Desde el exterior, sabemos que al estimularse tactilmente ciertas
partes del cuerpo denominadas “zonas erógenas”, se desencadenará la respuesta sexual,
determinada biologicamente con todos los cambios correspondientes en el organismo,
después de cierto umbral de excitación el sujeto responderá corporalmente como una
totalidad, lo cual da lugar a una respuesta erótica y la persona entra a una realidad de erótica. Las zonas erógenas son partes del cuerpo “predestinadas” genéticamente en especial
los genitales para provocar placer erótico. Más tarde, gracias a la elaboración mental se
crea primero una imagen inconsciente del cuerpo erótico, de modo que cualquier parte
del mismo puede adquirir la capacidad de despertar la respuesta sexual y manifestarse con
las propiedades de una zona erógena. Una característica sobresaliente de una zona erógena, es que al ser estimulada y pasar de cierto umbral demanda más estimulación hasta desencadenar la reacción erótica total del organismo. La piel y mucosas en ciertas partes
delimitadas (genitales) son zonas erógenas por excelencia y cada persona posee una geografía corporal erótica individual. Además de la estimulación táctil, es posible despertar sensaciones eróticas a través de los diferentes órganos de los sentidos: gusto, olfato y los sentidos a
distancia, como son la vista en especial a la vista del cuerpo o partes del cuerpo de “otro”
en disposición erótica y el oído.
No es suficiente la estimulación externa a través del aparato sensorial, el sujeto debe
tener una actitud receptiva a la misma, lo que hace que un estímulo en una situación determinada adquiera el significado erótico y sea recibido con agrado. Aquí es donde entra el
aspecto de la inserción cultural, misma que determina lo aceptable desde el punto de vista
social y da lugar al placer sexual. De modo que un estímulo similar pero en una circunstancia diferente considerada inadecuada o incitado por otra persona, no sólo no provocará
placer sino que causa desagrado, asco, vergüenza, culpa, ansiedad u hostilidad, afectos,
todos ellos, incompatibles con el placer sexual.
Lo que determina si un estímulo del mundo externo adquirirá o no un significado erótico, depende de que una vez activada dicha fuente de estimulación erótica, coincida con
la primera, la interna, sintetizada en la fantasía sexual inconsciente esta alude a la escena
erótica idealizada en donde el sujeto se imagina a sí mismo en un encuentro con el “objeto erótico ideal”, en un acto también ideal de donde resulta una plena satisfacción erótica.
Hasta aquí, aún en el espacio de la fantasía, la respuesta sexual se inicia, ya sea por estímulos externos que activan la fantasía inconsciente o al activarse ésta motiva al sujeto a
buscar la estimulación sensorial correspondiente en el mundo de la realidad concreta.
Por ejemplo, en el caso de la compulsión sexual, la activación de la fantasía inconsciente empuja al sujeto a ponerla en acto casi sin que medie una elaboración mental, con
lo que manifiesta una precaria capacidad de demora, por ello, cuando el sujeto trata de
concretar la “puesta en escena” de la fantasía, en muchas ocasiones resulta dañina para
otros e incluso destructiva para sí mismo.
A esta escena erótica ideal en el espacio mental que da lugar a los contenidos de las
fantasías y de la conducta erótica, misma que abarca pensamientos, afectos, sensaciones y
158 • Sexualidad humana
(Capítulo 7)
conducta en relación con otro, se ha denominado “la fantasía masturbatoria central”.16 En
ella se incluyen la fantasía inconsciente, la ensoñación diurna y el acto sexual ejecutado
con la estimulación sexual preferida en un vínculo ideal. En todas ellas existe una representación de la imagen del sujeto ideal, junto con la imagen del “otro” objeto gratificador
erótico ideal, con quien se fantasea la experiencia del placer pleno en un contexto vincular igualmente ideal.
Las diferentes manifestaciones del erotismo son las diversas metáforas de esta fantasía, materia prima de la creación. Asi, podríamos interpretar el cuento de la lámpara de
Aladino como una simbolización de la fantasía masturbatoria: frotar un pequeño objeto
mágico y, al hacerlo, hacer aparecer un enorme genio que cumplirá con nuestros deseos.17
EL ORIGEN DE LA CAPACIDAD VINCULAR
Como ya se mencionó, la fuerza de la sexualidad está anclada en el empuje genético hacia
la reproductividad con el aderezo del placer erótico; la forma definitiva en que cada individuo expresa su erotismo y, de ahí, su forma de vincularse en sentido erótico, se construye de manera gradual a través de sus experiencias afectivas con quienes lo rodean. De
ahí que tal erotismo está determinado por las relaciones afectivas desde el mismo momento del nacimiento.
El erotismo está muy enlazado a la biografía de la persona, en especial a sus relaciones tempranas. La capacidad para el placer erótico se genera en el contacto con el cuerpo de la madre, definida por Piera Castoradis como el sujeto en donde suponemos:
a) una represión exitosa de la propia sexualidad infantil,
b) un sentimiento de amor hacia el bebé,
c) un acuerdo esencial con lo que el discurso cultural del medio al que pertenece dice
acerca de la función materna,
d) la presencia junto a ella de un padre del bebé, por quien tiene sentimientos en esencia positivos.18
Las actitudes de los padres hacia los genitales, la masculinidad y feminidad, y los aspectos
reproductivos influyen sobre la manera en que manejarán el cuerpo de su bebé, con lo cual
transmitirán aceptación o rechazo, comodidad o disgusto. De esta manera, los padres son
los primeros representantes de la cultura que, de manera consciente e inconsciente, modelan
y estructuran la expresión erótica del individuo en una comunicación sensoperceptual y
afectiva, fundamento del vínculo, a la par del nacimiento psíquico del individuo.19
A través de estas vivencias el bebé crea su núcleo de identidad, en donde se siente
merecedor de las experiencias placenteras, a mayor cantidad de repetición de la sensación
de satisfacción, el espacio mental se llena de representaciones del deseo de vida. Cuando
estas experiencias son óptimas, que no perfectas, generan una expectativa optimista de la
vida y una actitud abierta al placer; cuando no lo son producen una convicción pesimista
derivada de la frustración, lo cual se convierte en una fuente de sentimientos depresivos,
angustiantes o incluso deseos o angustia de muerte. Aquí está el origen de sensaciones irrepresentables en el lenguaje, que se traducen en la experiencia de sentirse como una unidad,
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con continuidad en el tiempo y el espacio, en contraste con sensaciones de ansiedad por amenaza de fragmentación o despedazamiento. Cuando tales ansiedades predominan, producto de negligencia materna, maltrato o experiencias traumáticas, confieren al erotismo
características de “todo o nada” y la sexualidad adquiere la función de intentos fallidos en
busca de mantener la cohesión de la estructura mental del individuo.
Cuando la madre se ausenta, en la persona se instaura la amenaza sobre la vida, misma
que más tarde, desde el interior del individuo, genera una constante amenaza de desintegración; en estos casos el erotismo y el vínculo adquieren la función de intentos, que por
lo general resultan fallidos, por adquirir cierta estabilidad mental. Todo ello distorsiona
tanto la expresión erótica como la forma de relacionarse con otros.
Dichas formas diferentes de vinculación son evidentes en las relaciones de pareja. En
muchas ocasiones, cuando surge el sentimiento de enamoramiento, aparece también la
sensación de que la pareja es capaz de adivinar el deseo del otro, sin siquiera decir nada,
con lo que se experimenta frustración cuando no ocurre de esa manera. El entonamiento afectivo de la pareja con las propias necesidades emocionales es un requisito para el
vínculo amoroso, entonamiento que semeja el de las fases tempranas del vínculo afectivo con la madre, de ahí la expectativa del “baño amoroso” que se da a través de la voz,
del contacto con el cuerpo, el abrazo, la expresión de la ternura. La exigencia al amante
es que sea capaz de “leer” estos deseos y, por consiguiente, actuar según lo prescribe esta
fantasía. Las parejas en la relación amorosa crean un lenguaje propio, semejante al balbuceo, se ponen apodos y nombran a su cuerpo con significados que reflejan la erotización
del mismo. El apodo es reflejo del erotismo sobre el que se coloca el nombre formal, viene
a constituirse el nombre para la intimidad. El descubrimiento del cuerpo es una experiencia de placer, al que se enlaza el lenguaje.
Cuando una persona en su temprana infancia sufre maltrato, negligencia, abandono
o algún traumatismo emocional, no construye de manera adecuada las estructuras para
disfrutar después de una salud sexual. Estas experiencias son marcas patógenas que quedan inscritas en el cuerpo y se manifiestan alterando la respuesta erótica, asi como los
vínculos correspondientes, como nostalgia durante la experiencia erótica provoca sensaciones de vacío o angustia, y la persona es en extremo sensible a la pérdida del cariño y
al abandono.19 El cuerpo no se convierte en ese lugar de encuentro amoroso, todo lo contrario, llega a ser una fuente de angustia, la persona experimenta sensaciones de desintegración que se atribuyen al otro, que en la fantasía inconsciente se cree que “desea” la
muerte del individuo, que su intención es aniquilar al sujeto.20
Cuando la madre que nos llena de placer está ausente, se utiliza la satisfacción alucinatoria, la activación de la huella que dejó en la memoria la experiencia de placer, tal es el
mecanismo para crear, recrear, inventar e imaginar al “otro satisfactor”. Dichos procesos
dejan en el inconsciente la representación de una imagen idealizada, prototipo para que
más tarde se construya el ideal consciente de lo que se desea ser, junto con la imagen idealizada del “otro”, objeto único irremplazable, unidos en una experiencia de goce, de fusión,
en la cual se borran las diferencias y se convierte en molde y modelo del enamoramiento.
Esa es la fantasía primordial de la pareja en un abrazo erótico eterno.
El siguiente paso en el desarrollo del ser humano es el descubrimiento del control
motor, la capacidad de ubicar la mano o el dedo en la boca y recrear la “gratificación alucinatoria” que incluye el vínculo del propio sujeto con su objeto erótico. En este descubrimiento de las capacidades corporales, el bebé encuentra áreas genéticamente
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(Capítulo 7)
predispuestas al placer: las zonas erógenas, que al ser estimuladas recrean el placer total, no
se experimenta un placer localizado, pues el que se genera en una zona recrea la experiencia del placer total. Así, la gratificación alucinatoria se genera de manera activa en forma de
masturbación infantil, que es el chupeteo, de ahí en adelante cada función psíquica adquirida aumenta y enriquece la imagen idealizada del cuerpo y la capacidad para el placer.
Todas estas experiencias infantiles serán reprimidas y, por consecuencia, guardadas en el
inconsciente para que se manifiesten más tarde, al inicio de la vida sexual adulta.
Cuando la madre no fue suficientemente buena y no proporcionó los cuidados necesarios, así como el afecto indispensable, el bebé, en vez de ser autónomo e independiente,
tiene una sensación de sí mismo ambivalente o negativa, lo cual genera un vínculo en
donde queda atrapado de una manera tenaz y ambivalente, dependiente de la madre.
Además, la capacidad erótica del individuo se ve seriamente alterada, la función erótica
es utilizada para descargar afectos de hostilidad y resentimiento, evitar sensaciones de
abandono y odio a sí mismos, que se encontrarán en los contenidos afectivos de las fantasías sexuales y de los afectos que prevalecen en los vínculos afectivos con otros. Tal es la
razón por la cual estos individuos en la vida adulta evitan toda intimidad o aproximación
erótica e incluso todo pensamiento erótico, pues todo ello revive aquellas experiencias
angustiantes y la sexualidad se ejerce como una expresión meramente física de desahogo
carente de la capacidad de vinculación afectiva.
La sexualidad desde su fuente original no reconoce barreras ni limites, mismos que
son indispensables para la estructuración de la mente, así como para la convivencia social,
de modo que es necesario imponer barreras a la expresión erótica y de este modo que se
manifieste en formas que sean aceptables desde la perspectiva social, de forma que no
vulnere el orden social.
Así, dentro de las vinculaciones se regula la expresión erótica, un ejemplo paradigmático en cuanto a la forma de vincularse es la relación con el padre, quien en principio es
introducido a la escena afectiva vía el afecto que la madre le profesa, de ahí adquiere el
significado afectivo para el niño y por ello desea su aprobación. La aceptación del padre
se otorga al adquirir la capacidad para la demora en la satisfacción de los deseos, e incluso
en el reconocimiento y otorgamiento del cariño por la renuncia a los deseos. De esa manera se instauran las barreras iniciales a la expresión erótica y se le encauza por los canales
adecuados desde la perspectiva social. A cada renuncia instintiva se refuerza la aprobación
paterna, misma que se opone a la expresión inmediata y burda de los deseos eróticos.
El deseo de la aprobación del padre es lo que permite a este último imponer las restricciones al erotismo, en lo que se ha llamado “la ley del padre”; transmisora de las prohibiciones de la cultura, que son a) la prohibición del incesto, b) la diferencia de las generaciones
y c) la diferencia de los sexos. Cuando no se establecen dichas barreras a la sexualidad y la
ley paterna no se reconoce, la expresión de la sexualidad se torna indiferenciada, rompe con
las normas, la fantasía erótica no evoluciona y permanece en el deseo de ocupar un lugar en
el lecho de los progenitores, ya sea en forma homosexual o heterosexual, se devalúa la relación coital y es sustituida al idealizar otras formas de placer erótico; tampoco se reconoce
la necesidad de desarrollo y madurez para arribar a la sexualidad, de modo que permanece
en la fantasía un Yo inmaduro pero con una sensación de grandiosidad compensatoria.
La masturbación en la adolescencia tiene una función primordial para el desarrollo
adecuado del erotismo,21 dado el crecimiento acelerado del cuerpo, la imagen inconsciente
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Vínculo y sexualidad • 161
erótica del cuerpo, hasta entonces idealizada, debe transformarse para adquirir una imagen
más acorde con la realidad y culminar en la imagen sexual del adulto. A esta última, además,
se debe incorporar el potencial para obtener una relación sexual compartida. Dicho proceso
se refuerza ahora con sensaciones eróticas mas intensas y definidas, la imagen corporal erótica se redefine y se integran los órganos genitales como fuentes de placer permitido.
La masturbación activa la fantasía inconsciente, estimula la creación de las ensoñaciones diurnas; auxilia en el autoconocimiento del “nuevo” cuerpo del adolescente, sirve
para afirmar el distanciamiento de los padres como objetos eróticos incestuosos y es un
ensayo fantaseado al erotismo compartido con “una pareja” que suele ser en un inicio homosexual y más tarde heterosexual.
Las primeras relaciones sexuales coitales también son ensayos enlazados de manera
estrecha a imágenes fantaseadas originadas en los recuerdos de las relaciones del pasado.
Las cuales sirven para confirmar la masculinidad y feminidad en la relación con una pareja,
ayudan a transformar la imagen ideal del cuerpo y adquirir una imagen más real.
También sirven para integrar en la esfera mental consciente los cambios tanto físicos
como psicológicos que ocurren durante la respuesta sexual, es así como se va conquistando
el miedo a lo desconocido, como se pierde la ansiedad a la regresión que ocurre durante el
orgasmo y el miedo al nuevo tipo de vinculación que el enamoramiento representa, sirven
para aumentar la autoestima, a conocer los propios procesos corporales y emocionales hasta
ahora desconocidos para el sujeto y la regulación de los propios procesos eróticos.
Al adquirir el lenguaje, el individuo también se hace de toda la herencia cultural, la
cual nos precede y ha de continuarnos, herencia que establece prohibiciones y permisos,
que demarca con calificativos y sanciones nuestro cuerpo y los procesos propioceptivos y
afectivos que de él se desprenden, que construye diques, encauza el placer y exige renuncias para completar nuestra integración al contexto sociocultural. Esta normatividad social
establece el lugar, el cómo, el cuándo y la persona “adecuados” para el ejercicio de prácticas eróticas, aceptadas desde el punto de vista social. Incluso califica las propias experiencias
corporales y dicta la subjetividad de las mismas definiendo lo que se debe o no sentir, las
sensaciones permitidas y las no permitidas, las sensaciones “buenas” y las “malas”, así se originen en el propio cuerpo. Dentro de esta normatividad social se establecen los referentes
de con quién es posible establecer un vínculo “socialmente aceptable”.
Se ha dicho que la elección de pareja tiene lugar entre dos personas, sin embargo,
estudios de la complejidad de los vínculos en particular la estructuración de redes vinculares en el espacio mental llevan a la conclusión de que elegir una pareja implica una
compleja selección de grupos sociales, desde las influencias más simples representadas
por los modelos adquiridos de los padres. Así, es frecuente que el individuo elija a su pareja
a imagen y semejanza de alguno de sus progenitores; ya sea del sexo opuesto o del sexo
complementario también ocurre que alguno de los padres es el referente, aunque de
manera negativa, es decir, la pareja escogida representa todo lo que el padre o la madre
no son pero se desearía que fueran, en contraste con lo que sí son y que acarrea disgusto;
sin embargo, de una o de otra forma, el referente prevalece. La mayor parte de las veces
los individuos no tienen conciencia de dichos patrones al inicio de la relación y no es sino
con el tiempo que van advirtiendo la semejanza entre la pareja elegida y el progenitor.
En la elección de pareja también influyen los antecedentes étnicos, culturales y socioeconómicos, mismos que actúan como ingredientes que a mayor homogeneidad otorgan
162 • Sexualidad humana
(Capítulo 7)
mayor aceptación del grupo social, mismo que actúa como fuerza externa para hacer de
dos individuos una pareja, “que se ven bien”. Asimismo, dichas influencias externas actuarán presionando para disolver la unión si la normatividad social se ve vulnerada al elegir
pareja. Hay grupos sociales donde existe una fuerza social para las uniones intragrupales,
lo cual mantiene la homogeneidad del grupo social, así como existen grupos en donde se
promueve la vinculación exogámica en relación con el grupo.
Cuando un individuo es portador de características valoradas en el ámbito social,
detentará un mayor atractivo erótico dentro del grupo en cuestión. Las características de
aceptación social pasan por los rasgos de belleza física comunes para la sociedad en su
conjunto, también se cuentan entre ellos la educación, estatus social, forma de vestir y
todo aquello que pudiera incluirse en lo que define un estilo de vida y que se modifica a
través del tiempo y las circunstancias.22
La perspectiva sexológica propone que los requisitos para una sexualidad adecuada son:
1) que ocurra entre adultos con mutuo consentimiento,
2) en privado, y
3) que no lastime a terceras personas.
Detrás de toda actividad erótica se encuentran valoraciones sociales, “mitos” que deben
ser revalorados en la adultez: el mito de lo “normal” como miedo de caer en lo desviado,
o perverso. El dique de lo pecaminoso marca de una ideología, el del egoísmo que se
opone a la generosidad y limita la capacidad para recibir placer. Se trata de estructuras
que tornan rígidas y limitan una expresión erótica plena.
Si bien la sexualidad se halla anclada en la biología y biografía tempranas, es como toda
conducta humana susceptible de ser influida por el aprendizaje, por ello debemos olvidar
que deba considerársele con una “naturalidad” inexistente, más bien, es preciso asumir como
adultos aquello que queremos, si así lo decidimos ponerlo en práctica, experimentarlo y derivar de todo ello las preferencias personales. Entonces, demarcar de nuevo lo permitido y lo
prohibido, asumir con juicio crítico, conciencia y responsabilidad, y terminar por construir
una identidad erótica de manera activa, una que no por fuerza se conforme de manera automática a los dictados biográficos o culturales. Quizá estos últimos deban ser reelaborados a
fin de aceptar con compromiso aquellos que el individuo considere adecuados y rechazar los
que no lo sean, aceptando las implicaciones personales y sociales que ello conlleve.
El erotismo adulto se manifiesta de diversas maneras, en la medida que impere la
conciencia de los procesos implicados, crecen las probabilidades de que sea el ejercicio de
decisión del sujeto lo que determine su sexualidad. En varios estudios se ha documentado
que las primeras elecciones de pareja están determinadas por los patrones paternos en función directa de cuán joven es la persona, pero a medida que la persona madura y aumentan
sus experiencias de vida, se aleja cada vez más de una elección en la que incidan la referencia
al modelo de las imágenes primarias y los patrones de vinculación con éstas en particular
con la madre en el primer año de vida. Asimismo, las particularidades de la escena erótica
que marca el placer personal se reconstruye en la medida que la persona es capaz de tomar
conciencia de ello, de modo que cuando lo que se busca es una relación “espontánea”,
a lo que se da pie es a la expresión de los determinantes inconscientes que gobernarán en
mayor medida el erotismo del sujeto y, por ende, de la pareja.
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Desde el punto de vista social, cabe diferenciar varios tipos de ejercicio erótico con
su particular patrón de vinculación: es factible ejercerlo sólo en función del propio placer,
utilizando al “otro” como mero objeto satisfactor sin que exista un vinculo mas allá del
momento del encuentro erótico, mismo que resulta ser superficial y circunstancial, que
ocurre por ejemplo, en los encuentros casuales. Otra manifestación es el patrón de vinculación presente en las relaciones del sexo comercial, el hostigamiento sexual así como
en el uso de objetos y materiales de autogratificación.
El erotismo también puede ser recreativo, el tipo de vínculo que se observa en
encuentros casuales, viajes, aventuras, en donde existe consideración para con la otra persona pero sólo en función de un interés común que, es darse placer uno al otro. Asimismo,
el erotismo llega a ser una expresión de vinculación en una relación de afecto que incluye relaciones sexuales pero no implica amor ni compromiso de exclusividad sexual; tal
conducta es común en individuos solteros jóvenes.
Por otra parte, el erotismo se presenta como una manifestación del amor-pasión que
a menudo se observa en adultos jóvenes, en ocasiones justificando relaciones que, sin este
ingrediente, no podrían ser comprendidas en su entorno social y, aunque no son abiertamente aceptadas en la normatividad social, son consideradas con cierta tolerancia debido
a este ingrediente de “amor”. Por último, está el erotismo que acompaña al compromiso
en una pareja que comparte un proyecto de vida en todas las áreas de su existencia y con
el propósito de vivir juntos el resto de sus días, el ejemplo apunta a relaciones establecidas desde el punto de vista legal con un contrato civil de matrimonio o con los mismos
propósitos pero sin este último.
Quien tiene una conciencia erótica como resultado de un adecuado desarrollo de la
identidad, dedica tiempo a explorar, aprendiendo de sí mismo y de otros; busca experimentar, continúa jugando, expande su experiencia y conciencia de su vida erótica, es
capaz de compartir, extrae los beneficios que el erotismo le proporciona, asume con precaución y responsabilidad los riesgos de la misma de manera realista, llegando a una vida
con plenitud sexual. Tal como dice Alex Comfort, es semejante a un gourmet que aprende
que el placer de la comida no es sólo comer, sino apreciar todo aquello que lo adereza.23
PARAFILIAS / PERVERSIONES
Raúl Miranda Arce
Iván Arango de Montis
LAS PARAFILIAS
De entre las peculiaridades del vínculo sobresalen por sus características las que se establecen en aquellas relaciones estructuradas como parafilias. Estos cuadros sindromáticos
de la psicopatología han recibido diferentes nombres a lo largo de la historia, han sido
desde costumbres alrededor de cultos religiosos a diferentes dioses en las mitologías de
164 • Sexualidad humana
(Capítulo 7)
culturas antiguas, para que después a través del deslinde religioso, fundamentalmente
judeocristiano, se consideren como conductas permitidas dentro del margen de lo legal,
característica que conservan hasta la fecha como parte de su estructura, el saber que se
quebranta la normatividad y se sale ileso, como una fantasía inconsciente que aglutina
una escena fantasmática inconsciente que está al servicio de la reescenificación de un
trauma infantil con la esperanza de sobreponerse a las sobrecogedoras y traumatizantes
emociones infantiles.
Freud24 en sus tres ensayos al reflexionar sobre la homosexualidad, considerada dentro del grupo de las denominadas perversiones, descarta que dicha conducta sea consecuencia de una degeneración en particular del sistema nervioso, porque en ese entonces
la pandemia de sífilis que causaba estragos en la población y era muy común.
Padecimiento que causa la pérdida gradual del tejido nervioso cerebral, considerada como
“degeneración” del mismo y los consecuentes cambios mentales y en la conducta del individuo. Asimismo descarta que se denomine desviación ya que desde entonces establece
la existencia de la sexualidad infantil. Postulando que lo que se consideraba perversiones
sexuales en su tiempo, hoy denominadas parafilias están originadas en la permanencia de
la sexualidad infantil en las expresiones eróticas del adulto. Decía que la naturalidad de la
sexualidad tal vez no lo sea tanto, ya que la liga entre el objeto de deseo de la sexualidad
así como el modo de satisfacerla no eran tan rígidos como se pensaba, así las variaciones
en cuanto a elección de objeto, como las diferentes modalidades de satisfacción que no
fueran el coito con pareja heterosexual se consideraban perversiones. Se han denominado parafilias con un intento de modificar la estigmatización de las mismas ya que en el
imaginario social, la consideración sobre lo que se considera aceptable en la sexualidad,
también se ha modificado. Así, por ejemplo, Freud consignaba dentro de las perversiones
la aplicación de la boca a los genitales como una práctica; ejemplo de perversión sexual
ya que la mucosa oral no está predeterminada para el goce sexual. Hoy en día es una
práctica erótica aceptada en la sociedad.
Desde este postulado Freudiano, así como de sus contemporáneos en Austria de
190025, hasta la fecha se han llevado a cabo muchos avances en el conocimiento de la psicogénesis de la conducta parafílica, que se utiliza con diferentes motivos: Para mantener
la estabilidad de la estructura mental, como una forma de evacuación de afectos negativos, como un regulador de la ansiedad, como un restaurador de heridas narcisistas en la
infancia, etc. No podemos establecer “un perfil” de la persona que presenta parafilias, pero
si podemos hacer un estudio de caso y establecer la psicodinámica que determinó el establecimiento de la estructura parafílica en cada sujeto.
Socarides26 establece que debe estudiarse la conducta parafílica, además de que sea
condición para la satisfacción sexual, como tal cuando cumple el requisito de ser compulsiva, es decir que el sujeto requiere la repetición de la misma de forma cíclica, sin lo
cual el sujeto estaría enfrentado a consecuencias negativos que es lo que se propone evitar con la misma, como son: ansiedad, depresión, sentimientos de vació, anhedonia, desesperanza, desesperación hasta sentimientos de desintegración mental o volverse loco,
según el grado. Stoller27 por su parte refiere que cuando es eficiente el mecanismo se
adquiere una sensación omnipotente de haber sobrevivido una vez más a la escena infantil
traumática, y por lo tanto desdeñan la sexualidad “normal” que la ven sin chiste, idealizando entonces la práctica sexual que conlleva la expresión sexual infantil inmodificada.
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Vínculo y sexualidad • 165
Cuando se presentan en situaciones aisladas o bajo un contexto sociocultural permisivo
y persuasivo las condiciones son desde luego distintas.
Desde luego las diferentes modalidades de satisfacción erótica han sido desde siempre motivo de curiosidad y asombro, desde el martillo de brujas, un tratado religioso que
instruía acerca de cómo reconocer a una bruja y entre los muchos signos a recoger, era
establecer la práctica de expresiones sexuales parafílicas, después en los tratados médicos,
se realizaron descripciones detalladas por la clínica alemana y francesa como suerte de
catálogos. Desde luego debemos mencionar que en otras latitudes e ideologías no sólo no
se consideran conductas indeseables sino que existen tratados de enseñanza de la sexualidad que incluyen muchas de estas prácticas enseñadas en especial a los jóvenes de las
clases pudientes con claras descripciones y profusa, y bellamente ilustrados, como se consigna en tratados como el Kamasutra, el diario de la princesa amarilla, en Anga Ranga.
Algunos incluso elevados al rango de escritos religiosos, ya que al contrario de lo que ha
ocurrido en la cultura occidental en donde se divorció la sexualidad del desarrollo espiritual en estas culturas, estaban estrechamente enlazados al punto que la práctica erótica
en algún punto tenían el propósito de desarrollo espiritual.
Los síndromes clínicos relacionados con el trastorno del vínculo afectivo/amoroso son
condiciones que llegan a ser motivo de solicitud de atención del individuo, ya sea por iniciativa propia o por la instrucción del Estado a través de los mecanismos de la ley. Las condiciones que hoy reciben el nombre de “parafilias” han sido llamada de otras formas en la
historia, desviación sexual, degeneración sexual tal vez el término más conocido es el de
“perversión”. Las propuestas teóricas para comprender la génesis de tales condiciones son
diversas, sin embargo, en donde sí convergen es en el reconocimiento de que se trata de
condiciones en las cuales la capacidad y naturaleza para establecer vínculos adquieren particularidades que condicionan las posibilidades de una persona para vincularse.
El término “parafilia” hace referencia a una condición que “ocurre en hombres y
mujeres que responden de manera compulsiva y exclusiva a un estímulo poco usual y que,
además, resulta inaceptable desde las perspectivas personal y social, pero que se genera o
mantiene en la ideación o la imaginación como requisito indispensable para echar a andar
la respuesta sexual, mantener la excitación y facilitar el alcance del orgasmo. La imaginación parafílica puede ejercerse en la masturbación por medio de la fantasía o en los
encuentros sexuales con una pareja”.28
Uno de los conductos sobre los cuales se explica la conformación de las parafilias
tiene que ver con las vicisitudes del desarrollo psicosexual, que desde las propuestas psicoanalíticas suponen la “desviación de objeto”. Desde una perspectiva evolucionista, se ha
planteado que cada individuo conforma lo que se denomina “mapa erótico, un patrón
organizacional o templete en el cerebro donde se encuentran los estímulos codificados y
de manera idealizada que constituyen la vida sexo-erótica individual, ya sea normal o
patológica”, es decir, la ruta única y particular de cada individuo en términos de los estímulos que resultan eficaces desde un punto de vista erótico —que pueden echar a andar
y mantener la respuesta sexual en sus diferentes fases.29
El planteamiento consiste en que, a pesar de que aún no se ha encontrado la evidencia neuroanatómica de los mapas eróticos, al hacer un análisis retrospectivo en la vida de
las personas que padecen de alguna parafilia, la conformación de un mapa erótico parafílico resulta como secuela de una experiencia considerada en términos generales como
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(Capítulo 7)
no sexual, pero que es experimentada por el niño o la niña como algo que induce la excitación genital. Aunque, de manera paradójica, el castigo corporal puede afectar los genitales y sus sensaciones. En el caso de los niños, tal asociación quizá resulte evidente, por
ejemplo cuando llegan a presentar una erección en situaciones de pánico. Una posible
explicación a este fenómeno consiste en el traslape de la actividad autonómica del sistema nervioso central, mismo que modula la respuesta al dolor hacia las zonas y circuitos
neurales que gobiernan la respuesta sexo-erótica.
A manera de una impronta neural, cualquier estímulo no sexual puede fijarse en la
memoria como desencadenante de las fases de la respuesta sexual que, en términos neurofisiológicos, pueden ser entendidas como reflejos condicionables.
Es importante mencionar que la presencia de fantasías con contenido parafílico no
conforman el diagnóstico, la clave radica en el carácter de exclusividad y de dependencia
a la presencia del estímulo en cuestión, sin el cual no se desencadena la posibilidad de la
respuesta sexual.
Desde el punto de vista teórico, a las parafilias también se les considera como trastornos
del cortejo o del vínculo. La conducta sexual de la especie humana puede ser entendida
como un fenómeno constituido por fases: proceptiva, aceptiva y conceptiva. En los trastornos parafílicos, lo que puede considerarse como patológico se encuentra en la fase proceptiva de la función sexo-erótica en la que el apego con los pares se ve interferido por la
disociación entre la imaginería, la ideación, el enamoramiento, el amor y el afecto, por una
parte, y la imaginería e ideación de la “lujuria carnal”, por la otra, disociación que no permite la convergencia de ambas representaciones cognitivo-afectivas en la misma persona.30
Otra dimensión que intenta explicar la fenomenología de las parafilias tiene que ver
con la “intención”, para Levine, las parafilias representan una manifestación patológica de
la intención, entendiendo a esta última en su dimensión sexual como lo que cada individuo
desea hacer (o que le hagan) en relación con el comportamiento sexual. Cuando se habla
de la identidad sexual a menudo se alude a un tercer componente: la intención. La fenomenología de la “intención” tiene por lo menos dos vertientes, a saber, las “intenciones
eróticas” que incluyen a las representaciones mentales, fantasías, imágenes, ideas y guiones que generan excitación sexual intensa; además, están las “intenciones sexuales” que
hacen referencia a las conductas propiamente dichas, es decir, lo que el individuo hace
consigo mismo o con otros para excitarse.31
La identidad sexual se desarrolla desde la experiencia privada, la cual resulta de la
permanente autoobservación de:
1) los aspectos eróticos y conductuales de la identidad, orientación e intención sexual,
2) la forma en que el individuo nombra cada uno de dichos componentes, y
3) el significado que el individuo asigna a cada una de tales categorías.
Las intenciones “normales” o “más comunes” por lo general incluyen el deseo de colaborar
con una pareja para crear placer, mismo que por lo general está orientado al orgasmo y a
prácticas aceptadas por el otro miembro de la pareja. Las intenciones “anormales” o
“menos comunes” que se observan en el despliegue parafílico suelen implicar agresión,
victimización y una fuerte tendencia al individualismo, conductas que son muy poco
negociables debido a su particular naturaleza idiosincrásica y bizarra.
Vínculo y sexualidad • 167
© Editorial El
manual moderno Fotocopiar sin autorización es un delito.
Con base en lo anterior se sugiere entonces que las parafilias representan anormalidades específicas de la intención. Los problemas relacionados con la identidad o la orientación no son considerados como parafilias, las conductas parafílicas se observan en personas
con identidades genéricas convencionales y no convencionales y en personas con todo tipo
de orientación sexual. Una varón que vive como mujer y que necesita ser golpeado para
excitarse, ejerce una conducta parafílica en virtud de la expresión masoquista, no de su
adaptación genérica; un violador con conductas biastofílicas ejerce una conducta parafílica porque sus intenciones implican la humillación, agresión y destrucción, su orientación
heterosexual resulta irrelevante para el diagnóstico.
En términos etiológicos, como muchos otros trastornos de la conducta, los trastornos
parafílicos han de ser entendidos como fenómenos multifactoriales. En términos generales hay tres tipos de procesos asociados con la conducta parafílica:
1. Anormalidades cerebrales. La posible relación entre la conducta parafílica y las
lesiones o anormalidades cerebrales, puede establecerse en función de si la conducta sexual alterada es un resultado directo de la organización neural anormal o bien
si la alteración neural coloca a la persona en desventaja social y le facilita la intención anormal. Una tercera asociación entre lesiones cerebrales y conducta parafílica se establece cuando la alteración cerebral afecta el juicio social o disminuye la
inhibición de conductas antisociales. De ahí que se ha podido documentar la frecuente co-morbilidad entre parafilia y epilepsia, infartos corticales múltiples,
demencia de tipo Alzheimer, trastorno por déficit de atención, retraso mental y trastorno poscontusional.
2. Adversidades psicológicas mayores. No es raro encontrar en la historia de vida de
los individuos con trastornos parafílicos antecedentes de abandono de las figuras
parentales, abuso físico, emocional o sexual recurrente, exposición a violencia intrafamiliar o adicción crónica a sustancias. Hasta la fecha, lo que los estudios demuestran son asociaciones, la determinación del peso específico de cada variable como
elemento unicausal o multicausal no se ha establecido por completo.
3. Desarrollo idiosincrásico. En referencia con las hipótesis psicodinámicas de las parafilias, se ha planteado que este tipo de conducta representa mecanismos de defensa
frente a eventos disfóricos o a demandas vitales amenazantes. El desarrollo psicosexual idiosincrásico común de los individuos parafílicos comparte la negación de las
diferencias sexuales, miedo a los genitales femeninos, angustia de castración y hacia
el acto parafílico, que de manera simbólica preserva la identidad del individuo.
Las parafilias que se encuentran tipificadas o incluidas dentro de las clasificaciones de los
trastornos psiquiátricos (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales [DSMIV-TR]) son las siguientes:32
• Exhibicionismo. Exposición genital.
• Fetichismo. El uso de objetos inanimados para la generación y respuesta sexual y
alcance del orgasmo.
• Frotteurismo. Tocamiento o refriegue con una persona que no otorga su consentimiento.
• Pedofilia. Conducta sexual con niños, prepúberes y púberes.
168 • Sexualidad humana
(Capítulo 7)
• Masoquismo sexual. El requerimiento de ser humillado o golpeado durante la experiencia sexual.
• Sadismo sexual. La necesidad de causar dolor durante el encuentro sexual.
• Fetichismo travestista. El requerimiento del uso de ropa del sexo opuesto para
lograr la excitación.
• Voyeurismo. La observación clandestina de otras personas que están teniendo actividad sexual o que se encuentran desnudas.
• Parafilia no especificada. Incluye una infinidad de conductas requeridas para generar
excitación y el orgasmo.
En términos generales, todas estas expresiones de la conducta parafílica comparten el criterio de tiempo, que especifica que el trastorno o condición ha de presentarse por lo menos
durante un periodo de seis meses, en el cual se encuentran fantasías sexuales recurrentes
y muy excitantes para el individuo, impulsos sexuales o comportamientos que implican
el requerimiento de un estímulo específico (exposición de genitales, el uso de objetos
inanimados, el tocamiento o rozamiento, la actividad sexual con niños o prepúberes, el
hecho real o simulado de ser humillado o golpeado, la humillación o el procurar sufrimiento, el acto de travestirse o la práctica voyeurista) y que, además, tal comportamiento provoque un malestar significativo desde el punto de vista clínico, así como deterioro
social, laboral o en otras áreas importantes de la actividad del individuo.
TRATAMIENTO
Independientemente de la gravedad del trastorno parafílico, se requiere de tratamiento
psicoterapéutico (en la actualidad la mayoría de los abordajes psicoterapéuticos consisten en aproximaciones cognitivo-conductuales) y programas de prevención de recurrencias.33 En función de la gravedad del caso, se agregan de modo gradual maniobras
farmacológicas al tratamiento, mismas que comprenden:
a) La adición de inhibidores selectivos de la recaptura de serotonina (ISRS).
b) Si el tratamiento no resulta efectivo en 4 a 6 semanas, una opción es añadir un antiandrógeno a dosis pequeñas. Una aproximación típica consiste en el uso de 200 mg/día de
sertralina con 50 mg de acetato de medroxiprogesterona (MPA) o 50 mg de acetato
de ciproterona (CPA).
c) Si el problema persiste, se puede utilizar tratamiento oral de supresión androgénica total con 50 a 300 mg/día de MPA o 50 a 300 mg/día de CPA.
d) Cuando se observa un de apego oral inadecuado, el clínico puede recurrir al uso de
supresión androgénica intramuscular: 300 mg de MPA cada semana con 200 mg IM
de CPA cada dos semanas.
e) Si hay persistencia, se implementa la supresión total androgénica así como del deseo
sexual mediante administrar de 200 a 400 mg IM de CPA cada semana o agonistas
de la hormona liberadora de hormona luteinizante (LHRH).
El tratamiento de los trastornos parafílicos supone la convergencia de estrategias médicolegales que especifican lineamientos legales y posibilidades de tratamiento.
Vínculo y sexualidad • 169
CLASIFICACIÓN DE LAS PARAFILIAS
Rubén Hernández Serrano
© Editorial El manual moderno Fotocopiar sin autorización es un delito.
INTRODUCCIÓN
Las parafilias han cautivado el conocimiento científico desde tiempos ancestrales. A Richard
von Krafft Ebing (1840-1902) se le debe el primer enfoque de clasificación y la aproximación al estudio fenomenológico que aun en nuestros días caracterizan el estudio de las
mismas. Psychophatias sexualis es todavía un libro de consulta para quien se inicie en el
estudio de este fascinante campo de estudio.
Moll, Freud, Hirschfeld, Bloch (creador del término “sexología”) y Havelock Ellis
hicieron también importantes contribuciones. De manera más reciente, Kinsey, Money,
Coleman, Brenda Love, Flores Colombino y Hernández-Serrano, además de las clasificaciones del DSM-IV y la Clasificación internacional de las enfermedades mentales, décima
revisión (CIEM-10) han establecido algunos parámetros objetivos para la adecuada clasificación de las parafilias.
En contraste, el cine se ha encargado de transmitir estereotipos y crear actitudes
incompatibles con la verdad científica; es larga la lista de iconos en el área, el cuadro 7-1
presenta algunos de ellos.
El concepto de desviación sexual, fue entendido como aquel comportamiento sexual
regresivo que sustituye con predilección y a veces en forma exclusiva las condiciones del
orgasmo o las conductas relacionadas con el mismo en una relación sexual normal. Este
término ha sido sustituido hoy por el de “parafilia”, establecido por Money, el cual indica que son formas anómalas o patológicas de satisfacer la conducta sexual instintiva y que
incluyen patrones de conducta sexual en los que la fuente predominante de gratificación
es diferente a la relación heterosexual clásica.
Cuadro 7-1. Algunas producciones fílmicas
que han tergiversado la realidad de las parafilias
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La historia de O
Quills
La Venus de las pieles
Portero de media noche
Calígula
9 semanas y 1/2
Las edades de Lulú
Ojos bien cerrados
Sexo, mentiras y video
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Los muchachos no lloran
Relaciones peligrosas
El inquilino
Emanuelle
Asesinos por naturaleza
El silencio de los inocentes
El imperio de los sentidos
Todo sobre mi madre
Belleza americana
170 • Sexualidad humana
(Capítulo 7)
Coleman, en su trabajo sobre conductas sexuales compulsivas, las diferencia en: 1) parafílicas, definidas como conductas sexuales no convencionales y en donde no existe el amor
o la intimidad. 2) no parafílicas, aquellas que involucran conductas sexuales convencionales y consideradas normales, las cuales no son controladas por la voluntad individual, de
modo que producen un marcado estado de ansiedad.
Para el autor de esta sección y su equipo, la definición de parafilia alude a aquellas
conductas sexuales cuyo estímulo sexual que las origina no está aceptado en el contexto
socio-cultural del individuo y que producen un estado de temor, ansiedad y búsqueda, el
cual por lo general no produce un estado de satisfacción pleno. Tal situación conduce a
nuevas y muy variadas formas de intentar alcanzar esa satisfacción. Las parafilias poseen
ciertas características comunes:
1) Son de carácter sexual.
2) Representan alteraciones de la norma, lo cual implica el deseo sexual con objetos o en
actividades inusuales, no acordes con el contexto social donde se desenvuelve la persona.
3) Son de carácter impulsivo.
4) Resultan repetitivas, es decir, tienden a regresar una y otra vez, con frecuencia variable particular para cada persona.
5) Tienen un carácter estereotipado. La parafilia tiene la particularidad de que por lo
general es la misma y se presenta o tiende a realizarse de la misma manera, con lo
cual se constituye en un ritual característico.
6) Quizá sea única o se presenten varias en un mismo individuo.
El DSM-IV-TR, la clasificación más actualizada de los trastornos mentales de la American
Psychiatric Association, define y especifica los criterios diagnósticos para las parafilias más
frecuentes, mismas que se muestran en el cuadro 7-2. También la CIEM-10 incluye a las
parafilias dentro de los trastornos de la personalidad y del comportamiento del adulto, en
un parte codificado como F65 y las cataloga como trastornos de las inclinaciones sexuales.
Es de notar que las clasificaciones mostradas en los cuadros están muy limitadas, pues
el panorama cada vez se hace más extenso y estos códigos pudieran incluir a muchas de
las entidades clínicas que Money describió en 1981, de las cuales podría producirse
una ramificación muy extensa y que, de manera muy simplificada, implican las listadas a
continuación:
Cuadro 7-2. Clasificación de las parafilias según el CIEM-10
Trastornos de la inclinación sexual
Fetichismo
Transvestismo fetichista
Exhibicionismo
Escoptofilia / voyeurismo
Paidofilia
Sadomasoquismo
Trastornos múltiples de la inclinación sexual
Otros trastornos de la inclinación sexual
Trastorno de la inclinación sexual sin especificación
Vínculo y sexualidad • 171
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manual moderno Fotocopiar sin autorización es un delito.
Apotemofilia
Asesinato lujurioso
Cleptomanía
Coprofilia
Escatología telefónica
Escoptofilia
Placer sexual con amputados.
Muerte de una o más personas en medio de una orgía sexual.
Placer sexual al robar o hurtar objetos.
Placer sexual con heces o excrementos.
Placer sexual al escuchar conversación erótica por teléfono.
Placer sexual observando a otros mediante telescopios, cámaras
de vídeo o fotográficas, etc.
Estrangulación erótica Placer sexual al estar entre la vida y la muerte.
Exhibicionismo
Exposición de genitales a personas extrañas.
Fetichismo
Utilización de objetos específicos que producen excitación sexual.
Froteurismo
Toque o roce con una persona que no consiente en ello.
Gerontofilia
Placer sexual con personas de edad avanzada.
Ginecomimetismo
Placer sexual al transformar la apariencia de un sexo a otro.
Incesto
Actividad sexual con personas con primer grado de consanguinidad.
Klismafilia
Placer sexual con enemas u objetos por vía anal.
Masoquismo
Placer sexual derivado de recibir humillación, maltrato físico o
verbal o traumatismos que producen dolor o sufrimiento.
Masturbación
Autoerotismo impulsivo no controlable que altera la vida
compulsiva
rutinaria normal.
Misofilia
Placer sexual en medio de la suciedad.
Narratofilia
Placer sexual al recibir o emitir un mensaje erótico verbal.
Necrofilia
Placer sexual con objetos inanimados o muertos
Ondinismo
Placer sexual en medio del agua (playa, bañera, jacuzzi, piscinas)
Pedofilia
Placer sexual con niños
Pictofilia
Placer sexual con obras de arte, especialmente pinturas
Sadismo
Satisfacción sexual que produce el acto de hacer sufrir
Troilismo
Actividad sexual entre tres personas
Urofilia
Placer sexual derivado de la orina o del proceso de la micción
Violación
Actividad sexual sin consentimiento y de carácter violento que
implica utilizar a otra persona para gratificarse sexualmente
Voyeurismo
Placer sexual al observar personas en actividades eróticas
Zoofilia
Placer sexual con animales
*Algunas entidades clínicas descritas por Money que carecen de clasificación.
Más tarde, Brenda Love, en el XI Congreso Mundial de Sexología, Río de Janeiro, presentó un trabajo sobre 400 tipos de conducta sexuales inusuales. La experiencia del autor de
esta sección en el Instituto de Medicina Legal de Caracas ha permitido la observación directa de muchos de estos casos clínicos. La mayoría de estos pacientes fueron remitidos por los
tribunales de justicia y organismos policiales debido a que presentaban problemas de orden
médico-legales, lo cual amerito la realización de una evaluación psiquiátrica forense.
Desde 1974 se inició en Venezuela la grabación en vídeo de estos casos, lo cual ha
constituido una herramienta fundamental en la docencia universitaria, tanto en los pre-
172 • Sexualidad humana
(Capítulo 7)
grados como en los posgrados en las escuelas de medicina y en las de ciencias jurídicas y
criminalísticas.
PROBLEMÁTICA MÉDICO-LEGAL
La problemática médico-legal en este campo se puede concretar en los siguientes cinco
aspectos:
1) Comprobación de la alteración como entidad patológica en los casos en que sea preciso el diagnóstico. Diagnóstico diferencial entre la patología presente y cualquier
enfermedad que determine anomalías en el comportamiento sexual por vía sintomática (p. ej., exhibicionismo y parálisis general progresiva o retardo mental) u
otras patologías orgánicas. Hoy, los avances en imagenología permiten corroborar la
clínica en un muy elevado porcentaje.
2) Determinación de nexos de causalidad entre la afección y las formas de conducta objeto
de averiguaciones. Esto aplica de manera especial en la comisión de delitos sexuales y
sobre todo en los atentados contra el pudor strictus sensu y de ultra ius público al pudor.
3) Comprobación de la naturaleza de las lesiones y efectos en las formas de desviación
que supone actitudes agresivas (p. ej., sadismo).
4) Relaciones de la parafilia con la disfunción eréctil prematrimonial (absoluta y permanente) que pueda dar lugar a la anulación del matrimonio.
5) Tipificación de las alteraciones como causales de divorcio (excesos, sevicia o injuria
grave que hagan imposible la vida en común).
Cuando han tenido lugar hechos constitutivos de un delito de escándalo público, se
requiere de una intervención del médico legista, con la cual se pretende, de manera fundamental, aclarar los extremos que se mencionan a continuación.
Demostración de la realidad
de conductas tipificadas o no como delitos
Sólo es posible demostrar el primer extremo en algunos casos concretos, como actos
pedofilicos, violencia sádica o masoquista, ayuntamientos bestiales y otros. Es necesario
el examen tanto del autor como de la víctima, extendiéndolo a investigaciones especiales,
como la demostración de esperma en la cavidad anal, al igual que sobre el vestido o en el
local donde se realizó el acto, búsqueda y estudio de apéndices pilosos de los genitales en
el autor y sobre la víctima o en sus ropas interiores, presencia de restos de materias fecales
sobre los genitales del autor de un acto pederástico y así por el estilo.
Estado mental del inculpado
Cuando se trata de verdaderos enfermos mentales en quienes la desviación del instinto
sexual es una expresión sintomática de su trastorno general, por ejemplo, en retraso mental, parálisis general, demencias orgánicas, epilepsias y otros, el médico debe pronunciarse
por la no imputabilidad y proponer su ingreso en un establecimiento adecuado. En efecto,
Vínculo y sexualidad • 173
dada las características de su psiquismo, falta en estos individuos la conciencia del alcance del acto que realizan y, por lo mismo, son incapaces de inhibir el impulso patológico
que los empuja a cometerlo.
En cambio, frente a las acciones sexuales de los psicópatas, la postura del perito médico debe ser diferente. En estos sujetos la inteligencia por lo general, está conservada, no
hay deformación alguna del componente pensante de su psiquismo, conocen perfectamente el alcance de lo que hacen y las consecuencias que de ello se derivan. Su voluntad
no se halla alterada, por tanto, si se esfuerza puede dominar sus impulsos, si no lo hace es
porque le resulta tan agradable y le produce tanto placer, que el esfuerzo necesario para
dejar de hacerlo no compensa la intensidad del deseo. Tales características de los psicópatas justifican una plena imputabilidad.
Los mismos argumentos aplican a los individuos neuróticos, bajo las formas de obsesiones y compulsiones, pues se consideraba que la mayor parte de los delincuentes sexuales presentaban estos diagnósticos. Los puntos de vista actuales son contradictorios, ya
que la moderna psiquiatría forense se orienta más al tratamiento y a decidir de qué forma
la sociedad puede resolver mejor cada caso en particular. En Venezuela no existen instituciones especializadas para el tratamiento de personas que hayan cometido delitos
sexuales producto de una o más parafilias, lo cual es relativamente frecuente.
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Comprobación del estado patológico en el inculpado
Aunque es una eventualidad rara en la práctica, si se alega algún estado patológico del
inculpado como justificación para la comisión de actos con carácter de escándalo público, se hace preciso el reconocimiento médico para comprobar dicha situación, con lo que
se haría patente la falta de voluntariedad y quedaría sin base la existencia de un delito en
caso que se detecte esa patología.
Describir las modalidades terapéuticas
que el caso específico señale
Hacer esto tiene un altísimo valor, dados los avances de la terapéutica en sexología médicolegal. Algunos países, en particular Dinamarca, Inglaterra y Canadá, han desarrollado programas complejos de tratamiento que implican diversos esquemas o modalidades.
A fin de clasificar las parafilias es necesario seguir una metodología que en los actuales momentos sólo alcanza a ser descriptiva y fenomenológica. Buscar la etiología de las
mismas implicaría realizar varios proyectos de investigación a futuro, lo que establecería
algunos parámetros para identificar experiencias traumáticas previas, fenómenos de troquelamiento (imprinting), estructura familiar, inicio sexual, relación con la información y
educación sexual, aprendizaje, reforzamiento, y muchos otros factores que inciden en su
aparición.
Al hacer una síntesis del trabajo de Love, Francouer y la experiencia del autor de esta
sección, cabe señalar las siguientes entidades clínicas o conductas sexuales inusuales que,
de cumplir criterios diagnósticos específicos, podrían originar una Clasificación de las
parafilias, que en un principio sería fenomenológica para luego avanzar a criterios más
precisos de carácter etiológico. Esta propuesta se muestra en el cuadro 7-3.
174 • Sexualidad humana
(Capítulo 7)
Cuadro 7-3. Clasificación de las parafilias propuesta por Hernández Serrano
Nombre
Abasiofilia
Grupo
Amputados
Acomoclitismo
Acrofilia
Atracciones
Preferencias por personas
Acrotomofilia
Actirastia
Amputados
Acucullofília
Partes del cuerpo
Agonophilia
Prácticas sexuales
Agrexofilia
Exhibicionismo
Albutofilia
Fantasias
Algofilia
Masoquismo
Agorafilia
Exhibicionismo
Alopelia
Voyerismo
Alorgasmia
Fantasias
Alveofilia
Prácticas sexuales
Alvinolagnia
Amaurofilia
Partes del cuerpo
Preferencias por personas
Amelotasis
Amputados
Amiquesis
Amokoscisia
Sadismo
Amomaxia
Exhibicionismo
Anastimafilia
Preferencias por personas
Androginofilia
Androidismo
Preferencias por personas
Fetichismos
Andromimetofilia
Atracciones
Descripción Parafilias
Excitación sexual sólo se produce cuando
la pareja es coja.
Excitación por los genitales depilados.
Personas que se excitan sólo cuando sus
parejas son muy altas.
Fetichismo por los miembros amputados.
Excitación sexual proveniente de la
exposición a los rayos del sol.
Excitación sexual por los penes
circuncidados.
Excitación proveniente de una lucha con
la pareja.
Excitación producida por el hecho de que
la actividad sexual sea oída por otras
personas.
Excitación pensando en baños y duchas
calientes.
Excitación producida por el dolor (Se
diferencia del masoquismo por la
ausencia del componente erótico).
Atracción por la actividad sexual o el
exhibicionismo en lugares públicos.
Experimentar un orgasmo sólo viendo a
otros teniendo una relación sexual.
Excitación proveniente de fantasear
durante el acto sexual con otra persona
que no sea la pareja.
Atracción por tener relaciones sexuales en
una bañera.
Atracción sexual sólo por los estómagos.
pasión por las parejas ciegas o con los ojos
vendados.
Atracción sexual hacia personas con
ausencia de algún miembro.
Excitación sexual al rascar a la pareja
durante el acto sexual.
Excitación por el deseo de castigar a la
pareja sexual.
Excitación sólo al realizar una relación
sexual dentro de un automóvil
estacionado.
Personas a las que les excita el sobrepeso
de los demás.
Atracción sexual por personas andróginas.
Excitación con muñecos o robots con
aspecto humano.
Atracción sólo por las mujeres vestidas de
hombres. Una mujer representa y se
comporta sexualmente como hombre y el
hombre adopta el rol de la mujer. En la
penetración anal el sujeto pasivo será el
hombre y la activa la mujer.
(Andromimetofilia y Ginemimetofilia)
Vínculo y sexualidad • 175
Cuadro 7-3. Clasificación de las parafilias (continuación)
Anisonogamia
Preferencias por personas
Anofelorastia
Prácticas morbosas
Antolagnia
Apotemnofilia
Aracnofilia
Astenolagnia
Excitaciones olfativas
Masoquismo
Bestialismo
Asfixiofilia
(estrangulación
erótica)
Audiolagnia
Sadismo
Prácticas orales
Autagonistofilia
Exhibicionismo
Autoabasiofilia
Autoasasinofilia
Autoasfixiofilia
Amputados
Fantasías
Masoquismo
Automisofilia
Autonepiofilia
Autopederastia
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Autoungulafilia
Avisodomía
Axilismo
Balloning
Bestialismo
Masturbación
Barosmia
Basoexia
Belonefilia
Biastofilia
Excitaciones olfativas
Excitaciones
Sadismo
Dominación
Blastolagnia
Bukkake
Preferencias por personas
Prácticas sexulaes
Candalagnia
o candaulismo
Capnolagnia
o capnogalia
Catafílico
Voyerismo
Cateterofilia
Fetichismos
Chezolagnia
Dominación
Atracción por una pareja sexual mucho
más joven o mucho mayor.
Excitación al profanar objetos
considerados sagrados.
Excitación por oler flores.
Excitación por la idea de ser amputado.
Juego sexual con arañas.
Atracción por la humildad, la humillación
o la debilidad sexual ajena.
El estímulo es estrangular, asfixiar o
ahogar a la pareja durante el acto sexual,
con su consentimiento y sin llegar a matarla.
El estímulo principal proviene de la
audición.
Estímulo es ser visto por otras personas
durante el acto sexual.
El estímulo es estar o volverse cojo.
Fantasía masoquista de ser asesinado.
El estímulo es ser asfixiado durante el
acto sexual.
Atracción por ser ensuciado o corrompido.
El estímulo es utilizar pañales y ser
tratado como un bebé.
Encontrar sólo placer introduciendo el
pene en su propio ano.
Conseguir placer rascándose sus propios
genitales.
Relación sexual con aves.
Masturbación dentro de la axila de la pareja
Placer sexual que se obtiene sólo al ver
mujeres hinchando globos, explotándolos,
montándolos, estirándolos y jugando
con ellos.
Excitación por el olfato.
Excitación sólo producida por los besos.
Excitación producida por el uso de agujas.
Aquellos que sólo se excitan sexualmente
cuando asaltan a alguien contra su
voluntad.
Persona atraída por mujeres muy jóvenes.
Excitación sexual sólo cuando le eyaculan
encima.
Ver a la pareja copulando con otra
persona.
Excitación sexual producida por ver la
manera en que la otra persona fuma.
La excitación sexual se produce sólo
cuando el hombre se somete a su pareja.
Excitación sexual con el uso de algún tipo
de catéter.
Sólo logra excitarse al masturbarse
durante la defecación.
176 • Sexualidad humana
(Capítulo 7)
Cuadro 7-3. Clasificación de las parafilias (continuación)
Choreofilia
Cinofilia
Ciprieunia
Clastomanía
Bestialismo
Prácticas sexuales
Clismafilia
Coitolalia
Prácticas orales
Consuerofilia
Masoquismo
Coprofemia
Prácticas orales
Coprofilia
(coprolagnia)
Coprolalia
Prácticas orales
Corefalismo
Coreofilia
Cratolagnia
Crematistofilia
Criptoscopofilia
Prácticas
Voyerismo
Crurofilia
Cronofilia
Partes del cuerpo
Preferencias por personas
Cyesolagnia
Dacryfilia
o dacrilagnia
Dendrofilia
Preferencias
Dipoldismo
Sadismo
Dysmorfofilia
Preferencias por personas
Dogging
Exhibicionismo
Dorafilia
Ecdemolagnia
Ecdiosis
Exhibicionismo
Excitación sexual al bailar.
Excitación al tener relaciones sexuales con
perros.
Excitación sólo con prostitutas.
Obsesión por romperle a la pareja la ropa
que lleve puesta.
Placer sexual obtenido al inyectar líquido
en la cavidad anal, esta práctica incluye el
uso de enemas.
Excitación producida al hablar durante el
acto sexual.
Coserse zonas de la piel con aguja e hilo
para obtener placer sexual.
Placer sexual proveniente de decir
obscenidades en público.
E l uso de excremento en la práctica
sexual (ya sea obser vando cómo defeca
otra persona o untándose excremento
sobre el cuerpo).
Estimulación sexual mediante el uso de
malas palabras.
Excitación sexual sólo practicando sexo
anal con niñas.
Excitación a través del baile erótico.
E xcitación provocada por la fuerza de la
pareja.
E xcitación producida al pagar por sexo
Excitación al contemplar la conducta (no
necesariamente sexual) de otras personas
en la privacidad de su hogar.
Atracción sexual por las piernas.
Atracción de personas jóvenes por
personas de más edad.
Excitación sexual sólo con embarazadas.
Excitación sexual por ver lágrimas en los
ojos de la pareja.
C uando la excitación sólo se produce al
frotarse contra los árboles.
Excitarse propinando golpes en las nalgas
a niños.
Atracción hacia personas deformadas
(mastectomizadas, jorobadas, etc..).
Excitación sexual al ser observados
practicando sexo en un lugar público, o
bien mirar a otros mientras lo hacen.
Suele hacerse en coches y aparcamientos
Excitación sexual al tocar pieles animales,
sintéticas o de cualquier otro tipo.
Excitación proveniente de viajar o estar
lejos del hogar.
La excitación sólo se produce al
desnudarse ante desconocidos.
Vínculo y sexualidad • 177
© Editorial El manual moderno Fotocopiar sin autorización es un delito.
Cuadro 7-3. Clasificación de las parafilias (continuación)
Efebofilia
Preferencias por personas
Elefilia
Electrofilia
(electrocutofilia)
Emetofilia
Fetichismos
Sadismo
Enditofilia
(endytophilia
o enditolagnia)
Erotofonofilia
Fetichismos
Prácticas orales
Erotolalia
Prácticas orales
Escopofilia
(escoptolagnia
o mixoscopía)
Espectrofilia
Voyeurismo
Estigmatofilia
Fetichismos
Exofilia
o neofilia
Falofilia
Flatofilia
Juegos sexuales
Partes del cuerpo
Excitaciones olfativas
Fisting
Prácticas sexuales
Formicofilia
Bestialismo
Juegos sexuales
Fratrilagnia
Frotismo
(froteurismo)
Fúr tling
Gerontofilia
Preferencias por personas
Gimnofilia
o nudomanía
Ginemimetofilia
Excitaciones
Fetichismos
La atracción sexual de una persona
madura hacia un adolescente varón entre
13 a 18 años.
Obsesión sexual por los tejidos.
L a excitación sólo se produce al usar suaves
choques eléctricos durante la práctica sexual.
E xcitación sexual proveniente del acto
de vomitar.
La excitación sólo se produce al ver a la
pareja vestida.
Excitación al realizar llamadas telefónicas
utilizando lenguaje erótico.
Estimularse sexualmente solamente
hablando acerca de sexo.
Excitación al mirar abiertamente a otras
personas en el acto sexual (no
subrepticiamente como el voyeurismo).
Excitación producida por la imagen en el
espejo.
Excitación ante tatuajes agujereamientos
(píercing) sacrificios o cicatrices.
Excitación sexual ante lo inusual o
bizarro.
Atracción por los penes grandes.
Excitación proveniente del olor de los
gases intestinales propios o de la pareja.
Práctica sexual consistente en la
introducción parcial o total de la mano en
el ano o la vagina de la pareja.
Excitación sexual al reptar de insectos o
animales pequeños (hormigas caracoles
gusanos etc.) sobre los genitales.
Atracción por las relaciones sexuales
incestuosas. Excitación al imaginar el sexo
con su hermano.
L a persona obtiene placer sexual
únicamente refregando sus genitales
contra personas desconocidas.
E xcitarse metiendo un dedo a través de
un agujero cortado en la zona genital
de una foto o dibujo.
Atracción sexual de una persona joven por
un hombre de edad mucho mayor. La
atracción de jóvenes por mujeres maduras
se llama graofilia y la atracción tanto por
ancianas como por ancianos se llama
cronofilia.
Excitación por la desnudez.
La excitación sólo se producirá si la pareja
es un travesti.
178 • Sexualidad humana
(Capítulo 7)
Cuadro 7-3. Clasificación de las parafilias (continuación)
Gomfipotismo
Grafolagnia
iconolagnia
o pictofilia
Gregomulcia
Harpaxofilia
Hebefilia
Hemotigolagnia
Hibristofilia
Hierofilia
Hifefilia
Partes del cuerpo
Preferencias por personas
Fetichismos
Fantasias
Fetichismos
Higrofilia
Hipnofilia
Hirsutofilia
Homiliofilia
Partes del cuerpo
Latronudia
Jactitafilia
Prácticas orales
Knismolagnia
Lactafilia
Partes del cuerpo
Lectolagnia
Prácticas orales
Lygofilia
Preferencias
Lluvia dorada,
ducha dorada,
urofilia,
ondinismo
Macrofilia
Preferencias por personas
Maieusiofilia
Masoquismo
(duololagnia)
Preferencias por personas
Masoquismo
Matronolagnia
Preferencias por personas
Melolagnia
Excitación provocada por los dientes.
E l estímulo se produce sólo ante fotos o
cuadros eróticos.
