COLUMNA DE OPINIÓN: “A PROPÓSITO DEL DÍA DE LA TIERRA” Más allá de los datos estadísticos que muestran una acelerada expansión de territorios urbanos y una creciente demanda por energía en nuestro país, es necesario plantearnos seriamente como región, cuál es el camino que queremos transitar: el de la expansión urbana irracional siguiendo un modelo de crecimiento exponencial o el de un desarrollo armónico con el medio ambiente y las comunidades que habitan dichos territorios. Una región como la nuestra, que se encuentra en la plena disyuntiva de si tomarse en serio la industria turística como una fuente de desarrollo sostenido de cara al futuro, debe precisamente tomar la decisión en torno a la preservación de lugares naturales con la mínima intervención humana. Me refiero a la posibilidad de fomentar y potenciar el turismo rural, y todas las formas de contacto armónico con la naturaleza de manera ecológica, sostenida, con una denominación de origen que potencie al Maule como un destino turístico de importancia. Basta con subir a la Laguna del Maule o al cajón del Achibueno para encontrarse con lugares de belleza excepcional, pero con sectores llenos de basura y desperdicios de todo tipo producto de la desidia de los visitantes. Se trata de lugares maravillosos pero que los propios maulinos muchas veces no valoran. De esta manera, si se quiere realmente fomentar el turismo, y transformar al Maule en una región eco-sustentable, los propios habitantes de esta región debemos empezar cuidando la naturaleza. En primer lugar, tomando conciencia de la importancia de hacerlo, por nuestro propio bienestar y por el de las futuras generaciones; en segundo lugar enseñándoles a nuestros hijos y personas cercanas también a tomar conciencia y hacernos responsables de nuestras acciones. Luego, en tercer lugar, las instituciones del estado responsables de estos lugares de interés turístico deben fiscalizar y sancionar a quienes contaminen: esto debe ser un imperativo fundamental para cambiar los malos hábitos que muchas veces son culturales. Finalmente, en cuarto lugar, es necesario diseñar un sistema de reciclaje eficiente, que permita recoger la basura generada por la visita de los turistas, diferenciándola según tipo de desecho: plástico, vidrio, papel, etc. Se trata de pensar a la región como un sistema ecológicamente sustentable, cuyos habitantes valoren y cuiden celosamente su medio ambiente. Para ello se debe cambiar la mentalidad de la población maulina, hacernos responsables de nuestras propias acciones en relación con el cuidado del entorno inmediato: por ejemplo, ahora que viene el invierno, utilizar solo leña seca para evitar elevar el índice de contaminación del aire en nuestras ciudades; apagando las luces que no necesitamos o desenchufar los aparatos eléctricos que no estamos utilizando; o bien reciclando, es decir, separando los desechos generados en el hogar y llevando el vidrio y el plástico a los lugares de recepción de estos materiales para su reciclaje. Debemos incorporar en nuestro lenguaje y acciones cotidianas la lógica de las tres “R”: REUTILIZAR – REDUCIR – RECICLAR. De esta manera estaremos contribuyendo de manera significativa a cuidar nuestro planeta y no solo nos quedamos con las buenas intenciones y buenos deseos de preservación de la naturaleza y de nuestro entorno, pero esperando siempre que otros hagan el trabajo. CLAUDIO VÁSQUEZ WIEDEMAN COORDINADOR UNIDAD DE ESTUDIOS CENTRO DE ESTUDIOS Y GESTIÓN SOCIAL UNIVERSIDAD AUTONOMA DE CHILE, SEDE TALCA