E xcitación por ser manoseado por una
persona desconocida en una multitud.
E xperimentar placer al ser robado.
Atracción por niñas púberes.
Atracción sexual por los tampones usados.
Excitación sexual al fantasear con tener
relaciones con un violador.
Atracción sexual por las cruces.
L a excitación dependerá de la posesión
de algún objeto ajeno, ropa, cabellos,
piel, etc.
E xcitación producida por cualquier tipo
de fluido corporal.
Excitación al contemplar personas dormidas.
Atracción por el vello.
E xcitación sexual producida por predicar
una religión a una persona sencilla y fácil
de convencer de cualquier cosa.
E xcitación por desnudarse ante el médico,
generalmente fingiendo una dolencia.
Excitación producida por el relato de las
propias hazañas sexuales.
E xcitación sexual producida por las
cosquillas.
Excitación por los pechos en periodo de
amantamiento.
La única excitación proviene de la lectura
de textos de contenido erótico.
El deseo de estar en lugares oscuros o
lúgubres.
L a única excitación proviene de orinar o
ser orinado por la pareja
El único estímulo son las personas grandes
o rollizas.
Atracción por mujeres embarazadas.
Placer ligado a la propia humillación o
sufrimiento físico (cachetadas, latigazos,
pellizcos) o moral (humillación). Se
diferencia de la algomanía por la
presencia del componente erótico.
Excitación sexual provocada sólo por
mujeres mucho más mayores.
Excitación sexual provocada por la música
(no necesariamente tiene que ser
eróticas).
Vínculo y sexualidad • 179
Cuadro 7-3. Clasificación de las parafilias (continuación)
Menstruofilia
o menofilia
Merintofilia
Masoquismo
Microfilia
Preferencias por personas
Microgenitalismo
Misofilia
Morfofilia
Partes del cuerpo
Fetichismos
Preferencias por personas
Moriafilia
Nafefilia
Ipsofilia
Prácticas orales
Narratofilia
Prácticas orales
Necrofilia
Nepirastia
Ninfofilia
Preferencias por personas
Nosolagnia
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Oclofilia
(ochlofilia)
Odaxelagnia
Odofilia
Ofidiofilia
Omolagnia
Olfactofilia
Exhibicionismo
Bestialismo
excitaciones
Excitaciones olfativas
Ozolagnia
Partenofilia
Pediofilia
Pedofilia
Picacismo
Excitaciones olfativas
Preferencias por personas
Fetichismos
Preferencias por personas
Pigmalionismo,
agalmatofilia,
galateísmo o
monumentofilia
Pigofilia
Pigotripsis
Podofilia
o podolatria
Fetichismos
Excitaciones
Excitaciones
Fetichismo
Atracción sexual por una mujer
menstruando.
Excitación sexual provocada por estar
atado.
Atracción sexual por las personas
pequeñas o enanas.
Excitación por los penes pequeños.
Atracción sexual por la ropa sucia
Fijación sexual en personas con ciertas
características físicas (sólo rubios sólo
gordas etc.)
Excitación provocada por chistes sexuales.
Excitación por tocar o ser tocado.
Excitación sólo por uno mismo. No es lo
mismo que masturbación donde el objeto
sexual puede ser una persona presente
una fotografía o una fantasía.
Excitación sexual sólo al escuchar
narraciones eróticas.
Atracción sexual por los cadáveres.
E xcitación proveniente de tener alzado a
un bebé.
Atracción sexual de un adulto por una
adolescente.
Excitación proveniente de saber que la
pareja tiene una enfermedad terminal.
La excitación ante una multitud de
personas reunidas.
Excitación al morder o ser mordido
por la pareja.
Excitación producida por los viajes.
Excitación provocada por serpientes.
Excitación provocada por la desnudez.
Excitación debida al olor de la transpiración,
especialmente de los genitales.
Excitación sexual por olores fuertes.
Atracción sexual por las vírgenes.
Atracción sexual por las muñecas.
Atracción hacía los menores.
Excitación sexual al introducir alimentos
en alguna de las cavidades del cuerpo con
el fin de que la pareja los recupere con
la boca.
Atracción sexual por estatuas o maniquíes
desnudos.
Excitación por el contacto con las nalgas.
Excitación por rozar o masajear las nalgas.
Excitacion por pies humanos, es uno de los
fetichismos mas comunes en los varones
(la excitacion se produce al acariciar, besar,
chupar, lamer, oler, tocar y/o ver los pies
de otra persona)
180 • Sexualidad humana
(Capítulo 7)
Cuadro 7-3. Clasificación de las parafilias (continuación)
Polyiterofilia
Psicrofilia
Excitaciones
Pubefilia
o ginelofilia
Pungofilia
Partes del cuerpo
Masoquismo
Quinunolagnia
Rabdofilia
Renifleurismo
Retifismo
Sadismo
Masoquismo
Excitaciones olfativas
Fetichismos
Sadismo
Salirofilia
Saliromanía
Somnofilia
Prácticas sexuales
Sudorofilia
Tafefilia
Thlipsosis
(zlipsosis)
Toucherismo
Excitaciones
Prácticas morbosas
Masoquismo
Prácticas
Triolismo
Voyeurismo
Tripsofilia
(tripsolagnia)
Urofilia
(urolagnia,
ondinismo)
Vampirismo
Masoquismo
Vincilagnia
Voyeurismo
Masoquismo
Voyeurismo
Xenofilia
Preferencias por personas
Zoofilia
(bestialismo)
Bestialismo
Personas que necesitan tener una serie de
parejas sexuales consecutivas antes de
conseguir el orgasmo.
Excitación debida al frío o a ver a
personas con frío.
Excitación producida al contemplar vello
pubiano.
Necesidad de ser pinchado con el fin de
obtener placer sexual.
Excitación sexual por ponerse en
situaciones de peligro.
Excitación al ser flagelado.
Excitación debida al olor de la orina.
Fetiche por los zapatos.
Experimentar placer erótico al provocar
dolor físico o humillación en la pareja. Se
diferencia de la algolagnia por la
presencia del componente erótico.
Excitación al ingerir la saliva de la pareja.
Ensuciar o dañar la ropa de la pareja.
Acariciar y realizar sexo oral a una persona
dormida hasta despertarla.
Atracción por el sudor de la pareja.
Excitación proveniente de ser enterrado vivo.
Excitación proveniente de los pellizcos.
La atracción sólo se produce al tocar
personas desconocidas.
La excitación depende de observar a la
propia pareja teniendo relaciones con una
tercera persona.
Excitación por ser masajeado o por
hacerse lavar el cabello.
E xcitación exclusivamente con el uso de
la orina durante en la práctica sexual.
Excitación sexual proveniente de la
extracción de sangre.
Excitación por hacerse atar.
Excitación al ver a otras personas
dedicadas al acto sexual de manera
subrepticia.
La excitación sólo se produce ante parejas
de distintos países.
La excitación sexual se produce solamente
con animales.
Vínculo y sexualidad • 181
REFERENCIAS
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8
Identidad de género
y orientación sexual
Ivan Arango de Montis
Susana Kofman Alfaro
Gloria E. Queipo García
DEFINICIONES
Ivan Arango de Montis
© Editorial El manual moderno Fotocopiar sin autorización es un delito.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Panamericana de la Salud
(OPS) proponen las siguientes definiciones:
a) Identidad de género. La identidad de género define el grado en que cada persona se identifica como masculina o femenina, o alguna combinación de ambos. Es el marco de referencia interno, construido a través del tiempo, que permite a los individuos organizar un
autoconcepto y comportarse socialmente en relación con la percepción de su propio sexo
y género. La identidad de género determina la forma en que las personas experimentan
su género y contribuye al sentido de identidad, singularidad y pertenencia.1
b) Orientación sexual. La orientación sexual es la organización específica del erotismo
y el vínculo emocional de un individuo en relación con el género de la pareja involucrada en la actividad sexual. La orientación sexual puede manifestarse en forma
de comportamientos, pensamientos, fantasías o deseos sexuales, o como una combinación de estos elementos.
En este capítulo se hace una aproximación al tema de la identidad de género y de la
orientación sexual desde una perspectiva bio-psico-social en el entendido de que la orientación sexual de tipo homosexual dejó de ser considerada como un trastorno mental
183
184 • Sexualidad humana
(Capítulo 8)
desde 1973, cuando la American Psychiatric Association (APA) sustrajo del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, 2a edición (DSM-II) a la homosexualidad
como categoría diagnóstica. Sin embargo, en 1980 apareció en el DSM-III el diagnóstico
“homosexualidad egodistónica”, una nueva categoría que “re-patologiza el malestar psicológico asociado con la atracción por el mismo sexo que, en esencia, reclasifica las dificultades con la homosexualidad como un trastorno mental”.2 En 1987, la categoría
de homosexualidad egodistónica fue retirada del DSM-III-R, pero persistió el criterio de
“malestar marcado y persistente relacionado a la propia orientación sexual” dentro de la
categoría diagnóstica “Trastorno sexual no especificado”. Criterio y categoría que se mantiene hasta la fecha en el DSM-IV-TR bajo el código diagnóstico 302.9.3
En la Clasificación internacional de las enfermedades mentales, décima revisión (CIEM-10)
existe la categoría diagnóstica de “orientación sexual egodistónica” bajo el código F66.1.4
Al respecto de la homosexualidad egodistónica o del malestar persistente por la propia
orientación sexual nos parece importante resaltar que como sugieren varios autores “los
datos empíricos son insuficientes para sostener éste diagnóstico y resulta inapropiado clasificar a la homofobia inducida culturalmente como un trastorno mental”.5
BIOLOGÍA DE LA ORIENTACIÓN SEXUAL
Y DE LA IDENTIDAD DE GÉNERO
Con el propósito de comprender los trastornos de la identidad de género, primero es
necesario aproximarse a algunas propuestas teóricas sobre la conformación de la misma.
John Money plantea la estructuración de lo que denomina un “mapa del género” que
consiste en un templete o matriz en el cerebro conformado por redes neurales que codifican lo que se considera como masculino o femenino. Money define el “mapa del género” como una “representación mental o esquema que existe de manera sincrónica en el
cerebro y en la mente, y que define lo que se considera como masculino, femenino o
andrógino. Incorpora los aspectos vocacionales, educacionales, recreacionales, los aspectos
de etiqueta, acicalamiento personal, lenguaje corporal, entonación vocal e invariablemente incorpora el sexuoeroticismo individual, así como la orientación heterosexual u homosexual, ya sea con o sin malfuncionamiento o patología”.6
Se supone que en el inicio de su conformación el “mapa del género” es bipotencial o
andrógino y que a pesar de que pueda conservar su bipotencialidad en mayor o menor grado,
lo más probable es que se diferencie de una condición de bisexualidad hacia una de monosexualidad. La hipótesis es que dicho proceso de diferenciación ocurre antes del nacimiento
y que está supeditado al control de hormonas sexuales esteroideas que modulan la presencia o ausencia de grupos neuronales masculinizados, así como sus conexiones potenciales. En
cada etapa de desarrollo los contornos de lo masculino o femenino definidos en el mapa
genérico discriminan lo que será incorporado, sustituido o descartado en cada estímulo sensorial que reciba el cerebro. La configuración existente del mapa genérico determina y limita en lo que el mismo se va a convertir. El paradigma propuesto es el de un proceso que ocurre en un periodo crítico del desarrollo en el que se ve fijado a manera de impronta.7
Las evidencias biológicas que hay al respecto de la conformación de la orientación
sexual fueron en un inicio propuestas por Magnus Hirschfield a principios del siglo XX
y desde entonces las investigaciones subsecuentes han arrojado datos interesantes. Los
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Identidad de género y orientación sexual • 185
estudios incluyen diversas líneas de trabajo, la investigación de las variables genéticas,
hormonales, las relacionadas con las estructuras anatómicas cerebrales, así como las diferencias en distintas funciones del cerebro.
En la dirección de las variables genéticas hay distintos tipos de estudios. Hay aquellos que
involucran a familias, en los que se ha visto que la probabilidad de que un hombre tenga una
orientación homosexual si tiene un hermano o hermana homosexual es de 22%, y de 4% si no
lo tiene.8 Para las mujeres, la probabilidad de llegar a ser homosexual si se tiene un hermano o
hermana homosexual es mayor que en sus contrapartes sin un hermano(a) con esa preferencia sexual. En cuanto a las mujeres que no tienen un hermano o hermana homosexual, la
probabilidad de tener una orientación homosexual es la misma que en la población general.9
También se han desarrollado estudios en gemelos monocigóticos y dicigóticos. Los
primeros estudios que desarrollaron esta metodología fueron los hechos por Kallman en
1952, en los que encontró una tasa de concordancia en la orientación homosexual de
gemelos monocigóticos de casi 100%.10 Más tarde se publicaron los estudios de Bailey y
colaboradores que reportaron que la tasa de concordancia para orientación homosexual
en gemelos monocigóticos hombres fue de 52%, mientras que para gemelos dicigóticos
fue de 22% y en las mujeres la concordancia para orientación homosexual en gemelas
monocigóticas fue de 48% y 16% en dicigóticas.11,12 En vista de que los gemelos monocigóticos comparten las características del DNA, son idénticos, las tasas de concordancia
en la orientación homosexual en dos personas que tienen el mismo material genético
favoreció la hipótesis de la participación de los genes en la orientación sexual. De cualquier manera, el porcentaje restante de gemelos en los que no hay concordancia implicaba la participación del ambiente y de la crianza, a este respecto, Kendler reportó que la
similitud en al orientación sexual en gemelos no podía predecirse de manera significativa por medio de medidas de similitud en el ambiente de la crianza durante la infancia.13
Otra metodología de estudio genético son los estudios de búsqueda específica de un
gen candidato en los cuales se requiere la identificación de un gen, se estudia la secuencia de DNA y después se compara entre individuos con y sin la característica estudiada.
De la misma manera, los estudios que utilizan la técnica de ligandos en los cuales se buscan zonas de DNA, se comparan entre individuos con y sin la característica, para más adelante calcular la heredabilidad estadística. Desde esta perspectiva y con la metodología
para la búsqueda de genes candidatos para explicar la orientación homosexual, Macke y
colaboradores estudiaron las diferencias en el gen del receptor androgénico y no encontraron diferencias entre individuos con orientación heterosexual u homosexual.14
Los estudios de ligandos han mostrado evidencias a favor y en contra de zonas en los
genes relacionadas a la heredabilidad de la orientación sexual. Dean Hammer publicó en
1993 el primer estudio que utilizaba la técnica de ligandos y encontró una zona en el cromosoma X (Xq28) que contenía secuencias genéticas probablemente relacionadas con la heredabilidad de la homosexualidad masculina.15 Sin embargo, en 1999, Rice y su equipo
estudiaron cuatro marcadores en la zona Xq28 (DXS1113, BGN, Factor 8, y DXS1108)
en 52 pares de hermanos y en 33 controles; en dicho estudio los resultados no apoyaron la
presencia de marcadores en la zona Xq28.16
El grupo de Brian Mustanski reportó un “barrido” de todo el genoma humano y no se
pudo confirmar la liga del Xq28 pero sí se encontró evidencia para otras tres áreas (D7S798
en 7q36, D8S505 en 8p12 y D10S217 en 10q26).17 Siguiendo otras líneas de investigación,
186 • Sexualidad humana
(Capítulo 8)
se ha cuestionado acerca de si en el terreno hormonal —ya no en el genético—, se pueden
encontrar diferencias relacionadas a la orientación sexual. En el estado adulto hasta ahora
no se han encontrado evidencias a favor de las diferencias;18 sin embargo, en el estado prenatal, se ha documentado que los niveles de testosterona circulante organizan el cerebro
de una manera masculinizada mientras que los niveles bajos de testosterona feminizan el
sistema nervioso central (SNC).19 Las evidencias a favor de la función que quizá desempeñen las hormonas prenatales en la organización de la conducta sexual humana se
ve reforzada por los resultados de las investigaciones realizadas en personas con estados intersexuales, como la hiperplasia adrenal congénita (HAC), misma que resulta de
un defecto de las enzimas que sintetizan las hormonas esteroideas. La resultante de tal
deficiencia son altos niveles de andrógenos circulantes en el periodo prenatal. Existen
numerosas investigaciones que reportan que las niñas con HAC tiene rasgos atípicos en
la identidad de género, y que cuando son adultas, éstas niñas tienen mayores probabilidades de haber tenido o desear una relación homosexual.20,21
Otra línea de investigación tiene que ver con las diferencias en la proporción del largo
de los dedos entre personas homosexuales y heterosexuales. El postulado surge de la evidencia de que en los hombres la proporción de los dedos de la mano D2:D4 suele ser más
baja en hombres que en mujeres, quizá por la exposición a distintos escenarios hormonales
durante el desarrollo. En el caso de las niñas con HAC, la proporción de los dedos de la
mano (D2:D4) es más baja, de la misma manera, la proporción D2:D4 es menor en mujeres lesbianas que en heterosexuales e igual de baja en grupos de mujeres homosexuales
que se identifican como muy masculinas.22,23,24 En cuanto a los varones, los hallazgos con
respecto a la asociación entre la proporción de los dedos de la mano y la orientación sexual
no es tan clara como en el caso referido. En los hombres con orientación homosexual se han
encontrado proporciones mayores, menores o iguales que en los hombres heterosexuales.25,26,27
En el SNC también se han estudiado las diferencias en estructuras anatómicas entre
personas con distintas orientaciones sexuales. Una de las evidencias son los hallazgos reportados al respecto del núcleo supraquiasmático del hipotálamo, es decir, un grupo de células que
participa en la regulación de los ciclos circadianos, de hecho, un equipo de científicos holandeses informó que el tamaño de dicho grupo celular es mayor en hombres con una orientación homosexual que en hombres heterosexuales.28 Otra estructura que ha sido motivo de
estudio es el tercer núcleo intersticial del hipotálamo (INAH 3): en 1991, Le Vay publicó
que en poblaciones homosexuales tal estructura era menor que en hombres heterosexuales;
sin embargo, dichos hallazgos fueron criticados pues se consideró como un sesgo metodológico el que hubieran sido estudiados en una población con VIH;29 no obstante, tiempo después otro grupo de investigadores reportó que aunque la diferencia no era tan grande como
lo había afirmado Le vay, sí era posible corroborar una diferencia significativa en tamaño y,
además, concluyeron que la densidad neuronal era mayor que en varones heterosexuales
y que las diferencias con respecto al tamaño del núcleo hipotalámico no tenía relación alguna con el hecho de que los sujetos de estudio tuvieran VIH.30 La comisura blanca anterior
es otra estructura que ha sido comparada en personas con distintas orientaciones sexuales:
se ha documentado que su tamaño es mayor en mujeres que en hombres, de igual manera, se ha reportado que es mayor en hombres homosexuales que en heterosexuales.31
Independientemente de que la distribución de receptores a andrógenos en el núcleo
de la cama de la estría terminal (BST), en el núcleo basal de Meynert y en la isla de
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Identidad de género y orientación sexual • 187
Calleja no ha mostrado diferencias entre géneros, sí se han encontrado diferencias en el
núcleo mamilar medial (MMN), en la banda horizontal y diagonal de Broca, en el núcleo
dimórfico sexual del área preóptica (SDN-POA), en el área preóptica medial (mPOA),
en la zona dorsal y ventral del núcleo periventricular (PVN), en el núcleo supraóptico
(SON), en el núcleo ventromedial del hipotálamo y en el núcleo infundibular, en donde
se puede demostrar un aumento en la expresión de receptores a andrógenos en hombres
cuando se compara con las mujeres. La actividad del receptor nuclear a andrógenos en el
complejo mamilar no difiere entre hombres homosexuales y heterosexuales.32
Otra línea de investigación ha sido desarrollada ya sin considerar las diferencias estructurales, sino las diferencias funcionales en distintos procesos neurofisiológicos cerebrales,
entre ellas se encuentran las funciones auditivas y en las emisiones otoacústicas (es decir,
los sonidos producidos por el oído interno) y en los potenciales auditivos provocados en
hombres y mujeres. Dennis McFaden y colaboradores reportaron que las mujeres homosexuales y bisexuales tenías emisiones otoacústicas y potenciales provocados de tipo masculinizado, también informaron que no hallaron diferencias entre hombres homosexuales
y heterosexuales.33 También en relación con el estudio del sistema auditivo, otro grupo de
investigación británico reportó diferencias en la respuesta al sobresalto (el parpadeo después de un sonido fuerte) entre mujeres lesbianas y heterosexuales, pero tampoco encontraron diferencias significativas en las comparaciones hechas entre hombres homosexuales
y heterosexuales.34
Otra modalidad sensorial en la que se han reportado diferencias asociadas con la
orientación sexual es la olfativa, hay informes de que la respuesta a la exposición a feromonas putativas humanas está vinculada con patrones de actividad cerebral distinta (medida con tomografía por emisión de positrones [PET]) en el hipotálamo anterior de hombres
homosexuales.35
En relación con la identidad de género, no son pocas las evidencias a favor de la función que las variables biológicas desempeñan en la determinación de la identidad de género. Se han documentado en estudios con gemelos un fuerte componente hereditario (62%)
con respecto a la identidad de género.36 En los transexuales varones desde el punto de
vista genético se ha reportado una proporción dispar de tías:tíos y se plantea la hipótesis
de que el efecto en la identidad de género es consecuencia de una impronta genómica,
es decir, un efecto diferente en función de si el gen se hereda del padre o de la madre.37
Se han reportado seis casos de transexuales hombre a mujer con cariotipo 47 XYY y
un transexual de mujer a hombre 47 XXX.38 También se ha reportado un caso de transexualismo en un hombre con síndrome de Kleinefelter (XXY), lo cual, aunado a los hallazgos sobre el antecedente de pares de gemelas monocigóticas que solicitaron reasignación
sexual y estudios con familiares de casos con problemas de identidad de género, sugiere
bases genéticas que participan en tal condición.39 A pesar de los pocos casos de transexuales en quienes es posible documentar un trastorno hormonal, existen algunos hallazgos
que indican una alteración en el eje hipotálamo-hipófisis-gonadal que pudiera haberse
establecido durante el desarrollo como, por ejemplo, la alta frecuencia del síndrome de
ovarios poliquísticos, oligomenorrea y amenorrea en transexuales de mujer a hombre.40
La participación de procesos biológicos en la conformación de la identidad de género
también se asocia a la exposición a substancias o a fármacos. Dessens y colaboradores en 1999
reportaron que tres niños de un grupo de 243 mujeres expuestas a los anticonvulsivantes
188 • Sexualidad humana
(Capítulo 8)
fenobarbital y difantoína desarrollaron un trastorno de identidad de género y otros sujetos desarrollaron condiciones de disforia de género o transposición de rol. Uno de los
aspectos interesantes de éste reporte tiene que ver con que los medicamentos referidos pueden alterar los niveles de hormonas esteroideas sexuales que se encuentran en el
escenario neuroquímico del cerebro del producto en gestación.41
En 1996, Meyer-Bahlburg y colaboradores reportaron el cambio de género, de mujer
a hombre, en cuatro casos de personas con HAC, condición que se caracteriza por la exposición del cerebro a altos niveles de andrógenos en el periodo prenatal.42 De hecho, la
HAC representa un factor de riesgo de los problemas con la identidad de género y a pesar
de que habría que resaltar que la mayoría de mujeres con tal condición no desarrollan un
trastorno de identidad marcado, el riesgo de que una mujer con HAC viva en la vida adulta en el rol social masculino es de 608:1, al compararlo con mujeres sin HAC.43,44 Tales
hallazgos apoyan el planteamiento de que la exposición perinatal a niveles anormales de
andrógenos son capaces de afectar de manera permanente la identidad de género.
Investigaciones recientes realizadas en individuos con HAC llevan a la conclusión de
que las conductas de masculinización/defeminización son pronunciadas en las mujeres
con HAC perdedoras de sal, ligeras pero claramente demostrables en mujeres con HAC
de variante virilizante y probables (aunque aún requieren estudios de replicación) en
variantes de HAC no clásica.45
Las evidencias de la participación de variables biológicas han sido contrapuestas con
la noción de la “neutralidad sexual” al momento del nacimiento, bipotencialidad genérica que muestra la capacidad de diferenciarse hacia masculino o femenino como resultado de la experiencia social o crianza. Money y Ernhardt plantearon que la identidad de
género iniciaba a manera de impronta alrededor del primer año de edad y se establecía
de manera definitiva entre los tres y cuatro años.46 Se proponía entonces que era factible
moldear la identidad de género mediante la crianza.
Uno de los casos que más controversia ha creado al respecto de los determinantes de
la conformación de la identidad de género es el de “John/Joan/John”, en el que a un niño
de ocho meses se le cauterizó el pene (penis ablatio) por un accidente quirúrgico y fue criado como niña; después de un año se le hizo una orquiectomía para facilitar la feminización.
Hasta entonces parecía que esta persona se desarrollaba como una mujer normal desde el
punto de vista funcional; sin embargo, al llegar a la pubertad rechazó el sexo de asignación
y más tarde solicitó tratamiento con hormonas masculinas, mastectomía y la realización de
una faloplastia. A los 25 años se casó con una mujer y adoptó a un niño. En mayo de 2004
se suicidó. Este caso sirve para ilustrar que hay poco (si acaso alguno) sustento de la neutralidad sexual al momento del nacimiento o de que el desarrollo de la identidad de género
depende del ambiente durante la crianza o de la apariencia genital al momento del nacimiento. Se han reportado dos casos más de penis ablatio en que los individuos han sido criados como niñas pero en la adolescencia solicitan reasignación masculina.47,48
Los pacientes masculinos con una condición llamada extrofia cloacal tienen una herniación de la vejiga urinaria y, desde una perspectiva anatómica, al momento del nacimiento resultan afálicos en la mayoría de los casos; sin embargo, desde el punto de vista histológico poseen testículos normales. Se ha reportado que pacientes criados como niñas y
orquiectomizados para facilitar la feminización, más tarde, en el transcurso del desarrollo
y la vida adulta cuestionan el sexo de asignación.49 Tomando en cuenta que el cerebro en
Identidad de género y orientación sexual • 189
formación es expuesto a los andrógenos prenatales desde la octava semana de gestación, los
hallazgos referidos constituyen evidencia que apoya el planteamiento de que la exposición
prenatal a andrógenos es el principal factor biológico para el desarrollo de la identidad de
género masculina.
Una estructura anatómica que ha sido estudiada al respecto de la asociación que
quizá tenga con la estructuración de la identidad de género es la región central del núcleo de
la cama de la estría terminal (BSTc), ya que en personas transexuales (que van de hombre a mujer) alcanza el 40% del tamaño observado en hombres no transexuales y que
tales dimensiones se establecen durante el desarrollo, por lo que se infiere que el BSTc
forma parte de una red neural involucrada en la sensación de ser hombre o mujer.50
El estudio de la actividad eléctrica cerebral en personas con trastorno de identidad de género arroja datos interesantes: un estudio piloto reportó que la actividad eléctrica de individuos con
este tipo de trastorno mostró un patrón de actividad similar al grupo control de sexo biológico
opuesto. De modo que la actividad eléctrica cerebral de dichas personas transexuales (hombre a
mujer) presentó un patrón similar al de las mujeres no transexuales; asimismo, las personas transexuales (de mujer a hombre) mostraron un patrón similar a los varones no transexuales.51
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PSICOLOGÍA DE LA IDENTIDAD DE GÉNERO
El transexualismo puede ser entendido como una forma de disforia de género, es decir, una
condición que consiste en una diferencia entre la identidad/rol de género y las características físicas del cuerpo. Se trata de la coexistencia en una misma persona de la identidad/rol
de género de un sexo con las características primarias y secundarias del otro sexo. De ahí
que las personas transexuales experimenten la discrepancia y contradicción de sentir que su
cuerpo físico niega quiénes son ya que en términos de ese marco de referencia interno se
reconoce con una identidad del otro sexo. En ese sentido, el transexualismo no es entonces
una disforia del rol sexual sino, más bien, una disforia del sexo, del cuerpo físico.
La OMS reconoce que dentro de las estrategias enmarcadas en la promoción de la
salud sexual corresponde la reflexión y atención de condiciones como los síndromes clínicos que entrañan conflictos en la identidad de género.
Stoller propone la existencia del un “núcleo de la identidad de género” que implica
la convicción en el sujeto, de que el sexo con que fue asignado fue correcto tanto desde
el punto de vista anatómico como psicológico y que resulta de los siguientes factores:
1) Una fuerza biológica que se origina en el periodo fetal y que tiene sus orígenes en
variables genéticas que modelan la organización neurofisiológica del cerebro.
2) El sexo de asignación en el momento del nacimiento, es decir, el mensaje que la apariencia de los genitales externos emite a los que asignan el sexo cuando nace el bebé y el
efecto inequívoco que tal asignación tiene en el convencimiento del sexo del infante.
3) La influencia interminable de las actitudes de los padres (en especial de la madre) sobre
el sexo del infante y la construcción que hace el niño de experiencias significativas.
4) Fenómenos “biopsíquicos” que implican los efectos posnatales que tienen ciertas
formas de manejar al infante sobre el aprendizaje capaces de modificar de modo
190 • Sexualidad humana
(Capítulo 8)
permanente el cerebro y el comportamiento del infante sin que los procesos mentales en desarrollo lo protejan de tales estímulos sensoriales.
5) El desarrollo del Yo, en la medida en que la infinidad de sensaciones que en distintas cualidades y cantidades, sobre todo aquellas provenientes de los genitales participan en la definición de las dimensiones psíquicas sobre el propio sexo y que le
confirman al bebé la convicción que tienen los padres sobre su género.
Stoller propone que el concepto del “núcleo de la identidad de género” modifica lo propuesto por Freud en la medida en que si bien es cierto que el primer objeto de amor del
niño es heterosexual —y a pesar de que el padre es un rival poderoso—, hay un estadio
inicial en el desarrollo de la identidad de género en el que el niño se encuentra fusionado
con la madre. Sólo meses después llega a ser para el niño un objeto separado. La percepción del niño de ser parte de la madre coloca el fundamento de la sensación de feminidad
en el niño (a esta condición que Freud supuso carente de conflicto es a lo que llamó feminidad primaria) misma que, en el caso de la niña, la encamina hacia la identificación con
lo femenino, pero coloca al niño en la posibilidad de consolidar en el “núcleo de la identidad de género” la percepción de unicidad con la madre. Dependiendo de la manera y el
ritmo en el que la madre permita al hijo separarse de ella, tal fase de fusión con la madre
quizá deje efectos residuales que llegan a expresarse en alteraciones de la masculinidad.
En el caso de la niña, según Stoller, la feminidad no es un estado inherente de inferioridad ya que, en todo caso, ella se encuentra en una posición ventajosa con respecto al niño,
ya que desde el inicio se identifica con un objeto del mismo sexo. A pesar de la potencialidad homosexual existente, en vista de que su primer objeto de amor es femenino, el desarrollo de su feminidad no se ve en tanto riesgo como sí ocurre con la masculinidad del
niño. De ahí que, desde esta perspectiva, la identificación con lo femenino no se restringe
a la envidia del pene, a la negación o a la aceptación con resignación de la castración. En
contraposición, la masculinidad no es tan solo un estado natural que “solamente requiere
ser defendido si es que se va a desarrollar de manera saludable, sino es un logro”.52
La construcción del marco de referencia interno, es decir, la identidad, comprende las
proposiciones iniciales del aparato psíquico y su relación con el entorno, en la medida que
se establecen relaciones con el objeto y representaciones del mismo. La relación con el
objeto incluye los procesos de introyección e identificación en la formación del autoconcepto, lo cual entra en el terreno de la formación del Sí mismo (self).
La aproximación al Sí mismo, desde la perspectiva bio-psico-social, también representa el intento por comprender la conformación de la identidad de género. Schore retoma las observaciones de Mahler en el sentido de que cuando un infante alcanza la bipedestación se le facilita la exploración genital, misma que aunada a la experiencia de la
excitación genital en presencia del progenitor del sexo opuesto alrededor de los 18 meses
de edad (cuando el sistema sensorial genital apenas alcanza su madurez funcional) resulta instrumental para la formación de la identidad de género. La experiencia de la autoexploración genital en presencia de alguno de los padres converge con el desarrollo de la
vergüenza, de hecho, Nathanson propone que “las primeras manifestaciones de genitalidad y de la identidad de género son exactamente contemporáneas con el periodo durante el cual la vergüenza adquiere sus mayores significaciones en términos del desarrollo del
Sí mismo”. Más allá de las representaciones objetales que pueda hacerse el infante y a
Identidad de género y orientación sexual • 191
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partir de las relaciones que establezca con el objeto real —es decir, los patrones de respuesta que los progenitores despliegan (imágenes cargadas de afecto en el rostro de los
progenitores en respuesta al exhibicionismo genital infantil)—, se “almacenan en forma
de representaciones en la corteza orbitofrontal en modelos internos de masculinidad y
feminidad que modulan la internalización del género”.53
Desde dicha perspectiva convergen las predisposiciones evolutivas, genéticas, hormonales, las improntas y las relaciones objetales con un periodo crítico en la maduración
cerebral que favorece la construcción de representaciones que, a la postre, se consolidan
en el marco de referencia interno con respecto a lo masculino o femenino.
El aparato psíquico —es decir, de las instancias y su relación con la conformación de la
identidad de género— ha sido sujeto de estudio desde múltiples perspectivas, lo que hasta
ahora se ha observado es que en su proceso de conformación se pone en juego la organización estructural que modula la relación entre el mundo interno y el mundo exterior.
La construcción de la identidad en el varón requiere de la mirada de los aspectos
sociales de la masculinidad, cuya construcción está vinculada no sólo con cuerpos que
nacen, se desarrollan y mueren según imperativos hormonales y fisiológicos sino también
con las creencias centrales que la cultura ofrece (por no decir, impone) a los hombres.
Desde hace algunos años, el estudio sobre la masculinidad ha arrojado algunas creencias matrices acerca de ella (autosuficiencia, belicosidad heroica y superioridad sobre las
mujeres), las cuales se traducen en aquello llamado las “normativas hegemónicas de género”,
mismas que consisten en enunciados que organizan la subjetividad de los hombres. Según
Luis Bonino, autor central en este tema, los enunciados son los siguientes:
1) “No tener nada de mujer”. Es decir, no contar con ninguna de las características que
la cultura atribuye a las mujeres (“ser” para otros, pasividad, vulnerabilidad, dulzura,
cuidado hacia los otros).
2) “Ser importante”. Ser varón o no se avala en el poder y en la potencia, para entonces evaluarlo según el éxito, el ser superior a las demás personas, la competitividad
y el estatus, la capacidad de ser proveedor, la propiedad de la razón y la admiración
que se logra de los demás.
3) “Ser un hombre duro”. Ello implica que para ser un hombre se requiere la capacidad de sentirse ecuánime, impasible, confiado en sí mismo, resistente, autosuficiente y ser capaz de ocultar los sentimientos (incluso a uno mismo), estar dispuesto a
soportar a los otros y no necesitar de nadie.
4) “Mandar a todos al demonio”. La hombría se define según la agresividad, la audacia, el coraje, el enfrentarse a riesgos, la habilidad para protegerse y al utilizar la violencia para resolver los conflictos.
5) “Respetar la jerarquía y la norma”. La masculinidad se sostiene mediante no cuestionarla, ni a sus normas o ideales grupales, en la obediencia a la autoridad o a una causa.
Si, además, reconocemos que una de las formas distorsionadas en las que opera la “cognición” es decir, el pensamiento, se funda en la lógica del “todo o nada”, cuando el varón
deja de cumplir alguna una creencia (“lo deseable”/“el todo”) se convierte en el negativo
del ideal deseable, en lo indeseable, en nada. De ahí que las determinantes sociales del
ejercicio de la masculinidad se asocien con estados de malestar cotidiano. La reflexión
192 • Sexualidad humana
(Capítulo 8)
acerca de la masculinidad y el cuestionamiento de la misma han constituido uno de los
ejes de trabajo de colectivos masculinos que intentan modificar la hegemonía patriarcal
de dominio y control que los varones ejercen sobre sí mismos y sobre aquellos a quienes perciben en una posición vulnerable (mujeres, adultos mayores y niños).55
En cuanto a la identidad de género de la mujer y desde una perspectiva psicosocial, habría
que retomar lo propuesto por Lagarde, quien plantea que la condición de género de las mujeres se construye en relación a dos aspectos fundamentales: “la sexualidad escindida de las mujeres y la definición de las mujeres en relación con el poder —como afirmación o como
sujeción— y con los otros [...] La condición genérica de la mujer ha sido construida históricamente, y es una de las creaciones de la sociedad y culturas patriarcales [...]”.56 Ejes de estructuración psíquica reforzados por el discurso patriarcal que colocan a las mujeres como sujetos
no para sí mismos, sino para otros, en una inaceptable condición de opresión e inequidad.
SOCIOLOGÍA DE LA IDENTIDAD DE GÉNERO
En el discurso médico, el transexualismo ha encontrado distintas dificultades. En términos generales, el malestar que refiere la persona no es una condición que el prestador de
atención a la salud logre reconocer con facilidad.
El hecho es que, en el trabajo médico, hasta el momento la queja subjetiva del paciente
no se puede documentar como relacionada con ningún dato objetivo o hallazgo anatomopatológico definitivo y, por tanto, durante mucho tiempo la respuesta ha sido que la persona con un trastorno de identidad de género intente adaptarse a su cuerpo, que “se acomode”
y resignifique su inconformidad en el terreno psíquico.
Louis Gooren propone replantear la comprensión de la transexualidad como una forma
de estado intersexual, pues debe reconocerse que la información disponible hasta el momento sobre el proceso de diferenciación sexual en el cerebro cada vez ofrece más elementos relevantes relacionados. Al admitir que tanto en mamíferos inferiores como en humanos
ocurre una diferenciación del cerebro como parte del proceso que convierte al individuo en
macho o hembra, es posible entender al transexualismo como un trastorno en la diferenciación sexual, uno en el que la diferenciación sexual del cerebro no ha seguido el curso designado por los cromosomas, las gónadas y los genitales, sino que se ha cruzado hacia el curso
de desarrollo del otro género. Esto implica, pues, reconocer al transexualismo como una
forma de estado intersexual.57
Los hallazgos biológicos sobre las diferencias en el cerebro transexual deben apuntalarse como elementos que permitan un trato social distinto a la condición transexual. En el
ámbito de la profesión médica los transexuales pueden ser rehabilitados, dado que desde
el punto de vista conceptual el individuo pasa de la concepción de “perturbado mental” a ser
alguien que experimenta un trastorno de la diferenciación sexual. Desde la perspectiva médico-social sería posible solicitar la cobertura de los costos de reasignación, como ocurre en
otros casos de estados intersexuales. En el terreno jurídico hace factible requerir que el sistema legal extienda las mismas consideraciones a las personas transexuales que las que tiene
hacia individuos con otros estados intersexuales. La sociedad en general podría cambiar su
actitud. De igual forma, sería de esperarse que las instituciones religiosas dejaran de tratar a
la condición transexual como pecaminosa, sino como una variante de la especie humana.
Identidad de género y orientación sexual • 193
HISTORIA DE LA DIFERENCIACIÓN SEXUAL
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Susana Kofman Alfaro
En la antigüedad, los niños recién nacidos eran estudiados de manera minuciosa en busca
de algún defecto que quizá indicara que la raza humana estaba en vías de extinción. Y ninguna alteración era más radical que la presencia de genitales anormales, donde se observaban características masculinas y femeninas en el mismo individuo. Poseer ambos sexos
haría imposible la reproducción, lo que acabaría con la pareja y la familia. La organización social también se vería afectada debido a la estricta división de las funciones específicas
asignadas a hombres y mujeres. En un origen, estos individuos anormales o “andróginos”
eran considerados como monstruos o como “prodigios públicos” cuyo manejo correspondía al Estado, ya que eran un signo enviado por los dioses a la comunidad.58 De modo
que la responsabilidad del destino de estos sujetos concernía a las autoridades, quienes
llamaban a los adivinos para que interpretaran las anomalías y decidieran el tipo de purificación requerida. Con el tiempo y a fin de combatir las supersticiones, las ciencias médicas intentaron explicar estas alteraciones, ya fuera en humanos o animales.
El estudio de estos defectos conocidos, aunque olvidados, llevó en los últimos años a
los investigadores a plantear nuevos conceptos en el área de la biología del desarrollo, al
reconocimiento de genes que actúan a nivel de la diferenciación gonadal y fenotípica, de
genes con diferentes niveles de expresión a nivel cerebral durante la embriogénesis, al origen
de la conducta sexual y a la variabilidad humana. Todos estos estudios responden a las
mismas preguntas formuladas desde el inicio de los tiempos: “¿Por qué machos y hembras, hombres y mujeres? ¿Existen dos o más sexos?”.
Según Arsitófanes, citado por Platón en su Symposium, en la mitología griega la naturaleza original de los humanos no era como la actual. Existían tres clases de individuos,
mujer-mujer (M-M), hombre-hombre (H-H), hombre-mujer (H-M) o mujer-hombre
(M-H). Cada uno de ellos correspondía a una unidad redonda, con cuatro brazos, cuatro
piernas, una cabeza y dos caras idénticas que miraban en sentidos opuestos, sostenidas por
un cuello semiesférico. El H-H (hijo del Sol) tenía dos sistemas genitales masculinos, en
la M-M (hija de la Tierra) se observaban dos femeninos, y uno femenino y masculino en el
M-H y H-M; estos últimos eran considerados hijos de la Luna. Estos dos sistemas de órganos sexuales estaban en la parte superior de los muslos, los individuos no se reproducían entre
ellos y brotaban de manera espontánea de la tierra. Un día, para abolir la distancia entre el
Cielo y la Tierra y las diferencias entre ellos y los dioses, estos “prototipos” apresaron a Ares
y lo metieron en una jarra durante 13 meses.59 Trataron de atacar la morada de los dioses
apilando el Monte Pelión sobre el Ossa y ambos sobre el Olimpo.60 Pero Zeus se enojó
y los castigó sin exterminarlos, los partió en dos de arriba abajo, con el propósito de duplicar el número de humanos que honrarían a los dioses. En un gesto compasivo, Apolo les
giró la cara y parte del cuello para cerrar la herida juntó la piel del abdomen en la región
donde queda el ombligo, lo que atestigua esta operación y asegura su supervivencia. La
194 • Sexualidad humana
(Capítulo 8)
preservación de estos seres aún no era viable, por lo que Zeus movió los genitales al frente y con este arreglo les permitió la cópula, la reproducción y la organización social.
El Symposium de Platón continúa con la tipología de la conducta sexual.61 Esta división implicó que cada individuo resultante buscaría a su homólogo correspondiente, de
modo que se consideraba que todos los hombres que provienen del H-M prefieren a las
mujeres y que los hombres adúlteros por lo general proceden de este binomio. En cambio, las mujeres adúlteras resultan del M-H. Los individuos derivados del M-M buscan
sólo mujeres, así como los derivados del H-H sólo se inclinan por los varones. Según
Platón, de estos últimos surgirían los grandes estadistas del futuro.
En el contexto del mito, la heterosexualidad y homosexualidad eran consideradas
prácticas normales y, a nivel social, esto se traducía en considerar como mujeres a los
homosexuales masculinos pasivos y a las mujeres que se comportaban como hombres se
las incluía con los “andróginos”. La oposición entre actividad y pasividad en las relaciones
sexuales implicaba una segunda regla: “los hombres eran viriles y guerreros, mientras que
las mujeres eran esposas y madres”.
Ovidio, en el Libro IV de la Metamorfosis explica el origen de la homosexualidad
pasiva y sus relatos se inspiran sobre todo en la idea de la transformación de humanos a
otras especies o a situaciones particulares, como el cambio de sexo, el rejuvenecimiento
y la resurrección. La Metamorfosis está formada por una colección de mitos griegos y del
Medio Oriente y data del año 8 d.C., aunque es factible reconocer los conceptos desde
los inicios de la literatura griega. En el Libro IV, Ovidio relata el mito de Hermafrodita, hijo
de Hermes y Afrodita, quien a los 15 años abandonó su ciudad natal y llegó a Halicarnassus, una ciudad griega en Caria (hoy denominada Bodrum, en Turquía) cercana a un
hermoso lago. Según la historia, la ninfa del arroyo que alimenta el lago, Salmacis, se enamoró perdidamente de Hermafrodita, pero dado que él no sabía qué era el amor, trató de
evitarla. No obstante, un día en que Hermafrodita nadaba en el lago, Salmacis lo abrazó
con fuerza pidiendo a los dioses que nunca los separaran. Ellos aceptaron su deseo y, como
resultado de esta unión, surgió un nuevo individuo con una sola cara pero con formas
anatómicas y genitales masculinos y femeninos (figura 8-1).
Cuando Hermafrodita vio que sólo era mitad hombre, rogó a sus padres que como
venganza todos los hombres que entraran en esas aguas perdieran su virilidad y fueran
afeminados.62 Tal fue la explicación de griegos y romanos para la homosexualidad pasiva.
Es importante recordar que en Grecia y Roma la diferencia entre hombres y mujeres en
este contexto sexual eran la actividad y la pasividad, respectivamente.
Otra forma antigua de representar al universo y al mundo humano y animal, es
el estado de “no diferenciación” en el cual todos los contrarios coinciden, en particular el
hombre y la mujer. De esa “no diferenciación” emergen de manera lenta y dolorosa las
diferencias que gobiernan la realidad, tal cual ocurre en la experiencia cotidiana actual.
El mejor ejemplo para ilustrar esta situación es el Ave Fénix, mito egipcio adoptado por
griegos y romanos como símbolo de perpetuidad y renovación.63 Los primeros cristianos
percibían en este mito pagano la resurrección de Cristo y la del cuerpo.
Heródoto fue el primer autor que habló de un pájaro fabuloso relacionado en Egipto
con el culto al Sol: era más grande que un águila, con plumaje de diferentes colores y vivía
en Etiopía largos periodos. Cuando el Fénix sentía que llegaba al final de su existencia,
recolectaba hierbas aromáticas e incienso, construía un nido que era a la vez su tumba y
Identidad de género y orientación sexual • 195
Figura 8-1. Hermafrodita.
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su cuna, y como único ejemplar de la especie sólo se reproducía mediante la muerte y la
resurrección. La idea de renacer de sus propias cenizas sugiere que el Fénix era su madre
y su padre, es decir, era mujer y hombre (figura 8-2).
Figura 8-2. Ave Fénix.
196 • Sexualidad humana
(Capítulo 8)
Lao Tsé, fundador del taoísmo (604-531 a.C.) buscaba una manera de impedir las constantes guerras feudales y otros conflictos que alteraban a la sociedad china. El resultado filosófico y religioso de este autor fue su libro el Tao-Te-Ching. Dentro de la simbología taoísta,
el símbolo del Ying y el Yang representa el balance de opuestos en el universo (figura 8-3).
Cuando ellos están en partes iguales todo está en calma, pero cuando uno es mayor
que el otro, hay confusión y desorden. Existen numerosas interpretaciones del Ying (parte
oscura) y del Yang (zona clara) y la más tradicional considera que el Ying representa aspectos de lo femenino —como la calma, la introspección y la curación— y el Yang lo masculino —dureza, calor, energía y agresividad—. Ambas partes conforman el Universo.64
En la India, una de las varias formas del dios hindú Shiva es Ardhanarishwar (dios
mitad mujer). Aquí, Shiva se manifiesta como la mitad izquierda femenina y la derecha
masculina (figura 8-4). La izquierda representa a Shakti en la forma de la diosa Parvati
(su esposa en otras situaciones) y la derecha corresponde a Shiva. Mientras las imágenes
en piedra muestran un dios mitad femenino y mitad masculino, la representación simbólica verdadera es la de un ser que al mismo tiempo es todo Shiva y todo Shakti, quienes
unidos representan el conocimiento y la actividad, y sólo así Shiva adquiere la capacidad
de ser el señor del Universo. Esta imagen proyecta un aspecto inherente al hinduismo
antiguo, donde cada ser humano lleva componentes masculinos y femeninos los cuales,
más que sexos, son fuerzas, y que la armonía entre lo creativo y lo destructivo, lo fuerte
y lo débil, lo activo y lo pasivo, forjan a las verdaderas personas. Este pensamiento oblitera
cualquier distinción material entre hombres y mujeres y explica por qué en la India antigua hay evidencia de que la homosexualidad, bisexualidad, individuos poseedores de ambos
sexos (andrógenos), múltiples parejas sexuales y representaciones de parejas en diferentes
posiciones sexuales —tal como se observan en los templos de Khajuraho (figura 8-5)— fueran
aceptadas dentro de los marcos sociales predominantes de la época.
Figura 8-3. Símbolo de Ying y el Yang.
Identidad de género y orientación sexual • 197
A
B
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Figura 8-4. Ardhanarishwar. A) Representación corporal. B) Acercamiento en el rostro. Nótese
la dualidad representada.
Sólo hasta las primeras décadas del siglo XX, la ciencia occidental comenzó a estudiar a los individuos con intersexo y a aquellos con diferentes conductas sexuales e intentó ofrecerles asistencia terapéutica. La mayor parte de este trabajo fue realizado por
Magnus Hirschfeld en el centro que fundó en 1919 en Berlín, denominado Instituto de
Ciencias Sexuales; de hecho, sus colaboradores constituyeron la primera generación
de biólogos y científicos sociales, quienes de manera interdisciplinaria desarrollaron la
sexología, además de que alcanzaron conocimientos científicos, innovaciones tecnológicas, cambios culturales, sociales y políticos en el Berlín de la época. Intentaron ofrecer una
explicación biológica a la conducta y así dar cuenta de sus cuatro tipos de intermediarios
Figura 8-5. Esculturas de los Templos de Khajuraho.
198 • Sexualidad humana
(Capítulo 8)
sexuales, a saber, 1) individuos con genitales ambiguos; 2) sujetos masculinos o femeninos con características sexuales secundarias opuestas (hombres con ginecomastia o mujeres
con barba); 3) homosexuales, bisexuales e incluso hombres con conductas masoquistas y
mujeres sádicas; 4) varones afeminados y transexuales femeninos o masculinos.65
Usando una nueva ciencia, “la endocrinología”, para apoyar su teoría de los intermediarios, Hirschfeld y sus seguidores consideraban que ningún individuo era del todo femenino o masculino, que ciertas tendencias sexuales predominaban y que la homosexualidad podría ser causada por un desbalance hormonal. Su modelo de los intermediarios
proponía que en los humanos el fenotipo y la conducta sexual constituían un continuum.
A pesar del avance del movimiento feminista de la época y de su concepto de que los
hombres y mujeres absolutos eran sólo “extremos inventados”, parece que Hirschfeld
compartía el concepto tradicional de que las mujeres eran por naturaleza menos aptas
que los varones para el trabajo intelectual. Por desgracia, en 1933, unos meses antes de que
Adolf Hitler asumiera el poder, el Instituto de Ciencias Sexuales fue asaltado por estudiantes nazis y todos los archivos, libros, fotografías y cuestionarios fueron quemados
públicamente en la Plaza de la Ópera de Berlín.
En función del estudio de los estados intersexuales, después se presentó la “época de
las gónadas”, en que la presencia de ovario o testículo definirán el sexo verdadero de un
individuo. Dicha etapa fue seguida por la “época de la cirugía”, a través de la que “en presencia de ambigüedad genital”, era preciso determinar qué sexo sería asignado al paciente,
decisión que sólo estaba en manos del médico, quien resolvía cuál era el sexo “verdadero”
e incluso lo creaba y reconstruía. Tal idea tenía como fundamento el trabajo de Money y
colaboradores, quienes en 1950 propusieron que al momento de nacer, todos los niños
(con o sin intersexo) eran “neutrales” desde el punto de vista psicosexual y que, en consecuencia, el género dependía en sumo grado de que la reconstrucción de la anatomía
sexual fuera lo más adecuada posible. Así que el médico no sólo era quien decidía el sexo
del niño sino que, para evitar confusiones, no mencionaba nada al paciente, en ocasiones
tampoco a los padres y menos aún al resto de la familia o miembros del entorno social.
Por fortuna, este viejo modelo de tratamiento ha quedado en el pasado y la ambigüedad
genital ha comenzado a manejarse con otros parámetros.
En 1994 Donald Bateman mencionó que “por lo general la historia social de la medicina es registrada por médicos, trabajadores sociales o investigadores. Existen muy pocas
crónicas de sus víctimas o de los pacientes tratados por ellos. Los enfermos, como los pobres,
dejan muy pocos archivos”. Lo mismo aplica para aquellos sujetos etiquetados como anormales desde el punto de vista anatómico y, en consecuencia, bajo atención médica, como
ocurre con quienes sufren anomalías genitales. Tras analizar numerosos estudios y entrevistas con padres, en particular con pacientes adultos, la conclusión es que debe intentarse que
la intersexualidad no sea estigmatizada, además de que la reconstrucción del sexo por métodos quirúrgicos y hormonales no es útil ni para los afectados ni para sus familias. De las
entrevistas efectuadas a muchos de estos pacientes, surgieron objeciones hacia las cirugías
practicadas, por los métodos utilizados en la asignación del sexo e incluso a errores cometidos en el manejo psicológico y emocional.
En respuesta a estos problemas emerge un nuevo paradigma que confronta la idea
previa de que la asignación de sexo en un recién nacido con ambigüedad genital debe ser
Identidad de género y orientación sexual • 199
tratada como una emergencia. Se trata de un problema urgente, pero la única emergencia
médica la constituye la hiperplasia suprarrenal congénita. En los demás casos, los médicos tratantes deben tener tiempo suficiente para asegurar una evaluación racional. A
pesar de que algunos individuos con intersexo opinan que lo mejor es no asignar un género hasta que el afectado sea capaz de participar en esta decisión, la realidad es que se trata
de una situación muy compleja desde el punto social y legal en la sociedad occidental moderna. Por supuesto, queda muy claro que es preferible una asignación correcta y no rápida.
Bajo este nuevo sistema, en el grupo multidisciplinario que designará el sexo del
infante deben ser incluidos los padres, psiquiatras y psicólogos infantiles. El otro concepto importante de este nuevo paradigma es asignar un sexo al niño, pero retrasar las cirugías cosméticas hasta que el paciente las solicite, respetando su decisión en cuanto al sexo
escogido brindando de manera permanente apoyo psicológico.
Siempre debe recordarse que los mismos afectados son los verdaderos expertos en lo
referente a sus propias experiencias.
ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE EL SEXO
DE ASIGNACIÓN EN PERSONAS CON AMBIGÜEDAD GENITAL
© Editorial El manual moderno Fotocopiar sin autorización es un delito.
Ivan Arango de Montis
Más allá de las vicisitudes genéticas que determinan las características de los genitales de un
individuo cuando nace, debe recordarse que es diferente la forma en que han sido tratadas las
personas con estados intersexuales a lo largo de la historia. Una cosa es la explicación genética o fisiológica de lo que ocurre en los genes, enzimas o receptores que determinan cómo se
ven los genitales, y otra muy distinta es lo que le ocurre al individuo en su devenir con el sexo
al que ha sido asignado y el trato que recibe de parte de sus padres y en el entorno social donde
se desarrolla. Ya hemos visto en este capítulo que las personas intersexuales han sido percibidas por la sociedad de diversas maneras a lo largo de la historia. Es hasta cierto punto reciente
que la medicina ha abordado el problema de los estados intersexuales, no sólo comprendiendo las causas que originan tales condiciones, sino incluso decidiendo —sobre todo al
implementar procedimientos quirúrgicos— la identidad de género de una persona.
Los procesos fisiológicos que tienen el potencial de acabar con la vida de un individuo con estados intersexuales son bien conocidos, de modo que se han desarrollado intervenciones médicas para que dichas personas logren mantenerse vivas. La necesidad de
decidir mediante cirugía el sexo de asignación sirve a razones que no inciden de modo
directo con la vida o la muerte del recién nacido, sino para tranquilizar a los padres y al
grupo social de un cierto Estado para el cual el orden social no está preparado (en el lenguaje, en el derecho) ya que la normatividad social sólo considera dos categorías en lo que
a género se refiere: masculino o femenino y, por tanto, cuando nace alguien con ambigüedad genital confronta toda una serie de premisas:
200 • Sexualidad humana
(Capítulo 8)
1) Sólo hay dos géneros.
2) El género de una persona no puede variar.
3) Los genitales son el signo esencial del género.
4) Cualquier excepción a los dos géneros no debe ser tomada en cuenta.
5) No hay transferencias de un género a otro además de las que ocurren en ceremonias excepcionales.
6) Todas las personas deben ser clasificadas como miembros de un género o del otro.
7) La dicotomía masculino/femenino es natural
8) La pertenencia a un género u otro es natural.
Premisas que tienen que ver con aspectos relacionados a la socialización del género, a las
normas y a las atribuciones realizadas a partir de la clasificación genérica a lo largo de la
vida de un individuo, y que estructuran y refuerzan un sistema social fundado en el binarismo sexual, el heterosexismo y el patriarcado.
Sharon Preves retoma el hecho de que —al margen de que esto se encuentre a nivel
consciente o no— el género estructura no sólo el sentido más básico del “sí mismo”, sino
también las primeras instituciones sociales, desde aspectos que van del desarrollo de la
identidad y la interacción social cotidiana hasta la incidencia en la estructura familiar, en
las relaciones económicas, políticas y religiosas. El género es uno de los organizadores primarios de la sociedad y de la vida cotidiana.66
Desde una edad muy temprana, niños y niñas aprenden que el género representa un principio rector por medio del cual sus vidas adquieren forma. También aprenden distinciones
claras al respecto del género, pues desde que nacen son socializados para habitar y experimentar mundos socialmente distintos: el mundo de los hombres o el de las mujeres.
La clasificación de las personas con base en el género inicia desde el nacimiento (e incluso antes, con las nuevas tecnologías de imágenes ultrasonográficas) y la asignación o la
inclusión del producto a una de las “dos” categorías validadas socialmente (masculino/ femenino) es uno de los elementos básicos de la socialización temprana. Una vez asignado el sexo
de un niño o de una niña (lo que por lo general se hace en función de las características de
sus genitales externos) inicia un proceso de socialización género-dependiente, se escogen
los nombres pertinentes, de niño o niña, los colores de la ropa y en el imaginario de los padres
se prefigura una vida para un hombre o para una mujer. Una de las razones por las cuales los
padres anuncian el sexo del bebé apenas nace tiene que ver con el hecho de que la realidad
social se organiza por el género y muchos padres encuentran serias dificultades cuando la
ambigüedad genital del bebé los coloca frente a una condición indefinida.
De ahí que en la historia de la medicina haya surgido la “solución quirúrgica”, por
medio de la cual se intenta modificar de manera cosmética no sólo un estado de ambigüedad genital sino también se busca “normalizar” la socialización de la persona y sus
relaciones dentro del marco del binarismo genérico prevaleciente.
La intervención quirúrgica, como resolución cosmética de la ambigüedad genital
antes de que el individuo mismo lo pueda decidir, a menudo implica sucesivas hospitalizaciones. La historia de hospitalizaciones recurrentes representa un factor de riesgo para
el desarrollo de problemas emocionales.67 La realización de intervenciones quirúrgicas
durante los primeros años de vida —en particular la cirugía clitorídea en personas con
estados intersexuales con ambigüedad genital—, está vinculada con deterioro de la función sexual en la vida adulta.68 A este respecto se ha documentado que, para efectos de
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manual moderno Fotocopiar sin autorización es un delito.
Identidad de género y orientación sexual • 201
la cirugía genital cuando la persona lo decida, la conservación del capuchón del clítoris es
fundamental para la conservación de la sensibilidad al placer.69
El desarrollo psicosexual de las personas con ambigüedad genital, el funcionamiento
sexual y la satisfacción con el sexo de asignación es variable, en el caso del síndrome de
insensibilidad a andrógenos se ha reportado que los factores relacionados con insatisfacción en el funcionamiento psicosexual, son el antecedente de abuso sexual en al infancia
y la presencia de obesidad mórbida.70
Cuando en el seguimiento a largo plazo para evaluar los efectos del tratamiento
médico, quirúrgico y psicosexual se toman en cuenta otras condiciones distintas al síndrome de insensibilidad a andrógenos (como el caso de disgenesia gonadal), se ha reportado
que a pesar de que en promedio a los hombres se les realizan en promedio 5.8 cirugías y
a las mujeres 2.1, 90% de los hombres y 83% de las mujeres tienen vida sexual; sin
embargo, 23% refiere insatisfacción con el sexo asignado por padres y médicos.71
El reconocimiento del estado intersexual obliga la siguiente pregunta: ¿por qué una cultura se empecina tanto en mantener un sistema fundado en sólo “dos” sexos cuando hay
excepciones claras y consistentes a esa norma? Una de las razones tiene que ver con que el
estado intersexual no es congruente con el entendimiento “binario” del sexo y del género,
además, dicho sistema basado en el género sirve de fundamento para las formas más básicas
de interacción y organización social. De ahí que cualquier excepción a la normatividad binaria del género genera el potencial para la estigmatización y la alienación. De acuerdo con
Goffman, tales excepciones a la norma son identificadas o señaladas como “lo otro”, “lo raro”
y, por tanto, impiden al individuo o grupo colocado en esa categoría alcanzar la aceptación
social total. Por supuesto, una alienación así le causa a la persona o al grupo serias dificultades para aceptarse a sí mismo.72 El abordaje médico-quirúrgico de modificación cosmética
genital decidido por los padres o por el médico sugiere la necesidad psicológica de alterar
mediante cirugía el cuerpo del individuo intersexual a fin de evitar el estigma social.
Un estudio muy interesante para reflexionar sobre cuándo y quién decide el sexo y
la identidad de género de una persona, es el realizado por Sharon Preves en 2005, cuando entrevistó a 37 personas adultas con estados intersexuales: 16% reportaron no tener
actividad sexual, 46% se involucraba sexualmente con personas con el mismo rol sexual
y 24% se cambió el nombre.73 La investigación de Preves pone en evidencia que un buen
número de personas con estados intersexuales padecen y son sometidas a confinamiento,
ocultamiento, estigma, a llegar a ser objeto de observación, estudio médico y de múltiples intervenciones quirúrgicas, con lo que el individuo no sólo pierde su privacidad corporal sino también la posibilidad de autodeterminación.
En respuesta a la tendencia a que el sexo de asignación y la apariencia genital de una
persona con ambigüedad genital sea definida quirúrgicamente por los padres y por el
médico, personas con estados intersexuales han conformado asociaciones que se pronuncian por: “El cambio sistemático para acabar con la humillación, el ocultamiento y las
cirugías genitales no deseadas para personas que nacen con una anatomía que otra persona decide como no estándar para lo masculino o femenino [...] ya que:
1. La intersexualidad es de manera primordial un problema de estigma y trauma y no
de género.
2. El malestar de los padres no debe tratarse por medio de una cirugía en el niño.
3. El cuidado por profesionales de salud mental es esencial.
202 • Sexualidad humana
(Capítulo 8)
4. La información completa y honesta es una buena práctica médica.
5. Todos los infantes deben ser asignados como niños o niñas sin cirugía temprana.”74
EPIDEMIOLOGÍA DE LOS TRASTORNOS DE IDENTIDAD DE GÉNERO
Al margen de que la frecuencia de los trastornos de identidad de género es escasa, es evidente que los datos de prevalencia son muy variables y oscilan entre 1:100000 a 1:24000
para transexuales de hombre a mujer y de 1:400000 a 1:100000 para transexuales de
mujer a hombre. El número de casos parece mostrar la tendencia a incrementarse en una
proporción de hombre/mujer de 3:1. El cuadro 8-1 muestra los diferentes síndromes que
presenta el conflicto de identidad de género.
La edad media en que los transexuales solicitan una intervención quirúrgica de reasignación es de 20 a 25 años para el grupo de mujer a hombre y de 25 a 30 años para el
grupo de hombre a mujer.75 Sin embargo, existen otros reportes en donde figuran estadísticas distintas; en el estudio de los Países Bajos arroja prevalencias de trastorno de identidad de género en 1 de cada 11 900 hombres y en 1 de cada 30 400 mujeres. Se han
identificado por lo menos cuatro factores que permiten o que favorecen un incremento todavía mayor en la prevalencia de dicaha condición: 1) el diagnóstico ocasional de trastornos de identidad de género en pacientes que son vistos por ansiedad, depresión, trastornos bipolar, de conducta, por uso de sustancias, disociativos, de personalidad limítrofe
o estados intersexuales. 2) Algunas personas con travestismo, personificadores femeninos,
homosexuales femeninas y masculinos llegan a presentar en alguna medida algún grado
de trastorno de identidad de género. 3) La intensidad de los trastornos de identidad de
género fluctúa por debajo y por encima de un umbral clínico. 4) La condición genérica
de individuos con cuerpos femeninos resulta invisible para la cultura, en particular
para los profesionales de disciplinas científicas y de la salud mental.
HISTORIA NATURAL DEL TRASTORNO DE IDENTIDAD DE GÉNERO
Además de la falta de datos sistematizados con respecto a la evolución de los trastornos de
identidad, a un número importante de niños y niñas con disforia de género se les quita el
deseo de cambiar de sexo y género con la edad, incluso sin intervención terapéutica alguna.
Una vez que se realiza el diagnóstico, el abordaje terapéutico implica tres fases (proceso también conocido como terapia triádica): 1) experiencia de “vida real” en el rol genérico deseado; 2) tratamiento con hormonas del género deseado y 3) tratamiento quirúrgico de reasignación genital o de modificación de otros caracteres sexuales. Existen
Cuadro 8-1. Síndromes clínicos relacionados con conflictos de identidad de género
Disforia de género en la niñez
Disforia de género en la adolescencia
Disforia de género en al edad adulta
Síndromes intersexuales
Síndrome de identidad de género no especificado
Identidad de género y orientación sexual • 203
observaciones clínicas que impiden a los clínicos realizar una prescripción inmediata de
la terapia triádica a expensas sólo del establecimiento del diagnóstico. Hay personas que
de manera minuciosa han sido diagnosticadas con el trastorno de identidad de género y
que modifican sus aspiraciones de un momento a otro; también hay quienes llegan a acomodar su identidad genérica de manera satisfactoria sin intervención médica alguna;
otros desisten de continuar con la terapia triádica durante el proceso psicoterapéutico.
Hay centros de atención para personas con trastorno de identidad de género que reportan altas tasas de deserción; el porcentaje de personas que se beneficia del tratamiento
triádico varía de manera significativa entre distintos estudios reportados. Sin embargo, un
número importante de personas con trastorno de identidad de género sí desean las tres
fases de tratamiento.
La secuencia más común con la que transitan por las distintas fases de tratamiento
es: primero, tratamiento hormonal, después la experiencia de vida real y, en tercer término, la cirugía; en algunas ocasiones la secuencia varía e inician con la experiencia de vida
real, seguida de la terapéutica hormonal y, por último, la intervención quirúrgica. En algunos casos de mujeres biológicas, el método preferido consiste en tratamiento hormonal, a
continuación cirugía de mamas (mastectomía bilateral) y al final la experiencia de vida real.
Con el tiempo y la experiencia ha sido posible determinar que no toda persona requiere
que se implementen en ella las tres fases.
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CONSIDERACIONES DIAGNÓSTICAS ACERCA
DE LA TRANSEXUALIDAD
A lo largo de la historia se ha documentado que en distintas sociedades han existido personas que
solían vestirse con la ropa asignada al sexo opuesto y que llegaban a desempeñarse en oficios asignados desde el punto de vista social a un sexo distinto al marcado por su condición biológica.
La presencia de la transexualidad en distintas culturas evidencia que el fenómeno de
la transexualidad no corresponde de manera exclusiva a una condición posmoderna, sino que
se ha presentado en la historia de la especie humana en distintas épocas. La transexualidad se halla presente en distintas culturas: los fa ´afafine en Samoa, los seguidores del
culto de Yellama en la India, los muxe en México, aunque no necesariamente han sido
consideradas por su grupo de pares como portadores de un problema médico.
La palabra “transexualidad” apareció en el decenio de 1950-1959 y se ha popularizado
desde entonces a la par de los desarrollos médico-quirúrgicos. Sin embargo, la vivencia de las
personas transexuales corresponde a variantes en el desarrollo de la identidad de género.
Garaizabal propone que el desarrollo transexual de la identidad de género no sería considerado como patológico o como un trastorno si “la conceptualización de los géneros en
masculino y femenino, de manera dicotómica y sin continuum entre ambos, no fuera tan
normativa como lo es en las sociedades occidentales. La supuesta naturalidad que se atribuye a los géneros, así como la rigidez en la adscripción de los roles que se consideran socialmente adecuados para hombres y mujeres (modelos vigentes de masculinidad y feminidad)
llevan a que las personas que no responden a estos modelos sufran discriminaciones sociales y tengan graves dificultades para construir una identidad personal estable”.76
Al respecto del conflicto o problemática en la forma en que se ha conformado la
identidad de género, algunos autores hablan de umbrales, es decir, se considera que una
204 • Sexualidad humana
(Capítulo 8)
persona ha “traspasado el umbral” y presenta el trastorno de identidad cuando el cuestionamiento y la incertidumbre con respecto a la identidad persisten a lo largo de su desarrollo
como persona y adquieren tal intensidad que llegan a constituirse en el eje central de su
vida o impiden la conformación de una identidad libre de conflicto. Cuando esto ocurre,
la condición recibe distintas denominaciones: problema en la identidad de género, disforia
de género, inquietud genérica, malestar genérico, conflicto de género o transexualidad.
La evolución de la nomenclatura diagnóstica médica incluye la aparición del término
“transexual” en la literatura científica alrededor de 1950, con el cual se pretendía describir a
la persona que aspiraba (o que de hecho vivía) al género opuesto a lo que su cuerpo —desde
el punto de vista anatómico— indicaba, al margen de si se hubieran utilizado o no tratamientos hormonales o quirúrgicos. En el transcurso de los decenios de 1960-1969 y 1970-1979,
los clínicos utilizaban el término “transexual verdadero” para designar a las personas con una
historia de desarrollo de una identidad de género atípica, al respecto de la cual era posible
predecir una mejor calidad de vida si se llevaba a cabo una secuencia terapéutica que culminara con un tratamiento quirúrgico de reasignación genital. En esas décadas se consideraba
que los “transexuales verdaderos” eran personas que se identificaban con una transposición
de género y que expresaban tal identificación de manera conductual desde muy temprano
en la infancia, en la adolescencia y en la vida adulta; individuos que, además, no presentaban
ninguna o casi ninguna excitación sexual con la transposición en la vestimenta del género
contrario y tampoco manifestaban ningún interés heterosexual relativo a su sexo anatómico.
Los transexuales verdaderos podían ser de cualquier sexo. Sin embargo, el concepto de “transexual verdadero” se abandonó poco a poco en vista de que en la clínica casi no se encontraban
pacientes que reunieran todas esas características. Así que surgió el término “síndrome de disforia de género” para señalar la presencia de un problema con respecto a la identidad de género
en cualquiera de los sexos.
El diagnóstico de “transexualismo” apareció con la publicación del DSM-III en 1980
para designar a aquellos individuos con síndrome de disforia de género en los que se
pudiera demostrar por lo menos dos años de interés continuo en transformar su sexo o
sus cuerpos y su estatus genérico social. Algunas personas con disforia de género podían
entonces ser diagnosticadas como con “trastorno de identidad de género de la adolescencia
o de la vida adulta de tipo no transexual” o “trastorno de identidad de género no especificado”. Estos términos no eran tomados en cuenta en el medio, que utilizaba el término
“transexual” para cualquier persona que quería cambiar su sexo y su género.
Con la aparición del DSM-IV en 1994, el término “transexualismo” fue sustituido por el
de “trastorno de identidad de género” y, en función de la edad de las personas que presentaran
un deseo e identificación persistente con una transposición de género y con un malestar persistente con su sexo anatómico o con el rol genérico de su sexo anatómico, se les tipificaba como
individuos con trastorno de identidad de género de la niñez, de la adolescencia o de la vida adulta y para quienes no cumplían con tales criterios se consideraba que cursaban con trastorno de
identidad de género no especificado, categoría que incluía a aquellos que deseaban una resección quirúrgica del pene (penectomía) o de los testículos (emasculación) sin experimentar el
deseo de desarrollo mamario, o a quienes deseaban terapia hormonal y mastectomía (resección
quirúrgica de las mamas) sin reconstrucción genital, a aquellos con condiciones intersexuales
congénitas, con transposición en la vestimenta relacionada a periodos de estrés y a personas con
una ambivalencia considerable a abandonar su estatus social genérico.
Identidad de género y orientación sexual • 205
Los pacientes con trastornos de identidad de género o trastorno de identidad de género no especificado eran clasificados según el tipo de orientación sexual, es decir, con atracción sexual por hombres, por mujeres, por ambos o por ninguno. La especificación de la
orientación sexual buscaba la identificación de quienes tenían una evolución más satisfactoria y no pretendía normar decisiones terapéuticas.
El término “transgénero” apareció entre la publicación del DSM-III y el DSM-IV, y ha
sido utilizado de distintas maneras, hay quienes lo emplean para referirse a los individuos
con una identidad de género inusual sin hacer implicaciones valorativas o de connotaciones psicopatológicas. También se le ha utilizado para referirse a todo aquel que experimenta algún tipo de conflicto relacionado con su identidad de género. El término “transgénero”
no es un diagnóstico formal, en contraste con el de “trastorno de identidad de género”
Las clasificaciones internacionales de las enfermedades codifican diferentes trastornos
de la identidad de género que, a la sazón, han sido caracterizados por los criterios mostrados en los cuadros 8-2 y 8-3. En el cuadro 8-2 se muestra lo que dice el DSM-IV-TR y
en el cuadro 8-3 se observa la que propone la CIEM-10, misma que consta de cinco categorías diagnósticas para los trastornos de la identidad de género bajo el código (F64).
TRATAMIENTO DE LOS TRASTORNOS DE IDENTIDAD DE GÉNERO
El tratamiento de los trastornos de identidad de género implica un abordaje multidisciplinario por todo un equipo de profesionales que han de seguir un protocolo de tratamiento (Estándares de cuidado para los trastornos de identidad) que plantean que el
papel del profesional de la salud mental consiste en:
Realizar el diagnóstico preciso del trastorno de identidad de género de acuerdo
con la nomenclatura del DSM-IV-TR o CIEM-10.
2. Diagnosticar cualquier otra condición psiquiátrica comórbida y propiciar su tratamiento adecuado.
3. Aconsejar al individuo con respecto a las distintas posibilidades u opciones de tratamiento y sus implicaciones.
4. Facilitar que inicie la psicoterapia.
5. Establecer la elegibilidad y viabilidad del individuo para la terapia hormonal o quirúrgica.
6. Realizar recomendaciones formales a los colegas médicos y cirujanos que conforman el equipo multidisciplinario.
7. Documentar la historia clínica relevante del paciente en una carta de recomendación.
8. Formar parte de un equipo de profesionales con interés en los trastornos de identidad de género.
9. Educar a los miembros de la familia, empleadores e instituciones con respecto a la
naturaleza de los trastornos de identidad de género.
10. Estar en disposición para realizar el seguimiento de los pacientes que se han atendido con anterioridad.
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1.
En términos generales, el trabajo clínico que se realiza con las personas que tienen un trastorno de identidad de género consiste en cualquiera de las siguientes opciones: abordaje
206 • Sexualidad humana
(Capítulo 8)
Cuadro 8-2. Clasificación de los trastornos
de la identidad de género según el DSM-IV-TR
Trastorno de identidad sexual
A. Identificación acusada y persistente con el otro sexo (no sólo el deseo de obtener las supuestas ventajas relacionadas con las costumbres culturales).
En los niños, el trastorno de identidad de género se manifiesta por cuatro o más de los siguientes rasgos:
1. Deseos repetidos de ser, o insistencia en que uno es, del otro sexo.
2. En los niños, preferencia por el transvestismo o por simular vestimenta femenina; en las niñas, insistencia en portar sólo ropa masculina.
3. Preferencias marcadas y persistentes por el papel del otro sexo o fantasías referentes a pertenecer
al otro sexo.
4. Deseo intenso de participar en los juegos y en los pasatiempos propios del otro sexo.
5. Preferencia marcada por compañeros del otro sexo.
En los adolescentes y adultos la alteración se manifiesta por síntomas como un deseo firme de pertenecer
al otro sexo, ser considerado como del otro sexo, un deseo de vivir o ser tratado como del otro sexo o la convicción de experimentar las reacciones y las sensaciones típicas del otro sexo.
B. Malestar persistente con el propio sexo o sentimiento de inadecuación con su rol.
La alteración se manifiesta por cualquiera de los siguientes rasgos: en los niños, sentimientos de que el
pene o los testículos son horribles o van a desaparecer, que sería mejor no tener pene o aversión hacia
los juegos violentos y rechazo a los juguetes, juegos y actividades propios de los niños. En las niñas,
rechazo a orinar en posición sentada, sentimientos de tener o de presentar en el futuro un pene, de no
querer poseer pechos ni tener la menstruación o aversión acentuada hacia la ropa femenina.
En los adolescentes y adultos la alteración se manifiesta por síntomas como preocupación por eliminar
las características sexuales primarias y secundarias o creer que se ha nacido con el sexo equivocado.
C. La alteración no coexiste con una enfermedad intersexual.
D. La alteración provoca malestar clínicamente significativo o deterioro social, laboral o de otras áreas
importantes de la actividad del individuo.
Trastorno de identidad sexual no especificado
En esta categoría se incluye para codificar los trastornos de la identidad sexual que no se clasifican trastorno de la identidad sexual específico. Los ejemplos incluyen:
1. Enfermedades intersexuales (síndrome de insensibilidad a los andrógenos o hiperplasia suprarrenal
congénita y disforia sexual acompañante).
2. Comportamiento transvestista transitorio relacionado con el estrés.
3. Preocupación persistente por la castración o la penectomía sin deseo de adquirir las características
sexuales del otro sexo.
Trastorno sexual no especificado
Esta categoría se incluye para codificar los trastornos sexuales que no cumplen los criterios para un trastorno sexual específico y que no constituyen una disfunción sexual ni una parafilia. Los ejemplos incluyen:
• Sensación profunda de inadecuación con respecto a la actitud sexual u otros rasgos relacionados con
los estándares autoimpuestos de masculinidad o feminidad
• Malestar debido a un patrón de relaciones sexuales repetidas caracterizadas por sucesiones de amantes que constituyen sólo objetos para ser usados.
• Malestar profundo y persistente en torno a la orientación sexual.
diagnóstico, psicoterapia, experiencia de vida real con el otro sexo deseado, terapia hormonal y cirugía de reasignación. El alcance y secuencia de cada intervención ha de ser particularizado e individualizado según los lineamientos de los protocolos de tratamiento conocidos
como los “Estándares de cuidado” de la Asociación Mundial de Profesionales para la Salud
Identidad de género y orientación sexual • 207
Cuadro 8-3. Clasificación de los trastornos
de la identidad de género según el CIE-10
El transexualismo (F64.0) incluye tres criterios diagnósticos:
1. El deseo de vivir y ser aceptado como un miembro del sexo opuesto a menudo se acompaña de hacer
de su cuerpo lo más congruente posible con el sexo preferido por medio de una intervención quirúrgica
y/o tratamiento hormonal.
2. La identidad transexual se ha presentado de manera persistente por lo menos durante dos años.
3. El trastorno no es un síntoma de otro trastorno mental o de una anormalidad cromosómica
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El
1.
2.
3.
travestismo de rol dual (F64.1) incluye tres criterios:
El individuo utiliza ropa del sexo opuesto de manera temporal para sentirse miembro del sexo opuesto.
La transposición de ropa no responde a motivaciones sexuales.
El individuo no tiene el deseo de un cambio permanente al sexo opuesto.
El trastorno de identidad de género de la infancia (64.2) tiene criterios separados para niños y para niñas.
Para las niñas:
1. El individuo presenta malestar persistente e intenso al respecto de ser niña y ha hecho explícito su
deseo por ser niño (no sólo el deseo por cualquiera de las ventajas culturales que se perciben por el
hecho de ser niño) o insiste en que ella es un niño.
2. Cualquiera de los siguientes criterios debe estar presente:
a. Aversión persistente y marcada a la ropa femenina e insistencia en la utilización ropa que corresponde al estereotipo masculino.
b. Repudio persistente a las estructuras anatómicas femeninas que se evidencia por lo menos con uno
de los siguientes criterios:
1. La convicción de que ella tiene o va a desarrollar un pene.
2. Convicción de que ella no quiere desarrollar senos o menstruar.
3. La niña no ha alcanzado la pubertad.
4. El trastorno debe estar presente por lo menos durante 6 meses.
Para los niños:
1. El individuo muestra malestar persistente e intenso por el hecho de ser niño y tiene el deseo
de ser una niña o insiste que es una niña.
2. Cualquiera de los siguientes criterios está presente:
a. Interés por las actividades estereotípicas femeninas, como se muestra por la preferencia
de ropa femenina o por un deseo intenso de participar en juegos y pasatiempos de las
niñas así como rechazo a los juguetes, juegos y actividades del estereotipo masculino.
b. Repudio persistente de las estructuras anatómicas masculinas como se muestra por la
presencia de por lo menos una de las siguientes:
• Que va a crecer y se va a convertir en mujer (no sólo el rol)
• Que su pene o testículos son repugnantes o que van a desaparecer.
• Que sería mejor no tener pene o testículos
3. El niño no ha alcanzado la pubertad
4. El trastorno debe estar presente por lo menos durante 6 meses.
Otros trastornos de la identidad de género. (F64.8) No tienen criterios específicos.
Trastorno de identidad de género no especificado. Sin criterios específicos.
Cualquiera de los dos diagnósticos previos puede ser utilizado para aquellos individuos con una condición
intersexual.
Transgénero (WPATH) (World Professional Association for Transgender Health, Inc.) anteriormente conocida como: Harry Benjamin International Gender Dysphoria Association’s
(Asociación Internacional de Disforia de Género Harry Benjamin).77
208 • Sexualidad humana
(Capítulo 8)
SÍNDROMES INTERSEXUALES
Susana Kofman Alfaro
Gloria Queipo García
La diferenciación sexual es uno de los fenómenos biológicos de mayor trascendencia, ya
que permite la perpetuación de las especies con reproducción sexual. En los mamíferos,
incluyendo al humano, el desarrollo sexual es un proceso genéticamente controlado que
se establece en tres estadios sucesivos: 1) el establecimiento del sexo cromosómico, 2) la
formación y desarrollo de la gónada bipotencial (determinación gonadal) y 3) la diferenciación sexual fenotípica.78 La determinación sexual se refiere a los eventos moleculares
y celulares que se llevan a cabo para la formación testicular, ya que la presencia o ausencia del testículo es lo que definirá el dimorfismo sexual.79
De forma normal, la primera etapa o cromosómica, se establece cuando el espermatozoide portador de un cromosoma X o Y fertiliza a un óvulo (siempre portador de un X),
lo que origina un cigoto con complemento cromosómico XX que dará lugar a una mujer
o bien XY que corresponde a un varón.
Una vez establecido el sexo cromosómico, el ambiente genético y celular sobre la
gónada indiferenciada conducirá a la segunda etapa, conocida como gonadal. En esta ocurren
los cambios que llevan a la transformación de la gónada indiferenciada hacia testículo u
ovario. En el primer caso, la presencia del gen determinante testicular (SRY) definirá el
destino de la gónada primitiva e iniciará la cascada de señalización que finalizará con la
formación del testículo fetal funcional, por el contrario, si se trata de una hembra, la ausencia de SRY favorecerá el desarrollo del ovario.
La etapa fenotípica es consecuencia de la acción hormonal producida por el testículo
y de la ausencia de tal actividad en la hembra, lo que ocasionará la virilización de los genitales externos masculinos y la feminización de los femeninos.
Sexo cromosómico
En este evento, se establece el primer dimorfismo sexual que caracteriza a los mamíferos,
en el cual la hembra presenta un complemento sexual cromosómico XX y el macho XY.
Desde 1959, el estudio de pacientes con poliploidias del cromosoma X (47, XXY, 48,
XXXY, 49, XXXXY), mostró que la presencia del cromosoma Y permite el desarrollo
testicular, lo cual ocurre sin importar el número de cromosomas X presentes.80 Además,
sugirió la presencia de un factor determinante testicular (FDT) en el cromosoma Y, capaz
de inducir el desarrollo hacia testículo; por el contrario, en ausencia del FDT (como ocurre
en los productos 46, XX) la gónada bipotencial se desarrollará hacia ovario.81
Sexo gonadal
La gónada indiferenciada tiene una característica única dentro de los órganos en desarrollo:
posee la capacidad de desarrollarse hacia testículo u ovario, de acuerdo con el ambiente
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Identidad de género y orientación sexual • 209
genético y celular predominante. El primordio gonadal aparece como una estructura
pareada que se desarrolla a partir del mesodermo intermedio. En el humano, alrededor
del día 32 después de la fertilización el primordio gonadal se observa como un engrosamiento secundario a la proliferación de células somáticas que cubren el epitelio celómico de la cresta gonadal. Tales eventos son dirigidos por la expresión de diferentes genes
que actúan sobre las células indiferenciadas. Muchos de los conocimientos acerca de los
aspectos genéticos que intervienen en estos procesos se han obtenido a partir de estudios
que modifican la genética de animales de laboratorio, como el ratón, además de estudiar
a pacientes con alteraciones en el desarrollo gonadal. Sin embargo, la información acerca
de la expresión génica y los mecanismos que participan en la diferenciación gonadal en
el humano es escasa y aún no se esclarece por completo.82-84
Existen genes que participan en el establecimiento de la gónada bipotencial, por lo
general se trata de factores de transcripción, de entre ellos, los dos más estudiados son SF1
y NR5A1.85-88 Estos participan en algunos de los procesos de diferenciación temprana y
—aunque no de manera consecutiva y no necesariamente interactuando entre sí— actúan desde la diferenciación de la cresta genital, hasta la distinción de las estirpes celulares
específicas de las gónadas y estructuras relacionadas.
En esta etapa del desarrollo, los embriones de ambos sexos poseen un conducto paramesonéfrico mülleriano y un conducto mesonéfrico wolffiano. El primero dará origen más
adelante al oviducto, útero, cérvix y parte superior de la vagina, mientras que el segundo
formará al epidídimo, vas deferens y las vesículas seminales.
En este estadio, la gónada está formada por dos estirpes celulares: las células somáticas
y germinales. Estas últimas derivan de un grupo de células precursoras denominadas células germinales primordiales (CGP), linaje que posee un origen extraembrionario. Las
células germinales migran a la cresta gonadal a través del mesenterio intestinal y el mesonefros, llegando a colonizar la gónada justo antes de iniciar la diferenciación gonadal.89
En el humano, las células germinales migran a la gónada durante la semana 6 y son rodeadas por los cordones sexuales, si el feto es XY los cordones sexuales continúan proliferando
hasta la octava semana, en la cual se extienden profundamente en el tejido conjuntivo. Estos
cordones sexuales se unen y forman una red interna (medular), mientras que en la región distal se forma la rete testis. Estas estructuras (que en esa etapa reciben el nombre de cordones testiculares) pierden contacto con la superficie del epitelio y son separadas por una delgada matriz
extracelular conocida como túnica albugínea. La estirpe somática se compone, a su vez, de dos
tipos celulares: células de sostén (Sertoli o granulosa) y células esteroidogénicas (Leydig o teca).
Diferenciación sexual fenotípica
Una vez que la gónada se ha desarrollado en testículo u ovario, el producto hormonal
de estos órganos iniciará la diferenciación fenotípica, en donde se desarrollarán los genitales internos y externos. En la semana 6 a 8 de la gestación, el fenotipo masculino es
producto de las hormonas secretadas por el testículo bien diferenciado. El primer evento es la involución de los conductos müllerianos, mediada por la hormona inhibidora
de los conductos de Müller (HIM), que es el primer producto hormonal sintetizado por
las células de Sertoli. La segunda hormona en actuar es la testosterona, producida
por las células de Leydig, cuyo efecto principal se ejercerá sobre los conductos de Wolff,
los cuales se diferenciarán en epidídimo, conductos deferentes, vesículas seminales y
210 • Sexualidad humana
(Capítulo 8)
conducto eyaculador. Esta hormona inicia su secreción en la semana 9 de gestación y
alcanza su expresión máxima en la semana 15, desciende al nacimiento y se mantiene
así hasta la pubertad. La tercera hormona es la dehidrotestosterona (DHT) que resulta
del metabolismo de la testosterona a su forma 5-α reducida por acción de la enzima 5-α
reductasa, la cual se encargará de la diferenciación de los genitales externos. Al actuar
sobre el tubérculo genital se desarrollará el pene, los pliegues genitales se alargarán y al
fusionarse formarán la porción membranal de la uretra masculina, mientras que los
engrosamientos labioescrotales —localizados a ambos lados del orificio uretral— formarán el escroto, donde se alojarán los testículos hacia el tercer trimestre de la gestación
cuando terminen su descenso (figura 8-6).
En los individuos del sexo femenino será la ausencia de estas hormonas lo que conducirá al desarrollo de los ductos müllerianos en trompas de Falopio, útero y tercio superior de la vagina; al no haber testosterona, los ductos wolffianos involucionan hasta perderse, la testosterona no se bioconvierte a DHT, por lo que los genitales externos se
feminizan (figura 8-7).90, 91
Cualquier alteración en cada una de las etapas durante el desarrollo conducirá a las
alteraciones de la diferenciación sexual, para su estudio, estas anomalías se han agrupado
de acuerdo con el momento en el que ocurren, de modo que existen alteraciones del sexo
cromosómico, gonadal y fenotípico.
SRY
Y
Cresta
urogenital
X
Células germinales
Células de Sertoli
Células Leydig
Hormona inhibidora de Mullerianos
Testosterona
Dihidrotestosterona
5 alfa reductasa
Regresión de ductos
Mullerianos
Desarrollo de ductos
Wolffianos: epidídimo,
deferente, vesícula seminal
conducto eyaculador,
próstata
Fenotipo masculino normal
Figura 8-6. Diferenciación masculina normal.
Virilización genitales externos:
pene, uretra, escroto
desarrollo próstata
Identidad de género y orientación sexual • 211
Gónada
indeferenciada
XX
Célula germinal
Estroma
Folículo
Ausencia de andrógenos y de hormona inhibidora de Mullerianos
Desarrollo de estructuras
Mullerianas: útero, trompas y
tercio superior de vagina
Regresión de
Wolffianos
Feminización de genitales
externo: clítoris, labios mayores
y menores
Figura 8-7. Diferenciación femenina normal.
ALTERACIONES DEL SEXO CROMOSÓMICO
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Síndrome de Turner
El síndrome de Turner (ST) es una entidad compleja que resulta de la ausencia total o parcial de un segundo cromosoma sexual. Las principales características de este padecimiento
son talla baja, disgenesia gonadal, infertilidad y una gama variable de anomalías físicas conocidas como estigmas somáticos del síndrome. Otros términos conocidos para esta enfermedad son disgenesia gonadal 45,X o síndromes de Bonnevie-Ullrich-Turner (figura 8-8).92
La incidencia del ST es de 1 en 2 000 a 3 000 recién nacidas; sin embargo, el complemento cromosómico 45,X es una de las anormalidades cromosómicas más comunes
en abortos espontáneos del primer trimestre de gestación (15 a 20%).93
Cariotipos asociados con el síndrome de Turner
Los cariotipos que pueden asociarse con el ST se muestran en el cuadro 8-4. El cariotipo
45,X es el más frecuente (55 a 60% de los casos), el cual se origina por la no disyunción
de un cromosoma sexual durante la meiosis de uno de los padres, lo que resulta en un
espermatozoide o un óvulo sin un cromosoma sexual. La presencia de mosaicos con una
segunda línea celular con un cromosoma sexual normal o anormal son frecuentes en el
padecimiento y se observan en alrededor de 24% de los casos.94
En 10 % de todos los casos de ST se encuentra un mosaico con una segunda línea celular
con un cromosoma Y que puede ser normal o anormal. Estudios recientes en laboratorio
realizados por los autores de esta sección, utilizando técnicas moleculares, han confirmado
212 • Sexualidad humana
(Capítulo 8)
Figura 8-8. Imágenes que ejemplifican el fenotipo Turner (Talla baja, cuello alado o palmeado, falta
de desarrollo mamario).
que un porcentaje significativo de pacientes en quienes no se observa cromosoma Y por
citogenética, presentan líneas celulares con Y o secuencias del Y en su genoma (figura 8-9).
En estas pacientes con cromosoma Y o secuencias del Y, el riesgo de desarrollar tumores
gonadales como el gonadoblastoma o disgerminoma es de 10 a 20%.95
Cuadro 8-4. Cariotipos asociados con el síndrome de Turner
1. Anomalías numéricas
Monosomía del X: 45,X
Mosaicos:
45,X/46,XX
45,X/47,XXX
45,X/46,XY
45,X/46,XX/47,XXX
2. Anomalías estructurales
Con pérdida de material del brazo corto del X
Isocromosoma de brazos largos: 46,X,i(Xq)
Deleción del brazo corto: 46,X,del(Xp)
Con pérdida de material del brazo largo del X
Deleción del brazo largo: 46,X,del(Xq)
Translocaciones X-autosoma
Translocación X:X
Anillo del X: 46,X,r(X)
Deleción de Yp: 46,X,del(Yp)
Isocromosoma de Yq: 46,X, i(Yq)
Identidad de género y orientación sexual • 213
MW PABY SRY AMELY Ycen Yqh Xcen
Turner
PABY
SRY
AMELY
YCEN
Yq
Masculino normal
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Figura 8-9. Secuencias del cromosoma Y positivas en paciente 45,X0.
El isocromosoma de brazos largos del X, 46,X,i(Xq), es la anomalía estructural más frecuente y se presenta en 17% de las pacientes: en 7% de ellas se observa un cromosoma X en
anillo y en 6% se demuestran deleciones del brazo largo o del brazo corto del X. La deleción del brazo corto del cromosoma Y y el isocromosoma de Yq se asocian también a un
fenotipo de ST.
Se ha observado que los diferentes cariotipos originan variabilidad en la expresión clínica de la enfermedad, por ejemplo, pacientes con deleción de Xp presentan talla baja y
varios estigmas de ST, mientras que las que tienen deleción de Xq presentan sólo disgenesia gonadal sin malformaciones asociadas ni talla baja. Las pacientes con isocromosoma de Xq exhiben un fenotipo tan grave como el de las 45,X.
Cuadro clínico
Las principales características del ST se muestran en el cuadro 8-5. En las recién nacidas,
el diagnóstico se sospecha ante la presencia de linfedema en el dorso de manos y pies, y
de piel redundante en la región posterior del cuello. Su peso y talla al nacimiento son
menores al promedio, la talla baja es una característica invariable en pacientes con ST y
se considera que en los tres primeros años de vida la velocidad de crecimiento está dentro de lo normal, para desacelerarse después. A una edad ósea correspondiente a nueve
años la diferencia entre pacientes con el síndrome y niñas normales es de 16 cm.96 En un
estudio realizado en pacientes mexicanas con ST del Hospital General de México se
encontró una talla promedio de 133.8 cm para pacientes 45,X (36). La maduración
esquelética es normal o un poco retrasada en la niñez y este efecto se acentúa en la adolescencia debido a la ausencia de esteroides gonadales. La aorta bivalva y la coartación
214 • Sexualidad humana
(Capítulo 8)
Cuadro 8-5. Principales características del síndrome de Turner
Anomalía
Talla baja
Infertilidad
Disgenesia gonadal
Displasia de pabellones auriculares
Implantación baja del cabello
Tórax en escudo
Teletelia
Pliegues epicánticos
Micrognatia
Anomalías ungueales
Paladar arqueado
Anomalías renales
Cubitus valgus
Acortamiento de metacarpianos y metatarsianos
Nevos pigmentados
Anomalías cardiovasculares
Cuello ancho y corto
Hipoacusia
Pterigium Colli
Diabetes
Tiroiditis de Hashimoto
Linfedema congénito
%
100%
99%
97%
90%
80%
80%
75%
70%
70%
70%
70%
65%
50%
50%
50%
50%
50%
50%
40%
40%
35%
25%
aórtica son las anomalías cardiovasculares más frecuentes. Las valvas aortas bicúspides tienen un riesgo elevado de endocarditis bacteriana subaguda y tienden a progresar a valvas
estenóticas o insuficientes. Se ha observado que las pacientes con coartación aórtica presentan cuello alado.97
Las anomalías renales más comunes son malrotación renal, riñón en herradura, duplicación de la pelvis renal y de los ureteros, y agenesia renal unilateral. Después de la
pubertad, las pacientes a menudo acuden a consulta por ausencia de desarrollo sexual
secundario y amenorrea primaria; sus gónadas son estrías alargadas de tejido conjuntivo
desprovistas de folículos y localizadas en las mesosalpinges, paralelas a las trompas de
Falopio. El perfil endocrinológico revela niveles elevados de LH y FSH y bajo estradiol.
La ausencia de producción estrogénica ocasiona que los genitales internos y externos,
aunque femeninos, permanezcan infantiles.
En las gónadas de productos de abortos 45,X se observan células germinales hasta la
semana 12 de desarrollo y después se produce un aumento en el estroma de tejido conjuntivo, lo que conduce a una alteración en la producción folicular. Los estudios realizados en productos 45,X sugieren que muchas células germinales primordiales degeneran
durante la oogénesis en las gónadas de estas pacientes y los oocitos que sobreviven sufren
atresia acelerada.98 La ausencia total o parcial de un segundo cromosoma sexual interfiere con el proceso normal de meiosis y las gónadas sin oocitos se transforman en estrías sin
actividad endocrina ni gametogénica. En ocasiones es posible observar al nacimiento
algunos folículos en las gónadas de mujeres 45,X mismos que desaparecen en la niñez
tardía y la adolescencia. Algunas mujeres con fenotipo de ST han logrado embarazarse, lo
Identidad de género y orientación sexual • 215
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cual parece ser debido a la presencia de una línea celular con complemento cromosómico
normal en la gónada.99 La identidad de género y las actitudes sexuales en el ST son femeninas y la mayoría de las pacientes adultas son autosuficientes y sexualmente activas.
En un estudio reciente se demostró que las pacientes con ST son muy propensas a
presentar el llamado síndrome metabólico: hipertensión, dislipidemias, diabetes mellitus
no insulinodependiente, obesidad, hiperinsulinemia e hiperuricemia. Estos datos explican
en parte la reducción en la expectativa de vida observada en las mujeres con ST.100
Etiopatogenia
A pesar de los avances en el conocimiento de esta enfermedad, aún se desconocen los
mecanismos por los cuales la ausencia total o parcial de un cromosoma sexual origina un
cuadro clínico tan variable como el observado en el ST. Se ha sugerido que algunas de las
alteraciones físicas observadas en el ST pudieran ser secundarias a edema grave durante la
embriogénesis, causada por hipoalbuminemia e hipoplasia de los conductos linfáticos.101
Aunque se sabe poco acerca de los aspectos moleculares del ST, es evidente que la haploinsuficiencia (presencia de una sola copia) de ciertos genes podría ser la causa del fenotipo. Los genes candidatos para el ST deben cumplir al menos dos requisitos: escapar al proceso de inactivación del cromosoma X y tener un homólogo funcional en el cromosoma Y.
Hasta el momento se han identificado dos genes que cumplen con estas características:
RPS4X y SHOX.102 RPS4X es un gen localizado en Xq13 que codifica la proteína ribosomal S4; su homólogo, RPS4Y, está situado en Yq11.1.
Se ha postulado que algunas de las anomalías somáticas en el ST pudieran ser consecuencia de la deficiencia de este gen conservado desde el punto de vista evolutivo. Sin
embargo, su localización en el brazo largo del X hace poco probable que su haploinsuficiencia (presencia de una sola copia) sea la causa del cuadro clínico del síndrome. SHOX
se localiza en la región seudoautosómica 1 (PAR1), codifica para un factor de transcripción
y sus mutaciones o deleciones originan talla baja, por lo que se infiere que la haploinsuficiencia de este gen contribuye al desarrollo de la talla baja en el ST.
Otros genes propuestos como causantes del fenotipo del ST son ZFX y su homólogo ZFY. Sin embargo, los estudios realizados en ratones deficientes para ambos genes no
han aportado evidencias concluyentes de esta participación. Las investigaciones actuales
están centradas en otros miembros del grupo de genes homólogos en X y Y que escapan
al proceso de inactivación del X y en un probable gen para linfedema.103
Diagnóstico
En presencia de un cuadro clínico sugerente de ST se debe realizar cariotipo en sangre
periférica (y, de ser posible, también en otros tejidos para descartar mosaicismo); ecocardiograma; urografía excretora o USG renal; examen auditivo periódico; pruebas de función tiroidea; mediciones periódicas de la glucosa plasmática después de la adolescencia;
monitorización ortopédica para escoliosis y osteoporosis.104 Asimismo, en los casos 45,X
debe realizarse un estudio de secuencias ocultas para el cromosoma Y.
Tratamiento
El tratamiento de las pacientes con ST está dirigido a aumentar la talla final, corregir las
anomalías somáticas, inducir las características sexuales secundarias y las menstruaciones,
además de prevenir complicaciones asociadas.
216 • Sexualidad humana
(Capítulo 8)
La administración de hormona de crecimiento es efectiva y promueve un aumento en
la talla final de entre 5 y 10 cm; se recomienda iniciar el tratamiento con esta hormona
entre los 5 y 7 años de edad y suspenderlo cuando el crecimiento sea menor a 2 cm por año
o cuando se alcance una edad ósea de 15 años. La terapia de reemplazo con estrógenos para
inducir desarrollo sexual secundario y menstruaciones debe iniciar después de alcanzarse
una edad ósea de 11 años (por lo general entre los 13 y 15 años de edad). Se basa en la
administración por vía oral de estrógenos conjugados o de etinil estradiol y las pacientes
deberán ser evaluadas de manera periódica. Las pacientes con cromosoma Y deberán someterse a extirpación profiláctica de las gónadas por el riesgo de malignización.105
Síndrome de Klinefelter
El síndrome de Klinefelter (SK) es la anomalía cromosómica más frecuente en humanos,
presentándose con una incidencia de 1 en 500 recién nacidos vivos varones. Los afectados presentan un cromosoma X supernumerario, lo que conduce a falla testicular primaria con infertilidad e hipoandrogenismo. El SK es considerado como la causa más frecuente de hipogonadismo hipergonadotrópico (figura 8-10).106
El SK es un tipo de falla testicular primaria caracterizada por producción deficiente
de testosterona que conduce a niveles elevados de gonadotropinas por falta de retroalimentación negativa androgénica en la adenohipófisis. En biopsias testiculares realizadas a
niños con SK se ha observado sólo reducción en el número de células germinales, pero
después de la pubertad se aprecia hialinización y fibrosis de los túbulos seminíferos que
originan disminución del volumen testicular y aumento de su consistencia (figura 8-11).
B
A
C
Figura 8-10. Fenotipos de síndrome de Klinefelter. A) Constitución eunucoide, barba escasa o nula.
B) Ginecomastia. C) Distribución ginecoide de vello púbico y ausencia de desarrollo testicular.
Identidad de género y orientación sexual • 217
Figura 8-11. Hallazgos histológicos en el síndrome de Klinefelter en una biopsia testicular
en niños.
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La ausencia de espermatogénesis en el SK es secundaria a la presencia de cromosomas X
supernumerarios que se mantienen activos durante la gametogénesis.
Es importante considerar que la presencia de un mosaico con una línea celular 46,XY
normal puede modificar la expresión del síndrome y ocasionar grados menores de deficiencia
androgénica. El mosaico más frecuente en el síndrome de Klinefelter es 46,XY/47,XXY
que se presenta en 6% de los casos (cuadro 8-6).
En los cariotipos considerados como variantes, mientras mayor sea el número de cromosomas X supernumerarios, mayor será la frecuencia y gravedad del retraso mental y
de las malformaciones asociadas.
Cuadro clínico
El diagnóstico de SK en la infancia debe sospecharse en todo individuo prepúber con dos
o más de los siguientes datos: 1) extremidades inferiores largas; 2) testículos pequeños;
3) anomalías en el aprendizaje; 4) retraso en el desarrollo del lenguaje. El diagnóstico en
Cuadro 8-6. Cariotipos asociados con el síndrome de Klinefelter
47,XXY (80%)
Mosaicos (10 a 15%)
46,XY/47,XXY
46,XX/47,XXY
45,X/46,XY/47,XXY
46,XY/48,XXXY
47,XXY/48,XXXY
Variantes (5 a 10%)
48,XXYY
48,XXXY
49,XXXXY
49,XXXYY
218 • Sexualidad humana
(Capítulo 8)
el adulto es más sencillo de realizar, ya que es factible identificar las características listadas
en el cuadro 8-7.
El hábito eunucoide es un dato clínico frecuente y se considera cuando existe una discordancia mayor de 6 cm entre el segmento corporal inferior y el superior aunado a una brazada mayor que la talla. La talla está aumentada en la mayoría de los pacientes adultos con
SK y se debe a que las extremidades inferiores son más largas de lo normal. Esta característica ha sido atribuida a la falta de cierre de la placa epifisaria de los huesos largos que en condiciones normales es promovida por la testosterona, aunque la presencia de genes extra para
estatura en los X supernumerarios también contribuye al desarrollo de este rasgo.107
El perfil hormonal pospuberal muestra hipogonadismo hipergonadotrópico caracterizado por niveles elevados de LH y FSH, y testosterona baja. Los individuos con mosaicismo presentan gran variabilidad clínica, sobre todo en las características histológicas testiculares y en aquellos con cariotipo 48,XXXY o 49,XXXXY se observa, además del
hipogonadismo, diversas anomalías craneofaciales y esqueléticas. Es importante considerar
que existe amplia variabilidad en la expresión clínica de la enfermedad, misma que depende en gran parte del tiempo y gravedad de la deficiencia androgénica.
Anomalías asociadas
Cáncer. La incidencia de carcinoma de mama en la población general de hombres es de
1 en 10 000, mientras que en pacientes con SK es 20 veces mayor. Un 4% de todos los casos
de carcinoma de mama en varones se presentan en pacientes con SK y casi todos los que desarrollan la neoplasia presentan primero ginecomastia, que puede ser un factor predisponenente. También son frecuentes los tumores de células germinales extragonadales (mediastinales
y prostáticos) que se originan en células germinales primordiales que no completaron su
migración del saco vitelino a la cresta genital durante el desarrollo embrionario. En los
pacientes con SK en su segunda década de vida, está indicada la realización de una telerradiografía de tórax. Por otra parte, en los pacientes jóvenes con tumores de origen germinal
extragonadal se debe realizar un estudio citogenético para descartar SK.
Enfermedades autoinmunitarias. En pacientes con SK existe una incidencia aumentada de enfermedades autoinmunitarias como lupus eritematoso, artritis reumatoide y
síndrome de Sjögren, entre otros. Se ha propuesto que el hipoandrogenismo y el hiperestrogenismo sean factores importantes en la etiología de estas enfermedades, aunque también se han observado anomalías en linfocitos supresores de células T.
Cuadro 8-7. Rasgos diagnósticos del síndrome de Klinefelter en varones adultos
Alteración
Frecuencia
Azoospermia
Disminución del volumen testicular
Hipergonadotropismo
Hábito eunucoide
Testosterona disminuida
Vello facial escaso
Ginecomastia
Vello púbico escaso
Problemas de aprendizaje/sociales
99 a 100%
99 a 100%
90 a 100%
> 80%
65 a 85%
60 a 80%
50 a 75%
30 a 60%
> 50%
Identidad de género y orientación sexual • 219
Anomalías intelectuales y psiquiátricas. La prevalencia de pacientes con SK entre
varones recluidos en instituciones penales y psiquiátricas es de 1%, cinco veces más que
para la población general. El aprovechamiento escolar es bajo, con anomalías en las
áreas de lenguaje, memoria y atención; el coeficiente intelectual de estos individuos es
de entre 10 a 15 puntos menor al de sus hermanos normales. Las alteraciones psiquiátricas como depresión y ansiedad también son comunes. Las características eunucoides,
las alteraciones en el lenguaje y la coordinación motora deficiente, hacen que estos
pacientes presenten inseguridad y baja autoestima, lo que conduce a dificultades en las
relaciones sociales y personales.
Un aspecto interesante del padecimiento es que, a pesar de su alta incidencia en
recién nacidos, pocos individuos con SK son evaluados en la clínica. Esto quizá se deba,
entre otras razones, a que algunos sujetos sólo presenten anormalidades fenotípicas leves
o a factores socioculturales.109
Tratamiento
El tratamiento para el SK está dirigido a corregir la deficiencia androgénica y promover
el desarrollo de las características sexuales secundarias. Se recomienda iniciarlo a la edad
de 12 años con enantato de testosterona intramuscular para que se presenten los cambios
puberales a la edad fisiológica. En caso necesario deberá realizarse corrección quirúrgica
de la ginecomastia. El apoyo psicológico es un aspecto importante y debe ser ofrecido a
estos pacientes.
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ALTERACIONES DE LA DIFERENCIACIÓN GONADAL
Las anomalías en la determinación gonadal ocasionan los síndromes de reversión sexual que
se definen como la discordancia entre el sexo cromosómico y el gonadal. Entre ellos es factible considerar la disgenesia gonadal pura XY, el varón XX y el hermafroditismo verdadero.
Disgenesia gonadal pura (DGP) 46,XY
Las pacientes presentan cariotipo 46,XY, estrías gonadales o testículos disgenéticos, fenotipo variable y ausencia de estigmas somáticos de ST. Esta alteración se clasifica en completa y parcial. En la forma completa se observa reversión sexual con fenotipo femenino,
amenorrea primaria y hábito eunucoide.110 Las gónadas que se encuentran son estrías
fibrosas, desprovistas de folículos y sin actividad endocrinológica. El útero y las trompas
son hipoplásicos y los estudios hormonales revelan hipogonadismo hipergonadotrópico.
En las variantes parciales se presentan testículos disgenéticos, lo que conduce a diversos
grados de virilización que dependen del momento específico del desarrollo en que se produjo la anomalía gonadal. En ambas formas de DGP, completa y parcial, se ha observado
una incidencia elevada (30%) de gonadoblastoma que por lo general aparece a partir de
la segunda década de la vida (figura 8-12).111
El gonadoblastoma es un tumor benigno con elevado potencial de malignización, por
lo que en pacientes 46,XY con estrías gonadales o testículos disgenéticos se indica la
gonadectomía profiláctica.112
220 • Sexualidad humana
(Capítulo 8)
Paciente
Caja HMG
TTG
TTC-TTG
Phe67 Leu
Padre
TTC
Hermano
TTC
Figura 8-12. Disgenesia gonadal pura 46,XY fenotipo y secuenciación de gen SRY, el cual muestra
una mutación.
Los estudios moleculares realizados en pacientes con DGP 46,XY han permitido
reconocer que el gen SRY se encuentra mutado en 15% de estos casos, de manera particular
en las formas completas. La mayor parte de estas mutaciones son de tipo puntual y se
localizan principalmente en la región del gen que codifica la caja HMG. 113
Tratamiento de la disgenesia gonadal pura 46,XY
Una vez establecido el diagnóstico, en todos los casos deberá de procederse a una laparoscopia para extirpar los remanentes gonadales. Cabe señalar que a pesar del complemento cromosómico XY, estos individuos deberán permanecer con sexo de asignación
femenino. Cuando existe ambigüedad genital, el sexo definitivo que debe asignarse al
individuo dependerá de la edad del paciente, el sexo de asignación y de su identidad
psicosexual, así como de los resultados de la evaluación psicológica. A partir de la adolescencia se deberá iniciar el tratamiento hormonal sustitutivo para inducir el desarrollo de las características sexuales secundarias y prevenir la presencia de osteoporosis. Se
administrarán combinados orales (etinilestradiol, mestranol o estrógenos conjugados
más una progestina sintética).
Síndrome de varón XX
Esta entidad se presenta en 1 de cada 20 000 a 25 000 recién nacidos masculinos. El cuadro clínico está caracterizado por fenotipo masculino, disminución del volumen testicular,
Identidad de género y orientación sexual • 221
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azoospermia, ausencia de derivados müllerianos, talla menor al promedio para varones de
la misma edad, ginecomastia (30%) y cariotipo 46,XX, en 10% de los casos se presenta
ambigüedad genital.114 El fenotipo, los hallazgos endocrinológicos y la histología testicular son semejantes a lo observado en el SK; sin embargo, en los varones XX las proporciones esqueléticas son normales y no existen alteraciones en el desarrollo psicomotor.
Los motivos más frecuentes de consulta son el desarrollo sexual secundario deficiente o
infertilidad. La esteroidogénesis testicular parece deteriorarse a lo largo de la vida del
paciente, lo que origina hipogonadismo hipergonadotrópico de inicio pospuberal.
El estudio molecular en estos pacientes muestra que alrededor de 90% de los varones XX portan en su genoma secuencias del cromosoma Y. Estas secuencias son variables
pero siempre incluyen al gen SRY, lo que explica el desarrollo testicular.115 En la mayoría de los casos las secuencias del Y se encuentran traslocadas a un cromosoma X, por una
recombinación anormal entre el X y el Y durante la meiosis paterna. No se identifican
secuencias del cromosoma Y y se desconoce la causa del desarrollo testicular en el grupo
de pacientes que presenta ambigüedad genital (10%) (figura 8-13).
La gran mayoría de los varones XX se presentan de manera esporádica, aunque hay
casos en los que se han identificado dos o más afectados en una misma familia. Además,
hay familias en que coexisten varones XX y hermafroditas verdaderos, lo que sugiere un
origen genético común en ambas entidades. El estudio molecular de casos familiares de
varones XX y de aquellos en que coexisten con hermafroditas verdaderos ha demostrado que estos individuos son negativos para el gen SRY.
B
A
C
Figura 8-13. A-B) Fenotipo varón XX. C) Cariotipo.
222 • Sexualidad humana
(Capítulo 8)
Tratamiento del síndrome de varón XX
El manejo terapéutico de estos individuos debe ser quirúrgico cuando se presenta ginecomastia o hipospadias. La terapia sustitutiva a base de testosterona exógena deberá instituirse cuando las concentraciones séricas del andrógeno se encuentren por debajo de los
valores de referencia para el adulto. Este tratamiento se lleva a cabo con testosterona
intramuscular a intervalos bimensuales, la opción preferida es emplear el andrógeno en
forma de enantato o de ciclopentilato.
Hermafroditismo verdadero
El hermafroditismo verdadero (HV) es un estado intersexual que se caracteriza por el
desarrollo de tejido testicular y ovárico en un mismo individuo.116 Ambos tipos de órganos pueden coexistir en una sola gónada denominada ovotestes o de manera separada. El
HV se clasifica en alternante (testículo de un lado y ovario del otro), unilateral (ovotestes de un lado y testículo u ovario del otro lado) y bilateral (ovotestes en ambos lados).
La gónada que se observa con mayor frecuencia es el ovotestes, ya sea en forma terminoterminal (tejido ovárico y testicular bien delimitados) o imbricado. La localización de las
gónadas también es variable, pueden situarse intrapélvicas, inguinales o labioescrotales,
dependiendo de la cantidad de tejido ovárico y testicular presente.117 En la gran mayoría
de los casos el ovario y la porción ovárica del ovotestes son funcionales y en la vida adulta puede presentarse incluso ovulación. Desde el punto de vista clínico hay ambigüedad
genital y desarrollo variable de estructuras müllerianas y wolffianas. En la mayor parte de
los casos el útero está presente.118 (figura 8-14).
Figura 8-14. Hermafroditismo verdadero fenotipo genital, ovario y testículo FISH ( del inglés,
Fluorescent in Situ Hybridization) que muestra presencia del gen SRY ((Región Determinante
del Sexo en el Cromosoma Y) en tejido gonadal.
Identidad de género y orientación sexual • 223
El HV es una anomalía genéticamente heterogénea: 60% de los casos son 46,XX, 33%
presentan 46,XX con una segunda línea celular con cromosoma Y normal o anormal u otros
mosaicos, y el 7% restante es 46,XY. En los casos con cromosoma Y, este último explica la
presencia de tejido testicular; sin embargo, aún no se ha logrado determinar la etiología en
la mayoría de los casos con HV 46,XX. Estudios moleculares han revelado que 10% de los
pacientes HV 46,XX presentan SRY en su genoma. De manera reciente se han propuesto
varios mecanismos que conducen al desarrollo de tejido ovárico y testicular en un mismo individuo: 1) se identificaron mutaciones puntuales en la región codificante de SRY en tres casos
esporádicos de HV con cariotipo 46,XY,119-121 2) se reconoció una duplicación en 22q en
un HV 46,XX-SRY negativo,122 3) se han informado mosaicos para SRY en dos casos de HV
46,XX, SRY negativo en sangre periférica y positivo en tejido gonadal.123, 124
Tratamiento del hermafroditismo verdadero
El tratamiento dependerá del fenotipo, la edad del paciente al momento del diagnóstico,
la funcionalidad de las gónadas y el sexo de asignación e identidad del individuo afectado.
La ambigüedad genital requerirá tratamiento quirúrgico específico. Asimismo, de ser necesario se dará tratamiento hormonal sustitutivo (siguiendo los lineamientos ya considerados).
Cabe señalar que, de hacerse el diagnóstico en la vida adulta y encontrarse tejido testicular intraabdominal, es necesario extirparlo a fin de evitar su malignización.
ALTERACIONES DE LA DIFERENCIACIÓN FENOTÍPICA
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Tales anomalías se caracterizan por congruencia entre el sexo cromosómico y gonadal de
un individuo y discordancia con el fenotipo genital. Se dividen en dos grupos: los seudohermafroditismos masculinos (SHM), en donde se observa cariotipo 46,XY, testículos
funcionales y ambigüedad genital o fenotipo femenino. Los seudohermafroditismos femeninos (SHF) presentan cariotipo 46,XX, ovarios y ambigüedad genital.
Alteraciones en el mecanismo de acción de los andrógenos
Ese grupo de defectos es la causa más frecuente de SHM. Los individuos afectados presentan cariotipo 46,XY, testículos bilaterales con producción normal de testosterona,
pero existe deficiencia en el mecanismo de acción intracelular de los andrógenos. Estas
alteraciones han sido divididas en dos grandes grupos, dependiendo de si el defecto molecular
ocurre antes de la participación del receptor de andrógenos (nivel prerreceptor) o en el
receptor mismo (nivel receptor).
Alteraciones a nivel prerreceptor
Deficiencia de 5α-reductasa. La deficiencia de la enzima 5α-reductasa impide la transformación de T a 5α-DHT a nivel periférico. La DHT es necesaria para la virilización de los
genitales externos del feto masculino, por lo que las anomalías en su síntesis o acción se
traducen al nacimiento en ambigüedad genital de grado variable, la cual depende de la gravedad del defecto. Los individuos afectados por lo general presentan hipospadias perineoescrotal con seudovagina, pene pequeño y criptorquidia, por lo que en la mayoría de los
casos el sexo de asignación al nacimiento es femenino. Al llegar la pubertad, la acción de
224 • Sexualidad humana
(Capítulo 8)
la testosterona induce cambios en el tono de la voz, aumento de la masa muscular, incremento en el tamaño del falo y descenso testicular. Estos individuos no desarrollan ginecomastia ni efectos virilizantes dependientes de DHT (acné, vello facial y corporal, recesión
temporal del cabello y desarrollo de la próstata y de las vesículas seminales). Los derivados de Wolff están presentes y no hay desarrollo de los müllerianos.125, 126
Ante los cambios producidos por la testosterona durante la pubertad, los pacientes
con sexo de asignación femenino por lo general presentan un cambio de identidad psicosexual, en forma espontánea. El diagnóstico se realiza determinando las concentraciones
basales y pos-hCG de testosterona y DHT plasmáticas. El índice entre ambas hormonas
no debe ser mayor de 15; sin embargo, el estudio molecular es el diagnóstico de certeza.
La enfermedad se transmite con un patrón de herencia autosómico recesivo. El gen de la
5α-reductasa está en 2p23 y en los últimos años se han identificado más de 30 mutaciones diferentes causantes de esta deficiencia enzimática.127 (figura 8-15a).
Tratamiento de la deficiencia de 5α-reductasa. En la mayoría de estos casos la ambigüedad genital se hace evidente en la pubertad, etapa en la que se presentan las modificaciones en la identidad psicosexual, y después de psicoterapia casi todos deciden ser
varones. En los sujetos en los que el defecto enzimático es leve y desde la infancia el sexo
de asignación e identidad son masculinos, la reparación quirúrgica deberá llevarse a cabo
de inmediato. El tratamiento hormonal sustitutivo se realiza con dihidrotestosterona tópica o intramuscular con el fin de que se presente una virilización adecuada.
Alteraciones a nivel receptor
Este grupo de padecimientos se debe a mutaciones en el gen del receptor de andrógenos
y se heredan en forma recesiva ligada al cromosoma X.
a) Insensibilidad completa a la acción de los andrógenos (ICAA). Esta entidad se
considera la variedad más frecuente de SHM. Las pacientes presentan genitales
externos femeninos y testículos bilaterales localizados en cavidad abdominal o en
región inguinal. En la pubertad se observa desarrollo mamario y habitus exterior
femenino, escasez o ausencia de vello axilar y púbico. El clítoris es pequeño, los
labios mayores y menores son hipoplásicos y la vagina es corta y termina en fondo
A
B
Figura 8-15. Pseudohermafroditismos masculinos, arriba forma parcial a la acción de los andrógenos, abajo deficiencia 5α-reductasa.
Identidad de género y orientación sexual • 225
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de saco. La insensibilidad de las células blanco a la acción de los andrógenos impide la diferenciación de los conductos wölffianos, en cambio, la acción de la HIM es
normal, por lo que no existe útero, trompas de Falopio ni tercio superior de la vagina. La causa más frecuente de consulta en edad pediátrica es la hernia inguinal por
la presencia de los testículos, mientras que en etapas más tardías las pacientes consultan por amenorrea primaria o esterilidad.128 (figura 8-16).
Los niveles circulantes de LH, T y E2 se encuentran moderadamente elevados comparados con los de varones adultos normales, en cambio los de FSH son normales o
bajos. La administración de T exógena no induce efectos androgénicos ni anabólicos, lo que confirma la insensibilidad de los órganos blanco a la acción de los andrógenos. El estudio histológico del testículo muestra hiperplasia de las células de
Leydig, túbulos seminíferos con detención completa de la espermatogénesis y escasas células de Sertoli y espermatogonias.
Tratamiento de la insensibilidad completa a la acción de los andrógenos. El tratamiento en estas pacientes es de tipo quirúrgico a fin de extirpar los testículos criptorquídicos
debido a su posible malignización. En función de la ausencia del tercio superior de la
vagina, se deberá llevar a cabo la ampliación de la misma para permitir una vida sexual
normal. Después de la orquidectomía se iniciará tratamiento sustitutivo a base de combinados estrógeno-progestágeno con los esquemas ya señalados en este capítulo. En
edades pediátricas no se encuentra indicada la remoción de las gónadas hasta después
de la pubertad, esto a fin de que las pacientes tengan el desarrollo mamario de manera natural. Dado que el padecimiento se transmite en forma recesiva ligada al X, es
necesario descartar el estado de portadoras en mujeres de la familia materna. Es
B
A
C
D
Figura 8-16. A-C) Fenotipo de síndrome de insensibilidad a la acción de los andrógenos. D)
Estudio citogenético 46,XY.
226 • Sexualidad humana
(Capítulo 8)
importante recordar que la orientación psicosocial de estas pacientes es siempre
femenina, por lo que la información respecto a su genotipo 46,XY deberá manejarse con cautela.
b) Insensibilidad parcial a la acción de los andrógenos (IPAA). Esta anomalía incluye a un grupo heterogéneo de pacientes con un amplio espectro clínico que varía
desde un fenotipo femenino con desarrollo parcial de estructuras wolffianas, seudovagina, labios mayores y menores hipodesarrollados, ginecomastia y discreto vello
púbico y axilar, hasta un fenotipo masculino con datos de virilización incompleta,
como hipospadias y ginecomastia. No hay derivados müllerianos y los wolffianos
están siempre presentes, aunque su desarrollo está en función del grado de virilización.
La criptorquidia es común y los testículos suelen ser pequeños. El perfil hormonal
es semejante al de los sujetos con ICAA; sin embargo, la resistencia a los andrógenos es
parcial. La infertilidad es una característica consistente y es resultado de espermatogénesis defectuosa o anormalidades anatómicas en el sistema eyaculador.129, 130
Tratamiento de la insensibilidad parcial a la acción de los andrógenos. Si el diagnóstico se realiza en los primeros meses de vida, es recomendable conferir sexo
de asignación femenino y realizar las intervenciones quirúrgicas necesarias. En caso de
que el paciente sea diagnosticado después de los 18 meses de edad, debe mantenerse el sexo masculino asignado. Cuando el diagnóstico tiene lugar después de la adolescencia, el tratamiento consistirá en reparar la ambigüedad genital y la ginecomastia. De cualquier modo los pacientes serán infértiles. De asignarse sexo femenino,
es preciso administrar tratamiento hormonal sustitutivo (estrógenos + progestágenos) a partir de la adolescencia.(figura 8-15b).
Fisiopatología
Las hormonas esteroideas actúan a través de su unión con receptores específicos, los cuales son proteínas que por lo normal se encuentran en el citoplasma celular y que, unidas a
una hormona esteroidea, se desplazan al núcleo, donde se unen a los promotores de genes
hormonodependientes. La T y la DHT se unen a una proteína denominada receptor de
andrógenos codificada por un gen de 8 exones localizado en Xq11-12. La estructura del
gen del receptor de andrógenos se muestra en la figura 8-9.
Las mutaciones en los exones 2 y 3 del gen conducen en la mayoría de los casos a
ICAA, aunque de manera ocasional se han descrito pacientes con IPAA y mutaciones en
este segmento. Además, se han informado algunos casos de carcinoma infiltrante de
mama debidos a mutaciones en esta región del gen. Parte del exón 4 codifica un dominio
encargado de transferir el complejo andrógeno-receptor del citoplasma al núcleo.131 La
mayoría de las mutaciones del receptor se localizan en el resto del exón 4 y en los exones
5 a 8, y conducen a formas completas o incompletas de resistencia a los andrógenos.132
Deficiencias enzimáticas en la síntesis de testosterona
La deficiencia de alguna de las enzimas participantes en la vía metabólica de la testosterona
se traduce en una síntesis deficiente de esta hormona, con la consecuente acumulación
de sus precursores. Las deficiencias enzimáticas más frecuentemente relacionadas con SHM
Identidad de género y orientación sexual • 227
son: 20, 22-desmolasa, 3β-hidroxiesteroide deshidrogenasa, 17α-hidroxilasa, 17,20-desmolasa y 17 β-oxo esteroide reductasa. Las tres primeras enzimas son indispensables también para la síntesis de glucocorticoides, por lo que su deficiencia genera hipersecreción
de ACTH, que conduce a hiperplasia suprarrenal congénita. El grado de ambigüedad
genital observado al nacimiento y la virilización puberal dependen de la gravedad de la
deficiencia enzimática, por lo que puede encontrarse un amplio espectro fenotípico:
desde hipospadias simple con o sin criptorquidia, hasta ambigüedad genital extrema. En
estos individuos, los derivados de Müller no se desarrollan, los de Wölff son hipoplásicos
y es factible observar ginecomastia.
El diagnóstico se realiza mediante la cuantificación de testosterona sérica y sus precursores. La histología testicular muestra hiperplasia de células de Leydig con ausencia o
disminución en el número de las células germinales. En sujetos con las deficiencias enzimáticas mencionadas se han identificado diversas mutaciones puntuales, deleciones e
inserciones en los genes que codifican para estas enzimas.
Tratamiento de las deficiencias en la síntesis de testosterona
El manejo de los pacientes que presentan bloqueos en la síntesis de testosterona incluye
cirugía reparadora, la cual depende de la edad, sexo de asignación e identidad del sujeto.
Si se presenta insuficiencia suprarrenal, debe manejarse como una urgencia médica.
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Seudohermafroditismo femenino
Los pacientes con seudohermafroditismo femenino (SHF) se caracterizan por tener complemento cromosómico 46,XX, ovarios bilaterales y grados variables de virilización de
genitales externos. La virilización de fetos femeninos es debida a la presencia de andrógenos
circulantes durante la vida intrauterina (al margen de su procedencia). Además, el grado
de masculinización está relacionado con la concentración hormonal y la etapa de desarrollo
embrionario en que ocurre la exposición. Sin embargo, aun cuando los andrógenos influyen
en el desarrollo de estructuras genitales externas, el útero, las trompas y el tercio superior
de la vagina son normales.
El origen de las hormonas virilizantes puede ser exógeno, materno o, más a menudo,
fetal. El primer caso lo constituye la administración exógena de esteroides con efecto
androgénico (andrógenos o progestinas) a mujeres con el propósito de tratar algunas complicaciones del embarazo; dado que estas hormonas pueden virilizar al embrión femenino,
está contraindicada la administración de estos compuestos en el manejo de la amenaza del
aborto o como prueba para establecer el diagnóstico de embarazo. Las hormonas virilizantes
de origen materno quizá procedan de tumores ováricos o suprarrenales productores de
andrógenos, coincidentes con el embarazo; en estos casos raros, las concentraciones elevadas de andrógenos atraviesan la barrera placentaria y virilizan al embrión femenino. Sin
embargo, la causa más frecuente de SHF es la hiperplasia suprarrenal congénita.
Hiperplasia suprarrenal congénita
La hiperplasia suprarrenal congénita (HSC) es un grupo de padecimientos autosómicos
recesivos que se manifiestan cuando existe deficiencia de cualquiera de las enzimas que
participan en la ruta biosintética del cortisol. La disminución en la síntesis de cortisol y,
228 • Sexualidad humana
(Capítulo 8)
por ende, de sus concentraciones circulantes, sobreestimula la producción y liberación de
la hormona estimulante de la corteza suprarrenal de origen hipofisario (ACTH), lo que
lleva a hiperplasia suprarrenal. Las consecuencias metabólicas y el cuadro clínico dependen
del sitio del defecto enzimático, de la pérdida o insuficiencia de esteroides suprarrenales
activos, así como de la acumulación de algunos metabolitos precursores del cortisol. Las
HSC son originadas por deficiencias enzimáticas secundarias a mutaciones en los genes
que codifican para 3β-hidroxiesteroide deshidrogenasa, 21-hidroxilasa, 11-hidroxilasa,
17β-hidroxilasa, las cuales participan en la síntesis de cortisol. Además, las mutaciones del
gen Star que codifica a la proteína reguladora esteroidogénica aguda (Star), ocasionan
hiperplasia suprarrenal lipoídica. No obstante, sólo tres de estas deficiencias (3β-hidroxiesteroide deshidrogenasa, 21-hidroxilasa y 11β-hidroxilasa) se traducen en SHF y, de
ellas, la deficiencia de 21-hidroxilasa constituye más de 90% de todos los casos.133,134
Deficiencia de 21-hidroxilasa. La deficiencia de esta enzima representa la causa más
común de los bloqueos enzimáticos que producen HSC. Debido a su elevada frecuencia, a
la gravedad del padecimiento y a la posibilidad de prevenir las complicaciones con un manejo temprano adecuado, ante un recién nacido con ambigüedad genital y cariotipo 46,XX
siempre debe investigarse en primera instancia una HSC por deficiencia de 21-hidroxilasa.
El rasgo clínico característico es la virilización de los genitales externos en productos.
El examen físico revela clitoromegalia y diversos grados de fusión de los labios mayores. En
ocasiones, los pliegues labioescrotales se encuentran fusionados por completo y en casos
extremos la uretra es del todo peneana, al tiempo que los ovarios y genitales internos son
normales. Se han descrito tres variedades de deficiencia de 21-hidroxilasa.
En la primera, que corresponde a 25% de los casos, existe disminución en la síntesis
de cortisol que estimula una sobreproducción elevada de ACTH, lo que lleva a una aparente normalidad en las concentraciones de cortisol sanguíneo. En este tipo de HSC
(conocida como forma compensada o virilizante simple), los pacientes presentan pocos
signos y manifestaciones clínicas de insuficiencia suprarrenal. Debido a que el aumento
en la actividad androgénica inicia de manera temprana (semanas 6 a 10 de gestación), el
producto femenino con deficiencia de 21-hidroxilasa presenta grados variables de ambigüedad genital caracterizada por clitoromegalia y fusión de los labios mayores. Por lo general el
falo está retraído por una cuerda tendinosa y parcialmente oculto por un pliegue de piel
redundante; por debajo del falo suele formarse un seno urogenital. En el producto masculino afectado no se observan anormalidades en los genitales externos. La hipersecreción
continua de andrógenos origina la aparición temprana de vello púbico (entre seis meses
y dos años de edad), vello axilar (entre dos y cuatro años de edad) y vello facial (entre
ocho y 14 años de edad) en individuos afectados de ambos sexos. Además, es factible
observar acné, tono grave de la voz y erecciones. La edad ósea y la talla están avanzadas
para la edad, también se presenta cierre prematuro de las epífisis, lo que conduce a talla
baja. En estos casos las concentraciones de 17—OH progesterona y andrógenos (sobre
todo β4 androstendiona) se encuentran elevadas.135
La segunda variedad de HSC por deficiencia de 21-hidroxilasa conocida como variante grave o perdedora de sal, ocurre en 75% de los casos. Se caracteriza por deficiencia de
la actividad de 21-hidroxilasa en las zonas glomerular y fasciculada de la glándula suprarrenal, por lo que las anomalías genitales se asocian con pérdida urinaria de sodio. Al nacimiento, los individuos femeninos afectados presentan virilización importante, mientras
Identidad de género y orientación sexual • 229
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que los genitales externos en el varón afectado son normales, aunque puede reconocerse
cierto grado de hiperpigmentación en escroto y pezones. En pacientes de ambos sexos se
observa insuficiencia suprarrenal aguda manifestada por hiponatremia, hipercalemia, acidosis, deshidratación, colapso vascular y muerte. En la mitad de los pacientes se presenta
una primera crisis perdedora de sal entre los seis y 14 días de edad, tanto en hombres como
en mujeres. Los sujetos afectados con la variante perdedora de sal presentan concentraciones circulantes bajas o no detectables de cortisol, así como de sus catabolitos urinarios. Las
concentraciones de aldosterona en suero y orina se encuentran en niveles bajos sin respuesta a la deprivación de sal en la dieta. También en esta variante de la enfermedad es esencial la elevación de 17α-OHP para establecer el diagnóstico.136, 137 (figura 8-17).
El tercer tipo de deficiencia de 21-hidroxilasa se conoce como forma no clásica o de inicio tardío. Las mujeres afectadas no presentan ambigüedad genital, pero manifiestan datos
de hiperandrogenismo, como pubarca precoz, maduración ósea acelerada, hirsutismo y anomalías menstruales, por lo que es necesario realizar el diagnóstico diferencial con el síndrome de ovarios poliquísticos. Aunque se había sugerido que los varones afectados por esta
forma de deficiencia de 21-hidroxilasa no presentaban sintomatología, algunos individuos
quizá exhiban desarrollo precoz de vello púbico y facial y crecimiento temprano del pene.
En ocasiones se ha reconocido oligospermia y fertilidad disminuida. Los principales datos
bioquímicos son la elevación plasmática de 17α-OHP y de androstendiona.
En 1977 se reconoció la estrecha relación entre la deficiencia de 21-hidroxilasa y los
antígenos leucocitarios del complejo principal de histocompatibilidad (HMC). Los genes
que codifican para los antígenos de este complejo se encuentran en 6p21, región donde
se ha localizado el gen que codifica a la 21-hidroxilasa. La observación de que este gen
segrega con los determinantes antigénicos del complejo HLA-B, sugirió el estudio de
haplotipos del HMC en familias afectadas con la deficiencia de 21-hidroxilasa. Esto ha
Figura 8-17. Hiperplasia suprarrenal congénita en recién nacido con cariotipo 46,XX.
230 • Sexualidad humana
(Capítulo 8)
permitido establecer que cualquier miembro de una familia que comparta un haplotipo
con el sujeto afectado, es portador del gen mutado. La 21-hidroxilasa es un miembro de la
superfamilia del citocromo P450 de monooxigenasas y está codificada por el gen CYP21B
que está localizado, junto con el seudogen CYP21A, en 6p21.3. Tanto el gen como el seudogen tienen 3.1 kb y una homología de 98 % en sus 10 exones. Las diferencias de
secuencia entre el gen funcional B y el seudogen A son muy pequeñas y originan codones de terminación en el seudogen haciendo que su producto, aunque se transcriba, no
sea funcional. La mayoría de las mutaciones encontradas en el gen CYP21B en pacientes
con deficiencia de 21-hidroxilasa son las mismas que se observan en el seudogen.
Estos datos permiten concluir que las diferentes mutaciones son generadas por eventos de recombinación ilegítima entre el gen y el seudogen, lo que da como resultado la
transferencia de mutaciones deletéreas del seudogen al gen funcional. La forma perdedora de sal de la enfermedad a menudo se asocia con deleciones o conversiones génicas
capaces de abolir o reducir de manera importante la actividad de la 21-hidroxilasa. En
cambio, los fenotipos virilizantes simples son secundarios a mutaciones puntuales o a
heterocigosidad compuesta, que originan alteraciones funcionales de la enzima.
Las formas no clásicas se deben a mutaciones que sólo afectan de modo leve la función
de la enzima; por otra parte, aunque el padecimiento se transmite de manera autosómica
recesiva, existen casos en que uno de los padres no es heterocigoto. Ello implica que con cierta frecuencia se presenten mutaciones de novo en las células germinales parentales, mosaicismo germinal en uno de los padres o bien que se produzca una disomía uniparental.
Tratamiento de la hiperplasia suprarrenal congénita. El abordaje terapéutico de la HSC
se enfoca en solucionar la deficiencia de cortisol, la pérdida de sal con su concomitante desequilibrio hidroelectrolítico, la sobreproducción de ACTH, el crecimiento acelerado y la
ambigüedad genital. El tratamiento supresivo con glucocorticoides como la hidrocortisona o
sus derivados sintéticos a dosis equivalentes de acuerdo con su potencia, reemplazará la disminución en la síntesis de glucocorticoides y suprimirá la producción de ACTH. Asimismo,
se eliminan las alteraciones sobre el crecimiento y el desarrollo debidas al incremento en la
síntesis de andrógenos. La administración de mineralocorticoides como la fluorohidrocortisona y cargas de sal corrige las anormalidades hidroelectrolíticas al normalizar la actividad de
renina en el plasma en la HSC por deficiencia de 21-hidroxilasa, variedad perdedora de sal.
La ambigüedad genital se corrige mediante cirugía con el fin de evitar alteraciones psicológicas graves. Aquellos pacientes en quienes el diagnóstico se establece en la infancia tardía o
en la adolescencia, requieren apoyo psicológico.
En los casos en que se sospecha un producto afectado (padres portadores de mutación), procede realizar un diagnóstico prenatal de la deficiencia de 21-hidroxilasa e incluso
es posible el tratamiento del producto femenino mediante la administración de dexametasona a la madre, idealmente desde antes de la sexta semana de gestación.138
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9
Biología
de la reproductividad
Jaime Jasso Kamel
INTRODUCCIÓN
© Editorial El manual moderno Fotocopiar sin autorización es un delito.
El fenómeno de la reproductividad hace referencia; tanto, a la posibilidad humana de producir individuos que en gran medida sean similares (que no iguales) a los que los produjeron, como las construcciones mentales que se provocan acerca de esta posibilidad.
En este capítulo se ofrece información sobre los procesos biológicos relacionados a la
capacidad para la reproducción, así como los procesos psico-sociales relacionados al hecho
reproductivo, se abordan problemas relacionados tanto a la infertilidad como al derecho que
tiene la mujer a decidir en el caso de embarazos no deseados. Con una perspectiva de
género se aborda desde la fisiología del ciclo menstrual hasta las modificaciones a la ley
para la interrupción del embarazo.
FERTILIZACIÓN, IMPLANTACIÓN Y EMBARAZO
Una vez que se ha presentado la ovulación, el ovocito es capturado por la fimbria e inicia su viaje por la trompa de Falopio, al llegar al tercio externo de la trompa y con ayuda
del tejido ciliar, el ovocito, prácticamente es barrido en dirección a la cavidad uterina,
proceso que tarda menos de 24 horas. Si ha habido actividad coital, el ovocito encontrará a cientos de miles de espermatozoides que estarán listos para la fertilización; sólo uno
de ellos lo logrará y para ello deberá pasar varias capas de células de la granulosa conocidas
como corona radiada y llegar hasta la zona pelúcida del ovocito.
Al atravesar esta capa la superficie del ovocito se modifica, lo cual impide que otro
espermatozoide penetre también, por último, atraviesa la membrana celular del ovocito.
Una vez que el espermatozoide llega al citoplasma del ovocito, éste se convierte en huevo
(o cigoto) y se forma el pronúcleo femenino, entonces se separa la cola del espermatozoide
239
240 • Sexualidad humana
(Capítulo 9)
y aparece el pronúcleo masculino. A continuación ambos pronúcleos replican su DNA, se
entremezclan los cromosomas paternos y maternos y se completa el número de cromosomas.
Todo este proceso da como resultado que se restablezca el número diploide de cromosomas (46), se determine el sexo cromosómico e inicie la segmentación.
Conforme el cigoto transita por la tuba uterina se segmenta de manera gradual, de dos
células se divide en cuatro, después en ocho y así sucesivamente; con la división también
inicia el desarrollo temprano para convertirse en embrión, a los tres días de la fertilización
el cigoto cuenta con 12 a 16 células y recibe el nombre de mórula, entre el cuarto y quinto
día de la fertilización ya será un blastocisto, el cual tendrá dos grupos celulares: uno interno
llamado macizo celular interno que forma al embrión y otro en la periferia que recibe el
nombre de macizo celular externo, de donde se formará el trofoblasto.
Con el trofoblasto, el huevo entra en contacto con el endometrio donde se adhiere e
invade para dar paso al proceso de implantación, a partir de este momento se considera
el inicio de la gestación o embarazo (figura 9-1). Alrededor del octavo día de la implantación, el trofoblasto se divide en dos capas de células el citotrofoblasto y el sincitiotrofoblasto en la zona de implantación se forman espacios, donde el ahora citotrofoblasto se
adhiere y permite que el blastocisto penetre de manera profunda en el endometrio.
Se forma la circulación útero-placentaria, alrededor del décimo día de la gestación el
embrión está ya relacionado de manera íntima con la madre, el proceso gestacional durará
alrededor de 40 semanas para terminar con el mecanismo del trabajo de parto y el nacimiento del nuevo individuo.
PSICOLOGÍA DE LA REPRODUCTIVIDAD
Uno de los paradigmas de la humanidad es que el crecimiento físico del individuo y la
llegada de cierta madurez lleva implícita la reproducción, las presiones sociales tienen
que ver con una fuerte influencia ancestral mezcla de conceptos religiosos, étnicos, guerreros,
Mórula
Pronúcleos
masculino
y femenino
Blastocisto
Fertilización
Ovocito
recién ovulado
Figura 9-1. Primeros días del desarrollo humano.
Implantación
Biología de la reproductividad • 241
sociales y económicos, de manera tradicional, la reproducción está asociada con un sentimiento de trascendencia, de confirmación de la identidad sexual, de autoconocimiento a
través de los propios hijos.
Tales conceptos cobran trascendencia cuando una pareja o una mujer sola ha llegado
a la edad adulta y no ha tenido hijos, y si esto se relaciona con algún problema de fertilidad, el efecto psicológico es diferente tanto en lo personal como en la pareja, el entorno
familiar y social, en una pareja infértil a menudo se observa ansiedad, depresión, pérdida
de autoestima, disfunciones sexuales, distanciamiento de los amigos y seres queridos.
También es causa frecuente de divorcios, separaciones y búsqueda de otra pareja para
comprobar la propia fertilidad, si en un momento dado la pareja infértil decide vivir sin
hijos, la misma sociedad los califica de egoístas y faltos de visión a futuro.
En la actualidad, el desarrollo social de las parejas debe contemplar expectativas de
trabajo, roles familiares, educativos, desarrollo económico, relación de pareja entre otros,
cuando se coloca a la reproducción como la única motivación en la vida, todas las partes
del desarrollo social y personal se trastornan, el individuo experimenta devaluación y la
pareja se destruye.
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SOCIOLOGÍA DE LA REPRODUCTIVIDAD
Existen tres determinantes de los cambios poblaciones que están relacionados de manera
directa con la reproductividad: la fertilidad, la mortalidad y la migración. Con relación a
la fertilidad, se toma en cuenta la edad de la menarquía y de la menopausia, en zonas tropicales esta última aparece a edades más tempranas; la llegada de la menopausia depende del estado nutrimental, paridad y estado general de salud de la mujer, el lapso entre la
aparición de la menarquía y la llegada de la menopausia oscila entre 30 y 40 años.
Existen variantes en cuanto a la mortalidad, en países desarrollados una mujer
tiene en promedio dos hijos y su expectativa de vida es de 80 años; en naciones como
Uganda, por otra parte, la mujer tiene en promedio siete hijos y su esperanza de vida
es de sólo 40 años.
La migración, no obstante ser un proceso poco relacionado con la biología y muy
ligado a la economía, incide de modo directo en la reproductividad. En el estudio de la
migración se toman en cuenta dos factores: el primero se refiere a los eventos que la imponen y el segundo a los que la favorecen. Entre los primeros se cuentan las guerras,
catástrofes naturales, hambrunas, persecuciones políticas o religiosas, depresión económica, falta de servicios públicos, alta tasa de desempleo, salarios bajos y desesperanza.
Los factores que la alientan son justo aquellos que los satisfacen: libertad de credo,
empleo, mayores salarios, mejor calidad de vida, servicios públicos, facilidades para
educación, etc. Todo ello está implicado y permite entender la movilización social del
campo a las ciudades o a otros países.
La población del planeta al tiempo del cambio de milenio llegó a más de 6 000 millones de habitantes y de seguir con la misma dinámica de crecimiento para el año 2100
habrá 19 000 millones de seres humanos. Esa cifra hace que cualquier persona se cuestione lo que ocurrirá con relación a la distribución de agua, alimentos, servicios de salud,
242 • Sexualidad humana
(Capítulo 9)
justicia, equidad, educación, esparcimiento, ecología, vivienda, empleo, transporte, combate
a la pobreza, democracia, libertad de tránsito, libertad de credo, etc. En México, según la
encuesta nacional de alimentación y nutrición de 1996, 80% de todos los nacimientos
ocurrieron entre la gente ubicada en el rango de la pobreza extrema, donde por razones
obvias la morbimortalidad es más elevada y los servicios de salud menos eficientes. Según
informes del Banco Mundial, 800 millones de humanos están en la pobreza extrema y,
de ellos, 18 millones mueren al año por hambre.
La metodología anticonceptiva actual ha permitido una disminución en los índices
de crecimiento poblacional en el área urbana, lo cual no ha sucedido con la misma eficacia en las áreas más pobres. Es deseable que de la misma forma en que se pone tanto interés en la globalización económica del planeta, también se busque en todos los sentidos la
equidad de la humanidad.
SÍNDROMES CLÍNICOS RELACIONADOS
CON LA REPRODUCCIÓN
Se considera una pareja infértil cuando después de haber practicado el coito por vía vaginal durante un año, con una frecuencia mínima de dos o tres veces por semana y sin protección anticonceptiva, no ha ocurrido el embarazo.
En el caso de esterilidad, se concluye que después de haber efectuado el estudio de
la pareja infértil no existe posibilidad para resolver la causa de infertilidad.
INFERTILIDAD
Existen varios tipos de infertilidad, a continuación se listan los más importantes.
a) Infertilidad primaria. Se considera este tipo de infertilidad cuando la pareja nunca
ha logrado un embarazo después de haber practicado el coito vaginal durante un año,
por lo menos 2 o 3 veces por semana y sin protección anticonceptiva.
b) Infertilidad secundaria. Es cuando la pareja que ha podido embarazarse en el pasado
no logra después un nuevo embarazo, tras haber practicado el coito vaginal durante
un año, por lo menos 2 o 3 veces por semana y sin protección anticonceptiva.
c) Pérdida gestacional recurrente. Cuando una pareja tiene la capacidad de lograr el
embarazo pero la incapacidad de lograr hijos viables.
Consejería en infertilidad
La consejería en infertilidad debe incluir un proceso cuidadoso de análisis y comunicación personal entre el prestador de servicios y la pareja infértil.
La consejería debe proporcionar información, orientación y apoyo educativo a las parejas infértiles para esclarecer dudas, reducir temores y sentimientos de culpa, además de
explicarles el plan a seguir, tiempos y costos. En el estudio de la infertilidad los temas a
tratar desde la consejería son:
Biología de la reproductividad • 243
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Prevención de factores de riesgo.
Criterios para iniciar el protocolo de estudio.
Estudios básicos y complementarios.
Esquemas de tratamiento.
Pronóstico.
Esquemas para abandono de tratamiento.
Es función de la consejería inicial individualizar el estudio con base en las condiciones
biológicas, psicológicas y sociales y siempre como un problema de pareja, jerarquizar y
optimizar (cómo, cuándo y por qué) la realización de los exámenes de laboratorio y gabinete a fin de integrar el diagnóstico, posible tratamiento y (un aspecto fundamental) el
pronóstico de éxito, con el propósito de eliminar expectativas irreales.
Entre los factores de riesgo más comunes que la consejería debe indagar se encuentran:
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Obesidad.
Toxicomanías.
Dependencia a los fármacos.
Exposición a radiaciones y químicos .
Enfermedades de transmisión sexual.
Cirugía abdominal en mujeres.
Una mujer mayor de 35 años.
Hipertensión arterial.
Diabetes.
Tabaquismo, alcoholismo y otras toxicomanías.
Antecedentes de abortos sépticos o partos complicados.
Asimismo, la consejería debe implementar de manera adecuada el protocolo de investigación de la pareja infértil; entre los aspectos más relevantes que aborda están los siguientes:
1. Historia clínica completa de la pareja que contenga especial cuidado en los temas de:
• Antecedentes personales patológicos.
• Antecedentes gineco-obstétricos.
• Historia sexual.
• Antecedentes andrológicos.
2. Exámenes básicos.
• Citología cervicovaginal.
• Biometría hemática.
• Química sanguínea.
• Examen VDRL (Veneral Disease Research Laboratories)
• Perfil de TORCH.
• Perfil hormonal.
• Espermatobioscopia y espermocultivo.
• Histerosalpingografía.
• Sonohisterosalpingografía.
244 • Sexualidad humana
(Capítulo 9)
Con estos estudios básicos en la mayoría de los casos es posible llegar a un diagnóstico o
serán la base para practicar procedimientos complementarios, como:
• Laparoscopia.
• Histeroscopia.
• Biopsia testicular.
Una vez establecido el diagnóstico es factible establecer el plan terapéutico y su pronóstico.
AVANCES EN REPRODUCCIÓN ASISTIDA
La medicina de la reproducción es el área de la medicina que se encarga del estudio de
los factores relacionados con la reproducción y sus patologías, es esta disciplina la encargada de estudiar y tratar aquellos casos de infertilidad y esterilidad.
El estudio de la reproducción ha experimentado avances significativos en los últimos
años, de tal suerte que lo que en otros tiempos se consideraba como esterilidad ahora es
un padecimiento tratable, el estudio de fertilidad implica rutinas que obligan al estudio
de los órganos involucrados en la reproducción, de modo que se estudian los factores ováricos,
uterinos, tuboperitoneales y endometriosis; los factores cervicales y vaginales y, por supuesto, el factor masculino y coital.
De todos ellos se derivan los diferentes tratamientos que implicarán las técnicas de reproducción asistida, mismos que van desde la orientación de la técnica y tiempos coitales
hasta la inseminación artificial, la fertilización in vitro, la inyección intracitoplasmática de
espermatozoides, la donación de óvulos o de espermatozoides, el congelamiento de embriones, la maternidad subrogada e incluso la adopción. Como es evidente, esta faceta de la
medicina ha mostrado avances importantes.
EMBARAZO NO DESEADO Y ABORTO
COMO PROBLEMAS DE SALUD PÚBLICA
El aborto es un problema de salud pública y de justicia social. En países en desarrollo
cada año ocurren alrededor de 585 000 muertes maternas (equivalente a una por minuto) por complicaciones del embarazo, parto y aborto; tan solo por este último se cuentan
de 70 000 a 200 000 decesos.
Cuando una mujer muere en sus años fértiles, por lo general deja al menos dos hijos;
las mujeres latinas dedican de 12 a 15 horas diarias a cubrir necesidades del hogar —como
traer alimentos, agua y combustibles, además del cuidado de los menores—, por lo que
cuando una madre muere, se pierde a la persona que estaba al cuidado principal de la
familia y también una parte importante del ingreso económico familiar.
La experiencia mundial indica que el hecho de mantener políticas restrictivas en
torno al aborto no lo previene, pero sí favorece sus complicaciones más frecuentes, como
son el aborto incompleto, infecciones, hemorragias, laceración cervical, perforación uterina
y lesión intraabdominal.
Estas mismas políticas hacen del aborto un problema de justicia social, ya que quien
cuenta con mayores posibilidades económicas obtiene atención médica particular de muy
bajo riesgo, en tanto que las mujeres con bajos recursos económicos se exponen a cual-
Biología de la reproductividad • 245
quier servicio que se le ofrezca, a tomar “pócimas abortivas”, muchas han llegado a introducir en su vagina ganchos de alambre. Todo ello en el mejor de los casos pone su salud
reproductiva en riesgo de esterilidad definitiva y, en el peor escenario, llevan a que la
mujer pague con su propia vida el intento de interrumpir un embarazo no deseado.
La legislación nacional en México define al aborto como: “La interrupción del embarazo antes de que el producto de la gestación cumpla 20 semanas y tenga un peso mayor
de 500 gramos”.
En la cultura mexicana el tema del aborto despierta un sentimiento visceral de rechazo,
vergüenza y desprecio en la población general. La razón principal de que ocurra esto es
que el tema sólo se visualiza en un primer impacto desde el un punto de vista moral y religioso, y no como un problema que encierra en su más intima entraña un verdadero conflicto médico y social. Algunos aspectos de tal problemática se muestran en el cuadro 9-1.
La práctica del aborto es inevitable, prueba innegable de ello es que en el mundo
ocurren alrededor de 70 000 muertes anuales de mujeres por complicaciones derivadas
del aborto; pero lo significativo es que de esa cifra, a los países subdesarrollados corresponden 69 400 decesos, en agudo contraste con las 600 mujeres fallecidas en las naciones
consideradas como desarrolladas. Además habría que sumar el hecho de que por cada mujer
que ha perdido la vida, varias más sufren complicaciones o defectos a largo plazo.
La tercera parte de los abortos son efectuados en condiciones inseguras y en un clima
social y legal adverso; de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, cuando una
mujer busca interrumpir su embarazo en un ambiente no médico, la mortalidad es de
alrededor de 1 000 mujeres fallecidas por cada millón de abortos, pero cuando la atención es especializada el índice se reduce a sólo 4 por millón.
Cifras no oficiales estiman que en México hay alrededor de 600 000 a 2 000 000 de
abortos por año, de cada 3 abortos 2 son inducidos y uno es espontáneo, se calculan
2 500 abortos diarios, la mayoría en mujeres católicas, casadas.
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COMPLICACIÓN DEL ABORTO
Las complicaciones del aborto se observan cuando se practica en condiciones no médicas,
a continuación se describen los procedimientos más comunes y los de mayor riesgo.
Cuadro 9-1. Premisas con relación al aborto
•
•
•
•
•
•
•
El aborto se origina en el embarazo no deseado
El embarazo no deseado está aumentando en todo el mundo
La práctica del aborto es inevitable
Las complicaciones y la muerte por aborto sí son evitables
La mujer que decide abortar lo hace a pesar de todo
La prevención y tratamiento del aborto deben comenzar con el manejo integral del embarazo no deseado.
Ninguna mujer se embaraza para saber lo que significa abortar
¿Quiénes sufren un embarazo no deseado?
• Mujeres a quienes les falla un método anticonceptivo
• Víctimas de violencia sexual
• Mujeres con un embarazo en principio deseado pero que por razones médicas o sociales se convierte
en no deseado
246 • Sexualidad humana
(Capítulo 9)
Procedimientos abortivos no médicos más usados en México
• Pociones y tés. En la sección de hierbas de los mercados se encuentran con facilidad mezclas de diferentes preparados para favorecer sangrados vaginales; el zoapatle, ruda y gobernadora son las más usadas.
• Automaniobras. Introducción por vía vaginal de ganchos, alambres y agujas, lo que
causa graves infecciones, laceraciones y perforaciones vaginales, uterinas o ambas.
• Sondas intrauterinas. Introducción de una sonda urinaria en la cavidad uterina hasta
producir sangrado con la consecuencia de graves hemorragias, infecciones o ambas.
• Cáusticos vaginales. Tabletas de permanganato de potasio, o sosa cáustica, las cuales
producen severos daños a útero, vagina, vejiga y recto.
• Fármacos. Altas dosis de medicamentos hormonales y prostaglandinas que producen abortos incompletos.
• Traumatismos. Algunas mujeres, en su intento de abortar, se provocan sentones,
caídas y golpes contusos en el abdomen.
• Maniobras externas. Masajes y presión sobre el fondo uterino, los cuales producen
desprendimiento placentario con una muy alta tasa de mortalidad materna.
Procedimientos abortivos médicos más usados en México
Existen, por otra parte, procedimientos médicos efectuados por especialistas, que son los
que ofrecen una morbimortalidad muy baja, mismos que se clasifican en: farmacológicos
y mecánicos.
1) Farmacológicos. Se refieren al uso de mifiprestone, también conocido como RU 486,
un medicamento que para mayor eficacia requiere la administración concomitante de
una prostaglandina; la mezcla de ambos medicamentos le confiere una efectividad
muy alta. Sin embargo, aun cuando está probado y aceptado como un medicamento
eficaz, su uso implica vigilancia médica durante varios días, ya que es frecuente la
posibilidad de abortos incompletos. El mifiprestone prácticamente no tiene uso clínico, ya que por razones políticas y morales es difícil encontrarlo en las farmacias de
casi cualquier país del mundo.
2) Mecánicos. Aspiración manual endouterina, es un procedimiento que se practica
con anestesia local y que permite la evacuación del útero en pocos minutos; está
indicado hasta las 10 a 12 semanas de embarazo.
Existe también el legrado uterino instrumental, técnica que requiere anestesia general
o bloqueo peridural y se indica para embarazos hasta de 14 a 16 semanas, además
de que requiere hospitalización.
Los tratamientos médicos, como todo otro procedimiento, tienen indicaciones y contraindicaciones, pero en manos de personal médico entrenado son muy bajas las posibilidades
de que se presenten complicaciones, secuelas o la muerte.
¿CAMBIARÁ ALGÚN DÍA EL PANORAMA?
Un ejemplo a seguir es lo que ha ocurrido en Holanda: ahí, el aborto es legal hasta la semana 22 del embarazo y está regulado y financiado por el gobierno. La experiencia holandesa
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Biología de la reproductividad • 247
muestra cómo es posible enfrentar un problema añejo con soluciones sociales, lo cual no
sólo resolvió las situaciones de morbimortalidad, además y contrario a lo que muchos
esperarían, Holanda tiene la tasa de abortos más baja del mundo. Esto lo lograron cuando,
junto con la puesta en marcha de sus clínicas de aborto, perfeccionaron los servicios de planificación familiar y de apoyo psicológico; en forma paralela, los holandeses implementaron un programa de educación sexual desde los primeros grados escolares.
Los tiempos cambian, la sociedad evoluciona y los problemas de salud derivados del
embarazo no deseado persisten, no es posible continuar ocultando un problema de salud
pública y justicia social tan importante actuando de manera visceral, pretendiendo ocultarlo y dejando que los años pasen y las mujeres en el mejor de los casos sufran consecuencias físicas a corto o largo plazo y en el peor de ellos mueran.
Si en verdad el deseo es reducir al mínimo la incidencia del aborto en México, es indispensable buscar un verdadero programa de salud sexual y reproductiva, así como implementar leyes que permitan y regulen la atención de la interrupción de embarazos no deseados.
En la Cuidad de México Distrito Federal el 26 de abril del 2007 se pública en la
Gaceta oficial del Distrito Federal el Decreto por el que se reforma el Código Penal para
el Distrito Federal donde deja de ser delito la interrupción del embarazo durante las primeras 12 semanas de gestación. La atención de la Salud Sexual y Reproductiva tiene
carácter prioritario y el Gobierno se compromete a promover y aplica permanentemente
y de manera intensiva políticas integrales tendientes a la educación y capacitación sobre
la Salud Sexual, los derechos Reproductivos, así como la Paternidad y Maternidad responsables. Sus servicios de Planificacion Familiar y anticoncepción tienen como principal
objetivo reducir el índice de abortos, de esta forma la Ciudad de México se pone a la vanguardia en los derechos reproductivos de sus ciudadanos.
No hay duda de que al terminar con la clandestinidad también se pondrá fin a
muchas complicaciones y muertes maternas innecesarias, además de dar paso a programas sociales y educativos que atiendan el derecho humano de alcanzar una verdadera
salud sexual y reproductiva. Se ha gastado mucho tiempo discutiendo si el aborto es
bueno o malo, si es correcto o incorrecto, pero ha llegado el momento de afrontar que el
aborto es una realidad social mucho más antigua que una cierta moral religiosa de tan
solo 2 000 años de edad.
LECTURAS RECOMENDADAS
Arnold A.P. (1980) Sexual difference in the brain. Am Sci, 68:165-173.
Behringer R.R., Finegold M.J., Cate R.L. (1994) Müllerian-inhibiting substance function during
mammalian sexual development. Cell, 79:415.
Berta P., Hawkins J.R., Sinclair A.H. et al. (1990) Genetics evidence equatins SRY and the testisdetermining factor. Nature, 348:448-450.
Davis, H.P., Pick de Weiss, S. (1992) El aborto en las Américas. En: López G, Yunes, J Solís JA,
Omran AR (eds.): Salud Reproductiva en las Américas, O.P.S., Washington, DC.
Eccles-Parsons J. (1991) Gender-roles socialization En: Barron R.I., Graziano W. Social Psichology.
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Fredka, T. Takin, L.C., Toro, O.L. (1989) Program document: Research Program for the prevention of
unsafe induced abortion and its adeverse consequences in Latinamerica and the Caribbeam,
Center for Policy Studies. Working paper No. 3, The Population Council, México City.
248 • Sexualidad humana
(Capítulo 9)
Henshaw, S.K. (1990) Induced abortion: A world reiew, family planning perspectives. The Alan
Guttmanchen Institute. New York:5.
Page D.C., Mosher R.S., Simpson E.M. et al. (1987) The sex determining region of the human Y
chromosome encodes a zinc finger protein. Cell, 51:1091-1104.
Sadler T.W. (2001) Embriología médica con orientación clínica. 8a ed., caps. 4 y 5 60-108.
Sinclair H.A., Berta P., Palmer S.M. et al. (1990) A gene from the human sex-determining region
encodes a protein with homology to a conserved DNA-binding notif. Nature, 346:240-244.
10
Síndromes clínicos
relacionados con
comportamiento sexual
compulsivo
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Rubén Hernández Serrano
Iván Arango de Montis
La discusión entre los términos “conducta sexual compulsiva” o “adicciones sexuales”, ha ocupado libros, trabajos científicos y páginas enteras de argumentos y postulados teóricos y prácticos —la mayoría de ellos empíricos— y basados en la clínica, durante ya muchos años.1-8
Para complicar aún más el panorama, el término “impulsividad sexual” ha tomado
mucha vigencia de manera reciente al aumentar en frecuencia e intensidad otras patologías
colaterales, como el juego patológico, la adicción a las drogas y el alcohol, las compras patológicas, la adicción a Internet y las parafilias en general.9 O bien se han hecho mas evidentes y han “salido del closet”, o la tecnología de la información las ha hecho más notorias.
De igual forma, la discusión entre normalidad y “anormalidad” que rige los conceptos
de tiempo y frecuencia y la definición de promiscuidad sexual continúan siendo arbitrarias, sin base o metodología científica para su concepción y sesgadas por los evidentes factores atávicos, morales y de juicios de valor que persisten en la sociedad contemporánea.
A modo de resumen de esta muy complicada materia cabe señalar, de manera fundamental, los siguientes hechos:
Desde 1983, Carnes, tomando como punto de partida enfoques diametralmente opuestos —como los que corresponden al psicoanálisis y sus versiones psicodinámicas más actuales
y los enfoques cognitivo-conductuales—, incorporó conceptos de las teorías del aprendizaje
y de la teoría general de sistemas para intentar definir los términos en referencia.
Tomó en consideración las tendencias típicamente adictivas y las entrelazó con fenómenos y eventos traumáticos y cataclísmicos en la persona, mismos que motivan la tendencia a la adicción, siguiendo el modelo característico de la dependencia al alcohol y las
249
250 • Sexualidad humana
(Capítulo 10)
drogas, con sus claros fenómenos de abstinencia y tolerancia. Así, el sexo es la más importante necesidad para los adictos sexuales. Viven y sólo piensan en ello y para ello.
Scwartz y Brasted, atribuyeron el origen de la impulsividad sexual a un sistema de creencias del todo irracional que consiste en una pobre imagen de uno mismo, baja autoestima,
expectativas poco realizables, temores y miedos anticipatorios y un sentimiento general de
desesperanza y tristeza. La culpa y vergüenza están presentes, así como también dificultades
y discordias maritales que conducen o exacerban las conductas sexuales adictivas.
Coleman, desarrolló el concepto de “conducta sexual compulsiva” en un intento de quitar el estigma que pesa sobre el fenómeno y señaló dos factores dinámicos: uno que predispone al individuo al uso compulsivo de sustancias o conductas como medio de aliviar el
dolor emocional, y otro que conduce al individuo ya predispuesto a ciertos tipos de conductas sexuales como su modo preferido de aliviar el dolor y sufrimiento. Existe una grave
alteración de la intimidad y por lo general tiene lugar en personas que han experimentado
abuso, negligencia o rechazo, lo cual les produce un intenso sentimiento de soledad.
Goodman propuso el término de “adicción sexual”, el cual corresponde a un patrón
mal adaptado de conductas sexuales, mismo que conduce a alteraciones y a estrés significativo desde el punto de vista clínico, “manifestado por tres o más de los siguientes parámetros, que ocurren en cualquier tiempo durante un periodo no menor de 12 meses:
1) Tolerancia: aumento de la frecuencia e intensidad para lograr el efecto deseado.
Disminución del efecto causado por el mismo nivel de intensidad.
2) Abstinencia: cambios psicofisiológicos demostrados, producidos al descontinuar la
conducta sexual. Necesidad de producir la misma conducta sexual para mejorar o
evitar el síndrome de abstinencia.
3) La conducta sexual se produce durante cada vez más tiempo y mayor intensidad.
4) Hay intentos conscientes por tratar de evitar o controlar la conducta sexual en cuestión.
5) Se invierte una gran cantidad de tiempo en la preparación, participación y recuperación de la conducta sexual específica.
6) Importantes actividades sociales, ocupacionales o recreacionales son eliminadas o
reducidas como consecuencia de la conducta sexual.
7) La conducta sexual continúa, a pesar del conocimiento de que el problema psicológico y físico persiste o recurre, y que es causado o aumentado por la conducta sexual.”
Por último, Hernández, Devries y Parra, en diversos trabajos, han señalado la importancia de
diferenciar fantasías, urgencias o conductas que se expresan de manera persistente y recurrente,
constituyendo un problema serio para el paciente, quien lucha como un péndulo de manera
obsesiva y compulsiva por no dejarse llevar por ellas ante las claras consecuencias sociales, éticas y legales que generan. La diferencia entre lo normal y anormal está dada por muchos factores de orden sociocultural y médico-legal, interfiriendo con la vida diaria de la persona.
El Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, 4a edición, Texto revisado
(DSM-IV-TR) no establece criterios diagnósticos específicos para estas entidades clínicas,
aunque pudieran ser incluidas en el rubro de trastornos sexuales no clasificados (302.9).10
Ya desde Krafft Ebing, en su famoso estudio sobre psicopatías sexuales, se producía
el primer análisis científico de lo que hoy llamamos “parafilias”, conocidas en el pasado
como “conductas sexuales desviadas” o “perversiones sexuales”, las cuales también hoy en
día han crecido de manera vertiginosa en amplitud, frecuencia e intensidad.11
Síndromes clínicos relacionados con comportamiento sexual compulsivo • 251
A fin de distinguir entre conductas sexuales desviadas, adicción sexual e impulsividad
sexual, es fundamental realizar la evaluación clínica de tres conceptos clásicos:
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1) La planificación previa de actividades, que consume muchas horas.
2) La determinación de los riesgos en los cuales se involucra la persona y si el individuo
cobra conciencia de ellos o no, si los asume como un juego psicológico muy dañino.
3) El placer que se obtiene de manera preferente o exclusiva y la participación consensual
o no de otras personas, lo que tarde o temprano conduce a problemas médico-legales.
Se estima que la incidencia de estas conductas esta en el orden, según Carnes, de entre 3
y 6 % de la población, y de acuerdo con Coleman en 5 %, aunque la cifra de delitos es
significativamente alta.
Desde el punto de vista teórico, no hay consenso de cómo entender el problema,
hace mucho tiempo que esta condición recibió nombres como “hipersexualidad”, “erotomanía”, “ninfomanía”, “satiriasis”, “conducta sexual compulsiva no parafílica”, “conducta
sexual fuera de control” y, de manera más reciente, “conducta sexual compulsiva”, “adicción sexual”, “impulsividad sexual” o “trastornos relacionados con las parafilias”.
El planteamiento de dicha condición como una conducta sexual “compulsiva” señala
la relación teórica que puede existir entre tales comportamientos sexuales y el trastorno
obsesivo compulsivo (TOC), o bien, que las manifestaciones sexuales compulsivas son
una manifestación clínica más del TOC. El cuestionamiento a dicha posición, sin embargo, surge al realizar un análisis de la comorbilidad o de la presentación formal del diagnóstico de TOC en pacientes con tales conductas sexuales y se encuentra que sólo en
14% de los pacientes es posible establecer el diagnóstico comórbido de TOC.12 El TOC
no representa el diagnóstico de trastorno por ansiedad más frecuente. Los pacientes con
TOC por lo general evitan las situaciones de riesgo mientras que los pacientes con trastornos relacionados a las parafilias buscan el riesgo y las sensaciones relacionadas. Este
fenómeno ha sido asociado con los trastornos vinculados a la impulsividad más que a
aquellos relacionados con la obsesividad-compulsividad.
Las consideraciones que proponen entender la conducta sexual fuera de control
como una manifestación de un fenómeno adictivo, han encontrado un eco significativo
sobre todo por las modalidades terapéuticas implementadas desde esta perspectiva, en
particular, los programas terapéuticos centrados en la filosofía de 12 pasos (como la propuesta por los grupos de Alcohólicos Anónimos). Sin embargo, uno de los cuestionamientos
más rigurosos hacia esta perspectiva es que en la especie humana hay una serie de conductas
apetitivas sobre las que descansa la supervivencia de la especie (la conducta sexual, alimentaria, la ingesta de líquidos y el sueño), las cuales son moduladas por extensas redes
neurales en el sistema nervioso central y que, como fenómenos fisiológicos que son, implican cierta periodicidad, apetencia y saciedad.
Los apetitos humanos se pueden desinhibir en distintas condiciones psiquiátricas o
neurológicas (trastornos del estado de ánimo, esquizofrenia o lesiones cerebrales) y, en la
especie humana, la percepción de la privación de cualquiera de tales conductas apetitivas
(sexual, alimentaria, de ingesta de líquidos y de sueño) genera representaciones mentales
(pensamientos, imágenes y fantasías) y conductas dirigidas a mitigar la condición de privación.
252 • Sexualidad humana
(Capítulo 10)
La aplicación del modelo de adicción a las conductas apetitivas que de manera inherente
implican momentos de privación acompañados de representaciones mentales y conductas
que buscan la saciedad, suele generar confusión. La misma dificultad teórica encuentra la clasificación de otras condiciones que relacionan la conducta impulsiva con conductas apetitivas,
como es el caso de considerar a la bulimia nervosa como un trastorno adictivo.
Otra perspectiva implica la clasificación y nomenclatura de estas condiciones como
“trastornos relacionados a las parafilias” para las cuales la definición operativa ha sido propuesta por Martin Kafka:13
a) Un periodo de por lo menos seis meses en que se presentan de manera
recurrente e insistente fantasías sexuales, urgencia sexual o conductas
sexuales culturalmente sancionadas que aumentan en frecuencia e intensidad, al punto de interferir de manera sustancial en la expresión de la
capacidad para la actividad sexual afectiva y recíproca.
b) Estas fantasías, urgencias o actividades sexuales causan malestar clínicamente significativo y deterioro en el área social, ocupacional o en otras
áreas importantes del funcionamiento.
c) Estas fantasías, urgencias o actividades sexuales no ocurren exclusivamente durante un episodio de otro trastorno psiquiátrico primario (manía,
hipomanía), al abuso de sustancias psicoactivas (alcohol, cocaína o anfetaminas) o a una condición médica general.
Los trastornos relacionados con las parafilias son condiciones vinculadas con ellas de alguna manera pero, con la distinción fundamental de que constituyen expresiones excesivas
de conductas heterosexuales u homosexuales toleradas desde el punto de vista social. De
modo que la diferencia principal entre las parafilias y los trastornos relacionados con ellas
estriba en que estos últimos son conductas toleradas por la sociedad en general.
Las convergencias entre ambas condiciones se sustentan con diversos datos: las parafilias, por ejemplo, tienen una ocurrencia hombre:mujer de 20:1, en tanto que los trastornos relacionados con las parafilias también son una condición sobre todo masculina, pero
con un índice mucho menor (5:1). Ambas condiciones por lo general inician durante la
adolescencia, y los pacientes de una y otra describen su conducta sexual como obligatoria, repetitiva y estereotipada; en ambas hay fantasías que generan excitación sexual,
urgencias y conductas sexuales que consumen tiempo para el desarrollo de otras áreas de
funcionamiento psicosocial.14 Asimismo, en ambas condiciones las conductas llegan a ser
tanto egodistónicas como egosintónicas y aumenta la probabilidad de que se presenten
durante periodos de intensificación del estrés.
Los trastornos relacionados con las parafilias son los siguientes:
1. Masturbación compulsiva. En esta condición, la masturbación es la principal descarga sexual (por lo general, al menos una vez al día) incluso en el contexto de una
relación estable. En un estudio reportado, la masturbación compulsiva llegó a tener
una prevalencia de 70% en una muestra de 206 hombres con trastornos relacionados
con las parafilias.15 En la mayoría de los casos no se presenta de forma aislada y está
acompañada por lo menos con malestar y deterioro psicosocial. En algunas ocasiones
Síndromes clínicos relacionados con comportamiento sexual compulsivo • 253
2.
© Editorial El
manual moderno Fotocopiar sin autorización es un delito.
3.
4.
5.
se asocia con abrasiones o lesiones genitales y, de manera estadísticamente significativa, con todas las otras formas de trastornos relacionados con las parafilias, excepto
con la promiscuidad prolongada; de hecho, fue posible establecer un vínculo significativo entre ella y todos los trastornos parafílicos —de manera particular con la
escatología telefónica—. En los hombres con parafilias o con trastornos relacionados con las parafilias, la masturbación es la descarga sexual más común a lo largo de
la vida, al margen del estatus marital.16
Promiscuidad prolongada. Se presenta en personas con orientación heterosexual, bisexual u homosexual e implica un patrón repetitivo y persistente de conquistas sexuales,
encuentros de “una sola noche”, búsqueda de parejas sexuales, relaciones sexuales repetidas breves o prolongadas, poligamia secuencial, consumo de sexo servicio.
La promiscuidad prolongada ha sido reportada hasta en 50% de las personas que
solicitan tratamiento asociado por una conducta parafílica por un trastorno relacionado con las parafilias, y a menudo está acompañada de diseminación de enfermedades de transmisión sexual y con la disrupción del vínculo de pareja.17 Existen
circunstancias en las que se requiere hacer una evaluación cuidadosa del diagnóstico, por ejemplo, las personas que se dedican al trabajo sexual tienen múltiples parejas sexuales, pero cuando la motivación primaria de la conducta no es sexual (sino,
quizá, la obtención de dinero para sobrevivir la miseria y la pobreza, la explotación
por el comercio y la esclavitud sexual) no debe realizarse un diagnóstico de promiscuidad prolongada.
Dependencia a la pornografía. Es la presencia de un patrón repetitivo y persistente
de dependencia a materiales pornográficos (revistas, vídeos, pornografía en internet).
Así como la promiscuidad prolongada, la dependencia a la pornografía se ha documentado en 50% de los casos de una muestra y se relaciona de manera significativa
con la masturbación compulsiva y la dependencia al sexo telefónico. En el estudio
referido, la dependencia a la pornografía también encontró un vínculo importante
con la presencia de sadismo sexual y masoquismo, aunque no alcanzó una asociación
significativa desde el punto de vista estadístico con otras parafilias. Otra de las observaciones realizadas es que en las personas con dependencia a la pornografía disminuye el interés sexual por la pareja, si es que se encuentran en una relación estable.
Desde la perspectiva clínica, algunos autores sugieren que cuando la dependencia a
la pornografía está acompañada de excitación sexual por personas prepúberes, debe
realizarse el diagnóstico de dependencia a la pornografía y pedofilia.18
Dependencia al sexo telefónico. Es la dependencia persistente y repetitiva a las
líneas telefónicas de contenido sexual, misma que implica un importante consumo
de tiempo y endeudamiento. En una muestra ya referida, la dependencia al sexo
telefónico se presenta en 25% de los casos y está vinculada con deudas sustanciales
y bloqueos de servicios telefónicos. Mostró un vínculo significativo con la masturbación compulsiva, la dependencia a la pornografía, la promiscuidad prolongada y
la escatología telefónica.
Dependencia al cybersexo. Consiste en el uso repetido y persistente (que consume
tiempo para el desarrollo en otras áreas de funcionamiento psicosocial) de internet en
grupos de interacción virtual en los que se actúa o planea la actuación de la conducta
sexual. Los estudios en dichas poblaciones sugieren la necesidad de discriminar entre
254 • Sexualidad humana
(Capítulo 10)
distintos tipos de usuarios de internet. Hasta ahora parece ser que los hombres recurren con mayor frecuencia a sitios en los que se busca pornografía especializada.
Una de las líneas de investigación va dirigida a identificar cuáles pueden ser los
motivadores principales en la dependencia al cybersexo, las mujeres que buscan
acceder a una relación o contacto como factor primario y que terminan teniendo
actividad sexual como factor secundario son un grupo distinto al de los hombres
que buscan como factor primario la excitación genital.19-20
En los hombres o mujeres que tienen como motivación principal la búsqueda de
pornografía, algunos autores han sugerido entender la dependencia al cybersexo
como una variante de la dependencia a la pornografía, con lo que se mantendría la
categoría de dependencia al cybersexo como un rubro que implica la conducta
sexual explícita acompañada de comunicación interpersonal. Se ha reportado que
las personas con ese tipo de conducta se conectan al internet en busca de cybersexo
por lo menos entre 1 y 2 horas al día, es decir, entre 11 y 12 por semana.
6. Incompatibilidad grave del deseo sexual. Implica la afiliación romántica persistente en la cual el deseo sexual excesivo de uno de los miembros de la pareja genera
demandas sexuales en el otro (habiendo documentado que el otro miembro de la
pareja no tiene una disfunción sexual como trastorno por deseo sexual hipoactivo)
que interfiere de manera significativa con la capacidad para sostener una relación.
En un estudio con personas con trastornos relacionados con las parafilias se encontró
este tipo de conducta en 12% de la muestra, asociada con disfunción en el vínculo
de pareja y, de manera significativa, con la ocurrencia de masturbación compulsiva.
La mayoría de hombres o mujeres que presentan esta condición demandan actividad sexual una o más veces al día y la pareja afectada se siente explotada y enojada. La incompatibilidad grave en el deseo sexual a menudo está acompañada de la
búsqueda de psicoterapia de pareja y es un factor importante en el rompimiento y
separación de la misma.
7. Trastorno relacionado con las parafilias, no especificiado. En este rubro podría clasificarse la asistencia a “strip clubs”, el acoso sexual, la trasgresión a los límites profesionales, fantasías sexuales que consumen tiempo que son experimentadas como
egodistónicas pero que no siempre se acompañan de conductas sexuales o genitales
explícitas. Esta categoría incluye las condiciones que todavía no han sido validadas de
manera empírica; habría que considerar cuáles son las motivaciones para la ejecución
de la conducta, sobre todo si la motivación principal es la evitación de la condición de
soledad o de estados afectivos de tipo depresivo. A decir de Kafka, sería difícil, incluir
dichas condiciones en el rubro de trastornos relacionados con las parafilias.
Además de los señalamientos sostenidos para comprender las conductas mencionadas
como “trastornos relacionados con las parafilias”, hay otras aproximaciones teóricas que
persisten en la proposición de la multicausalidad en los procesos fisiopatológicos relacionados con el comportamiento. Otro investigador, Coleman, plantea que tales conductas
no siempre son egodistónicas (como en el caso del TOC clásico) o pueden entenderse en
función de un impulso hipersexual generalizado o como consecuencia de comportamientos no regulados de búsqueda de placer. Sin embargo, la nomenclatura para dichas condiciones permite suponer que la comprensión de su naturaleza subyace en la perspectiva
del espectro compulsivo o relacionado con los trastornos de ansiedad.
Síndromes clínicos relacionados con comportamiento sexual compulsivo • 255
Coleman propone los siguientes criterios para la conducta sexual compulsiva no
parafílica.21
A) Conductas, urgencia o fantasías que provocan intensa excitación sexual y que
influyen en una de las siguientes:
1. Búsqueda compulsiva de parejas sexuales.
2. Fijación compulsiva en una pareja inalcanzable.
3. Autoerotismo compulsivo.
4. Uso compulsivo del Internet para propósitos sexuales.
5. Uso compulsivo de material sexualmente explícito (erótica).
6. Compulsión por relaciones amorosas múltiples.
7. Sexualidad compulsiva en una relación.
B) Las fantasías, urgencias o conductas provocan malestar clínicamente significativo o
deterioro social, ocupacional o en otras áreas importantes del funcionamiento.
C) No son ocasionadas por otra condición médica, uso o abuso de sustancias, o atribuibles a cualquier otro diagnóstico en Eje I, II (trastornos de la personalidad o
retraso mental) o trastornos en el desarrollo. Habrán de considerarse las normas
para género, orientación sexual y distintos grupos socioculturales.
D) Duración mínima de 6 meses.
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CONSIDERACIONES ETIOLÓGICAS: NEUROANATOMÍA
Desde la perspectiva neuroanatómica o neurofuncional, se ha propuesto que hay alteraciones en la comunicación de distintas vías neuronales que comunican al lóbulo frontal
con el temporal.
En relación con las alteraciones del lóbulo frontal, habría que retomar el hecho de
que esta estructura cerebral, entre muchas otras funciones, se encarga del funcionamiento
ejecutivo, como la inhibición de respuestas, la planeación, y la modulación verbal del
comportamiento. Las lesiones del lóbulo frontal están vinculadas con alteraciones en el
control de los impulsos que incluyen las conductas hipersexuales.22
Los lóbulos temporales también han sido considerados al intentar explicar la conducta
sexual con características compulsivas. Se ha vinculado a estas estructuras con el desarrollo
de manifestaciones clínicas de hipersexualidad o con el desarrollo de conductas parafílicas,
como el caso de conductas fetichistas o pedófilas. Una de las características clínicas reportadas en la conducta sexual compulsiva es que se asemeja a estados alterados de conciencia
o “similares a la fuga”. De hecho, las publicaciones de Money y Lamarz refieren que tal vez
exista una correlación entre las alteraciones de la actividad eléctrica en regiones corticales
asociadas desde el punto de vista funcional con el sistema límbico, las cuales quizá expliquen los síntomas de tipo obsesivo o estados de “fuga” (estados alterados de conciencia).
Otra de las evidencias que vinculan a los lóbulos temporales con manifestaciones clínicas relacionadas con la conducta sexual impulsiva desde la perspectiva de la conducta
hipersexual, se documenta en el síndrome de Kluver-Bucy. En esta condición, las lesiones en
el lóbulo temporal se manifiestan con incremento en las conductas sexuales de búsqueda y
desinhibición. De igual manera, existen reportes en los que se establece un vínculo entre las
256 • Sexualidad humana
(Capítulo 10)
conductas pedófilas con alteraciones en el lóbulo temporal, en el cerebro medio o en las áreas
adyacentes al hipotálamo, estructuras en las que una lesión puede desencadenar estados de
hipersexualidad que desenmascaren orientaciones sexuales de tipo parafílico.23
PROCESOS NEUROQUÍMICOS
Desde la perspectiva neuroquímica se han estudiado los aspectos que tienen que ver con
los procesos neuroquímicos relacionados con la conducta sexual.
Una de las líneas de observación ha sido el estudio de los niveles de testosterona en
pacientes que presentan ya sea un trastorno de tipo parafílico o uno relacionado con las
parafilias. Los estudios no han sido concluyentes al respecto de las anormalidades en las concentraciones de testosterona, sin embargo, lo que sí se ha reportado con un poco más de
consistencia es la eficacia que tiene el tratamiento con antiandrógenos para disminuir el
deseo sexual, ya sea en pacientes con urgencias parafílicas o no parafílicas. De cualquier
manera, la testosterona se relaciona con muchos otros sistemas de neurotransmisión, por
lo que la disminución en sus niveles circulantes puede incidir sobre el deseo o la urgencia sexual por medio del efecto que tiene sobre otras vías de neurotransmisión.24
En vista de la asociación que existe entre la conducta sexual de tipo compulsivo y el
antecedente de traumas repetidos en la infancia, se ha propuesto una liga teórica entre la
fenomenología del trastorno por estrés postraumático (TPEPT) y la conducta sexual
referida, sobre todo en lo referente a los estados de hiperactivación amigdalina y desregulación autonómica. Van der Kolk, ha demostrado como los pacientes con TPEPT tienen una pobre tolerancia a los estados de excitación/alertamiento, condición que interfiere con el procesamiento y las respuestas cognitivas a estímulos que generan estrés y
que participa en que se genere una respuesta condicionada a la estimulación sensorial, en
la que se responde con una descarga psicomotora o con conductas de retirada. Desde esta
perspectiva, se ha propuesto entender la conducta sexual compulsiva como una respuesta inapropiada o exagerada a una amenaza percibida. En dicha respuesta a la amenaza
percibida participan neurotransmisores que también modulan la respuesta sexual, como
noradrenalina, serotonina y dopamina.25
Se ha propuesto que las alteraciones adrenérgicas en la conducta sexual compulsiva
están implicadas en los procesos neuroquímicos en la medida en que se hace la hipótesis
de que en las personas con conducta sexual compulsiva podrían presentarse fenómenos
similares a los que ocurren en la neurofisiología del TPEPT y el efecto que puede tener
la hiperactivación de éste sistema de neurotransmisisión con el deterioro y la disminución
del volumen neuronal en el hipocampo, una de las estructuras fundamentales en la
mediación de la relación de la memoria con el afecto.26
La participación de los sistemas serotoninérgicos en la fisiopatología de la conducta
sexual compulsiva se infiere de manera fundamental a partir del efecto que tienen sobre
la conducta sexual los medicamentos que modulan este sistema de neurotransmisión,
sobre todo los inhibidores selectivos de la recaptura de serotonina (ISRS).27
Otras moléculas candidatas a ocupar un lugar en la neurofisiología de la conducta
sexual compulsiva son los opioides endógenos, es decir, las endorfinas y las encefalinas. Se
ha determinado su participación en distintas fases de la respuesta sexual y de la inducción
Síndromes clínicos relacionados con comportamiento sexual compulsivo • 257
de la sensación de calma después de que hay un aumento en la producción neuronal de
ellos. En los pacientes que son expuestos de nueva cuenta a situaciones traumáticas
—como es el caso del Trastorno por Estrés Postraumático (TEPT)—, se observa un incremento en la producción de endorfina la cual, de manera paradójica, provoca una sensación de calma, es decir, una que intenta modular y reducir la ansiedad asociada con tal
re-exposición. Sin embargo, cuando pasa el efecto ansiolítico propio de la actividad opiácea aparecen los síntomas de supresión a opiáceos (incremento de la ansiedad, hiperreactividad, incremento en la agresividad) y se establece un ciclo en el que se observa un
sustento biológico para la reexperimentación del trauma en busca de un estado posterior
de calma transitoria. Algunos autores han propuesto que este proceso es parte del ciclo
neuroquímico que explica la perpetuación y repetición de la conducta sexual compulsiva.
De hecho, tal hipótesis cobra mayor sentido con los reportes de caso en que pacientes
que sufrían conducta sexual compulsiva fueron tratados con fármacos que antagonizan el
efecto de los opiáceos endógenos, como la naltrexona.28
OTRAS PROPUESTAS TEÓRICAS
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Existen otros autores que plantean que, además de las variables mencionadas, habría que
considerar la relación que este tipo de conducta sexual, al que prefieren llamar “conducta sexual fuera de control”, guarda con el afecto y la ansiedad.
Bancroft, por ejemplo, ha planteado que la excitación sexual depende del balance
entre los sistemas neurales de excitación e inhibición sexual y que los individuos presentan una alta variabilidad.29 Propone que los sistemas neurales asociados con la inhibición
sexual (p. ej., locus ceruleus y núcleo paragigantocelular) sirven a la especie desde una
perspectiva evolutivo-adaptativa cuando:
1. Se percibe una situación sexual como amenazante y la inhibición sexual facilita la
evitación de la situación amenazante.
2. La amenaza percibida no es de carácter sexual pero demanda una respuesta de evitación, para la cual se requiere de la inhibición de patrones conductuales distractores, como la ingesta de alimentos o la actividad sexual.
3. Cuando la respuesta sexual (p. ej., la eyaculación masculina) inhibe estados de excitación sexual para asegurar que la búsqueda de placer sexual no se convierte en un
patrón conductual excesivo (que resulte en una reducción de la capacidad reproductiva o en una preocupación mal-adaptativa por la búsqueda de recompensas sexuales).
4. Cuando la conducta sexual y reproductiva se inhibe en condiciones de estrés crónico (que en algunas especies sociales tiene el efecto de reducir la sobrepoblación por
medio de la inhibición selectiva de la conducta reproductiva en aquellos individuos
que, por estar ubicados en los estratos más bajos de la jerarquía social, son más susceptibles al estrés crónico).
Bancroft, propone que es necesario considerar que el aumento en el interés sexual puede
indicar un incremento en el deseo sexual o la necesidad de contacto personal y de la validación por otra persona. Desde esa perspectiva, la conducta sexual fuera de control guarda
258 • Sexualidad humana
(Capítulo 10)
relación con una disminución de la actividad de los sistemas de inhibición que en el contexto de situaciones de ansiedad, la conducta sexual “fuera de control” representa un
medio para obtener una reducción transitoria de la ansiedad a través del orgasmo. En
tales casos —en donde la conducta sexual se exacerba en estados de ansiedad— se
requiere de la presencia de un hipofuncionamiento de los sistemas de inhibición junto
a un hiperfuncionamiento de los sistemas de excitación sexual; fenómeno que ha sido
llamado de “transferencia de excitación” (efecto paradójico de la ansiedad sobre la estimulación sexual, es decir, la facilitación de la excitación en situaciones de ansiedad, la
hiperactivación autonómica asociada con la ansiedad se incorpora a la respuesta sexual
frente a estímulos sexuales en aquellos individuos con baja inhibición de la respuesta
sexual).30
DIAGNÓSTICO
En la actualidad es básico utilizar las escalas de diagnóstico a fin de establecer con claridad algunos comportamientos dudosos y, sobre todo, establecer una adecuada comparación
con diferentes culturas ante las cuales pudieran existir variaciones importantes.
Entre los instrumentos más útiles se encuentran el Handbook of Sexuality Related
Measures (Manual de medidas relacionadas con la sexualidad).31 También son valiosas las
pruebas psicológicas reconocidas como el Inventario Mutifásico de Personalidad de Minnesota (MMPI)* y las muy variadas y diversas escalas de personalidad, calidad de vida y satisfacción sexual disponibles en el mercado.32
De igual manera, las pruebas de biofeedback y los estudios de falometría y diferentes
polígrafos pueden ser útiles no sólo en el diagnóstico sino también en el tratamiento y la
evaluación de resultados.
TRATAMIENTO
La gran mayoría de estas personas no reciben tratamiento, bien porque se niegan a hacerlo al considerar que no tienen ningún tipo de patología o porque no existen ni los centros especializados ni los profesionales debidamente entrenados para ello.
Se ha implementado el tratamiento farmacológico (lo que ha sido llamado por algunos “castración química”) con el uso de antiandrógenos, en particular la flutamida.
Procedimiento que es violatorio de la Declaración de Derechos Sexuales de la Asociación
Mundial de Sexología.33
Los ISRS han sido utilizados también con éxitos parciales: fluoxetina, sertralina, paroxetina, venlafaxina, fluvoxamina, mirtazapina, citalopram y duloxetina pueden ser utilizados en dosis ajustadas a cada individuo. Asimismo el médico puede
utilizar medicación ansiolítica (sin olvidar el factor dependencia), en particular las
benzodiazepinas.
* Obra publicada y distribuida por Editorial El Manual Moderno, S.A. de C.V.
Síndromes clínicos relacionados con comportamiento sexual compulsivo • 259
Y, por supuesto, el tratamiento integral debe incluir algún tipo de psicoterapia. Algunas
modalidades que han sido implementadas en esta clase de padecimientos son: 1) psicoterapia
cognitivo-conductual, 2) terapia de grupo (en muchas ocasiones con el mismo modelo de
12 pasos de los grupos de Alcohólicos Anónimos), 3) terapia familiar, 4) terapia marital y
5) terapia sexual. En la obra de Mezzich y Hernández se presenta una revisión completa de
los modelos terapéuticos convenientes.34
REFERENCIAS
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11
Síndromes clínicos
relacionados con violencia
y victimización
Ruth González Serratos
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PODER, GÉNERO, VIOLENCIA/AGRESIÓN
La violencia sexual es un problema que ocurre en una comunidad en la cual se encuentra tanto el victimario como la víctima, por tanto, atañe a todos los miembros de la sociedad tanto entender como atender y prevenir dicho fenómeno.1
Ser un hombre en nuestra cultura significa no sólo poseer un pene, también habría
que añadir a la anatomía: ser de ascendencia europea, heterosexual, joven, rico y musculoso.
Así, el pene es ligado de inmediato con racismo, sexismo, heterosexismo y “cualidades”
como ser racional, de inteligencia superior, lógico, inflexible, frío y sin emociones. Pero,
sobre todo, mantenerse y mantener en control a personas y situaciones bajo su poder, esto
quiere decir tomar las decisiones y obtener lo que uno quiere sin importar el costo.
La violencia sexual es una expresión de la disparidad de poderes entre los géneros. El
varón utiliza la sexualidad como arma de sometimiento y de poder manifiesto contra quienes
considera inferiores a él (mujeres, niñas y niños). Al violentar sexualmente a otros hombres, les señala su inferioridad respecto a él y su demérito social, ya que cuando el hombre
victimiza a otro hombre lo “mujeriza”, es decir, que desde las perspectivas real o simbólica siempre se viola a una mujer.2
SÍNDROMES CLÍNICOS POSTERIORES
AL ABUSO SEXUAL EN LA NIÑEZ
Hay dos variables sobre las cuales se cimienta la organización familiar, a saber: poder y
género. El poder es vertical y se aplica según el género. Las leyes de la familia están inscritas en los ejes de jerarquía, disciplina, obediencia, verticalidad, respeto y castigo; así,
261
262 • Sexualidad humana
(Capítulo 11)
tenemos que “la mujer obedece y respeta al marido”, “el padre es el jefe de familia”, “el
padre mantiene el hogar”, “el padre es el que impone la ley”.3
El patriarcado está definido como “el proceso de utilización del sistema de la supremacía masculina encontrada en la familia tradicional como paradigma del orden universal”.4 De ahí que la violencia doméstica como problema de género esté articulada a los
diferentes sistemas sociales que estructuran la complejidad de dicha relación.
Abuso sexual a infantes y género
El dominio y el control de un género sobre otro demuestra de manera elocuente el lugar
subordinado y quebrantado que se pretende para las mujeres adultas y los infantes al despojarlos de su integridad yoica y obtener como trofeo la tan valorada “honra sexual”, centro de la jurisdicción masculina sobre sus subordinados y parte fundamental de los sistemas de prestigio social. La sexualidad es utilizada como un instrumento que marca de
modo impresionante la imposición de poder y la ira sobre otro ser al cual se deshumaniza, degrada y despoja de sus capacidades de libre elección sobre su cuerpo, así como del
ejercicio de su sexualidad. Aunado a lo anterior se rompe y corrompe la seguridad, la confianza, el autoconcepto y la esencial libertad interna de un ser humano.5
La fuerza física y el hábito del infante a obedecer a los adultos en ocasiones aseguran
la complacencia, ya que los infantes a menudo obedecen a los adultos con un mínimo de
coerción.6 El poder sobre los infantes confiere a los adultos fuerza y dominio sobre ellos,
ya que la cultura considera que los menores son propiedad de los adultos; por otra parte,
los niños necesitan y quieren ser aceptados, amados y acariciados. Tal combinación dentro
y fuera de la familia, hace que los abusadores tomen ventaja de esos requerimientos
infantiles e impongan su dominio.7
Funk puntualiza que el abuso sexual es la sexualización del desbalance de poder.
B.SOTRP, la organización que él preside, plantea la premisa de que la conducta de violencia sexual es una extensión de una conducta masculina altamente normalizada, es
parte del continuo de una conducta masculina exitosa que avala los estereotipos masculinos.8 Hopper, agrega que lo anterior desemboca en la alta probabilidad de violentar en
el terreno sexual a mujeres e infantes.9
En la cultura occidental predominante, a los infantes se les demuestra que existe un
amo, el cual es un varón que revela su poder a través de maltratar, humillar y degradar a
sus víctimas. A la madre del infante se le hace patente que el hombre es dueño tanto de
ella como de su progenie y que él dispone de manera poderosa de la servidumbre sexual
tanto de ella como de sus descendientes.10
Conceptos de abuso sexual infantil
El primer paso para el entendimiento de un problema es nombrarlo, de ahí que en los
últimos años se han propuesto varios términos al respecto: asalto sexual, violación infantil, perturbación infantil, y mal uso sexual; sin embargo, todos ellos tienen una carga valorativa, además de ser conceptos utilizados con un fin sobre todo de orden político y moral
más que en función de un análisis teórico y empírico del problema. Es a partir de esto
que el estudio del abuso sexual adquiere importancia social, política y, en consecuencia,
académica.
Síndromes clínicos relacionados con violencia y victimización • 263
En el presente capítulo se conceptúa como abuso sexual “a todo hecho en el que se involucra una actividad sexual inapropiada para la edad del infante (niña o niño), se le pida que
guarde el secreto sobre dicha actividad y/o se le hace percibir que si lo relata provocará algo
malo a sí mismo, al perpetrador y/o a la familia. Estos actos sexuales provocan sentimientos
de confusión emocional, miedo y en ocasiones de placer, sin embargo, este tipo de experiencias son consideradas extrañas y desagradables para el infante. El abuso sexual incluye: la desnudez, la exposición a material sexualmente explícito, el tocamiento corporal, la masturbación, el sexo oral, anal y/o genital, el exhibicionismo, las insinuaciones sexuales, conductas
sugestivas, el presenciar como abusan sexualmente de otro infante, la exposición a actos
sexuales entre adultos, la prostitución, la pornografía infantil, etc.”11
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Concepto de incesto
Hay autores que mencionan que el incesto y el abuso sexual son conceptos semejantes, pero
en realidad no son lo mismo, mientras que conciben al abuso sexual como relaciones sexuales entre un adulto y un niño, en donde existe un desbalance de poder, además de ser un
evento sin consentimiento mutuo; el incesto es definido como contacto sexual entre miembros de una familia y parientes, incluyendo aquellos de la familia inmediata y mediata.12
Cabe decir, entonces, que la actividad sexual entre miembros de una familia de edades
similares, sin que exista entre ellos un desbalance de poder y habiendo acuerdo mutuo,
es un tipo de incesto en el cual no hay abuso sexual; asimismo, el contacto sexual entre
un adulto extraño y un infante es abuso sexual sin que haya incesto, pues no existen lazos
sanguíneos ni vínculos afectivos entre ambos.13,14
Desde el punto de vista psicológico, el término “incesto” no puede limitarse a tomar
en cuenta los lazos sanguíneos, ya que para entender su trascendencia real, es necesario
visualizar más allá y centrar la atención profesional en los vínculos emocionales y afectivos
que existen entre la víctima y su victimario.15 Esta nueva concepción del incesto considera que existen repercusiones a dos niveles: el trauma sexual por un desbalance de poder
y la profanación de la confianza y los límites del infante.
Para el infante, el impacto emocional no tiene que ver con el parentesco genético,
sino con la violación de la confianza por parte de alguien a quien ama dentro del ámbito
donde se supondría más seguro: su propio hogar. Así, desde el punto de vista psicodinámico, el incesto es un abuso sexual en el cual, más que corromper la liga de la consanguinidad, lo que se altera es el vínculo de confianza de la víctima hacia su medio ambiente
y sus relaciones interpersonales.
Concepto de sobrevivientes
El secreto elimina toda posibilidad de intervención, lo cual hace posible que el abuso continúe por largo tiempo. Las razones que llevan a un infante a guardar el secreto suelen ser
de carácter multifactorial; sin embargo, Blume analiza algunos de los factores que hacen que
el abuso sexual e incesto no sean revelados: amenaza, daño físico, decir “nadie te creerá”.16
Los efectos posteriores no son síntomas patológicos, son mecanismos que permiten
al infante adaptarse al medio en el cual se ve obligado a vivir, de ahí que se considera
como sobrevivientes a “todos los adolescentes y/o adultos que se vieron involucrados en
abuso sexual y/o incesto durante la infancia, independientemente de quien o quienes
264 • Sexualidad humana
(Capítulo 11)
hayan sido los abusadores y que no hayan recibido psicoterapia específica para la violencia sexual sufrida”.17
De acuerdo con los datos obtenidos en la investigación realizada en el Programa de
Atención Integral a Víctimas y Sobrevivientes de Abuso Sexual (PAIVSAS) en el 2002, con
una muestra de 100 niños y niñas, se encontró que las circunstancias bajo las cuales se llevaba a cabo la violencia sexual a infantes fueron las que se muestran en el cuadro 11-1.18
De las cifras aquí presentadas por el PAIVSAS se deriva que el victimario es en un
95% del género masculino, conocido de la víctima en todos los casos; los porcentajes de
abuso perpetrado por el hermano mayor (19%), el padre biológico (15%) y el padrastro
(4%) suman un19% de violencia por parte de la figura paternal; los primos representan
18% y los tíos 16%, la edad promedio de los victimario es de 19 años.
Las víctimas tienen una edad promedio de 5.7 años; son niñas en 77%; recibieron amenazas 70% y maltrato físico con relación al abuso en 70% de los casos; fueron tocadas en sus
genitales 40% y con penetración por cavidad 25%. El abuso se llevó a cabo en casa de la víctima 45% de las ocasiones, del victimario 12% y en 25% participó más de un victimario.
Al considerar los datos anteriores es evidente la sensación de impotencia, confusión,
captura y degradación que sufre una criatura y las consecuencias que se plasman a corto
y largo plazo en su desarrollo psicoemocional y social.
Pornografía infantil
Finkelhor, (1984) analiza el papel que han tenido las feministas en la denuncia de la liga que
existe entre pornografía y prostitución infantil.19 Aunque queda claro que la pornografía
representa, en el fondo, hostilidad hacia quien aparece como objeto sexual, hay personas
que pretenden que no representa “más que una representación de la vida sexual infantil”.20 No hay duda de que el material exhibido en la pornografía infantil nada tiene que
ver con el desarrollo de los infantes y sí con la brutalidad y la deshumanización de los
infantes obligados a participar en estas degradantes actividades. Lo que aparece en la pornografía está modelado para el gusto del consumidor. En EUA se etiqueta este material
con una leyenda que reza, “sólo para adultos” o “se recomienda la guía de los padres”.
Funk cuestiona: ¿esas leyendas reparan el daño emocional y físico?, ¿dan protección a las
y los infantes utilizados en la producción pornográfica?
En Inglaterra una asociación, ahora inexistente, llamada “Intercambio británico de
información pedofílica” argumentaba que los infantes tenían derecho a una vida sexual
activa y a una educación sexual temprana, que los menores de 16 años tenían la capacidad de consentir y que la represión sexual de niños y niñas era más dañina que el tener
sexo con adultos.21 “Para que el consentimiento ocurra de verdad, son necesarias dos condiciones: la persona debe saber a lo que está consintiendo y debe tener total libertad para
poder decir ‘sí’ o ‘no’”.22
La pornografía infantil está relacionada con la pornografía en que se utilizan mujeres
adultas, ya que a estas últimas se les infantiliza (muestran inocencia, ingenuidad, obediencia, etc.) en el papel pornográfico que desempeñan. Wheeler señala que estos dos estilos
de pornografía se encuentran enlazados por la identificación de infantes con mujeres y de
mujeres con infantes.23
Síndromes clínicos relacionados con violencia y victimización • 265
© Editorial El
manual moderno Fotocopiar sin autorización es un delito.
Cuadro 11-1. Circunstancias bajo las cuales ocurre
la violencia sexual hacia infantes, según datos del PAIVSAS
Edad de la víctima Media 5.7 años
4 años
5 años
6 años
7 años
8 años
9 años
Porcentaje
10%
23%
20%
15%
8%
8%
Género de la víctima
Femenino
Masculino
Porcentaje
77%
33%
El victimario pidió a la víctima
que no contara lo sucedido
Sí
No
Porcentaje
75%
25%
Hubo amenazas
Sí
No
Porcentaje
70%
30%
Tipo de amenazas
Golpes
Muerte
Lastimar a otros
Porcentaje
55%
20%
10%
Maltrato físico relacionado con el abuso
Sí
No
Porcentaje
70%
30%
Tipo de contacto
Tocamiento general del cuerpo
Tocamiento genital
Penetración
Contacto oral–genital
Contacto anal–genital
Exhibicionismo
Porcentaje
27%
40%
25%
8%
10%
10%
Lugar de abordaje
Casa de la víctima
Casa del victimario
Casa de otro familiar
Escuela
Porcentaje
35%
20%
15%
8%
Lugar de ataque
Casa de la víctima
Casa del victimario
Casa de otro familiar
Porcentaje
45%
12%
10%
Abuso
Individual
Tumultuario
Porcentaje
75%
25%
266 • Sexualidad humana
(Capítulo 11)
Cuadro 11-1. Circunstancias bajo las cuales ocurre
la violencia sexual hacia infantes, según datos del PAIVSAS (continua)
Género del victimario
Varones
Mujeres
Porcentaje
95%
5%
Conocido por la víctima
Sí
Porcentaje
100%
El victimario tenía aspecto confiable
Sí
Porcentaje
100%
Relación del victimario con la víctima
Padre
Padrastro
Hermano
Primo
Tío
Abuelo
Vecino
Cuidador
Amigo
Porcentaje
15%
4%
19%
18%
16%
7%
8%
2%
8%
Edad del victimario Rango 6 a 60 años
Promedio: 19 años
14 años o menos
15 años
21 años
30 años
Porcentaje
20%
12%
15%
10%
Por último, la sociedad occidental moderna hace ver a las pequeñas como adultas y a las
adultas como niñas. Lo anterior llena la necesidad, como dicen Brvermanet y colaboradores,
de encontrar objetos sexuales sumisos, dependientes, sin agresividad ni demandas propias.
Una mujer adulta requiere en la relación sexual de compromiso, independencia y equidad.
Consecuencias en los infantes
Las consecuencias de la violencia sexual en los infantes deben ser abordadas en varios
rubros: en la conducta, en el aspecto psicosomático, en el área somática y de tipo legal.
Consecuencias en la conducta
En el instrumento para explorar síndrome postraumático en infantes se profundiza sobre
las posibles alteraciones en hábitos, en el sueño, en el desempeño escolar y en la alimentación. De manera específica se indaga sobre el miedo y las demandas de afectos.
Alteraciones generales de la conducta
El PAIVSAS se encuentra, en cuanto a la investigación del síndrome postraumático, en una
fase de procesamiento de datos, sin embargo, es posible adelantar algunos datos preliminares.
Síndromes clínicos relacionados con violencia y victimización • 267
El instrumento de síndrome postraumático para infantes que están o han estado en
situación de violencia sexual se aplica en la primera entrevista. Los datos presentados en el
cuadro 11-2 muestran la intensidad de aquellos síntomas que puntuaron en siete o más
en una escala del 0 al 10, así como la frecuencia en aquellos que obtuvieron un mínimo
de 20% en la muestra. Más adelante se abordan las correspondientes consecuencias en la
conducta y el área psicosomática.
Como es evidente, la vida emocional e interpersonal de los infantes se ve afectada en
gran manera. Los miedos, la ira y la tristeza dan lugar a una amplia gama de trastornos afectivos, conductuales y psicosomáticos.
Infantes reactivos sexualmente
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Russ Ervin Funk, señala que una de las preocupaciones de los adultos es la conducta
sexual de los infantes.25 Les parece confuso determinar cuándo se trata de un desarrollo
psicosexual normal y en qué ocasiones constituye una actividad sexual que deba preocuparlos. La propuesta de Funk para diferenciar lo anterior incluye sólo a infantes de 3 a 13 años,
esto es porque antes de los tres años es difícil señalar que exista “reactividad sexual” y después de los 13 se requiere de otro tipo de evaluación, por tanto, este concepto de “reactividad sexual” no incluye a los adolescentes.
Entre las conductas adecuadas del desarrollo psicosexual de infantes se encuentran
las siguientes:
• Conductas exploratorias con infantes de la misma edad, talla y nivel de desarrollo.
• Conductas mutuas, espontáneas y voluntarias que son parte de la relación global de
los infantes.
• Dichas conductas están limitadas en tipo y frecuencia a un periodo.
• El juego sexual es balanceado en el tipo e intensidad entre los participantes.
• Como resultado puede haber una sensación de desconcierto, pero los sentimientos
de miedo, vergüenza o ansiedad son poco comunes en el juego sexual.
• No hay compulsión durante el juego ni conducta compulsiva de búsqueda de la
interacción sexual.
En el PAIVSAS se han registrado victimarios desde los 6 años de edad; de hecho, 20% de
los victimarios en esa muestra son menores de 15 años.26 A continuación se listan algunas características de reactividad observadas en el PAIVSAS en menores victimarios.
• Conductas no mutuas.
• Diferentes edades o niveles de desarrollo.
• El infante está más involucrado en el área sexual que en otros aspectos de su desarrollo psicosocial.
• Infantes que saben más de sexualidad que lo correspondiente a su edad y desarrollo.
• Continúa involucrándose en conductas sexuales a pesar de que los padres o cuidadores lo han confrontado y desalentado al respecto.
• Los infantes parecen incapaces de detener la(s) conducta(s) sexualizada(s).
• Su conducta sexual hace sentir incómodos a otros infantes.
268 • Sexualidad humana
(Capítulo 11)
Cuadro 11-2. Resultados del instrumento de síndrome postraumático del PAIVSAS.24
RANGO DE EDADES DE 2 A 14 AÑOS N= 100
50 género femenino / 50 género masculino
Alteraciones en los hábitos
Alteraciones en los hábitos escolares
Porcentaje
40%
Alteraciones generales
Berrinches
Desobediencia
Querer hablar como bebé
Rebeldía
Agresivo verbalmente
Romper objetos
Mentir
Onicofagia
Aislamiento
Enuresis
Agresivo físicamente
Porcentaje
60%
40%
30%
30%
30%
30%
30%
30%
20%
20%
20%
Alteraciones del sueño
No poder dormir sin compañía
Dormir con los padres o la madre
Porcentaje
50%
40%
Miedos
que la madre se enoje
ser violentado
estar solo
la noche
la oscuridad
los hombres
ir a un lugar específico
estar en un lugar específico
que la madre sea violentada
los adultos en general
algún hombre específico
salir a jugar
Porcentaje
70%
60%
60%
60%
60%
40%
40%
40%
40%
30%
30%
20%
A
A
A
A
A
A
A
A
A
A
A
A
Escuela
Falta de atención
Falta de concentración
Falta de realización de tareas
Baja en calificaciones
Mala conducta
Aislamiento
Porcentaje
50%
50%
50%
40%
30%
30%
Demandas de afectos
Demanda de más cariño
Llanto
Demanda de cumplir sus caprichos
No poder separarse de la madre
Porcentaje
40%
40%
30%
20%
Alimentación
Aumento de peso
Picar la comida
Dolor de estómago
Porcentaje
30%
20%
20%
Síndromes clínicos relacionados con violencia y victimización • 269
• Parecen no entender que las personas tienen el derecho a ser tocadas en algunas partes y en otras no.
• Inicia conductas sexualizadas con adolescentes o adultos. Esto sugiere que este tipo
de conductas las ha aprendido de adultos u otros infantes.
• La conducta sexual se asocia con miedo, ansiedad, culpa y vergüenza.
• Contacto sexual con animales.
• Sexualizar objetos no sexuales.
• Expresa ira en un sentido sexual con coerción, fuerza, manipulación o amenazas.
• Justifica su actividad sexual. En el juego sexual los infantes rara vez tienen la necesidad de justificar su conducta.
Consecuencias a largo plazo del abuso sexual en la infancia
El PAIVSAS aplica un instrumento específico para sobrevivientes de abuso sexual en la
infancia durante la primera cita con el sobreviviente, lo cual persigue dos objetivos: el primero es evaluar el síndrome postraumático con fines psicoterapéuticos y de investigación
del mismo. El segundo consiste en aplicar el mismo instrumento al finalizar el proceso terapéutico para evaluar la modificación de dicho síndrome. Algunos datos de inicio del síndrome más relevantes y que puntuaron con más de 70% se muestran en el cuadro 11-3.27
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Sobrevivencia al abuso sexual
En el cuadro 11-4 se presentan particularidades que denotan coincidencia con los datos
recabados en infantes que estaban sufriendo de abuso sexual o que lo habían vivido de
manera reciente. Hay cifras que son ligeramente distintas y en este rubro, como ya se
señaló, tendría que averiguarse si los detalles circunstanciales son en realidad diferentes.
En esta estadística se agregan rubros como: sensaciones de despersonalización (60%), de
irrealidad (30%), de muerte inminente (45%) y recuerdos parciales 90%, datos que evidencian la intensidad del trauma vivido. Asimismo, se presenta nota de las consecuencias
sobre la vida sexual de estas personas: 20% no ha restablecido su vida sexual y 65% padece de disfunciones del desempeño sexual. La depresión como síndrome se encuentra en
35% y 30% vive en una situación de violencia doméstica.
Frecuencia del fenómeno del abuso sexual infantil
Uno de los problemas para hacer una cuantificación precisa de la prevalencia del abuso
sexual infantil, es que no existe un solo concepto universal sobre dicho fenómeno, por lo
cual las cifras pueden variar de un autor a otro, dependiendo de qué conductas de abuso
sexual estén incluidas en la investigación.
Otra dificultad es el estudio de infantes que están o estuvieron de manera reciente
en situación de abuso sexual y, por otra parte, el de sobrevivientes en edad adulta que
sufrieron dicha situación en su infancia. En la experiencia de la autora de este capítulo,
la mayor parte de los datos en ambas situaciones coinciden, sin embargo, los que no concuerdan todavía plantean la interrogante de si se trata en efecto de datos discrepantes o
de artefactos en la memoria de estos sobrevivientes.
270 • Sexualidad humana
(Capítulo 11)
Cuadro 11-3. Síndrome postraumático en sobrevivientes
de violencia sexual en la infancia
N= 150 (100 mujeres y 50 hombres)
Edades rango: 24 a 53 años
Autoimagen
Mala imagen corporal (sensación de fealdad)
Sensación de no ser uno mismo
Porcentaje
85.3%
74%
Sexualidad
Dificultad para integrar sexualidad con emociones
Sentirse sucia sexualmente
Porcentaje
73.4%
73.3%
Autoconcepto
Autodevaluación
Sensación de ser diferente a los demás
Vergüenza
Sensación de inadecuación
Sensación de tener un secreto horrible
Capacidad limitada para ser feliz
Necesidad de ser perfectamente bueno
Sensación de estar marcado
Sensación de parecer tonto
Desconfianza para creer en la felicidad
Porcentaje
90%
88%
87.3%
86.7%
86%
86%
85.7%
84.7%
80.7%
75.3%
Relaciones interpersonales
Enojo constante
Necesidad de controlar
Incapacidad para decir “no”
Incapacidad para confiar en los demás
Miedo de perder el control
Incapacidad para establecer límites a los demás
Estar muy pendiente de lo que uno expresa en palabras
Miedo a estar solo
Ser en general reservado, callado
Miedo a que sea revelado su secreto
No estar muy consciente del medio que lo rodea
Terror al abandono
Facilidad para sobrecogerse
Creación de relaciones fantasiosas
Patrón de relación con personas de mucho mayor edad
Urgencia de contar su secreto
Necesidad de ser poderosa(o)
Ansiedad de ser observada(o)
Hacer automáticamente lo que
los demás desean
Aversión a ser tocado
Porcentaje
91.3%
86.7%
86.7%
84.7%
84%
82.7%
83.3%
82%
80.7%
80%
80%
78.7%
77.3%
77.3%
77.3%
76.7%
76%
76%
Depresión
Depresión (síntoma)
Culpa
Falta de cuidado de la salud propia
Entrar en crisis fácilmente
Rabia
Miedo a la propia ira
Porcentaje
97.3%
90%
85.3%
82%
72.7%
71.3%
72%
72%
Síndromes clínicos relacionados con violencia y victimización • 271
Cuadro 11-3. Síndrome postraumático en sobrevivientes
de violencia sexual en la infancia (continua)
Síntomas psicosomáticos
Sensación de adormecimiento mental asociada
con algún recuerdo, emoción o situación particular
Bloqueo de la memoria en la infancia
Flashes de memoria (flashbacks)
Dolor de cabeza
Porcentaje
Trastornos generales de la conducta
Pesadillas
Conducta compulsiva
Terror en la noche a ser asaltada(o)
Temor en la noche a ser atrapada(o)
Extrema privacidad para usar el baño
Porcentaje
81.3%
74.7%
74.7%
74%
73.3%
81.3%
78.7%
78%
76%
Aquí sólo se han presentado los datos más relevantes. Es notable la modificación a largo plazo de la vida de un
sobreviviente de violencia sexual en la infancia, en casi todas las áreas de su psiquismo y de sus relaciones
interpersonales.
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En su reflexión del abuso sexual como problema social, Finkelhor plantea los datos
de diferentes agencias en cuanto a casos reportados en EUA y concluye que 10% de todas las
niñas y 2% de todos los niños llegarán a sufrir abuso sexual, alrededor de 210 000 casos
nuevos por año. También refiere que sólo 1 de cada 5 casos acudieron a recibir atención
profesional en EUA.29
En México se requiere de investigación profesional que permita contar con cifras
confiables sobre prevalencia, entorno circunstancial del fenómeno, síndrome postraumático y porcentaje atendido bajo modelos psicoterapéuticos de eficacia comprobada.
SÍNDROMES CLÍNICOS POSTERIORES AL ACOSO SEXUAL
Los términos de “acoso sexual” y “hostigamiento sexual” se refieren al mismo tipo de
conducta sexual depredadora, sin embargo, se acostumbra utilizar el segundo para el
ámbito en el cual quien hostiga detenta una posición de autoridad (laboral, escolar)
sobre quien es hostigado. El acoso se referiría al ámbito en el cual dichas relaciones de
mando no están dadas.
Cooper define al hostigamiento como “cualquier comportamiento que resulte ofensivo, incómodo o humillante y que niegue a una persona la dignidad y el respeto al que
tiene derecho”.30 Así, se trata de conductas intimidantes que expresan poder y que son
manifiestas a través de comportamientos sexuales, entre los que se encuentran miradas,
palabras, bromas, solicitar favores sexuales, así como tocamientos no provocados ni deseados.
Esto abarca un espectro que va de lo sutil hasta la exigencia a través de la imposición.
Para Marie-France Hirigoyen, la relación de acoso se relaciona en una primera fase
de seducción perversa y una segunda de violencia manifiesta.31 El seductor no ataca de
manera frontal, más bien, falsea la realidad y opera por sorpresa y en secreto. Hirigoyen
subdivide el dominio en tres aspectos:
272 • Sexualidad humana
(Capítulo 11)
Cuadro 11-4. Sobrevivientes de abuso sexual en la infancia.28
N = 150 Rango de edad 12 a 55 años
Género de la víctima
Femenino
Masculino
Porcentaje
75%
25%
Edad de la víctima al iniciar el abuso
No sabe
4 años
5años
6 años
Porcentaje
8%
10%
19%
17%
El victimario amenazó a la víctima
Sí
No
Porcentaje
60%
40%
Tipo de amenazas
Golpes
Muerte
Porcentaje
40%
15%
El victimario maltrató a la víctima
Sí
No
Porcentaje
55%
45%
DURANTE EL ATAQUE
Sensación de despersonalización
Sí
No
Porcentaje
60%
40%
Sensación de irrealidad
Sí
No
Porcentaje
30%
70%
Sensación de muerte inminente
Sí
No
Porcentaje
45%
55%
¿Conserva recuerdos parciales?
Sí
No
Porcentaje
90%
10%
Tipo de contacto
Tocamiento general del cuerpo
Tocamiento genital
Penetración
Exhibicionismo
Contacto oral- genital
Contacto genital- anal
Porcentaje
45%
30%
30%
12%
10%
12%
Lugar de abordaje
Casa del infante
Casa del victimario
Casa de otro familiar
Porcentaje
55%
25%
10%
Síndromes clínicos relacionados con violencia y victimización • 273
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Cuadro 11-4. Sobrevivientes de abuso sexual en la infancia.28 (continua)
Lugar del ataque
Casa del infante
Casa victimario
Porcentaje
60%
30%
Tipo de abuso
Individual
Tumultuario
Porcentaje
70%
30%
Género del victimario
Masculino
Femenino
Porcentaje
87%
13%
Relación con el victimario
Padrastro
Padre
Hermano
Tío
Primo
Vecino
Porcentaje
5%
15%
20%
18%
20%
10%
Edad del victimario
Rango 6 a 65 años (promedio: 33 años)
12 años
14 años
19 años
22 años
31 años
33 años
Porcentaje
Conocido por la víctima
Sí
No
Porcentaje
84%
16%
El victimario tenía aspecto confiable
Sí
No
Porcentaje
90%
10%
El victimario estaba alcoholizado
Sí
No
Porcentaje
10%
90%
La sobreviviente reestableció su vida sexual
Sí
No
Porcentaje
80%
20%
Dificultades sexuales
Sí
Anorgasmia
Vaginismo
Disminución del deseo
No
Diagnóstico secundario
Depresión
Violencia actual
17%
15%
14%
14%
10%
8%
Porcentaje
65%
30%
20%
25%
35%
Porcentaje
35%
30%
274 • Sexualidad humana
(Capítulo 11)
1) Una acción de apropiación mediante el desposeimiento del otro.
2) Una acción de dominación que mantiene al otro en un estado de sumisión y dependencia.
3) Una acción de discriminación que pretende marcar al otro.
En el hostigamiento se emplean tácticas de “premio-castigo”, aunadas a la amenaza o, de
hecho, hacer difíciles las condiciones de estadio de trabajo.
El Working Women United Institute en EUA realizó una encuesta en mujeres trabajadoras y encontró que 78% habían sufrido hostigamiento con consecuencias físicas o emocionales como producto de la experiencia vivida.32 El acoso y el hostigamiento atañe a
ambos géneros, pero la mayoría de los casos están relacionados con mujeres atacadas.
Dicha situación se debe a que por lo general los hombres tienen un rol dominante, a
menudo mantienen una visión negativa y degradada de las mujeres quienes, en el caso del
hostigamiento, son vulnerables y fáciles de explotar en sentido económico.
Las víctimas se sienten desconcertadas y temerosas, están tan intimidadas y vulnerables que a pesar de sentir repugnancia intentan ignorar la violencia lo cual, desde el punto
de vista del agresor, suele ser interpretado como aceptación y, según MacKinnon, tiene el
efecto de intensificar en un 75% los avances violentos. La posición abierta de la víctima
es tomada por quien acosa como un reto y la declinación gentil como una aceptación.
El victimario pretende que la víctima se sienta halagada con sus avances y, si ésta se
queja, aquél a menudo argumenta que es una exageración, que la víctima lo propició, que
está loca, que es una descocada, que es lesbiana y que está tratando de causar problemas
en el trabajo o la escuela.
Las consecuencias del trastorno postraumático son similares al fenómeno de la violación, ya que el acoso y el hostigamiento constituyen una manera de violar a una persona.
En el inicio de la conducta violenta, la víctima por lo general se siente confundida,
tiene miedo, se mantiene alerta y presenta síntomas somáticos de estrés como trastornos
del sueño, del apetito, sobresalto, irritabilidad, pérdida de la concentración, dolores de
cabeza y corporales, más adelante se autoculpa y se aísla socialmente.
En un estudio estadounidense, entre 25 y 30% de las estudiantes confesaban haber
sido víctimas al menos de un incidente de acoso sexual en la universidad.33 En el estudio
del Working Women United Institute, 78% se sintió enojada, 48% percibió “malestar”, 27% se
sintió sola, impotente o enloquecida y 25% experimentó culpa. Lyn Wehrli explica que después de la violencia sexual las mujeres se sienten humilladas, intimidadas, asustadas, dañadas
en el ámbito económico, avergonzadas, frustradas y con un colapso emocional.34
Como es evidente, el acoso y el hostigamiento sexual han llegado a constituir un problema “normalizado” debido a la aceptación de los privilegios del poder.
SÍNDROMES CLÍNICOS POSTERIORES A LA VIOLACIÓN
El abordaje de este apartado está planteado desde la perspectiva de género, ya que en violencia sexual se dramatizan las diferencias de las relaciones sociales intergénero e intragénero. La sexualidad es utilizada como instrumento que marca de manera impresionante la imposición de poder y la ira sobre otro ser al cual se deshumaniza y degrada,
despojándola(o) de sus capacidades de libre elección sobre su cuerpo y el ejercicio de su
Síndromes clínicos relacionados con violencia y victimización • 275
© Editorial El
manual moderno Fotocopiar sin autorización es un delito.
sexualidad. Aunado a lo anterior se rompe y corrompe la seguridad, la confianza, el autoconcepto y la esencial libertad de un ser humano.35
Funk reflexiona acerca de que la violación sexual es un crimen de odio, ya que una
clase de personas (hombres) mantienen una clase de dominación sobre otros (mujeres).36
El impacto que produce el asalto sexual a hombres y mujeres, en particular a estas últimas
como clase, es similar al que se observa en sobrevivientes de otros tipos de crímenes de
violencia. A las mujeres se les ataca justo porque son mujeres.
En cuanto a los hombres que son violados, el violador “mujeriza” a su víctima; al perpetrar la violación sexual coloca, dentro de los sistemas patriarcales de poder, a la víctima en lo más bajo de su escala social; ser “maricón”, “afeminado”, es decir, mujer. Por
tanto desde esta visión de género se viola siempre —de hecho o de manera simbólica—
a una mujer.37
La violación es parte de un continuum de conductas que son consideradas como “normales” en el comportamiento, las actitudes y las creencias masculinas. Tal continuum no
es secuencial, mezcla diferentes conductas sustentadas en creencias y actitudes de supremacía masculina y de ver a las mujeres como objetos deshumanizados cuya función es
servir y complacer, de manera subordinada al hombre. Dichas conductas incluyen, según
Liz Nelly , que los hombres:38
• Controlan las caricias íntimas.
• Controlan la interacción sexual.
• Tienen la expectativa de tener actividad sexual y actúan esa expectativa sin preguntar
primero.
• Se refieren a las mujeres como “putas” o “prostitutas”.
• Compran o usan pornografía.
• Limitan las elecciones sexuales de las mujeres.
• Ignoran cuando las mujeres dicen “no”.
• En las calles los varones silban, acosan, miran de modo intrusivo y tocan a las mujeres.
• Presionan y manipulan a las mujeres para obtener actividad sexual.
• Usan la fuerza para tener actividad sexual.
PREVALENCIA
Las estadísticas mundiales sugieren que la coerción sexual es común en la vida de las mujeres. En EUA se sugiere que 1 de cada 7 mujeres será víctima de violación con penetración;
los datos de EUA son similares a los de Canadá, Nueva Zelanda y Reino Unido. En todos
estos estudios se utilizó el mismo instrumento de evaluación.39
CONCEPTO DE VIOLACIÓN
La violación se caracteriza por ser un delito que degrada, deshumaniza y transgrede el Yo
de la víctima. Se entiende por violación sexual a “cualquier hecho que sobrepone los límites corporales y psicológicos de la persona. Es una acción forzada en la cual hay o no
276 • Sexualidad humana
(Capítulo 11)
penetración vaginal, anal u oral del pene o cualquier otro sustituto del mismo, con carencia de consentimiento. Este tipo de violencia da como resultado un rompimiento del
equilibrio físico, emocional, social y sexual del individuo”.40
Burguess y Holmstrom llegaron a la conclusión de que la violación se comete de
manera fundamental por dos motivaciones: poder e ira.41 En la violación por poder el
violentador intimida a su víctima por medio de la amenaza de daño corporal, uso de
armas, fuerza corporal, etc. El agresor pretende cerciorarse de su fuerza, identidad e idoneidad sexual.42 En la violación por ira, el violador se ensaña con la víctima y manifiesta
rabia y odio. Las causas se encuentran en el odio general hacia todas las mujeres y, en ocasiones, la venganza y el odio personal hacia la víctima.43 En la experiencia profesional de la
autora de este capítulo, en la mayoría de los casos se mezclan ambas motivaciones, sin
embargo, en alrededor de 25% de los ataques se observan motivaciones puras de poder o ira.
En otro rubro, la violación también se clasifica en: a) asalto por desconocido, lo cual
ocurre por un extraño que quizá esté acechando a su víctima o que la elige al azar y
b) la violación por confianza o bajo manipulación psicológica, en este tipo de violencia
existe un conocimiento previo entre el asaltante y la víctima. El violentador tal vez utilice el engaño y la manipulación emocional o tan solo asalte sexualmente con violencia a
su presa. El texto de González-Serratos demostró que 49.7% de los violadores en los
casos estudiados por ella eran conocidos por la víctima.44 En cuanto a las circunstancias
en las cuales se comete este acto de violencia, el cuadro 11-5 muestra los datos obtenidos por el PAIVSAS.
Consecuencias de la violación
Las víctimas de violación presentan reacciones específicas al acto violento, Burguess y
Holmstrom llamaron a esto “síndrome de trauma por violación”, el cual se divide en
tres etapas:46
1) Fase de impacto o de reacción inmediata, la cual tiene una duración de entre unos
cuantos días a varias semanas. Se manifiesta por un estado de gran ansiedad, desorganización, confusión, choque y desconfianza. A menudo los patrones del sueño
están alterados, hay disturbios en los patrones alimentarios y reacciones emocionales ante la sensación de muerte inminente durante el ataque. Expresan sentimientos de humillación, miedo, culpa, vergüenza, aturdimiento y deseos de venganza. Si
no hay una atención psicológica idónea se evoluciona hacia un periodo intermedio
en el que hay una gran resistencia por parte de la víctima a ser ayudada y a hablar
de lo sucedido, se esfuerza por olvidar el ataque y su reacción es de silencio. Sin
embargo, el trauma no se ha resuelto y tiempo después aparecen más síntomas.
2) Fase postraumática, si la víctima no ha recibido atención especializada durante la
primera fase, a largo plazo quizá se presenten cambios en el estilo de vida, mismo
que se caracteriza por un nivel mínimo de funcionamiento social. A largo plazo se
presentan sueños repetitivos y pesadillas, fobias y dificultades en las relaciones interpersonales y erótico-afectivas.
En cuanto a los síntomas psicosomáticos, una muestra de 95 mujeres y 5 hombres
que sufrieron violación mostró que los síntomas más relevantes en cuanto a frecuencia
Síndromes clínicos relacionados con violencia y victimización • 277
© Editorial El
manual moderno Fotocopiar sin autorización es un delito.
Cuadro 11-5. Datos de la circunstancialidad en que ocurre la violación sexual
a adolescentes, adultos y adultas recabados por el PAIVSAS.45
Casos de violación sexual de 1994 a 2001
Violación sexual a adultas (os) N = 155
Programa de atención Integral a víctimas y sobrevivientes de agresión sexual
Edad de la víctima
Media 25.10
Porcentaje
14 años
2.6%
15 años
3.2%
16 años
3.9%
17 años
5.8%
18 años
7.1%
19 años
4.5%
20 años
8.4%
21 años
7.1%
22 años
4.5%
23 años
9.7 %
24 años
5.8%
25 años
1.9%
26 años
3.2%
27 años
3.9%
28 años
2.6%
29 años
3.2%
30 años
1.3%
31 años
1.3%
32 años
2.6%
33 años
0.6%
34 años
1.9%
35 años
0.6%
36 años
5.8%
37 años
1.3%
38 años
1.3%
39 años
0.6%
40 años
0.6%
41 años
0.6%
42 años
1.3%
43 años
1.3%
44 años
0.6%
45 años
0.6%
Género de la víctima
Femenino
Masculino
Porcentaje
94.2%
5.8%
Día de la violación
Lunes
Martes
Miércoles
Jueves
Viernes
Sábado
Domingo
No recuerda
Sin dato
Porcentaje
8.4%
6.5%
5.8%
7.7%
18.7%
13.5%
12.9%
17.4%
9%
278 • Sexualidad humana
(Capítulo 11)
Cuadro 11-5. Datos de la circunstancialidad en que ocurre la violación sexual
a adolescentes, adultos y adultas recabados por el PAIVSAS.45 (continua)
Mes de la violación
Enero
Febrero
Marzo
Abril
Mayo
Junio
Julio
Agosto
Septiembre
Octubre
Noviembre
Diciembre
No recuerda
Sin dato
Porcentaje
11%
5.8%
6.5%
9%
10.3%
7.1%
5.2%
6.5%
3.2%
6.5%
9%
5.8%
10.3%
3.9%
Hora de la violación
02:00 a.m.
03:00 a.m.
04:00 a.m.
05:00 a.m.
06:00 a.m.
07:00 a.m.
08:00 a.m.
09:00 a.m.
10:00 a.m.
11:00 a.m.
12:00 a.m.
13:00 p.m.
14:00 p.m.
15:00 p.m.
16:00 p.m.
17:00 p.m.
18:00 p.m.
19:00 p.m.
20:00 p.m.
21:00 p.m.
22:00 p.m.
23:00 p.m.
24:00 p.m.
No recuerda
Sin dato
Porcentaje
3.9%
1.9%
2.6%
0.6%
2.6%
2.6%
0.6%
1.3%
2.6%
2.6%
3.2%
3.2%
1.3%
3.9%
3.2
4.5%
4.5%
6.5%
8.4%
7.7%
5.2%
2.6%
1.3%
1.3%
10.3%
Antecedentes de abuso sexual infantil
Sí
28.4%
No
Sin dato
Porcentaje
Género del victimario
Masculino
Femenino
Ambos
Porcentaje
98.7%
0.6%
0.6%
71%
0.6%
Síndromes clínicos relacionados con violencia y victimización • 279
© Editorial El
manual moderno Fotocopiar sin autorización es un delito.
Cuadro 11-5. Datos de la circunstancialidad en que ocurre la violación sexual
a adolescentes, adultos y adultas recabados por el PAIVSAS.45 (continua)
Conocido de la víctima
Sí
No
Porcentaje
49.7%
50.3%
Relación con el victimario
Novio
Conocido casual
Conocido de vista
Amigo
Compañero
Esposo
Amigo de la familia
Médico
Novio y amigo
Profesor
Vecino
Jefe
Padre
Padrastro
Hermano
Primo
Ex pareja
Desconocido
Porcentaje
11.6%
6.5%
5.8%
5.8%
4.5%
2.6%
2.6%
1.9%
1.9%
1.3%
1.3%
0.6%
0.6%
0.6%
0.6%
0.6%
0.6%
50.3%
Ocupación del victimario
Estudiante
Empleado
Chofer
Taxista
Médico
Empleado
Obrero
Maestro
Comerciante
Guía de turistas
Judicial
Reportero
Mecánico
Campesino
Intérprete
Gestor
Pasante
Contador
No sabe
Sin dato
Porcentaje
9%
5.8%
5.8%
4.5%
3.2%
3.2%
2.6%
3.2%
1.3%
1.3%
1.3%
1.3%
1.3%
1.3%
0.6%
0.6%
0.6%
0.6%
45.2%
7.1%
280 • Sexualidad humana
(Capítulo 11)
Cuadro 11-5. Datos de la circunstancialidad en que ocurre la violación sexual
a adolescentes, adultos y adultas recabados por el PAIVSAS.45 (continua)
Edad del victimario (promedio 33.6 años)
16 años
17 años
18 años
19 años
20 años
21 años
22 años
23 años
24 años
25 años
26 años
27 años
28 años
29 años
30 años
31 años
32 años
33 años
34 años
35 años
36 años
37 años
38 años
39 años
40 años
41 años
42 años
43 años
44 años
No recuerda
Sin dato
Porcentaje
1.3%
3.2%
1.9%
1.3%
7.1%
2.6%
6.5%
3.2%
2.6%
13.5%
5.2%
2.6%
2.6%
3.2%
8.4%
3.9%
1.9%
0.6%
1.3%
3.9%
1.3%
0.6%
1.9%
5.2%
0.6%
0.6%
2.6%
0.6%
0.6%
3.2%
5.8%
¿El victimario tenía un aspecto confiable?
Sí
Porcentaje
56.8%
¿El victimario estaba alcoholizado?
Sí
Porcentaje
17.4%
¿El victimario estaba drogado?
Sí
Porcentaje
13.5%
¿Se realizó denuncia?
Sí
No
Sin dato
Porcentaje
29%
69.7%
1.3%
¿Recibió atención médica?
Sí
No
Sin dato
Porcentaje
56.8%
41.3%
1.9%
Síndromes clínicos relacionados con violencia y victimización • 281
© Editorial El
manual moderno Fotocopiar sin autorización es un delito.
Cuadro 11-5. Datos de la circunstancialidad en que ocurre la violación sexual
a adolescentes, adultos y adultas recabados por el PAIVSAS.45 (continua)
Edad del primer coito
10 años
11 años
12 años
13 años
14 años
15 años
16 años
17 años
18 años
19 años
20 años
21 años
22 años
23 años
24 años
25 años
26 años
27 años
28 años
Sin dato
No ha tenido
Porcentaje
0.6%
0.6%
3.9%
9.7%
10.3%
9%
12.9%
5.2%
11.6%
7.7%
1.9%
3.2%
5.2%
3.2%
1.9%
4.5%
0.6%
0.6%
0.6%
4.5%
3.9%
¿El primer coito ocurrió con violencia sexual?
Sí
No
Sin dato
Porcentaje
40.6%
54.8%
4.5%
Recuerdos parciales
Sí
No
No recuerda o no puede especificar
Sin dato
Porcentaje
64.5%
31%
2.6%
1.9%
Sensación de irrealidad
Sí
Porcentaje
67.7%
Sensación de despersonalización
Sí
Porcentaje
59.4%
Sensación de muerte inminente
Sí
Porcentaje
69.7%
Amenazas
Sí
Porcentaje
56.1%
Tipo de amenazas
Muerte
Golpes
Lastimar a otros
Heridas
Reprobarla
Porcentaje
38.7%
5.2%
6.5%
0.6%
1.3%
282 • Sexualidad humana
(Capítulo 11)
Cuadro 11-5. Datos de la circunstancialidad en que ocurre la violación sexual
a adolescentes, adultos y adultas recabados por el PAIVSAS.45 (continua)
Maltrato físico
Sí
Porcentaje
65.8%
Momento del maltrato
Antes
Durante
Antes y después
Durante y después
Antes, durante y después
Porcentaje
16.8%
15.5%
14.8%
1.9%
16.8%
¿Existió lesión física?
Sí
Porcentaje
24.5%
¿Existió otro tipo de maltrato?
Humillaciones
Insultos
Ambos
No recuerda
No
Porcentaje
14.2%
12.9%
34.8%
2.6%
35.5%
Armas
Pistola
Arma punzocortante
No
No recuerda
Sin dato
Porcentaje
22.6%
17.4%
51.0%
4.5%
4.5%
Trastornos de la erección del victimario
Sí
Porcentaje
12.3%
Eyaculación precoz
Sí
Porcentaje
10.3%
Incapacidad eyaculatoria
Sí
Porcentaje
5.8%
Tipo de contacto
Vaginal
Intento de penetración
Vaginal y oral
Anal, vaginal y oral
Vaginal y digital
Vaginal, anal y fellatio
Fellatio
Presenciar violación
Porcentaje
52.3%
5.8%
3.9%
3.9%
3.2%
3.2%
2.6%
1.3%
Lugar de abordaje
Calle
Casa de la víctima
Campo
Casa del victimador
Microbús
Casa amiga
Auto del victimador
Consultorio médico
Escuela
Metro
Otros
Sin dato
Porcentaje
29.7%
12.9%
9.7%
7.7%
5.2%
3.2%
2.6%
2.6%
2.6%
1.9%
20%
19%
Síndromes clínicos relacionados con violencia y victimización • 283
© Editorial El
manual moderno Fotocopiar sin autorización es un delito.
Cuadro 11-5. Datos de la circunstancialidad en que ocurre la violación sexual
a adolescentes, adultos y adultas recabados por el PAIVSAS.45 (continua)
Lugar de abordaje conocido
Sí
No
Sin dato
Porcentaje
80%
18.7%
1.3%
Tipo de lugar de abordaje
Abierto
Cerrado
Sin dato
Porcentaje
47.7%
51.6%
0.6%
Tipo de lugar de abordaje
Rural
Urbano
Sin dato
Porcentaje
18.1%
80%
1.9%
Lugar de ataque
Casa de la víctima
Había estado ahí
No lo conocía
Lugar de trabajo
Casa de familia
Sin dato
Porcentaje
15.5%
34.2%
43.2%
0.6%
0.6%
5.8%
Lugar del ataque conocido
Sí
No
No recuerda
Porcentaje
52.3%
45.2%
2.6%
Tipo de lugar de ataque
Abierto
Cerrado
Sin dato
Porcentaje
34.2%
64.5%
1.3%
Tipo de lugar de ataque
Rural
Urbano
Sin dato
Porcentaje
21.9%
73.5%
4.5%
Tipo de violación
Individual
Tumultuaria
Porcentaje
71%
29%
¿La víctima adquirió una ETS?
Sí
Porcentaje
14.2%
Embarazo por violación
Sí
Porcentaje
15.5%
Aborto
Sí
Porcentaje
4.5%
284 • Sexualidad humana
(Capítulo 11)
Cuadro 11-5. Datos de la circunstancialidad en que ocurre la violación sexual
a adolescentes, adultos y adultas recabados por el PAIVSAS.45 (continua)
¿Reestableció su vida sexual?
No
Porcentaje
59.4%
¿Tiene dificultades sexuales?
Sí
Porcentaje
30.3%
Diagnóstico secundario
ETS
Embarazo
Violencia doméstica
Depresión
Traumas múltiples
Anorgasmia
Disminución del deseo
Posible embarazo
Dispaurenia
Porcentaje
10.3%
7.7%
7.7%
5.8%
5.2%
3.2%
2.6%
1.9%
0.6%
e intensidad fueron disnea, dolor abdominal, dolor muscular, cefalea y taquicardia.
Es importante señalar el hallazgo de que en la tercera etapa se presentaban, con
mayor intensidad, vómito, dolor abdominal, disnea, hipotensión y cefalea en comparación con la primera etapa. Esto significa que los síntomas se agravan con el paso
del tiempo si no se recibe tratamiento emocional especializado en violencia sexual.47
3) Fase de resolución. Cuando la víctima ha recibido una adecuada intervención psicoterapéutica enfocada a la situación particular de la violencia sexual padecida se
ha observado, entre otros resultados fundamentales de este tipo de tratamiento, que
la autoestima y sensación de ganancia de poder del individuo se incrementan,
asimismo, el estado de victimización es detenido y, con el tiempo, eliminado. La persona está lista para incorporar el hecho a su vida como una experiencia que le ha
permitido conocer, como en toda crisis, sus recursos extraordinarios. No obstante lo
anterior, quedan a largo plazo cicatrices como la desconfianza en las relaciones
interpersonales.
Heise menciona que cuando la violencia sexual ocurre en etapas tempranas, sobre todo
en las mujeres, sus efectos son más profundos y prolongados. También puntualizó que la
violación y la violencia doméstica son causa significativa de discapacidad y muerte en
mujeres en edad productiva. La misma autora refiere que en Bangladesh 84% de las víctimas sufrieron lesiones serias, pérdida del conocimiento, enfermedad mental o muerte
después de ser violadas.48 Los síntomas en 50 a 60% de las víctimas, en general, experimentan miedo a la actividad sexual, trastornos del deseo y de la excitación. En un estudio
realizado en EUA, se halló que las víctimas de violación eran nueve veces más propensas
a suicidarse que la población que no había sido victimizada.
El asalto sexual a la pareja íntima merece un comentario aparte, ya que genera enorme preocupación pues parece que es la forma de asalto sexual más frecuente y la menos
denunciada tanto en el ámbito legal como en el social.49, 50
© Editorial El manual moderno Fotocopiar sin autorización es un delito.
Síndromes clínicos relacionados con violencia y victimización • 285
Con la expresión “asalto sexual por la pareja íntima” se alude a aquel ataque que perpetran hacia las mujeres compañeros íntimos actuales o pasados: novios, ex novios, esposos,
ex esposos, amantes, ex amantes, convivientes y ex convivientes. Abarca las siguientes conductas: exigir relaciones sexuales cuando la mujer está enferma, desnutrida, amamantando,
en cuarentena o en cualquier situación inadecuada para sostenerlas; exigir actos sexuales
que le desagraden o le duelen; infectarlas con alguna enfermedad de transmisión sexual
(ETS); manipularla en lo emocional o económico para obtener actividad sexual; sujetarla, amenazarla, aventarla o golpearla; criticar sus necesidades sexuales, su desempeño
sexual o su cuerpo, compararla en cuanto a aspectos sexuales; obligarla a usar determinada ropa o a ver o actuar pornografía; impedirle u obligarle a usar anticonceptivos, a que
se embarace o no, a que aborte o no.
El Instituto Nacional de las Mujeres en México (INMUJERES), el Instituto Nacional
de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) y el Centro Regional de Investigaciones
Multidisciplinarias (CRIM) realizaron una investigación sobre violencia de género en las
parejas mexicanas en 2003, misma que fue publicada en noviembre de 2004. Ahí se
entrevistó a 34 184 mujeres de 15 años y más, con pareja residente en el hogar en una
muestra representativa rural/urbano para 11 Estados de la República Mexicana. Se encontró una prevalencia total de violencia de género hacia las mujeres de 44% y de violencia sexual un 78%.
A lo anterior se debe agregar que 44% padece de dos tipos de violencia distintas, una
de las cuales es la de tipo psicológico y 25 de cada 1 000 sufren cuatro tipos de violencia: física, sexual, psicológica y económica.
La violencia sexual se presenta de manera mayoritaria en el ámbito rural. El riesgo
de las cuatro violencias es mayor entre las mujeres cuyas parejas trabajan, así como en
aquellas que trabajan fuera de casa. La violencia sexual tiene lugar en mujeres con poder
de decisión intermedio, en otras que tienen alto nivel de participación en el trabajo del
hogar, con parejas que tienen baja participación en el trabajo del hogar. Las mujeres que
inician de manera temprana (antes de los 15 años) una relación de noviazgo, así como las
que se unen antes de los 25 años, tienen más riesgo de violencia de género.
Violación a hombres
En una muestra de 155 víctimas adultas de violación sexual, 5.8% fueron personas del género masculino.51 Existe muy poco trabajo de investigación y clínico al respecto de la victimización sexual de los hombres. Son violados siempre por otros varones que, en la mayoría de
los casos, son heterosexuales. Las víctimas son sobre todo homosexuales y bisexuales.52, 53
En el trabajo clínico, en la experiencia profesional de la autora de este capítulo, es
que las víctimas piden ayuda de manera tardía, aunque haya habido lesiones físicas, ya que
por lo general son sometidos a violencia física extrema, lo cual se agrega a su estado postraumático. En el caso de los heterosexuales, surgen dudas acerca de resultar “atractivo”
para otros hombres, lo cual los conduce a cuestionar su heterosexualidad; es frecuente que
la demanda psicoterapéutica central consista en reafirmar esta condición. Es deseable que en
el futuro cercano se implementen modelos de intervención y protocolos de investigación
al respecto de esta modalidad.
286 • Sexualidad humana
(Capítulo 11)
PSICOTERAPIA DIRIGIDA
A VÍCTIMAS DE VIOLENCIA SEXUAL
La psicoterapia específica para estos casos se aborda en tres etapas: inicio, transelaboración y final del proceso. Los modelos aquí expuestos están basados en la intervención
psicoterapéutica cognitivo-conductual.54 Los objetivos psicoterapéuticos generales para
las diferentes modalidades de violencia sexual son los siguientes:
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
8.
9.
10.
11.
Reorganización de la estructura del Yo que ha sido rota e invadida.
Recuperación del control sobre los límites yóicos.
Recobrar el control sobre los límites corporales.
Reorganización la autoimagen.
Trabajar sobre el autoconcepto.
Análisis de las reacciones poder-género.
Manejo de la sensación de autoculparse.
Recuperación y utilización de las relaciones en el entorno familiar.
Recuperación y utilización de la red social.
Orientación médica.
Orientación legal.
Técnicas empleadas:
•
•
•
•
•
•
•
Establecimiento de límites (comunicación).
Trabajo corporal de la autoimagen.
Trabajo de autoconcepto.
Información sobre la situación emocional por la que atraviesa la persona.
Colocar la responsabilidad de la violencia sexual en quien la tiene.
Evaluación y, en su caso, intervención en el entorno familiar.
Evaluación y, en su caso, intervención en la red social.
Psicoterapia individual dirigida a víctimas adultas de violación,
hostigamiento y acoso sexuales
Se agrega a los objetivos y técnicas anteriores:
1a fase posviolación, acoso y hostigamiento sexuales.
Objetivos:
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
8.
9.
Recuperación del trastorno por estrés postraumático (TEPT).
Garantizar la seguridad de la víctima.
Garantizar el bienestar físico de la víctima (tratamiento médico).
Informar sobre sus derechos legales y, en caso de denuncia, apoyarla.
Trabajo psicoterapéutico con la familia o pareja, en caso necesario.
Revisión de las relaciones interpersonales de género.
Manejo psicofarmacológico (si se requiere).
Recuperación del estilo habitual de vida al plazo más breve posible.
Elevar el autoconcepto de la víctima.
Síndromes clínicos relacionados con violencia y victimización • 287
Técnicas a utilizar:
•
•
•
•
•
•
•
•
•
•
•
•
•
Técnica de conformación y manejo de estrés.
Relajación.
Procuración de la expresión de afectos.
Expresión de la agresión.
Aclaración de las dudas sobre violación como fenómeno social.
Asegurar que la víctima duerma y coma bien.
Reestructuración paso a paso y recuperación de su vida cotidiana.55
Concentrarse en el aquí y ahora.
Mantenerse en calma y atención.
No controlar a la víctima.
Preguntar primero aspectos generales y después abordar lo particular del hecho.
Apoyar a las defensas adaptativas.
El rol psicoterapéutico es activo.56
En la 2a fase del trastorno postrumático por violación sexual no piden ayudan ya que
desean intensamente olvidar el ataque. Utilizan mecanismos de defensa de negación y
represión. El trauma no se resuelve y con el tiempo pasan a 3a fase.
3a fase en violación, acoso y hostigamiento sexuales, se agrega:
Abordaje a posibles fobias.
Abordaje a posibles disfunciones sexuales.
Revisión de las relaciones de pareja y familiar.
Información acerca de la violación.
Incorporar el hecho traumático a su vida dando un sentido de crecimiento y autoconocimiento a través de la resolución de crisis.
Técnicas a emplear:
© Editorial El
manual moderno Fotocopiar sin autorización es un delito.
1.
2.
3.
4.
5.
•
•
•
•
•
Desensibilización de las fobias.
Tratamiento de las disfunciones sexuales.
Evaluación del diagnóstico familiar.
Evaluación de las relaciones de género.
Evaluación e interacción, si es necesario, en las relaciones de pareja que han ocurrido
después de la violación.
Cabe aclarar que, con base a estos objetivos, se elaborará un plan terapéutico individual
de acuerdo con la historia clínica específica, al examen mental y al instrumento de medición del TEPT específico para violación sexual. Este modelo se aplica tanto a mujeres como
a hombres víctimas de violación, acoso u hostigamiento sexuales. A todos los pacientes
se les evalúa a los 6 y 18 meses después de concluido su tratamiento.
Psicoterapia a víctimas de abuso sexual infantil
En la intervención psicoterapéutica con infantes que han sufrido abuso sexual se plantean
los siguientes objetivos, técnicas y niveles psicoterapéuticos. Es importante aclarar que los
288 • Sexualidad humana
(Capítulo 11)
niveles tienen un delineamiento arbitrario y que con frecuencia llegan a traslaparse y
adaptarse al nivel de desarrollo del infante.
Mientras más inmediato sea implementado el tratamiento, mejor, esto a fin de evitar
las graves consecuencias que el trastorno postraumático proyecta hacia la misma infancia
y la adultez; debe involucrar a la familia y a la comunidad del infante en el tratamiento.
En el tratamiento de infantes que han sufrido abuso sexual, a los objetivos generales
expuestos con anterioridad se agregan:
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
8.
Reestructuración del entorno familiar.
Reestructuración de las relaciones con el género del victimario.
Reestructuración de la confianza en su entorno.
De acuerdo con la etapa del desarrollo, brindar información sobre sexualidad humana.
Valorar la posibilidad de infecciones de transmisión sexual.
Valorar en infantes del género femenino la posibilidad de embarazo.
Tratamiento de los síntomas específicos que presenta cada víctima.
Trabajo psicoterapéutico con la madre o adulto responsable del infante.
A dichas técnicas generales se agrega:
• Casita de juego (la mayoría de los abusos se cometen en el hogar).
• Juego con muñecos sexuados (la repetición de la[s] escena[s] de abuso permite que
ocurra una catarsis en el menor y aportan información al terapeuta).
• Punching bag o costal para golpear (la descarga de la agresión permitida en el entorno
terapéutico la valida y permite el desalojo de los sentimientos).
• Juegos con títeres de role-playing.
• Relajación.
• Juegos corporales.
• Juegos de autoconcepto.
• Juegos en general que permiten establecer rapport con el menor, así como el tratamiento de síntomas específicos.
• Explicar al infante “Los derechos de los niños”.57
El cuadro 11-6 muestra el modelo de intervención individual en infantes que han padecido
o están sufriendo abuso sexual.
Intervención psicoterapéutica para sobrevivientes de abuso sexual infantil
En esta modalidad de psicoterapia, la autora de este capítulo y su equipo de trabajo proponen dos modelos: uno individual para mujeres u hombres sobrevivientes y otro de tipo
grupal para mujeres sobrevivientes, ambos fueron evaluados y comparados para las pacientes del género femenino.
En el caso de la intervención individual se elabora un plan terapéutico de acuerdo
con la historia clínica específica para sobrevivientes de abuso sexual infantil, el examen
mental y los resultados de la aplicación del instrumento para evaluar el desorden postraumático. Se utilizan de 14 a 18 sesiones de una hora una vez por semana. También se indican ejercicios “tareas” para realizar fuera de la sesión.
Síndromes clínicos relacionados con violencia y victimización • 289
Cuadro 11-6. Modelo de intervención individual en infantes
que han padecido o padecen abuso sexual.58
NIVEL 1: EVALUACIÓN
Recepción
Datos y síntomas:
• Confirmación del abuso
• Revelación parcial
• Presencia de malestares
físicos y emocionales
Objetivos:
Explorar los datos referentes a:
• Datos de identificación
• Aspectos circunstanciales
• Características del abuso
• Red social
• Presencia de signos y síntomas
psicosomáticos o emocionales
Rapport
Datos y síntomas:
• Manejo de angustia
• Desarrollo de confianza
• Desarrollo de comunicación
Exploración observacional
Datos y síntomas:
• Comportamiento general del
niño en relación con:
a) La terapia
b) La dinámica familiar
c) El trauma del abuso
Objetivos:
Promover una dinámica de
confianza, afirmación y
conocimiento entre el menor y la
terapeuta
Objetivos:
A través de la observación e
interacción con el niño, el
terapeuta identificará los
siguientes aspectos
• Conciencia del motivo
de la terapia
• Actitud hacia el terapeuta
• Actitud hacia la dinámica familiar
• Percepción con respecto
a la crisis
© Editorial El
manual moderno Fotocopiar sin autorización es un delito.
NIVEL 2: PROCESAMIENTO DEL TRAUMA
Dominio emocional
Dominio cognoscitivo
Datos y síntomas:
Datos y síntomas:
• Exposición del abuso sexual y
• Expresión de sentimientos
o maltrato (uso de muñecos
anatómicamente completos)
Objetivos:
• Establecer y facilitar la
comunicación con respecto al
evento el abuso sexual
• Ayudar a la víctima a que
perciba correctamente la
situación de:
- Desbalance de poder
- Responsabilidad del agresor
- Diferencia entre consentir y
tolerar
- Intencionalidad
- Posibles resultados
Reestructuración
Datos y síntomas:
• El incremento de nuevas
habilidades, perspectivas y
opciones de vida a través del
aprendizaje, resultado de la
crisis provocado por el abuso
Objetivos:
• Que la víctima sea capaz de
identificar y expresar
sentimientos reprimidos, como:
- Miedo
- Ira
- Vergüenza
- Culpa
• Que la víctima identifique
y exprese sus sentimientos
para con:
- El agresor
- Las personas responsables
de su cuidado
Objetivos:
• Que la víctima:
- Identifique las habilidades
del Yo en el enfrentamiento
de la crisis
- Obtenga un significado a
partir de la victimización
- Cree experiencias
emocionales correctivas
- Busque alternativas propias
en el manejo de la crisis
Autoestima y autoconcepto
Datos y síntomas:
• Desarrollo de una adecuada
autoestima y autoconcepto,
centrándolos en el potencial
del Sí mismo y no en la
victimización
Relaciones interpersonales
Datos y síntomas:
• Trabajo con red social
• Identificación de puntos y
áreas de apoyo para la víctima
NIVEL 3: EMPODERAMIENTO
Cuerpo
Datos y síntomas:
• Reconstrucción de la imagen
corporal y recuperación del
cuerpo como un espacio
individual, grato y seguro
290 • Sexualidad humana
(Capítulo 11)
Cuadro 11-6. Modelo de intervención individual en infantes
que han padecido o padecen abuso sexual.58 (continua)
Objetivos:
• Concientización corporal
e integración de genitales
• Concepción del cuerpo como
- Un receptor de sensaciones
- Un instrumento para el
crecimiento personal
- Un sistema limpio, útil
y sano
• Concepto de placer
Objetivos:
• Valía personal como ser
humano
• Concepto de seres humanos
dignos
• Manejo adecuado de los
límites en relación con las
capacidades personales y las
relaciones interpersonales
• Fortalecimiento de la identidad
femenina o masculina
• Revisión de roles de género y
fomento de actitudes y
comportamientos de equidad
• Búsqueda de alternativas en
el cumplimiento de los
derechos de los niños
Objetivos:
• Desarrollo de un concepto
propio de confianza, respeto
y amor
• Fomento de alianzas positivas
con la madre o el padre,
cuidadores o personas no
agresoras en las cuales
la víctima confíe
En la psicoterapia grupal se aplican las mismas evaluaciones. El terapeuta conforma
grupos de cinco a seis pacientes. Participa una terapeuta, una co-terapeuta y una cámara
de Gessell abre la posibilidad de que haya varios observadores. En este modelo se realizan 16 sesiones de dos horas una vez a la semana, con un programa escrito de antemano
para las sesiones y las tareas en casa.
Al terminar la psicoterapia, tanto individual como grupal, se aplica el instrumento
para medir la posible modificación del desorden postraumático durante el tratamiento. En
ambas modalidades, los objetivos agregados a las metas generales ya indicadas son:
1.
2.
3.
4.
Manejo de la polaridad.
Manejo del vínculo con la madre.
Trabajo con la ira hacia el victimario.
Manejo de síntomas específicos, emocionales, conductuales y sexuales.
• Se suman a las técnicas generales ya mencionadas las siguientes ejercicios de
comunicación.
• Entendimiento y control de flashbacks.
• Análisis y evaluación de los roles de género.
• Análisis y evaluación de la calidad del vínculo con la madre.
• Trabajo con punching bag (costal para golpear) y cartas para el victimario.
• Relajación.
• Técnicas de confrontación y manejo de estrés.
• Tratamiento de síntomas específicos de tipo emocional.
• Terapia sexual en caso necesario.
• Revisión de las relaciones interpersonales intergénero y con el otro género.
• Reestructuración del (de la) niño(a) que vive internamente y que resultó lesionado(a).59
Síndromes clínicos relacionados con violencia y victimización • 291
En el caso de los grupos, se agrega:
•
•
•
•
•
Biblioterapia.
Ejercicios corporales.
Ejercicios de sexualidad.
Proyecto de vida futura.
En ambas situaciones se evalúa a los pacientes a los 6 y 18 meses de concluido su
tratamiento. Los resultados de la comparación ante ambos modelos se muestran en
el cuadro 11-7.
Cuadro 11-7. Cuadro comparativo entre los modelos de grupo e individual
de psicoterapia para sobrevivientes de abuso sexual infantil.60
TERAPIA DE GRUPO
© Editorial El
manual moderno Fotocopiar sin autorización es un delito.
Áreas
Relaciones
interpersonales
Depresión
Autoimagen
Psicosomáticos
Autoconcepto
Trastornos generales
de la conducta
Sexualidad
Totales
TERAPIA INDIVIDUAL
Síntomas que
se modificaron
Síntomas que
no se modificaron
80%
60%
81.9%
100%
95%
20%
40%
18.1%
0%
5%
84%
66%
72%
77.7%
90%
16%
33%
27.2%
22.2%
10%
92.5%
83%
84.6%
7.4%
17%
15.3%
70%
71%
75.9%
30%
29%
24.1%
Áreas
Relaciones interpersonales
Depresión
Autoimagen
Psicosomáticos
Autoconcepto
Trastornos generales de la conducta
Sexualidad
Porcentaje total
Promedio general por área
1. Autoestima
2. Cuerpo
3. Culpa
4. Ira
5. Fuerza del Yo
6. Insight
7. Empoderamiento:
Síntomas que Síntomas que no
se modificaron se modificaron
TERAPIA DE GRUPO
TERAPIA INDIVIDUAL
Síntomas
que desaparecieron
Síntomas
que desaparecieron
55%
50%
55%
54%
50%
48%
53%
52.1%
Terapia de grupo
7.7%
7.9%
3.1%
6.2%
7.8%
8.1%
8%
6.9%
9.5%
16%
0%
11%
10%
0%
40%
12.3%
Terapia individual
5.2%
5.8%
4.6%
6%
6.1%
6.2%
6.3%
5.7%
292 • Sexualidad humana
(Capítulo 11)
Como queda evidente en el cuadro 11-7, la psicoterapia grupal resultó superior
—aunque no de manera significativa— a la modalidad individual para modificar los síntomas de casi todas las áreas, excepto relaciones interpersonales y depresión, la desaparición de síntomas y la calificación de mejora de los aspectos evaluados también son
superiores en el proceso grupal.
FOBIA CLÍNICA CENTRADA EN LA SEXUALIDAD
EROTOFOBIA RELACIONADA CON VIOLENCIA SEXUAL
Los criterios para diagnosticar una fobia según el Manual diagnóstico y estadístico de los
trastornos mentales, 4a edición (DSM-IV) son:61
A. Miedo marcado y persistente que es excesivo o irracional, causado por la presencia o
la anticipación de un objeto específico o una situación.
B. La exposición al estímulo temido provoca una respuesta inmediata de ansiedad que
puede tomar la forma de crisis de angustia.
C. El paciente reconoce que el miedo es exagerado o irracional.
D. La situación fóbica es evitada o tolerada con ansiedad intensa.
E. La evitación, la anticipación ansiosa, o el malestar en las situaciones temidas interfiere con el funcionamiento o causa marcada aflicción.
F. En individuos menores de 18 años la duración debe de ser de al menos seis meses.
G. Los síntomas no son causados por algún otro desorden mental.
A lo anterior debe agregarse el diagnóstico de desorden postraumático:62
A. Ocurre cuando un individuo ha sido expuesto a un evento traumático que está fuera
de las experiencias humanas habituales.
B. El paciente reexperimenta de modo persistente el evento a través de pensamientos
intrusivos, pesadillas, revivir la situación (flashbacks) o intensa desazón al ser expuesto a una situación que recuerda el evento.
C. El paciente tiene sensaciones de desprendimiento, disociación, adormecimiento mental.
D. Un estado de alerta generalizada que persiste después del evento traumático, caracterizado por pobre concentración, hipervigilancia, estados de respuesta exagerada,
insomnio o irritabilidad.
E. Los síntomas se presentan por lo menos durante un mes.
F. Los síntomas causan una significativa congoja, o discapacitan el funcionamiento
ocupacional o social.
Dado lo anterior, es fácil deducir que las fobias centradas en la sexualidad forman parte del
cortejo clínico que ocurre en las situaciones posteriores a un ataque sexual. El cuadro 11-8
muestra algunos hallazgos relacionados con fobias presentes en menores y adultos sobrevivientes de abuso sexual infantil.
Síndromes clínicos relacionados con violencia y victimización • 293
Cuadro 11-8. Fobias centradas en la sexualidad observadas
en infantes y adultos sobrevivientes de abuso sexual infantil.63
Menores
Miedos
A ser agredido
A estar solo
A la noche
A la oscuridad
A los hombres
A ir a un lugar específico
A estar en un lugar específico
A los adultos en general
A algún hombre específico
Porcentaje
60%
60%
60%
60%
40%
40%
40%
30%
30%
Adultos sobrevivientes de abuso sexual infantil
© Editorial El manual moderno Fotocopiar sin autorización es un delito.
Manipular la imagen corporal para evitar la atención sexual
Fuerte aversión a un acto sexual en particular
Sexualidad impersonal
Aversión al examen ginecológico
Evitación de la interacción sexual
Parar la actividad sexual una vez iniciada
Sentirse violada(o) en todas las actividades sexuales
Mujeres
70%
60%
42%
59%
63%
43%
39%
Hombres
46%
46%
48%
—
61%
54%
33%
Es interesante señalar que las personas adultas sobrevivientes al abuso sexual infantil refirieron padecer fobias en un 63.3% en comparación con un grupo control.64 No
debe olvidarse que 40.6% de las mujeres violadas mayores de 14 años manifestó que el
primer coito ocurrió con una violación y que 30.3% reportó dificultades sexuales posteriores a la violación. Aunado a lo anterior, 14.2% presentó infecciones de transmisión
sexual 14.2% y 15.5% resultaron embarazadas. Estas circunstancias tienen una alta probabilidad de conducir a conductas de evitación y anticipatorias de la reexperimentación
de una vivencia sexual violenta ocurrida en el pasado.
HOMOFOBIA
El heterosexismo cumple una función de supremacía para las personas heterosexuales que se
asumen superiores y capaces de “cambiar” a quienes no lo son. Llegan a castigar a homosexuales, lesbianas y bisexuales, en ataques que con frecuencia presentan victimización sexual de
parte de los heterosexuales hacia quienes no lo son, con el pretexto de “corregirlos”. Tales victimizaciones, que son crímenes de odio, ocurren porque “los otros” se han salido de la norma
patriarcal de mantener a los hombres en una posición de control y poder.
Es frecuente que a las mujeres feministas se les etiquete de “lesbianas” como una
forma de debilitar su posición ideológica y con la idea de, desde el machismo, proferir un
insulto. Cuando una mujer es identificada como lesbiana o feminista, se le hace objeto de
acoso sexual y se pretende “curarla” a través de la violación por un macho, “para que
aprenda y sepa lo que es un hombre”.
294 • Sexualidad humana
(Capítulo 11)
Los roles tradicionales se definen como “ser todo un hombre” o “ser toda una mujer”,
salirse de la conducta (aunque sólo sea de manera mínima) de esos estereotipos, crea una
respuesta social patriarcal violenta que busca regresar al cauce prescrito.
Uno de los grandes mitos es que los homosexuales abusan sexualmente de los niños,
este argumento de discriminación laboral y social está basado en un prejuicio, ya que la
evidencia internacional indica que son los varones heterosexuales quienes con mayor frecuencia abusan de niños y niñas. En ese caso, la amenaza real más probable para los
menores en este sentido serían los hombres heterosexuales.65, 66
Una explicación para definir al crimen de odio es “la violencia motivada por el prejuicio hacia un grupo en particular, al cual se presume pertenece la víctima. El crimen de odio
se dirige por lo general hacia un conjunto de personas como grupo social, la víctima individual rara vez es significativa para el perpetrador y a menudo es desconocido para él o ella”.67
Tal situación plantea un problema a las numerosas situaciones cotidianas de la vida
real de ataques de odio hacia mujeres, de racismo y de incidentes antihomosexuales, en
los cuales las víctimas sí son conocidas para el perpetrador (compañeros de trabajo, escuela,
vecinos, pacientes, amigos). El factor social sobre el que se debe hacer énfasis es sobre la
especificidad de la diferenciación de la desventaja en las relaciones de poder.
Es un hecho que muchos niños usan términos homofóbicos aun antes de comprender
el significado de qué es la homosexualidad, de modo que el ser homosexual o no existe
en la dinámica interna de los grupos masculinos como un estereotipo de la cultura de pares,
más allá de los prejuicios contra los homosexuales. Es importante subrayar que el código
homofóbico aparece en el lenguaje antes de la pubertad y lleva a una evitación fóbica de
la homosexualidad antes de tener idea de qué es aquello a lo que se le tiene fobia.
Tal homofobia temprana echa raíces de manera temprana en el género y tiene un particular impacto en la imagen de masculinidad autorizada desde el punto de vista social,
así como en corresponder a esa imagen y en ser aceptado por el grupo de compañeros.
Al parecer, la homofobia se constituye en una forma precedente de la formación de la
conducta de la identidad adulta de los hombres, según concluye David Plummer.68
En los crímenes de odio se debe tomar en cuenta el eje del género. El odio masculino opera
en el feminicidio y en contra de los homosexuales y lesbianas, a quienes se disciplina por no
ceñirse a los patrones habituales de expresión sexual dictados por el poder heterosexista
masculino. A modo de símil, el racismo está construido sobre elementos de celos, rivalidad
y construcción colonialista de los privilegios masculinos. No hay duda de que es preciso cuestionar con seriedad este entrenamiento destructivo de la educación de la masculinidad.
SÍNDROMES CLÍNICOS RELACIONADOS CON LA PARTICIPACIÓN
EN AMENAZAS O ACTOS VIOLENTOS CENTRADOS
EN EL SEXO O LA SEXUALIDAD
La frecuencia de la comisión de actos violentos de índole sexual es tan alta que no se ha
sido posible establecer un síndrome particular o un perfil del victimario sexual. Swift
señala que Groth en 1979 estimó que en violación a adultas y adultos hay una cifra negra
de 90%, mientras que la Metropolitan Organization to Counter Sexual Assault (MOCSA)
reportó en 1980 que de cada 1 000 casos de violación sólo 2 terminaron en un proceso
Síndromes clínicos relacionados con violencia y victimización • 295
de encarcelamiento.69 Finkelhor hizo un estimado de 210 000 casos nuevos por año de
violencia sexual contra infantes.70 Groth, analizó los dos tipos de violentadores sexuales
de infantes, los resultados que obtuvo se muestran en el cuadro 11-9.
Groth también señala que la sexualidad entre pares adultos requiere de negociación,
reciprocidad, mutualidad, así como compartir un compromiso y enfrentar inseguridad. El
victimario se gratifica sexualmente con infantes, pues no se enfrenta a las demandas que
implica la responsabilidad adulta. Enfatiza que no está motivado por un deseo primario
sexual, más bien, se trata de una conducta sexual al servicio de necesidades no sexuales.
Es un mal uso del poder para no enfrentar una relación adulta, con la competencia, adecuación, identidad e intimidad que conlleva.
Así, Groth plantea cuatro características fundamentales del victimario, las cuales
comparten las particularidades adjudicadas al machismo:72
1. Se experimenta a sí mismo como una víctima desvalida de las fuerzas externas, más
que como una persona en control de sí misma y de su vida.
2. Experimenta un sentimiento de soledad, separación y aislamiento de los demás.
3. Tiene un estado subyacente de miedo, vacío y depresión, con baja autoestima y
autoconfianza. Es hipersensible a la crítica, a ser rebajado y al rechazo.
4. Esta falta de seguridad y comodidad consigo mismo le lleva a tener habilidades deficientes para la empatía y sustituye la fantasía por la realidad.
Cuadro 11-9. Los dos tipos de violentadores sexuales, según Groth.71
© Editorial El
manual moderno Fotocopiar sin autorización es un delito.
Tipología de los individuos pedofílicos
Fijación
1. Orientación sexual primaria hacia menores
2. El interés pedofílico inicia en la adolescencia
3. Carece de factor precipitante, como estrés
o malestar subjetivo
4. Interés persistente/conducta compulsiva
5. Ofensa planeada y premeditada
6. El ofensor se identifica con la víctima
y ajusta su conducta al nivel de la criatura
o adopta un rol paternal con la víctima
7. Principalmente víctimas masculinas
8. Poco o ningún contacto sexual con personas
de su edad, el ofensor puede ser soltero
o estar casado “por conveniencia”
9. A menudo sin historia previa de uso
de alcohol o drogas
10. Inmadurez caracterológica/pobres relaciones
sociales con pares
11. Resolución maladaptativa de los problemas
de la vida
Regresivos
1. Orientación sexual primaria con personas
de su edad
2. El interés pedofílico emerge en la adultez
3. A menudo el precipitador es el estrés
4. Se involucra en más de un episodio de abuso
sexual
5. La ofensiva inicial suele ser impulsiva, no
premeditada
6. El ofensor reemplaza una relación adulta
conflictiva y en el incesto abandona
su rol parental
7. Las víctimas por lo general son femeninas
8. El contacto sexual con menores coexiste
con el que mantiene con personas de su edad.
El ofensor a menudo está casado o vive
en unión libre
9. Hay más casos relacionados con alcohol
10. Un estilo de vida más tradicional pero con
relaciones poco desarrolladas con pares
11. Intentos maladaptados de resolución
del estrés cotidiano
296 • Sexualidad humana
(Capítulo 11)
Groth y La Fontaine consideran que 30% de los victimarios sexuales sufrieron violencia
sexual en su infancia.73 Coleman lo considera como un antecedente para cometer violencia
sexual en la edad adulta, ya que refiere que muchos (sin precisar cuántos) victimarios tienen este historial previo.74 No obstante, las niñas sufren tres veces más violencia sexual
en su infancia y son ofensoras en un 5% en la adultez; la lógica del abuso sexual como
antecedente a manifestar una conducta sexual violenta en la adultez conduciría a que las
mayores perpetradoras fueran mujeres, pero no es así. Al parecer, la educación recibida
por los miembros del género masculino, en la cual hay una sexualización del poder y una
normalización de la violencia son factores de mayor peso.75
David Finkelhor propone un modelo de condiciones previas necesarias para que el
abuso sexual ocurra; tales factores se cruzan con otros de tipo individual y sociocultural.
Las cuatro precondiciones se muestran en el cuadro 11-10.76
Los escasos estudios realizados sobre violentadores sexuales se refieren a aquellos
que han sido encarcelados, dada la baja frecuencia en que esto ocurre y que dichos delincuentes no representan a la población de depredadores sexuales, es imposible afirmar con
base en tales estudios cuáles son (si las tienen) sus características particulares.
Gebhard intentó agrupar en categorías a los individuos que cometen violaciones y
describió a cinco grandes grupos de varones:77
1) con defectos en los procesos intelectuales o del pensamiento (deficientes mentales,
psicóticos y personas muy intoxicadas con alcohol o drogas);
2) con defectos de aprendizaje o de interrelación social;
3) con trastornos en el desarrollo de la personalidad (amorales, sociópatas);
4) con neurosis o ciertos modelos de conducta desviante; y
5) normales.
No deja de sorprender esta categorización pues, en realidad, comprende a cualquier hombre.
Cuadro 11-10. Modelo de Finkelhor de precondiciones
a que un individuo cometa abuso sexual
I.
Factores relacionados con la motivación de abusar sexualmente
En esta precondición, los factores sociales y culturales de una masculinidad dominante y poderosa; el
uso de pornografía infantil y la tendencia a sexualizar las necesidades emocionales son niveles de explicación que se entrelazan con el factor.
II. Factores que disminuyen las inhibiciones internas
En esta precondición se plantea de nuevo que la pornografía infantil desempeña un papel de explicación, así como la falta de habilidad para identificar las necesidades de los menores, la ideología patriarcal
y las prerrogativas del padre.
III. Factores que predisponen a disminuir las inhibiciones externas
En esta precondición destacan la desigualdad de la mujer y la ideología de la santidad de la familia.
IV. Factores que predisponen a vencer la resistencia de los infantes
Los factores sociales y culturales se refieren a la posición de indefensión social en la infancia y el escaso
acceso a la educación sexual de los menores.
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Síndromes clínicos relacionados con violencia y victimización • 297
Hite realizó en EUA una encuesta anónima en la que planteó preguntas sobre la
sexualidad de los hombres. En ellas incluyó cuestionamientos como la violación, pagar a
las mujeres por la relación sexual y la pornografía.78 De acuerdo con su análisis de datos,
encontró que como antecedente referente al sexo/coito, las respuestas se habían dado de
manera tradicional, en el sentido de ser éste el símbolo fundamental de la dominación y
apropiación masculina de las mujeres (al margen de si el varón lo percibe o no en un momento dado). El continuo de esta ideología lo representan el pago por sexo, comprar a la
mujer a través de la pornografía, el acoso y el hostigamiento sexuales.
Diane Scually señaló que la mitad de los violadores crecieron en familias donde no
hubo abuso de ningún tipo, 66% reportó no haber sufrido ningún tipo de violencia física
y 91% negó haber sido objeto de algún tipo de abuso sexual.79
Las preguntas en la encuesta de Shere Hite al respecto de la violación consistían en:
“¿Ha violado usted alguna vez a una mujer?, en caso negativo, ¿ha deseado alguna vez
violar a una mujer?, ¿por qué?”. El resultado fue el siguiente: “La mayoría de los hombres
nunca habían violado a una mujer, pero habían deseado hacerlo en relación con sentimientos de ira por haber sido rechazados y con la idea de ‘¿qué derecho tiene ella de rechazarme?’”. Algunos hombres habían violado a alguna o varias mujeres y muchos otros contestaron que nunca violarían a una mujer. La mayoría de los hombres respondió de manera
afirmativa a la pregunta de si habían presionado a mujeres para tener relaciones sexuales.
¿Por qué los hombres agraden sexualmente? En cuanto al infante, el victimario se
procura una relación impuesta en la que el desbalance de poder permite al depredador
moldear una interacción sin demandas, equidad, acuerdos, mutualidad y así por el estilo,
en un marco doméstico de esclavitud que incluye lo sexual.
Debe recordarse que está presente la ira, el poder y el sadismo en las amenazas y las
lesiones físicas a las mujeres, a quienes se infantiliza puesto que se les cancelan los derechos
de libre elección sobre sus cuerpos. No es la “lujuria” lo que mueve a estos agresores, sino
la cólera, la falta de autoestima, el deseo de “poner a una mujer en su sitio”. Violan porque
se perciben como los dueños, como quienes detentan el poder, aquellos que tienen privilegios masculinos. A los varones que son violados se les “mujeriza”, se les envía al último rincón de la escala social junto con las mujeres y los niños, se le compacta en el basurero a
donde va la basura de lo odiado: la misoginia y la homofobia.
PATRONES DE COMPORTAMIENTO SEXUAL DE RIESGO
QUE EXPONEN AL INDIVIDUO Y A OTROS A CONTRAER ITS
Haber sufrido violencia sexual en la infancia condiciona conductas de alto riesgo, en general,
según una investigación, de 47 y 75% para mujeres y hombres, respectivamente.80 Asimismo,
el uso de sustancias y el abuso sexual en la infancia tienen una fuerte correlación.81
Bartholow y colaboradores, así como Zierler y colaboradores informaron incrementos en el
consumo de alcohol, marihuana y cocaína de hasta 44 veces más al inicio de la adolescencia,
también en ese periodo se duplicó el abuso de sustancias inyectables.82 Ramos-Lira demostró la misma asociación entre violencia sexual y uso de sustancias en población mexicana.83
Mantenerse sobrio es una conducta recomendada de autoprotección que permite el razonamiento y la toma de decisiones adecuadas en las relaciones interpersonales.
298 • Sexualidad humana
(Capítulo 11)
Los hombres que sufrieron abuso sexual presentan mayores dificultades para controlar
sus impulsos y tienen mayor probabilidad de perpetrar actos sexuales coercitivos contra
otras personas; esto se acentúa en aquellos que fueron abusados a más temprana edad o
que recibieron abuso crónico. Asimismo, los varones que fueron objeto de abuso sexual
durante su infancia, suelen ser más propensos a involucrarse en relaciones sexuales de alto
riesgo, como las que involucran prostituirse y sexo anal sin protección. Además, suelen
tener más parejas sexuales, usan con menos frecuencia condones, aumenta la probabilidad de que contraigan infecciones de transmisión sexual y que su pareja tenga un embarazo no deseado.84, 85 Diversos estudios reportan que los hombres que sufrieron abuso
sexual en la infancia muestran una mayor incidencia en la tasa de infección por VIH.
En cuanto a las mujeres, las sobrevivientes de violación enfrentan el riesgo de sufrir
una infección de transmisión sexual. En una muestra de 155 mujeres violadas, 10.3%
adquirió una ETS.86
En Bangkok, Tailandia, según lo encontrado por Archavanitlaui y Pramuatratana en
un centro de apoyo a víctimas de violación, 10% de sus clientes habían contraído una
infección de transmisión sexual como consecuencia del ataque sexual (. Según el reporte de Dattel de 1992, casi una docena de mujeres y el doble de niños habían contraído
VIH a través de una violación y de abusos sexuales en la infancia.87
La victimización temprana conduce a conductas de alto riesgo en las mujeres,88 75%
de ellas abusa de drogas y alcohol, sexo sin protección, con múltiples parejas, prostitución y embarazo adolescente.89 En una muestra de 100 mujeres supervivientes de violencia sexual en la infancia, se encontró que 42% de ellas mantenían relaciones sexuales
impersonales, 20% sexo “promiscuo” con extraños y 56% confundían o traslapaban sexo,
dominancia, agresión y violencia.
En el Estado de Washington, Debra Boyer y David Fine en 1992, descubrieron una
conexión significativa en una muestra de 535 madres adolescentes entre abuso sexual
infantil y embarazo adolescente. Comparadas con adolescentes que no habían experimentado abuso sexual en la infancia, las adolescentes que sí habían sido víctimas iniciaron su vida coital más temprano, usaban menos métodos anticonceptivos y tenían una
mayor propensión al uso de alcohol y drogas. Además, aumentaba la incidencia de que
hubieran sido golpeadas por un compañero íntimo, así como de cambiar sexo por dinero, drogas o por un lugar para dormir.
El promedio nacional, en EUA, de la primera relación sexual se ubica en 16.2 años de
edad, pero en mujeres que sufrieron abuso durante su infancia el promedio se ubicó en 13.8
años. En la primera relación sexual 49% de las mujeres abusadas utilizó un método anticonceptivo, sus pares, en comparación lo usaron en un 58%.
Es claro que la violencia sexual modifica en hombres y mujeres la conducta de autoprotección y deja en un estado de indefensión, pues suma los efectos virulentos de la propia violencia y las consecuencias del estado inerme que se produce en la situación postraumática.
ASPECTOS LEGALES
En este apartado no se pretende hacer una exposición minuciosa acerca de la evolución
en la legislación en la República Mexicana acerca de los llamados “delitos sexuales”.
Síndromes clínicos relacionados con violencia y victimización • 299
© Editorial El manual moderno Fotocopiar sin autorización es un delito.
En 1989, se lanzó una convocatoria para llevar acabo un foro de Consulta popular
sobre delitos sexuales. A partir de un hecho impulsado por los grupos organizados de mujeres, se han obtenido los siguientes cambios:
• Las penas corporales aumentaron, por lo cual los violadores no alcanzan la libertad
bajo fianza.
• Se incluye la violación equiparada.
• Cambia la denominación de “atentado al pudor” por delitos contra la libertad y el
normal desarrollo psicosexual.
• En el estupro se elimina “pero cuando el delincuente se case con la mujer ofendida
cesará toda acción para perseguirlo”.
• Queda incluida como violación la cópula con una persona “sea cual fuere su sexo”.
• Se equipara la violación de infantes menores de 12 años con personas “que no están
en condiciones de acceder voluntariamente o de resistirse”.
• Queda tipificada la violación tumultuaria y aumenta la pena corporal de 8 a 20 años.
• Suben las penas si el delito lo comete una ascendiente contra un descendiente o por
quienes ocupan en la familia una situación de autoridad.
• Fue ampliado el concepto de hostigamiento sexual, se incluye el campo laboral, docente, doméstico o cualquier otro con prisión de 1 a 3 años.
• Se incluye como delito el obligar a alguien a observar actos sexuales sin el propósito de
llegar a la cópula o a ejercer dichos actos. En esta situación se impondrán de 1 a 4 años
de prisión, si hay violencia física se aumenta hasta una mitad de la pena. Aumenta de
2 a 5 años si la víctima o a quien se obligó a observar es menor de 12 años.
• Aumentaron en general las penas corporales en los diferentes delitos sexuales.
• Hay pena corporal de 5 a 6 años cuando se contagia a sabiendas de un “mal venéreo
incurable” y de 3 días a 3 años de prisión y multa cuando ésta sea curable.
• El Senado de la República aceptó públicamente la existencia de la violación hacia
las mujeres en la relación conyugal.
La batalla en la optimización de las leyes apenas inicia. La congruencia debe responder
con especialistas de formación universitaria en derecho, medicina, psicología, enfermería
y trabajo social para que las leyes sean aplicadas de una manera favorable a las víctimas.
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12
Síndromes clínicos
relacionados
con las infecciones
de transmisión sexual
Tirso Clemades Pérez de Corcho,
Verónica Fonte Avalos,
Matilde Ruiz Rodríguez
© Editorial El manual moderno Fotocopiar sin autorización es un delito.
INTRODUCCIÓN
En la actualidad es difícil determinar la incidencia real de las enfermedades de transmisión sexual (ITS) en los seres humanos, debido a la disparidad que existe en la obtención
de datos epidemiológicos en los distintos países, pero lo cierto es que constituyen como
grupo un problema de salud de proporciones epidémicas, con consecuencias notables en
la salud sexual, reproductiva y general de quienes las padecen.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), 350 millones de personas en el
mundo padecen cada año una ITS curable, entre las cuales el mayor impacto se observa
en hombres y mujeres de países en desarrollo. La pobreza, la cultura, un difícil acceso a
servicios de atención y tratamiento, así como la información y conocimientos insuficientes sobre la sexualidad humana son factores que contribuyen a una mayor diseminación
de este tipo de infecciones.1
Se ha identificado una tendencia actual en los países desarrollados hacia la disminución de las formas agudas de las ITS (infecciones gonocócicas, chancro blando, etc.),
mientras que han aumentado aquellas que tienen una evolución insidiosa (p. ej., aquellas
que involucran a Chlamydia o al virus del papiloma humano). La gravedad de las complicaciones —como esterilidad, displasias cervicales, infecciones neonatales, etc.— y su
índice de frecuencia a menudo están relacionadas a la benignidad de las manifestaciones
clínicas iniciales, situación que propicia que los pacientes no consulten de manera temprana
305
306 • Sexualidad humana
(Capítulo 12)
a los médicos, con lo que aumenta el tiempo de exposición de los individuos y de sus
parejas sexuales al agente patógeno.
El índice de transmisión también depende del sitio de inoculación; la infección por
el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) por ejemplo, ha puesto de manifiesto un
mayor riesgo de transmisión durante las relaciones anogenitales. Por otra parte, las localizaciones extragenitales de ITS se acompañan de síndromes clínicos atípicos que llegan a
retrasar el establecimiento de un diagnóstico preciso.
Al considerar algunos factores favorecedores del surgimiento de ITS, se ha establecido una relación entre el abuso de drogas de administración inyectable (en particular por
vía intravenosa) como favorecedoras de la transmisión directa de virus como el VIH, y los
virus de hepatitis B y C (VHB y VHC); así como también el consumo de alcohol, la contracepción o el uso inadecuado del preservativo.
La población más afectada por las ITS es la de los adolescentes, son también ellos los más
vulnerables en cuanto a las complicaciones que la presencia de tales condiciones genera.
Todo lo señalado obliga a implementar —después de conocer con más detalle aspectos epidemiológicos, fisiopatogénicos, de comportamiento sexual y de tratamiento— una
política de salud preventiva, basada en una mayor educación sexual que incluya, por ejemplo, campañas informativas sobre el uso del preservativo y formas más seguras de tener
las relaciones sexuales, y que también incluya la detección precoz de las ITS más frecuentes
en cada grupo humano.
Así, en la tarea de brindar una atención temprana y efectiva a las personas afectadas
por esta problemática, en los últimos años la OMS ha sugerido utilizar la estrategia conocida como “manejo sindromático de caso” para con ello realizar un diagnóstico (“sindromático”) y tratamiento oportuno en estas personas.2
INFECCIONES DE TRANSMISIÓN SEXUAL (ITS)
DEFINICIÓN
Hace algunos años las infecciones de transmisión sexual (ITS) eran conocidas como enfermedades venéreas y más tarde como enfermedades de transmisión sexual (ETS). No obstante, en
la actualidad el término más comúnmente aceptado y utilizado es el de ITS.
El término de “enfermedades venéreas” fue utilizado en un principio para referirse a infecciones como: sífilis, gonorrea, chancroide (chancro blando), granuloma inguinal y linfogranuloma venéreo. En cambio, a partir del decenio de 1980-1989, con la aparición del VIH
comenzaron a ser reconocidos nuevos microorganismos causantes de enfermedades sexualmente transmitidas, por lo que en esos momentos se hizo más frecuente el término de ETS
para referirse a todas las enfermedades infecciosas cuyo mecanismo de transmisión eran las
relaciones sexuales. Sin embargo, desde agosto de 1998, por acuerdo de la OMS, se decidió
comenzar a utilizar el término de infecciones de transmisión sexual (ITS).
Las ITS son aquellas infecciones adquiridas por la transmisión de un microorganismo
durante las relaciones sexuales, sobre todo cuando existe intercambio de fluidos corporales
Síndromes clínicos relacionados con las infecciones de transmisión sexual • 307
durante una penetración vaginal, anal u oral desprotegida. Sin embargo, es factible que
algunas ITS sean transmitidas sin que exista penetración, en ocasiones sólo basta la fricción cuerpo con cuerpo, esto ocurre, por ejemplo, con la escabiasis (sarna), la pediculosis
del pubis, los moluscos contagiosos y otros.
Hasta la fecha se conocen más de 25 microorganismos que son transmitidos por vía
sexual y que son responsables de una gran variedad de síndromes clínicos.3
DIFERENCIAS ENTRE UNA ITS Y UNA INFECCIÓN GENITAL
Es importante aclarar que no toda infección en la región genital se debe considerar como
una ITS, por ejemplo, quizá una mujer presente un síndrome de secreción o flujo vaginal
por alteraciones en el pH de su vagina, como suele ocurrir cuando se utilizan lavados
vaginales de manera frecuente e indiscriminada o anticonceptivos hormonales e incluso
si padece alguna enfermedad endocrina como diabetes. En estas circunstancias es probable que la mujer desarrolle una infección clasificada como un síndrome de secreción vaginal; sin embargo, no debe clasificarse como una ITS, sino como una “infección genital”,
pues en este caso la infección se ha presentado sin que exista una relación sexual que causara dicha infección.
Así, tanto las ITS como algunas de las infecciones genitales producen el mismo tipo
de síndromes clínicos, por tanto, las pruebas diagnósticas individuales y los datos aportados
por la persona afectada son importantes para proponer tratamientos adecuados, llevar a
cabo una notificación del caso y alcanzar un mayor control de este tipo de infecciones en la
población. Los síndromes clínicos más frecuentes se presentan en el cuadro 12-1; en tanto
que el cuadro 12-2 muestra los agentes infecciosos de las ITS más comunes.
© Editorial El manual moderno Fotocopiar sin autorización es un delito.
MANEJO SINDROMÁTICO DE CASOS DE ITS
Definición
El manejo sindromático de casos de ITS se basa en la detección de un síndrome. Entendiéndose por síndrome al conjunto de síntomas y signos asociados con un grupo de microorganismos específicos.
Tal manejo depende del uso de diagramas de flujo o flujogramas clínicos. De este
modo, el médico realiza el diagnóstico sindromático en la persona afectada y brinda tratamiento tomando como base estos síndromes y no una infección en particular, de esa
manera se logra una atención temprana y efectiva desde la primera visita. El objetivo de
lo anterior es que, incluso si el paciente ya no regresa con el médico, se asegure la curación clínica y se rompe la cadena de transmisión. Las características principales del manejo
sindromático de caso de ITS se presentan en el cuadro 12-3.
Otros abordajes para el diagnóstico de las ITS son:
• Manejo etiológico. Es la forma adecuada de ofrecer una atención médica a una persona aquejada por una ITS, se apoya en exámenes de laboratorios para identificar el
308 • Sexualidad humana
(Capítulo 12)
Cuadro 12-1. Principales síndromes clínicos
Ulcerativo
Sífilis (primaria)
Herpes simple
Chancro blando o chancroide
Linfogranuloma venéreo
Granuloma inguinal o donovanosis
Infección por citomegalovirus
Exudado/flujo/secreción vaginal
Gonorrea o blenorragia
Clamidiasis
Candidiasis
Tricomoniasis
Vaginosis bacteriana
Herpes simple
Exudado/flujo/secreción uretral
Uretritis gonocócica
Uretritis no gonocócica
Exudado/flujo/secreción anorrectal
Gonorrea
Clamidiasis
Herpes simple
Condilomas acuminados
Linfogranuloma venéreo
Dolor abdominal bajo (EPI)*
Gonorrea
Clamidiasis
Infección por otras bacterias
Tumoraciones
Condilomas acuminados
Condilomas planos
Molusco contagioso
Otras ITS
Infección por VIH
Hepatitis A, B, C
Ectoparasitosis: escabiasis (sarna), pediculosis del pubis (piojos púbicos)
Parasitosis intestinal: amebiasis, giardiasis, oxiuriasis, etc.
Infección por virus Epstein Barr
Infección por virus herpético humano tipo 8
*Este síndrome forma parte de la enfermedad pélvica inflamatoria (EPI).
agente causal. Sin embargo, ante un caso de ITS el médico no siempre cuenta con
un laboratorio donde exista personal capacitado, material y equipos requeridos para
obtener un diagnóstico preciso en cada caso. Estos servicios por lo general están disponibles en unidades de segundo y tercer nivel de atención de salud.
En cambio, este manejo debe ser utilizado para confirmar los agentes etiológicos,
cuando el tratamiento prescrito a partir del manejo sindromático no ha tenido éxito.
• Manejo clínico. Se sustenta en el conocimiento y la experiencia clínica del médico,
lo que le permite identificar signos típicos en ITS específicas. Sin embargo, la
Síndromes clínicos relacionados con las infecciones de transmisión sexual • 309
Cuadro 12-2. Causas de los principales síndromes de ITS
Síndrome e infección
Úlcerativo
Sífilis (primaria)
Herpes simple
Chancro blando
Linfogranuloma venéreo
Granuloma inguinal
Infección por citomegalovirus
Exudado/flujo/ secreción vaginal
Gonorrea
Clamidiasis
Candidiasis
Tricomoniasis
Herpes simple
Vaginosis bacteriana
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Exudado/flujo/ secreción uretral
Uretritis gonocócica
Uretritis no gonocócica
Exudado/flujo/ secreción anorrectal
Gonorrea
Clamidiasis
Herpes simple
Condilomas acuminados
Linfogranuloma venéreo
Dolor abdominal bajo (EPI)
Gonorrea
Clamidiasis
Otros gérmenes
Tumoraciones
Condilomas acuminados
Condilomas planos
Molusco contagioso
Agente causal
Treponema pallidum
Virus herpes simple I y II
Haemophilus ducreyi
Chlamydia trachomatis (L-1, L-2, L-3)
Calymmatobacterium granulomatis
Citomegalovirus (CMV)
Neisseria gonorrhoeae
Chlamydia trachomatis (D, E, F, G, H, I, J, K)
Candida albicans
Trichomonas vaginalis
Virus herpes simple I y II
Gardnerella vaginalis
Tricomonas vaginalis
Mycoplasma hominis
Agentes anaerobios (Bacteroides,
mobiluncus y estreptococos)
Neisseria gonorrhoeae
Chlamydia trachomatis (D, E, F, G, H, I, J, K)
Ureaplasma urealyticum
Mycoplasma hominis
Otros agentes anaerobios
Neisseria gonorrhoeae
Chlamydia trachomatis (D, E, F, G, H, I, J, K)
Virus herpes simple I y II
Virus del papiloma humano (VPH)
Chlamydia trachomatis (L-1, L-2, L-3)
Neisseria gonorrhoeae
Chlamydia trachomatis
Ureaplasma urealyticum
Mycoplasma hominis
Streptococcus
Anaerobios
Virus del papiloma humano (VPH)
Virus del papiloma humano (VPH)
Treponema pallidum (Secundarismo sifilítico)
Virus del Molluscum contagiosum
310 • Sexualidad humana
(Capítulo 12)
Cuadro 12-3. Características principales del manejo sindromático de casos de ITS2, 3
•
•
•
•
Clasifica los principales agentes causales con base en los síndromes clínicos que pueden originar
El manejo de los diagramas de flujo ayuda a identificar las causas del síndrome
Se proporciona tratamiento oportuno y efectivo a las personas afectadas
Permite que las parejas de los usuarios también reciban información y tratamiento para reducir
los riesgos
sensibilidad y especificidad de este manejo es baja, cuando se compara con el manejo etiológico, pues no permite identificar ITS si éstas se presentan de manera mixta
y requieren ser tratadas de manera simultánea.
Principales flujogramas clínicos
Los flujogramas diseñados para el manejo sindromático de las ITS son una guía que permitirá al proveedor de servicios de salud tomar una serie de decisiones y acciones adecuadas, donde cada acción o decisión está contenida en una figura geométrica (un paso
específico), con una o dos rutas que dirigen a la siguiente figura (siguiente paso), lo que
implica el tomar otra decisión o realizar una acción en un corto tiempo, para con ello
atender de forma oportuna y eficaz a las personas con ITS.
Tales flujogramas, diagramas de flujo o algoritmos, se diseñan según los recursos disponibles, como estudios de laboratorio, personal de salud entrenado en el tema y así por
el estilo, además de la frecuencia con que se presentan ciertas ITS en una localidad, región
o en un país determinado.
Así, a continuación se analizan algunos de los flujogramas diseñados para México por
el Centro Nacional para la Prevención y el Control del VIH/sida (CENSIDA).4 Las figuras 12-1 a 12-4 presentan varios diagramas de flujo para diferentes ITS.
ITS MÁS FRECUENTES, ASOCIADAS
CON LOS PRINCIPALES SÍNDROMES CLÍNICOS
SÍNDROME ULCERATIVO
El humano es el único ser que ha logrado sublimar el mero acto de reproducción, el acto
sexual, en un acto de placer y amor. Por desgracia, aunado a este último siempre han existido múltiples infecciones que se transmiten por esta vía.
Nota de la Editorial: En terminología relacionada con el VIH: actualización 2006, OPS. Se describe
como “Recomendación: usar el término “sida” con mesura sólo para referirse a la etapa avanzada de
la enfermedad por VIH. Cuando sea necesario utilizar el término “sida” se escribirá en minúsculas
en español.
Síndromes clínicos relacionados con las infecciones de transmisión sexual • 311
Flujo vaginal
Examen con espejo
vaginal y microscopía
de examen en fresco
Tricomonas
presentes y/o flujo
profuso, corriente
y maloliente
Examine
y limpie el cuello
del útero con un
hisopo grande
de algodón
Presencia
de levaduras y/o
flujo blanco
y espeso
SÍ
SÍ
• Tratamiento de
tricomonas y vaginosis
bacteriana
• Tratamiento de los
contactos sexuales
• Información y prevención
• Enseñar uso del condón
y proporcionar condones
• Tratamiento de
candidiasis
• Información y prevención
• Enseñar uso del condón
y proporcionar condones
Pus mucoso
en el cuello uterino
© Editorial El
manual moderno Fotocopiar sin autorización es un delito.
Seguimiento en 7 días
Flujo persistente
¿Adherencia
al tratamiento y/o
reinfección?
SÍ
Cura clínica
NO
• Tratamiento de
gonorrea e infección
clamidial
• Tratar a los contactos
sexuales
• Información y prevención
• Enseñar uso de condón
y proporcionar condones
Reiniciación
del protocolo
Enviar al siguiente
nivel de atención
Figura 12-1. Flujograma del síndrome de exudado/flujo/secreción vaginal.
312 • Sexualidad humana
(Capítulo 12)
Úlcera genital
¿Hay
lesiones vesiculares
presentes o información
previa de
recurrencia?
NO
• Tratamiento para sífilis
y chancroide
• Tratar a los contactos
sexuales
• Información y prevención
• Enseñar el uso condón
y proporcionar condones
SÍ
• Tratamiento de
herpes genital
• información
y prevención
• Enseñar el uso
del condón
y proporcionar
condones
Seguimiento en 7 días
¿Mejoría?
NO
¿Adherencia
al tratamiento?
SÍ
SÍ
Cura clínica
No
Reiniciar protocolo
Referir al paciente
al siguiente nivel
de atención
Figura 12-2. Flujograma del síndrome ulcerativo.
Con los cambios económicos y sociales, así como con la liberación sexual y la
aparición de nuevas infecciones, como el VIH, las ITS han presentado un repunte en las
últimas décadas.
La importancia de las ITS que se manifiestan con úlceras a nivel genital, oral y rectal,
radica no sólo en las repercusiones que pueden causar a nivel físico, psicológico y de pareja,
Síndromes clínicos relacionados con las infecciones de transmisión sexual • 313
Secreción uretral
confirmada por el médico
• Tratamiento para gonorrea
y clamidia
• Tratamiento de contactos
sexuales
• Información y prevención
• Enseñar uso de condón
y proporcionar condones
Seguimiento de 7 días
Cura clínica
Secreción persistente
¿Adherencia
al tratamiento?
NO
Reiniciar protocolo
© Editorial El manual moderno Fotocopiar sin autorización es un delito.
SÍ
Enviar al siguiente
nivel de atención
Figura 12-3. Flujograma para síndrome de exudado/flujo/secreción uretral.
sino en que justo por tener una solución de continuidad, son una puerta de entrada para
otras ITS como el VIH. Es por ello que en esta sección se hablará de ellas. Es importante conocerlas y pensar en ellas a fin de diagnosticarlas, tratarlas y prevenirlas, así como
para orientar y dar apoyo al paciente y a su pareja.5
Herpes simple
La infección por el virus del herpes simple (VHS) afecta piel y mucosas, se caracteriza
por vesículas que curan de manera espontánea y tienden a recidivar, no dejan inmunidad por
lo que la infección dura toda la vida; es producida por dos serotipos: VHS-1 y VHS-2.
En términos generales la mayoría de los casos que se presentan por arriba de la cintura se deben al VHS-1 y los que se presentan por debajo, al VHS-2. El herpes simple es
la causa más común de úlceras genitales en países desarrollados.
314 • Sexualidad humana
(Capítulo 12)
Dolor en la parte inferior
del abdomen
SÍ
¿Dolor
abdominal
de rebote?
Enviar evaluación
quirúrgica
NO
NO
¿Retraso del
último periodo
menstrual? ¿Aborto o
parto reciente?
¿Secreción
purulenta
a través del cuello
uterino y/o dolor
al palpar
los anexos?
NO
SÍ
Enviar al servicio
ginecológico
¿Hay masas
pélvicas?
SÍ
SÍ
Referir al siguiente
nivel de atención
• Tratamiento de dolor
abdominal bajo
• Tratar a los contactos
sexuales
• Información y prevención
• Enseñar uso de condón
y proporcionar condones
Cita de 3 a 7 días
¿Mejoría?
SÍ
Continuar
tratamiento
Figura 12-4. Flujograma para síndrome de dolor abdominal bajo.
NO
Referir al
siguiente nivel
de atención
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Síndromes clínicos relacionados con las infecciones de transmisión sexual • 315
Epidemiología
No se tienen datos precisos sobre la incidencia y prevalencia de esta infección, ya que
muchos pacientes no consultan al médico, porque no les produce grandes molestias o por
ser una ITS; otro factor importante es que en muchos países no es una infección de control epidemiológico, por lo que no es obligatorio su reporte.
Sin embargo, en países desarrollados como EUA, se estima que cada año hay cerca de
medio millón de casos nuevos de herpes genital, y se encuentran afectadas alrededor
de 50 millones de personas entre los 15 y 75 años de edad. En México se desconoce la
cifra exacta pero se piensa que pudiera ser mayor, dada la falta de educación sexual en
la población sexualmente activa.
Afecta a todas las razas y a ambos sexos, se presenta a cualquier edad, aunque es poco
frecuente antes de los cuatro meses de vida. La edad promedio de inicio de herpes genital es entre 20 y 25 años.
El VHS-1 por lo general afecta el rostro, mientras que el VHS-2 lo hace con los genitales, aunque ambos se pueden encontrar en cualquier parte del cuerpo. Sin embargo, se
ha presentado un incremento de herpes genital producido por VHS-1, de hecho, parece
que en la actualidad más de 30% de los casos de primoinfección son consecuencia de esta
variedad, no se ha determinado hasta qué punto ha influido la práctica del contacto orogenital, pero las parejas sin tienen inmunidad contra VHS-1 y que sostienen contacto
orogenital con una pareja que tiene herpes labial, tienen riesgo elevado de desarrollar herpes genital por VHS-1. Aunque ambos serotipos son causantes de herpes genital, el VSH-2
tiene el doble de posibilidades de reactivarse, con un promedio de 8 a 10 recurrencias.
La localización oral es la más común, pero ha ocurrido un incremento en los casos
de herpes genital en los últimos años, quizá debido a la mayor libertad sexual y a que hay
personas que tienen más de un compañero sexual.
En la mayoría de los casos el herpes genital sólo produce lesiones a nivel local, pero
su importancia radica en que al producir soluciones de continuidad puede ser la puerta
de entrada para otras ITS. Cuando se presenta en mujeres embarazadas, las principales
complicaciones son aborto espontáneo, trabajo de parto prematuro, retraso en el crecimiento intrauterino e infección neonatal.
Etiopatogenia
El virus del herpes simple (VHS-1 y 2) pertenece a la familia de los Herpesviridae, compuesta entre otros por el virus de la varicela-zoster (VHH-3), Epstein-Barr (VHH-4),
citomegalovirus (VHH-5), virus de la roséola infantil (VHH-6), virus herpético humano
7 (VHH-7) y virus herpético humano tipo 8 (VHH-8) asociado con sarcoma de Kaposi.
Es un virus compuesto por una doble cadena de DNA, con un núcleo central o core
de 100 nm envuelto por una estructura proteica icosaédrica formada por 162 capsómeros
llamada cápside la cual, a su vez, está rodeada por un tegumento amorfo y fibroso, una
estructura única de los virus herpéticos. Por último, la capa más externa tiene estructura
trilaminar cubierta por antígenos de superficie.
Los VHS tienen un genoma que codifica más de 50 polipéptidos, 9 de los cuales
son glucoproteínas específicas que permiten distinguir el VHS-1 del VHS-2. Se dice
que en general aquellas personas que tienen anticuerpos para VHS-1 no presentan
lesiones genitales.
316 • Sexualidad humana
(Capítulo 12)
El ciclo de vida del virus del herpes tiene tres etapas: infección y reproducción, latencia
y transformación celular. El virus se introduce a una persona susceptible por contacto directo, se fija a la célula blanco, penetra por fusión de membrana y se dirige al núcleo, en
donde el DNA se separa de la cápside para penetrar al núcleo celular; ahí inicia, mediante
el RNA de la célula, la síntesis de proteínas estructurales del virus que es ensamblado en el
núcleo y recubierto por la membrana nuclear mediante un proceso similar a la gemación.
Una vez listos los viriones maduros se liberan al exterior, produciendo lisis y muerte celular durante el proceso de replicación. Después el virus se disemina, al parecer por vía
extracelular e intracelular, un proceso que se lleva a cabo en 5 a 6 horas.
Durante la fase inicial de la infección, el virus se replica tanto en las células de los
ganglios como en el resto del tejido nervioso contiguo, y se disemina a los tejidos blandos
en forma centrífuga por medio de los nervios periféricos. A pesar de que existe replicación
viral, por lo general esta fase es subclínica, pero este tipo de diseminación del virus podría
explicar por qué en algunos pacientes durante esta fase presentan grandes áreas involucradas. A partir de la inoculación en la piel o mucosas, el virus se extiende a través de los
nervios sensoriales en vía retrógrada hacia los ganglios neuronales, donde permanecerá
latente, por mecanismos aún no bien descifrados. Durante esta fase el microorganismo
permanece sin multiplicarse, por lo que no es susceptible a la acción de los antivirales que
actúan sobre la síntesis del DNA.
No se conoce con exactitud el mecanismo de reactivación, pero se sabe que existe un
efecto desencadenante, que casi siempre sucede después de un cuadro febril, estrés emocional o físico, menstruación, relaciones sexuales, traumatismos leves o calor, entre otros.
La respuesta inmunológica del huésped es compleja, se desconoce cómo funcionan
los anticuerpos para prevenir las reactivaciones ya que no dejan inmunidad, pero son más
altos en sujetos con recidivas frecuentes, en cambio, la inmunidad mediada por células es
muy importante, ya que los individuos que tienen deficiencias a este nivel quizá desarrollen
infecciones más extensas, persistentes o destructivas.
Sigue en discusión el poder oncogénico de estos virus, pero se ha visto que las mujeres
con herpes genital presentan mayor incidencia de cáncer cervicouterino, y los hombres con
papulosis bowenoide tienen mayor incidencia de herpes genital que el resto de la población.
Cuadro clínico
La infección por virus del herpes simple se clasifica en:
1) Estomatitis: gingivoestomatitis herpética, herpes labial.
2) Genital: vulvovaginitis y balanitis herpética.
3) Otros: proctitis herpética y herpes perianal, panadizo herpético, queratoconjuntivitis,
herpes diseminado y eccema herpético.
Las características clínicas y la evolución de la infección dependen del estado inmunitario del paciente.
1) Estomatitis (gingivoestomatitis herpética primaria aguda). Es una forma clínica rara,
alrededor de 1 % de las primoinfecciones por VHS-1 y VHS-2 se presentan como
infección visible, con síntomas agudos, estas infecciones predominan sobre todo en
niños pequeños, aunque también se han observado en adultos.
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Síndromes clínicos relacionados con las infecciones de transmisión sexual • 317
Los casos leves se manifiestan con múltiples úlceras superficiales, pequeñas y puntiformes que afectan las superficies de las mucosas orales queratinizantes y no queratinizantes, quizá aparezcan sólo en encías o afecten varios sitios, como piel
peribucal y labios. Pero en los casos graves, estas úlceras tienden a confluir, dando
lugar a la formación de úlceras de mayor tamaño con bordes irregulares, rodeadas
de un halo eritematoso, con fondo blanco, y por lo general están acompañadas de
fiebre, linfadenopatía y dificultad para masticar y deglutir alimentos. Estas molestias duran entre dos y cuatro días, aunque los síntomas generales llegan a extenderse hasta 10 días. En pacientes inmunocomprometidos la gingivoestomatitis suele ser
más intensa, las úlceras son de mayor tamaño y más profundas; asimismo, personas
en etapas terminales de sida presentan úlceras tan profundas que tienen centro friable y necrótico, además de que resultan muy dolorosas.
El herpes oral quizá haga recidiva en labios (herpes labial recidivante) o en la
cavidad oral (herpes intraoral recidivante). Ambos por lo general están asociados
con tratamiento dental reciente, y se presentan como un acúmulo de úlceras pequeñas, que cuando se presentan en mucosas se manifiestan como úlceras, ya que en
estos sitios rara vez se forman vesículas visibles.
El herpes labial recidivante es la forma más frecuente de herpes recidivante, también conocida como “fuegos” o “fogazos”. Se estima que afecta alrededor de 20 %
de los pacientes con infección primaria. Suele presentarse al igual que en otras localizaciones, posterior a un cuadro de infección aguda de vías respiratorias superiores,
de exposición al Sol, fiebre, etc.
El herpes intraoral recidivante es mucho más raro que la presentación labial,
suele ocurrir después de un tratamiento dental o por la infiltración de anestésico en
el área. La zona que con mayor frecuencia resulta afectada es el paladar duro sobre
los agujeros palatinos mayores, aunque también se ha observado en encía libre o
fija, sobre todo en la encía del maxilar superior y las caras laterales de la lengua. Al
igual que en las otras presentaciones de herpes, las úlceras en los pacientes inmunosuprimidos suelen ser más profundas y grandes, acompañadas de adenopatía y fiebre, lo que hace pensar en una forma primaria aguda que se ha prolongado.
2) Herpes genital. La mayoría de los pacientes (50 a 75%) con esta afección tienen síntomas premonitorios 24 h antes, como sensación de ardor o quemadura y prurito leve;
después aparecen las vesículas que, por lo general, están agrupadas en racimos, sobre
una base eritematosa, estas vesículas a veces pueden transformarse en pústulas, las
cuales se rompen con facilidad dejando úlceras húmedas, superficiales de fondo blanco o grisáceo, de forma redondeada u oval y costras melicéricas, las cuales se acompañan de ardor y prurito leve. Las úlceras curan de forma espontánea sin dejar cicatriz,
sólo manchas hipopigmentadas que desaparecen con el tiempo. En algunos casos hay
adenopatía regional unilateral o bilateral, dolorosa y síntomas generales.
En el varón, las lesiones aparecen en glande, cuerpo del pene, prepucio, escroto, periné y
ano. En la mujer, en el monte de Venus, labios mayores y menores, clítoris, cérvix y periné. En una primoinfección por lo general las lesiones se disponen de forma bilateral. En
las mujeres es factible también dolor inguinal o vulvar, secreción vaginal y disuria leve;
puede haber también cervicitis, salpingitis y endometritis. Los varones en ocasiones presentan prostatitis y en quienes practican la penetración anal quizá haya lesiones anales y
rectales acompañadas de tenesmo y descarga rectal mucoide.
318 • Sexualidad humana
(Capítulo 12)
La evolución es aguda y el proceso se resuelve en una o dos semanas; a veces sucede
una sola vez, pero en la mayoría de los casos la regla es la recidiva, sobre todo cuando
depende de VHS-2. Tales recurrencias a menudo ocurren entre tres y ocho veces durante el primer año, después del cual se van espaciando hasta ser raras.
El primer brote suele ser más grave, con eritema, edema y hasta necrosis; dura más
tiempo, entre dos a seis semanas, y se acompaña de síntomas locales más intensos y sintomatología general como fiebre, malestar general y cefalea.
La tasa de recurrencias de VHS-1 es de 55%, mientras que la de VHS-2 es de 90%.
El número de recidivas y su gravedad varían de un paciente a otro, por lo general son de
menor duración (una semana promedio) e intensidad: se presentan con mayor frecuencia en el hombre con dos a tres lesiones, las mujeres refieren sólo irritación vulvar; los síntomas generales están ausentes o son leves y casi no hay adenopatías.
3) Otros tipos de infección por virus del herpes. El panadizo herpético aparece en los
dedos, en los niños se adquiere por autoinoculación de infección bucal y en adultos
casi siempre es por contacto digitogenital durante las relaciones sexuales, por lo que
el virus al que más se asocia en la infancia es al VHS-1 y en la edad adulta a VHS2. Sin embargo, antes de que se utilizaran de forma rutinaria los guantes, se presentaba de forma común en los trabajadores de la salud. El cuadro clínico es similar,
hay aumento de volumen del dedo, con eritema y sobre éste múltiples vesículas
agrupadas que al romperse dejan úlceras o exulceraciones cubiertas de costras melicéricas. Suele acompañarse de dolor pulsátil, fiebre alta y linfadenopatía regional.
Debe recomendarse limitar el contacto, ya que las lesiones a este nivel suelen ser
contagiosas.
Es factible que se presente infección por herpes simple en cualquier parte del cuerpo. Así,
el herpes neonatal se presenta por inoculación del virus durante el parto o ruptura prematura de membranas, es una forma rara y por lo general grave, en la que el herpes está
diseminado y está acompañado de fiebre, síntomas generales y afección a diversos órganos
(como sistema nervioso central [SNC], hígado, bazo o pulmón). Es importante que las
pacientes embarazadas con herpes genital le den aviso a su médico, ya es posible evitar el
contagio al producto mediante una cesárea o con tratamiento preventivo con aciclovir.
Infección por VIH y herpes genital. En los pacientes con VIH se observan úlceras en
la piel más grandes, que afectan sobre todo la región anogenital, son más dolorosas y tardan más tiempo en sanar. Tienden a extenderse a tejidos más profundos con afección de
vísceras y producen neumonía, esofagitis, hepatitis y encefalitis. En pacientes con sida y
una úlcera crónica en genitales, el médico debe pensar en herpes o citomegalovirus hasta
no demostrar lo contrario.
Las lesiones en pacientes con VIH son mayores, más dolorosas y tardan más tiempo
en sanar que en pacientes inmunocompetentes.
Diagnóstico
El diagnóstico es básicamente clínico, casi siempre, las vesículas agrupadas sobre una base
eritematosa o úlceras pequeñas con la misma disposición, precedidas de ardor y prurito,
así como la historia de recurrencia, son suficientes para efectuarlo.
Síndromes clínicos relacionados con las infecciones de transmisión sexual • 319
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Cuando la clínica no es suficiente, sobre todo en dermatología, se utiliza con frecuencia el citodiagnóstico de Tzanck, en el que se realiza una impronta de las lesiones, teñidas
con Giemsa. Este estudio muestra células gigantes multinucleadas, con cuerpos de inclusión
intranucleares. Se trata de una técnica barata y fácil de realizar, que se puede hacer prácticamente en cualquier institución en México, pero con el inconveniente de que se requiere de experiencia para verla y que no distingue entre VHS-1 y VHS-2 o con el virus de la
varicela zóster.
La biopsia, por otra parte, se debe obtener de manera ideal a partir de una vesícula
intacta. Al microscopio se observan los efectos citopáticos del virus, como degeneración
vacuolar, células epiteliales multinucleadas e inclusiones nucleares.
Debido a que el VHS-2 tiene mayor número de recidivas, sería importante saber qué
serotipo tiene el paciente, por eso se han desarrollado diversas pruebas de serología para
detectar anticuerpos específicos para cada uno de ellos, las cuales tienen una sensibilidad que
varía entre 80 y 90% (los falsos negativos se ven al inicio de la infección) y una especificidad
de 96%; sin embargo, éstas no se realizan de forma rutinaria en la práctica en México.
El cultivo de tejidos en medio celular es el método más sensible y específico, para lo cual
se debe de tomar material de las lesiones recientes, ya que la sensibilidad disminuye cuando
éstas evolucionan hacia la curación. Es factible detectar antígenos del VHS en los cultivos
virales con anticuerpos específicos por medio de la inmunofluorescencia directa, aunque no
siempre es posible hacer la diferencia entre VHS-1 y VHS-2. Sin embargo, en la práctica son
pocas las veces que este tipo de pruebas diagnósticas se realizan.
Es necesario realizar el diagnóstico diferencial con sífilis temprana, herpes zoster e
infección de Beçhet pero, sobre todo, con estomatitis aftosa recurrente.
Tratamiento
Como parte del tratamiento, el paciente debe recibir información sobre la historia natural de la infección debido a su carácter recidivante, al alto nivel de transmisibilidad y la
posibilidad de sobreinfección por otras ITS, en especial VIH. También es importante alertar a la mujer en edad reproductiva sobre la posibilidad de herpes perinatal, para que ella
informe a su ginecólogo.
No existe ningún tratamiento para la erradicación del virus durante su fase latente,
los antivirales tópicos o sistémicos no inciden en el riesgo, frecuencia o gravedad de las
recurrencias una vez terminado el tratamiento. Son útiles sólo para acortar el tiempo de
duración del cuadro y disminuir la sintomatología.
Tratamiento local. Existen múltiples estudios que comparan la efectividad y tolerancia de diversos antivirales tópicos, con resultados variables entre sí, pero el que en general
resulta mejor es el aciclovir al 5% en crema, el cual es útil sólo si se aplica desde la fase
prodrómica cada dos horas, con pocos beneficios clínicos, por lo que no se recomienda su
uso. Sin embargo, aún hay recursos para disminuir la sintomatología, en el caso de lesiones
genitales se recomienda hacer fomentos secantes fríos con agua de manzanilla o subacetato de aluminio dos veces al día, con la subsiguiente aplicación de polvos secantes con base
de talco y óxido de zinc. En gingivoestomatitis herpética una opción es hacer enjuagues
antisépticos y, para disminuir las molestias, colutorios de hidróxido de aluminio y magnesio con BENADRYL® (Clorhidrato de difenhidramina Guaifenesina) antes de las comidas.
A fin de evitar las recurrencias de herpes labial se sugiere el uso de protectores solares, ya que gran parte de las recidivas se asocian con exposición solar. Por otra parte, es
320 • Sexualidad humana
(Capítulo 12)
importante dar tratamiento profiláctico en quienes el herpes labial esté vinculado con
eritema polimorfo o pacientes que van a participar en un transplante.
Queda contraindicado el uso de esteroides, ya que no sólo carecen de utilidad, sino
que pueden extender el cuadro; en cambio, no debe olvidarse agregar un analgésico, como
ácido acetilsalicílico o paracetamol, para los pacientes que presenten dolor.
Tratamiento sistémico. En términos generales, los antivirales inhiben la síntesis del
DNA viral, con lo que impiden su replicación (cuadro 12-4).
El tratamiento de la primoinfección incluye 200 mg de aciclovir VO, cinco veces al
día, 250 mg famciclovir VO, cada ocho horas o 1 g de valaciclovir VO cada 12 horas,
todos por un periodo de 7 a 10 días.
En cuanto a las recurrencias, se debe iniciar el tratamiento durante el periodo prodrómico con los mismos antivirales, pero en diferentes esquemas: 200 mg de aciclovir, cinco
veces al día, 400 mg tres veces al día u 800 mg cada 12 horas, por cinco días; 250 mg de
famciclovir cada 12 horas por cinco días y 500 mg de valaciclovir cada 12 horas o 1 g cada
24 horas por cinco días.
Cuando el paciente presenta seis o más recurrencias al año, se sugiere iniciar una terapia supresora con 400 mg de aciclovir cada 12 horas durante seis meses, 500 mg de valaciclovir cada 24 horas o 250 mg de famciclovir cada 12 horas por un año.
En cuanto a VIH y herpes genital, mientras más disminuye el conteo de CD4 y empeora la inmunosupresión, las recurrencias aumentan en gravedad y frecuencia, por lo que se
deberá dar tratamiento durante los episodios o de forma supresora, si las recidivas son frecuentes. Cuando se confirma herpes genital resistente a aciclovir, el foscarnet a dosis de
40 mg/kg IV cada ocho horas hasta la resolución es el tratamiento indicado. Sin embargo,
no debe olvidarse que en algunas ocasiones este medicamento provoca úlceras genitales.
Prevención
Los pacientes con herpes no deben tener relaciones sexuales mientras las lesiones estén
presentes y seis días después a su desaparición, ya que durante este tiempo aún hay liberación de virus en algunos casos.
Cuadro 12-4. Tratamiento del herpes genital
Aciclovir
400 mg 1 x 3/7 a 10 días
200 mg 1 x 5/7 a 10 días
Famciclovir
250 mg 1 x 3/7 a 10 días
Valaciclovir
1 g 1 x 2/7 a 10 días
400 mg
1 x 3/5 días
200 mg 1 x 5/5 días
800 mg 1 x 2/5 días
125 mg 1 x 2/5 días
500 mg 1 x 2/3 a 5 días
1g 1 x 2/5 días
Tx del episodio
en VIH
400 mg 1 x 3/5 a 10 días
200 mg 1 x 2/5 a 10 días
500 mg 1 x 2/5 a 10 días
1 g 1 x 2/5 a 10 días
Tx supresor
400 mg 1 x 2/día
250 mg 1 x 2/día
500 mg a 1 g 1 x 1/día
Tx supresor en VIH
400 a 800 mg 2 o 3/día
500mg 1 x 2/día
500 mg 1 x 2/día
Primer episodio
RECURRENCIAS
Tx del episodio
Tx: tratamiento
Síndromes clínicos relacionados con las infecciones de transmisión sexual • 321
Sífilis
Es una infección sistémica, de evolución subaguda o crónica, que cursa con periodos asintomáticos, ocasionada por una espiroqueta, Treponema pallidum.
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Epidemiología
La sífilis es una infección de distribución mundial, al parecer de origen americano, que
presentó, con la aparición de la penicilina, una tendencia a la baja, sobre todo en países
desarrollados. En EUA la sífilis primaria y secundaria tenían una incidencia de 75 por 100 000
habitantes en 1940 y disminuyó de forma notable a 4 por 100 000 en 1950 con el uso
de la penicilina. Sin embargo, a partir del decenio de 1980-1989 se ha notado de nuevo
un incremento tanto en el número de sífilis primaria y secundaria como en la sífilis congénita, de manera particular en los países desarrollados.
Los factores a los que se ha atribuido el incremento de la sífilis, así como de otras ITS
en los últimos años, son el uso de drogas como la cocaína y el crack, el intercambio de
relaciones sexuales por drogas, múltiples compañeros sexuales, cambios en las conductas
sexuales y el trabajo sexual. Se ha observado que las mujeres que dan a luz recién nacidos con sífilis por lo general padecen alguna otra ITS, no llevaron un control prenatal adecuado, a menudo madres solteras y adolescentes.
En México, según datos de la Secretaría de Salud, la tasa de sífilis ha ido disminuyendo de 240 por 100 000 habitantes en el decenio de 1940-1949 a 2.1 por 100 000 en
1997. En más de 80 % de los casos esta población tiene vida sexual activa, los grupos más
afectados son solteros de ambos sexos entre 15 y 25 años, estudiantes, personas que viajan
con frecuencia o quienes se dedican al trabajo sexual.
Cuadro clínico
La historia natural de la sífilis fue descrita gracias al esquema realizado por Morgan basado en un estudio hecho en Noruega por Boeck y colaboradores a finales del siglo XVIII,
quienes siguieron por más de 30 años a casi 2 000 pacientes con sífilis. Este esquema fue
modificado por Latapí y resume todas las posibilidades de la infección por sífilis.
*Esquema de Morgan. La línea gruesa horizontal marca el horizonte clínico y separa a la sífilis sintomática de la asintomática o latente, y la línea gruesa vertical determina
la separación entre la sífilis temprana, antes de los dos años, y la sífilis tardía, después de
ese periodo (figura 12-5).
La infección inicia con la introducción del T. pallidum que se trasmite por contacto
directo de las mucosas o por la piel si existe solución de continuidad; el microorganismo
se disemina en horas por el sistema linfático y hematógeno. Después de un periodo de
incubación de dos a tres semanas aparece la primera manifestación clínica: el chancro
duro o chancro sifilítico, que tiene una duración de tres a seis semanas y desaparece de manera espontánea.
En la mayoría de los casos el paciente permanece asintomático durante dos a tres
meses después del chancro, hasta que inicia un periodo llamado secundarismo; sin embargo, en casi un tercio de los pacientes el chancro perdura hasta el secundarismo, lo que
conocemos como primosecundarismo. Durante este periodo se presentan manifestaciones en piel y anexos, mucosas y órganos, la infección es muy contagiosa y presenta también curación espontánea en algunas semanas.
322 • Sexualidad humana
(Capítulo 12)
Historia natural de la Sífilis
Secundarismo
Tardía
benigna
Relapso
Chancro
Neurosífilis Cardiovascular
Manifestaciones
Clínicas
latente
salud
Sífilis temprana
Sífilis tardía
2 años
Figura 12-5. Esquema de Morgan.
Antes de los dos años, sobre todo si se ha dado tratamiento inadecuado, los pacientes pueden presentar de nuevo una forma limitada de secundarismo, a la cual se le da el
nombre de relapso, recaída o secundarismo tardío.
A partir de los dos años, las condiciones inmunitarias del paciente determinarán la evolución de la sífilis hacia la curación espontánea (1/3), sífilis latente (1/3) o sintomática
(1/3). De estos pacientes, algunos tendrán sífilis tardía benigna con manifestaciones en piel,
ganglios o huesos, las cuales tienden a ser limitadas y no infectantes, pero destructivas y no
resolutivas; otros tendrán sífilis cardiovascular, con aortitis, aneurismas o miocarditis, y los
demás presentarán lesiones en SNC o neurosífilis, la cual puede dar manifestaciones meningovasculares o parenquimatosas (tabes dorsal, neuritis óptica, parálisis general progresiva).
Chancro. El chancro aparece en el sitio de inoculación, por lo general en genitales,
periné o ano, pero también se presenta, dependiendo de las prácticas sexuales, en la boca
u otros sitios, lo que dificulta el diagnóstico, pues pocas veces se piensa en esa posibilidad.
Cuando el chancro es característico, inicia como una pápula que se erosiona con rapidez,
formando una úlcera de tamaño variable (2 cm), por lo común única, no dolorosa, de
superficie limpia y bordes precisos, sin datos de inflamación, con base indurada (47 a 92%)
que al palparla da la impresión de un ¨botón engastado en la piel¨. Suele estar acompañada de adenomegalias, duras, no dolorosas, ni supurativas, las cuales pueden ser unilaterales o bilaterales y con frecuencia hay también un ganglio de mayor tamaño que los demás,
conocido como “ganglio satélite”.
En el varón es común observar el chancro en el surco balanoprepucial, pero también
es factible que aparezca en el prepucio o en la base del pene; en la mujer suele observarse
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Síndromes clínicos relacionados con las infecciones de transmisión sexual • 323
en la cara interna de los labios vaginales. En pacientes que practican la penetración anal es
común que estén en la región anorrectal y quizá se manifieste como una fisura anal sin
induración de la base, acompañada de dolor y sangrado al defecar. También es posible que
se atiendan chancros atípicos, múltiples, inflamatorios y dolorosos acompañados de adenopatía inflamatoria, por lo que debe demostrarse el treponema por campo oscuro para
el diagnóstico.
El chancro aparece dos a tres semanas después de la inoculación del treponema y
tiende a desaparecer de manera espontánea en tres a seis semanas sin dejar cicatriz, por
lo que puede pasar inadvertido cuando se encuentra en sitios poco visibles como vagina,
recto o meato urinario. Además, una mínima cantidad de penicilina en ocasiones hace
desaparecer el chancro.
En algunas ocasiones, cuando por alguna otra razón el paciente recibe tratamiento
antibiótico durante el periodo de incubación, el chancro no llega a formarse y los pacientes presentan “sífilis decapitada”, la cual permanece asintomática hasta el secundarismo.
Secundarismo. Aunque desde la inoculación el treponema penetra al torrente sanguíneo, las manifestaciones sistémicas de la infección aparecen hasta seis semanas o seis
meses después. Llegan a afectarse piel, ganglios, anexos cutáneos y mucosas, además de
observarse síntomas generales.
En la piel, a las manifestaciones cutáneas del secundarismo se les llama, de forma
incorrecta, “sifílides”, pues están habitadas y el término “ide” habla de lesiones a distancia
por sensibilización.
Las lesiones secundarias pueden durar desde semanas hasta un año si el paciente no
recibe tratamiento y, en 20% de los casos, hay recaídas durante el primer año. Un 80% de
los pacientes tienen lesiones en piel y mucosas. Las sifílides pueden presentar casi cualquier lesión elemental dermatológica, excepto vesículas o ampollas, las cuales sólo se ven
en recién nacidos con sífilis.
Las sifílides se clasifican según su morfología en cinco grupos básicos, aunque existen más variedades en función de su presentación morfológica.
1) Sifílide maculosa o roséola sifilítica. Es una de las primeras en aparecer, se trata de
una erupción macular con lesiones lenticulares rosadas, asintomáticas y de aparición
súbita que predominan en tronco, cuello y raíz de miembros, aunque no afecta la
cara. Desaparecen en dos a cuatro semanas y en ocasiones dejan manchas hipocrómicas residuales en cuello (“collar de Venus”). Se diagnostican poco, tal vez porque
se confunden con algún exantema viral.
2) Sifílide papulosa. Esta variedad por lo general afecta palmas y plantas, en donde son firmes, induradas, de color rojo cobrizo y a menudo están rodeadas de un collarete de
escama fina (collar de Biette). También se presentan en piel cabelluda, frente y área
de implantación del pelo, surcos nasogenianos, nasolabiales y fosita mentoniana y caras
internas de extremidades superiores, cara anterior y posterior de tronco, axilas y región
anogenital. Las pápulas pueden ser escasas o múltiples, aisladas o confluentes, de color
rojo pálido, induradas y siempre asintomáticas. Cuando la pápula, que es la lesión fundamental de las sifílides, se combina con otras lesiones da lugar a otras variedades.
3) Sifílide papulocostrosa. Es la manifestación más notoria, se ve sobre todo en el sitio
de implantación del pelo (corona venérea), piel cabelluda, nariz y región perioral.
324 • Sexualidad humana
(Capítulo 12)
Las pápulas se encuentran cubiertas por costras melicéricas, lesiones muy infectantes, pues son ricas en treponemas. En la piel cabelluda quizá se confundan con foliculitis (sifílides foliculares) y en cara, con impétigo, sólo que en el impétigo no hay
pápulas, tan solo costras y erosiones secundarias a las vesículas.
4) Sifílide papuloescamosa o psoriasiforme. Las pápulas están cubiertas por escama
blanquecina de aspecto psoriasiforme, pero la psoriasis no tiene pápulas y se presenta sobre todo en salientes óseas.
5) Sifílide papuloerosiva o condilomas planos. Se observa en sitios húmedos y calientes, como en límites de piel y mucosas de región anogenital y en pliegues. Son pápulas que se erosionan, pero como están en sitios húmedos no forman costra. Al igual
que el resto de las sifílides resultan asintomáticas e infectantes. Debe hacerse el
diagnóstico diferencial con condilomas acuminados, que son neoformaciones vegetantes, producidas por el virus del papiloma humano (VPH).
Todas las sifílides desaparecen de forma espontánea en dos a tres semanas y nunca producen prurito.
Hay anexos cutáneos que se manifiestan con afección del pelo, lo que produce alopecia en “mordidas de ratón” en regiones occipital y temporal, y cejas. Esta alopecia quizá
sea la única manifestación o esté asociada con lesiones cutáneas, aunque no siempre aparece. En las uñas tal vez se observe onixis y perionixis sin características particulares.
En las mucosas son placas blanquecinas de 1 a 2 cm que aparecen en el piso de la boca,
base de la lengua, pilares y velo del paladar hasta faringe y laringe. Se acompañan de dolor
sobre todo al deglutir y quizá se confundan con lesiones por cándida o amigdalitis. En los
ganglios (nódulos), por otra parte, tal vez se observe poliadenopatía no dolorosa, que se
palpa con facilidad a nivel de la nuca, las ingles y en regiones epitrocleares.
Las manifestaciones generales incluyen, junto con las lesiones cutáneas, febrícula vespertina, astenia y adinamia, aunque en ocasiones tales manifestaciones pueden ser intensas, con malestar general y artralgias, acompañadas de hepatomegalia y esplenomegalia,
periostitis, artritis y afección del sistema nervioso con neuroretinitis, neuritis del VIII nervio craneal, irritabilidad y convulsiones, que al igual que el resto de las manifestaciones
del secundarismo desaparecen en semanas sin dejar datos.
Relapso. Ocurre sobre todo en pacientes que han recibido tratamiento de forma inadecuada y se manifiesta como un secundarismo limitado, con pocas lesiones, sin sintomatología asociada y de menor duración, por lo que se confunden con procesos banales.
Sífilis tardía benigna
A pesar de no recibir tratamiento, sólo 30% de los pacientes desarrollará sífilis tardía sintomática o sífilis terciaria, la cual aparece dos a 20 años después de la inoculación. De este porcentaje afectado sólo 15% presentará la forma benigna, con lesiones en piel, ganglios o huesos.
Durante esta etapa la lesión fundamental es el nódulo que en ocasiones evoluciona a
goma, se reblandece y necrosa, dando lugar a extensas áreas de destrucción tisular que no
tienden a la curación espontánea. Ya no son diseminadas como en el secundarismo, sino
localizadas y asimétricas, y no tienen una topografía específica. Quizá sean placas anulares o circulares rodeadas de nódulos pequeños o úlceras profundas como en sacabocado.
Síndromes clínicos relacionados con las infecciones de transmisión sexual • 325
En los huesos hay periostitis y gomas destructivas muy dolorosas. Tales lesiones en
ocasiones se confunden con procesos granulomatosos como tuberculosis o micosis profundas o con alguna neoplasia.
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Sífilis prenatal
La sífilis prenatal o neonatal se adquiere durante la gestación, a partir del cuarto mes, ya
que antes el treponema no logra atravesar la placenta; cuando hay infección de ésta lo que
se producen son abortos.
Si el producto es infectado durante el embarazo hay la posibilidad de diferentes desenlaces: el producto nace muerto con evidencia de sífilis; hay parto prematuro con el producto enfermo, mismo que casi siempre muere al nacer; el bebé nace a tiempo con manifestaciones de sífilis o nace sano en apariencia con sífilis prenatal latente, pero desarrollará
sífilis prenatal tardía. La sífilis prenatal se divide también en temprana y tardía.
Diagnóstico
La sífilis, junto con la tuberculosis, es una infección que semeja a múltiples padecimientos de cualquier aparato o sistema, lo que le ha dado el sobrenombre de la “gran imitadora”. Debido a ello, aun cuando la clínica sea orientadora, es indispensable comprobar
la existencia del treponema, ya sea mediante la visualización del mismo en campo oscuro
o por la determinación de anticuerpos en el suero del paciente.
El campo oscuro se utiliza para el diagnóstico en la sífilis temprana, ya que el treponema es abundante, sobre todo en el chancro, los condilomas planos o sifílides papuloerosivas, las placas mucosas y las lesiones periorificiales de la sífilis perinatal, así como en el
cordón umbilical.
Las reacciones seroluéticas, por otra parte, se clasifican en no treponémicas (o reagínicas) y treponémicas. Las no treponémicas buscan anticuerpos no específicos llamados reaginas, la más utilizada hasta la fecha es el VDRL (Venereal Disease Reserch Laboratories)
cuantitativo, en la cual se usa un antígeno compuesto por cardiolipina, colesterol y lecitina.
Esta prueba tiene alta sensibilidad, pero muy poca especificidad, ya que un gran número
de infecciones arroja falsos positivos. Para que esta prueba se considere positiva es necesario
un índice alto (títulos mayores de 1:4) y persistente. Se trata de un estudio sencillo y
barato, que se hace positivo 10 a 20 días después de la aparición del chancro y permanece así durante todo el padecimiento, incluso en los casos de latencia. Los títulos suelen
relacionarse con la actividad de la infección, de modo que durante el secundarismo la titulación es alta, alcanzando cifras de 1:120 o más, tres meses después del tratamiento la
curva inicia su descenso, por lo que también es útil para evaluar la respuesta al mismo.
En contraparte, las reacciones treponémicas son más específicas, ya que son sensibles
a anticuerpos contra antígenos treponémicos, en México se utiliza la FTAabs (Fluoresent
Treponemic Antibodies absorbed), en la que los anticuerpos del suero del enfermo se unen
a antígenos de treponemas no patógenos, los cuales se visualizan por inmunofluorescencia. Dicha reacción es más sensible que el VDRL, inicia antes y perdura después del tratamiento, por lo que se utiliza sobre todo en casos dudosos en que el VDRL es negativo,
aunque no es útil para valorar la respuesta al tratamiento.
El diagnóstico de la neurosífilis a menudo es difícil de realizar, por lo que se necesita
realizar VDRL y citoquímico del líquido cefalorraquídeo (LCR).
326 • Sexualidad humana
(Capítulo 12)
Tratamiento
Sífilis primaria, secundaria y latente temprana. Como desde su aparición, el tratamiento
de elección continúa siendo la penicilina; existen diversos esquemas útiles. Si se usa penicilina procaínica se recomienda usar 1.2 millones de UI, IM cada 24 h por 20 días, si es
penicilina benzatínica se aplican 2.4 millones de UI, IM, en una sola dosis, es recomendable administrar 1.2 millones en cada glúteo.
Si el paciente es alérgico a la penicilina, otras alternativas son doxiciclina 100 mg VO
cada 12 h, o tetraciclina 500 mg VO cada 6 h durante 30 días. Otra opción es la ceftriaxona,
250 mg IM por 14 días o azitromicina 500 mg/día. Para las mujeres embarazadas se utiliza eritromicina 500 mg cada 6 h durante 15 días. En personas con VIH el tratamiento
recomendado es penicilina benzatínica 2.4 millones de UI, IM, una vez por semana a completar tres semanas.
En algunos casos, cuando la sífilis está activa, los pacientes presentan unas 2 a 8 h después de la primera dosis de penicilina la reacción “paradójica” de Jarish Herxheimer: exacerbación de los síntomas, ataque al estado general y fiebre, debido a la destrucción masiva de treponemas y la liberación de proestanoides. En general no es grave ni amerita
suspender en tratamiento, pero en las mujeres embarazadas puede producir parto prematuro o sufrimiento fetal, por lo que se administra de forma preventiva prednisona
0.5mg/kg/día durante 25 días a partir del inicio del tratamiento.
Sífilis tardía no neurológica. En estos casos se administra penicilina benzatínica,
2.4 millones de unidades IM por semana, durante 3 a 4 sem; si el paciente es alérgico,
500 mg de tetraciclina cada 6 h o 200 mg de doxiciclina al día por cuatro semanas. Se
deben realizar controles de VDRL cuantitativo a los 6 y 12 meses y si los títulos no disminuyen debe sospecharse neurosifilis o mal apego al tratamiento.
Neurosífilis. El tratamiento de la neurosífilis requiere hospitalización del paciente ya
que se utiliza penicilina cristalina, de 12 a 24 millones de unidades IV al día, en perfusión, durante 14 días. Si por alguna razón no es posible hospitalizar al paciente se sugiere
utilizar ceftriaxona 1 g IM al día durante 14 días. En estos pacientes se debe realizar control con VDRL cada tres meses durante el primer año, además de examen de LCR cada
6 meses hasta que el citoquímico sea normal.
Cuando los síntomas clínicos no desaparecen o recurren, si los títulos de anticuerpos
no treponémicos (VDRL; prueba rápida de detección de anticuerpos reagínicos en plasma, rapid plasma reagin [RPR]) aumentan cuatro veces o no son menores de 1:8 en un
año; si no hay mejoría en el LCR en 6 meses o no es normal en 2 años, es preciso administrar de nuevo el tratamiento.
En los pacientes con lesiones tardías, se recomienda iniciar el tratamiento antibiótico a
dosis bajas, para evitar la cicatrización brusca con fibrosis que pudiera producir daño a órganos importantes e incluso la muerte. Esta reacción se conoce como paradoja terapéutica.
Sífilis durante el embarazo. El hecho de que una mujer esté embarazada no cambia
su categorización en la sífilis; sin embargo, deberán incluirse sólo la penicilina, eritromicina o ceftriaxona a las dosis habituales, evitando las tetraciclinas.
Linfogranuloma venéreo
El linfogranuloma venéreo (LGV) es una infección sistémica, de transmisión sexual, causada por los serotipos L1, L2 y L3 de la Chlamydia trachomatis. Está presente en todo el
mundo, pero prevalece en los trópicos de Asia, África, el Caribe y Golfo de México.
Síndromes clínicos relacionados con las infecciones de transmisión sexual • 327
Predomina en el hombre; sin embargo, las formas crónicas y destructivas son más frecuentes en las mujeres, quizá porque en ellas las manifestaciones iniciales pasan inadvertidas y por su diseminación a través de los tejidos hacia órganos vecinos, en particular el
recto, y no sólo por vía linfática. Es raro que los hombres no consulten al médico, pues
por lo general cursan con manifestaciones inguinales muy inflamatorias y dolorosas.
Se afectan con mayor frecuencia, al igual que en otras ITS, aquellos que tienen mayor
actividad sexual, los adolescentes y adultos jóvenes y personas de nivel socioeconómico bajo.
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Fisiopatología
Los serotipos L1, L2 y L3 de la Chlamydia trachomatis afectan sobre todo el folículo linfoide, produciendo un trombo y perilinfangitis. El ganglio linfático es invadido por neutrófilos y macrófagos, formando granulomas y microabscesos estrellados, que son una
característica histológica del LGV.
Cuadro clínico
El LGV se clasifica en tres etapas. La primera etapa ocurre entre 3 y 12 días después de
la inoculación, cuando aparece la lesión primaria, que puede iniciar como pápula, vesícula
herpetiforme o pequeña erosión, dura poco y es asintomática, por lo que rara vez es vista
por el médico, ya que pocos pacientes lo consultan.
En el hombre afecta glande, surcos balanoprepuciales, escroto y uretra; y en la mujer
la cara interna de los labios, la pared posterior de la vagina y el cuello del útero. En ocasiones hay también manifestaciones de uretritis, cervicitis o como una infección rectal,
diarrea sanguinolenta y tenesmo.
En la segunda etapa, la fase linfogranulomatosa aparece después de dos a seis semanas de la lesión primaria, aunque en algunos casos en que la primera etapa dura más de
lo común, coinciden ambas. Debido a que el tejido de choque es el folículo linfoide, esta
etapa se caracteriza por adenitis inguinal, a menudo unilateral. Inicia con síntomas de
inflamación local, aumento de volumen, a la exploración se palpa un ganglio duro, un
tanto engastado en la piel, que en la mayoría de los casos no es doloroso o sólo un poco
al caminar o a la palpación. Quizá también haya fiebre y malestar general; con el paso de
los días el resto de los ganglios de la zona sufren los mismos cambios y tienden a confluir,
debido a la periadenitis, formando una gran masa que afecta los ganglios femorales.
El proceso infeccioso e inflamatorio se extiende por contigüidad a la piel, la cual se
observa rojiza y edematosa, hasta que se adhiere a los ganglios y se torna eritematoviolácea;
después se reblandece y abre al exterior formando una fístula que no cicatriza o bubón,
que al estar atravesado por el ligamento inguinal toma la forma de un reloj de arena (lo que
se conoce como “signo del surco”), dato característico de la infección. Este bubón muestra
lesiones en diferentes etapas. Dura varias semanas y a diferencia del granuloma inguinal
o el chancroide, no es autoinoculable.
Por último, la tercera etapa es la fase más destructiva de la infección, por lo general
no llega a presentarse, pues sólo ocurre por falta de tratamiento adecuado en las fases
tempranas de la infección. Aquí aparece proctitis, estenosis rectal, abscesos perineales, fístulas y edema genital graves, la mayoría de las veces en mujeres, quienes pueden presentar en algunos casos el síndrome genito-ano-rectal (debido a la distribución linfática de
esas regiones), en donde se forman úlceras induradas con base fibrosa y bordes mal definidos, túneles de los labios y clítoris, edema y cicatrices estenosantes de recto y vagina.
328 • Sexualidad humana
(Capítulo 12)
Diagnóstico
El diagnóstico debe comprobarse mediante el examen directo del exudado de las lesiones
o del pus extraído por punción del bubón, en los cuales (mediante la tensión de Giemsa)
es posible observar las inclusiones intracitoplasmáticas. La mayoría de las veces la biopsia aporta pocos datos y la prueba de fijación del complemento tiene una sensibilidad de
70 a 80% cuando hay titulaciones mayores de 1:64. El método más sensible y específico
es la titulación de anticuerpos fluorescentes de las pruebas ELISA (Enzyme-Linked
Immunosorbent Assay) y reacción en cadena de la polimerasa (PCR, del inglés polimerase
chain reaction), para lo cual se requieren células epiteliales infectadas.
El cultivo de la Chlamydia en células de mamíferos es una técnica que se usa poco,
ya que es costosa y requiere de mucha experiencia.
Diagnóstico diferencial. La lesión inicial tiene menor tamaño que el chancro sifilítico, carece de base indurada y es más dolorosa. El examen de campo oscuro y el VDRL
son negativos.
El herpes genital es recurrente, acompañado de prurito y ardor, más que de dolor, las
lesiones son vesículas o erosiones secundarias a vesículas, agrupadas en racimo sobre una
base eritematosa.
En el chancroide por lo general se observan úlceras múltiples con base necrótica, blanda y purulenta, muy dolorosas y autoinoculables, también cursa con adenopatía inguinal
unilateral, pero no hay signo del reloj. En el frotis se hace evidente el bacilo Ducrey.
En el granuloma inguinal lo más importante es que las úlceras tienen bordes acordonados irregulares y crecimiento rápido; son dolorosas pero no se acompañan de adenopatía. A la histología se ven los cuerpos de Donovan.
Tratamiento
En la infección no complicada se recomienda utilizar 500 mg de tetraciclina cada 6 h,
doxiciclina 100 mg cada 12 h o eritromicina 500 mg cada 6 h durante 21 días. También
es factible dar una dosis única de 1 g de azitromicina.
En las mujeres con infección pélvica inflamatoria se recomienda alargar el tratamiento de dos a tres semanas. Si están embarazadas se prefiere usar amoxiciclina 500 mg cada
8 h por 7 a 10 días. Las complicaciones requieren además un tratamiento quirúrgico.
Granuloma inguinal
El granuloma inguinal (GI) o donovanosis es una infección crónica, granulomatosa, que
afecta la región anogenital y la ingle, producida por un cocobacilo gramnegativo llamado
Calymmatobacterium granulomatis, que por lo general se adquiere vía contacto sexual y
se caracteriza por úlceras destructivas y poco dolorosas.
Epidemiología
Se presenta con mayor frecuencia en países subtropicales y tropicales como Brasil, India,
el sudeste de China, la costa Occidental de África y las Indias Occidentales. Predomina en
varones en una proporción de 2.5 a 1. Debido a que no siempre se presenta la infección
en la pareja sexual, se asume que la infección no es sólo por contacto sexual, de modo que
se cree que existen dos vías de transmisión, por contacto sexual anorrectal o por contacto
Síndromes clínicos relacionados con las infecciones de transmisión sexual • 329
con secreciones contaminadas con heces, ya que se cree que el Calymmatobacterium
granulomatis pertenece a la familia Enterobacteriaceae que reside en el intestino.
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Cuadro clínico
Tiene un periodo de incubación de 3 a 40 días, e inicia con una pápula firme o nódulo no
tan firme que crece con rapidez y forma una úlcera de bordes bien definidos, lisos y elevados, su fondo tiene tejido granulomatoso, eritematoso, que sangra con facilidad. Es una úlcera poco dolorosa y en general no se acompaña de adenopatía. En la mujer se presenta sobre
todo en labios mayores y menores, así como en el pubis; en el hombre en pene, periné, pubis
y región perianal, sobre todo en varones que mantienen relaciones homosexuales.
La lesión llega a ulcerarse, crecer, hacerse más profunda y diseminarse por autoinoculación. Al paso del tiempo, debido a su cronicidad, se fibrosa y desarrolla hiperplasia
epitelal vegetante.
A diferencia del linfogranuloma venéreo, cuando hay afección inguinal, ésta inicia en
la región periganglionar formando una lesión granulomatosa llamada seudobubón, la cual
se necrosa y úlcera. Si el paciente no recibe tratamiento, presentará progresión lenta, con
extensión irregular e intermitente de las lesiones, hasta formar con los años cicatrices
queloides y elefantiasis de genitales externos o fístulas rectovaginales o vesiculovaginales;
además, en los jóvenes puede desarrollarse en la úlcera un carcinoma epidermoide. También
se ha reportado 3% de lesiones extragenitales, sobre todo en el rostro.
Diagnóstico
El diagnóstico de granuloma inguinal se hace con la demostración del C. granulomatis en
el interior de las células, llamados también cuerpos de Donovan, histiocitos que miden
alrededor de 20 micras y tienen núcleo excéntrico y uno o varios bacilos aglomerados
dentro del citoplasma; son visibles tanto en frotis como en tejidos con tinciones especiales como Giemsa, Wrigth o Warthin Starry.
En el estudio histopatológico se observa un denso infiltrado inflamatorio dado sobre
todo por macrófagos y algunas áreas de neutrófilos, que con el tiempo se transformarán
en tejido de granulación y fibrosis, acompañados de hiperplasia seudoepiteliomatosa y
abscesos intraepidérmicos.
Tratamiento
Debido a que el C. granulomatis es un bacilo intracelular, es preciso utilizar un antibiótico soluble en lípidos que tenga grandes concentraciones en el interior de la célula, como
el trimetroprim con sulfametoxazol o la tetraciclina. El trimetroprim con sulfametoxazol
160/800 se administra cada 12 horas por 15 días y la tetraciclina 500 mg cada 6 h durante
3 semanas. En mujeres embarazadas se utiliza eritromicina 500 mg cada 6 h por 2 semanas.
Para aquellos pacientes poco apegados al tratamiento o con baja respuesta a los antibióticos convencionales se recomienda el uso de 1 g semanal de azitromicina, 1 g de ceftriaxona
diario o norfloxacina, los cuales se continúan al menos hasta que las lesiones hayan cicatrizado.
Chancroide
Chancroide, chancro blando o infección de Ducrey, es una infección genital, poco frecuente en México, causada por el Haemophilus ducreyi, que se caracteriza por úlceras
genitales muy dolorosas.
330 • Sexualidad humana
(Capítulo 12)
Epidemiología
Es una infección de distribución mundial, que tiene mayor incidencia en climas cálidos,
predomina en puertos de Europa, América Latina, Asia y África. En México se reportaron alrededor de 1 000 casos en el 2003. En la mayoría de los casos se asocia con mala
higiene, pobreza y drogadicción. En EUA más de 10 % de los casos están vinculados con
coinfección con T. pallidum o VHS. El chancroide, como otras ITS ulcerativas, es un
cofactor en la transmisión del VIH.
Su mayor incidencia ocurre entre los 25 y 30 años de edad y se presenta casi de
manera exclusiva en hombres; se cree que la mujer es más bien portadora.
Cuadro clínico
Después de un periodo de incubación de 24 a 48 h promedio (1 a 12 días), aparecen
pápulas únicas o múltiples que evolucionan en horas a pústulas y se ulceran, formando
el chancro blando, constituido por úlceras circulares u ovaladas, poco profundas, de bordes irregulares rodeadas de un halo eritematoso, el fondo de la úlcera puede ser sucio o
tener abundante tejido de granulación que sangra con facilidad. De manera característica las lesiones son muy dolorosas.
En el hombre es evidente en el frenillo, prepucio, surco balanoprepucial y glande;
cuando se afecta el prepucio es común que se encuentre edema importante del mismo.
Si llega a presentarse en la mujer, afecta labios, vestíbulo, clítoris, pared vaginal y, por
extensión, introito, cérvix y región perianal. Al menos 50% de los pacientes tienen adenopatía inguinal, a menudo unilateral, muy inflamatoria con la formación de un absceso
fluctuante o bubón, el cual aparece 7 a 10 días después del chancro.
Al igual que en el LGV, la piel que recubre al absceso está roja y delgada, por lo que
con frecuencia forma fístulas, este proceso puede extenderse por autoinoculación, pero
como es una infección local, no se acompaña de manifestaciones sistémicas. Cuando el
proceso es muy extenso da lugar a fimosis, estenosis o fístulas uretrales.
Existe una variedad llamada chancro fagedénico, en donde la lesión se extiende hacia
la región púbica, escroto y periné, formando un chancroide gigante en la que hay destrucción rápida de los genitales externos y olor fétido, por sobreinfección con espiroquetas.
Diagnóstico
Es indispensable hacer diagnóstico diferencial con aquellas lesiones que producen úlceras en genitales, como sífilis, LGV, herpes simple y granuloma inguinal. Debe recolectarse secreción del bubón a fin de realizar tinción de Gram y cultivo.
En la tinción de Gram se observa el cocobacilo gramnegativo, pleomórfico en conglomerados que semejan un “banco de peces”; aunque es un método sencillo, no siempre
es de utilidad, pues suele haber contaminación. El cultivo requiere de medios especiales
que tengan factor X y se inocula en agar chocolate solo o con vancomicina para evitar
formas contaminantes; se inocula a 33 °C durante 72 h, que es lo que tarda en crecer la
colonia, para evaluar su morfología. Miden 0.5 cm de diámetro, son planas, lisas y translúcidas. Además, es factible realizar pruebas bioquímicas, es catalasa negativa, oxidasa
positiva y reduce los nitratos.
Síndromes clínicos relacionados con las infecciones de transmisión sexual • 331
Tratamiento
Aunque estudios in vitro han demostrado que el H. ductreyi es susceptible a múltiples antibióticos, estudios más recientes demuestran in vivo resistencias antimicrobianas a las tetraciclinas, ampicilina, cloranfenicol, sulfonamidas y kanamicina, por lo que se recomienda el uso
de ciprofloxacina 500 mg c/12 h VO u ofloxacina 400 mg c/12 h por 3 días, eritromicina
500 mg VO c/6 h por 7 días, azitromicina 1 g VO o ceftriaxona 250 mg IM en dosis única.
Citomegalovirus
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El citomegalovirus (CMV) tiene una distribución mundial, afecta a cerca de 50 % de la
población de adultos mayores de 40 años, con mayor incidencia en poblaciones de bajo
nivel socioeconómico.
El CMV pertenece a la familia de los Herpesviridae, por lo que comparte, con el resto
de los virus herpes, el ser una infección de por vida con periodos de latencia. A menudo
es asintomático en pacientes inmunocompetentes; ese factor y su propiedad de latencia,
así como el periodo tan largo en el que se excreta en los fluidos corporales, le dan un alto
grado de transmisibilidad.
La importancia del CMV radica en las complicaciones que produce en los pacientes
inmunocomprometidos, principalmente por VIH, o durante la etapa perinatal; sin embargo,
en la mayoría de los casos la clínica es poco orientadora, por lo que rara vez se diagnostica.
El CMV llega a diseminarse de forma intermitente a partir de fluidos corporales
(orina, semen, lágrimas y saliva) de personas infectadas. La transmisión puede ocurrir de
persona a persona por contacto cercano, por transfusión sanguínea, por transplante de órganos
o por vía sexual.
En personas sin alteraciones del sistema inmunológico permanece latente por muchos
años, pero en inmunosuprimidos es causa frecuente de neumonía, infección intestinal, del
SNC, retinitis y úlceras anogenitales u orales crónicas.
Epidemiología
El CMV tiene distribución mundial, en México hay una seroprevalencia mayor a 90%.
Se ha encontrado la asociación con virus del papiloma humano, en especial VPH-16,
como oncogenes en el carcinoma cervicouterino.
Al parecer, las recurrencias del CMV están influenciadas por la edad de la primera
relación sexual, el total de años de vida sexual activa y el tiempo de relaciones sexuales
antes del primer embarazo.
El riesgo de infección por CMV, al igual que el VHS, es inversamente proporcional a
la cuenta de CD4, por reactivación del virus en personas con depresión del sistema inmunológico. Algunos estudios muestran que alrededor de 90% de los pacientes con sida tienen evidencia de infección por CMV y en 10% de ellos es la causa de muerte.
Cuadro clínico
En la mayoría de los casos, la infección por CMV es asintomática, pero en los pacientes
inmunosuprimidos o con alguna otra ITS, como hepatitis B o VIH, produce sintomatología similar a una mononucleosis infecciosa, con adenopatía, fiebre y ataque al estado
general. Cuando el estado inmunológico del paciente está muy deteriorado, hay impacto
332 • Sexualidad humana
(Capítulo 12)
en el sistema digestivo, la retina (con ceguera), pulmones y SNC. En aquellos pacientes
con VIH en estadios avanzados en quienes se ve una úlcera genital o rectal, crónica y
dolorosa, debe descartarse el CMV, ya que después del VHS es la principal causa de úlceras. En muchas ocasiones ambos virus son responsables de las úlceras.
Diagnóstico
La mayor de las veces la infección por CMV no se diagnostica, ya que cuando son sintomáticas tienden a confundirse con cuadros febriles banales. Es factible detectar la infección mediante serología, también se pueden realizar cultivos de tejido afectado y, aunque
son muy específicos, se realizan pocas veces debido a la dificultad que implica. Debe sospecharse CMV en úlceras crónicas de pacientes con VIH, sobre todo cuando el conteo
de CD-4 es menor a 100 células/μL.
Tratamiento
En pacientes con inmunidad normal, prácticamente no produce sintomatología, por lo
que es innecesario dar tratamiento. Debido a que las complicaciones de CMV en personas con SIDA están asociadas con el conteo de CD4, es indispensable no omitir en ellos
la terapia con antirretrovirales. Para el manejo específico de la infección por CMV en
estos pacientes, es recomendable implementar algunas de las estrategias que se describen
en el cuadro 12-5.
Diagnóstico diferencial de úlceras genitales
El herpes genital es la más común de las ITS que se caracterizan por úlceras, el carácter
recidivante de las lesiones, así como la presencia de síntomas premonitorios al menos 24 horas
antes son indicativos de ella. Y aunque muchas veces no es posible ver las vesículas, lo
Cuadro 12-5. Medicamentos para la infección por CMV
Nombre
genérico
Valanciclovir
Ganciclovir
Foscarnet
Vía de
administración
VO
Inducción
900 mg c/12 h por 21 días
Mantenimiento
900 mg c/24 h
IV
5 mg/kg/12 h por 14 o más días
VO
5 mg/kg/12 h por 14 o más días
5 a 10 mg/kg/24 h
por 14 o más días
1 g c/8 h
Dispositivo de
liberación intraocular
(vitrasert)
Cada 6 meses,
puede ser acompañado
o no de 1 g VO c/8 h
220 días
Inyección
intraocular
200 a 400 µg 2 a 3 veces/semana
por 2 a 3 semanas
200 a 400 µg
una vez/semana
IV, catéter central
90 mg/kg/12 h
por 14 días o más
90 mg/kg/24 h
Inyección intravítrea
2 400 µg 2 veces/sem
2 400 µg una vez/semana
Síndromes clínicos relacionados con las infecciones de transmisión sexual • 333
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que orienta al diagnóstico es la presencia de exulceraciones circulares agrupadas, de fondo
limpio, sobre una base eritematosa, acompañadas de ardor o prurito, que tienden a resolver de forma espontánea en algunos días sin dejar cicatriz y que en la mayoría de los casos
no se asocia adenopatía.
El clínico debe indagar por chancro sifilítico al observar úlcera en genitales, de base
indurada y fondo limpio sin datos de inflamación, por completo asintomática, así como
el antecedente de una lesión de estas características que haya desaparecido de forma espontánea o con la aplicación de algún antibiótico tópico. A diferencia de ésta, el chancroide
se presenta con varias úlceras de bordes irregulares, fondo sucio y base no indurada que de
manera característica son muy dolorosas y están acompañadas de adenopatía unilateral
inflamatoria que tiende a producir un absceso y también resulta muy dolorosa.
Si un paciente presenta una úlcera de bordes bien definidos, elevados y con fondo
que sangra con facilidad, algo dolorosa y sin adenopatía, la primera posibilidad es granuloma inguinal. En cambio, si hay una úlcera o exulceración pequeña, asintomática, que
desaparece de forma espontánea en pocos días, acompañada de adenopatía unilateral
poco dolorosa o asintomática, con el característico signo del reloj, la primera presunción
es LGV. No debe olvidarse que el paciente inmunosuprimido, sobre todo si tiene sida,
llega a presentar formas atípicas de estas infecciones, por lo que cuando vemos un paciente con estas características es importante recordar que: 1) muchas veces la úlcera es producida por más de un agente infeccioso, 2) el principal causante de las úlceras crónicas a
nivel genital es el herpes simple, pero debe descartarse el CMV, 3) algunos antivirales
utilizados para el tratamiento del herpes llegan a producir úlceras a nivel genital.
Asimismo, es importante tener en cuenta que existen patologías —sobre todo de carácter autoinmunitario, como la estomatitis aftosa recurrente y la infección de Behçet— que
se caracterizan por úlceras orales y genitales.
A fin de facilitar el diagnóstico diferencial de las ITS que se manifiestan con úlceras,
el cuadro 12-6 muestra las principales características de las infecciones durante la presentación de las úlceras.
SÍNDROME DE EXUDADO/FLUJO/SECRECIÓN
Dentro de este síndrome se abordarán las ITS relacionadas, a su vez, con el síndrome de
exudado/flujo/secreción vaginal, uretral y rectal.
Exudado/ flujo/ secreción vaginal
Es importante aclarar que el flujo o secreción vaginal “normal” (fisiológico), es de cantidad variable, como suele observarse antes y después de la ovulación, relación sexual,
embarazo y lactancia, por lo que un cambio en esta secreción o flujo puede estar relacionado con alguna infección, con la posibilidad de cambiar en cantidad, olor y color, además de acompañarse de prurito, disuria, dolor abdominal bajo o inflamación genital. De
forma esquemática, las ITS responsables de este síndrome, se dividen en las que se transmiten sólo por vía sexual —entre las que se cuentan gonorrea vaginal, clamidiasis vaginal
y tricomoniasis vaginal— y las que presentan otra posibilidad de vía de transmisión —
vaginosis bacteriana, micosis vaginal—.
334 • Sexualidad humana
(Capítulo 12)
Cuadro 12-6. Diagnóstico diferencial de úlceras genitales
Infección
Incubación
Lesión primaria
Herpes
simple
2 a 7 días
Vesículas
agrupadas
Sífilis
2 a 4 semanas
Pápula
única
Linfogranuloma
venéreo
3 a 12 días
Pápula pústula
o vesícula
Superficial
o profunda
5 a 15 mm
Superficial
o profunda
2 a 10 mm
Úlceras
Profundidad
Superficial
Diámetro
1 a 3 mm
Bordes
Precisos,
piel
eritematosa
Blanco o
amarillento
Precisos,
elevados,
sin inflamación
Limpio
Eritematosos
Induración
No
Base indurada
Sintomatología
Ardor
o prurito
Resolución
espontánea
5 a 10 días
No dolorosa
Firme
en ocasiones
Asintomática
Resolución
espontánea
2 a 6 semanas
Dura, no
dolorosa
Fondo
Evolución
Duración
Linfadenopatía
No
Autoinoculación —
No
Diagnóstico
Tzanck:
Campo
células
oscuro
gigantes
multinucleadas
Chancroide
1 a 12 días
Pápulas
múltiples
Granuloma
inguinal
3 a 40 d
Pápula firme
Poco profundas Profunda
2 a más
de 20 mm
Irregulares
con halo
eritematoso
Sucio o
con tejido
de granulación,
sangrado fácil
No
5 mm a 1 cm
Muy dolorosa
Poco dolorosa
Resolución
espontánea
2 a 3 semanas
Progresión
Progresión
lenta
Unilateral,
“reloj de arena”
dolorosa,
supura
No
Inguinal, muy
dolorosa;
puede supurar
Sin adenopatía;
lesiones
periganglionares
Sí
Sí
Tinción
de Gram:
cocobacilo
grampositivo
“banco de peces”
Bien definidos,
como en
sacabocado
Eritema y tejido
de granulación,
sangrado fácil
No
Cuerpos
de Donovan
Gonorrea vaginal
La gonorrea o blenorragia es una ITS sexual muy conocida en la historia de la humanidad y aún vigente. Conocida desde la antigüedad, hay referencias a ella en los antiguos
manuscritos chinos y el Antiguo Testamento bíblico, y debe su nombre a Galeno, quien
en 130 d. C. introdujo el término “gonorrea”, del griego gonorroia. Corresponde a Neisser
haber aislado en 1879 el germen que conocemos por su nombre.6
La población más afectada es la que se encuentra entre los l8 a 25 años; la prevalencia
de la infección es de 5% en los grupos de jóvenes sexualmente activos. La infección no confiere inmunidad, por lo que son frecuentes las infecciones repetidas. En general se cree que
2% de las mujeres con actividad sexual alberga Neisseria gonorrhoeae; sin embargo, es difícil obtener datos precisos, porque esta infección llega a presentarse en forma asintomática
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Síndromes clínicos relacionados con las infecciones de transmisión sexual • 335
hasta en 70% de las mujeres y en forma silenciosa en 2% de los hombres.7 Estos datos implican un grave problema epidemiológico y justifican los esfuerzos para identificar y tratar a
los individuos afectados con el fin de limitar la propagación de la infección.
La Neisseria gonorrhoeae es un diplococo aerobio gramnegativo cuyo único huésped
natural es el ser humano. El gonococo es muy sensible a los agentes químicos y físicos, a la
temperatura y la desecación, y no sobrevive mucho tiempo fuera del organismo. La transmisión de la infección se produce por contacto sexual, con excepción de la oftalmoblenorrea
del recién nacido, en que el contagio se verifica en el momento del parto durante el paso a
través del canal vaginal infectado, así como de la vulvovaginitis que se observa en las niñas
producida por contacto con ropa de cama contaminada por individuos infectados.8
Cuadro clínico. El periodo de incubación de la infección comprende entre 2 y 10 días.
En las formas declaradas, se observa una vulvovaginitis de intensidad variable con flujo
vaginal amarillo verdoso, purulento. Es rara la uretrocervicitis y llega a observarse secreción purulenta del endocérvix y de las glándulas de Skene. La afección de las glándulas
de Bartholin en ocasiones es el primer signo de la infección, la cual se manifiesta por
tumefacción dolorosa. La infección se propaga en sentido ascendente, dando lugar a salpingitis y peritonitis pélvica; tales complicaciones se definen en conjunto como “infección
pélvica inflamatoria” (EPI).
Diagnóstico. El adecuado diagnóstico debe seguir los pasos listados a continuación:
1) Examen microscópico del gonococo (diplococo gramnegativo), el cual se basa en el
examen directo de la secreción cervicovaginal. 2) Examen bacteriológico con tinción rápida
con azul de Loffler (azul de metileno alcalino). 3) Tinción de Gram en donde aparecen
diplococos gramnegativos semejantes a granos de café, algunas veces intraleucocitarios,
en otros casos adheridos a la superficie celular. 4) Cultivo en medio de agar chocolate o de
Tallen-Martin. 5) Inmunofluorescencia, que se efectúa sobre un frotis de secreción tomado del paciente (método rápido) o sobre un extendido de material cultivado (método
retardado). 6) Detección mediante PCR.9
Tratamiento. Desde hace alrededor de l5 años se ha observado un aumento en la
resistencia de esta bacteria a determinados antibióticos (lactaminas: cepas productoras de
penicilinas o tetraciclinas). El tratamiento que se recomienda en la actualidad para las
infecciones no complicadas (genitales o extragenitales) es el siguiente: cefixima 400 mg VO
(dosis única), o bien, ceftriaxona 250 mg IM (dosis única), o bien, ciprofloxacina 500 mg por
vía oral (dosis única), o bien, ofloxacina 400 mg VO en dosis única.
La coexistencia de otras infecciones como la vaginosis bacteriana o la candidiasis vulvuvaginal obliga a su tratamiento oportuno, ya que de no tratarse se ocasiona persistencia
de la sintomatología. Es imperativo también el tratamiento a los compañeros sexuales con
un régimen antibiótico similar.25
Clamidiasis vaginal
En el contexto de las ITS, esta infección constituye un serio problema, el cual todavía está
fuera del conocimiento de muchos pacientes y de algunos médicos. Sólo en los últimos años,
al disponer de medios diagnósticos oportunos, ha sido evidente cómo la infección por
Chlamydia, después de haberse manifestado como patología de la córnea y la conjuntiva
hasta los primeros años del siglo XX en Europa y todavía hoy en los países del tercer
mundo (tracoma), se extendió hacia su manifestación a nivel genital, sobre todo en años
recientes.10 Algunos datos epidemiológicos relevantes son:
336 • Sexualidad humana
(Capítulo 12)
1) La incidencia de las infecciones genitales por Chlamydia en las adolescentes es a
todas luces superior a la de las mujeres adultas (9 a 25% frente a 4 a 12%).
2) La frecuencia de las formas asintomáticas puede alcanzar 80%.
3) Los factores de riesgo que se asocian con la infección por Chlamydia son el consumo
de tabaco, los antecedentes de infecciones por Chlamydia (recidivas o recontaminaciones), pareja sexual reciente (más que el número de parejas) y la ectopia cervical.11
Chalmydia trachomatis es una bacteria intracelular obligatoria, es decir, que sólo se
multiplica en el interior del citoplasma de ciertas células, lo cual explica que la transmisión de C. trachomatis sea por contacto sexual o de madre a hijo durante el parto. Se
conocen l5 serotipos diferentes, 8 de los cuales producen infecciones sexuales habituales.
Ante la disminución o desaparición de otras formas clínicas y localizaciones extragenitales (otitis, faringitis y neumopatías), la infección por Chlamydia tiende a predominar
como responsable de infecciones genitourinarias, anexitis y pelviperitonitis.
Cuadro clínico. La fisiología particular de la Chlamydia (bacteria parásita intracelular obligatoria) explica la benignidad de los síntomas clínicos iniciales, entre los cuales
está el desarrollo de cervicitis discreta. En la mujer, la infección por Chlamydia a menudo es asintomática (70% de los casos). La localización primaria se encuentra a nivel del
epitelio cilíndrico endocervical.
El epitelio glandular aparece hipertrofiado, con grandes papilas congestionadas,
hemorrágicas y recubiertas por moco adherente. Sin embargo, esto sólo sucede en algunas
ocasiones, se ha reportado un epitelio normal en 50% de los pacientes y de ectopia sólo
en 7.5% de los casos positivos para Chlamydia. Por otra parte, sólo l0% de los pacientes
manifiestan cervicitis y vulvovaginitis subaguda con flujo vaginal blanco amarillento, prurito, ardor y en ocasiones dispareunia.
A partir de una cervicitis, la Chlamydia logra alcanzar al endometrio; en consecuencia, se producirá una anexitis, es decir, un cuadro de EPI que pudiera llegar a generar esterilidad. Por fortuna sólo 25% de los casos de infección cervical conduce a anexitis.
Diagnóstico. A fin de establecer un diagnóstico certero, es preciso cumplir con los
pasos siguientes: 1) El cultivo se realiza en células de McCoy o Hela 229 tratadas. Es la
única técnica que detecta organismos vivos pero su realización es delicada; se realiza con
muestras de endocérvix y en la pareja (hombre) de uretra pero no con orina. Un resultado negativo no descarta la infección. 2) Las técnicas directas de inmunoenzimología utilizan uno o varios anticuerpos monoclonales. Su sensibilidad y especificidad son inferiores a las del cultivo y variables, según la técnica empleada. 3) La amplificación génica
permite el diagnóstico de la infección con un material de muestra mínimo; dichas pruebas se basan en una reacción enzimática (polimerasa, ligasa, etc.), que multiplica hasta
millones de veces un fragmento génico. Existen varias técnicas: PCR, LCR (ligase chain
reaction), TMA (traslated mediated amplification), etc. con una sensibilidad equivalente a
la del cultivo pero sobre todo muy fáciles de emplear.
Tratamiento. Las opciones para el médico son las siguientes: azitrocina 1 g por vía oral
(dosis única); doxiciclina l00 mg VO dos veces al día durante 7 días, o bien, ofloxacina
300 mg VO durante 7 días, o levofloxacina 500 mg VO durante 7 días, o bien, eritromicina 500 mg VO cuatro veces al día durante 7 días.
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Síndromes clínicos relacionados con las infecciones de transmisión sexual • 337
Tricomoniasis vaginal
La tricomoniasis vaginal es causada por Trichomona vaginalis, un protozoario flagelado
anaerobio productor de una inflamación purulenta sui generis, de presentación frecuente
en la patología del tracto genital inferior. Su periodo de incubación es de tres a 28 días.
Se reproducen de manera longitudinal y se alimentan del exudado y de las células del epitelio, al cual se adhieren con facilidad. Se cree que estos protozoarios podrían competir
con los lactobacilos por la utilización del glucógeno, con lo que obstaculizarían la síntesis del ácido láctico y contribuirían a aumentar el pH. El protozoario no tiene mitocondrias pero posee organelos (hidrosomas) capaces de liberar hidrógeno gaseoso, lo cual
confiere el característico aspecto espumoso del exudado. El protozoario es capaz de
sobrevivir al exterior y se ha aislado del agua de piscinas y de agua no clorada, por tanto,
la transmisión puede ser no sexual.
Cuadro clínico. De forma habitual aparece una inflamación vaginal acompañada por
una secreción líquida y espumosa, con frecuencia fétida. La secreción generada por el
proceso infeccioso suele ser abundante, de color amarillo verdoso y está acompañada de
eritema con intenso prurito, ardor y dispareunia. La exploración vaginal o la introducción
del espejo vaginal llegan a ocasionar dolor. El pH suele ser superior a 5.5 (5.5 a 6.5 en
promedio). La infección interesa al epitelio pavimentoso pero no así al glandular. Si la
inflamación es intensa, sobre el cérvix se observa un aspecto llamado colpitis macular o
cervicitis “en fresa”, en el que hay manchas múltiples redondeadas, rojas, irregulares,
yodo-negativas, cada una de las cuales resulta de la confluencia de varios puntos rojos y
sobresalen de la mucosa indemne pero hiperémica o sobre una mucosa diseminada de
puntos rojos.
La menor susceptibilidad del compañero sexual (hombre) a la infección declarada
por T. vaginalis se atribuye al alto nivel de iones de cinc que se encuentran de manera
normal en el líquido prostático. Pocas veces la Trichomona determina una balanopostitis
caracterizada por la presencia de manchas eritematosas, vesículas o ulceraciones y es poco
probable que sea causa de uretritis; T. vaginalis se ha encontrado en 2% de hombres portadores de uretritis no gonocócica. La infección asintomática o incluso la colonización
prostática (por lo habitual también asintomática) son factibles, pero no suelen diagnosticarse de manera inmediata. La tricomoniasis en el hombre llega a provocar estenosis uretral, anomalías de la movilidad de los espermatozoides, vesículas y homospermia. Se ha
observado reinfección por colonización del protozoario en los miembros de una pareja,
situación que hace difícil la erradicación. Para un diagnóstico de la pareja siempre es
necesario examinar el líquido seminal en busca del protozoario.
Diagnóstico. Hay tres factores a considerar para realizar un diagnóstico apropiado: 1)
Examen en fresco, con observación microscópica de la secreción genital diluida en una
gota de suero fisiológico, lo cual permite identificar los parásitos móviles. 2) Preparados
de tinciones: May-Grunwald-Giemsa, acridina naranja o Papanicolaou, donde se pueden
observar formaciones ovoides en forma de pera, flageladas; permiten observar también el
asostilo y el “ojo”. 3) El cultivo no es necesario ya que la sensibilidad y la especificidad de
los exámenes directos son suficientes.
Tratamiento. El tratamiento de la vaginitis por Trichomona se puede resumir como
sigue: 1) metronidazol 250 mg VO 3 veces al día por 7 días, o 2) metronidazol 500 mg
VO dos veces al día por 5 días, o 3) metronidazol l g VO en dos dosis por 2 días, y por
último 4) metronidazol 2 g VO en dosis única.
338 • Sexualidad humana
(Capítulo 12)
Debe tratarse de manera simultánea a la pareja sexual. Como el fármaco atraviesa la
barrera placentaria no debe utilizarse durante el primer trimestre del embarazo; en las
mujeres que amamantan se utilizan dosis únicas y se suspende la lactancia por 24 horas.
Llegan a presentarse efectos colaterales con el uso concomitante de alcohol.12
Vaginosis bacteriana
La denominación actual de este síndrome fue propuesta por Westrom y colaboradores en
1984. El nombre de la vaginosis bacteriana es el último en una larga lista de diferentes
denominaciones desde 1892 (vaginitis inespecífica, vaginitis por Haemophylus vaginalis,
vaginitis por Corynebacterium, vaginitis por Gardnerella, etc.).
En la actualidad, la vaginosis bacteriana se define como un síndrome clínico relacionado con la sustitución de la flora lactobacilar normal de la vagina por una flora anaerobia. El
término “vaginosis” indica que no existe una reacción inflamatoria en este síndrome (ausencia de polimorfonucleares), lo que la distingue de las vaginitis.13 Los gérmenes implicados
con más frecuencia en las vaginosis son: Gardnerella vaginalis, peptoestreptococos, bacteroides, Eubacterium, Mycoplasma hominis, Ureaplasma urealyticum y Mobiluncus.
Cuadro clínico. Las pacientes con vaginosis bacteriana a menudo presentan la queja
de secreciones vaginales demasiado abundantes, fétidas y nauseabundas (olor “a pescado”).
El ardor o el prurito aparecen con frecuencia variable. El cérvix, lo mismo que la vagina y
la vulva, muestran a menudo un aspecto normal y no existe un cuadro patognomónico.
En cambio, los compañeros sexuales de las mujeres con vaginosis bacteriana suelen
ser asintomático; sin embargo, se ha podido aislar Gardnerella vaginalis en infecciones
urinarias en hombres y también en casos de corioamnioitis.
Diagnóstico. Los criterios diagnósticos de la vaginosis bacteriana son los siguientes:
1) olor vaginal “a pescado” de la secreción vaginal, en especial después del coito. 2) secreciones vaginales de color grisáceo y que cubren con una capa muy delgada las paredes
vaginales. 3) Microscopia de las secreciones vaginales que revela aumento del número de
células índice (clue cells) y ausencia notable de leucocitos. En los casos graves se observan
las células índice hasta en 20% de la muestra.14 4) La añadidura de hidróxido de potasio
(KOH) a las secreciones vaginales (sniff-test) despide un olor fétido.
La presencia de tres de estos criterios es suficiente para establecer el diagnóstico de
vaginosis; para algunos autores es suficiente cuando la prueba de sniff-test es positiva y
ante la presencia de células índice.
Tratamiento. De manera ideal, el tratamiento de la vaginosis bacteriana debe inhibir
el crecimiento de las bacterias anaerobias, pero no de los lactobacilos vaginales. Son eficaces los siguientes esquemas.
Metronidazol, antibiótico con actividad excelente contra los microorganismos anaerobios pero deficiente contra los lactobacilos, es el fármaco de elección para vaginosis
bacteriana. Dosis: 1) 500 mg VO dos veces al día durante 7 días, o bien, 2) administración intravaginal en gel al 0.75%, un aplicador por 7 días, o bien, 3) dosis única de 2 g por
vía oral. La tasa global de curación va de 75 a 84% con los esquemas anteriores.
Clindamicina, es otra opción, misma que resulta eficaz en los siguientes esquemas:
1) un aplicador (5 g) intravaginal de crema al 2% a la hora de acostarse durante 7 días,
o bien, 2) cápsulas de 300 mg VO dos veces al día por 7 días, o bien, 3) un óvulo de 100 mg
por vía vaginal al acostarse durante tres días.
Síndromes clínicos relacionados con las infecciones de transmisión sexual • 339
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Es recomendable el tratamiento combinado tanto intravaginal como por vía oral para
lograr una tasa mayor de curación. Siempre es conveniente el tratamiento al compañero
sexual masculino para mejorar la eficacia terapéutica.15
Micosis vaginal
Las micosis vulvovaginales son una de las causas más frecuentes de consulta ginecológica:
alrededor de 75% de las mujeres presentan durante su vida sexual al menos una micosis
vaginal. La especie Candida albicans es de fácil hallazgo en la flora vaginal, es un germen
habitual o exclusivo del ser humano y coloniza tracto gastrointestinal, vagina y piel. La
difusión de la Candida hacia la vagina puede provenir del recto o de focos cutáneos, así
como también por contacto sexual o a través de fomites.16 Cuando la micosis se presenta
como un episodio aislado, no plantea problema alguno de diagnóstico o de tratamiento.
No ocurre lo mismo con las micosis recurrentes, cuyos mecanismos fisiopatológicos comienzan a ser dilucidados.17
Cuadro clínico. Los síntomas clínicos de la micosis vaginal son bien conocidos: se suele
tratar de una vulvovaginitis de aparición brusca, asociada con flujo vaginal blanco, espeso y
consistencia “cremosa” acompañado de prurito vulvar. Quizá haya dolor vaginal, dispareunia, eritema con ardor e irritación vulvar que a veces se extiende hasta el ano. En ocasiones
se observa disuria por contacto de la orina con el epitelio vulvar y vestibular inflamado.
A la exploración física de la vulva y de la vagina se encuentran lesiones eritematosas,
secas y maculares, a menudo con lesiones por rascado. Con frecuencia el orificio vulvar y
vaginal se encuentran recubiertos por seudomembranas blancuzcas adheridas a la mucosa.
El cérvix esta enrojecido y presenta vascularidad aumentada y con la seudomembrana.
Diagnóstico. La micosis vaginal refleja un trastorno del ecosistema vaginal. La colonización micótica es el resultado de ciertas características biológicas muy particulares de
la levadura y de condiciones locales favorables. El diagnóstico adecuado debe cumplir los
siguientes pasos: 1) el examen microscópico de la secreción diluida en solución fisiológica que revela presencia de blastosporas y micelios con seudohifas. 2) La prueba de
Papanicolaou, que tiene una precisión diagnóstica moderada (alrededor de 25%). 3) Con
la coloración de Gram se evidencian hifas y esporas grampositivas. 4) El examen de cultivo representa el método diagnóstico más sensible y seguro en medio Sabouraud o en
medio de Nickerson. El cultivo puede identificar el tipo de levadura en 24 a 48 h
(Candida albicans en 85 a 90% de los casos, pero también Torulopsis glabrata, Candida
stellatoides, tropicalis, pseudotropicalis, krusei, etc.).18
Los factores que predisponen a las recidivas de la infección son uso de antibióticos que
induce cambio en la flora vaginal, embarazo, tratamiento con estrógenos o anticonceptivos
orales, disvitaminosis, alteraciones inmunitarias (uso de corticosteroides, terapéutica antiblástica, etc.), vestimentas y diabetes. Mediante un mecanismo que se conoce como resistencia
a la colonización, los lactobacilos impiden la proliferación de los hongos oportunistas.19
En el compañero sexual (hombre) la Candida albicans determina una balanopostitis.
La infección se manifiesta con manchas eritematosas, pequeñas, aterciopeladas, lúcidas,
localizadas en el glande y prepucio y acompañadas por descamación y prurito. La aparición de manchas eritematosas y pruriginosas en el glande, poco después de la relación
sexual, es típica de la infección por Candida.
340 • Sexualidad humana
(Capítulo 12)
Mas de 80% de las parejas sexuales de mujeres con infección con Candida albicans
resultan positivos en el cultivo (de cavidad bucal, recto o semen). Esta observación ubica
a la infección por Candida albicans entre las ITS.20
Tratamiento. En el tratamiento se han usado los imidazoles locales, los cuales logran
en la mayoría de los casos un alivio de la sintomatología. Las formas de acción prolongada
de los derivados imidazólicos (fenticonazol o econazol) se adaptan bien a esta patología,
por su rápida acción y la comodidad de tratamiento, siendo útiles en recidivas:21
1) Butoconazol, crema al 2%, 5 g por vía intravaginal durante 3 días.
2) Clotrimazol:
a. Crema al 1%, 5 g por vía intravaginal durante 7 a 14 días.
b. Comprimidos de aplicación intravaginal, l00 mg durante 7 días.
3) Miconazol:
a. Crema al 2%, 5 g por vía intravaginal durante 7 días.
b. Óvulos vaginales, 200 mg durante 3 días.
4) Nistatina, tabletas vaginales, 100 000 unidades durante l4 días.
5) Ticonazol, crema al 6.5%, 5 g, por vía intravaginal en dosis única.
6) Terconazol:
a. Crema al 0.4%, 5 g por vía intravaginal durante 7 días.
b. Óvulos vaginales, 80 mg durante 3 días.
7) Fluconazol, cápsulas de 150 mg en dosis única, cada semana, por 4 semanas.
EXUDADO/FLUJO/SECRECIÓN URETRAL
El agente etiológico específico clásico de la uretritis aguda es Neisseria gonorrhoeae; la
inflamación uretral de todas las otras causas en conjunto se denomina uretritis no gonocócica (UNG).22 Como sucede con la gonorrea, la mayoría de los casos de uretritis no
gonocócica se adquiere por vía sexual. En EUA y también en la mayoría de los países desarrollados, la UNG es más frecuente que la gonorrea. Sin embargo, en algunas regiones
subdesarrolladas la gonorrea explica 80% de los casos de uretritis aguda. Como sucede
con muchas de las ITS, la uretritis gonocócica y la UNG tienen mayor incidencia durante
ciertas épocas del año, lo cual se piensa es el resultado del aumento estacional de la actividad
sexual. En comparación con los gonococos, los microorganismos que producen UNG
son relativamente menos prevalentes (Chlamydia trachomatis, Ureaplasma urealyticum,
Micoplasma hominis, Trichomona vaginalis).23
Si bien el espectro clínico de la gonorrea difiere de la UNG, existe una superposición
suficiente como para que un diagnóstico exacto se deba basar sobre todo en el examen
de la muestra uretral. De los hombres que adquieren gonorrea uretral, 75% desarrolla síntomas dentro de los primeros 4 días y 80% a 90% dentro de las 2 semanas siguientes. El
periodo de incubación de la UNG es mucho más variable y a menudo más prolongado
(por lo general entre 7 y 14 días). La secreción uretral es descrita como purulenta en 75%
de los pacientes con gonorrea, pero sólo en 11 a 33% de los pacientes con UNG. Si bien
una secreción purulenta proveniente del meato urinario, obtenida sin comprimir la uretra, se correlaciona de manera importante con el diagnóstico de gonorrea, también se
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Síndromes clínicos relacionados con las infecciones de transmisión sexual • 341
observa en 4% de los pacientes con UNG. En un 50% de las pacientes con UNG hay una
secreción mucopurulenta consistente en un líquido turbio o en un líquido mucoide con
manchas purulentas, dato que sólo exhibe 25% de los pacientes con gonorrea sintomática.
La secreción es por completo clara y moderadamente viscosa en 10 a 50% de los pacientes
con UNG, sobre todo en los que muestran un mínimo de síntomas, pero sólo en 4% de
los pacientes sintomáticos con gonorrea. Un diagnóstico basado sobre las características
clínicas de la secreción uretral es poco confiable e identifica de modo acertado el trastorno causal sólo en 73% de todos los casos, aun bajo circunstancias óptimas. El examen microscópico siempre debe formar parte de la evaluación inicial. La combinación de disuria y
leucorrea se asocia con gonorrea, mientras que la aparición de una sin la otra se observa
más en UNG. El malestar uretral puede imitar a la uretritis en hombres y mujeres, y conduce a la polaquiuria y urgencia urinaria.
Tan grande es la superposición clínica entre la uretritis gonocócica y la UNG, que no
se debe efectuar un diagnóstico sólo sobre datos clínicos. La tinción de Gram del material de la secreción uretral pone en evidencia diplococos intracelulares gramnegativos
típicos en 95% de los pacientes con uretritis gonocócica y a los microorganismos correspondientes en 97% de los casos de UNG. La sensibilidad del cultivo en el caso de N.
gonorrhoeae es de menos de l00%, en parte porque algunos gonococos son inhibidos por
las concentraciones de vancomicina utilizadas en los medios seleccionados. La posibilidad
de aislar al microorganismo se reduce más cuando el paciente ha recibido terapia reciente
con antibióticos.
No existe duda que los microorganismos responsables de las uretritis se transmiten
por vía sexual, de modo que el padecimiento se presenta sobre todo durante las edades de
actividad sexual pico y en grupos con alta prevalencia de otras ITS.24 La prevalencia de la
infección uretral es lo bastante alta como para justificar su tratamiento sobre los datos
epidemiológicos, aun cuando los pacientes sean asintomáticos. Muchos episodios de UNG
recurrente se controlan sólo mediante el tratamiento del compañero sexual asintomático
del paciente infectado.
Las complicaciones más frecuentes que se han reportado en pacientes con uretritis
gonocócica son la infección persistente crónica, epididimitis, estrechez uretral e infertilidad; mientras que las complicaciones relacionadas con la uretritis no gonocócica, en particular las originadas por Clamydia trachomatis, son epididimitis, prostatitis, proctitis y
síndrome de Reiter.
El tratamiento es el mismo ya mencionado en las infecciones por Neisseria gonorrhoeae
y Chlamydia trachomatis, y siempre debe ser dirigido a ambos miembros de la pareja y
con esquemas similares de antibioticoterapia.25
EXUDADO/FLUJO/SECRECIÓN ANORRECTAL
Síndrome que se presenta en personas que tienen prácticas de penetración anal por inoculación directa de microorganismos durante las relaciones sexuales, o bien, como llega a ocurrir en mujeres con gonorrea, por la contaminación perianal de secreciones vulvovaginales.26
Las ITS que de manera fundamental cursan con este síndrome son la gonorrea y la
clamidiasis anorrectal,27, 28 aunque también se puede presentar en caso de que existan
condilomas acuminados, lesiones de LGV o de herpes simple en el canal anorrectal.29-31
342 • Sexualidad humana
(Capítulo 12)
El síntoma principal (que es el que le da nombre a este síndrome) es la secreción o
descarga anorrectal, muchas veces referido como sensación de ano húmedo, que mancha
la ropa interior; esa secreción puede ser purulenta, mucosa, acuosa o una combinación en
su aspecto y suele tener un olor muy fétido. Por lo general se acompaña de proctitis, prurito por irritación secundaria a la humedad. Además es factible que haya tenesmo rectal,
ardor o dolor a la defecación y, en ocasiones, se observa fiebre y adenopatías inguinales.32
Diagnóstico. El diagnóstico de este síndrome se realiza por la simple inspección anal,
pero en caso que se requiera precisar la etiología se sugiere realizar las pruebas diagnósticas específicas para detectar N. gonorrhoeae como, tinción de Gram, cultivo y pruebas
de sensibilidad antimicrobiana y para C. trachomatis las pruebas de elección son tinción de
Giemsa, ELISA, cultivo de la secreción en células de McCoy o Hela 229 tratadas, u otras
pruebas que permitan realizar el diagnóstico etiológico de este síndrome.
Es importante mencionar otras patologías que llegan a dar origen a secreción anorrectal,
que aunque no son ITS deben tenerse en cuenta para hacer el diagnóstico diferencial, entre
ellas se encuentran la fístula perianal, las hemorroides internas en prolapso, las neoplasias
anorrectales, los abscesos perianales o rectales, la enfermedad de Crohn y la fisura anal.33, 34
Tratamiento. Para el tratamiento de este síndrome se recomienda utilizar estrategias,
dependiendo del microorganismo o infección específica que se sospeche o se constate a
través de las pruebas diagnósticas.
Los regímenes recomendados para gonorrea anorrectal son ceftriaxona 250 mg IM en
dosis única o cefixima 400 mg VO en dosis única. Los regímenes alternativos son la administración de espectinomicina 2 g IM en dosis única o de cefalosporinas en dosis única, ya sea
ceftizoxima 500 mg IM, cefoxitina 2 g IM más probenecid 1 g VO o cefotaxima 500 mg IM.
Asimismo es factible administrar fluoroquinolonas, como ofloxacina 400 mg VO en dosis
única, levofloxacina 250 mg VO en dosis única o ciprofloxacina 500 mg VO en dosis única.
En cuanto a los regímenes recomendados para clamidiasis anorrectal, las opciones son
azitromicina 1 g VO en dosis única o doxiciclina 100 mg cada 12 h por 7 días. Los regímenes alternativos están conformados por macrólidos: eritromicina base 500 mg VO cada
6 horas por 7 días, eritromicina etilsuccinato 800 mg VO cada 6 horas por 7 días; también se recomiendan las fluoroquinolonas, como ofloxacina 400 mg cada 12 h por 7 días o
levofloxacina 500 mg cada 24 h por 7 días.
En caso que este síndrome sea originado por la presencia de herpes simple, LGV o
condilomas acuminados en el canal anorrectal, se recomienda realizar el tratamiento
específico, ya descrito, cuando se abordaron dichas infecciones dentro del síndrome ulcerativo y de tumoraciones, de manera respectiva.
Es importante mencionar, por otra parte, que las guías de tratamiento de ITS del
Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés)
de EUA recomiendan no utilizar fluoroquinolonas en personas con infección gonocócica
no complicada que viven o han adquirido la infección en Asia, islas del Pacífico (incluyendo Hawai) y California, por la alta incidencia de resistencia de N. gonorrhoeae a estos
medicamentos en dichas áreas geográficas.35 También el CDC recientemente a notado un
incremento de esta resistencia de N. gonorrhoeae en HSH (Hombres que tienen sexo con
hombres), por lo que no recomienda las fluoroquinolonas como primera línea de tratamiento en estos pacientes.36
Síndromes clínicos relacionados con las infecciones de transmisión sexual • 343
SÍNDROME DE DOLOR EN LA PARTE BAJA
DEL ABDOMEN EN LA MUJER
Las afecciones de las vías genitourinarias se encuentran entre los trastornos más frecuentes de dolor en la parte baja del abdomen por los cuales las pacientes solicitan atención
a los ginecólogos. Al comprender la fisiopatología de estas infecciones los médicos contarán con un criterio eficaz para hacer un diagnóstico diferencial e instituir un tratamiento apropiado para estos trastornos y reducir secuelas a largo plazo.
Se han tratado hasta este momento las ITS de manera específica y derivado de ello se tratará una de las complicaciones más frecuentes que originan dolor pélvico agudo y crónico.
Enfermedad pélvica inflamatoria
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La enfermedad pélvica inflamatoria (EPI) constituye una afección común en la mujer con
actividad sexual, que agrupa varias entidades clínicas correspondientes a la evolución de
un proceso genital, que comienza por una cervicitis, seguida por una endometritis y después de una salpingitis. En ausencia de un diagnóstico y tratamiento tempranos, la evolución prosigue hacia secuelas tubáricas inflamatorias que provocan embarazos ectópicos,
esterilidad e incluso dolores pélvicos crónicos.37
El costo médico, social y económico de tales afecciones es considerable. Las ITS
—en particular las infecciones gonocócicas y sobre todo clamídicas— son las causas principales de estas salpingitis, en forma aislada o asociadas, e incluso en simbiosis, con una
infección polimicrobiana por bacterias aerobias, anaerobias o aerobias facultativas. La
incidencia de salpingitis aumenta entre los l5 y 25 años, la cual disminuye después, según
los trabajos iniciales de Westrom y varios estudios ulteriores.
Fisiopatología
La patogénesis de las infecciones gonocócicas y clamidiales en la EPI aún no ha sido del
todo dilucidada. Ciertas cepas de gonococos, llamadas infectantes, tienen la capacidad de
adherirse a receptores de membrana de las células epiteliales uretrales y endocervicales
por las proteínas de superficie de sus membranas externas y, sobre todo, por sus pili.
Esa propiedad del gonococo para invadir el epitelio cilíndrico endocervical podría
explicarse en función de la elaboración de proteasas, la acción antifagocitaria de los pili y
un fenómeno de resistencia a ciertas enzimas intracelulares. El gonococo se propagaría
por contigüidad, a partir del endocérvix hacia el útero y las trompas de Falopio por infección progresiva de las mucosas.
Se estima que de 10 a 20% de las mujeres con gonococia desarrollan en un momento dado una salpingitis, casi siempre durante la primera parte del ciclo menstrual. Las salpingitis por C. trachomatis se deben a los serotipos D, E, F, G, H, I, J y K, ocho serotipos
diferentes, también responsables de conjuntivitis y uretritis. El germen penetra por endocitosis, gracias a una proteína específica de adhesión que es un glucosaminuglucano y se replica en el interior de la célula de acuerdo con un ciclo complejo que dura de 48 a 72 horas.38
Cuadro clínico
La salpingitis aguda es el único cuadro que posee una sintomatología clara. Se trata casi siempre de una mujer joven que consulta por un dolor de localización habitual en hipogastrio y
344 • Sexualidad humana
(Capítulo 12)
fosas ilíacas. En 30% de los casos, es unilateral y quizá se acompañe de dispareunia. En ocasiones resulta engañoso, seudoapendicular si se localiza en la fosa ilíaca derecha, o seudovesicular debido a una perihepatitis asociada (síndrome de Fitz-Hugh-Curtis). Los signos
de irritación peritoneal a menudo son discretos y se limitan a algunas náuseas.
Los otros signos que pueden asociarse son inconstantes: leucorrea en 50% de los casos,
fiebre superior o igual a 38° C en 48% de las pacientes, metrorragias en 40% (que traducen
la existencia de una endometritis) y, por último, signos urinarios en 20% de las enfermas.
La anamnesis debe buscar los factores de riesgo típicos de las ITS: antecedente de ITS o
de salpingitis, uretritis en la pareja sexual, multiplicidad de compañeros sexuales, edad inferior a 25 años, factores que puedan modificar la conducta sexual (etilismo, toxicomanías).
También debe indagarse acerca del método anticonceptivo empleado, en particular a
la luz de que, según varios estudios, la píldora reduce el riesgo de salpingitis aguda y el
DIU duplica o triplica el riesgo de salpingitis, al menos durante el primer año posterior a
su colocación.39
Cuando se ha realizado una interrupción voluntaria del embarazo, el riesgo de salpingitis se eleva de manera notable, lo cual es habitual en caso de clamidiasis cervical no tratada en el momento de la intervención quirúrgica.
En la exploración abdominal de la paciente quizá haya dolor o una resistencia hipogástrica o ilíaca, y más rara vez, una contractura en caso de una pelviperitonitis. El examen
vaginal tal vez muestre vaginitis o cervicitis con un exudado turbio o purulento procedente del endocérvix. A veces, los signos de cervicitis son más discretos, visibles sólo en la colposcopia o en un examen directo macroscópico con pequeño aumento que muestra más de
cinco polimorfonucleares por campo. La palpación pélvica a menudo provoca dolor en uno
o en ambos fondos de saco laterales vaginales. También es dolorosa la movilización uterina, en
la mitad de los casos existe una masa lateral al útero o bien una masa en los anexos.
Las salpingitis gonocócicas presentan un cuadro sintomático que suele ser grave, con
la tríada típica: fiebre, dolor pélvico agudo y leucorrea mocopurulenta. Se distinguen de las
salpingitis por Chlamydia que suelen ser poco llamativas e incluso a veces por completo
asintomáticas, de evolución subaguda o crónica, y que provocan una destrucción tubárica
con pocos síntomas.
Diagnóstico
Análisis de laboratorio de rutina. Sólo en 45% de los casos, la biometría hemática muestra una hiperleucocitosis con polinucleosis y en 75% de los casos una velocidad de sedimentación globular superior a l5 mm en la primera hora. También es factible determinar
otros marcadores bioquímicos de inflamación, como la proteína c reactiva.
Dentro de los estudios de ITS deben solicitarse otras serologías: Treponema pallidum
Haemagglutination assay (TPHA), VDRL, serología para VIH-1 y 2, AgHB y anticuerpo
antiVHC.
Análisis bacteriológicos. El diagnóstico bacteriológico de las salpingitis por
Chlamydia puede realizarse ya sea de forma directa mediante técnicas de detección del
germen (la PCR tiende a sustituir el cultivo celular por su elevada sensibilidad y su rapidez)
o de forma indirecta por detección y titulación de los anticuerpos anti-Chlamydia por
microinmunofluorescencia o por inmunoenzimología (ELISA). Sólo la presencia transitoria de IgM o la existencia de una concentración de IgG o de IgA progresiva (diferencia de
dos diluciones como mínimo) permiten confirmar la infección por Chlamydia trachomatis.
Síndromes clínicos relacionados con las infecciones de transmisión sexual • 345
Ecografía. Suele ser normal en la fase inicial aguda. En la fase supurativa avanzada
puede mostrar una colección en anexos (absceso tubo ovárico).
Laparoscopia. Ningún signo es del todo específico de las infecciones uteroanexiales agudas; se admite que la certeza clínica no sobrepasa el 65% de los casos. La laparoscopia está
indicada en casos de duda diagnóstica o de fracaso de una antibioticoterapia de prueba al
cabo de 48 horas. Si el caso lo justifica (nulípara, mujer joven de menos de 25 años, esterilidad, sospecha de absceso tubo-ovárico) se puede practicar un estudio funcional. La laparoscopia puede cumplir con tres objetivos: diagnóstico, precisión bacteriológica y tratamiento.24
Tratamiento
En la paciente con manejo externo es factible implementar dos tipos de tratamiento. En
el régimen A se administra: 1) ofloxacina 400 mg VO, dos veces al día durante 14 días, o
2) levofloxacina 500 mg VO una vez al día durante 14 días, con opción de metronidazol
500 mg VO cada 12 h durante 14 días.40
El régimen B incluye: 1) cefoxitina 2 g IM, más probenecid 1 g VO de manera concurrente, o 2) ceftriaxona 250 mg IM (o cefalosporina equivalente), más doxiciclina 100 mg
VO dos veces al día durante 14 días, con opción de metronidazol 500 mg VO cada 12 h
durante 14 días.
Si se trata de una paciente hospitalizada también hay dos opciones de tratamiento:
en el régimen A se administra; 1) cefoxitina 2 g IV cada seis horas o 2) cefotetán 2 g IV
cada 12 h, más doxiciclina 100 mg vía endovenosa u oral cada 12 horas. En el régimen B
se indica: 1) clindamicina 900 mg IV cada 8 h, más gentamicina dosis de carga IV o IM
(2mg/kg de peso corporal), seguida por una dosis de sostén (1.5mg/kg) cada 8 horas.
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SÍNDROME DE TUMORACIONES
El síndrome de tumoraciones en las ITS incluye a aquellas lesiones referentes al molusco
contagioso, así como a los condilomas planos y acuminados.
Es importante mencionar que estas lesiones no necesariamente se circunscriben a la
región genital, por lo que los proveedores de servicios de salud deben estar al tanto de
que este síndrome quizá esté presente en regiones como ano, periné e incluso en zonas
mucho más distantes de los genitales, como cuello, axilas, rostro y demás, como suele ocurrir
con el molusco contagioso.
Condilomas acuminados
Dicha infección, también conocida como verrugas anogenitales, “crestas”, papilomas
venéreos o verrugas venéreas, es causada por los virus del papiloma humano (VPH), del
que se han reconocido a la fecha más de 130 tipos; estos virus pertenecen al género
Papillomavirus de la familia Papovaviridae.41
En la actualidad, la infección por el VPH tiene una importancia capital para la comunidad médica y científica debido al potencial oncogénico de algunos de sus genotipos,
mismo que aunado a una serie de factores como aspectos epidemiológicos aún no claros,
amplio espectro de las manifestaciones clínicas, complejidad de su tratamiento y frecuentes recidivas de las lesiones que se producen en las personas afectadas, dificultan un adecuado abordaje de esta infección.
346 • Sexualidad humana
(Capítulo 12)
Los VPH son virus epidermotropos con afinidad y capacidad de infectar cualquier
tipo de epitelio escamoso. A partir del momento de la infección, la cual ocurre durante
una relación sexual desprotegida, se establece un periodo de incubación variable, que va
de seis semanas a dos años —aunque este dato no ha quedado del todo establecido— y,
más tarde, aparecen las lesiones clínicas o subclínicas de la infección.42
Los VPH se le relacionan con el cáncer cervical hasta en 90%, sobre todo los tipos
16, 18, 31, 33, 35, 45, 51, 52, 56, 58 y 66. Además, en los últimos años se ha notado, en
varones, un incremento en la aparición de cáncer de pene, y también esos VPH están asociados hasta en un 70% con el cáncer anal en varones homosexuales, de modo que se ha
considerado que es un posible agente causal a los tipos 16 y 18 de estos virus.43-45
Manifestaciones clínicas
La infección por VPH tiene una gran variedad de manifestaciones clínicas, subclínicas y
latentes. La manifestación clínica más común es el condiloma o verruga, el cual comienza por una elevación de pequeño tamaño, de color carne, crece con rapidez y da lugar a
vegetaciones en forma de “cresta de gallo” o grandes masas en forma de “coliflor”.
Tales condilomas pueden ser filiformes, aislados o agrupados en grandes masas con apariencia vegetantes, variables en tamaño que llegan a crecer hasta alcanzar el tamaño de un
huevo de gallina e incluso más grandes. Se les ha observado sésiles o pediculados y en ocasiones están cubiertos por una secreción semipurulenta que despide un olor muy desagradable.
En la mujer tales condilomas quizá aparezcan alrededor del clítoris, labios mayores y
menores, para luego extenderse al periné y los márgenes del ano. En cambio, en el hombre suelen aparecer en el pene a nivel del frenillo, surco balanoprepucial, mucosa del
glande, prepucio y uretra; aunque también pueden aparecer en escroto, perineo, pubis,
márgenes del ano e incluso en el canal anal y recto.
Las manifestaciones subclínicas son imposibles de constatar a la simple inspección,
pues por lo general son lesiones en placa y múltiples, que requieren de la prueba del ácido
acético para ser apreciadas. La fase latente de la infección es prácticamente asintomática
y sólo es posible constatarla por medio de estudios de laboratorio.
Diagnóstico
El diagnóstico de la infección por VPH por lo general es clínico, a través de la inspección
de las lesiones; sin embargo, debido a que existen también manifestaciones subclínicas y
latentes, es importante que el proveedor de servicios de salud sepa que en la actualidad
están disponibles una serie de técnicas diagnósticas que permiten realizar un diagnóstico
oportuno y eficaz de esta infección, para de esta manera prevenir el cáncer genital o anal
asociado con el VPH.
Dentro de las técnicas diagnósticas actuales para la detección del VPH se encuentran
la citología, colposcopia e histopatología, microscopia electrónica, detección del DNA
viral mediante la PCR y la detección del antígeno (Ag) viral.
Tratamiento
En la actualidad no hay disponible algún tratamiento específico que permita la erradicación del VPH; sin embargo, ya se cuenta con una vacuna para prevenir esta infección,
aunque por ahora sólo previene los tipos 6, 11, 16 y 18 del VPH, por lo que la educación
Síndromes clínicos relacionados con las infecciones de transmisión sexual • 347
sexual, aunada a prácticas sexuales más seguras y protegidas, continúan representando las
principales estrategias de prevención. Tal vacuna para el VPH, recombinante y tetravalente,
debe ser aplicada por vía IM, en la región deltoidea del brazo o en la zona anterolateral
y superior del muslo, en tres dosis de acuerdo con el siguiente esquema: 0, 2 y 6 meses.47
El principal objetivo del tratamiento de los condilomas es la destrucción de las lesiones,
para así evitar complicaciones, como el desarrollo de neoplasias. Ahora bien, es importante
mencionar que la eliminación de las lesiones no cura de la infección, aunque sí la controla.
Para conseguir este objetivo existe una amplia gama de opciones terapéuticas, la elección
de una estrategia específica dependerá del sitio de la lesión y de la extensión de la misma, de
este modo, el médico elegirá alguna de las siguientes estrategias:
Autoaplicación por la persona afectada: 1) podofilotoxina al 5% en crema, aplicada
dos veces al día por tres días, seguidos de cuatro días de descanso y repetición del ciclo
por cuatro ocasiones, o 2) imiquimod al 5% en crema, aplicado tres veces a la semana por
16 semanas.
Procedimiento por el médico (con experiencia en este manejo): 1) crioterapia con
nitrógeno líquido aplicar cada una o dos semanas; 2) podofilina al 10-25% aplicado una
vez a la semana y recomendar lavado de la zona de dos a cuatro horas después de la aplicación; 3) ácido tricloroacético al 80-90% aplicado una vez a la semana; 4) remoción quirúrgica: electrocirugía o extirpación quirúrgica. Otras alternativas son la cirugía láser o
aplicación de interferón intralesional.
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Condilomas planos
Los condilomas planos, como ya se mencionó en las causas de los principales síndromes
de ITS, pueden ser originados por dos microorganismos específicos: Treponema pallidum
y VPH. En el caso de este último, así como origina condilomas acuminados, algunos de
sus subtipos dan lugar a la aparición de los condilomas planos. En cambio, el Treponema
pallidum propicia la aparición de este tipo de condilomas dentro de las manifestaciones
del secundarismo sifilítico.
Manifestación clínica
La característica principal de este tipo de condiloma, como su nombre lo indica, es que
tiene un aspecto plano, es decir, comienza como una pequeña pápula que crece extendiéndose hacia los lados y alcanza un tamaño muy variable, desde unos pocos milímetros
hasta algunos centímetros. Son lesiones que tienen una superficie lisa, una base ancha y,
en ocasiones, son exudativas. Todas estas características lo diferencian del condiloma acuminado. Los condilomas planos, al margen del sexo de los pacientes, suelen aparecer en
la cavidad oral, genitales, ano y piel cercana a estas zonas.
Diagnóstico
Al igual que en los condilomas acuminados, el diagnóstico se establece por la inspección
de las lesiones, pero es de suma importancia que ante este tipo de condiloma el médico
sugiera a la persona realizarse una serología para sífilis (VDRL) a fin de descartar o establecer la presencia de esta entidad, si el análisis es negativo (no reactivo) se confirma la
existencia de VPH.
348 • Sexualidad humana
(Capítulo 12)
Tratamiento
Si se constata la presencia de Treponema pallidum y se sospecha que los condilomas son parte
del secundarismo sifilítico, entonces el paciente debe recibir tratamiento específico para sífilis, con el cual deben desaparecer las lesiones; de lo contrario se sospecha la etiología por VPH
y es necesario proceder con el tratamiento local ya descrito para los condilomas acuminados.
Molusco contagioso
Dicha infección también se conoce con el nombre de molusco sebáceo o epitelioma contagioso y es producida por el virus del molluscum contagiosum (VMC), un virus DNA que
pertenece al género Molluscipoxvirus de la familia de los poxviridae. Hasta la actualidad
se conocen cuatro subtipos del VMC: VMC I, VMC II, VMC III y VMC IV.46
El periodo de incubación es de tres semanas a tres meses. En personas con VIH el
VMC quizá permanezca en fase de latencia varios años y la persona manifiesta las lesiones de esta infección en un momento de inmunodepresión severa.
El VMC se transmite con facilidad a través de las relaciones sexuales y las alteraciones
en la integridad cutánea aumentan el riesgo de adquirir la infección.
Manifestación clínica
El molusco contagioso se caracteriza por la presencia de pequeños tumores con umbilicación central en la piel de cualquier parte del cuerpo, aunque es más frecuente en el rostro,
cuello y piel cercana a los genitales y al ano. Son lesiones en forma de elevaciones papuloides, semiesféricas, de superficie lisa, de color perlado, opalino o semejante al de la piel
vecina; pueden ser únicas o múltiples. En el centro de las lesiones existe una depresión,
de la que brota una masa caseosa al ser exprimida.
Las lesiones miden de 3 a 6 mm, aunque en personas con VIH estos pequeños tumores llegan a ser mucho más grandes e incluso comprometen a grandes áreas de la piel o
se comportan como una infección persistente. Sin embargo, en personas inmunocompetentes la infección suele tener un curso benigno y sin complicaciones.47
Diagnóstico
El diagnóstico de esta infección es de manera principal clínico, ya que las lesiones son
fáciles de reconocer a la simple inspección al constatarse las pequeñas tumoraciones, perladas, que presentan una depresión central. No obstante, la comprobación del diagnóstico
se realiza a través estudios moleculares, de la microscopia óptica y electrónica.
Tratamiento
El tratamiento del molusco contagioso es muy similar al que se utiliza para tratar los condilomas y consiste en la destrucción de las lesiones, los pequeños tumores; esto se logra a
través de los siguientes esquemas:
Autoaplicación por la persona afectada: 1) ácido salicílico al 27% en gel, aplicado una vez
al día hasta que desaparezcan las lesiones; 2) podofilotoxina al 5% en crema, aplicado dos
veces al día por tres días, seguidos de cuatro días de descanso y repetir el ciclo hasta que
remitan las lesiones; 3) imiquimod al 5% en crema, aplicado tres veces a la semana.
Procedimiento por médico (con experiencia en este manejo) sería a) crioterapia con
nitrógeno líquido aplicar cada una o dos semanas; b) remoción quirúrgica: electrocirugía;
c) extirpación mecánica con cureta pequeña o aguja.
Síndromes clínicos relacionados con las infecciones de transmisión sexual • 349
INFECCIONES ASINTOMÁTICAS DE TRANSMISIÓN SEXUAL
Varias de las infecciones ya descritas llegan a presentar un comportamiento asintomático; sin embargo, esta sección sólo aborda infecciones aún no consideradas. En ellas, a pesar
de que por lo general tienen un curso asintomático, los microorganismos que las producen son transmitidos con gran facilidad por vía sexual; así que deben ser tomadas en consideración por los proveedores de servicios de salud, pues sus estadios crónicos o la coexistencia con ciertos estados morbosos y de inmunodeficiencia son capaces de ocasionar graves
enfermedades en la población.
INFECCIÓN POR VIRUS DE LA HEPATITIS A, B Y C
Los virus de la hepatitis A, B y C son virus hepatotropos, esto es, tienen como órgano
blanco al hígado. Cualquiera de estos tres virus llega a ser transmitido a través de las relaciones sexuales desprotegidas (aunque existen otras vías de contagio para estos virus, quedan fuera del espectro de interés de este texto).
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Infección por el virus de hepatitis A
Se estima que cada año ocurren 1.4 millones de casos de infección por el virus de la hepatitis A (VHA) en todo el mundo y México es considerado como una zona endémica
moderada de esta infección.
El VHA es un virus RNA, perteneciente al género hepatovirus de la familia picornavirus, tiene una distribución lineal y está constituido por 7.5 Kilobases (Kb). El VHA se
reproduce en el hígado y llega a estar presente, además de en el hígado, en bilis, sangre y
heces fecales de una persona infectada, por lo que el contacto sexual oral-anal (“analingus”)
transmite con facilidad el VHA.
La infección por VHA se considera en general una infección benigna y la mayoría de
quienes se infectan alcanzan una recuperación absoluta o presentan formas asintomáticas
de la infección. Sin embargo, hay quienes llegan a desarrollar la forma sintomática e incluso
formas graves como la hepatitis fulminante, que es más frecuente en adultos, ancianos y personas con hepatopatía previa, muchas veces por coinfección con otros virus hepatotropos.48, 49
Infección por el virus de hepatitis B
Se calcula que cerca de 350 millones de personas están infectadas por el virus de hepatitis B (VHB) en todo el mundo. La mayoría de ellas viven en Asía. También se estima
que cada año mueren entre 250 000 y 270 000 individuos por complicaciones de esta
infección, cuyas principales consecuencias son el desarrollo de cirrosis y de carcinoma
hepatocelular.
En EUA se calcula que existen 1 250 000 de personas infectadas por VHB en estadío crónico. En México existe una prevalencia de 0.44%, según el Centro Nacional de
Transfusión Sanguínea, en estudios realizados a donadores, por lo que de acuerdo con
estos datos, México se encuentra entre los países de baja prevalencia de infección por
350 • Sexualidad humana
(Capítulo 12)
VHB (< 2%).50 Sin embargo, varios expertos opinan que estos datos están sesgados, pues
por desgracia, en México como en muchos países del mundo no existen programas de
detección temprana y voluntaria de esta infección.
El VHB, a diferencia del VHA, es un virus DNA, que pertenece a la familia de los
hepadnavirus; su genoma está constituido por 3.2 Kb y tiene una distribución circular.
Infección por el virus de hepatitis C
Según datos del CDC, en la actualidad 3.9 millones de personas están infectadas por el VHC
y, de ellas, se estima que unas 2.7 millones padecen la infección crónica. Además, se calcula
que cada año morirán de 8 000 a 10 000 personas por hepatopatías crónicas como las
relacionadas con VHC y se espera que en la próxima década estas cifras se multipliquen
por cuatro.51 El VHC es un virus RNA de cadena sencilla, similar a los flavivirus y está
constituido por 9.4 Kb y tiene una distribución lineal.
Antes de 1992 la principal causa de transmisión de la infección por VHC eran las
transfusiones de sangre, pero a partir de entonces existen programas de detección de este
virus en donadores. Sin embargo, en la actualidad, las principales causas son compartir
agujas o jeringas no esterilizadas, sobre todo en usuarios de drogas inyectables, la exposición
ocupacional y en los últimos años ha aumentado de manera considerable la transmisión
materno-fetal y sexual; siendo esta última la que es de interés central aquí, pues es de capital importancia considerarla como una ITS que puede ser transmitida cuando no se sostienen relaciones sexuales seguras y protegidas, y sobre todo porque en su fase aguda esta
infección suele ser asintomática. De modo que el VHC llega a permanecer en el organismo
humano por varios años hasta que se desarrolla la hepatitis crónica o una complicación
de ésta, que es por lo general cuando el paciente se acerca a los servicios de salud.
La cirrosis y el carcinoma hepatocelular son las complicaciones más significativas de
esta infección. Es por ello que la prevención y la atención de las personas con esta infección
en el estadío asintomático revisten una gran importancia para prevenir o disminuir la morbimortalidad asociada con el VHC.
Diagnóstico
Se puede diagnosticar la infección por VHA mediante la presencia de anticuerpos: antiVHA IgM y anti-VHA IgG; donde los anticuerpos de tipo IgM implican infección reciente o fase aguda de la infección, mientras que los del tipo IgG son detectados de forma
indefinida, una vez superada la fase aguda de la infección.
Las personas con anticuerpos contra VHA son inmunes a la reinfección por este
virus, no obstante, sí es posible que contraigan otros virus de hepatitis; por otra parte, el
VHA no causa infección a largo plazo (crónica), sólo provoca infección aguda, que en
algunas ocasiones cursa de manera asintomática.
El VHB, por otra parte, es un virus muy pequeño, la complejidad de su genoma ha
permitido —con los adelantos tecnológicos actuales— identificar múltiples marcadores
serológicos, tanto antígenos como anticuerpos y, además, es factible cuantificar el DNA
viral a través de la PCR, que es un marcador directo de la replicación viral (cuadro 12-7).
En la actualidad, aún es la detección del antígeno de superficie (HBsAg) —conocido en
el pasado como antígeno australiano— el estudio serológico que confirma el diagnóstico de
Síndromes clínicos relacionados con las infecciones de transmisión sexual • 351
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Cuadro 12-7. Marcadores serológicos
Marcador
HBsAg
HBeAg
HBcAg
Nombre
Antígeno de superficie
Antígeno e
Antígeno core
Anti-HBs
Anti-HBe
Anti-HBc
Anticuerpo anti-antígeno de superficie
Anticuerpo anti-antígeno e
Anticuerpo anti-antígeno core
DNA viral
DNA viral
Interpretación
Replicación activa del virus
Replicación activa del virus
Replicación viral, sólo se constata en hepatocitos
(a través de biopsia)
Evidencia de seroconversión junto con anti-HBe
Evidencia de seroconversión junto con anti-HBs
IgM: se encuentra en fase aguda
IgG: significa memoria inmunológica
Replicación activa del virus
la infección por VHB, tanto en fase aguda como crónica de la infección. De modo que
este estudio tiene una capital importancia para la detección de la infección en personas
asintomáticas (en fase aguda o crónica).
El resto de los marcadores desempeña una función importante en la valoración de
una persona portadora de VHB, pues orientan al médico sobre el momento de la infección en que se encuentra el paciente, lo que abre la posibilidad de tomar medidas y estrategias terapéuticas específicas que permitan prevenir o reducir el daño hepático crónico
—mismo que si no se previene con el tiempo llega a desencadenar en carcinoma hepatocelular.
El diagnóstico de la infección por VHC se realiza a través de la detección serológica
de anticuerpos a esta infección (anti-VHC). En el pasado existían dos pruebas para realizarlo: el inmunoensayo enzimático (EIA) y la conocida como prueba de segunda generación de anticuerpos del VHC (anti-VHC). En la actualidad ya se dispone de una prueba
de tercera generación para la detección de estos anticuerpos, la cual tiene una mejor sensibilidad y especificidad; sin embargo, debido a que se han reportado falsos positivos en
donadores voluntarios de sangre sin factores de riesgo para VHC, se recomienda realizar
un análisis de inmunotransferencia recombinante o bien una prueba de detección (cualitativa) del RNA de VHC mediante PCR a fin de confirmar el diagnóstico.
Una vez confirmado el diagnóstico de VHC, el siguiente paso es conocer la cantidad
de virus circulante, para ello es preciso solicitar una prueba de RNA de VHC por PCR
cuantitativa, si el resultado es superior al nivel de detección, lo conducente es realizar un
estudio de genotipo para VHC, a modo de valorar el éxito del tratamiento, pues se ha
observado que personas con genotipos 1 tienen una menor posibilidad de conseguir respuestas virológicas sostenidas (esto es, cargas virales por debajo de los niveles de detección del ARV viral sostenida) en comparación con pacientes que tienen otros genotipos
virales del VHC.
Profilaxis
Es de capital importancia prevenir el contagio por vía sexual de la infección por los virus
de la hepatitis A, B y C, lo cual se logra modificando las prácticas de riesgo y mediante
relaciones sexuales seguras y protegidas.
Además, en la actualidad existen vacunas disponibles contra el VHA y VHB que son
muy efectivas e inocuas, y que previenen la infección de estos virus específicos; sin
352 • Sexualidad humana
(Capítulo 12)
embargo, para el VHC aún no existe vacuna disponible, por lo que son la información y
la educación sexual las únicas herramientas existentes para evitar su diseminación.
La vacuna contra VHA se administra en dos dosis separadas de 6 a 12 meses de intervalo entre sí, con lo que se logra una protección duradera, hasta de 20 años después de la
inmunización.
También a modo de prevenir la hepatitis A es factible emplear inmunoglobulina (Ig),
con lo cual se logra una inmunización pasiva, la cual se puede administrar después de la
exposición tan pronto como sea posible o durante la fase inicial del periodo de incubación. De esta manera, la Ig evita la aparición de la hepatitis A clínicamente manifiesta.
Así, en algunos casos la Ig no aborta la infección sino que, al atenuarla, la hace asintomática. La Ig sólo debe ser recomendada en personas que han estado expuestas al VHA y la
dosis recomendada es de 0.02 mL/kg IM.52, 53
La vacuna contra el VHB requiere de 2 o 3 dosis (dependiendo del fabricante) que
se administran IM (en el deltoides, no en los glúteos). No se sabe con exactitud cuánto
dura la protección de la vacuna, pero se ha demostrado que 80 o 90 % de las personas
inmunocompetentes vacunadas conservan tasas de protección durante al menos cinco
años, y de 60 a 80 % durante 10 años.54
En las personas no vacunadas que han sido expuestas al VHB por contacto sexual se
recomienda realizar profilaxis posexposición mediante una combinación de inmunoglobulina antihepatitis B (IgHB) y de vacuna contra la hepatitis B con el propósito de conseguir una inmunidad duradera y aprovechar la posible eficacia de la vacuna para atenuar
la enfermedad clínica. En estos casos debe administrarse una dosis única IM de 0.06 mL/kg
de IgHB antes de que hayan transcurrido 14 días desde la exposición, seguido de un
esquema completo de vacunación.
Tratamiento
En la actualidad aún no existe un tratamiento medicamentoso específico para erradicar
al VHA o controlar la infección por este virus.
Ocurre algo similar en cuanto al VHB, pues es difícil lograr la erradicación del VHB
en las personas infectadas, debido a la complejidad de su replicación y de la imposibilidad de eliminar el DNA viral de los reservorios extrahepáticos, por ello el objetivo del
tratamiento va encaminado a evitar la progresión de la infección, lo cual se logra al negativizar el antígeno e del VHB (HBeAg), disminuir por debajo del nivel de detección la
carga viral del VHB (DNA de VHB por PCR) y al obtenerse valores dentro de límites
normales de la alanino-aminotransferasa (ALT). De modo que la duración del tratamiento es muy variable, pues depende del tiempo que tome conseguir estos objetivos.
Existen hasta el momento varios medicamentos recomendados para el tratamiento
de la infección crónica por VHB:50
•
•
•
•
Interferón: 5 a 10 millones de UI 3 veces/semana por vía subcutánea.
Lamivudina: 100 o 150 mg cada 24 horas VO.
Adefovir: 10 mg cada 24 horas VO.
Entecavir: 0.5 mg cada 24 horas VO (para pacientes sin historia de tratamiento previo con nucleósidos) y 1 mg cada 24 horas VO (para pacientes con historia de tratamiento previo con nucleósidos).
Síndromes clínicos relacionados con las infecciones de transmisión sexual • 353
• Emtricitabina: 200 mg cada 24 horas VO.
• Tenofovir: 300 mg cada 24 horas VO.
Cabe destacar que algunos de estos medicamentos (lamivudina, emtricitabina y tenofovir) son utilizados como antirretrovirales en el tratamiento de la infección por
VIH, de modo que si la persona presenta la coinfección de VHB y VIH, se recomienda que alguno de estos medicamentos forme parte de su esquema de tratamiento
antirretroviral, siempre y cuando no hayan demostrado resistencia ante alguna de las
dos infecciones.
Por último, el objetivo del tratamiento de la infección por VHC (al igual que con la
infección por VHB) es evitar las complicaciones, dada la imposibilidad de erradicar por
completo el VHC. A fin de lograrlo se han utilizado interferones estándares como monoterapia, sin embargo, en la actualidad la estrategia más recomendada es la biterapia
mediante interferón α pegilado en combinación con ribavirina.56
Existen en el mercado dos tipos de interferones alfa pegilados: el peginterferón α-2b,
cuya dosis es 0.5 o 1 μg/kg de peso corporal, y el peginterferón α-2a, cuya dosis es de 180 μg;
ambos se aplican de manera subcutánea una vez por semana.
En cuanto a la ribavirina, se utiliza de acuerdo con el peso de la persona una dosis de
1 000 a 1 200 mg al día, VO, dividida en dos dosis (cada 12 h), pero en pacientes con
genotipo diferente al 1 se sugiere utilizar una dosis de 400 mg cada 12 h, VO (es decir,
800 mg/día).
Se recomienda que tanto el tratamiento de VHC como el de VHB sean prescritos y
monitoreados por médicos con experiencia en el manejo de estas infecciones.
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INFECCIÓN POR EL VIRUS DE EPSTEIN-BARR
La infección por el virus de Epstein-Barr (VEB) tiene una distribución a nivel mundial;
por lo general se adquiere durante la infancia o en adultos jóvenes por el contacto con
secreciones bucales. De modo que la transferencia de saliva durante el beso en la boca en
adultos jóvenes es su principal vía de contagio.
El VEB es un virus DNA, que pertenece a la familia Herpesviridae, también se le
conoce como virus herpético humano 4 (VHH-4) y se han identificado dos variedades:
VEB-1 y VEB-2.
El VEB es el responsable de la enfermedad conocida como mononucleosis infecciosa, sin embargo, en algunas personas esta infección pasa inadvertida y la persona se convierte en portadora asintomática de la infección por el resto de su vida, aunque varios
años después aparezcan algunas complicaciones.
Así, esta infección se ha asociado con la aparición de algunas neoplasias en los seres
humanos, por ejemplo, se cree que cerca de 15 % de los casos de linfoma de Burkitt en
EUA y 90 % de los mismos en África están relacionados con el VEB. De igual manera,
hay una asociación establecida entre VEB y carcinoma nasofaríngeo y la enfermedad de
Hodgkin. Y en personas con infección por VIH el VEB origina leucoplasia vellosa bucal
y linfomas en el SNC.57
La prueba diagnóstica más utilizada para establecer el diagnóstico de VEB es la detección de anticuerpos específicos para este virus; también se han utilizado otros estudios
354 • Sexualidad humana
(Capítulo 12)
para este cometido, como la detección de DNA, RNA o proteínas del VEB, así como la
detección del DNA viral mediante PCR en LCR, pero estas pruebas no deben ser utilizadas de rutina en la población abierta, sólo se sugiere realizarlas cuando hay sospecha de
alguna de las complicaciones ya mencionadas, pues de lo contrario no tiene ninguna utilidad conocer el diagnóstico de infección por VEB, pues se cree que más de 90 % de las
personas en edad adulta han sido infectadas y poseen anticuerpos contra este virus.58
Hasta el momento no existe un tratamiento específico para erradicar esta infección
y las medidas terapéuticas actuales van encaminadas a atender las complicaciones. En las
personas con VIH y VHB, por ejemplo, al recibir el tratamiento antirretroviral altamente
activo para el control del VIH se previenen, controlan o incluso llegan a desaparecer las
complicaciones que ocasiona este virus.59
INFECCIÓN POR EL VIRUS HERPÉTICO HUMANO TIPO 8
El virus herpético humano tipo 8 (VHH-8) al parecer no se encuentra diseminado de
manera general en la población general. Fue detectado por primera vez en 1994 en personas con sida que presentaban sarcoma de Kaposi, por ello en un inicio se le denominó
“virus herpes asociado a sarcoma de Kaposi”. El VHH-8 es un virus DNA, que pertenece al género Rhadinovirus, de la familia Herpesviridae.
Ha quedado demostrado que se transmite a través de las relaciones sexuales desprotegidas y se le ha aislado en el semen de varones infectados.
Se cree que el VHH-8 permanece en el cuerpo de manera asintomática por mucho
tiempo y que con el tiempo llega a manifestarse a través de alguna enfermedad o neoplasia.
Así, se le ha asociado con la génesis de sarcomas de Kaposi, linfomas de las cavidades serosas, enfermedad de Castleman multicéntrica, otros tipos de sarcomas y así por el estilo.60,61
INFECCIÓN POR EL VIRUS DE INMUNODEFICIENCIA HUMANA
Desde el decenio de los 1980-1989, los investigadores reconocieron que un número considerable de personas presentaban enfermedades e infecciones raras, con el común denominador de presentar un sistema inmunológico dañado. En 1983, fue aislado un nuevo
agente: el virus de inmunodeficiencia humana, VIH.
En la actualidad, el Programa de las Naciones Unidas contra el sida (ONUSIDA) estima que:
• Existen 39.5 millones de personas viviendo con la infección por VIH en todo el
mundo, de los cuales 2.3 millones son personas menores de 15 años.
• Cada día ocurren 11 000 nuevos casos de infección por VIH en el mundo.
• Alrededor de la mitad de las personas que se infectan a diario están ubicadas entre
los 15 y 24 años de edad.
• Se calcula que para el 2020 habrán fallecido por VIH 68 millones de personas.
Aunque es cierto que esta infección afecta de manera principal a varones homosexuales,
han ocurrido grandes e importantes cambios en cuanto al comportamiento de la pandemia
del VIH, a saber:
Síndromes clínicos relacionados con las infecciones de transmisión sexual • 355
• Heterosexualización creciente. En el pasado afectó —lo que aún continúa siendo
cierto— a varones homosexuales, pero el aumento de casos en mujeres y niños demuestra que la transmisión heterosexual empieza a adquirir una mayor importancia.
• Control de la transmisión sanguínea del VIH. Gracias a los programas de selección
de donadores sanguíneos, la prohibición del comercio de la sangre y la aplicación de
la prueba de detección a productos sanguíneos, con la consecuente eliminación de los
productos contaminados, ha resultado exitosa en la reducción del número de casos por
transmisión sanguínea.
• Ruralización progresiva. Se empieza a notar un desplazamiento de la infección del
VIH de las grandes ciudades a las áreas rurales y semirrurales. En México, los movimientos migratorios entre ciudades y poblaciones, además de aquellos hombres y
mujeres trabajadores que van y vienen de EUA, contribuyen a la mayor diseminación del VIH, por lo que es importante introducir medidas de prevención en los
hábitos sexuales de los migrantes.62
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Definición
El VIH es el virus que causa el sida; existen dos variedades: VIH-1 y VIH-2. El VIH-1 es
el más conocido y el responsable de la mayoría de los casos de sida en el mundo, en cambio el VIH-2 es más frecuente en el Continente Africano, aunque se han reportado algunos casos de infección por este último en Europa y América. Ambos virus generan la
misma sintomatología y se detectan por las mismas pruebas diagnósticas.
En la patogénesis de la infección por VIH un aspecto significativo es la destrucción
de linfocitos cooperadores CD4, que trae consigo la pérdida de la competencia del sistema
inmunológico. En este proceso intervienen factores virales, tanto de tropismo como de
variación viral, así como factores relacionados con el huésped que son básicos para que se
produzca el efecto final de destrucción linfocitaria; que conduce a un estado de vulnerabilidad ante distintos microorganismos capaces de provocar enfermedades oportunistas.63
El VIH es un virus RNA que pertenece a la familia de los retrovirus y a la subfamilia de los lentivirus. Hoy hay una gran variedad de VIH circulando en la humanidad. Así,
por ejemplo, del VIH-1 existen tres grupos: M, N y O. El grupo M es el principal y contiene al menos ocho subtipos puros que se denominan con las letras: A, B, C, D, F, G, H, J,
además de que existe una serie de recombinantes entre ellos, conocidas como cuasiespecies. Los grupos N y O son distintos del grupo M desde un punto de vista filogenético y,
por lo general, se encuentra en el África Occidental, aunque se han registrado algunos
casos aislados en personas de otros países.
Vías de transmisión
El VIH sólo sobrevive en los fluidos corporales dentro de un ser humano vivo. Una vez
que la sangre y otros fluidos corporales están fuera del cuerpo, el VIH subsiste sólo unos
pocos segundos. De igual manera, el VIH no se transmite por contacto casual (es decir,
tocar a alguien que está infectado o cosas que esa persona haya utilizado ni al compartir
utensilios para comer o beber ni tras usar los mismos retretes o agua para lavarse.
Dado que el VIH se encuentra tanto en algunas células constituyentes del organismo
—como las de la sangre y en secreciones o fluidos genitales de las personas infectadas—,
356 • Sexualidad humana
(Capítulo 12)
se adquiere por transmisión sexual, al tener relaciones sexuales sin protección o no seguras; por transmisión sanguínea, cuando se transfunde sangre o sus derivados infectados
con VIH, tras usar jeringas o agujas no desechables o no esterilizadas, en trasplantes de
órganos contaminados y por transmisión vertical, es decir, de una madre infectada a su
hijo, durante el embarazo, parto o amamantamiento.
Diagnóstico
Las pruebas más utilizadas para establecer el diagnóstico de VIH en una persona asintomática se basan en la detección de los anticuerpos al VIH, la más conocida es la de
ELISA, que se utiliza para el escrutinio inicial, mientras que para confirmar el diagnóstico se suele emplear la prueba llamada Western blot. Deben aplicarse unos tres meses después del momento en que ocurrió el riesgo de infección, para dejar pasar el llamado
“periodo de ventana”. Si tales pruebas son realizadas antes de ese periodo, el resultado
quizá sea negativo, pues se necesita que el organismo reaccione ante la infección por VIH
mediante la producción de anticuerpos específicos.
Existen además otras pruebas que permiten realizar el diagnóstico de esta infección,
como la detección del antígeno P24, RNA de VIH por PCR cualitativa, cultivo de virus,
entre otras.
Asimismo, hay disponibles pruebas rápidas, las más utilizadas son la OraSure® y la
OraQuick® para el diagnóstico de la infección por el VIH en saliva, y la Hema-Strip® y
Determine® para el diagnóstico en sangre. En caso de resultar alguna de estas pruebas rápidas positivas debe ser confirmada también con la Western blot; en realidad sólo deben utilizarse cuando es muy urgente conocer el diagnóstico de VIH a fin de adoptar alguna conducta terapéutica, como sucede en mujeres embarazadas cuando están cerca del término de
su embarazo y es apremiante conocer el diagnóstico para prescribir la profilaxis perinatal.
Se recomienda que la persona que desee conocer su diagnóstico por infección de VIH
reciba apoyo emocional (consejería) antes y después del estudio, al margen del resultado
obtenido. Tal apoyo debe impartirlo un proveedor de servicios de salud con experiencia
en este proceso, pues por desgracia la infección por VIH todavía conlleva mucho miedo,
estigma y discriminación, de modo que es imprescindible que la persona se sienta acompañada en este proceso a fin de reducir el impacto psicológico del resultado del análisis.
En México, se requiere del consentimiento informado del usuario para realizar las pruebas de detección de la infección por VIH.
Con el propósito de establecer el diagnóstico de VIH se debe considerar que tanto
las pruebas de tamizaje (ELISA o pruebas rápidas) como la de Western blot resulten positivas, o bien, si dos pruebas rápidas o de ELISA son positivas, realizadas en momentos
diferentes y con muestras del mismo paciente, independientes del intervalo de tiempo
entre ellas en una persona con cuadro clínico sugestivo de infección por VIH.
En cambio, debe descartarse el diagnóstico de VIH cuando la prueba de ELISA, prueba rápida o la Western blot arrojan un resultado negativo.
Y se considera indeterminado el resultado cuando alguna de las pruebas de tamizaje
es positiva pero el Western blot reporta una sola banda de positividad. En este caso, se
recomienda repetir las mismas pruebas de 3 a 6 meses después del escrutinio inicial, o
bien realizar una prueba de RNA de VIH por PCR cualitativa.
Síndromes clínicos relacionados con las infecciones de transmisión sexual • 357
En estas pruebas de diagnóstico el porcentaje de falsos positivos es muy bajo, pues en
algunos estudios se ha reportado en 0.0007%, de manera fundamental en pacientes con
insuficiencia renal, linfomas no Hodgkin, enfermedades autoinmunitarias, cirrosis biliar
primaria, hepatitis alcohólica, mieloma múltiple, vacunación reciente contra influenza,
transferencia pasiva de anticuerpos por transfusiones múltiples, pruebas positivas para
sífilis (VDRL o RPR), etc. Sin embargo, los falsos negativos y los resultados indeterminados por lo general se presentan cuando la prueba tuvo lugar durante el “periodo de ventana” o en fases muy avanzadas de la infección y, con menor frecuencia, en personas con
transferencia pasiva de anticuerpos, tratamientos inmunosupresores, enfermedades autoinmunitarias, infección por VIH del grupo O, en casos donde hay presencia de polvo de
guantes agregado durante el procedimiento de las muestras, etcétera.64, 65
Estigma y discriminación que afectan a las personas con VIH
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Es muy frecuente que las personas con VIH sean estigmatizadas, marginadas y discriminadas por el simple hecho de haber adquirido el VIH. Así, de acuerdo con la Comisión
Nacional de Derechos Humanos de México, la discriminación relacionada con VIH tiene
las siguientes consecuencias sociales:
• Afecta la capacidad de las personas para aprender e informarse sobre la pandemia
y, por tanto, disminuye su capacidad de respuesta ante el reto que representa prevenir la infección por VIH.
• Aleja a la población de los lugares en donde se proporciona información relacionada con el VIH.
• Difunde los mitos que existen alrededor de la pandemia y propicia el miedo injustificado respecto a una posible transmisión por el contacto casual con personas ya
infectadas.
• Refuerza la idea errónea de que el sida es una enfermedad exclusiva de determinados grupos sociales, como drogadictos intravenosos, homosexuales y trabajadores
sexuales. A partir de este razonamiento, se piensa que quien no pertenece a dichos
grupos no corre el riesgo de infectarse.
• Fomenta la intolerancia hacia determinados grupos sociales que de manera equivocada han sido percibidos como representantes de la enfermedad. En este sentido, es
frecuente que las personas, en lugar de adoptar las medidas necesarias para prevenir la infección, pretendan encontrar supuestos responsables de la evolución de la
pandemia.
• Propicia una división de la sociedad, en donde existe un aparente enfrentamiento
entre los derechos de la mayoría no infectada y los derechos de las personas afectadas por el virus.
• Daña a los familiares y a quienes rodean a las personas con VIH, dificultando que
estas últimas reciban muestras de apoyo.
• Evita que la sociedad acepte la necesidad de establecer una responsabilidad compartida para enfrentar con éxito la pandemia del VIH.
358 • Sexualidad humana
(Capítulo 12)
SIDA
El sida es la enfermedad ocasionada por el VIH. Cuando la infección por VIH progresa a
tal grado que provoca un deterioro significativo del sistema inmunológico, aparecen las
enfermedades oportunistas, las cuales quizá tarden en aparecer desde unos meses hasta
más de 10 años después de la infección inicial y quizá sean ligeras, moderadas o graves,
lo que depende sobre todo de las características del virus infectante y de algunos factores relacionados con el huésped.
En la actualidad se reconoce que el curso de la infección por VIH está caracterizado
por episodios de enfermedad que quizá estén seguidos por una recuperación y periodos
asintomáticos, pero para definir que una persona tiene sida se utiliza la correlación de las
enfermedades oportunistas con la cuenta de linfocitos T-CD4 obtenida en el estudio de
laboratorio, conocido como conteo linfocitario. Ahí, una persona con un conteo de linfocitos T-CD4 menos de 200 células/μL es considerada en etapa sida, aunque se encuentre
asintomática. Sin embargo, de no contarse con este estudio la presencia de una o varias
de las siguientes enfermedades, conocidas como marcadores de sida, en un adolescente o
adulto infectado con VIH es suficiente para establecer un diagnóstico (clínico) de sida :66
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Candidiasis oroesofágica, traqueal o bronquial.
Coccidiomicosis diseminada o extrapulmonar.
Carcinoma cervical invasor.
Criptococosis extrapulmonar.
Criptosporidiasis intestinal crónica.
Coriorretinitis por CMV o cualquier otra infección por CMV (con excepción de
hígado, bazo y ganglios linfáticos).
Encefalopatía por VIH.
Herpes simple: úlceras mucocutáneas (más de un mes de duración) o bronquitis,
neumonía o esofagitis.
Histoplasmosis diseminada o extrapulmonar.
Isosporidiasis intestinal crónica.
Sarcoma de Kaposi.
Linfoma de Burkitt.
Linfoma inmunoblástico.
Linfoma primario del cerebro.
Infección por complejo Mycobacterium avium-intracellulare (MAC) o Mycobacterium
kansassi extrapulmonares.
Tuberculosis pulmonar o extrapulmonar.
Infección por otras micobacterias (diseminadas o extrapulmonares).
Neumonía por Pneumocystis jirovecci.
Neumonía recurrente (dos o más episodios en 1 año).
Leucoencefalopatía multifocal progresiva.
Bacteriemia recurrente por Salmonella.
Síndrome de desgaste asociado con VIH.
Toxoplasmosis cerebral.
Síndromes clínicos relacionados con las infecciones de transmisión sexual • 359
Pruebas de monitoreo
Son varias las pruebas que se recomiendan realizar en una persona con infección por el
VIH, siendo las más importantes la carga viral de VIH y el conteo linfocitario que incluya la subpoblación de linfocitos CD3, CD4 y CD8. Estos exámenes permiten determinar
en qué momento de la infección se encuentra la persona para así establecer el tratamiento
antirretroviral oportuno.
También existen otros estudios de laboratorio que deben considerarse en toda persona con infección por VIH, con el propósito de efectuar una valoración integral del
caso, por ejemplo, biometría hemática, química sanguínea, pruebas de función hepática
completas, perfil de lípidos, examen general de orina, VDRL, serología para hepatitis B, C
y toxoplasmosis, radiografía de tórax, citología vaginal y anal, derivado proteico purificado (PPD, por sus siglas en inglés), baciloscopias y pruebas de embarazo en caso de
ser necesarias.
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Tratamiento
Aún no existe una cura para la infección por VIH. Sin embargo, cada vez hay disponibles
nuevos medicamentos antirretrovirales que prometen una mayor y mejor calidad de vida
para las personas afectadas.
Hay dos tipos de tratamientos para el VIH: el primer grupo es un conjunto de medicamentos que se utilizan para tratar las enfermedades oportunistas; el segundo lo conforma una serie de medicamentos antirretrovirales que tratan la infección por el VIH en sí
misma. Los primeros deben ser administrados cuando se presenta cualquier enfermedad
oportunista: retinitis por citomegalovirus, toxoplasmosis o neumonía por pneumocistis
jirovecci. En cambio, los antirretrovirales se emplean en una combinación de tres o más
fármacos. A esto se le llama terapia antirretroviral combinada o tratamiento antirretroviral altamente activo (TARAA).
De acuerdo con investigaciones recientes se sugiere un inicio más tardío de esta terapia de lo que se hacía en el pasado, además de tomar en cuenta los estados clínico (presencia o no de enfermedades oportunistas), inmunológico (conteo de linfocitos T-CD4)
y virológico (carga viral de VIH), además del compromiso que la persona con VIH manifieste para apegarse al tratamiento propuesto por el médico —este último aspecto resulta
muy importante. El objetivo del TARAA es:
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